LAS CONSTRUCCIONES CON SE
CRISTINA SÁNCHEZ LÓPEZ (ed.)
LAS CONSTRUCCIONES CON SE
Visor Libros
Colección Gramática del Español, nO 8 DIRIGIDA POR IGNACIO BOSQUE
© Cristina Sánchez L6pez © VISor Libros, S. L. Isaac Peral, 18 28015 Madrid www.visor-libros.com ISBN: 84-7522-966-2 Dep6sito Legal: M. 8.089-2002 Impreso en Espafia
Gráficas Murid. CI Buhigas, s/n. Getafe (Madrid)
Sumario
PRIMERA PARTE. ESTADO DE LA CUESTIÓN
1.
LAs CONSTRUCCIONES CON SE. EsTADO DE LA CUESTIÓN. Cristina Sánchez López 1. Construcciones impersonales con s~ ...................................... 1.1. Propiedades formales y semánticas de las impersonales con s~ ......................................................................... . 1.2. La interpretaci6n inespeclfica de las impersonales con s~ .. 1.3. Construcciones impersonales transitivas con ~ ............. . 1.4. Las construcciones impersonales con ~y la Rexi6n verbal. Se impersonal y formas no finitas ................................. . 2. Las construcciones pasivas con se ........................................ .. 2.1. La pasividad de las construcciones con s~ ..................... . 2.2. La estructura argumental de las pasivas con s~ ............ .. 2.2.1. El sujeto gramatical. El problema de la animacidad ..................................................... . 2.2.2. El sujeto nocional. Los complementos con por .. 2.3. S~ pasivo y aspecto genérico: las construcciones medio-pasivas ....................................................................... . 2.3.1. El valor modal de las construcciones medio-pasivas 2.3.2. El sujeto de las construcciones medio-pasivas .... 2.3.3. El agente de las construcciones medio-pasivas .. 3. Las construcciones medias con se ......................................... . 3.1. Usos paradigmáticos de se. El S~ medio y las construcciones reflexivas ........................................................... . 3.2. Los verbos de cambio y las construcciones inacusativas con S~ medio .............................................................. .. 3.2.1. Los verbos de cambio de estado o posici6n. Las construcciones anticausativas ........................... . 3.2.2. Construcciones causativas sin s~ ....................... . 3.2.3. Los verbos de reacci6n emocional ..................... .
18 18 27 35 43 50 50 53 53 58 62 64 66 69 72 72
80 80 89 93
7
3.3. Los verbos pronominales puros .................................... 3.4. Construcciones doblemente pronominales ....... ............. 3.5. Recapitulaci6n .............................................................. 4. ¿Existe un s~aspectual? Usos expletivos de s~ .......................... 4.1. S~ aspectual con verbos transitivos ................................
4.2. S~ aspectual con verbos intransitivos e inacusativos ...... 4.3. Recapitulaci6n .............................................................. 5. Uno o varios s~s. La cuesti6n de la unicidad ................................ 5.1. El desarrollo hist6rico de las construcciones reflejas ...... 5.1.1. Las construcciones medias: de la situaci6n latina
96 103 107 108 109 115 122 123 123
a las medias actuales .......................................... 124
5.1.2. El desarrollo de las pasivas e impersonales con s~ 5.1.3. El origen de la impersonalidad con s~ ................ 5.1.4. Recapitulaci6n .................................................. 5.2. Las propiedades formales de s~ ...................................... 5.2.1. Propiedades morfol6gicas .... .............. ................ 5.2.2. ¿Qué clase de palabra es se? •••••••••••••••••••••••••••••••• 5.2.3. ¿C6mo influye s~ en las propiedades de las
131 134 137 137 138 138
construcciones en que aparece? ............ ........... ... 140 5.3. A modo de conclusi6n .................................................. 142
11.
Carlos P. Ot"O 1. Propiedades de s~ .................................................................. 2. La sintaxis de s~ ..•................................................................... 2.1. Estructuras no exclusivas de la 'no persona' .................. 2.1.1. Funci6n pronominal ........................................ 2.1.2. Funciones sintácticas ...... ......... ............ ..... ........ 2.2. Estructuras exclusivas de la 'no persona' ........................ FACETAS DE SE.
168 176 176 176 177 181
SEGUNDA PARTE. CONSTRUCCIONES IMPERSONALES
III. LAs
PASIVAS CON SE IMPERSONAL Y LA LEGrnMACIÓN DE LAS CATEGORíAS
VAcfAs.
Margarita Sufíer
1. Las estructuras implicadas ....... ........ .... .................... ............... 1.1. La pasiva ...................................................................... 1.2. Se impersonal ............................... .... ...... ............... ........ 1.3. El objeto nulo arbitrario ..............................................
210 210 212 216 2. Pasivas con s~ impersonal .................... ....... ................................. 223 3. Conclusi6n ............................................. ................................... 232 IY. LA sEMANTICA DE LA IMPERSONALIDAD. Amaya Mmáiko~txea 1. La interpretaci6n Universal y existencial en las construcciones con s~/si: aproximaciones basadas en la teoría temática .......... 239 2. PR0arb Y los SSNN indefinidos ............................................ 245 2.1. El análisis de Diesing (1992) para los SSNN indefinidos 245
8
2.2. La interpretación de PRO en las construcciones con St •• 3. Interpretación universal y predicados mInimos .. .................... 4. El papel del argumento 'LOC' en la interpretación semántica: la distinción entre predicados individuales y episódicos .......... 4.1. El argumento Loe como sujeto de la predicación .......... 4.2. La ausencia de interpretación existencial en las estructuras con St con predicados mInimos ........................................ 4.3. El papel de Loe en la interpretación de los predicados no-mInimos en las estructuras con st .•..••.•..•••.... .••.•...•.. 5. Conclusiones ........................................................................
247 248 255 255 256 262 267
TERCERA PARTE. CONSTRUCCIONES PASNAS Y MEDIAS
V. LA CONSTRUCaÚN MEDIA CON
SE.
Maria Marta Gama Ntgroni
1. Los 'ses' dd español .............................................................. 2. El Se medio o Se con interpretación de tipo 'propiedad' ........ 2.1. SM y la restricción aspectual ........................................ 2.2. SM y las expresiones adverbiales de modo .................... 2.3. SM y su FN .................................................................. 3. Conclusiones ........................................................................
VI.
ORACIONES TRANSITIVAS CON
se EL
276 286 286 294 298 304
MODO DE ACCIÚN EN LA SINTAXIS.
Montstrrat Sanz e Itziar úzka 1. Modos de acción ................ ..... ......... ............... .... ..... ............ 2. Oraciones transitivas con St .................................................... 2.1. Análisis previos ............................................................ 2.2. Un enfoque nuevo ........................................................ 2.3. Complementos y modos de acción de las oraciones con St 3. La sintaxis de las realizaciones con st ..•••....••••...••.•...•...•...•...... 3.1. El modo de acci6n es una categoría funcional .............. 3.2. Otros efectos de la telicidad en la sintaxis ...................... 4. Conclusiones ........................................................................
311 316 316 318
324 328 328 331 333
CUARTA PARTE. ESTUDIOS DIACRÓNICOS
VILlAs FRASES PRONOMINALES DE SENTIDO IMPERSONAL EN ESPAÑOL. Félix Mongt 1. La situación latina .......... ..... ...................................... ........... 343 1.1. La interpretación idealista ..................... .......... ............. 345 1.2. El reflexivo medio de la construcci6n intransitiva . ......... 1.3. Dd valor intransitivo al pasivo ...................................... 2. La pasiva refleja en español antiguo ...................................... 2.1. Pasiva refleja con sujeto de cosa ....................................
346 348 353 353
9
2.1.1. Frases con infinitivo .......................................... 2.1.2. Pasividad de las construcciones st'tinfinitivo ...... 2.1.3. Frases con el verbo en forma personal ................ 2.1.4. Frases con determinaciones adverbiales .............. 2.1.5. La expresión del agente .................................... 2.2. Pasiva refleja con sujeto de persona .............................. 2.2.1. Frases con infinitivo ............. ............................. 2.2.2. Frases con el verbo en forma no personal .......... 2.2.3. Persistencia del valor medio en las construcciones pronominales con sujeto de persona .................... 2.2.4. La equivalencia de las construcciones pronominales y la perífrasis ser+participio en la lengua medieval ............. .......... ........ ......... .................... 3. El valor activo impersonal ...................................................... 3.1. La falta de concordancia ................................................ 3.2. St'tverbo+a I st'tle.ks+verbo .......................................... 3.3. Se habla ele / Se dice ...................................................... 3.4. La construcción intransitiva .......................................... 4. Conclusión ..........................................................................
VIII.
365
368 370 374 374 377 379 381
PARA UNA CARACTERIZACIÓN DIACRÓNICA DE LAS ORACIONES
PASIVAS REFLEXIVAS.
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353 355 357 359 359 361 363 364
Agustín Vera Luján ..... ........ ....................... 393
PRIMERA PARTE. ESTADO DE LA CUESTIÓN
l. LAS CONSTRUCCIONES CON SE. ESTADO DE LA CUESTIÓN Cristina Sánchez L6pez Uni"ersúltul Complutense de MaJriJ
INTRODUCCIÓN 1
La forma se es un clítico de tercera persona (singular o plural) que puede aparecer en un considerable número de construcciones diversas. He aquí una muestra: (1) a. Aquí se trabaja bien. b. Se vio a los novios tomados de la mano.
1 La investigaci6n que condujo a este libro ha sido financiada parcialmente por los proyectos PB95-0178 de la DGICYT Y06/0010/1999 de la CAM. Quiero agradecer a los autores que han colaborado en él -bien con trabajos elaborados ex profoso, bien permitiendo la reproducci6n de otros ya publicados- su excelente disposici6n hacia un proyecto que ha ido tomando fonna poco a poco. Muy especialmente agradezco al director de la colecci6n, el profesor Ignacio Bosque, su iniciativa, ánimo y ayuda constante, así como sus detallados comentarios a una versi6n previa de este capítulo introductorio. Mi gratitud es también para Amaya Mendikoetxea, OIga Femández Soriano y C. Otero, que me proporcionaron valiosas críticas y sugerencias. Naruralmente, ninguno de ellos será responsable de las interpretaciones erróneas que pueda contener. No quisiera dejar de mencionar aquí a mis hijas: Blanca, que naci6 mientras se preparaba este libro, y Cristina, que en este tiempo ha aprendido a hablar; a ellas se lo dedico porque, sin saberlo, han sido también un acicate para culminar esta tarea.
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c. d. e. f. g. h.
Se venden casas. Esa novela se lee con agrado. La ropa se secó rápidamente. El conferenciante se arrepintió de haber dicho aquello. Andrés se bebió una copa de vino. El jefe se ha ido ya.
El caudal bibliográfico dedicado a la delimitación, clasificación y caracterización de tales construcciones es tan ingente como variopint0 2• Detenernos aquí en la comparación de unas y otras clasificaciones resultaría tan largo como poco útil. La principal razón es la redundancia de que adolecen muchos de los trabajos al respecto. Pero además, las diferencias entre las clasificaciones son, en la mayoría de los casos, más terminológicas que conceptuales. Ciertamente, podríamos citar una larga lista de denominaciones de los distintos tipos de se, así como de los diferentes agrupamientos de las construcciones de las que forman parte; sin embargo, sólo parcialmente las distintas 'etiquetas' obedecen a auténticas diferencias de análisis. En este estado de la cuestión daremos cuantas indicaciones sean precisas para que la terminología no oscurezca un tema ya de por sí complejo. Pero, en cualquier caso, será el análisis de las propiedades que oponen o relacionan unas construcciones con otras lo que acapare nuestro interés.
2 Los estudios de conjunto de las distintas construcciones con se son muy numerosos y también muy diferentes en cuanto a la finura y grado de detalle de los análisis. Podemos citar enue ellos los de L. Contreras (1966), Fish (1966), Foster (1970), Roldán (1971), Otero y Suozer (1973), H. Contreras (1974), Alarcos (1978) y (1994) - sobre éste último, Martín Zorraquino (1994)-, Fazio (1971), Cartagena (197la, 1971b), Schroten (1972, 1979), Bobes Naves (1974), Garda (1975, 1977), Nymark (1977), Martín Zorraquino (1979), Green (1972, 1975), Ortiz (1978), Cantero (1978), Miyoshi (1980, 1982), Martínez (1981), Garda Miguel (1985), Millán Chivite (1990); los capítulos VII y VIII de Fernández Ramírez (1987); Vera Luján (1990); los capítulos III y VII§3 de Cano Aguilar (1981), De Kock y Gómez Molina (1990a), el capírulo X de Hernández Alonso (1984), Rodríguez Díez (1996), Mendikoetxea (1992). Pueden hallarse estados de la cuestión fundamentalmente bibliográficos en Stéfanini (1962, 1971), Tollis (1978, 1987), Melis (1990), Iglesias Bango (1991) y Devís Márquez (1993). Contienen ejercicios de reconocimiento y análisis de las distintas construcciones los trabajos de Molina Redondo (1974), Álvarez Martinez (1989: 55-62), Millán Chivite (1990) y el completo Gómez Torrego (1992). Por último, son especialmente detallados los capítulos 23 (Otero, 1999),25 (Mendikoetxea, 1999a) y 26 (Mendikoetxea, 1999b) de Bosque y Demonte (1999).
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Nos servirá como punto de partida uno de los aspectos en que parece haber un acuerdo general. Las construcciones de (1 a, b, c, d,) no pueden tener una flexión verbal de primera o segunda persona; las de (le, f, g, h) en cambio, sí, en cuyo caso se alterna con los pronombres átonos correspondientes (me, te, nos, os). Esta diferencia ha hecho que se considere el se de las primeras como no paradigmático (Otero, 1965; Su.ñ.er, 1973), o 'no pronominal' (Gómez Torrego, 1992) ya las construcciones en que aparece 'exclusivas de la no persona' (Otero, en este volumen); el se de las segundas, por el contrario, es un se paradigmático, con valor pronominal o no exclusivo de la no persona. Tanto unas como otras coinciden, sin embargo, en la obligatoria concordancia del clítico con el sujeto de la oración. Pueda ésta o no presentar otra persona distinta de la tercera, lo cieno es que en todas ellas el pronombre habrá de tener los mismos rasgos de persona y número que el sujeto (y por tanto, que la flexión verbal). Esto permite diferenciarlas de los usos del pronombre se ejemplificados a continuación: (2) a. Juan se afeita (a sí mismo). b. Las vecinas se insultaron (unas a otras). En los ejemplos de (2) se funciona como un pronombre reflexivo (recíproco en (2b», correferente con el sujeto de la oración; la diferencia crucial entre estos ejemplos y los de (1), en especial (le, f, g, h), es que los clíticos de (2) pueden alternar con pronombres no reflexivos ljuan me afeita; las vecinas nos insultaron). Considerada como concordancia de rasgos gramaticales, la reflexividad aparece tanto en las construcciones de (1) como en las de (2), ya que, en ambos casos, se tiene los mismos rasgos formales que un sujeto de tercera persona -singular o plural-o Sin embargo, esta coincidencia es una propiedad inherente de las construcciones de (1) mientras que en las de (2) es, en cambio, una posibilidad más frente a la no reflexividad, que parece ser el resultado de una no necesaria correferencia de sus argumentos. Esta, ciertamente, sutil distinción nos permitirá trazar aquí la línea de separación de unas y otras y dejar de lado las construcciones reflexivas y recíprocas como las de (2), que por su propia complejidad merecen un estudio aparte. No obstante, no se nos escapa ni la evidente relación histórica entre unas y otras (no parece haber duda de que las de (1) son un desarrollo ulterior de los usos puramente reflexivos) ni las propiedades formales y semánticas que ambas com15
parten. Tendremos ocasión de detallar una y otras en los §§5.1 y 3.1. respectivamente 3• A menudo el análisis de cuestiones gramaticales complejas no puede hacerse sin una clasificación previa que delimite los tipos de estructuras. Este es un caso típico en que partir de tal clasificación no sólo es usual sino también necesario. Consideraremos aquí cuatro principales tipos de construcciones con se. En primer lugar, denominamos 'impersonales' a las construcciones con se que carecen de sujeto explícito y cuya interpretación implica que el predicado se refiere a una pluralidad inespecífica de personas; son impersonales las oraciones (la, b). En segundo lugar, llamamos 'pasivas reflejas' o 'pasivas con se' aquellas construcciones que se caracterizan por tener como sujeto gramatical al objeto nocional o paciente, y que pueden, si bien de forma restringida, hacer explícito el agente mediante un complemento con la preposición por; son pasivas con se los ejemplos (1 c, d). Bajo la denominación de 'medias' incluimos una serie de construcciones diversas que tienen en común que sus predicados denotan procesos internos al sujeto, que se desarrollan sin la participación efectiva de ningún agente externo; se incluyen aquí construcciones que alternan con otras estructuras transitivas que pueden tener interpretación causativa (cf. la ropa se seed / el sol seed la ropa) o no causativa (cf. se
3 Tampoco hablaremos aquí de se como mera variante formal de los pronombres le/les cuando estos preceden a otro pronombre, como en se /o regali. Se trata de una variante formal ajena al resto de estructuras que estamos considerando; su origen se ha atribuido a un proceso de fonética sintáctica, pero no faltan explicaciones de índole gramatical (cf. Brakel (1979), Hewson (1981) y Bonet (1995)). 4 Como decíamos más arriba, el terminológico no es el menor de los problemas con que puede tener que enfrentarse quien se acerca a este aspecto de la gramática. Las construcciones que denominamos 'impersonales' han recibido también la denominación de 'impersonales reflejas', etiqueta que a veces puede también incluir a las pasivas. Pero el término probablemente más controvertido es el de 'medio'. Éste se usa en la tradición francesa para referirse a las construcciones pasivas, y en la anglosajona para definir las construcciones pasivas con interpretación genérica (que estudiaremos en el §2.3.). Este segundo sentido es el que permite a Mendikoetxea (1999b) y Garda Negroni (en este vol.) llamar 'medio' al se que nosotros denominamos pasivo o medio-pasivo. Femández Ramlrez (1987), en cambio, llama 'medias' a todas las construcciones con se. Así y todo, conviene no perder de vista que las divergencias terminológicas no encierran muchas veces diferencias de análisis sustanciales, y que en muchos casos se trata únicamente de 'etiquetas' distintas para denominar construcciones en cuya descripción existe un acuerdo muy general. Tendremos ocasión de detallar otros aspectos terminológicos relevantes al tratar cada una de ellas.
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confesó de sus pecados / confesó sus pecados); a esta clase pertenecen también los verbos que no pueden prescindir del clítico, a los que la tradición gramatical denomina pronominales puros o inherentemente reflexivos, como arrepentirse, jactarse, etc. Finalmente, llamamos se aspectual' al que puede aparecer de forma opcional tanto con verbos transitivos (cf. (lg» como con intransitivos (cf. (lh» sin que ello modifique sustancialmente las propiedades formales de la oración, aunque sí su interpretación aspectual 4• Repetimos a continuación los ejemplos de (1) con la etiqueta que los identificará a partir de ahora: (1) a. b. c. d. e. f.
Aquí se trabaja bien. Se vio a los novios tomados de la mano. Se venden casas. Esa novela se lee con agrado. La ropa se secó rápidamente. El conferenciante se arrepintió de haber dicho aquello. g. Andrés se bebió una copa de vino. h. El jefe se ha ido ya.
Impersonal Impersonal Pasiva. Pasiva. Media. Media Aspectual. Aspectual
En este estado de la cuestión abordaremos separadamente el estudio de cada uno de estos tipos y tendremos ocasión de delimitar algunos subtipos relevantes. Presentaremos en cada caso junto a la descripción de sus propiedades, una revisión crítica de los análisis propuestos, y en ocasiones las líneas que habrían de seguirse para adentrarse en las cuestiones aún sin analizar. Ahora bien, los lúnites entre unas construcciones y otras son inestables y, por decirlo así, porosos, lo que nos obligará a veces a compararlas y relacionarlas entre sí. Esto nos llevará directamente al que es el problema central, y también el más complejo: la unicidad de las construcciones con se. ¿Hay varios ses que determinan construcciones diferentes, o se trata de un solo elemento que aparece en construcciones diversas? Si no hay más que uno ¿qué tienen en común estas estructuras para presentar la misma marca formal? Las respuestas a estas preguntas dependerán del punto de vista adoptado. Intentaremos presentar las soluciones que se les han dado desde un punto de vista diacrónico y sincrónico, lo que nos permitirá detenemos con mayor detalle en los análisis formales más elaborados, que compararemos y revisaremos críticamente a la luz de los paradigmas ya vistos en las secciones anteriores. Definido así nuestro campo de estudio, hemos querido plantear este volumen como un compendio de trabajos que sirviese al mismo tiempo como punto de llegada del inmenso caudal bibliográfico que estas cons17
uucciones han merecido y como muestra de las investigaciones punteras que se realizan actualmente sobre ellas. Al primer aspecto obedece este estado de la cuestión introductorio, en el que nos parecía necesario aunar la presentación ordenada de datos y la comparación de los análisis. La combinación de ambos aspectos -descripción y explicación, comparación y crítica de los análisis--- no resulta siempre fácil, y menos en un campo tan vasto y desigualmente trillado como este. Confiamos, no obstante, en haber sabido encontrar el hilo dentro del laberinto y poder guiar al lector por una senda tan intrincada. La antología consta de siete trabajos sobre diversos aspectos de las construcciones con se. Cuatro de ellos han sido elaborados ex profeso para este volumen por destacados especialistas; los otros tres son reproducciones de aportaciones de especial imponancia y vigencia. La selección no ha sido fácil a tenor de los numerosos aspectos relevantes que ofrecen estas consuucciones, así como los puntos de vista desde los que afrontarlos. Hemos querido que esta diversidad quedase reflejada, de ahí que hayamos dado cabida tanto a trabajos dedicados a aspectos concretos de un tipo de construcciones (así los de Mendikoetxea, Suñer, Garcia Negroni) como a otros de carácter general o globalizador (Otero); también a trabajos históricos (Monge y Vera Luján) y de estricta sincronía, así como de diversas orientaciones teóricas. Creemos que el conjunto da una idea cenera del campo de estudio que analizamos y de las líneas de investigación que se siguen para explicarlo.
1.
CoNSTRUCCIONES IMPERSONALES CON SE
1.1. Propiedades formales y semánticas de las impersonales con se
La noción de impersonalidad se utiliza en gramática para referirse a muy diversas construcciones y no siempre con el mismo sentido. En general, se suele considerar impersonal toda oración que 5 Este matiz hace que no se consideren impersonales oraciones en las que puede «reponerse» un sujeto implícito u omitido, cuya presencia hacen innecesaria los rasgos de persona y número de la flexión verbal. No son, pues, consideradas impersonales oraciones como canto o vendrmws. pero sí (*11) llueve o (*él) se vive bien Ikfuí. Sobre d lugar que ocupan las impersonales con se en d cuadro general de las construcciones impersonales pueden consultarse Chocheiras et alii (1985) Y Riviére (1981), entre otros.
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carece necesariamente de sujeto explícito 5. La ausencia de sujeto puede deberse bien a que el predicado excluye cualquier argumento con esta funci6n (como sucede con los predicados meteorol6gicos: llueve, hace frio), bien a que el argumento que ese predicado exige con la funci6n de sujeto no tiene una referencia definida. A este segundo grupo pertenecen las impersonales con se como las que aparecen en los siguientes ejemplos: (3) a. Aquí se duerme muy bien en verano. b. Se encontró al alpinista desaparecido. c. Cuando se llega siempre tarde, se adquiere fama de impuntual. d. Se es feliz cuando se es honesto. e. Se sufre mucho cuando se es traicionado por los amigos. Los verbos en cursiva de (3) carecen de un sujeto explícito. Sin embargo, asignan la funci6n semántica prevista por su estructura argumental, e interpretemos por tanto que hay alguien que duerme, encuentra, llega, etc. N6tese, además, que, salvo alguna muy rara excepci6n (véase Mendikoetxea, en este vol.), cualquier predicado -intransitivo(3a), transitivo (3b), inacusativo o ergativo (3c)6, copulativo (3d) o pasivo (3e)- admite esta consnucci6n. 6 Los verbos ergativos o inacusativos forman una clase especial caracterizada por tener un único argumento (como los intransitivos) que tiene, en cambio, las propiedades semánticas y formales de un objeto (es decir, tiene propiedades similares al complemento directo de un verbo transitivo). La naturaleza mixta de tal argumento se ha atribuido al hecho de que ocupe la posici6n de un objeto (esto es, sea un argumento interno al SV). Por eso puede, en ocasiones, aparecer sin determinante si sigue al verbo (llega gente) y ser el sujeto de construcciones absolutas de participio (llegado ti momento, nos foimos al cine). A diferencia de los complementos directos, en cambio, estos sujetos internos no reciben caso acusativo del verbo (de ahí que éste se denomine 'inacusativo'), por lo que la única forma de legitimarse es mediante el caso propio del sujeto, el nominativo. Estos rasgos, bien conocidos y estudiados desde los trabajos ya cMsicos de Perlmuter (1978) y Bunio (1981), parecen ser la manifestaci6n de la forma en que se proyectan en la sintaxis las propiedades léxicoaspectuales de los verbos. Todo ello convierte a los inacusativos o ergativos en una clase bien delimitada, que en algunas lenguas presenta incluso marcas formales explícitas (por ejemplo, en la selecci6n del verbo auxiliar para formar los tiempos compuestos. como en italiano, francés o espafíol antiguo). Puede encontrarse un completo estudio de la inacusatividad en el libro de Levin y Rappaport-Hovav (1995). Para el español es fundamental el trabajo de Mendikoetxea (1999a).
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La particularidad que ofrecen estas construcciones es que ese sujeto no explícito no tiene una referencia determinada7: su significado puede acercarse al de un indefinido no específico 'alguien', o al de un genérico 'todo el mundo'. En ambos casos, su referencia es no espedfica 8. Esta interpretación se atribuyó, propuesta que creó cierta polémica en su momento, a la naturaleza de se como sujeto indeterminado, equiparable al francés on, al alemán man, al antiguo espafiol omme, o al actual uno. Esta hipótesis, planteada por primera vez por Oca (1914) y defendida por Lozano (1970, 1972) YJordan (1973), resulta adecuada desde un punto de vista semántico, puesto que es la presencia de se lo que implica o desencadena la interpretación no específica del argumento sujeto; sin embargo es inadecuada desde el punto de vista morfofonológico. La naturaleza de se como dítico o afijo verbal impide que pueda ser considerado un sujeto, y esa naturaleza parece quedar fuera de toda duda: se trata de un elemento átono, dítico del verbo flexivo del que no puede separarse (*se siempre llega tarde); tampoco puede preceder a la negación (*se no puede dormir aqul), ni elidirse sin que cambie el significado de la oración 9. 7 Coinciden en ello todos los estudios dedicados a estas construcciones. De la larguísima lista podemos citar estos tírulos: Quicoli (1971), Suñer (1974, 1976), Knowles (1975), Strozer (1975), Naro (1976), Lo Cascio (1976), González Mena de Lococo (1976), Llorente (1977), Lozano y Sommers (1979), Westphal (1979a, 1980a, 1980b), Takagaki (1981), Hernando Cuadrado (1988), Moreno Cabrera (1990a, 1990b), MasuUo (1990), Mendikoetxea (1992), y Raposo y Uriagereka (1994). 8 Muchos estudios califican esta interpretaci6n y los elementos que la tienen con el adjetivo 'arbitrario', calco del inglés arbitra? Sin embargo, el significado de este adjetivo en espafiol es muy diferente; según el DRAE, 'arbitrario' es 'que depende del arbitrio; que procede con arbitrariedad o la incluye', y 'arbitrariedad' es 'acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado sólo por la voluntad o el capricho'. Según esto 'interpretar arbitrariamente una construcci6n' no es sino interpretarla caprichosamente. Por esta raz6n no utilizaremos aquí este término, y usaremos en su lugar inespecífico o no específico. 9 Rebaten la idea de que se es sujeto Moellerling (1971), Davis (1972), Luján (1975) y Prado (1975); véase también Sabatini (1971, 1973, 1974. 1977) y, más recientemente, Balari y Bel (1990). En Prado (1975) pueden encontrarse los principales argumentos formales y es el que plantea la cuesti6n en sus términos más interesantes: ~c6mo se derivan las oraciones impersonales con se si no hay un objeto subyacente que se relacione con el clítico? Esta cuesti6n está íntimamente relacionada con otra polémica igualmente antigua pero sólo recientemente formulada en términos te6ricos precisos: el caso del pronombre. Volveremos sobre ello en el §5.2.3.
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Si el ditico se no es el sujeto de la oración ¿cuál es el sujeto? Se puede responder esta pregunta de dos formas distintas, aunque no contradictorias. De un lado, puede afirmarse que el sujeto es la flexión verhal (es la postura que defiende, por ejemplo, Fernández Rarnfrez (1987), Yque se mantiene, en general, entre los gramáticos funcionalistas). Desde este punto de vista, los rasgos de persona del verbo constituyen una entidad semipronominal y son el sujeto flexivo de la oración. Quienes asf opinan afirman que en las impersonales con se, el sujeto formal es la flexión verbal, y el clítico aporta la información necesaria para que ésta sea interpretada de forma genérica o no específica. De otro lado, quienes defienden la existencia de categorías vacías, esto es, de elementos que tienen rasgos formales y semánticos pero carecen de realización fónica, afirman que el sujeto de las impersonales con se es un pronombre nulo (denominado pro por convención) que ocupa la posición de argumento externo --esto es, la posición que ocuparía un pronombre explicito o un sintagma nominal-o Nuevamente, la presencia de se es lo que desencadena la interpretación impersonal de la construcción, al hacer que la flexión pierda sus rasgos definidos, esto es, al hacer que los rasgos de persona y número no puedan ser interpretados como referenciales. La necesaria concordancia del pronombre nulo con la flexión hace que aquél se interprete como no específico (cf. Otero, 1986)10. Como puede verse, ambas posturas coinciden en atribuir al dftico las propiedades de las impersonales con se, aunque difieren en el tipo de análisis y en los fundamentos teóricos sobre los que los sustentan. En ambos casos, la cuestión central es cómo se obtiene la interpretación no específica; a la discusión de este problema dedicaremos el § 1.2. Antes, veremos algunas propiedades formales y semánticas relevantes, a lo que nos ayudará la comparación con otras formas de impersonalidad. a) En primer lugar, las construcciones de se impersonal requieren una flexión verbal finita de tercera persona del singular. Sobre la 10 Esta es la postura defendida por la Gramática Generativa, en especial dentro del modelo de Principios y Parámetros (Chomsky 1981). La justificaci6n de las categorías vacías es te6rica y se halla en los requisitos configuracionales de las estructuras sintácticas. Puede encontrarse éste y otros argumentos a favor de las categorías vacías en el capítulo 4 de Hernanz y Brucart (1987). Sobre sujetos nulos en espatíol y los aspectos formales relacionados con ellos pueden verse Bosque (1989) y Fernández Soriano (1989).
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incompatibilidad de esta construcción con formas no finitas trataremos en detalle en § 1.4. En cuanto a la tercera persona de singular, parece lógico suponer que la forma no marcada del sistema, la no persona, sea la idónea para identificar un sujeto con interpretación no específica. De hecho, las construcciones impersonales con se comparten este rasgo con aquellas en que la flexión de tercera persona de plural se interpreta de forma indefinida 11: (4) Uaman a la puerta. En cuanto al número, parece que en español éste es obligatoriamente singular aun cuando pueda interpretarse el sujeto como un grupo 12: II Sobre las propiedades de estas construcciones en comparación con las impersonales con se, véase Sufíer (1983). En Jaeggli (1986) se analizan ambas y adem:is los otros tipos de construcciones con sujetos no especIficos que mencionaremos aquí: las de segunda persona de singular y las que tienen como sujeto e! indefinido uno. Sobre las primeras véase especialmente Hernanz (1990, 1994); las diferencias y similitudes entre se impersonal y uno pueden encontrarse en Gómez Molina (1981), Takahashi (1982) YMorales (1992). 12 En cambio, en italiano e! si impersonal tiene por defecto número plural, lo que posibilita rambién la presencia de pronombres recíprocos o cuantificadores flotantes referidos al sujeto tácito: (i) Non si e mai contenti. lit. No se está nunca contentos. 'No se est~ nunca contento'. (ii) Si era parlato l' uno con l'altro. lit Se había hablado e! uno con e! otro. 'Hablaron unos con otros'. (iii) Si e reagito a sproposito tutti. lit. Se ha reaccionado en contra todos. 'Reaccionaron todos en contra'. La imposibilidad de tener datos como estos en espafíol, como demuestra la desviación de las traducciones literales, parece probar que e! sujeto t~cito de las impersonales con se no es plural en nuestra lengua aunque su interpretación semántica implique pluralidad. No es una prueba en contra de esta afirmación e! hecho de que algunos predicados que exigen sujetos plurales -simétricos, recIprocos, colectivos - admitan se, como en (iv), ejemplo de Sufíer (1983), y (v); recuérdese que estos predicados también admiten construcciones en singular, por lo que los ejemplos siguientes pueden interpretarse de forma que e! sujeto implícito converge o pelea con otro argumento también implícito. (iv) Se convergió en la oficina de! decano. (v) Se peleó mucho en las calles aquel invierno.
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(5) a. Se estuvo esperando (*todos) a tu hermano. b. Cuando se está cansado(*s) no se puede trabajar bien. c. Se está embarazada o no se está esperando. Finalmente, (5c) muestra que la especificaci6n de género parece condicionada por factores más pragmáticos que gramaticales, pues siendo el masculino el género no marcado, puede en cambio aparecer el femenino si el contexto lo hace necesario, bien porque se generalice sobre un grupo femenino, bien porque los requisitos semánticos del predicado así lo exijan. b) Se ha notado reiteradamente en la bibliografía 13 que el sujeto tácito de las construcciones con se es interpretado necesariamente como humano. Este es el motivo de que sean agramaticales o an6malas oraciones como *se ladra mucho aqul o *en esta casa se muerde a los invitados continuamente, que resultarían adecuadas, sin embargo, con un sentido traslaticio, es decir, si quisiésemos dar a entender que las personas se comportan como animales. Según Jaeggli (1986: 55), esta interpretaci6n humana es obligatoria para todos los sujetos nulos, generalizaci6n que Rizzi (1986) ya propuso para los objetos. Tal principio parece tener, sin embargo, bases de naturaleza no tanto sintáctica como pragmática. Kañsky (1992) observa que la asignaci6n de este rasgo 'humano' se da por una especie de convenci6n según la cual si no hay indicaci6n contextual explícita, hablar de propiedades de individuos equivale a hablar de propiedades de individuos humanos. Esta convenci6n parece tener un origen discursivo: los elementos no referenciales -y el sujeto de las impersonales con se lo es en cualquier casotoman su referencia del discurso, de ahí que hayan de ser primera o segunda persona, pues son las que representan los participantes en la comunicación. Esto explica que un no humano al que convirtamos en interlocutor pueda ser un referente válido para los argumentos inespecíficos: una oraci6n como no se ladra a los invitados resultará aceptable si se pronuncia dirigiéndose uno a su propiO perro.
13 En español, el primero en hacerlo es Molina Redondo (1974). También Napoli (1976a: 134), Suñer (1983) y Jaeggli (1986: 55).
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e) Una de las características de la construcci6n de se impersonal consiste en la posibilidad de incluir o excluir al hablante. Frente a ella, las construcciones inespecíficas de segunda persona y las que tienen por sujeto el indefinido uno tienden a incluirlo siempre, mientras que las de tercera persona de plural lo excluyen de forma sistemática 14. Así lo corroboran los datos estadísticos ofrecidos por Morales (1997) sobre un extenso corpus de muestras orales. La versatilidad de las construcciones con se hace que puedan intercambiarse tanto con las formas incluyentes como con las excluyentes. Esta es la conclusi6n a la que llega la autora citada, de quien tomamos el siguiente ejemplo (los subrayados son nuestros): (6) Esa es una de las penas del departamento. Como los estudiantes tienen tantos requisitos, no se les puede exigir que tengan muchos requisitos previos, así es que a veces usted tiene un estudiante cogiendo arte contemporáneo que no han tomado clásicos ... van a que uno les enseñe todo (Morales, 1997: 419). Las diferencias entre las distintas construcciones con sujetos inespecíficos respecto a este punto parecen estar en su distinto origen. Las formas uno y túincsp. fueron inicialmente meros mecanismos formales para no mencionar al hablante y parece que carecieron de interpretaci6n no referencial hasta épocas muy recientes l5 . Ésta pudo llegar en virtud de una generalizaci6n que el hablante elabora sobre su propia experiencia. El uso genérico no es, por tanto, más que una forma de alusi6n indirecta al hablante que hace extensivo el predicado que le afecta a otros posibles sujetos. Las de tercera persona de plural, por su parte, implican una elecci6n deliberada de la flexi6n de la no persona (y por definici6n excluyente del hablante (cf. Jaeggli (1986: 54» para hacer referencia a un sujeto inespecífico. 14 Nos hace notar Ignacio Bosque que el sujeto inespeclfico del francés on incluye con frecuencia al hablante, lo que hace que deba traducirse por una primera persona de plural, pero no por una impersonal con se. On-y-va? no significa , ),., )' ése va. , SIDO évamos. . 15 Esta es la conclusión a la que llega Morales (1997), quien observa que en el s. XVI únicamente se utilizaban como fórmulas de referencia inespeclfica del sujeto la tercera de plural y se impersonal, siendo las formas incluyentes uno y t'Úinesp. mucho más modernas.
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Las construcciones impersonales con se no siguen ni uno ni otro camino: su origen está en la generalización de uno de los mecanismos que la gramática ofrecía para ignorar al argumento agente (véase el §5.1), de ahí que no fuera ni excluyente ni incluyente por definición. En otras palabras, las construcciones impersonales con se no hacen referencia al hablante más que como miembro de una generalidad a la que se alude en toda su extensión. De ahí puede venir el que, pese a la interpretación incluyente, no suponga nunca una experiencia directa, como muestra el siguiente contraste de Otero (en este vol.): (7) En los paises victimizados por el Evil Empire {uno I se}
sufre mucho. Nótese que mientras uno sí implica experiencia directa, se impersonal no lo hace. Al mismo tiempo, la inclusión del hablante puede explicar que éste último pueda estar asociado con uno, pero no con si, mientras que un sujeto tácito referencial sólo es compatible con sI, pero no con uno, ejemplos de Otero (en este vol.): (8) a. Siempre se quiere hablar sobre {*síluno} mismo. b. Siempre quiere hablar sobre {síl*uno}. d) Hay otra diferencia entre los cuatro mecanismos que no deja de resultar misteriosa. La construcci6n de sujeto inespecífico de tercera de plural se da únicamente con predicados que no tengan sujetos derivados sintácticamente. Por eso es posible en oraciones transitivas e intransitivas, pero no en pasivas, medias o ergativas, construcciones todas ellas cuyos sujetos sufren un proceso derivacional por el cual se les asignan las propiedades formales de un sujeto a pesar de ser nocionalmente objetos 16. Esta restric-
16 Es la llamada generalización de Bunio (1981, 1986): un predicado que no asigna papel temático a su argumento externo no asigna tampoco caso a su argumento interno, de ahí que los predicados que seleccionan un único argumento y éste es interno no lo legitimen con el caso acusativo --que sería el propio de la posición en la que se generan-o Como no pueden legitimarse como complementos lo hacen como sujetos, y -sea o no por movimiento-- terminan concordando con el verbo y recibiendo el caso que la flexión asigna al argumento externo. Por eso se les considera sujetos derivados.
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ción, observada por primera vez por Jaeggli (I986: 49-50) se muestra en los siguientes ejemplos: (9) a. Fueron asesinados por criminales [+def] I #[-def]. b. Llegan cansados después de un viaje tan largo [+def] I #[-def]. c. Dijeron que habría huelga esta semana [+def] I [-def].
Las dos primeras oraciones de (9) no admiten una interpretación inespecífica del sujeto, es decir, en (9a) se habla de personas introducidas en el discurso anterior pero en ningún caso podríamos utilizar esta frase para aludir a un grupo indeterminado de personas que no se ha presentado previamente, y lo mismo para (9b). En cambio, la oración transitiva (9c) admite las dos interpretaciones: o bien hablamos de un grupo específico de personas ya mencionado, o bien nos referimos de forma genérica a un grupo inespecífico. Esta restricción no se da en las impersonales con se, como prueba la gramaticalidad de se llega cansado después de un viaje tan largo o se fue asesinado sin piedad. Por el contrario, la tercera persona de plural con interpretación no definida sí puede aparecer en contextos de ascenso, que le están vedados a sel?: (lO)a. Parecen haber forzado la puerta para entrar. b. *Se parece haber forzado la puerta para entrar. Volveremos sobre esta cuestión al hablar de las construcciones con se impersonal en oraciones no finitas. en el § 1.4. 17 Se denominan 'verbos de ascenso' aquellos que tienen como sujeto formal el sujeto semántico del verbo no finito que toman como complemento. En espafiol, el verbo parecer da lugar a construcciones de ascenso cuando selecciona como complemento no una oraci6n flexiva (como en (i», sino una oraci6n de infinitivo. Dado que el infinitivo no puede legitimar su sujeto con un caso adecuado (cf. (ii», éste "sube" a la posici6n del verbo principal, cuya flexi6n finita sí lo legitima y con el que concuerda (cf. (üi». Sobre estas construcciones en espafiol, véase Fernández Leborans y Dfaz Bautista (1990):
(i)
Parece que los niños ya han venido.
(ii)
"'Parece los niños haber venido ya.
(iii) Los niños parecen haber venido ya.
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1.2. La interpretación inespedfica de las impersonales con se Como queda dicho, el rasgo más sobresaliente de estas construccic:r nes es que su sujeto tácito recibe una interpretación inespecffica. Estudios recientes han venido a demostrar que esta generalización, lejos de agotar la descripción, no hace sino abrir nuevas cuestiones aún no muy bien conocidas. La más importante es, sin duda, en qué consiste realmente esa interpretación inespedfica, en virtud de qué propiedades formales o semánticas de las construcciones puede surgir y qué factores la restringen, si es que hay alguno. En este apartado intentaremos mostrar lo complejo de estas preguntas viendo algunos de los análisis propuestos. El primer hecho que salta a la vista es que la interpretación inespecífica no es unitaria, sino que esconde al menos dos posibilidades a las que ya nos hemos referido de manera informal: una interpretación 'genérica' y una interpretación 'existencial' 18. En el primer caso, d sujeto tácito tiene una lectura cuasi-universal, según la cual la oración tiene el valor de un aserto genérico incompatible con la existencia de un único individuo que satisfaga la descripción; se interpreta entonces que el predicado afecta a un grupo sin especificar, similar a 'todo el mundo' o 'cualquiera'. En la lectwa existencial, por el contrario, el sujeto tácito se interpreta de forma similar a 'alguien' y la oración es compatible con la existencia de un único individuo que satisfaga la descripción. La primera interpretación sería la más adecuada para (tIa), la segunda para (tlb) : (tl)a. Siempre se llega pronto a la primera cita. b. Se ha protestado por la sentencia, aunque no sabemos quién exactamente. Lo curioso es que ambas interpretaciones no son posibilidades abiertas e irrestrictas dependientes de factores más o menos contextuales, sino que parecen restringidas por distintos factores. La delimitación de éstos es interesante porque ha condicionado las hipótesis sobre la forma en que se obtiene la interpretación inespecífica del sujeto tácito. Veremos a continuación algunos de ellos. 18 Los términos 'genérico' y 'existencial' están tomados de Cinque (1988), y los utiliza también Mendikoetxea (1992, 1999b Y en este vol.). La primera autora, que sepamos, en discernir ambas posibilidades fue Napoli (1976a), para quien la diferencia consistía en la especificidad de la lectura existencial frente a la inespecificidad de la genérica.
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a) Las interpretaciones genérica y existencial están relacionadas con las propiedades léxico-semánticas del predicado. Esta es la postura que defiende Cinque (1988), quien muestra que los predicados transitivos e intransitivos admiten en cualquier caso la doble interpretación, mientras que los verbos inacusativos y estativos únicamente reciben interpretación genérica. Obsérvese que los siguientes ejemplos sólo pueden interpretarse genéricamente: (universal! #existencial) (12)a. Se entra por aquí. b. Se llega tarde sólo cuando es inevitable. (universal! #existencial) c. Siempre se nace con poco pelo. (universal! #existencial) d. Se es honrado en este banco. (universal! # existencial) Obsérvese que resultaría anómalo añadir a los ejemplos anteriores una frase como aunque no sabemos quién exactamente, porque forzaría una interpretación existencial al igual que lo hace en (11b). Cinque (1988) atribuyó esta restricción a la distinta naturaleza de se, que tendría valor argumental en el caso de las construcciones con verbos transitivos o intransitivos pero sería no argumental en las construcciones con verbos inacusativos yestativos1 9• Esta hipótesis, además de resultar excesivamente estipulativa, pierde solidez si suponemos, como hace Dobrovie-Sorin (1998), que las diferencias entre se argumental y no argumental esconden, en realidad, las que existen entre se impersonal y se pasivo. Volveremos sobre este punto en el § 1.4. b) Las interpretaciones genérica y existencial tienen que ver con la naturaleza tempo-aspectual del predicado. Esta es la hipóte-
19 Cinque propone que la diferencia entre St argumental y no argumental tiene como correlato una diferencia estructural: el primero se generaría en Flex, y el sujeto tácito (pro) ocuparía la posición de argumento externo; en cambio, el segundo se correspondería con un sujeto nulo generado en la posición de argumento interno. Basa su argumentación a favor de la existencia de dos ses en las diferentes posibilidades de combinación del St impersonal con predicados no finitos; sólo el st argumental puede aparecer en oraciones no finitas y, en consecuencia. sólo podrán aparecer en ellas los verbos que pueden asignar papel temático al pronombre nulo asociado con se. Volveremos sobre esta cuestión en el §1.4.
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sis de De Miguel (1992). Según esta autora, la interpretaci6n genérica o universal aparece asociada a una flexi6n verbal con un tiempo/aspecto no específico (en español, el presente de indicativo, que aparece en todos los ejemplos de (12», que permite que la oraci6n se interprete como la formulaci6n de una verdad de carácter general no ligada al tiempo. En cambio, la interpretaci6n existencial se da con un tiempo/aspecto específico. La imposibilidad de que los verbos inacusativos reciban esta interpretaci6n existencial (cf. (12» se debería, según De Miguel, a que denotan procesos y son intrínsecamente imperfectivos, incompatibles por tanto con un tiempo/aspecto específico. Ahora bien, este análisis hace algunas predicciones err6neas. De él se sigue, en primer lugar. que no podrá haber impersonales con se que tengan verbos inacusativos con tiempos específicos. es decir, con tiempos verbales distintos del presente; pero la gramaticalidad de una oraci6n como ayer se llegó tarde a trabajar demuestran que esto no se cumple. En segundo lugar. como observa Mendikoetxea (en este volumen), sí son posibles lecturas existenciales en contextos con tiempo genérico si el cuantificador universal liga una variable situacional; en otras palabras. si lo que se interpreta genéricamente es el tiempo. no uno de los argumentos: (13)a. En estas reuniones siempre se habla de lo mismo. b. Ayer se hab16 de política en la facultad. En (13a) es posible una interpretaci6n existencial del sujeto inespecífico si el aspecto genérico del predicado incide sobre el adjunto en estas reuniones; según esta lectura. siempre sucede que en esas reuniones hay alguien -interpretaci6n existencial- que habla de lo mismo; de forma paralela, (13b) puede interpretarse genéricamente a pesar de que no hay referencia tempo-aspectual genérica: ayer todo el mundo habló de polltica en la facultad. Estos datos parecen mostrar que no es determinante el vínculo entre la interpretaci6n genérica o específica del sujeto tácito y las propiedades aspectuales de la oraci6n. c) La diferencia entre las interpretaciones genérica y existencial tiene que ver con la forma en que se restringe la denotaci6n del suje-
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to tácito. Este es el análisis que propone Mendikoetxea (en este volumen). La idea central es que las oraciones que contienen un sujeto tácito asociado a se son secuencias temáticamente incompletas porque el predicado afecta a una entidad cuya denotaci6n no está restringida y que no tiene, en consecuencia, contenido semántico. Para hacer la oraci6n semánticamente interpretable pueden utilizarse dos mecanismos distintos; la elecci6n de uno u otro determinará que la interpretaci6n sea genérica o existencial.
La primera posibilidad consiste en interpretar que el predicado lo es del argumento locativo. Se trata de un argumento espacio-temporal, conocido también como argumento-e o argumento davidsoniano, que aparece en los predicados que denotan propiedades temporales y que contienen algún SN referencial. El argumento locativo actúa como una especie de anclaje en la situaci6n comunicativa y puede ser el sujeto de la predicaci6n, de tal forma que la construcci6n se interpreta como un aserto acerca del dominio del discurso y el sujeto tácito recibe una lectura existencial. Este mecanismo interpretativo es posible en las construcciones impersonales con verbos transitivos e intransitivos porque tienen argumentos referenciales 20. En cambio, los predicados inacusativos y atributivos no contienen argumentos referenciales que permitan el anclaje temporal, y por lo tanto carecen de argumento locativo que pueda servir de sujeto de la predicaci6n. Esta es la raz6n, según Mendikoetxea (en este vol.) de que no tengan interpretaci6n existencial. La segunda posibilidad es que la oraci6n se interprete como una relaci6n de inclusi6n entre dos predicados, cuyo resultado será siempre un aserto genérico. Basándose en Kariski (1993), Mendikoetxea propone que este es el mecanismo interpretativo que se aplica opcionalmente a las impersonales con se cuyo verbo es transitivo o intransitivo (como (14», y obligatoriamente a las que contienen verbos inacusativos o estativos (como (15»: 20 En el caso de los intransitivos, este argumento referencial correspondería siempre con un objeto cognado que puede hacerse explícito opcionalmente, como en vivir (la vida) (compárese con el inacusativo *llegar la llegada). El carácter diádico de los verbos intransitivos ha sido defendido por Hale y Keyser (1993) y Levin y Rapappon-Hovav (1995) y resulta sumamente creíble a la vista de la posibilidad de construir pasivas a partir de intransitivos en algunas lenguas. Véase el §1.4.
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(14)a. Se canta {x: canta(x)} e {z: canciones(z)} b. Se admira a las personas inteligentes. {x: admiracx)} e {z: personas inteligentes(z)} 'Vx, personas inteligentes (y)1 admirar y (x)21
(15)
Se es feliz de vacaciones. i. [se es feliz] 1 [de vacaciones] sujeto predicado ii. {x: feliz(x)} e {z: de vacaciones(z)}
La diferencia entre este mecanismo y el anterior consiste en que en este caso el sujeto de la predicación no es una entidad referencial (ni nominal, puesto que el sujeto tácito representa una entidad irrestricta, ni locativo, puesto que no hay cerrado existencial) sino otro predicado. Con este análisis Mendikoetxea quiere dar cuenta del hecho de que las impersonales con se que contienen verbos inacusalivos o estativos exigen además algún tipo de complementación. Obsérvese que los ejemplos de (16) --excepto el primero, tomados de De Miguel (1992: 157)- resultarían agramaticales sin los sintagmas en curS1va: (I 6) a. b. c. d.
Se es feliz de vacaciones. Se llega tarde sólo cuando es inevitable. Siempre se nace con poco pelo. Se muere sin dignidad cuando se ha vivido sin amor.
Según la autora, una oración como se es feliz denota un predicado incompleto que no dice nada acerca del mundo y cuyo valor de
21 Mendikoetxea no es explícita respecto a la representación semántica de este tipo de oraciones con interpretación universal. Si bien es ciena la intuición de que en tales casos también obtenemos la lectura universal porque de alguna forma se deduce que admirar incluye 'admirar a las personas inteligentes', no resulta obvio cuál habría de ser la formalización correcta. Parece que más que establecer una relación de inclusión entre dos predicados independientes 'admirar' y 'personas inteligentes' (piénsese que todo SN puede interpretarse como un predicado, esto es, como un conjunto de propiedades) se establece una relación de inclusión entre 'admirar' y 'admirar a personas inteligentes' de manera que la interpretación de (14b) sería: 'siempre que se admira se admira a personas inteligentes'.
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verdad es imposible verificar, puesto que es imposible concebir el conjunto de los entes existentes como igual al conjunto de los entes felices. La presencia de los adjuntos hace que la oración pueda interpretarse como una relación verificable entre dos predicados: uno está incluido en el otro, o, dicho en términos no formales, siempre que se produce cierto evento, se produce también el otr0 22 • Las pasivas impersonales con se como las que estudia Suñer (en este volumen) tienen las propiedades de construcciones inacusativas -puesto que se trata de oraciones pasivas- y deberían, por tanto, tener las mismas restricciones que los verbos inacusativos: necesitan algún tipo de complementación y excluyen necesariamente la interpretación existencial. Las oraciones de (17a, d) parecen incompletas semánticamente frente a (17b, c) y (17d), respectivamente. ÉStas, a su vez, sólo pueden ser interpretadas genéricamente: (17) a. #Se es mimado. b. Se es mimado en extremo en esta guardería. c. Cuando se es mimado en extremo, se sienten celos de los hermanos menores. d. #Se es conocido. e. Se es conocido por los propios hechos. Suñer (en este vol.) atribuye la lectura genérica a la presencia de un operador no selectivo que liga el sujeto tácito. De hecho, en estas estructuras el sujeto inespecífico es, en realidad, un objeto nocional puesto que el predicado es pasivo, y estos objetos nulos no pueden tener interpretación referencial. Un análisis que no suponga ningún operador como activador de la lectura genérica del sujeto tácito, como el de Mendikoetxea, puede también dar cuenta de los datos, pero se enfrenta con la paradoja de por qué un predicado pasivo se
22 Este análisis es equivalente al que Hernan:z. (I994) propone para los infinitivos no controlados como los que aparecen en (i); el sujeto de estos infinitivos, que aparentemente es una variable libre, esto es, una entidad nominal cuyo significado no está restringido, puede interpretarse porque estas construcciones esconden una oración condicional que supone una relación de predicación entre dos eventos:
(i)
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Escribir es llorar. (x: escribir(.)} e (:z.: llorar(z)} 'r/x, escribir(x) I llorar (x).
comporta como un predicado mínimo, y un verbo intransitivo no. En otras palabras, si un objeto cognado sirve para convertir en diádico un predicado ¿por qué un objeto nulo de interpretación inespedfica no lo hace? En el apartado siguiente revisamos esta y otras cuestiones que el análisis de Mendikoetxea deja abiertas. Lo haremos al valorar las tres hipótesis examinadas hasta ahora a la luz de nuevos datos. d) Tal vez el problema más conspicuo con que se enfrentan t¡uienes tratan de dar cuenta de la interpretación inespecífica de las impersonales con se es la tajante delimitación de las interpretaciones genérica y existencial por un lado, y su asociación con cierto tipo de predicados por otro. Ambos hechos, sin embargo, son, en nuestra opinión, controvertidos. De un lado, parece que no sólo los predicados inacusativos y estativos son semánticamente incompletos sin la presencia de ciertos adjuntos. También las oraciones transitivas e intransitivas parecen requerir algún tipo de complementación para 'significar algo', y ello independientemente de que su interpretación sea genérica o existencial: (I8)a. b. c. d.
?Se telefonea. Aquí se telefonea a todas horas. ?Se llamó a la puerta. Al llegar, se llamó a la puerta para ver si había alguien.
Igualmente, oraciones con sujetos genéricos que no tienen se impersonal exigen también este tipo de complementación (el ejemplo (19a) nos lo sugiere 1. Bosque): #La gente {nace / llega}. La gente {nace con poco pelo / llega tarde los lunes} tUno se cansa. Uno se cansa cuando trabaja mucho. #El hombre es conocido. f. El hombre es conocido por sus hechos.
(I9)a. b. c. d. e.
Obsérvese que el indefinido uno resulta adecuado en (19c) si se interpreta como referencial, ya sea como una anáfora ligada por un sintagma introducido previamente (varios corredores inician el mara33
tón pero uno se cansa enseguida y abandona), ya sea como sustituto de la primera persona de singular. En cambio, en (19d) puede interpretarse como no referencial o genérico. Lo mismo se aplica a (19d) respecto a la interpretación genérica de el hombre. Estos datos sugieren que la exigencia de complementación en las oraciones con se impersonal no atañe tanto a las condiciones que restringen la delimitación de una categoría vacía, como supone Mendikoetxea, sino a los principios generales que han de satisfacer los enunciados para poder ser interpretados genéricamente. En cuanto a la relación entre las propiedades tempo-aspectuales del predicado y su interpretación genérica y/o existencial, parece que alguna debe de haber a la vista de la incuestionable agramaticalidad de ejemplos como los de (20), en los que la interpretación genérica es incompatible con un tiempo específico: (20)a. *Se murió sin dignidad cuando se vivió sin amor. b. *En el Medioevo se fue explotado por los poderosos. Suñer (en este volumen), atribuye dicha incompatibilidad a que el operador nulo responsable de la lectura genérica del sujeto liga también al tiempo y exige que éste se interprete también genéricamente. Mendikoetxea, por su parte, da cuenta indirectamente de estos datos porque la relación entre predicados exige tiempo genérico. Ambas explicaciones asocian, pues, la interpretación genérica de la oración y la del tiempo. Se enfrentan, sin embargo, con el hecho de que nada impide un aserto genérico en el pasado si no se trata de impersonales con se (cf. Si naciste para martillo del cielo te caen los clavos) y también con la posibilidad de tener impersonales con se genéricas en pretérito perfecto, como muestran los siguientes contrastes: (21)a. *Si se estuvo en la cárcel, es muy difícil encontrar trabajo después. b. Si se ha estado en la cárcel es muy difícil encontrar trabajo después. c. *Cuando se fue engañado una vez, se tiene más cuidado. d. Cuando se ha sido engañado una vez, se tiene más cuidado. Parece, pues, que alguna conciliación debe haber entre las dos formas de legitimar un aserto genérico -por un operador nulo y por predicación- que permita explicar estos datos. 34
1.3. Construcciones impersonales transitivas con se
Las construcciones impersonales con se y verbos transitivos planlean cuestiones específicas por su posible solapamiento con las consrrucciones pasivas. La confusión entre una y otra clase de se -impersonal y pasivo-- hace que presenten un alto grado de inestabilidad. Considérese el siguiente par: (22)a. Se busca a los culpables de esta catástrofe. b. Se buscan camareros para ese puesto.
Las dos oraciones comparten varias propiedades. Ambas tienen explícito el paciente o argumento interno pero callan el argumento externo. En otras palabras, el agente que el verbo buscar prevé en su estructura argumental no tiene realización explícita en ninguno de los dos casos; de ahí que ambas se consideren semánticamente impersonales. Dicho agente parece estar implícito de forma distinta en cada caso: en (22a) como un sujeto tácito con interpretación inespecífica, en (22b) como un adjunto que puede aparecer precedido por la preposición por (se buscan camareros por eIINEM). Las diferencias entre los ejemplos de (22) son, fundamentalmente, formales, y atafien a la función sintáctica que atribuyen al argumento interno o paciente. En (22a), éste es también complemento directo y exige la presencia de la preposición, no concuerda con el verbo y puede ser sustituido por un pronombre (cf. (23a,b,c,) respectivamente); se trata, pues, de oraciones impersonales con se transitivas. En las de (22b), en cambio, el paciente tiene la función de sujeto: concuerda con el verbo, no puede pronominalizarse y tampoco admite la preposición a (cf. (24a,b,c) respectivamente); son, por tanto, construcciones pasivas: (23)a. *Se busca los culpables de esta catástrofe. b. *Se buscan a los culpables de esta catástrofe 23 • c. Se les busca.
23 Oraciones como esta son agramatica1es pero no inexistentes. Todos los estudios estadísticos acerca de las construcciones impersonales con se y verbos transitivos mencionan la existencia de un exiguo número de datos en las que el verbo concuerda con el complemento.
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(24)a. Se buscan camareros por el INEM. b. *Se les buscan. c. *Se buscan a camareros.
Las construcciones con se y verbos transitivos se construyen bien como (22a) bien como (22b), bien como ambas indistintamente: unas, sólo pueden dar lugar a impersonales; otras sólo a pasivas reflejas y un buen número de ellas están a caballo entre unas y otras. Los factores que influyen en la determinación de a qué tipo se adscribe una construcción transitiva con se tienen que ver con el tipo de complemento y con el tipo de predicado. Respecto al tipo de predicado, aquellos verbos transitivos que rigen a de forma obligatoria sólo pueden construirse como impersonales transitivas. Entre ellos están avisar, amenazar, convencer, proteger y otros muchos. Los análisis históricos parecen indicar que fueron los predicados de este tipo, que regían dativo en latín, los que propiciaron la extensión de la preposición a otros verbos transitivos. En cuanto al tipo de objeto, se construyen sólo como (22a) las construcciones transitivas que tienen objetos definidos y hurnanos24• Volveremos en el §2.2.1 sobre las razones que impiden a estos SSNN ser sujetos pacientes de construcciones pasivas con se. Nos interesa ahora ver qué sucede con la extensa área de fluctuación delimitada por las dos restricciones anteriores. En efecto, todas las construcciones transitivas que no caen en ninguno de los dos casos anteriores (es decir, no contienen verbos que rigen a y no tienen objetos humanos y definidos) parecen permitir tanto la construcción impersonal (es decir, como (22a» o la pasiva refleja (como (22b». Esto es, parecen coexistir los dos tipos de estructuras de (25): (25)a. Se busca camareros I Se vende flores. b. Se buscan camareros I Se venden flores. Sobre las posibilidades anteriores se han hecho algunos análisis pormenorizados que parecen confirmar el predominio de la segunda frente a la primera25 • DeMello (1995), en un minucioso 24 Es decir, los mismos SSNN que requieren la preposición a para ser complementos de un verbo transitivo. Véase Pensado (1995). 25 Véase, por ejemplo, el estudio sociológico de Nymark (1977), quien afirma que no hay extensión de la no concordancia en detrimento de la concordancia; trata la cuestión tempranamente Hodcroft (1961) y la desarrollan por extenso Manín Zorraquino (1979), Westphal (1980a), DeMello (1995) y De Kock (1997).
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estudio basado en los datos del proyecto de la norma culta de las capitales hispanas, concluye que la concordancia en la estructura se venden flores es predominante (con un porcentaje aproximado del 90%) incluso cuando el paciente es personal, en cuyo caso los porcentajes no varían significativamente. Se corrobora, además, la relaci6n entre definitud del objeto nocional y tendencia a no concordar: de los casos de no concordancia, el 66% tiene determinante y el 34% no lo tiene. El estudio de DeMello afíade otro dato que parece intervenir crucialmente: el orden de los elementos resulta decisivo, pues no hay casos de no concordancia con el SN antepuesto al verbo, excepto si se trata del antecedente de una oraci6n de relativo (como en las flores que se vende(n) 26. Si bien los datos estadísticos muestran una acusada tendencia al uso de la construcci6n pasiva (concordada) cuando el objeto no es humano y definido, desde un punto de vista te6rico no puede eludirse el problema planteado por la existencia de construcciones no concordadas. ¿Son igualmente posibles las dos construcciones?; si lo son, ¿se trata de construcciones equivalentes o distintas? En las respuestas que se han dado a estas preguntas se han mezclado a menudo criterios dispares. Sin duda el más problemático ha sido el que delimita la gramaticalidad, la aceptabilidad y la correcci6n de las construcciones27 • Podemos diferenciar tres posturas diferentes.
26 A similar conclusión llega Martín Zorraquino (1978), quien, sobre recuentos estadísticos, afirma que el objeto nocional determinado tiende a concordar con el verbo cuando se interpreta como tópico y ocupa la posición preverbal. 27 Como es sabido, se consideran gramaticales las oraciones o frases que se ajustan a las reglas y principios de la gramática y agramaticales las que no lo hacen. De otra pane, un enunciado es aceptable si es admisible o adecuado en una situación concreta de habla, en función de factores no exclusivamente gramaticales, como pueden ser la adecuación al contexto, la conformidad con un registro apropiado con la situación comunicativa, etc. La corrección, finalmente, es un concepto normativo que mide la conformidad de las expresiones con las normas de uso. Los tres conceptos pueden solaparse: con frecuencia lo correcto es también lo gramatical y aceptable, pero conviene no perder de vista que se trata de nociones independientes. Mientras que la gramaticalidad atafíe a la propiedades intrínsecas del sistema lingüístico, la corrección atafíe a normas externas a él.
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a) La tradición gramatical sanciona la construcción no concordada como una incorrección que debe evitarse. Desde tal punto de vista, la construcción concordada (cf. (25b» es la única admisible y ha de ser analizada como una pasiva refleja. Dado que la elección entre ambas estructuras se basa en criterios de corrección, la existencia de construcciones no concordadas no supone un hecho que haya de ser explicado, sino un defecto que ha de corregirse. Pero bajo este punto de vista late un problema que a menudo ni siquiera se plantea: si hay construcciones impersonales transitivas con objetos determinados ¿por qué no con objetos indeterminados? b) La construcción no concordada (cf. (25a» es gramatical y se analiza como una oración activa impersonal. La construcción concordada sería una especie de epifenómeno, un caso especial de concordancia con el objeto, que los hablantes aceptan pero que es contraria a las reglas del sistema lingüístico (es, por tanto, una construcción agramatical pero aceptable). La consecuencia lógica de este planteamiento es que las construcciones pasivas con se no existen. Esta hipótesis fue defendida por primera vez en Otero (1965, 1966) Y alimentó una larga polémica. Frente a Contreras (1973) y Knowles (1974), Otero defiende en varios trabajos (1972, 1973, 1976) que la alternancia se vende(n) casas esconde, en realidad, una sola estructura en la que un complemento directo puede llegar a concordar con el verbo. En el fondo de la polémica están cuestiones centrales relativas a los criterios con que se determina qué es y qué no es un sujeto -poco se sabía entonces acerca de las propiedades híbridas de los sujetos internos al SV-, así como a los criterios de delimitación de distintos tipos de construcClones con se. c) Las construcciones de (25) son diferentes y ambas posibles. Entre quienes defienden esta postura, unos suponen que las diferencias son formales, pero hay una equivalencia semántica (Mendikoetxea,1999b). Otros, en cambio, parecen inclinarse por una diferenciación no sólo formal sino también semántica: en los casos de concordancia prevalecería la noción de pasividad y la construcción tendría las propiedades formales de la pasiva (concordancia, no asignación de acusativo, etc.) mientras que en la construcción no concor-
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dada prevalecería la interpretación de la oración como una impersonal con un sujeto inespecífico y el verbo mantendría las propiedades de cualquier verbo transitivo (cf. Otero, en este volumen). La opción por una de estas tres posibilidades está relacionada con el análisis que se haga de las construcciones impersonales transitivas en las que el complemento es un SN definido introducido por la preposición a. Estas construcciones no pueden ser consideradas más que impersonales, porque el argumento interno paciente no tiene ninguna propiedad de sujeto. Si se admite que se trata de un auténtico complemento directo, no parece haber ninguna razón teórica que excluya la existencia de complementos directos definidos (y por tanto, el sistema tendría de alguna forma prevista la existencia de oraciones impersonales como se ve las casas desde aqul). Ahora bien, cabe también la posibilidad de que ese argumento no sea un auténtico complemento directo, de modo que la construcción no sería una impersonal con se transitiva sino otra cosa. Pero ¿qué otra cosa? Bolinger (I969), quien tercia en la polémica a la que nos referíamos más arriba, afirma que la obligatoria presencia de la preposición y la pronominalización mediante un clítico dativo permite cuestionar el estatuto del argumento interno de (25a) como complemento directo. En efecto, la mayoría de los autores que han estudiado las secuencias de clíticos en construcciones impersonales con se28 están de acuerdo en que la construcción impersonal transitiva regía originariamente un clítico dativo, de modo que la serie se le(s) es la primigenia frente al uso actual de se la{s) y se Io(s). Fernández Ordóñez (1999: 1336) concluye tajantemente que la secuencia <se impersonal + le(s» no puede considerarse leísmo, sino uso etimológico de le{s).
28 Desde Bello (1847) y Cuervo (1950 y nota 106 a la gramática de Bello), se han ocupado de las secuencias de clíticos en construcciones impersonales Fernández Rarnfrez (1964). Santiago (1975), Fernández Lagunilla (1975), Garda González (19%); véase también Marcos Marfn (1978: 291-299) y Martín Zorraquino (1978), así como la comparación de ambos análisis por Torreblanca (1982). Puede encontrarse una revisión actualizada con nuevos datos en Fernández Ordóñez (1999: §21.2.1.6), donde se refleja también la variación dialectal sobre el fenómeno. Sobre este aspecto, véase además Contreras y Rojas (1972), Morales de Walters (1977) y MartfnezAlvarez (1991).
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La razón de ese uso etimológico está, según Cuervo (1874), en el proceso histórico que da lugar a la formación de las impersonales con se. Las frases con se y sentido pasivo se utilizaban con sujetos de cosa, por el riesgo de que los sujetos de persona se confundiesen con reflexivos y recíprocos (esto es, para evitar que una oración como se creen los mdgicos significase que los magos se creían a sí mismos o unos a otros, en lugar de que eran creídos por otros; volveremos sobre esta cuestión en el §5.1.3.). Por tanto, para este tipo de sujetos se prefería la pasiva perifrástica (cf. los mdgicos eran creidos). Pero al extenderse la pasiva con se a los sujetos de persona en los siglos XVI y XVII se dejaba al contexto la determinación del sentido. La ambigüedad se deshizo por dos caminos. En primer lugar, anteponiendo la preposición a al paciente, lo que dio origen a. estructuras concordadas pero con preposición como en este ejempl029: (26)Fue recibido con grandes juegos e danzas, como se suelen recibir a los reyes que de alguna conquista vienen victoriosos [Crónica de Juan JI, afio VII, cap. XXI; tomado de Cuervo (1950: 225)].
En segundo lugar, eliminando la concordancia por semejanza a las construcciones como se dice, se manda, se hace agravio u ofensa, que son semánticamente impersonales y llevan su complemento en dativo con a. Por eso originariamente el pronombre utilizado es Ie(s) y no Ia(s), lo(s). Así pues, Cuervo atribuye el origen dativo del clítico a la analogía con construcciones que regían dativo etimológico, es decir, que regían en origen a y Ie(s). El mismo tipo de explicación asume Santiago (1975), para quien el origen del problema está en la relación con el uso obligatorio de a con los verbos que comienzan usándose como impersonales: tratar, poner, obligar, estrechar, despojar, reintegrar, pellizcar. .. Bien diferente es la razón aducida por Bello (1847). Según él, la construcción impersonal con se tiene un sentido pasivo: se sobreentiende un paciente que funciona como sujeto de la construcción pasiva, de manera que la función reservada para la frase introducida por a es la de complemento indirecto; de ahí que se pronominalice con dativo. Según el gramático, se les admira equivale a 'se siente admiración por ellos'; se le alaba es 'se le dan alabanzas' ... etc.
29 Este tipo de estructura parece pervivir de forma restringidIsima; DeMello (1995) afirma que sólo lo utilizan cuatro personas del corpus estudiado por él.
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La hipótesis de Bello tiene la ventaja, frente a la explicación analógica de Cuervo y Santiago, de crear un vínculo formal -no únicamente semántico- entre las construcciones pasivas y las impersonales. Dicho vínculo formal consistiría en la posibilidad de pasivizar un verbo que tiene un complemento directo implícito o cognado. Este procedimiento, precisamente, es el que se ha aducido para dar cuenta de la existencia de construcciones impersonales con se en lenguas como el rumano, que presenta la particularidad, frente al resto de lenguas romances, de permitir impersonales con se únicamente con verbos intransitivos3o • Dobrovie-Sorin (1998) lo explica analizando estas construcciones como 'falsas' impersonales, es decir, como construcciones pasivas en las que lo que se pasiviza es un verbo intransitivo. Este tipo de pasivización, existente en otras lenguas, es posible por tener los intransitivos un lugar previsto en su estructura léxico-conceptual para un posible objet0 31 • Si la hipótesis de Dobrovie-Sorin está en lo cierto, es posible que la extensión de las construcciones pasivas a las impersonales en espafíol también siguiera el mismo camino, es decir, comenzase por los verbos intransitivos y se extendiese a otros tipos de verbos. Si esto es así, es lógico que se asignase a los complementos el caso dativo, porque el acusativo era el caso 'absorbido' por la morfología pasiva aún presente en dichas construcciones 32 • 30 En esta lengua, hay aparentes construcciones impersonales con se con verbos intransitivos, pero no con verbos copulativos ni pasivos. En cuanto a los verbos transitivos, pueden dar lugar a construcciones impersonales si no tienen sujeto c:xplícito; por el contrario, si tienen complemento directo explícito, sea o DO definido, humano o no, sólo dan lugar a construcciones pasivas. Véase Dumitresru (1983), Dobrovie-Sorin (1994a, 1994b, 1998) yel § lA. de este capítulo. 31 Dobrovie-Sorin (1998) basa su análisis en la hip6tesis de Hale y Kayser (1993) sobre la estructura léxico--conceptual de los verbos intransitivos, según la cual éstos tienen prevista una posici6n vacía en la que puede hacerse explícito un objeto cognado; de ahí la posibilidad de expresiones como vivir la vida, andar el camino, etc. La naturaleza gradual de la transitividad, según la cual no hay una nítida frontera entre verbos transitivos e intransitivos sino que existe un extenso número de verbos que admiten ambas construcciones, ha sido defendida desde otcos planteamientos te6ricos. Véase Cano Aguilar (1981). 32 También hallaría explicaci6n el hecho de que la construcci6n no concordada y marcada con la preposici6n a fuese en principio exclusivamente personal, puesto que sería este carácter personal lo que permitiría considerar indirecto al complemento.
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Sea cual sea la explicación para el origen del dativo de las impersonales con se, y fuesen en origen pasivas o activas, lo cierto es que hoy han de considerarse construcciones impersonales transitivas cuyo complemento tiene las mismas marcas formales que un complemento directo. Prueba de esta consolidación son la extensión de la construcción a los objetos no humanos y el uso de pronombres en acusativo; ambos procesos no pueden estar más que íntimamente relacionados. Santiago (1975) recoge datos del espafíol actual y observa la extensión de se la(s) para complementos de cosa o persona, yel escaso uso de se Io(s) a favor de se /e(s) con complementos tanto de cosa como de persona33 • Prolifera el uso de la preposición con objetos de cosa, sea cual sea el pronombre que se utilice (aunque es extensísimo el uso de se /e(s) con objetos de cosa), como en los siguientes ejemplos:
(27) a. A las guerras civiles se las denomina luchas fraticidas [Ya. «Humor y política», 31-V-73, pág. 7; tomado de Santiago (1975: 90)]. b. A la violencia en el mundo de hoy se la ha disfrazado de varios nombres [La Codorniz, 17-Vl-73, pág. 25; tomado de Santiago (1975: 90)]. c. A tal hecho se le califica de expulsión [Ya, Carta del Doctor Peces Barba, 10-VlI-73, pág. 44; tomado de Santiago
(1975: 92)]. d. A los caballos se les alimenta bien [TVE, «Cannon», 6VI-73; tomado de Santiago (1975: 91)]. La pérdida de la concordancia con objetos inanimados y el uso de los pronombres en acusativo son el índice que sefíala la plena transitivización de las construcciones con se, y la prueba de que han
33 Santiago supone, como Cuervo, que la secuencia se Ia(s) comenro a utilizarse como un caso de laísmo, es decir, un uso incorrecto de la en lugar de le, que tuvo éxito y se difundi6 con cierta rapidez. Cuervo alude a «furibundos» laístas, como el padre Isla, quien en la misma página, según cita el autor, escribe diciéndola y se la conocia. En cuanto al uso de se /O, parece el de más difícil extensi6n. Fernández Ord6fíez (1999: 1384-1385) observa el frecuentísimo uso de se k{s) con objetos de cosa y la reticencia a usar /o en estas construcciones, salvo cienas zonas (vid. infra, n. 29).
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perdido completamente su valor pasivo a favor de uno activo e impersonal. La desigual distribuci6n de este proceso según las variedades geográficas, e incluso, según variedades individuales, son la prueba de que se trata de un proceso lingüístico 'en marcha'. Fernández Ord6ñez (1999: 1339) señala que en ciertas zonas ese proceso ya ha concluido mientras que en otras está en diferentes grados de :lvance34 .
lA. Las construcciones impersonales con se y la flexión verbal. Se impersonal y formas no finitas Tanto desde el punto de vista formal como semántico, el rasgo definitorio de las construcciones impersonales con se es la relaci6n entre la presencia del clítico y la interpretaci6n del sujeto tácito como no referencial e inespecífico, y, en consecuencia, la relaci6n entre el clítico y la flexi6n verbal. Los análisis propuestos coinciden en atribuir a se la capacidad para neutralizar los rasgos nominales de dicha flexi6n, de modo que pierdan el rasgo de definitud que la caracteriza y pasen a denotar una entidad no referencial. La cuesti6n que se plantea entonces es '¿es compatible el clítico con una flexi6n no finita?'. Otero (1986) supone que el sujeto inespecífico de las construcciones impersonales tiene una naturaleza similar al sujeto de las formas no finitas: ambos representan entidades humanas no específicas, que tienen incluso la misma concordancia por defecto (3a persona del singular en español)35. Si se trata de formas equivalentes, se predice que estarán en distribuci6n complementaria, o, lo que es lo mismo, que serán incompatibles porque ello supondría una sobrespecificaci6n del rasgo [-def]. Los datos que ofrece Otero (1986) parecen probar que esta predicci6n se cumple:
34 La rona de plena consolidación abarca, según la autora, el Perú y los paises del cono Sur, Argentina, Chile y Uruguay, en los que han sido desterradas del uso casi completamente las oraciones impersonales con se Ie(s) y predomina la no concordancia. 35 En el caso de los infinitivos, estos rasgos se manifiestan en la concordancia con un predicado secundario: es preflrible desayunar sentado. Es de destacar que las lenguas que eligen el plural por defecto, como el italiano, lo presentan también en este tipo de construcciones.
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(28)a. Es posible PRO comer todos los días. b. Posiblemente proinelp. se coma todos los días. c. *Es posible comerse todos los días. Ahora bien, no faltan ejemplos que pongan en duda esta generalización. Cabe distinguir tres casos que plantean, a su vez, tres tipos de problemas. a) En las construcciones en las que un infinitivo forma parte de una perífrasis con un verbo modal o aspectual, esperamos que pueda aparecer se junto al verbo flexivo para indicar un sujeto inespecífico. Así sucede a la vista de los ejemplos de (29): (29)a. Se podría vivir mejor aquí. b. Se empez6 a trabajar cada vez menos. c. Se va a suspender el partido de fútbol si sigue lloviendo tanto. d. Se {debe/suele/puede} llegar antes por aquí. La enclisis es, en cambio, claramente rechazada en algunos casos (cf. (30a, b». Este comportamiento es el esperable, ya que si existe una relación estrecha entre el clítico y la flexión verbal, la posición en la que se satisfaría más adecuadamente sería la preverbal. Sin embargo, la enclisis es aceptada en ciertos casos como (30c, d, e): (30)a. b. c. d.
??Podría vivirse mejor aquí. ??Empez6 a trabajarse cada vez menos. {Debe/suele/puede} llegarse antes por aquí. Debe comerse las castañas con vino caliente [tomado de Zubizarreta (1982: 151)]. e. Puede comerse las manzanas [tomado de Otero (1986: 103)].
b) Encontramos construcciones impersonales con se en oraciones de infinitivo que dependen de verbos como parecer. Este tipo de verbos, conocidos en la gramática generativa como verbos de ascenso, tienen la propiedad de no asignar papel temático a su argumento externo ni caso al interno, lo que hace que el sujeto de la oración no
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personal pueda 'ascender' a la posición de sujeto del verbo principal, l:on el que concuerda. El resultado es una estructura compleja cuyo sujeto es argumento del verbo subordinado, del que recibe papel Icmático, pero es legitimado como sujeto por la flexión que se comhina con el verbo parecer, que le asigna caso nominativo, como en (3Ia)36. La agramaticalidad de una oración como (3tb) se debería a que el sujeto no puede recibir caso del verbo que le asigna papel tcmático: (31)a. Los nifios parecen estar cansados. b. *Parece los nifios estar cansados. Lo curioso es que estos verbos permiten como complemento oraciones no finitas impersonales con se, pero en ningún caso admiten que el se impersonal les preceda: (32)a Parece no haberse encontrado todavía al responsable de estos desmanes. b. *Se parece no haber encontrado todavía al culpable. c. Parece no trabajarse lo suficiente en esta fábrica; por eso han decidido cerrarla. d. *Se parece no trabajarse lo suficiente en esta fábrica.
La agramaticalidad de (32b,d) no puede atribuirse a la imposibilidad de tener un sujeto inespecífico, ya que las construcciones con verbos de ascenso sí permiten construcciones de tercera persona de plural. Como muestra Jaeggli (1986), una oración como parecen haber forzado la puerta para entrar admite tanto una lectura referencial del sujeto como una inespecífica. Así pues, los datos de (32) plantean dos preguntas, ninguna de ellas respondida por la bibliografía existente: ¿por qué es imposible el ascenso del clítico? ¿por qué en este caso la incapacidad del infinitivo para asignar caso a su sujeto no es incompatible con la presencia de se como lo es con la de un sujeto explícito (cf. (3tb»? 36 Estas construcciones no son, frente a lo que pudiera parecer, perífrasis verbales. Obsérvese que parecer puede tener como complemento no solo una oración de infinitivo sino una oración flexiva: parece que los nifios estlÍn cansados. Véase Hernanz y Rigau (1984) sobre las diferencias entre perífrasis y verbos de ascenso, así como el ya citado Fernández Leborans y Díaz Bautista (I990).
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e) En las oraciones de infinitivo introducidas por algún tipo de subordinante puede aparecer un se impersonal con bastante libenad. Los siguientes ejemplos están tomados de De Kock y Gómez Molina (1990a): (33)a. Suele tomarse como anécdota el hecho de llamarse indianos, con dejo despectivo, a quienes hadan una fonuna en las Indias (... ) [Cas 41, De Kock y Gómez Molina (1990a: 20)]. b. Hasta convenirse a Buenos Aires en Capital Federal de la República, convivían en él (... ) [Martínez Estrada 19, tomado de De Kock y Gómez Molina (1990a: 50)]. c. Hasta el punto de llamarse a la segunda ensefianza -que no es segunda para abajo, sino que es segunda para arriba- ensefianza secundaria [Unamuno, 28, tomado de De Kock y Gómez Molina (1990a: 77)]. d. Porque no corresponden esas obras a la literatura ersatz (... ) como considerándoseIas en el Index Librorum Expurgatorius [Mar 342, tomado de De Koek y Gómez Molina (1990a: 60)]. Quienes suponen que en las oraciones de infinitivo se es agramatical por ser un elemento que necesita un caso que una flexión no temporal no le puede asignar, predicen la posibilidad de tener este tipo de datos. Burzio (1986: 44), Zubizarreta (1982: 146), Manzini (1983, 1986), afirman que la agramaticalidad de una oración como * es posible comerse todos los dias se debe a que el clítÍco debería formar pane de una cadena marcada con caso y en las estructuras de control ningún elemento puede asignárselo. En los ejemplos de (33), sin embargo, hay un elemento que se mueve a Comp y que rige la posición de sujeto y le asigna caso excepcionalmente 37 • Dejando al margen la cuestión de qué caso habría que asignársele, parece que tiene que haber algo más, y ello por dos razones. La primera es que se produce un curioso paralelismo entre la imposibilidad de tener construcciones impersonales con se y construcciones con infinitivos no controlados. Los siguientes ejemplos muestran que tanto PRO
37 De ahí que coincidan con las construcciones que permiten un verbo en forma no personal con un sujeto explícito.
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mmo se impersonal no pueden aparecer en oraciones de infinitivo no Il'gidas; pero este contraste no sería de esperar porque PRO no necesira caso; esto demuestra que en la legitimación de estos sujetos inespccíficos hay algo más que se escapa a los análisis propuestos. (34)a. *Sería mejor descubrirse pronto al culpable. b. De no descubrirse pronto al culpable, se producirá un gran revuelo entre la población. c. *Llover mañana sería una tragedia. d. De llover hoy iremos al cine con paraguas. La segunda es que no todos los verbos admiten se en construcdones como las de (34). Cinque (I988) notó que sólo los transitivos l' intransitivos -pero no los inacusativos, estativos o pasivospodían hacerlo. Los siguientes datos son suyos:
(35)a. Non essendosi ancora scoperto il vero colpevole... 'No habiéndose descubierto todavía al verdadero culpable .. .' b. Non essendosi lavorato a sufficienza... 'No habiéndose trabajado lo suficiente.. .' c. *Non essendosi arrivati troppo tardi .... 'No habiéndose llegado demasiado tarde .. .' d. *Non essendosi benvenuti qui ... 'No siéndose bienvenido aquí...' e. *Non essendosi stati invitati da nessuno... 'No habiéndose sido invitado por nadie.. .' Según Cinque (1988) la asimetría entre las oraciones finitas y no finitas no está en el caso (puesto que se produce en todos los verbos cuando hay asignación excepcional de caso, es decir, con verbos de ascenso y en estructuras de movimiento de un elemento a Comp) sino que se debe a la teoría temática. Asume que hay dos tipos de se impersonal: uno que exige que su sujeto sea un argumento (compatible por tanto con verbos transitivos o intransitivos); otro no argumental que no necesita que el argumento externo tenga papel temático; este no argumental es el que se utiliza como un mero medio para marcar que los rasgos de persona de la flexión verbal tienen referencia inespecífica. Lógicamente, es éste último el que se combina con una flexión personal.
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Los datos del español parecen corroborar el paradigma que ofrece Cinque para el italiano. Los que se han presentado antes (cf. (33» contienen todos verbos transitivos. Con inacusativos, pasivos o estativos es mucho más dudosa la posibilidad de tener se impersonal: (36)a. No habiéndose descubierto al culpable, resulta imposible determinar.... b. No habiéndose trabajado lo suficiente hasta ahora, la dirección decidió ... c. ??No habiéndose' dormido hoy lo suficiente, será imposible trabajar bien. d. ??No habiéndose llegado a tiempo de solucionar el conflicto ... e. *No naciéndose en un país rico, no es posible asegurarse un futuro sin problemas. e. *No siéndose feliz en el matrimonio, ... f. *Habiéndose sido maltratado, es difícil volver a fiarse de nadie. ¿A qué se deben estas restricciones? Según Cinque (1988) cabe atribuirlas al hecho de que el único se que admiten los verbos inacusativos y atributivos es el no argumental, justamente aquel que exige obligatoriamente una flexión personal. Esta explicación, que resulta consistente con las restricciones sobre la interpretación de los sujetos en las distintas clases de verbos 38 , no deja de resultar circular: se atribuyen las propiedades de un tipo de construcciones a un tipo de se cuya existencia se prueba únicamente por las propiedades que parece desencadenar. Recientemente, Dobrovie-Sorin (1998) ha puesto en duda el análisis de Cinque. Según la autora, las restricciones de (35) y (36) se deben a que el se impersonal no puede aparecer en ningún caso con oraciones no finitas. Lo que parecen oraciones no finitas impersonales con se no son más que construcciones pasivas. La razón de que también los verbos intransitivos puedan resultar gramaticales 38 Recuérdese que para Cinque la interpretaci6n existencial estaba desencadenada por un se argumental. mientras que la universal podía combinarse con ambos. Como los verbos inacusativos y estativos solo admiten se no argumental se predice que solo tendrán interpretaci6n universal y que solo aparecerán con se en oraciones finitas. Véase el §1.3.
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(d. (35b) Y (36c» es que estos verbos se pueden pasivizar porque son diádicos (argumento que ya vimos en el § 1.2). Esta hipótesis "xplica, por una parte, las restricciones observadas por Cinque (1988); por otra, el curioso hecho de que algunas lenguas como el rumano, puedan tener se impersonal con verbos intransitivos y transilivos con objetos nulos, pero no con transitivos si sus objetos están "xplícitos, ni con inacusativos, estativos o pasivos (los ejemplos siguientes están tomados de Dobrovie-Sorin (1988: 405»: (37)a. Se cintaJdoarme/munce~te/ma:ninci. , Se canta/duerme/trabaja/come.' b. *In ~coala asta se predepse~te pe elevi. 'En esta escuela se castiga a los alumnos.' c *In aceasti universitate se preda: ~tiintele umane. 'En esta universidad se enseña las ciencias humanas.' d. *Nu se este niciodati multumit. 'No se está nunca satisfecho.' e. *Adesea se este tradat de prieteni f'a.4i. 'A menudo se es traicionado por falsos amigos.'
La hipótesis de Dobrovie-Sorin, pese a resultar convincente en muchos de sus aspectos, deja sin explicar, sin embargo, la existencia en español de oraciones no fintas transitivas con se impersonal. Es posible que la construcción impersonal comience a extenderse a las estructuras no finitas precisamente por aquellas en las que interpretación de la impersonal con se no coincide exactamente con la de los sujetos genéricos de los infinitivos. Cinque (1988) predice que tendrán interpretación cuasi-existencial, puesto que esta es la que desencadena el se argumental. De Miguel (1992: 174) por el contrario, predice que sólo una concordancia fuerte, esto es especificada LOn rasgos de tiempo, podrá regir un sujeto nulo de manera que éste pueda recibir una interpretación referencial o definida. En los casos anteriores, notamos que en los ejemplos de los textos son todos existenciales (son verbos transitivos o intransitivos). Puesto que esta interpretación es la menos adecuada para los infinitivos no controlados, cabría la posibilidad de que se recurriese a las impersonales con se cuando se quiere subrayar esta interpretación. El hecho de que esta interpretación no surja nunca con inacusativos y estativos explicaría que la extensión comience a producirse por transitivos e intransitivos. En cualquier caso, no deja de ser este más que otro de 49
los problemas que las construcciones no finitas con se impersonal plantean. 2. LAs CONSTRUCCIONES PASNAS CON
SE
2.1. La pasividad de las construcciones con se Se consideran construcciones pasivas aquellas cuyo sujeto gramatical corresponde con un objeto nocional. Se forman, pues, con verbos transitivos que tienen dos argumentos, uno de los cuales --el sujeto nocional- deja de ser requerido por el verbo cuando éste se combina con la morfología pasiva. Si bien en español no existen morfemas especificos de voz pasiva, se considera que hacen las veces de ellos la perífrasis formada por el auxiliar ser más el participio (construcción llamada de 'pasiva perifrástica', como en el engaño fue descubierto) y el clítico se (en la 'pasiva con se' o 'pasiva refleja' de se descubrió el engaño). En ambos casos, la pasividad de las construcciones se debe a que el verbo transitivo se comporta, en virtud de la presencia de dicha «morfología» pasiva, como un verbo inacusativo que no asigna función semántica al argumento externo ni caso al argumento intern039 • De ahí que este sólo pueda ser legítimo si recibe el caso nominativo y termina siendo el sujeto gramatical de la oración. Esta especial estructura argumental explica que este sujeto gramatical, que es un objeto nocional, pueda aparecer en posición postverbal sin determinante (38a,b), cosa que también sucede con los verbos inacusativos (38c): (38)a. Aquel año fueron descubiertos importantes yacimientos arqueológicos. b. Se descubrieron importantes yacimientos arqueológicos. c. Llegaron nuevos inquilinos a la casa.
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En realidad, este tipo de enfoque no hace sino formalizar de manera explíci-
ta la intuición de la gramática tradicional de que la pasiva no es sino una construc-
ción derivada de una activa mediante la eliminación de uno de sus argumentos (el sujeto agente). Véanse Belletti (1992), Roberts (1987) y Baker (1989), entre otros. De Miguel (1992: 201-218) analiza con detalle los problemas teóricos y empíricos de tal análisis.
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Para las gramáticas tradicionales, el hecho de que el verbo transitivo deje de tener como sujeto gramatical al sujeto nocional hace que las pasivas sean consideradas construcciones semánticamente impersonales, y uno de los recursos que ofrece la gramática para callar el agente (o experimentante, fuente o destinatario, pues cualquiera de estos papeles temáticos puede tener ese argumento) cuando se desea. Dicho argumento puede, sin embargo, reaparecer en forma de un adjunto introducido por la preposici6n por. Si bien existen diferencias entre la pasiva perifrástica y la pasiva con se, en ambos casos es posible su presencia: (39)a. Se prohibi6 fumar por orden gubernamental. b. Fueron descubiertos nuevos indicios por la brigada de investigaci6n.
Las propiedades compartidas por las dos construcciones pasivas esconden notables divergencias, que obedecen, en opini6n de Mendikoetxea (1999b), a un proceso de especializaci6n de la pasiva perifrástica, más restringida, frente a la pasiva con se, más irrestricta40 . Estas diferencias han sido detalladas minuciosamente por Fernández Ramírez (1987: cap. VIII), De Miguel (1992) y la propia Mendikoetxea (1999b: §36.3.1)41. Su repaso nos pondrá en camino para el análisis detallado del se pasivo. Mientras que casi todos los verbos transitivos admiten pasiva con se, con independencia de la funci6n semántica que tenga su objeto nocional, la pasiva perifrástica s610 es compatible con ciertos verbos. Entre los que admiten la primera pero no la segunda se encuentran los ditransitivos (40a), los intransitivos con objetos cognados (40b), los de movimiento con objetos locativos (40c), los verbos livianos (40d) y los de entendimiento, lengua o sentido que toman como complemento una oraci6n (40e)42: 40 También su frecuencia de uso es diferente. Casi todos los autores que estudian este tipo de construcciones coinciden en señalar el escaso empleo de la pasiva perifrástica frente al muy abundante de la refleja. Véase Sepúlveda Barrios (1988: 90). 41 También se ocupa de las diferencias entre pasiva refleja y perifrástica Truji110 (1988) y, en francés, Dobrovie-Sorin (1986). Véase también Letelier (1893), Hansen (1912), Alfonso (1941), Alonso Conés (1939), Rodrigues Lapa (1945), Manacorda de Rosetti (1961, 1969), Chevalier (1978), Akiyama (1982), Ponillo y Garela Santiago (1990), Hernández Sacristán (1991) y Devís Márquez (1993). 42 Delbecque y Lamiroy (1999: 2017) muestran que algunos verbos transitivos que toman como complemento directo una oración sustantiva no admiten la
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(40)a. {Se regalaron I ??fueron regaladas} flores a las primeras actrices. b. A menudo la vida {se vive I ??es vivida} demasiado alegremente c. En Seúl {se corrieron I ??fueron corridos} los 200 metros más rápidos de la historia [Tomado de De Miguel (1990: 220)]. d. A veces se dan buenos consejos I ??Los buenos consejos son dados por los ancianos. e. {Se dijo I ??fue dicho} que habría huelga aquella tardé 3• Las razones de tan dispar distribución se han buscado en el tipo de argumento interno que seleccionan estos verbos. Mendikoetxea (1999: 1670) afirma, siguiendo a Fernández Ramfrez (1987), que en todos los casos la exclusión de la pasiva perifrástica se debe a que esta requiere que su objeto sea externo a la acción verbal misma. Hay, además, importantes diferencias aspectuales entre ambos tipos de pasivas. Fernández Ramfrez (1987: cap. VIII) señala que la pasiva perifrástica es una pasiva dinámica o evolutiva, que expresa generalmente una acción singular y raramente un juicio de validez general (sólo cuando se combina con participios imperfectivos, como en esa cualidad es poselda por todo el mundo, pero no *la paella es comida por todo el mundo). En cambio, la pasiva refleja suele utilizarse para expresar enunciados de validez general; esta propiedad está relacionada con el hecho de que suela combinarse con frecuencia con formas modales que atenúpasiva con se. Entre ellos están achacar, susu"ar, chapu"ear, chillar, cuchichear, enaltecer, encarecer, espetar, valer, vituperar, lanzar, largar... etc. Otros verbos que seleccionan subordinadas sustantivas también admiten con restricciones la pasiva refleja. En cualquier caso, parece que estas restricciones son, pese a todo, menores que las que afectan a la pasiva perifrástica, mucho más limitada. 43 Siguiendo a Mendikoetxea (1999b: §26.3.2.3) consideraremos este tipo de oraciones como pasivas con se (y no como impersonales) porque la oraci6n no puede sustituirse por un pronombre en acusativo, lo que demuestra que no es el complemento directo, sino el sujeto 'paciente': (i) *Fue dicho que se tratarla a fondo el problema. (ii) Se dijo que se tratarla a fondo el problema. (iii) *Se lo dijo / Se dijo eso.
