CINCUENTA AÑOS DE INFIERNO
Novela
Félix Alfonso del Granado Anaya
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CINCUENTA AÑOS DE INFIERNO
Novela
Félix Alfonso del Granado Anaya
Quedan reservados todos los derechos de propiedad, la reproducción o utilización de esta obra en su totalidad o en una parte, por medios electrónicos, mecánicos u otros medios conocidos o por inventar, incluyendo la fotocopia, grabación, o cualquier otra forma que permita la utilización del contenido del libro queda completamente prohibida sin el permiso del autor. Todos los personajes de esta obra son ficticios. Cualquier parecido o semejanza con personas actuales, vivas o muertas, es puramente coincidental. © 1992Dr. Félix Alfonso del Granado Académico de la Lengua Seudónimo.- Lorgio Canals M.D. I.S.B.N. O-9628779-5-6
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A MARÍA DE LA GLORIA
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PREFACIO Cincuenta Años de Infierno fue escrita por un médico acerca de los experimentos genéticos realizados desde el comienzo de los años treinta hasta nuestros días, para tratar de aniquilar a grupos determinados de los habitantes del Planeta Tierra. Esta novela describe real y crudamente los acontecimientos políticos y filosóficos que condujeron a la segunda guerra mundial, la pelea por el poder, las persecuciones y la investigación científica que se realizó con los prisioneros, políticos y enemigos de la raza aria blanca. Describe también los campos de concentración, la fundación de un nuevo Estado y las guerras que éste sostuvo desde su creación. Como el Aborcionista, éste trabajo fue escrito en el lenguaje nativo del autor que es el idioma castellano y fue traducido al inglés.
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POEMA DE LA GUERRA !Guerra! !Guerra! resoplan las túrbidas trompetas y de la paz vibrante de las constelaciones, en potros que preñaron las nubes de tormenta, por los cuatro caminos de sangre y lejanía fogosamente parten jinetes espectrales. Son los cuatro jinetes sembradores de angustia que agavillan la testa de pueblos y culturas, desflecando sus venas con rebenques de nervio, y ansiosos de exterminio incendian con la antorcha del sol el universo. ¡Guerra! ¡Guerra! combea sobre un yunque de truenos la ronca voz del vándalo. El Monstruo abre sus órbitas de cráteres en llamas y tritura en sus fauces de hambrientas bayonetas, la efigie de Athenéa. Exprimen sus tentáculos sedientos de perfidia, los ojos de las madres ¡inmensos de horizontes! sorbiéndole al planeta los jugos de su entraña: la sangre de los hombres. El mundo se estremece convulsionado y loco, y en roja llamarada tremolan las banderas. Apuñalando templos con bombas incendiarias, despliegan los halcones sus alas de tormenta y estrujan en sus garras 5
la tierra milenaria. Sepultan en sollozos villorrios y ciudades. Arrasan huracanes de hierro las trincheras. Crepita la osamenta quebrada en estertores. En las órbitas huecas florecen las granadas. La sed alucinada se clava en las gargantas y huestes de cadáveres heroicamente grandes, trenzando con sus vísceras escombros y senderos se curvan bajo el plomo chasqueante de los bárbaros. Palpita una pregunta: Atila o anticristo...? y la sangre que tiñe el flanco de los montes, responde: es una sombra... es una sombra..-- claman los ojos de los niños; las raíces de las casas donde bajó el silencio que convirtió en sepulcros los brazos de las madres. Europa socavada por manos subterráneas, revienta como un géiser borrando el horizonte. El monstruo embiste al mundo, sus garras estrangulan ciudades indefensas. El hambre de los pueblos, arañará los surcos humeantes de la tierra, que abortó bajo el peso rugiente de los tanques. Las madres angustiadas morderán sus arterias, exprimiendo sus senos: una luna de anemia: 6
mientras el cuervo errante devora las carroñas, segando con sus alas un bosque de existencias, que enjalbega de cráneos la superficie intérmina. En el grito del siglo hay un clamor de angustia, que estruja la garganta del mundo agonizante, y en las bocas partidas se hiela esta pregunta: Y que será del hombre...? Qué de la tierra nuestra...? Mañana cuando pidan respuesta nuestros hijos, y se yergan mujeres con los senos quemados señalando las ruinas, las cunas sin sonrisas, las ciudades llameantes, y toda esta macabra legión de los exhombres? Será posible hablarles del "Daimon", del ancestro, de la bestia que duerme agazapada y turbia en el pecho del hombre, enjaulando sus nervios bajo un chorro de látigos? La torre del silencio responderá a los siglos.1
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Javier del Granado y Granado, Obras Completas, Primera Edición, 1990, pagina 47. 7
PROLOGO El triunfo del Nazismo sobre el Comunismo le permitió a Adolfo Hitler el poder establecer los primeros Campos de Concentración en Alemania, donde aniquilaron en forma sistemática a los opositores a su gobierno, hecho que le permitió mantenerse en el poder indefinidamente. Sus primeras víctimas fueron los socialistas y los comunistas, seguidos por los gitanos, el clero, la raza judía y los homosexuales. Desde el año 1938 hasta los últimos días de la segunda guerra mundial, los campos de concentración se mantuvieron al servicio incondicional del jefe, quien los condujo con mano férrea, disciplina germana y en continua expansión. Los Campos de Concentración no solo que le permitieron aniquilar todo intento de resistencia organizada, si no también el poder amordazar a los familiares de los detenidos políticos, los que tenían que permanecer callados y obedecer las instrucciones que recibían del gobierno, para no poner en peligro la integridad física de los presos, ni correr la misma suerte que ellos; al mismo tiempo le sirvieron para mostrar al resto de la población lo que podría sucederles si no cooperaban incondicionalmente con el nuevo sistema establecido. Los prisioneros políticos condenados a trabajos forzosos le proporcionaron al Gobierno obra de mano gratuita y un magnífico resultado económico, con la consiguiente producción masiva a bajo costo. Posteriormente el objetivo para el que fueron creados fue cambiando de acuerdo a las necesidades político sociales, convirtiéndose en lugares de experimentación psicológica y anatómica donde se estudiaba a la persona humana en todos sus aspectos, hasta lograr obtener los métodos más modernos de la época, que les permitieron la destrucción total del individuo, convirtiéndolos en cuerpos sin almas. Dichos centros terminaron transformados en laboratorios complejos de genética experimental y lugares de exterminación masiva, donde perecieron nueve millones de personas. Algunos prisioneros desde un principio fueron destinados a trabajo forzoso, dentro de condiciones de vida y trabajo infrahumano, exigiéndoles al mismo tiempo un máximo rendimiento. A otros se los utilizó de animales de experimentación y a la gran mayoría se los condujo directamente 8
a las cámaras de gas para su aniquilación en masa y cremación posterior. La Gestapo empleando el terror organizado se convirtió en un super estado, que no solo vigiló eficazmente a los ciudadanos comunes, si no también controló a los miembros del Gobierno y de las Fuerzas Armadas. El Jefe de la Gestapo dependía directamente del Fuhrer, él que gracias a las victorias obtenidas por sus tropas en los múltiples campos de batalla, logró ocupar y avasallar la Europa Oriental y la porción Occidental de la Unión Soviética, materializando el sueño de su vida que concistía en la expansión de la República Alemana y la erradicación total de la raza maldita. Radio Berlín difundió en cadena y en forma continua sus ataques contra la mencionada raza, acusándolos de ser responsables de la mala ubicación geográfica alemana, de su falta de costas amplias, de la debilidad de su Marina de Guerra, de las sequías que la azotaron por varias décadas, del exceso de lluvias que provocaron los desbordes del Rhine, de la destrucción de los sembradíos, de los veranos violentos que afectaban el modo de pensar de algunos ciudadanos alemanes convirtiéndolos en socialistas, del cambio en el sabor del vino blanco, el que se convirtió más dulce por que los judíos se meaban en los viñedos, de los temblores que sacudían a la madre patria por que los judíos la movían y finalmente de ser los responsables directos de la guerra. El Fuhrer decía: “Cuándo crucificaron a Jesucristo como nosotros los estamos crucificando, le pidieron que la maldición caiga no solo sobre ellos, si no también sobre la de sus hijos y la maldición se está cumpliendo, la raza superior germana es solo un instrumento al servicio de la voluntad divina para que puedan cumplirse las Sagradas Escrituras”. La construcción de los campos de exterminación de Sachsenbuch, Gross-Rosen, Neugengamme, Mauthausen, Flossenburg, Niederhagen, Sachsenhausen, Belzec, Treblinka, Sobibor, Chelmno, Majdanek, Auschwitz y Birkeneau le permitieron llevar adelante su cometido que no llegó a materializarce en su totalidad por que se le acabó la guerra y le sobraron los judíos, a pesar de que sus hornos crematorios y sus cámaras de gas funcionaron a toda máquina 24 horas al día, siete días a la semana. El ingreso de los americanos a la guerra culminó 9
con la rendición, destrucción y aniquilación de uno de los regímenes más siniestros del siglo veinte. Si bien Hitler fue derrotado y aparentemente eliminado, su filosofía y su forma de gobernar persiste y se convirtió en la Biblia de algunos tiranos que siguieron fielmente su ejemplo, apoderándose del poder en sus respectivas naciones, gober nándolas como el Fuhrer les había enseñado. Gracias al holocausto que duró del 39 al 45, los judíos pudieron convencer a las naciones del Mundo, la necesidad imperiosa de crear el Estado de Israel, echo que se materializó un 14 de Mayo de 1948 y así el Sionismo de una utopía imposible se convirtió en una dulce y cruel realidad, dulce para los judíos y cruel para los palestinos. Si bien David Ben Gurion fue el padre y Golda Mier la madre del nuevo Estado, Moshe Dayan fue el padrino que la consolidó y expandió gracias a las guerras de los "Seis días, del "Yom Kippur" y otras. La ayuda total de los Estados Unidos a los países del tercer mundo es de 17 billones de dólares anuales, de los que 3 billones de dólares van a Israel, para favorecer a dos millones de judíos, siendo esta la ayuda per capita más grande otorgada por los Estados Unidos de Norte América a país alguno. Este dinero le permite a Israel el poder atraer y cobijar a todos los judíos del mundo, otorgándoles con ambas manos la tierra del suelo prometido, esta ayuda consistió en integrarlos a la comunidad judía, soportándolos económicamente, proveyéndoles de casa y alimentación, adelantándoles fuertes sumas de dinero para que puedan establecer los negocios en los que andaban metidos antes de venir a su nueva patria, incluyéndolos en su sistema de seguro social, otorgándoles ayuda médica y garantizándoles una buena educación y trabajo seguro para ellos y sus hijos. Esta ayuda sistemática y continua les permitió el poder formar el ejército más temido de la zona, el mejor armado, el mejor dotado, provisto de una fuerza aérea capaz de aterrorizar a sus vecinos y acallarlos cuantas veces fuese necesario. Junto al dinero vino la ayuda tecnológica a todo nivel, hasta permitirles no solo el poder auto abastecerse si no el de convertirse en un gran exportador de armas y tecnología. Los Estados Unidos jamás ayudaron en esta forma a ningún otro pueblo, ni siquiera al suyo propio, donde ciertos grupos minoritarios viven en una miseria injustificada, sin fe, sin 10
esperanza, ni caridad. Estos grupos marginados de la población viven sin pan ni abrigo, sin acceso a la educación más elemental que les permita adquirir una profesión con la que puedan vivir decentemente, o el contar con un trabajo en el que puedan gastar sus energías y producir, quitándoles de ésta forma dos de las únicas posibilidades que tienen para abandonar el ghetto y despedirse de la indigencia en la que sobreviven. Estos millones de desocupados, alcohólicos, vagabundos, antisociales y criminales están condenados a terminar en las cárceles, a morir o a matar en las calles, siendo las víctimas indefensas de la forma de gobierno que los dirige, su burocracia y sus burócratas. Otra hubiese sido la suerte de estas minorías si el dinero obtenido mediante los impuestos se los hubiese utilizado en educarlos, ofrecerles fácil acceso al sistema de salud y en garantizarles el derecho que tienen a un trabajo decente. Desde el día de su nacimiento la nueva nación para poder sobrevivir tuvo que mantenerse en guerra continua con todos sus vecinos, ayudado por los ejércitos aliados, al principio, como ocurrió en la guerra contra Egipto, donde la aviación aliada en pocas horas hizo tabla raza del enemigo, dejando a las tropas israelitas el camino fácil de luchar contra un enemigo aniquilado y totalmente desarmado, y en algunas ocasiones fomentó las guerras entre los estados árabes para debilitarlos, mantenerlos ocupados matándose los unos a los otros y enriquecerse vendiéndoles armas, como ocurrió en la guerra de los 8 años entre los Estados de Irán e Irak. “Dividir para reinar dijo la muerte y la siguieron”. Israel para no ser destrozada por los 100 millones de árabes que la rodean, tendrá que aniquilarlos primero. Gracias a la forma en la que se fundó, la forma en la que vive y su destino, el nuevo estado nació con la "Ley en una mano y la Espada en la otra". -Ojo por ojo y diente por diente- es la ley del Talión que gobierna en la zona. Si bien sus múltiples guerras fueron militarmente exitosas, permitiéndoles anexarse nuevos territorios, en lo político fueron un fracaso ya que mostraron al mundo que dicha raza dirigida por el Sionismo, de perseguida se convirtió en perseguidora, de sojuzgada en sojuzgante, de víctima en victimaria y de condenadora en condenada. La anexión de bastas zonas de terreno árabe si bien le concedió más terreno para el establecimiento de 11
nuevas colonias o asentamientos, le trajo el gravísimo problema de contar dentro sus nuevos límites geográficos con cientos de miles de palestinos, que a pesar de proporcionarles una obra de mano barata les traerá a larga muchos problemas, ya que los musulmanes preferirán morir luchando a resignarse a vivir de rodillas en el suelo que un día fue suyo y hoy parece un Campo de Concentración. El trato que esta gente recibe a manos del ejército y pueblo de Israel ha volcado la opinión mundial en favor de la causa palestina. Es interesante notar que una gran mayoría de los judíos en Israel y prácticamente el total de los judíos americanos condenan el Sionismo, al igual que lo condenan los pocos sobrevivientes del holocausto, pero como la historia siempre se repite, el caballo de Troya ingresó a sus entrañas y devorará a sus hijos. Como la muerte de unos cuantos miles de árabes no justificó el enorme gasto bélico de Israel, la nueva nación tendrá que volcar sus esfuerzos y recursos económicos a la investigación científica que le permitirá liquidar al enemigo a un costo más bajo. En los Estados Unidos una población bastante fuerte pero sin acceso a los medios de difusión, piensan que los tres billones de dólares utilizados en Israel ayudarían más a Europa Oriental en este momento difícil y definitivo. Algunos líderes musulmanes negros que de seguro estudiaron minuciosamente "The Tamarin Affair" se han convertido en una fuerza vigorosa que se opone abiertamente a la expansión del Sionismo y la destrucción masiva de los árabes. La fundación en cadena de los hospitales del "Mons Veneris" ubicados exclusivamente en los ghettos negros a lo largo y ancho de la nación americana, les permitirá a los judíos el poder acallarlos, utilizando para ello su avanzada tecnología genética, experiencia que servirá posteriormente para silenciar a los árabes, lo que les permitirá no solo ocupar todos sus territorios sin tener que verse envueltos en una nueva guerra, si no el de poder alcanzar esa meta tan largamente esperada y tan ávidamente codiciada que es la de ser los dueños del petróleo, para poderlo vender no por gallones, sino por gotas, petróleo que le dará al estado israelita su autonomía económica, autonomía económica sin la que no podrían subsistir como nación, ya que la ayuda americana será reducida drásticamente en los próximos 10 años,
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hasta ser cancelada completamente, no por cambio de política en el gobierno americano, sino por que se les acabó el dinero. La Fertilización in Vitro o en probeta, ha abierto campos ilimitados a la genética y en la actualidad los científicos están en la posibilidad de alterar los genes de una persona, hecho que preocupa a la humanidad más que la bomba atómica, ya que ésta última nunca más será utilizada, mucho menos en el Medio Este. La genética se encuentra en un proceso de evolución y adelanto increíble y podrá permitir a algunas naciones emplearla no solo para la corrección de las múltiples enfermedades genéticamente transmisibles, si no para la destrucción masiva de algunas razas determinadas. El renacimiento del Gran Imperio Babilónico militar y económicamente fuerte, colocó una vez más a la raza judía entre la cruz y la espada. El Estado de Irak armado y condenado después por los mismos países que lo armaron, es una amenaza continua a ésta joven nación y es así como cincuenta años después del holocausto, los hijos de Israel corren el peligro de ser una ves más gasificados y su población una vez más a punto de ser aniquilada por los mismos que la aniquilaron 500 años antes de Cristo. La única salvación para el gobierno judío, será la destrucción de Irak, para lo que tendrán que convencer a los Ejércitos de Satán a invadir Kuwait, pero para que esto ocurra la embajada americana en Bagdad deberá asegurar al gobierno Iraquí, que los aliados no tomarán represalia alguna si la invasión se materializa, una vez consumada, Israel deberá conseguir la bendición y el permiso de las Naciones Unidas, para permitir al tecnificado Ejército americano destruir, aniquilar, pulverizar, deshacer, arrasar, demoler, volar, desmantelar, extinguir y reducir a Irak a cenizas llevadas por el viento, sin ser condenados por nadie, ya que no serán ésta vez los que combatan, sino que miraran de palco la batalla de los aliados que solo estarán cumpliendo el mandato de una organización mundial prestigiosa como las Naciones Unidas, que después de 45 años fue resucitada como Lázaro, para legalizar lo ilegal y admitir lo inadmisible. La guerra tendrá que ser soportada económicamente por Kuwait y Saudi Arabia, ya que la economía americana no está en condiciones de mantener una guerra costosa que dure más de 10 semanas. De ésta forma los judíos serán los únicos que ganen, ya 13
que este conflicto bélico, no solo liberara Kuwait sino que fortalecerá Israel destrozando Irak. LOS EDITORES
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CAPITULO I !Carajo estamos jodidos, hace días que no llegan más vivos y se nos acaban los muertos!, dijo el coronel Hans Müller, cirujano jefe de la gestapo en el campo de concentración de Birkenau. Su asistente, alumno, protegido y amigo, teniente Peter Stein, completamente demacrado puesto que acababa de salir de una diarrea que le duró tres semanas, en las que perdió treinta y cinco libras casi no lo escuchaba; se lo veía pensativo, triste, arrepentido y totalmente emaciado, su cuerpo había adquirido la lividez cadavérica con la que había llegado del campo de concentración de Treblinka, ubicado en su Polonia nativa. Enero 25 de 1945; por fin había llegado el día tan esperado. Pero había llegado tarde, porque quienes lo aguardaban se fueron cansados de tanto esperar o fueron gasificados. El aire estaba húmedo y parecía corroído por el tiempo; todo estaba tenso, como si fuera a explotar. El mundo no giraba; se había detenido porque los hornos del crematorium le habían quitado la fuerza para continuar girando, estaban apagados. El silencio era tan grande que lo único que se escuchaba era el mutismo de los vivos y el gemido de los muertos que seguían dando vueltas en el campo de concentración, sin querer marcharse. Por un lado radio Berlín aseguraba que los ejércitos nazis se batían heroicamente y derrotaban a los invasores y por el otro lado todo el que llegaba al campo nos decía: "los aliados nos tienen agarrados de los huevos, nos están deshaciendo en todos los frentes". La derrota del tercer Reich era inminente. Diariamente llegaban al campo cerca de diez mil prisioneros y por tres días consecutivos no había llegado nadie. Los ocho mil presos que quedaban no alcanzarían para el trabajo de doce horas. El un día temible campo de concentración de Birkenau, dotado de modernas instalaciones y una organización perfecta permitió a los nazis asesinar y cremar diez mil personas por día. Dicho centro de exterminio que hacía temblar al más valiente, hoy temblaba solo, sacudido por las bombas. Una inmensa explosión sacudió la pieza de la barraca donde nos encontrábamos, decenas de aviones arrojaban bombas sobre sus instalaciones, el ruido ensordecedor que producían las bombas lanzadas desde los aviones se sumaba al estruendo de los antiaéreos, al rugir de los cañones, al chirriar de las ametralladoras, al aullido de los canes y al relinchar de los 15
corceles, produciendo un sonido aterrador. El bombardeo era cada vez más intenso y sostenido, estábamos completamente rodeados por las fuerzas del primer ejército ucraniano, obviamente los aliados trataban de liberar el campo y como de costumbre los alemanes lo defenderían hasta la muerte. Por última vez la orquesta que siempre salía a ahogar el lamento de los presos durante las torturas y el gemido de las víctimas al ser gasificadas, salió esta vez al patio principal con disciplina prusiana, a silenciar el ruido del combate: los músicos se ubicaron en sus respectivos puestos, se encontraban impecablemente vestidos y empezaron a ejecutar en forma magistral, "El Juicio Final" de Beethoven y lo hicieron con tanta fuerza y vigor, que su música logro silenciar el ruido del bombardeo y el gemido de los muertos. "Cabrones, llegaron, los huelo, los siento, la mezcla sucia, sudorienta y fétida de los rusos blancos tiene un olor característico, huelen a perra recién parida, hijos de puta, mal nacidos, parecen cerdos cosacos, todos con el mismo uniforme, la misma gorra, mascando nieve, tomando vodka y fumando paja, son ellos" volvió a exclamar, "pero no pasaran y si siguen insistiendo serán bien recibidos entraran desfilando directamente al crematorium y correrán la misma suerte de los que llegaron antes", dijo Müller, y colocándose sus pistolas al cinto salió sin cerrar la puerta a revisar la barraca donde tenía el tesoro de su vida, la niña de sus ojos, la razón de su existencia, su única gloria, su motivo de orgullo: las botellas de formol en las que guardaba su colección de hígados, páncreas, riñones, cerebros, testículos y ovarios, colocados en grandes repisas perfectamente alineadas, magníficamente señaladas y matemáticamente identificadas. Llegó apresurado a la barraca de Anatomía Patológica y Genética Experimental, pero a pesar de haber corrido lo más rápido que pudo, lo ganaron las bombas: su colección se deshizo, la barraca estaba destruida, se la comían las llamas y como un niño que llora al perder a su madre lloró amargamente. Las bombas se llevaron el tesoro de su alma; con ella se esfumaron las evidencias concretas de sus descubrimientos científicos y se le escapaba definitivamente el "Premio Nobel de Medicina", la colección anatómica más valiosa del mundo acababa de elevarse al aire en espiras de humo, de ella nada quedaba, tan solo un triste recuerdo. "Malditos, imbéciles, perversos, ignorantes, infames, depravados, corrompidos, degenerados, ruines, despreciables, 16
deshonestos, nosotros no bombardeamos el "Louvre" cuando tomamos París, hay cosas que no se hacen, hay tesoros que se respetan, se honran y se veneran; la colección viajera, la que me acompañaba a todas partes fue criminalmente destrozada; denunciaré este hecho ante todas las sociedades de investigación científica, ante los consejos directivos de las universidades, la Asociación Mundial de Profesores, la Sociedad de Hospitales, la Liga de las Naciones, la Asociación Mundial de Institutos de Anatomía Patológica y Genética Experimental, la Asamblea de Sabios Desocupados y por supuesto a los miembros del Premio Nobel, habrá que castigar severamente a los culpables", y diciendo esto se dirigió a la central de la gestapo a ponerse a la orden de sus jefes. Por primera vez me encontré completamente solo y me sumergí en el mundo subterráneo de los pensamientos hasta llegar al valle de los recuerdos y sentarme en el jardín de las ilusiones cerca del lago de los cisnes que alimentan las islas de la memoria, después de tantos años que estuve escapando de la muerte para poder vivir, ahora en vano escapaba de la vida para poder morir. "Es un niño", dijo la matrona, "un tanto desproporcionado o mejor dicho bien dotado", y diciendo esto se lo enseñó a su madre, seguía aún unido a la placenta cuando el dolor de Resignación se transformó en asombro: el recién nacido presentaba unos genitales descomunales y la orinó en su cara. La pobre mujer se limpió las lágrimas y la orina de su rostro sucio y agotado, "sí es un niño, un niño, finalmente un niño, qué dirá su padre que estaba podrido con sus ocho hijas"; la pequeña Octavia que apenas andaba y hablaba un poco, presenció con sus absortos ojos todo el parto y no era tan tonta como se miraba para ser la hija de un alcohólico empedernido. La matrona anudó el cordón umbilical y lo cortó con un cuchillo que a pesar de estar desinfectado no dejaba de ser sucio, para entregar el niño a su madre y que ésta lo pueda acariciar. Por fin Dios se apiadó de ella, las relaciones con su marido no eran muy buenas y con su suegra eran peores. "Esta puta no sirve para nada", le repetía a su hijo continuamente. "No sirve" insistía la suegra como un disco rayado, "habría que cambiarla por dos de a veinte, no sirve para nada, mucho menos para parir un niño". Una vez que alumbró la placenta, la matrona le clavó el puño derecho sobre el vientre y le sacó el resto de las membranas y los coágulos de sangre de la 17
matriz, la presión sobre su abdomen fue tan intensa que también le sacó los gases y la mierda que llevaba adentro, Resignación cagó a la matrona de pies a cabeza, "cabrona" dijo la matrona, debías de haber movido tus intestinos antes de llamarme, ahora me pagarás el doble y diciendo esto volvió a hundir su puño en el abdomen de la paciente, hasta sacarle el último coágulo y Resignación dejó de sangrar. La inmensa alegría que le provocó el nacimiento del sexualmente desproporcionado le hizo olvidar todo el dolor pasado y en voz entrecortada, utilizando las últimas fuerzas que le quedaban después de haber pujado por dos horas y treinta minutos, dijo: "Octavia corre al bar y busca a tu padre hija, dile que nació el niño"; una vez que Octavia corrió al bar, Resignación levantó al niño y acariciándolo entre sus manos, lo envolvió con el amor de madre, ya que era tan pobre que no tenía otra ropa con que envolverlo, "se llamará Peter como su padre". La pequeña Octavia llamada así por haber sido la octava hembra nacido del matrimonio de los Stein corrió al bar de la esquina en el ghetto judío de Varsovia. Al poco rato apareció un hombre fornido que olía a pelo de caballo recién mojado; su barba negra y sucia como sus uñas le llegaba al pecho, su melena leonina, sus ojos penetrantes y borrachos, le daban un aspecto diabólico y temible. Parecía el hermano gemelo de Rasputín, sus fuertes manos de carpintero casi rompen la puerta al ingresar, su aliento alcohólico impregnó el ambiente, le basto respirar dos veces para acabar con el oxígeno de la alcoba, pero la pequeña Octavia abrió una de las ventanas para que la brisa entrase al dormitorio. Una vez que la brisa ingresó dentro del cuarto, al ver al recién nacido se detuvo y lo observó; después de analizarlo meticulosamente, volvió a salir para recorrer como chismosa todas las alcobas del ghetto difundiendo la noticia. Apenas salió la brisa de la pieza ingresaron los vientos puros y un tanto fríos de Octubre, permitiendo respirar a la gente. El carpintero se acercó al recién nacido y para que no lo engañasen como lo hicieron tantas veces otras tantas matronas, que le pintaron genitales de niño a las nenas, le pegaron la cola de una rata a la otra, le cocieron genitales de perro tierno a la tercera, y así sucesivamente sin poderlo engatusar, ya que el viejo siempre las descubrió y al descubrirlas se emborrachaba de pena por semanas enteras, y cuanto más se emborrachaba, más pena sentía y cuanto más pena le venía, más se emborrachaba. "Ya sabía que era hembra", 18