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los elementos sensibles e intensionales. Cabe afiadir a ello que ti pasiva refleja puede tener un valor medio-pasivo cuando sirve para expresar la acción del verbo como una propiedad del sujeto, C'1l cuyo caso desaparece casi completamente la noción de un .I~cnte y se acentúa un valor medio del que hablaremos más adelante. Estas diferencias aspectuales están relacionadas con las restricciones sobre el tiempo verbal que afectan a los distintos tipos tll' pasiva: la pasiva perifrástica raramente se combina con tiempos de presente y si lo hace es para expresar valor durativo, habilual o iterativo. La pasiva refleja, en cambio, no parece tener rest ricciones respecto a los tiempos verbales con los que puede comhinarse. A continuación veremos con más detalle las propiedades de cada 11110 de los argumentos que forman parte de la pasiva con se. .111
2.2. La estructura argumental de las pasivas con se Como decíamos, se acepta generalmente que en las construcciones pasivas el argumento interno del verbo transitivo se convierte en el sujeto de la oración porque la morfología pasiva --en las pasivas reflejas, el c1ítico s~ absorbe el caso acusativo y el papel temático externo (proceso conocido como 'generalización de Burzio' (véase la nota 15». De este proceso derivativo se siguen las propiedades del sujeto (objeto nocional) y la supuesta impersonalidad de las construcciones. Veremos detenidamente unas y otra.
2.2.1. El sujeto gramatical El problema de la animacúIaJ El sujeto gramatical de las pasivas con se está sometido a dos restricciones de diferente naturaleza, aunque relacionadas: en primer lugar, su posición no marcada es la postverbal, única posible, además, si se trata de un SN sin determinante; en segundo lugar, no puede ser un SN definido y animado. Veamos cada una de ellas, Las construcciones pasivas pueden, en general, tener sujetos postverbales no determinados debido a la naturaleza particular de este sintagma como argumento interno del verbo. Comparten esta
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propiedad con los sujetos de algunas construcciones in acusativas o ergativas44 : (41) a. b. c. d.
Se construyeron edificios inmensos. Fueron descubienos importantes restos arqueológicos. Falta café. Llegaron viajeros de todo el mundo.
Estos sujetos indeterminados están legitimados en esa posición por la inmediata rección del verbo y serían agramaticales si apareciesen delante de é1 45 • Cuando este argumento está determinado, se supone que es legitimado con el caso propio del sujeto, el nominativo, y entonces puede preceder o seguir al verbo (los edificios se construyeron/ se comtruyeron los edificios). La elección entre ambas posibilidades depende de factores relativos a la estructura informativa de la oración. Cuando el sujeto precede al verbo, se interpreta como información conocida; si lo sigue, en cambio, se interpreta como información novedosa y las oraciones tienen una estructura tética, en la que todo el contenido proposicional se considera remático o novedoso. Las diferencias entre pasivas con se y pasivas perifrásticas respecto a la posición del sujeto -mayoritariamente postverbal en las primeras y preverbaI en las últimas- podría obedecer a la diferente estructura informativa de ambas construcciones46 • 44 Concretamente, con los verbos inacusativos de movimiento, existencia o apariencia, pero no con los inacusativos pronominales, como veremos en el §3.2. Estos se comportan como los verbos transitivos o intransitivos: no pueden tener sujetos no determinados ni pre ni postverbales: (i) *Comen niños manzanas. (ii) *Duerme gente. (iii) *Se seca ropa. Véase Belleti (1982) y Torrego (1989) sobre este tipo de construcciones. 45 Siguiendo a Belletti (1982) suponemos que los verbos inacusativos, que no pueden asignar acusativo a su argumento interno, sí pueden en cambio asignarle caso panitivo; éste se manifiesta en algunas lenguas morfológicamente, en otras, como en espafiol, en la posibilidad de aparecer sin determinante. 46 Las obras que ofrecen datos estadísticos no dejan lugar a dudas: Barrenechea y Manacorda de Rosetti (1977) dan un 100% de anteposición del sujeto en la pasiva perifrástica, frente a un 79,47% de postposición en la pasiva con se. Este dato parece confirmar que la pasiva con se se utiliza preferentemente para expresar proposiciones de naturaleza tética. Véase también Hatcher (1958) y Pierce (1992).
S4
La segunda restricci6n a que nos referíamos se conoce como lofecto de animacidad y consiste en que el sujeto paciente puede ser un SN animado únicamente si se trata de SSNN indefinidos, nunca si son definidos. Se muestran los datos en (42): (42)a. *?Los cocineros se necesitan con urgencia. b. *Se necesitan los cocineros con urgencia. c. Se necesitan cocineros con urgencia. Tradicionalmente se ha atribuido la imposibilidad de que los sujetos determinados y animados sean sujetos de las pasivas reflejas a la posible confusi6n con las construcciones recíprocas. Según esto, una oraci6n como (42a) podría interpretarse de forma que los cocineros fueran sujeto agente y se un pronombre recíproco (es decir, supondría que se necesitan unos a otros). La posibilidad de confusi6n habría hecho descartar esta construcci6n y favorecer la aparici6n de las impersonales con se en las que la marca de acusativo a señala explícitamente que este argumento es paciente, no agente, de la acci6n. Este análisis, sin embargo, parece insuficiente porque en lenguas que tienen pasivas con se esta restricci6n no existe aunque sí se da la misma posibilidad de confusi6n, como en italiano, lengua en la que las oraciones equivalentes a (42a) tienen tanto una interpretaci6n pasiva como una recíproca47 • Ante esto cabe pensar que son motivos de carácter formal los que explican esta restricci6n. Mendikoetxea (1999b: 1688) afirma que la restricci6n sobre la animacidad es completamente paralela a la
47
Tampoco en las lenguas eslavas que tienen construcciones de S~ impersonal
y s~ pasivo reflejo tienen restricción de animacidad. Por ejemplo, en esloveno una oración como "se obedece a los padres" puede tener forma de activa impersonal o de pasiva refleja (i), mientras que en servo-croata, lengua que Carece de se impersonal, únicamente puede ser una pasiva refleja (ii). Los siguientes datos están tomados de Rivero (1998) y en ellos puede verse la inexistencia de restricción de animacidad en estas lenguas (Nom= caso nominativo; Ac= caso acusativo): (i)
(ii)
Starsi se ubogajo I StarSe se uboga. 'Padres-Nom se obedecen' I 'Padres-Ac se obedece.' (Se obedece a los padres). Roditdji se postuju I *Roditdje se postuje. 'Padres-Nom se obedecen' I 'Padres-Ac se obedece' (Se obedece a los padres).
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que impide tener complementos directos sin preposición en espafiol: los complementos directos que exigen preposición en castellano son los mismos que no pueden ser sujetos pacientes de pasivas con se (43a,b). Por eso los verbos que exigen complementos preposicionales nunca pueden formar pasivas con se (43c)48: (43)a. Necesitamos (*a) camarerosl Se necesitan camareros. b. Necesitamos *(a) los camareros 1 *Se necesitan los camareros. c. Los médicos ayudan *(a las) personas I*Se ayudan personas. Este paralelismo parece indicar que alguna relación existe entre la asignación de caso y la estructura interna de los argumentos. Si los SSNN definidos y animados en espafiol no pueden recibir caso acusativo del verbo si no es mediante una preposición a, que funciona como asignador o marca de caso, el hecho de que no puedan aparecer en construcciones pasivas reflejas indicaría que en estas la legitimación del complemento no se da por asignación de nominativo a distancia sino de acusativo. Esto estaría de acuerdo con la hipótesis de que en realidad las construcciones pasivas reflejas y las impersonales (en las que, como veíamos más arriba, sí parece darse la asignación de acusativo) son en realidad una misma estructura. Ahora bien, una hipótesis así deja ángulos oscuros en el problema; uno de ellos es por qué sólo se produce esta constricción en las pasivas con se y no en las pasivas perifrásticas (si se supone que ambas son igualmente inacusativas). La cuestión se complica, además, a la vista de datos en los que sí parece posible tener sujetos determinados y animados si se da una interpretación de tipo, lo que regresa el problema a la especificidad del argumento: 48 Observa Mendikoetxea que los verbos que cambian de significado según el régimen del complemento directo admitirán pasivas con se, pero sólo en el significado que no exige preposici6n. Tal es el caso del verbo querer, que significa 'desear' sin preposici6n y 'amar' con ella; la oraci6n se quiere una esposa solo tiene el primero de estos significados. Tal vez una explicaci6n similar pueda dar cuenta de que un verbo como temer pueda en ocasiones construirse con pasivas con se que son imposibles en otras; obsérvese el contraste entre *se temen l4s tormentas y se temen nuevas tormentas en l4s próximas horas; ahora bien, el matiz significativo que separa a ambos usos del verbo es sutil y demuestra una vez mú el estrecho lindero entre impersonales y pasivas con se.
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(44)a. Los cocineros se necesitan con urgencia, pero las camareras no corren prisa. b. *Los cocineros se necesitaron sólo hasta las ocho. c. A los cocineros se les necesitó sólo hasta las ocho. d. Los actores se veían muy bien desde aquel palco, pero el decorado apenas se vislumbraba. e. *Se vieron los actores ensayando la obra. f. Se vio a los actores ensayando la obra. Los contrastes anteriores muestran que los sujetos de las pasivas nm se pueden ser definidos y humanos si tienen una interpretación de tipo, forzada probablemente por la estructura contrastiva (44a,d); en cambio, si la interpretación es necesariamente específica, es obligatoria la construcción impersonal (44b,f). Obsérvese, además, que en los ejemplos gramaticales el sujeto paciente tiene una posición preverbal, es decir, ya no sería un argumento interno al SV, y actuaría como parte temática de la oración (de ahí la importancia de la estructura contrastiva para legitimar estas conslrucciones). Estos datos parecen sugerir que en la constricción de la animacidad opera una especie de jerarquización de los argumentos, de manera que resulta anómalo que un SN humano, definido, y además específico encarne un argumento que no es jerárquicamente el más prominente, esto es, que no es el argumento externo del verbo. Las construcciones impersonales no están sometidas a tal constricción porque en ellas hay un argumento más prominente que el objeto, el sujeto inespecífico, que es temáticamente un agenre y además se interpreta, por las razones discursivas que veíamos en § 1.1, como humano. Esto explicaría la paradoja de que la constricción de la animacidad no se dé en las pasivas perifrásticas. La razón sería que en este tipo de estructuras el sujeto paciente no ocupa la posición de argumento interno al Sv, sino que su posición no marcada es la preverbal; además, en tales estructuras el sujeto paciente coincide con la posición de tópico. No hay, pues, un argumento jerárquicamente superior49 •
49 Una jerarquizaci6n de este úpo es defendida en Anderson (1997), y acude a ella también Maldonado (1999).
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2.2.2. El sujeto nocional: los complementos con por Según el análisis generalmente aceptado de las pasivas, estas construcciones se caracterizan por eliminar el argumento externo de un verbo transitivo. Ello supone hacer que el agente o experimentan te que requiere ese verbo deje de ser un argumento y sólo pueda hacerse explícito en forma de un adjunto introducido por la preposición ;or 50 • Esta propiedad semántica hace que sean construcciones cercanas a las impersonales, puesto que el resultado es una proposición tal que uno de los actantes queda oculto, lo que les ha valido el que muchos las consideren impersonales 51 • Ahora bien, el argumento supuestamente elidido parece tener una cierta entidad sintáctica puesto que puede aludirse a él mediante adverbios agentivos (45a), u oraciones finales de infinitivo cuyo
50 Actualmente parece que esta es la única preposici6n que puede introducir un complemento agente en las construcciones pasivas con se. En ello se diferencian de las pasivas de panicipio, que pueden tener complementos agentes introducidos por la preposici6n de (cf. Bosque (1999: 295». En castellano antiguo también eran posibles estos complementos en las pasivas reflejas. Obsérvense los siguientes ejemplos:
Al fin se ha descubieno de muchos su pretensión, y a mí no me la ha excusado [1649, Nieremberg, Epístola XI. pág. 69; tomado de Sepúlveda Barrios (1988: 306)). (ii) Déle cien coces y no se le haga entender; es un pobreto y se comerá en la cárcel de piojos" [Alemán; tomado de Sepúlveda Barrios (1988: 294)]. (iii) Del saber y del valor se adecua un príncipe perfecto [1640, Gracián. pág. 55; tomado de Sepúlveda Barrios (1988: 281)]. (iv) Con cuánta temeridad se recibe de los necios el magisterio pastoral [Nieremberg, tornado de Sepúlveda Barrios (1988: 281)]. (i)
La desaparición de esta fórmula en castellano actual no sorprende a la luz del escasísimo uso que tenía aun en épocas pasadas. Si la expresión del agente en las pasivas con se ya resulta minoritaria, el empleo de la preposición de alcanzaba apenas un 1% de los casos, según recuentos de Sepúlveda Barrios (1988). 51 De hecho. la mayoría de las clasificaciones incluyen ambos tipos de se (impersonal y pasivo reflejo) en un mismo grupo caracterizado por la indeterminación del sujeto. Así lo hacen Molina Redondo (1974), que considera las construcciones pasivas-reflejas como la versión pasiva de las impersonales con se; también Manteca (1976). Álvarez Manínez (1989) y G6mez Torrego (1992). En Frajzyngier (1982) puede encontrarse un estudio tipológico de las relaciones entre pasivas e impersonales.
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,,,jeto coincide con dicho agente implícito (45b); finalmente, incluso puede estar explícito mediante un complemento preposidonal (45c)52: (45)a. Se retrasó la reunión deliberadamente. b. Se retrasó la reunión para esperar a los que faltaban. c. Se retrasó la reunión por los responsables del acto. En el análisis de las oraciones pasivas perifrásticas se ha propuesque el papel temático de agente que no asigna el verbo es absorbido por el morfema de participio, que resulta así ser un argumento ~·;tpaz de legitimar el adverbio de (45a) y de controlar al infinitivo de (4Sb). Este análisis, además de resultar problemático para las pasivas reflejas puesto que no hay morfología pasiva y habría que suponer 'llIe el papel temático externo lo absorbe se, predice la incompatibilid¡ld con el complemento con por, dado que no esperamos que el mismo papel temático se asigne dos veces. Dejando a un lado la polémica sobre si la morfología pasiva es o no un argumento -véase De Miguel (1992)- lo cierto es que la posibilidad de añ.adir el complemento con por es una de las cuestiones más debatidas en la bibliografía acerca de las pasivas con se. Gili Gaya (1943:73) defiende esta construcción con un ejemplo tlue se ha hecho paradigmático: se firmó la paz por los embajadores. ()tros autores ponen en duda la aceptabilidad de oraciones como esta (Havertake, 1980; Jordan, 1973; Cano Aguilar, 1981: 295), o cuestionan su valor agentivo. Lenz (1935: 57), por ejemplo, observa tlue en la frase se vigilaba a los prisioneros por negros el sintagma introducido por por no es agente sino un instrumento por medio del cual se ejecuta el acto. Los estudios estadísticos acerca de la aceptabilidad de este sintagma son especialmente ilustrativos. DeMello (1978, 1997) llega a la conclusión de que esta construcción, aceptada por los gramáticos, es sin embargo rechazada por el uso; solo se utiliza en varianres muy marcadas y poco populares. A similar conclusión llegan De Kock y Gómez Molina (l990b), quienes, sobre un corpus de lo
52 Las mismas características tienen las pasivas de participio: la reunión foe retrasada deliberadamente por el director para incluir un nuevo punto en el orden del dla.
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100.000 ocurrencias, concluyen que la frase con por es excepcional. Aparece solo con sujetos no humanos expresando medio, instrumento, procedimiento o causa; y suele denotar sujetos implícitamente animados como embajada, critica, etc. 53 Cuando este sintagma aparece lo hace con unas características precisas que reiteran todos los analistas. Se trata en la mayoría de los casos de un plural, muchas veces sin determinar. Cuando denota entes no animados expresa el medio, instrumento, procedimiento o causa; si son animados, se trata generalmente de nombres colectivos o de referencia generalizada, lo que Omori (1997: 129, n.15) llama un 'agente esquematizado', fácilmente predecible por el evento (fir-
mar la paz ..por los embajadores; dictar la sentencia...por el tribuna4. Es inusual y casi agramatical, en cambio, la presencia de agentes específicos 54. Esto explica los siguientes contrastes: (46)a. Esta obra se escribi6 por {un autor totalmente desconocido/*Cervantes} . b. Este cuadro se pint6 por un expeno retratista. c. *Este cuadro se pint6 por Goya [tomado de DeMello (1978: 325) 55]. Estos rasgos del complemento agente aparecen incluso en aquellos textos en que es más frecuente su uso, como en los de carácter jurídico. Sobre un extenso corpus, Ric6s (1998) concluye que el empleo de la pasiva refleja con agente es abundantísimo en este tipo de documentos. La raz6n, según la autora, se debe a la combinaci6n de dos factores. De un lado, las pasivas reflejas son estructuras téticas que no focalizan ni el agente ni el paciente, lo que explica su preferencia frente a las pasivas perifrásticas en las que el paciente suele ser el tema o informaci6n dada; de otro, la presencia del complemento agente con por permite evitar cualquier tipo de ambigüedad al hacer explícitos todos los argumentos de la oraci6n. La pasiva refleja con
53 Fox y Grodzinsky {1998} muestran la especial complejidad del proceso de adquisición de los complementos agentes de las construcciones pasivas; véase también Pierce (1992) sobre la adquisición de pasivas con sujetos pre y postverbales. 54 Pero no imposible. DeMello cuenta 2 casos de 31; DeKock y Gómez Molina (l990b) encuentran 5 ejemplos de 28. 55 Que a su vez lo atribuye a Martínez Amador (l953: 1102).
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.I~cnte
se construye no solo con verbos desinentes con los que la pasiva perifrástica no es posible, sino también con gerundios y preté,ilOS perfectos: (47)a. La amplitud de la tutela jurídica, de lo que el juez debe conceder o negar, es decir, el objeto del proceso, se fija taxativamente por las partes [Albacas L6pez (1987: 7), tomado de Ricós (1998: 198)]. b.... ya que habiéndose solicitado y acordado por el ayuntamiento la inclusión en el Registro de Solares... [Aranzadi (1970: 2.064), tomado de Ricós (1998: 199)]. En cualquier caso, los agentes, tan abundantes en estos textos,
Ni~uen teniendo una interpretación genérica: se refieren a entida-
,b abstractas, inespedficas, o tienen interpretación de tipo. Esto avala la hipótesis de que el complemento con por no representa, mmo ya observó Lenz, un verdadero agente (de lo que no cabría duda si se tratase de un SN definido y específico) sino un medio, instrumento o causa que de forma secundaria contribuye al cumplimiento de la acción. Si esta interpretación es cierta, y parece sl'rlo, podría explicar la observación de Mendikoetxea (1999b) de 'Iue los sujetos de verbos transitivos con papel semántico de fuente n destinatario no pueden encarnar un complemento agente de la pasiva56 : (48)a. Se recibió el premio con entusiasmo (*por el ganador). b. Se enviaron telegramas de condolencia (*por los familiares).
Así pues, podemos concluir que las construcciones pasivas con se lienen un agente implícito que raramente se hace explícito en forma de adjunto introducido por la preposición por. Esta propiedad las vincula estrechamente a las construcciones impersonales con se: tanto unas como otras son estructuras eventivas, es decir, denotan eventos que implican un argumento agente o experimentante, pero dicho argumento tiene una interpretación genérica o indefinida,
56 Pero véase De Miguel (1992: 208) para una explicación de estas restricciones basada en el aspecto perfectivo o no perfectivo del verbo,
61
Ello se manifiesta en el caso de las pasivas en el rechazo del complemento agente con por; en las impersonales, en la interpretación inespecífica de su argumento sujeto. Este vínculo no resulta en absoluto extraño si tenemos en cuenta que fue precisamente esta propiedad compartida la que propició el paso de una a otraS? Esta propiedad, además, las diferencia de las construcciones medias, que, como veremos, son no eventivas y excluyen ese tipo de argumento implícito.
2.3. Se pasivo reflejo y aspecto genérico: las construcciones medio-pasivas
Las construcciones pasivas con se tal como las hemos considerado hasta ahora tienen naturaleza eventiva, es decir, denotan actividades, logros o realizaciones tal como éstas afectan a un objeto que, sintácticamente, tiene las marcas funcionales de un sujeto. Pero además de esta interpretación eventiva, las pasivas con se pueden tener una interpretación estativa y denotar propiedades que describen al objeto. Son las llamadas construcciones medio-pasivas o pasivas genéricas (Otero, en este volumen)S8. Obsérvese el siguiente par: (49)a. Se leyeron muchos libros durante aquel semestre. b. Este libro se lee fácilmente. Ambas oraciones pueden considerarse pasivas: su sujeto gramati-
cal se corresponde con el argumento que el verbo transitivo tomaría
57 A este respecto es de destacar el notorio contraste entre la pasiva refleja y la perifrástica respecto a la aceptación del complemento agente. Según los recuentos de Sepúlveda Barrios (1988). la pasiva refleja con agente no alcanza más que un 0,09 % mientras que la perifrástica con agente llega al 300/0. 58 En la tradición anglosajona. sin embargo, se denomina a estas oraciones simplemente 'medias', uso que se ha extendido recient~mente a los estudios sobre las lenguas romances (véase sobre el francés Zribi-Henz (1982». Este es el mismo uso que hace Mendikoecxea (1999b) y Garda Negroni (en este vol.) para referirse a lo que aquí denominamos medio-pasivas y la tradición considera simplemente pasivo reflejo'. La tradición española usa el término 'medio' con un valor de completamente distinto, independiente de la interpretación de propiedad, para referirse a otro uso de se diferente del pasivo-reflejo, al que nos referiremos inmediatamente. Mantendremos, sin embargo. la denominación 'medio-pasiva' para referirnos al se pasivo-reflejo con interprecaci6n de propiedad y 'm~o-impersonal' para referirnos al se impersonal con interpretaci6n de propiedad.
se
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complemento directo en la oración activa correspondiente 59. I )ifieren, sin embargo, en aspectos cruciales relativos a su interpreta,j,'m. La principal diferencia es que la oración pasiva de (49a) denota 1111 evento o proceso, que tiene lugar en un momento determinado 'lile puede especificarse mediante expresiones temporales y es comp;llible con cualquier denotación temporal (en este caso, se trata de li"mpo pasado con aspecto perfectivo). En cambio, la oración IIll'oio-pasiva de (49b) denota una propiedad del sujeto que tiene ,;Inkter atemporal y sólo es compatible con tiempos verbales que Il('rmitan una interpretación atemporal o genérica (el presente o el I111 perfecto} 60. Por esa razón, la interpretación de propiedad no Pllede surgir en oraciones con tiempos perfecivos (50a) o progresivos (50b); tampoco admite imperativos (50c) ni puede ser predicado rll oraciones reducidas o cláusulas mínimas (50d}61: lO 111 O
(50}a. b. c. d.
??EI suelo se ha lavado fácilmente. #¡Suelo, lávate! 62 #EI suelo se está lavando. #Veo al suelo lavarse fácilmente.
La razón de estas restricciones temporales se halla en el hecho de tille las oraciones medio-pasivas no refieren a eventos sino a estados; el predicado no denota una acción sino una propiedad del sujeto, indepcndiente de la realización o no del hecho. Esta característica fue ya observada por Fernández Ramírez (1987: 405), quien afirma que "cnuncian procesos o acciones como propiedad inherente de las l'OSas», es decir, enuncian hechos de validez general con independencia de la actividad de los hombres; igualmente Babcock {1970: 44} subraya que estas construcciones focalizan el ((phora», el estado de ser hecho 59 Así lo hace Mendikoetxea (1999b); para otros autores como Fernández Ramírez (1987) es el sentido medio el que prevalece en ambas. Trata las similitu,les y diferencias entre las construcciones medias con s~ y la morfología pasiva en francés Zribi-Henz (1982). 60 Estas diferencias pueden explicar que la pasiva de panicipio disuene en una oraci6n como (55b), pero no en (55a). Compruébese: Fueron leidos muchos libros Jurante aqu~l semestre / ??*Est~ libro ~s leido fácilmente. Recuérdese las especificaciones aspectuales de la pasiva perifrástica de las que hablamos en el §2.1, 61 Observan estas restricciones Kayser y Roeper (1984) y las corrobora para el espafiol Mendikoetxea (1999b). 62 El símbolo # quiere indicar que estas oraciones no son agramaticales pero sí inaceptables por razones de naturaleza extralingüística.
63
s,
algo, no la acción. En palabras de Mendikoetxea (1999b: 1663), el medio-pasivo conviene un verbo transitivo que denota una realización en un verbo estativo o imperfectivo que denota una propiedad. Vere~ mos a continuación las propiedades de estas construcciones. 2.3.1. El valor modal de las construcciones medio-pasivas.
El aspecto imperfectivo y la interpretación de propiedad de las construcciones medio-pasivas están íntimamente ligados a su valor modal. Estas estructuras implican una lectura de posibilidad, de ahí que una oración como esta camisa se lava fácilmente no signifique que se esté lavando ahora sino que se puede lavar. Este valor modal, central para algunos análisis como el de Otero (en este volumen) y Garda Negroni (en este volumen), se ha explicado suponiendo la existencia de un operador de posibilidad en su estructura eventiva63 • Según Doron y Rappaport (1991) la estructura eventiva de una oración como esta puerta se abre sería así: (51)PODER (condiciones normales (e), CAUSA (e, abrir (y))) El argumento de causa no aparece en la estructura argumental porque está cuantificado por el operador de posibilidad, aunque puede aparecer como adjunto. Dicho operador es responsable, según Condoravdi (1988) y Massam (1988) de la interpretación genérica de las medio-pasivas. Se trata de una cuantificación genérica sobre eventos, que liga las variables de evento y de argumento64 • 63 Este es el análisis que proponen, entre otros, Massam (1988), Condoravdi (1988) y Doron y Rappapon (1991). 64 Las oraciones pasivas con se en presente pueden tener una lectura normativa o habitual que puede confundirse con la interpretaci6n de propiedad. Esta interpretaci6n consiste en considerar las oraciones como asertos sobre la forma en que deben o suelen llevarse a cabo los procesos denotados por el predicado, como en la gripe se cura con reposo o hache se escribe con hache [ejemplo de Garda Negroni, en este vo1.]. Este valor normativo es diferente del de posibilidad y deriva de la conversi6n de los hábitos en normas. Sin embargo, la oraci6n carece de muchas de las propiedades de las medio-pasivas; la principal es que no tiene interpretaci6n de 'propiedad' (remitimos al trabajo de Garda Negroni para una detallada descripci6n de las diferencias formales y semánticas entre ambas). Los valores normativos o habituales explicarían que verbos pronominales puedan dar lugar a oraciones pseudo-medio-pasivas cuando se presentan en tiempo presente y reciben interpretaci6n habitual, como los cipreses se levantan majestuosos.
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Se ha asociado la interpretación genérica de estas oraciones con la III'l'sencia de ciertas modificaciones adverbiales que resultan a menu,lo imprescindibles para que ella sea posible. Se trata de adverbios lOmo ¡dei/mente, difici/mente, bien, maL.. cuya ausencia hace inviable IIlIa interpretación genérica de la oración65 • Como hace notar Garda N('groni (en este volumen), tales modificaciones parecen únicamente prescindibles cuando la propiedad descrita por el predicado afecta al 1I0mbre en cuanto denotador de una clase. En los ejemplos siguientes (52)a. Esta silla se pliega. b. Esta silla se pliega fácilmente. ,,1 primero presenta el predicado como una propiedad que describe la a la que está adscrito el sujeto, y equivale por tanto a 'esta silla es plegable', o 'pertenece a la clase de sillas plegables'. El segundo, en camhin, significa que cierto elemento de esa clase tiene la propiedad específil'" de satisfacer con facilidad la propiedad de la totalidad de la clase a la 'lile pertenece. Esta diferencia explica, creemos, que la mayoría de las oraciones medio-pasivas exijan modificadores adverbiales que marquen dichas propiedades específicas: tal obligatoriedad se da cuando la enunriación de la propiedad de la clase a la que pertenece el sujeto es vacua o informativamente poco pertinente. Así, no tiene mucho sentido decir '('ste libro se lee' (con interpretación de propiedad, exclúyase por tanto la interpretación eventiva) porque, en condiciones normales, poder ser leído forma parte de la naturaleza de un libro. Las diferencias entre las construcciones pasivas (eventivas) y las medio-pasivas en lo referente a su aspecto y a su interpretación están Inrimamente relacionadas con la diferente naturaleza de los argumentos del verbo en ambas construcciones. Comencemos por el sujeto sintáctico (argumento interno paciente) para pasar después a las divergencias que atañen al agente. d;L'ie
65
También la negación puede desencadenar la lecrura genérica:
(i) *Su letra se lee (exclúyase la interpretación eventiva). (ii) Su letra se lee con dificultad. (iii) Su letra no se lee.
Que la negación haga innecesatia la presencia del adverbio de manera para que sea posible la interpretación genérica puede deberse a que lo que resulta negado es precisamente el operador de posibilidad, de manera que lo que se predica es la ausencia de la propiedad 'ser legible'.
65
2.3.2. El sujeto de las construcciones medio-pasivas Por lo que respecta al sujeto gramatical (el paciente u objeto nocional), sucede que en las pasivas eventivas aparece generalmente en posición posrverbal y puede ser indeterminado, mientras que en las medio-pasivas, en cambio, suele ocupar la posición preverbal y está necesariamente determinado. Ambas propiedades parecen deberse a que este argumento es, en las medio-pasivas, un tema oracional, mientras que en las pasivas funciona como un elemento remático. En segundo lugar, no parece operar sobre el sujeto de las mediopasivas la restricción de la animacidad de la misma forma que en las pasivas eventivas. Martín Zorraquino (1979: 236) recoge los siguientes ejemplos de pasivas con se que tienen sujetos animados y definidos. Estas oraciones deberían ser agramaticales, pues, como hemos visto, no se admiten en español pasivas reflejas con sujetos humanos y definidos. Sin embargo, pueden resultar aceptables con una interpretación medio-pasiva: (53)a. Los hijos no se escogen. b. Los maridos no se encueritran fácilmente. c. Las mujeres no se conocen nunca bien. Obsérvese que las oraciones anteriores resultarían anómalas con el verbo en pretérito indefinido (debido a que ello forzaría la interpretación pasiva e impediría la medio-pasiva). Curiosamente, en este caso el sujeto humano y definido tiene interpretación genérica, incluso si se trata de un determinante indefinido (el sujeto de un marido no se encuentra asl como asl no es un marido en particular sino cualquier marido); por eso los SSNN determinados por un demostrativo han de tener interpretación de tipo para poder aparecer en tales construcciones (este (tipo de) profesor no se encuentra fácilmente)66.
66 Mendikoetxea (1998 Y 1999a) propone, sin embargo, que la restricción de definitud afecta de igual modo a las medio-pasivas que a las pasivas, de tal manera que cuando el objeto nocional es humano y definido la única posibilidad de expresión es mediante una oración impersonal. Estas también tienen, en opinión de la autora, variante medio-impersonal, con similares caracterfsticas interpretativas que las medio-pasivas, aunque con las diferencias formales existentes entre pasivas e impersonales. A una impersonal como no se encontró 4 los maritlos. le correspondería una medio-impersonal como 4 los maritlos no se les encumtm fácilmente.
66
En tercer lugar, d sujeto de las medio-pasivas (y de las medias tam"it-Il. como veremos), aW1 siendo W1 paciente o W1 tema, se convierte
un semi-agente (en términos de Hale y Keyser (l988), W1 'agente wllstruccional'), porque sus propiedades son concebidas como respon\.Ihlcs de la acción dd verbo (véase van Oosten (1977», Además, como II('mos visto este argumento tiene a menudo W1a interpretación de tipo: 1.1 oración se convierte así en W1a generalización sobre d tipo de objeto, Esta tercera propiedad está rdacionada estrechamente con una I II:lrta que restringe, además, d tipo de predicados transitivos que pueden dar lugar a construcciones medio-pasivas, Se ha observado I"t-pctidas veces que las construcciones medias de inglés y alemán .Iparecen únicamente con verbos que denotan realizaciones pero no l"Oll aquellos que denotan actividades, estados o logros (los ejemplos tll' (54) los tomamos de Mendikoeexea (2000»: C'I\
(54)a. *Metal hammers easily. [actividades] 'El metal se golpea fácilmente.' [estados] b. *The answer knows easily. 'La respuesta se sabe fácilmente.' [realizaciones] c. Detective novels read easily. 'Las novelas de detectives se leen fácilmente.' d. *The lottery wins easily. [logros] 'La lotería se gana fácilmente.' Frente a estos datos, en español (y otras lenguas romances)67 parece que las medio-pasivas y medio-impersonales admiten cualquier tipo de verbo excepto los estativos: (55)a. *Los datos históricos se saben difícilmenté8 b. A Pierre se le reconoce por su nariz roja
[estado]. [logro].
67 Sobre
el francés, véase Gross (1975) y Zribi-Hertz (1982), Pero repárese en la gramaticalidad de la historia de España se sabe bien o no se sabe. Parece que con ciertos verbos que denotan estados o logros opera la misma restricción que con el se llamado aspectual (como veremos): la interpretación media es posible, (y también la presencia de un se aspectual) cuando el verbo denota no un estado sino una realización, es decir, un proceso que tiene un estado final y que es fruto de la voluntad de un agente que opera deliberadamente en el proceso. Compárese: (i) *Juan se sabe conducir camiones I *Conducir camiones se sabe fácilmente. (ii) Juan se sabe la historia de España I La historia de España se sabe bien si se estudia lo suficiente. 68
67
c. La torre Eiffel se ve desde lejos d. A las sirenas se las oye desde aquí
[actividad]. [actividad];
Ahora bien, Mendikoetxea observa que en estos casos las oraciones de (55b,c,d) no corresponden a verdaderas oraciones medias, sino que denotan procesos, esto es, serían verdaderas pasivas o impersonales con se, que no denotan propiedades sino procesos. Hecha esta distinción, puede concluirse que las oraciones de propiedad se combinan únicamente con predicados que denotan realizaciones. La pregunta ahora es ¿por qué?, especialmente si tenemos en cuenta que en las pasivas y en las impersonales no existe este tipo de restricciones. La respuesta puede estar bien en el tipo de predicado, bien en el tipo de argumento que ese predicado selecciona. Keyser y Roeper (1984), Roberts (1987) y Fagan (1988) suponen que sólo las realizaciones pueden dar lugar a oraciones medio-pasivas porque sólo ellas tienen objetos afectados. Parece que este requisito se sigue del hecho de que la habilidad o posibilidad expresada por el predicado dependa crucialmente de las propiedades del objeto nocional es decir, son las características de un objeto afectado las que pueden hacer que sea o no cierta la propiedad que de él predica la oración media. Esto explicaría que ciertos predicados transitivos puedan entrar en esta construcción. Obsérvese que frente a la buena formación de las pasivas no genéricas de (56), las genéricas de (57) muestran un contraste relevante: (56) a. Se vendieron varios libros de Cela. b. Se compraron varios libros de Cela. (57)a. b. c. d.
Estos libros se venden bien. *Estos libros se compran bien. Este tejido se corta con mucha facilidad. *Esta pared se golpea con dificultad.
Estos hechos, observados por Omori (1996: 123-124),sugieren que el se medio-pasivo o genérico sólo puede aparecer en eventos que pueden ser instigados por las cualidades del objeto afectado. Sin embargo, pueden argüirse algunos contraejemplos a este tipo de explicación. El primero es que verbos con objetos no afec68
lados pueden dar lugar a construcciones medio-pasivas si las espeificaciones semánticas del predicado hacen que éste pueda ser lIInsiderado una propiedad suya. Compárese (57b) con una oral ión como los dólares se compran bien en el mercado negro de muchos países. De otro lado, la imposibilidad de tener construcl iones medio-pasivas con verbos estativos parece que ha de ser rdacionada con otras propiedades. Una es que carecen de valor ;I~entivo, por lo que excluyen en cualquier caso la presencia de los modificadores adverbiales que facilitan la interpretaci6n mediopasiva (compárese (55a) con *Juan sabe diflcilmente matemdticas). (>tra es que estos verbos parecen tener un valor factivo que excluye en cualquier caso una interpretaci6n de posibilidad; repárese 'Iue de Juan baila tangos puede deducirse que lo hace de hecho o 'llIe puede hacerlo si quiere, en cambio Juan sabe la historia de Hspaña s610 puede tener la primera interpretaci6n. Datos como C'stos, que requerirían, desde luego, un estudio más detallado, parecen indicar que la cuesti6n de fondo que late tras estas restricdones es qué predicados, y cuáles no, pueden recibir una interpretaci6n genérica, sea cual sea la forma gramatical que ésta lenga. 4
2.3.3. El agente tÚ 1m construcciones medio-pasivas
Otra diferencia importante respecto de las oraciones medio-pasivas (y medio-impersonales) radica en la relevancia gramatical del sujeto nocional, es decir, del que debería ser sujeto del verbo transitivo en la oraci6n activa correspondiente. A diferencia de las construcciones pasivas con se, en las medio-pasivas este argumento no s610 no puede aparecer expreso en un adjunto introducido por la preposici6n por, sino que no puede tampoco interpretarse como un elemento impHcito. La ambigüedad de una oraci6n como (58a) entre una interpretaci6n media pasiva y pasiva, que se desharía con la presencia de uno de los adjuntos entre paréntesis, no existe en (58b) que se interpreta únicamente como pasiva: (58)a. Ese libro se vende {fácilmente I s610 en la librería de la Universidad) . b. Ese libro se escribi6 para dar a conocer la verdadera teoría de la relatividad.
69
Surge, así pues, la siguiente cuestión. Dadas las diferencias entre las oraciones pasivas con se y las medio-pasivas, ¿podemos seguir hablando de ambas como variantes interpretativas de una misma estructura o bien se trata de dos estructuras diferentes? Las respuestas que se han dado a esta pregunta han utilizado como principal argumento precisamente la naturaleza del agente implícito. Podemos diferenciar dos corrientes. Una es la de quienes suponen que las oraciones medio-pasivas son un tipo de pasivas, derivadas como ellas de las correspondientes activas y cuyas características especiales pueden explicarse por razones independientes. La otra es la de quienes suponen que se trata de estructuras independientes, no relacionadas; quienes defienden esta postura suponen que las construcciones medio-pasivas no derivan de las activas correspondientes sino que obedecen a la existencia de verbos con significado medio. Veremos con detalle los argumentos de una y otra postura. Entre los que defienden un mismo análisis para las oraciones medio-pasivas y las pasivas están Keyser y Roeper (1984), Roberts (1987), Fellbaum (1986) y Hale y Keyser (1987, 1988), Condoravdi (1988), Stroik (1992, 1995) Y Hoeckstra y Roberts (1993). Suponen que las construcciones medio-pasivas (la mayoría las denomina simplemente 'medias') derivan de las correspondientes transitivas por un procedimiento sintáctico que 'elimina' el argumento externo y convierte en sujeto al argumento interno -es decir, el mismo procedimiento derivacional que veíamos en el caso de las pasivas reflejas-o Su principal argumento es la presencia sintáctica de ese argumento 'eliminado' que se manifiesta en la posibilidad de interpretar un agente implícito. A ese agente aluden, según ellos, los adverbios de facilidad o dificultad que propician la interpretación de propiedad lfdcilmente, bien, rdpidamente, etc.) y que requieren necesariamente un benefactivo (Massam, 1988). Stroik (1992, 1995) muestra, además, que este benefactivo puede hacerse explícito mediante un adjunto introducido por la preposición for 'para' (59a), puede funcionar como antecedente de expresiones anafóricas contenidas en el sujeto de la oración media (59b) e incluso controlar al sujeto de un infinitivo siempre que se den cienos requisitos estructurales, lo que demostraría que hay efectivamente control y no simple reinterpretación semántica: (59)a. This book reads easily for Bill. 'Este libro se lee fácilmente para Bill'. 70
b. Los libros sobre uno mismo se leen difícilmente. c. La mayoría de los libros de física se leen difícilmente incluso después de PRO haberlos leído varias veces. d. *La mayoría de los libros de física se leen difícilmente para PRO hacerse una idea. De otro lado, quienes mantienen la independencia de las oraciom's de propiedad respecto a las pasivas niegan la existencia de ese ,.rgumento implícito. Fagan (1988, 1992), Zribi-Hertz (1993) y At.:kema y Schoorlemmer (I995) afirman que los datos anteriores no prueban que las oraciones de propiedad deriven de las correspondientes transitivas activas; la presencia semántica del agente implíci10 no tiene por qué deberse a un proceso sintáctico, sino que puede ser una propiedad semántica de los verbos correspondientes; en otras palabras, ese argumento quedaría saturado en el léxico y no se proyectaría en la sintaxis, de forma que los verbos transitivos en las mnstrucciones de propiedad se comportarían como verbos con un .'mico argument069 • El resultado es que el sujeto sintáctico ocupa la posición de sujeto en la base y no es necesario postular ningún movimiento. El análisis de estas construcciones en espafiol que propone Mendikoetxea (2000) supone una conciliación de ambas posturas. Propone la autora que el sujeto nocional del verbo transitivo en las l"Onstrucciones medio-pasivas está presente, al menos semánticamente, y se interpreta como genérico o universal7o • La presencia de este argumento implícito permite, además, unificar el análisis de las medio-pasivas y las medio-impersonales. Observa Mendikoetxea
69 En este sentido, es relevante la diferente interpretaci6n de cuál es el resultaJo de la eliminaci6n de ese argumento. Para Fagan (1988) ese proceso léxico convierte a los verbos medios en verbos inacusativos o ergativos, con sujeto interno al SV; en cambio, para Ackema y Schoorlemmer (1995) los verbos medios son verda(Ieros intransitivos cuyos sujetos son auténticos sujetos profundos, esto es, argumentos externos. Esto tiene consecuencias interesantes a la hora de explicar las propiedades de las construcciones medias, ya que según este análisis no habría ningún movimiento del sujeto de la posici6n de objeto nocional a la de sujeto gramatical, como supone Fagan (1988) siguiendo a Keyser y Roeper (1984) y Roberts (1987). 70 Su presencia, según la autora, diferencia las construcciones medio-pasivas de las incoativas (que nosotros llamaremos simplemente medias). Volveremos sobre este punto en el §3.2.
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(2000) que las construcciones impersonales con se también pueden tener interpretación de propiedad (la autora las denomina medioimpersonales) : (60)a. En ese tiempo se sobornó a muchos políticos. b. A los políticos se les soborna fácilmente.
Las mismas características semánticas y sintácticas (interpretación de propiedad, proposición no eventiva, anteposición del argumento interno, tiempo genérico, presencia de adverbios de modo) diferencian la interpretación medio-impersonal de (60b) de la puramente impersonal de (60a). Ahora bien, que esté implícito ese argumento externo no quiere decir, frente a Stroik (1992) y Hoekstra y Roberts (1993), que la formación de las construcciones medio-pasivas se produzca por movimiento. Al contrario, Mendikoetxea supone que el elemento del que se predica la oración media se genera en la posición inicial de base y no hay movimiento.
3. LAs CONSTRucaONES MEDIAS CON SEI 3.1. Usos paradigmáticos de se. El
se medio' y las construcciones
reflexivas
Las construcciones con se analizadas hasta ahora comparten el rasgo gramatical de exigir un sujeto de tercera persona (singular, en el caso de las impersonales, singular o plural en el de las pasivas). Por esta razón la tradición gramatical las ha denominado de se no paradigmático (Suñer, 1973) o exclusivas de la no persona (Otero, en este vol.). Frente a ellas, una serie de construcciones que estudiaremos en este apartado no presentan esta restricción, de manera que se alterna con los pronombres átonos de primera y segunda persona (tanto singular como plural). Se trata de construcciones con verbos de cambio de estado o posición (como (61a,b», con verbos de reac71 Recuérdese lo que decíamos en las notas 4 y 58 acerca de la ambigüedad dd término 'medio'. Aquí lo usamos con d sentido que tiene en la tradici6n gramatical espaftola, como denominaci6n de los predicados que denotan procesos internos al sujeto que tienen en él su origen y su culminaci6n. Se opone, por tanto, al pasivo-reflejo y al medio de propiedad.
72
,i6n emocional (cf. (61c», así como con los llamados verbos pronominales puros o propiamente reflexivos de (61d), que no pueden en lIingún caso prescindir del c1ítico: (61)a. b. c. d.
La ropa se secó. El barco se hunde. No debe entristecerse con la noticia. Pronto se arrepentirá de haber tomado esa decisión.
Todas ellas comparten dos propiedades que permiten considerarlas una clase uniforme aunque heterogénea: en primer lugar, el c1ítini ha de tener los mismos rasgos gramaticales que el sujeto, es decir, son obligatoriamente 'reflexivas'72 ; en segundo lugar, el sujeto caren' de valor agentivo y se interpreta como un objeto afectado o un ('xperimentante (detallaremos más adelante las matizaciones a esta ~cneralización) de tal manera que la oración denota un proceso que I iene su origen y su desarrollo en él. Antes de estudiar con detalle las propiedades argumentales y aspectuales de estas oraciones y de establecer algunas subclases, es preciso determinar cuál es su relación con las construcciones tamhién reflexivas que aparecen en (62): (62)a. Juan se odia. b. Juan se regaló un coche nuevo. Tanto en (61) como en (62) el c1ítico es correferente con el sujeto, luego, si consideramos ésta la propiedad definitoria de la reflexi-
vidad, ambas pueden considerarse exponentes de ella. Son numerosos los autores que han partido de esta constatación para proponer un análisis unitario de ambos tipos de construcciones73 • Sin embargo, existen diferencias que permiten trazar una línea divisoria entre 72 Esta propiedad se ha reflejado en las denominaciones que los pronombres de (61) han recibido dentro de la tradici6n gramatical: Alarcos (1968) y Álvarez Martina (1989) los denominan incrementos reflexivos; para el Esbozo son reflexivos propios; Luján (1977) los llama reflexivos incoativos y G6mez Torrego (1992) los caracteriza como reflexivos sin funci6n nominal; mantienen el término incluso los autores que diferencian netamente entre eUas y las construcciones reflexivas no medias, como Vera Luján (1996), que los llama ergativos reflexivos, u Otero (1999), que los llama reflexivos intrlnsecos. 73 Entre ellos, Roldán (1971), Napoli (l976b) o Martín Zorraquino (1979: 126-146). Véase también Schroten (1972), quien supone una misma estructura básica para todas las construcciones con se, incluidas las reflexivas.
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ambas. Estas diferencias atañen a la función del clítico, concretamente a la posibilidad de ser duplicado con otra anáfora o sustituido por un elemento no anafórico, y a la estructura argumental y funcional de la oración. Lógicamente, todos estos aspectos están íntimamente relacionados. Veamos cómo. En primer lugar, se ha sefialado repetidamente 74 que en las construcciones de (62) los clíticos reflexivos puedan alternar con los que no lo son (63a,b), mientras que en las de (61), en cambio, esta alternancia está vedada (63c) o bien altera sustancialmente su significado, como en (63d): (63)a. Juan {sello} lava. b. Juan {selle} regaló un coche nuevo. c. {Te/*le} has olvidado de su cumpleaños. d. La ropa {se I #nos} secó. Esta diferencia se debe a que la correferencia entre el clítico y el sujeto esconde dos tipos de relaciones semánticas distintas. Mientras que en (63a,b) puede diferenciarse la participación del referente como agente y paciente, las oraciones de (63c,d) denotan procesos que tienen lugar en el sujeto, del que parten y en el que se desarrollan, sin que puedan diferenciarse con nitidez dos funciones semánticas distintas para él y el clítico. En otras palabras, el pronombre no encarna un argumento independiente del sujeto. Esto ha hecho que se consideren típicamente intransitivas las construcciones de (61)75, mientras que las de (62) serían un caso especial de construcciones transitivas en las que el complemento (directo o indirecto) es, circunstancialmente, correferente con el sujeto. El bajo grado de diferenciación de sujeto y complemento está relacionado con el escaso o nulo control que el sujeto ejerce sobre el proceso denotado por el predicado. En las construcciones de (62) el sujeto es un agente que controla no sólo la acción sino también el objeto sobre el que ésta se proyecta. En cambio, las de (61) tienen
Véase Luján (1977) Y Lázaro Mora (1983: 305), entre otros muchos. En efecto, hay acuerdo entre la mayoría de los especialistas en considerar se como un elemento intransitivizador. Véanse, por ejemplo, Reichenkron (1933), Oca (1914), 8abcock (1970), Lázaro Mora (1983), Cano Aguilar (1981). Otros autores, como Vera (1996) suponen que también las construcciones reflexivas de (62) son intransitivas porque el ditico impide la expansi6n de un SN previsto. Volveremos más adelante sobre el alcance te6rico que tiene esta consideraci6n. 74
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sujetos no agentivos que sufren procesos o cambios que ellos mismos no pueden controlar. La a~sencia de agentividad, destacada por Luján (1977) y Lázaro Mora (1983: 305) como diferencia fundamental entre las construcciones medias y las verdaderamente reflexivas, se manifiesta en el rechazo de expresiones adverbiales como deliberadamente, por voluntad propia, etc., que sí pueden aparecer en construcciones reflexivas como las de (62)76: (64)a. Juan se lava por voluntad propia. b. Juan se regaló un coche nuevo deliberadamente. b. #Te has olvidado de su cumpleaños a propósito. c. #Se maravilló deliberadamente con aquella obra tan hermosa. El proceso sufrido por el sujeto, ajeno a la intervención directa de un agente, puede o no estar desencadenado por una causa externa (compárese la ropa se secó con el viento con *se arrepintió de sus crimenes con su dolor), pero en cualquier caso parece independiente de acción alguna. Volveremos a esta cuestión en el apartado siguiente. Finalmente, en las oraciones de (62) el clítico reflexivo puede ser duplicado por otro sintagma que contenga el también reflexivo si (mismo) precedido por la preposición a, como se muestra en (63). En las de (61), en cambio, la presencia de este segundo reflexivo es controvertida y en cualquier caso siempre impone la de la preposición por, como se ve en (66): (65)a. Juan se odia a sí mismo. b. Juan se regaló a sí mismo un coche nuevo. (66)a. La ropa se secó {la sí misma! por sí misma/por sí sola}. b. Juan se olvidó de tu cumpleaños {*a sí mismo ! *por sí mismo! ?por sí solo}. Las diferencias entre ambos grupos de ejemplos no sólo indican que si mismo es complemento directo o indirecto en (65), pero no
76 Lógicamente, las construcciones reflexivas con verbos de cambio y sujetos de cosa no admiten este tipo de modificadores adverbiales porque no puede atribuirse voluntad a los objetos (cf. #Ia ropa se secó por voluntad propia).
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en (66). También sugieren, y creemos que esto es lo más relevante, que sólo en (65) si mismo puede considerarse una duplicación del clítico, mientras que en (66) se trata de un adjunto cuya presencia es independiente de la de éste. Podemos dar dos argumentos a favor de esta independencia. En primer lugar, se ha observado repetidamente en la bibliografía al respecto que la presencia de un complemento argumental que contenga una anáfora hace obligatoria la presencia de un clítico reflexivo junto al verbo (cf. (67a». Podemos afiadir a esta generalización que, por el contrario, si la anáfora aparece en un adjunto, el clítico no sólo no es obligatorio sino que es inadmisible (cf. (67b,c»: (67)a. Pedro sólo *(se) ve a si mismo. b. Pedro (*se) trabaja para si mismo. c. Pedro (*se) aprobó las matemáticas por sí mismo. Repárese en que lo que hace agramatical (67b) es precisamente la coaparición de se con para si mismo, como se deduce de la gramaticalidad de Pedro se trabaja a sus clientes, por un lado, y de Pedro trabaja para si mismo, por otro. Y lo mismo vale para (67c). Obsérvese, además, que este tipo de complementos pueda aparecer con gran cantidad de predicados, que no exigen la presencia del clítico (puede
pensar por si mismo; aprobó las matemáticas por si mismo...etc.). En segundo lugar, los sintagmas por si mismo de (66) son sinónimos de por si solo, de manera que el significado que afiaden a la oración es que el evento tuvo lugar sin la intervención de ningún causante externo. De ahí que lo admitan sólo los predicados que permitan presuponer la posibilidad de que exista tal causante externo; según esto, el contraste entre (66a) y (66b) se debería a que puede existir una causa externa para que algo se seque, pero no se precisa ayuda para olvidarse de las cosas?? Si esto es así, cabría pensar que en (66a) el complemento por si mismo no sólo no está reduplicando al clítico sino que su presencia es hasta cierto punto independiente?8.
n Sobre este asunto, puede verse Sánchez L6pez (1996), donde se estudian las propiedades de solo y mismo cuando funcionan como adjuntos, asf como las condiciones aspectuales y semánticas que deben satisfacer los predicados para poder aceptarlos. 78 Véase Stroik (1999), quien se basa en la teorfa de la reflexividad de Reinhart y Reuth1and (1993) para delimitar el carácter argumental o adjunto de cienos complementos
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Las diferencias anteriores permiten distinguir, en la línea de Otero (1999), dos tipos de construcciones reflexivas: las reflexivas sintácticas o extrínsecas, que lo son en virtud de la (opcional) correIcrencia de dos argumentos independientes, y las reflexivas inherenles o intrínsecas, en las que la reflexividad es obligatoria y deriva de las propiedades semánticas de los verbos. Al primer tipo pertenecerfan los ejemplos de (62), al segundo los de (61). Dos propiedades íntimamente relacionadas definen las reflexivas inherentes: el dítico no parece desempeñar ninguna función semánI ica autónoma y el sujeto no es un agente sino que sufre un proceso que escapa a su control efectivo. Esta forma de participación del sujeto en la acción verbal, como sede de un proceso (escenario de un cambio, según Fernández Ramírez (1987: 391» que tiene su origen y su final en el sujeto mismo, es lo que ha caracterizado tradicionalmente la llamada voz media, categoría gramatical de inmediata intuición pero límites difusos y escasa formalización 79 • Las construcciones pronominales caracterizadas por este modo de participación del sujeto han sido consideradas, pues, 'medias' y el se que aparece en ellas 'se medio', denominación utilizada por Fernández Ramírez (1987), Molina Redondo (1974), Lázaro Mora (1982) y que manrendremos aquí80 • Desde los estudios más antiguos hasta los intentos recientes más rigurosos de abordar esta categoría (Kemmer, 1993, Maldonado, 1999, entre otros) se mantiene la caracterización de la voz media como modo de participación del sujeto en el proceso denotado por el predicado, en el que interviene como iniciador y punto final 81 • Es este modo de participación, cuya naturaleza y consecuencias sintácticas detallaremos en los siguientes apartados, lo que permite trazar la frontera entre construcciones reflexivas extrínsecas y las medias.
79 Según Lyons (1968) el término fue introducido por Gamillscheg en 1933 para denominar un evento que afecta al sujeto o tiene su sede en él. Lo utilizan también Reichenkron (1933), Larochette (1939, 1943), Vendreys (1948) y Benveniste (1950). Los estudios recientes más elaborados corresponden a Kemmer (1993 y 1994). Son fundamentales los libros de García (1975) y de Geniusiene (1987). 80 Recuérdese, no obstante, que esta denominación se utiliza para aludir a otras construcciones diferentes. Véanse las notas 4 y 58. 81 Cf. Vendreys (1948), Hernández Sacristán (1985) y Oliva (1988), entre otros.
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Ahora bien, no conviene perder de vista que los límites entre ambos tipos de construcciones reflexivas (extrínsecas e intrínsecas) no sólo resultan difusos sino que se desdibujan para dejar vías de trasvase de una a otra. Desde un punto de vista histórico, las relaciones entre ambas resultan evidentes. Fernández Ramírez (1987) considera que es el hecho de que la acción revierta en cierto modo en el sujeto lo que emparenta ambos tipo de construcciones, y lo que explica que históricamente haya sido la forma refleja la utilizada como medio de expresión de voz media; en ambos casos, afirma, «la acción representada por el verbo actúa en cierto modo sobre el sujeto, incide de alguna manera en la esfera de su interés» (pág. 390). De hecho, los estudios más recientes sobre voz media consideran las reflexivas sintácticas e inherentes eslabones de una misma cadena. Kemmer (1993, 1994) muestra cómo las marcas explícitas de voz media en muchas lenguas coinciden con las marcas de reflexividad, lo que hace que ambas constituyan una categoría coherente, aunque compleja. El vínculo que las une es, según esta autora, la propiedad semántica de la «elaboración relativa de eventos)). Se trata de un parámetro respecto del cual la reflexiva y la media pueden situarse como categorías semánticas intermedias entre aquellos eventos complejos en los que intervienen dos participantes independientes y aquellos en los que interviene uno solo. La reflexividad sintáctica es el primer paso en el que se desdibuja la existencia de tales dos participantes al existir una relación de correferencia entre ellos; las construcciones reflexivas inherentes serían un paso más en ese desdibujarse del evento dividido al tratarse de eventos concebidos como procesos que ni siquiera pueden «salin) del único participante que interviene en ellos. El resultado es un evento menos elaborado que si fuera un evento transitivo en el que participan dos entidades. Desde el punto de vista de la gramática cognitiva82 , Maldonado (1999) analiza las diferencias entre las construcciones medias y las reflexivas. Parte de la idea de que la transitividad no es una propiedad absoluta, sino gradual. Los predicados pueden ser más o menos transitivos en función de dos parámetros: el grado de individuación del objeto y el nivel de control que el sujeto ejerce sobre la acción. Este autor llama la atención sobre el hecho de que la reflexividad, en cualquiera de sus manifestaciones, implica una disminución de
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Cf. Langacker (1987, 1991).
ambos niveles, y, en consecuencia, también de la transitividad de la construcci6n. Así, en una construcci6n reflexiva como Daniel se rompió el brazo, el evento es visto como accidental, en tanto que en Daniel le rompió el brazo a Vérónica (ejemplos de Maldonado 0999: 83» hay una lectura intencional. Según Garda (1975: 136), el contraste anterior se debe a una inferencia natural, según la cual la gente normalmente no es masoquista. Tuggy (1981) va más allá y afirma que la reducci6n de la volicionalidad es general en las construcciones reflexivas y se debe a que los actos reflexivos pueden adquirir un valor rutinario en virtud del cual requieren un menor cuidado y atenci6n que si se proyectasen sobre otro individuo distinto del sujet083 • A continuaci6n estudiaremos dos tipos de construcciones medias que comparten un particular modo de acci6n -denotan eventos que se originan y desarrollan en un sujeto no agentivo- y una marca formal --el clítico reflexivo--. El primer tipo lo constituyen las construcciones con verbos de cambio (físico o psicoI6gico), que se caracterizan por tener variantes transitivas de interpretaci6n causativa; en su uso reflexivo, estos verbos tienen las propiedades de los inacusativos. El segundo tipo lo constituyen las construcciones que no tienen variante transitiva (son los verbos pronominales puros), o hien sí la tienen pero no implica ningún cambio funcional en el sujeto. 83 Maldonado (1999) atribuye a la misma disminución de la transitividad el hecho de que sólo en las construcciones reflexivas puedan aparecer adjuntos cuya interpretación se acerca a la de un 'sujeto secundario', esto es, un adjunto en la que el sujeto delega parte de su volición. Así sucede, según él, en una oración como Dino Lipati se educó con los mejores músicos europeos, donde la acción de educar no es realizada por el sujeto, sino por el adjunto introducido por con, y aquel se interpreta como mero controlador externo del evento. El problema que plantea este ripo de ejemplos es hasta qué punto un sujeto agente ha de interpretarse como realizador efectivo de la acción y no como un mero desencadenante. Tal problema dio lugar a una larga polémica en los años setenta a propósito de la oración Juan se afeita en la barberla y sus dos posibles interpretaciones (se afeita él mismo o se hace afeitar por otra persona), y que puede verse en Alcaraz (1976, 1977), Sabatini (1977) y Graupera (1977). También lo trata, en relación con los valores causativos del resto de construcciones pronominales, López Garda (1975). Creemos que, pese al interés que pueda tener este tipo de construcciones, no dependen del clítico, puesto que la doble interpretación también aparece en oraciones no reflexivas, como Carlos [11 construyó la Puerta de Alcalá, sobre las que puede verse con más detalle Sánchez López (1996).
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3.2. Los verbos de cambio y las construcciones inacusativas con se medio 3.2.1. Los verbos de cambio de estado o posición. Las construcciones anticawativllS.
El grupo más extenso 'de verbos con se medio es el que forman los verbos de cambio, en los que se incluyen los que implican un cambio de estado físico (secar, mojar) o un cambio de posición (hundir, elevar. .. )84. Estos verbos se caracterizan por poder dar lugar a dos tipos de construcciones. Por una parte, pueden funcionar como verbos transitivos que toman dos argumentos: un sujeto que se interpreta como una 'causa' y un complemento directo con la función semántica de 'objeto afectado' (68a,c). Por otra, pueden aparecer en construcciones pronominales cuyo sujeto es el objeto afectado; el argumento interpretado como 'causa' puede aparecer opcionalmente en forma de adjunto (68b,d): (68)a. b. c. d.
El viento secó la ropa. La ropa se secó (con el viento). El temporal hundió toda la flota. Toda la flota se hundió (con el temporal).
Las construcciones transitivas de (68a,c) tienen una interpretación causativa: el sujeto se interpreta como causa desencadenante de un proceso de cambi085 ; el complemento es un objeto afectado que sufre dicho proceso. La interpretación causativa hace que los verbos equivalgan a la perífrasis hacer+infinitivo, equivalencia que convierte en redundante la presencia del verbo factivo (69a,b), y 84 Entre los numerosos estudios dedicados a la delimitación y caracterización de esta clase de verbos, el más completo el de Levin y Rappapon-Hovav (1995), que ofrece en forma de apéndice una lista de los principales verbos que integran cada clase. Sobre el espafiol el estudio más detallado es el de Mendikoetxea (1999a: 1588-1607), basado en gran medida en el anterior. 85 Algunos verbos de cambio, como hundirs~, pueden tener también interpretación agentiva, en cuyo caso la construcción pronominal se corresponde con una pasiva refleja: ~¡ capitán hundió su barco/ S~ hundió ~¡ barco para evitar q~ /o atrapaS~ ~¡ memigo. Detallaremos las diferencias entre las medias y las pasivas reflejas más adelante. Salvo advenencia, de aquí en adelante obviaremos la interpretación agentiva de los verbos de cambio,
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explica la imposibilidad de afiadir complementos o adjuntos orientados a un agente que controle intencionadamente la acción o el proceso (69c, d): (69)a. b. c. d.
??El viento hizo secarse la ropa. ??El temporal hizo hundirse la flota. #El viento secó la ropa deliberadamente. #El temporal hundió la flota para hacerla desaparecer.
La variante pronominal de (68b,d) tiene como sujeto el objeto .,fectado, en tanto que la causa puede aparecer opcionalmente en forma de adjunto. La doble construcción está prevista por la estructura léxico-conceptual de estos verbos, concebidos como predicados con una estructura léxico-semántica compleja que incluye dos subeventos, cada uno relacionado con un argumento del verbo. El argumento externo es un evento causante, o por metonimia uno de los participantes en el evento causante; el argumento interno es un tema afectado o paciente y representa a la entidad que sufre un cambio de estado. La relación que existe entre ellos es de causa. El significado de un verbo de cambio como secar puede representarse formalmente como (70), (70) secar: [[ X-HACE ALGO]
CAUSA
[y RESULTE SECO]]
que significa: secar implica que un evento en el que participa x causa o motiva que y resulte seco. Esta estructura léxico-conceptual puede encarnarse en una construcción transitiva, si cada una de las variables X e y se encarnará en un argumento, o bien en una construcción inacusativa o ergativa si la variable x no se asocia con ningún argumento, mientras que aquel argumento asociado a h variable y resulta ser el sujeto de la construcción. Los verbos que presentan ambas posibilidades se denominan 'verbos de alternancia causativa'86. Ambas posibilidades están relacionadas derivacionalmente, de manera que las segundas se supone que derivan de las primeras: de
86 Aunque este análisis es defendido por numerosos autores, como veremos, utiliza por primera vez, que sepamos, el término de 'diátesis anticawativa' Moreno Cabrera (1984) y lo recoge Vázquez (1997).
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ahí la denominaci6n de anticausativas. Como en el caso de las pasivas, dicho proceso derivativo parece asociado íntimamente a la presencia del clítico, que actúa como elemento intransitivizador o 'anulador' de uno de los argumentos previstos en elléxic0 87 . La construcci6n anticausativa implica una diátesis recesiva o recensi6n valencial (en términos de Tesniere (1976» en el verbo: el argumento externo de la variante transitiva se elimina y el objeto nocional pasa a ser sujeto. Según este análisis, defendido para el español por Suñer (1982),Vera (1996) y Mendikoetxea (1999a)88 los sujetos de las construcciones pronominales son sujetos derivados, y las estructuras inacusativas. Pueden aducirse algunas pruebas a favor de é189 : a) Una prueba clásica de inacusatividad consiste en la posibilidad de que su participio funcione como un modificador adjetival9o . Los panicipios de los verbos transitivos pueden usarse como predicados de nombres que corresponden con su argumento interno; así, se dice el trabajo hecho, una edición revisada, otra casa derruida ... Muchos verbos psico16gicos o de afecci6n (como preocuparse, espantarse, etc.) y de cambio físico (estado o locaci6n) admiten este tipo de consuucci6n; se dice, por ejemplo, una persona preocupada por su trabajo, la ropa seca, un barco hundido. Los intransitivos, en cambio,
87 El estatuto inacusativo de los verbos de cambio de estado es planteado en Perlmutter (1978), aunque lo desarrollan Chierchia (1989), Pustejovsky (1995: §9.2), Levin y Rapaport-Hovav (1995), Reinhart (1996) y Mendikoetxea (1999a), entre otros. 88 Puede verse un análisis similar para las construcciones paraldas dd ingles en Keyser y Roeper (1984); Burzio (1986) lo aplica al si ergativo dd italiano y ZribiHertz (1987) y Zubizarreta (1985) al francés, desarrollado después por Labelle (1992: 387-389) y Authier y Reed (1996). Un enfoque así es asumido por Levin y Rappaport-Hovav (1995). 89 En francés e italiano los verbos pronominales toman d auxiliar que usan los inacusativos (etre y essere 'ser', respectivamente). Este test, que sirve como argumento a Labelle (1990, 1992) para incluir los usos medios en la clase de los inacusativos, no los diferencia, sin embargo, de los reflexivos. Ni esta ni otras pruebas utilizadas en esta lenguas (como las construcciones impersonales, la sustitución por d clítico adverbial en o la posibilidad de aparecer en una subordinada de rdativo en infinitivo) pueden aplicarse en espatíol. Véase, no obstante, Labelle (1992: 379385). 90 Véase Levin y Rappaport (1986), Doron y Rappaport (1991) y Massullo (1992:188).
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no la admiten (*una persona sonrelda)91. Esto sugiere que el sujeto de las construcciones medias con se tiene las propiedades de un objeto básico o subyacente92 • b) Como veíamos en el §1.1, los sujetos de tercera persona de plural de algunos verbos transitivos e intransitivos pueden ser ambiguos entre una interpretación referencial y definida y una indefinida, como se muestra en (71a,b). Los sujetos de construcciones pasivas y de verbos inacusativos únicamente pueden interpretarse como definidos (cf. (?lc,d». Los sujetos de las construcciones pronominales con verbos de cambio presentan la misma ausencia de ambigüedad que estos últimos (cf. (?le»: (71) a. b. c. d. e.
llaman a la puerta. dicen que se convocará una huelga. son detenidos por la policía. nacieron el martes pasado. prO¡+defl se secan con el sol rápidamente. prO¡±def) prO¡±def) pro[+def) pro[+def)
Si, como sugiere Jaeggli (1986), la ausencia de ambigüedad de los sujetos de verbos inacusativos y pasivos se debe a una restricción que impide a los sujetos derivados recibir interpretación inespecífica, la imposibilidad de tener esa lectura con verbos de cambio podría ser argüida como prueba de inacusatividad. 91 Es cierto que algunos verbos intransitivos admiten este tipo de construcci6n si se interpretan no como acciones sino como procesos que tienen lugar en el único argumento, y éste se concibe como una entidad afectada por dicho proceso. Creemos que este es el sentido que tienen frases como una persona muy leida. o. en ciertos registros un obrero muy trabajado. cuyo sujeto no se interpreta precisamente como el agente que realiza reiteradamente una acci6n. sino como el experimentante que sufre las consecuencias de un proceso continuado. Obsérvese. además. que los participios adjetivales en este caso tienen necesariamente un valor perfectivo. 92 En este caso es también necesariamente un objeto afectado. pero posiblemente como consecuencia de las propiedades específicas de las construcciones con verbos de cambio. Aunque se asume generalmente que los sujetos de las pasivas adjetivales son objetos afectados. Doron y Rappaport (1991) muestran que hay participios con valor adjetival derivados de verbos que no tienen objetos afectados. si estos verbos son estativos; en estos la forma no personal denota el mismo estado denotado por el verbo flexivo. Se trata de construcciones como a loved child. the feared repercussions. an assumed permise. an admirer writer.
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c) Como es sabido, muchos verbos inacusativos admiten sujetos sin determinante en posición postverbal. Esta propiedad, que les opone a los transitivos e inergativos, se ha atribuido a la posibilidad de asignar un caso especial -partitivo- bajo rección (cf. Belletti, 1987), y explica el contraste entre surgieron problemas, de un lado y *durmieron invitados o *hicieron alumnos el trabajo, de otro. Masullo (1992: 188-189) afirma que existe un contraste paralelo entre estos ejemplos y oraciones con sujetos determinados: también para los sujetos determinados de los verbos inacusativos la posición no marcada es la postverbal, mientras que para los transitivos e inergativos, tal lugar sólo es ocupado por el sujeto si ello obedece a la voluntad de dotar a la oración de una estructura informativa marcada. Pues bien, los verbos pronominales con contrapartida transitiva parecen comportarse a este respecto como los inacusativos, de manera que, frente a se alegró todo el mundo de las noticias o se han marchitado las flores, ambas con verbos pronominales de cambio, la intransitiva se durmió todo el mundo tendría un orden marcado. d) La naturaleza e interpretación del objeto nocional de estos verbos ofrece un último argumento, este de carácter semántico, a favor del análisis derivacional. Algunos estudios (por ejemplo, Seco (1972: 104 Y ss» han subrayado que el proceso de cambio denotado por las construcciones anticausativas puede surgir de forma espontánea, sin que sea siempre precisa la interpretación de una causa eficiente, de ahí la denominación de 'se espontáneo' que se ha dado al que aparece en ellas (Sufier, 1982). Esta interpretación se debe a que el sujeto, pese a tener un papel semántico de objeto afectado, es también en parte responsable del proceso puesto que son sus propiedades inherentes las que de alguna forma permiten que tal proceso tenga lugar. 93 Esto explica que no
93En términos de Levin y Rappaport-Hovav (1995), sufren procesos que tienen una causa interna. Los eventos internamente causados se originan de forma espontánea propiciados por las propiedades inherentes de los objetos que los sufren; los externamente causados en cambio se desencadenan por la actuación efectiva de una causa ajena al objeto afectado. Según las autoras, sólo los eventos externamente causados pueden dar lugar a construcciones anticausativas; Mendikoetxea (1999) supone en el mismo sentido que las construcciones anticausativas pronominales corresponden siempre a eventos externamente causados. Véase §4.2.1. para más detalles sobre esta distinción.
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lodos los objetos posibles de las construcciones causativas puedan ser sujetos de las anticausativas: (72)a. Antonia rompi6 {el vaso/la ventana/el papel/su compromiso/la promesa}. b. El vaso/la ventana/el papel se rompi6. c. #Su compromiso/ la promesa se rompi6 Mientras que en las oraciones de (72b) pueden considerarse ambiguas entre una lectura media o anticausativa ('el vaso se rompi6 por sí mismo') y otra agentiva o pasiva refleja ('el vaso fue roto deliheradamente'), las de (72c) únicamente pueden interpretarse como pasivas, esto es, con un agente sobrentendido ('la promesa fue rota deliberadamente por alguien', pero no 'la promesa se rompi6 por sí mismá. Estas restricciones, aducidas por Levin y Rappaport-Hovav (1995: 85ss), se deben a que s610 los sujetos de (72b) poseen (frente a los de (72c» las propiedades inherentes que les permiten ser ellos mismos el origen del event094 • En este sentido, es relevante el uso del adjetivo solo en tales construcciones. Como se observa en Sánl:hez L6pez (1993 y 1996), este adjetivo es ambiguo entre una lectura comitativa ('sin compañía de nadie') y una lectura instrumental ('sin ayuda de nadie'). Cuando aparece como predicado secundario del sujeto de un verbo de cambio s610 esta segunda lectura es posihle; compárese el barco se hundió solo, esto es, sin intervenci6n de nadie, con el barco foe hundido solo, donde significa sin compañía de ningún otro barco. La primera interpretaci6n es la que tendría si lo afiadimos a (72b). A la naturaleza inacusativa de las construcciones pronominales con verbos de cambio de estado o posici6n hay que añadir su naturaleza aspectual. El proceso de cambio descrito por las construcciones anticausativas con se incluye una fase inicial y una fase final o estado resul-
94 El hecho de que sean las propiedades inherentes de los objetos afectados lo que desencadena la acción no convierte a estas estructwas en medio-pasivas aunque muchos autores (en especial los de tradición anglosajona) incluyan ambas en la misma categoría de construcciones 'medias'. La diferencia está en que las mediopasivas denotan predicados de propiedad mientras que las anticausativas denotan predicados de estado. Véase Rapoport (1999) sobre la delimitación de ambas clases en inglés. Respecto a las relaciones entre ambas subclases véase el §5.
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tanteo Según se ponga mayor énfasis en destacar la repercusión de uno u otro, se considerará que estas construcciones tienen aspecto incoativo (Larrochette (1944), Manoliu-Manea (1976), Napoli (1976a) o Luján (1977), por ejemplo) o perfectivo (Femández Lagunilla y De Miguel, 2000). Para los primeros, estos verbos denotan el comienzo de un proceso que desembocará en un nuevo estado. Luján encuentra un argumento fundamental a favor de este análisis en el hecho, observado por Roldán (1971), de que estos verbos en presente no denoten acción en curso sino inicio de la acción: se arrepiente significa algo así como ((comienza ahora a arrepentirse». Hay que observar, sin embargo, que este valor incoativo puede resultar oscurecido al combinarse con el aspecto gramatical. Así, una oración como el barco se hundió puede significar tanto que el barco empezó a hundirse, como que está hundido ahora; sin embargo, se secó no significa que comenzó a secarse. Que el aspecto incoativo parezca desdibujarse en algunos contextos sugiere que la incoatividad no es realmente una propiedad definitoria del aspecto léxico de estos verbos, sino una consecuencia de su particular estructura eventiva, es decir, del hecho de que denoten un cambio que tiene un inicio y un final. De ser esto así, es posible que tengan razón Fernández Lagunilla y De Miguel (2000) cuando consideran que estas construcciones denotan fundamentalmente un cambio de estado de carácter culminativo y focalizan el estado resultante. Las consideran,· pues, perfectivas. El argumento fundamental es que la mayoría de los verbos que toman se en este caso admiten construcciones estativas resultativas: estd hundido, estd arrepentido, estd seco... La naturaleza resultativa o perfectiva de los verbos de cambio se pone de manifiesto en la existencia de verbos de cambio que seleccionan un complemento predicativo que hace explícito el estado resultante. Es el caso de quedarse, hacerse, volverse; no todos tienen contrapartida transitiva; la tienen hacer, volver, o poner pero no quedarse, que forma doblete léxico con dejar: (73)a. b. c. d.
Las circunstancias lo volvieron desconfiado. Se volvió desconfiado por las circunstancias. Se quedó ciego por el accidente. El accidente lo {*quedóldejó} cieg095 •
95 Hay que notar, sin embargo, que algunos hablantes utilizan qued4r como transitivo, de la misma forma que caer y dicen Juan cayó la botella o el accidente /o
quedó ciego.
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Así pues, podemos resumir las propiedades de las construcciones medias con se con verbos de cambio de estado o posición. Estos verbos denotan procesos de cambio sufridos por un objeto afectado que es complemento directo en la construcción no pronominal (transitiva) y que se convierte en sujeto en la construcción pronominal (inacusativa o ergativa). Esta última se considera anticausativa porque se origina por la pérdida del argumento 'causa' que el verbo de cambio roma como sujeto en la construcción transitiva. Aspectualmente, se rrata de construcciones perfectivas o resultativas. Como decíamos más arriba, este mecanismo derivacional es idénrico al que da lugar a las construcciones pasivas. En este sentido, pasivas y medias con se comparten el ser construcciones inacusativas cuyo sujeto gramatical es un objeto profundo y coinciden en presentar el evento desde el punto de vista del resultado de la acción. Difieren, en cambio, en su estructura argumental: mientras que las construcciones pasivas son agentivas y omiten o presuponen un agente, las medias, en cambio, se conciben como eventos que pueden ser causados externamente, pero en los que no interviene ningún agente que participe o actúe intencionadamente en el proceso. El evento surge espontáneamente merced a las propiedades inherentes del objeto afectado, con o sin intervención de una causa desencadenante96• Cabe la posibilidad, no obstante, de que exista ambigüedad entre interpretaciones pasivas y medias con verbos que permitan una doble interpretación causativa y agentiva de su argumento externo. Esta ambigüedad se deshará si está explícito un adjunto que fuerce la interpretación agentiva, esto es, pasiva (como en (74b» o la media o anticausativa (como en (74a». Obsérvese asimismo que los verbos de efectuación únicamente podrán interpretarse como pasivos, ya que el objeto no existe independientemente del proceso; de ahí la inadecuación de (74c) frente a (74d), que sí es posible en su lectura pasiva: (74)a. La ropa se secó por sí sola con aquel calor tan asfixiante. b. La ropa se secó inmediatamente para poder plancharla y guardarla en los armarios antes de que llegasen los invitados. 96 Siewierska (1984: cap. 2) incluye las anticausacivas en las pasivas: se trata del mismo procedimiento sintáctico de promoción de un objeto a sujeto, con independencia de que el argumento eliminado sea agente, beneficiario, causa o recipiente.
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c. #La valla se pintó por sí sola con aquella pintura tan fluida97 • d. La valla se pintó en un santiamén con la ayuda de todos. Finalmente, pasivas y anticausativas se diferencian en la posibilidad de tener sujetos pospuestos sin determinante. Mientras que nada parece restringir este tipo de sujetos en las pasivas con se (cf. (75», las anticausativas con se presentan los contrastes de (76): (75)a. Se pintaron casas de color verde. b. Se buscan camareros con experiencia. c. No se encontraron restos del naufragio. (76)a. *Con el sol se seca ropa / *se hunden barcos durante la época de lluvias. b. Se produjeron incendios/se levantó aire 98 /se originaron tormentas. Atribuir a la interferencia del clítico con la capacidad del predicado para asignar caso partitivo inherente (como hace Rigau (1988» dejaría sin explicar los contrastes de (76). Parece, más bien, que lo que motiva el diferente componamiento de los verbos de (76a) y (76b) reside en el carácter existencial de los segundos frente al no existencial de los primeros. Mientras que los verbos secar o hundir afectan a un objeto que existe con independencia del proceso de
97 Obsérvese, sin embargo, que ciertos verbos de efectuación pueden dar lugar a construcciones medias muy cercanas a las medio-pasivas o pasivas genéricas, como en los siguientes ejemplos:
(i) No te preocupes, ya verás como el libro se escribirá solo. (ii) La pintura era tan fluida y teníamos tanta ayuda que la valla se pintó sola.
Estas oraciones difieren de las medio-pasivas en que no necesitan un contexto temporal genérico y se refieren a eventos puntuales. Sin embargo, son, como ellas, agentivas; en ambos casos se puede suponer la existencia de un argumento implícito que no es causa, sino agente efectivo. No hay tampoco en ellas la interpretación de proceso espontáneo que caracteriza a las medias, sino la de facilidad o dificultad propia de las pasivas genéricas. Así pues, se trata de construcciones a medio camino entre ambas clases, que vienen a probar el estrecho y poroso límite que las separa. 98 Ejemplos tomados de Bosque (1996: 33).
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cambio denotado por ellos, los de (76b) denotan un cambio de estado que consiste precisamente en que surge un objeto afectado inexistente antes de dicho cambio. En este sentido, estos verbos se asemejan a las construcciones existenciales con haber. Si esto es correcto, las restricciones de (76) pueden deducirse de principios más ~enerales acerca de la legitimación de sintagmas nominales sin determinante 99.
3.2.2. Construcciones causativas sin se
Del análisis esbozado antes se sigue que la presencia de se en las construcciones ergativas con verbos de cambio está relacionada con el hecho de que estos verbos permitan una alternancia causativa y pierdan uno de sus argumentos en la construcción pronominal. Ahora bien, existe un reducido número de verbos que tienen esta alternancia pero no son pronominales. La tradición gramatical los denomina 'neutros' o 'diatéticamente neutros'. En ellos, la diátesis no está marcada formalmente: (77) a. La inflación aumenta el paro. b. El paro aumenta (con la inflación). No son muchos los verbos neutros en español. Levy (1994) recoge un corpus de verbos inacusativos con alternancia sujeto-verboobjeto I verbo-objeto del que únicamente 25 de unos 300 forman la anticausativa sin se. Estos verbos penenecen a ciertas clases semánti-
99 Véase Bosque (1996. especialmente d §1.3.). Es interesante destacar que los verbos inacusaovos que admiten la construcción reflexiva de forma opcional. a los que nos referiremos en §4.2.• rechazan en la construcción reflexiva los sujetos sin determinante que sí admiten. en cambio. en la no reflexiva; los ejemplos son de Masullo (1996: 187):
(i) (ii)
Cayeron piedras I ·se cayeron piedras. Murieron niños I ·se murieron niños.
Si la posibilidad de tener sujetos sin determinante está rdacionada con el carácter existencial de los predicados. como supone Bosque (1996). habría que suponer que d clítico altera de alguna forma las propiedades dd predicado de los verbos inacusativos. Volveremos sobre esta cuestión en d §4.2.
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cas: cambios de estado interno de seres animados (enloquecer), cambios internos o externos de animados o no animados (mejorar, hervir, rejuvenecer, envejecer); cambios de forma o dimensión (menguar, engordar, adelgazar crecer); cambio de posición o configuración física o de punto de vista (ascender); cambio social o institucional (enviudar. emparentar); dimensión en el tiempo (empezar, finalizar), actividades humanas de lengua, sentido o relación social. En apariencia no hay ninguna diferencia semántica entre ellos y los que forman la anticausativa con se. De hecho, no es infrecuente hallar sinónimos de verbos neutros que tienen anticausativa con se: empezar/acabar{se), enrojecer/ruborizar{se), ascender/elevar{se}, los dos miembros de las parejas anteriores permiten construcciones causativas-transitivas y anticausativas-ergativas, pero sólo en el segundo esta alternancia se marca con la presencia del pronombre 1oo• Esto podría hacer pensar que las diferencias entre estos verbos obedecen a idiosincrasias léxicas no regularizables, opinión que parece defenderse en Lázaro Mora (1983: 305). No obstante, se puede llegar algo más lejos en la caracterización del se medio si tratamos de averiguar si hay diferencias y de qué naturaleza entre las anticausativas con y sin se. En primer lugar, parece haber divergencias en cuanto a la naturaleza causativa de la construcción transitiva. Zribi-Herzt (1987: 42) observa que los verbos neutros, al contrario que los que toman se, pueden formar perífrasis causativas (cf.(78». Esto muestra, según la autora, que no son realmente causativos sino agentivos: (78)a. b. c. d.
El viento cerró la ventana. "'El viento hizo cerrar la ventana. La inflación subió los precios. La inflación hiw subir los precios.
La razón de este contraste, según la autora citada, es que el argumento externo de los verbos neutros no es una causa real sino una causa ficticia, y que el proceso denotado por ellos no implica un cambio de estado real sino una transformación atribuida al paciente desde un punto de vista externo. Obsérvese, por ejemplo, que es posible considerar fomar como la causa de un proceso como adelga-
100
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Otras veces, la alternancia está marcada léxicamente: dejar/quedarse.
¡',IIr (79a); sin embargo una oración como (79c) es más aceptable '1"C la de (79b):
(79)a. Fumar adelgaza. b. ??Fumar tanto le adelgazó más de diez kilos. c. Fumar tanto le hizo adelgazar más de diez kilos. Que el argumento externo de la variante transitiva de los verbos IIl'utros no sea una causa eficiente y que la construcción admita tamhién una causativa con el verbo hacer invita a pensar que no se trata tilo construcciones con una auténtica alternancia causativa ,ol . El priIlIcr aspecto puede explicarse si admitimos la diferencia establecida por Levin y Rappaport-Hovav (1995) entre eventos externamente ,-a usados y eventos internamente causados (véase la nota 93). Sólo los segundos admiten la existencia de una causa eficiente distinta del ilrgumento que sufre el proceso y presentan típicamente construc(iones de alternancia causativa. Los primeros, en cambio, no presenI¡m esta alternancia. Mendikoetxea (1999a) aplica esta diferencia al ("s pañol y concluye que los verbos que se construyen con se en la variante no transitiva coinciden con aquellos que denotan procesos tlue admiten la existencia de una causa externa. Esta diferencia semántica tiene consecuencias sintácticas interesantes. En algunas lenguas, los verbos neutros manifiestan de forma muy clara las propiedades de los intransitivos cuando se construyen mn un único argumento lO2 • En español, este comportamiento no es tan evidente, lo que dificulta su clasificación. Según la definición tlue Mendikoetxea (1999a) da de inacusatividad tanto los verbos neutros como los pronominales lo son, puesto que su sujeto es un objeto nocional. Ahora bien, difieren en otras propiedades. Al contrario de los inacusativos, los verbos neutros admiten sin dificultad sujetos no específicos (80):
101 De hecho existe una nutrida clase de verbos, la mayoría derivados de adjetivos, que indican un cambio pero no admiten la construcción causativa, como rnrojecer, rocanecer, rotristecer, ensordecer. Se dice Juan rorojeció de vergüenza. pero no */a vergüenza rorojeció a Juan. 102 En las lenguas con doble sistema de auxiliaridad se construyen con el verbo correspondiente a haber, como en italiano yen francés (cf. Zribi-Hem, 1987). En vasco, por otra pane, se forman con un nombre más el verbo egin, procedimiento común a todos los intransitivos.
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(80)
Aquí {adelgazan / enrojecen /emparentan} con gran facilidad. [+/- def.]
En cambio, una prueba clásica de inacusatividad, la posibilidad de formar participios que funcionen como adjetivos, no da unos resultados claros. De un lado, no son posibles construcciones como
*el chico estaba {ascendido / adelgazado / encanecido / enviudado I engordado}. De otro, los verbos que sí parecen admitir esta construccf el chico estaba {enloquecido. mejorado. rejuvenecido. envejececido, menguado. crecido. emparentado. empezado. finalizado. enrojecido}. el agua estaba hervida- parecen tener propiedades aspectuales
ción -
distintas a las de los participios adjetivales de los verbos pronominales. Mientras que éstas denotan un estado resultante, las de los verbos neutros no tienen un valor culminativo o perfectivo. Con la excepción de hervido. el resto de los participios de verbos neutros no tienen carácter resultativo. Masullo (1996) afirma que las diferencias se deben a que los verbos neutros son verbos de cambio de compleción gradual: el evento denotado por ellos no implica un proceso completo sino un movimiento en una escala que no llega nunca a culminar en un cambio de estado \03. Podemos ahora recapitular. Los verbos neutros presentan una suerte de alternancia causativa, si bien con algunas especificidades semánticas relativas al estatuto de su argumento causa. Desde un punto de vista formal. presentan propiedades mixtas de intransitivos e inacusativos, lo que podría deberse a su posición a caballo entre las construcciones causativas y las agentivas. Lo que sí parece trazar una clara frontera entre ellos y las construcciones anticausativas pronominales son sus propiedades aspectuales: sólo los segundos son culminativos o perfectivos. lo que permite establecer un
103 Las diferencias aspectuales parecen tener paralelo en otras lenguas: en frarlcés hay un extenso grupo de verbos uarlsitivos que admiten tarlto la construcción arlticausativa con se (i) como sin él (ii). Según Zribi-Henz (1987) las primeras se caracterizan por tener aspecto perfectivo; las segundas en cambio son imperfectivas:
(i) (ii)
La poulet se cuit. La poulet cuit.
Sobre esta cuestión pueden verse Labelle (1992) y Comips y HuIk (1996).
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vínculo especialmente interesante entre la presencia de se y las propiedades aspectuales del predicado que volverán a salir en otras mnstrucciones 104• .1.2.3. Los verbos de reacción emocional
Existe un grupo de verbos que presentan alternancia causativa y tlue se caracterizan como clase frente a los verbos de cambio porque sus objetos nocionales son experimentantes. Se trata de los verbos de reacción emocional, denominación que utiliza Maldonado (1999) Y tlue mantendremos aquí. Estos verbos presentan un doble uso transitivo y ergativo, y este segundo está marcado pronominalmente: (Bl)a. Aquella situación enfadó muchísimo a los estudiantes. b. Los estudiantes se enfadaron muchísimo con aquella situación. Como enfadarse se comportan entristecer(se), afligir(se}, contentar(se}, escandalizar(se}, equivocar(se}, interesar{se}, sorprender{se}, a/egrar{se}, complacer(se}, burlar{se}, cansar{se}, preocupar{se}, entre otros muchos. Se asemejan a los verbos de cambio de estado o locación en que denotan un proceso de cambio de carácter perfectivo, como demuestra el que todos ellos admitan participios resultativos: se estd
104 El caso del ponugués es especialmente curioso. Según Kliffer (I982), en portugués brasileño (en particular en los extremos none y sur) los verbos medios l"On se tienden a perderlo, con lo que pasa a ser como el inglés, que no marca formalmente el cambio de diátesis:
(i)
A lampada quebrou. 'la lámpara rompi6' (La lámpara se rompi6). (ii) Meu irmio operou. 'mi hermano oper6' (Mi hermano se opero). Este proceso va acompañado, además, de la pérdida de se en las construcciones impersonales: (ii) Nesse país sempre come arroz e feijo no almo~o e jantar. 'en ese país siempre come arroz y pescado en el almuerzo y en la cena' (En ese país siempre se come arroz.... ).
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{enfadado, entristecido, deprimido, contento, etc.} Además, al igual que los verbos de cambio, en la construcción pronominal tienen las propiedades de los verbos inacusativos o ergativos105• Se diferencian de ellos, en cambio, en que su objeto nocional no es tanto un paciente como un experimentante, es decir, un ente animado que no controla106 el proceso que se produce en él, pero sobre el que tiene un cierto nivel de responsabilidad. Maldonado (1999) afirma que el sujeto de los verbos de reacción emocional es pasivo, y en ello difiere del de los verbos intransitivos activos como caminar, trabajar, mentir o meditar, por su incapacidad para inducir el acto mental o emocional que sufre. Ahora bien, difiere del sujeto de otros intransitivos como llorar o solloMr en que tiene un nivel intermedio de responsabilidad respecto de la emoción que sufre. Esto explica los siguientes contrastes de Maldonado (1999:115): (82)a. Ese hombre es de los que {se quejan/*lloran/*sollozan} poco a poco. b. Los políticos {se quejan/*lloran/*sollozan} cuidadosamente/ agresivamente.
105 Masullo (1992) contrasta los verbos de cambio con los pronominales (incluidos aquí los psicol6gicos o de afecci6n y los pronominales puros) para mostrar el carácter inacusativo de los primeros e intransitivo de los segundos; curiosamente, de estos últimos siempre ha de destacar la excepcionalidad de un pequefio grupo, que coincide con los verbos psicol6gicos o de reacci6n emocional que admiten también construcciones transitivas. En definitiva, lo que viene a demostrar es que estos verbos se comportan como los verbos de cambio de estado o locaci6n y satisfacen todas las pruebas de inacusatividad. I06La posibilidad de controlar el evento diferencia, según Maldonado (I999) los experimentantes activos de los experimentantes pasivos, y, a su vez, permite trazar una línea fronteriza entre los verbos de reacci6n emocional, que seleccionan experimentantes pasivos, de los de percepci6n (ver, mirar, oir, escuchar) cognici6n (entender, resolver, considerar, conocer, ignorar) o emoci6n (amar, odiar, querer, temer), que tienen experimentantes activos. Para mostrar el carácter activo de estos verbos el autor utiliza pruebas como la posibilidad de encabezar 6rdenes directas, de tener subordinadas finales, de aceptar adverbios como deliberadamente y nominalizaciones, si bien parece haber sutiles divergencias entre las diferentes piezas léxicas respecto a algunas de ellas. En lo que a nosotros concierne, lo más interesante es que el alto nivel de control que los verbos de cognici6n, percepci6n y emoci6n exigen en sus sujetos hace que las construcciones reflejas correspondientes no tengan valor medio sino reflexivo: (i) Juan se {mira I conoce I teme} a sí mismo.