confesaba, "mi corazón de padre lo presentía". Esta vez en forma desconfiada, lleno de temor, sacudido por la duda, impregnado de sospecha, pero con intrepidez, decisión y arrojo, recelosamente sereno y con extremo cuidado, examinó en persona los genitales del niño. Una vez convencido de que era un niño de verdad, su emoción fue tan intensa que lo circuncidó con sus propios dientes, escupiendo luego el pedazo sangrante de prepucio que le cubría el glande. El pequeño Peter no debía ser confiado a ningún rabino para que lo circuncidasen ya que estos cobraban mucho y sus dientes no estaban filos. Peter quedó muy bien y su penis se veía más grande, todo el glande estaba al descubierto y su órgano entró en erección firme para alegría de la pobre pareja. En pocos minutos los vecinos se enteraron del nacimiento del niño y las madres vinieron a examinarlo, unas para convencerse que al fin la hija de la chingada había parido un macho y las otras para satisfacer su curiosidad de hembras en continuo celo, efectivamente estaba superdotado, casi todas se alegraron, porque Resignación era la preocupación del ghetto y la víctima nocturna de aquel marrano, mitad hombre mitad bestia. "Serás un carpintero como yo, serás la cuarta generación de carpinteros de la familia Stein, te dejaré este negocio honesto, decente, modesto y digno, te enseñaré todos los trucos de la profesión, como pulir y embarnizar cualquier madera hasta que se confunda con madera fina, te mostraré cómo se trabaja el molle para que parezca roble, cómo vender el mismo trabajo a varios clientes, cómo robarles en la noche lo instalado en el día, como embarnizar los muebles de otro color para que nadie los reconozca y pasarlos a otra gente, cómo moverse continuamente de casa en casa, para escapar de los clientes insatisfechos con el mal trabajo, y aún peor de los que nunca lo recibieron, cómo confeccionar muebles para la gente rica y cobrarles a precio de gente pobre, porque nadie agradece mejor mi pequeño Peter, ni paga más dinero que la gente pobre, porque llevan dentro el alma, la dignidad y la vergüenza que da la falta de recursos para pedir descuento; además, con el miembro con que Dios te ha armado, podrás satisfacer a la más exigente, romperás el clavel a cuánta mujer se cruce en tu camino, serás lo que yo no pude ser: serás un hombre. A los pocos días del nacimiento de Peter, su padre moría de cirrosis hepática, consecuencia directa de su alcoholismo 19
crónico y su alimentación pobre en proteínas. Enterrarían a Peter el padre en el ataúd que él mismo vino construyendo, porque en los últimos meses presentía que pronto lo visitaría la única que nunca olvida, esa puntual amiga, la ingrata muerte, el ataúd fue construido con la mejor madera y los clavos más fuertes. Lo hizo grande y espacioso para que llegada su hora pudiera moverse en él cómodamente, lo construyó a su propia medida, le colocó una buena almohada para poder descansar por mucho tiempo, lo dotó de un sistema de ventilación especial que permitiese el ingreso del aire sin que penetren las moscas, lo hizo a prueba de ruido, no sólo para escapar del vil murmullo de los muertos, si no principalmente para no escuchar más el estrépito incesante de su propio martillo, porque Peter el padre sabía que allí en la otra vida, trabajaban los carpinteros hasta después de muertos. Pero como antes de morir se hinchó más de lo previsto no podía ingresar al cajón a pesar del esfuerzo de todos los vecinos. Tercia que era su tercera hija y la más inteligente, puesto que nació cuando él nunca había tomado y sus espermatozoides eran sobrios dijo: "Basta carajos, no más fuerza, si él no puede ingresar al cajón, el cajón ingresará a él", y diciendo esto le dio al muerto una píldora diurética de las que su padre tomaba cada día y el muerto meo por cinco horas, su volumen disminuyó bastante pero no lo suficiente, para poder ser encajonado, entonces le dio otras dos píldoras y el muerto orinó más y con tanta fuerza, que sus aguas se estrellaron contra el techo y cayeron al suelo como lluvia de verano, tanto meo que casi inmunda la casa, llenándola de un olor amoniacal intenso, sus orines corrieron hasta la puerta de calle, salieron a la calle, corrieron por la calle hasta ingresar al bar, donde por el olor fueron inmediatamente reconocidos y le sirvieron su cerveza preferida y empezó a conversar con sus amigos. Nunca se supo si el cajón se agrandó o Peter decreció, pero ingresó al ataúd sin contratiempo alguno y se acomodó en el cómodamente, como lo hacen los buenos occisos que ingresan sin quejarse a sus cajones; se lo veía plácidamente muerto, radiantemente dichoso, complacidamente feliz e inmensamente satisfecho, su rostro adquirió de extinto la tranquilidad que persiguió de vivo sin poderla encontrar. Varios clientes que por allí pasaban a recoger obras previamente abonadas y hasta el último céntimo canceladas, empezaron a llorar inconsolablemente al ver que con Peter se moría su dinero, el ahorro de sus vidas y se 20
enterraban sus pedidos, pero el que lloró más fuerte fue Padrewski que reconoció en el ataúd parte de la buena madera que le había dado al muerto para que le construyera su cama de tiro, Padrewski estaba cansado de seguir tirando en el maldito suelo a su sirvienta, puesto que aquel ingrato no sólo le lastimó las rodillas, sino que denunció a su mujer sus malandanzas, pero más que la ira de su esposa y sus certeros golpes, le dolió el dolor de sus rodillas, ya que el dolor de las rodillas es el dolor de Dios y llega al alma y ese dolor del alma no lo aplaca el amor, ni lo calman las aspirinas. Padrewski mostró a todos los presentes las llagas que traía en sus rodillas y los presentes se compadecieron, luego les mostró las grietas de su alma y todos se horrorizaron, con ese horror que se convierte en rabia, con esa rabia que se pervierte en enojo, con ese enojo que se transforma en enfado, con ese enfado que engendra el coraje, con ese coraje con el que pare el furor, furor con el que nace la furia, con esa furia que termina en ira, con esa ira que degenera en violencia, con esa violencia con la que nacen los desórdenes y estallan irremediablemente los disturbios, entablándose inmediatamente una pelea violenta, en la que se formaron dos grupos, los que creían que Peter no podía morir y ser enterrado sin cumplir sus compromisos, ni hacer honor a sus pedidos y terminar la cama y los que creían que al morir una persona concluyen automáticamente sus deudas con los vivos y comienzan sus obligaciones sólo para los muertos. La discusión fue tan acalorada que terminó en una gran batalla, combate cuerpo a cuerpo, en la que se destrozaron los muebles de la sala donde Peter se velaba y hasta el cajón quedó hecho pedazos, ya que Padrewski le sacó la parte de madera que le correspondía para llevársela y entregarla a otro carpintero para que le hiciese una buena cama. Otros clientes siguiendo su ejemplo, destrozaron a golpes el ataúd, del que cayó Peter hasta el suelo rompiéndose las costillas. Octavia apagó los cirios para que no se produjese un incendio y comenzase a quemar su padre antes de llegar al infierno y llamó al veterinario vecino para que le vendase el tórax y disminuyera el dolor producido por la fractura de sus costillas, dolor que aumentaba cada que respiraba el muerto. Como el cadáver ya no tenía cajón propio y nadie tenía uno tan grande como para podérselo prestar, no podría ser aceptado en el cementerio local y tuvo que ser conducido al cementerio general embutido en una bolsa militar y 21
estirado en la carreta vieja de la carpintería, tirada por dos mulas; después de jalar al muertillo por dos cuadras, las mulas, que eran tercas, se pusieron de acuerdo y dijeron: "de aquí no nos mueve nadie, este muerto es tan pesado que nos romperá la espalda, que se vaya como pueda o se lo lleven rodando". En vano trataron de conquistarlas, trataron de convencerlas, trataron de persuadirlas, trataron de amenazarlas, les ofrecieron comida, para que continuasen jalando, pero como buenas mulas que eran se negaron a andar y por más que les rompieron el culo a patadas no se movieron y tuvieron que soltarlas y estirar ellos mismos la carreta hasta el cementerio y vaciar el cuerpo en la fosa común. Detrás de los vecinos que estiraban la carreta asistieron al entierro Peter el padre, Peter el hijo, su madre, su mujer y sus ocho hijas. El rabino no asistió por dos motivos: se hallaba resentido al no haber sido invitado a circuncidar a Peter y recibió en el combate un fuerte golpe en la boca, golpe con el que escupió sus tres últimos dientes. Peter cayó pesadamente a la fosa común y con tan mala suerte, que cayó sobre una pobre monja que murió en olor a santidad, estaba visto que las monjas no se librarían de los deseos del alma, ni de las tentaciones del cuerpo ni aún después de muertas. Quién hubiese creído que esa pequeña desgracia cambiaría a la larga el rumbo de su vida; Peter no sería carpintero. La madre con sus ocho hijas y el pequeño quedaron completamente abandonados. La situación en la casa era insostenible: no había comida, no se podía mandar a las niñas a la escuela, no se podía vestirlas ni mucho menos desvestirlas, estaban muy tiernas. Pero no valía la pena afligirse ni preocuparse: todo el barrio era paupérrimo y la familia al igual que los vecinos podía comer pobreza, beber de su propia suerte y saborear su desventura, ya que estos alimentos no les costaban nada. Con la llegada del tío Pablo mejoró la situación de la familia. Pablo era viudo, sus hijos ya habían sido educados, contaba con los recursos suficientes que le permitían el lujo de no trabajar y vivir cómodamente. Como no se acostó con mujer alguna desde la muerte de la suya, olía a súplica, pedía limosna y estaba rebalsando de deseo. La viuda, a pesar de tener una vagina más grande que la esperanza, le pareció al tío bocado de cardenal, lengua de colibrí, caviar ruso, y champagne francés. En fin, era suficiente para satisfacer sus pequeños deseos sexuales y su 22
apetito voraz, que no diferenciaba entre un "pollo a la pimienta" y una "pimienta de pollo". "No eres muy buena hembra pero tiras, no eres una buena cocinera pero cocinas, no tienes muy buena pierna pero caminas" y se la llevó a su casa, con su gato, con dos de sus tres perros y sus nueve hijos. Uno de los perros se negó a abandonar la casa y dijo: "Es de buenos perros morir donde nacen, no soy gitano, a mi no me mueve nadie, yo hago honor a mi nombre". Se llamaba Leal. Peter creció, pero a diferencia de su padre era delgado, pequeño, fino y sumamente inteligente. Se distinguió tanto en la escuela primaria como en la secundaria y a pesar de haber estudiado sentado dentro los ghettos del colegio, que eran asientos colocados en una esquina del aula destinada a los judíos para que no se mezclen con los polacos, obtuvo mejores calificaciones que ellos y se graduó con honores. Terminados sus estudios secundarios se inclinó por la medicina, pero como las universidades polacas mantenían un número pequeño de plazas para los judíos, idéntico al porcentaje de la población judía en Polonia, 4%, cuando le llegó la hora de ingresar a ellas, no lo aceptaron, el cupo estaba lleno. Gracias a las conexiones del tío Pablo y a sus buenas notas, consiguió una beca para estudiantes meritorios en la universidad alemana de Colonia, donde se tituló de médico con todos los honores. Durante ese tiempo las universidades polacas declararon el "día libre de ghettos" que consistía en que un día al año las universidades se libraban de la presencia de los judíos, después empezaron a festejar la "semana libre de ghettos", para posteriormente querer sacar a todos los judíos de las mismas y festejar el "año libre de ghettos" ya que el estudio universitario era un privilegio donde se adquiría distinción y categoría, distinción y categoría de la que no eran dignos los judíos patas de perro. Recibido de médico, se inclinó hacía la medicina académica e ingresó a trabajar con el famoso doctor Hans Müller, profesor del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Munich. Un oscuro austríaco nacido en el pequeño pueblo de Braunau quería ser artista y se dirigió a Viena, pero como no demostró talento alguno en los exámenes a los que fue sometido en la "Academia de Bellas Artes" de la capital, fue rechazado de la misma. Uno de los profesores que le tomaron el examen le dijo: "Usted sólo sirve para trabajar de obrero o de payaso, en usted veo una buena mezcla de Charles Chaplin y Neville de 23
Chamberlain". Como ya había muchos payasos, tuvo que resignarse a trabajar de obrero para soportar su mísera existencia, vivió en una pensión de tercera clase y se entretenía después del trabajo hablando en los cafés y bares de la ciudad con cuanto individuo se cruzó en su camino, porque para eso sí era bueno: nació dotado de una verborrea increíble que por momentos adquiría la fuerza incontenible de los huracanes de verano y por otros la mesurada calma de los vientos de otoño, podía hablar por varias horas hasta que se cansasen las palabras por él vertidas, ya que él nunca se cansaba; una vez que las palabras estaban fatigosamente extenuadas, con la misma facilidad con la que del bolsillo se saca una baraja de naipes, extraía otra baraja de palabras nuevas para seguir hablando hasta que queden agotados de oír los que lo estaban escuchando. Hablaba de día, hablaba de tarde y se pasaba las noches hablando. Fue en este período de su vida que Hitler se auto educó, devoró muchos libros y asimiló muy pocos, dichas lecturas lo enloquecieron tanto como enloquecieron a don Quijote de la Mancha las lecturas de los libros de los caballeros andantes y se lanzó al mundo en busca de castillos ilusorios, metas inalcanzables, destinos invisibles, palacios destruidos por Napoleón el Grande y empezó a trizar su lanza ilusoria contra los molinos de viento, pero como en esa época los vientos eran socialistas y pertenecían al proletariado, le destrozaron no sólo su lanza sino también sus costillas; el exceso de lectura lo armó para su lucha de un antisemitismo rayano en la locura y de un odio por los marxistas inconcebible, convirtiéndolo en un razi-nacionalista. Para escapar del servicio civil obligatorio de su Austria nativa por que detestaba a la casta gobernante, huyó a Munich el año 1913. Al comienzo de la primera conflagración mundial, se unió de voluntario al regimiento de Babaría, pero en lugar de combatir prudentemente en el frente de batalla, como todos los soldados, trabajaba arriesgando su vida de correo ambulante. Como si fuese un general de cuatro estrellas, estudiaba los mapas de la zona de operaciones con la inteligencia de un experto perito en la materia, memorizando los más mínimos detalles y utilizando los conocimientos adquiridos se desplazaba con la velocidad inaudita de un galgo solitario. Aprendió todos los secretos de la guerra y entre los más importantes, el de pasar entre los enemigos sin ser visto, oído, olido, baleado o reconocido, ayudado por el descomunal tamaño de sus pies. Iba y 24
volvía, llevando y trayendo informaciones secretas. Después, por cuenta propia empezó a infiltrarse en campo enemigo y le bastaba ver una sola vez un plan de operaciones para aprendérselo de memoria y reproducirlo al volver sin equivocarse. En sus momentos libres pasaba largas horas conversando con los soldados en la retaguardia, donde llegaban las balas sólo en el cuerpo que habían elegido y eran conducidos por ellos hasta la posta sanitaria de su regimiento. "Qué carajo, a mi no me gustan los proyectiles y me retiró de ellos. Para que a uno lo hieran, los que a uno lo balean deberán ser más inteligentes que uno, a mi nadie me mata, yo me muero cuando quiero". Tanto tiempo pasó en la enfermería que acabó convirtiéndose en gran amigo del joven médico de la posta sanitaria el Dr. Hans Müller que trabajaba de cirujano del "Regimiento Tercero de Babaría", con el que charlaba horas enteras y con el que jugaba acaloradas partidas de ajedrez en las que prefería sacrificar un alfil o una reina a perder uno de sus caballos. Jugaba el ajedrez con movimientos de guerra: primero lanzaba sus perros para reconocer la zona, luego enviaba su aviación para bombardearla, después la atacaba con su infantería motorizada, luego ingresaban los soldados o peones a combatir cuerpo a cuerpo y finalmente hacía su ingreso la caballería, en la que ingresaba él en forma triunfal montado siempre en su caballo blanco. No perdía de vista el menor movimiento del enemigo hasta acorralar al rey y ganar la batalla; siempre jugaba con trebejos blancos, no le gustaban los negros ni en el tablero; después de cada victoria exponía los movimientos que lo condujeron al triunfo y se quedaba explicando, desarrollando e interpretando su estrategia por el espacio de 17 horas seguidas y 30 minutos con pausas. Los pobres que con el jugaban quedaban exhaustos, no sólo con la partida sino con la explicación, y preferían morirse de aburrimiento en el campo a tener que sostener otra nueva partida de ajedrez. Hitler al igual que Capablanca podía almacenar once jugadas consecutivas en su cerebro izquierdo y cuatro en el derecho. En el ejército encontró el hogar que nunca tuvo. Pasada la contienda, alcanzó la gloria: recibió "La Cruz del Galgo a la Velocidad Militar" y "La Medalla de Bronce al Valor sin Combate". Terminada la guerra siguió trabajando en el ejército por varios años, dando charlas y convenciendo a la población de la necesidad de las fuerzas armadas, en tiempos de paz y en tiempos de guerra: "Las fuerzas 25
armadas son la institución que mejor encarnan la razón de patria, trabajan como fiel defensora de la integridad territorial y de la dignidad nacional". Concluida la contienda volvió a Munich donde gracias a su amistad con Müller y las recomendaciones de su poderosa familia logró abrir todas las puertas necesarias para lograr sus fines, se unió en 1919 al "Partido Alemán de Trabajadores" alcanzando en pocos años la jefatura del departamento de propaganda del mismo. Era más fácil ser dirigente de los trabajadores que ser trabajador para los dirigentes. En 1923, después de un golpe de estado fracasado en el que él no combatió pero si que concibió, fue apresado, juzgado y condenado a cinco años de cárcel en Landsberg, junto a otros líderes del partido Nacional Socialista, pero salió del presidio a los nueve meses, como si el presidio, embarazado, lo hubiese parido a tiempo. El parto fue difícil y lo parieron de nalgas; no solo que sobrevivió el alumbramiento para felicidad de algunos y la amargura de otros, sino que, durante su estadía en la cárcel, hizo gran amistad con Himmler, quien posteriormente sería su amigo del alma. En la cárcel se la pasaba hablando, discutiendo, adoctrinando y convenciendo. Pronunciaba discursos interminables que duraban hasta cinco horas, en los que les decía a los criminales que estaban cumpliendo sus condenas: "Ustedes no son criminales, son ciudadanos decentes, son las víctimas inocentes del sistema en el que viven, los criminales verdaderos son los que los han condenado, ustedes son buenos profesionales, ustedes son tan humanos como cualquier otra persona, son expertos en su materia, son especialistas en su trabajo y todo trabajo es digno hasta que no se pruebe lo contrario, trabajo que lamentablemente lo aprendieron en la calle y los condujo a la cárcel; la única diferencia entre ustedes y los llamados buenos ciudadanos es que a ustedes no les dieron la oportunidad de educarse en las profesiones convencionales, ni la seguridad de un buen empleo. El derecho a las huelgas es sagrado, la violencia es necesaria cuando tiene una razón justificada, la insurrección es legal cuando tiene un fin determinado, la revolución es la solución racionalmente radical a los problemas irracionales y es la única respuesta cuando tiene un motivo noble, cuando hace justicia y remedia los males, cuando está al servicio de las mayorías y soluciona los problemas, el asesinato no sólo es justo y necesario 26
sino inclusive loable y encomiable cuando se lo practica para salvar al país de un mal gobernante, o como medio purificador de una raza. Todos los que los han juzgado son criminales en potencia y todos los políticos son ladrones en cierne, cualquier hombre peca cuando se le presenta la oportunidad, no se olviden que cada quien tiene su precio". Su fama fue creciendo entre los reclusos no sólo de Landsberg, sino de las otras cárceles en Alemania y todos los reos comunes abrazaron sus ideales, adoptaron su filosofía, y comulgaron con sus principios, volviéndose fanáticamente hitlerianos y posteriormente activos miembros de la gestapo y la SS. Como esta gente era criminal nata no había que enseñarle a robar, asaltar, combatir, matar, a violar, ni a torturar: sabían de su oficio, sólo había que darles la oportunidad de trabajar en lo que mejor sabían. Durante el juicio que le entablaron, de enjuiciado se convirtió en enjuiciador, de acusado en acusador y el litigio le sirvió de una plataforma política formidable. Parecía el general Houston hablando ante el congreso americano: asumió no sólo su defensa, sino también la defensa del honor de Alemania en forma increíble. En 1925 publicó su primer y único libro titulado "Mein Kampf" en el que puso en manifiesto su odio a la raza judía y su enérgica condena a los que firmaron la "Paz de Versalles" en condiciones desfavorables para Alemania, a quienes acusó de ser los directamente responsables de la humillación colectiva del pueblo prusiano, y se lo escuchaba repetir como disco rayado: "Estos son los traidores que permitieron a nuestros rivales, malévolamente aliados el mutilar la Patria, cambiar sus fronteras, modificar el curso de sus ríos, alterar la posición de sus montañas, acortar la duración del sol en el invierno, reducir el tamaño de nuestras playas, pisotear la bandera y permitir que nuestros enemigos la apuñalen por la espalda". Hitler no perdía ninguna ocasión para lanzar sus discursos iracundos, elocuentes, inspirados, persuasivos, enigmáticos e incendiarios, llenos de un patriotismo tan grande y tan profundo que eran rotundamente convincentes, aplaudidos, alabados y aclamados; su oratoria era tan vehementes y violenta que invitaba a las masas a la revolución social, empuñando las triunfadoras banderas del nacionalismo y de la religión, incitando a los que lo escuchaban a la violencia física y al desconocimiento de los 27
tratados internacionales que eran los pilares que sostenían la frágil paz europea. El partido Nacional Socialista fue abolido por el gobierno de Alemania el año 1923, pero fue reorganizado y prácticamente resucitado por Hitler en 1925 y fue creciendo rápidamente gracias a su buena coordinación y orden. Su trabajo arduo e inteligente, su consagración absoluta y su dedicación total, ayudados por la inflación y la recesión alemana que trajeron la desocupación y el descontento a las masas populares formaron un caldo de cultivo ideal para que en él crecieran las floras bacterianas de una política de extrema derecha. Su partido se llegó a imponer después de varios años de lucha gracias a que la violencia que emplearon fue superior a la utilizada por los socialistas y los comunistas, a los que derrotó en todos los frentes. Su movimiento adquirió una fuerza incontenible y, como en las épocas de Turbo, padre de las turbulencias, sus intervenciones eran seguidas, en forma sistemática, de destrucción masiva y caos absoluto; una vez que él terminaba de hablar y sus partidarios de escuchar, las masas se desbordaban como rebosan los ríos y arrasaban la zona por la que pasaban, la que parecía haber sido castigada por un tornado, los vidrios se salían de las ventanas, las puertas de sus marcos, las paredes de las casas, los árboles de los jardines, las piedras de las gradas, el pasto de los prados, las losas de las calles y los techos de los edificios públicos, mezclándose con la turba y siguiendo a su caudillo. "Tendremos que salir esta noche", dijo Hans. "A dónde", le pregunté. "Hablará Adolfo, el jefe de mi partido y me notificaron que la asistencia será obligatoria, indispensable y controlada", "De que se trata?" "Ya te lo dije varias veces, parece que te encuentras como yo me encontraba la semana pasada cuando tenía unos deseos ocultos, deseos que los oculté tan bien, que cuando los necesitaba no los pude encontrar. Son los discursos de clausura antes de las elecciones generales para presidente, senadores y diputados, los comicios son el domingo de la buena suerte". "Como es eso de domingo de la buena suerte?" "Hay dos clases de domingos: los de la buena suerte y los que no tienen suerte y por fortuna este domingo es el de la buena 28
suerte, ganaremos y Adolfo será presidente y yo su ministro de higiene y de salubridad. Para su inauguración presidencial el Vaticano mandará sus representantes, los reyes harán cola para saludarlo, los presidentes para conversar con él, las princesas para pretenderlo, los ricos para conservar sus riqueza, los pobres para enriquecerse, los nobles para mantener su situación privilegiada, la gente para tener el honor de conocerlo y poder estrechar su mano, los políticos para tratar de sacar ventajas, y yo estaré allí para ayudarlo en todo momento y presentarlo a la rancia aristocracia germana, después de tanto tiempo un Müller será ministro y las demás familias que desde que murió el abuelo enterrado en el aristocrático manto de sus títulos nobiliarios, nos aislaron completamente volverán a invitarnos, como vuelven las aguas al lecho de los ríos, como vuelve la calma después de la tormenta, como regresan los peces cuando pasa la marea y nos llenarán de cumplidos, y cuanto peor los trate, vendrán con más insistencia y sumisión, haré dictar un decreto mediante el cual desenterraran nuestros títulos, los que nos serán devueltos e impuestos en ceremonia pública, en presencia de los ministros, de cientos de invitados y por supuesto del cuerpo consular, volveré a ser Von Müller". Confieso que nunca vi más gente en mi vida, ni semejante cantidad de fanáticos, era un caso patológico de euforia colectiva. La multitud y el fanatismo me recordaban las épocas en las que el tío Pablo me llevaba de la mano al estadium nacional a ver los partidos de fútbol entre Polonia y Alemania. La gente enardecida aplaudía al caudillo con la misma emoción con la que aplaudían a nuestra selección de fútbol cuando ingresaba a la cancha o marcaba un gol. Cuando apareció Hitler en el podio, la muchedumbre electrizada no se cansaba de repetir al unísono !Heil Hitler! !Heil Hitler!, levantando su brazo derecho para saludar al jefe y futuro salvador de la patria, los vítores de esa masa humana parecían el estruendo de las olas del mar cuando las estrella la tormenta contra las rocas, o el ruido de los rayos cuando azotan la tierra, el rugir de los leones en el Africa o el tronar de los cañones italianos en las montañas de Abisinia; ese estruendo humano era superior al que producían los fanáticos en las tardes de toros en España, cuando lidiaba Juanillo en la "Plaza Monumental" de Madrid y el público gritaba ¡Olé!, ¡Olé! y le concedían la cola y las dos orejas 29