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Maldonado (1999) subraya el hecho curioso de que la construcción pronominal active la participación de un experimentan te que es pasivo en la construcción transitiva: al convertirse en sujeto, pasa a ocupar un nivel intermedio de control sobre la acción. De ahí que usados pronominalmente estos verbos admitan imperativos: (83)a. *Relaja. Ya pasó todo. b. Relájate. Ya pasó todo. A diferencia de los verbos de cambio físico, los verbos de cambio psicológico no pueden aparecer en construcciones pasivas, lo que impide que se dé en las construcciones pronominales la misma ambigüedad entre media y pasiva que sí existe en los primeros107 • La imposibilidad de tener pasivas con se puede atribuirse a la restricción de animacidad: el objeto nocional de las pasivas reflejas no puede ser definido y humano, y al mismo tiempo, el experimentante seleccionado por los verbos de cambio psicológico no puede ser más que humano. Según esto, la razón de una oración como (84a) no se pueda interpretar como pasiva sería la misma que explica la ausencia de esta lectura en (84b): (84)a. Los amigos entristecen a Juan I #Juan se entristece (por sus amigos) b. La policía detiene a los ladrones I #Los ladrones se detienen (por la policía). Ahora bien, la cuestión parece más compleja porque los verbos de cambio psicológico tampoco admiten pasivas perifrásticas: (85)a. *Juan es entristecido (por sus amigos). b. Los ladrones son detenidos (por la policía).
107 De hecho, tampoco admiten la pasiva a pesar de ser transitivos en su uso no pronominal:
(i) Aquella actirud de sus empleados enfureci6 al director. (ii) El director se enfureci6 por aquella actitud de sus empleados (media /
*pasiva). (iii) "El director fue enfurecido por aquella actirud de sus empleados (pasiva).
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La razón parece estar en la relaci6n entre la jerarquía de animacidad y la de actividad que se da en las construcciones con verbos de cambio psicol6gico. En palabras de Maldonado (1999: 95) se puede afirmar que la estructura argumental de los verbos de reacci6n emocional está invertida: un impulso no activo, sin volici6n ni agentividad, induce un cambio mental en un experimentante pasivo. 3.3. Los verbos pronominales puros Incluimos en esta clase los verbos que no presentan alternancia causativa. Podemos diferenciar dos grupos de verbos inherentemente reflexivos. En primer lugar, existe una serie de verbos que no pueden prescindir del pronombre, lo que les ha valido denominaciones como 'intrínsecamente reflexivos', 'reflexivos propios', 'pronominales puros', entre otras. Pertenecen a este grupo verbos que carecen de régimen verbal, como acalambrarse, acatarrarse, acurrucarse, afiebrarse, (a)gangrenarse, agolparse, contonearse, desgañitarse, enfadarse, enforruñarse, ensañarse, ensimismarse, fogarse, portarse, rebelarse, vanagloriarse, suicidarse, repantingarse, y también otros que exigen un complemento de régimen: atenerse a, arrepentirse de, atreverse {a1con/contra}, dignarse a, abstenerse de, esforzarse len/por}, incautarse de, jactarse de, querellarse (con), quejarse de, obstinarse en. Todos ellos comparten la propiedad de carecer de usos transitivos no reflexivos10 8• En segundo lugar, hay una serie de verbos que son transitivos si se usan sin pronombre (cf. (86a», pero se hacen intransitivos en su uso reflexivo; cuando esto sucede, siguen exigiendo un argumento interno, pero éste ha de ir precedido de una preposici6n (cf. (86b». Entre ellos están olvidar(se), acordar(se), confesar(se), decidir(se), despedir(se), disponer(se), acostumbrar{se), aprovechar{se), burlar{se), compadecer(se), negar(se), resolver(se), disponer(se), empeñar(seY09. A todos es común la alternancia que muestra olvidar(se):
Estudia este tipo de verbos Martina Martín (1989). Las relaciones entre las dos clases de verbos son estrechas. Hernández Sacristán (1986) muestra que están documentados muchos verbos no reflexivos que corresponden hoy con los obligatoriamente reflejos. Al mismo tiempo, señala la productividad de las creaciones directamente reflejas mediante el proceso morfo16gico de la paraslntesis a partir de bases verbales o adjetivales con preverbios como 108
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a-, des-, en-: repantingarse, transparentarse, traslucirse, desgañitarse.
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(86)a. El portero 01vid6 cerrar la puerta. b. El portero se 01vid6 de cerrar la puerta. La mayoría de las gramáticas salvan el análisis de estos predicados l'n pocas líneas atribuyendo al pronombre la naturaleza de un morfema que forma parte del verbo y carece de significado 11 0. Sin embargo, \;¡ cuesti6n puede ser más compleja si intentamos encajarlos dentro del ~istema de las construcciones pronominales. En tal caso, es obligado preguntarse si hay algo que pueda explicar el uso obligatorio del pronombre y que, a un tiempo, los identifique como clase frente a los no pronominales; así mismo, será preciso dilucidar si existe alguna relad6n, y si la hay de qué tipo es, entre estos verbos y los que toman se romo marca de una diátesis recesiva. A estas cuestiones nos enfrentamos ahora, aunque es muy escasa la bibliograHa que se ha planteado "StaS preguntas y menor la que ha intentado responderlas!!!. Una de las cuestiones más complejas planteada por los verbos pronomin3.les puros, y que los diferencia claramente de los verbos de cambio, radica en su naturaleza intransitiva o inacusativa. En el apartado anterior, veíamos que los verbos de cambio en su uso reflexivo pueden analizarse como estructuras inacusativas que pierden su argumento externo 'causa' y convierten al argumento interno 'objeto afectado' en sujeto. Dábamos allí una serie de argumentos a favor de la consideraci6n de estos verbos como inacusativos, esto es, como un (ipo especial de verbos intransitivos que toman como sujeto a su argumento interno. Ninguna de estas pruebas resulta concluyente, sin embargo, para decidir a qué tipo de estructuras intransitivas per(enecen los verbos pronominales. Como decíamos en el apartado anterior, se ha considerado una prueba clásica de inacusatividad la posibilidad de formar participios con valor adjetival. Dado que la existencia de un argumento interno es condici6n necesaria para la formaci6n de este tipo de participios, el hecho de que algunos pronominales los admitan sugiere que son verbos inacusativos y que sus sujetos tienen, por tanto, las propiedades de un objeto profundo o subyacente. Damos a continuaci6n una lista de estos participios: Salvo excepciones. como Otero (1999: 1467-1472). Véase Labelle (1992) sobre la relaci6n de los verbos pronominales y de cambio en francés. Sobre el espafiol, puede consultarse Maldonado (1999: 113123). 110
1II
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(87)a. Acalambrado, acatarrado, acurrucado, afiebrado, (a)gangrenado, agolpado, desgañitado, enfadado, enfurrufíado, ensimismado, fugado, arrepentido, querellado, obstinado, repantingado. b. Decidido, empefíado, confeso, decidido, dispuesto, acostumbrado, compadecido, negado, resuelto, dispuesto. Los participios de (87a) corresponden a verbos pronominales que no tienen variante transitiva, y que toman por tanto un único argumento, que es el mismo al que estos participios adjetivales modifican (cf. el hombre (se acatarrólestd acatarrado}). Los de (87b) corresponden a verbos del tipo 'olvidar' que tienen un uso transitivo no pronominal y otro intransitivo pronominal; los participios adjetivales que listamos modifican al argumento externo (cf. el hombre (se decidió a responder I estd decidido a responder/) 112. Estos datos sugieren que los verbos pronominales, al menos los que admiten este tipo de formaciones, no son intransitivos inergativos sino inacusativos, y que su sujeto tiene propiedades de argumento interno. Sin embargo, no faltan argumentos en contra de la caracterizaci6n de estos verbos como inacusativos. En primer lugar, si es cierto que admitir lecturas inespedficas de los sujetos de tercera persona de plural es una prueba de inergatividad, estos verbos habrán de ser considerados así, puesto que la mayoría de ellos lo hacen: (88)a. Nunca se acuerdan de apagar las luces. b. Se acostumbran a mentir y terminan olvidando que mienten. c. Por fin se decidieron a solucionar el problema de la emigraci6n. En segundo lugar, muchos verbos pronominales toman sujetos no agentivos, cuya funci6n semántica parece la de experimentan112 Excluirnos de la lista de (87b), en cambio, los participios despeditio, olvidado, acordado, burlado, aprovechado, que modifican al argumento interno (se dice: un asunto olvidado, pero no *una persona olvidada de algo); otros panicipios de este
grupo son ambiguos: pueden modificar tanto al argumento externo como al argumento interno, así sucede con deciditio, (Juan está deciditio a hacer el trabajo / el asunto está decidido) o acostumbrado en ciertos usos muy marcados (Juan está acostumbrado a ser rápitio / con la rapidez acostumbrada}, finalmente, algunos panicipios se usan con un claro valor nominal cuando modifican al argumento externo:
ser un negado, un aprovechado.
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le. Así sucede con arrepentirse, olvidarse, enfurruñarse, etc. En rstos casos, parece indudable el carácter medio de la cQnstrucción, puesto que el predicado denota un proceso que se desarrolla denI ro del sujeto sin la intervención de ningún agente. Sin embargo, 110 todos los verbos pronominales son tan claramente no agentivos. De un lado, muchos comportan como parte de su significado léxico el valor de intencionalidad que caracteriza a los agentes (disponerse a, empeñarse en, dedicarse a, negarse a, etc.). De otro, los que no lo hacen parecen admitir también complementos agenlivos:
(89)a. Se fuga de la cárcel para asistir a la procesión del Gran Poder. b. Los manifestantes se agolparon deliberadamente delante del ministerio para no dejar salir al ministro. Otero (1999: 1470-1) cuestiona, creemos que con razón, que puedan considerarse inacusativos los verbos inherentemente reflexivos cuyo argumento externo tiene papel semántico de agente. Parece que, pese a la relativa independencia entre la asignación de papeles semánticos y funciones sintácticas, existe una suerte de jerarquizadón entre unos y otros, de modo que si un verbo subcategoriza un argumento agente y es capaz de asignar la función de sujeto a uno de sus argumentos, ambos habrán de corresponderse ll3. También resulta problemática para la consideración de estos verbos como inacusativos el tipo de alternancia que muestran con las correspondientes construcciones transitivas. Mientras que en los verbos de cambio, el sujeto de la construcción pronominal es objeto en la transitiva (recuérdese: el sol secó la ropa / la ropa se secó con el so4, en los verbos pronominales no parece haber ninguna alteración en la función de ese argumento, que es sujeto en los dos casos (el reo (confesó sus crlmenes / se confesó de sus crlmenesj). Ciertamente, la presencia del reflexivo convierte el verbo en intransitivo e impide que pueda legitimar a su argumento interno con la marca de acusativo, de ahí que sea necesaria la preposición
113 Pero véase Bogard (I999: 45-48) para una justificaci6n independiente del carácter agentivo de las construcciones con verbos pronominales puros.
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para legitimar a tal argumento 1l4• Sin embargo, este cambio en las propiedades formales del verbo no va acompafiado (al contrario de lo que sucede en las construcciones pasivas y en las medias con verbos de cambio) de una diátesis recesiva que implique la pérdida de un argumento y la promoción de otro. Este tipo de proceso se conoce con el término de 'antipasivá y es frecuente en las lenguas ergativas 1l5 , aunque Postal (1977) lo encuentra también en las lenguas acusativas (concretamente, analiza como antipasivas las oraciones causativas del francés). La consideración de las estructuras pronominales que venimos analizando como antipasivas se desarrolla en Masullo (1992), Arce Arenales, AIxelrod y Fox (1994) y Bogard (1999), aunque el primero que introduce este análisis es Deguchi (1978, 1982). El procedimiento de la antipasiva va acompañado, en ocasiones, de un cambio de significado que no se da, sin embargo, en los verbos de alternancia causativa. Verbos como deshacer(se), despedir(se), acordar(se), arriesgar(se), burlar(se), resolver(se), detener(se), 114 Es un hecho reconocido en la tradición gramatical que el pronombre de estos verbos está asociado con la necesaria presencia de una preposición para legitimar el argumento interno puesto que ellos se comportan como intransitivos incapaces de asignarle caso acwativo. Ello ha hecho que se analice el pronombre reflexivo como «intransitivizador.. , caracterización en la que están de acuerdo todos los estudiosos aunque difieran en la explicación formal. En general, se supone que el clítico absorbe el caso acusativo, -hipótesis planteada en Contreras (1982) y sostenida en numerosos estudios posteriores-, por lo que la única forma de legitimar el argumento interno es mediante una preposición. En catalán, la absorción del caso acusativo va acompafiada de la obligatoriedad de un pronombre partitivo, que según Rigau (1990) representa el tema:
(i)
*En Pepe es dol. 'Pere se lamentá (ii) En Pere se'n dol 'Pere se lamenta de eso'. I15Se conoce como lenguas ergativas aquellas que marcan de una forma especial -sea por medio de morfemas, de preposiciones o mediante el orden- al argumento más activo de los verbos con dos argumentos (el que en las lenguas acusativas es su sujeto), en tanto que el menos activo (el complemento directo de las acusativas) tiene las mismas marcas formales que el argumento de los verbos que no tienen más que uno. Frente a eUas, las lenguas acusativas asignan las mismas marcas formales al sujeto de los verbos, con independencia del número de argumentos que tengan. Sobre ergatividad pueden consultarse, entre otros, Givon (1984) y Dixon (1994).
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disponer(se) tienen significados diferentes, aunque relacionados, según se usen con o sin pronombre. Los matices semánticos y sus implicaciones son diversos; en algunos casos, cambia el tipo de selección léxica del complemento, que parece ser concreto en la variante rransitiva y abstracto o proposicional en la pronominal (resolver un problema / resolverse a hacer algo); pero también se da el caso contrario (burlar la vigilancia/burlarse de los vigilantes). Este cambio es especialmente significativo en verbos de existencia y apariencia hallar(se) y encontrar(se), que toman como argumento un objeto en la variante transitiva pero seleccionan un predicado (de estado o ubicación) en la pronominal (hallar el libro/hallarse cansadoJl16. Obsérvese que, en todos los casos, la función sintáctica del sujeto de estos verbos no cambia, pero sí podría decirse que se altera su función semántica desde el momento en que el predicado ve modificadas sus propiedades semánticas y seleccionales. Deguchi (1982) encuentra que esa diferencia semántica se da incluso cuando no hay cambio de significado del verbo. Parte de la idea de que un sujeto típico o fuerte y completo ha de actuar bajo su propio 'poder' sobre algo o alguien de manera concreta. Basándose en el estudio del verbo olvidar(se), llega a la conclusión de que las variantes pronominales de los verbos inherentemente reflexivos denotan procesos psicológicos cuyos sujetos no son responsables de la acción y son sentidos como demasiado débiles para tener la función sintáctica más prominente. Por eso son 'rebajados' a la función de complemento directo en forma de pronombre reflexivo y desplazan de esta función al complemento directo. Tampoco éste es un objeto afectado, como los demás complementos de verbos transitivos ordinarios con relación agente-paciente. Así pues, según Deguchi, es la 'inertnesl del argumento sujeto lo que desencadena los dos procesos de detransitivización. Está de acuerdo con este análisis Maldonado (1999), que caracteriza los sujetos de los verbos pronomina-
116 Tal va esto explique la especificidad de estos verbos frente a otros de existencia o apariencia. Según Mendikoetxea (1999a), los verbos de apariencia y existencia se caracterizan por ser ergativos y, salvo los citados, no pronominales. La presencia del pronombre en este pequeño grupo no está prevista según la teoría de Levin y Rappaport-Hovav (1995) sobre inacusatividad: al no ser verbos externamente causados no deberfan tener lo que ellas consideran una marca de construcción anticausativa. Sin embargo, la presencia del pronombre deja de ser misteriosa si se considera la relación de estos con los transitivos correspondientes.
101
les puros como experimentan tes medios o semi-activos, con un bajo o nulo control sobre el proceso que les afecta. De ser cierta esta intuición, podría explicarse la existencia del pequeño grupo de predicados inherentemente pronominales que enumeramos a continuación: (90)Saltarse (un semáforo), ganarse (la vida), jugarse (la vida, el tipo), dejarse (las llaves), llevarse (el dinero), perderse (el final de la película). Sobre estos predicados llama la atención Gómez Torrego (1992). Observa que se trata de usos transitivos (a diferencia del resto de verbos pronominales puros), pero que toman el pronombre, como ellos, obligatoriamente. En todos los casos, el verbo adquiere un sentido figurado o abstracto a partir del sentido concreto del verbo transitivo originario; así jugarse no significa 'jugar' sino 'arriesgar', dejarse no es 'abandonar' sino 'olvidar', y así sucesivamente. En algunos casos, el sentido figurado del verbo va acompañado de una pérdida o disminución del grado de agentividad o responsabilidad del sujeto en el evento (así sucede con dejarse, o perderse), sin embargo, ello no es siempre así: saltarse es tan agentivo como saltar, aunque indique un tipo de evento diferente. Ese tipo de construcciones tiene un estatuto particular dentro del cuadro general de las construcciones medias y parece el más claro ejemplo de la relación entre la reflexividad y la voz media. Se trata, creemos, de construcciones que teniendo las propiedades formales de las reflexivas sintácticas han comenzado a adquirir las propiedades semánticas de las medias. Siendo un grupo limitado y, aparentemente, en creación, falta por saber la productividad de este tipo de formaciones y el futuro que les aguarda. Así pues, hemos visto tres tipos de verbos pronominales en este apartado: aquellos inherentemente reflexivos que no pueden prescindir del clítico, los que lo toman y se convierten en intransitivos y los que siguen siendo transitivos en su uso pronominal pero adquieren un significado diferente. ¿Qué tienen en común para que en todas ellas aparezca la misma marca formal? Probablemente el modo de acción, esto es, la consideración del evento como un proceso interno al sujeto, incluso en los casos en que éste parece tener valor agentivo. La definición de la voz media ha de seguir siendo, pues, esencialmente semántica. 102
3.4. Construcciones doblemente pronominales Tanto los verbos de cambio de estado o posición como los de cambio de estado psicológico y algunos pronominales admiten los llamados 'reflexivos gratuitos', según la denominación que les da Babcock (1970: 52 y ss), que se ejemplifican en (91): (91)a. b. c. d.
Se me cayó el dinero. Se me ha perdido un pendiente. Se me olvidó la cartera. A Pepe se le ha estropeado el coche por segunda vez.
Estas construcciones, escasamente estudiadas en la tradición gramatical, se han considerado doblemente pronominales (Gómez Molina, 1974) o bipersonales (Gómez Torrego, 1982), por la necesaria presencia de los dos clíticos: el primero, reflexivo, es correferente con el sujeto de la oración; el segundo, no reflexivo, es un dativo cuyas propiedades alteran las de la construcción. En efecto, la presencia del dativo hace que el orden de constituyentes no marcado sea 'dativo-verbo-sujeto' y que el sujeto preverbal resulte informativamente marcado, como ya observó Babcock (1970); compárese (92a) y (92b,c): (92)a. A mí se me olvidó la hora de la cita. b. La hora de la cita se me olvidó a mí. c. Se me olvidó a mí la hora de la cita. En algunos casos, la presencia del dativo es obligatoria; obsérvese, por ejemplo, que en se olvidó la hora de la cita, la cita ya no es sujeto -frente a los ejemplos de (92)- sino complemento directo; otro tanto sucede con olvidar(se)l17. En otros, en cambio, es opcional. Aunque dativos, estos argumentos no pueden considerarse benefactivos, sino que representan un argumento que es en cierto modo responsable del proceso sin intervenir en él directamente. Contreras
117 Véase Ariyoshi (1982). Otros estudios acerca de las secuencias de clíticos con verbos medios son Davis (1967), Kovacci (1971) y Schmitz (1966). Sobre dativos, véase Freyre (1979), Strozer (1975) Demonte (1994) y Gutiérrez Ordófíez (1999).
103
(1974: 54-58) observa que la entidad denotada por este argumentQ no asume la responsabilidad directa de la acción (no es, por tanto, un agente intencional) 118: (93)
Aunque me costó mucho, ... a. ... por fin logré olvidar a María. b. . .. logré olvidarme de María. c. ... *logré que María se me olvidara.
Ahora bien, aun no siendo un agente intencional, tiene cierta responsabilidad en el proceso, lo que hace que sean curiosamente incompatibles con la expresión de una causa externa 119 y también con el adjetivo solo: (94)a. A ese capitán se le hunden todos los barcos (??con las tormentas). b. Se me secó rápidamente la ropa (??por sí misma). c. La comida se me quemó (??sola). Fernández Soriano (1999) analiza estos argumentos como sujetos dativos que ocupan la posición de argumento externo y en los que recae de alguna forma el papel semántico de causa previsto en la estructura argumental de los verbos de cambio. La presencia del dativo haría que el objeto afectado no pasase a ocupar la posición de sujeto y permaneciese en la posición interna al SV a la que se asigna su papel temático. Esto explicaría, según la autora, que se comportasen como sujetos en construcciones con el verbo parecer (95a, b), así
118 Observa este mismo autor el distinto valor que tiene el dativo en las construcciones causativas y en las correspondientes transitivas; en el siguiente contraste
(i) (ii)
Me perdlla película. La película se me perdi6.
el cambio de significado en el verbo -que en (i) tiene un sentido figurado- invita a pensar que no se trata del mismo dativo en ambos casos. 119 No es incompatible con los verbos de cambio que no toman se, sin embargo: (i)
104
Me subi6 la temperatura por el calor.
"omo el hecho de que puedan tener cuantificadores que liguen una yariable en el sujeto interno (95c,d): (95)a. b. c. d.
A Juan parece habérsele roto el coche. ??E1 coche parece habérsele roto a Juan. A cada cocinero se le quemó su pescado. *Cada pescado se le quemó a su cocinero.
El hecho de que sea el dativo el que pueda contener un cuandistributivo quiere decir que es jerárquicamente más prominente que el sujeto de la oración, que se encontrada en \lila posición más interna al SV, probablemente en la posición de ohjeto en que se genera. En las construcciones pronominales el objeto nocional se convierte en sujeto y pasa a ocupar la posición prevista para este argumento porque no se realiza sintácticamente rl argumento causa previsto en el léxico. Como en las construcdones bipronominales sí hay un argumento en cierto modo ligado a ese argumento, eso provoca que no se externalice el objeto. Esto da lugar a ciertas diferencias entre las construcciones con se medio que tienen estos dativos y las que no lo tienen, que estudia Fernández Soriano (1999). Una de las más interesantes es 'Iue, al contrario de las pronominales, permiten sujetos sin determinante: I iIIcador
(96)a. *Se rompen vasos con el calor. b. A Juan se le rompen vasos a todas horas. La oración (96a) resulta gramatical si se interpreta como pasiva, esto es, sobrentendiendo la existencia de un agente implícito; pero es inaceptable como media, esto es, como denotación de un proceso espontáneo. Obsérvese que esta segunda lectura sí es posible para (96b); además, ésta podría también interpretarse como pasiva, pero entonces Juan ya no sería un argumento con responsabilidad en el evento, sino que tendría un mero valor de benefactivo (compárese: a Juan se le rompen vasos por parte de los clientes menos cuidadosos, pero es sin intención). Además, los clíticos han de aparecer en posición proclítica (97). Presentan, además, una alternancia de orden que, si bien es incorrec-
105
ta, resulta ilustrativa al no surgir con ninguna ~ de clíticos1 20: (97) a. b. c. d.
El canario se me intent6 escapar. *EI canario intent6 escapárseme. [*]Me se escap6 el canario. [*] Me se ha perdido el billete del tren.
El asterisco entre corchetes de (97c,d) significa que estos ejemplos son variantes lingüísticas consideradas vulgares y rechazadas por la norma, pero existentes. Resultan ilustrativas porque parecen darse especialmente en este tipo de construcciones y no en otras en las que pueden coincidir los dos clíticos. Ambos datos, la proclisis obligatoria y la existencia de esa variante considerada vulgar, parecen indicar que el clítico me está relacionado con la posici6n de argumento
120 Ninguna otra combinación parece sufrir el tipo de incorrección que, en cambio, es tan frecuente cuando se trata de verbos doblemente pronominales; no alteran su posición ni el se impersonal (i), ni los cUticos de eD y el (ii), ni siquiera el se medio más un dativo ético (iü):
(i) *euando me se dicen mentiras me enfado. (ii) *El coche, Juan lo se ha comprado ya. (iii) *No me se burle usted. Con todo, han de tomarse con cautela los datos sobre esta variante lingüística. Según me hace observar Oiga Fernández Soriano, las personas que la utilizan tienden a alterar cualquier secuencia de díticos, de forma que dicen me se perdió el libro y también me se vio por la tele. De forma paralela, lenguas como el italiano en las que el orden canónico es el que se da en la variante vulgar del espafiol, también utilizan este orden en las impersonales. Los ejemplos están tomados de Napoli (1976: 30) -pero véase también Cinque (1995)-: (i)
(ii)
Mi si e perso illibro I me ne accorgo 'Me se ha perdido el libro' I 'me de eso acuerdo' Lo si compra 110 si dice I se ne parla 'Lo se compra 110 se dice I se de eso habla
Obsérvese que en español, en cambio, no es posible, ni siquiera en la variante vulgar, la secuencia
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externo. Esta sería la causa de que no haya de aparecer asociado al verbo flexivo, y además que tienda a anteponerse al otro pronombre. La secuencia agramatica1 me se contraviene, en efecto, el orden normal de clíticos, pero el resultado es que el clítico relacionado con una posici6n estructural más prominente precede a aquel relacionado con una posici6n más interna. En otras palabras, la inversi6n (propia del habla vulgar) que se da en estas construcciones no hace sino regularizar el paradigma al hacer que se ocupe el lugar de los clíticos asociados al argumento interno del verbo.
3.5. Recapitulaci6n Hemos visto tres tipos de construcciones que pueden considerarse como medias: con verbos de cambio de estado o posici6n, con verbos de reacción emocional y con verbos pronominales o inherentemente reflexivos. Se caracterizan frente a pasivas e impersonales por que el clítico se está en distribuci6n complementaria con el resto de pronombres átonos, y ha de concordar obligatoriamente con un sujeto sobre el que no pesa la restricci6n de animacidad, de manera que puede ser de primera o segunda persona, singular o plural. Frente a las reflexivas, en las construcciones medias no puede considerarse que el sujeto y el clítico que companen los mismos rasgos gramaticales encarnen dos papeles semánticos distintos, de tal modo que no cabe hablar estrictamente de correferencialidad. Ambos elementos pueden considerarse menciones del mismo argumento, no argumentos independientes. Las tres construcciones medias comparten el tener como argumento sujeto un experimentante o tema afectado, que sufre un proceso de cambio en el que no interviene un agente intencional externo a él. Las tres tienen aspecto perfectivo y son formalmente intransitivas. Difieren, en cambio, en la diferente estructura léxico conceptual. Los verbos de cambio y de reacci6n emocional pueden tener una causa externa, lo que puede propiciar que las construcciones pronominales alternen con otras transitivas en la que esa causa encarna el argumento externo y el objeto afectado es interno. La presencia del pronombre en la anticausativa está asociada con la pérdida del argumento causa y la incapacidad para asignar acusativo al tema, por lo que la construcci6n pronominal tiene las propiedades de los verbos inacusativos. Si el proceso denotado por el verbo no es concebido 107
como resultado de la intervención de una causa externa, la construcción pronominal no tiene variante causativa, se comporta como intransitiva; la presencia de se también está asociada en este caso a la incapacidad del verbo para asignar caso acusativo al argumento interno, si lo hay. Pero no implica la pérdida de ningún argumento. En cualquier caso parece que hay propiedades comunes -el modo de acción y de afectación del sujeto por el proceso verbalque permite hablar de las construcciones medias como un conjunto uniforme aunque heterogéneo.
4.
¿ExISTE UN SE ASPECTUAL? USOS EXPLETIVOS DE SE
Se ha notado repetidamente en la bibliografía el uso facultativo de se en construcciones transitivas e intransitivas con un valor que la mayoría de gramáticos considera «ético» o de interés. Se trata de un uso facultativo, de modo que la presencia del c1ítico no cambia sustancialmente las propiedades de la construcción: ni implica un cambio en la estructura argumental, como en el caso del se medio y del pasivo-reflejo, ni tiene consecuencias para la interpretación de ningún argumento, como el se impersonal. Al contrario, se trata de un pronombre en cierto modo espurio o expletivo que aparece tanto con verbos intranstivos (cf. (98a», como con transitivos (cf. (98b»: (98)a. Se fue/se murió! se salió de la sala. b. Se comió una manzana. En ambos casos, el pronombre es necesariamente correferente con el argumento sujeto. Sin embargo, difiere de los usos verdaderamente reflexivos en que no admite el doblado (* se foe a si mismo; *se comió una manzana a si mismo), lo que acerca estas construcciones a las medias que veíamos en" el apartado anterior (cf. §4.3.1). La mayoría de los autores está de acuerdo en ambas cosas 121 , pero sobre
121 Para Strozer (1978) se trata de un dativo de interés. Molina Redondo (1974) y Osuna Garela (1979) lo incluyen en las oraciones medias. Cano Aguilar (1981: cap.III) pone en duda la reflexividad de estos usos y los emparenta con d resto de las construcciones con se (pasivas, medias e impersonales); Fernández Ranúrcz (1987) los denomina reflexivos intensivos y afirma que la imposibilidad de desdoblar el pronombre personal lo convierte en un dativo de interés. lo que relaciona esta construcción con los verbos medios.
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cuáles sean las razones que explican la presencia del pronombre en las oraciones de (98), así como sobre la vinculaci6n entre ellas y las construcciones medias con se, el acuerdo es menos general. Ciertamente, la mayoría de los estudios mencionan estos usos, y casi todos admiten que la consideraci6n de este pronombre como un dativo ético o un benefactivo es insuficiente. En lugar de esta aproximaci6n, los estudios recientes relacionan la presencia de se con el modo de acci6n del predicado, lo que le ha valido la denominaci6n de 'se aspecrual'. La idea, común a los análisis que se han hecho del fen6meno, es que el pronombre subraya un particular modo de acci6n verbal, así como la especial manera en que el sujeto se ve involucrado en ella. Concretamente, parece que este se se combina con predicados perfectivos o culminativos que tienen un estado resultante. Se trataría, pues, de un elemento sin valor argumental pero con valor aspectual. Son abundantes los estudios que detallan las particularidades de algunas construcciones pronominales consideradas individualmente. No son muchos, en cambio, los que las estudian en conjunto y menos aún los que tratan de dar una explicaci6n única para su aparici6n en construcciones transitivas e intransitivas. A continuaci6n, vamos a ver separadamente ambos casos, y finalmente examinaremos las propuestas de análisis unificado así como las vinculaciones entre este tipo de construcciones pronominales y las pasivas, medias e impersonales.
4.1. Se aspectual con verbos transitivos Si el se pleonástico que aparece con verbos transitivos denotase simplemente la participaci6n del sujeto en el proceso verbal, no serían de esperar las dos restricciones que caracterizan de forma sorprendente esta construcci6n: a) el complemento directo debe ser definido, y, b) no todos los verbos transitivos lo admiten. Ambas han sido notadas por numerosos gramáticos 122 • Parece que las razones que las motivan son de carácter aspectual: este se se combina únicamente
122 Gili Gaya (1943), Babcock (1970), Schroten (1972), RAE (1973), Strozer (1976), Molina Redondo (1974), Fernández Ramfrez (1987), Arce Arenales (1989), entre otros.
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con predicados que tengan unas determinadas características aspectuales que dependen estrechamente del significado del verbo y de las propiedades de sus complementos. La primera restricci6n explica la agramaticalidad de los ejemplos siguientes: (99)a. *Juan se vio películas de risa. b. *Juan se comi6 paella. Para que una construcci6n transitiva admita un pronombre reflexivo no argumental el complemento directo, sea singular o plural, no puede carecer de determinante. Se ha atribuido esta restricci6n a que el pronombre exige un objeto que sea defmido (Arce Arenales, 1989), referencial (Nishida, 1994) o específico (Rigau, 1994) 123. Sea cual sea el matiz semántico implicado, parece que la obligatoria determinaci6n del complemento directo está relacionada con dos hechos. Uno es que debe denotar entidades consideradas en su totalidad, de manera que permitan ser afectadas por la acci6n verbal en toda su extensi6n; el otro es la interpretaci6n del evento, que debe aparecer como complet0 124• De ahí que la presencia de ciertos complementos que hacen explícita la completitud del objeto permitan la presencia de se a pesar de la ausencia de determinante ljuan es
capaz de verse pellculas enteras en ruso). De otro lado, el complemento no solo ha de ser definido ---o específico, o referencial, según los autores-, sino que tiene que serlo de ciertos verbos1 25 • Esto explicaría contrastes como los siguientes:
123 Además de los citados, pueden consultarse los siguientes estudios sobre este tipo de se y su relación con el aspecto de la oración: Gómez Molina (1981), Garda Miguel (1985), Barra Jover (1996), Corpins y Hulk (1996) YSanz (1996). 124 Fernández Ramírez (1987: 396) atribuye el que el objeto no pueda ser partitivo a «que la masa u objeto ingerido lo es total y completamente: la presencia del pronombre se debe a la delimitación de lo que se come o se bebe... 125 Me hace notar Ignacio Bosque que, en algunos casos, son las interpretaciones de los verbos las que restringen la posibilidad de tener o no un clítico aspectual. Frente a la agramaticalidad de (IOOa), es perfecta me he visto todos los exámenes, donde ver tiene el significado .de 'examinar, supervisar'. El hecho de que este sentido sea el mismo que tiene el participio con valor adjetivo (estos exámenes están vistos) indica que se trata de una restricción aspectual, como veremos más adelante.
110
(100) a.
b. c.
d. e.
*Me he visto a tres nifios que salían corriendo. *Al vernos el cartel de cerrado, nos fuimos a casa. *Esa caja se contiene los papeles que buscas. *Juan se ama a María [tomado de (Zagona 1994: 482)]. *Mi hermana se reconoció el error.
Esta segunda restricción que limita el tipo de verbos transitivos que puede tomar se fue observado desde los primeros estudios y se atribuyó generalmente al significado léxico de éstos. Babcock (1970) y Schroten (1972) afirman que sólo lo admiten los verbos de consumo (comer, beber, gastar) y Arce Arenales (1989) define estos verbos como incorporativos, esto es, verbos cuyo significado supone que el sujeto toma algo para sí mismo. Como veremos, el hecho de que otros verbos transitivos también los admitan exige una caracterización más adecuada de estos predicados. En cualquier caso, parece que existe una relación entre las dos restricciones ---d.efinitud del objeto y limitación de los verbos transicivos-. En virtud de la combinación de ambas, el predicado denota acciones completas o terminadas, delimitadas en el tiempo, que tienen un estado resultante. Este particular modo de acción es lo que hace explícito o legitima la presencia del se, lo que ha llevado a que la mayoría de los autores lo traten como un marcador de aspecto 126 • Ahora bien, los análisis difieren tanto en la interpretación de estas propiedades aspectuales como en la importancia que para ellas tiene el objeto. Los predicados transitivos con se aspectual denotan acciones completas y delimitadas 127 • Son eventos delimitados en el tiempo, caracterizados como procesos que tienen una fase final o de 126 El primero en usar esta denominaci6n es Arce Arenales (1989). Se excluye de esta tendencia general el análisis de Rigau (1996), como veremos más adelante. 127 En estas propiedades aspectuales se halla la ramn última, creemos, de que algunos verbos cambien de significado pero no de régimen cuando se construyen con pronombre o se especialicen en el uso pronominal para cienos significados figurados. Los ejemplos siguientes están tomados de Cano Aguilar (1981: cap. I1I). N6tese que la variante pronominal siempre denota un evento perfectivo o una reaIizaci6n, lo que no sucede con aquellos en que el pronombre no es obligatorio:
(i) Juan (se) lleva un traje gris. (ii) (Me) dejé el libro encima de la mesa.
111
completitud del evento. Por eso, este tipo de se se combina siempre con tiempos verbales no presentes, salvo si son habituales (siempre se fuma un habano después de comer) o indican acción inmediata (en seguida me termino el café y me voy contigo). En cambio, es incompatible con un presente que denote acción en curso (??ahora mismo me estoy terminando el caf!), incompatible con la culminación del evento. Por el mismo motivo admiten expresiones adverbiales que denoten un tiempo limitado (l01a,b), pero no con aquellas que no implican punto final (l01c); carecen, además, de continuidad, puesto que son perfectivos en sí mismos; de ahí que resulte agramatical una oración como (l01d): (101) a.
b. c. c.
*Se olió la rosa / Se olió las rosas en un minuto 128 • *Se empujó el carrito / Se empujó el carrito hasta la puerta. Se comió la paella {*durante diez minutos / en diez minutos}. *Se estudió la lección un rato; descansó y siguió estudiándosela más tarde.
La existencia de un punto final es característica de los eventos téticos (Nishida 1994; Sanz 1996 y Sanz y Laka en este vol.) que tienen una culminación natural más allá de la cual no pueden prolongarse (los predicados atélicos, en cambio, pueden prolongarse indefinidamente). Son eventos téticos las realizaciones y los logros (en terminología de Vendler-Dowty); ambos son incluidos en el término más general de 'transición' por Pustejovsky (1988). Los logros y realizaciones (cf. (102a» son eventos que implican un proceso seguido de un punto final que puede coincidir con un estado resultante; se diferencian de las actividades, por una parte, en que estas consisten en múltiples períodos iguales que se reiteran sin que haya un momento de culminación (cf. (l02b»; por otra, se oponen a los estados en que éstos no son eventivos (cf. (l02c». De ahí que ni actividades ni estados puedan tomar un se aspectual:
128 Y también l! olió /o que ocurrla, donde olerse significa 'sospechar', como me hace observar Ignacio &sque. Véase la nota 125.
112
(102) a. b. c.
Los arquitectos (se) construyeron el puente (en pocos días). Los arquitectos (*se) construyen puentes. Los arquitectos (*se) saben construir puentes.
En los ejemplos anteriores puede verse que existe una relación estrecha entre la definitud del objeto y el tipo de evento denotado por el predicado. Se han dado dos tipos de explicaciones para estos datos. De un lado, Zagona (1996) Y Fernández Lagunilla y De Miguel (2000) afirman que son las propiedades aspectuales del verbo las que exigen la definitud o indefinitud del objeto. Las realiI".aciones se definen como eventos complejos que implican un camhio de estado en un objeto que es afectado por la acción. Para que ral acción pueda completarse tiene que afectar a objetos existentes, de ahí la necesaria referencialidad o especificidad de estos. De otro lado, algunos autores consideran que son las propiedades de los objetos las que determinan las de los predicados. Sanz y Laka (en este vol.) afirman que este tipo de objetos definidos constituyen «temas incrementales» (término acufiado por Dowty (1991) y utilizado por Tenny (1992, 1994), esto es, complementos de medida capaces de delimitar el evento. Esta delimitación no vendría dada por el hecho de que el objeto sufriese un cambio de estado, es decir, fuese un objeto afectado, como proponen Zagona y Sanz y Laka- sino por su capacidad para establecer por sí mismo los límites de la acción. Tal es la propuesta de Nishida (1994), quien, basándose en Krifka (1991) admite que un objeto contribuye a hacer que un predicado tenga una culminación (sea télico) cuando satisface una condición de gradualidad, que consiste en una relación de homomorfismo entre evento y objeto, de manera que a cada parte del evento le corresponde tina parte del objeto afectado por él y viceversa. Por eso la completitud del evento coincide con la consideración del objeto en su totalidad. Teniendo en cuenta que se en estas construcciones no es reflexivo sino un elemento adverbial o aspectual, que precisa ciertas propiedades del predicado, la pregunta obligada es por qué se utiliza como marca de aspecto un elemento que es correferente con el sujeto, y no simplemente un modificador adverbial. (Existe algún tipo de relación entre el sujeto y las propiedades aspectuales del predicado? (o entre el sujeto y el objeto que actúa como deli113
mitador del evento? Son muchos los que, a pesar de negar valor reflexivo a este se, admiten dicha relación. Entre ellos, se ha puesto énfasis en que ha de ser un sujeto agentivo 129 • Arce Arenales afirma que la oración, de hecho, denota ((added effon by the agent (... ), but this should be seen as a side effect of carrying out a completive action» (1989: 297). Sin embargo, no sólo encontramos verbos con sujetos agentes que no admiten este se (*Juan se mordió la manzana) sino que además otros sujetos que se consideran no agentes sino experimentantes pueden hacerlo (Maria se sabia muy bien la lección). Lo que parece tener la oración con saber que está ausente en la de morder es la existencia de un estado final en el objeto que de alguna manera depende de la responsabilidad del agente y que también implica un cambio en el estado de éste. Saberse la lección se diferencia de saber(*se) matemdticas en que mientras que el segundo denota efectivamente un estado del sujeto, que es un experimentan te, el primero en cambio implica un proceso cuya culminación es tener la lección aprendida; sólo en este segundo caso, pues, podemos hablar de un verdadero estado resultante, que además, depende crucialmente de la participación del sujeto como agente intencional que desencadena el proceso de aprendizaje y 10 culmina. Una explicación de este tipo es la que ofrece Zagona (1996), quien, además, justifica con ella el hecho de que se utilice un elemento reflexivo como marca de aspecto: en realidad, sujeto y objeto están relacionados, si no correferencialmente, sí respecto a la locación de los dos argumentos en la culminación o punto final del evento. Sanz y Laka (en este vo1.), en cambio, admiten que el sujeto puede sufrir una transición pero niegan que sus propiedades semánticas y temáticas sean relevantes para el clítico. Que el sujeto haya de ser originador o agente (pero no receptor ni paciente) se deriva del 129 La mayoría de los autores suponen algún vínculo entre el sujeto y el se aspectual, aunque no expliquen en qué consiste exactamente. Hernández Alonso (1984: 222-231) dice que el reflexivo aporta un énfasis que afecta al sujeto o a la relación de éste con el verbo. Schroten (1972) afirma que la relación entre sujeto y objeto es más estrecha con dítico que sin él y Molina Redondo (1974) sostiene que la definitud del objeto -por la cual denota una entidad concreta, y no una cualidad- se debe a que se subraya la relación sujeto-objeto. Entre los que analizan el dítico como marcador de aspecto, afirman tal relación AIce (1989), Zagona (1996), Sanz (19%) y Rigau (1994); la niegan, en cambio, Nishida (1994), Sanz y Laka (en este vol.) y Fernández Lagunilla y De Miguel (2000).
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hecho de que los eventos télicos del tipo ~~realizacióm) siempre tienen un sujeto agente, porque es el predicado el que determina el papel temático del sujeto. La participación que se atribuya al sujeto de la construcción en la legitimación del se está estrechamente relacionada con el análisis sintáctico que se haga de este elemento. Podemos diferenciar dos propuestas: por una parte, Rigau (1994) afirma que es un clítico anafórico argumental con valor referencial --es correferente con el sujeto-- y valor argumental. Recibe del verbo marca de caso partitivo y papel temático benefactivo l3O • Por otra Fernández Lagunilla y De Miguel (2000) y Sanz y Laka (en este vol.) lo consideran un marcador aspectual sin caso ni papel temático que forma parte de la flexión verbal. Para Sanz y Laka (en este volumen) se sitúa en una proyección funcional de la flexión relacionada con el Evento; Fernández Lagunilla y De Miguel (2000) lo consideran parte del sintagma Aspecto. 4.2. Se aspectual con verbos intransitivos e inacusativos
Los estudios sobre el uso de se con verbos intransitivos e inacusativos son numerosos, pero de abarque y conclusiones excesivamente atomizadas 131 • Son muchos los dedicados a los valores que oponen a un verbo intransitivo con y sin pronombre, pero pocos los que abordan de forma sistemática todos ellos con objeto de averiguar qué tienen en común las alternancias I32 • De hecho, uno de los que se con-
130 Precisamente la asignación de caso panitivo al clítico es lo que hace que el complemento directo haya de ser acusativo necesariamente; como éste solo se asigna a SSNN definidos, un complemento indefinido será incompatible con se porque ambos 'lucharían' por el caso panitivo. Rigau deriva, por tanto, las restricciones sobre la definitud del objeto de los rasgos formales del clítico. 131 Todas las gramáticas hacen referencia a ello, bien como extensión de los usos reflexivos (Bello, 1845: §764; RAE, Gram. §277), bien como elemento afectivo estilístico (Gili Gaya, 1943: 74), bien como fruto de una variación diafásica o diastrática. 132 Entre los primeros, merecen destacarse los pioneros de Alonso (1939), BuIl (1950a, 1950b), Coseriu (1960), Gómez Molina (1980), DeMello (1996), Martín Zorraquino (1996). Entre los segundos, apenas el trabajo de Catagena (1972: 148-211) e Hidalgo Navarro (1995).
115
sideran básicos, el de Cartagena (1971), concluye que «la diversidad de posibilidades que ofrecen estos verbos al análisis particular y concreto exige, en primer término, no sólo por cuestiones de método, sino por imperativo del objeto, la descripción separada de cada uno de ellOS» (pág. 210). No todos los verbos intransitivos permiten la alternancia con y sin pronombre. Incluso en aquellas clases semánticas que parecen presentarla de manera sistemática hay notables excepciones léxicas. Una de tales clases es la de los verbos de movimiento. En ella encontramos una serie de verbos que forman parejas opuestas por la relación lativo/ablativo, de las cuales únicamente las formadas por ir{se} y venir{se} y por subir{se} y bajar{se} tienen la misma alternancia pronominal/no pronominal; en la pareja marchar{se} y quedar(se}, parece que hay restricciones diatópicas (sólo algunos dialectos usan marchar y quedar con valores parecidos a los de las variantes pronominales); en otros pares similares, únicamente uno de los dos verbos admite la alternancia: lo hace salir{se} pero no entrar(*se)l33 e igualmente caer(se} pero no levantar*(se}. Finalmente, son muchos los verbos de movimiento que no tienen uso pronominal, como caminar, co"er, volar, y entre los que sí lo tienen, como pasear{se}, tropezar(se}, volver{se}, escapar(se} resulta curioso constatar que evidentes sinónimos, en cambio, no admiten variación: huir(*se} pero fogar*(se}. Entre los intransitivos que no son de movimiento encontrarnos alternancia entre los usos pronominales y no pronominales en reir(se}, dormir(se}, despertar(se}, aparecer(se} -pero desaparecer(*se}-, y en estar{se} -pero no ser(*se}.134 Por último, es prototípica la variación en el inacusativo morir(se} --que no existe, en cambio en su antónimo nacer(*se)l35. Que sí era, en cambio, muy frecuente en español antiguo. Sanz y Laka (en este vol.) observan que los inergativos pueden tener un se aspectual si tienen un complemento directo; JUAn se anduvo *(1000 kms en tres meses); esto es porque la presencia dd objeto convierte el predicado en téIico, con un final y eso es lo que marca precisamente d clítico; de los inacusativos sólo lo admiten aquellos cuyo argumento interno es un tema incremental, un argumento de medida, lo que hace que d predicado denote no un proceso sino una realización. 135 Curiosamente, Dahlén (1964: 111-122) afirma que en ladn alternaban dd mismo modo las formas sibi mortuus y per se mortuus con d significado de 'muerto de muerte natural' que las correspondientes sibi nascatury ex se nasa 'nacido por sí mismo'. La primera en su variante dativa dio lugar a las formaciones romances; la segunda. en cambio. no perduró. 133
134
116
Ante una extensi6n tan irregular del fen6meno, cabe plantear la posibilidad de que la alternancia pronominal!no pronominal sea tínicamente una cuesti6n léxica que depende de la idiosincrasia de ~:ada verbo y para la que difícilmente pueda encontrarse una explicad6n que satisfaga las propiedades que manifiesta no s610 cada clase de verbos mencionados, sino incluso cada una de las piezas léxicas 136• Esta es la conclusi6n a la que puede llegarse cuando se estudia separadamente cada uno de los verbos que la admiten, pues incluso la compleja casuística de usos y valores que se ha propuesto para cada uno de ellos encuentra difícil comprobaci6n cuando se I,;oteja con los datos. Así, por ejemplo, el interesante y detallado estudio de DeMe110 (1996) sobre el contraste morir/morirse basado en el corpus de la norma culta de las principales ciudades de Espafia e Hispanoamérica parte de las explicaciones ofrecidas para explicar la alternancia pronominal y los resultados que ofrece no dejan de ser hasta cierto punto sorprendentes. Los datos estadísticos permiten " DeMello concluir que no puede confirmarse la especializaci6n de morirse para significar muerte violenta o no natural, tampoco su limitaci6n al habla no culta, ni su relaci6n con la afectividad. Lo que sí parece claro es que morirse es obligatorio con otro dativo, cuando predomina un sentido de separaci6n (como en *(se) me murió alguien muy querido); se usa en gerundio más que morir, lo que, según el gramático, le da un significado de ((acercarse a la muerte». En cuanto a la extensi6n de ambos usos, concluye que -excluidos los figurados- predomina el empleo de morir, sobre todo en los corpora de La Habana, La Paz, Lima, Santiago y Sevilla; s610 en Caracas, Madrid y México se utiliza mayoritariamente morirse 137. Si multiplicamos esta variaci6n por los intransitivos e inacusativos que admiten el uso opcional del pronombre, podemos imaginar la dificultad de trazar hip6tesis explicativas unitarias para todos ellos. La única vía de unificaci6n se basa en el hecho de que Esta es la conclusión a la que llega. por ejemplo, Luján (1977). Se han elaborado otros estudios estadísticos que poco añaden a la explicación del fenómeno. Véase, por ejemplo, Gómez Molina (1980), que estudia los intransitivos pronominales en un corpus de 206 artículos peridfsticos de Unamuno; llega a la conclusión de que los más &ecuentes son ir, vmir, llegar, quedar, volver, salir, y mtrar. 136
137
117
la mayoría de los autores está de acuerdo en que la variante pronominal supone en todos los casos una restricci6n de los valores que el verbo intransitivo puede tener cuando se construye sin pronombre. Esto es, el uso del pronombre implicaría una especializaci6n semántica del verbo (como afirma Martín Zorraquino (1996». Pero ¿en qué consiste esa especializaci6n? La hip6tesis más comúnmente aceptada es que la variante pronominal es aspectualmente marcada respecto de la no pronominal: mientras que los intransitivos usados sin pronombre tienen aspecto imperfectivo y denotan actividades en curso, la variante pronominal denota eventos más complejos de aspecto perfectivo. Esta hip6tesis está ya en Larrochette (1944: 42) y la formulan explícitamente Cano Aguilar (l981) y antes Fernández Ramírez (1987), quien afirma que el reflexivo convierte el verbo de imperfectivo en perfectivo. Actualmente ha sido desarrollada por algunos autores desde puntos de vista te6ricos diversos: 10 hacen Maldonado (1997, 1999) según la gramática cognoscitiva de Langacker, y Fernández Lagu.., nilla y De Miguel (2000) basándose en la semántica de eventos de Pustejovsky (l988). Todos los análisis están de acuerdo en que cualquier evento modificado por un pronombre reflexivo no argumental denota un proceso de carácter perfectivo que presenta un momento inicial y un estado resultante; y esto independientemente de que el verbo que lo forme sea transitivo o intransitivo. ¿C6mo puede dar cuenta esta hip6tesis de los hechos observados respecto a los significados que adoptan los verbos intransitivos? Vayamos por partes.
a} En primer lugar, se ha observado que el pronombre es obligatorio con los verbos de movimiento cuando éstos afiaden un sentido de abandono respecto del lugar de procedencia. Esto explicaría que en los siguientes ejemplos la ausencia del clítico haga la oraci6n agramatical:
(103) a.
b. c.
118
*(Me) voy de aquí para no volver. *(Me) vine de Alemania para siempre. Cuando el enorme perro empez6 a ladrarme, *(me) subí al árbol más cercano.
Según Maldonado (1997) se ubica el punto específico en que se da el cambio de estado o situación; el clítico tiene, así, carácter específicamente aspectual puesto que demarca puntos clave en el espacio (que puede ser de origen o meta) en el momento del cambio de locación. Frente a ellos, los usos no pronominales implican un desplazamiento dentro de un continuo espacio-temporal, que puede ser un recorrido completo de movimiento de dentro a afuera o de un plano superior a otro inferior o viceversa.
b) Los usos pronominales denotan acciones puntuales, de ahí que rechacen construcciones y complementos de tiempo que prolonguen el desarrollo de la acción:
(l04) a.
b. c.
Tardó varios días en irse a Santiago. Tardó todavía un rato en bajarse del tejado. Tardó casi una hora en dormirse.
Los ejemplos anteriores son únicamente aceptables si el lapso de tiempo marcado por el predicado es el que separa un cierto momento de referencia (al que señala el pasado de tardó) y la acción puntual denotada por el infinitivo. Obsérvese que si suprimiéramos el pronombre en estos ejemplos, la expresión temporal sí podría representar entonces el tiempo que dura la acción del infinitivo. Este contraste se debe a que en su variante no pronominal estos verbos denotan eventos no delimitados que se prolongan en el tiempo, mientras que en su variante pronominal denotan acciones puntuales no prolongables.
e) El hecho de que los predicados intransitivos con se tengan valor perfectivo hace que cuando se combinan con tiempos de presente tengan valor habitual o de futuro inmediato. Por eso una oración como me voy significa 'estoy a punto de irme' o el enfermo se muere implica que está a punto de morirse, pero no murió todavía. Algunos autores han considerado este aspecto el más importante de estas construcciones y las definen como incoativas o ingresivas. Así 10 hacen por ejemplo Luján (1977) y 119
Martín Zorraquino (1996) 138. ¿Qué relación existe entre este aspecto ingresivo y el perfectivo, si es que hay alguna? ¿cómo se hacen compatibles en la misma estructura? Quienes se han hecho esta pregunta consideran que en realidad ambos aspectos no son sino dos manifestaciones distintas de las mismas propiedades. El cambio de estado denotado por estos verbos incluye una fase ini-· cial y una fase final, ambas interdependientes. Esto explica que perfectividad incluya necesariamente ingreso en un nuevo estado. La manera en que se articula formalmente esta intuición varía de unos autores a otros. Zagona (1996) supone que existe una relación de predicación entre el punto de partida y el punto final o estado resultante. Fernández Lagunilla y De Miguel (2000), en cambio, suponen que la ingresividad es parte de uno de los subeventos en que se divide el predicado perfectivo (que ellas definen como transiciones que consisten en un logro, que denota el punto de abandono de una locación o estado, más un logro ingresivo, esto es, el punto culminante más el cambio de estado). En cualquier caso, el aspecto ingresivo derivaría de la existencia de un cambio y estaría íntimamente ligado a la de un estado resultante. d) Las realizaciones denotan un estado final. Entre los intransitivos que no son de movimiento, ese estado final es evidente en dormirse y despertarse; también en morirse (puede decirse está (subido / caldo / muerto / dormido / despierto); sin embargo, resulta dudoso con onos verbos como aparecerse o pasearse ( *estd (aparecido / paseado}). Del siguiente contraste se sigue que sólo la variante pronominal permite ese estado final resultante: (105) a. b. c.
Se subió a un árbol y allí estuvo subido más de dos días. ?Subió a una montaña y allí estuvo subido más de dos días. Juan se despertó a media noche y permaneció despierto hasta el amanecer.
138 Luján (1977) asimila los usos que venimos analizando al se medio o ergativo, y también Manin Zorraquino (1996a, 1996b) a propósito de las diferencias de significado entre ir/i7'1e en el Cantar de Mio Cid.
120
d.
?Juan despertó a media noche y permaneció despierto hasta el amanecer.
e) En algunos verbos, el matiz significativo que aporta el pronombre consiste en la intencionalidad del sujeto; este matiz volitivo, paradigmático en parejas como reirlreirse, y estar/estarse, puede apreciarse también en el resto de los intransitivos y ha sido considerado uno de los múltiples valores asociados al pronombre (lo hace, por ejemplo, Maldonado (1997». ¿Cómo se explica eso en términos aspectuales? Porque las transiciones o procesos téticos, como veíamos más arriba, están relacionados con sujetos agentes que conI rolan la acción. De ahí que el sujeto de estar pueda ser un experimentante (se trataría de un mero estado), pero el de estarse tiene propiedades agentivas y se considera responsable del proceso denorado por el predicado: (I06) a. b.
??Estuvo en casa de un amigo deliberadamente para que no pudieran localizarlo. Se estuvo en casa de un amigo deliberadamente para que no pudieran localizarlo.
f) Entre los intransitivos que admiten usos pronominales, los inacusativos morir(se) o caer(se) son sin duda casos excepcionales. La razón de la escasa productividad del se aspectual con verbos inacusativo es, según Sanz y Laka (en este volumen) que denotan, en general, logros que no tienen un estado resultante. Si los dos verbos citados admiten la pronominalización es porque, frente a otros inacusativos, son téticos, denotan realizaciones y sus argumentos pueden considerarse de medida. Ahora bien, si la telicidad se manifiesta en el hecho de poseer un participio de carácter resultativo, no solo caerse y morirse lo admiten; también lo tienen llegar (está recién llegado) y desaparecer (estar desaparecido) que no tienen usos pronominales. Parece, pues, que la cuestión merece un estudio más detallado.
g) ¿Tienen los intransitivos con y sin clítico las mismas propiedades gramaticales? Rigau (I990) observa que la variante pronominal no es inacusativa sino intransitiva, lo que ella atribuye a que el caso partitivo que el verbo asigna a su argumento interno es absorbi121
do por se, de modo que el núcleo del predicado no puede entonces" asignar partitivo ni tener SSNN sin determinante l39 :
(l07) a.
b.
Van a subir {los albañiles/albañiles} al tejado. Van a subirse {los a1bafiiles/*a1bafiiles} al tejado.
4.3. Recapitulaci6n Hemos visto que la presencia opcional de se con verbos transiti~ vos e intransitivos está relacionada con las propiedades aspectuales del predicado. El clftico convierte el predicado en culminativo q hace que resulte explícito un valor aspectual de culminación, es decir, hace que denote un evento que tiene un estado resultante. Este valor de la construcción pronominal las emparenta con la$" construcciones medias que veíamos en el apartado anterior. Pero frente a esta similitud aspecrual resulta evidente una notoria diferencia gramatical. En las construcciones medias la presencia de se está relacionada con la estructura argumental pues la presencia del cHtico implica un cambio en la capacidad de verbo para seleccionar un argumento (por ejemplo, en las construcciones anticausativas hace obviar el argumento causa) así como para legitimar otros con caso acusativo (lo que sucede tanto en las anticausativas como en su combinación con los verbos inherentemente reflexivos). El que hemos llamado 'se aspectual', en cambio, no altera las propiedades formales ni semánticas del verbo; tal vez la única excepción a esto sea la incapacidad de los verbos con se aspectual (tanto transitivos como inacusativos) para legitimar su argumento interno con caso partitivo, excepción que no resultaría tal si pensamos que ello se deriva de la necesaria definitud del argumento para que el predicado pueda interpretarse aspectualmente como un evento delimitado.
139 Esto contrasta, sin embargo, con los datos de otras lenguas. En italiano, algunos intransitivos cambian de auxiliar según la telicidad del predicado:
(i) Giorgio ha (*e) corso per (re ore. (ii) Giorgio (*ha) e corso al cinema. Labelle (1992) ofrece estos datos y se pregunta si los contextos télicos como los de (ii) convierten un inergativo en ergativo. Véase la bibliografía sobre la relaci6n entre telicidad y ergatividad que se menciona en la n. 2 de LabeIle (1992).
122
~. UNO O VARIOS SES.
LA CUESTIÓN DE LA UNICIDAD
Hasta aquí hemos visto que pueden delimitarse distintos tipos
tic construcciones que tienen en común la presencia del clítico se (en illgunas, en oposición a los de primera y segunda persona). Determillar el grado de dependencia entre unas y otras es el gran problema .11 que ha de dirigirse su estudio. Casi todos los trabajos de conjunto parten de la distinción de estas clases para abordar su caracterizarión; pero la pregunta inevitable a que ello conduce es ¿por qué se utiliza la misma marca gramatical, el pronombre reflexivo, para l'Onstrucciones tan diversas? Queremos cerrar este estado de la cuestión acercándonos al problema desde dos puntos de vista distintos. Uno es la historia de las construcciones con se. Desde una perspectiva diacrónica no cabe duda de que todas ellas están ligadas por un complejo pero coherente desarrollo histórico; desentrañarlo implica hallar los puntos de conexión entre unas y otras, puntos que han servido como puente para el nacimiento de nuevas posibilidades (.·xpreSlvas. El otro es el estatuto formal y funcional del clítico se. De cómo se caracterice al clítico, así como de las propiedades que le sean atribuidas en cada caso, depende que se pueda plantear la existencia de varios ses, responsable cada uno de ellos de distintas construcciones, o bien suponer que es el mismo elemento el que aparece en construcciones que deben sus diferencias a otros factores independientes. Veremos con detalle los argumentos de quienes han defendido una y otra postura.
5.1. El desarrollo histórico de las construcciones con se La historia de los usos de se puede sintetizarse como un complejo proceso de extensión de un tipo de construcciones, las reflexivas, para dar lugar a otras de diversa naturaleza. Hay dos propiedades que pueden definir ese proceso. La primera es que el desarrollo de nuevas posibilidades no supone en ningún caso la pérdida de las anteriores, por 10 que el resultado es que conviven las nuevas creaciones con aquellas que han propiciado su aparición. La segunda es que esta sucesiva extensión de funciones ha ido acompañada por una progresiva pérdida de las restricciones 123
sobre la clase de predicados que participan en cada tipo de construcci6n 140. El orden que hemos seguido en nuestra presentaci6n impersonales, pasivas y medias con se-- es justamente el inverso a su desarrollo hist6rico; obsérvese, en cambio, que si tenemos ea cuenta el tipo de predicados que pueden aparecer en ellas, ese orden coincide con el de menor a mayor restricci6n gramatical¡ Las construcciones impersonales son las más irrestrictas (cual.,¡ quier predicado, casi sin excepci6n y a pesar de las diferencial semánticas, admite una impersonal con se); las pasivas, en cam., bio, únicamente se construyen con todos los verbos transitivos. mientras que las medias aparecen con ciertos verbos (transitivos o no) que tienen ciertas propiedades aspectuales o temáticas. S" trata, pues, de un proceso de extensi6n que hace aparecer nueval construcciones, y lo hace, además, a costa de ir eliminando lal restricciones que pesan sobre las antiguas. Veamos c6mo ha sid~ ese proceso. 5.1.1. Las construcciones medias: de la situación latina a las meJúu
actu4Ies Es unánime la opini6n de que el origen de las pasivas e impersonales con se está en la existencia, ya en latín, de construcciones medias caracterizadas por su forma reflexiva. De hecho, de las tres construcciones pronominales vistas aquí, la media es la única que existía en esta lengua. En latín era frecuente el uso pleonástico de los pronombres personales con verbos transitivos o intransitivos para indicar un contenido medio de participaci6n o interés del sujeto en el proceso 140 De;ando a un lado los estudios históricos generales que hacen mención de las construcciones con se, podemos citar los siguientes trabajos específicos: Brown (1930), Larochette (1939, 1944), Terracini (1945), Monge (1955, en este volumen), Mendeloff (1964), Hernández Alonso (1966), Vera (1994) y Morales (1997); estudian la historia de las estructuras pronominales en francés Hatcher (1943) y Stéfanini (1962), en italiano Brambilla Ageno (1964) y en ponugués Naro (1976). Bobes Naves (1968) y Oniz (1978) relacionan los aspectos diacrónicos con la justificación de análisis de tipo transformatorio. Finalmente, véase Hale y Kissock (1998) para una aproximación tipológica a la relación histórica entre construcciones reflexivas, medias y pasivas.
124
verbal 141 • Según Dahlén (1964), este uso era muy frecuente en latín arcaico 142 pero se debilitó en la época clásica hasta el punto de que algunos verbos que lo usaban con gran frecuencia llegan a perderlo (es el caso de postulare, expostulare, benefacere, mercan, capere, sumere, cavere, vindicare... ) Estos verbos, sin embargo, recuperan el l'mpleo del pronombre en bajo latín y lo extienden analógicamente a otros muchos. De los verbos que toman estos pronombres destacan dos clases: los de movimiento y los de cambio. En los primeros se incluyen tanto los de aproximación (adpropiare, adproximare, appropinquare, adventare, obviare) como los de alejamiento (fogere, elonga-
re, longinare, accelerare, ambulare, cessare, revertí, vadere, ire, currere, Jedere, insidere, residere, dissidere, urgere, inminere, succedere, abire, recadere, discedere, transire, pertransire). Por analogía con estos verhos, según Dahlén (1964: 122-132), toman pronombre pleonástico los de reposo o estado. Pero la clase más numerosa la constituyen los verbos de cambio. Se trata, según Dahlén (1964: 111-122) de verbos verdaderamente medios, porque denotan una acción que sucede en el sujeto, sobre el que se opera un cambio cuyo autor no se puede imaginar ni expresar. A partir de construcciones con verbos de cambio auténticamente reflexivas, como (lOSa), se extiende el uso del pronombre a otras con sentido figurado (10Sb) y de ahí a aquellas en el que el verbo activo más el pronombre sustituyen a formas pasivas de significado medio (1 OSe). El último paso es el uso del reflexivo activo con significado medio y sujeto no animado (10Sd):
141 Aunque la caracterización semántica de este valor medio no es unánime, casi todos los autores coinciden en que se trata de un modo de presentar la acción como una actividad o proceso en relación con el sujeto, sea porque éste tiene especial interés en ella. 142 No es de extrafiar puesto que el indoeuropeo parece que ya conoda este procedimiento como forma de expresar un contenido medio, a juzgar por su presencia en sánscrito así como en las lenguas célticas y eslavas (cf. Balmori (1933: 16-17». En estas últimas, la construcción pronominal ha desarrollado los mismos valores que en las lenguas románicas (pasivo e impersonal); se da, además, un curioso paralelismo entre las dos familias de lenguas: por un lado, el polaco yel esloveno han desarrollado un uso impersonal similar al de italiano y español; por otro, el búlgaro y el selVo-croata carecen, como francés y rumano, de este tipo de uso. Este paralelismo, así como la especificidad de las construcciones en cada una de las lenguas, es estudiado con detalle por GenuiAiene (1987: 65-177) y Rivero (1998).
125
(108) a.
b.
Iuppiter mutavit sese in formam eius coniugis [Plauto, 112, Dahlén (1964:111-122)] 'Júpiter , se transformó a sí mismo en la imagen de su esposa Iam ego me convortam in hirudinem [Plauto, 112,
idibem.l c.
d.
'Ya me convierta yo en sanguijuela' . Tu hercle, opino, in vidulum te bis convortes, nisi caves [Plauto, 112, idibem.]. '¡Por Hércules! creo que te quedarás viudo dos veces si no tienes cuidado' Neque herba nascetur, neque lutamenta scident se [Varro, idibem.]. 'Ni la hierba nace ni se rompe el barro.'
Según la mayoría de los autores, la extensión de los usos reflexivos medios a oraciones con sujetos de cosa es el primer paso en el nacimiento de las construcciones medio-pasivas e impersonales con se en las lenguas romances. La forma en que se produce esa extensión ha sido objeto de hipótesis diversas. Frente a la tesis idealista14': que ve en este proceso una forma de animización o personificación de los objetos, cabe aducir dos posibles razones de índole formal: una es la confluencia con la desaparición de las formas de pasiva sin~ tética del latín clásico, la otra es la naturaleza intransitiva que adquiere la construcción pronominal. Parece probado que el significado medio se asociaba en latín con construcciones sintácticamente intransitivas. Cuando ese valor medio iba ligado a la presencia de un pronombre pleonástico, la naturaleza intransitiva de la construcción se manifestaba en el hecho de que dicho pronombre fuese un dativo l44 • Esto explicaría además,
143
Defiende esta tesis Richter (I909) Y la discute Monge (I955 Y en este
vol.). 144 Aunque en algunos casos se supone que el origen es un acwativo. Por e;emplo, los verbos de lengua como recognoscere, penurare, jurare, testan, foteri y ostentkre toman acwativo pleonástico; la presencia del dativo tiene, generalmente, un sentido secundario; así se tacere significa 'no hablar de sí mismo', mientras que sibi tacerees 'guardar silencio'. Los verbos de sentido, sin embargo, parecen haberse especializado bien con acusativo pleonástico (se credere, se fidere) o dativo (sibj dubitare. sibi notare).
126
según Dahlén, que en bajo latín se utilizasen frecuentemente sin pronombre, en cuyo caso, se producía una alternancia con las formas reflexivas similar a la que existe en lenguas como en francés entre verbos de cambio con y sin pronombre: la poule se cuit / la poule cuit (cf. §3.2). Idéntica relaci6n entre significado medio y propiedades intransitivas se aprecia en la otra forma que poseía elladn para hacer explícito un valor medio: los verbos deponentes. Balmori (1934: 25) afirma que los deponentes tenían significado auténticamente medio --que él define como un valor abstracto, subjetivo y espiritual- cuando se construían en forma absoluta, esto es, sin complemento directo, en cuyo caso adquirían un sentido resultativo, de estado. Por el contrario, cuando se empleaban transitivamente tenían significado activo o agentivo. Si la construcci6n no tenía ras~os agentivos, esto es, si no implicaba la existencia de alguien o algo actuando sobre sí mismo, no había ningún obstáculo semántico para que el sujeto fuese un ser no animado. Un segundo factor, que parece influy6 decisivamente, fue la decadencia y pérdida posterior de las formas verbales deponentes, que desde el latín arcaico coexistían con el uso del pronombre personal pleonástico como formas distintas de expresar el mismo contenitlo medio. Como es sabido, la voz pasiva latina consistía en un sistema mixto en el que el tema de infectum (los tiempos de aspecto imperfectivo) utilizaba un paradigma de desinencias específicas, yel lema de perfectum (los tiempos perfectivos) las perífrasis formadas por el verbo sum más formas no personales pasivas. Tanto la pasiva sintética como la perifrástica podía tener significado medio 145 , pero era en los verbos deponentes donde este significado era especialmenle evidente. En esta clase de verbos, los gramáticos antiguos encuentran tres tipos especialmente interesantes: 1) Aquellos que, teniendo únicamente forma pasiva, admitían significado y construcci6n activos (ej. osculor te 'te beso') y pasivos (ej. osculor a te 'soy besado por ti'). A estos verbos con una sola
145 Según todos los analistas, éste era el valor originario de las formas pasivas. I)arece probado que en todas las lenguas que desarrollan formas específicas de pasiva éstas derivan de formas empleadas originariamente para expresar un contenido medio. Así sucede en indoeuropeo y en la mayoría de las lenguas derivadas de ésta. Véase Larrochette (1943: 63-64), Reichenkron (1933: 14), Wackernagel (1926) y Balmori (1933).
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forma pero dos posibles combinatorias sintácticas los denominan 'comunes' 146. 2) Aquellos que presentan formas pasiva y activa para la misma construcci6n, es decir, en los que el uso de la forma pasiva parece potestativo y en ningún caso relacionado con la pérdida de un argu. mento, al contrario que en la pasiva can6nica: ej. fobrico(r) istam domus. Según los gramáticos latinos, la forma pasiva se utilizaba p~ indicar una particular implicaci6n del sujeto en la acci6n verbal, bien como actuante en el propio proceso, bien como interesado primero l47• 3) Verbos que tienen siempre significado medio pero presentan las construcciones activa y pasiva indistintamente, generalmento junto a un cambio de régimen (transitivo en el primer caso, intransi.. tivo en el segundo). Balmori (1934: 23) encuentra en /aetorun repreof sentante de esta clase: junto a /aetari bonis rebus et dolere contrariú 'alegrarse con las cosas buenas y sufrir con las contrarias' (Cicer6n. Lae! XIII 47), se documenta laetare frontem alicuius serena uetustatl 'alegrar la frente de alguno con serena majestad' [Apuleyo, Met., 3. pág. 134, 16; como el anterior, citado en Balmori (1934: 24)]. La desaparici6n de la pasiva sintética y el cambio aspectual de la pasiva analítica clásica desemboca en un nuevo sistema en el que la pasiva perifrástica con ser+participio parece especializada para el mero valor pasivo l48 mientras que las construcciones reflexivas here· dan o recogen los usos medios, lo que era de esperar pues ya servíari como forma de expresi6n de ellosl 49 • Entre los usos que la media 146 «Commune uerbum quid est? Quod r littera terminatur et agendi et patiendi recipit significatiomen ut crimi7lOr, consolo,.., [Marius Victorinus (siglo IV). Keil. VI. pág. 198; citado en Balmori (1933: 2)]. 147 «Verba quorum declinatio in nostra potestate est sunt haec: tondeo. ÚlUO; fabrico. punio... uerum tamen debemus secundum naturam actuum uel actiuum uel pasiuum praesumere in declinationem ut ~go ÚlUOr, balmum Úluat quando ego capillos depono. ut dicam tontkor, quando alteri capillos derrabo. ut tontkoll [Seruius (siglo IV). Keil. N, 11. pág. 437; citado por Balmori (1933: 3)]. 148 Aunque, según Monge (1955. en este vol.) conservaron. al menos en las primera épocas del idioma. la posibilidad de expresar un contenido medio ajeno a la pasiva perifrástica actual. 149 Según Müller (1924). no hay pruebas de la existencia de una pasiva analítica tal como la conocen las lenguas románicas en latín vulgar. lo que le lleva a suponer que la desaparición del sistema pasivo latino --<s decir, la pérdida de las formas sintéticas y el cambio de valor de las analíticas- no se produce hasta el s. VIII. El hecho de que se hayan atestiguado construcciones reflexivas con valor medio utilizadas en lugar de fonnas pasivas no es un argumento contra su tesis. puesto que como vemos el uso de la media pronominal convive con la media-pasiva desde el latín arcaico.
128
pronominal recoge destacan aquellos que tienen como sujeto un ente inanimado. Según Dahlén (1964: 111ss), los verbos de cambio -siempre con el mismo significado medio- se construían en forma medio-pasiva cuando el sujeto era inanimado y preferían la forma refleja cuando se trataba de sujetos animados. La decadencia o el rechazo del paradigma desinencial de la pasiva favoreció, sin duda, la posibilidad de usar las construcciones reflejas también con sujetos inanimados. Esta extensión comienza, según el citado autor, con los verbos que incluyen en su significado el cambio de estado, como habere, mutare, venere e inclinare. Es de suponer que de ahí habrían de extenderse a aquellos otros que implicaban tácitamente el proceso de cambio. La renuencia a utilizar la media pronominal con sujetos inanimados podía deberse, según Monge a la misma consideración del sujeto como sede de un proceso que tiene en él su origen y su desenlace. Esta propiedad, que muy probablemente es lo que favoreció la elección del reflexivo como expresión de un contenido medio (recuérdese lo que decíamos en §3.1. acerca de las relaciones entre los usos puramente reflexivos y las construcciones medias) exigiría un sujeto animado. Los sujetos inanimados serían, en cambio, incapaces de ser considerados origen de un proceso de cambio, a no ser, y esto parece crucial, que se conciba este proceso como un cambio espontáneo propiciado por las cualidades inherentes de la entidad afectada por él. Según Karde (1943: 82), éste es precisamente el valor que tienen las construcciones medias con sujetos inanimados y el eslabón que permite unir las medias con sujetos personales y con sujetos de cosa. Si esto es así, lo que estaría avalado por el hecho de que sea ésta la interpretación de la mayoría de las construcciones medias con sujetos inanimados, no es preciso suponer ningún proceso de animación o personificación de los objetos. Según lo visto hasta ahora, es de suponer que las construcciones medias tal como las hemos estudiado aquí no son sino la continuación directa de las reflexivas con significado medio que ya existían en latín y que amplían sus funciones en las lenguas romances. Los rasgos definitorios de las construcciones medias se dan ya en las latinas y protorromances: significado medio y aspecto resultativo-incoativo. También los tipos de verbos que aparecen en ellas: los que expresan procesos psicológicos o interiores (verbos de sentimiento, sentido, etc.) y los de cambio de estado o lugar (incluidos aquí los de movimiento), sean sus sujetos animados o inanimados; también 129
las construcciones con pronombre pleonástico de carácter aspectual que indica interés o panicipación del sujeto en el proceso verbal. Sin embargo, a la vista de los estudios existentes, la formulación anterior no deja de ser una mera hipótesis aún sin conuastar con los datos. Curiosamente, el estudio de este tipo de construcciones a lo largo de la historia del español es el menos abordado: no existen traba., jos específicos sobre los verbos pronominales en español medieval y clá~ sico y poco o nada se sabe del uso que aquí hemos denominado aspec~ cual. De hecho, las gramáticas dan por sentada la existencia de verbos que exigen el pronombre obligatoriamente, y ni hay un inventario exhaustivo y detallado de ellos ni se han estudiado sus propiedades. Hay algunas excepciones a esta ausencia llamativa, como el estu", dio de Rivas (1996) sobre los verbos pronominales que tienen alternancia causativa. Sobre un corpus que delimita la etapa comprendida entre el último tercio del s. XIII y la primera mitad del XlV, estudia tres tipos de construcciones con alternancia causativa: aquellas en las que la anticausativa no es pronominal (cf. (109a,a'», aquellas en que puede serlo opcionalmente (109b,b', b") y aquellas en que es pronominal obligatoriamente (109c,c'): Yo t'mostraré si no ablandas,1 cómo se pella el erizo I sin agua e sin ro~ío [LBA, 992, e-g; citado en Rivas , (1996: 68)] a. ... e, demás, buen talante: huésped esto demanda; solaz con yantar buena todos omnes ablanda [LBA, 1375 c-d; ibídem.] b. ... que por fuer~ los ouieron a uencer e los echaron de toda su tierra, y ellos fincaron uencedores e onrados. E despues desto assessegaron [PCG, 31,b, 2830; Rivas (1996:141)]. b'. Si queredes, señores, oír un buen solaz, lascuchad el roman~e, sosegadvos en paz [LBA, 14a-b; Rivas: (1996: 142)]. b". E Scipion sesego aquellos que fincauan, e puso sus pazes con ellos [PCG, 30b, 38-39; Rivas (1996: 142)]. c. Si dava uno a otro fuego o la candela I amatávase luego e venién todos a ella [LBA, 264b; Rivas (1996: 167)]. c'. Et ante que matassen la candela, comen~ó la madre a dezir al fijo [Cl, 36, 67-68; Rivas (1996: 167)].
(109) a.
130
El trabajo de Rivas, que estudia las construcciones causativas y anticausativas con 17 verbos, resulta particularmente interesante por los huecos que deja ver. El primero es a qué se deben las tres posibilidades y si es posible establecer un paralelismo con la situación actual. Para ello sería preciso indagar si las construcciones anticausativas con y sin pronombre presentan las mismas diferencias aspectuales que en castellano actual o en las lenguas, como el francés, que las utilizan con los mismos verbos de forma productiva. De otro lado, la existencia de anticausativas en las que la presencia del pronombre es facultativa podría indicar que se trata de un fenómeno inestable o en fase de gramaticalización . No parece que así sea puesto que se trata, como hemos visto, de un tipo de construcciones con una larga vida en latín que parecen haber sufrido grandes cambios. Similares lagunas pueden apreciarse en las historias del español respecto al uso de los pronombres con los llamados verbos inherentemente reflexivos, clase de la que no conocemos sus integrantes medievales, y por tanto, tampoco qué verbos eran pronominales y han dejado de serlo ni cuáles han entrado a formar parte de este grupo. Resulta lógica esta falta de estudios al respecto, puesto que la particularidad de estos verbos ha sido considerada siempre una cuestión más léxica que sintáctica150• Finalmente, el uso de construcciones reflexivas con verbos intransitivos o transitivos para añadir un matiz de interés que nosotros hemos situado exactamente en las propiedades aspectuales es conocido desde las primeras etapas del idioma, pero no está ni mucho menos estudiado o delimitado. Martín Zorraquino (1996) llena en parte esta laguna con su estudio de ir/irse en el Cantar de mio Cid, pero se trata de un aspecto que requiere mayor atención. Acercarse a él puede ser muy ilustrativo si tenemos en cuenta lo que sabemos ahora acerca de las construcciones medias, de las propiedades léxico-semánticas y aspectuales de estos verbos y del tipo de problemas que puede ser interesante investigar. 5.1.2. El JesarroUo de las pasivas e impersonales reflejas La gran innovación de las lenguas romances consiste en dotar a las construcciones medias con se de un valor pasivo del que, según la 150
Véase, no obstante, Hernández Sacristán (1982).
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mayoría de los autores, carecían en latín 151 • Este valor pasivo está ya presente en español en el s. X según Lapesa (1981: §57.3). El punto de partida está en las construcciones medias con sujetos inanimadosi Según la mayoría de los autores (Karde, 1943; Monge, 1955, en este volumen) la interpretación pasiva surge cuando el sujeto de la construcción media deja de sentirse como participante activo en el pr()il ceso verbal y pasa a ser un mero 'receptor' de ese proceso. Este cam'" bio era lógicamente más factible con sujetos inanimados, de ahí qwt sean las medias con sujetos de cosa las primeras en las que los gra'" máticos ven valor pasivo. Pero hay otro punto de contacto esencial en este cambio. Se trata de la interpretación medio-pasiva o de se-genérico. Tal como la hemos caracterizado más arriba, este tipo de construcción se identifica por presentar el proceso verbal como una propiedad del sujeto y por tener aspecto estativo, no agentivo. La interpretación de propiedad puede considerarse el eslabón que une las construcciones medias con sujetos de cosa y las construcciones medio-pasivas o pasivas genéricas: en el primer caso, son las propiedades inherentes del suje. to las que actúan como desencadenan te o causa del proceso de cam· bio que éste sufre; en el segundo, este proceso de cambio se conside· ra no como un proceso concreto sino como una propiedad de carác· ter permanente. En ambos casos, el sujeto está a caballo entre una interpretación semi-agentiva o de causa interna (característica de las construcciones medias) y una interpretación de paciente (propia de las pasivas). Según esto, es de esperar que las primeras construccio· nes pasivas tuvieran este sentido medio-pasivo o de pasiva genérica o de propiedad. Los datos que ofrece Monge (1955, en este vol.) parecen avalar esta hipótesis. En el §2.3 vimos que las construcciones medio-pasivas tenían valor modal. Desde los primeros documentos del español se encuentran frases con <se + verbo auxiliar + infinitivo>. Los auxi-
151 Defienden la existencia de ese valor en latín Castro (1918), Grangent (1922) y Lapesa (1971, §17.5), pero la discute Müller (1924), con el que está de acuerdo Monge (1955 yen este vol.). No faltan, además, autores que suponen que las construcciones pasivas reflejas proceden directamente de las construcciones reflexivas con sujetos de persona. Esta es la opini6n de Castro (1918), que la atribuye a un proceso de vitalizaci6n de las cosas y de Casares (1941), que supone en cambio una 'cosificaci6n' del sujeto personal de las reflexivas debido a una pérdida de actividad.
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liares más frecuentes son los de carácter modal: deber, poder, etc., 'Iue, según Monge, añaden al infinitivo una noci6n de (im)posibilidad u obligaci6n. Incluso las construcciones con infinitivo, mucho más tardías y no documentadas hasta bien avanzada la época medieval, tienen este matiz de posibilidad o propiedad ('Las famosas hazafias mías, dignas de tallarse en bronce, exculpirse en mármoles, pintarse en tablas [Quijote, 1, 108, 8; citado en Monge, en este volumen]. Cuando estas acciones de carácter durativo e interpretaci6n generalizadora son tratadas como acciones perfectivas o momentáneas pierden el valor medio-pasivo y pasan a denotar eventos auténticamente pasivos. Monge afirma que el grado en que se produce esta pérdida del valor medio-pasivo sustituido por una lectura eventiva depende de la intervenci6n de varios factores: significado del verbo, cualidad de la acci6n verbal, tiempo del verbo, necesidad de un agente exterior, carácter del sujeto y grado de concreci6n de la acci6n. El valor pasivo se hace inequívoco, finalmente, cuando se expresa el agente. Aunque éste siempre repugn6 a la pasiva refleja en español, no faltan ejemplos de su presencia a partir de los siglos XV y XVI. Por analogía con las frases pasivas con sujetos de cosa surgen las pasivas con sujeto animado, mucho más tardías y sometidas a restricciones similares a las que actúan hoy en día. Según Monge, la raz6n es que una construcci6n media con sujeto animado es mucho más resistente a perder el valor medio, en la que el sujeto es participante activo en la acci6n. De hecho los ejemplos que aduce tienen sujetos con rasgos de tipo, indeterminados o cuantificados y poco concretos 152. Precisamente en esta renuencia de las construcciones
152 Sepúlveda Barrios (1988: 273ss) ofrece datos relevantes que permiten afirmar la tendencia a la construcci6n pasiva refleja con sujetos de cosa. Las estadísticas sobre textos del s. XVII son concluyentes: frente a un 95,7% con sujetos inanimados s610 un 4,3% tiene sujetos de persona. De éstos, además, algunos pueden ser considerados medios --en particular los que se construyen con el verbo llamarse; otros son pospuestos e indeterminados. como (i). o tienen como sujetos nombres abstractos (ii):
(i)
(ii)
La primera calidad. Sefior, es la Patria. y en ella se incluyen padres. y lugar de nacimiento [1620. Pedraza. Discurso ¡v, (01. 28r; Sepúlveda (1988: 280)]. Pues como el Amor Divino se llama Espíritu por antonomasia... [1682. Ron. 91; Sepúlveda (1988: 278)].
133
pasivas con se a admitir sujetos animados hallan la mayoría de loí autores el origen de las construcciones impersonales. 5.1.3. El origen de la impersonalidaJ de se .'~
En el proceso de desarrollo de las construcciones impersonales con se cabe diferenciar dos aspectos íntimamente relacionados perO cuya evolución diacrónica difiere en ciertos aspectos. Por una parte~ desde el punto de vista del significado, las construcciones impersa. nales con se no suponen una innovación respecto de las pasivas. lA razón es que éstas son ya construcciones impersonales, pues se el agente exigido por el verbo y se presenta la acción únicament' desde el punto de vista del objeto afectado por ella -razón por ~ cual repulsa la presencia del complemento agente-. El uso de l. construcción con se para indicar la inexistencia o irrelevancia del, agente no suponía, pues, una novedad para el sistema gramatical. De; hecho, como afirma Monge, numerosos ejemplos de pasivas con SI difícilmente permiten determinar si prevalece el sentido activo( impersonal o el pasivo. Autores como Mendikoetxea (en este volu-i men) y Otero (en este volumen) coinciden en afirmar que desde es~ punto de vista las construcciones impersonales y pasivas con se son dos caras de la misma moneda. Por otra parte, la forma gramatical que tomó este modo de' expresión sí supuso, por contra, una notable innovación. Se producen dos cambios sustanciales. El primero atafie a las marcas formales de identificación del único argumento de la construcción impersonal. Éste pasa a ser complemento y ello se manifiesta en tres rasgos: pérdida de la concordancia con el verbo, presencia de la preposición' y posibilidad de pronominalizarse con un pronombre oblicuo. La segunda consistió en la extensión de la construcción a verbos no transitivos. Veamos cuál es la historia de cada uno de estos procesos. La pérdida de concordancia del único argumento de la pasiva refleja con el verbo -sefíal inequívoca de que es considerado como complemento, no como sujeto- se documenta por primera vez en el s. XIII en este ejemplo:
cal.
(110)
134
E si se cree los mágicos, expellen las tempestades con el cerco de aquesta e contrastan a los relámpagos y rayos [L:zpidario, 5, 14; tomado de Monge (1955, en este vol, pág. 373)].
Pero hasta el s. XVI no puede considerarse completamente acepEs en la primera mitad de esta centuria cuando, según Monge (1955, en este vol.) las construcciones impersonales cuyo complemento va precedido por a o es un pronombre dativo se hacen presentes de forma casi explosiva. Supone este autor que su existencia l'n la lengua había de ser bastante más antigua, pero no aparecen hasta que en un momento dado se rompe la interdicción que pesaba sobre ellas. No obstante, los datos recogidos por Sepúlveda Barrios (1988: 347ss.) sobre la frecuencia de estas construcciones en el XVII hace poner en duda que tal eclosión se hubiera producido. Según ('ste autor, la impersonal activa es muy poco frecuente todavía en ese siglo. En el extenso corpus consultado no encuentra más que 15 l:asos claros y en algunos de ellos la preposición es necesaria para evitar anfibologías. Esta escasa presencia de la construcción con preposición en los textos coincide con la de la construcción pronominal (a pesar del muy citado ejemplo de Cervantes: ''Al rucio se le dará recado a pedir de boca y descuide, Sancho, que se le tratará como a su mesma persona" [Quijote, 11, 31; Sepúlveda (1988: 351)]. ¿Quiere esto decir que se trata de un proceso todavía en desarrollo? Sí y no. Es probable que este tipo de construcción fuese usual en la lengua hablada y no encontrase eco o aceptación en la escrita; y también que estemos en una fase inicial, en la que no se ha logrado el reconocimiento o la carta de naturaleza en la lengua que les haga aparecer en los textos literarios. Sea cual sea el momento exacto en que las impersonales con se pueden considerarse plenamente asentadas, el problema crucial es cómo y por qué se produce el cambio formal que da lugar a estas construcciones. Podemos diferenciar dos hipótesis. La más común consiste en suponer que las construcciones impersonales derivan de las pasivas. Quienes la defienden hallan en la posible confusión de éstas con las reflexivas o recíprocas cuando el sujeto es animado la razón de que se arbitrara un procedimiento formal para evitar la anfibología; ese procedimiento formal fue marcar al sujeto paciente como si de un complemento se tratase. Según esto, las primeras construcciones impersonales serían también transitivas, precisamente aquellas cuyo objeto fuese un agente potencial. A partir de ellas se extendería el uso de se como marca de impersonalidad a construcciones intransitivas. La otra hipótesis consiste en derivar las construcciones impersonales directamente de las medias. La defiende Monge (1955, en este I "da.
13S
vol.). Como hemos visto, para él el valor pasivo surge cuando d sujeto medio pierde todo rasgo de participante activo en el procesa verbal y se conviene en un participante pasivo ---
153 Obsérvese que la hipótesis de Monge es consistente con las propuestas cognitivistas sobre los sujetos medios. Éstos, para Maldonado (1999), se comportan como participantes activos en las construcciones pronominales medias, con un grado mayor de responsabilidad sobre el evento que en las transitivas correspondientes (la noticia mtristeció a Juan! Juan se mtristeció con la noticia). Del mismo modo, afirma este autor que los humanos no pueden ser pariticipantes secundarios, de ahí la agramaticalidad de ??Maria se sorprendió con Ana frente a Maria se sorprendió con las habiliáaáes tÚ Ana. Si esto es así, parece que opera algún tipo de principio icónico según el cual la presencia de un argumento humano obliga a interpretarlo como participante activo en el proceso del que es argumento. Ahora bien, parece necesario articular debidamente los mecanismos formales implicados en la forma gramatical que toma una determinada estructura conceptual.
136
5.1.4. Recapitulación La historia de las construcciones pronominales es la de la progresiva extensión del uso de los reflexivos de una pequefia parcela en la que indican mera correferencia entre dos argumentos del verbo (usos propiamente reflexivos) a una serie de construcciones en las que van adquiriendo otros valores relacionados con la denotación de eventos concebidos como procesos internos al argumento que los sufre. Esta extensión comienza cuando se desdibuja la separación del agente y el paciente para identificarlos como partes del mismo proceso; surge entonces un valor medio que pervive hoy en las construcciones inherentemente reflexivas, en los usos aspecrua1es y en las construcciones anticausativas (sean con verbos de cambio físico o de cambio psicológico). El desdibujarse del agente llega a provocar la desaparición de este, lo que propicia la reinterpretación de las oraciones como acciones ejercidas por otros argumentos distintos del que experimenta el proceso. De alú el nacimiento del valor pasivo, íntimamente vinculado a las lecturas medias de propiedad. Podemos decir que nos hallamos ante una construcción pasiva cuando el agente inexistente en los eventos que denotan procesos internos se 'redibuja' y pasan a concebirse esos procesos como acciones. El paso final será la pérdida del valor pasivo y la asignación de todos los argumentos que el verbo tiene previstos en el léxico. llegamos entonces a la existencia de oraciones pronominales en las que la presencia del ditico no es más que el signo de que el sujeto de la construcción se interpreta de forma inespecifica. Pero si este proceso semántico es importante para explicar el nacimiento de las distintas construcciones con se, no lo es menos el proceso formal que tiene lugar simultáneamente: las construcciones con se difieren en la forma en que se proyectan sus argumentos, así como en las propiedades formales de éstos. Y esas diferencias se han atribuido precisamente a la naturaleza del dítico y a su comportamiento en cada caso. A continuación sintetizaremos esas propuestas, lo que no es sino mirar, desde otro punto de vista, el problema de la unicidad de las construcciones con se.
5.2. Las propiedades formales de se Como decíamos al comienzo de este apartado, muchos de los trabajos sobre las construcciones pronominales hablan de distintos 137
ses (se medio, se impersonal, se pasivo, se aspectual) para caracter~ otras tantas clases de estructuras. Frente a ellos, se han elaborado algunas propuestas unificadoras que intentan hallar las propiedadea compartidas por todas las construcciones con se. A continuación veremos algunas de ellas así como los problemas con que se enfren. tan. { 5.2.1. PropieJaJes morfológicas
Como argumenta detalladamente Otero (en este volumen), d clítico se tiene las mismas propiedades morfológicas en todas las construcciones examinadas. En todos los casos se trata de un clítico de tercera persona (singular o plural), rasgos en los que concuerda con el sujeto sintáctico de la oración en que aparece, y por tanto también con la flexión verbal. Incluso en aquellas construcciones en las que ese clítico no puede presentar más que uno de esos rasgos (por ejemplo, sólo es singular en las construcciones impersonales) esta restricción puede atribuirse a las propiedades del sujeto, que en tal caso es un pronombre nulo que tiene por defecto número singu. lar. También la ausencia de alternancia con clíticos que presenten otros rasgos de persona puede atribuirse a las propiedades de la construcción, pero no a una carencia del clítico. En otras palabras, que esa alternancia no se produzca en las construcciones impersona· les y pasivas no implica que el rasgo de persona no esté presente en el dítico. Simplemente es una consecuencia de que este tipo de construcciones impide la presencia de sujetos con rasgos de primera y segunda persona, si bien por diferentes razones: las impersonales por la naturaleza de su sujeto nulo, las pasivas por la restricción de animacidad. Si desde un punto de vista morfológico son, pues, iguales, cabría atribuir las diferencias de las distintas construcciones a las propiedades sintácticas que el clítico tiene en cada caso. Veamos las propuestas que se han hecho al respecto.