de la bestia muerta, la ovación era ensordecedora e iba a durar varios días, ya que se negaba a abandonar la plaza, quería escuchar el discurso del padre de la república y salvador del universo y cuanto más silencio la gente le imponía, con más ruido el ruido respondía, hasta que se cansó el jefe y dijo: "Aquí se acabo la joda carajos, o la ovación abandona la plaza o este cuerpo se retira" y la ovación se retiró, temerosa de la ira de aquel individuo siniestro, al que posteriormente le tendría miedo el mismo miedo. Y el silencio ingresó campante hasta ocupar la plaza, los pájaros dejaron de trinar, los perros de aullar, los gatos de maullar, los sapos de croar y los grillos enmudecieron, el silencio no sólo que ocupó la plaza, sino que se posesionó de ella y se volvió tan profundo que permitía escuchar la oración vespertina de los muertos que se confundía con el cántico lúgrube de los frailes en los conventos, la confesión eterna de las almas arrepentidas y la respiración del jefe; de rato en rato su tos nerviosa interrumpía el silencio imponente de la noche; luego, como en procesión de "Viernes Santo", los sentimientos humanos ingresaron a la plaza y se sumergieron en la gente: primero ingreso la admiración y todos lo admiraron, luego vino la disciplina y todos se cuadraron, llegó la obediencia y todos lo obedecieron, luego ingresó la lealtad y le juraron adhesión hasta la muerte, luego ingresó el amor y desapareció el odio, ingresó la alegría y les invadió el alma, comenzó la fiesta y todos bailaron, luego ingresó la paz y todos se saludaron, ingresó la felicidad y todos la percibieron, después ingresaron el perdón, la verdad, la fe, la esperanza, la luz y la caridad, luego ingresó la justicia y adquirió la fisonomía del caudillo, traía los ojos vendados, bigote estilo mosca y la balanza en sus manos, ingresó la fertilidad del brazo de el deseo y la gente sintió ansias tan fuertes que sólo se saciaron cuando terminaron satisfechos los unos y embarazadas las otras, luego ingresó la música y empezaron a cantar, para terminar entonando con fervor cívico el himno nacional alemán. En medio del cántico patriótico y sin que nadie se diera cuenta ingresaron también a la misma plaza, el terror, la angustia, el dolor, la agonía, la muerte, la destrucción total, la desesperación, la ofensa, el temor, la duda, la traición, las tinieblas, el hambre, la tristeza, el poder absoluto, la guerra, la discordia, el pánico, la impotencia, la rabia, la lucha de razas, los insultos, las calumnias, la plaga, la peste, la falta de respeto a la persona humana, la 30
persecución, el confinamiento y el asesinato en masa. Cuando ingresó la euforia todos se enloquecieron, después ingresó el fanatismo y todos se contagiaron y por último ingresó el engaño y todos quedaron hipnotizados y como siempre ocurría empezó a hablar el jefe y su figura fue creciendo a medida que aumentaba la potencia de su voz, la energía de sus palabras, la solidez de su mensaje, la seguridad de sus argumentos, la firmeza de sus principios, la claridad de sus ideas, la autoridad con las que las trasmitía y la eficacia con la que las comunicaba, la gente no sólo que lo oía sino que lo entendía y veía lo que él decía. "Camaradas alemanes: Hoy es el día decisivo, el día de las definiciones, el día que cambiará la historia, nunca más la humanidad será la misma; después de una campaña agotadora en la que he recorrido todos los confines de la patria y hablado con todos los ciudadanos sin distinción de clases, pero sí de razas, creo que la gente ha hecho conciencia de la inconsciencia con la que nos gobiernan, los que nos conducen sin encarar los males que nos aquejan, las calamidades que nos azotan, los problemas que nos atormentan, sin mitigar las angustias que nos consumen, el desasosiego que nos oprime, la inquietud que nos quita la calma y el disgusto que nos provoca la situación en la que nos encontramos. Pero parece que al fin el gobierno ha comprendido lo que nosotros ya sabíamos desde hace bastante tiempo, que el nacional socialismo es la única respuesta a todos nuestros males. Nosotros fuimos siempre los mejores soldados del mundo y nuestra gente la más estoica y la más heroica, nosotros llevamos en nuestras venas la gloria obtenida por nuestros antepasados en los campos de batalla en la que nuestras armas alcanzaron la palma de la victoria. Hoy nuestra generación tendrá que demostrar a las generaciones venideras que seguimos siendo la raza elegida para regir los destinos del mundo, pese a quien pese y guste a quien guste. Cuando la patria está en peligro, requiere el sacrificio de sus hijos y sus hijos tendrán que acudir a su llamado, para luchar por su madre hasta derramar la última gota de su sangre y hasta que muera el último soldado para defenderla. Hoy más que nunca Alemania nos reclama, la anarquía camina en nuestras calles, duerme en nuestras plazas, trabaja en nuestras fábricas y es parte del gobierno, por que se ha dado cuenta de que el partido que nos conduce tiene líderes débiles, incapaces de solucionar nuestros problemas, la anarquía ha invadido los 31
ministerios, ha adquirido rango y señorío y se pasea impune, sus decretos han sido la inflación primero y luego la recesión, ambos destrozaron nuestra economía, no podemos permitir que la democracia en extraño contubernio con el socialismo y el sionismo nos gobiernen fomentando el desempleo y la pobreza, permitiendo a la miseria atacar a nuestra clase media y al mismo tiempo tolerar y consentir el enriquecimiento ilícito de cierta gente inescrupulosa infiltrada en el gobierno. Hoy que los enemigos de la patria devoran nuestras entrañas, socavan nuestras instituciones, debilitan nuestra fuerza, entierran nuestro orgullo y controlan la prensa oral y escrita. Hoy que los enemigos internos atentan contra nuestros principios sagrados, venden nuestros secretos estratégicos, debilitan nuestras defensas y arremeten contra nuestra estabilidad social deberemos unirnos todos bajo las banderas del partido nacional socialista que son las banderas de nuestra patria. Alemanes, patriotas nacionalistas, trabajadores, obreros, clase media, hermanos campesinos, cristianos luteranos y católicos empobrecidos deberemos recuperar nuestra fe y permanecer conscientes de nuestro gran destino: el que confía en mi tiene fe en Alemania. Gracias a nuestros enemigos Alemania está geográficamente mutilada, políticamente dividida, humanamente humillada, económicamente debilitada, racialmente separada, totalmente destruida, definitivamente arrasada, inconmoviblemente demolida, militarmente derrotada, irrefutablemente abatida, completamente arrollada, inmisericordemente descompuesta y reducida a cenizas. Alemanes la patria se nos muere y demanda el sacrifico de todos sus hijos, con lágrimas en los ojos debo deciros que del gran imperio prusiano que nos dejaron nuestros antepasados, no nos queda ni el recuerdo. Tenemos que pelear mientras la sangre corra en nuestras venas y el corazón palpite en nuestro pecho. No podemos permitir que el Rhine, el más alemán de nuestros ríos corra fuera de nuestro territorio, hay que modificar nuestras fronteras, para que una vez más este río sea la columna vertebral de nuestra economía. Al otro lado de los mares, toda rodeada de playas, dotada de la mejor marina de guerra yace nuestra eterna enemiga, Inglaterra, siempre dispuesta a darnos el zarpazo, siempre lista a agredirnos, su unión con Francia la coloca en una posición militar 32
tan fuerte que podría borrarnos del mapa de Europa si se diera cuenta. Hay que fortalecer nuestro ejército, mejorar nuestra marina de guerra y mantener nuestra unidad indisoluble con Austria e Italia. La región del este está perdida y la única forma de recuperarla es mediante la... "guerra...contestó la multitud enardecida", nuestros problemas con Francia solo se pueden arreglar mediante la..."guerra...volvió a rugir la masa delirante", ustedes lo han dicho y así será, solo podremos consolidar la paz que tanto amamos después de que termine la guerra que tanto odiamos, que venga la tranquilidad que tanto anhelamos y que nuestros ejércitos hayan desfilado triunfantes frente al Arco del Triunfo en los Campos Elíseos. Una vez conseguida y consolida la victoria, tendremos que formar la Federación Central Europea. Estábamos a punto de anexarnos la mitad de las colonias del Portugal de común acuerdo con Inglaterra, pero ésta, demostrando una vez más al mundo su palabra inglesa, firmaron a espaldas nuestras un tratado con el Portugal mediante el cual le garantizaban la pacífica posesión de todas sus colonias. Si ganamos las elecciones nosotros cambiaremos el curso de la historia, el mapa geográfico de Europa, la distribución de los mares, la redondez de la tierra, la configuración del espacio, la dirección de las corrientes marinas y el curso de los vientos, eliminaremos el invierno, alargaremos el verano, la primavera será eterna, traeremos la paz honrosa para Alemania, todos sus habitantes serán los dueños de las casas donde viven, los campesinos poseerán la tierra, los bueyes ararán y sembrarán solos, el trigo crecerá sin que lo atiendan, el maíz se desgranará sin que lo cosechen y los molinos no necesitarán de viento para convertirlo en harina, usarán la fuerza de las aguas y el pan saldrá solo de los hornos, la papa brotará a flor de tierra y no habrá que recogerla, desfilará como desfilan los escolares directamente a sus respectivas bolsas, los campos serán más verdes, las flores tendrán mejor aroma, los peces vendrán nadando a las redes, los pescadores por único trabajo tendrán que lavarlos y venderlos ganando mucho dinero y los mercados estarán repletos de pescado fresco al alcance del pueblo, las gallinas pondrán huevos más grandes, las vacas parirán mellizos, la carne de cerdo no tendrá grasa, los vientos correrán con más fuerza, no tendremos que pagar impuestos, el correo será gratuito, todos tendrán trabajo, la comida será excelente, el vino blanco recobrará su 33
sabor, la nieve será más blanca y los ríos caudalosos volverán a ser alemanes, las dos Alemanias se juntarán de nuevo, ya no estarán separadas por Polonia, Polonia retirará sus provincias que se incrustan a nuestro territorio para introducirlas más hacía el centro de Europa, y permitir la consolidación de una sola Alemania, nuestros ejércitos serán respetados y queridos, nuestros enemigos de hoy serán nuestros amigos del mañana, mejorará la instrucción en las escuelas, los niños no tendrán que ir a la escuela, las escuelas vendrán a los niños, bajará la tasa en los intereses, habrán prestamos blandos, lloverá dicha del cielo, nos abandonará la tristeza, mejorarán las cosechas, los árboles darán más frutos, erradicaremos la pobreza, la pena será declarada ilegal y será reemplazada por la alegría, aboliremos la muerte, los cementerios se convertirán en jardines y los panteoneros en jardineros y el pan junto con los periódicos se repartirá gratis a domicilio. Alemania ya no temblará frente al Mundo: el Mundo temblará frente a Alemania. Hay que aniquilar a los judíos, porque atentan contra la pureza de nuestra raza tirándose a sus secretarias, que son nuestras hermanas, chingándose a sus empleadas que son nuestras mujeres, cogiéndose a sus alumnas que son nuestras hijas y a toda aria que pueden, si esto sigue su curso acabaremos todos circuncidados. Los judíos se encuentran infiltrados hábilmente en el gobierno, en los sindicatos, en la prensa, en la banca, en la industria y el comercio. Los judíos están corrompiendo a nuestro pueblo, descomponiendo el ambiente, pervirtiendo a la juventud, seduciendo a nuestras niñas; controlan las casas de putas, la bolsa negra, los lugares de juego, las apuestas ilegales, el expendio de bebidas alcohólicas, las carreras de caballos, las peleas de gallos, las corridas de toros. Ellos venden pasaportes falsos, fomentan el contrabando, aumentan el precio a los artículos de primera necesidad, ocultan las mercadería para especular con ellas, engañan en el peso y el precio, hacen parir a las moscas para vender sus huevos, mezclan la leche con agua, adulteran la mantequilla con grasa vegetal, venden chorizos sin carne, venden pan sin harina y el café con poroto. Los judíos controlan desde las cámaras del parlamento hasta el cementerio nacional, desde la bibliotecas locales hasta la Biblioteca del Congreso, dirigen nuestras orquestas, educan a nuestros niños, se han infiltrado en las universidades. Los judíos se encuentran hasta en los lugares 34
más secretos y por más que los buscamos no logramos encontrar, y por mucho que los miremos no logramos reconocer. Los judíos son la encarnación del diablo, la peste que nos persigue, la plaga que nos azota, la fiebre que nos consume, los parásitos que viven de nosotros, la influencia que nos embrutece, las sanguijuelas que chupan nuestra energía, el cáncer que nos mata. Si triunfan con el socialismo en las próximas elecciones, su triunfo será la guirnalda de espinas que corone nuestra frente y la única tierra que poseeremos será la de nuestra sepultura. Alemania para los alemanes, Judea para los judíos. Rusia para los comunistas y el infierno para los enemigos de la patria. Camaradas a ganar o morir con gloria". La multitud enardecida lo llevó en hombros y en hombros recorrió las calles, las avenidas, los prados, las plazas y las plazuelas, subió y bajó las gradas, en hombros siguió por las carreteras, ingresó a los pueblos, cruzó los ríos, escaló y descendió las montañas, recorrió las provincias y los cantones, ingresó y salió de los edificios públicos y casi se sienta en la silla presidencial mucho antes del cómputo de las elecciones. Yo volví muy preocupado, aturdido, confuso y alterado, ese hombrecito funesto, siniestro, sombrío y nefasto, parecido a Chaplín me infundía temor, espanto, pavor y miedo, tenía la fuerza de un huracán y su voz parecía el juicio final, ¿cómo un austríaco desconocido había logrado convertir a cientos de miles de alemanes normales, en individuos fanáticos, exaltados, obcecados e intolerantes, dispuestos a cometer cualquier crimen, delito o atentado obedeciendo sus instrucciones? La situación era álgida, había que escapar de allí antes de que fuera demasiado tarde. En el camino de vuelta pregunté a Hans sobre Hitler y éste me dijo: "Estos años de democracia han sido nefastos para Alemania. La inflación, la recesión, la desocupación y la anarquía nos han conducido al caos, la falta de definición de nuestros líderes está sembrando el descontento general entre las masas, descontento que fue hábilmente capitalizado por los socialistas que rápidamente controlaron los sindicatos y gracias a esa fuerza se han convertido en el poder detrás del trono. La depresión mundial llegó a la patria por aire, mar y tierra, ha ingresado tanto al campo como a las ciudades, no se han librado de ella ni las aldeas ni los villorrios más remotos, ni los que se encontraban detrás de las montañas, ni figuraban en los mapas y nunca fueron vistos por el 35
hombre. La depresión esta afectando principalmente a los trabajadores que perdieron sus fuentes de trabajo, los empleados públicos sufrieron una fuerte reducción en sus salarios, los mercaderes ganaron menos y los únicos que no perdieron nada fueron los artesanos, ya que no les faltó trabajo. Como verás ni la inflación, ni la depresión afectó a los enemigos del pueblo. Este estado de cosas nos permitió sacar provecho de la situación: al principio controlábamos solamente un 2% del electorado pero gracias al trabajo arduo, enérgico, organizado y la voluntad inquebrantable del jefe se estaba logrando que Alemania abriese sus ojos y viese y una vez por todas que entendiera lo que veía y lograse despertar entendiendo, entonces sí es que abrazará nuestra causa, que es la causa de Alemania. Desde el comienzo de la "República de Weimar" mucha gente no acepto la derrota alemana, la revolución que le siguió y su consecuente democracia, Adolfo se dio cuenta de que la mayoría de los sindicatos de trabajadores se encontraban dirigidos y controlados por el socialismo y el comunismo, o sea que la gran fuerza del movimiento popular se encontraba en manos de la extrema izquierda, pero también comprendió de que existía un poderoso movimiento laboral de extrema derecha acéfalo obedeciendo a la "ley de la balanza" en la que unos proponen y los otros se oponen. Hitler entendió de que en Alemania había dos clases de individuos, aquellos que pensaban algo y los que no pensaban nada, los que proponían todo y los que se oponían a todo, se dio cuánta también de que estos sujetos estaban divididos en dos, en brutos y locos y fue él quien descubrió que para enloquecer hay que tener con que, entonces hábilmente tejió sus voluntades, hasta crearles un verdadero rompecabezas en sus cabezas, a los que pensaban los hacía pensar y pensar hasta que se quedaran totalmente confundidos, se les quemaran sus cables, se les fundiesen los fusibles y el humo escapase por sus orejas y creyeran que lo que él estaba pensando era lo que ellos habían pensado para él y que él era, solamente, el portavoz de sus pensamientos; a los que no pensaban nada se los pensó para ellos y los convenció de que si estaban pensando, o sea que ambos grupos empezaron a pensar igual sin tener que pensar ni entender lo que estaban pensando; a los que proponían algo los convencía de que lo que proponían era la mejor solución y ésa su proposición sería propuesta por él en la próxima reunión 36
del partido. En el camino, la proposición que era muy débil, se perdía y nunca llegaba a su destino, pero como los que proponían nunca sabían exactamente lo que estaban proponiendo se olvidaban pronto de lo que propusieron, porque las masas no tienen memoria, se olvidan de todo y aceptaban lo que se les proponía creyendo que era lo que ellos habían propuesto; a los locos se los enloqueció más y a los brutos se los ayudó un poco, se volvieron brutos de solemnidad, llamados también brutos a tiempo completo, para diferenciarlos de los brutos a medio tiempo que eran los que trabajaban en el gobierno, quedando la única solución viable que era la que proponía Adolfo y todos la aceptaban; se dio cuenta también de que mucha gente sentía un odio inmenso por los judíos y comprendió que tenía que incrementar ese odio en las masas que los odiaban y enseñarles a odiar a las masas que los querían, el secreto del éxito para controlar a un pueblo estaba en enseñarles a odiar a alguien, porque él bien sabía que nada une más a las masas, que el estar en contra de algo o alguien. De esta forma, ese conjunto humano, bien organizado podría ser tanto o más poderoso que la organización socialista; una solidaridad de clases debería suplantar en Alemania la rígida distinción de categorías, castas, calidades, órdenes, tipos y variedades imperante. Vimos cómo la derecha conservadora aplaudió los asesinatos políticos de los líderes republicanos consumados por un grupo terrorista clandestino denominado "Freikorps", esta era la única forma de contener el inmenso poder que estaba adquiriendo la extrema izquierda liderada por los comunistas. Estos actos terroristas culminaron con el asesinato del ministro de relaciones exteriores Walther Rathenau, quién murió como una rata digna, y fue enterrada con todos los honores y privilegios correspondientes a los ciudadanos de su alcurnia y situación política. La juventud nazi empezó a apalear a los líderes conservadores, amenazándolos de muerte; dichos líderes tuvieron que acudir a la policía pidiendo protección. Estos golpes que les propinábamos contrarrestaban en alguna forma el apaleo sistemático al que eran sometidos los líderes conservadores a manos de los matones de la extrema izquierda. Un grupo pequeño de jóvenes dirigidos por Adolfo empezaron a portar armas para proteger a nuestros obreros y a nuestra gente, se entrenó a nuestros miembros medianamente dotados del difícil arte de la oratoria a pronunciar discursos y 37
dictar conferencias y empezaron a dictar conferencias a lo largo y ancho de la república, como un medio de despertar a las masas, hacerles tomar conciencia de nuestro movimiento y como una forma eficaz de generar recursos para la organización, ya que la gente que asistía a las conferencias tenían que pagar sumas módicas. A pocos meses de la fundación de nuestras organizaciones regionales, nuestro partido fue abolido de Prusia en un 17 de noviembre de 1922. Por supuesto que seguimos reuniéndonos en forma secreta, pero ya no podíamos dar conferencias ni recolectar dinero públicamente, fue cuando fundamos los "seguros de propiedad y empresa", utilizando el manual de seguros publicado en Chicago por Alcapone y aseguramos todas las fábricas, empresas y casas de negocio que se encontraban en manos de los judíos, tres mercaderes que se negaron a asegurarse, por que les pareció un seguro muy caro, para la poca protección que les ofrecíamos, sufrieron las consecuencias: sus negocios volaron al aire como banderas de triunfo y los colocamos en órbita, las explosiones fueron tan devastadoras y violentas que todos los demás comerciantes y dueños de negocios empezaron en forma disciplinada y sumisa a colocarse en largas colas para asegurarse en nuestros seguros, que eran los únicos que protegían contra nuestros atentados y contra la reacción de las turbas descontroladas, y como teníamos tantos pedidos resolvimos aumentar nuestros precios y pagaron sin reclamar, o sea que la organización seguía recibiendo dinero para sobrevivir en la clandestinidad, Hitler fue enviado a prisión por cinco años, pero gracias a nuestra influencia salió en 9 meses, aún recuerdo la fecha en la que lo liberaron, fue en febrero del 1925. Tuvimos que refundar el partido que estaba muerto y sus oficinas centrales empezaron a funcionar en la casa de negocios de mis padres en Munich, que no sólo estaban muy bien ubicadas en el centro comercial de la ciudad, sino que principalmente no nos cobraban renta. El partido empezó a trabajar dirigiendo su propaganda hacia la clase trabajadora mediante el uso de propaganda en forma de panfletos, su contenido era esencialmente antisemítico. Poco después Adolfo empezó a escribir su libro, libro al que tuve que corregir muchas veces para que estuviera listo y pudiese ser publicado. Una vez editado, gracias a un préstamo de mi padre, tuvo muy buena acogida, y logramos vender un millón de ejemplares: unos compraban a las 38
buenas los otros a las malas. La mayoría de la gente creyó lo que leía, porque así es el pueblo inconsciente, cree todo lo que está escrito, tomándolo por cierto, sin pensar que alguien lo escribió y el papel lo acepta todo, otros más listos lo empezaron a llamar el libro de las "Mil Mentiras", para diferenciarlo del otro libro escrito en Bagdad y que se llama el libro de "Las Mil y Una Noches". De todas maneras, el libro hizo impacto y recibimos dinero, dinero que sirvió para pagar nuestra deuda y para tener un buen fondo de reserva que nos permitiese seguir educando conferencistas, en temas de interés laboral y preocupación regional, los oradores eran enviados a dar conferencias diarias, casi siempre los conferencistas volvían con más dinero del invertido, los jefes locales se encargaban de la vivienda y la alimentación y así paralelamente fueron creciendo nuestros recursos y nuestra influencia, pero lo más importante de las conferencias sistematizadas era el que nos permitía hacernos conocer con la opinión pública, nos servía de plataforma política y muchos ciudadanos abrazaron nuestra causa, que es la única causa realmente alemana. Yo fui el primer profesor de la universidad en inscribirme al partido; al ver que lo hice, casi todos me siguieron y llegará el día en que nadie pueda enseñar si no tiene, el "carnet del partido"; después empezamos una propaganda inteligentemente concebida y hábilmente dirigida a los dueños de negocios pequeños, a los encargados de los mismos y a la clase media, advirtiéndoles de los peligros del marxismo y de la amenaza del sionismo, en los panfletos les poníamos de manifiesto la política económica antisocial del gobierno de la república de Weimar. El éxito económico de nuestras conferencias dependía de la capacidad de organización de los líderes locales, los que debían escoger temas de interés regional para asegurar una buena concurrencia y garantizar una magnífica recaudación. Las reuniones mensuales, aunque no fueron muy atendidas, empezaron a crear en el pueblo alemán la sensación de que nuestro partido tenía una ideología sólida, estaba compuesto de intelectuales sesudos, era cien por ciento nacionalista y estaba conformado por gente joven y trabajadora, constituyendo en su conjunto un partido vigoroso y de mucho porvenir. En forma sistemática y cotidiana nuestros miembros pintaban la swastica en las paredes y puertas de las casas, en las aceras, en las calles, en las avenidas, en los edificios públicos, en 39
la bandera nacional, en el escudo de la patria, en los puentes, en los faroles de luz y en la luz de los faroles, en los árboles con ramas y en las hojas de las ramas, en los nidos de los pájaros y en los pájaros sin nido, en los bancos de las plazas y en las plazas sin bancos, en el pecho blanco de las golondrinas negras, y en las alas negras de los gorriones blancos, en el cielo sin nubes y en las nubes del cielo, en la garganta mágica de los campesinos cantores y en el canto mágico de los campesinos, en las alas de las mariposas del encanto y en el encanto de las mariposas, en el río con agua y en las aguas del río; en el prado se la pintaba en la cúpula del arcoiris, en las ubre de las vacas, en la barriga de las ovejas, en la cola de los asnos y en el hocico de los perros, también se la empezó a pintar en las hormigas viajeras, en las ardillas del campo y en los conejos silvestres; a la misma velocidad con la que nosotros pintábamos la swastica los empleados del gobierno la borraban en forma sistemática y nosotros teníamos que volverla a pintar, y para tomarles ventaja tuvimos que trabajar tanto y tan rápido que nunca más el gobierno pudo alcanzarnos, ya que swastica que borraban, swastica que la volvíamos a pintar y empezamos a pintar tan velozmente que empezamos a pintarlas de nuevo antes de que las borren y cada vez que querían borrarlas ya estaban pintadas de nuevo como por arte de magia, tanto pintamos y despintaron que al final los empleados gubernamentales se cansaron de borrar lo que nosotros pintábamos y los ministros se resignaron a andar con la swastica inconmoviblemente plantada en la puerta de sus autos, en la pared de sus despachos, detrás de sus escritorios, en la cinta de las máquinas de escribir, en las mangas de sus sacos, en el cuello de sus secretarias, en las piernas de sus amigas, en las nalgas de sus amantes, en las paredes de su comedor, en las sábanas de su dormitorio, en el espejo del cuarto de baño, en cada hoja del rollo de papel higiénico, en todas sus corbatas, camisas y calzoncillos, en sus medias y ropa interior y aun sobre su propia piel, en forma de tatuaje. Nuestra continua actividad demostró paulatinamente al pueblo que creíamos en lo que predicábamos. La conversión del almirante Max Von Braun, héroe de la primera guerra mundial, a nuestro partido fue decisiva, ya que en sus elocuentes discursos comenzaba diciendo: "Hitler es el único hombre en Alemania al que podría seguir a cualquier parte aún cuando me conduzca con 40
mis ojos vendados", la gente empezó a decir, si nuestro héroe cree en él y lo puede seguir aún con sus ojos vendados, el hombre debe de ser bueno, hay que seguirlo y se vendaron los ojos. La gente se inscribía fácilmente al partido pero lo difícil era mantenerlos en él, ya que no querían pagar sus cuotas y más tiempo gastábamos en inscribirlos que en borrarlos, hasta que comunicamos por medio de los periódicos que a todos los ciudadanos se los consideraba inscritos y los que no querían estar automáticamente inscritos tendrían que así decirlo y por escrito pagando una multa mensual. El remedio fue excelente: cientos de miles de alemanes se inscribían para no estar inscritos y pagaban sus multas sin reclamar para no ser miembros de nuestro partido. Elección a que nos presentábamos, elección que perdíamos a manos de los socialistas. Los socialistas llevaban consigo la bandera roja, eran los representantes natos del proletariado y cantaban "La Internacional", contaban con una milicia bien aguerrida llamada "Reichsbanner" y bajo el lema de "democracia o dictadura" nos daban de palos. Una vez que fuimos adquiriendo importancia gracias al incremento en el número de nuestros adeptos, usurpamos sus colores para confundir a la gente, ya que se veía igual el negro sobre el rojo, que el rojo sobre el negro. Resolvimos también que había llegado la hora de enfrentarlos durante el transcurso de una reunión convocada por ellos mismos, reunión en la que nos hicimos presentes y la que terminó en un combate campal con los resultados previstos que arrojaron la presencia de múltiples contusos, varios heridos y muertos de gravedad; esa noche bajo el lema de "nazismo o democracia" les dimos de palos. Parte de la población nos empezó a respetar por las muestras que dábamos de valor, por la fuerza de nuestros golpes, por la rectitud de nuestros actos, por la lógica de nuestros pensamientos y la claridad de nuestros mensajes, por nuestro patriotismo ferviente, nuestro odio a las minorías y nuestro militarismo capaz de devolver a nuestra gente el orgullo nacional que se había perdido en uno de los combates de la primera guerra mundial. Apenas se enteró el pueblo de que el orgullo nacional se había perdido, todos los alemanes, sin distinción de clases sociales, edad o sexo, cooperaron en su búsqueda, lo buscamos en todas partes y no lo podíamos encontrar, lo buscamos en los lugares más posibles y en los lugares más imposibles, la búsqueda comenzó en las oficinas de la presidencia, pero en la presidencia 41