5.2.2. ¿Q!lé clase de palabra es se! Roldán (1971), Schroten (1972), Martin (1979), entre otros, tratan a se como un pronombre reflexivo y afirman que todas las 138
mnstrucciones en que aparece pueden derivarse mediante una regla de 'reflexivizaci6n'. Ahora bien, ni el estatuto de pronombre ni el de reflexivo dejan de ser controvertidos. En cuanto a su naturaleza pronominal, Mendikoetxea (1999b) observa que la posibilidad de considerar se como un sustituto de un SN disminuye en cuanto dejamos las construcciones propiamente reflexivas y consideramos las medias, impersonales y pasivas. En general, las gramáticas están de acuerdo en negar estatuto pronominal al se de las pasivas e impersonales -si exceptuamos aquellos que consideran al impersonal como un pronombre de referencia indefinida-, pero atribuírselo al de las medias obligaría a distinguir los usos pronominales de los no pronominales del 'pronombre' se (como hace, por ejemplo, G6mez Torrego (1992». Por otra parte, también la consideraci6n de se como reflexivo se ha puesto en duda. Mendikoetxea (1999b) y Otero (1999) distinguen entre expresiones anaf6ricas reflexivas y díticos. Para la primera de ambos autores, s610 pueden considerarse auténticas expresiones pronominales reflexivas los sintagmas nominales con pronombres personales acompafiados del adjetivo mismo (yo mismo, tú mismo, si mismo...J. Éstas pueden o no admitir o exigir la presencia del clítico, pero en cualquier caso la reflexividad de la construcci6n parece deberse a ellas y no a ningún otro elemento. Una postura opuesta es la defendida por Vera Luján (en este volumen). Desde el punto de vista de la teoría de prototipos, concluye que es posible defender la unicidad de los distintos ses que aparecen en las construcciones medias, pasivas e impersonales con el se reflexivo. Según esta teoría, las categorías se consideran entidades estructuradas que incluyen elementos centrales o prototípicos y además otros que pueden alejarse parcialmente del prototipo y participar solo parcialmente de sus propiedades. Desde esta perspectiva, los ses que aparecen en las construcciones medias, pasivas e impersonales no son sino imágenes parciales del prototipo correspondiente al pronombre reflexivo; el hecho de tener s610 algunas de sus propiedades no constituye un obstáculo para su inclusi6n en la misma categoría. El rasgo que los ses no reflexivos han perdido es la naturaleza lexemática, relacionada, según Vera, con la posibilidad de encarnar una funci6n sintáctica aut6noma; de ello se deriva que tampoco tendrán marca de caso acusativo (frente a lo que opinan otros autores, como veremos), y no establecerán relaci6n de correferencia con el sujeto. 139
Quienes niegan a se la naturaleza pronominal, optan por co~ derarlo un afijo verbal, relacionado de alguna forma con la flexió~ Pero tampoco esta postura conduce fácilmente a un análisis unitariq de los distintos ses. Según el tipo de construcción que se consideret1 se le sitúa en una proyección diferente. En las construcciones imper.;¡ sonales, se ha propuesto que está relacionado con la categoría fun.l cional Conc(ordancia), responsable de los rasgos de persona;' número del verbo, porque son precisamente esos rasgos los que resultan neutralizados con su presencia para dar lugar a la referencial indefinida del sujeto (Otero, 1986; Cinque, 1988). El se medio, e~ cambio, estaría ligado al lexema verbal, puesto que se trata de WI: elemento indisoluble de él. El se aspectual, por su parte, se hallar. en alguna proyección vinculada al aspecto: Sanz y Laka (en este volumen) suponen que está en un sintagma Evento, Fernández Lagunilla y De Miguel (2000), en cambio, lo sitúan en un sintagmat aspecrual, en el que De Miguel (1992) localiza también los ses pasivo: e impersonal (no obstante, las diferencias internas a estas construc" ciones le hacen diferenciar un se que está efectivamente en Asp y otro que se sitúa en Tiempo). Esta lista no es más que una pequefia muestra de las divergencias existentes y muestra que, en realidad, derivar las propiedades de la construcción de la posición en las que se genera el afijo supuestamente responsable de ellas no deja de ser arriesgado.
5.2.3. ¿ Cómo influye se en las construcciones en que aparece! Si el elemento se parece tener en todas las construcciones similar naturaleza categorial e idénticos rasgos morfológicos, cabría atribuir a sus propiedades sintácticas las diferencias entre las distintas construcciones en las que aparece. Los principales análisis que tratan de explicar de forma unitaria todas las construcciones con se se han basado en dos propiedades sintácticas del dítico íntimamente relacionadas: su naturaleza argumental y su caso. En dos de las construcciones estudiadas, la presencia de se está relacionada con la 'desaparición' de uno de los argumentos exigidos por el verbo: en las construcciones pasivas, se hace que no se realice en forma de argumento el 'agente' previsto por el verbo; en las medias con verbos de cambio (anticausativas), no se realiza el argumento 'causa'. Como hemos dicho, se analizan ambos casos como 140
procesos de inacusanvización de un predicado, de recensión valen,ial, y se supone que se 'absorbe' el argumento perdido. Esta propiedad ha servido de base para un análisis unificado de los ses. Manzini (1986), por ejemplo, deriva las distintas construcl"iones con si del italiano de la combinación de dos rasgos que el díI ico puede tener de forma opcional: uno es su carácter pasivo, en virtud del cual absorbe el argumento externo; el otro es su interprelación como variable libre o variable dependiente o ligada. Las cuaI ro combinaciones posibles dan lugar a cuatro estructuras: impersonal (el dítico es no pasivo y se interpreta como variable libre), pasivo (pasivo, variable libre), reflexivo (no pasivo y variable dependiente) y medio-ergativo (pasivo y variable dependiente)154. El problema que plantean análisis como el de Manzini es que esconden en la aparente unificación de las construcciones con se una confirmación de las divergencias entre ellas: lo único que tienen en común es que comparten la presencia de un elemento que presenta en cada una propiedades contrarias. Otros intentos unificadores son más ajustados, pero a costa de dejar fuera de la explicación un buen número de construcciones. Un ejemplo es el de Cinque (1988). Se trata de una de las tentativas más rigurosas de análisis de las construcciones con se impersonal basado en su estatuto argumental. Las diferencias entre las construcciones con se llevan a Cinque a suponer la existencia de dos ses, uno con el rasgo [+arg] que exige un argumento externo con papel temático y uno [-argl que puede combinarse con un argumento externo no temático. Lo novedoso del análisis de Cinque es que relaciona el carácter argumental del dítico por una parte con la interpretación cuasi-existencial (específica) o cuasi-universal (genérica) de la construcción, y por otra, con su compatibilidad con una flexión no finita.
154 Un intento sirnllar. aunque menos abarcador. es el de Wehrli (1986). Propone que S~ siempre absorbe un argumento del verbo al que acompalia e impide que el papel temático previsto para ese argumento no pueda asignarse a un SN. Las diferencias entre unas construcciones y otras derivan de qué argwnento sea el que absorbe S~ (externo o interno) y de que la estructura resultante haya sufrido o no un proceso de lexicalización. Se absorbe el argwnento interno en las construcciones con verbos inherentemente reflexivos (lexicalizadas) y en las reflexivas y recíprocas (no lexicalizadas); absorbe el argwnento externo en las medias o ergativas (lexicalizadas) y en las pasivas (no lexicalizadas). Quedan. sin embargo. fuera de este análisis las construcciones impersonales.
141
La absorción de un papel temático por parte del clítico va acom1 pañada de la absorción de caso. La presencia de se impide la asigna.. ción de caso a un argumento de la oración. En las pasivas y medias (de todos los tipos) se impide la asignación de caso acusativo al com"; plemento, lo que provoca que éste haya de legitimarse con nomina~ tivo (en las pasivas y anticausativas) o con caso inherente asignado por una preposición (con los verbos inherentemente reflexivos). Entonces se habla de que absorbe el caso acusativo o que recibe d caso acusativo que estaba previsto para ese argumento. También en las impersonales parece haber absorción de caso, puesto que tampoco en ellas un SN puede ocupar la posición de argumento externo. Así pues, se recibe un caso y ello tiene consecuencias para la estructura de la oración, al impedir la presencia de un argumento previsto. La diferencia está en el caso que se asigna a se. Dobrovie Sorin(1998) afirma que el se de las construcciones pasivas, medias y reflexivas es un se acusativo, con lo que puede ser considerado un clítico objetivo o de objeto, mientras que el de las impersonales es un se nominativo, y por tanto es un clítico subjetivo o de concordancia de sujeto (también lo defiende Chierchia (1996) y mucho antes de él Oca (1914». La consecuencia más interesante es que sólo en las primeras se es un demento intransitivizador que convierte un predicado transitivo en uno intransitivo. Así pues, parece que desde un punto de vista formal hay argumentos suficientes para distinguir entre, al menos, (como defiende Napoli (l976b» dos tipos de se: nominativo y acusativo. No obstante, se plantea un problema adicional si consideramos que el se aspectual no parece acogerse sin dificultades a ninguno de los dos, porque ni absorbe un papel temático ni es un argumento.
5.3. A modo de conclusi6n Se han propuesto algunos análisis unificadores basados en las propiedades semánticas que comparten todas las construcciones con se. Deguchi (1982) afirma que todas ellas (pasivas, recíprocas, reflexivas, anticausativas, impersonales, aspectuales, etc.) pueden unificarse por dos parámetros semánticos: la afectación del argumento sujeto y su incompletitud (referencial en el caso de las impersonales), limitación (que en el caso del se aspectual implica espacio restringido) o debilidad (del actante candidato a sujeto en olvidarse). 142
Propuestas como la de Deguchi coinciden con el análisis por parte de la gramática tradicional, que encuentra en la voz media el rasgo compartido por todas las estructuras consideradas. Se trata de l'ventos que carecen de un agente y que son observados desde la perspectiva de un objeto afectado. Este modo de concebir los evenlOS tiene que ver con el modo de acción y desencadena ciertas propiedades aspectuales de las estructuras. En este caso, de nuevo, las construcciones impersonales serían las que muestran un mayor distanciamiento respecto de las otras, tal vez debido a que son un desarrollo posterior). Aun así, las restricciones vistas sobre la posibilidad de que inacusativos y estativos admitan se impersonal sería una prueba de que debe haber una base semántica común con el resto de construcciones. No obstante esta supuesta unidad semántica, el análisis pormenorizado de cada una de ellas revela divergencias no fáciles de solventar de forma unitaria, habida cuenta que, como se ha visto, son a menudo matices semánticos los que las oponen. Parece existir, como hemos pretendido mostrar, un hilo conductor que las une de forma que construcciones tan lejanas formal y semánticamente como pueden ser las impersonales y las de se aspectual, resultan relacionadas por los vínculos que cada una de ellas comparte con otras. Tal vez la clave del problema de la unidad de las construcciones con se no se halle en la existencia de una llave común que abre todas las puertas, sino de un sendero acertado que conduce, sin solución de continuidad, por el laberinto.
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163
11. FACETAS DE SE* Carlos-Peregrin Otero Universúllul de CdifornÚl. Los Ángeles
Es una idea tradicional. defendida ya por Aristóteles. que la gramática de una lengua humana relaciona sentidos con sonidos; más precisamente, parea sentidos con los sonidos que les sirven de soporte. es decir. que los ((exteriorizan)). dándoles así expresión. A estas alturas (casi dos milenios y medio después) no parece descabellado sospechar que lo que hace necesaria esa relación es, en realidad, una limitación característica de la naturaleza humana: nuestra carencia de dotes telepáticas (fuera del reino de la parapsicología). Si los seres humanos fuéramos capaces de comunicación telepática adecuada a nuestras necesidades, sería posible, en principio, prescindir de los sonidos, en cuyo caso nuestra ((gramática)) mental (que vendría a ser la ((gramática)) mental de cada uno de los seres plenamente humanos de todos los tiempos) quedaría reducida a la posibilidad de estructurar sentidos 1• • Agradezco a Cristina Sánchez la ayuda prestada. 1 Cf. Chomsky (1995: §4.1). Significativaente. Chomsky deja abiena la posibilidad de que los requisitos del habla sean ajenos al sistema computacional del lenguaje. concebible punto de partida de los proleg6menos de una lingüística del futuro. Recuérdese que en la computaci6n que lleva de la selecci6n inicial de unidades ..léxicas» (mentales) a la forma lógica no figuran rasgos fonol6gicos (§4.2.1. esp. n. 10). Desde esta perspectiva. la fonología y la morfología. aparte de ser en buena parte arbitrarias en el sentido de Saussure, y de reflejar numerosos accidentes hist6ricos nW o menos oscurecedores (cap. 1, págs. 19-20 Y cap. 2, n. 3). no pueden menos de tener un grado considerable de imperfecci6n, en contraste con el aspecto mental computacional del lenguaje (§4.1; Chomsky, 1995a: 121).
165
Sea o no sea esto certero, puede al menos resultar al menos iluminador como experimento imaginario y se diría que viene muy a cuento «((se non e vero, e ben trovato») en el trance de enfrentarse con un tema gramatical intrincado y muy debatido que más de una vez ha llevado a confusiones o errores relativamente palmarios. Conviene, pues, no perder de vista ese ((mundo imaginable», si no posible (o, si se prefiere, las implicaciones de nuestra carencia de capacidad telepática), en el curso de la exposici6n, si queremos hacer todo lo que esté en nuestra mano por evitar fallos fácilmente evitables y concentrar nuestra capacidad mental sobre los problemas reales. Como vamos a ver, la sutil discriminaci6n entre sentidos (recuérdese el partido que llevamos sacado de jlying planes can be dangerous, ejemplo de ambigüedad que ya no puede pasar por sutil, tema sobre el que volveremos en §2.2) es una guía insustituible cuando nos adentramos en un abigarrado laberinto de fen6menos gramaticales, y a veces la única que nos puede proporcionar faros orientadores, además de evitarnos lamentables tropiezos, en el curso de nuestra indagaci6n2 • Sabido es que una expresi6n con aire del todo inocente (e. gr. se mató) puede servir de envoltura sonora a muy diversos sentidos (durante la guerra se mató mm de lo que se cree, alguien resultó muerto, alguien se suicidó, alguien trabajó sin descanso) y es natural, si no insoslayable,
Esta manera de ver las cosas (como quizá todas las demás) no goza de aceptación general, por supuesto. Entre los que la rechazan con más rotundidad se cuenta uno de los estudiosos más distinguidos y admirablemente prolíficos de la psicología lingüística, que llega a decir que «si pudiésemos comunicar por telepatía, no necesitaríamos lenguaje» (Jackendoff, 1997: §1.3), aserto que parece difícil de conciliar con aspectos fundamentales de la «arquitectura de la facultad del lenguaje» que propone. No parece ocioso añadir que lo que está en juego no es sólo la concepción de la naturaleza del lenguaje, sino la concepción de las posibles vías de emergencia de horno Ioqums en el curso de la evolución humana, en particular la contribución de la selección natural en sentido darwiniano (que obviamente no basta para explicar la capacidad humana para la física cuántica, pongamos por caso). Véase Otero, ed. (1994: vol. II, págs. 707 y ss.) y Kauffman (1995) (cf. Goodwin (1994: 184-9), Lightfoot 1999: 251-2». 2 Compárese lo que escribe ]ackendoff sobre la morfologla reflexiva romance en el antepenúltimo párrafo de la sección citada.
166
suponer que cada uno de los sentidos (cada una de las proposidones mentales) corresponde a una estructura sintáctica subyacente distinta. La clave del sentido nos puede llevar, pues, a la estructura sintáctica subyacente que realmente le sirve de soporte, que es precisamente la estructura que sirve de soporte también a la frase percibible y percibida (oída, leída o vista), tambaleante puente que no tendrían que cruzar seres con dotes telepáticas al tratar de dar expresi6n a sus pensamientos y sentimientos o simplemente de comunicarse con el vecino de enfrente o con el amigo remoto. Otro hecho capital que no podemos perder de vista es que no son los vocablos peculiares de una lengua, esencialmente arbitrarios por naturaleza y a menudo accidentales por su historia, como se sabe, los que campean por sus fueros. Lo que verdaderamente importa para nuestro prop6sito son las elusivas propiedades abstractas que algunos elementos del vocabulario, entre ellos los más diminutos y repetidos, y más insignificantes en apariencia (e.g. no y ni; su y si; re-, -in-, b(i)l-, -s, y - mient- en reinigualables, reinigualamiento; -ba-, -se- y -n en ataba, atasen, ... ). Importa sobre todo lo que esas propiedades tienen en común con las de los elementos del vocabulario correspondientes de otras lenguas (o no en común, cuando de las propiedades universalmente invariantes pasamos a las propiedades paramétricas), yen particular las computaciones mentales a las que combinaciones de esas propiedades dan lugar (en reinigualables, sin ir más lejos). Son esas computaciones las que realmente cuentan, y las que seguirían contando (no perdamos esto de vista) para seres como nosotros pero no carentes de dotes para la comunicaci6n telepática. Lo que sigue es un intento de examinar las estructuras con se desde esta perspectiva, aunque no sea usual, con la esperanza de que el enfoque facilite, en alguna medida, su esclarecimientoo
Dado que lo solicitado para este volumen es una vista panorámica general del tema en un espacio muy limitado, lo único que cabe intentar es una descripci6n sin aparato técnico (preferible de todos modos a una descripci6n con mucho aparato técnico, malaventura siempre difícil de sortear). Y lo más que cabe esperar es que pueda resultar útil y provechosa al estudioso aprovechado del tema. 167
Pero antes de entrar de lleno en materia conviene pasar una rápi~ da revista a algunas propiedades de se que conviene tener presentes en el curso de la exposici6n.
1.
PROPIEDADES DE SE
En el vocabulario de la lengua castellana, el clftico se difiere de elementos como no, ni o -in- en no ser ((exponente)) de ninguna especificaci6n necesaria incluso para la comunicaci6n telepática. Como sus contrapartes se o si en los demás romances, es sin duda el elemento más desprovisto de contenido, el más versátil y polifacético, y uno de los más diminutos e insignificantes, propiedades sin duda correlacionadas. En marcado contraste con los otros clíticos, tiene no poco de ((camale6nico)), lo cual le permite servir como de «comodín)) gramatical capaz de representar todas las funciones que representan los otros clfticos y dos más por añadidura, notables innovaciones las dos en la evoluci6n hist6rica de las lenguas romances. Parece ser precisamente esa oquedad, esa carencia de contenido, que no le obliga a entrometerse más de lo que conviene en las relaciones ajenas, la que hace posible su excepcional servicialidad. No es, pues, extraño que pueda contribuir a concertar hasta lo que parece tener visos de inconcertable. Esto no quiere decir que sea lo que se dice un «hazlotodo)) (<<j'ac-totum)), (tjack o[all trades»), ya que como vamos a ver la gama de sus funciones está exactamente circunscrita y delimitada por el requisito fundamental e inviolable de que tiene que estar siempre asociado con el sujeto superficial de su cláusula, hecho de capital importancia que es arriesgado perder de vista al tratar de nuestro tema. Una de las raíces de su versatilidad, como queda dicho, puede que la decisiva, es que se presta admirablemente a sus camale6nicas mudanzas por su minimidad o infirnidad gramatical: en lo que respecta a su forma se reduce a una sola sílaba inacentuable compuesta de la consonante fricativa más común (la fricativa que forma parte del inventario consonántico de todas o casi todas las lenguas) y una vocal «neutra» (una vocal media de uso muy frecuente en las lenguas romances); en 10 que respecta a su contenido, carece, no ya de caso morfo16gico sino hasta de especificaciones distintivas de género y número. Sintácticamente, su propiedad más obvia, si no la única y fundamental, es que s610 puede ser asociado a la (eno persona)) (i.e., a la 168
mal llamada «tercera persona»)3; más precisamente: si usamos 1 y II como símbolos de la primera y la segunda persona, respectivamente, se sólo puede estar asociado con un elemento portador de un haz de especificaciones que no excluya [-1,-11] (significativamente, una simple carencia: ni primera ni segunda persona), si esta caracterización merece ser aceptada provisionalmente como primera aproximación a un incitante tema4 • y sintácticamente es siempre lo que podemos llamar un ccclítico subjetivo», es decir, no puede menos de estar asociado con el sujeto, como queda dicho, en marcado contraste con los otros clíticos «reflexivos» en sentido lato (piénsese en se me ocurrió una idea, por ejemplo) 5.
3 Como se sabe, la primera y la segunda «persona» (en e! sentido de la gramática, es decir, como gramaticalizaci6n de «transmisol'»/hablante y «receptol'»/oyente, respectivamente) son reversibles (el yo de turno no puede menos de ceder su «derecho de primogenitura» al tú si quiere tener un «interlocutor válido..), lo que no ocurre entre una de las dos personas y la «no persona»j entre las dos personas, la «primogénita» o primordial, y la que realmente concierne a los filósofos, es, por supuesto, la primera, sin la cual la segunda no puede existir (la llamada «novela en segunda personal>, e. gr. La modification (1957) de Butor, es en realidad una forma especial de la novela en primera persona). Por lo demás, una narraci6n realmente «moderna» en términos de la evoluci6n literaria, es decir «no relatadora» (<<non"fJOnivt» en la terminología de Yuki Kuroda), e.g. Madame Bovary, no tolera la primera o la segunda persona fuera de! diálogo (gazapos aparte, y los de Flauben en MlViame Bova" son más bien raros, a lo que dicen los escrutadores), conclusi6n (palmaria para un hablante del japonés) que por cieno no he podido hacer comprensible al insigne autor de La casa vmJe, espléndido ejemplo hispano de narraci6n «no relatadora». 4 Cf. Burzio (1992) para e! italiano, Bonet (1995, esp. 9), para e! catal:in, y Harris (1995). Sobre la imponancia de la dicotomía "persona/no persona», véase Demonte & Bosque, eds., Gramdtica descriptiva tk la lengua española (en adelante GDLE), §23.3.1.1., Y las referencias alU citadas. Téngase además en cuenta que una idea tradicional, todavía viva en el programa minimalista, es que e! caso está íntimamente ligado a la concordancia, en particular a los ras~os de persona [1, 11), respecto a los cuales tiene que estar especificado todo sujeto (por tanto, también un sujeto indefinido humano impercibible). Por lo que se refiere a [-1,-11] como «simple carencia», conviene no perder de vista que la carencia correspondiente de PRO es aún más com~leta, ya que ni siquiera esta caracterizado respecto a los rasgos [1, 11). Cuando se dice de un pronombre que es «reflexivo.. no se quiere decir que sea, literalmente, reflexivo. Como se sabe, en sentido estricto la reflexividad. es una propiedad de un cieno tipo de relaci6n (incluida la relaci6n «es igual a»), no una propiedad de un tipo de término. De modo que si, e! «pronombre re8exivolt por antonomasia, lo es en e! sentido de que 5610 puede formar pane de construcciones reflexivas, a saber, construcciones en las que puede remitir a un antecedente ligador (que puede ser una frase simple o coordinada), condici6n absolutamente necesaria para que una expresi6n con e! pronombre reflexivo si sea gramatical. Entre sí y el clítico se media, pues, un gran trecho.
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Cabría sospechar que esta descripción de tan ínfimo elemento del vocabulario castellano (y sus congéneres de otras lenguas) es relativamente palmaria, si no un secreto a voces, pero, por sorprendente que pueda parecer, no es asf. Resulta, por tanto, aconsejable tratar de aquilatarla al pasar revista a los varios tipos de la gama paradigmática de estructuras con se, tema de la subsección 2.1. Pero antes de seguir adelante conviene dejar bien claro que si la amplia gama de funciones de este clítico invita a hablar de este «se» y de aquel «se)) o «SE)), o de que este «se)) parece tener poco en común con aquel «se)) o «SE)) (envoltura corporal aparte) cuando ello facilita la exposición, es importante no perder de vista que
6 De ilustración puede servir uno de los trabajos más recientes, y sin duda más valiosos, sobre el tema, Dobrovie-Sorin (1998), que hace notar (reiteradamente) que Otero (1986) es una «notable exception» al análisis de si (contraparte italiana de se) que defiende, «shared by me great majority of Italian linguists» (cf. Mendikoechea & Battyr 1990, n. 10). Dado el carácter relativamente elemental de los hechos directamente observables, lo que se diría notablemente excepcional, si bien se piensa, es, por ejemplo, la difundida idea de que se (o una de sus contrapartidas románicas) puede ser un demento gramatical intrfnsecamente acusativo o nominativo (a lo que parece a tenor del refrán «dime con quién andas y te diré quién eres»), como es de esperar quede claro en lo que sigue. (Esto no quiere decir que el sujeto o el objeto con el que está asociado el clftico, sea expresable o impercibible, no tenga caso -posibilidad no necesariamente ajena a esa asociación-, o que la especificación de caso no sea esencial para distinguir entre estructuras activas y pasivas con se, cuestiones muy diferentes). En particular, si su «se nominative» significa en realidad «se exclusivamente subjetivo», como sugiere su «subjective/nominative se» (e.g., pág. 406), «nominative)) es redundante en un tratamiento suficientemente parsimonioso (principio de Occam). Otros autores (e.g. Chierchia 1995: 107) lo describen simplemente como «subject clitic», como Bastos (1960), sin mencionar «nominativo» ni ningún otro caso. Por lo demás, el asignamiento de caso a se/si pudiera muy bien no pasar de supervivencia de la periclitada idea de que las categorfas (fonéticamente) vacías no son portadoras de caso (precisamente una de las ideas prevalecientes hace quince afios puestas en entredicho en Otero 1986), aunque por lo que hace al caso nominativo podría ser tomada como una tardía reivindicación de la tesis de Oca (1914), defendida, por cierto, en el primerísimo volumen del Boletln de la Real Academia Española. Es de notar que en las estructuras sintácticamente reflexivas en sentido estricto el clítico tendría que tener a la va el caso del sujeto y el caso del objeto (puesto que está asociado con las dos posiciones), lo cual es irrealizable, por contradictorio (si el caso es nominativo no puede ser acusativo, y viceversa), por lo que no puede tener caso alguno; la hipótesis nula es, pues que se n9 es ponador de caso en ninguna de sus encarnaciones. (Téngase en cuenta que ni siquiera los clfticos le y la, dativo y acusativo, respectivamente, en términos morfológicos --que simplemente los sitúan en un paradigma declinacional-, son necesariamente portadores de estos casos en términos sintácticos, harina de muy otro costal.)
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detrás de todas y cada una de las facetas de se hay, a fin de cuentas, un solo clftico verdader0 7: el del paradigma me, te, nos, vos, se, del sistema pronominal castellano, con propiedades bien determinadas. Ello no quiere decir que se no tenga en cada tipo de estructura no pronominal una inconfundible funci6n única e insustituible, y que estas funciones no sean diversas, si bien siempre tienen como denominador común un papel «señalizador» o, si se quiere, «delatadol'» (análogo al del perro que levanta la liebre): en una construcci6n no pronominal, apunta siempre a un aspecto crucial de la estructura del sujeto o del objeto con el que está asociado; en particular, desde la perspectiva del hablante parece haber hecho posible la realizaci6n de una estructura (con-\Hl sujeto indefinido humano necesariamente impercibible) que empez6 por no ser expresable (como veremos en 2.2) y desde la perspectiva del oyente permite «recuperar» esa estructura mental. Por lo demás, su naturaleza de clftico no parece diferir en lo esencial de la de los otros clfticos del paradigma pronominal (paradigma «reflexivo» en sentido lato). En particular, no parece tener más de «afijo» morfol6gico (en el sentido tradicional del término, que parece sensato no desechar a la ligera) que los otros clíticos. Baste decir que ningún afijo verbal conocido parece tener la propiedad que permite a se aparecer en distintas posiciones con respecto a «su» verbo (se so/la poder ausentar, decidió ausentarse, y acabó ausentdndose). Ello no quiere decir, ni mucho menos, que no hay afijos reflexivos en ninguna lengua (de algunas lenguas, entre ellas las bálticas, se dice que los tienen) 8 • Quiere decir tan s610 que es importante no barajar los clíticos y otros «afijos sintácticos» con los afijos morfo16gicos, animales de muy distinto pelo.
se
7 Esta posición es expllcita y contundente rechazada por Dobrovie-Sorin (1998: 404), que, como Otero (1965), considera el equivalente de se asociado con un sujeto indefinido humano una unidad lingüística distinta al se del paradigma. A decir verdad, la diferencia entre los dos grupos de posiciones alguna vez distinguidos en los últimos años en algunos casos se diría más aparente que real, aparte diferencias meramente terminológicas. Cinque, por ejemplo, que se cuenta entre los defensores de «l'unita del si» (Cinque 1982), distingue seis tipos de si (Cinque (1988: §6). Cf. Alarcos (1970: 156-165; 1994: §270), García (1975: cap. VI, esp. 1.1.2). 8 A lo que entiendo, en las lenguas bálticas el afijo reflexivo aparece como sufijo cuando el verbo no tiene prefijo; cuando el verbo tiene prefijo aparece entre el prefijo y la raíz verbal_
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Resulta asimismo necesario no asumir que las estructuras con 11. son exactamente paralelas a las estructuras con sus congéneres en. otras lenguas. Para facilitar la exposición conviene contar con un símbolo para representar el complejo de propiedades de la categoría necesariamente impercibible que funciona como sujeto en estructu.,. ras como las ejemplificadas en (1). Como queda dicho (n. 4), esta categoría crucialmente se distingue del sujeto (necesariamente impercibible) de una estructura no finita, PRO en una notación usual (e.g. PRO pensar no es pecado), en que tiene especificaciones de persona como el sujeto tácito (pero expresable) de algunas estructuras finitas. representado como pro (e.g., pro piensan siempre que pro pueden). Dado que el sujeto de las estructuras ejemplificadas en (1) es en realidad un pro (<<pro pequefio») con propiedades exclusivas y definitorias, parece natural representarlo como pro seguido de una marca diacrítica, digamos, pro*, teniendo en cuenta que en una teoría lo suficientemente precisa todas las propiedades de cada una de las categorías tendrían que ser representadas como un complejo de especificaciones: los complejos de pro y pro * (en contraste con los de PRO) incluirían [-1,-11], yel de pro * necesariamente incluiría [-Def, +Hum, ... ]9. Volviendo a nuestro tema, la falta de paralelismo exacto entre las estructuras indefinidas con pro * se y las estructuras correspondientes de otras lenguas queda bien de manifiesto cuando se las compara con las del italiano, uno de sus parientes más cercanos:
se
se
(1) a. Qui pro * si parla sempre di b. Aquí pro*se habla siempre de *síluno. (2) a. pro * si e orgogliosi di se stesso. b. pro * se está orgulloso de *síluno mismo. (3) a. Ci si e lavad. b. (Aquí) pro*se lava a *síluno [mismo].
9 Véase Otero (1986). Oua de las ideas de la década puesta en entredicho en ese uabajo es la de que pro- (en los términos de entonces, se/sI) y PRO con interpretación arbitraria son equivalentes (cf. Manzini (1986: 242), estudio muy representativo de las ideas prevalencientes en aquel momento), teniendo en cuenta que la distinción entre PRO arbitrario, pro y pro- no aparece en Otero (1986) tan clara como seda de desear, defecto quiú no completamente atribuible a los desacienos de expresión y a las erratas.
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De ahí este revelador contraste: (4) a. Siempre pro*se quiere [[PRO] hablar sobre *si/uno]. b. Es natural [PRO hablar sobre si/uno]. La clave está en que PRO con interpretaci6n arbitraria (con una variable restringida a grupos humanos, e.g. (4b» puede estar asociado tanto con si como con uno porque sus propiedades son también compatibles con la contraparte del inglés oneself{e.g. ¡t's natural to speak about oneseljl*himselj), mientras que pro * s610 puede estar asociado con uno en la posici6n de objeto (no con sf), y pro como antecedente s610 es compatibl~on pronombres personales en la posici6n del objeto. Por otra parte, las dos estructuras, castellana e italiana, tienen en común dos propiedades de gran interés, sobre todo cuando se las compara. Una es que pro * puede controlar a PRO, si el contexto es sintácticamente apropiado, lo cual no tiene nada de sorprendente (dado que pro * no difiere de pro en su caracterizaci6n respecto a la persona gramatical, de la que PRO carece, como sabemoslO:
(5) a. pro*¡ si e cercato di [PRO¡ vincere]. b. pro*j se ha tratado de [PRO j ganar]. c. pro\ se suele tender a pensar antes de [PROk saltar].
y la otra, que parece poder controlar a pro *, al menos pragmáticamente, si nada en el contexto reduce la plausibilidad de la interpretaci6n, e.g. en (6a) sin lo que va entre paréntesis. Compárese (6a), en cada una de sus dos alternativas, con cada una de las dos alternativas de (6b), la segunda de las cuales es del todo inaceptable: (6) a. Si pro* se reza (en Roma), pro * se puede ganar indulgencia plenaria (en cosa de milisegundos, en Lima).
10 Como no tiene nada de sorprendente que pro* no pueda servir de antecedente de pro. dada la diferencia entre ellos en las especificaciones de otros rasgos, incluidos [Oef] y [Hum]: (i) pro * se insiste en que pro trabaj-a1e(n). Cf. (6b).
173
b. Si no pro * se llega a deshora, pro * se llama a la puena I pro llaman a la puena11. En este punto conviene asimismo hacer algunas observaciones sobre pronombres de referencia arbitraria tales como man en alemán, on en francés y one en inglés (en su interpretación modal--Ia dd uno de (1)-(4) frente a la dd uno de uno de ellos habla siempre. de si). Como se sabe, estos pronombres tienen algunas de las propiedades de PRO y de pro* se, por ejemplo, la de estar generalmente restringidos a la posición del sujeto l2 • Pero ello no quiere decir que las estructuras con on y sus congéneres deban ser identificadas completamente con las de pro* se~ como pone de manifiesto d catalán que tiene o tuvo las dos, como las tuvo d castellano (hombre y se)13. Por ejemplo, (7b) se diría un equivalente más aproximado que (7c) dd catalán (7a) 14: (7) a. «Hom veu peyals que s'estiren)) b. Uno ve peñas que se estiran. c. pro * se ve peñas que se estiran.
O. Carner).
11 Cf. Otero (1986), 2 (2lii); Y Chierchia (1995), (8) Y (35), yel comentario correspondiente. Para Chierchia (pág. 126) la interpretación natural de pro en estructuras del tipo /laman a 14 puerta es «alguien», en contraste con la interpretación de pro*, que él glosa invariablemente «people» (aunque tal vez convendría reservar «people»/«gente» y sus equivalentes en otras lenguas para las construcciones de interpretación genérica (cf. la cita de Ortega en la n. 28), y usar «one,,/«uno» para las de interpretación existencial, diferencia uatada en 2.1), por lo que glosa pro ti hanno cercato «somebody was looking for you». Cfr. Otero (1986: n. 37). 12 Véase Chomsky (1984: §3.4.2), donde el autor por cieno hace notar que el intento de explicar las propiedades de PRO en términos de régimen y caso es cuestionable. 13 Según Badía Margarit (1962: 1, seco 32), la construcción ya no es natural en catalán; sobre la desaparici6n del indefinido hombre en castellano, véase Brown (1931). 14 Véase Otero (1976: n.1 1) (cf. los versos que Unamuno titula «On ditll, citados en Otero (1965: n. 4): «Rom diu, dice hombre: se dice; /mon610go reflexivo, /por más que se exteriorice / es siempre de sí cautivo»). Por lo demás, no cabe esperar que las construcciones correspondan punto por punto, en lo que respecta a las estructuras subyacentes de las construcciones de las que forman parte (cf. Dobrovie-Sorin 1998: 399 y 410). Compárese, por ejemplo, (i) y (ii), ejemplos tomados de Otero (1972a: n. 3), con (iii): (i) On s'humilie. (ii) Man erniedrigt sich. (iii) pro" ("se) se humilla a "sí/uno (mismo).
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Una diferencia imponante entre uno y pro* es que uno supone experiencia directa, pero pro * no la supone, como muestra este contraste 15: (8) a. En los países victimizados por el ((Evil Empire» uno sufre mucho. b. En los países victimizados por el ((Evil Empire» se sufre mucho. La comparación de si con el francés soi, que ni siquiera es un reflexivo general de la «no persona» gramatical (como lo es el italiano se), resulta ineludible en est~punto, por instructiva. La contraparte castellana de soi, que ahora no es la contraparte acentuada de se, no es si, con el que sólo tiene en común la reflexividad (los dos son pronombres reflexivos de la no persona), de ahí que en (9b), al igual que en (1)-(4), haya que echar mano de uno (a falta de otra alternativa): (9) a. On a honte de soi. b. pro * se tiene vergüenza de *síluno mismo. Por lo demás, que uno corresponda a soi cuando funciona como objeto no quiere decir que corresponde a on cuando funciona como sujeto, como demuestra su compatibilidad con si: (lO) Uno tiene vergüenza de sí/uno. A mayor abundamiento, ninguno de los dos casos de uno en (lO) tiene exactamente el mismo sentido que el uno que sigue a *si en (9b), es decir, el sentido modal del uno que es equivalente de soi. y aunque las alternativas del último ejemplo son las dos gramaticales, distan mucho de ser equivalentes, por supuesto. Pasemos ahora al examen de la sintaxis de se, que es de esperar las consideraciones de esta sección faciliten.
15 CE Otero (1965) y Perlmutter (1971: 36). Perlmutter da como ejemplo un caso especial de (8), candente en aquel momento.
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2. LA SINTAXIS DE
SE
Sabido es que algunas estructuras con se tienen contrapartes de primera o segunda persona, y otras no la tienen, divisoria capital, por lo que la primera subsección tratará sólo de las primeras, y la segunda, de las funciones exclusivas de se. 2.1. Estructuras no exclusivas de la ((no person3>~ Al tratar de establecer una tipología de las estructuras no exclusivas de la no persona, lo primero que hay que hacer notar es que el clítico puede ser necesario o bien por razones de naturaleza morfológica (paradigmática, por más sefias), restringidas por exigencias de naturaleza «léxico-conceptual» (a falta de término usual que rotule inambiguamente la noción apropiada) o bien de naturaleza sintáctica 16.
2.1.1. Función pronominal En las construcciones llamadas ((pronominales)) el clítico es insoslayablemente parte del paradigma verbal, obligatoriedad, por tanto, de naturaleza morfológica. Como es de esperar, esta propiedad del paradigma verbal no suele tener reflejo fonético en las expresiones equivalentes en otras lenguas, y a veces ni siquiera en sus cuasi-equivalentes castellanos, como muestran estos ejemplos:
16 Exigencias de naturaleza «léxico-conceptual» en el sentido de limitaciones impuestas por las propiedades «léxico-conceptuales» universales de que se sirve la representaci6n «sintáctico-16gica», análogas a las propiedades (rasgos distintivos) de que se sirve la representaci6n fonol6gica. La terminología trata de reflejar el hecho de que son propiedades especiales, «léxicas» s610 en uno de los sentidos del término (e. g. cuando se dice que el léxico del inglés y el léxico del japonés no difieren en lo esencial (Chomsky, 1979», no meras rropiedades «conceptuales» (término usado por algunos autores en el sentido de texto). Téngase en cuenta que no hay por qué suponer que el sistema conceptual de los chimpancés, que muy bien pudiera ser esencialmente el mismo que el humano en términos de evoluci6n (Chomsky, 1980: 1.2, p. 57; Strozer, 1994: 3.2), incluya propiedades «léxico-conceptuales» en el sentido aquí propuesto.
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(ll)i. a., Ana se acordó de lo que había olvidado. a. Ana recordó lo que había olvidado. (En inglés: 'Ana remembered what she had forgotten.') b. Ana se olvidó de lo que había recordado. b'. Ana olvidó lo que había recordado. (En inglés: 'Ana forgot what she had remembered. ') c., Sus hermanos se hicieron responsables/cargo de todo. c. Sus hermanos tomaron la responsabilidad de todo 11.
a., a. b. b'
Nos acordamos de lo que habíamos olvidado. Recordamos lo que hflbíamos olvidado. Os acordaréis de lo q~e habéis olvidado. Recordaréis lo que habéis olvidado.
(En el resto de esta sección daremos por supuestas las alternativas de primera o segunda persona, y las de plural.) Es general asumir (salvo error) que en este tipo de estructura ni se ni me, te, nos o vos (los otros miembros del paradigma) son portadores de caso. Tampoco parece que haya razón alguna para suponer que se tiene especificaciones de género o número l ?
2.1.2 Funciones sintácticas Las estructuras de naturaleza sintáctica, que son todas las demás estructuras no exclusivas de la no persona (y también las exclusivas, como veremos en 2.2), pueden ser de varios subtipos, como se sabe. Un contraste entre las estructuras pronominales y las no pronominales que pone de relieve una diferencia estructural entre ellas que se diría definitoria es el siguiente:
17 Huelga añadir que esto es igualmente aplicable a los clíticos pronominales de las alternativas inacusativas (e.g. hundirse. morirse) de cienos verbos (hundir, morir, ...) con caractéricas «léxico-conceptuales» especiales (cf. Manínez. 1981; Kural. 1996: cap. 4). alternativas en las que el clítico puede ser visto como un «exponente» de la incapacidad de asignar caso acusativo del verbo. Véase GDLE, cap. 23. donde se encontrará un tratamiento mucho más demorado de esta funci6n de se y de las funciones sintácticas esquematizadas en esta secci6n 2.1.
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(l2)a. Ana se acordó (*a sí misma) de lo que tenía que hacer. b. Ana se recordó (a sí misma) lo que tenía que hacer. (Compárese: Ana lo recordó/*acordó, con lo en lugar de lo que tenia que hacer.) Este sistemático contraste sugiere que la admisibilidad de la frase apropiada con mism- en (l2b) puede servir de diagnóstico de las estructuras reflexivas en sentido estricto {a veces denominadas ((intrínsecamente reflexivas))), a diferencia de las estructuras pronominales {((extrínsecamente reflexivas)) en la misma terminología), ejemplificadas en (12a), que no admiten la frase con mism-. No faltan contraejemplos aparentes, pero no hay por qué dejarse llevar de las apariencias: (13)a. Ana se durmió (*a sí misma) (= se quedó dormida). (En inglés: 'Ana fell asleep. ') b. Ana se durmió (a sí misma) (con gran pericia). (En inglés: 'Ana hypnotized herself.') Sólo en (b) puede lo reemplazar a se (cf. Ana durmió al niño: lo durmió) o durmió ser reemplazado por hipnotizó, que no es un verbo pronominal. Por su parte, el contraste de (14) proyecta no poca luz sobre otro aspecto fundamental de las estructuras reflexivas propiamente dichas (la notación indica que en castellano - a diferencia del italiano, nótese bien- se es imprescindible en estructuras transitivas, ejemplificadas en (l4a), pero no es admisible en estructuras no transitivas ejemplificadas en (l4b)j cf. Arad, 1999): (l4)a. Las prebendas no *(se) denuncian (a sí mismas). b. Las prebendas no (*se) renuncian (a sí mismas)
La clave está en que uno denuncia eso o aquello (o lo denuncia) pero renuncia a eso o aquello (o renuncia a ello). El contraste muestra, pues, que eso o aquello es objeto directo en el primer caso y complemento de la preposición a en el segundo, siendo de notar que un objeto indirecto no difiere en este punto de un objeto directo:
Ana le sonrió / Ana se sonrió (a si misma). Lo de proyectar no poca luz alude a que la comparación de estas dos estructuras deja muy claro que se 178
(i) no es un elemento necesario en las estructuras reflexivas (e.g., (I4b), y la contraparte de (I4a) en italiano), por lo que (ii) no contribuye nada ni a la satisfacción de los requisitos de caso gramatical ni a las de género o número de Ana o si misma, y (iii) no contribuye tampoco nada al estatuto de no persona del sujeto, no sólo en este ejemplo, sino en cada uno de los ejemplos de esta sección. Hasta ahora hemos visto dos funciones de se (y de los otros cuatro ((clfticos subjetivos»): la función pronominal, ejemplificada en (I2a), (I3a) y (I4a), y la co-función reflexiva, ejemplificada en (12b), (I3b) y (I4b). Otra de sus funciones (o más bien co-funciones) es la función recíproca, ejemplificada en (l5)a. Las prebendas no *(se) denuncian unas a otras. b. Las prebendas no (*se) renuncian unas a otras. (Corno en el contraste entre las dos estructuras reflexivas de (14), la notación indica que en castellano -a diferencia de otras lenguas, entre ellas el alemán- se es imprescindible en estructuras transitivas corno (I5a), pero no es admisible en estructuras no transitivas como (15b).) Corno vemos, lo dicho en relación con la estructura reflexiva sobre las propiedades de se se aplica igualmente a las dos estructuras anafóricas (reflexiva y recíproca). Conviene hacer notar que esta función recíproca auxiliar de se tiene sus límites, como pone de manifiesto este contraste: (16) a. Los invitados se ofrecieron una uva. b. Los invitados (se) comieron una uva. En (16a) es posible, natural, y tentador entender la secuencia como si fuese seguida de los unos a los otros (no menos natural que en los enemigos acérrimos se provocan constantemente). Por el contrario, en (l6b), que por razones pragmáticas tiene que ser interpretada también distributivamente, esa posibilidad no existe ni sin se ni con se (y se se ve forzado a representar una función muy diferente a la que representa en (16a); cf. (17». La razón por la que en (16b) no es concebible una interpretación paralela a la que resulta natural en el 179
caso de (I6a) es palmaria: la posición argumental que tendría que ocupar los unos a los otros está ocupada ya (por una uva) 18. La cuarta y última función no exclusiva de la no persona que vamos a considerar, a veces denominada aspectual, es la ilustrada en estos ejemplos: (I7)a. Ana (se) zampó una tarta de Mondofíedo. b. Ana (*se) zampó tatta. Sin la presencia del clítico, la primera expresión es también perfectamente gramatical, pero la significación no es la misma (es interpretada como ((realización», no como ((logro», en el sentido de la teoría de las clases aspectua1es o (~onsarten»); por otra parte, la segunda expresión (un predicado con objeto directo no determinado) es interpretada como ((actividacL>, y no es gramatical si se inserta el clítico. Esto se debe a que en su función aspectua1 el clítico subjetivo apunta a la modificación de la estructura eventiva de la cláusula, por lo que sólo es compatible con predicados (perfectivos) en los que el referente del objeto directo experimenta una transición con un punto culminante: el evento denotado por el predicado tiene un carácter terminativo (en el ejemplo, la terminación de la tarta), requisito que no satisface la segunda expresión 19. 18 Téngase también en cuenta que en inglés, una de las lenguas en las que las expresiones reflexivas no suelen poder ser interpretadas como reciprocas, es posible imponer a algunas expresiones reflexivas una interpretaci6n reciproca, entre dIas estas dos (la segunda reproduce literalmente un comentario de un empleado sobre sus empleadores), tomadas de Napoli (1973: p.ig. 48 de la versi6n publicada en 1976): (i) a. The chimpanzes are grooming themselves. 'Los shimpancés se están acicalando'. b. 1 know all of them but they dont know themselves. 'Yo los conozco a todos ellos, pero ellos no se conocen'. (Sobre las numerosas interpretaciones de ciertas secuencias, análogas a las citadas en el texto, entre las que tiene que elegir un hablante, contamos ahora con un novedoso y fascinante estudio: Hernández Cámara (1996». 19 Cf. Strozer (1976: §IY.2; 1978) Y Zagona (1996). Este último trabajo analiza más precisa y demoradamente la estructura eventual ejemplificada en (17a). Vbse también Zagona (1997b), indagaci6n inspirada en la teoría generativa del léxico de Pustejovsky, en la que introduce una modificaci6n prefiada de consecuencias (la estructura subeventual es relativizada a los argumentos del evento); cf. Pustejovsky (1995) y refi:rencias allf citadas. Sobre el sentido de «realizaci6n.. aludido, vbse Demonte (1991: §3.1), en particular (11). De «[(alguien)) se bebi6 dos azumbres de vino» (el único de los tres ejemplos de ese parágrafo paralelo a (17a» dice Bello (1847: §758 en la edici6n de Trujillo) que «sirve el se para dar a entender la buena disposici6n, el apetito, la decidida voluntad del bebedor», observaci6n que, por ser de quien es, sugiere que el análisis de estas construcciones es menos transparante de lo que pudiera parecer.
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Dadas estas propiedades, es natural suponer que el dítico aspeclual no es compatible con predicados que no tienen culminaci6n, sospecha que parecen confirmar estos ejemplos: (IS)a. El Museo Británico (*se) contiene más de una joya egipcia. b. El «Evil Empire» (*se) teme a los países no subyugables. c. El investigador (*se) reconoci6 el error. Una propiedad notable de las construcciones con un ditico aspectual es que no admiten un objeto indirecto que no vaya ««doblado» por el dítico correspondiente: (I9)a. Me *(le) vi una película sueca a un colega apasionado por el cine extranjero. b. Tú te *(le) tomas un par de cafés al vecino de enfrente siempre que puedes. c. Juan se *(le) bebi6 dos botellas de vino con mucha solera . . a su mejor amigo. Huelga añadir que en este tipo de estructura el ditico, sin el cual la frase es igualmente gramatical, tampoco añade nada al sujeto (y ni siquiera está relacionado con el objeto), todo 10 cual está en consonancia con las observaciones de la secci6n 1. Por otra parte, la funci6n aspectual del ditico difiere considerablemente de las tres funciones consideradas anteriormente (la pronominal y las dos anaf6ricas, reflexiva y recíproca), que a su vez difieren mucho entre sí. Lo que tienen en común las cuatro funciones es que en cada una de ellas el ditico está asociado con el sujeto y tiene una especie de naturaleza seiíalizadora, como queda dicho. Conviene anticipar que otro tanto cabe decir de las funciones que pasamos a considerar. 2.2. Estructuras exclusivas de la <(00 persona.» Las estructuras exclusivas de la no persona merecen especial atenci6n en este contexto porque presentan más dificultades al estudioso que las otras. Son dos las funciones que tenemos que distinguir: la pasivizadora y la indefinizadora de un sujeto necesa181
riamente impercibible. Como estas dos funciones las puede ejercer sólo el clítico subjetivo de la no persona (es decir, el clítico subjeti.. vo impersonal en este preciso sentido), para facilitar la compren.. sión usaremos los abreviaciones st'-PAS (pasivizador) para el clítico de la quinta función, y se-INDEF (indefinizador) para el de la sexta. Las funciones quinta y sexta tienen dos variantes cada una, que conviene contrastar en cada caso. En particular, las dos variantes. que difieren sistemáticamente en su interpretación, pueden ser derivadas de esencialmente la misma estructura. Empecemos por examinar la quinta, st"-PAS. De una estructura subyacente análoga a la de Los imperialistas tergiversan los hechos históricos, pero con un sujeto indefinido silente (fonéticamente vado) y el tiempo verbal apropiado, e.g. (20a), podemos derivar una estructura pasiva (semánticamente análoga a Los hechos históricos son tergiversados por los imperialistas) que no requiere ni una forma de ser ni morfología de participio pasado y no permite una frase de por no tácita (LJ indica d «nido (fonéticamente) vado)) desde donde (!Voló)) el objeto directo a la posición del sujeto y las mayúsculas de POR tratan de sugerir la contraparte mental de por}: (20)a. pro * tergiversa los hechos históricos. b. Los hechos históricos se tergiversan LJ [POR pro*]
Las dos variantes semánticas de la estructura de (20b) son las ejemplificadas en (21) y (22): (21)a. Los hechos históricos se tergiversan (siempre) sin gran dificultad. b. Los hechos históricos se pueden tergiversar (siempre) sin gran dificultad. (22)a. Los hechos históricos se tergiversan desvergonzadamente desde 1989. b. Los hechos históricos se tergiversaron con más o menos descaro desde 1492 a 1989.
La clase de estructuras a la que pertenecen las expresiones de (21) son las llamadas ((pasivas de se medio)), pero, como es de esperar quede claro en el curso de la exposición, parece preferible identifi182
carlas como pasivas genéricas, «de se genérico» o, abreviadamente, de se-GEN20. La raz6n más obvia es que una de sus propiedades más características es su ((genericidad». Es propio de las expresiones genéricas expresar generalizaciones (basadas en propiedades generales--de los eventos hist6ricos en el ejemplo), es decir, regularidades que transcienden los hechos particulares. De ahí que la presencia de siempre (opci6n abierta en cada uno de los dos ejemplos) no contribuya gran cosa a la interpretaci6n en las construcciones de este tip021. Obsérvese que, en 10 que respecta a su interpretaci6n semántica, (20b) es virtualmente equivalente a Los hechos históricos son (siempre) fácilmente tergiversables. No tiene nada de sorprendente que este tipo de interpretaci6n se conjugue especialmente bien con el tiempo verbal de la genericidad por excelencia (el presente) y con ciertas expresiones adverbiales de modo (fácilmente, sin dificultad, bien, en general ...). Por otra parte, todas las demás ((pasivas con se» (i.e. las pasivas con se no medio) pueden muy bien ser identificadas como pasivas epis6dicas, de «se epis6dico», o, abreviadamente, se-EPIS. En contraste con las pasivas de se-GEN, las pasivas de se-EPIS típicamente expresan enunciados sobre eventos particulares y propiedades de objetos particulares, de interpretaci6n existencial (no quasi-universal, la de las pasivas de se-GEN). Como una pasiva epis6dica no está restringida por ninguna de las propiedades mencionadas de la correspondiente pasiva de se-GEN, viene a ser una simple generalizaci6n de esta pasiva; alternativamente, cabría decir que la estructura de se-GEN viene a ser un caso especial (por lo demás muy estudiado) de la de se- EPIS 22.
20 Cf. Chierchia (1995). Para un análisis muy diferente (y tan heterodoxo como novedoso) de las construcciones aquí identificadas como de se-PAS, en términos minimalistas, vésase Raposo & Uriagereka (1996). 21 Sobre las complejas cuestiones que suscita el estudio demorado de la genericidad, véase Carlson & Pelletier, eds. (1995), en particular la Introducción (de la que son co-autores seis estudiosos destacados del tema) y las referencias allí citadas. Para algunos especialistas en semántica no hay diferencia relevante, al menos para algunos propósitos, entre «genericidad.» y cuantificación universal restringida. 22 A este respecto, son de especial interés Hale & Keyser (1987) y Zribi-Hem (1982) (cf. Raposo & Uriagereka (1996: §2) sobre las construcciones «medias» del inglés y del francés, respectivamente; sobre la relación diacrónica entre las varias construcciones que estamos examinando, véase Karde (1943), Monge (1955), y Lapesa (1981), especialmente §§57.3., 97.4. Cf. Cinque (1988: §6).
183
Esta idea es sin duda plausible, pero conviene tener muy en cuenta que una formulación viable no puede dejar sin explicar estos tres hechos, dos de los cuales (los dos primeros) están fuera de toda duda:. (i) existen lenguas, entre ellas el inglés, que carecen de st'-GEN. pero no de construcciones equivalentes en su interpretaCión a las de st'-GEN; (ii) existen también lenguas con st'-GEN que carecen de se- EPIS; (iii) si los datos conocidos son de fiar, st'-GEN puede muy bien ser diacrónicarnente anterior a st'-EPIS. Contrastemos ahora la quinta estructura (la de st'-PAS) con la estructura en la que se está asociado con un sujeto indefinido (SI!'INDEF), la sexta y última de las estructuras con se bajo consideración. Parece oportuno empezar por poner de relieve que esta función privativa del clítico subjetivo de la no persona es la más reciente y novedosa de todas (CE. Gabriel 1917). Es también la que suele ofrecer más dificultades a legos y no legos, por lo que merece especialísima atención. Conviene por tanto contar con una manera de distinguirla fácilmente de todas las demás, por 10 que en vez de usar la abreviación se-INDEF parece preferible usar simplemente SE, siendo importante no perder de vista en ningún momento que el sujeto con el que SE está asociado, como el agente impercibible de una estructura pasiva con se, no sólo es siempre indefinido sino que está restringido en su referencia a personas humanas 23 • Reexaminemos ahora el paradigma de (20), repetido a continuación 24: (23)=(20)
a.
b.
pro * tergiversa los hechos históricos. Los hechos históricos se tergiversan U pro*]
[POR
23 De ahí que los verbos que no admiten un sujeto humano no permitan la construcción con SE (*se cuesta mucho, *se transcurre lentamente•... ). Una de las consecuencias de esta propiedad definitoria de todas las construcciones con SE, sin excepción, reconocida desde el primer estudio generativo sobre el tema, es que expresiones como Se rebuzna más a menudo de /o que seria deseable y A veces, tratando de escribir versos, se pone huevos sólo pueden tener una interpretación metafórica, y una expresión como Ahora se tiende a poner huevos en la refrigeradora no puede querer decir que son las gallinas las que tienden a hacer eso (Otero (1965, 1976), Yreferencias allí citadas). 24 Parte de lo que sigue es una reelaboraci6n de una subsecci6n de Otero (1997).
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Salta a la vista que la estructura subyacente de (23)/(20a), que evidentemente es concebible como estructura mental y sería, por tanto, comunicable para seres dotados de capacidad telepática, no es ccexteriorizable» (i.e. hablable o escribible) para un ser humano en un sistema sin SEs. La razón es que las especificaciones del verbo no nos permiten interpretar un sujeto inexpresado (fonéticamente, pero sólo fonéticamente, nulo), e.g. el de pro tergiversa los hechos históricos, como indefinido y humano. Desde esta perspectiva, la construcción con SE vino a llenar un hueco en el paradigma de (23), completándolo: la estructura de (23a) no era exteriorizable (como no lo es en otras lenguas, entre ellas la inglesa, la francesa y la rumana) y ahora lo es. Con lo que, en vez de las estructuras subyacentes de (23), tenemos las de (24): (24)a. pro* se tergiversa los hechos históricos. b. Los hechos históricos se tergiversan U [POR pro*]. Conviene reparar en que la diferencia entre (23a) y (24a), aunque no insignificante, no podría ser más mínima, pero basta para que podamos recuperar la crucial diferencia que media entre pro * y pro (en otras palabras, nos permite superar nuestra carencia de dotes telepáticas). Desde otra perspectiva (la de lo expresado, no la de lo concebido) cabría decir que en esta sexta función se ((absorbe» la especificación [+Def] de la estructura verbal o no permite que sea transferida al sujeto, haciendo así posible la exteriorización de una estructura con pro *: En todo caso, entre la estructura pasiva con se (24b) y la nueva estructura con SE (24a) sigue mediando esencialmente la misma relación que entre una estructura pasiva y la estructura de la que puede ser derivada sintácticamente: la pasivización convierte el sujeto impercibible de la estructura indefinida con SE en el (cagente» (en sentido amplio) de la pasiva, y el objeto de la primera en sujeto de la segunda (sujeto que no puede menos de concordar con el verbo, cosa que no puede hacer el objeto de la estructura activa con SE). Es de notar que la relación sincrónica entre las dos estructuras, activa con SEy pasiva con se, tiene (o al menos parece tener) dirección opuesta a la relación diacrónica: sincrónicamente, la estructura con se 2S Quizá convenga parafarasear para evitar malentendidos: «un sistema sin SE, es una manera de decir «un sistema que no se sirve de se para hacer 'exteriorizable' la estructura de (23a)/(20a)>>.
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(24b) puede ser derivada de la estructura con SE (24a); diacrónicamente, por el contrario, la estructura con SE (24a) parece derivar hiJ., tóricamente de la estructura con se (24b), al menos en algunas len., guas, aunque justo es reconocer que la cuestión no parece haber sido suficientemente investigada hasta la fecha26• Muchas lenguas que tienen el equivalente de SE (posiblemente todas, a pesar de ciertas posibles excepciones no suficientemente estudiadas) tienen también, o han tenido en el curso de su historia (disyuntiva crucial), el equivalente de una estructura pasiva con se, pero no a la inversa, aun entre las lenguas romances de sujeto fonéticamente omisible (el rumano, por ejemplo; tiene se-GEN pero no SE), por lo que la posibilidad de tener sujetos fonéticamente omisibles, propia tanto del castellano como del rumano, vendría a ser una propiedad necesaria, pero no suficiente. No es difícil imaginar un reanálisis que puede haber resultado en el cambio de «diátesis» que supone la innovación (entendiendo «diátesis» en el sentido restringido de «voz» gramaticalmente marcada en el verbo o en un elemento íntimamente asociado al verbo). Basta con cambiar el número del sujeto (al singular) en la estructura pasiva y colocarlo en posición posverbal en las dos alternativas de un ((par mínimo)) análogo al de (24), invirtiendo su orden como en (25) para reflejar la prioridad cronológica provisionalmente establecida, y comparar las diferencias relevantes: (25)a. (A veces) se tergiversa la historia U [POR pro*] b. (A veces) pro* se tergiversa la historia. Si la historia. el sujeto posverbal de (25a), es reanalizado diacrónicamente como objeto directo por el hablante, lo cual es del todo natural, se, como dítico subjetivo que es, tiene que ser asociado con el nuevo sujeto (impercibible en este caso), heredero de las especificaciones [-Def,+Hum] sobrentendidas de la frase [POR... ] (para mantener el sentido de la expresión, que es esencialmente el mismo en (25a) y en (25b», y por tanto con su papel temático (agente, en este caso): Se trata, por tanto, de una especie de deshacimiento o ((reversión)) de las dos operaciones que conlleva la pasivización: «objetivización)) del sujeto y ((promoción)) del agente a sujeto (en vez de ((subjetivización)) del objeto y ((democión)) del sujeto a comple-
26 Cf. GeniuSiene (1987: esp. §4.4.2.2.), y, sobre el portugués en particular. Naro (1976).
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mento de una frase, encabezada por por si no queda inexpresada). El resultado es que se, como clítico subjetivo que es, no puede menos de ser asociado con el sujeto impercibible, pero pierde la ((conexión» que st'-PAS tiene, como ((sefíalizador» o «delatado[), con la posición del objeto directo. Las dos fases del proceso (simbolizadas por las flechas) podrían ser representadas, esquemáticamente, así 27 : (26)ADUCTO: pro* tergiversa la historia -~t'-pasivizadol'-
la historia se tergiversa U [POR pro*] -SEEDUCTO: pro* SE tergiversa la historia Lo dicho hasta ahora, y en particular este esquema, apropiadamente impreciso, es compatible con dos posibilidades, y las dos parecen razonables. Sabido es que, como en el caso de las estructuras pasivas con se, hay dos subclases de estructuras con SE: la subclase genérica, ejemplificada en (27a), que suscita una lectura cuasi-universal (análoga a la de las estructuras con se-GEN)j y la subclase episódica, ejemplificada en (27b), que favorece una lectura no genérica sino existencial (análoga a la de las estructuras con se-EPIS)28: 27 Es de notar que para que una reconstrucción del proceso de reanálisis de esta naturaleza resulte plausible es de todo puntO necesario asumir que el objeto de la expresión reanalizada puede ser tomado como sujeto, cosa de todo punto imposible si la frase nominal va precedida por a. VIStas así las cosas, la idea de que la construcción con «complementos de persona» (precedidos por a) fue la primera en generalizarse, y luego tendió a «propagarse con complementos de cosa» «sin preposición» Esbozo. §3.5.6.c) se diría sumamente implausible. 28 El término «episódica», utilizado en uno de los estudios más cuidadosos sobre el tema (Chierchia, 1995), parece preferible a otros, entre ellos, ((inespecffica», para una expresión del tipo (i) Se había caído en la cuenta de que se estaba muy. muy lejos, de la generación precedente. Parece interesante comparar este comentario de su cuasi-equivalente francés con on, que tiene en común con (i) su episodicidad, con el comentario de Ortega sobre la genericidad de lo qu~ S~ hac~ citado a continuación (tomado de Otero (I965: n. 4)}: «-... on s' est aperCju ... qu' on était tr~s loin de la génération précédente... -Quand vous dites «on s'est aperCju», «on», c'est qui? -La génération des gens qui n'avaient pas vingt ans pendant la guerre.» (M. Foucalt, Dits ~t ~crits 1954-1988. Paris: Gallimard, 1994, vol. 1, 513-4). «Damos la mano al encontrar a un desconocido porque eso es lo que se hace... Pero, ¿quién es el sujeto originario y responsable de lo que se hace? La gente, los demás, todos, la colectividad, la sociedad, es decir, nadi~ determinado».
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(27)a. pro* (siempre) SE tergiversa los hechos históricos sin gran dificultad. I b. pro * SE tergiversó los hechos históricos con más o menOl descaro desde 1492 a 1989. Esta correlación sugiere que la estructura con SE genérica podrfl derivar diacrónicamente de la estructura con st'-GEN, y la episódiCt: podría derivar diacrónicamente de la estructura con st'-EPIS. Si es así, la estructura con SE genérica podría haber emergido, en principio, con anterioridad a la episódica, cuestión pendiente de investigación. En todo caso, el ejemplo castellano de construcción con SE más temprano que conocemos, Se cree los mdgicos, si en realidad es de fiar, se remonta al siglo XIII por lo menos, de modo que es posterior en tres siglos a los primeros ejemplos documentados de las dos construcciones con se que lo preceden diacrónicamente 29 • ' Si, como parece plausible, la estructura con SE deriva diacróniai~ mente de la estructura pasiva con se, la innovación empezó por afec~ tar a las construcciones transitivas, como el esquema de (26) nos ll~ a esperar, de modo que aunque la prioridad de datación de ese espé~ cimen tenga que ser tomada a beneficio de inventario, la transitividad de los ejemplos más tempranos quedaría fuera de duda. Como en nuestros días, para numerosos hablantes, si no para todos, la estructura con SE es propia también de las construcciones no (plenamente) transitivas, copulativas y pasivas ejemplificadas en (28), es razonable suponer que con el tiempo la innovación fue «contagiando» (i.e. extendiéndose) a las demás construcciones, tal vez en ese orden: (28)a. b. c. d. e.
Se trató varios temas y de varios otros temas. Cuando se trabaja con interés no se bosteza. Se nace, se crece y se muere. No se es feliz si se es explotad0 30 • Se está embarazada o no se está esperando.
Desde la emergencia de la estructura con SE los hablantes tenían, por supuesto, que lidiar con las dificultades que presenta la interpretación de frases como se ha demolido el rascacielos (ya no digamos se ha derrumbado el rascacielos, con no dos sino tres interpretaciones), 29
Cf. Klirde (1943: 108); Monge (1955: 68); Martín Zorraquino (1979: 151-
152). 30 Sobre estas pasivas con SE (cf. Otero 1972a, (4) y (6», véase ahora Suñer (1990 y en este volumen).
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pero con la extensión de la construcción a frases no plenamente uansitivas como se vive, se duerme o se canta (compárese se vive o no se
vive una vida feliz, a veces se duerme un sueño reparador, se canta o no se canta la más apropiada de las canciones) las cosas parecen haberse complicado considerablemente, complicación no investigada sistemáticamente hasta hace unos afios. Ello se debe a que el estudio aislado de una sola lengua tal Vf3. no permita despejar las incógnitas que estas frases plantean, a juzgar por lo que sugiere la investigación comparativa del italiano, el francés y el rumano en afios recientes, que ha llevado a discriminaciones hasta entonces no sospechadas 31 • Una de las claves de este análisis comparativo está en que la construcción con SE no tiene contraparte en rumano, como queda dicho, pero expresiones equivalentes a las de (29) son perfectamente gramaticales en esa lengua, contra lo que la carencia de esa construcción llevaría a esperar al no excepcionalmente avisado: (29)a. Se come, se trabaja, se canta y no se puede dormir con tanto ruido. b. Primero, se ha matado el tiempo; luego, se ha tomado parte en la competición. La interpretación de los datos sugerida por el análisis bajo consideración es que, contra lo que se pudiera pensar, las expresiones equivalentes del rumano, que no tiene estrUcturas con SE, son ejemplos de seEPIS, por lo que en castellano e italiano (que tienen no sólo se-EPIS, sino también SE), las expresiones correspondientes a las frases (inambiguas) rumanas tienen que ser ambiguas, es decir, tienen que ser suscep31 Véase el ya citado trabajo de Dobrovie-Sorin (1998), al que nos referiremos enseguida, y otros trabajos anteriores de la autora allí citados. Sirviéndose de datos del rumano que parecen proyectar no poca luz sobre la cuesti6n, a los que aludiremos enseguida, la autora argumenta, extensa y persuasivamente, que la conclusi6n de Cinque de que hay estructuras no finitas con la contraparte italiana de SE (contra Otero 1977 [1974] YStrozer 1976 para el castellano, y Burzio 1981 para el italiano, entre otros estudios), basada en un interesante contraste descubieno por él, parte importante de su extraordinario estudio (Cinque 1988, (5)-(7», es consecuencia de un espejismo. A juicio del propio Cinque estos estudios de DobrovieSorin constituyen «un interesante desarrollo- de su análisis, con consiguiente «simplificaci6n del sistema- por él propuesto (Cinque (1995: 4». Conviene hacer notar, en todo caso, que las consideraciones del presente trabaj concuerdan también con las cocnlusiones de Dobrovie-Sorin en rechazar la distinci6n entre se-argumento y se-inargumento de Cinque (contra Manzini 1986), pero no en distinguir entre un se-nominativo y un se-acusativo (a menos que esta sea una manera circunloquial de referir a «asociaci6n con el sujeto» y «asociaci6n con el objeto», respectivamente, como queda dicho (n. 6».
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tibIes de ser interpretadas como frases con se-EPIS o como frases con SE. Para no alargar el comentario, dejaremos la cuestión de la ambigüedad meramente planteada, pero no sin antes hacer notar que lo que está en juego es si la expresión se canta, pongamos por caso, puede ser interpretada bien sea como se cantaron algunas canciones (con se-EPIS), en el sentido aproximado de algunas canciones foeron cantadas, sobre poco más o menos, es decir, como la expresión rumana correspondiente (se dnta), o bien como se cantó algunas canciones (con SE). En todo caso, no parece que haya noticias de radicales discrepancias en este punto entre los hablantes comparables a las que existen respecto a la legitimidad no sólo de frases análogas a se ha demolido el rascacielos (y se ha derrumbado el rascacielos), sino también de frases análogas a se ha demolido los rascacielos (y se ha derrumbado los rascacielos). Una posible explicación, por remota que parezca, de estas discrepancias (a veces contenciosas) es que los hablantes en desacuerdo no han interiorizado exactamente la variedad del castellano que cuenta con la estructura con SE. Para facilitar la exposición podemos designar la variedad del estadio anterior a la emergencia de esta estructura (es decir, anterior por lo menos al siglo XIII) como la variedad A, y la variedad del estadio posterior no sólo a la emergencia de la construcción, sino también a su extensión a las frases no transitivas, como variedad B. En estos términos podemos decir, con algo más de precisión, que una posible explicación de las discrepancias entre hablantes es que los que rechazan la construcción han interiorizado una variedad del castellano que tiene en común con la variedad A el no incluir la construcción con SE, y que los que la usan sin ni siquiera darse cuenta de lo que están haciendo han interiorizado una variedad de castellano que tiene esa construcción en común con la variedad B. Aunque esta posibilidad no resulte demasiado plausible, nada se pierde no dándola por descontada de antemano, antes de investigar la cuestión a fondo. Alguna explicación tienen que tener las objeciones y reparos que la construcción sigue suscitando siglos después de la innovación de la que emergió, innovación característica de algunos romances de sujeto fonéticamente omisible, aunque no de todos, como hemos visto en el caso del rumano. Parece obligado sefialar que entre los objetores hay no sólo hablantes gramaticalmente inocentes o no demasiado interesados en el análisis gramatical sino también distinguidos investigadores del tema, incluido uno de los más agudos, que confiesa paladinamente que considera la estructura del italiano 190
con SI (equivalente de SE) «marginalmente gramatical» en su ((dialecto)) del italiano. El hablante no demasiado dispuesto a aceptarla sin reparos anda, pues, en buena compafiía. De todos modos, tal vez no deba perder de vista que la contraparte ponuguesa de esa estructura tildada de ((marginalmente gramatical)) es para dos distinguidos especialistas en sintaxis «una estructura transitiva normal sin propiedades ex6ticas)), lo cual está en consonancia con el testimonio de que los niños (por lo menos los italianos) parecen hacer uso de la estructura transitiva con el verbo en singular (aunque el objeto sea plural) antes de hacer uso de la estructura pasiva con se32• Con todo, la posible diferencia de «dialecto», es decir, la posible diferencia respecto a la estructura con SE entre el sistema realmente interiorizado por un hablante y el interiorizado por otro hablante, si resultase ser fundada, distaría mucho de explicarlo todo. No explicaría, por ejemplo, los casos de supresi6n o manipulaci6n consciente que parecen estar fuera de duda, posiblemente debidos al influyente prescriptivismo de numerosas instituciones, en particular las docentes, con o sin ayuda de otros prejuicios más o menos vetustos y relativamente extendidos, que han logrado estigmatizar la construcci6n con el sello de lo nefando, al menos en situaciones no coloquiales 33 •
32 El primero de los investigadores aludidos es Gennaro Chierchia (véase Chierchia 1995: 14) y los otros dos son Eduardo Raposo y Juan Uriagereka (véase Raposo & Uriageraka 1996: 751), con los que al parecer estarían esencialmente de acuerdo Menéndez Pidal y Onega y Gasset (cf. Otero 1965, n. 7). El testimonio aludido es el de Hyams (1983: IV. 3.1. 577n). Cf. McKee (1992). 33 Baste citar un solo ejemplo, especialmente significativo: Manuel Sacristán, intelecrual de excepción y poco dado a sacar conclusiones precipitadamente (después de todo, fue uno de los más tempranos cultivadores de la lógica formal moderna en España), usaba coloquialmente, sin el menor melindre, construcciones con se con el verbo en singular y el objeto en plural, sin pasarlas por «autocensura» («Without monitoring them», que diría un psicolingüista de habla inglesa). Sin embargo, cuando hablaba en público no las usaba en absoluto (si lograba evitarlo a tiempo). En una ocasión en que un grupo de amigos estaban pasando la tarde del domingo juntos en los alrededores de Madrid, uno de ellos (una versión más joven del autor de estas líneas) se interesó por la posible explicación de la disparidad. Con toda candidez y sin la menor vacilación, Sacristán contestó que en sus conferencias y demás las evitaba cuidadosamente porque las tenía por un «madrilefiísmo» (a lo que parece no suficientemente «culto») del que no había logrado desprenderse (cf. Esbozo. §3.5.6.c). Esta idea (o una de sus congéneres) parece tener poco de innata, aunque sea companida, como parece serlo, por no pocos hablantes. Véase Otero (1965, 1966, 1977, 1979) Y Campos (1989), trabajo que trata de completar el panorama a la luz de una idea sugerida por el análisis de Dobrovie-Sorin (1986).
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En todo caso, hasta ahora no parece haber habido ningún inten" to de poner en claro la cuestión (con lo suyo de candente) tratando de encontrar alguna manera o maneras de establecer si la estructura con SE forma o no forma parte de la gramática de un hablante determinado (o, más generalmente, de los hablantes de una locali· dad determinada relativamente uniforme respecto a su variedad del castellano) por medio de una investigación seria y concienzudamen.. te basada en datos relevantes y fiables discriminadamente obtenidos sobre el terreno «((fieldworlo». De todos modos, parece justo decir, sin esperar a esa posible investigación, que contamos ya con suficientes hechos más a menos incontrovertibles que permiten comprobar inmediatamente si un hablante ha interiorizado algunas propiedades definitorias de la estructura o no. Empecemos por lo más elemental. Aunque dificulta algo las cosas el conocido hecho de que la interpretación de una frase activa (han divulgado la noticia / se ha divulgado la noticia) y la de la correspondiente frase pasiva (ha sido divulgada la noticia / se ha divulgado la noticia), ejemplos adaptados del Esbozo, tienen el mismo valor veritativo, el problema no parece insuperable. La identidad de valor veritativo, que puede ser suficiente para un propósito determinado de un lógico o para un juez en el curso de un procedimiento judicial, no es nunca suficiente para un lingüista. A diferencia del lógico o del juez, el lingüista no puede menos de aspirar a parear una estructura semántica lo suficientemente informativa (que; no tiene por qué limitarse necesariamente al valor veritativo) con la correspondiente estructura sintáctica34. Se dirá que en una expresión escrita a veces no hay indicio alguno de la diferencia, lo cual es innegable. Pero si de lo que se trata es de descubrir un aspecto del sistema que de hecho forma parte de la facultad del lenguaje de un hablante, y lo que se persigue es sonsacarle información de la que, por principio, no puede ser consciente, la observación no es relevante, pues hay sobradas maneras de averiguar si, en la expresión del hablante, la frase entera, se ha divulgado la noticia, pongamos por caso, es un comentario sobre lo que llevó a cabo un agente (es decir, el hablante ha dicho algo sobre lo que ha hecho un agente que por alguna razón deja sin identificar), o si sólo
34 Véase Cinque (1976). Cf.lo que escribe Chomsky sobre la «considerable significaci6n» de los «efectos de superficie» (1995: §4.1).
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la subfrase se ha divulgado es un comentario, no sobre 10 que hizo un agente, sino sobre otra subfrase, la noticia, que funciona como sujeto de la frase entera. Dicho de otra manera: 10 que realmente tiene que hacer el que sabe 10 que hace es averiguar si la mente del hablante ha concebido una predicaci6n sobre un agente innominado o una predicaci6n sobre la noticia35• Otra manera de expresar lo esencial de este tipo de razonamiento es decir que «la vacilaci6n que en nuestros días se produce» entre las dos construcciones ((depende de que prevalezca la idea» de que es la noticia la que ha sido divulgada, «concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado» ha divulgado la noticia, 10 cual implica que las dos construcciones difieren considerablemente en sus estructuras subyacentes 36 • En apoyo de este tipo de análisis de la ambigüedad estructural los an6nimos autores del Esbozo (de donde procede 10 entrecomillado) podrían muy bien haber afiadido que es una manera de proceder probadamente fructífera, por 10 que no es sorprendente que haya representado un papel importante en la emergencia de la gramática generativa justo veinte afios antes de la publicaci6n del Esbozo, papel que no parece haber dejado de representar desde entonces. En efecto, si se ha divulgado la noticia ('the news have been broadcasted'f 'pro * has broadcasted the news') o flying planes can be dangerous ('pilotar aviones puede ser peligroso' f 'los aviones en vuelo pueden ser peligrosos') son expresiones ambiguas, mientras que se han divulgado las noticias o flying planes is dangerous no 10 son (s6lo la alternativa de la primera glosa, en cada caso, es apropiada), parece natural sospechar que la ambigüedad puede ser debida a que la expresi6n puede ser derivada de dos estructuras subyacentes que difieren sintáctica y semánticamente (aun si a la postre resulta que sus realizaciones tienen el mismo valor veritativo). Más de medio siglo después de haber sido sistemáticamente puesta a prueba esta intuici6n, ésas parecen ser habas contadas, como parece serlo este corolario, mucho menos reconocido: lo que más importa a este prop6sito es 10 que el hablante intenta expresar, no necesariamente 10 que acaba diciendo
35 Cf. Como en una ocasión ha dicho Chomsky (Otero 1965: n. 3), «the rdevant raw material for a formal theory of language is not what people say but what they INTEND to say». 36 Como se desprende de lo que muy bien dicen los autores del Esbozo de la Real Academia (1973: §3.5.6c).
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(teniendo en cuenta que la resolución de su (wacilación» en esa oportunidad puede muy bien no ser idéntica a la resolución prevale-ciente en otras ocasiones, lo cual puede resultar muy informativo)37, No necesitamos más indicios de los que tenemos para decidir que la primera interpretación corresponde a una estructura paralela a (25a) y la segunda corresponde a una estructura paralela a (25b). que subyacentemente son inconfundibles. A fortiori, la confusión es aún más improbable si las estructuras que uno atribuye a las dos frases que está comparando son más precisas que las de (25), esto suponiendo que lo dicho más arriba no anda del todo descaminado, y que si lo está puede ser reemplazado por algo que esté menos desca., minado (aun si tal vez nunca completa y absolutamente descamina.o do, conocida limitación de todo tipo de investigación empírica). A favor del análisis propuesto en este capítulo (para por lo menos un buen número de hablantes, si dejamos abierta la posibili~ dad de que no todos los hablantes han interiorizado un sistema qua genere la estructura con SE) cabría aducir varios hechos que el exa,. men de expresiones algo menos simples que se ha divulgado la noti-: cía pone de manifiesto, entre ellas las de estos dos contrastes: (30)a. Los metales blandos se suelen derretir fácilmente. b. Se suele derretir fácilmente los metales blandos. (31) a. Todas las salidas por carretera se pueden y suelen estar vigilando. b. Se puede y suele estar vigilando todas las salidas por carretera. Para muchos hablantes (30a) y (30b) difieren considerablemente en significado; por otra parte, (3la) y (31 b) no sólo difieren considerablemente en significado (noción no equivalente, como hemos 37 Esta perogrullada, puesta ya de manifiesto en el primer análisis de la construcción desde una perspectiva generativa (véase la n. 35), uno de los primeros estudios generativos sobre las construcciones romances con clíticos en general, si no el primero, como gustaba de recordar Dwight Bolinger (cf. Bolinger. 1969), sigue sin ser tomada en serio, ya no digamos aceptada. Una reacción representativa entre las anteriores a 1980 (uno de los raramente mencionados efectos de Chomsky (1981) es que legitimó de súbito una de las conclusiones tempranas sobre las construcciones con SE con el verbo en singular y el objeto en plural que encontraron más desaforada resistencia entre algunos expenos), y tal vez una de las más notorias, es la de Westphal (979), cuya lectura no carece de interés veinte años después de escrito. Cf. Otero (I965, 1987).
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dicho, a valor veritativo), sino que (31b) puede sin duda pasar inadvenida en la conversación coloquial, lo cual tal va no se pueda decir de (31a). En todo caso, este otro tipo de contraste parece mucho más revelador: (32)a. b. c. d.
En Holliwood las estrellas tienden a verse a diario. En Holliwood se tiende(*n) a ver (a) las estrellas a diario. En Holliwood tienden a verse las estrellas a diario. En Holliwood las estrellas se las tiende a ver a diario.
Podemos observar inmediatamente dos cosas. Una es que en estos casos ni siquiera tenemos que lidiar con la identidad de valor veritativo, pues evidentemente (32a) y (32b) distan mucho de ser equivalentes aun en ese restringido sentido; la otra, que la forma plural del verbo no es ni siquiera admisible en (32b), de modo que no puede haber discrepancia entre hablantes: si la frase no es aceptable para un hablante, no podemos menos de concluir que su variedad del castellano difiere en este punto de las variedades en las que la frase pasa sin ser notada. Por lo demás, si un hablante dice, e.g., No se pueden ver muchas estrellas (i.e. muchas estrellas no son visibles) cuando lo que quería decir es que, aun si se mira con cuidado, No se puede ver (a) muchas estrellas (del firmamento celeste o del firmamento pedestre de la publicidad, sentido éste obligado cuando se opta por a), la adecuación del análisis queda incólume, como queda incólume la teoría aritmética si alguien dice que once veces once equivale a ciento once. Lo que realmente cuenta para la gramaticalidad (que no hay por qué confundir con la aceptabilidad, cosa de uso) es lo que el hablante se propuso expresar, no lo que realmente acabó expresando. Después de todo, ni siquiera el papa pretende ser infalible cuando no habla ex cathedra. Es de notar, además, que ni en (32a) ni en (32c) puede la frase verbal ver las estrellas (sin la a entre paréntesis) ser interpretada idiomáticamente (i.e. como sentir un dolor muy fuene y vivo), de lo cual se podría inferir independientemente que las estrellas no es objeto directo superficial de ver, como lo es en (32b) y (32d). Similares observaciones cabría hacer sobre estas inexistentes alternativas 38:
38 El primer ejemplo es una adaptación de una greguería de Ramón Gómez de la Serna (cf. Otero, 1965: 86), y el tercero está tomado de un artículo de Gabriel Garda Márquez (El Paú Digital 4 de abril de 1999).
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(33)a. No se puede(*n) calcular cuántos idilios caben en seis ho1'3L, b. No se puede(*n) calcular cuántas ciencias y humanidada se tiende(*n) a estudiar en Harvard. .! c. Ha leído todos los libros que se deben leer, y muchos que no se debe(*n) (leer). d. Los demonios no son tan negros como se los pinta(*n). La imposibilidad de una forma verbal plural junto a un clítico adyacente asociado con un objeto directo antepuesto es general (e.g. destruyeron y difundieron en (34a) y (34b), respectivamente), pues se da en todos los casos, salvo rarísimas excepciones que no parecen poner en cuestión ninguna propiedad esencial de la construcción: (34) a. Las viviendas se las destruyó para hacer negocio. b. Las noticias se las difundió a los cuatro vientos. Aunque algunos hablantes usan les y le en vez de /os y /O, respec~ tivamente, cuando van precedidos de SE como en (3Sa)-(3Sc), preferencia en la que ya hacen mucho hincapié Bello y Cuervo, los usos de /os y /o no son difíciles de documentar 39 : (3S)a. Se /o usa solo o en mezcla. b. El güisqui se /o bebía lo mismo que el agua. c. A un ex jefe de Estado se /o está sometiendo a juicio en un país extranjero. Aunque esa preferencia no canónica es realmente irrelevante en este contexto, parece obligado sefialar que la explicación que se diría más plausible no parece haber sido investigada seriamente nunca: la posibilidad de que esos hablantes sean parcial o plenamente leístas (o estén influidos por los leístas), 10 cual explicaría de inmediato por qué las construcciones paralelas con la(s) son generalmente aceptables 40• En apoyo de esta idea cabría citar además el hecho de que esos hablantes (y, por supuesto, todos los demás) no usan le(s)
39 Los dos primeros son de Fernández Ramfrez (1964: 284), estudioso por cierto con un «instinto idiomático» que le «hada ver en la construcción se aámira a "'s valientes una construcción 'sui generis' pasiva», a lo que parece (Martín Zorraquino, 1979: 31 n.). El tercero procede de El Paú Digital, 13 de diciembre de 1998. 40 Los estudios de Fernández Lagunilla (1975) y De Miguel & Fernández Soriano (1988), que son los más detenidos (si mi información es de fiar), no exploran esta avenida. Cf. el «excurso necesario» (cap. VI) de Marcos Marín (1978) y Álvarez Martinez (1989: 1, 50).
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por Io(s) cuando el se de se Io(s) es la realización de k(s), como en tú mismo se Io(s) puedes dar (paralelo a tú mismo k(s) puedes dar eso(s)Jl. En lo que se refiere a la batallona cuestión de la forma verbal singular y objeto directo plural es de notar asimismo que en expresiones en las que el complemento puede aparecer y aparece precedido de una preposición, como en (36), la cosa no parece tener vuelta de hoja, por lo que no hay razón alguna para pluralizar la forma verbal si la única diferencia relevante es la ausencia de la preposición 42 : (36)a. Se trató (de) varios temas. b. Se escondió (a) prisioneros de guerra. (Cf. Aquella familia escondió (a) un prisionero). En el primer caso parecería extrafio postular un principio gramatical de concordancia que se aplica sólo cuando la preposición forma parte de la frase. Más bien se diría que para la gramática mental del hablante las dos alternativas son sintácticamente paralelas y semánticamente muy similares: en (36a) tratar del tema no es tratar el tema por completo yen (36b) el sujeto tácito de la alternativa con a es más agentivo que el sujeto de la otra alternativa43 • Nada de esto parece tener que ver con la concordancia sintáctica. 41 Ra:uérdcse que se Io(s), más c:xact:mlente selo(s), es descendiente casi directo de gelo(s), sin más eslabones intermedios que un proceso de ensordmuniento, caracterfsti.oo del castellano, Y un proceso de desafricación, y que en ambos casos se trata de unidades inseparables (cunbién para los Ic:fstas), no de secuencias de dos elementos independientts, a pesar de la engañosa grafia ..moderna,.. V6Jse P 32 o P 42 en Otero (1971: 306 y 310); cE Garda (1975: cap. 8). De ahí que ..lO\» sea inseparable de «Se» en (i.c.), oomo indica (i.d): (i) a. SE querría (*n) darles estos libros. b. Se les querría dar estos libros. c (Estos libros) SE los querría(n) dárselos. d. "'(Estos libros) SE los querría darles. e. "'(Estos libros) SE se los querría dar. E) contraste con la contraparte pasiva de (La.), i.e. con se pasivo en vez de SE (con tal de que el clítico dativo «suba»), no tiene nada de sorprendente: (ii) a. Estos libros se les querrían dar (a los nifios). b. *Estos libros se querrían darles. Por el contrario, en algunas secuencias dos c1íticos hasta pueden ser a1ejables, al menos marginalmente, si uno de ellos es SE: (iü) [La sentencia] se puede considerarla injusta. (Haro Tecglen, El Paú Digital, 12 de septiembre de 1998). 42 Como en el caso de las exa:pciones aludidas, no &Itan ejemplificaciones de esta estructura oon preposición, v. gr. se pmigum a los ladrones (por se ;migue...) que son reconocidas unánimemente oomo anómalas, a juicio de Martín Zorraquino (1975: 118). 43 Cf. Torrego (1994: 8); EsboZIJ §3.5.6b
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Algo parecido cabe decir de estas alternativas: (37)a. Se detuvo (a) dos narcotraficantes (conocidos). b. Se excluyó (a) algunos banqueros (participantes). Para establecer la diferencia entre la estructura con SE y la estructura con se-GEN (que en todo caso tiene en común con la estructura con se-EPIS la pasividad y la frase agentiva lnexpresa), la comparación con el francés puede ser instructiva, ya que proyecta bastante luz sobre lo que el castellano deja enteramente en la penumbra. Por ejemplo, el contraste entre (38a) y (38c) en el orden de palabras sugiere que las expresiones castellanas correspondientes (sobre poco más o menos) son (38b) y (38d): (38) a. b. c. d.
lei on paye tout. Aquí se paga todo. lei tout se paye. Aquí todo se paga.
Una manera de apuntalar lo que, en este doble contraste, sugiere la diferencia en el orden de las palabras es tratar de aquilatar las diferencias observables en esta extensión del paradigma castellano: (39)a. b. c. d.
Aquí no se paga todas las deudas. Aquí no todas las deudas se pagan. Aquí todas las deudas no se las paga. Aquí todas las deudas no se pagan
Obsérvese que (39b) es inambigua: viene a ser simplemente la negación de aqui todas /as deudas se pagan (vale decir, no se pagan todas la deudas, sólo algunas). Por el contrario, (39d), la segunda alternativa con se-PAS y forma verbal en plural (pagan), es ambigua: puede tener la interpretación de (39b) o la interpretación de que de todas las deudas cabe decir que no se pagan (es decir, ninguna deuda se paga). En marcado contraste, (39a) y (39c), es decir, las dos alternativas con SE y la forma verbal en singular (paga), son sinónimas de (39b), de modo que la ambigüedad de (39d) no puede ser expresada por una construcción con SE. Además, una de las alternativas con SE requiere el pronombre /as, señal evidente de que todas /as deudas es el objeto directo, no el sujeto, mientras que la concordan198
cia indica bien claramente que en las alternativas con se-PAS todas las deudas es el sujeto. Antes de dar por concluida esta breve exposición conviene presentar las seis clases de construcciones juntas, por orden de aparición en escena en este trabajo, indicando esquemáticamente y sin demasiado rigor (pero suficiente para nuestro propósito) sus propiedades cruciales, con lo que se podrá ver claramente, de manera sinóptica, que, aunque los miembros de los varios pares que se puede formar con las seis pueden resultar difíciles de distinguir cuando el sujeto aparece en posición preverbal o queda sobrentendido, subyacentemente son inconfundibles entre sí:
El submarino se hundió (por sí mismo). (se-REFin) El submarino se hundió (a sí mismo). (se-REFex) Los submarinos se hundieron (uno al otro). (se-REC) El submarino se hundió dos acorazados enemigos. (seASP) ej. El submarino se hundió U. (sep-EPIS) e.ii. Un submarino se hunde U fácilmente. (sep-GEN) f.i. (Al fin) pro * se hundió los submarinos. (SE-EPIS) f.ii. pro * se hunde submarinos a diario. (SE-GEN)44
(40)a. b. c. d.
La construcción ejemplificada en (40a), se-REFin (reflexivo intrínseco), es la única en la que la presencia del clítico se debe a una operación morfológica (si bien su concordancia es determinada por la sintaxis) y la única que carece de un objeto directo sintáctico no subyacente (expreso o sobrentendido), de ahí que el por entre paréntesis no pueda ser reemplazado por a; además, cuando es inacusativa, como en este caso, carece de un ((controladof» en potencia, expreso o implícito, para una frase de infinitivo (no se podría completar diciendo para poner a salvo el honor de la tripulación). Con todo,
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Clave: ASP(ectual) EPIS(ódico) GEN (érico) REC(íproco) REF(flexivo) in/ex(trínseco) sep = se pasivizador (asociado a la vez con el sujeto y con la posición del objeto). SE =se-INDEF =se asociado con un sujeto indefinido humano.
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tiene en común con las construcciones ejemplificadas en (40d) Y en (40f) que el clítico no está asociado con la posición del objeto directo, como lo está en (40b), (40c) y (40e), y en común con (40b-e) que puede tener un sujeto tácito definido (mientras que el de (40g) es necesariamente impercibible e indefinido). Desde el ángulo opuesto, todas las construcciones, excepto (40a), tienen en común que la presencia del clítico es de origen puramente sintáctico. Así, pues, a un nivel relativamente abstracto, el paralelismo entre (40b) , (40c) y (40e) es considerable, en contraste con (40a), y en otro sentido con (40d) y (40f). Con todo, cualquiera de las seis construcciones puede ser difícil de distinguir de cualquiera de las otras en ciertos contextos, no sólo al ritmo del habla, sino también bajo un examen relativamente demorado, a pesar de las radicales diferencias subyacentes que median entre ellas, como acabamos de ver, a menudo no fáciles de aprehender sobre la base de sus formas superficiales. La dificultad parece aumentar considerablemente, como hemos visto, al tratar de distinguir entre (40e) y (40f), que son las dos construcciones que dan origen a desacuerdos contenciosos, tanto entre hablantes como entre especialistas, en particular cuando son cláusulas independientes con un argumento expreso (que funciona como sujeto en (40e) y como objeto en (40f), en el análisis aquí defendido), o sin argumento expreso alguno (lo cual suele dificultar aun más las cosas, como queda dicho). Con esto no hemos hecho más que establecer algunas coordenadas que parecen necesarias para describir adecuadamente las estructuras con se y algunas de sus interrelaciones. Todo intento de explicación con posibilidades de éxito no puede menos de tratar de derivar todos y cada uno de los hechos fundamentales, sin excluir algunos no siempre tenidos en cuenta. En caso contrario, las novedades terminológicas y los alardes técnicos no pasarán de vanos disfraces.
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206
SEGUNDA PARTE. CONSTRUCCIONES IMPERSONALES
111. LAS PASNAS CON SEIMPERSONAL y LA LEGITIMACIÓN DE LAS CATEGOIÚAS VACÍAS* Margarita Suñer Un;versUúul de Cornell
INTRODUCCIÓN
Las pasivas con se impersonal como las que aparecen en (1) plantean interesantes cuestiones relativas a la legitimación de las categorías vacías (ccvv): (1) a. Cuando se es apreciado por los amigos, se tiene fuerza para seguir adelante. b. En este país se es perseguido por la policía. Oaeggli, 1986a) c. Se es expoliado por los poderosos. (Otero, 1986)
*Agradezco a G. Chierchia, J-Marc Authier, M. L. Hernanz, E. Raposo y a dos evaluadores an6nimos sus comentarios y sugerencias. Desafonunadamente, todos los errores que subsistan deben ser de mi exclusiva propiedad. Este trabajo es la traducci6n literal del que apareciera en inglés en la revista Probus 2.2. (1990: 200-231). Decidí no incorporar los adelantos te6ricos desde 1990 pues al considerar válida la propuesta ofrecida, creo al lector capaz de hacerlo por sí mismo. Quisiera por último extender mi agradecimiento a Cristina Sánchez L6pez por haberme traducido tan competentemente este anfculo.
209
d. Si se es mordido por una serpiente venenosa, hay que inyectar un antídoto de inmediato. En estos ejemplos coinciden tres tipos de construcciones (pasivas, impersonales con se y objetos nulos de interpretación arbitraria), y por ello sirven para mostrar la interacción y la tensión entre las propiedades particulares de cada una de ellas. Con el fin de mostrar esta interacción, repasaré en primer lugar las características definitorias de las tres estructuras implicadas, y volveré después al análisis de las oraciones pasivas con se impersonal. Su examen nos permitirá elegir entre diferentes hipótesis acerca de la legitimación de la ro pro, esto es, entre la legitimación por caso de Rizzi (1986) y la hipótesis de pro sin caso de Authier (1988) y Roberge (1988). Además, las pasivas con se impersonal pueden arrojar cierta luz sobre el problema de si la legitimación debe o no ser local (Rizzi, 1986). l. LAs ESTRUCTURAS
IMPUCADAS
1.1. La pasiva
La pasiva en espafiol se forma con el verbo ser (en cualquier tiempo o aspecto, o incluso en infinitivo (cf. (2d», y el participio pasado, que debe concordar en número y género con el argumento sujeto. El sintagma-por es opcional. (2) a. b. c. d.
El libro será devuelto (por Julián). La casa está siendo disefiada (por un buen arquitecto). Son invitados cada dos semanas (por la congregación). En esa época era bastante común (el) ser arrestado por cuestiones politicas.
Las pasivas se caracterizan comúnmente por dos propiedades: (a) el argumento objeto del participio, requerido por el Principio de Proyección, no puede recibir caso acusativo, y (b) la posición de sujeto no recibe papel temático (Chomsky, 1981; Jaeggli, 1986a). Estos dos rasgos provocan que el argumento objeto ascienda a la posición de sujeto; de ahí que resulte marcado con caso nominativo por Conc{ordancia) en Flex(ión) y que concuerde con el verbo 210
en persona y número. El sujeto pasivo tendrá el papel temático que recibió en la posición que ocupaba en la estructura-P. Baker (1988) reinterpreta las propiedades definitorias de la pasiva especificando que el morfema de pasiva no forma parte del V en la estructura-P, sino que es más bien una categoría nominal generada en Flex. De esta estipulación categorial derivan las características de la pasiva: (a) puesto que el morfema de pasiva está fuera de la proyección máxima de V, recibirá el papel temático externo directamente (en lugar de 'absorber' este papel), y (b) el morfema de pasiva se convertirá en un dítico de V, del que recibirá el caso acusativo necesario para su legitimación (véase, además, Baker, Jonhson y Roberts 1989). De ello se desprende de forma inmediata la incapacidad del verbo para asignar caso acusativo al SN en la posición de objeto directo. Dejando a un lado la cuestión de si los sujetos se generan o no en una posición interna al SV (Zagona, 1982; Contreras, 1987; Koopman y Sportiche, 1988, por nombrar sólo algunos), adoptaré la propuesta de Baker et al. sobre la estructura-P de las pasivas l , según la cual (2a) tendrá la estructura-P (simplificada) de (3a). En (3b-d) se muestran otras tres estructuras-S alternativas 2 • En resumen, la pasiva del español funciona de manera muy similar a la del inglés, excepto en lo que respecta a las diferencias en el orden de palabras, posibles en español por ser una lengua de sujeto nul0 3 •
1 Baker et al (I989) reconocen a Kayne (I987) como la fuente principal de su propuesta. Remito al lector al importante trabajo de los primeros, donde encontrará una detallada discusión de las principales cuestiones conceptuales y empíricas que suscitan las construcciones pasivas. 2 Asumo con Baker (1988) que el sintagma-por se añade en el mismo nivel que el afijo pasivo, de manera que pueda ser coindizado con el morfema pasivo con el que comparte el papel temático agente. Como no resulta crucial a mi principal objetivo, ignoraré algunas propuestas recientes (Pollock, 1989; Chornsky; 1988) que desdoblan Flex en sus proyecciones funcionales más elementales. Habría que justificar la existencia en español de Sintagma Concordancia, Sintagma Tiempo y Sintagma Aspecto. 3 Sin embargo, en lo que atañe al uso, hay que tener en cuenta que en español la pasiva se utiliza principalmente en la lengua escrita; en el habla, en cambio. se prefieren otras construcciones.
211
(3)
a. SF
~~ SN F'
/~
/' v
F
SV
/~
V
ser
SF
/~ SV SP
1 pas
/~SN
V
devolv-
el libro [+8][-C]
(por J.)
b. ellibroi fue devuelto h i (por Julián). c. cvi fue devuelto ellibroi (por Julián). d. cvi fue devuelto (por Julián) ellibroi . 1.2. Se impersonal
En (4) pueden verse los ejemplos peninentes: (4) a. b. c. d.
Se come/comía/comió bien en las fiestas. Se convergió en la oficina del decano. (Sufier, 1983) Se considerará esa propuesta la semana entrante. Se salió hasta pasada la medianoche.
Las propiedades sobresalientes de las oraciones con se impersonal son las siguientes: (a) tienen una ro en la posición de sujeto, (b) es obligatoria la presencia del clítico se, y (c) permiten cualquier combinación de tiempo y aspecto. La concurrencia de la cv y del se impersonal hace que la oración se interprete como un juicio cuyo predicado se aplica a un conjunto inespecífico de referentes humanos (representado por la ro). En Sufier (1983), caractericé esta ro 212
como proaxb. Desde el punto de vista pragmático este proaxb puede incluir al hablante (aunque no necesariamente)4. Asumiré, con Otero (1986), que la funci6n del clítico se es neutralizar los rasgos definidos de una flexi6n temporal. Esta neutralizaci6n, o absorci6n, de los rasgos definidos impide que los rasgos-e¡, de Conc en Flex sean interpretados como referenciales. Esto quiere decir que los rasgos-cj> se vuelven meros instrumentos formales: n6tese que el V posee rasgos de tercera persona singular en (4), a pesar de que la interpretaci6n del sujeto oscila entre un 'yo' encubierto y una pluralidad de personas (cf. (4b), donde el V 'converger' exige que el sujeto tenga interpretaci6n plural, y (4d) donde el 'salir' debe ser realizado por varias personas). Esta neutralizaci6n, y esto es crucial, no puede equipararse directamente con la incapacidad del sujeto para recibir caso nominativo, como demuestran las construcciones espafiolas con tú impersonal de (5) (cf. Hernanz (1988) para un análisis detallado), en las que el sujeto puede estar explícito y sin embargo los rasgos-e¡, siguen siendo no referenciales. (5) a. Si (tú) dices esto en una reuni6n, la gente se escandaliza. (=Hernanz (16a». b. En el invierno, (tú) tienes más energía. En (5), lo mismo que en (4), el argumento sujeto oscila, dependiendo de factores pragmáticos, entre una interpretaci6n genérica pr6xima a la de un cuantificador universal y un 'yo' encubierto. La principal diferencia5 entre se impersonal y tú impersonal es que s610 en el primero hay un elemento explícito (el clítico se) que puede sefíalar funcionalmente la indefinitud de Flex, como ya se observ6 en Sufíer (1982) y se repiti6 en Otero (1986). Esto implica que el rasgo común de estas dos construcciones, esto es, la interpretaci6n arbitraria de su argumento sujeto, no puede deberse a la presencia de se (lo que s610 ocurre en una de ellas), sino que tiene que seguirse de algún otro factor. Este otro factor es la neutralizaci6n de los rasgos 4 Esto no quiere decir que la «inclusión del hablante» se obtenga en todos los casos de Proub.. En //aman a la puerta, el Proub sujeto excluye al hablante (cE. Suñer, 1983). 5 Otras diferencias son que la construcción con tú es ambigua entre la interpretación definida y la impersonal y que requiere tiempo genérico (Hernanz, 1988).
213
definidos de Flex, que puede obtenerse en espafíol mediante diferentes mecanismos (véase más adelante)6. Recientemente, Cinque (1988) ha refinado el análisis del si impersonal del italiano. Propone diferenciar dos variantes. La variante si [+argumental] aparece sólo con aquellos verbos que asignan papel temático externo (transitivos e inergativos); si recibe dicho papel temático externo y absorbe el caso nominativo; la posición de sujeto es ocupada por un pro pleonástico (es decir, no referencial) identificado como tal por Conc. La segunda variante es si [-arg.], que aparece con todo tipo de verbos. Este último si es una mera marca sintáctica que ayuda a Conc a identificar al sujeto (genérico) no especificado que es el verdadero argumento y que, como tal, tiene papel temático y caso. De ahí que su distribución esté limitada a las oraciones finitas (cf. Suñer (1982), para una opinión similar sobre el español). La propuesta de Cinque puede ser casi toda ella aplicada al español. Por lo que respecta a los ejemplos de (4), significaría que las tres primeras oraciones son casos de se [+arg], mientras que la última tendría un se [-argF. Es de notar la analogía entre el morfema de pasiva y se [+arg]: ambos morfemas albergan el papel temático externo, y se supone que ambos absorben el caso. Si asumimos, lo que es razonable, que se[+arg] no esté en ningún momento en la posición de sujeto (de la misma forma que se[-arg] tampoco lo esté), podemos proponer que 6 En la consuucci6n con tú impersonal esta neutralizaci6n se debe a un operador nulo (véase la justificaci6n en Hernanz, 1988). Las oraciones impersonales de tercera persona de plural en espafiol (cE. (i» también muestran absorci6n de los rasgos definidos de Flex.
(i)
pro dijeron que haría sol.
Puede verse detallada discusi6n acerca de este tipo de estructuras en Sufier (1983) y Jaeggli (1986b). 7 La cuesti6n es, cienamente, algo más compleja. Al discutir el uso de si en oraciones transitivas en italiano, Cinque opina que cuando no hay concordancia con el objeto directo (cf. (4c) en espafiol), el si es [-arg]o Hace esta propuesta para preservar la generalizaci6n de Burzio (en pocas palabras, si un V no asigna papel temático a su sujeto, tampoco asignará caso estructural acusativo). Sin embargo, amparándome en los paralelismos con el análisis de las pasivas de 1.1., sugiero que (al menos para el espafiol) el papel temático externo incorporado al se «cuenta» como la asignaci6n temática relevante que permite al verbo descargar el caso acusativo.
214
está en Flex, como originariamente sugirió Belletti (1982), de forma paralela a la posición que el morfema de pasiva ocupa en la estructura-P. En esta posición recibiría el papel temático pertinente, ya que Flex es externo al Sv. Además, se[ +arg] no 'absorbe' el caso. El caso nominativo se asigna al pro expletivo en posición de sujeto, pero, dado que se y prDE. están coindizados, su cadena cumplirá el requisito de estar legitimada apropiadamente con caso en la estructura-S (cf. Chomsky, 1988). Nótese que se[-arg] forma parte de una cadena con caso y papel temático, a pesar de que no recibe ninguno de los dos directamente. En suma, sugiero que la única diferencia entre las dos variantes del se impersonal es que el se[ +arg] recibe un papel temático en la estructura-Ps. Finalmente, puesto que suponemos que el requisito de caso del se impersonal es que forme parte de una cadena así marcada, hemos de preguntarnos por qué no hay nunca un elemento explícito en la posición de sujeto en las oraciones con verdadero se impersonal. La respuesta no es tan sencilla como pudiéramos pensar. Parece que la yuxtaposición del se impersonal con su función de neutralizador de los rasgos-cp, por una parte, y el hecho de que el espafiol sea una lengua de sujeto nulo sin elementos pleonásticos explícitos, por otra, conspiran para exduir de esta construcción un sujeto explícito. Además, los múltiples usos de este ditico ubicuo, entre ellos su aparición en construcciones reflexivas y recíprocas en las que un sujeto explícito sí es, de hecho, posible, parecen ser un factor adicional contra tal posibilidad. Nótese, además, que los pronombres definidos en espafiol se hacen explícitos cuando actúan el énfasis, el contraste y otros factores discursivos diversos que nunca se dan en contextos con se impersonal. Pero este es, evidentemente, un campo para futuras investigaciones9• 8 Debe tenerse en cuenta, además, que las oraciones impersonales con se/si de español e italiano no se comportan completamente igual. Por lo tanto, el análisis de Cinque debería ser modificado en mayor medida. Excluyo explícitamente de las construcciones impersonales con se propiamente dichas aquellas oraciones como (i) en as que el V concuerda con el argumento que es objeto en la estructura-Po (i) Se comen fideos todos los jueves. 9 La condición acerca de los pronombres arbitrarios (los pronombres expllcitos no pueden tener referencia arbitraria si y solo si se obtiene una alternancia explfcito I nulo) formulada por Jaeggli (1986b: 66) no se cumple en español, dada la posibilidad de que un pronombre expllcito sujeto de segunda persona de singular tenga esa interpretación (cf. (5».
215
1.3. El objeto nulo arbitrario
Rizzi (1986) proporciona un detallado análisis de este tipo de estructura en italiano. En (6) se dan algunos ejemplos del español: (6) a. Esto pone cv a la defensiva. b. Esta ley no autoriza cv a los desmanes. c. Los avances de la ciencia obligan cv a reconsiderar la situación. d. Algunas drogas pueden conducir cv a la locura. El objeto nulo regido, exigido por el Principio de Proyección, se interpreta como un pronombre genérico humano, esto es, proarb, que obedece el principio B de la Teoría del Ligamiento (7) (cf. Rizzi, 1986) ya que proad>' libre en su categoría rectora, puede ser correferente o no con el PR0ad> más alto 10• (7) Es inconcebible [ PROad> pensar [que esta ley lleve pr0ad> [a PRO protestar contra el gobierno]]] El principal problema que plantean los objetos nulos arbitrarios es su legitimación. Nótese que, contrariamente a lo que sucede con los sujetos nulos y con los objetos nulos en cadena con un clítico, en (6) no hay concordancia visible que nos ayude a recuperar el contenido de la cv. Por lo que respecta al italiano, Rizzi (1986), después de argüir que la legitimación ha de ser un proceso diferente (aunque complementario) de la recuperación del contenido, concluye que el objeto nulo es un pronombre genérico cero con los rasgos [+hum, +gen, +pl] añadidos a las especificaciones no marcadas de persona y género. Su legitimación se cumple según el principio (8): (8) pro recibe marca de Caso de XOy Xoyes un núcleo rector del tipo y sujeto a variación paramétrica (equivale a V en (6». La condición (8) está de acuerdo con la hipótesis de que las ccvv habrán de reflejar las propiedades de las categorías con realización fonética. Consecuentemente, ambas necesitan caso. El contenido de pro se recupera asignándole el índice arb mediante la coindización con el papel temático del objeto directo (9), que aquí no contiene rasgos-cp. 10
vista.
216
Esta es una cuestión concrovenida; Authier (1988) presenta otro punto de
(9) Asígnese arbal papel temático directo (Rizzi, 1986: 521) Volviendo al español, (10) muestra que la especificación de número para el proub objeto en esta lengua es [+singular]. (1 O) El murmullo del mar reconcilia cv con uno mismo.
Rizzi (1986: 503-4, 517) justifica el rasgo [+genérico] del objeto argumentando que estas ccvv aparecen sólo en oraciones con referencia temporal genérica, en las que esa referencia parece equivaler a tiempo presente. Sin embargo, el español muestra que los objetos nulos son posibles también en contextos con tiempo pasado y aspecto imperfecto (11), así como en otros marcos temporales no puntuales (12): (lI)a. En los campos de concentración, torturaban cv en nombre de la ciencia. b. Si esto pusiera cv a la defensiva, no sería aprobado. c. Los radicales vilipendiaban cv sin razón. (12)a. Los avances de la ciencia obligarán cv a reconsiderar esa hipótesis. b. Los gitanos engañarían cv para poder comer. c. En los próximos siglos, podrán obligar cv a vivir en el espaCiO. Lo que de hecho bloquea la posibilidad de tener objetos nulos es la referencia temporal específica (Rixzi, 1986) o los tiempos perfectivos (13). (13)a. *Esto puso cv a la defensiva. b. *?La nueva ley de impuestos obligó cv a reconsiderar lo invertido anteriormente. c. *Ayer tarde, esa droga condujo cv a la locura.
Así pues, los ejemplos de (I 1)-(13) sugieren que lo que sanciona favorablemente un objeto nulo no es el tiempo sino más bien el aspecto imperfectivo, ya que este aspecto es el escenario adecuado de la genericidad 11. 11 Hernanz (1988) llega a una conclusi6n similar respecto a las oraciones impersonales con tú.
217
La cuestión sobre la que hay que reflexionar ahora es si la interpretación semejante a la cuantificación universal que las oraciones con objetos nulos reciben debería atribuirse al rasgo [+genérico] asignado a la cv (Rizzi, 1986), o debería en cambio considerarse consecuencia del hecho de que la cv esté ligada por un operador nulo (Authier, 1988; Hernanz, 1988). Asumiendo que uno de los factores que permiten que una oración se interprete como genérica es el aspecto imperfectivo, y teniendo en cuenta que ya en Jackendoff (1972) se consideraba el sistema aspectual como un operador modal, parece que la segunda alternativa proporcionará el resultado esperado de una forma menos estipulativa. Puede encontrarse la prueba de que la cv está ligada por un operador nulo extendiendo a las oraciones con objetos nulos el test de interpretación de «referencia conjunta» que obedece PRO (14) (Lebeaux 1984). (14)
[PRO¡ to play me lottery] implies [PRO¡ to waste money everyweek] [PRO¡ jugar a la lotería] implica [PRO¡ desperdiciar dinero todas las semanas]
Tanto en la versión inglesa como en la espafiola de (14), ambos PRO aluden al mismo conjunto de individuos arbitrarios, es decir, los conjuntos denotados por cada uno de eUos han de ser idénticos (de ahí la coindización). El mismo criterio opera en la construcción con objeto nulo (15) (cf. Aumier (1988) para el francés): (15)
[Una droga que deprime cv¡] es [una droga que lleva CV¡ a la ruina]
Dado que las dos ccvv denotan el mismo conjunto de individuos, la oración se interpretará de la siguiente forma: «para todo x, x una persona, una droga que deprime a x es una droga que Ueva a x a la ruina». Esta interpretación obligatoriamente conjunta es atribuida por Lebeaux a la presencia de un operador no selectivo que liga ambas ccvv l2• En (6), (11) Y (12), el operador no selectivo que liga tanto al aspecto imperfectivo como al objeto nulo es responsable de la interpretación genérica de este último. El resultado es que el operador
12 Usamos aquí «ligamiento» en el sentido tradicional de coindización de un elemento con otro que lo manda-c.
218
enmarca la oraci6n en un intervalo indefinido (no-puntual) durante el cual tal oraci6n es verdadera 13 • En suma, aunque estamos de acuerdo con Rizzi (1986) en que, de forma análoga a lo que sucede con otras ccvv, la legitimaci6n de pro ha de ser distinta de su identificaci6n, y coincidimos también en que la legitimaci6n se lleva a cabo mediante asignaci6n de caso (cf. (8))14, discrepamos, sin embargo, con él en los mecanismos usados para recuperar su contenido, es decir, en la forma en que se le asigna al objeto nulo el índice arb. Nuestra hipótesis es que esta interpretaci6n genérica no se obtiene mediante coindizaci6n con un papel temático desprovisto de rasgos-ej), sino más bien a través de un operador no selectivo que liga al objeto nulo y al aspecto imperfectivo. La coindizaci6n con este último tiene el efecto de privar a Flex de su capacidad para asignar a la oraci6n una referencia temporal especffica 15 • Este 13 Como observaran Authier (1988) respecto a los objetos nulos en francés y Hernanz (1988) respecto a los sujetos arbitrarios de 2a persona singular en español, otros elementos - como los verbos modales, los adverbios de cuantificaci6n, las oraciones-donkey, etc.- pueden también contribuir a sancionar la lectura arbitraria de los pronombres bajo discusi6n. Dado que más de uno de estos elementos puede ayudar a que surja esta interpretaci6n arbitraria, apelamos a la noci6n de Lewis (1975) de «ligamiento no selectivo» (i.e. ligamiento por un operador capaz de ligar un número ilimitado de variables al mismo tiempo; cf. también Heim, 1982). Una explicaci6n completa de todas estas diferentes posibilidades aplicadas a los objetos nulos en español nos llevaría muy lejos de los modestos objetivos de este trabajo. 14 Ni siquiera en este punto existe acuerdo. Autbier (1988) y Roberge (1988) opinan que un pro en las oraciones de objeto nulo no tiene caso. Para más detalles, véase la secci6n 2. 15 Después de considerar la posibilidad de que haya ligamiento por medio de un operador (selectivo), Rizzi (1986: 515ss) la rechaza. Su principal objeci6n reside en la interacci6n de la ro con la negaci6n: Rizzi muestra que la ro y un verdadero cuantificador universal no se componan igual. Al trasladar sus ejemplos al español, observamos que mientras (i) significa «no para todo x, esta decisi6n hizo a x feliz», de manera que el cuantificador universal está dentro del ámbito de la negaci6n, en (ii) la ro tiene ámbito mayor que la negaci6n ya que significa «para todo x, esta decisi6n no hizo feliz a x». (i) Esta decisi6n no hace a [todos feliz] (ii) Esta decisi6n no hace [cv feliz] Sin embargo, Authier (1988: 71-74) señala que el objeto nulo no tiene ámbito sobre la negaci6n en todos los casos. Considérese la interpretaci6n de (iii): (iii) Este tipo de decisi6n no siempre hace [cv feliz] Esta oraci6n significa, de forma paralela a (i), «no para todo x, este tipo de decisi6n hizo a x feliz». Por lo tanto, (iii) apoya la hip6tesis de que la ro está ligada por un operador (no selectivo).
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modo de ver la cosas tiene la ventaja adicional de relacionar directamente la ausencia de un elemento explícito para recuperar el contenido del objeto nulo con el requisito de referencia temporal genérica, al hacer que la recuperabilidad del pronombre dependa de la presencia del mismo operador que liga al aspecto imperfectivo. Nótese que el objeto nulo resulta ser entonces un caso de pronombre ligado cuya interpretación consiste en denotar un número inespecífico de individuos. Esta explicación es casi paralela a la que ofrecen Authier (1988) para los objetos nulos en francés y Hemanz (1988) para los sujetos arbitrarios de 2a persona en espafíol. Considérese finalmente lo que puede argüirse como una posible objeción a nuestra propuesta. Rizzi (1986: 583) observa que no todos los verbos permiten objetos nulos: sólo aquellos que tienen papeles temáticos ((afectados» lo hacen. Utiliza ((afectado~~ en el sentido de que el proceso/estado denotado por el V implica o bien una modificación del referente del correspondiente papel temático o bien una implicación de ese referente en la acción del V. Todos los ejemplos anteriores con objetos nulos tienen papeles temáticos afectados. Compáreselos ahora con (16), donde el objeto no cumple con el requisito de afectación: (16)
*A veces el jefe conoce/encuentralve/consideralcree cv en un santiamén 16•
Téngase en cuenta que Rizzi recupera el contenido de pro directamente asignando arb al papel temático directo (cf. (9». Esto significa que puede hacer que el requisito de afectación se siga directamente de su regla de interpretación arbitraria. Nosotros no podemos proceder de la misma forma porque hemos defendido que la interpretación arbitraria se obtiene mediante coindización del objeto (y del aspecto imperfectivo) con un operador nulo. En consecuencia,
16 M.L. Hernanz (c.p.) me ha indicado que los ejemplos de (16) resultan gramaticales y conservan la lectura arbitraria de su objeto siempre que estos estén coindizados con un clItico de 2 a persona singular (i), hecho que además demuestra que los objetos nulos y la segunda persona de singular tienen propiedades en común (recuérdense los ejemplos en (5».
(i)
220
A veces el jefe te i {conoce/encuentralve/consideralcree} cvi en un santiamén.
necesitamos formular independientemente la restricción de Mectación. Aunque a primera vista nuestro sistema podría parecer más complejo, debe tenerse en cuenta que esta restricción no es exclusiva de los objetos nulos, dado que los temas no afectados no pueden sufrir tampoco otros procesos. Uno de ellos es la pasivización (cf. Jaeggli (1986a), quien cita un trabajo de Anderson y Fiengo; Rizzi, 1986; Lebeaux ,1988, entre otros); véase (17) «17a-b) son de Fiengo, citados por Jaeggli (1986a: 607s.». (17) a. *Great relief's expression by John. 'La expresión de gran alivio/importancia por John' b. *Irregularities' acknowledgment by the senators. 'El reconocimiento de irregularidades por los senadores' c. *John's belief to be inmortal. 'La creencia de John de ser inmortal' Otro es ofrecido por Kayne (1975: 162), quien observa que ((la construcción de 'posesión inalienable más dativo' exige que el objeto dativo sea visto, por decirlo así, como afectado por la acción o estado al que se refiere». Compárense los ejemplos de (18) con los de (19). (18)a. Elle lui a mis une écharpe autour du cou. '(Ella) le ha puesto un chal alrededor del cuello' b. On lui a coupé les cheveux. 'Le cortaron el pelo' (19)a. *Elle lui pensait aux oreilles. b. *Cette pierre lui ressemble a la main. Como puede verse en las traducciones de los ejemplos anteriores, en español se obtiene el mismo contraste que en francés. (lS)'a. (Ella) le puso la bufanda al cuello. b. Le cortaron el pelo. (19)'a. *(Ella) le pensaba en las orejas. b. *Esta piedra le es similar a la mano. Así pues, las pruebas empíricas sugieren que, aunque el requisito de afectación tiene que ser propuesto independientemente de la 221
interpretación arbitraria de los objetos nulos, debe estar relacionado con la red temática de los predicados, de manera que deberá abarcar a todos los procesos considerados arriba en vez de postularse (de forma redundante) para cada uno de ellos. Incluso en el probable caso de que la explicación completa de la afectación se nos escapara por no disponer de una teoría comprensiva de la estructura temática, podemos encontrar una prometedora propuesta en la discusión de Lebeaux (1988) sobre la adquisición tardía de las pasivas que no implican verbos de acción (véanse allí las referencias más imponantes). Después de subrayar que las pasivas de verbos de acción tienen temas afectados mientras que las de verbos que no son de acción tienen temas no afectados, Lebeaux propone que únicamente cuando los niños han «aprendido)) que la pasiva morfológica impide al V asignar caso al objeto directo, son capaces de generalizar la pasiva a los objetos no afectados. Asume que hay una relación directa entre la generalización sintáctica de la pasiva oracional y el afijo morfológico productivo (-en en inglés). Puesto que no existe ningún afijo semejante en las pasivas nominales, el proceso queda restringido a los temas afectados. Los argumentos de Lebeaux pueden extenderse con bastante facilidad a todos los casos de objetos nulos. Los objetos nulos afectados pueden interpretarse como tales en -ausencia de un afijo productivo, cosa que no sucede con los temas no afectados (recuérdese la agramaticalidad de (16». Sin embargo, como ya se mencionó en la nota 15, el español puede «rescatar)) temas arbitrarios no afectados usando un afijo morfológico productivo: el clítico objeto de 2 a persona de singular t¿7. El mérito de la hipótesis de Lebeaux es que parece proporcionar una explicación factible para la correlación tema r± afectado] y sus repercusiones sintácticas concomitantes. En suma, las principales propiedades de las construcciones examinadas hasta aquí son las siguientes: (20) 1. a. b. c.
Pasiva: El objeto en la estructura-P no recibe caso acusativo. La posición de sujeto no tiene papel temático. Se permite cualquier combinación de tiempo y aspecto.
17 Esto implica que los cHticos objeto sean analizados como afijos de concordancia como en Sufier (1988).
222
11. Se impersonal: a. El sujeto es una cv [+humana] con interpretación arbitraria, o un pro expletivo, dependiendo del estatus r.± arg] de se. b. El clítico se recibe el papel temático externo solo si es [+arg]. c. se está en una cadena marcada con caso. d. Se permite cualquier tiempo y aspecto. 111. Objeto nulo arbitrario: a. El objeto es una cv [+humana] con interpretación arbitracia. b. Se requiere un tiempo «genérico)) c. pro es legitimado por caso (cf. (8». d. Su interpretación arbitraria se recupera a través del ligado con un operador no selectivo que también está coindizado con el aspecto imperfectivo. e. La cv debe ser «afectada))18. Con todo esto en mente, podemos volver a los ejemplos de pasivas con se impersonal de (1) para verificar cuáles de las características definitorias de (20) exhiben.
2.
PASIVAS CON SE IMPERSONAL
Los ejemplos de (21) (véase también (1» demuestran claramente que las pasivas con se impersonal manifiestan las propiedades de las tres construcciones examinadas hasta ahora. (21)a. Se es perseguido por las fuerzas del mal. b. Se es mimado al extremo en esta guardería (por todas las maestras). En primer lugar, estas oraciones comparten con las pasivas su morfología (el verbo ser y el participio pasado) y la opcionalidad de la
18 Naturalmente, esto s610 es cierto cuando no hay ningún afijo coindizado con la cv.
223
frase-por. Nótese que, esté o no presente este sintagma, tales oraciones se interpretan como si tuviesen un agente implícito, lo que se deriva directamente de la hipótesis de que el morfema de pasiva recibe el papel temático externo del V Oaeggli, 1986a; Baker et al., 1989). En segundo lugar, las pasivas con se impersonal comparten con las oraciones impersonales con se el tener un sujeto sintáctico nulo. La interpretación de esta cv consiste en denotar un número arbitrario de humanos (i.e. proub). Además, el clítico se es obligatorio en ambas construcciones ya que si estuviera ausente, el sujeto -incluso siendo nulo-- se interpretaría con referencia definida (22). (22)cv es perseguido por las fuerzas del mal. Sin embargo, hay una curiosa propiedad de las pasivas con se impersonal que las diferencia tanto de las pasivas como de las impersonales con se, yes que requieren un tiempo genérico en el sentido en que éste fue definido al hablar de las construcciones con objetos nulos. En otras palabras, tales oraciones recibirán la interpretación correcta en la medida en que su aspecto sea imperfectivo. V éanse los ejemplos de (l) y (21) para el tiempo presente, y los de (23) para otras formas verbales posibles: (23)a. En los campos de concentración, se era torturado en nombre de la ciencia (cf. (lla». b. Aunque se fuera vilipendiado, no se debía contestar. c. Cuando se ha sido engañado una vez, se tiene más cuidado. d. Si se había sido educado en un colegio privado, se era más disciplinado. e. En el siglo próximo, se podrá ser obligado a vivir en el espacIo. Compárese la gramaticalidad de (23) con la agramaticalidad de (24) donde el aspecto no puede interpretarse como imperfectivo. (24)a. *En el medioevo, se fue explotado por los poderosos. b. *En este país se fue perseguido en los años setenta. Además, notemos que (25) no recibe la interpretación generalizada necesaria, a pesar de que el presente perfecto la cualifica para ello (cf. (23c»; ello se debe a que esta interpretación resulta bloqueada por la referencia temporal específica de el mes pasado combinado con el adverbial tres veces. 224
(25)
*Si se ha sido invitado a comer tres veces el mes pasado, .....
Esta distribución de los datos sugiere nuevamente que hay un operador no selectivo que como tal es capaz de ligar varios elementos para asegurar que todos ellos sean compatibles con la interpretación que hemos llamado de tiempo genérico. La cuestión principal, por lo tanto, es la necesidad de explicar el requisito de un tiempo genérico en las pasivas con se impersonal frente a la ausencia de este requisito en las pasivas y en las impersonales con se. La tesis que voy a defender es que el requisito de un tiempo genérico es consecuencia de la presencia de un objeto nulo arbitrario ligado por un operador (no selectivo) ya en la estructura-Po Recuérdese que en la sección 1.3. proponíamos recuperar el contenido de proub mediante el ligamiento por un operador no selectivo que, al mismo tiempo, liga el aspecto imperfectivo impidiendo así que Flex fije un referente temporal específico para la oración. Por lo tanto, asumiremos que (21a) tiene la estructura-P de (26) (detalles aparte). Nótese que en (26) no aparece ningún se porque se trata del [-arg] (cf. la observación de Chomsky (1986) de que la estructura-P debería ser un reflejo de la estructura temática).
(26)
SF
~~ OP¡
SF
/~
SN
F'
/~
F [-perf]¡
SV
/~
v
SF
F
~~ /
SN SP ",\r las fuerzas ...
pasado
V perseg-
SN pro¡ 225
Repárese en que el papel temático externo de perseguir se asigna al morfema de pasiva en Flex, y el papel temático interno (Tema) al objeto nulo. V se mueve a la Flex más alta donde da su caso acusativo al morfema nominal pasivo; consecuentemente, el objeto pro no recibe caso del V. En 1.3. mantuvimos, siguiendo a Rizzi (1986), que todas las ccvv deben ser sancionadas por dos procesos independientes: legitimación y recuperabilidad. Argüimos que la identificación se lleva a cabo por un operador nulo no selectivo que además liga al aspecto ([-perfectivo]) en (26), en contra del principio (9) de Rizzi. Pero, ¿cómo se legitima proarb? Es precisamente este tipo de situación la que nos permitirá decidir si es la rección por sí misma o bien la rección más caso lo que proporciona la condición necesaria para la legitimación de pro. En (26), pro está regido por el V (participio pasado); por tanto, si todo lo que necesitásemos para la legitimación fuera la rección, (27a) con proarb en su posición de generación de base y un pro expletivo en la posición de sujeto debería ser gramatical. El Op(erador) no selectivo nos ayudaría a recuperar el contenido de proarb. En consecuencia, el significado sería el de (27b). (27)a. 0Pi [pro"" esi perseguido prOarbi por las fuerzas del malJ19. b. Es perseguido por las fuerzas del mal. El problema de (27) sin se es que no se interpreta como «algún(os) referente(s) humano(s) es (son) perseguido(s) por las fuerzas del mal»; en lugar de esto, pro sólo puede tener lectura de referencia definida; es decir, el ejemplo es interpretado como «alguien es perseguido por las fuerzas del mal». La conclusión, que apoya la propuesta de Rizzi de que la legitimación y la identificación son dos procesos independientes, es que se necesita algo más que la rección misma para sancionar proarb. Por consiguiente, mantendremos la hipótesis, con Rizzi (1986) y frente a Authier (1988)
19 Baker (1988: §6.3.1.1.) indica que hay lenguas, como el galés o el irlandés, que permiten pasivas impersonales tanto de verbos transitivos como de verbos intransitivos. De ahí que (27b) no pueda ser excluída como imposible en todas las lenguas del mundo.
226
y Roberge (1988)20, de que pro siempre necesita cas02l . Puesto que proarb no puede recibir caso del V, se moverá a una posici6n donde
pueda obtenerlo: la de sujeto. Sin embargo, este movimiento pro-
20 Authier (1988) (y también Roberge 1988, que acepta la hip6tesis de Authier) hace paramétrica la asignaci6n de caso. Defiende que en francés un verbo transitivo asigna caso acusativo s610 opcionalmente. De ahí que pro..., sea identificado por un ligador no selectivo en todas las posiciones regidas por un verbo, siempre que tenga previamente un papel temático. (N6tese que, de acuerdo con esta propuesta, (27) tendría una interpretaci6n impersonal, contrariamente a lo que de hecho sucede). Esta explicaci6n del carácter paramétrico del caso la considera superior a cualquier alternativa que relacione la presencia de objetos nulos arbitrarios en una lengua X con la presencia de un clítico objeto en dicha lengua. La causa de esta preferencia es el hindi, que no tiene clíticos objeto pero permite objetos nulos arbitrarios. Sin embargo, esta lengua no s610 requiere que la construcci6n de objeto nulo tenga tiempo genérico, sino que usa un marcador explícito de genericidad cuya ausencia provoca la agramaticalidad de la oraci6n. En consecuencia, parece razonable suponer que el marcador de genericidad hace lo que los clíticos objeto en otras lenguas, a saber, proporciona al oyente una marca «visible» para indicar que los objetos nulos son legítimos. 21 El hecho de que los objetos nulos arbitrarios aparezcan en construcciones causativas es utilizado por Authier (1988) como argumento a favor de que proarb no tiene caso; véase el paradigma de (i):
(i)
a. Le vin fajt reconter des betises a Paul 'El vino hace contar tontedas a Paul'. b. (*Hier) le vÍn fajt reconter des betises (*a) proarb' '(Ayer) el vino hizo contar tonterlas (a) proarb'
Su razonamiento es el siguiente: dado que la preposici6n aes necesaria únicamente para marcar caso (cf. (ia», y ya que esta preposici6n no puede aparecer antes del objeto nulo (cf. (ib» , proarb no está marcado con caso. En espaftol se da un paradigma similar, cE (ii). (ii) a. El vino le hace decir tontedas a Pablo. b. El vino (2) hace decir tonterías (*a) proarb En Suñer (1988), sugerl que el dativo es un caso inherente cuya manifestaci6n superficial en espaftol es la partícula a (cf. (iia». Los clíticos no absorben el caso; el caso (inherente) debe sancionar al argumento dativo independientemente de su estatus l± explícito] (véanse los argumentos peninentes en Suñer 1988). Si esto es así, la posici6n de Authier es discutible; la a no sería necesaria en (iib) porque «manifestar el caso» (lo que dejaría colgando una a ilícita) no es obligatorio para las categodas vacías.
227
duce un conflicto: los rasgos-cp definidos de Flex son incompatibles con la interpretación generalizada, no definida, de proarb' Este es el motivo por el cual Rizzi (1986: 523) mantiene que los objetos directos arbitrarios no son pasivizables a no ser que se construyan con se impersonal (si en italiano). Por lo tanto, en las pasivas impersonales se tiene una doble función. Por una parte, es un signo de que el objeto directo arbitrario en la estructura-P ha pasado a ser el sujeto de la oración en la estructura-S. Por otra, se es la marca sintáctica usada en este caso para indicar que los rasgos-cp de Conc son no funcionales. Según el análisis de Cinque (1988), el se utilizado en las pasivas impersonales es el [-argl, ya que el papel temático externo de perseguir es portado por el morfema de pasiva. Este se se amalgama con la concordancia verbal para que la identificación del argumento pr0arb en la posición de sujeto resulte aceptable. La cadena formada por se Yproarb tendrá caso nominativ0 22• En efecto, ejemplos como los de (1) y (21) son precisamente casos de pasivas oracionales morfológicas que, debido a que su sujeto derivado tiene referencia arbitraria, exigen un se que neutralice los rasgos definidos de Flex; es decir, no son casos de ((pasivas dobles» (vs. Baker 1988 y Belletti 1982). Además, este se no está en ningún momento en una posición argumental, sea la de OD (Burzio 1981, 1986), sea la de sujeto (Rizzi, 1976; Buaio, 1981, 1986; Baker, 1988). Si lo hiciera, crearía problemas para el Criterio Temático, ya que se no absorbe ni el papel temático externo ni el interno. El papel temático externo debe tenerlo la morfología pasiva que o bien lo oculta (de ahí la interpretación 'sin agente' de las pasivas) o bien lo manifiesta por coindización con un sintagma-por. Yel papel temático interno es retenido por el elemento que ocupa la posición de sujeto en la estructura-S impidiendo una violación del Criterio Temático en la estructura-P. Otra cuestión teórica que las pasivas con se impersonal nos ayudan a decidir tiene que ver con el nivel en el que se interpreta pr0arb. Una posibilidad es que se interprete antes de la estructura-S en virtud de la presencia de un operador no selectivo. Otra alternativa es que la interpretación arbitraria sea estrictamente local. Esta segunda 22 Nuestro análisis predice que S~ no puede materializarse en infinitivos controlados (a causa de la ausencia de caso nominativo). Esta predicción se cumple de hecho, (cf. Sufier 1982, Cinque 1988, entre otros), lo que apoya nuestra propuesta.
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vía es la defendida por Rizzi (1986: 523) cuando escribe a propósito del italiano: (([ ... ] la interpretación de pro está únicamente determinada por la rección local por núcleo: está claro que [esta] interpretación arbitraria [... ] está determinada localmente por si, y no transmitida desde la huena regida por el verbo». A causa de las pruebas en apariencia contradictorias, la elección entre una y otra opción es difícil de hacer. Teóricamente, la segunda postura nevaría a una teoría más restrictiva en la que la determinación seda estrictamente local. Sin embargo, la evidencia empírica parece favorecer la primera alternativa. Veamos por qué. En primer lugar, como ya discutimos en 1.2., el se impersonal no está restringido a las oraciones con tiempo genérico, &ente a lo que sucede con las pasivas con se impersonal. Además, se ha sefialado ya que cualquier expresión temporal puntual o específica podría interferir con la interpretación genérica de la construcción pasiva impersonal (cf. (25». Estos dos hechos nos han llevado a proponer un operador no selectivo capaz de ligar no sólo el objeto nulo de la estructura-P sino también el aspecto imperfectivo así como cualquier otra expresión temporal para asegurar que no haya ningún conflicto de intereses entre estos elementos. Contrariamente, si se fuera el único responsable de la interpretación arbitraria, sería complicado establecer la conexión necesaria con el aspecto y otras marcas oracionales23 • En segundo lugar, la interpretación de referencia conjunta que necesariamente recibe el objeto directo nulo de oraciones como (15), repetida aquí como (28), nos ha llevado a postular un operador nulo en este tipo de oraciones. (28)
Una droga que deprime CV¡ es una droga que lleva CV¡ a la ruma.
Por contra, esta restricción no se aplica a la ro en posición de sujeto de las oraciones impersonales con se. En este caso, aunque dos
23 Cinque (1988) opina que la interpretación cuasi-universal de las oraciones con se no está constrefíida por el papel temático del sujeto de la estrucrura-P (frente a la interpretación cuasi-existencial que sí lo está). A este respecto, dado que el se de las oraciones pasivas con se impersonal no está relacionado con el papel temático del sujeto profundo, se prediría la interpretación genérica de la oración. Incluso admitiendo esta suposición, nótese que serían necesarios otros mecanismos para ocuparse de las expresiones temporales y aspectuales.
229
ccvv pueden ser interpretadas como correferemes, no necesitan serlo; es decir, la interpretación de referencia conjunta no es obligatoria (cf. Jaeggli, 1986b), lo que indica que estas ccvvestán libres en su dominio de ligamiento, al igual que los pronombres regulares. (29)
Para que CV¡ se pueda llegar hasta ese pueblo es necesario que cv¡/j se salga a reparar el puente.
La cuestión, pues, es descubrir si las ccvv en posición de sujeto de las pasivas con se impersonal se comportan como los objetos nulos arbitrarios de (28) o como los sujetos arbitrarios de (29). El ejemplo (30) demuestra que se portan como los primeros, es decir, la restricción de 'referencia conjunta' es operativa. (30)a. Que cv se sea secuestrado por terroristas significa que cv se es mantenido fuera de circulación por un período largo. b. En esta región, para que cv se sea detenido por la policía no es necesario que cv se sea reconocido como criminal. Puesto que las construcciones con objeto nulo y la pasiva con se impersonal se comportan igual, y dado que parece haber suficientes pruebas para postular un operador nulo (no selectivo) para las primeras, parece adecuado concluir que en la segunda construcción está presente el mismo tipo de operador. Además, el hecho de que las oraciones con se impersonal no estén tan restringidas sugiere que el operador nulo en las pasivas con se impersonal surge como consecuencia de ligar la posición de objeto, no la de sujeto. Esto implica que proub en posición de OD deberá ser identificado por un operador antes de que tenga lugar el movimiento. En otras palabras, la interpretación arbitraria en las pasivas con se impersonal no podrá ser estrictamente local: deberá transmitirse a partir de la huella regida por el verb024 • Así pues, aunque idealmente sería mejor que toda interpretación tuviera lugar en el mismo nivel de representación,
24 Nótese que he utilizado deliberadamente verbos ergativos con st impersonal en (29) de manera que la diferencia con pasiva con St impersonal no pueda atribuirse a la diferencia entre StS [+/- arg] de Cinque. Todos los ses de (29) y (30) son del tipo [-arg]o Véase la nota anterior.
230
podría ser que otros factores conspirasen en contra de esta visión unitaria25 • Debemos mencionar una última cuestión. Cuando discutimos la construcción de objeto nulo (§ 1.3.), mostramos que, en ausencia de un afijo morfológicamente pertinente, esta construcción admite únicamente argumentos con el papel temático de «afectado» (cf. la agramaticalidad de (16». En consecuencia, debemos averiguar si las pasivas con se impersonal obedecen el requisito de <Mectación». Los ejemplos de (31) sugieren que esto no es así. (31)a. Se es conocido por las obras que uno deja. b. Se es considerado como capaz cuando... c. Cuando se es creído por todos, se corre el peligro de caer en la demagogia. A primera vista, este resultado pone en duda la conclusión de que el objeto proarb no puede ser identificado localmente. Los ejemplos de (31) tienen objetos nulos no afectados, contrariamente a lo que esperaríamos si la ro estuviera legitimada antes de muévase-a Este razonamiento se sostendría sólo si aceptásemos la interdependencia que Rizzi supone entre la condición de afectación y la regla de recuperabilidad del contenido de pro (véase (9». Pero hemos dado argumentos en contra de (9) y en favor de la presencia de un operador no selectivo en su lugar. Hemos defendido, asimismo, la restricción de afectación como un requisito independiente dada su operatividad en otro tipo de construcciones (cf. (17)-(19'». Además, la propuesta de Lebeaux (1988) sobre la adquisición de las pasivas en inglés nos da la pista acerca del distinto comportamiento de los objetos nulos arbitrarios y las pasivas con se impersonal respecto al requisito de afectación (recuérdese la discusión al final de 1.3.). La generalización de la pasiva oracional a los objetos no afectados se correlaciona con la presencia del afijo pasivo; en otras palabras, la pasivización «salva» una estructura que en otras circunstancias sería agramatical (compárense las diferencias entre (16) y (31) respecto a su gramaticalidad). En
25 En ciena forma, esto hace recordar la idea de Belletti y Rizzi (1988: 313s) de que el Principio A de la Teoría del Ligamiento puede satisfacerse en la estructura-P (para los verbos psicológicos) incluso aunque pueda después deshacerse durante la derivación la configwación necesaria para el ligamiento.
231
consecuencia, las oraciones de (31) son irrelevantes para la cuestión de si la identificación del objeto nulo debe ser o no local.
3.
CONCLUSIÓN
El objetivo principal de este trabajo ha sido proporcionar un análisis de la construcción pasiva con se impersonal que explicase con facilidad la legitimación y recuperabilidad de prom,. Hemos propuesto que en la estructura-p, el objeto nulo arbitrario es identificado por un operador no selectivo que lo liga a él y al aspecto imperfectivo (además de a cualesquiera otras expresiones temporales). Sin embargo, dado que el objeto de una pasiva nunca recibe caso de su verbo, la ro debe ser promovida desde la posición de objeto a la de sujeto para recibir caso nominativo, mecanismo por el cual resulta legitimada. Pero, dado que los rasgos definidos de Conc son incompatibles con la interpretación arbitraria de este pro, el se impersonal se vuelve necesario para neutralizar los rasgos-e¡, de Conc. Los datos examinados en este artículo demuestran que una lengua puede tener más de un medio para sefíalar que un argumento de una construcción dada debe recibir interpretación arbitraria. Hemos argüido que el espafíol tiene, al menos, dos. Uno es el clítico se que logra este propósito neutralizando los rasgos-ep definidos de Flex (en las oraciones impersonales con se, por ejemplo). El otro es el operador nulo (no selectivo) cuya presencia ha sido postulada en las oraciones con objeto nulo (así como en las construcciones impersonales con tú). Este operador sanciona un argumento arbitrario ligándolo. Por lo tanto, estoy de acuerdo tanto con Authier (1988) como con Hernanz (1988) en que la interpretación arbitraria no es un fenómeno unitario. El rasgo interesante de las pasivas (morfológicas) con se impersonal es que una única construcción utiliza ambos medios en diferentes etapas de su historia derivacional.
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Iv. LA SEMÁNTICA DE LA IMPERSONALIDAD * Amaya Mandikoetxea
Universú1tul Autónoma de MllI1riJ
INTRODUCCIÓN
Dentro de la gramática generativa son numerosos los trabajos dedicados al análisis de las construcciones impersonales con clítico~ en lenguas romances (e.g. SE en español, SI en italiano, etc.), algunos de los cuales aparecen recogidos en este volumen. La atención de los lingüistas se ha centrado sobre todo en el estudio de las propiedades sintácticas de estas construcciones, siendo vagas e imprecisas las observaciones que se refieren a su interpretación semántica, que van, por lo general, poco más allá de la afirmación de que estas oraciones tienen una interpretación 'arbitrariá. Como apunta Chierchia (1995) no existen propuestas explícitas sobre la semántica de las * El contenido básico de este articulo fue presentado en el VII Coloquio de Gramática Generativa en la Universidad de Oviedo y en el Seminario de Gramática de la Universidad Autónoma de Madrid. Agradezco las intervenciones y comentarios de los asistentes a las dos charlas. Mi agradecimiento también para Ana Álvarez, Ana Ardid, Irene Heim, Elena de Miguel, Carlos Piera, Marfa Luisa Rivero y Cristina Sánchez por sus observaciones y especialmente para Juan Carlos Moreno, cuyas punrualizaciones han llevado a una formulación más precisa de los conceptos lógicos que se manejan en el artículo. Cualquier error que subsista sólo es auibuible a la autora.
235
construcciones con SI (o sus equivalentes en otras lenguas romances) en términos de condiciones de verdad 1• Partiendo de la hipótesis de que existe una relación estrecha entre el significado que expresan las construcciones impersonales y su forma sintáctica, este trabajo tiene el doble objetivo de: (i) proporcionar un análisis detallado de la semántica de las construcciones impersonales con SE/SI que dé cuenta de la variedad de interpretaciones (universal y existencial) asociadas con estas estructuras y (ii) mostrar que algunas de las restricciones observadas en cuanto al tipo de predicados que pueden formar oraciones impersonales con clfticos tienen su origen en factores de tipo semántico y no sintáctico. En concreto, siguiendo a Karlski (l992), hay construcciones impersonales que a pesar de cumplir las condiciones de buena formación en la sintaxis no se corresponden con proposiciones bien formadas desde el punto de vista de la semántica. Nuestra propuesta tiene como punto de partida una observación que aparece en numerosos análisis de las construcciones que nos ocupan: la interpretación de las construcciones impersonales con clítico SE/SI como (1a) es similar a la de las construcciones de infinitivo con PRO arbitrario (PRO arb) como (lb) (ver entre otros Manzini, 1986; Hyams, 1986; Jaeggli, 1986c; Otero, 1986; Cinque, 1988; Fernández Soriano, 1989; y especialmente Hernanz, 1994)2. (1) a. Cuando SE trabaja por placer el dinero no importa. b. Trabajar por placer significa que el dinero no importa. En el análisis que se presenta en este trabajo el paralelismo en la interpretación de (la) y (lb) tiene su origen en que ambas construccio-
1 Tomamos como punto de partida para el análisis semántico las propuestas de Karlski (1992) Y Chierchia (1995), las más explícitas que conocemos, si bien existen diferencias considerables entre estos análisis y el que aquí presentamos, algunas de las cuales iremos apuntando a lo largo de este trabajo. 2 Es Hernanz (1994) quien desarrolla de forma más explicita el paralelismo entre las oraciones con SE/SI y las construcciones con PRO con infinitivos pseudoecuativos como (1b), análisis que compartimos en numerosos aspectos, pero no en su conclusión principal de que no es posible proporcionar un análisis 'monolítico' para PR0arb •
236
nes tienen PRO como sujeto sintáctico (veáse (2»)3. Esta afirmación, que no presenta problemas para el infinitivo (lb), requiere sin embargo una explicación en relación a la construcción impersonal con SE. En trabajos anteriores hemos defendido la idea de que el elemento SE no es un elemento pronominal en posición de sujeto, sino que es un morfema de concordancia: la realización morfológica de la categoría CONC con rasgo de persona-0 (véase Mendikoetxea, 1992). En sus líneas básicas este análisis no es distinto de los que desde Belletti (l982) consideran al clítico SE/SI como un elemento de la categoría FLEX. Lo que caracteriza nuestro análisis es la presencia de PRO en posición de sujeto, que está relacionado, al igual que ocurre en las construcciones de infinitivo, con la ausencia de cotejo de Caso nominativo en estructuras como la de (2) (PRO Y SE entran en una relación de cotejo de Caso nulo)4. (2)
[SCONC
PRO
[CONC
SE] trabaja por placer]
I
persona-0
3 Una de las ventajas de esta propuesta es que las similitudes en la interpretación de las oraciones con PRO.,¡, Y las oraciones con SE/SI se deben a que ambas comparten el mismo sujeto, sin tener que echar mano de recursos adicionales. Otero (1986) achaca la interpretación de estas estructuras a una 'conspiración' entre un elemento pro* (el equivalente arbitrario al pro referencial) y el elemento se en FLEX. Para Cinque (1988) la interpretación arbitraria es el resultado del papel de si como elemento 'detematizador' o marcador de FLEX. Para Manzini (1986), el paralelismo entre las oraciones con si y las oraciones con PROarb se debe a que ambos elementos se interpretan como variables libres. Sin embargo, aunque la presencia de PRO es un elemento fundamental del análisis sintáctico y semántico de las construcciones con SE/SI, nuestra propuesta es en principio compatible con aquellos análisis en las que las construcciones que nos ocupan se analicen como estructuras cuyo sujeto (sea PRO, pro o SE/SI) se interprete de forma análoga a los SSNN indefinidos. " En Mendikoetxea (en preparación) se desarrolla detalladamente esta idea dentro del marco genetal del programa minimista de Chomsky (1995), si bien al contrario que Chomsky (1995) se defiende la interpretabilidad de cienos núcleos CONC y, por lo tanto, su existencia en la sintaxis. Nótese que la oración de (2) contiene un verbo de los llamados inergativos. Con verbos transitivos en construcciones como todas 1m casas se vendieron rápido hay cotejo del rasgo de caso nominativo del SO todas 1m casas, sin que ello afecte a la relación de cotejo de Caso nulo en la que panicipan PRO y se. Remitimos al lector al trabajo citado en esta nota para los detalles del análisis sintáctico de estas construcciones.
237
Según este análisis, el clítico SE/SI no es el responsable directo de la interpretación arbitraria de estas estructuras: no tiene significado impersonal o arbitrario, ni siquiera en el sentido de Chierchia (1995) para el que si/se es una variable con el índice arb (Xarb)5, de ahí que pueda aparecer en oraciones con una gran variedad de interpretaciones (reflexivas, recíprocas, incoativas, etc.); además, SE/SI carece de significado léxico, es decir no tiene el rasgo [+humano], contrariamente a la opinión más extendida sobre el contenido referencial de SE/SI, ni es una variable cuyo abarque se pueda caracterizar como un grupo de humanos? La interpretación de estas estructuras es simplemente la consecuencia indirecta de la presencia de SE/SI, en cuanto que este núcleo de concordancia tiene los rasgos que pueden entrar en relaciones de cotejo con PRO en construcciones como las que nos ocupan. Los puntos centrales de la propuesta que desarrollamos en las páginas que siguen son: (i) PROarb es responsable de la interpretación de las construcciones impersonales con SE/SI como oraciones con sujetos arbitrarios sin especificar; (ii) PROarb (en las construcciones con SE/SI y también en otros contextos) tiene una interpretación análoga a la de los SSNN indefinidos y que, en términos de cuantificación, es (a) universal o genérica cuando la variable que introduce este elemento está ligada por un cuantificador universal y (b) existencial o episódica cuando se aplica la regla de cerrado existencial (existential closure) (siguiendo la Teoría de la Representación del Discurso para el análisis de los SSNN indefinidos, en la que se basan, con algunas divergencias, los trabajos de Heim (1982), Diesing (1992) y De Hoop (1992), entre otros); (iii) la interpretación del sujeto 5 Para Chierchia (1995) este índice es necesario para dar cuenta de las propiedades anaf6ricas de SI en construcciones impersonales en italiano, tema que no tocarnos en el presente trabajo. 6 La referencia 'humana' de las construcciones con SE/SI se podría deber a razones pragmáticas. En concreto, según Kaóski (1992), la implicaci6n humana se sigue del hecho de que s610 los humanos son interlocutores legítimos en el discurso lingüístico. Cuando convertimos a los no-humanos en interlocutores en el discurso, la referencia humana queda suspensa. Así, mientras una oraci6n # SE ladra es an6mala, la oraci6n de (i) es totalmente aceptable cuando el animal se ha convenido en el receptor del mensaje del hablante: (i) No SE ladra a los invitados.
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implícito en las construcciones con SE/SI depende de factores semánticos que se deducen en parte del tipo de predicado: mínimo vs. no-mínimo (en términos de Karíski (1992), que analiza construcciones similares en polaco) y/o individual vs. episódico, siguiendo la distinción que propuso inicialmente Carlson (1977) entre los llamados en inglés predicados del tipo individua/-leve/ vs. stage-leve/ (véase también Kratzer, 1989). Con ello damos cuenta de dos factores que no han recibido una explicación convincente o han pasado desapercibidos en los trabajos sobre las construcciones con SE/SI: (a) el elemento SE/SI es incompatible con verbos existenciales y (b) las construcciones con SE/SI con predicados mínimos requieren muchas veces la presencia de elementos adverbiales y predicados secundarios. En la sección 1 se analizan los problemas que plantean las propuestas sobre la interpretación de las construcciones con SE/SI basadas en la Teoría temática (Cinque, 1988 y De Miguel, 1992). En la sección 2 se presenta un análisis alternativo que se basa en un análisis del elemento PRO arb análogo al que se ha propuesto para los SSNN indefinidos y en la naturaleza sintáctica y semántica del predicado del que es sujeto. La sección 3 está dedicada a explorar la distinción entre predicados mínimos y no-mínimos y sus consecuencias para la interpretación de las construcciones que nos ocupan. De la distinción entre predicados individuales y episódicos y su relación con la interpretación universal y/o existencial de las construcciones con SE/SI se ocupa la sección 4. La sección 5 recoge las conclusiones del trabajo. 1. LA INTERPRETACiÓN
UNIVERSAL Y EXISTENCIAL EN LAS
CONSTRUCCIONES CON
SE/SI: APROXIMACIONES
BASADAS EN LA
TEOIÚA TEMÁTICA
Para la mayoría de los autores que han tratado la cuestión de la interpretación arbitraria de las construcciones con SE/SI, el sujeto implícito de estas oraciones puede tener bien un carácter existencial bien un carácter universal. En esta sección nos centramos en dos trabajos recientes, el de Cinque (1988) para el italiano y De Miguel (1992) para el espafiol para mostrar que la idea de que la posición que ocupa un argumento del verbo en la EProfunda y la E-Superfical, dependiendo de si es un argumento externo o interno, determina la disponibilidad de la interpreta-
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ci6n universal y/o existencial es inadecuada tanto te6rica como empíricamente 7 • Para Cinque (1988) las dos lecturas a las que este autor se refiere como 'quasi-existential' y 'quasi-universal', son variantes contextuales de un elemento arb(itrario) que aparece no s610 en las construcciones con si sino en todas las oraciones con interpretación arbitraria (infinitivos con PROarb' oraciones en 3a persona del plural, etc.). El uso 'quasi-universal' aparece en contextos de referencia temporalaspectual genérica y es incompatible con la existencia de un único individuo que satisfaga la descripci6n, al igual que ocurre en las oraciones con one 'uno' en inglés. Los ejemplos de (3), con verbos inergativos e inacusativos, son de Cinque (1988: 522, 544): (3) a. SI lavora sempre troppo. 'SE trabaja siempre mucho.' b. Spesso SI arriva in ritardo. 'A menudo SE llega tarde.' c. Quando SI esfiniti dalla fame (non si ragiona) 'Cuando SE está desfallecido de hambre (no se razona).' d. Mi domando se a Beirut SI sia nati senza assistanza medica anche oggi. 'Me pregunto si en Beirut SE ha nacido sin asistencia médica todavía hoy' En cuanto a la interpretaci6n 'quasi-existential'. requiere. según Cinque (l988), referencia temporal específica y sí que es compatible con la existencia de un s610 individuo que satisfaga la descripci6n [ejemplos de Cinque (l988: 542)]. (4) a. Oggi, a Beirut, SI e ucciso un innocente. 'Hoy, en Beirut, SE ha matado a un inocente.' b. Oggi, a Beirut, SI esparato tuna la matina. 'Hoy, en Beirut, SE ha disparado toda la mañana.' 7 Con esto no negamos que la posición de un argumento en la estructura pueda determinar su interpretación semántica, como en el análisis que ofrece Diesing (1992) de los sujetos indefinidos, que depende de si el sintagma nominal ocupa la posición <ESPEC, SFlEX> o <ESPEC, SV> en el momento que se aplica la operación de cerrado existencial que deja fuera al sujeto en <ESPEC, SFLEX>. Lo que queremos dejar claro es que aludir simplemente a la posición de un argumento no da cuenta de su interpretación si no se especifican los mecanismos semánticos que operan en la estructura.
240
c. %Oggi, a Beirut, SI enati senza assistenza medica. 'Hoy, en Beirut, hemos nacido sin asistencia médica'. Central al análisis de Cinque (1988) es que la interpretación 'quasi-existential' es posible en contextos transitivos e inergativos, pero no es posible en contextos inacusativos, donde el sujeto adquiere una nueva interpretación que, según Cinque (1988: 542), se puede parafrasear como 'un grupo de personas sin especificar que incluye al hablante' (1 a persona del plural) 8 • En espafiol se observan restricciones similares, según De Miguel (1992): con los verbos transitivos e inergativos el sujeto arbitrario puede tener bien una interpretación universal (Si), bien una interpretación existencial (Sii) [ejemplos de (De Miguel, 1992: 157)]: (5)
1. 11.
a. b. a. b.
SE da una orden cuando hace falta. Universal SE trabaja más cuando el paro amenaza. SE dio la orden de atacar el Líbano. Existencial SE trabajó mucho para levantar el país después de la guerra.
Con los inacusativos, sin embargo, sólo es posible la interpretación universal «6) vs. (7», al no existir la posibilidad de una interpretación de 1a persona del plural como en italian0 9: (6) a. b. c. d. e.
SE entra por aquí. Universal SE llega tarde sólo cuando es inevitable. Siempre SE nace con poco pelo. SE muere sin dignidad cuando SE ha vivido sin amor. SE es honrado o SE es un trepa.
8 De ahi que la oraci6n de (4c) resulte an6mala desde un punto de vista pragmático, con un predicado incompatible con la inclusi6n del hablante. 9 El verbo mtrar si que parece admitir una lectura existencial en oraciones como (i) (comunicaci6n personal de María Luisa Rivero):
(i) Se entr6 por la puerta de la derecha para cometer el crimen. En Mendikoetxea (1999: §26.4.3.1) se afirma que este tipo de construcciones son también posibles con verbos como salir y llegar cuando estos verbos indican punto final del trayecto. Es posible que la explicaci6n de estos hechos se encuentre en el tipo de predicados que denotan estos verbos en las oraciones en las que es posible la interpretaci6n existencial.
241
(7) a. b. c. d. e.
*SE entró mucho en este bar en invierno. Existencial *Ayer SE llegó tarde a trabajar *Hoy SE ha nacido mucho en los hospitales madrilefios *SE murió sin dignidad en Vietnam *SE fue honesto aquella tarde. [De Miguel, 1992: 157]
Ambos autores establecen una relación directa entre lectura universal y tiempo/aspecto genérico, por una parte, y lectura existencial y tiempo/aspecto específico, por otra. El problema empírico al que se enfrentan es cómo impedir la lectura existencial en contextos inacusativos (cf. (4c) y (7», restricción que no afecta sólo a las construcciones con SE, sino también a otras construcciones de interpretación arbitraria como las de 3a persona del plural que son agramaticales en contextos de tiempo perfectivo e interpretación existencial, como observa Cinque (1988) para el italiano 1o:
10 Nos limitamos aquí a presentar la aproximación de Cinque (1988) a la interpretación de las oraciones con sujetos arbitrarios. Es importante sefialar. sin embargo. que los datos de Cinque sobre la interpretación genérica de las oraciones con plurales arbitrarios con verbos pasivos e inacusativos (9c. d) son bastante dudosos. BeUetti y Rizzi (1988: nota 6) apuntan que en contextos de interpretación genérica con plurales arbitrarios hay un contraste entre las oraciones con verbos transitivos e inergativos, por una parte. y las que tienen verbos pasivos e inacusativos por otra y atribuyen el carácter marginal de las estas últimas a que es difícil separar en estos contextos la interpretación arbitraria (genérica) de una interpretación referencial específica de los sujetos (véase también Cinque (1988: nota 28). Jaeggli (1986) en su estudio de los plurales arbitrarios en espafíol rechaza la posibilidad de que con verbos inacusativos y pasivos sea posible una interpretación arbitraria. Para este autor ejemplos como los de (i) en espafíol sólo pueden tener una lectura referencial. lo que está relacionado con la imposibilidad de asignar una interpretación arbitraria al elemento pro cuando es un sujeto derivado que se ha movido de la posición de objeto a la de sujeto: (i) a. Fueron arrestados por la policía. b. Uegan cansados después de un viaje tan largo. Uaeggli 1986: 501 Aunque esperaríamos poder extender nuestras conclusiones respecto a la interpretación arbitraria de las oraciones con se a otras estructuras con sujetos arbitrarios. no está claro cómo dar cuenta de la imposibilidad de esta interpretación en oraciones como la de (i) dentro del sistema que presentamos. Jaeggli (1986) mismo observa diferencias de interpretación entre las oraciones con se y las oraciones con plurales arbitrarios. Es necesario un estudio semántico en profundidad que dé cuenta de las posibles diferencias entre las distintas construcciones con interpretación arbitraria. Agradezco las observaciones contenidas en esta nota a Cristina Sánchez.
242
(8) Existencial [de Cinque 1988: 543] a. Lo hanno cercato: era un signore anziano. Transitivo Lo han estado buscando: era un sefior anciano' b. Prima hanno telefonato: mi pareva tua sorella. Inergativo 'Antes han telefoneado: me parecía tu hermana.' c. *Ieri, sono stati villani con tutti: era tuo fratello lnacusativo 'Ayer; fueron maleducados con todos: fue tu hermano.' Pasivo d. *Sono stati catturati: era un ragazzo.' 'Han sido arrestados: fue un chico.' (9) Universal [de Cinque 1988: 545]
a. LR, odiano gli stranieri. Transitivo 'Allí, odian a los extranjeros.' Inergativo b. Qui, lavorano anche di sabato. 'Aquí, trabajan incluso los sábados.' c. In questo ufficio, sono molto gentili col publico. lnacusativo 'En esta oficina, son muy amables con el público.' d. Qui, sono educati in un'atmosfera protestante molto Pasivo rigida. 'Aquí son educados en una atm6sfera protestante muy . , estrIcta.
Las soluciones que ambos autores ofrecen para el problema que apuntamos son de carácter más bien descriptivo. Cinque (1988) atribuye la ausencia de interpretaci6n existencial con verbos inacusativos en contextos perfectivos a una hip6tesis estipulativa que se basa en una idea original de ]ackendoff (1972): la interpretaci6n existencial de arb exige que este elemento esté en <ESPEC, FLEX> en la Estructura-P y no en la Estructura-S. La interpretaci6n genérica o universal se obtiene en la Estructura-S. Por ello, los verbos que tienen únicamente argumento(s) interno(s) y no argumento externo s610 pueden aparecer en contextos de interpretaci6n genérica o universal, una v~ que el argumento interno se mueve a la posici6n de <ESPEC, FLEX>. La explicaci6n de Cinque (1988) no hace, como se ve, ninguna alusi6n a la referencia temporal-aspectual de las oraciones que nos ocupan. Para De Miguel (1992) cualquier soluci6n al problema de la ausencia de lectura existencial con verbos inacusativos tiene que dar cuenta de la agramaticalidad de las construcciones con SE/SI en contextos perfectivos con verbos inacusativos (cf. (7» ya que la interpretaci6n existencial aparece, para esta autora 243
al igual que para Cinque (1988), únicamente en contextos perfectivos. Para esta autora existe una relación entre perfectividad y agentividad en oraciones de interpretación arbitraria de tal manera que sólo los verbos con agentes pueden aparecer en contextos perfectivos. Cualquiera que sea la 'incompatibilidad' entre verbos inacusativos y contextos perfectivos está claro que sólo afecta a las construcciones de sujeto arbitrario (construcciones con SEISI, plurales arbitrarios de 3a persona, etc.). Las oraciones de (10), que sólo se diferencian de las de (7) en que tienen sujetos explícitos no arbitrarios, son perfectamente gramaticales: (10)a. Juan entró mucho en este bar en invierno. b. Ayer Lourdes llegó tarde a trabajar c. Hoy han nacido cincuenta niños en los hospitales madrilefios. d. Algunos murieron sin dignidad en Vietnam. e. El magistrado fue honesto aquella tarde (y nunca más). El contraste entre las oraciones de (7) y las de (10) nos sirve para enfatizar un problema que no abordan ninguno de los dos análisis a los que nos estamos refiriendo: cómo la presencia de un elemento arbitrario en posición de sujeto (pr0arb o sus equivalentes) puede restringir las propiedades temporales y aspectuales de las oraciones en las que aparece. Las soluciones que proporcionan Cinque (1988) y De Miguel (1992) en relación a la posibilidad de lecturas existenciales para el sujeto de las oraciones arbitrarias no abordan de forma explícita este problema y tienen el carácter de generalizaciones descriptivas más que de verdaderas explicaciones; no se enmarcan dentro de una teoría de la cuantificación o teorías semánticas más amplias. Además de la cuestión teórica, estas propuestas presentan un segundo problema de carácter empírico: aunque es verdad que existe cierta relación entre aspecto genérico (no perfectivo) y lectura universal, por una parte, y aspecto perfectivo y lectura existencial, por otra parte, las oraciones con SEISI presentan una variedad de lecturas que no se pueden explicar por medio de esta relación. La conclusión fundamental que se extrae de nuestra aproximación crítica a las propuestas de Cinque (1988) y De Miguel (1992) en esta sección es que el análisis de la interpretación de las construcciones arbitrarias tiene que dar cuenta de la interacción entre: (i) la
244
sintaxis y la semántica del elemento arbitrario en posición de sujeto del que se predica el resto de la estructura y (ii) la sintaxis y la semántica del predicado. Nos ocupamos a continuación de estos dos aspectos.
2. PROARB y
LOS
SSNN INDEFINIDOS
2.1. El análisis de Diesing (1992) para los SSNN indefinidos Central para el análisis de la semántica de los SSNN indefinidos de Diesing (1992) es la idea de que las interpretaciones existencial y universal se obtienen de forma distinta. La interpretación universal se obtiene en una configuración Op(erador)-variable que contiene un cuantificador. una cláusula restrictiva y un abarque nuclear. como se ilustra en· (11). donde I indica la partición semántica entre cláusula restrictiva y abarque nuclear ll : (11) i. Every llama ate a banana Toda llama comió un plátano 11. Every x [x es llama] I 3y. Y es un plátano.
I
I
cuantificador cláusula restrictiva
A
comió (x. y)
I abarque nuclear
La partición semántica de (11) se corresponde con una partición sintáctica: lo que está dentro del SV forma parte del abarque en el nivel de Forma Lógica (FL). mientras que lo que queda fuera del SV forma parte de la cláusula restrictiva. Un SN indefinido con interpretación universal debe estar fuera del SV cuando se produce la 11 Este análisis se basa en lo que Diesing (1992) denomina la teoría KampHeim (véase Kamp (1981), Heim (1982». En el análisis de Diesing (1992), la partición semántica es resultado de un algoritmo que opera en el paso de representaciones sintácticas de FL a representaciones lógicas o semánticas (es decir, en la interficie sintaxis-semántica) y que divide una estructura sintáctica en dos partes que corresponden a los dos componentes mayores de una estructura semántica equivalente. La utilización del símbolo I en (11 ii) Ya lo largo de este capítulo tiene como único objeto sefialar la partición semántica entre la cláusula restrictiva y el abarque nuclear. En lógica de predicados I se ha de interpretar como equivalente a la conjunción. Agradezco esta aclaración a Juan Carlos Moreno (comunicación personal).
245
partición: es decir, debe ocupar la posición <ESPEC,FLEX> en FL. La interpretación existencial, sin embargo, se obtiene por medio de la operación de 'cerrado existencial' que afecta al SV: un SN indefinido con interpretación existencial debe ocupar la posición de <ESPEC,SV> o cualquier otra posición en el SV cuando se produce esta operación. Según este análisis, una oración como la que toma Diesing (1992) como ejemplo Firemen are available 10s bomberos están disponibles' es ambigua. Bajo la interpretación universal del SN firemen, resultado de una configuración Op-variable como la de (11), la oración expresa un atributo disposicional de los bomberos: es una propiedad necesaria de los bomberos que generalmente están disponibles para luchar contra los incendios (I2a), de modo que, según Diesing (1992) una persona que da prioridad a otras obligaciones que no sean la lucha contra incendios no puede ser considerada bombero. Bajo la interpretación existencial, resultado de la operación de cerrado existencial tras un movimiento descendente de firemen a su posición original en <ESPEC,SV>, lo que se expresa es que hay bomberos disponibles en un momento concreto (12b) 12: (12)a. Universal [sFLEXFiremen [FLEX' are [svh available]]] 'Ix [x es bombero] I disponible (x) 'Todos los bomberos están siempre disponibles' (= son gente disponible) 13.
12
En espafiol, la mejor forma de expresar las dos lecturas es mediante el uso de
ser y estar; el primero se utiliza para la lectura universal y el segundo para la existencial. Nótese también que en estas oraciones el español hace uso de SSDD con articulo definido (los bomberos) y no de SSNN escuetos como el inglés (firemen). Ésta diferencia entre el espafiol, y las lenguas romances en general, y el inglés ha sido analizada por varios autores (véase por ejemplo Laca (990), Longobardi (994». 13 Como ya hemos dicho en relación a (1) (véase la nota 11), la fórmula de 02a) es equivalente a la fórmula lógica "Ix [x es bombero" disponible(x)]' Esta lectura de (l2a) supone, además, el ligamiento del una variable temporal t por el operador universal que liga también la variable que introduce en SN indefinido, de modo que la interpretación no es episódica, sino que implica genericidad temporal. La variable temporal puede estar ligada por el operador universal independientemente de la variable del SN indefinido dando lugar a una tercera lectura, como veremos más adelante en relación a los ejemplos de (47).
246
b. Existencial [SFLEXh [FLEX' are [sv firemen available]]]
I
l'
3x x es bombero 1\ disponible (x) en t 'Hay bomberos disponibles en un momento concreto' Hay un aspecto de este análisis que nos interesa sefialar por la relevancia que va a tener en nuestra propuesta para la interpretación del sujeto implícito de las construcciones impersonales con SE/SI: en la configuración Op-variable de (12a) el N fireman aparece en corchetes como el restrictor de la variable; i.e. este N común define el rango de la variable, que es la extensión de la clase natural a la que se refiere (siguiendo a Longobardi, 1994). En la configuración existencial de (12b), sin embargo, no aparece fireman en la cláusula restrictiva, sino dentro del SV (abarque nuclear) y su interpretación se debe a la regla de cerrado existencial.
2.2. La interpretación de PRO en las construcciones con se Las estructuras de (13) representan una aplicación directa del análisis de Diesing (1992) a las construcciones con SE con PRO como sujeto. El elemento PRO en <ESPEC, CONCs> se interpretaría como un SN universal después de la partición del árbol en FL y como existencial en <ESPEC, SV> tras la operaci6n de cerrado existencial: (13)
SE] ...
[Vmax
[CONCs
SE] ...
PRO V ... ]] [Vmax }j V .... ]]
[Vmax
PRO V ... ]]
[SCONCs [CONCs l.
[SCONCs
PRO I
11. [SCONCs [CONCs
SE] ...
I
universal existencial
Este análisis encuentra, sin embargo, serios problemas, de los que nos interesa sefialar dos: (i) no se distingue entre distintos tipos de predicados y su relaci6n con la interpretación de estas construcciones y (ii) no se da cuenta de una diferencia fundamental entre los SSNN indefinidos y PRO que influye en la capacidad de este elemento para actuar como argumento del que se predica algo: PRO carece de contenido referencial propio (bajo la hipótesis de que el rasgo [+humano] que a menudo se ha atribuído a PRO no forma parte de su contenido 247
léxico, al igual que no forma pane del contenido de SE/SI (véase la nota 6)) 14. La falta de contenido referencial de PRO tiene dos consecuencias fundamentales: (i) PRO no puede ser restrictor de la variable (y por lo tanto no puede aparecer en cláusulas restrictivas bien formadas), lo que constituye un problema para la obtención de la lectura universal y (ji) PRO no puede aparecer en predicados bien formados después de la operación de cerrado existencial (en casos de predicados mínimos). En la sección que sigue mostramos cómo se pueden solucionar estos problemas y seguir manteniendo un análisis de PRO en las construcciones con SE análogo al de los SSNN indefinidos.
3.
INTERPRETACIÓN UNIVERSAL Y PREDICADOS MfNIMOS
Como apuntan Cinque (1988) para el italiano y De Miguel (1992) para el español, las oraciones con SE/SI con verbos inacusativos sólo permiten una lectura universal, como la de los ejemplos de (3c, d) para el italiano y (6) para el español, repetidos en (14) y (15), respectivamente: (14) a. QJuzndo SI esfiniti dalla fome (non si ragiona) 'Cuando SE está desfallecido de hambre (no se razona).' b. Mi domando se a Beirut SI sia nati senza assistanza medica anche oggi. 'Me pregunto si en Beirut SE ha nacido sin asistencia médica todavía hoy' (15)a. SE entra por aqul. b. SE llega tarde sólo cuando es inevitable. c. Siempre SE nace con poco pelo. 14 Según esta hipótesis. la interpretaci6n 'humana' que se atribuye a las oraciones con PRO podría deberse a razones puramente pragmáticas. como defendemos para las oraciones con SE (véase la nota 6). En los casos en los que hay un controlador impUcito (véase la nota 14), el rasgo [+humano] podría ser un rasgo del controlador o de FLEX según Chierchia (1984) y Williarns (1988) para quienes cuando el núcleo FLEX está controlado la oraci6n expresa una propiedad nominalizada que tiene como condici6n ser una propiedad humana. En cualquier caso, el análisis que vamos a proponer no es incompatible con la presencia de un rasgo humano como pane del contenido léxico de se o PRO (como postula, por ejemplo, Rivero (1999) para el si polaco), siempre y cuando se considere que se trata de un rasgo no referencial, que no dota a PRO (ni a se) de contenido léxico suficiente para actuar como restrictores del rango de una variable.
248
d. SE muere sin dignidad cuando SE ha vivido sin amor. e. SE es honrado o SE es un trepa. Un factor que no mencionan ninguno de estos dos autores es la presencia obligatoria de adjuntos o predicados secundarios (senza assistanza medica (14b), por aqul (1Sb), con poco pelo (1Sc), sin dignidad (1Sd» o el hecho de que las construcciones con SE/SI con verbos inacusativos a menudo aparecen dentro de oraciones condicionales o temporales (con interpretación condicional) «(14a), (ISd» o en oraciones coordinadas (1 Se). Sin esos elementos las estructuras presentan cierto grado de anomalía: (16) a. #SI esfiniti dalla fame 'SE está desfallecido de hambre.' b. #Mi domando se a Beirut SI sia nati anche oggi. 'Me pregunto si en Beirut SE ha nacido todavía hoy.' (17) a. b. c. d. e.
#SE entra #SE llega #SE nace #SE muere #SE es honrado/ # SE es un trepa
La razón de que las estructuras de (16)-(17) sean anómalas es, siguiendo a Kariski (1992), de índole semántica y no sintáctica. Desde el punto de vista sintáctico las construcciones de (17) cumplen los requisitos de buena formación; sin embargo estas construcciones no afirman nada acerca del mundo; es decir, no denotan proposiciones a las que se pueda asignar un valor de verdad, a no ser que aparezcan elementos como los de (14) y (1S) que, como veremos, juegan un papel fundamental en la interpretación universal del sujeto de estas estructuras 15 • 15 De hecho si las estructWaS de (16) y (17) se convienen en preguntas y por lo tanto no se les puede asignar un valor de verdad, son aceptables en el contexto apropiado. Por ejemplo ¿SE entra? es una pregunta válida en un contexto en el que el profesor está esperando a que los alumnos entren en clase y sale a la puerta para exhortarles a entrar. Asimismo, la oración de (17e) es v:l..lida cuando la conjunción o tiene un valor disyuntivo: lo que expresa esta oración es que el universo del discurso se divide en dos subgrupos de individuos: los honestos y los trepas. Las condiciones de verdad de esa oración son independientes de lo que expresan las dos oraciones coordinadas por separado y dependen de si es verdad o no que el universo del discurso se puede dividir de esa manera. Agradezco estas observaciones a Carlos Piera.
249
Hechos como el que acabamos de mencionar llevan a Kariski (1992) a rechazar un análisis cuantificacional de las construcciones con SE/SI como el que proponemos en este trabajo. Observa Kariski (1992) que las estructuras con SI en italiano (y polaco) como (ISa) se comportan como las oraciones con one 'uno' en inglés (l8b) en que no denotan propiedades o actividades que caracterizan a un humano típico o a la clase de humanos, al contrario de lo que ocurre en oraciones como las de (19) con sujetos explícitos del tipo el hombre (o los hombres) [ejemplos de Kariski (1992: 101, 102)]: (1S)a. # SI eferoci 'SE es feroz.' b. #One is ferocious 'Uno es feroz.' (19)a. L 'uomo e feroce. {El hombre es feroz.' b. A man is ferocious. un hombre es feroz 'El hombre es feroz.' En los ejemplos de (19), el adjetivo feroce o ferocious denota un conjunto y se predica de la clase de 'humanos'; las oraciones de (19) denotan proposiciones cuyas condiciones de verdad dependen de que el conjunto de humanos sea o no un subconjunto de aquellos individuos que se pueden caracterizar como feroces, como aparece expresado en (20) en términos de inclusión de conjuntos: (20)
{x: humano(x)}C {z: feroz(z)}
Las estructuras de (I8), por el contrario, no se pueden tomar como enunciados o afirmaciones sobre el mundo; no significan que un individuo en particular es feroz, ni que ciertos grupos de individuos son feroces, ni que todos los individuos pertenecientes a la clase de los humanos son feroces. Como afirma Kariski (1992), la denotación de sus sujetos (si es que se puede decir que denotan algo) no es un subconjunto válido del conjunto de individuos del que se predica el adjetivo. En construcciones con SE/SI como (1Sa), un predicado como feroci no parece predicarse de una entidad (o varia250
ble cuantificada) por lo que la estructura de constituyentes sintácticos SN-SV no tiene una estructura semántica equivalente que se pueda interpretar como Sujeto-Predicado. Según lo que hemos dicho la anomalía de estructuras como las de (18) es de origen semántico: SI eferoei y One is flrocious no nos dicen nada sobre el mundo, no son proposiciones a las que se pueda asignar un valor de verdad. Sin embargo, como afirma Karlski (1992), si se afíade a una estructura como (18b) un adjunto del tipo in very hot weather 'cuando hace calor" (literalmente 'en tiempo caluroso') una oración como One is flroeious in very hot weather expresa una relación entre la propiedad de 'ser feroz' y 'el tiempo caluroso' a la que sí se puede asignar un valor de verdad: una oración como (21b) es verdadera si la propiedad de ser feroz pertenece al conjunto de propiedades que se dan cuando hace calor. (21) a #One is ferocious #'Uno es feroz' b. One is ferocious in very hot weather 'Uno es feroz cuando hace calor.' El contraste entre (21 a) y (21 b) ilustra la distinción de Karlski (1992) entre "predicados mínimos" y "predicados no-mínimos". Los predicados mínimos son, en palabras de Karlski (1992: 104): "syntactically simple (nonderived) one place predicates"; es decir, predicados básicamente mono-argumentales como los verbos inacusativos y los inergativos, si es que estos últimos son realmente mono-argumentales (cf. §4.3). Añadiendo modificadores que expresan propiedades de segundo orden y que generalmente se consideran "opcionales" el predicado se convierte en no-mínimo. Con los predicados mínimos en construcciones impersonales, no hay argumento semántico del que se pueda predicar el predicado y por lo tanto la estructura es anómala por razones semánticas. Con los predicados no mínimos, la estructura semántica argumento-predicado se establece dentro del predicado sintáctico: la propiedad de segundo orden que expresa el modificador opcional se convierte en el verdadero predicado semántico dt= la construcción. Es decir, en una oración como (21b) la propiedad de ser feroz se analiza como el argumento del que se predica la propiedad de segundo orden que expresa el adjunto, como se muestra gráficamente en (22): 251
(22) i. Estructura sintdctica [SNOne] I [sv is ferocious [in very hot weather]]
I adjunto u. Estructura semántica [One is ferocious] I [in very hot weather]
I argumento s~jeto
I predicado
Lo mismo ocurre en las estructuras con SI: mientras que (23a) es anómala desde el punto de vista semántico, (23b) con una oración condicional es una proposición que afirma que la propiedad de estar muerto lleva consigo el no ver la luz (véase Kariski 1992: 105, 106):
(23)a. #SI e morti #'SE está muerto.' b. Una volta che SI e mom, non SI vede piu la luce. 'Una vez que SE está muerto, no SE ve más la luz.' Como el mismo Kariski (1992) reconoce, el significado de (23b) se puede expresar bien por medio de una semántica de inclusión de conjuntos (24a) o por cuantificación de variables, con la oración con SE como restrictor de la variable (24b) (Kanski 1992: 106): (24)a. {x: está muerto {xH e {y:no ve la luz... (y)} b. Vx [x está muerto] I no ve la luz (x) Katíski rechaza de forma explícita el análisis de (24b), a favor de un análisis como el de (24a), en parte porque un análisis de cuantificación de variables no ofrece una explicación para el contraste entre (23a) y (23b). El mismo autor sugiere, sin embargo, una posible manera en que el análisis cuantificacional podría explicar la obligatoriedad de adjuntos en las construcciones con SI basándose en la propuesta de Heim (1982) para los SSNN indefinidos: (23a) es anómala debido a la ausencia de un N que denote propiedades y que pueda ser el restrictor de la variable; es decir, no es posible formar con oraciones como la de (23a) estructuras tripartitas como las de (24b), en la que tenemos cuantificador universal, variable restringida por la oración condicional con SE, con el predicado 'muerto', y un abarque nuclear que corres252
ponde a la oración principal. Lo que esto significa para nuestro análisis es que el elemento PRO no puede actuar como restrictor de la variable en las construcciones con SI/SE (26), que es la función asignada a un N como niño en oraciones como (25) en su interpretación universal (no referencial) 16. Sólo los predicados (nombres comunes, adjetivos y verbos) pueden restringir el rango de una variable 1? (25)
Los nifios son traviesos 'f/x [x es nifio] I travieso (x)
(26)
#SE está muerto #'f/x [x es PRO] I muerto (x)
El análisis cuantificacional puede, según esto, dar cuenta de oraciones anómalas como (26). Central en este análisis es el hecho de que PRO no puede ser nunca restrictor de una variable. El mismo
16 El contraste en cuanto a sus propiedades referenciales entre los SSNN indefinidos y el sujeto de las construcciones con SE/SI (PRO) explicaría también por qué los SSNN indefinidos están sometidos a la 'condici6n de novedad' (Heim 1982) en oraciones condicionales (ia), al contrario que PRO (ib), como apunta Chierchia (1995): (i) a. "'Si un nifío¡ es alto, un nifío¡ es rubio b. Si PRO¡ SE es alto, PRO¡ SE es rubio Según nuestra propuesta la construcci6n de (ib) se interpretaría como (24b); las dos variables que introduce PRO están ligadas por el mismo operador, dando cuenta de la coreferencialidad. Para Chierchia (1995), el contraste entre oraciones como las de (ia) y (ib) se debe a que el sujeto de las construcciones impersonales (el elemento SI en italiano) es un elemento pronominal y, por lo tanto, está exento del Principio C de la teoría del Ligamiento. 17 Al no poder ser PRO restrictor de la variable, la estructura de (26) tendría que entenderse como (i), que supone la interpretaci6n de PRO como un tipo de variable sobre algún tipo de entidad que habría de ser definida semánticamente. (i) 'ti x, muerto (x) La f6rmula de (i) es una fórmula l6gica bien formada, que no supone restricci6n de variable y se interpretaría como 'Todo está muerto', que es claramente falsa. Agradezco esta observaci6n a Juan Carlos Moreno (c.p.). El análisis que presentamos está basado en el supuesto de que en las lenguas naturales, a diferencia de los sistemas formales, no se dan casos de cuantificaci6n universal no restringida, supuesto que se ha de entender como una afirmación empírica; esto es, falsable, como sugiere Carlos Piera (c.p.).
253
problema lo ilustran las oraciones de (27), con los llamados infinitivos pseudo-ecuativos (Hernanz 1994: 316)18: (27)a. Escribir es llorar b. Decir las verdades es perder las amistades Para Hernanz (1994), las oraciones de infinitivo de (27) son condicionales encubiertas, lo que da cuenta de sus propiedades temporales defectivas, la interpretación universal y la correferencialidad de PRO en las dos cláusulas de infinitivo. Aunque su análisis no es lo suficientemente explícito, esta autora sugiere que el elemento PRO en estructuras de infinitivos pseudo-ecuativos se debe analizar como un SN indefinido, de manera que una oración como (27a) se interpretaría como (28): (28)
'f/x [x escribe] I llora (x)
La interpretación universal, tanto en las estructura con SE/SI de (24a) como en (28), surge como resultado del ligamiento de las dos variables por el operador universal. La relación entre la interpretación universal y el aspecto genérico que observaban Cinque (1988) y De Miguel (1992) (véase la sección 1) es consecuencia del hecho de que estas construcciones no expresan propiedades de individuos sino una relación entre dos conjuntos de propiedades o actividades: el operador universal liga también la variable temporal y por ello las construcciones con SE/SI como (23b) y las de infinitivos pseudoecuativos de (27) expresan verdades atemporales. Esta es la única lectura posible con predicados mínimos (es decir, con verbos inacusativos) y de ahí la agramaticalidad de los ejemplos de (7). 18 Hay que distinguir las esoucturas de infinitivo de (27) de estructuras como las de (i), que a menudo se analizan como estructuras de PRO.,¡, :
(i)
a. Es difícil cantar bien la traviata. b. El juez ordena despejar la sala.
Hernanz (1994) argumenta, como han hecho otros autores, que las de (i) son estructuras con controladores implícitos, mientras que los infinitivos pseudo-ecuativos de (27) son difícilmente reducibles a un esquema de control. El controlador implícito es responsable de la interpretación universal de (ia) y la interpretación existencial de (ib).
254
Con predicados no mínimos son posibles otras interpretaciones de las que nos ocupamos a continuación, donde se muestra que el análisis cuantificacional tiene la ventaja de permitirnos dar cuenta asimismo de la variedad de lectwas (existencial y universal) del sujeto implícito de las construcciones con SE/SI, difícilmente obtenibles con una semántica de inclusión de conjuntos.
4. EL PAPEL DEL ARGUMENTO 'LOC' EN LA INTERPRETACIÓN SEMÁNTICA: LA DISTINCIÓN ENTRE PREDICADOS INDMDUALES y EPISÓDICOS
Junto a la interpretación universal de las estructuras de la sección anterior, las construcciones con SE permiten otras lecturas que, como mostramos a continuación, están relacionadas con la presencia de un argumento de tipo locativo (Loc), que ha de entenderse como el argumento eventivo o davidsoniano de los predicados episódicos. En las construcciones con SE con interpretación existencial el argumento Loc es el sujeto de la predicación. Existen también construcciones con SE cuyo sujeto implícito tiene interpretación universal y en las que el argumento Loc actúa como restrictor de la variable ligada por el operador universal. Nos ocupamos en primer lugar de la lectura existencial y de por qué esta lectura no es posible con predicados mínimos, para después recorrer los distintos significados de las construcciones con SE con predicados no mínimos. 4.1. El argumento Loe como sujeto de la predicación La interpretación existencial de un SN indefinido aparece a menudo ligada a la presencia de un elemento Loc como sujeto de la predicación. Esto se debe a que únicamente los SSNN 'fuertes (universales, partitivos... ) pueden ser sujetos de la predicación, mientras que los SSNN 'débiles' (existenciales) no son argumentos reales (véase, por ejemplo, Milsark, 1974 y De Hoop, 1992). La distinción entre SSNN fuertes y débiles está a su vez relacionada con la distinción entre predicados que denotan propiedades temporales (episódicos) y predicados que denotan propiedades permanentes (individuales), que, como ya hemos apuntado, se atribuye a Carlson (1977), y que desempefía un papel fundamental en trabajos más recientes como los de Kratzer (1989), Diesing (1990) y De Hoop
255
(1992). Los dos predicados difieren en su estructura argumental: los predicados epis6dicos tienen un argumento adicional de tipo espacio-temporal (Davidson, 1967; Kratzer, 1989) que se puede interpretar como sujeto de la predicaci6n y al que nosotros nos referimos como Loc(ativo). Los SSNN indefinidos con interpretaci6n débil (existencial), que no pueden ser argumentos de la predicaci6n, pueden aparecer en estructuras con predicados epis6dicos con Loc como sujeto, pero son incompatibles con predicados individuales, que carecen de un argumento adicional que pueda ser sujeto de la predicaci6n. De ahí que este tipo de predicados s610 pueden tener como sujetos SSNN indefinidos con lecturas fuertes. Este contraste entre los predicados epis6dicos e individuales se ilustra con las dos oraciones de (29): (29)a. Algunos lingüistas están en el pub. b. Algunos lingüistas son inteligentes. La oraci6n de (29a) con un predicado epis6dico tiene dos lecturas: (i) una lectura existencial débil en la que la oraci6n se interpreta como 'Hay algunos lingüistas en el pub' y (ii) una lectura partitiva fuerte 'Algunos de los lingüistas están en el pub'. La oraci6n de (29b), con un predicado individual, sin embargo, 5610 permite la lectura partitiva 'Algunos de los lingüistas son inteligentes' y no la existencia 'Hay algunos lingüistas inteligentes', tal y como observa Milsark (1974). La lectura existencial débil se da cuando hay cerrado existencial y el elemento Loc es el sujeto de la predicaci6n: denota el dominio de discurso del que se predica el resto de la cláusula l9 • (30)
Loc I algunos lingüistas en el pub
I argumento
I predicado
4.2. La ausencia de la interpretación existencial en las estructuras con SE con predicados mínimos En la secci6n 3 vimos que las estructuras con SE con predicados mínimos no pueden aparecer en construcciones de Op-variable con 19 La lectura partitiva fuene se obtiene por medio de una construcción Operador-variable, al igual que la lectura universal en (llii).