no había orgullo nacional, recorrimos el palacio de gobierno, pero ahí no se encontraba, la oficina del orgullo nacional se encontraba vacía, recorrimos los ministerios, pero tampoco allí se hallaba, ingresamos a la cámara de senadores y luego a la de diputados y allí no había orgullo, los padres de la patria nos dijeron que la última vez que lo vieron fue el año 1915, acudimos a las universidades y ahí tampoco lo habían visto desde hacía varios años, lo buscamos en el ejército, en la marina de guerra, en las fuerzas aéreas, en las casas de los militares, en las de la gente del gobierno, pensamos que se había asilado y empezamos la búsqueda desde la nunciatura apostólica hasta la última de las embajadas, en las casas de los ciudadanos, requisamos todo Berlín y el orgullo nacional había desaparecido para siempre, creímos que se cansó de la capital y lo seguimos en tren a las ciudades grandes y pueblos chicos y no lo pudimos encontrar. En un día memorable, durante uno de sus volcánicos y acalorados discursos, con ímpetu desencadenado, visiblemente irritado y totalmente agitado, Hitler nos informó que tenía evidencia cierta acerca de lo que había pasado con el orgullo nacional, y ante una inmensa muchedumbre, en medio de una tensa y justa expectativa, nos anunció que al orgullo nacional se lo robaron los judíos. Esta revelación aumentó nuestro prestigio y el odio hacía los judíos, la gente mayor nos empezó a tomar muy en cuenta, porque dijeron un joven que en estos días que se dedica a buscar nuestro orgullo perdido tiene que ser muy bueno, hoy la juventud está podrida, si no les importa la patria mucho menos les va a importar su orgullo y se inscribieron al partido y pagaron sus cuotas, en su próximo discurso Hitler, con una moderación increíble, con una prudencia pocas veces vista, con un temple y valor inigualable, anunció que nos encontrábamos más cerca que nunca de recuperar para la patria el "Orgullo Nacional" perdido y dijo: "Se lo robaron los judíos y con la ayuda de los socialistas lo vendieron a los rusos", o sea que no sólo reveló que se lo robaron los judíos, sino que lo vendieron a los socialistas. A partir de ese momento empezó a fermentar un odio inmenso en Alemania contra los judíos y los socialistas. En Alemania se podía robar de todo: de las empresas del estado, del presupuesto nacional, los impuestos locales, el sueldo de los maestros, la pensión de los inválidos de guerra, las ambulancias del hospital 42
general, la gasolina del subsuelo, los camiones del ejército, las muletas de los cojos, los viáticos de los soldados, las vacas de la marina y la leche de las vacas, los nombres metálicos de las calles, las señales luminosas de las tiendas y de los cines, los bancos de las plazas y las paredes de las casas, los muebles de los edificios públicos, las pinturas y las estatuas de los museos, las señales luminosas de los aeropuertos, el asfalto de las carreteras, pero nunca nadie hasta la fecha había tenido la osadía de robarse el orgullo nacional. En su próximo discurso, Hitler ofreció de su propio pecunio un millón de marcos alemanes para el que diera datos ciertos que le permitieran acelerar la búsqueda del orgullo nacional perdido, con este hecho su fama fue creciendo y la admiración de nuestros conciudadanos fue aumentando hasta que Hitler se convirtió en algo así como una insignia patria, como la bandera o el escudo nacional, se volvió en el orgullo alemán perdido, ya no había que buscarlo, lo encontraron donde menos lo esperaban y se quedó con el millón de marcos. Pero como no todo es bueno ni de color de rosa, en una triste y desafortunada intervención uno de nuestros oradores expresó que: "muchas cabezas rodaran sobre la arena", dicho que nos costó varias palizas y cientos de votos. Ya para el año 1930 nuestra fuerza política era bien conocida y nuestra relación con los socialistas bastante tensa. Pero gracias a Dios ese año el desempleo aumentó en Alemania y nosotros lo explotamos rápidamente y en todos nuestros discursos se repetía el mismo estribillo de que en 11 años de democracia tuvimos 11 años de miseria, El 14 de septiembre de 193O conseguimos varias victorias locales y nuestro porcentaje en el electorado nacional subió considerablemente gracias a que la miseria se inscribió a nuestro partido y nos acompañaba en nuestros múltiples viajes electorales y hablaba a la gente en forma elocuente y nadie ponía en duda lo que ella les decía, porque la única que podía hablar del estado de miseria en la que vivíamos era la miseria misma, les hablaba en su propio idioma, con sed y hambre. Al ver que la miseria se inscribió a nuestro partido los panfletos la siguieron, y a partir de ese momento, empezaron a repartirse y a pegarse solos, aparecían en las puertas de los asilos de ancianos, de los colegios, de las iglesias, de las fábricas, en las calles y casas. En los panfletos criticábamos fuertemente la inutilidad de los ministros democráticos conducidos por los 43
socialistas para crear nuevas fuentes de empleo y es así que empezamos a ganar adeptos entre los desempleados y descontentos, con el gobierno, entre los ancianos, estudiantes, religiosos y obreros. En varias oportunidades nuestros agitadores políticos fueron apaleados y nuestra propaganda destrozada, fue entonces que tuvimos que recurrir a la violencia, contestamos palo con palos, zurra con azotina, terrones con piedras, tomates con huevos, cuchillo con bala y bala con muerte; nuestras milicias empezaron a acompañar a nuestros empleados de propaganda para asegurar su integridad física y dar tranquilidad a la gente que pagaba y acudía a escucharnos. Uno de nuestros senadores empezó en forma exitosa a atacar a los socialistas acusándolos de ser marxistas, ateos y antirreligiosos, lo que nos ganó el decidido soporte de los grupos creyentes y conservadores, además comenzamos a acusarlos diciendo que los socialistas eran asesinos marxistas que destrozaban Alemania por dentro en complicidad con los judíos y estaban pagados por Rusia. A fines del 30 nuestros oradores ganaban sueldo y como había tanto desempleo, todos los oradores de Alemania venían a ofrecérsenos a Munich, donde les tomábamos un riguroso examen y sólo eran escogidos un 30% . Seleccionábamos a los mejores y más capacitados, les presentábamos un tema y escogíamos a los que con mayor soltura y agilidad se desenvolvían, a los que más rápido mentían, más paja ofrecían y con más fuerza convencían, los aprobados recibían su carnet de "Orador del Partido", los reprobados recibían su carnet de "Oidor del Partido" y debían presentarse a escuchar todas las conferencias dadas en su ciudad de origen por el espacio de un año, para ser considerados en el próximo examen y a partir de ese día nadie podía usar ni abusar del podio y hablar en nuestras reuniones si no estaba legalmente acreditado por la jefatura de propaganda de nuestra organización, como orador oficial del partido Nacional Socialista. En una de las reuniones de la cámara de senadores, el senador Quefurt nos atacó con tanta pasión, vehemencia, rudeza, furia y violencia que tuvimos que abandonar el recinto utilizando lo mejor de nuestra calma, las sobras de nuestra dulzura y el residuo de nuestra mansedumbre. En noviembre del mismo año los socialistas nos empezaron a comparar a los fascistas italianos de Mussolini, lo que nos perjudicó muchísimo, pero el primero de enero del 1931 dimos fin con el hijo de dicho senador dándole tal 44
paliza que tuvo que estar hospitalizado por 4 meses, y a pesar de haber sido sometido a siete operaciones salvadoras, perdió la vida sin derecho a reclamo, y fue enterrado con todos los honores del caso, como se entierran a los hijos de los miembros del gobierno. Se declaró duelo nacional sin cierre de oficinas, asistieron al sepelio el presidente de la república, los ministros de estado, los miembros de las dos cámaras, los representantes diplomáticos y las fuerzas armadas, desfilaron todos los alumnos de las escuelas, colegios y universidades, los dirigentes socialistas de toda la capital, así como los representantes obreros y los judíos en masa, a estos últimos les tomamos fotografías para nuestros archivos. Por supuesto los otros senadores y diputados recibieron bien nuestro cariñoso y contundente mensaje y nunca más nos insultaron en las cámaras, el miedo les tapó la boca, llenándolos de pavor, colmándolos de horror, sacudiéndolos de espanto y obligándolos a poner de manifiesto y evidencia su pusilanimidad y cobardía. El Canciller Bruning, pasando sobre el congreso, utilizó los poderes de emergencia que le fuesen concedidos al presidente Hinderburg y nos empezó a hacer la vida imposible, nos acusaban de estar conspirando, de estar preparando un golpe de estado, y gracias a esta inculpación y calumnia, todas nuestras oficinas fueron registradas y destrozadas, los milicianos socialistas amparados, protegidos, incitados y ayudados por los soldados del ejército y la policía nacional ingresaban a ellas y salían con nuestras máquinas de escribir declarando a la prensa que eran bombas sin tiempo, armamentos de guerra de las épocas de los marcianos, decían que nuestras sillas eran ametralladoras de combate, nuestros escritorios tanques sin ruedas, todos ellos supuestamente ocultos en nuestras sedes políticas. Dos días mas tarde, el 13 de marzo se llevarían acabo las elecciones. Había cuatro candidatos a presidente, pero la lucha electoral tenía sólo dos posibilidades: la reelección de Hindenburg o la elección de Hitler, por eso es que esta concentración masiva fue tan importante. A partir de ese día asistí en repetidas oportunidades a las conferencias dictadas por los oradores nazis y observé con asombro la facilidad y el desparpajo con la que ofrecían remedio a todos los males. Prometer no cuesta nada, me dije, cumplir sería otra cosa, a los usuarios del servicio de locomoción nacional se les ofreció mejorar el servicio de trenes, 45
en lugar de tener un tren cada cuatro horas tendrían cuatro trenes en una hora, se renovarían los carros por otros más cómodos y modernos, además pagarían sólo la mitad por ese servicio, ya que el transporte de las masas laborales era en parte una obligación del estado, puesto que los trabajadores, siendo los que sostenían la economía del país, eran merecedores a mejor suerte y trato, a los empleados de los trenes se les ofreció aumento en su salario y disminución en las horas de trabajo; a los obreros de las fábricas se les dijo que deberían obtener mejores salarios y deberían participar en las decisiones adoptadas por sus empresas, a los dueños de las empresas se les prometió terminar con las huelgas perjudiciales, anulando mediante decreto la existencia de los sindicatos socialistas, encarcelando a sus dirigentes y a los agitadores sociales, además se les iba a proveer mano de obra gratuita para que así produjeran más en beneficio de la colectividad y de la patria, al mismo tiempo que se les aprobaría créditos a largo plazo y con bajo interés para que pudieran modernizar sus fábricas; a los agricultores se les ofreció más lluvias en las épocas de sequía mediante el uso de cohetes especiales y espaciales, que hacían llover en cualquier momento la cantidad requerida y únicamente en las zonas necesitadas, también se les daría acceso fácil a los bancos para que pudieran conseguir préstamos blandos con interés bajo y pudieran producir más, mejorando su situación, pero lo más importante es que a partir de la fecha podrían fijar el precio a sus productos y contar con un mercado seguro para los mismos, si no podían venderlos el estado debería adquirirlos, y proceder a la distribución de los cereales entre la gente necesitada, además se les iba a distribuir maquinaria agrícola y camiones nuevos para facilitar su trabajo, incrementar su producción y simplificar la distribución de los mismos en los mercados nacionales, a los consumidores en los mercados se les ofreció mejores productos a precios racionales fijados por ellos, obedeciendo a la sagrada ley de la oferta y la demanda, sin la intervención del estado, mediante la organización de mercados nacionales se eliminarían a los intermediarios judíos y el consumidor podría comprar directamente del productor, productos frescos, no adulterados, libres de contaminación y a un menor costo; a los estudiantes se les ofreció el ingreso universal a las universidades del país sin examen de ingreso, porque el acceso a la educación debía ser un derecho del ciudadano y no un 46