256
lecturas universales fuertes, porque PRO no puede ser el restrictor de la variable. La interpretaci6n existencial débil, sin embargo, no requiere estructuras del tipo Op-variable, de lo que se podría deducir que esta lectura debería ser posible, e incluso obligatoria, en las construcciones impersonales con predicados mínimos: con Loc como sujeto de la predicaci6n y la interpretaci6n existencial de la variable asociada a PRO tras la operaci6n de cerrado existencial. Esta predicci6n, sin embargo, no se cumple, como ya vimos en la secci6n 1. Las construcciones con SE con predicados mínimos no tienen interpretaci6n existencial y cuando esta interpretaci6n es la única posible, la estructura es an6mala desde el punto de vista semántico. También aquí es el elemento PRO el responsable de la anomalía, aunque por razones distintas a las que observábamos para la interpretaci6n universal. Los verbos ser y estar del español se asocian a predicados individuales y predicados epis6dicos, respectivamente, como muestran los ejemplos de (31): (31)a. Juan es/*está inteligente b. Juan *es/está cansado
individual episódico
Para los predicados individuales en las construcciones con SE esperamos el comportamiento típico de las construcciones con predicados mínimos con lectura universal: la estructura de (32ii) es an6mala porque la variable carece de restrictor; esta estructura no afirma nada sobre el mundo: no se le puede asignar a esta proposici6n un valor de verdad 20 :
(32)
Individual i. # PRO SE es inteligente ii. # "Ix [x es PRO] I inteligente (x)
La oraci6n de (33), sin embargo, es una proposici6n bien formada: establece una relaci6n entre las propiedades de 'ser inteligente' y 'actuar con precauci6n' que se traduce en una estructura similar a la de (24a), en la que el adjetivo inteligente es el restrictor semántico:
20
Lo dicho en la nota 16 en relaci6n a (26) se aplica también a (32ii).
257
(33)i. Cuando SE es inteligente, SE actúa con precaución ii. "'Ix [x es inteligente] I actúa con precaución (x) El componamiento de los predicados episódicos es paralelo al de los predicados individuales si se asocia una lectura universal fuene a PRO: (34) es anómala, mientras que (35) es una proposición bien formada que describe una relación entre dos propiedades o actividades:
(34) Episódico i. # PRO SE está cansado. #Vx [x es PRO] cansado (x)
11.
(35)i. Cuando SE está cansado, no SE tiene ganas de nada. ii. Vx [x está cansado] I no tiene ganas de nada (x) Siendo cansado un predicado epis6dico, esperaríamos encontrar junto a la lectura de (35) una lectura existencial en la que la construcción con SE se predicara de un argumento Loc. Sin embargo, esta interpretación, como la de (34), resulta anómala 21 : (36) i. # Loc I PRO SE está cansado ii. # Loc I 3x cansado (x)
21 En la ontología de Carlson (1977) hay otro tipo de predicados, que él denomina kind-ltv~l (predicados de tipo), que pueden aparecer en inglés con SSNN indefinidos, pero cuyo dominio de aplicación se limita a 'tipos de N':
(i)
Dogs are common, rare, widespread... Lit.: perros son comunes, raros, extendidos
Este tipo de predicados no pueden aparecer en las construcciones con SE/SI, como apunta Chierchia (1995), independientemente de si aparecen con predicados de segundo-orden o en oraciones condicionales:
(ii) a. #SE es común (en verano) b. #Si SE es común, SE está en todas partes La oración de (i) no se predica de 'todos los perros', ni de 'la mayoría de los perros', ni de 'algunos perros', sino que su única paráfrasis posible es 'este tipo de animales'. Mientras que 'perro' es un caso subordinado del N 'animal', el sujeto de la oración de (ii) no es un caso subordinado de un N: es decir, las estructuras de (ii) no se refieren a 'un tipo de humano', por ejemplo. Recuérdese que hemos considerado que PRO es un elemento carente de contenido léxico y por lo tanto no puede aparecer con predicados de tipo (véase Carlson (1977: cap. VI) en relación a los SSNN explícitos que no pueden aparecer con predicados de tipo).
258
Al igual que observaban Cinque (1988) y De Miguel (1992) para los verbos inacusativos, cuando se fuerza la lectura existencial (por ejemplo, con referencia temporal específica) la estructura es agramatical, o, en términos de nuestro análisis, anómala desde el punto de vista semántico (véanse también los ejemplos de (7) para el español): (37)
# Ayer PRO SE estuvo cansado todo el día
Un hecho relacionado con éste y que ha pasado desapercibido es que no es posible formar construcciones con SE con predicados existenciales como existir, aparecer, quedar, foltar. .. etc., que requieren por su significado léxico lecturas existenciales del sujeto, independientemente de que aparezcan predicados secundarios o se insenen en oraciones de tipo condicional: (38)a. b. c. d.
#SE existe en la tierra desde hace miles de afios #SE queda en la sala después de la película #SE falta cuando SE es más necesario #SE hay en la plaza
Las oraciones de (39), con SSNN indefinidos con lectura existencial, muestran cuál sería el significado que se atribuiría a (38) de ser posibles estas construcciones con SE. La interpretación de las oraciones de (39) como consecuencia de la operación de cerrado existencial y con Loc como sujeto de la predicación, como muestra (40) para (39a): (39)a. Existen hombres y mujeres en la tierra desde hace miles de años b. Queda gente en la sala después de la película. c. Faltan voluntarios cuando es más necesario. d. Hay personas en la plaza. (40)
Loc I [v existen]
LsN hombres y mujeres]
La imposibilidad de tener construcciones con SE con verbos existenciales arroja luz sobre los procesos que operan con predicados episódicos. Mientras que otros predicados de este tipo, como el adjetivo cansado, permiten lecturas fuertes (universal o panitiva) de sus
259
sujetos, los verbos existenciales s610 permiten lecturas débiles como en «4li) vs. (41ii»: los verbos existenciales tienen un argumento locativo como parte de su estructura argumental que ha de entenderse como sujeto de la predicaci6n (véase Levin & Rappaport 1995). En eso se distinguen los verbos existenciales, que se predican necesariamente de un argumento locativo como en (40), de otros predicados epis6dicos, para los que no es obligatoria esta representaci6n semántica, sino que se pueden predicar de un argumento nominal sujeto o de un argumento locativo.
(41)
Existen algunos hombres y mujeres en la tierra 1.
Fuerte (partitiva): # algunos x [x son hombres y mujeres] I existen en la tierra (x)
I
I
Op
restrictor
# ~gunos de los hombres y mujeres existen en la tierra' 11.
Débil (existencial): Loe I existen algunos hombres y mujeres en la tierra I
argumento
I predicado
La imposibilidad de las construcciones con SE con verbos existenciales está directamente relacionada con la ausencia de lectwas existenciales con predicados episódicos como cansado. Adoptamos de forma tentativa la generalizaci6n de (42), cuyo contenido habrá que formular de forma más explícita y exacta, pero que básicamente afirma que Loe se predica de un evento o situaci6n que incluye no s610 al verbo (o adjetivo) sino a un argumento de ese verbo (o adjetivo) (en concreto, al argumento tema) (lo que se ha llamado un complex state predicate): (42)
Loe puede (o debe) ser el sujeto de la predicaci6n s610 cuando se predica de un predicado no mínimo que contenga un predicado verbal (o adjetival) y un SN referencial [V + SN] (como en (40».
Si el predicado es mínimo, sin el SN, la estructura es an6mala. En lenguas que no permiten sujetos nulos, y en las que por lo tanto no hay interferencia del fen6meno 'pro-drop', esto se observa claramente
260
en relaci6n a los verbos existenciales. Bajo la hip6tesis de que en inglés el elemento there es la realizaci6n del argumento locativo en posici6n de sujeto, se requiere la presencia de un SN como parte del predicado para que se pueda interpretar la estructura (a la vez que por razones sintácticas de cotejo de rasgos, etc. (véase Chomsky, 1995): (43)a. b. c. d.
*There have existed _ on earth for thousands of years. *There remain in the room after the show *There are missing _ when it is most needed *There are _ in the square
Lo que implica la generalizaci6n de (42) para las estructuras con SE es que el elemento PRO, al contrario que los SSNN indefinidos de (39), no puede formar un complex state predicate con el verbo del que se pueda predicar Loc. De ahí la agramaticalidad de (34) con el predicado cansado (44a) y la agramaticalidad de (38) con verbos existenciales (44b)22: (44)a. # Loc I 3x cansado (x) b. # Loc I 3x existe (x) En resumen, hasta ahora nos hemos limitado a explicar por qué los verbos inacusativos permiten únicamente ciertas lecturas universales de sus sujetos, tanto si son predicados individuales como si son epis6dicos. Esto se debe a que el elemento PRO, por su naturaleza no puede ser sujeto de la predicaci6n en oraciones con interpretaci6n universal, ni puede formar predicados complejos con el verbo o adjetivo cuando el sujeto de la predicaci6n es Loc. La única interpretaci6n posible de una estructura con SE con un predicado inacusativo es como argumento de otro predicado; por ello estas construcciones requieren predicados adicionales de segundo orden, con lo cual lo que se expresa es una relaci6n entre propiedades o actividades que se interpreta como una verdad atemporal, con el sujeto implícito de la oraci6n con SE con interpretaci6n universal.
22 El demento SE, como PRO, tampoco puede actuar como argumento dd verbo por la misma razón por la que no puede ser sujeto de la predicación en otras estructuras con SE: carece de contenido léxico para definir d rango de una variable y para formar un compkx stat~ pndicate cuando Loc es d sujeto.
261
4.3. El papel de Loc en la interpretación de los predicados no-mínimos en las estructuras con SE Según lo dicho en la sección 1, las construcciones con SE con predicados inergativos y transitivos pueden tener lecturas tanto universales como existenciales, como en los ejemplos de (5) con el verbo inergativo trabajar, que repetimos a continuación (ejemplos de De Miguel (1992: 157»: (45)a. SE trabaja más cuando el paro amenaza. universal b. SE trabajó mucho para levantar el país después de la guerra . existencial El ejemplo de (45a) con interpretación universal es muy similar al de los predicados mínimos: se establece una relación entre dos propiedades o actividades: trabajar más y la amenaza del paro. Esta interpretación es la única posible para (45a) dado que PRO no puede actuar como elemento restrictor en una construcción Op-Variable y no existe ningún otro elemento en la oración que pueda llevar a cabo esa función (cf. la lectura genérica de (45b) y (48), que tiene un origen distinto; véase también la nota 25 en relación a trabajar). La interpretación existencial de (45b) es el resultado de la operación de cerrado existencial en una estructura en la que Loc es el sujeto de la predicación. Hemos visto que esta estructura no está permitida con verbos inacusativos por ser predicados mínimos (véase la generalización de (42», de lo que se puede deducir que los verbos inergativos no son predicados mínimos, en contra del análisis que, desde Perlmutter (1978), se ha dado para estos verbos, como predicados monádicos con argumento externo. Como ya hemos apuntado, en trabajos recientes (véase, por ejemplo, Hale y Keyser, 1993; Laka, 1993; Chomsky, 1995) los verbos inergativos se han analizado como predicados diádicos en el léxico con un argumento interno, además del externo, de modo que un verbo como trabajar es originalmente algo así como 'hacer trabajo' con la posterior incorporación del N trabajo al núcleo verbal 23 • De este modo, el predicado de
23 El c.arácrer diádico de los verbos inergativos se ve de forma explícita en lenguas como d euslrera: de tan 'trabajo' tenemos tan egin 'trabajar'; de amets 'sueñó amets egin 'soñar'; de keinu 'guiñó keinu egin 'guiñar, hacer un guiñó, ere. (véase LaIca, 1993).
262
Loc contiene un verbo (abstracto de tipo 'hacer') y un SN (un elemento pro en el análisis de Laka (1993), o un SN cuyo núcleo 'trabajo' se ha incorporado al V, según Hale y Keyser (1993», con lo que no se viola la generalización de (42) y se puede obtener la interpretación existencial: la oración de (45b) significa algo así como que en el dominio de discurso (Loc) hubo alguien que trabajó mucho (es decir, que 'hlzo mucho trabajo'). Una consecuencia importante de nuestra propuesta es que la interpretación existencial de estas estructuras no depende de la referencia temporal/aspectual del verbo, contrariamente a las propuestas defendidas por Cinque (1988) y De Miguel (1992) (véase la sección 1). Lo que es más importante, en las construcciones con SE la referencia temporal específica no implica necesariamente interpretación existencial. De hecho, la estructura de (45b) se podda interpretar con lectura universal si nos referimos a todo el mundo, en vez de algunas personas, en el dominio del discurso (véase la discusión que sigue a los ejemplos de (48) a continuación). Esta lectura universal es distinta de la de la oración de (45a) y la que hemos atribuído a los predicados mínimos en la sección 3 y que es el resultado de la relación entre dos conjuntos de propiedades o actividades. En esto las estructuras con SE difieren de las estructuras con SSNN indefinidos, que van asociadas a lecturas existenciales siempre que la referencia temporal sea específica como se muestra en (46): (46) i. Los bomberos estuvieron disponibles. ii. a. 'Hubo bomberos disponibles.' b. # 'Todos los bomberos estuvieron disponibles.' En cuanto a la asociación entre referencia temporal/aspectual genérica e interpretación universal, tampoco se da siempre. Según Diesing (1992), en las construcciones con SSNN indefinidos se puede dar la situación de que el cuantificador universal ligue simplemente la variable situacional, lo que permitiría la lectura existencial del SN en el abarque nuclear, como muestra la oración inglesa de (47), que significa algo como 'En todo momento hay bomberos disponibles': (47) i. Firemen are available ii. Vt [tes tiempo] 3x x es bombero
/1.
disponible (x) en t
263
La lectura de (47) se encuentra también en las construcciones con SE. Las oraciones de (48) nos van a servir para ilustrar la inadecuación en ciertos contextos (con predicados no mínimos) de la correspondencia que observan Cinque (1988) y De Miguel (1992) entre, por un lado, aspecto genérico e interpretación universal del sujeto y, por otro lado, aspecto específico e interpretación existencial del sujeto.
(48)a. En estas reuniones siempre SE habla de lo mismo. b. Ayer SE habló de política en la facultad
La estructura de (48a) tiene referencia aspecrualltemporal genérica y sin embargo junto a una interpretación universal del tipo 'en estas reuniones la gente siempre habla de lo mismo', también es posible una lectura en la que el sujeto tenga una interpretación existencial. Se trata de una interpretación paralela a la observada por Diesing (1990) para oraciones como (47), en la que el cuantificador universal, o en este caso el adverbio siempre, liga una variable siruacional y que tienen a Loe (del que puede ser la realización en estas reuniones) como sujeto y PRO en el predicado (es decir, en un dominio de cuantificación diferente cuando se aplica la operación de cerrado existencial): (49)
En estas reuniones siempre SE habla de lo mismo.
Existencial - genérico siempre t [t is tiempo] Loc [en estas reuniones] I 3x habla de lo mismo (x) 'Se da siempre el caso de que en estas reuniones hay personas que hablan de los mismo.' En cuanto a la oración de (48b), es posible tanto la lectura existencial, como la universal, como se muestra en las paráfrasis de (50i) y (50ii) respectivamente: (50)
Ayer SE hablo de política en la facultad 1.
Existencial- especifico 'Ayer hubo personas que hablaron de política en la facultad.' (hubo un coloquio, charla, etc.)
ii. Universal - especifico 'Ayer la genteltodo el mundo habló de política en la facultad.' 264
La interpretación existencial surge, como ya hemos descrito con Loe (del que el locativo en la facultad se puede considerar realización) como sujeto de la predicación y el elemento PRO en el predicado, donde este elemento (o la variable asociada a él) recibe interpretación existencial como resultado de la operación de cerrado. Así se muestra informalmente en (51):
(51)
Loe [en la facultad] I PRO SE habló de política Loe [en la facultad] I 3x habló de política (x)
En cuanto a la interpretación universal con referencia temporal/aspectual específica, es necesariamente distinta de la observada para los predicados mínimos y oraciones como (45a) que denotan una relación entre propiedades y son genéricas. La oración de (48b) en su interpretación universal no predica una propiedad o actividad típica de un lugar como la facultad, sino que la gente que estaba en la facultad hablaba de política y la misma interpretación se puede asignar a (48a), en la que se predica algo de la gente que asiste a ciertas reuniones 24 • La lectura universal del sujeto de oraciones 24 La misma interpretación se encontrada en oraciones como (i), en las que el locativo en /ta!iIl actuaria como restrictor de la variable y la misma interpretación se puede dar para (48a): (i) En Italia se come divinamente. Asimismo, la interpretación universal de (i) es parecida a la de p~opk en inglés o 'la gente' en español, en el sentido de que tolera excepciones. De hecho, como dice Krifka (1988), el número de excepciones puede ser mayor al de no excepciones, de modo que (48b) puede ser verdad incluso si el número de personas que habla de poUtica es menor al de personas que no hablan de política y (i) puede ser verdad incluso si el número de personas que comen divinamente en Italia es inferior al de personas que no comen tan bien. El ejemplo de Krifka (1988: 297) es ilustrativo; la oración de (ii) es un enunciado verdadero sobre las tortugas a pesar de que la mayoda de ellas mueren jóvenes: (ii) Aturde lives to be very old una tortuga vive ser muy vieja aprox. 'Las tortugas viven hasta ser muy viejas (= muchos años)'. En principio esperaríamos también que esta lectura fuera posible en (45a), junto a la lectura genérica resultante de la relación entre propiedades como la de predicados no mínimos. Es posible que la dificultad de una interpretación genérica para (45a) similar a la de (i) se debe a la ausencia de un locativo explicito. También es posible que la presencia de la oración con cuanJo escl forzando una lectura genérica basada en una relación de propiedades que no se da en ejemplos como los de (iü), cuya interpretación es paralela a la de (i): (üi) En España se trabaja mucho
265
como las de (48) es el resultado de la función del elemento locativo en la facultad como elemento restrictor 5 • Esta función es típica de los SSPP locativos con predicados episódicos. Así De Hoop (1992: 127) observa que la oración de (52) es ambigua en alemán dependiendo de si el locativo in dieser Stadt se interpreta como un restrictor de SN o como un argumento locativo: (52)
weil fast alle Fluchdinge in dieser Stadt umgekommen sind porque casi todos refugiados en esta ciudad fallecido han l. 'porque casi todos los refugiados de esta ciudad han fallecido'. u. 'porque casi todos los refugiados han fallecido en esta ciudad'.
De forma paralela los ejemplos que nos ocupan son ambiguos dependiendo de cómo se interprete el elemento locativo como argumento sujeto o como restrictor: en (51) se predica algo de un elemento locativo que denota el dominio de discurso (lectura existencial). Cuando el locativo actúa como restrictor, se predica algo de todos los individuos de un cieno dominio de discurso (lectura genérica)26.
25 A nuestro juicio, también sería posible para (48a) una interpretaci6n genérica similar a la que hemos propuesto para los predicados mínimos; es decir, 'hablar siempre de lo mismo es una propiedad de estas reuniones.' 26 La representaci6n 16gica de esta interpretaci6n supondría a nuestro juicio que d demento locativo restringiera d rango de PRO, si es que PRO se puede considerar a su vez como un tipo de variable (véase la nota 16). La complejidad de dicha representaci6n nos lleva a omitirla en este trabajo. N6tese también que los dementos locativos no son los únicos SSPP que pueden actuar como restrictores en construcciones con operadores universales. Según Diesing (1992) con ciertos predicados dd inglés como sick 'enfermo' y drunk 'borracho', la adici6n de material descriptivo en d SN sujeto fuerza la formaci6n de cláusulas restrictivas y d ligamiento por un operador universal como en los ejemplos de (i) para sick [Diesing, 1992: 48-91 (i) a. Children are sick. nifios están enfermos 'Los nifios están enfermos.' b. Children wim red rashes are sick nifios con rojo sarpullidos están enfermos '(Todos) los nifios con sarpullidos rojos están enfermos.' Otros predicados epis6dicos como avai/ab/e 'disponible', según Diesing (1992), no parecen permitir este tipo de restricto res con operadores universales y por lo tanto no permiten una lectura genérica dd sujeto dd tipo que hemos descrito para las oraciones con SE de (48b).
266
En ningún caso el sujeto de una construcción impersonal, PRO en nuestro caso, o SI/SE en otros análisis, puede actuar como restrictor de la variable, de modo que las oraciones con SI/SE no se pueden interpretar como oraciones que atribuyen una propiedad genérica al tipo 'humano', como bien afirma Chierchia (1995). Las oraciones con SI/SE han de estar forzosamente contextualizadas 27 •
5. CoNCLUSIONES La interpretación del elemento PRO en las construcciones con SE depende de si la construcción con SE se interpreta como parte del predicado o del sujeto de la predicación. Este último caso se da obligatoriamente con predicado mínimos y se debe a que PRO no puede ser el elemento del que se predica algo. Hemos visto que una
27
Hemos omitido ejemplos con verbos transitivos como los de (i):
(i)
a. SE venden cuadros. b. SE ha producido un accidente.
La interpretaci6n más inmediata de (i) es una interpretaci6n existencial de la variable introducida por PRO. si bien no descartamos para (iia) un lectura universal con Loc como restrictor en el sentido de la nota 25. En cuanto a (ib) este es un enunciado sobre el SN un acciámtt por lo que parece obligado que PRO aparezca en el predicado con una interpretaci6n existencial. N6tese que aunque (42) perrnite la lectura existencial cuando Loc es el sujeto y hay un SN referencial en el predicado. ésto no quiere decir que Loc se haya de entender necesariamente como el sujeto de la predicaci6n en estas oraciones con verbos transitivos en las que Loc puede actuar también como restrictor de la variable. En cuanto a (iii) que es una oraci6n con un predicado de los llamados individual-lc:vel. no permite la lectura existencial. al no contener un argumento Loc que pueda ser sujeto de la predicación:
(iii)
SE admira a las personas inteligentes.
La oraciÓn de (iii) contiene un verbo que expresa un estado que algunos autores han denominado 'agentivos' en cuanto que se puede atribuir al sujeto cierta volici6n. A nuestro juicio la interpretaci6n universal de (iii) implica un elemento locativo como restrictor de la variable (aquí. en esta sociedad. etc.) N6tese también que el objeto de (iii) tiene una interpretaci6n universal. Es posible que el operador universal que liga la variable que introduce este SO ligue también la variable del sujeto. El ejemplo de (iii) se debe a Cristina Sánchez. Estos datos y otros muchos que se pueden encontrar con verbos transitivos necesitan un análisis mucho más detallado del que ofrecemos aquí.
267
construcci6n como SE muere no afirma nada sobre el mundo a menos que se añada un predicado secundario del que se pueda predicar la construcci6n con SE de manera que la propiedad o actividad que expresa la oraci6n impersonal se interprete como parte del conjunto de propiedades o actividades que denota el predicado secundario. ÉSta es la razón por la que las construcciones con SE tienen aspecto genérico y la variable introducida por PRO recibe una interpretaci6n universal. La interpretaci6n existencial de PRO surge cuando la construcci6n con SE se predica de un argumento locativo Loc, que es parte de la estructura argumental de los predicados epis6dicos y se da con predicados no mínimos. En estas construcciones se predica algo del dominio de discurso. Cuando el demento Loc actúa como restrictor en construcciones con operadores universales, el sujeto tiene interpretaci6n universal y se predica algo de los individuos pertenecientes al dominio del discurso. Un análisis de PRO análogo al que se ha proporcionado para los SSNN indefinidos, como elemento responsable de la interpretaci6n 'arbitraria' de estas oraciones, nos permite dar cuenta de las restricciones que observan Cinque (1988) y De Miguel (1992) en relaci6n a los predicados inacusativos dentro de una teoría general de la cuantificaci6n. Asímismo, quedan explicados unos hechos que han pasado desapercibidos o que no han recibido una explicaci6n satisfactoria, como es la necesidad de contar con predicados secundarios en ciertas construcciones con SE, la ausencia de lecturas existenciales para los inacusativos y la independencia de las lecturas universal y existencial del sujeto con respecto a la referencia temporal/aspectual de la oraci6n. Otras ventajas de nuestra propuesta, en las que no nos hemos detenido aquí por cuestiones de espacio, tienen que ver con las similitudes entre las construcciones con SE y las construcciones con PRO, tanto en su interpretaci6n arbitraria como en su interpretaci6n reflexiva o de control, interpretaci6n esta última a la que nos referimos en otros trabajos (véase Mendikoetxea 1997, en preparaci6n).
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271
TERCERA PARTE. CONSTRUCCIONES
PASIVAS Y MEDIAS
V. LA CONSTRUCCIÓN MEDIA CON SE* Maria Marta García Negroni Universültul de Buenos Aires
INTRODUCCIÓN
En este trabajo me propongo señalar y analizar algunos aspectos característicos de la construcción FN¡ se V (+Adv. de modo) con interpretación de tipo «propiedad» y que ilustro en (la-f): (1) a. b. c. d. e. f.
Este libro se lee fácilmente. Estos suéteres se lavan rápido. El tango se baila pero el jazz no. Las sillas de mi casa se pliegan. El champagne se bebe frío. Los platos se guardan en el armario de la derecha.
Tal como puede observarse, esta construcción tiene siempre un verbo transitivo en voz activa; este, siempre precedido por el clítico se, concuerda en número con su sujeto formal -una frase nominal (FN 1) [- animada] que puede ser de tipo [+específico] (cf. (1a,b,d, f) o [+genérico] (cf. (1c,e»-. Por otra parte, la FN 1 no puede ser identificada con el agente de la acción denotada por el verbo ya que de hecho corresponde a su objeto seleccional o profundo. Finalmen* Publicado en Fi/o/ogia, 29, 1-2, 1996, págs. 55-81. Reproducido con autorización de la autora.
275
te, la construcción en cuestión, compatible con la presencia de un adverbio de modo como fiicilmente (cf. (la,b)), puede tomar dos valores, a saber un valor genérico atemporal (cf. (la,b,c,d» o un valor habitual normativo (cf. (le,f). En términos generales puede afirmarse que esta construcción no ha sido analizada por las distintas gramáticas del espafiol (cf. Bello 1847, Gili Gaya 1961, RAE 1973, entre otras), pero una estructura similar en francés ha sido objeto de un tratamiento relativamente imponante en estudios sobre las formas pronominales de esa lengua. N. Ruwet (1972) y A. Zribi-Hertz (1982) se refieren a ella como Construcción Media y como Se Medio l respectivamente. Después de reseñar muy brevemente las posibilidades de construcción con el clftico reflexivo en espafiol, intentaré demostrar que el Se Medio -enunciados del tipo (1a-f)- tiene propiedades que le son específicas: a) a diferencia de los otros se, este puede ser clasificado entre los procedimientos que permiten definir una propiedad a partir de un proceso; b) es el único que está sometido a restricciones aspectuales; y c) los valores genéricos o normativos que puede tomar parecen estar correlacionados con el tipo especial de agente elíptico que la interpretación de esta construcción obliga a reconstruir. 1. Los ((SE»
DEL ESPAÑOL
Los enunciados que figuran bajo (1) ilustran una de las posibilidades de construcción con el clftico se en español: el verbo, de tipo transitiv02 y en voz activa, concuerda con su sujeto formal no agentivo (i.e. 3a persona del singular o del plural). Estas características sintácticas permiten clasificar esta construcción entre las que A. Bello (1847) llama Cuasi-reflejas de 3a persona. Estas se distinguen claramente, por una parte, de las Reflexivas (cf. (2-3'» y de las Recíprocas (cf. (4-5'» en las que el pronombre reflexivo, co-referencial con el sujeto, funcio) Zribi-Henz (1987) la llama también construcci6n de Se Pasivo. La misma autora (1982) distingue dos tipos de interpretaciones para el Se Medio del francés: atemporal o genérica (propiedad) y temporal (proceso). Por mi parte, intentaré demostrar que el Se Medio del español desencadena exclusivamente una interpretaci6n de tipo propiedad. 2 S610 los verbos transitivos entran en esta construcci6n de Se Medio ya que el sujeto formal [de ahora en más FN), para distinguirlo del sujeto profundo o agente, FNo] corresponde al objeto seleccional o profundo del verbo.
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na desde un punto de vista sintáctico como complemento acusativo (cf. (2, 3,4,5» o como complemento dativo (cf. (2',3',4',5'». (2) Yo me lavo. (2') Yo me lavo las manos. (3) Juan se lava. (3') Juan se lava las manos. (4) María y yo nos saludamos. (4') María y yo nos dimos la mano. (5) Juan y María se saludaron. (5') Juan y María se dieron la mano.
y por otra parte, de las Cuasi-reflejas de toda persona. Bello hace entrar en esta última categoría: a) los verbos transitivos o activos que pueden tomar un acusativo oblicu03 en empleo reflexivo: alegrar{se}, enfadar(se}, irritar{se} (Bello 1847: §§759-760); b) los verbos esencialmente pronominales, i.e. los verbos que s610 admiten acusativos reflejos: jactarse, atreverse, quejarse (Bello
1847: §761); c) los verbos intransitivos que pueden emplearse también reflexivamente: reir{se}, quedar{se}, morir(se} (Bello 1847: §763). Por su parte, la categoría de las construcciones cuasi-reflejas de 3a persona tampoco es homogénea. En efecto, según Bello es necesario distinguir: a) las que pueden ser clasificadas entre las ((proposiciones regulares» (de sujeto-predicado). La concordancia del verbo, siempre transitivo -en 3 a persona del singular o del plural- está determinada por la FN¡ (el objeto seleccional del verbo) que asume el rol de sujeto formal. Estas construcciones cuasi-reflejas de 3 a persona del singular 3 Según Bello (1847), «un verbo activo o transitivo es el que, en su uso ordinario, admite acusativos oblicuos» (§771) y un «complemento acusativo es oblicuo cuando el sujeto dd verbo no se identifica con el término del complemento (§752). 4 En su Esbozo tk UnA nueva gramdtica tk la lengua española, la RAE (1973) llama esta construcción, pasiva refleja: «Con el sujeto en 3 a persona del singular o del plural, se emplea con frecuencia creciente en nuestra lengua, la pasiva refleja con se y el verbo en voz activa: La paz .fw firmada por los embajadores equivale a Se fi,.",¿ la paz por los embajadores. [...] si desaparece el interés por el agente, diremos Se fi""'¿ la paz [•..]. En este último caso, nos hallamos en los límites que separan las oraciones de pasiva refleja de las impersonales [...]» (RAE, 1973: §3.5.3.).
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o plural tienen, a pesar de la presencia de un verbo siempre en voz activa, un «sentido pasivo))4 ya que (cintervienen en el significado del verbo y lo hacen meramente pasivo)) (Bello, 1847: §767): (6) Se admira la elocuencia. equivale a: (6') La elocuencia es admirada. (7) Se apetecen las distinciones. equivale a: (7') Las distinciones son apetecidas. (ejemplos de A. Bello). b) Las que pueden ser clasificadas entre las ((proposiciones irregulares)), i.e. proposiciones impersonales donde (IDO se entiende ni subentiende sujeto)) (Bello, 1847: §772). El verbo, que puede ser transitivo o intransitivo, está siempre en 3 a persona del singular. La presencia de una FN 1 no es obligatoria (cf. (8», pero cuando la hay (cf. (9) y (lO», ella funciona como objeto directo del verbo, el que aparece precedido obligatoriamente por la preposición a si se trata de un complemento de persona (cf. (9». Finalmente, yal igual que en las precedentes, estas construcciones irregulares cuasi-reflejas ((son reflejas en la forma, pasivas en su significado)) (Bello, 1847: §787): (8) Se escribe y compone en la actualidad bajo el yugo de un culteranismo de pésimo gusto, que ni siquiera es ingenioso y erudito como el de GÓngora. (9) Se admira a los grandes hombres. (ejemplos de A. Bello)5 5 En su clasificaci6n de las Oraciones Impersonales con el clítico se, el Esbozo de una nueva gramática de la lengua espafiola de la RAE incorpora también estos
dos tipos de ejemplos. En cuanto a los enunciados de la forma del ejemplo (9), afirma: «[ .•. ] la frase ambigua Se obsequian las sefioras se convierte en Se obsequia a las señoras [...]. Pero entonces, inmovilizado el verbo en singular y acompafiando las señoras con la preposici6n a, las construcciones de este tipo quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se) y un complemento directo de persona con la preposici6n a (a las señoras). (RAE, 1973: §3.5.6.b.). Por otra parte, y a diferencia de Bello, la RAE hace entrar también en su clasificaci6n, las construcciones del tipo del ejemplo (lO) ya que «generalizada ya esta construcci6n con complemento de persona, tiende a propagarse con complemento de cosa, claro está que sin preposici6n en este caso» (RAE, 1973: §3.5.6.c.). Por su parte, el Curso superior de sintaxis española de Gili Gaya presenta una clasificaci6n de las Frases Impersonales con se totalmente análoga a la de la RAE.
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(10) Se vende botellas. (ejemplo de la RAE)
Según esta clasificación, la construcción ejemplificada en (1) debería ser incluida en el grupo de las cuasi-reflejas de 3 a persona que pertenecen a las ((proposiciones regulares» con un sentido pasivo. Es cierto, en efecto, que comparte con esta sub-clase habitualmente conocida bajo el nombre de ((pasiva con se») o «pasiva refleja», ciertas propiedades sintácticas: en ambos casos el sujeto formal -la FN 1 - siempre explícito corresponde al objeto profundo del verbo; este es por lo tanto transitivo y está en voz activa; ninguna de las dos construcciones admite, en español moderno, el complemento agente; por último, cuando se pronominaliza la FN 1 , esta funciona como pronombre objeto del verbo. No obstante, otras propiedades específicas la separan de este grupo. El Se Pasivo [de ahora en más SP] yel Se Impersonal [de ahora en más SI] aparecen también en la clasificación de usos del se de J.A. de Molina Redondo (1974). Este autor los distingue de otro se que él llama Medio y que define de la siguiente manera: «el sujeto -agente o no- es al mismo tiempo el objeto de la acción indicada por el verbo» (Molina Redondo, 1974: 29). El autor incluye en este grupo las construcciones reflexivas propiamente dichas (incluidas las recíprocas) donde el sujeto es siempre el agente de la acción denotada por el verbo, así como también los enunciados de la forma FNJ [-animada} + se + l-érbo [transitivo} (+complemento preposicional): (l1) Las heridas se curan con el sol. (12) El café se ha enfriado ya. (13)El negocio se mejorará con la ampliación. (ejemplos deJA. de Molina Redondo)
en los que, tal como ocurre en las construcciones SP, el sujeto formal (FN 1 = «objeto de la acción indicada por el verbo») no es nunca agentivo. Molina Redondo señala que la diferencia entre estos dos se reside en el tipo de agente que la interpretación de cada una de estas estructuras obliga a reconstruir. Sugiere entonces que, para Sp, el 279
agente (FNo ), necesariamente implícito,6 es siempre [+humano], mientras que para las construcciones que él llama de Se Medio (cf. (11-13», el agente es siempre [-humano] y puede estar explícito o no: (14)La gripe se cura con pastillas [agente explícito]. (1 5) La gripe se cura muy lentamente [agente implícito]. (ejemplos de J.A. de Molina Redondo) Si no está explícito -indica siempre el mismo autor- a veces puede resultar difícil determinar si se trata de un agente [+humano] o [-humano] y, en consecuencia, la construcción se torna ambigua. Así, para Molina Redondo, los enunciados: (16) Las puertas se abren a las 9 en punto. (17) Los comercios se cierran a las 8. (18) La discusión se acabó en aquel momento. (ejemplos de J.A. de Molina Redondo)
pueden ser interpretados, según el contexto, ya sea como pasivos, con un agente sobrentendido [+humano]: (16')
(17') (18')
Abren las puertas'a las 9 en punto [Impersonal de 3a pers. plural]. (+Alguien, +EI portero, +EI Banco) las abre a las 9 en punto. Los comerciantes cierran sus comercios a las 8. Los contendientes acabaron la discusión en aquel momento.
6 En espafiol moderno, la construcción con Se Pasivo o pasiva refleja es incompatible con un sujeto agente: este jamás aparece especificado. La forma perifrástica con 1" + V-ado/ido, en cambio, puede estar seguida por este tipo de complemento. A diferencia de la Pasiva Refleja que es, de lejos, la construcción preferida y la más utilizada, la forma perifrástica está sometida a cienas restricciones de empleo. En efecto, y tal como lo indica la RAE, algunas veces es inaceptable: «en presente e imperfecto cuando queremos expresar acción momentánea de un verbo desinente. No se dice *La puerta es abierta por el portero, ni *La hoja era vuelta con impacimcía por el lector» {RAE, 1973: §L12.9).
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ya sea como medios?: (16") Las puertas se abren (+solas, +automáticamente) a las 9 en punto. (17") Los comercios se cierran (+automáticamente a las 8, +con la llegada de la noche). (18") La discusi6n se acab6 (+con la llegada de Juan, +sola con el correr del tiempo). Si en cambio, la construcci6n contiene un complemento preposicional de la forma con + grupo nominal el agente es, según Molina Redondo, explícito ya que «en la estructura activa asociada [el grupo nominal del complemento preposicional] aparece como sujeto)) (Molina Redondo, 1974: 31): (11 ') (13') (14')
El sol cura las heridas. La ampliaci6n mejorará el negocio. Estas pastillas curan la gripe.
Ahora bien, si bien es cierto que los sujetos formales, i.e. las FN 1
las heridas, el negocio, la gripe, reciben siempre, en este tipo de construcci6n, una interpretaci6n no agentiva, es evidente también que con el sol (11), con la ampliación (13), con estas pastillas (14) no pueden ser considerados como agentes -aun cuando el grupo nominal de esos complementos funcione como sujeto en la estructura transitiva asociada- puesto que, de hecho, se trata de complementos preposicionales semánticamente causativos. Tal como señala A. ZribiHertz (1987) en relaci6n con la construcci6n reflexiva ergartiva del francés, «el sintagma nominal que figura bajo la rección de estas pre7 Para Molina Redondo, la interpretación que él llama Media pone en juego una FNoelíptica [-humana]. Sin embargo, en la medida en que el verbo denota un proceso que es compatible con la ausencia de un agente (cf. (16")-(18"», esta construcción pronominal puede ser interpretada como de Se Ergativo (cf. infra). Nótese asimismo que una interpretación como Se Medio (en el sentido que doy a este término en este trabajo) es también posible con los verbos de los enunciados (16) y (17) (cf. Esta puma se abre/se ciemzfdcilmmte) así como con el de (15) (cE. La gripe se cura). En efecto, la construcción FNl se Verbo (adverbio de modo) presente en esos enunciados no alude a un proceso cuya sede sería la FN 1 sino que permite describir una propiedad inherente a ella. Para esta interpretación de propiedad, ver §2.
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posiciones en la estructura ergativa puede, en la construcción transitiva asociada, asumir el rol de sujeto temáticamente causativo» (Zribi-Hertz 1987: 34): (l9)a. La ventana se cerró (+con el viento, +a causa del viento). b. El ciento cerró la ventana. Desde una perspectiva semejante, N. Ruwet (1972) afirma que en esta construcción que él llama «Neutra», no hay ningún agente: su presencia no es percibida y el acontecimiento es presentado como si hubiese ocurrido espontáneamente. Prueba de ello es la posibilidad de: (20)No, yo no cerré la ventana. Se cerró (+sola, +con el viento, +a causa del viento). (21)Se me cerró la ventana. donde se niega, precisamente, la intervención voluntaria de un agente (cf. (20» o se expresa que la persona implicada por la presencia del pronombre dativo (cf. (21) ha sufrido, a pesar de ella, el acontecimiento en cuestión. Esta compatibilidad con una interpretación no agentiva del argumento del verbo 8 es uno de los rasgos distintivos de esta construcción que llamaré, siguiendo a Zribi-Hertz,9 construcción de Se Ergativo [de ahora en más, SE]. Recordemos aquí que los otros empleos de se (Le. SP y SI) presuponen la existencia de un agente [+humano] que sin embargo permanece implícito 10 , siendo esta
Esta es una propiedad de los verbos ergativos. Según esta autora (1987), la Construcci6n Refleja Ergativa del francés es solidaria no solo con una forma transitiva con sujeto causativo (a diferencia del Se Pasivo o Medio que están asociados a una construcci6n transitiva con sujeto agentivo) sino también con una forma morfo16gicamente relacionada con el verbo, que denota el estado final (EF), resultado del proceso «traslativo» que describe un cambio de estado sufrido involuntariamente por el referente del argumento. 10 Este es el caso en especial de SP donde el agente jamás aparece especificado. Para SI, los criterios divergen. Algunos autores, entre ellos la RAE, N. Alcalá Zamora y Torres (comentador de la gramática de Bello) y Gili Gaya, analizan este se como un pronombre sujeto [+humano, +indefinido] por lo que el agente no estaría implicito. Otros, entre los que se cuenta E. Alarcos Uorach (1968), afirman que el se no es ni sujeto ni agente ya que marca la indeterminación léxica del sujeto de los verbos que acompafia transformándolos así en impersonales como llueve o Graniza. Finalmente otros, como Molina Redondo, consideran que el se impersonal es un indicador de impersonalidad que sugiere la existencia de un agente humano subyacente. 8
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también una de las propiedades del Se Medio objeto de este trabajo. Pero antes de abordar el estudio en detalle de esta construcción quisiera hacer algunas observaciones respecto de ciertos aspectos de superficie característicos de las cuatro construcciones con el clítico reflexivo de tercera persona. Dichas observaciones conciernen a) el orden sintáctico; b) la pronominalización de la frase nominal sujeto; y c) la posibilidad de inserción de un pronombre dativo. Si la construcción con Se Medio [de ahora en más SM] ilustrada en (la-f) comparte ciertas propiedades con SP y SI, entre las que figura la reconstrucción de un agente elíptico [+humano] (ver también §2.3.), el orden sintáctico característico (i.e. no marcado) de SM se revela bastante diferente. En efecto, la FN 1 de SM aparece normalmente en posición frontal. El orden no marcado es pues FN] + se + verbo (+adverbio de modo): (22)Este auto se estaciona fácilmente. (23) Hache se escribe con hache.
La FN 1 de Sp, en cambio, ocupa normalmente (i.e. cuando no está focalizada) la posición final: Se + verbo + FN]J posición que sugiere, según E. Garda (1975) ((un rol no activo para el grupo nominal» (Garda, 1975: 22): (24) Se firmaron ayer los nuevos acuerdos diplomáticos. (25) Se anunciarán próximamente los requisitos de admisión. Esta diferencia de orden no es desdefíable, sobre todo cuando se trata de ciertos enunciados en presente (ver también §2.1.) que pueden admitir tanto una interpretación media como una interpretación pasiva. Así, si (26) es interpretado como SM (el proceso evocado es presentado como una propiedad inherente a la FN 1), un enunciado similar pero en otro orden (cf. (27» recibe una interpretación pasiva (la FN 1 debe ser vista como la sede del proceso evocado): (26) Estas raíces se comen [=estas raíces son comestibles] (27) En este país se comen esas raíces [=la gente de ese país come esas raíces] Por otra parte, SM se distingue también de SI. En efecto, el orden de esta construcción -la única con el clítico se que no tiene 283
un sujeto formal- es Se + verbo[3 a pen. sing.} (cf. (28) o, si contiene una FN) objeto, Se + verbo[3 a pen. sing.] +a FNIf+animada} (cf. (29» I Se + verbo[3 a pen. sing.) + FNIf-animada} (cf. (30»: (28)Según se supo, el presidente recibirá al Embajador de Jap6n. (29) Se juzga hoya los prisioneros. (30)Se busca departamento de dos ambientes con vistas al mar. En cambio, tal como puede constatarse en los ejemplos (11)(15) ya citados, así como en los que siguen (cf. (31)-(32», el orden sintáctico característico de SE es muy similar al de SM: FN] + se +
verbo (+complemento preposicional): (31) El vaso que buscas se rompi6 anoche. (32)La rama se quebr6 con el viento. Pero si en relaci6n con el orden, SM no se distingue de SE, debe destacarse que el comportamiento de este último respecto de la pronominalizaci6n de la FN) es totalmente diferente al de SM así como al de SP y ello a pesar de que, en los tres casos, la FN) funciona como sujeto formal. En efecto, la FN) solo puede ser elidida en las construcciones SE (cf. (33) y (34». En este sentido, la FN) de SE se comporta igual que cualquier otra FN sujeto en espafiol. Recordemos aquí que en nuestra lengua, al igual que en todas aquellas con pronombres sujeto fuertes, es posible no explicitar el sujeto si su referente puede ser recuperado del contexto o de la situaci6n de enunciaci6n ya que la flexi6n verbal indica la persona y el número. (33)-¿D6nde está el vaso? -Se rompi6 anoche. (Con elisi6n del sujeto] (34)-¿Qué le pas6 a la rama del árbol? -Se quebr6. [Con elisi6n del sujeto] Este no es por cierto el caso para SM y SP, las dos construcciones con el clítico se donde la FN) está explícita pero cuya interpretaci6n presupone siempre la presencia de un agente [+humano]. En efecto, a diferencia de la FN) de SE, y aunque también sujeto formal de la construcci6n, la FN) de SM y de SP no puede ser elidida pero sí puede ser pronominalizada como pronombre objeto (/o(s), Ia(s)) del 284
verbo inmovilizado entonces en la 3a persona del singular. Así, para los ejemplos (22')-(27'): (22') (23') (24') (25') (26') (27')
Se lo estaciona fácilmente. Se la escribe con hache. Se los firmó ayer. Se los anunciará próximamente. Se las come. En este país, se las come.
La posibilidad de pronominalización de la FN 1 como objeto del
verbo permite acercar estas dos construcciones a SI donde el verbo aparece siempre en 3a persona del singular y donde la FN!, si la hay, funciona como objeto directo. Su pronominalización sigue pues las reglas generales del español para la pronominalización de los complementos acusativos (i.e. remplazo por Io(s), la(s}}: (29') (30')
Se los juzga hoy. Se lo busca.
Sefialemos por último que si pronominalizáramos de este modo la FN 1 de los ejemplos SE (33) y (34), la estructura resultante ya no sería interpretada como SE, sino como SI y por lo tanto, como una construcción agentiva, en la que el pronombre se desempeña el rol de un pronombre sujeto indeterminado o de un indicador de indeterminación del agente: (33') (34')
Se lo rompió anoche. Se la quebró.
Estas diferencias de comportamiento sintáctico (posibilidad de elisión para la FN I de SE y pronominalización como objeto directo para la FN I de SM, de SP y de SI) permiten establecer un acercamiento formal entre las tres construcciones con interpretación agentiva: SP, SM y SI. Pero otra reagrupación es también posible. Esta vez, la línea divisoria pasará entre los se procesivos del español (i.e. los se que describen un proceso) y SM (i.e. el se que permite describir una propiedad de la FN I ). En efecto, Sp, SI y SE admiten la inserción de un pronombre dativo. Compárese: 285
(35) [SE] El vaso se rompió. (36) [SP] Se les anunció hoy la noticia de la llegada de Juan. (37) [SI] Según se me dijo, hay que devolver el libro antes de fin de mes. con (38) [SM] *Ellibro se le lee de corrido. (39) [S M] *Esta casa se me vende rápido. (40) [SM] *EI suéter se le lava a mano. Tal como puede constatarse en estos últimos ejemplos, la inserción de un pronombre dativo es imposible!! con SM y ello porque el proceso evocado en esta construcción no es presentado como tal sino como una propiedad atemporal e inherente a la FN!. En efecto, a diferencia de los otros se, SM es el único que desencadena exclusivamente una interpretación de tipo propiedad. En consecuencia podemos afirmar que la construcción SM, aunque con ciertas características en común con SE (i.e. el orden sintáctico), así como con SP y con SI «i.e. la presuposición de un agente elíptico [+humano] y la posibilidad de pronominalización de la FN¡ como pronombre objeto del verbo inmovilizado en la 3 a persona del singular), tiene propiedades que le son totalmente específicas y que permiten clasificarla entre los procedimientos lingüísticos que definen propiedades a partir de procesos. Las páginas que siguen estarán dedicadas pues, al estudio en detalle de dichas propiedades.
2. EL SE MEDIO O SE CON INTERPRETACIÓN DE TIPO PROPIEDAD
2.1. SM y la: restricci6n aspectual A diferencia de las otras construcciones con se en 3 a persona (SP, SI, SE), el SM aparece en contextos genéricos o habituales y, en consecuencia, está sometido a ciertas restricciones temporales. En parti11 Debe resaltarse que la imposibilidad de inserción de un útivo no está relacionada con el tipo de verbo sino con la construcción SM. En efecto, Le leyeron la mano; Le vendieron la casa aunque él no querla; Le lavé el suéter a mano son totalmente posibles y aceptables.
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cular, SM es incompatible con los tiempos puntuales (por ej., pretérito indefinido o pretérito perfecto), así como con la forma progresiva y los adverbios o expresiones adverbiales que indican un momento puntual en el tiempo. Compárese: (41)a. b. c. d. e.
[S M] [S M] [S M] [SM] [SM]
Este libro se lee de corrido. Este libro se leía en la Edad Media. *Este libro se leyó ayer. *Este libro se está leyendo. *Este libro se está leyendo esta mafiana.
con: (42)a. b. c. d. e.
[SP] Se anunciaron hoy las nuevas medidas económicas. [SP] Se anunciaban hoy las nuevas medidas económicas. [SP] Se anunciaron ayer las nuevas medidas económicas. [SP] Se están anunciando las nuevas medidas económicas. [SP] Esta semana se han anunciado las nuevas medidas económicas.
(43)a. b. c. d. e.
[SI] Aquí se vacuna. [SI] Aquí se vacunaba. [SI] Aquí se vacunó el afio pasado. [SI] Aquí se está vacunando. [SI] Aquí se ha vacunado esta maZana.
(44)a. b. c. d. e.
[SE] [SE] [SE] [SE] [SE]
La puerta se cierra sola. La puerta se cerraba sola. La puerta se cerró sola. La puerta se está cerrando sola. La puerta se ha cerrado sola.
Sin embargo, algunos enunciados con SM parecen aceptar la inserción de un tiempo puntual, cf.: (45)a. Esta casa se vende fácil(mente). b. Esta casa se vendió fácil(mente). Pero si bien es cierto que (45a) parece diferenciarse de (45b) sólo por el tiempo (presente vs. pretérito indefinido), debe señalarse que 287
la relación entre la entidad y el proceso no es la misma en los dos enunciados lo cual determina una interpretación diferente. En efecto, con la construcción SM presente en (45a) el locutor describe una propiedad no datable o atemporal de la casa y en este sentido, son posibles las paráfrasis con el verbo atributivo ser, «destinado a marcar la inherencia de una calidad o de una propiedad respecto de un objeto» (Ducrot 1979: 2): (45a) Esta casa es (+fácilmente vendible, +fácil de vender, +de fácil venta). Este no es evidentemente el caso de (45b) que describe un proceso datable (la acción de vender) que se aplica a la FN l' esa casa. Las construcción no es pues SM, sino SP y en este sentido, las paráfrasis posibles son las siguientes: (45b') Vendieron fácilmente esa casa. [Impersonal de 3 a persona del plural]l2 Esa casa fue vendida fácilmente. [Pasiva perifrástica] Por otra parte, el hecho de que (45b) -y no (45a)- pueda ser seguido por expresiones del tipo y no entiendo cómo, yeso me sorprende, y todavla no lo puedo creer, (45a") ??Esta casa se vende fácilmente (+ y no entiendo cómo, + yeso me sorprende, + y todavía no lo puedo creer). (45b") Esa casa se vendió fácilmente (+ y no entiendo cómo, + y eso me sorprende, + y todavía no lo puedo creer). muestra una vez más la diferencia de interpretación: propiedad vs. proceso. En ambos enunciados, la elipsis en y no entiendo cómo así como los elementos anafóricos neutros (lo, eso) remiten al primer segmento de cada enunciado (i.e. a la construcción FN¡ + se + verbo + adverbio):
12 Recordemos que en español, todos los verbos, transitivos o intransitivos, empleados en voz activa y en 3a persona dd plural pueden recibir una interpretación impersonal si d sujeto no está expreso ni sobrentendido por d contexto o situación de la enunciación.
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(45a''') ??Esta casa se vende fácilmente (+ y no entiendo cómo se vende fácil, + y el que se venda fácil me sorprende, + y todavía no puedo creer que se venda fácil). (45b"') Esa casa se vendió fácilmente (+ y no entiendo cómo se vendió fácil, + y el que se haya vendido fácil me sorprende, + y todavía no puedo creer que se haya vendido fácil). En el enunciado (45a'''), el mismo locutor no puede, al mismo tiempo y sin contradecirse, afirmar una propiedad atemporal respecto de un objeto del mundo y negarla o dudar de ella inmediatamente después. En efecto, como afirma J.-e. Anscombre, «la transformación jurídica que define la aserción es precisamente la de hacerse garante de la verdad de lo que se afirma» (Anscombre, 1980: 110). La inaceptabilidad de (45a''') podría desaparecer sin embargo en ciertos contextos espedficos 13 , pero todos coincidirían en que el locutor (i.e. aquel que es presentado como tal en el sentido mismo del enunciado), no realiza un acto de aserción respecto de la propiedad de venderse [deilmente atribuida a la casa. Sería así, por ejemplo, en una situación de doble enunciación (Ducrot, 1984) en la que el locutor LI , responsable del enunciado, hace mención de las palabras de otro locutor (Lo = Esa casa se vende fácilmente) pero sin hacerse cargo de ellas: (46)
Esa casa se vende fácilmente, dicen, (+ y no entiendo cómo, + yeso me sorprende, +y todavía no lo puedo creer).
En este último caso, es Lo y no LI -responsable del enunciadoquien se hace garante de la verdad de lo que se afirma, i.e. de la propiedad atribuida a la casa. En consecuencia, es a él a quien debe imputársele la responsabilidad de la construcción SM. Su discurso funciona entonces como tema para LI quien puede así distanciarse y responsabilizarse sólo de la segunda parte de su enunciado (en el caso presente, la puesta en duda de la propiedad venderse fácilmente afirmada por Lo).
13 Ello explica por qué d enunciado aparece precedido por signos de interrogación y no por un asterisco.
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Otro contexto posible en el que el enunciado (4Sa''') sería aceptable, sería aquel en el que el locutor (resp. interlocutor) codifica (resp. decodifica) no una propiedad de la casa (Es fdeil de vender) sino un proceso que se repite y cuya sede es la FN 1 (La venden [deilmente). Se podría imaginar el caso de una casa con muchas desventajas y que sin embargo ha sido vendida en varias oportunidades. La construcción en presente no tendría entonces el valor genérico o atemporal característico de SM sino un aspecto iterativo y la interpretación sería de tipo SP (cf. (47a) como paráfrasis de (4Sa'''», ya que la restricción temporal no se aplica más (cf. (47b»: (47)a. Esa casa se vende siempre con mucha facilidad y no entiendo cómo. b. Esa casa se vendió siempre con mucha facilidad y no entiendo cómo. A diferencia de (4Sa'''), la interpretación de (4Sb") es siempre procesiva. En efecto, lo que el locutor afirma aquí no es la propiedad de ser vendible fdeilmente atribuida a una entidad, la easa, sino a un hecho que tuvo lugar (el proceso de la venta rápida o fácil) y que no tendría que haber ocurrido desde su punto de vista: la casa no tenía las propiedades positivas necesarias para ser vendida fácilmente o, si las tenía, otros elementos negativos presupuestos en el contexto (su precio era excesivo, había una grave crisis económica, etc.) no hadan prever una venta fácil. Puede constatarse así que lo que está elidido I anaforizado en (4Sa"), en su interpretación habitual de tipo propiedad (la atribución de una propiedad a un objeto del mundo), no es idéntico a lo que está elidido I anaforizado en (4Sb") -o en (46) y (47)-: el acontecimiento de la venta. En consecuencia puede afirmarse que (4Sb) no constituye el enunciado en pasado correspondiente al enunciado en presende (4Sa). Si fuera así, si se tratara solamente de un cambio de tiempo y no de construcción, no podría explicarse por qué el ejemplo (48) en pretérito, cuya única interpretación posible es Sp, (48) Esa casa se vendió fácilmente. La inmobiliaria XX es muy expeditiva. es totalmente aceptable mientras que un enunciado similar en presente (S M) no lo es en absoluto:
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(49)* Esa casa se vende fácilmente. La inmobiliaria expeditiva. 14
xx: es muy
Finalmente, debe destacarse la importancia de [dei/mente en (45a). En efecto, los adverbios de modo juegan un rol fundamental en la interpretación de la construcción en presente como SM (ver también §2.2.). Así, el enunciado sin adverbio de modo presente en un cartel de venta de un apartamento: (50) Se vende. no puede ser parafraseado por Este departamento es vendible sino por Este departamento está en venta. La interpretación de este enunciado no es nunca media sino ergativa ya que la agentividad de la construcción aparece casi totalmente minimizada. Asimismo, si el anuncio (con el orden sintáctico característico de SP) de una agencia inmobiliaria: (51) Se venden departamentos de dos ambientes. sólo puede ser interpretado como SP (las paráfrasis posibles son: (Venden, +vendemos) departamentos... / En esta inmobiliaria (+venden, +vendemos) departamentos... ), un enunciado similar con [dei/mente y la FN 1 en posición frontal: (52)Los departamentos de dos ambientes se venden fácilmente. recibe una interpretación media ya que puede ser parafraseado por Los departamentos de dos ambientes (+son [deiles de vender, +son de venta [deit). La presencia del adverbio de modo parece pues ser decisiva para la interpretación SM de ciertos enunciados en presente. Pero consideremos otros ejemplos: (53) Este departamento se vende. (54) Los departamentos de dos ambientes se venden.
14 Para esta diferencia (FNo [+indeterminada] para SM y FNo [-indeterminada] para SP). ver §2.3.
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Tal como puede observarse (53) y (54) no tienen adverbio de modo y en consecuencia podrían ser interpretados como SE o qui~ también como SP (cf. (51». Sin embargo, dado que en ambos casos la FN está explícita y se encuentra en posición frontal, dichos enunciados pueden admitir también una interpretación media de tipo propiedad (cf. paráfrasis con el verbo atributivo ser). Pero para ello y para contrabalancear la ausencia del adverbio, es necesario que una entonación particular (i.e. un acento de intensidad) focalice la enunciación de un verbo: (53') (54')
Este departamento es (muy) vendible. Los departamentos de dos ambientes son (muy) vendibles.
El ejemplo (45) no constituye un caso aislado. Otros verbos en SM pueden, en ciertos contextos (procesivos) admitir tiempos puntuales pero, tal como ocurre en (45), la estructura resultante FN1 se Vya no es más SM sino SP (cf. (SSc), (S6c» o SE (cf. (S7c»: (S5)a. [SM] Esta camisa se lava fácilmente. [Es fácil de lavar] b. [SM] Esta camisa se lavaba fácilmente. [Era fácil de lavar] c. [SP] ?Esta camisa se lavó fácilmente ayer. (S6)a. [S M] Tu equipo de música se oye bárbaro. [Es de alta fidelidad] b. [SM] Tu equipo de música se oía bárbaro. [Era de alta fidelidad] c. [SP] ?Tu equipo de música se oyó bárbaro anoche. (S7)a. [SM] Esta puerta se cierra fácilmente. [Es fácil de cerrar] b. [SM] Esta puerta se cerraba fácilmente. [Era fácil de cerrar] c. [SE] ¡Atención! Se cerró la puerta. En efecto, la modificación tiempo no puntual I tiempo puntual trae aparejado un cambio en la interpretación: mientras que en los ejemplos (a) y (b) se describe una propiedad atemporal o genérica de la FN 1 (i.e. la entidad es homogénea respecto de la propiedad), en los ejemplos (c) se alude a un proceso datable experimentado por la
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FN l. Así, las cqnstrucciones concesivas del tipo aunque generalmente eso no ocurre o aunque en general no es asl con el adverbio generalmente / en general-que tiende hacia la homogeneidad- y el verbo atributivo ser negados, son solo aceptables como continuación de los ejemplos {e}: (55a') ??Esa camisa se lava fácilmente {+aunque en general no es así, +aunque en general eso no ocurre}. {55b'} *Esa camisa se lavaba fácilmente (+aunque en general no era así, +aunque en general eso no ocurría). (55c') Esa camisa se lavó fácilmente ayer (+aunque en general no era así, + aunque en general eso no ocurría).
La presencia de estas construcciones concesivas pone de manifiesto que, en esos casos, el sujeto formal {FN 1 } no posee necesariamente 15 la propiedad en cuestión, a saber, aquella expresada por el contexto genérico o habitual de los ejemplos SM {a y b}. Debe sefíalarse, sin embargo, que a diferencia de los ejemplos {b'}, los ejemplos {a'} están precedidos -tal como lo estaba (45"')por dos signos de interrogación y no por un asterisco. Ello se debe a que en ciertos contextos, las construcciones concesivas en cuestión son posibles como continuación de los enunciados en presente, en particular si el locutor (resp. el interlocutor) codifica (resp. decodifica) no una propiedad de la FN 1 (i.e. La camisa es fdcil de lavar; el equipo de música es de alta fidelidad; La puerta es fdcil de cerrar) sino un proceso datable experimentado por ella (i.e. Hoy la lavo fdcilmente; Hoy se oye bdrbaro tu equipo de música -SP-; Con el cambio de aceite, hoy la puerta se cierra sin dificultad -SE). En este tipo de contextos en los que se describe un proceso y uno una propiedad, el presente de la construcción no tiene el valor genérico o atemporal característico de la construcción SM sino que marca un momento puntual, a saber, el de la coincidencia del proceso del enunciado con el momento de la enunciación. La interpretación no es pues SM sino SP o SE, al igual que la de los ejemplos (e). En cambio, en los ejemplos (b'), la estructura FN] + se + verbo es sin ninguna duda SM: el 15 Aun cuando en los ejemplos (56c) y (57c) las FN 1 pueden poseer las propiedades expresadas respectivamente en los ejemplos (56a,b) y (57a,b), estas no se encuentran actualizadas en los enunciados en pretérito donde d valor genérico desaparece.
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imperfecto, tiempo que a diferencia del presente sólo admite una lectura no puntual, indica que el locutor codifica (y el interlocutor decodifica) las propiedades atemporales o habituales de lavarse fdei/mente, de oirse bárbaro o de cerrarse fácilmente atribuidas a las FN 1 respectivas, y es por ello que las construcciones concesivas mencionadas resultan inaceptables como continuación. Las restricciones temporo-aspectuales a las que está sometido SM, están pues correlacionadas con los valores genéricos o habituales de los enunciados que lo contienen y ello en la medida en que los procesos evocados son presentados como propiedades atemporales inherentes a las FN l' En este sentido, la construcción SM puede ser clasificada entre las Frases Genéricas (cf. El gato es/era/*foe un vertebrado o Los monos comen/comian/*comieron bananas), una de las maneras de definir una propiedad a partir de un proceso. 2.2. SM y las expresiones adverbiales de modo Como ya he sefíalado, a diferencia de los otros se del español, la construcción SM tiende a estar acompafíada por un adverbio o expresión adverbial de modo del tipo de fácilmente, de corrido, rápidamente, etc. Según N. Ruwet, son los valores habituales, normativos o genéricos los que explican ((el hecho [... ] de que se encuentre frecuentemente con ciertos adverbios como fácilmenttl) (Ruwet 1972: 9S). Para este autor, ((la presencia de estos elementos es simplemente un corolario frecuente del valor genérico o habitual de una oración» (Ruwet 1972: 96). Este es el caso, entre otros, de (45a) así como también de {58a)16: (Sa)a. El libro de Juan se lee fácilmente. b. *El libro de Juan se lee. (*, con la misma interpretación genérica de propiedad)
La dificultad para interpretar (S8b) con la entonación descendente característica de los enunciados declarativos l ?, desaparece sin embargo de (59a) y (60a), infra. Sin embargo, como ya sefialamos respecto de (53) y (54), si la producci6n de este enunciado estuviera acompañada por una entonaci6n que focalizara el verbo, la ausencia del adverbio podría ser contrabalanceada y así (58b) podría recibir una interpretaci6n media (cf. E/libro de Juan es muy leido). 16 Y también 17
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si se agregan otras expresiones adverbiales que no expresan la manera (cf. (58c». Pero tal como puede observarse, esta introducción trae aparejado un cambio de interpretación: la relación entre la entidad y el proceso evocado no es la misma que en (58a). Ya no se trata de una propiedad sino de un proceso datable experimentado por la FN1 • La proposición describe un acontecimiento y la restricción aspectual a la que está sometido (58a) no se aplica más, (cf. (58d»: (58)c. El libro de Juan se lee en EE.UU. [SP: Lo leen 18 I es leído en EE.UU.] d. El libro de Juan se leyó en EE.UU. [SP: 1..0 leyeron I fue leído en EE.UU.] Por su parre, (58a) no admite este tipo de paráfrasis impersonales: (58a') *Leen[im~naI1 fácilmente el libro de Juan. I*EI libro de Juan es leído fácilmente. pero sí las paráfrasis con el verbo atributivo ser: (58a") El libro de Juan es fácil de leer. I El libro de Juan es de fácil lectura.
El mismo tipo de argumentos puede-aplicarse a (59): (59)a. Ese plato se prepara en dos minutos. b. *Ese plato se prepara. (Con la interpretación de propiedad). c. Aquí se prepara ese plato. [SP: Lo preparan I Es preparado aquí]. d. Aquí se preparó ese plato para Navidad. [SP: 1..0 prepararon I fue preparado para Navidad]. o a (60):
(60)a. Esta puerta se abre I se cierra fácilmente. b. Esta puerta se abre I se cierra. (* con la misma interpretación de propiedad, pero totalmente aceptable con una interpretación ergativa). 18
Hacemos referencia aquí a la forma impersonal del verbo leer. Cf. nota 12.
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c. Esta puena se abre I se cierra sola. [SE] d. Esta puena se abri6 I se cerr6 sola. [SE] Los ejemplos (60) son particularmente interesantes en la medida en que es exclusivamente la presencia del adverbio de modo la que desencadena para (60a) una interpretaci6n media y por lo tanto agentiva (cf. las paráfrasis Esta puerta es fiieil de abrir / de cerrar). En efecto, su ausencia en (60b) trae directamente aparejado un cambio de interpretaci6n y la construcci6n se transforma en SE ya que los verbos abrirse y cerrarse, presentes en esos enunciados, denotan acontecimientos que pueden ser compatibles con la ausencia de un agente. Esta misma interpretaci6n ergativa se impone también para (60c) y (60d). Pero si la presencia de un adverbio del tipo de fiieilmente es obligatoria para la interpretaci6n media de los ejemplos (45a), (58a), (59a) y (60a), esto no es siempre así para todos los SM, cf.: (61)La silla marr6n se pliega. (62)El tango se baila. (63)Estos productos se congelan. (64)La tuberculosis se cura. (65)Un error así se paga. (66) El nylon no se plancha.
Al respecto, A. Zribi-Hertz afirma que «la presencia de un adverbial no es en ningún caso obligatoria para SM» (Zribi-Hertz 1982: 366) y que, en consecuencia, esta «propiedad no debe ser considerada entre las restricciones sintácticas definitorias de SM» (Zribi-Hertz 1982: 367). Los ejemplos (61)-(66) demuestran que esta afirmaci6n es válida también para el SM del espafiol. Al igual que en (58a), (59a) y (60a), los procesos evocados en los ejemplos (61)-(64)19 son presentados como propiedades inherentes a las FN 1 respectivas y es por ello que también admiten las paráfrasis con el verbo atributivo ser. Sin embargo, inmediatamente se constata una diferencia que puede explicar por qué la presencia de un adverbio de modo es necesaria para la interpretaci6n SM de cienos
19
Para los ejemplos con valor normativo: Un nTOr asl debe pagarse (65) y El
nylon no debe plancharse (66), ver §2.3.
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enunciados: las únicas paráfrasis posibles para los enunciados (61)(64) son las del tipo FN¡ es V -able/ible. Al respecto, compárese: (61 ') (62') (63') (64')
La silla es plegable vs. *La silla es fácil de plegar. El tango es bailable vs. *EI tango es fácil de bailar. Estos productos son congelables vs. *Estos productos son fáciles de congelar. La tuberculosis es curable vs. *La tuberculosis es fácil de curar.
con: (58a') El libro de Juan es fácil de leer/de fácil lectura vs. *El libro de Juan es leíble fácilmente. (59a') Este plato es rápido de preparar/de preparación rápida vs. *Este plato es preparable rápidamente. (60a') Esta puerta es fácil de abrir/de cerrar vs. *Esta puerta es abrible/cerrable. En efecto, y tal como lo muestran las paráfrasis de los ejemplos (61)-(64), los procesos evocados por los verbos son presentados como propiedades inherentes únicamente a esas FN 1 Y no a otros miembros de la clase a la que pertenecen (cf. por ej., La silla ma"ón se pliega pero la azul no, Le. hay sillas que no son plegables; o El tango se baila pero el jau no, Le. hay ritmos que no se bailan; o La tuberculosis se cura pero el SIDA no, Le. hay enfermedades que no son curables). Este no es evidentemente el caso de los ejemplos (58a), (59a) y (60a) si se leimina el adverbio de modo. 20 En efecto, en estos ejemplos, lo que es presentado como una propiedad inherente a las FN 1 Y a ellas solamente en tanto miembros de una clase no es solo el proceso denotado por el verbo sino el denotado por la frase verbal completa (Verbo + adverbio). así, puesto que el leerse, el prepararse, el
20 Debe resaltarse en efecto que &te libro se lee aqul pero no aquel otro o &te plato se prepara ahora y aquel otro más tarde reciben una interpretaci6n pasiva. Con más razón, con el orden marcado de SP aqul se lee este libro pero no aquel otro; Ahora se prepara este plato y más tarde el otro. Igualmente, para Esta puerta se abre/se cierra sola pero no aquella otra (SE). En todos estos casos, ya no se trata de un pro-
ceso presentado como una propiedad atribuida a la FN 1 sino de un proceso datable y cuya sede es la FN l'
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cerrarse o el abrirse son presentados, en lengua, como propiedades comunes a toda la clase (cf. Todo libro se (puede) lee(r), Todo plato se prepara, etc., lo que es específico e inherente a las FN l [-Genéricas] de estos ejemplos es la propiedad de leerse fácilmente y no la de leerse solamente (cf. Este libro se lee [deilmente a diferencia de otros miembros de su clase que son quizás más difíciles de leer), o la propiedad de prepararse en dos minutos y no s610 la de prepararse (cf. Este plato se prepara en dos minutos a diferencia de otros miembros de su clase que demandan más tiempo para ser preparados) o, finalmente, la propiedad de abrirse o cerrarse fácilmente (cf. Esta puerta se abre/cierra ¡deilmente a diferencia de otros miembros de su clase que quizás son más difíciles de abrir o cerrar). En consecuencia, y aun cuando no se trate de una restricci6n sintáctica propia de la construcci6n, la presencia de los adverbiales de modo es fundamental para la interpretaci6n SM de ciertos enunciados, en particular para los de la forma FN¡ {-genérica}+se+verbo en los que el verbo denota un proceso presentado como una propiedad inherente a toda la clase a la que penenece la FN l. Recordemos aquí que la eliminaci6n del adverbio en estos casos puede traer aparejado ya sea una reducci6n en la aceptabilidad del enunciado (cf. (58b) y (59b», ya sea un cambio de interpretaci6n (ergativa en los ejemplos (50) y (60b); ergativa o pasiva en (51) y (54», interpretaci6n que obliga a reconstruir una FNo implícita diferente de la de SM. 2.3. SM y su FNo Según A. Zribi-Hertz, el adverbio es en lo que respecta SM ((a menudo selectivo y [su presencia obligatoria en ciertos casos] debe ser vinculada con la propiedad P5:l) (Zribi-Hern, 1982: 366), propiedad relativa a la reconstrucci6n, para todo SM, de un agente elíptico (FNo) humano. Esta afirmaci6n permite explicar la diferencia de interpretaci6n entre (60a) -SM- por una parte, y (60b) Y (60c) -SE- por la otra. En efecto, la presencia del adverbio de modo en (60a) obliga a reconstruir para ese enunciado una FNo [+humwa]. En cambio, su ausencia en (60b) y (60c) inhibe dicha reconstrucci6n y los enunciados reciben una interpretaci6n no agentiva de modo que el acontecimiento es presentado como habiéndose producido solo o espontáneamente.
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Pero aun cuando sea cierto que la interpretación de SM pone siempre en juego una FN o [+humana] y que esta característica permite distinguir SM de SE, es necesario tener en cuenta que la interpretación de SP y de SI, que por su parte se construyen normalmente sin adverbio de modo, desencadena también la reconstrucción de una FNo del mismo tipo, i.e. [+humana]. La presencia -a veces obligatoria- de un adverbial de modo en SM no debe pues ser relacionada con una FN o que sólo tenga el rasgo [+humano]. Prueba de ello son los ejemplos (58a), (59a): SM I (58c), (59c): SP ya citados ya que, en los dos casos, se trata del mismo verbo leer/preparar en presente, de la misma FN 1 [-genérica] y en ambos casos también, el sujeto seleccional (FN o ) es [+humano]. El adverbio de modo en los ejemplos SM establece pues una diferencia importante. Su presencia obliga a reconstruir una FNo distinta de la que está implicada en los ejemplos SP: el agente elíptico de (58a) y de (59a) no solo es [+humanoJ, sino que también es [+indeterminadoFl, rasgo ausente en el de (58c) y (59c). En efecto, el adverbial de lugar presente en estos últimos enunciados permite reconstruir un agente más o menos determinado y ello, en la medida en que lo restringe indirectamente. En este sentido, si se pudiera hacer explícito el agente en uno y otro caso, este seria del tipo por cualquiera / por todo el mundo para SM (cf. (58a) y (59a» y del tipo por alguien o algunas personas no especificadas pero de alguna manera especificables por el contexto, para SP (cf. (58c) y (59c»: algo así como por alguien o por
algunas personas en los EE. uu. / por alguien o por algunas personas aqul, en este restaurante. Nótese que esta es una característica
general de las FN o de SP: aunque siempre implícito y por consiguiente no especificado, el agente de SP no es nunca «cualquiera» sino alguien o algunas personas específicas más o menos recuperable(s), según el caso, por el contexto de enunciación. Los ejemplos SP que siguen:
21 En efecto, como afirma C. Lyons (1989). el agente sobrentendido de la Construcción Media es no específico. Según este autor, se trata de un argumento humano pero de referencia arbitraria o virtual. El autor postula que el carácter referencial de este agente es idéntico al de varios otros tipos de argumentos (PROarb. el pronombre one inglés). Concluye de ello que la restricción aspectual no se limita a la construcción media ya que ella se explica como consecuencia del carácter arbitrario del agente sobrentendido.
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(67) (68) (69)
(70) (71)
Se anunciaron las nuevas medidas econ6micas. Se cometi6 un crimen esta mmana. Se necesitan secretarias bilingües. Se cambian d6lares. Se habla francés.
tienen asociadas las siguientes estructuras transitivas: (67') (68') (69')
(70') (71')
(+A1guien del gabinete, +el ministro de economía, +el gobierno) anunció las nuevas medidas econ6micas. (+A1guien, +algunas personas) (+cometi6, +cometieron) un crimen esta mmana. (+A1guien, +algunos) aquí (+necesitan, +necesitamos) secretarias bilingües. Aquí cambiamos d6lares. Aquí hablamos francés.
Los tres últimos ejemplos (69-71) representan anuncios o carteles publicitarios y en tanto tales, traen aparejada «la localizaci6n 'aquí...' que construye el punto de anclaje enunciativo, de manera de superponer situaci6n de enunciaci6n y localizaci6n. La posici6n del anclaje enunciativo orienta la interpretaci6n: se puede así interpretar aquí Inosotros I yo ... cambio d61ares» (Fisher, 1989: 87). A diferencia de Sp, cuya interpretación siempre pone en juego una FNo implícita [+humana, -indeterminada], SM obliga a la reconstrucci6n de un agente elíptico [+humano, +indeterminado]. Esto es particularmente claro no solo cuando la construcci6n SM contiene un adverbio o expresi6n adverbial de modo como en: (72) (73) (74) (75)
Este libro se lee de corrido. Ese vestido se arregla sin problema. Esa casa se vende rápido. Esta camisa se lava fácilmente.
sino también cuando la construcci6n sin ese tipo de adverbiales admite de todos modos una paráfrasis con el atributivo ser (i.e. FN] es V-able/ible) y cuando el valor del enunciado es genérico o atemporal como en: 300
(76) La silla marrón se pliega. (77) Estos productos se congelan. (78) La Torre eiffel se ve de todas partes. En efecto, en todos estos ejemplos (72)-(77) y en la medida en que los procesos evocados -el leerse de corrido (72), el arreglarse sin problema (73), el venderse rdpido (74), el plegarse (76), el congelarse (77), etc.- son presentados como propiedades específicas e inherentes a las FN 1 respectivas, el sujeto profundo [+humano] puede ser cualquiera y ello, porque las propiedades en cuestión no dependen de quién en particular cumple el rol de agente. En efecto, en la construcción transitiva asociada, la FNo es del tipo cualquiera o todo el mundo y nunca Pedro o alguien o algunas personas en particular: (72') (73') (74') (75') (76') (77') (78')
(+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) lee(r) de corrido este libro. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) arregla(r) rápidamente ese vestido. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) vende(r) rápido esa casa. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) lava(r) fácilmente esa camisa. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) plega(r) la silla marrón. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) congela(r) esos productos. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) ve(r) la Torre desde todas partes.
Resulta pues razonable considerar que el carácter genérico de los enunciados con una FN 1 [-genérica] así como también la restricción aspecrual a la que está sometida SM, pueden explicarse en virtud de la presencia de una FNo [+humana, +indeterminada] en la estructura transitiva asociada (Lyons, 1989). Pero, ¿qué ocurre cuando el adverbial de modo no está presente y cuando el valor de la proposición es habitual o normativo? ¿La FNo sigue siendo, en esos casos, [+indeterminada]? Es evidente que (79) (80)
El champagne se bebe frío. El caviar se come acompafiado con vodka. 301
(81) (82) (83)
Ese fa sostenido se toca con el tercer dedo. Esta silla se guarda detrás del ropero. Un error así se paga.
no tienen como estructura transitiva asociada: (79') (80') (81') (82') (83')
(+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) bebe(r) frío el champagne. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) come(r) el caviar acompafiado con vodka. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) toca(r) ese fa sostenido con el tercer dedo. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) guarda(r) esta silla detrás del ropero. (+Cualquiera, +todo el mundo) (puede) paga(r) un error así.
Esta evidencia podría llevarnos a creer que la hipótesis sobre el rasgo [+indeterminado] de la FNo no es válida para todo SM. Consideremos sin embargo, otr:os hechos pertinentes. En efecto, a la imposibilidad de asociar las construcciones transitivas (79')-(83'), debe agregarse que (79)-(83) no describen una propiedad inherente a la FN 1 Y en este sentido, no son parafraseables ni por FN] es Adj. de V (cf. (72)-(75» ni por FN]es V-able/ible (cf. (76)-(78». Pero si (79)-(83) no aluden a una propiedad inherente, debe observarse que sí describen una propiedad de algún modo adquirida puesto que deriva de un hábito. Y como el hábito -es sabido- se transforma a menudo en norma, estos enunciados admiten paráfrasis del tipo: FN] debe V-se o hay que + V + FN] con el verbo deber o el impersonal hay que que hacen explícito el valor normativo de dichos enunciados: (79") El champagne debe beberse frío. Hay que beberlo frío. (80") El caviar debe comerse acompafiado con vodka. Hay que comerlo con vodka. (81") Ese fa sostenido debe tocarse con el tercer dedo. Hay que tocarlo con el tercer dedo. 302
(82") Esta silla debe guardarse detrás del ropero. Hay que guardarla detrás del ropero (83") Un error así debe pagarse. Hay que pagar un error así. Pero en la paráfrasis con deber, aparece un nuevo SM: beberse, comerse, tocarse, guardarse, pagarse. La pregunta sobre el tipo de agente puesto en juego se impone nuevamente: tal como puede constatarse el agente no sólo es [+humanoJ, es también [+indeterminado]: la construcción FNJ debe V-se + Comp.- así como también la impersonal Hay que + V + FNJ + Comp.- puede ser parafraseada por Todo el mundo (y no por alguien o algunas personas en particular) +debe + V + FNJ • La hipótesis sobre la reconstrucción de una FNo [+indeterminada] se verifica pues para todo SM aunque a un nivel menos inmediato para los valores normativos habituales. Por lo tanto, si es cierto que se trata de un rasgo distintivo de la construcción, este debe estar también presente cuando SM se manifiesta en 1a O 2a persona. En efecto, tal como lo sugiere A. ZribiHertz (1982), la construcción SM no está restringida desde un punto de vista sintáctico únicamente a la 3a persona -aun cuando este sea el caso más habitual- como lo muestran los enunciados (84}-(86) que ponen en escena locutores/interlocutores inanimados típicos del discurso de la publicidad: (84) (85) (86)
Me beben bien frío (dice la botella de champagne). Me tomo caliente o fría, con o sin crema (dice la sopa en lata) (ejemplo de A. Zribi- Hertz). Te guardas en cualquier rincón (dicho a la aspiradora ultra compacta).
A pesar de la presencia en superficie de la 1a O de la 2 a persona, (84}-(86) constituyen verdaderas construcciones SM ya que: a} son incompatibles con los tiempos puntuales así como con la forma progresiva y los adverbios o expresiones adverbiales que remiten a un punto en el tiempo; b} expresan que una entidad (aquí el yo y el tú) posee una propiedad (inherente o adquirida) y c} su sujeto formal no es el agente de la acción denotada por el verbo, ya que el agente es el consumidor. «La decodificación [del lenguaje publicitario] -afirma Zribi-Hertz- se efectúa por definición no desde el punto de vista del objeto de consumo (yo) sino desde el punto de vista del 303
consumidor ( FNo )>> (1982:364). Una vez más, si nos planteamos la pregunta acerca de esta FNo, la respuesta es la misma: es [+indeter· minada]. En efecto, aun cuando pueda ser decodificada como usted, ese usted no constituye una 2a persona [+específica]; tiene el valor de un pronombre [+indeterminado]22 equivalente en este sentido a todo
el mundo. Cf.: (84')
(85')
Usted debe beberlo(me) frío. I Todo el mundo debe beberlo(me) frío. I Ustes, como todo el mundo, lo(me) bebe frío. Usted puede tomarla{me) caliente o fría, con o sin crema. ITodo el mundo puede tomarla(me} caliente o fría, con o sin crema.! Usted, como todo el mundo, puede tomarla(me) caliente o fría, con o sin crema.
Otro tanto podría decirse de la FNo de (86) que debe ser decodi· ficada como un «yo ampliado» o como un ((flOsotros[+genérico, +indeterminado]». En efecto, su referente no es el locutor del enun· ciado sino, de hecho, todos los consumidores y ello porque ellocu· tor es presentado en la puesta en escena publicitaria como su pona· voz, de modo que estos se ven obligados a aceptar el punto de vista presentado en el enunciado: (86')
3.
Yo, como de hecho todo el mundo, laCte) guardo en cualquier rincón.! La(te} podemos guardar en cualquier rincón.
CoNCLUSIONES
En este trabajo, he intentado demostrar que la construcción SM en español tiene propiedades que le son específicas y que permiten
22 Este empleo [+indetcrminado] de la 2 a persona dd singular no es exclusivo de la FNo de SM en 1a persona. Cf. por ejemplo, Te compras un fltStitúJ asl y pareces una reina; En Buenos Aires, se te va el dinero como el agua, donde d tú no es una 2a persona sino que desempeña d rol de una 3 a impersonal [+indeterminada): Una se compra un vestitúJ asI y parece una reina; En buenos Aires, a uno se le va el dinero como el agua. Es imponante resaltar que estos enunciados con agente [+indeterminado] están también sometidos a la misma restricci6n aspectual de SM (cf. Lyons, 1989).
304
distinguirla de las otras construcciones con el clitico reflexivo en 3a persona. En particular, dichas propiedades la diferencian de SP con quien SM comparte muchas propiedades sintácticas. En ambos casos: a)
la construcci6n contiene siempre una FN ¡ en funci6n de sujeto formal; b) esa FN¡ corresponde al objeto seleccional del verbo; c) cuando se la pronominaliza, se transforma en el pronombre objeto del verbo inmovilizado entonces en 3a persona del singular; d) el verbo está en voz activa; e) el verbo es transitivo; f) el complemento agente ( FNo ) jamás aparece expresado en espaftol moderno. Pero la interpretaci6n de SM siempre pone en juego un agente elíptico no solo [+humano] -es el caso de SP- sino también [+indeterminado] y esta propiedad introduce una divergencia esencial entre estas dos construcciones con se. Las otras dos propiedades específicas de SM a saber, a) la necesidad del adverbio de modo para ciertos verbos en SM y b) los valores genéricos o normativos que esta construcci6n puede tomar como consecuencia de la restricci6n aspectual a la que está sometida y que explican por qué puede ser clasificada entre los procedimientos que permiten pasar de un proceso a una propiedad, pueden estar relacionadas con la presencia sobrentendida de esta FNo [+humana, +indeterminada]. En cuanto a las propiedades en común con SI -la otra construcci6n con se y con una FNo [+humana]- si desde el punto de vista formal son menos numerosas, ellas permiten fundamentar un cierto acercamiento entre las dos construcciones en la medida en que el se de SI puede ser analizado ya sea como un pronombre sujeto [+humano, +indeterminado] ya sea como un indicador de indeterminaci6n de la FNo [+humana]. Como ya se señal6, el SI no está restringido temporalmente; la construcci6n es posible sin FN¡; cuando la FN¡ aparece, esta no funciona como sujeto formal sino como objeto directo; la construcci6n no toma los valores genéricos o normativos característicos de SM y su verbo, que puede ser intransitivo, está inmovilizado en la 3a
30S
persona del singular. Sin embargo, bajo ciertas condiciones sintácticas (es decir, cuando la construcci6n tiene la forma FN) [+animada
tematizada y retomada por un pronombre objeto 23J + se + V en un tiempo no puntuafZ4 y en empleo transitivo + adverbio de modo), SI puede ser interpretado como afectando una propiedad atemporal a una entidad: (87) (88) (89)
A Juan y a Pedro se los satisface fácilmente. A la gente se la dispersa con dificultad. A la policía se la corrompe con facilidad.
Quizás sea posible imaginar que a partir del SI se produjo la formaci6n de otra construcci6n especializada en desencadenar exclusivamente una interpretaci6n de tipo propiedad y, en consecuencia, más restringida aspectualmente: la construcci6n SM. Así, aunque sintácticamente cercana de SP, en especial en lo que respecta a la presencia de una FN 1 que en tanto sujeto formal concuerda con el verbo, transitivo, SM está desde el punto de vista semántico más cerca de SI. Y ello, no s6lo porque provoca una interpretaci6n de tipo propiedad (al igual que puede hacerlo también SI bajo ciertas condiciones muy específicas), sino también y sobre todo, porque su interpretaci6n obliga a reconstruir una FNo que, aunque necesariamente elíptica, es del mismo tipo que la de SI: [+humana, +indeterminada].
23 En efecto, si no está tematizada y retomada, la FN I tiende a ser analizada como la FN o de una construcción reflexiva o reciproca o como la FN I de una construcción ergativa. así, Juan y Pedro se satisfacen fácilmente puede ser interpretado como reflexiva o reciproca; La gente se dispersa con dificultad tiene una interpretación ergativa; y La policla se corrompe con facilidad recibe una interpretación reflexiva. Por otra parte, el orden típico de SI (Le. Se V +X) no desencadena una interpretación de tipo propiedad sino una de tipo proceso (cf. por ejemplo., Para
este caso, se corrompe a la policla y el asunto está resuelto; Se dispersó a la gente con mucha facilidad). 24 Como a diferencia de SM, la construcción SI no está restringida aspectualmente, SI puede admitir los tiempos puntuales, la forma progresiva y los adverbios temporales que remiten a momentos precisos en el tiempo. Desencadena así interpretaciones temporales (cf. A Juan ya Pedro se los satisfizo fácilmente el último fin de
semana; a la genre se la está dispersando con dificultad; No hay dudas de que a la policla se la corrompió en ocasión de este juicio. Tal como puede observarse, estos ejemplos tienen una interpretación de tipo proceso.
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VI. ORACIONES TRANSI1WAS CON SE: EL MODO DE ACCIÓN EN LA SINTAXIS Montserrat Sauz
Kobe City University 01Fo1'eÍgn StlUÜeslUnivemty 01Arizotul lruar Laka Universü1tul del Paú VllSco-Euskal Herriko Unibertsitlltea INTRODUCCIÓN
El concepto de Aktionsart o modo de acción ha ocupado en las últimas décadas un lugar central en las investigaciones sobre la interfase sintaxis/semántica. Este interés se debe a que el modo de acción de una oración es una propiedad semántica que no radica únicamente en la entrada léxica del verbo ni en el verbo y su morfología. El modo de acción es el resultado de la combinación del verbo y sus complementos: por ser una propiedad composicional, su estudio atafíe tanto a la sintaxis como a la semántical. Vendler (1967) adoptó el término Aktionsart para designar un aspecto de la entrada léxica del verbo, similar al número de complementos y al tipo de participantes en la acción verbal especificados en su subcategorización. En las últimas décadas, sin embargo, diversos autores han utilizado el término Aktionsan para referirse a una propiedad composicional del verbo y sus complementos (Dowty 1979, Tenny 1987, 1992, entre otros). Al mismo tiempo que Vendler exploraba la noción de Aktionsart, Davidson (1967) propuso que 1 Para una excelente panorámica de cuestiones relacionadas con aspecto y modo de acción, véase Bosque (1990).
309
entre los participantes en una oraci6n existía un argumento eventivo que recogía las propiedades del modo de acci6n de la oraci6n. Este ((argumento davidsoniano» ha sido aceptado en numerosos estudios contemporáneos de semántica y es utilizado de manera recurrente para dar cuenta de fen6menos sintácticos y semánticos relacionados con diferentes tipos de predicados (Kratzer (1989) Y Diesing (1992), entre otros). Sin embargo, la naturaleza y comportamiento sintáctico de este argumento no han sido satisfactoriamente explicados. El presente trabajo se engloba, de forma general, dentro de los esfuerzos por dilucidar la naturaleza de la interfase entre la sintaxis y la semántica. Nuestro enfoque combina la teoría de Aktionsart y las propuestas de Davidson sobre la importancia del evento, con un análisis sintáctico en el que las categorías funcionales actúan de (~ngrudo» de los elementos léxicos de una oraci6n para articular y determinar el significado global de la proposici6n que expresa. Este estudio se integra naturalmente dentro de cualquier teoría sintáctica que acepte las diferencias entre categorías léxicas y categorías funcionales, otorgando a estas últimas el peso de la variaci6n lingüística y la posibilidad de manifestaci6n en la morfología flexiva. Exploramos aquí aspectos de la relaci6n entre eventos y modo de acci6n en el ámbito de la gramática del espafiol, y proponemos que estas relaciones se construyen en la sintaxis por medio de una categoría funcional que llamamos Evento, la cual proyecta un Sintagma Evento (similar al Sintagma Aspecto, o Sintagma Tiempo). Así pues, a diferencia de Davidson (1967), y sus implementaciones en el paradigma generativo ilustradas por Kratzer (1989) y Diesing (1992), entre otros, no consideramos al evento como un argumento verbal. Como discutiremos en detalle, es err6neo considerar 'argumento' al evento, ya que el evento es una relaci6n de varios componentes de la oraci6n y muy poco tiene en común con los argumentos subcategorizados por el verbo (en particular, los argumentos de un verbo no varían según la construcci6n). Pero, además de esta consideraci6n de carácter conceptual hay consideraciones de carácter empírico, ya que existen en la gramática del español manifestaciones morfol6gicas que reflejan directamente las peculiaridades de ciertos eventos: en particular, el fen6meno objeto de nuestro estudio, la aparici6n del clítico se en construcciones transitivas, del tipo ejemplificado en (1). (1) a. Pedro (se) comi6 una paella. b. Mi hermano (se) ley6 un libro. 310
c. d. e. f.
Juan (se) lavó todos los platos. Pepe (se) regó el jardín de arriba abajo. Mi padre (se) cortó el césped él solito. Pedro (se) cruzó el desierto (de norte a sur).
En este artículo mostraremos que el clítico se es una marca sintáctica de la telicidad de un determinado tipo de evento, las realizaciones. Dado que los clíticos son morfemas verbales, una posibilidad de unificar su análisis con la presencia de otros morfemas flexivos es articularlos dentro de la estructura funcional de la oración (Franco (1993), Torrego (1995) entre otros); ésta es la hipótesis que asumimos en el presente trabajo, más aún dado que el clítico objeto de nuestro estudio no corresponde, como veremos, a ningún argumento del predicado, y no establece por tanto ninguna relación temática con el verbo. El ámbito funcional al que pertenece este clítico, si nuestra tesis es correcta, es el de las relaciones aspectuales, y su manifestación en la sintaxis (Nishida, 1995; Zagona, 1996). El presente trabajo, por consecuencia, se enmarca dentro de la línea de trabajos como Tenny (1992, 1995), quien defiende que los rasgos aspectuales son la base de la proyección de la semántica en la sintaxis, y de Borer (1994), quien propone un análisis de los fenómenos de Aktionsart basado en una proyección funcional relacionada con el objeto. 1.
MODOS DE ACCIÓN
La tabla 1. (Sanz y Bever, en prensa) recoge los diferentes modos de acción o Aktionsarten. Esta tabla es una simplificación de la literatura sobre el tema (Vendler (1967), Verkuyl (1972, 1989), Dowcy (1979, 1991), Tenny (1987, 1992, 1994), Davidson (1967), Carlson (1978), Luján (1981), van Voorst (1988), Parsons (1990), Kratzer (1995) y Higgimbotham (1996), entre otros). Algunos de estos autores cuestionan la división cuatripartita que aquí presentamos, y otros proponen clases intermedias; sus argumentos requieren un nivel de especialización de análisis que excede al presente trabajo, por lo que nos limitamos a ofrecer la clasificación que creemos más extendida y que esperamos sirva a los lectores para entender el análisis basado en modo de acción que propondremos para las construcciones transitivas con se en espafíol: 311
EVENTOS [+eventivo]
[-puntual]
Escribir una ami beber una cerveza
Rea1ización
[+puntual]
Cruzar la metal reconocer a Juan
Logro
Correr/beber cerveza
Actividad!
Saber matemáticas/ser alto
Propiedad individual -Individual -lcvel propcny»
[+t8ico]
[-télico] NOEVENTOS [-cventivo]
[-estado perfectivo]
[+cstado perfectivo]
Estar cansado/ cstar aquí
Propiedad temporal _Stage-lcvel propcrty»
Tabla l. Clasificación de las oraciones stgún su tipo de acción2.
Los estudios de Tenny (1987, 1991, 1994) Y Dowty (1979, 1991), entre otros, recogen la tradición vendleriana y revelan que las propiedades de los complementos son cruciales a la hora de determinar el modo de acción de una oración: un mismo verbo puede expresar diferentes modos de acción, dependiendo de los complementos que lo acompañen. Este fenómeno queda ilustrado en los ejemplos en (2): (2) a. Bebí cerveza. b. Bebí un vaso de cerveza. Así, mientras que la oración de (2a) expresa una actividad atélica, sin un final especificado en el tiempo, el ejemplo de (2b) se refiere a un proceso constituido por sub-eventos del tipo indicado por el verbo, que culmina en un final del que se deriva un cambio 2
312
Algunos autores (Smitb. 1991) afiaden los 'scmelfactivos·.
de estado. Ninguno de los sub-eventos de (2b) puede ser expresado por medio de la oración (2b). Este segundo modo de acción se denomina realización. Una realización es por tanto un modo de acción complejo, compuesto por diferentes sub-eventos, ninguno de los cuales es equivalente al evento principal. El modo de acción de una oración es una propiedad sintáctica del predicado completo. Por lo tanto, una construcción transitiva expresa un modo de acción diferente a una oración intransitiva, ya que la primera incluye al menos un argumento en posición de complemento del verbo, que está ausente en la segunda3• Es decir, el modo de acción de una oración intransitiva como (3a) corresponde a una actividad, mientra que el de (3b) (en que el mismo verbo aparece en una construcción transitiva) es una realización. (3) a. Mi hermano corre todos los días. b. Mi hermano corre ocho kilómetros todos los dIas. Un evento télico es un evento con un final en el tiempo expresado lingüísticamente. La telicidad no se aplica a los no eventos, ya que éstos no son acciones en el tiempo. El uso de ciertas expresiones de tiempo distingue los eventos télicos como (3b) de los atélicos como (3a). Así, es posible añadir ciertos complementos adverbiales a los eventos télicos, pero no a los atélicos. (4) a. Mi hermano corre (*en una hora). b. Mi hermano corre ocho kilómetros en una hora.
3 Téngase en cuenta, sin embatgo, que la correlación entre transitividad sintáctica y uansitividad semántica no depende únicamente de la presencia o ausencia de un complemento verbal, sino también de las propiedades semánticas de dicho objeto. En algunas lenguas, los predicados inergativos se manifiestan sintácticamente como transitivos, en construcciones de verbos ligeros, aunque su interpretación semántica no difiere de la de lenguas en las que estos predicados se manifiestan como intransitivos en la sintaxis, ya que ambos tipos son actividades en cuanto a su modo de acción (Laka, 1993; Laka, en prensa). Así pues, mientras la transitividad sintáctica no altera necesatiamente el modo de acción de una proposición, la transitividad semántica, que implica la presencia de complementos determinados y delimitadores, sí conlleva neceSatiamente un cambio de modo de acción con respecto al uso intransitivo del mismo predicado verbal. Un ejemplo de esta divergencia entre transitividad sintáctica y transitividad semántica en espafiol, lo constituyen los sustantivos escuetos (Bosque, 1996).
313
Determinados tipos de verbos admiten esta dualidad de modo de acción. En particular, los verbos que expresan creación, consumo, realización/actuación, los verbos de cambio de estado y los verbos de modo, de movimiento y recorrido (Tenny 1992, 1994). Estos verbos siempre pueden ser delimitados por un complemento capaz de ser medido de alguna manera, es decir, un complemento directo que aporta una escala con la cual medir el progreso del evento. Una vez delimitados, estos predicados expresan realizaciones y no actividades. En las siguientes oraciones en (5), por ejemplo, se asume que es la naturaleza del complemento directo la que 'mide' el progreso de la acción del verbo hasta que ésta está completa: Juan construyó una casa. Los actores interpretaron una obra de Shakespeare. Pedro aclaró la fotografia. María derritió el helado. Juana encogió la camisa al ponerla en la secadora. f. María corrió diez kilómetros. g. María cruzó el desierto.
(5) a. b. c. d. e.
Tenny denomina a los predicados de (5a), (5b) y (5e) verbos de
tema incremental (siguiendo la terminología de Dowty (1991». Los ejemplos de (5d) y (5e) ilustran verbos de cambio de estado, mientras que las oraciones (50 y (5g) ejemplifican verbos de movimiento o recorrido. En todos estos casos, es posible dilucidar el punto en el que se encuentra la acción del verbo (comienzo, mitad o final), observando el progreso del objeto. Los objetos de 'medida' pueden serlo por sus dimensiones físicas o temporales, o bien por poseer una propiedad modificable como en el caso de (5c). Mientras que el papel del objeto es primordial en la telicidad de las realizaciones, hay otro modo de acción denominado logro, que se refiere a un evento puntual en el que el objeto no experimenta un cambio ni mide el progreso del evento. Así, por ejemplo, la oración cruzó la meta en dos horas no significa que el acto de cruzar la meta durara dos horas, sino que transcurrieron dos horas hasta que el agente llegó al momento de cruzar la meta. En este caso, el objeto la meta, no es afectado por la acción ni sufre modificación alguna cuando el sujeto la cruza, al contrario de lo que sucede con los complementos de las oraciones ilustradas en (5). 314
Existen verbos obligatoriamente transitivos que expresan logros. Se podría decir que en estos casos, el evento no puede completarse hasta que el objeto no es alcanzado (en el ejemplo que nos ocupa, hasta que la meta es cruzada). ¿Cuál es el papel del objeto en estas construcciones? En estos casos se podría hablar de delimitación sin medida por parte del objeto directo (Sanz y Bever, en prensa). Tenny (I992) establece la distinción entre los conceptos de medida y delimitación. Las siguientes expresiones contienen todas ellas argumentos de medida: (6) a. b. c. d.
Destruir la ciudad. Interpretar una obra. Oscurecer la fotograRa. Empujar el carrito.
Sin embargo, mientras que las tres primeras están además delimitadas por sus argumentos de medida, la oración (6d) no lo está. Es posible delimitar esta oración por medio de otro argumento interno (aunque no directo), como por ejemplo un Sintagma Preposicional que denota una meta espacial (goal phrase), como ilustrarnos en el ejemplo de (7): (7) Empujar el carrito hasta la puerta. Podemos, pues, extraer las siguientes conclusiones de este repaso a los modos de acción: 1
Las propiedades de los eventos difieren de manera sustancial de las de los no eventos. Dentro de los eventos, las oraciones télicas muestran un comportamiento sintáctico distinto a las atélicas.
11 Las realizaciones tienen dos componentes: un proceso y un final en el que se da un estado nuevo, un cambio de estado que afecta a uno de los participantes en la acción.
III La telicidad de las realizaciones es diferente a la de los logros. En el último caso existe delimitación pero no medida, mientras que en el primero el objeto mide y delimita al verbo. 315
I1I. El ejemplo (6d) nos conduce a otra observación sobre los datos de la Tabla 1, que ejemplifica la tercera alternativa: existen construcciones transitivas (como empujar el carrito) que no expresan realizaciones, sino actividades. El objeto mide pero no delimita. En otros casos, como en beber cerveza, el objeto ni siquiera es un objeto de medida. Por lo tanto, podemos concluir que aunque las realizaciones son siempre oraciones transitivas, no todas las oraciones con complemento directo expresan realizaciones (Cf. nota número 2). Existe una relación unidireccional entre el modo de acción y el tipo de predicado sintáctico. A ella volveremos más adelante. En este trabajo, estudiamos las oraciones transitivas con el clítico se en español. Es el nuestro un estudio del modo de acción, y en particular de la telicidad de los eventos con delimitación y medida, es decir, de las realizaciones. En español, existe la peculiaridad de que un evento télico transitivo puede manifestar una marca de delimitación puramente morfológica: el tlítico se. Las oraciones transitivas con se en español expresan siempre realizaciones. Por tanto, el estudio de estas construcciones puede iluminar de forma crucial nuestro entendimiento del papel que desempefia el modo de acción en la sintaxis de las lenguas.
2.
ORAQONES TRANSITIVAS CON SE
2.1. Análisis previos En español existen oraciones transitivas del tipo ejemplificado en (1), repetidas aquí como (8): (8) a. b. c. d. e. f.
Pedro (se) comió una paella. Mi hermano (se) leyÓ un libro. Juan (se) lavó todos los platos. Pepe (se) regó el jardín de arriba abajo. Mi padre (se) cortó el césped él solito. Pedro (se) cruz6 el desierto (de norte a sur).
Estas oraciones son, con mucho, las menos estudiadas dentro de las extensas investigaciones dedicadas a los usos del clitico se en espa316
fíot. En general, se han visto reducidas a escuetas menciones por parte de la mayoría de los autores, que han tendido a considerarlas como un fenómeno marginal y difícilmente unificable. Tres son los problemas fundamentales que se aprecian en un repaso de los análisis previos sobre estas construcciones: El primero es terminológico: denominar al clítico se de estas oraciones transitivas reflexivo (Fernández Ramírez, 1986; De Molina Redondo, 1974; Strozer, 1976; Nishida, 1994) crea confusión entre la concepción tradicional de pronombre reflexivo como argumento, recipiente de un papel temático y portador de caso, por un lado, y, por otro, el hecho patente de que en las construcciones que nos ocupan todos los argumentos del verbo se encuentran satisfechos por sintagmas nominaleS. El segundo problema que se manifiesta es que muchos de los estudios de se que incluyen las construcciones transitivas, no encuentran una generalización semántica aplicable a todo el ámbito de esta construcción. La solución a este problema varía según los autores. Un grupo de trabajos acaba por situar las diferencias entre un mismo verbo con se y sin se en el léxico (Babcock, 1970; Schroten, 1972; De Molina Redondo, 1974; Fernández Ramírez, 1986); para estos autores, las entrada léxicas de comer y comme son diferentes. Otro grupo de propuestas apela a la estructura temática del predicado, como es el caso de Rigau (1994), en cuya hipótesis el clítico recibe un papel temático benefactivo asignado por el verbo. Finalmente, algunos autores, como Arce-Arenales (1989), arguyen que la legitimación del clítico depende fundamentalmente de que el sujeto de la oración esté en alguna medida afectado por la acción. Como intentaremos mostrar, estos dos últimos tipos de propuestas tienen problemas de cobertura empírica, bien por exceso o bien por defecto: la posibilidad de asignación de un papel temático benefactivo no debería estar sujeto a las variaciones en el modo de acción, y el hecho de que el sujeto se vea afectado por la acción del verbo es una propiedad accesoria, aunque frecuente, en este tipo de construcción, pero no necesaria ni condicionante. El tercer problema que observamos, en el repaso de la mayoría de la literatura previa, es que a menudo, incluso en los estudios más recientes, se considera que el fenómeno está restringido a verbos de consumo, destrucción y construcción (Babcock, 1970; Schroten, 1972; Zagona, 1996), lo cual, como veremos, no parece corresponderse con la extensión de esta construcción. 317
En definitiva, de los estudios anteriores se pueden extraer las siguientes generalizaciones sobre estas construcciones: (9) a. El clítico sólo se legitima si aparece un objeto definido o referencial (Strozer, 1976; Fernández Ramírez, 1986; Arce-Arenales, 1989; Rigau, 1994). b. La oración con el clítico expresa una acción perfectiva (Strozer, 1976; Fernández Ramírez, 1986; Arce-Arenales, 1989). c. El clítico seflala una relación 'especial' entre el sujeto y el objeto: Zagona (1996) interpreta esto como una relación de predicación, en la que los dos argumentos se sitúan en el mismo lugar tras el evento. Otros autores hablan de sujeto afectado por la acción (Arce-Arenales, 1989), y otros de benefactivo y absorción de caso (Rigau, 1994). Otros, como Schroten (1972), opinan que hay una relación 'más estrecha' entre el sujeto y el objeto en oraciones con el clítico que en la versión sin él, y para otros (De Molina Redondo, 1974; Fernández Ramírez, 1986; Strozer, 1976), esta relación especial es indefinible. Propuestas recientes como las de Nishida (1994) y Zagona (1996) han apreciado el valor aspectual de la presencia del clítico en oraciones transitivas; nuestro estudio, que considera al clítico una manifestación morfológica de las realizaciones, se enmarca dentro de ésta última línea de investigación, aunque presente algunas divergencias sustanciales con estos trabajos precursores. 2.2. Un enfoque nuevo Nuestro enfoque difiere de los anteriores en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, los ejemplos de (8) demuestran que éste es un proceso totalmente productivo en la lengua, no limitado a ningún ripo semántico de verbo en especial. Esto nos lleva al punto de partida de nuestro análisis (punto de partida que, como ya se ha dicho, comparten algunos de los estudios anteriores, como el de Nishida (1994) y el de Zagona (1996»: la aparición del clítico se en oraciones transitivas es un fenómeno sintáctico y no exclusivamente 318
léxico. Por otro lado, consideramos al clftico se como una categoría funcional, y no como la manifestación de un argumento del verbo. En este sentido, la presente propuesta se sitúa en la linea de los trabajos de Mendikoetxea (1992) y De Miguel (1992), que consideran al clftico se como un elemento funcional (si bien la propuesta de Mendikoetxea no extiende este tratamiento a todos los usos de se). Una vez asumida la naturaleza no argumental del clítico, el siguiente paso es establecer su función sintáctica y explicar el hecho de que su presencia en la oración sea opcional. El problema de encontrar una semántica unificada para estas oraciones transitivas con se arranca de la tendencia a analizar su significado desde un punto de vista interpretativo o basado exclusivamente en la noción de papel temático. Esta tendencia, a su vez, refleja una concepción de la interfase sintaxis/semántica basada en una correspondencia entre papeles temáticos y funciones gramaticales (propuestas como la hipótesis de Asignación Uniforme de Papel Temático -UTAH- (Baker, 1988) han dominado la literatura en los últimos años), que puede presentar obstáculos a la hora de unificar ciertos fenómenos gramaticales, ya que los papeles temáticos parecen reproducirse para dar cuenta de cada matiz semántico, lo cual hace dificil llegar a encontrar las generalizaciones que subyacen a distintos grupos de verbos, dada una misma manifestación sintáctica. Partimos de la hipótesis de que los papeles temáticos no son primitivos de la teoría sintáctica, como han defendido varios autores en propuestas relativamente independientes (Tenny 1988, 1992; Hale y Keyser, 1992; Borer, 1994). En la concepción de la interfase sintaxis/semántica que asumimos, la información de modo de acción es máximamente relevante para la sintaxis (Tenny 1988, 1992). Esta alternativa permite unificar todos los casos ejemplificados anteriormente: la uniformidad semántica de todos ellos radica en su Aktionsart, y no en su estructura temática. Así, podemos caracterizar la generalizazción que subyace a este uso del clítico, mostrando que todas las oraciones transitivas con se expresan realizaciones, y proponiendo que las realizaciones implican una determinada configuración funcional en la sintaxis. En la sección anterior vimos cómo un mismo verbo puede expresar diferentes modos de acción dependiendo de las características aspectuales de sus complementos. La opcionalidad del clítico en estas construcciones es coherente con esta dualidad de posibilidades dentro de un mismo verbo, y por lo tanto no es necesario postular 319
que el verbo con clítico es una entrada léxica separada del verbo sin
se. Como ya hemos dicho, la presente propuesta participa, junto con Nishida (1994) y Zagona (1996), de la idea central de que la presencia del clítico se relaciona directamente con el carácter aspectual de la oración. Sin embargo, la generalización aspectual que aquí proponemos presenta cienas discrepancias tanto con el trabajo de Nishida como con el de Zagona, que discutimos a continuación. Nishida (1994) argumenta que el clítico es compatible no sólo con sujetos agentivos, sino también con sujetos de verbos estativos, es decir, no eventivos, lo cual, de ser empíricamente correcto, contradiría nuestra propuesta. Esto es así porque las realizaciones, que es el modo de acción en el que se legitima el clitico en nuestra hipótesis, son necesariamente eventos. Consideraremos la evidencia aponada por Nishida e intentaremos mostrar que no se trata de predicados estativos en ningún caso, aunque una primera consideración de los datos pueda parecer llevarnos a esta conclusión. La evidencia presentada por Nishida la constituyen oraciones como la ilustrada en (10), donde un verbo estativo como saber admite la presencia del cliuco: (10)José Yyo ya nos sabemos toda la lección. Si bien es cierto que el predicado saber se considera generalmente como estativo, es preciso considerar las diferentes interpretaciones semánticas a las que da lugar para comprobar que, como hemos expuesto en la discusión sobre la naturaleza de los modos de acción, éstos no dependen únicamente de un elemento léxico como el verbo, sino de la configuración sintáctica y las propiedades aspectuales de la oración en la que el verbo se imbrica. En este caso, como veremos, saber no resulta un predicado estativo; son única y exclusivamente las propiedades del modo de acción de la oración en la que se inserta el predicado, las. que sancionan la aparición o no del clítico. Para comprobar este hecho, obsérvese el contraste ejemplificado mediante las oraciones en (11): (1 1) a. Pedro se sabe la lección. b. *Pedro se sabe que Luis llegará mañana. El contraste entre (lla) y (llb) está directamente relacionado con el modo de acción de la oración, pese a que el verbo principal,
320
saber, se mantiene constante. Mientras que (Ila) es una realización, (llb) expresa un no-evento. El complemento de (lla) la lección es un tema incremental, y tiene por tanto capacidad de delimitación del evento. Por el contrario, un complemento oracional como que Luis llegard mañana no puede medir el evento, no delimita en ningún sentido el alcance del saber de Pedro. Esta imposibilidad no está relacionada con la categoría sintáctica del objeto (sintagma determinante frente a sintagma complementante)j el mismo contraste puede darse manteniendo constante el tipo sintáctico del complemento. Imaginemos que Luis sabe la respuesta a la pregunta de dónde se esconde un determinado criminal. Imaginemos también que Luis ha estado estudiando y conoce la respuesta a un problema concreto de matemáticas. Obsérvense ahora los contrastes entre las siguientes oraclones: (l2)a. -¿Dónde se esconde el criminal? -Pregúntale a Luis. Él (*se) sabe la respuesta b. -¿Cuál es la solución a este problema de matemáticas? -Pregúntale a Luis. Él (se) sabe la respuesta Este contraste confirma, una vez más, que el clítico sólo puede aparecer en oraciones que expresan eventos. En otras palabras, la distribución del clítico se es sensible a la diferencia entre un evento y un no-evento, contra el argumento de Nishida. Una vez determinado que la presencia del clítico depende del carácter eventivo de la oración, la siguiente pregunta que se nos plantea es: ¿qué tipo de evento legitima la aparición del clítico se? La respuesta a esta pregunta nos lleva a una discusión de la propuesta de Zagona (1996), en relación con la que presentamos en este trabajo. Zagona (1996) defiende que el clítico se sólo aparece en eventos llamados transiciones (que son equivalentes a nuestras realizaciones a todos los efectos), o con predicados que indican cambio de estado. El análisis de Zagona se basa en una representación sintáctica de los sub-eventos. Las realizaciones expresan la culminación de un evento porque el objeto se ve modificado de alguna manera. Es decir, el evento finaliza cuando el objeto experimenta un cambio de estado. El clítico es una marca secundaria opcional de esta culminación del evento, ya que las oraciones son gramaticales sin él y se interpretan igualmente como transiciones. Zagona (1996) 321
restringe la distribución del clítico a verbos de consumo y movimiento, y presenta como evidencia de ello, la agramaticalidad de ejemplos como (13): (13)
*Pepe se lavó los platos.
En este ejemplo, el significado de la proposición expresada no es que los platos estén completamente limpios al final de la acción del verbo, y ésta es la razón para rechazarlo como un evento de transición. Sin embargo, obsérvese que ejemplos como éste son gramaticales bajo la interpretación de que todos y cada uno de los platos de un conjunto determinado han sido lavados. En esta lectura, el complemento verbal es efectivamente incremental, y la oración expresa una realización. La gramaticalidad del siguiente ejemplo hace patente la posibilidad de esta interpretación: (14)
Pepe se lavó los platos de la cena en una hora.
En cuanto a la relación entre el objeto yel sujeto de estas oraciones, Zagona propone que el sujeto también debe sufrir una transición, lo cual es patente en el caso de verbos de movimiento (e.g. Pepe se cayó al suelo). Creemos sin embargo que esta última generalización es espúrea, y que la correcta caracterización del ámbito semántico de este uso del se incluye todos los verbos que potencialmente expresan realizaciones, y no sólo los de movimiento y consumo. Si nuestra hipótesis es adecuada, la generalización sobre la necesidad de un proceso de transición del sujeto postulada por Zagona no debería serlo. Consideremos de nuevo el ejemplo en (14): no parece plausible que el sujeto sufra en este caso ninguna transformación tras la acción, pese a la gramaticalidad del clítico. Siendo esto así, podemos concluir que e1\sujeto puede, pero no debe, sufrir una transición cuando el clítico se manifiesta. Considerando todos los casos de legitimación del clítico, concluimos que la única propiedad del sujeto relevante para el análisis de estas construcciones es el hecho de que el clítico, que tiene rasgos de persona y número, ha de concordar con él. Respecto a la posible relación temática o semántica entre el sujeto del evento y el clítico, postulada por algunas propuestas anteriores, creemos que no hay tal, porque las características semánticas y temáticas del sujeto son irrelevantes para la presencia del clítico. Así, por ejemplo, en los siguien-
322
tes ejemplos, el sujeto puede ser agente o mero originador de la acción verbal (Laka y Sanz, 1995): (15)a. Me he hecho/construido un chalet en la playa. b. Me he hecho un traje en Bangkok. c. Me he cortado el pelo. La dificultad de observar la independencia semántica del sujeto con respecto del clftico estriba en que muchos de los verbos que pueden manifestarse con el se aspectual imponen sus propias restricciones semánticas. Obsérvese, por ejemplo, que la variación de relaciones temáticas del sujeto ilustrada en (15) no es posible en el siguiente ejemplo: (16)
Me he cosido un vestido en Bangkok.
La oración anterior sólo puede significar que el agente de la acción es el sujeto mismo. Por 10 tanto, el hecho de que en algunas ocasiones se pueda interpretar la oración como una situación en la que alguien diferente del sujeto realiza la acción por el sujeto (en la interpretación en la que el sujeto hace que le cosan un vestido en Bangkok, por ejemplo), parece deberse a la idiosincrasia de ciertos verbos, que expresan acciones que normalmente requieren la participación de varias personas o al menos de una persona exterior al agente (como cortarse el pelo). Es nuestro conocimiento del mundo el que nos hace preferir una interpretación en la que alguien ha construido la casa por nosotros o nos ha cortado el pelo. En Laka y Sanz (1995), concluimos que los sujetos de las oraciones transitivas con se deben ser agentes u originadores, pero nunca pacientes o receptores, como ilustramos en los ejemplos de (17): (17)a. Rosa se vio el video de la boda entero. [agente = ok] b. *Claudio se vio un pájaro que pasaba por alli. [experimentante = *] c. *La folk1órica se recibió tres mil regalos. [receptor = *] d. *La pareja se fue vitoreada por todas partes. [sujeto pasivo = *] Sin embargo, de esta observación no se sigue necesariamente que exista una relación semántica privilegiada entre el sujeto del evento y
323
el clítico. Esta generalización se deriva mecánicamente del hecho de que los eventos télicos del tipo realización siempre tienen un sujeto agente. Es el predicado (la combinación del verbo y su complemento de medida) el que determina este papel temático del argumento externo. Este fenómeno queda ejemplificado en las oraciones anteriormente ilustradas en (11). En resumen, hemos formulado la hipótesis de que los eventos denotados por las oraciones transitivas con clitico se son siempre realizaciones. Por tanto, su objeto debe ser capaz de medir la acción y delimitar el verbo, en el sentido de Tenny (1988, 1992). De la dis~ cusión previa se concluye que las características que identifican a estas construcciones son las siguientes: (18)a El clftico sólo puede aparecer en oraciones en las que el verbo es delimitado por un complemento de medida. Nociones como objeto definido, referencial o específico son irrelevantes. b. Estas oraciones son realizaciones. El clítico deshace la ambigüedad de modo de acción que se da en las oraciones sin él. c. La relación entre el clítico y el sujeto se limita a una concordancia de rasgos de persona y número debida a una configuración sintáctica de especificación. Nociones como sujeto afectado, benefactivo, agentivo, originador, etc. son irrelevantes a la hora de determinar si la presencia del clitico es legítima o no. En esta sección hemos presentado argumentos en favor de la generalización (18c). La sección siguiente está dedicada al estudio de los tipos de objetos que pueden aparecer en estas construcciones, en un intento de probar las generalizaciones (18a) y (18b). 2.3. Complementos y modo de acci6n de las oraciones con se Un análisis de los tipos de complemento que aparecen en estas construcciones revela que se trata de complementos de medida, sobre los que hemos hablado anteriormente (Sanz, 1996). Así, obsérvese la agramaticalidad de las siguientes oraciones, que contienen complementos que no pueden ser medidos en una escala: 324
(19)a. b. c. d. e.
*Pedro se comió paella. *Mi hermano se leyó libros. *Juan se lavó platos/coninas. *Pepe se regó hierba. *Mi padre se cortó césped.
Todas las oraciones anteriores serían gramaticales sin la presencia de se. Esto quiere decir que se sólo puede aparecer en aquellos casos en que el complemento mide y delimita al verbo, convirtiendo así la oración en una realización. A esto añadimos los ejemplos siguientes, en los que se pone de manifiesto la función desambiguadora de se. Las mismas oraciones sin el clítico son ambiguas en su modo de acción: pueden considerarse actividades o realizaciones, como demuestra el uso de las expresiones adverbiales. Pedro comió una paella (toda la tarde/en una hora). Mi hermano leyó un libro (toda la tarde/en una hora). Juan lavó (todos) los platos (toda la tarde/en una hora). Pepe regó el jardín de arriba abajo (toda la tarde/en una hora). e. Mi padre cortó el césped él solito (toda la tarde/en una hora).
(20)a. b. c. d.
Por el contrario, las oraciones con clítico sólo son compatibles con los modificadores de tiempo de las oraciones télicas. (21)
Mi hermano se leyó un libro (*toda la tarde/en una hora).
La presencia del clítico sólo es posible si el verbo ha sido delimitado por medio de un objeto de medida. La oración con el clítico es pues indiscutiblemente télica. En Laka y Sanz (1995) y Sanz (1996) este clítico se denomina c!itico tilico. Las realizaciones, que son eventos con un modo de acción complejo (compuesto de actividad y cambio de estado) se marcan explícitamente en español por medio del clítico se. El clítico es la marca sintáctica de la delimitación por parte del objeto que se da en estas oraciones. Recuérdense los ejemplos que propone Tenny de oración transitiva con objeto de medida pero sin delimitación, que repetimos aquí como (22a):
325
(22)a. Empujar el carrito. b. Empujar el carrito hasta la puerta. Si nuestra hipótesis es correcta, la oración en (22a) debería rechazar el dítico, mientras que éste debería ser gramatical en (22b). Esa predicción se cumple: (23)a. *Empujarse el carrito (*María se empujó el carrito). b. Empujarse el carrito hasta la puerta (María se empujó el carrito hasta la puerta). De nuevo, si la hipótesis de que el dítico sólo aparece en oraciones que expresan realizaciones es adecuada, el uso de se debería ser incompatible con oraciones que expresan otros modos de acción, como los no-eventos y los procesos, que son modos atélicos. La predicción con respecto al díuco es que no podrá aparecer en oraciones que denotan este tipo de Aktionsart. Los siguientes ejemplos manifiestan la validez de esta hipótesis: (24)a. *Rodo se odia las acelgas. b. *Rodo se olió la rosa.
(estado) (proceso)
Como prueba de que el Aktionsart es composicional, y depende de las propiedades del verbo junto con las de sus complementos, obsérvese lo que ocurre cuando se sustituye el objeto por uno incremental como en (25). / (25)
Rodo se olió veinte rosas (en un minuto).
En cuanto a las oraciones que expresan logros, recuérdese que su verbo está delimitado pero no medido por el objeto. En consecuencia, la presencia del ditico se debería ser agramatical, como lo es, de hecho, y como muestran los ejemplos en (26): (26)a. *Pedro se cruzó la meta. b. *Pedro se reconoció a María en la calle. Hemos defendido que existe una correlación entre el modo de acción denominado realización y la transitividad de la oración. En este sentido, merecen mención especial las oraciones de verbo intran326
sitivo. Dentro de los verbos intransitivos, distinguimos dos tipos: inergativos e inacusativos. Los primeros pueden formar construcciones transitivas; en este caso, la presencia del clítico es gramatical, siempre y cuando el objeto cumpla las características de delimitador. (27)
José se anduvo 1000 Kms en tres meses.
Los verbos tradicionalmente considerados inacusativos, por su parte, pueden expresar estados o eventos télicos; el clítico es gramatical sólo con inacusativos del segundo tipo y si el argumento es uno de los ejemplificados en (6). (28)a. *Se existieron muchos contratiempos. b. La tarta se derritió. c. Pedro se cayó de una higuera.
(estado) (media) (trayectoria)
Sanz (1996) redefine la inacusatividad como la propiedad de aquellos verbos que, siendo monádicos, expresan un evento télico. En algunas lenguas, la telicidad debe marcarse en la sintaxis y esto sólo puede realizarse por medio de un objeto delimitador, por lo que esto verbos contienen un argumento interno. En este sentido, el ejemplo (28b) no es un verbo inacusativo sino transitivo, ya que puede llevar dos argumentos. El ejemplo (28c), sin embargo, es interesante desde el punto de vista del argumento principal de este trabajo, porque es un verbo monádico y la presencia del clítico es opcional. (29)a. Las hojas cayeron de la higuera. b. Las hojas se cayeron de la higuera. Sin embargo, el modo de acción del segundo ejemplo no es igual al del primero. En el segundo caso es una realización, mientras que el primero expresa un proceso o actividad. Para comprobar esto, utilizamos un argumento que es potencialmente un argumento de medida, como las hojas. Así, por ejemplo, imagínese una escena en la que una persona ve una estrella cayendo del cielo. De las siguientes oraciones, sólo la primera sería apropiada. (30)a. Vio una estrella cayendo. b. *Vio una estrella cayéndose. 327
Esto es porque mientras que la forma sin se expresa una actividad o proceso, la forma con el clítico es una realización. De los verbos inacusativos, los únicos que admiten se son caer y morir. En ambos casos, estas acciones pueden considerarse realizaciones con argumento de medida. Todos los demás inacusativos expresan logros, yel clítico es imposible con ellos (llegar, aparecer, etc.). Para resumir, en esta primera parte hemos propuesto que el cliuco télico sefíala el modo de acción verbal denominado realización. Pasamos ahora a la propuesta sobre la sintaxis de estas construcciones.
3. LA SINTAXIS DE LAS REALIZACIONES CON
SE
3. l. El modo de acción es una categoría funcional Hemos defendido a lo largo de estas páginas que el modo de acción no es sólo un componente semántico de la oración, sino que se integra en la sintaxis en forma de morfemas funcionales (Sanz 1996; Sanz y Bever, en prensa). En particular, el clítico se en espafíol sefíala la telicidad de los eventos delimitados por un objeto de medida. Es decir, el modo de acción se refleja en la sintaxis de la misma manera que lo hacen el tiempo, la voz, la persona, el número, etc. Todas estas propiedades de la oración son categorías funcionales. Las categorías funcionales actúan de cohesivo entre los elementos léxicos de la oración y aportan parte del spificado de ésta, la parte que es variable según cada evento y que río está incluida en la idiosincrasia léxico~emántica del verbo (por ejemplo, el tiempo en el que aparece un verbo, que depende de la oración, y que se manifiesta en la categoría funcional de TIempo). De la misma manera, la propiedad de ciertos eventos de ser actividades o realizaciones, está sub-especificada en la entrada léxica del verbo, y depende de las especificaciones funcionales de la construcción en la que se encuentren, es decir, que estas propiedades aspectuales se determinan en la composición del sintagma verbal y la categoría funcional responsable del modo de acción. En espafíol, los eventos que expresan una realización, presentan la combinación del verbo con el clítico se, que encabeza el sintagma responsable del modo verbal; este sintagma es el Sintagma Evento. En el marco generativista, dentro del marco de la teoría de Principios y Parámetros y sus desarrollos, como el Programa Minimalista, las categorías funcionales se incorporan al análisis sin-
328
táctico por medio de proyecciones que se sitúan generalmente fuera del Sintagma Verbal. Dentro de los estudios minimalistas, cuando dos elementos se unen para formar una unidad, se producen operaciones de cotejo de rasgos entre ellos con el fin de determinar si los rasgos de ambos son compatibles. Esta operación asegura una estructura derivacional: el cotejo de rasgos permite dar paso a la siguiente operación de unión (Chomsky, 1995). Pero el cotejo sólo es relevante en el caso de los rasgos de las proyecciones funcionales, que deben ser cotejados por las categorías léxicas. De este modo, las proyecciones funcionales se convierten en el aglutinante de los elementos léxicos de una oración. Es decir, este cotejo de rasgos entre categorías funcionales y léxicas explica que el significado global de una oración se derive de la unión de ambos tipos de elementos. Los rasgos de las proyecciones funcionales pueden tener un valor «+» o ((-». El valor se determina en el momento de seleccionar la numeración o conjunto de elementos del léxico que configurarán la oración. Este marco teórico atribuye rasgos semánticos a las proyecciones funcionales (por ejemplo, la proyección Sintagma Tiempo, además de poseer el rasgo [+Nominativo], posee los rasgos semánticos de persona y número), que han de ser finalmente interpretados en el componente conceptual-intensional. El verbo debe cotejar rasgos de tiempo y aspecto, por ejemplo, para convertirse en el predicado de una oración. En nuestra propuesta, el verbo debe cotejar asimismo rasgos de Aktionsart. Estos rasgos están contenidos en la proyección que llamaremos Sintagma Evento. Un verbo que ha sido medido por un objeto, por ejemplo, adquiere el rasgo necesario para cotejar un rasgo [Hélico] especificado en el Sintagma Evento. Si el verbo no es medido por su objeto, no puede cotejar dicho rasgo, ya que, como hemos especificado en las secciones anteriores, el hecho de expresar una realización no es parte de la entrada léxica del verbo. El clítico se que se manifiesta en los eventos de tipo realización, ocupa el núcleo del Sintagma Evento. Un clítico es un morfema verbal, y la clitización es un mecanismo para cotejar rasgos como los de Aktionsart sin necesidad de que la entrada léxica del verbo ascienda. Esta propuesta aúna las observaciones de Vendler, Davidson, Tenny y Dowty al considerar que el tipo de evento es parte de la estructura oracional (aunque no en forma de argumento del verbo, sino como elemento funcional capaz de proyectar su propio sintagma), y al presentar un mecanismo sintáctico composicional, que explica la com-
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posicionalidad semántica del fenómeno, observada repetidamente en la literatura. El Sintagma Evento, en la presente propuesta, se genera en la parte superior de la estructura sintáctica. Ello está motivado por dos razones: una es estrictamente sintáctica, a saber, la concordancia de rasgos de persona y número entre el sujeto y el clítico, que requiere que en algún punto de la derivación el sujeto y el núcleo del Sintagma Evento entren en una relación de cotejo de rasgos; la segunda es semántica, y refleja el hecho de que el tipo de evento es una propiedad de toda la oración y no sólo del verbo. Mínimamente, el Sintagma Evento puede no ser una proyección más que añadir a la estructura, sino ser el correlato configuracional de 10 que en propuestas recientes, desde Pollock (1989), se denomina Sintagma Tiempo, y ésta es la hipótesis que adoptamos. A diferencia de la propuesta original de Pollock (1989), donde los rasgos «1> de persona y número se generaban separados de la proyección temporal, en un sintagma de concordancia, asumimos aquí la propuesta de Chomsky (1995) de que los rasgos de número y persona se cotejan en el Sintagma Tiempo. Creemos que los rasgos de tiempo, número y persona, Caso nominativo y modo de acción pueden englobarse todos dentro del Sintagma Evento, sin que sea preciso proponer proyecciones independientes. El sujeto se sitúa en el especificador del Sintagma Evento: de ahí la concordancia de rasgos de persona y número con el clítico. Nuestra propuesta se il~tra en la estructura en (31): J
(31)
S Evento
/~
----- ----Evento'
Evento se
S Transitividad
----- ----- ----Transitividad'
/
Transitividad
SV
/~
mi hermano
Y'
/~ Y SN
leyó 330
un libro
Propuestas recientes sobre la naturaleza de los diticos dativos en español, asumen que éstos se generan en la proyección que domina inmediatamente al Sv. Así, por ejemplo, Fernández Soriano (1998) defiende que el cítico ligado a los sujetos dativos encabeza un Sintagma Evento, que se proyecta directamente sobre el Sintagma Verbal (Harley, 1995)4. Como se puede observar en la estructura en (31), nuestra hipótesis es que la proyección funcional que domina inmediatamente al SV es un Sintagma Transitivo (Murasugi, 1992, 1997; Collins, 1997), equivalente a la proyección de verbo ligero en Larson (1988) y Chomsky (1995), o al Sintagma Aspectual en Laka (en prensa). El Sintagma Evento es jerárquicamente superior a esta proyección, siguiendo los argumentos ofrecidos en Sanz (1996). Cabe la posibilidad de que las divergencias entre las propuestas citadas y la que aquí presentamos tengan un carácter más terminológico que conceptual, y que obviando las diferentes denominaciones de las proyecciones, el esquema estructural sea compatible para todas ellas; en todo caso, dirimir esta cuestión queda fuera de los límites del presente artículo, y aun subrayando su relevancia para la viabilidad de nuestra hipótesis, la postpondremos para trabajos posteriores. 3.2. Otros efectos de la telicidad en la sintaxis Hoekstra y Mulder (1990) observan que la inacusatividad de un verbo puede ser variable, dependiendo de sus complementos y su naturaleza aspectual. Así, en holandés o italiano, donde la selección de auxiliar se considera como un criterio para determinar la naturaleza de un determinado verbo con respecto a la inacusatividad, el auxiliar de un verbo puede variar dependiendo de si la lectura del verbo es inacusativa o inergativa. Así pues, hay verbos que manifiestan síntomas de inacusatividad o de inergatividad, dependiendo de su interpretación, como mostramos en (32): (32)
Dat Jan in de sloot gesprongen is/heeft. «que Juan a la zanja/en la zanja ha saltado))
4 Torrego (1998), a su vez, propone que los clfticos dativos en espaftol se generan como núcleos de un Sintagma Preposicional que domina inmediatamente alSV.
331
Cuando la oraci6n adquiere una lectura télica, se utiliza el auxiliar zijn y el predicado presenta un comportamiento inacusativo. En este caso, el verbo indica un cambio de lugar, y el Sintagma Preposicional denota el término de ese cambio de lugar. La traducci6n más adecuada en espafiol sería Juan ha saltado a la zanja. Cuando el evento no es télico, se utiliza el auxiliar hebben, sin embargo, y por lo tanto el comportamiento del verbo es inergativo. En este caso, el evento denota una actividad que se realiza en la zanja, y no un cambio de lugar. Es decir, cuando el evento es télico por la combinaci6n de verbo y sus complementos, ciertos verbos intransitivos variables entre inacusativos e inergativos, se comportan como inacusativos. Borer (1994) toma el trabajo de Hoekstra y Mulder como punto de partida para su propuesta sobre la proyecci6n de los argumentos. Partiendo de la hip6tesis central de que la inacusatividad de los predicados no es una cuesti6n puramente léxica, sino un fen6meno más complejo, de carácter composicional, directamente relacionado con las propiedades aspectuales del predicado completo, Borer propone una proyecci6n funcional llamada SASP (de medida del evento, event measure), que es equivalente al AgrO de Pollock (1989), o Chomsky (1991)5. Este sintagma puede o no estar proyectado, y su especificador es una posici6n suceptible de asignar Caso Acusativo. En el caso de los inacusativos, el SASP de medida está especificado, pero no asigna Caso acusativo. Sanz (1996) desarrolla un)! propuesta para explicar la naturaleza de la inacusatividad basada en las observaciones presentadas en este trabajo: la delimitaci6n está correlacionada con la transitividad. Si un verbo expresa una acci6n inherentemente télica (como llegar), es decir, un logro, deberá estar delimitado por un objeto (que no es de medida). Esto es lo que sucede con los verbos denominados inacusativos: todos ellos expresan eventos télicos pero no realizaciones. Por lo tanto, el verbo necesita un argumento interno en el que tenga lugar la acci6n (al igual que la meta es un complemento obligatorio de cruzar en los ejemplos de la Tabla 1). Es ésta la razón de la existencia de la inacusatividad. Al ser estos eventos logros, los argumen5 La proyección aspectual propuesta por Borer es equivalente al Sintagma Aspectual propuesto en Laka (1988) para explicar la relación entre la morfología flexiva y la estructura funcional de la oración en el caso del euskera. En Laka (en prensa), se explora la relevancia de esta proyección para los sistemas ergativos y acusativos.
332
tos internos no pueden ser argumentos de medida, lo cual explica la imposibilidad de la presencia del clítico se. Las únicas excepciones a esta generalización son los verbos caer y morir, porque estas acciones pueden ser concebidas como realizaciones en lugar de logros. Como hemos visto en las secciones anteriores, cuando el clítico está presente, la oración con caer o morir se interpreta como realización, a juzgar por su comportamiento con expresiones adverbiales y con el tiempo progresivo. En el análisis de Sanz (1996), sólo una lengua donde el rasgo [+télico) del Sintagma Evento sea foerte (es decir, requiera cotejo por medio de una operación sintáctica visible) mostrará el fenómeno de la inacusatividad. El inglés contrasta con el español en que la delimitación no se marca sintácticamente, lo cual explica el comportamiento de los verbos supuestamente inacusativos en esta lengua: sintácticamente, no difieren de los inergativos. En resumen, la existencia de los verbos inacusativos es un efecto de la telicidad en la sintaxis, de la misma manera que lo es el clítico se en oraciones transitivas.
4.
CONCLUSIONES
En este artículo, hemos defendido que el modo de acción tiene un papel central en la sintaxis de las lenguas naturales. En particular, hemos mostrado que la gramática del español es sensible a los diferentes tipos de eventos, y que su morfología flexiva se regula en parte según criterios que ataflen directamente a este aspecto de la interfaz entre semántica y sintaxis. El fenómeno que hemos explorado, la distribución del clítico se en oraciones transitivas, recibe una explicación empíricamente adecuada, según hemos argüido, bajo la generalización de que sólo puede manifestarse en aquellos eventos que sean realizaciones. La naturaleza de este clítico, que ha sido con gran diferencia el uso de se menos estudiado el la literatura, escapa, como hemos intentado mostrar, a las propuestas que han intentado dar cuenta de su legitimación en términos de idiosincrasia léxica, o mediante la postulación de papeles temáticos específicos a recibir por el dítico, o en términos de relaciones de afectación o implicación del sujeto. La distribución de este clítico es un fenómeno sintáctico y productivo, y por tanto no puede explicarse por medio de especificaciones léxi333
cas de determinados verbos. La generalizaci6n empírica más adecuada para explicar el componamiento del clítico se en oraciones transitivas, atañe al ámbito de los modos de acci6n, y no a la estructura temática del verbo, o al grado de afectaci6n o implicaci6n del sujeto en la acci6n verbal. Así pues, hemos defendido que la presencia del clítico se en oraciones transitivas en español es una marca sintáctica de la telicidad de un determinado tipo de evento; en panicular, de la telicidad de los eventos con delimitaci6n y medida, es decir, de los eventos denominados realizaciones. Dado que las oraciones transitivas con se en español expresan siempre realizaciones, el estudio de estas construcciones contribuye a iluminar sustancialmente el papel que desempeña el modo de acci6n, y las relaciones aspectuales en general, en la sintaxis de las lenguas, una cuesti6n que ha comenzado a recibir una creciente atenci6n en los últimos años dentro del marco de la gramática generativa. El papel de los modos de acci6n en la gramática, según la presente propuesta, se articula por medio de una categoría funcional que denominamos Evento. Así, el evento no sería un argumento verbal, sino una cabeza funcional, que entra en una relaci6n de cotejo con el sujeto de la oraci6n, produciéndose así la concordancia de rasgos de persona entre el sujeto de la oraci6n y el clítico aspectual. Tentativamente, hemos asumido que la proyecci6n eventiva es el correlato configuracional del Sintagma Tiempo, y no una proyecci6n a añadir en la arquitectura functional. Nuestra hip6tesis y enfoque general se enmarcan dentro de la línea de investigaci6n de trabajos como Tenny (1992, 1994), quien defiende que los rasgos aspectuales son la base de la proyecci6n de la semántica en la sintaxis, y de Borer (1994), quien propone un análisis de los fen6menos de Aktionsart basado en una proyecci6n funcional relacionada con el objeto.
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CUARTA PARTE. ESTUDIOS DIACRÓNICOS
VII. LAS FRASES PRONOMINALES DE SENTIDO IMPERSONAL EN ESPAÑOL* Fé1ixMonge UniversúúuJ de ZarafOu
INTRODUCCIÓN
El trabajo presente es una contribuci6n al estudio de las construcciones con se en español. Emprendido hace ya bastante tiempo el tema desbord6 repetidamente los límites que nos habíamos fijado y así estas páginas son s610 una parte del estudio de conjunto sobre estas construcciones que esperamos publicar sin que pase mucho tiempo. Aparte del se de se lo dije, simplemente hom6nimo -hist6rica, gramatical y semánticamente- de los restantes empleos, hemos dejado aparte, pues, el se reflexivo y recíproco y el se de interés del tipo el perro se comió toda la carne. Es un criterio discutible. Bajo todos los usos del se en español late un sustrato común significativo y la evoluci6n, a partir del latín, la extensi6n progresiva a otros empleos, ha sido el desarrollo coherente y arm6nico de posibilidades que ya existían. No parece lícito, por ejemplo, separar las primeras manifestaciones del valor pasivo de los casos que, sin haberlo alcanzado todavía, estaban muy pr6ximos a él y tenían un mismo origen. • Publicado en Archivo de Filologia Aragonesa, VII, 1955. págs. 1-102. Abreviado y adaptado por la editora con autorización del autor.
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Nos hemos resuelto, sin embargo, aunque la separación resulte artificiosa, a presentar un estudio como éste, limitado a los empleos impersonales del se ---de valor pasivo (se celebraron fiestas, se mataron los cristianos) y de valor activo en construcción transitiva (se mataba a los cristianos) e intransitiva (se vive)- a lo largo de la historia del espafiol. Este criterio se apoya en el hecho de que tales empleos son precisamente lo nuevo de las lenguas románicas frente al latín. Resultado de una evolución cumplida en los primeros siglos románicos y de la que no han quedado muestras, el uso impersonal del reflexivo aparece ya en espafiol, y bastante extendido, desde los primeros documentos conservados. Por otra parte, estos nuevos valores han sido objeto de explicaciones muy diversas y atribuidas a causas muy diferentes. Estudiar las causas y condiciones de su aparición y, más adelante, de su historia y desarrollo en las distintas épocas de la lengua espafiola, es lo que nos hemos propuesto aquí. No han sido abundantes los trabajos de importancia dedicados hasta la fecha a este tema 1. Además del material recogido por nosotros hemos utilizado el que figura en los trabajos de Cuervo (1895), Brown (1930), Keniston (1937a y 1937b) y, sobre todo, los abundantes ejerytplos reunidos en la obra de Karde (1943). Las diferencias entre ellos y el nuestro, en el modo de establecer los grupos de ejemplos y en la atribución de cada uno de ellos a uno u otro valor, proce1 La nota 106 de Cuervo a la Gramdtica de Andrés Bello es valiosísima y la primera contribuci6n de importancia. Los opúsculos de Benot (1910) y Alonso Cortés (1939) tienen una preocupaci6n estrictamente gramatical (logicista y normativa) y, al no tener en cuenta la historia, algunas de las explicaciones resultan equivocadas o simplemente caprichosas. Los dos trabajos más importantes son los de Reichenkron (1933) y Karde (1943), sobre todo este último por ser el único dedicado especialmente a estudiar la historia de estas construcciones y proporcionar una importante cantidad de ejemplos desde el siglo XIII hasta nuestros días. La contribuci6n de Ch. Brown (1930) es muy útil por los materiales que proporciona y por ser una demostraci6n de lo contrario que postula, como diremos en su lugar. Los ejemplos de sujeto personal a que atribuye valor pasivo (incluidas las construcciones con venfn"Se que él considera la pasiva refleja por excelencia) expresan un sentido medio que de ningún modo puede identificarse con el pasivo. Los estudios de Larochette (1939 y 1943) aunque no aportan materiales nuevos, ofrecen una consideraci6n interesante de las construcciones reflexivas en relaci6n con los distintos valores del sentido medio. Las notas de A. Castro (1918) y J. Casares (1941), ambas breves y dedicadas a fijar y explicar el uso correcto, contienen, aparte su utilidad normativa, puntos de vista muy inteligentes sobre el problema.
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den dd distinto punto de vista adoptado, dd modo de evoluci6n que aquí se postula y de nuestro propio sentimiento lingüístico2 • Hemos prescindido de los ejemplos posteriores al siglo XVIII. La situaci6n actual de las construcciones reflejo-impersonales se alcanzó ya en los siglos XVI y XVII y no ha habido después variaciones imponantes. Con todo, ofrecemos ejemplos más tardíos en los casos de falta de concordancia entre verbo y miembro nominal (se vende botellas) y en los que llevan expreso d agente (se anuncia por la Casa Blanca que... ). En ambos empleos, considérense o no como incorrecci6n, se producen en la lengua actual vacilaciones frecuentes.
1. LA SITUACIÓN LATINA En ladn existía una voz pasiva sintética, cuyo índice eran las desinencias pasivas. En español, y en las lenguas románicas, la pasiva se forma de un modo analítico, perifrástico (con los tiempos correspondientes dd verbo ser y d participio pasado del verbo de que se trate. Hay además una pasiva pronominal formada con ayuda dd pronombre reflejo. Se nos plantea el triple problema de saber c6mo, cuándo y por qué ha tenido lugar esa transformaci6n. La pasiva latina era una construcci6n excesivamente recargada de funciones. Apane, naturalmente, del valor estrictamente pasivo, era muy frecuente el valor medi03• Por otra pane, el deponente latino, como el medio griego, tiene una flexi6n común con la pasiva, hasta tal punto que no siempre se pueden distinguir los dos valores. Este deponente tan ligado a la forma pasiva tiene en general los mismos usos que el medio indoeuropeo. Debe advertirse sin embargo que a lo largo de la historia del latín muchos deponentes podían emplearse transitivamente y terminaron por identificarse semánticamente con los verbos activos. 2 Precisamente por no ser hispanohablantes los autores de la mayor parte de los trabajos sobre este problema, ha sido escasa, o poco afortunada, la atención dedicada a determinar la significación exacta de cada uno de los ejemplos aducidos (este reproche se refiere sobre todo, claro está, a los medievales). Se ha sacrificado excesivamente lo semántico en beneficio de lo formal, lo mismo en este punto que a la hora de establecer relaciones genéticas entre los distintos empleos. Se ha procurado aquí tener también en cuenta los factores significativos. 3 Para Reichenkron (1933:14) el más frecuente. Podía tener también el valor de medio de interés (pigneror), el reflexivo (ungor), yel recíproco (copulari dexteras). Stolz y Schmalz (s.f. 1910: 543-544).
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De aquí nace, pues, forzosamente, una indeterminación de las funciones de las desinencias pasivas. Un sistema desinencial no muy popular y que tenía formas intercambiables con la activa, contenía un germen de inestabilidad y había de tender, por tanto, a una mcis precisa determinación de funciones. El deponente latino, como el medio griego, es sabido que conlleva siempre un modo de participación del sujeto en la acción del verbo. Pero había también otros medios para indicarla. Desde la época más antigua del latín, el verbo con valor neutro (llamamos así al transitivo sin régimen directo) puede hacerse acompañar de un pronombre régimen directo. Así, en Plauto quo agis? al lado de quo tu te agis?; insinuavit al lado de insinuavit se. Las construcciones reflejas (el reflexivo era uno de los sentidos posibles de la voz media griega), indicaban, pues, también un matiz de participación del sujeto en la acción del verbo. No ha faltado tampoco la opinión de que el valor medio es tan frecuente en las formas pasivas latinas que debe ser considerado como predominante frente al valor pasivo. La extensión progresiva de las construcciones con ablativo agente (muy poco abundantes en latín antiguo) fue reduciendo poco a poco el valor medio, de participación del sujeto en la acción, de las formas pasivas latinas4 • El rest4tado de todo esto (y consecuencia de la apuntada indeterminación de funciones de las formas pasivas) es que el valor medio no está caracterizado morfológicamente en latín. No existen soportes gramaticales específicos del valor medio, ya que los que se utilizan sirven también de vehículo expresivo a otras varias significaciones. Progresivamente las formas reflejas van despojando a las formas en -or de los distintos matices del valor medio. En el latín (otra consecuencia de la significación múltiple de las desinencias medio-pasivas) abundan más que en griego las formas reflejas. Ya en latín antiguo, para expresar una idea reflexiva indirecta había que recurrir al giro reflexivo sibi comparare (no podía decirse comparan). Más adelante, el pronombre va adueñándose de otros empleos hasta convertirse en el bajo latín en medio exclusivo para indicar la expresión reflexiva directa5• Y en las lenguas románicas nos encontramos tam-
"Vid. Larrochette (1943: 63-64), Reichenkron (1933: 14) y Wackernagel (1926: 1, 131-133). 5 Bassols (s.EII, pág.47).
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bién con que el reflexivo sirve de instrumento a la expresión pasiva e impersonal. La historia del pronombre reflejo, desde la primera época dellaún hasta nuestros días, consiste, pues, en una lenta pero continua expansión a otros empleos desde su reducida esfera primitiva. Veamos cuál ha sido el camino. El pronombre reflejo, como pronombre personal que es, se refiere originariamente sólo a personas. Pero a lo largo de la historia del laún lo encontramos, con una frecuencia progresiva, construido con sujeto de cosa. La extensión de este empleo es quizás el hecho más importante de la historia del se y el origen de los oficios pasivo e impersonal activo que estudiamos en este trabajo. Para Meyer-Lübke (1900: §215) «la diferencia originaria entre el verbo y el reflexivo es que este último sólo puede ir con sujetos que poseen actividad propia; así flres aperiuntur 'las puertas se abren' o 'las puertas son abiertas', es meramente pasivo, pero cuando desaparece la idea del autor de la actividad contenida en apeTire, y viene a expresarse el cambio percibido en la puerta, que por su parte aparece como una actividad, entonces aperiuntur pierde su significación objetiva y se hace subjetiva o medial)). Se construye flres aperiuntur alIado de flres se aperiunt. Al emplearse así el reflexivo en lugar de la voz media, quedaba facilitado el paso a un empleo pasivo o cuasi pasivo. Esta evolución ha preocupado a muchos estudiosos.
1.1. la interpretación idealista Tiene una individualidad bien definida entre los intentos de explicación dados hasta la fecha. Su formulación más orgánica corresponde a Elise Richter (1909). En un precioso estudio, que adolece de los defectos de todas las explicaciones unilaterales, reúne en un todo coherente los factores que, desde puntos de vista psicológicos y espirituales, han ocasionado la extensión del reflexivo a otros empleos. El reflexivo, por su carácter de pronombre personal, se aplica originariamente sólo a personas. En la época imperial y en el latín vulgar, se construye también con objetos inanimados por un proceso de animización y personificación. Pero es que, estilísticamente, obedece en último término a un deseo de énfasis. Si se trata de sujetos, para destacar la especial ((Zustand)), situación física, y, más frecuentemente, psíquica, de la persona. Si son objetos inanimados,
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para conseguir con el énfasis animizador una mayor plasticidad y viveza. La personificación de los objetos privados de vida sería también lo que explicase el paso del reflexivo al pasivo. De aquí que estén en forma reflexiva todas las expresiones de movimiento de los objetos inanimados (la puerta se abre). La analogía sintáctica explicada el valor (mejor, el empleo) pasivo de la forma pronominal al desconocerse, o no nombrarse, el sujeto de la acción (la casa se vende). Y también el uso impersonal. Vivitur, creditur, itur pasan a una forma pronominal (se vive, se cree, se va) por idéntico camin06 • Veremos inmediatamente, al considerar el reflexivo como medio de intransitivización, los reparos que admite el punto de vista idealista, al menos en el establecimiento de relaciones genéticas7• 1.2. El reflexivo medio de la construcci6n intransitiva Frente a la interpretación, ciertamente superficial, que ve en algunos usos latinos del se un giro equivalente de la pasiva, se han fijado posiciones que descubren una complejidad mucho mayor. En el año 1941 publicó Wistrand un importante trabajo 6 Terracini (1945), en un estudio sugerido por el libro de Anne Granville Hatcher (1943), y dedicado a examinar problemas que allí no se plantean, confirma, como conclusión de tipo histórico-comparativo, «la extensión característica del reflexivo al impersonal que la comparación de las lenguas modernas permite reconstruir para la edad de la unidad románica». Estudia este uso en Etnia y sefiala idéntica conclusión en Reichenkron (1933: 45) al estudiar este ejemplo se potest observare de Animo. Es decir, se acompafia a potest (empleado impersonalmente) y no a observare. Por lo demás, y dentro de una postura estrictamente idealista, ve en esta extensión de los usos del pronombre reflejo, junto con otros fenómenos concomitantes, un desplazamiento entre la esfera tradicional del verbo y del sustantivo y cree que «en este desplazamiento halla su expresión un sentimiento nuevo de la realidad inherente a lo que podemos llamar mentalidad romántica» (pág. 17). 7 Aunque la idea fundamental es cierta (y nueva únicamente en el rigor y amplitud de su formulación), el habitual desinterés del idealismo por los factores estrictamente gramaticales, atinentes al sistema de lengua, convierte este bello edificio conceptual en una construcción inestable. Los nexos establecidos entre los distintos empleos del reflexivo son a menudo insuficientes, cuando no falsos. Sin embargo, tiene también ideas fecundas y que han dado ya mucho juego en el estudio del problema.
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que atañe a este problema. Admite que el reflexivo imprime una cierta animización o personificación al sujeto de cosa. Y señala como hecho fundamental, que tal construcción es escasa en la latinidad temprana y muy frecuente en la tardía. Poco a poco, a medida que se extiende, pierde la fuerza y la plasticidad que la construcción tenía en su nacimiento. Y así va debilitándose su contenido significativo y pierde sobre todo su carácter personificador para convertirse, como en románico, en un medio de la (
8 Esta interpretación permite desechar muchos de los ejemplos aducidos romo construcciones reflejas equivalentes a la pasiva. Analizados a esta luz queda el reflexivo como medio de intransitivizaci6n, si bien, romo admite Wistrand, en muchos casos no se ha operado una grarnaticalización completa y rontinúa vivo, en mayor o menor medida, un elemento enfatizador. Karde discute, apoyándose en Wistrand, algunos de los ejemplos aducidos con más frecuencia. Así en los del tipo se vocare=vocari aducidos por Reichenkron, como quoniam in marina qui se vocat padule de &pi [Códice Diplomático Barese, p. 9], el sentido neutro es siempre posible siempre que el aspecto del verbo sea durativo. En el siguiente ejemplo: tunc
mmsibus stptnn se mutÚzbit terra ptr ignnn. Et qui foit humilís venims de catlo videtur [Commd Carm. Apoll041], Karde se manifiesta también a favor del sentido neutro. Sneyders de Vogel (1927: 160bis) había visto aquí un claro valor pasivo. Klirde traduce se mudare por el francés devenir puro plus pur y lo rompara ron el se purifitr en los ejemplos de Lineé les eaux se purifient par le filtrage y líJme se purifie par la plnitence. Y extiende el valor medio-intransitivo a los casos en que el verbo prononúnal tenía un sujeto animado (la debilitación del sentido reflexivo es aquí muy antigua según Reichenkron (1933: 17».
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1.3. Del valor intransitivo al pasivo
Así pues, el uso de la forma pronominal con valor medio e intransitivo se explica por la debilitaci6n del sentido reflexivo cuando el sujeto es animado y por la acci6n anal6gica y la personificaci6n si el sujeto es inanimado. El problema consiste en saber c6mo, partiendo de este uso, ha llegado a tener la construcci6n sentido pasivo. La afinidad entre los sentidos pasivo e intransitivo es evidente. La diferencia entre ambos y el activo es que la acci6n no tiene un efecto externo, sino que se consuma en el mismo sujeto. Naturalmente, cuando en la construcci6n pasiva se expresa el agente, es muy clara la diferencia entre lo pasivo y lo intransitivo (en los verbos intransitivos la acci6n se produce siempre por obra del sujeto gramatical y no de otro sujeto). A pesar de ello con verbos intransitivos en que la actividad del sujeto sea muy pequeña (en latín verbos como perire, cadere, interire, vapulare, accidere) puede darse una acepci6n pasiva e incluso llevar expreso el agente con a+ahlativa9. Más aún, como es bien sabido, hay en latín verbos activos que se usan siempre con significado pasivo. Así, veneo y pereo tienen habitualmente el significado pasivo de venere y perdere (y el hecho de que un verbo con forma activa tenga un significado pasivo queda en pie, aunque la explicaci6n de ello sea en último término etimoI6gica). Y la pasiva del tema de presente de facere se forma con fio de significaci6n intransitiva ('devenir') pero que en este uso significa 'ser hecho'lo. No parece, pues, que sea muy difícil el paso del sentido intransitivo al pasivo. Admitiendo que el reflexivo sea un medio para el nacimiento del sentido intransitivo, no es éste un argumento en contra de que el sentido pasivo de las construcciones reflexivas se
9 Pnire. ca4ert. interire. pueden asumir la acepción de 'ser asesinado'; vapulare, propiamente 'recibir golpes' y, por extensi6n, 'ser golpeado'; acciJere, 'acontecer' y, en sentido praegnans, 'ser impuesto un castigo'. Son ejemplos del significado pasivo con expresi6n del agente: (i) Torqueor, infesto ne vir ab hoste cadat [Ov. Hrr.• 9.36]. (ji) Si quid ei gravius a Caesare accidisset [Caes. Ga/l. 1.20,4). 10 Cf. Bassols (s.f.: 11. 43-44); Sneyders de Vogel (1927: §160bis) y Reichenkron (1933: 17).
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origine en el estadio intermedio que supone el significado intransitivo (más adelante indicaremos las causas que a nuestro juicio confluyen en esta evolución). Sin embargo, Sven Klirde, en el valioso estudio ya citado, se negaba resueltamente a admitir que el sentido pasivo haya podido tener su origen en el intransitivo por simple evolución. Expondremos con detalle su punto de vista. No le satisfacen las explicaciones de Elise Richter, Reichenkron y Wistrand 11. Nada nos autoriza a suponer a priori, en opinión de Karde, que el pronominal latino con valor medio haya originado, por evolución, expresiones del tipo la casa si vendel2 • En su opinión, la única explicación posible del nacimiento de las pasivas reflejas es que la forma pronominal, además del valor intransitivo del verbo sin se, puede expresar también otro matiz que permite llegar al sentido pasivo. Entre las dos posibilidades extremas (sujeto gramatical=agente y sujeto gramatical=objeto lógico) hay toda una serie de matices intermedios, expresos (con los verbos hacer, dejar, etc.) o sobreentendidos. Y esta libertad de dejar sobreentenII Respecto a Richter, afirma que, en todo caso, la analogía sintáctica no tiene la fuerza ni la extensi6n que ella le atribuye. Elladn no ofrece indicios seguros de esta extensi6n anal6gica. A Wistrand le parece necesario que el sujeto sea nombre de cosa y que el verbo exprese una acci6n cuya ejecuci6n suponga una intervenci6n de un agente. Pero, adviene Karde, dado que elladn no emplea la forma pronominal con valor pasivo, estas condiciones propicias no se dan jamás (el mismo Wistrand hace observar que los verbos que indican una acci6n exclusivamente humana no admiten de ordinario el empleo pronominal con sujeto inanimado). Finalmente, la explicaci6n de Reichenkron no le parece ni siquiera digna de discutirse. 12 La debilitaci6n del sentido reflexivo que se adviene en ladn parece haber tenido como única consecuencia el que ciertos verbos (sobre todo los que expresan movimiento material o cambio de estado de ánimo) hayan adquirido en su forma pronominal un valor medio que no difiere esencialmente del sentido intransitivo. y las formas transitivas, según Karde, no son aptas para expresar un sentido pasivo. El que un verbo neutro pueda, en ciena medida al menos, sustituir formas pasivas de los verbos transitivos no es prueba suficiente, puesto que no se trata de una evoluci6n general, sino que afecta s610 a unos cuantos verbos, la mayor pane de los cuales indican una acci6n que supone la intervenci6n de una persona y evocan, por tanto, la idea de agente (vapulo, etc.). Y añade que, cualquiera que sea la opini6n adoptada, es un hecho que los verbos intransitivos de este cipo (los no pronominales) no se usan con valor pasivo en las lenguas románicas. Este hecho permite dudar de que sea tan fácil como se ha creído el paso del sentido intransitivo al pasivo.
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didos los matices intermedios explica la aparición de frases del tipo /a casa se vende. Aquí no hay conflicto entre el pensamiento y su expresión. Naturalmente, el sujeto inanimado no participa en la acción real y en este sentido no puede ser concebido como actuante. Pero es susceptible de participar en la acción en tanto que se presta a su ejecución. Por ejemplo, dice, /a maison se /aisse vendre. No se trata de un ((00 estorban), ya que esto supondría una voluntad, sino de cualidades inherentes al sujeto que favorecen la acción y convierten la ejecución en algo posible o conveniente. Y así, aun no teniendo actividad material, el sujeto contribuye a la realización de la acción y su participación es suficiente para que se le pueda considerar como actuante a pesar de la significación del verbo que, en principio, parece excluir de este oficio un nombre de cosa. En suma, concluye Karde, en las frases del tipo la casa se vende, hay dos ideas en concurrencia: la de una actitud más o menos activa del sujeto (originada por la construcción activa de la frase), y la de la pasividad del sujeto (derivada de la significación del verbo, que indica una acción cuyo cumplimiento supone la intervención de una persona) 13. Este planteamiento parece en algunos aspectos exagerado. Y es sin duda el que más resueltamente niega la posibilidad del paso de uno a otro sentido. Debe recordarse que las desinencias pasivas tienen en latín múltiples funciones, de las cuales sólo una (y para algunos ni siquiera la más importante) es la de expresar el sentido pasivo. Son aptas también para expresar matices del valor medio. La construcción refleja es también instrumento de este mismo valor. Es interesante subrayar este punto. La extensión del reflexivo a otros oficios más cercanos a la pasiva se explica por la debilitación de la fuerza personificadora, por el desgaste de la expresividad que produce el uso frecuente. Y entonces el reflexivo se convierte en instrumento de un valor medio e intransitivo. Ahora bien, para apreciar la facilidad del paso de este sentido al pasivo basta tener en cuenta el hecho de que indica una modificación del sujeto, un acontecimiento que atafie al sujeto, pero sin precisar el origen o el autor del proceso. Si el contexto indica que el
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Toda esta argumentación viene desarrollada en las páginas 77-83.
autor del proceso es el mismo sujeto, tenemos un medio de interés o un medio reflexivo; si el contexto indica que el ~ente es exterior al sujeto la forma media adquiere un sentido pasivo l . Así pues, a medida que el se vaya perdiendo su fuerza expresiva personificadora, es decir, a medida que vaya gramaticalizándose como instrumento del valor medio e intransitivo, depende sólo del significado de cada verbo el mayor o menor sentido pasivo que tenga la construcción refleja. Suele aducirse como prueba de que el valor de las construcciones reflejas es en latín intransitivo y no pasivo, el hecho de que no admiten la expresión del sujeto agente en ablativo. Nosotros estamos conformes en el hecho de que en latín el giro no llega a ser nunca una expresión pasiva. Pero añadimos más. También a todo lo largo de la historia del español repugna el giro reflejo la expresión del agente. Así pues, la conclusión que puede obtenerse de los hechos latinos, es decir, que el giro es por principio, impersonal, ya que repugna la expresión del agente, puede aplicarse con igual legitimidad a los hechos españoles. Esta argumentación no pretende probar que en latín se diera un sentido pasivo, sino únicamente que el mayor o menor acercamiento al valor pasivo partiendo del medio intransitivo (y hablamos sólo, claro está, de la construcción con sujeto de cosa) depende sólo del contexto y del significado del verbo. Pero el proceso de gramaticalización estaba ya muy avanzado en los dos primeros siglos de nuestra era y el resultado final {la pérdida progresiva de la fuerza personificadora del reflexivo que llega a utilizarse en los casos en que de ningún modo puede ser pensado el
14 Véase Larrochette (1943: 62). Además. la coexistencia para los mismos empleos de la pasiva sintética y de la forma refleja está probada en latín por numerosos ejemplos. Así. en la Mylomedícina, 7: cum ceperit veterescere et matura fieri collíget se et spíssat et fit. ejemplo en que nos encontramos con la identificación de una forma pasiva y otra refleja. En cambio. un ejemplo de que el procedimiento no estaba todavía fijado en hépoca ya románica. lo encontramos en un Glosario italiano: ut adlumínentur se ípsa petata [Composítíones ad tíngentÚl mussíva, Italía, siglos VII-VIII, tomado de Díaz y Díaz (1950: 226, l. 17)]. Hay. como se ve. una delatora utilización de las dos formas que pedía adoptar la pasiva sin agente. Esta redundancia morfológica prueba que el procedimiento no estaba aún fijado o que la tradición literaria daba lugar a una ancha zona de vacilaciones.
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sujeto como actuante: el libro se lee, la casa se vende) estaba asegurado lS • No parece preciso, pues, recurrir a explicaciones más o menos rebuscadas para justificar el paso de uno a otro sentido. Se trata precisamente de estadios distintos del proceso de gramaticalización de un elemento expresivo l6 • El matiz que el se añade a la construcción puramente intransitiva, y que Karde trata de explicar y analizar como elemento necesario para el paso del valor intransitivo medial a las frases del tipo el libro se lee, la casa se vende, es nada más que el valor medio, de participación del sujeto, que las construcciones con se han tenido desde su origen, y cuya pérdida conduce a los valores activo y pasivo impersonales.
15 Es interesante considerar a este respecto la tesis de Müller (1924). Para él es falsa la idea de que el uso del reflexivo con un verbo activo y sujeto inanimado es una formación nueva para reemplazar a la pasiva sintética (contra Grandgent; éste afirma, y eS general la oposición a su punto de vista, la existencia en ladn vulgar de un giro pasivo littera se scibit en sustitución de la pasiva sintética). Los lingüistas se han interesado por esta construcción sólo en los últimos escritores y por eso la consideran propia de la época latino-vulgar. Pero una prueba suficiente en contra sería encontrarla en los primeros monumentos de la literatura latina, decrecer su uso en el período clásico y volver a encontrarla en el tardío (da numerosos ejemplos de Catón, Varron, Vitrubio, Cicerón, César, Livio, Celso y Prisciano. Y aún prueba con un texto de Vegegio que la construcción no repugnaba a los puristas latinos). Y así su escasez en la prosa clásica es más una cuestión de estilo que de lenguaje. Así pues, que el reflexivo desempeñe oficios que son propios de las desinencias pasivas, no tiene lugar de modo general hasta la desaparición de la pasiva sintética (que él fija en el siglo VIII), pero es un procedimiento vivo en todas las épocas del latín. Y esto viene a probar nuestro punto de vista puesto que se trata de un proceso de gramaticalización independiente. La extensión del reflexivo es, pues, más aparente que real, puesto que, aunque no generalizados, eran usos presentes mucho antes de la época latino-vulgar. 16 Naturalmente, la consolidación y la generalización del procedimiento en la época del ladn tardío o del románico común, se vio favorecida por la desaparición del sistema pasivo sintético. Este hecho, por lo demás, como otros muchos del ladn, está presente en época bien temprana. Y así encontramos en una tablilla de defixión romana fechada entre los siglos 1 a.e. y 1 d.e.: ubi mortuos nec ad deos nec ad homines acceptus est, seic Rhodine aput M. Licinium accepta sit [tomado de Díaz y Díaz (1950: 41, 1.15)]. El triunfo de esta perífrasis consolidó para los casos medio, impersonal o sin agente la construcción con se.
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2. LA PASIVA REFLEJA EN ESPA1i¡OL ANTIGUO
El sentido pasivo en las construcciones con se se manifiesta en espafiol desde los primeros documentos de la lengual7. Hemos afirmado que el paso del sentido intransitivo al pasivo es no sólo posible sino lógico (si el proceso continúa su evolución) ya que ambos son nada más que etapas distintas de la gramaticalización de un elemento expresivo y significativo. En antiguo espafiol este proceso no se había cumplido del todo en muchos casos que hoy ofrecen problema de clasificación. Los matices de mayor o menor acercamiento al sentido pasivo se multiplican y es precisa una atención cuidadosa para distinguirlos en cada caso. Los factores que determinan uno u otro sentido son varios y van desde el sentido del verbo hasta el orden de colocación de las palabras en la frase. La evolución posterior de las construcciones con se impone la exigencia metodológica de tratar separadamente las frases con sujeto de cosa de las que llevan sujeto impersonal.
2.1. Pasiva refleja con sujeto de cosa 2.1.1. Frases con infinitivo
En los giros se+verbo auxiliar+infinitivo el caso más frecuente es que el auxiliar sea de los llamados modales (deber, poder, etc.). Es preciso tener en cuenta que el infinitivo, si bien forma, en medida variable, una unidad verbal con el auxiliar, conserva también un cierto grado de independencia que permite considerarlo de algún modo como un régimen del auxiliar (aunque no tanto como si se tratara de un sustantivo regido por un verbo semánticamente independiente). Tal cualidad tiene importancia para el nacimiento de la construcción impersonal activa con se. Debemos afiadir que esto es 17 Esta afirmación debe entenderse dicha sólo en la medida en que pueda hablarse de sentido verdaderamente pasivo de los giros reflejos. M:is adelante nos ocuparemos de este punto. Pero el pronombre reflexivo, instrumento como hemos visto de un valor medio e intransitivo, al extender sus empleos a los valores pasivo e impersonal. adquiere una diversidad de significaciones cuya delimitación es dificil de examinar muchos de los ejemplos particulares.
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s610 cierto cuando se trata de verbos intransitivos. Si existe un miembro nominal régimen queda reforzada la unidad verbal auxiliar+infinitivo y el auxiliar sirve únicamente para añadir un matiz modal a la acci6n expresada por el infinitivo. Y en este caso la frase tiene valor pasivo. El significado del verbo auxiliar incorpora al infinitivo una noci6n de imposibilidad, obligaci6n, etc. 18 Las frases <se + verbo auxiliar + infinitivo> con valor pasivo se encuentran desde los primeros documentos del españoP9: (1) a. El XXXV capitulo fabla en saber en que tiempo se deuen comprar las heredades [L.C, 2a]. b. Ca Tolomeo dize: Yo veo que's deuen poner las cosas en tres maneras [L. C, 17b]. c. El que pudiere refrenar su ira, e dar pasada a las cosas que se pueden tolerar [Claros varones, 28,10]. d. Deve el rey tener en la mano diestra el libro de la ley porque se deven judgar los omes [Zifizr, 316,8].
El se construido con la perífrasis verbal haber+de+infinitivo no plantea problema semántico especial. A la significaci6n del verbo se añade, como ocurría con el auxiliar modal deber, un matiz obligativo y la construcci6n tiene un sentido pasivo lo mismo que en el caso anterior. No es tan abundante como las frases auxiliares modales. 18 Existen también frases con el verbo en forma personal cuya significación implica la de los auxiliares modales (poder, deber, saber). Este valor se da en toda la historia del espaJiol:
(i)
Non te entremetas de ender~ 10 que se non endereslja, ni de abivar 10 que no se abiva [Calila e Dimna, 148.2].
(ii) Hay cosas que se saben y se callan [Cruz, Sainetes, 294,a]. En la actualidad son de uso corriente giros como eso no se dice, eso no se hace, con el significado de no debe o no suele decirse. Tobler (1902-1906: 11, 75) atribuye para el francés a las frases del tipo cela ne se dit pas, un valor pasivo que Klirde les niega (1943: 82 n.). Es muy dudoso que 10 tengan, aun en el caso de que se utilicen con el sentido obligativo indicado. Más adelante veremos otros ejemplos al ocuparnos del nacimiento de un sentido activo impersonal. 19 Obsérvese la frecuencia de las frases pronominales con sentido pasivo e imperativo en los textos legales del medievo.
354
(2) a. El XL capitulo fabla en demandar al conceio en cosa que's a de fazer por mandado del conceio [L. c., 80a]. b. Rrazon es que se ha de decir aparte [Catita e Dimna, 101,12]. c. Las palabras no se han de contar sino pesar [Urrea, Cancionero, 11]. El giro se+infinitivo es de aparici6n más tardía y no había cristalizado aún en la lengua medieval. (3) a. Mas agora non es para se dezir lo que ombre vee que seria vergon~oso de contar [Corbacho, 6]. b. Las famosas hazañas mías, dignas de tallarse en bronce, exculpirse en mármoles, pintarse en tablas [Quijote, I, 108,8].
2.1.2. PasiviJaJ de las construcciones se+infinitivo Uno de los factores que favorecen el sentido pasivo de las construcciones con se es la existencia de determinaciones adverbiales que delimiten el tiempo, lugar, modo, etc. de la oraci6n. Son modos de concretar e individualizar la acci6n del verbo. Estas concreciones pueden estar expresadas por auténticos adverbios o por elementos diferentes que van desde una frase de sentido adverbial hasta el tiempo o el significado del verbo. Así, los tiempos perfectos y los verbos con sentido perfectivo, al indicar acci6n cumplida y acabada, sitúan la acci6n de modo más preciso que un presente intemporal de un verbo imperfectivo. La expresi6n del agente, aparte de destacar que la actividad que recibe el sujeto paciente está realizada por otro sujeto (con lo cual se llega a un sentido pasivo completo), es también un modo de concretar y situar la acci6n del verbo ya que, si no se expresa el agente, la frase es semánticamente impersonal. Sin embargo, en los primeros documentos de la lengua, se da con más frecuencia un sentido equivalente de la construcci6n pasiva perifrástica en giros de máxima abstracci6n e indeterminaci6n, como son las frases con infinitivo, que en aquellas que indican una acci6n concreta y ya realizada. Estas construcciones tienen desde el principio valor pasivo. El que se trate, en general, de acciones posibles y no reales de ningún
355
modo altera este hecho. A una frase activa no le negaríamos tal valor sólo porque la acción expresada fuera posible y no real. Creemos que tampoco es lícito en los giros de se+infinitivo con sentido pasIVO. El sentido pasivo aparece, pues, en las frases reflejas con verbo auxiliar e infinitivo para indicar acciones posibles y durativas, desde los primeros documentos del español. También, como veremos, para expresar acciones reales pero con una frecuencia menor o un valor no tan claramente pasivo. Debemos preguntarnos por la razón de este hecho en el español antiguo. Veíamos en latín cómo el reflexivo se unía a los objetos inanimados para cumplir una función animizadora, expresiva y enfática. Al debilitarse esta función, al convenirse en ella el reflexivo más y más en un simple útil gramatical, se hacía instrumento del valor intransitivo, aunque sin perder completamente el matiz medio de participación del sujeto en la acción del verbo. No existía, claro está, la expresión de un agente exterior (Myrina, quae Sebastopolim se vocat; [ores se apariunt). Decíamos entonces que la expresión se acercaría al valor pasivo en la medida en que el se terminara de perder este residuo de valor medio, es decir, en la medida en que terminara de gramaticalizarse. Parece lógico que este último paso se cumpliera en aquellos casos en que, como en las frases de infinitivo, la acción verbal es de tal abstracción e indeterminación, que facilita el olvido de algo tan subjetivo y huidizo como el valor medio. La construcción del infinitivo con los auxiliares modales, al constituir frases de acción posible pero no real, favoreció también el nuevo sentido. El infinitivo es además una forma impersonal. No es de extrafiar, pues, que la forma infinita del verbo, abstracta e impersonal, fuera el puente, al tiempo que la primera manifestación del valor pasivo, para la extensión del nuevo sentido a acciones de tipo más concreto y momentáneo, siempre que no llevaran expreso un agente exterior. Si en las frases con se (la puerta se abre) con sentido medio intransitivo sustiruíamos la forma personal por un auxiliar + modal + infinitivo (la puerta no puede abrirse) la expresión se despersonaliza por decirlo así (con respecto al grado de personificación del objeto inanimado), yel sentido se conviene en abstracto, indeterminado e impersonal. Por ello se pierde el residuo del valor medio y el sentido se acerca resueltamente a la pasiva. 356
2.1.3. FrllSes con el verbo en forma personal
No siempre es fácil distinguir cuándo hay sentido pasivo y cuándo no en las frases reflejas. Los criterios formales, gramaticales, fallan y es preciso tener muy en cuenta los semánticos. No hay diferencias formales entre se celebraron las fiestas y se abrieron las puertas (v.gr. durante un huracán). Sin embargo, la primera tiene sentido pasivo y la segunda no. El pronombre reflejo es, sobre todo, instrumento de un valor medio. Su oficio más antiguo y más importante, incluso en la lengua de nuestros días, es indicar que el sujeto participa de algún modo en la acci6n del verbo. Esto ocurre lo mismo en los usos reflexivo y recíproco que en el énfasis animizador de objetos inanimados que veíamos ya en latín (en las frases del tipo durante el huracán las puertas de las casas se abrlan con estrépito) que en los llamados dativos de interés (el perro se comió toda la carne). Por ser este valor medio fundamental, el se lo incorpora a las frases de que forma parte siempre que el contexto 10 permite. Únicamente adquiere valor pasivo la construcci6n cuando el sujeto no puede considerarse de ningún modo ni en medida alguna como depositario de la actividad o participaci6n en la acci6n del verbo. En general, el sentido pasivo en las frases con se depende en cada caso de una serie de factores del contexto. Es la combinaci6n de estos factores y no cada uno de ellos considerado aisladamente 10 que determina el valor pasivo, la pérdida del significado medio, al resultar imposible imaginar el sujeto como obrante o como participante. Los más imponantes a nuestro parecer son los siguientes: significado del verbo, cualidad de la acci6n verbal, tiempo del verbo, necesidad de un agente exterior, carácter del sujeto y grado de concreci6n de la acci6n. Naturalmente favorece el sentido pasivo la necesidad de un agente exterior al sujeto y el que éste sea de tal naturaleza que resulte difícil imaginarlo como obrante o participante. Los verbos perfectivos y de acci6n momentánea, si en el contexto figuran determinaciones que sitúen y concreten la acci6n, pueden expresar un valor más claramente pasivo que verbos imperfectivos de acci6n durativa. Lo mismo puede decirse de los tiempos perfectos y puntuales. Un pretérito puntual puede dar lugar a un sentido más pasivo que un presente intemporal. Sin embargo, es en la forma infi357
nita del verbo con un sentido de obligación o de posibilidad donde hemos visto proliferar este sentido con más abundancia en la primera época del español. Puede afirmarse que se pierde el valor medio y se alcanza el pasivo por primera vez en las acciones de máxima abstracción y generalidad (las frases con infinitivo). Pero una vez presente este valor en las construcciones con se, y extendido a las formas personales, viene favorecido e intensificado por todos los factores que determinen y concreten la acción del verbo. Es cierto que ni en uno ni en otro caso llega a permitir el grado de pasividad la expresión del agente y que la construcción es, por principio, semánticamente impersonal. De todos los factores indicados el más importante es sin duda el significado del verbo. Naturalmente, nos referimos siempre a acciones transitivas. Él es quien con más fuerza puede hacer posible o impedir que el sujeto pueda ser concebido de algún modo como obrante o participante. Pero en general tampoco puede determinar él sólo el sentido pasivo. Es la combinación de todos los factores sefíalados (y de otros más: v.gr., el orden de las palabras en la frase), lo que determina la pasividad. Por ello es forzoso el examen de cada uno de los ejemplos apoyándonos, como hemos dicho al principio, mucho más en los factores semánticos que en los formales. Cosa lógica, por lo demás, ya que lo estudiado es una categoría semántica. El olvido de este hecho ha sido causa, con demasiada frecuencia, de interpretaciones defectuosas. Damos a continuación algunos ejemplos del valor pasivo en las frases con se, sobre todo en la primera época del espafiol: (4) a. Et si no fallaren mueble, se vendan tanto de la heredat porque se cumpla aquello [Derysas, 331]. b. Las puertas del alcas;er, mio Cid lo mandó, que non se abriessen de dia nin de noch [Cid 2002]. c. Los romanos recebieron bien el libro et las razones, et mandaron que se leyessen [Crónica General 302a 49]. d. El conceyo se faga o mandaren los alcaldes [Fuero de Salamanca, 159,6]. e. Se quemaron e robaron dos lugares [Don Enrique IlI, t07a 29]. f. E mucho mas se ha de estimar un diente que un diamante [Quijote, II, 301, 3]. 358
2.1.4. Frases con determinaciones adverbiales Los adverbios o las determinaciones adverbiales en las frases construidas con se favorecen el valor pasivo. Al situar o concretar la acción de uno u otro modo, al indicar las circunstancias que la rodean, es menos fácil que subsista un posible resto de valor medio e intransitivo, ya que el acento psicológico de la frase carga sobre el hecho de dónde, cuándo, cómo, etc., la acción fue, es o será realizada. La forma gramatical es aquí un escollo para la permanencia de un matiz que implica participación subjetiva. La pasiva viene igualmente favorecida si expresamos la causa, condición, instrumento, etc., es decir, todo aquello que pueda indicar que se centra el interés del que habla o escribe en que la acción sea realizada. Los ejemplos no faltan desde los primeros documentos y a lo largo de la historia del español: (5) a. Este casamiento oy se otorgue en esta cort [Ciel3412]. b. Envio luego sus cartas a Petronio que si la ymagen no era puesta en el templo, que la non pusiesse dalli adelante. Et por esta razón non se puso, porque ell alongara el fecho fasta que viniesse la respuesta [Crónica Genera4 117b,16]. c. Ladron o traydor non se ampare en la eglesia [Fuero de Salamanca, 141, 2]. d. Juan de Sayauedra quel ardid habia traido, les dixo que debian combatir luego la villa, lo cual se puso luego por obra, y combatióse de tal manera que prestamente se tomó por fuerza de armas [Mem.div. hazañas, 14a 6]. e. A pensar que haziamos enojo, de otra suerte se hiziera [Rueda, Teatro, 154,3].
2.1.5. La expresión del agente El sentido pasivo de una expresión refleja queda naturalmente reforzado si indicamos el agente que obra. Ya hemos advertido, sin embargo, que esta construcción no admite sin repugnancia 359
que el agente, introducido por por o de, vaya explícito. Hemos insistido en que la pasiva refleja es, por principio, semánticamente impersonal. La impersonalidad desaparece en cuanto se expresa el agente. El sentido pasivo (pasivo impersonal) aparece, según advertíamos anteriormente, cuando, a partir de las construcciones reflejas de sentido medio e intransitivo, el contexto (en funci6n de los varios factores ya señalados) impide que el sujeto gramatical pueda ser considerado de algún modo como obrante o participante. El valor pasivo así alcanzado expresa que la acci6n es sufrida por el sujeto gramatical; pero, a lo largo de la historia del espafiol, nada autoriza a suponer que se haya dado en el sistema de la lengua el paso siguiente, es decir, la expresi6n del agente que realiza la acci6n que sufre el sujet020• Encontramos, sin embargo, ejemplos de construcci6n refleja con el agente expreso en las distintas épocas de la lengua. Y sobre todo en los siglos XV y XVI, época de la extensi6n de la nueva construcci6n se matabá· a los cristianos, se les mataba y se vive. Es 16gico que, dada la pasividad de estas frases, se sienta en ocasiones la necesidad de expresarlo. Pero no es menos cierto que, en este caso, se prefiere y se ha preferido siempre el giro pasivo perifrástic0 21 • Del mismo modo que la construcci6n refleja predomina cuando la frase pasiva es semánticamente impersonal. Veremos, sin embargo, que la significaci6n del verbo determina en parte la elecci6n de uno u otro sintagma. Puede afirmarse que la lengua prefiere el giro perifrástico cuando se indica el agente y el reflejo si el valor es impersonal. Las preposiciones que introducen el agente son por y de (ésta en menor medida 20 Vid para la construcción del agente en estas construcciones Lenz (I920: 110), Keninston (I937b: §35.22) y (I937a: §35,253); Karde (1943: 90-93). Para el agente introducido por de vid. también Cuervo (1886: 11, 214,b). 21 No es raro ver en el actual lenguaje periodístico frases como: se anuncia por la Casa Blanca que... Pero la lengua prefiere, al menos por ahora, el giro activo en estos casos. La apreciación de Wistrand al considerar que sólo cuando la construcción refleja permite la expresión del agente puede hablarse de un valor distinto de las restantes formas intransitivas del verbo, supone negar que existe sentido pasivo en las construcciones reflejas del español, o dicho sentido se alcanza sin salir del pasivo impersonal. Pero el agente figura sólo esporádicamente. La frase refleja con agente no figura. al menos hasta la fecha, entre los sintagmas del sistema de lengua.
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y no actualmente). Incluimos también una frase de Ximénez de Urrea con el agente introducido por tJ-2: (6) a. Sefíor, todo hombre es de oir, porque el espíritu de dios donde quiere espira, y muchas cosas se callaron por algunos grandes varones que se dixeron por otros menores [Mem. divo hazañas, 25b, 7]. b. Toda la gente común lanzaba un tan grande y continuo alarido, como si la ciudad se entrara de enemigos [Historia de/Abencerraje, 508b, 33]. C. Los indios se tienen por los espafíoles por esclavos [Obras escogidas de filósofos, 220a, 7]. d. A su mano se an hechol se an hecho y se an desechol cinco mil virgos de putas [Urrea, Cancionero, 478].
2.2. Pasiva refleja con sujeto de persona
Las construcciones reflejas con sentido pasivo y sujeto de persona tienen en espafíol una extensión mucho menor, en cantidad y en ámbito cronológico, que las construidas con sujeto inanimado. La razón es obvia si se acepta nuestra argumentación sobre la génesis de estas frases. El pronombre reflejo, pronombre personal e instrumento de un valor medio, extiende sus empleos en ladn hasta convertirse en un útil gramatical que expresa un sentido medio e intransitivo. Planteábamos el sentido pasivo como el límite de una pérdida progresiva del valor medio que el pronombre les comunicaba. Si,
22 Ejemplos de complemento construido con por pero sin valor de agente (instrumental, el medio, causal):
(i)
Dios...es aquel por quien todos los buenos dichos ee fechos se dizen et se
fazen [Lucanor. 5.11]. (ii)
Este bien se cobra por las obras [lb.• 20, 7].
Es precisa una gran cautela no sólo para determinar si el complemento es verdadero agente sino también para distinguir en los que el significado o el carácter del verbo impiden hablar de un sentido realmente pasivo. No me parece probatorio el ejemplo que da Reichenkron ya que, seguramente, entra en la categoda de vmfe7'St que hemos de examinar: (iii) An se a ven~r los buenos por los malos [Crónica Gtntral397a 8.]
361
pues, el sentido pasivo no se alcanza en las frases con sujeto inanimado hasta desaparecer el matiz de participación del sujeto gramatical en la acción del verbo, es obvio que la pérdida de ese matiz (y por tanto el valor pasivo) sea mucho más rara cuando el sujeto es animado. Si es preciso, para el valor pasivo, que el sujeto no pueda ser imaginado en ningún sentido ni medida como actuante, está claro que este hecho puede darse con mucha mayor facilidad si el sujeto es inanimado que si es animado. La historia del espafiol comprueba este aserto. Tan es así, que en las frases del tipo se mataban los cristianos, aparte de la pasiva, son posibles las interpretaciones reflexiva y recíproca, y la lengua espafiola ha desarrollado dos posibilidades nuevas (se mataba a los cristianos / se les mataba) para impedir la ambigüedad. Pero estos giros nuevos no son ya pasivos sino activos (el miembro nominal ya no es sujeto sino objeto directo) y las frases pronominales pasivas con sujeto de persona terminart por desaparecer sustituidas por las nuevas construcciones. Este hecho, junto con la menor extensión sefialada, comprueba nuestro punto de vista. Los ejemplos que daremos aquí y los del apartado siguiente ilustrarán esta explicación.
23 WlStrand sostiene, como nosotros, que d sentido pasivo ha de darse antes y con más fuerza cuando el sujeto es inanimado. En realidad esta es la hipótesis de trabajo que fundamenta la mayor parte de su libro. Para él, y no es fácil quitatle la razón, hay una relación estrecha entre d medio y el sujeto de persona de un lado y d pasivo y el sujeto de cosa por otro (1941: 42). Y así (lo apoya con ejemplos de Plauto y de Terencio), por ir en 38 persona las cosas inanimadas, predomina la 38 persona en la pasiva y la 1a y 2 a en el medio. Sostiene también (1941: 53) que en las frases reflejas latinas el sentido se acerca más al pasivo cuando el sujeto es de cosa. Klirde (I943: 95-96) es de opinión contraria y pretende quitat fuerza al atgumento indicando que «l'evolution de la forme pronominale du latin aboutit seulement a en faire une forme intransitive» (pág. 96). Pero hemos sefialado antes que el sentido pasivo es el final de un proceso del cual el sentido medio-intransitivo señalado en latín es sólo una etapa. En todo el proceso, insistimos, la pérdida del valor medio tiene que ser mucho más difícil cuando el sujeto es personal. Los ejemplos del francés antiguo que toma Klirde de Brunot pata afirmar que el francés no confirma la hipótesis de Winstrand no son válidos. Ninguno de ellos tiene sentido pasivo, o, si se admite así, habrá que concedérselo también a las frases latinas construidas con se vocare: (i) Uostre gentil homme qui mignon se pouvait bien nommer [C.Nou]. (ii) Vecy un dernier, ne faison rien qui soit ou Dieu ne se nomme [tomado de Histoire de /a /ange ftanraise 1, 465] ..
362
Por lo demás, las frases reflejas con sentido medio-intransitivo y después pasivo y sujeto personal parece lógico que hayan aparecido por analogía sintáctica con las de sujeto inanimado. La génesis que hemos establecido sitúa sin lugar a dudas el origen de los nuevos empleos en el uso primitivo enfatizador del pronombre reflejo con sujetos inanimados. No se comprende cómo en las acciones que hacen referencia a personas, el pronombre reflejo podía salir de su carácter de pronombre personal24 •
2.2.1. FrllSes con infinitivo
De acuerdo con la vida más precaria que tienen las construcciones con sujeto de persona en español, los ejemplos se presentan en cantidad mucho menor. Frente a la abundancia de las frases pasivas con sujeto de cosa y auxiliar modal+infinitivo, los ejemplos son raros en los siglos medievales cuando el sujeto es personal. La atribución de valor pasivo a los ejemplos es a menudo muy problemática. Presentamos a continuación los ejemplos, escogidos entre todos los que disponíamos, en que el valor pasivo es patente. Como de costumbre hemos desechado todos aquellos a los que no puede atribuirse rigurosamente dicho valor, es decir, aquellos en que el matiz medio de participación del sujeto en la acción o el simplemente impersonal impide la atribución de un sentido pasivo. (7) a. Quando fue peoncillo que se podía mandar [Sto Domingo, 19a]. b. La su yent ... non se podrie contar [Crónica General 68la
42]. c. Como se suelen las personas de poco conocimiento recebir [Grimalte y Gradissa, 396, 30]. d. No se debe olvidar Garcilaso de la Vega [Mem. divo hazañas 5b,27]. e. La más apuesta ... doncella que ... se puede fallar [Quijote, 11, 10,9].
24 El matiz modal figura también en frases reflejas con el verbo en forma personal. lo mismo que veíamos en los giros con sujeto de cosa: (i) De los que se xaman auctor [Fuero Ledesma, 233,7].
363
Incluimos también en este grupo, como hacíamos en las frases con sujeto inanimado, los ejemplos de perífrasis verbal haber de + infinitivo que añade un matiz modal de obligación25 : (8) a. Se ha de amar el marido [Didlogo de la dotTina de las mujeres, 511, 5]. b. Los gentiles se han de traer por blanduras [Obras escogidasdefilósofos, 202b, 53].
2.2.2. Frases con el verbo en forma no persontd El sentido pasivo no aparece hasta mucho más tarde en las frases construidas con el verbo en forma personal. Apenas disponemos de ejemplos anteriores al siglo XVI y desde luego no existen en los primeros monumept:os de la lengua. Recuérdense las razones indicadas al principio de este capítulo que dificultan la presencia de un sentido pasivo cuando el sujeto es personal. El hecho es que las frases reflejas con sujeto de persona y verbo en forma personal no aparecen con sentido pasivo antes del siglo XVI más que excepcionalmente. Por los ejemplos que ofrecemos podrá apreciarse el grado de abundancia y la antigüedad que alcanza este valor5• Los factores semánticos y formales correspondientes al contexto que favorecen o debilitan el valor pasivo son los mismos que intervienen cuando el sujeto es inanimado. Nos remitimos, pues, a la enumeración hecha en el capítulo anterior. (9) a. El tercero día fue una señalada montería donde se mataron muchos e diversos animales [Don Enrique ¡v, I08a 23]. b. Mandó que se buscasen personas [Grisel y Mirabella 342, 24]. c. Se glorien y estimen todas las vírgenes [Didlogo de la dotrina de las mujeres, 543, 2].
25 Los ejemplos que aduce Brown, como ya hemos indicado, no tienen valor pasivo. Lo veremos con detalle al examinar el sentido de las construcciones con
vmferse.
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d. Los jueces comisionados que a estos parajes se envían [PiM170, 120, 18]. e. Que el señor del castillo era un fo1l6n y mal nacido caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros [Quijote, 1, 3]
2.2.3. Persistencia del valor medio en las construcciones pronominales con sujeto de persona Hemos advertido ya que la desaparici6n total del valor medio (necesaria para llegar al pasivo) ocurre con mayor dificultad y menos frecuencia cuando el sujeto es personal. Muchos de los ejemplos aducidos con más frecuencia para ejemplificar el sentido pasivo son inadecuados porque el valor medio de participaci6n del sujeto está todavía vivo. Hanssen (1911), en la versi6n alemana de su trabajo sobre la pasiva castellana, frente a Cuervo y Meyer-Lübke (1900) que sitúan los primeros ejemplos de pasiva refleja con sujeto personal en el siglo XVI, señala en la Crónica General ejemplos de tipo Si Pompeyo en la
batalla de Durado sopiesse cuemo estaba Julio César quanJo se uendo [91, b, 44]. Menéndez Pidal (1931) adviene que en el Cantar de Mio C;iJ, verso 1179, venferse no tiene sentido pasivo sino reflexivo con el significado de ((retirarse, darse a huir»26. Brown (1930: 561) considera a venferse como la pasiva refleja por excelencia. Pero su idea sobre la pasividad de estas construcciones es aceptable s6lo en el caso de que lo pasivo se entienda en un sentido especial que no se corresponde con el admitido corriente-
26 En cambio admite valor pasivo en con tal cum ~sto s~ veTlfen moros del campo [Cid 1735], ejemplo que en nuestra opinión puede incluirse en el mismo sentido de «dejarse vencer, retirarse». No creemos que haya tampoco valor pasivo en el ejemplo (i) de Berceo que aduce Hanssen, y sí en cambio en (ii), por tratarse, como ya indicábamos, del giro de auxiliar modal + infinitivo. Puede comprobarse el sentido medio y no pasivo de venfm~ en (iii), ejemplo del s. XIII:
(i)
Mandose eUi luego en el fuego echar [San Laur., 11].
(ii)
Luego que fue criado que se podio mandar [San Milldn, 5].
(üi) E es en las questiones de las demandanfi3S demostrador de las cosas que's vencen o mueren e de las cosas fuenes de demandar [L.C, 6d].
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mente. Él mismo señala la mayor expresividad de las construcciones reflejas que «as a substitute for the pasive voice, it does a great deal more than convey mere passivity» (1930: 463). Indican, dice, la participaci6n mental o física del sujeto y en Julio César ... se venfio se percibe la responsabilidad de César en este hecho. Coloca, pues, el carácter distintivo de lo que él llama pasiva refleja precisamente en la presencia del valor medio. Es decir, en aquello mismo que debe desaparecer para que surja el sentido pasiv027 • Quizá este error ha tenido su origen al observar (atendiendo más a los criterios formales que a los semánticos) c6mo en numerosos lugares de la Crónica Genera~ frases reflejas con valor medio son equivalentes de construcciones con ser+participio. Pero eso no debe extrañarnos. Ya veíamos al examinar la siruaci6n latina romo las desinencias pasivas eran también instrumento del valor medio. En el esp~ol acrualla perífrasis pasiva, de uso restringido, expresa 5610 el sentido) claramente pasivo (y aún este en competencia con la consrrucci6n pronominal). Pero en la lengua del medievo, la perífrasis ser+participio conservaba todavía funciones heredadas del latín y para las cuales usamos hoy únicamente la refleja. la equivalencia medieval entre uno y otro tipo de frases no autoriza, pues, a atribuir valor pasivo a frnses pronominales con sujeto de persona, ya que la perífrasis ser+participio es también instrumento de varios matices del sentido medio. La Crónica General (a través del material de Brown) no presenta ejemplos de construcciones pronominales con sujeto de persona y sentido pasivo si no es en las frases construidas con auxiliar modal+infinitivo por las razones expuestas anteriormente28 • Igual ocurre en los demás textos del XIII y primera parte del XIV. En todos ellos son rarísimas las frases de este género que alcanzan el sentido pasivo. En todas ellas queda, más o menos debilitada, la idea de un sujeto participante en la acci6n del verbo. El valor medio, por la
27 Brown distingue cuatro grupos de verbos construidos con se a los que atribuye un grado creciente de pasividad. Incluye en' el último grupo ejemplos como
afogarse, cobrirse, contarse, convn'tirse, coronarse, criarse, batearse, complirse, enterrarse, matarse, ll4marse, partirse, quemarse, salvarse, perderse, venferse. De los 28 ejemplos que ofrece de venferse ninguno de ellos alcanza el valor pasivo, salvo, quizá ... an se a venfer los buenos por los malos [397a, 8], sin duda por la presencia del miembro nominal con oficio o, al menos, forma de agente. 28 Salvo, quizá, la frase guardaron lealtad el por esso se preciaron [Crónica General, 292b, 36].
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cualidad personal del sujeto se pierde, como dijimos, con mucha mayor facilidad y menor frecuencia que cuando el sujeto es inanimado. Necesitamos llegar casi hasta el siglo XVI (repárese la fechación de los ejemplos que ofrecemos) para encontrar este valor habitualmente. Y, como hemos de ver, por las causas ya indicadas, el sentido pasivo en las construcciones pronominales con sujeto personal tendrá una vida efímera y sucumbirá ante otros giros menos anfibológicos y ya no pasivos29 • 29 Nuestro punto de vista queda así fijado. Como a todo lo largo de este trabajo, hemos utilizado al tratar de las frases con objeto personal lo mismo el material recogido por nosotros que el que ya figuraba en trabajos anteriores. Queda claro, pues, que de todo el material disponible consideramos pasivos únicamente los ejemplos que hemos aducido como tales. El material ajeno más importante de los utilizados, es, con mucho, el de Karde. Distingue, como hada en las frases con sujeto inanimado, las frases que indican acciones reales de las que pertenecen al dominio que él llama fictivo (acciones posibles) y del espíritu. Considera verdaderamente pasivas sólo las primeras y en las últimas es donde reconoce el matiz de una propensión del sujeto a padecer la acción, que explica el nacimiento de la construcción pasiva. Nuestro razonamiento no tiene en cuenta esta distinción puesto que, como ya dijimos, puede ser tan pasiva una acción posible, como una real. Por ello, hemos utilizado las frases de uno y otro grupo en que nos ha parecido encontrar el valor pasivo, prescindiendo de aquellas inscritas en el sentido medio, de mucha mayor amplitud y posibilidad de matización. Hemos prescindido también de las frases con los verbos del tipo coronarse, enterrarse, batearse, circuncidarse, cuya forma pronominal «peut avoir, avec un sujet animé, un sens factitif ou tolératif, sans qu'il soit nécessaire de le marquer explicitement par les auxiliares hacerou dejar» (pág. 100). Son los ejemplos del tipo tanto la amaua el rey Espan que alli puso su siella e se corono» [Crónica General 12a, 43]. que no nos interesan salvo en el caso de que el contexto determine la significación pasiva. En cualquier caso, y aunque es cierto que no son netos los límites entre los sentidos factitivo y tolerativo y el pasivo, lo es también que muy difícilmente desaparece en estos verbos por completo la significación media. Dedica Karde también otro apartado a los verbos cuya acción puede exigir un agente exterior al sujeto, pero no de modo necesario. Verbos pronominales, originariamente transitivos, en los que la relación con el pronombre reflexivo se ha modificado de suerte que éste ya no es sentido como complemento del verbo, sino que forma parte integrante de él, y el conjunto se+verbo ha terminado por equivaler a un verbo intransitivo (abrirse, acabarse, componerse, comenzarse, cerrarse, moverse, criarse, educarse, perderse, etc.)aquí sólo interesa la acción y este uso continúa los latinos examinados en la primera parte de este trabajo. Tampoco este caso interesa directamente para nuestro problema. Se trata de la pervivencia de un uso de gran antigüedad, que en su día, como ya vimos, fue una etapa más en el camino recorrido por las construcciones pronominales hasta llegar al sentido pasivo.
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2.2.4. La equivalencia de las construcciones pronominales y la pmfrasis <ser+participio> en la lengua medieval Hasta aquí hemos insistido una y otra vez en la pérdida progresiva del valor medio para explicar el sentido pasivo de las frases pronominales que se documenta en romance desde los primeros documentos conservados. Existe también una causa de orden formal, gramatical, que, sin duda, ha favorecido en gran manera este desarrollo. La perífrasis ser+participio no expresa sólo en antiguo español el concepto pasivo. Sirve igualmente para formar el perfecto de los verbos reflejos que tiene así forma pasiva30 • El perfecto de torna se es tornado er l • y ello tiene una consecuencia doble. De un lado amplía la indeterminación de funciones de la perífrasis ser+participio en el medievo (ya de por sí no tan fijada semánticamente como en la actualidad) que, también en otros casos, expresa un valor más medio que pasivo y en ocasiones simplemente impersonal. De otro, al ser equivalentes los giros pronominales, en muchos casos, de la perífrasis pasiva, favorece el afianzamiento y la extensión del sentido pasivo de estas construcciones. Las vacilaciones sintácticas de la lengua medieval son sin duda una causa importante en el desarrollo de todos los nuevos valores de los giros pronominales. Hemos visto cómo a través de una evolución que nos parece evidente, encontramos ya cumplido el proceso de gramaticalización del se en los más antiguos documentos. Si en latín no había ningún ejemplo con valor realmente pasivo, en espafiol, desde los primeros textos hay una utilización abundante que prueba
30 Vid. Hanssen (1911), que dedica a este punto buena parte de su trabajo sobre la pasiva castellana (perfecto de verbos reflejos y de verbos intransitivos, es dicho en lugar de foe dicho, de se ha dicho y de está dicho, etc.). Menéndez Pida) en el Cid fue el primero en observar que en español antiguo el perfecto de los verbos reflejos tiene forma pasiva. 31 En el bajo latín para expresar el perfecto de los verbos reflexivos se utilizaba la forma pasiva lavatus est 'se lavó'. (Vid. Bassols, 11, 1, pág. 145). Este uso es, pues, continuación del latino. Sólo mucho más tarde tornado se ha o se ha tornado sustituirá a tornado es (y a tornado se es). También se formaba con ser el perfecto de los verbos intransitivos. Por otra parte tampoco faltaban en latín ejemplos de equivalencia entre la construcción pronominal y la pasiva. Lo mismo se encuentra tanta se facies aperuit [Virgilio, E1Ieida, VII, 4487] que vo/tus aperitur crine remota [Luc., VI, 657], ejemplos tomados de Vendreys (1947: 10).
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un largo desarrollo pretérito del que no tenemos muestras. Este proceso fue sin duda favorecido por la imprecisión de los valores de las formas de pasiva con ser+participio. En efecto, en la lengua medieval, lo mismo expresaban el valor pasivo que el medio y, con frecuencia, un mismo verbo se construía, con el mismo sentido, indiferentemente con se o en la forma de pasiva perifrástica. Comprobado esto para los casos en que el sentido era medio, no tiene nada de extraño que el hablante acostumbrándose a la equivalencia de ambos sintagmas, no tuviera inconveniente en ampliar los valores semánticos del giro pronominal con el sentido pasivo. Y más teniendo en cuenta que la pérdida progresiva el valor medio que hemos postulado anteriormente, conducía fatalmente también a este resultad032 • Los siguientes ejemplos de l/amarse en la Crónica General ilustran bien gráficamente esta equivalencia y la mezcla de los sentidos medio, pasivo e impersonal33 :
(I O) a. Alfonso ... se llamava ... rey de las Espannas [Crónica Genera4 653b, 47]. b. Rey de las Espannas quelllamavan [lb. 654a, 23]. c. Por ese nombre se llamase [lb. 709a, 21, variante]. d. Por ese nombre fuesse llamado [lb. 709a, 21].
32 Como ya vimos. Brown concede a muchos giros reflejos sentido pasivo al verlos equiparados a una construcci6n pasiva en la forma. Pero en los ejemplos que aduce ocurre precisamente lo contrario. Son las formas pasivas las que. con la típica indeterminaci6n de funciones de la etapa primitiva del idioma. son en este caso instrumento del valor medio. aunque como hemos dicho. favorezca esta equiparaci6n el uso de los giros pronominales con sentido pasivo. 33 En Brown pueden encontrarse otros muchos ejemplos de equivalencias parecidas. Podemos afiadir los siguientes casos en otras dos obras alfons{es: el Libro de Ajedrez y el Libro Comptido:
(i)
Sin estas no se podrie fazer [L.A. 30631 y 34823 ].
(ii)
Non podrien seer fechos [lb.• 344tl.
(iii) Aquí se acaba la parte tercera del Libro complido [L.e 134a]. (iv) Aqui son acabadas las tres partes del Libro complido en que son las demandas e sus iudicios de las XII casas [lb., 134a].
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El sintagma de pasiva perifrástica en antiguo espafíol, no se limita, pues, a expresar el valor puramente pasivo sino que tiene en aquella lengua todavía vacilante, una esfera mucho más amplia. Los errores de Brown en la calificación de los ejemplos, decíamos, se debían a atribuir valor pasivo a frases pronominales sólo porque estas mismas frases aparecían también en la lengua medieval construidas con ser+participio. y ni siquiera puede extrafíarnos que el hablante o el escritór de entonces tuviera la tendencia lógica a extender esta equivalencia a casos en que, aun con la construcción ser+participio, el sentido pasivo era sólo uno de los posibles y existía también un valor simplemente impersonal34 • 3. EL VALOR ACTIVO IMPERSONAL Dentro de las construcciones reflejo-impersonales las hay también que tienen forma y sentido activos. Son las frases del tipo se imita a los santos, se les imita, se vive con trabajo, etc. La impersonalidad de estas frases no las individualiza en el conjunto de los giros reflejos, ya que tan impersonales como ellas son las de sentido pasivo y que aparecen desde los primeros documentos conservados del espafíol. El sentido activo es ya un criterio diferenciador, pero si sólo contáramos con él nos resultaría muy difícil clasificar un gran número de ejemplos. En efecto, desde los textos más antiguos aparecen frases que se ajustan al esquema gramatical de la pasiva refleja y que, sin embargo, difícilmente podemos atribuirles sentido pasivo. Son verdaderas frases impersonales con sentido activo, aunque todavía no se haya llegado a la construcción absoluta y siga expreso, como en los giros de sentido pasivo, lo que allí era sujeto y aquí objeto directo. A los ejemplos que después aduciremos, sólo con gran violencia podríamos atribuirles sentido pasivo. Y sin embargo desde un punto de vista formal, gramatical, son idénticos a las frases reflejo pasivas que nos han ocupado hasta ahora.
34 Vid. los ejemplos anteriores de llamars~. Es sabido, por otra parte, que tanto lo impersonal como lo pasivo se caracterizan por un desinterés hacia el sujeto que obra. La atención se fija en la acción misma.
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Se abren, pues, ante nosotros dos caminos. Si nos atenemos estrictamente al punto de vista semántico, las frases pronominales con sentido impersonal y valor activo están presentes en la lengua desde mucho antes de 10 que se viene afirmando. Si para considerar fijado e independizado el sentido activo impersonal nos atenemos a que se haya cumplido o no la adecuaci6n formal, este tipo de frases efectivamente, tal como se ha venido diciendo hasta la fecha, no aparece desarrollado con cierta regularidad hasta, aproximadamente, el principio del siglo XVI. En esta época, o bien se ha llegado ya a la constrUcci6n absoluta, o bien la falta de concordancia entre el verbo y 10 que antes funcionaba gramaticalmente como sujeto pasivo impone una calificaci6n activa también desde el punto de vista gramaticaP5. Pero una cosa es que la adecuaci6n formal se haya cumplido en una época determinada y otra, muy diferente, que el sentido activo en las frases pronominales haya estado presente en la lengua, y no s610 como posibilidad, desde los primeros textos conservados. Naturalmente, al faltarnos en esta primera época el poco engaftoso criterio formal, es mucho más difícil trazar fronteras y la calificaci6n de muchos ejemplos se conviene en un problema. Pero 10 que nos interesa subrayar sobre todo, y aquí es donde pretendíamos llegar, es que, a partir de la pérdida progresiva del valor medio (pérdida que hemos considerado a todo lo largo de este trabajo como fundamento y causa suficiente de los nuevos valores del pronombre reflejo) se desarrollan, en una evoluci6n 16gica, las nuevas frases pronominales con toda la complejidad de sentidos que tienen en la actualidad. Dicho de otro modo, que el valor activo impersonal de las frases pronominales es también una consecuencia directa de la pérdida del valor medio y no un desarrollo secundario a panir de las frases de pasiva pronominal. Aunque naturalmente, y como es también 16gico, las frases pasivas o cuasi pasivas aparecen en la primera época con una frecuencia muy superior.
35 La distinción entre lo semántico y lo gramatical es lícita en cualquier caso. Si nos fijamos en otro aspecto de la evoluci6n de estas frases veremos que en latín se usa la puerta se abre pero no la casa se vende (que indica una acci6n exclusivamente humana). Y sin embargo la forma de ambas frases es idéntica. Pero una tiene sentido medio-intransitivo y l~ otra pasivo. El instinto lingüístico de un pueblo puede separar uno de otro aunque la forma sea la misma. Y tan es así en espafiol que la idea de un sujeto gramatical se afirm6 hasta tal punto que se vende pudo llegar a emplearse en construcci6n absoluta (véase Karde (1943: 105-106».
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Las explicaciones intentadas hasta la fecha se han preocupado únicamente del origen de la construcción activa impersonal, es decir, del esquema formal que le sirve de vehículo expresivo. Los primeros ejemplos del tipo se imita a... - se le imita y de la construcción absoluta se vive han sido aducidos una y otra Vf3. junto a interpretaciones muy diversas sobre el sentido y las causas de su aparición. Pero siempre partiendo de los giros pronominales con sentido pasivo que hemos estudiado en los capítulos anteriores y considerando a las nuevas construcciones como un desarrollo a partir de éstas. Nunca, que sepamos, se ha intentado rastrear una presencia más temprana del sentido activo en las frases pronominales, ni, mucho menos, enfocar este nuevo sentido con independencia del pasivo que es, lógicamente, el más abundante en la primera época de la lengua. En una palabra, se ha fijado la atención en la forma y no en el sentido activo. Si queremos llenar este vacío sensible, habremos de preguntarnos en primer lugar si está dentro de la lógica de las cosas el que apar~ como un sentido más de los posibles en la evolución de los giros pronominales, sin que haya necesidad de considerarlo como un desarrollo a partir del sentido pasivo. En segundo lugar si el sentido impersonal activo existe en la lengua con anterioridad al siglo XVI en las frases pronominales. En nuestra opinión, no sólo aparece este sentido en época temprana sino que es natural que así sea. Constituye uno de los caminos lógicos de evolución del sentido de las frases pronominales a partir de la pérdida progresiva del valor medio que hemos aducido como causa de todos los nuevos empleos. Todo depende del sentido del verbo, de la cualidad de la acción verbal e incluso de circunstancias del context036 •
36 Y ello no debe sorprendernos. Ya veíamos, al ocuparnos de la pasiva latina. cómo tenían también a su cargo la expresión de la simple impersonalidad. Y lo mismo en las formas de pasiva perifrástica del antiguo español. No hay que insistir en las relaciones entre los conceptos de pasiva e impersonal. Larrochette (1943: 64-65) sostiene que no hay nexo lógico entre los valores medio e impersonal del reflexivo en español. Para él, éste ha salido de aquél sólo por contaminación sintáctica. Uega a decir que se trata de dos se homónimos. como ocurre con los diferentes valores del francés pendant. Efectivamente, el se impersonal tanto activo como pasivo. ha llegado a independizarse, a través de la sefialada pérdida progresiva del sentido medio, de los distintos valores medios del pronombre reflejo. Pero no puede hablarse de contaminación sino de una evolución orgánica. En cambio, Alonso Cortés (1939: 26-32) interpreta arbitrariamente el se personal como intrínseco.
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La pérdida del valor medio que, de un lado, hemos visto que conduce a la significación pasiva (normalmente impersonal) puede acercarse también a un sentido activo impersonal. Basta con que la acción verbal (por rozar lo intransitivo, según sea. acción durativa o momentánea, por haberse construido raramente en pasiva perifrástica, por razones de contexto, etc.) sea. de carácter activo o muy próximo a él, de tal modo que resulte muy difícil imaginarla como pasiva37 • (11) a. Dixo Rachel e Vidas: non se faze assi el mercadol si non primero prendiendo e después dando [Cid, 134]38. b. En estas tierras agenas veran las moradas como se fazen, Afano verán por los ojos commo se gana el pan [Cid, 1642]. c. La sabencÍa non se gana sinon con mansedumbre
[Bocados de Oro, 336, 2]. d. E si se cree los mágicos, expellen las tempestades con el cerco de aquesta e contrastan a los relámpagos y rayos
[Lapidario, 5, 14]39. e. Entendiendo que ... Valladolit non oviere fueros fasta en el nuestro tiempo, e judgabaseloor fazafias e por alvedríos de los omes [Fuero Rea~ 11, 6] 0.
37 Ha de advertirse que nos referimos únicamente al sentido y no a la forma gramatical, ya que estas construcciones con valor activo o cuasi-activo tienen la misma forma que las de sentido pasivo. No hemos encontrado ningún caso en la lengua primitiva en que venga indicada la independencia del objeto con respecto al verbo. La forma es, pues, la misma que en las frases con sentido pasivo pero diffcilmente podría atribuírseles este valor. 38 En este ejemplo y en los siguientes el presente de valor general o habitual en que aparece el verbo equivale semánticamente, en cierto modo, a una forma de auxiliar modal+infinitivo. Es decir: non se fau assi el mercado en boca de Rachel y Vidas quiere decir que no se suele o no debe hacerse de ese modo. El valor pasivo en los giros pronominales, decíamos, aparece con más frecuencia y claridad en la primera época en las construcciones de auxiliar modal+infinitivo. Y ahora comprobamos en las frases que se acercan al valor activo que se construyen con gran frecuencia con estos presentes de sentido habitual o general cuyo valor está cercano al de la perífrasis aludida. La razón puede ser la misma. En las frases de máxima abstracción y generalidad es donde el valor medio ha de ser más débil y, por ello, donde primero aparecen los nuevos valores de los giros pronominales, que se acercan a lo activo o a lo pasivo, en función de factores de índole muy diversa. Desde otro punto de vista, sobre la igualación de los sentidos pasivo e impersonal en el reflexivo, vid. Meyer Lübke (1900: III§382) y Lenz (1920: 108-112). 39 Es el primer ejemplo de no concordancia entre verbo y miembro nominal. 40 Es el primer ejemplo en que el verbo aparece construido absolutamente.
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Una presencia tan antigua del valor activo en los giros pronominales se explica en primer lugar por la indeterminación de funciones de la lengua medieval. Puesto que un sentido activo impersonal era otra de las posibilidades de evolución de frases pronominales latinas con sentido medio-intransitivo, este valor aparece también en la primera época de la lengua aunque inscrito en el mismo esquema gramatical que sirve para expresar la pasividad. Recuérdese que ya en laún, y también en antiguo espafíol, la pasiva podía expresar también la simple impersonalidad. Es bien conocida la relación entre lo pasivo y lo impersonal en cuanto ambos valores se desinteresan del sujeto que obra.
3.1. La falta de concordancia Ya hemos citado el ejemplo del Lapidario «si se cree los mdgicos... » que es una preciosa muestra de lo pronto que en espafíol existió la tendencia a considerar el miembro nominal como objeto directo e independizado del verbo. En Juan de Mena, Diez anotaba como primer ejemplo de no concordancia en espafíol: (12) Muy pocas reynas de Grecia se halla I que limpios oviessen guardado sus lechos [Mena, Lab., 78]41. Karde aduce varios ejemplos de los siglos XVI y XVII y de la época moderna. En todos ellos se ha sentido como predominante un sentido activo impersonal. Pero puede observarse que, exceptuando el ejemplo del Lapidario (el de Juan de Mena es discutible), que es además el único cuyo miembro nominal es de persona, en ninguno de ellos va el miembro nominal unido directamente al verbo42 . Por otra parte los ejemplos no son tan numerosos. 41 Cuervo, en la nota 106 a la Gramática de Bello no está de acuerdo con esta calificación y sugiere que la construcción es se halla que muy pocas... 42 En todos se intercala al menos un adverbio entre verbo y miembro nominal. En unos el pronombre va postpuesto al verbo. En otros la construcción es de auxiliar modal+infinitivo y éste puede en cierto modo considerarse como miembro nominal concordado. Finalmente, en otros el verbo concuerda con el primer elemento del miembro nominal. (i) Seria cosa conveniente que se deputase para esta gentileza iglesias o hospitales [Epistolario espiritual 172. 10]. (ii) Puestos. pues, assi estos dos exercitos tan grandes y tan enemigos. no se podra escriuir cumplidamente las cosas y trances que en ellos passaron [Historia de Carlos V, 537.17]. (iii) No se ola en todo el lugar sino ladridos de perros [Quijote. 188.3]. (iv) Véase por doquiera estatuas de mármol. columnas de maderas finas ... [Los Centauros. 107. 19]
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Su aparición es sin embargo explicable. En las frases pronominales cuyo objeto es de persona (el tipo se mataban los cristianos) se llega al sentido activo mediante los giros se mataba a... -se les mataba (desaparece entonces la concordancia). Yen este sentido se alcanza también, no hay que decirlo, en la construcción absoluta (se vive). Las frases con miembro nominal de cosa son las únicas en que se mantiene la concordancia y un sentido más pasivo. De un lado, la analogía y de otro el deseo de destacar el sentido activo cuando se discute este valor, obran para que desaparezca en ellas la concordancia entre verbo y miembro nominal. Sin embargo, en ninguna época se ha generalizado el tipo se vende las casas que hoyes criticado por los gramáticos43 • 3.2. Setverbo+a I se+Ie,les+verbo Los giros reflejo-personales pueden acercarse en la lengua medieval a un sentido activo, además del pasivo que se documenta con frecuencia mucho mayor. Pero, funcione o no semánticamente el miembro nominal como sujeto de la acción (y según eso será o no pasivo el sentido), lo cierto es que, gramaticalmente, sólo hemos
43 Y evidentemente repugna al sentimiento lingüístico del hablante culto peninsular. Parece que el giro se ha extendido bastante en el español de América. (Vid. Cuervo El castellano en América y Tiscornia La lengua de Martin Fierro, pág.119). La censura más inteligente de esta construcci6n es la que figura en el citado artículo de Julio Casares (1941). Allí se atribuye a prurito de correcci6n. El escrúpulo que hace utilizar la no concordancia nace de confundir la pasiva con la acci6n reflexiva y redproca (de creer que no se debe decir se venden libros, se alquilan cuartos porque ni libros ni cuartos pueden venderse ni alquilarse a sí mismos). El artículo de Casares termina con una reglamentaci6n normativa de estos usos. Sin duda es cierto que la ultracorrecci6n es también otra de las causas de este modo de construir. Obsérvese, por otra parte, que los ejemplos que se aducen corrientemente son de anuncios comerciales y en ellos puede ocurrir también la contaminaci6n por construcciones del tipo se vende (se compone) toda clase de objetos. Narciso Alonso Conés (1939), al final de su estudio, rechaza también esta construcci6n aunque por razones bastante peregrinas. Vid. también Lem (1920: 110 y 270). Defiende la no concordancia Larrochette (1943: 49-50) de acuerdo con la independencia absoluta de los otros usos que él atribuye al sentido activo impersonal del se.
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encontrado en la lengua primitiva un caso de falta de concordancia entre los miembros nominal y verbal: (13)
E, si se cree los magicos, expellen las tempestades conel c¡:erco de aquestas e contrastan a los relampagos y rayos [Lapidario 5,14].
y como era esperable se da en una frase cuyo miembro nominal es de persona. Las frases pronominales con sentido pasivo y sujeto de persona aparte de ser, como hemos dicho, un desarrollo en gran parte analógico a partir de las de sujeto inanimado, plantean en la lengua una ambigüedad que explica la búsqueda de una claridad mucho mayor. En estas frases es en donde más fácilmente puede debilitarse la fuerte unión que mantiene siempre en perfecta concordancia gramatical a los miembros verbal y nominal. Pero, de todos modos, no resultaría consistente una construcción con el verbo en singular y el miembro nominal en plural, sobre todo teniendo en cuenta que casi siempre iban uno a continuación del otro. Y entonces la lengua recurre en va de se cree /os mágicos a dos soluciones: se cree a /os mágicos (cf. 14) - se les cree (cf.15). La primera de ellas es anterior y, sin duda, la que extiende y afianza en el sentimiento lingüístico de los hablantes la consideración del miembro nominal como objeto y no como sujeto44 • (14) a. Fue rescebida con aquella solenidad que se acostumbran recibir a los nuevos reyes [Mem. diVo hazañas VII, R 70, 7. a , tomado de Cuervo, nota 106]45. b. No se debe mas disimular ni admitir ni oir, antes se debe repeler con gran ignominia, a cualquiera que qui-
44 Es, pues, muy importante en la evolución del sentido de los giros pronominales en español la distinción mediante la preposición a de los complementos animado e inanimado. Julio Casares (1941) advirtió ya toda la importancia de este hecho para la historia de las construcciones pronominales. 45 En el manuscrito dice, cap. XXI, se acostumbra. Verbo en plural+a+complemento, en este ejemplo y en otros de más adelante son casos de vacilación en unos usos que luchan por abrirse paso en la lengua escrita. Como puede verse, sigue empleándose bien entrado el siglo XIX. Casi todos los ejemplos de este uso figuran en la nota 106 de Cuervo.
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si ere dorar, excusar, diferir, la ejecución de esta justicia [Obras escogidas de filósofos, 220a, 19]. c....Y mas grauemente se castiga en estos lugares a la moc,¡:a que por descuido echo dende su ventana algún poco de agua sobre el criado del seiíor, que al criado cuando apalea, acuchilla o desonra al vasallo suyo [Didlogo de la vida de los pajes, 173, 18]. d. Se vieron trepar aquel dia por aquellos agrios recuestos a más de mil pobres ciegos, cojos, mancos y tullidos [Ángel Saavedra, Masanielo, lib. 11, cap. 11, tomado de Cuervo, nota 106]. (15) a. O malvado, como que no se te entiende! [Celestina, 30, 3]. b. Se les mandó presentar los poderes a los procuradores, que lo hicieron ante el secretario y escribano sobredichos de Cortes, y luego se les citó por el dicho obispo para el día siguiente a las dos de la tarde [Cortes de León y Castilla, Iv, 246]46. c. Todavía se te condena, porque quebraste sus lazos fuertes [Lisandro y Roselia, 192, 18]. d. No era razón que a tan gentil hombre de armas en niñerías se le mirase [Misceldnea, 34, 29]. 3.3. Se habla de I Se dice El pronombre reflejo construido con hablar de/tratar de, aparece ya documentado en varios ejemplos durante el siglo XV con un sentido activo impersonal. Quizá por ello Bassols (11, 1, pág. 69) ha aceptado para el español la evolución que Wistrand propone para el italiano hasta llegar a las frases del tipo se viene. Bassols
46 Este ejemplo es importante. Aparece un agente expreso incluso con la construcción st ks citó. Con ello, naturalmente, deja de ser impersonal. Es un ejemplo más de la vacilación permanente de estos giros lo mismo en lo formal que en lo semántico. Karde (1943: 126) dice justamente «nous venons de voir qu'on ne rencontre qu' exceptionellement un complément d' agent aupres du passif pronominal personnel». Pero añade: «Aupres du tour impersonnel, je n'ai relevé aucun exemple de cene construction». Pero habrá que anotar por lo menos este.
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sostiene que de la pasiva refleja personal deriva la impersonal y de ésta la activa correspondiente. Para obviar el ataque de que la pasiva pronominal personal se construye siempre con transitivos y esta evolución no nos lleva a los giros se corre, se vive supone que el eslabón que permite el paso son los verbos que significan «decir», ya que admiten a la vez uso transitivo e intransitivo. Establece dos etapas: se dicen estas cosas [estas cosas son dichas] > se dice esto [es dicho esto (complemento)]> se dice esto [es dicho esto (sujeto)] > se dice asl > se habla asl > se habla> se corri7• Karde (1943: 124-125), en cambio, rechaza la importancia concedida por Wistrand a los verbos «dicendi» en esta evolución y atribuye su temprana construcción activa impersonal con se (cf. Brown (1931: 265ss.)) más que al sentido mismo de estos verbos a una contaminación del tipo se habla una cosa+hablar de una cosa>se
habla de una cosa. Sin negar que haya podido producirse esta u otra parecida contaminación, es evidente que el sentido de estos verbos favorece una interpretación activa de las frases pronominales en que se usan. Obsérvese, v. gr., un ejemplo tan temprano como el siguiente: (16)
Dízesse auer diez e siete spe~ies de jaspe, e dase testimonio que nas~e en diuersas partes del mundo [Lapidario, 6, 16].
Parece lógico que figuren estos verbos entre los primeros ejemplos de la nueva construcción. Pero tampoco es preciso imaginar que hayan sido ellos eslabón indispensable para alcanzarla. Hemos señalado ya cómo el nuevo giro era una consecuencia obligada una vez que el miembro nominal era en muchas frases, para los hablantes, objeto lógico y no sujeto pasivo. He aquí los ejemplos más antiguos que se han aducido de hablar de, tratar de 48 :
47
Wistrand (1941) establece las etapas: questo si dice>si dice che>si dice cosl>si
parla>si viene. 48 En esta misma época aparecen ejemplos de hablar, tratar con arreglo al esquema antiguo:
(i)
Donde no se trata obra alguna/Obra clara ni excelente [Cancionero casto 678a.5].
(ii) Asy se deuen hablar tales ansyas. tales llantos [lb.• 48a. 27].
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(17)a. Allí se fablava de Protesylao [Cancionero cast., 466b, 22, M. de Santillana]. b. Aqui comien,? la segunda pane deste libro en que dixe que se tractaria de los vicios [Corbacho, 119]. Los ejemplos son abundantísimos a partir del s. XVI49. 3.4. La construcci6n intransitiva El giro pronominal con verbos intransltlvos o construidos intransitivamente tiene, claro está, un valor activo. Es natural que para que haya surgido esta posibilidad gramatical -la omisi6n del miembro nominal-, es necesario que éste haya sido considerado previamente como objeto y no como sujeto. Y la construcci6n con verbos intransitivos será así una extensi6n anal6gica de aquellos usos con tendencia al sentido activo en que el miembro nominal está presente. No tiene, repetimos, como antecedente necesario las frases pronominales con sentido pasivo sino aquellas que a través de una pérdida progresiva del sentido medio-intransitivo del latín, tendían (por el significado mismo del verbo o por otras causas) hacia un valor activo. Es preciso suponer también (como para los casos de no concordancia de verbo y miembro nominal) una debilitación de los lazos que los unían que les haya permitido en alguna manera independizarse. Casos, v.gr., en que el verbo y miembro nominal estén separados en el contexto, como ocurre en estos dos ejemplos del siglo XIII. El paso a la construcción absoluta parece muy fácil en el primero de ellos: 49 Una muestra de la frecuencia del uso impersonal de estos verbos es la abundancia de sinónimos en una sola obra del s. XVII:
(i)
Avisan de Galicia... Dicese que en Milán ... [Avisos, 40].
(ii)
Al señor conde de Oropesa se entiende que claman a esta Corte para ocuparlo en ella dignamente [lb., 414].
(iii) Al señor duque el Montalbo se ruge que hacen del Consejo de
Estado... [lb., 414]. (iv) Sólo se discurre en general y se tiene por asentado que el presidente de Castilla surtirá el valimiento [lb., 483]
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(18) a. Ca la mala costumbre poco a poco va viniendo e se aprende si se de luego nos castiga [General Estoria, 95, 13]. b. ...bien como metieron por aquella razón misma los dados en el a.s:edrex por que sse iogasse mas ayna [L.A 24, 15]. El título de D. Juan Manuel El libro de las reglas commo se deue trobar (1326) es el primero que aduce Karde de una construcción de infinitivo sin miembro nominal. Tal construcción viene favorecida, sin duda, por la doble cualidad nominal y verbal del infinitivo 50 , pero también es una muestra de cómo en los giros de auxiliar modal+infinitivo, precisamente por la abstracción y generalidad de este último, tienen tendencia a producirse antes todos los nuevos valores del giro reflejo a causa, como ya dijimos, de que es en ellos donde primero desaparece el sentido medio-intransitivo. El uso del se con intransitivos está claramente documentado desde fines del siglo xv, aunque hay que suponer una antigüedad mucho mayor en la lengua conversacional51 • Ofrecemos a continuación algunos ejemplos de este empleo:
50
Vid. Karde (1943: 118-119). Ejemplos como éste o como el de Guevara
pennitese avisarlos mas no se sufre de prehenderlos son importantes en esta evoluci6n. y así, otra vez, las frases con infinitivo vuelven a tener un papel fundamental en la historia de los giros pronominales. 51 Las nuevas construcciones se imita a. se le imita, se anda aparecen, todas a la vez y completamente desarrolladas, de un modo casi explosivo, a principios del siglo XVI. Hemos procurado demostrar la existencia de un sentido activo en las frases prononúnales impersonales mucho antes de esa fecha y hemos logrado encontrar algunos ejemplos anteriores. Pero el hecho incontrovertible es que estas construcciones no aparecen con extensi6n y regularidad hasta principios del siglo XVI. Es casi obligado suponer una presencia mucho más antigua de estas frases (quizá no en el caso de se le imita, que, en un momento dado, rompen la interdicción que pesaba sobre ellas en la lengua escrita e irrumpen en ella tal como están, es decir, ya perfectamente formadas. y como es lógico, se usan desde el siglo XVI de modo equivalente y paralelo a las que llevan expreso el núembro nonúnal, con la conciencia de que la diferencia es de orden formal, gramatical, más que semántica (i), lo mismo que en la lengua moderna (ii): (i) El hazer y dar leyes es muchas veces occasi6n de que se quebranten las leyes y de que, como dize sant Pablo, se peque más gravemente [De los nombres de Cristo, 11, 121, 18]. (ii) En el Albaicín se trata alguna cosa...conspirábase asimismo en la Alpujarra [LaAJpuja"a. 33,13]. A partir de la generalizaci6n del uso con intransitivo, el pronombre se se convierte en el índice de impersonalidad más importante en espaftol y queda olvidado el medieval omne (cf. Brown, 1931).
380
(19) a.... e en lo que ellos non bastasen se recorriese al fuero [Doctrinal de caballeros, 9]. b. Para que dure mejor el aliento, I Quando se sube por áspera sierra [Cancionero cast., 418a, 14, Juan de Padilla]. c. Y aun porque cada lengua tiene sus vocablos propios y sus propias maneras de dezir, ay tanta dificultad en el traduzir bien de una lengua en otras, lo cual yo no atribuigo a falta de la lengua en que se traduze, sino a la abundancia de aquella de que se traduze [Valdés, Didlogo de la lengua, 140,6]. d. A algunos les parecia que se deuia yr luego en busca de los contrarios y pelear con ellos [Historia de Carlos V, 194,31]. e. Contra la cual libertad ni se espera ni se alcan~ [Urrea, Cancionero, 41].
4.
CONCLUSIÓN
Se ha desenvuelto ante nosotros el camino recorrido en su evolución por las frases pronominales con se a partir de los usos latinos. Debemos ahora resumir los resultados conseguidos. El pronombre reflexivo, pronombre personal, se aplicaba en latín originariamente sólo a personas. Desde la época imperial se construye también corrientemente con objetos inanimados ({ores se aperiunt) con una función animizadora, expresiva y enfática. A medida que este uso se generaliza, el reflexivo va perdiendo expresividad y convirtiéndose en un útil gramatical, instrumento del valor intransitivo, aunque sin llegar a perder del todo el matiz medio de participación del sujeto en la acción del verbo. Se cumple, pues, el proceso de gramaticalización de un elemento expresivo. El latín quedó detenido en esta etapa52 • En las lenguas románicas encontramos documentado, desde los primeros monumentos literarios, un sentido pasivo. ¿Cómo ha sido posible este paso? El 52 Al menos no tenemos muestra de un sentido pasivo en laún. El único ejemplo que podría aducirse es el se potest observare de Antimo, aducido por Reichenkron y citado también en este trabajo, que, de paso, apoya nuestra afirmaci6n de que el sentido pasivo en las frases pronominales se da por primera vez en las construcciones de auxiliar moda/+infinitivo.
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pronombre reflejo indica una modificación del sujeto, pero no el origen o el autor del proceso. Hemos visto cómo, aunque sin perder por completo el valor medio, va perdiendo expresividad y se convierte en instrumento de la construcción intransitiva. La expresión se acercará al valor pasivo en la medida en que el se termine de gramaticalizarse, de perder este residuo de valor medio. Entonces depende del contexto, sobre todo del significado del verbo, el que el sujeto llegue o no a poder ser imaginado como actuante o participante en la acción y exista por fuerza un agente exterior. Se trata de etapas distintas del proceso de grarnaticalización de un elemento expresivo. Se alcanza el sentido pasivo cuando el proceso ha llegado a su fin. El español comprueba este aserto. En los primeros textos conservados, la mayor frecuencia del sentido pasivo en las frases pronominales se da en las frases construidas con auxiliar modal +infinitivo. La acción verbal es aquí de tal abstracción e indeterminación que facilita el olvido de algo tan subjetivo y huidizo como el valor medio ya debilitado. La forma infinita del verbo, abstracta e impersonal, es el puente, al tiempo que la primera manifestación del valor pasivo, para la extensión del nuevo sentido a acciones de tipo más concreto y momentáneo. Una vez extendido a las formas personales del verbo, viene favorecido e intensificado por todos los factores que determinan y concreten la acción del verbo, por todo lo que indique que el interés se centra en la acción misma. El perfecto de los verbos reflejos se formaba en antiguo espafiol con el auxiliar ser y no con haber. Y, más aún, la perífrasis ser+participio, no tan fijada semánticamente como en la actualidad, expresaba, además del valor pasivo, distintos matices del sentido medio. Resultaba de aquí que las frases con se y las de ser+participio eran equivalentes en muchísimos casos en que el sentido no era pasivo. Esta equivalencia contribuyó sin duda a extender el valor pasivo en las frases pronominales. La pasiva reflexiva es, por principio, impersonal. En todas las épocas del espafiol, y particularmente en el siglo XVI, se dan ejemplos de frases pronominales pasivas con el agente expreso. Sin embargo, es un hecho que, en este caso, se ha preferido siempre el giro perifrástico ser+participio. El sentido pasivo se da en antiguo espafiol con una frecuencia mucho menor en las frases con sujeto personal (tipo se mataban los
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cristianos). Es natural. La pérdida del valor medio puede darse con mayor facilidad si el sujeto es inanimado que si es animado. Por lo demás, para nosotros, aunque carecemos de pruebas, el sentido pasivo en las frases con sujeto personal parece lógico que haya sido en gran parte un desarrollo analógico a partir de las de sujeto inanimado. Las frases pronominales con sentido pasivo y sujeto personal tuvieron por otra parte una vida efímera. Su cualidad ambigua (podían interpretarse también como reflexivas y como recíprocas) y la tendencia del español a distinguir sintácticamente el objeto de persona del de cosa, dieron lugar a nuevas construcciones (se mataba a - se les mataba) pero ya con valor activo. Estos giros, junto con la construcción intransitiva (se vive) constituyen el último paso, hasta la fecha, en la evolución de las frases pronominales53 • Las nuevas construcciones no aparecen con cierta frecuencia hasta la segunda mitad del s. XV (aunque no falta algún ejemplo anterior). En ellas, lo que antes era gramaticalmente sujeto pasivo toma forma de objeto. Lo nuevo, sin embargo, era sólo la forma. Frases pronominales con un sentido muy próximo al activo impersonal existían desde mucho antes. Hemos dado ejemplos del s. XIII en adelante en los que predomina claramente un valor activo. El proceso de gramaticalización del se podía conducir también a este sentido, en función sobre todo del significado del verbo y de otros factores del contexto. Pero hada falta crear una forma nueva para este significado. En ello tienen una importancia primordial las frases con sujeto personal que, por la ambigüedad ya aludida, necesitaban crearse una forma que no diera lugar a confusiones. Por esta necesidad nace el giro se mataba a (y más tarde se les mataba) y entonces irrumpe ya de un modo más claro en la lengua la concepción del miembro nominal como objeto. Debilitada así la unión entre verbo y miembro nominal el se se construye también con verbos transitivos usados intransitivamente -
53 La falta de concordancia entre verbo y miembro nominal cuando éste es inanimado -se vende las casas- aunque existen algunos ejemplos en las distintas épocas dd idioma y parece hoy extenderse en d espafiol de América. no ha salido todavía de la esfera dd vulgarismo y repugna al sentimiento lingüístico dd hablante culto. Sin embargo es indudable que está dentro de la línea evolutiva de las frases con se en cuanto termina de convertirlo en un índice de la impersonalidad.
383
se canta- y con verbos intransitivos -se anda.54 • Y con ello queda convenido en el índice más frecuente de la impersonalidad general en espafiol55 • La evolución de las frases pronominales en espafiol es, pues, un desarrollo orgánico a partir de la situación latina. En el resto de la Romania encontramos soluciones parecidas. El rumano 56 y el italiano57 han llegado todavía más lejos que el espafiol. En francés
54 Tienen importancia también para llegar a la construcción absoluta las frases auxiliar modal+infinitivo, como ya advertíamos, por la doble cualidad nominal y verbal de éste. Y recuérdese que hemos dado también algún ejemplo del uso absoluto no posterior a las primeras muestras de «se imita a». Y además la significación general e impersonal de las frases con infinitivo permitía en cierto modo que la evolución pudiera orientarse hacia el sentido pasivo o hacia el activo. La significación, como ya hemos repetido, estaba menos fijada que en la actualidad. 55 El se es el índice de impersonalidad por excelencia en español. Sin embargo no ha llegado a despertar la idea de un sujeto como ocurre con el francés on. Bello, Cuervo, A Castro, Alonso, Cortés, Karde, están de acuerdo con la gramática académica en negarle tal carácter. (Keniston, en cambio, sostiene que el ejemplo de Santa Teresa con libntad se ha de a1UÚlr en este camino puestos en !As manos de Dios es claro el uso del reflexivo como sujeto indefinido por haber un adjetivo en el predicado. El uso de puesto en plural revela, para él, que el se se siente como un plural indefinido de 3. a o de 1. a persona). Por ello no son correctas las frases reflejo-impersonales con verbos copulativos (si se es o se está simpático resultan bien todas !As reuniones) ni las del tipo se vive feliz. A Castro atribuye a galicismo las construcciones de se con verbos copulativos. Para todas estas cuestiones véase, aparte de la gramática de la Academia de la Lengua, Bello (1854: §795), Karde (1943: 126-129). Nos referimos sólo, naturalmente, a las frases de se+ser o estar con sentido activo impersonal y no a aquellas en que se trate de un se de interés. Quedan aparte, pues, ejemplos como el siguiente:
(i)
El se era el alcalde/el se era la justicia/que le corten pies y manos/y le cuelguen de una encina [Rodríguez del Padrón (1893: 556)].
Karde da algunos ejemplos literarios modernos de se+ser o estar con sentido impersonal. 56 En rumano ni siquiera existe la perífrasis pasiva ser+participio y así no sólo la sustituye el giro pronominal en la tercera persona (se lauda) sino también en primera y segunda (ma lauda, te lauda). Es preciso tener en cuenta, para explicar tal desarrollo, que en el latín de Oriente el participio, instrumento de la perífrasis pasiva en el resto de la Romania, toma valor activo. 57 En italiano aparece claramente el sentido impersonal activo desde los primeros documentos (si va). El se de interés se construye también con el verbo ser (non sapeva dove si fosse) yen toscano vulgar llega a decirse non si canta=noi cantiamo. noi si beve=beviamo. Véase Bourciez (1930) y Wistrand (1941: 91).
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existe el sentido pasivo desde los primeros docurnentos 58 y disminuye su uso en el s. XVI entre la censura general de los gramáticos59 • La construcci6n existe igualmente en ponugués, provenzal y catalán60• Sin embargo, Graur (1938) para el rumano y Preussler (1937) para el italiano y el espafiol atribuyen la extensi6n de las construcciones pronominales a factores externos al sistema respectivo de cada lengua61 • En cuanto al espafiol, hemos visto cómo la historia de estas frases se justifica y explica plenamente a partir de la situaci6n latina sin necesidad de recurrir a otras causas. Parece en todo caso aventurado (y aplíquese también a las causas señaladas para los fen6menos del italiano) buscar influencias externas distintas para cada lengua cuando una evoluci6n 16gica a partir de una situaci6n anterior (la latina) y la presencia de resultados semejantes en un área continua son suficientes para explicar los resultados románicos62 • 58 Lo niega A Berger (I943: 57) que considera medio y no pasivo el sentido del siguiente ejemplo: e tkftnáissent les offrandes e les sacrifices e les apaisemenz qui se fasoient a Deu au temple. Pero existe también el uso con auxiliar mod4I+infinitivo, de valor claramente pasivo, en los siguientes versos (n.o 2976) del poema de Thomas sobre Tristán e lseo de fines del siglo XII: E traient le sig!e ben haltlque luin se puisse aperceeir/quel fO seit le blane u le noir(ejemplo tomado de WlStrand (1941: 94». 59 Vid. Brunot (1905-1917:1, 484 y 11, 434-135), Meyer Lübke (1900). GrandviUe Hatcher (1943: 200) concluye, sin embargo, teniendo en cuenta la situaci6n actual, que el desarrollo del reflexivo desde el antiguo francés al moderno puede resumirse como un avance general en direcci6n de la pasiva. 60 Vid. especialmente nuesuo trabajo sobre las construcciones en catalán antiguo, de pr6xima aparici6n en las Actas del VII Congreso de Lingüística Románica. 61 Graur explica los usos rumanos por el influjo de las vecinas lenguas eslavas a través de un pormenorizado paralelo entre los usos eslavos y los del rumano. Preussler postula un influjo árabe en los usos espafioles Yo para el italiano, cree ver el origen de estas construcciones en las regiones de sustrato euusco y en el Sur de Italia, colonizado por los griegos. También Irving (I952) trata esto mismo al recoger una opini6n parecida de Américo Castro. El gran desarrollo de las construcciones pronominales en rumano puede efectivamente haberse visto favorecido por la vecindad de lenguas eslavas. Pero no debe olvidarse, para los giros reflejos con sentido pasivo, como ya hemos apuntado, que, al adquirir valor activo el participio en el latín de Oriente, las construcciones reflexivas se convertían en medio único para la expresi6n de la pasiva. 62 No por ello ha de negarse absolutamente la posibilidad de influencias externas. La vecindad eslava ha podido influir en la extensi6n (ya que no en los resultados) que alcanzan en rumano las frases pronominales. En favor del influjo árabe en los giros espafioles, mucho más problemático y en cualquier caso de poca importancia, podríamos señalar los abundantes ejemplos del s. XIII incluidos en este trabajo y que proceden de traducciones de obras orientales y el hecho de que en árabe, con la forma pasiva, no se nombra nunca el agente.
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Toda la argumentación anterior puede discutirse todavía desde un punto de vista que afecta a la nomenclatura de las frases estudiadas y a la determinación de sus funciones y significado denuo del sistema de la lengua. Hemos comprobado cómo las construcciones pronominales se acercaron al valor pasivo en la medida en que terminaban de perder el residuo de valor medio que tenía aún en latín tardío el giro medio-inuansitivo con se. Ahora bien. El sentido así alcanzado ¿es pasivo verdaderamente? En los últimos años han aparecido dos notables artículos que afectan a este problema. El uno, de Larrochette (1943) considera que los giros pronominales (incluido el pasivo, pero no el activo impersonal que cree totalmente diferente) caracterizan en espafiol todo un aspecto del verbo. Insiste en la relación de las formas pronominales espafiolas con las del medio griego, ya advenida por Lenz y Reichenkron, y afirma, tras de hacer un paralelo entre los usos de las dos lenguas, que es mucho mayor de lo que se había creído. Más recientemente, Vendreys (1947) pone en relación las frases pronominales románicas (con un insigne olvido de los fenómenos espafioles) también con el medio griego y extiende el paralelo a categorías verbales de ollaS lenguas (semíticas, célticas, swahili). El medio del griego y del sánscrito, como el deponente del italo-céltico, testimonian la existencia en indoeuropeo de una categoría verbal cuyos empleos, por variados que sean, pueden referirse a un principio común. El proceso es presentado en esuecha panicipación con el sujeto. Y se ve aparecer la misma categoría, con los mismos empleos, en un modo de expresión absolutamente diferente que consiste en la adición del pronombre reflexivo como régimen del verbo activo. Este procedimiento lo encuentra extendido, con las variantes inherentes a cada lengua, en las lenguas románicas, germánicas, bálticas yeslavas63 • En todo ello, como reza el título mismo del estudio, ve manifestarse una categoría gramatical, la de la participación del sujeto en la acción. Ve una identidad abstracta enue los valores medio, pasivo e impersonal del reflexivo y una conexión natural enue todos los usos del reflexivo románico64 •
63 Vendreys (1947: 9). Incluye aquí también la pasiva reflexiva pero alude sólo en una ocasión a un giro activo impersonal. 64 La consideración del se como índice de la participación del sujeto en la acción del verbo fundamenta buena pane del trabajo de Karde y había sido ya indicado por Bello (1854: §§758-764) y Cuervo (nota 102 a Bello). Lenz (1920: 438) considera la voz reflexiva como una voz más del español e inscrita dentro de la categoría medial.
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VIII. PARA UNA CARACTERIZACIÓN DIACRÓNICA DE LAS ORACIONES
PASIVAS REFLEXIVAS! Agustín Vera Luján Un;versúltuJ de Murcia-Instituto Cervantes
INTRODUCCiÓN
Los estudios dedicados, desde una perspectiva sincrónica, al análisis de las construcciones pronominales2, reflejas3 o pseudorreflejas 4, en su conjunto, o a algunos de los tipos que albergan son relativamente numerosos en la actualidad5• La dimensión diacróni1 El presente trabajo supone una actualización y desarrollo del titulado «Sobre el origen de las construcciones pasivas reflejas», publicado en J. A. Bartol Hemández, J. F. Garda Santos y J. de Santiago Guervós (Eds.), Estudios filológicos en homenaje a Eugenio de Bustos Tovar, 11, Salamanca, Ediciones de la Universidad de Salamanca, 1992, págs. 957-970. 2 Tal denominación es, por ejemplo, utilizada por Lázaro Carreter (1964: 387ss), Seco (1966: §8.7), Moliner (1966), RAE (1970) (en los mismos términos la edición del Diccionario académico de 1992). 3 Así, entre otros, Hernández Alonso (1966), Molina Redondo (1974), Hadlich (1973) o Contreras (1966). 4 Cfr. Bello (1847: 100-101) y Manacorda de Roseni (1969). 5 Cfr. entre otros, además de los trabajos ya citados, Alarcos (1973), Babcock (1960), Bobes Naves (1974), Cartagena (1972), Garela (1975), Hernández Sacristán (1985, 1986), Jordan (1973), López Garda (1977), Lozano (1970), Manoliu Manea (1985), Martín Zorraquino (1979), Moreno Cabrera (1984), Otero (1973), Schroten (1972), Stéfanini (1962), Vera Luján (1990), Westfal (1979).
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ca de estas construcciones, por el contrario, parece suscitar un interés mucho menor. Como consecuencia de ello, la caracterización diacrónica de las oraciones reflexivas de sentido pasivo pasa aún hoy por la referencia obligada a planteamientos idealistas como los formulados por E. Richter (1909) y, sobre todo, a la hipótesis explicativa elaborada por F. Monge (1955 Y en este vol.) en un trabajo fundamental al respecto y que constituye, a nuestro modo de ver, el análisis más satisfactorio de cuantos pueden encontrarse al respecto. El nacimiento de las oraciones pasivas reflejas ha sido puesto en relación con la desaparición de la pasiva flexional latina, originado tempranamente por la coincidencia de significantes entre los verbos propiamente pasivos y los deponentes --estos últimos portadores de sentidos medios e impersonales- con la consiguiente ambigüedad y dificultad de empleo de un sistema así caracterizado en su expresión6• Es en este contexto en el que habrían surgido las construcciones reflexivas de sentido pasivo, cuyo nacimiento se explica, desde la perspectiva idealista que sostiene E. Richter, como resultado de un proceso metafórico que, a partir de las estructuras propiamente reflexivas, desemboca en las pasivas reflejas. De las primeras, caracterizadas por la presencia de sujetos humanos como en (1), se habría pasado, en virtud de un recurso animizador o personificador, a empleos como los de (2), inicialmente, pues, extensivos -y, por consiguiente, reflexivos-, que una vez perdido su valor metafórico por el uso dejarían paso a la concurrencia del agente característico de verbos como (<scribere», surgiendo así, finalmente, el sentido pasivo de tales enunciados. (1) Se quisque diligit. (2) Littera(e) se scribit(unt) [tomado de Monge (1955: 21)].
La personificación de sujetos no paradigmáticamente propios de las construcciones reflexivas, como mecanismo que estaría en el origen de las construcciones de sentido pasivo, es criterio frecuentemente aducido por diferentes lingüistas. Así, para W. von Wanburg (1966: 145) «Se trata aquí de una verdadera personificación de la acción". En opinión de Américo Castro (1922: 40), (( ... la pasiva refleja fue producida por un deseo de vitalizar las cosas, y únicamente el
6
394
Cfr. Iordan y Manoliu (1972: 329ss).
análisis descubre el carácter pasivo, dando una explicaci6n psicol6gica a lo que 16gica y objetivamente no la tiene.» Según él, oraciones como (2) 6 (3) serían producto de la asimilaci6n a esquemas oracionales reflexivos como (4), suponiendo que los objetos son capaces de la misma actividad que las personas. (3) Hoc se dicit [tomado de Castro (1922: 41)]. (4) Él se lava. En una línea de argumentaci6n semejante, B. Terracini se ha referido a estos mecanismos de animizaci6n o personificaci6n, cuyo uso estudia en Eteria, como la expresi6n de ((... un sentimiento nuevo de la realidad, inherente a lo que podemos llamar mentalidad románica)) (Terracini, 1945: 17), manifestando la coincidencia de sus planteamientos con los de Reichenkron (1933: 45). No obstante, semejante análisis puede ser considerado adecuado tan s610 en un plano meramente objetual o descriptiv07 ; es decir, en el estadio más elemental o menos exigente de adecuaci6n que puede pedirse a cualquier análisis lingüístico: plantea, simplemente, la existencia de un cierto vínculo entre estas construcciones diferentes. No alcanza, sin embargo, el más elemental estadio de adecuaci6n metalingüística. Para ello sería imprescindible que los supuestos usos personificativos o animizadores de enunciados con sujetos no humanos, como (2) o (3), respondieran exactamente a las características metalingüísticas que definen estructuralmente a los enunciados propiamente reflexivos; es decir, que los supuestos enunciados personificativos presentasen la identidad de referentes «SujetoSE)) que caracteriza a las oraciones reflexivas. Sin embargo, esta característica, que concurre en verdaderas personificaciones como (5), no puede postularse de (2) o (3) -véanse (2i) y (3i)-, por lo que su categorizaci6n como esquemas reflexivos, aun metaf6ricos, es inadecuada. (5) Este coche se conduce solo. (2i) *Littera(e) se ipsam(s) scribit(unt). (3i) *Hoc se ipsum dicit.
7 Para los niveles o grados de adecuación del análisis lingüístico, efe. Heger (1974). En sentido similar, Chomsky (1975: 26-45).
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La propuesta formulada por F. Monge nos parece más adecuada desde un punto de vista explicativo. Según él, la aparición del reflexivo en latín en usos distintos de los paradigmáticos se da en verbos de significación media como resultado de un proceso metafórico de personificación o animización que, por el uso de tales construcciones, acabaría por dejar de ser percibido, instaurándose en su lugar un valor meramente intransitivo o medio. En este punto -que coincidiría con el estadio evolutivo alcanzado en latín- surgiría el valor pasivo, ya en las lenguas románicas, cuando resulta posible identificar un agente exterior. En consecuencia, las estructuras pasivas reflexivas no habrían surgido de las propiamente reflexivas por extensión. sino en virtud de un proceso de gramaticalización independiente de la forma refleja de tercera persona, que se daba ya en latín clásico (cf. Monge (1955 yen este vol., §1.3). Este punto de vista plantea diferentes propuestas que, en nuestra opinión, deben ser valoradas muy positivamente. En primer lugar, la negación de la existencia de un vínculo directo entre construcciones reflexivas propias-reflexivas pasivas, difícilmente justificable, como ya mostramos. En segundo, la atención a los valores medios de muchas de estas construcciones, efectivamente existentes y no advertidos o no convenientemente explicados en las posiciones antes mencionadas. De otra parte, la explicitación de la idea de que, para la forma del pronombre reflexivo de tercera persona, se produce un proceso paulatino de gramaticalización que origina, independientemente, los nuevos valores medio y pasivo. Este último punto es, a nuestro modo de ver, realmente el esencial de la hipótesis explicativa de Monge y refleja, en nuestra opinión, el verdadero fundamento y razón de la aparición de la forma SE, no sólo en las construcciones reflejas pasivas o medias, sino en general en todas las demás estructuras oracionales que cuentan con el reflexivo de tercera persona como elemento funcional característico. La aceptación absoluta o literal del modelo evolutivo construido por F. Monge no nos parece, con todo, posible por su recurso al criterio tradicional de personificación I animización como medio para explicar la evidente vinculación existente en latín entre los esquemas reflexivos y los medios con SE pues supone reconocer un valor reflexivo inicial para tales construcciones que, aunque metafórico, no parece estar de acuerdo con los hechos lingüísticos: enunciados interpretables como medios, del tipo de (2), (3) ó (6) no parecen admitir su procesamiento como personificaciones o animizaciones 396
reflexivas en las que, por lo tanto, sería obligada la identidad referencial entre los denotata del sujeto oracional y de SE -véanse (2i), (3i) y (6i)-. (6) .. .facit se hora quinta [Eteria, XXVII, 3; tomado de Monge (1955: 17)]. (6i) *...facit se ipsam hora quinta. El problema que se plantea en los intentos reseñados de clarificar
el proceso que conduce al nacimiento de las oraciones pasivas reflejas (y, de manera general, al del resto de construcciones pronominales o pseudorreflexivas) deriva de la necesidad de armonizar dos hechos aparentemente contradictorios: la reiteradamente advertida conexión existente entre las estructuras propiamente reflexivas y el resto de esquemas oracionales en los que encontramos a la forma refleja de tercera persona, de una parte, y, de otra, el hecho innegable de los diferentes valores gramaticales de uno y otro tipo. El análisis, en efecto, de SE en el nivel de la palabra muestra un comportamiento diferente según se trate de los empleos paradigmáticamente reflexivos o -por referirnos exclusivamente a los que aquí nos ocupan- de los medios y pasivos. El primero presenta, junto a contenidos morfemáticos casuales (en lo que a las construcciones que estudiamos se refiere, de acusativo), un núcleo lexemático que lo faculta para contraer autónomamente funciones sintácticas oracionales. Tal es el caso de SE en (1), oración en la que incardina la relación sintáctica ((complemento directo». Por lo que a la naturaleza de la significación de tal elemento se refiere, se trata de una forma deíctica; es decir, carente de significación simbólica, y cuyo contenido se agota en la mera mostración, en el señalamiento de un punto específico dentro de la dimensión conceptual a la que pertenece: la relativa al circuito comunicativo, en la que le corresponde, según el modelo hegerianoS, el papel de forma 'OE', frente a EGO ('O', punto inicial del circuIto comunicativo, o coordenada fundamental a partir de la cual éste se establece necesariamente), y frente a TU ('OE', punto no inicial -no yo--, pero participante en la relación comunicativa). Se trata, pues, de una forma de significado máximamente inespecificado: la indicación de
8
Cfr. Heger (1974: 33-51).
397
su no condición de punto inicial ('O') y de no-participante en el circulto comunicativo ('E'), con la única particularidad positiva de la restricción que evidencian enunciados como (1): la presencia del rasgo [+animado] o [+humano]. El SE de las construcciones propiamente reflexivas presenta también como propiedad distintiva la ausencia de lo que podemos denominar una 'referencia definida', una característica no denotación de entidad extensional específica alguna. Ésta es necesariamente idéntica a la del sujeto de su oración, de manera que, desde el punto de vista referencial, puede en verdad afirmarse que dicho elemento posee una función recesiva9, al reducir en uno el número de entidades extensionales denotadas por una oración. Como consecuencia de su necesaria coincidencia extensional con el sujeto oracional, el SE reflexivo se identifica, pues, como elemento referencialmente limitado al ámbito de la oración en que se actUaliza, diferenci;indose así de otras formas (ede tercera persona» como ILLE (definible también como 'OE'; es decir, simplificadamente, como ceno YO», «no TU»), con una referencia también máximamente genérica pero que puede concretarse no sólo gracias al contexto oracional, sino también a la situación comunicativa. Esta forma presenta, pues, un comportamiento categorial como el representado en (7): (7) a) b) c) d) e)
Lexema Deíctico 'OE' [+animado] Ausencia de referencia definida f) Dominio de referencia en su oración g) Referencia idéntica a la del sujeto h) Morfema de caso acusativo
El SE presente en las estructuras de significación media no satisf.tce exactamente este conjunto de propiedades. En primer lugar, no es clara su capacidad para contraer relaciones lexemáticas. &ta, en el caso de serie atribuida, implicaría el reconocimiento de una capacidad para contraer autónomamente funciones sintácticas oracionales que dicho elemento no
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Cfr. Tesniere (1976: 272).
posee, a no ser en una interpretación reflexiva que supondría apelar de nuevo al ya criticado recurso a su consideración como enunciados personificativos o a.nirrtiudores. Antes al contrario, esta forma parece comportarse ya en estos casos en modo muy similar a las reflexivas átonas románicas, reducidas a una funcionalidad morfernática que las incorpora al verbo, al margen del cual no gozan de autonomía lO • No parece tampoco que pueda postularse del SE medio la operatividad del morfema de caso acusativo notado en (7a), toda vez que, como hemos indicado, el SE de las construcciones medias no desempeña función sintáctica oracional autónoma alguna, y por lo tanto tampoco la de complemento directo característica de la forma propiamente reflexiva. Los rasgos (7b, c) pueden ser postulados del SE medio con algunas particularidades. Mientras, en efecto, puede no resultar inadecuado caracterizar la significación de esta forma como mostrativa o deíctica, la validez de los rasgos 'OE' para este elemento debe ser al menos matizada pues, si bien es cieno que su contenido no puede ser identificado con 'O' (YO) o 'OE' (TU), pareciendo, pues, lógica su definición como forma especificada negativamente respecto de los parámetros centrales del circuito comunicativo, dicha definición podría ser aceptada tan sólo precisando que se trataría en su caso de un contenido fijado, gramaticalizado, al margen de la serie paradigmática personal o, más exactamente, que no es producto de la oposición de esta forma a otras dentro de un paradigma. Como muestran (2ii),(3ii) ó (6ii), la conmutación del SE medio por otras formas pronominales, cuando no se traduce en un enunciado agramatical, no permite conservar el sentido medio de la construcción, a diferencia de lo que sucede en las estructuras reflexivas propias con SE, en las que dicha conmutación puede ser realizada (desapareciendo, naturalmente, la condición reflexiva de los enunciados, pero manteniéndose en todo caso el sentido diatético activo que caracteriza a las oraciones reflexivas propias) -véanse (li-ii)-.
10 Cfr. Vera Luján (1990: 77). En el mismo sentido, L6pez Garda (1977: 117-126). El mismo planteamiento de base subyace a la consideraci6n de este elemento, en las lenguas románicas, como formando parte de lo que se ha denominado 'conjugaci6n objetiva'. Cfr. Heger (1974: 87-106) y Llorente y Mondéjar (1974). El paralelo que puede establecerse entre las construcciones medias latinas y la serie general de las reflexivas en espafiol actual no puede ir más allá de subrayar la morfematizaci6n de SE en las oraciones medias latinas.
399
(li) Me quisque diligit. (lii)Te quisque diligit. (2ii)*Littera me scribit. (3ii) Hoc me dicit. (6ii)*Facit me hora quinta. De ello parece, pues, obligado deducir que, como indicábamos, la significación de esta forma «de no persona» estaría afectada por un proceso de fijación o gramaticalización que la habría apartado del paradigma general de las formas deíctico-personales con las que no establece ya oposiciones distintivas. No afecta tampoco al SE medio la restricción observada en (7d) sobre la condición necesariamente [+animado] de su referente, identificado como vimos por medio del correspondiente a su sujeto. En las construcciones a que nos referimos ahora, los sujetos pueden ser también [-animado], como sucede con (2), (3) ó (6). (7e, f) no resultan inapropiados para caracterizar el funcionamiento del SE medio, pues éste carece de cualquier referencia definida y su condición máximamente genérica no puede ser paliada por la situación comunicativa, de forma que se mantiene siempre en los enunciados oracionales de esta naturaleza su no-extensionalidad característica. Por último, resulta evidente la singularidad de la forma que analizamos respecto de (7g). Como prueba lo anómalo de enunciados como (6i), no hay en su caso coincidencia con el referente del sujeto oracional. Del conjunto de propiedades recogidas en (7), por consiguiente, sólo algunas pueden ser postuladas como válidas para el SE presente en las construcciones medias: b, c, e, f: (8) b) Deíctico c) "OE' e) Ausencia de referencia definida f) Dominio de referencia en su oración Dando por supuesto que el valor pasivo esté presente en algunas de las construcciones con SE ya en latín 11, aunque pudiera ser
11
400
Cf. Monge (1955. en este vol. 351).
en modo aún no plenamente sistemático, el análisis de la forma SE actualizado en ellas arroja resultados semejantes a los ya notados en (8). Esta forma carece de autonomía para contraer funciones lexemáticas, y en consecuencia está imposibilitada también para incardinar funciones sintácticas oracionales, siendo un monema regido por el verbo en el que se integra, de modo similar a como funciona en espafiol actual la forma átona correspondiente 12• Es evidente también en su caso la no operatividad del contenido morfemático de acusativo presente en (7), incompatible por definición con estructuras de tipo pasivo, que no admiten la presencia de la relación sintáctica oracional ((complemento directo)). Como indicábamos en (8), la significación deíctica del SE propiamente reflexivo parece postulable también en el caso de las estructuras de tipo pasivo, en las que SE carece de significación simb6lica alguna, pudiendo suponerse adecuada su consideración como elemento mostrativo o deíctico de la serie personal, dentro de la cual, como en el caso anterior, su definición como forma 'DE' requeriría la salvedad de que dicho significado resultaría un contenido fijado, gramaticalizado, y no sujeto, por tanto, a las oposiciones sistemáticas que afectan al significado 'DE' de la forma propiamente reflexiva reflejado en (7). Por ello, a diferencia de las conmutaciones posibles de la forma reflexiva propia por otras formas pronominales -véanse (1) y (1i1ii)-, éstas son inaceptables en el caso de las estructuras de tipo pasivo -véanse en este sentido algunos de los ejemplos anteriormente citados susceptibles de interpretación pasiva: (2) vs. (2ii) y (3) vs. (3ii). El carácter [+humano] de los referentes del SE de (7) es un requisito en el caso de las estructuras pasivas. Así podría ser interpretada la particularidad de tales estructuras oracionales de ser incompatibles con núcleos predicativos que no admitan relaciones con agentes o experimentadores 13 • Encontramos tales esquemas oracionales con verbos como scribere o dicere (que se construyen con agentes), mientras que no son aceptables, por ejemplo, latrare o pipiare, cuyos sujetos no pertenecen a las categorías relacionales mencionadas.
12
\3
Cf. Vera Luján (1990: 98). Cf. Schroten (1972: 44), y Martín Zorraquino (1979: 140ss.).
401
Los rasgos notados (7e, f) resultan también de aplicación en este caso. Ha sido reiteradamente advertida la condición de impersonales de estas estructuras en romance, y esta misma particularidad funcional puede ser postulada también para los posibles casos latinos, entendiendo por tal, naturalmente, no la inexistencia de sujeto, sino la indeterminación de persona (agente o experimentador). Esta condición, que se acomodaría perfectamente al significado máximamente inespecificado de SE ('OE') y a su contenido virtualmente [+humano], estaría garantizada por la imposibilidad de encontrar la referencia de SE fuera del ámbito de su oración, en el contexto extralingüístico. La no coinciencia referencial entre sujeto oracional y SE, por último, resulta manifiesta a la luz de virtuales estructuras pasivas latinas como (2) o (3), claramente no transformables en (2i) y (3i), lo que sería posible si tal coincidencia tuviera lugar. El SE presente en las construcciones pasivas habría, en consecuencia, de ser definido en los términos reflejados en (9): (9) b) Deíctico c) 'OE'
d) [+humano] e) Ausencia de referencia definida f) Dominio de referencia en su oración
La comparación de (7), (8) Y (9) muestra con claridad lo diferente de los comportamientos gramaticales de la forma SE en las tres construcciones que estudiamos. Parece, por ello, difícil no concluir que se trata de tres elementos gramaticales distintos, a no ser recu:" rriendo a un criterio como el ya mencionado de los usos personificativos o animizadores en los dos últimos casos; recurso con el que los valores medio y pasivo coincidirían inicialmente con el reflexivo, y que permitiría soslayar el aparentemente inaceptable contrasentido de adscribir a una misma categoría a tres elementos que muestran comportamientos no idénticos. La dificultad mencionada, y el modo en que tradicionalmente es resuelta, es tan sólo producto de una muy concreta visión lógicometodológica según la cual una categoría es siempre un conjunto de propiedades bien definidas que se establecen por inducción a partir de la realidad-objeto considerada. Ésta permite advertir en las entidades-objeto determinadas características comunes cuyo con402
junto define, precisamente, una categoría. Desde esta perspectiva, la pertenencia de una entidad a una categoría es cuestión que se resuelve positivamente si aquélla posee la totalidad de rasgos que definen a ésta, o negativamente en caso contrario. Se ha hecho notar, sin embargo, que los procesos de categorización no tienen, necesariamente, lugar de este modo, sino que las categorías se elaboran tomando para ello en consideración a elementos singularmente representativos por su especial relevancia y/o por ser los más claramente diferentes de los que constituyen el centro o núcleo de otra categoría diferente, trayendo ello como consecuencia el carácter estructurado de las categorías, que incluyen no sólo a dichos elementos centrales, o prototípicos, sino a otros que se alejan parcialmente de la imagen de aquél y que están, por tanto, en correspondencia parcial con el prototipo categorial, y que son, pues, miembros de la categoría en diferente medida -o en menor grado- que el prototipo. Se habría diseñado así una imagen de lo categorial como esfera respecto de la que son posibles grados diferentes de pertenencial4 • Semejantes planteamientos metodológicos, que entran en conflicto con los manejados habitualmente en la investigación lingüística, ya sea implícitamente, o en forma explícita, como sucede cuando en el ámbito del estructuralismo lingüístico se declara la condición discreta de las unidades l 5, han sido ((validados» en campos científicos diferentes. Desde una perspectiva metodológica como la prototípica las diferencias entre los SE reflexivo, medio y pasivo, reflejadas en (7), (8) Y (9), no impiden, pues, considerar a estos elementos como miembros de una misma categoría, cuyo prototipo coincidiría con (7) -el SE comúnmente reconocido como reflexivo propio- por ser tal conjunto de propiedades el que más claramente permite diferenciar a SE de los restantes elementos de la serie deíctica, con los que establece, como vimos, oposiciones plenamente funcionales (como
14 Sobre los planteamientos generales de la denominada 'teoría de prototipos'. véanse nuestro trabajo de (I986). M:ls recientemente, en Vera Luján (I997) podrá encontrarse una bibliograffa detallada y actualizada de diferentes aspectos relacionados con tales planteamientos, desde los m:ls generales a los que tienen que ver con la posibilidades explicativas de semejante punto de vista respecto de distintas cuestiones de orden morfo-fonológico, semántico o sintáctico. 15 Cf. Jakobson. Fant y Halle (I951).
403
'OE', con las formas 'O' y 'OE'; como coincidente referencialmente con el sujeto, con ILLE; como acusativo con las formas de nominativo, genitivo ... , etc.). Respecto de dicho prototipo, (8) y (9), tan solo parcialmente coincidentes con aquél, pueden ser considerados, a diferencia de lo que sucede en los planteamientos metodológicos de carácter discreto, miembros de la misma categoría, aunque en correspondencia parcial, cumpliendo en menor grado las propiedades que la definen. En virtud de los planteamientos metodológicos que adoptamos habremos de concluir, por consiguiente, que lo que hemos venido denominando SE reflexivo, SE medio y SE pasivo constituye una única categoría de palabras, que, en consonancia con lo expuesto, habremos de denominar SE-reflexivo (toda vez que la delimitación de una categoría se realiza atendiendo a los elementos prototípicos, en este caso los reflexivos) y que dicha categoría es sometida a utilizaciones parciales como las que muestran (8) y (9) para el latín y, en general, los diferentes tipos de construcciones «pseudorreflejas)) de las lenguas románicas. En esta forma es posible, por consiguiente, establecer un nexo entre los aparentemente diferentes tipos de SE, sin que sea necesario recurrir a mecanismos de difícil justificación descriptiva y metalingüística como los de personificación o animización. La adopción de la perspectiva de prototipicidad que proponemos permite, en nuestra opinión, explicar de forma adecuada las peculiaridades de las distintas estructuras oracionales en que la categoría única de palabras ((reflexivo de tercera persona)) concurre; básicamente, entender la naturaleza de la función precisa cumplida por SE en las estructuras oracionales medias y pasivas, y el por qué de la utilización en ellas de estas actualizaciones parciales del prototipo reflexivo, y no de otra forma distinta. Nuestras consideraciones sobre el reflexivo de tercera persona se han centrado hasta el momento exclusivamente en el nivellingüístico de la palabra. Tal caracterización, aunque en modo alguno irrelevante, sí es, no obstante, independiente de aquella de la que ha de ser objeto en el nivel oracional. El nivel oracional se constituye como tal por ser el ámbito operativo de la unidad 'oración', la menor unidad de predicación gramatical, estructurada en virtud de relaciones sintácticas que pueden, como toda relación sintáctica, ser caracterizadas como categorías (<<sujeto)), ((fiúcleo del predicado)), «complemento
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directo» ... ,etc.; relaciones todas ellas producto de la consideración de la función de los diferentes sintagmas para con el constituto oración de que son constituyentes) y como clases «<sujeto agente! experimentador! objeto ... », «núcleo del predicado de acción! de experimentación! de proceso! de estado ... »; clases que son resultado de la consideración de cada categoría de función atendiendo a sus relaciones sintagmáticas con otras categorías de función)l6. En este sentido, toda lengua histórica se caracteriza, en este nivel, por la posesión de un número determinado de esquemas oracionales 17 o tipos sintagmáticos latentes 18 que pueden ser descritos como combinaciones de categorías pertenecientes a determinadas clases de funciones. El nivel oracional constituye, como tal nivel, un estadio analítico diferente e independiente del de la palabra. Su expresión lingüística, sin embargo, es posible sólo a través del segundo, que es articulado 19 por la oración, la cual se sirve de las propiedades de sus unidades para la manifestación de las relaciones sintácticas oracionales. Así, la existencia en el sustantivo español de la categoría de palabras «sustantivo)), y la estructura monemática de ésta, con su comportamiento flexional respecto del número y la persona, hace posible la existencia de la «concordancia en número y persona)) como sefial significante de la relación sintáctica «sujeto)); la compatibilidad de determinados verbos con sustantivos, la de la clase de los predicados «transitivos)) ... , etc. Dentro de este esquema metodológico, en el que la articulación palabra-oración se concibe como un modo de relación que hace servir a la primera como sustancia a partir de la cual la segunda organiza una determinada forma20, la función y necesidad de los usos no prototípicos de la categoría SE-reflexivo resultan perfectamente explicables.
16 Para los conceptos de 'categodá y 'clase' de funci6n. y la definici6n de algunos de estos tipos funcionales oracionales en espafioI. véase Vera Luján (1990. 1988). 17 El concepto de 'esquema oracional' ha sido especialmente reivindicado entre nosotros por V. Báez. Véase Báez y Moreno Mardnez (1974. 1975) Y Báez (1986). 18 Véase Trives (1990). 19 En d sentido posrulado por Rojo (1982). 20 ef. Vera Luján (1990: 177s5.).
405
La utilizaci6n del SE-reflexivo en las construcciones medias, aquellas en las que el sujeto es afectado por el proceso verbal, se ha explicado como resultado de la debilitaci6n del recurso flexional sistemático que marcaba a construcciones como (lO) y (l1) en latín: (10)Fores aperiuntur [tomado de Monge (1955 : 12)]. {l1)Apud Menandrum senex de nuptiis non gravatur2 1• En el esquema metodol6gico que esbozamos, dichas construcciones obedecen a dos tipos de diátesis22 distintas, a dos estructuras diferentes: de 'proceso'-(10i)-23, en el caso de (11), y de 'experimentaci6n' _(1li)_24, en el de (11):
(10i)
(lli)
Categ. JUnc.:
Sujeto
Núcl. Pred.
Clase JUnc.:
Pacientel Objeto
Proceso
Categ. JUnc.
Sujeto
Núcl. Pred.
Clase JUnc.:
Experimentador
Experimentaci6n
Las relaciones sintácticas que definen a (10i) y (lli) se incardinan, prototípicamente, en sintagmas cuya naturaleza categorial y clasemática corresponde a la indicada en (12ii) y (13ii): 21 Tomamos este ejemplo de Rubio (1966: 93), en el sentido medio con el que lo caracteriza: 'En M. el anciano no se disgustaba con el matrimonio.' 22 Cf. Bácz San José (1986: 5155.). 23 Cf. Vera Luján (1990: 133). Entendemos por estructuras de proceso aquéllas con núcleo predicativo peneneciente a dicha clase (dinámico, frente a los estáticos; compatible con sujetos de la clase de los objetos -entidades [-animadas)- o pacientes -entidades [+animadas)-, frente a los núcleos predicativos de la clase de las acciones, con sujetos de la clase agente, [+animados) y protodpicamente [+humanos), y a los de la clase experimentación, clase estativa de sujetos experimentadores,[+animados) y protodpicamente [+humanos). 24 Cf. Vera Luján (1990: 128). Los esquemas oracionales de la clase de las 'experimentaciones' presentan un núcleo predicativo estativo cuyo sujeto es una entidad perteneciente a la clase de los 'experimentadores'.
406
(12ii) Categ. fonc.
Sujeto
Categ. palabra Sustantivo
Verbo
Clasefonc.
Proceso
Paciente/Objeto
Clase palabra Sustantivo [+humano/ +animado]
(13i)
Núcl. Pred.
Categ. fonc.
Sujeto
Verbo [proceso]
Núcl. Pred.
Categ. palabra Sustantivo
Verbo
Clasefonc.
Experimentaci6n
Experimentador
Clase palabra Sustantivo [+animado]
Verbo [+experimentac.]
En el marco metodol6gico esbozado, las construcciones denominadas 'medias', marcadas inicialmente en latín mediante el significante flexional/-Rf, estarían obligadas a la presencia del reflexivo SE al desaparecer dicho significante -véanse (13), (14) vS. (13i), (14i)-, en raz6n de la clase a que los verbos correspondientes pertenecerían desprovistos de semejante marca de medialidad; básicamente a la de 'acción' -véase (15)25_, una clase, por tanto, inadecuada para ser articulada en estructuras diatéticas procesuales o de experimentaci6n. La construcci6n en forma plenamente productiva de tales estructuras oracionales con SE en latín resultaría, así, un proceso que, vinculado a la desaparici6n de la marca flexional de medialidad que caracterizaba a determinados verbos, se generalizaría a un conjunto mucho más amplio, a todos aquellos verbos de características clasemáticas semejantes -véase (16) VS. (16i)-.
25 cr. Vera Luján (1990: 125). Las estructuras de acción presentan como características distintivas la pertenencia de su núcleo predicativo a dicha clase y sujetos agentes -protoúpicamente [+humanos]-, compatibles con complementaciones de lo que denominábamos 'responsabilidad', 'conuol' y 'volición'.
407
(13) (13i) (14) (14i)
Valvae se ipsae aperuerunt *Valvae ipsae aperuerunt Alia pecia de quattuor versurie, qui se vocat puzoplancani [Códice Diplomático Barese, 9, tomado de Monge (1955: 15)]. *Alia pecia de quattuor versurie, qui vocat puzoplancani
(15) Categ. Junc.
(16)
Sujeto
Núcl. Pred.
Categ. palabra Sustantivo
Verbo
ClaseJunc.
Agente
Acción
Clase palabra
Sustantivo [+humano]
Verbo [+acción]
Tunc
mensibus septem se mundabit
terra per
ignem[Commod Carm. ApoL, 1041, tomado de Monge (16i)
(1955: 15)] *Tunc mensibus septem mundabit terra per ignem.
La función que la actualización parcial del reflexivo SE cumple en construcciones como las indicadas es la de transclasificar6 los verbos correspondientes, para hacer posible su articulación en núcleos predicativos de la clase de los procesos o de las experimentaciones. Se trata, pues, de una funcionalidad primariamente negativa, o deceptiva. Indica (es significante de) que, no teniendo lugar la identidad referencial «Sujeto-Complemento DirectO) característica de las estructuras reflexivas como (1), las oraciones en que concurre dicha forma no han de ser procesadas como tales esquemas reflexivos, sino como correspondientes a aquellos otros con los que sus elementos constituyentes son compatibles; en nuestro caso, con los medios, de proceso o experimentación. La explicación del papel cumplido por SE en las estructuras oracionales analizadas, como operador que actuaría la regla trans-
26
408
Cf. Gutiérrez Ordófiez (1985).
clasificadora por la que verbos primaria o paradigmáticamente capacitados para funcionar como núcleos predicativos de estructuras de acción pasarían a hacerlo como procesos o experimentaciones, parece poner de manifiesto lo adecuado de propuestas explicativas sobre las relaciones temáticas predicativas como las formuladas por Grimshaw27 , para quien el significado morfosemántico, temático o relacional de los predicados oracionales puede ser concebido como una estructura compleja eventiva con cuyos elementos constitutivos se relacionan sintácticamente los distintos elementos-funciones oracionales. La propuesta de Grimshaw, contraria a una descripción de la estructura de la oración basada exclusivamente en las dimensiones sintáctico-constitutiva y temática, plantea la necesidad de operar con dos jerarquías de argumentos, una temática, y otra aspectual. Esta última tomaría la forma de lo que denomina ((event structure», y determinaría, en último extremo, la estructura combinatoria oracional, puesto que los distintos constituyentes no verbales de la oración estarían gobernados por alguno de los componentes aspectuales de dicha ((estructura eventiva», cada uno de cuyos subcomponentes semántico-aspectuales tendría su manifestación en alguno de tales elementos. El modelo propuesto por Grimshaw daría origen a una tipología de predicados como la reflejada en (17), en la que se observan, en efecto, ciertos tipos predicativos con una estructura de subcomponentes aspectuales cada uno de los cuales gobernaría a determinados elementos (mominales» de la oración. Así, para enunciados pasivos como (18) habría de suponerse una estructura eventiva compleja como (19), en la que existiría un subcomponente eventivo de actividad que regiría las complementaciones agentivas obligatorias en dicha oración, y que explicaría lo anómalo de los enunciados que resultan tras su eliminación: (17) i) realización
[actividad] [estado! cambio de estado] ii) inergativo [actividad] 27 Cf. Grimshaw (1992). En sentido parecido, véanse las propuestas de A. Vendler (1984) y, entre nosotros, Demonte (1989).
409
iü) inacusativo [estado/cambio de estado] (18)This house was {builtldesigned} by a French architect. (18i)
*This house was {built/designed}.
(19) evento
/~
arquitecto (actividad)
casa (estado)
En la misma línea de planteamientos, Demonte (1989: 101) ha destacado la rentabilidad explicativa de estas hipótesis para la caracterizaci6n de las estructuras ergativas reflexivas romances, postulando su condici6n anticausativa y considerándolas como oraciones en las que «desde el punto de vista aspectual, el único componente del evento es el resultado». La consideraci6n de los predicados oracionales como estructuras semántico-eventivas complejas sugiere la posibilidad de caracterizaci6n de los predicados de oraciones como (16) en forma similar a (20), es decir, como estructuras que, comparadas con las primarias, paradigmáticas o no marcadas en que los respectivos verbos pueden aparecer -véanse (13a), (14a) 6 (16a)-, mostrarían la huella de un proceso de supresi6n que habría afectado al subcomponente de actividad de (21): (20)
evento 2
I
proceso (objeto)
(21)
----- ---evento 1
actividad (agente) 410
proceso (objeto)
(I3a)
Heus, ecquis hic est? ecquis hoc aperit ostium [ Plauto,
Bdquides 580] '¡Eh! ¿No hay nadie? ¿No abre nadie esta puerta?'. (I4a) Quod ubi ille intellexit id agi atq~e id parari ut filiae suae vis adferretur, servos suos ad se vocat [Cicer6n, Verrinas, 11 4, 148]. 'Cuando aquél comprendi6 que aquello se hada y se disponía para violentar a su hija, llama ante él a sus escla, vos. (I6a) Et omni hora mundabis stercus [Apicio, VII 16, 1]. 'Y cada hora limpiarás el estiércol'. La transclasificación eventual que va de (20) a' (21) mostraría un caso particular del principio general de Grimshaw según el cual todo elemento de la estructura eventual predicativa tendría que estar relacionado con un argumento. Si los verbos de las oraciones medias como (16) presentan en su forma no marcada un subcomponente agentivo, como el recogido en (21), éste no puede ser anulado simplemente sin la explicitaci6n de alguna marca argumental, sino que precisa de un elemento regido, aunque su interpretaci6n no deba ser sino deceptiva. Tal es la funci6n que cumple en dichas oraciones la utilizaci6n parcial de los rasgos del prototipo reflexivo que se limitan a las propiedades no- simb6licas, no-personales, no auto-referenciales y de referencia obtenida en el marco de la propia oraci6n de SE, en la medida en que implicarán, finalmente, la falta de referente para la entidad humana relacionada con el átono reflexivo no prototípico de tercera persona. En resumen, las oraciones medias latinas pueden ser caracterizadas como enunciados cuya significaci6n oracional específica proviene de la morfematizaci6n del átono reflexivo de tercera persona, que pierde su autonomía funcional y pasa a incorporarse al verbo. Dicho SE, utilizaci6n parcial del prototipo reflexivo correspondiente, en conjunci6n con otras marcas oracionales -como la condici6n temática de su sujeto -vid. (22)- o la misma imposibilidad de aparici6n de sintagmas agentivos en tales oraciones- es significante28 del contenido de medialidad oracional.
28 Utilizamos el concepto de 'significante' en el sentido propuesto por Trujillo (1976). como plano de análisis del signo lingüístico distinto de la 'expresión'. La última harla uso de medios puramente fónicos; el primero. de cualquier medio de naturaleza diferente capaz de sefíalar la presencia de un significado.
411
La morfematización de SE y la utilización parcial de esta categoría habría abierto en latín la posibilidad de construcción de otras estructuras oracionales, entre las cuales se encuentran las llamadas 'pasivas reflexivas'. Éstas constituyen esquemas como (22); es decir, esquemas procesuales cuya condición «pasiva)) resulta especial, pues la causa primera del proceso en cuestión puede ser formalizada en ellos tan sólo como agentes o experimentadores humanos (lo que explicaría la imposibilidad de procesar una oración como (13) asignando al agente de la oración valores [-humanos], suponiendo, por ejemplo, su condición [animal]), y tiene, en todo caso, una significación máximamente genérica o indeterminada, que hace incompatible la presencia de cualquier sintagma agentivo. (22) Categ. fonc. Clasefonc.
Sujeto
Nucl. Pred.
Objetol
Proceso-Ag.lExp. Indeterminados
Paciente
La existencia de un significado genérico o indeterminado de agente o experimentador en estas oraciones depende fundamentalmente de dos factores. En primer lugar, de la articulación en ellas de verbos con una valencia que incluye tales relaciones. En segundo, de la incorporación a tales verbos del reflexivo SE morfematizado, de cuyo prototipo habrían sido seleccionadas las propiedades que notábamos como (9b, c, d, e, f): su condición no simbólica, sino puramente deíctica y su contenido de forma no-personal máximamente inespecificada cuya concreción debe producirse en un contexto estrictamente oracional, lo que no puede ser realizado; consistiendo, finalmente, la significación de la pieza morfemática en la denotación de unos contenidos humanos no especificados o genéricos. En conclusión, las construcciones latinas medias y pasivas con SE pueden ser caracterizadas como estructuras surgidas en virtud de un proceso, independiente en cada caso, que instaura en latín unas determinadas diátesis construccionales u oracionales en sustitución de los mecanismos flexionales de la voz. Ello habría sido posible gracias a la existencia de la categoría SE-reflexivo, cuya utilización parcial, en conjunción con otras propiedades de los correspondientes esquemas oracionales, le habría permitido señalar, como su signifi412
cante, la presencia de tales relaciones diatéticas, dándose de esta forma origen a un nuevo sistema de significantes cuya vigencia estructural se mantiene productivamente hasta hoy.
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