privilegio, además se les ofreció su participación en el cogobierno universitario, o sea que tendrían una representación paritaria en las decisiones del consejo ejecutivo, a los profesores se les ofreció mejores salarios, la implementación de exámenes más estrictos de ingreso a las universidades, mejores salarios, más recursos económicos y materiales para sus investigaciones científicas, así como la reducción en el número de alumnos de sus asignaturas para que pudieran enseñar mejor y que llegaran a familiarizarse con los estudiantes de hoy que serán los profesionales del mañana; a los empleados del gobierno se les ofreció proteger el derecho que tenían a la huelga general indefinida para mejorar sus aspiraciones justas y aliviar sus condiciones de vida; a los dueños de taxis se les ofreció choferes capacitados, dispuestos a trabajar más horas por menor salario, a los choferes se les ofreció apoyarlos en su demanda justa de nacionalizar las empresas monopolizadoras de taxis, permitiéndoles de esta manera el derecho irrefutable de ser los dueños de los carros que manejan y trabajar para ellos mismos, ya que los taxis como la tierra deberían pertenecer y ser del que en ellos trabajase y de ninguna manera de dos o tres capitalistas explotadores que cómodamente sentados en sus lujosas oficinas se volvían millonarios a costa del sudor ajeno, las compañías de taxis, amarillos, rojos y verdes serían inmediatamente intervenidas; a los dueños de casas y apartamentos rentables se les ofreció préstamos blandos para que pudieran renegociar sus deudas con los bancos y pagar amortizaciones menores, así como se les aseguró el derecho que tenían a reajustar anualmente los alquileres, a los inquilinos se les ofreció ayudarlos en su aspiración justa a negarse al aumento de alquileres y en algunos casos a no pagarlos, además de la obligación que tenían de denunciar a las oficinas del estado a los dueños que querían explotarlos ya que nadie debería pagar mas de un 15% de su sueldo en vivienda cuando estaban empleados y se le garantice el derecho sagrado a vivir en la vivienda que ocupan sin pagar un centavo cuando pierdan la fuente de sus ingresos y ésa sería la nueva ley del estado, además se les dijo que el partido Nacional Socialista no descansaría hasta que el último alemán fuera dueño de su propia vivienda, construyendo nuevas casas o expropiando las existentes de las manos impías y entregándolas al pueblo soberano; a los trabajadores de la cerveza se les prometió nacionalizar dicha industria y se les garantizó el derecho 47
irrenunciable de ser dueños de la misma, pudiendo llevarse gratis a su casa un cajón de botellas por semana y tomarse otras cuantas en el trabajo, a los dueños de las empresas cerveceras se les prometió buenos préstamos para que comprasen maquinaria moderna que les permitiera producir más con menos gente; a todo el pueblo se les ofreció servicio médico gratuito mediante la creación del "Seguro Nacional de Salud Pública", a los médicos se les prometió trabajo garantizado, mejores salarios, menor trabajo, la anulación de toda forma de seguro médico del estado, en otras palabras, se les prometió medicina privada, y el derecho de poder fijar sus propias tarifas de consulta; a los electores se les ofreció bajar sus impuestos en un 50%, ya que el dinero que se recaudaba era mayor al que se necesitaba y lo único qué había que hacer era utilizar los impuestos honestamente y no dejar que se lo roben en las oficinas públicas. Nunca vi tanto bellaco ofreciendo cosas tan diametralmente opuestas, ni tanto necio aceptándolas de mil amores. Pensé que en la política, en el amor y en la guerra todo vale. El día que llegaron los cómputos generales, Hitler perdió las elecciones a pesar de haber obtenido un poco más de seis millones de votos, Hindenburg fue reelegido, pero la situación se volvió anárquica e insostenible, el mismo presidente estaba tan viejo que apenas se podía mantener en pie y si sus pies le flaqueaban y no podían mantener el peso de su propio cuerpo, mucho menos podrían mantener el peso del gobierno. El 30 de Enero del 1933 Adolfo Hitler fue nombrado canciller de Alemania, hecho que fue festejado con grandes paradas militares, juegos artificiales, verbenas populares y toda clase de manifestaciones y disturbios públicos. Cuando Hitler subió al poder, ascendió como un huracán con vientos de 150 millas por hora. Lo primero que hizo fue soltar a los reos comunes que salieron de las cárceles como un torbellino, jurándole lealtad incondicional hasta la muerte y convirtiéndose inmediatamente en la columna vertebral de su aparato represivo, junto a la celebración comenzó la represión y junto al cambio la tormenta, se prohibieron las demostraciones de los socialistas y de los comunistas, los stormtroopers fueron posesionados como miembros de una policía especial llamada "SS" a la que se le unieron todos los criminales que fueron liberados de las cárceles bajo el titulo de "amnistía general e 48
irrestricta" o sea que los nazis no solo controlaban la policía, si no que se convirtieron en la policía misma; una vez seleccionados, los maleantes más peligrosos y los criminales más avezados se convirtieron en los flamantes miembros de la gestapo. Se procedió a confiscar todos los panfletos a los opositores, se acalló la prensa, se suprimieron los sindicatos hasta que se realizaran nuevas elecciones en las que podrían intervenir como candidatos, sólo los miembros del partido. Como los sindicatos estaban controlados por los socialistas, todos sus dirigentes fueron apresados y despedidos en masa, sin indemnización. La mañana del 27 de febrero la cancillería, despertó incendiada e irreparablemente destrozada, qué mala manera de despertar; los opositores al gobierno fueron injustamente acusados del incendio, hecho que justificó plenamente el comienzo sin fin de una represión inmensurable, incontenible e interminable, cientos de ciudadanos fueron perseguidos y encarcelados, se suspendieron las libertades civiles y cualquier individuo podía ser detenido, muerto o sepultado bajo cualquier cargo por más frívolo que fuese; comenzó el reino del terror, los stormtroopers convertidos en la policía especial no sólo del partido sino del estado alemán alcanzaron el sueño de su vida, podían patrullar las calles, ocupar los edificios, invadir las residencias, perseguir a sus enemigos políticos, violar, robar y matar sin miedo a juicio ni represalia y es así que estos individuos descalificados mostrando una actuación imprudente proveniente de su temperamento osado, haciendo gala de un comportamiento atrevido amedrentaron a todos los ciudadanos maduros y reflexivos. Himmler invadió el ministerio de gobierno y colocó a su gente en puestos claves. En forma veloz, apresurada, ágil y resuelta se produjo la transformación total del país, Wagner con los miembros de la liga de los médicos nazis ocuparon e intervinieron las dos asociaciones médicas alemanas, lo mismo ocurrió con todas las otras asociaciones y en pocas semanas todo cayó bajo estricto control del estado. El Gobierno de Hitler empezó destrozando los pilares que sostenían las tradiciones y costumbres básicas de la cultura germana, se pisoteó la justicia y se perdió el respeto por la persona humana, rindiéndose culto a la belleza física, a la disciplina y a la obediencia, hasta convertirlas en un acto reflejo y sagrado, había que obedecer sin pensar y había que pensar obedeciendo. Se mejoró la economía utilizando a los prisioneros políticos como 49
obra de mano gratuita, se terminó con la desocupación echando a los socialistas y a los judíos de sus puestos, se empezó a exigir la puntualidad y se obligaba la perfección en todo trabajo ejecutado para el estado, todos los desocupados y los vagos fueron enviados a los campos de concentración. Se empezó a educar a la juventud física e intelectualmente, se formaron 25O.OOO especímenes humanos perfectos, eran los nuevos modelos de la belleza masculina aria y serían los sementales que impregnarían a las mujeres germanas para crear la raza superior y dar niños al führer, al mismo tiempo se entrenó y adoctrinó a 5OO.OOO jovencitas alemanas dispuestas a dar hijos al führer, casándose o sin casarse; se crearon las tres cruces de la maternidad, la de bronce para las que den al estado cuatro niños, la de plata para las que den seis y la de oro para las que le den ocho, se trabajó en forma organizada y con una velocidad increíble, se lavó el cerebro de la población civil adoctrinándola en el fanatismo político e inculcándoles entre ceja y oreja el concepto racista de la "superioridad germana" sobre las otras razas, se los convirtió en individuos obcecados, exaltados, intransigentes, celosos, fogosos y ardientes. Al mismo tiempo se permitía a los miembros del partido ver con sus propios ojos los beneficios que se obtenía al ser gobierno. El reconocimiento tácito de la superioridad racial traía como consecuencia lógica el reconocimiento inmediato de la inferioridad racial: la gente débil debería ser eliminada, todos los anormales, los disminuidos físicamente, los epilépticos, los portadores de defectos genéticamente transmisibles, los perturbados mentales, los judíos, los gitanos, deberían ser exterminados al igual que los individuos que constituían en su conjunto ciertas razas inferiormente peligrosas; se justificó este acto ilegal bajo el pretexto de que esta selección histórica de los fuertes ocurrió en muchas otras culturas. A los recién nacidos se los echaba al agua y sobrevivían los más aptos, o sea que había que eliminar de Europa a la raza inferior, que sin lugar a dudas era la raza judía. A la sociedad germana no le fue difícil aceptar estos principios que pronto se convirtieron en ley del estado, creando un fenómeno de megalomanía nacional. La autoridad de la fuerza bruta reemplazo fácilmente a la autoridad legal, la ignorancia a la erudición y la mediocridad a la excelencia, los conocimientos y los diplomas profesionales fueron reemplazados
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por el carnet del partido, un diploma médico sin el carnet del partido no era diploma, era mierda de gato. Gracias a la aplicación sistemática del terror, los nazis que eran una minoría insignificante pero aguerrida sojuzgaron rápidamente a toda la mayoría que no aceptaba el nuevo sistema pero tendría que vivir dentro las normas establecidas por la nueva filosofía. La propaganda nazi se dirigió principalmente a la juventud y obtuvo en ella gran aceptación y éxito; todos los que no querían estudiar podrían ingresar al ejército o a la gestapo y cumplir con los sagrados deberes a los que llama la patria. Cientos de miles de jóvenes se alistaron en las filas del ejército y de la policía secreta ganando autoridad inmediata y el respeto debido a su posición, colocándose al servicio incondicional de una dictadura brutal y salvaje. La pérdida progresiva de la moral elemental trajo como consecuencia lógica la regresión espiritual del pueblo alemán que les permitió posteriormente humillar sin misericordia a Europa. Esta pandilla de maleantes empezaron a ocupar posiciones importantes en todos los niveles del gobierno y así la cancillería infiltrada por estas termitas empezó a corroer las leyes básicas del derecho internacional, anulando y pisoteando códigos importantes que eran los pilares sobre los que se asentaba la frágil paz europea, permitiendo la coexistencia pacifica entre las naciones, mediante el reconocimiento a la autodeterminación de los pueblos y al respeto mutuo. Su infiltración en el ministerio de gobierno les permitió anular los derechos humanos, el genocidio fríamente consumado borraba toda prueba o evidencia de sus actos, lo que quiere decir que eran conscientes de que sus actividades eran criminales. Pero los más maleantes, no eran los maleantes de verdad, sino los que ocultaban sus crímenes dentro del mandil puro y blanco del apostolado médico y estaban utilizando sus conocimientos científicos para cometer impunemente los crímenes más monstruosos que la historia pueda recordar y allí en el famoso hospital del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Munich, bajo la dirección del célebre profesor Müller, doce médicos trabajaban incesantemente, en turnos de a doce horas, investigando los doce nervios craneales, realizaban lobotomías, cordotomías, golpes eléctricos, supresiones sensoriales y Mullerectomías, o sea, vivisecciones anatómicas a nivel de corteza cerebral, de los órganos 51
reproductivos y otros sistemas del complejo humano: cada uno de los cirujanos estaba super especializado en un nervio determinado y contaba con su propio equipo de asistentes y su mesa de disección modernamente equipada. Müller era una autoridad mundial en cerebro, cerebelo y los ventrículos, mientras que el cirujano Drexel era una autoridad en tiroides, mama, testículos, trompas y ovarios. Yo era el primer asistente de Müller y empezábamos el día con un desayuno de trabajo a las 6 de la mañana, desayuno en el que se discutía el plan de operaciones para las próximas doce horas y se procedía con la distribución de cadáveres, cada equipo empezaba la faena diaria con dedicación y devoción científica. A los 6 meses de trabajo intensivo nuestro conjunto médico era uno de los mejores y más completos del mundo. Un día llegaron 25 cadáveres de gente joven entre 25 a 30 años, todos hombres. Les realizamos una disección cuidadosa de la corteza cerebral y del cerebro, tratando de encontrar algún defecto anatómico común que justifique la aberración mental de un individuo que lo empuje a abrazar una forma morbosa de conducta, transformándolo en un asocial o un antisocial, hasta convertirlo en un pensador morboso o socialista; les seccionamos el cerebro, el cerebelo, la protuberancia y el bulbo y una vez concluida la faena mandamos los cortes a los patólogos, para que preparasen las placas a ser analizadas al microscopio y a pesar de haber realizado miles de cortes histológicos, no pudieron encontrar nada anormal: los cerebros de los socialistas eran igual a los de los demás individuos. Al día siguiente llegaron 30 cadáveres de comunistas confesos, muertos en el crepúsculo de los disturbios callejeros. Esta vez trabajamos hasta las dos de la mañana para poder completar la disección cerebral de dichos individuos y, para contrariedad nuestra, tampoco pudimos encontrar nada anormal, después de dos meses en los que en forma sistematizada fuimos seccionando cerebros humanos de grupos de judíos, de homosexuales, de religiosos luteranos, gitanos y demás enemigos del gobierno, no pudimos encontrar ninguna diferencia; aquí una vez más se imponía la ley del zorrino: el olor suigéneris despedido por un zorrino es igual al olor de otro zorrino de la misma raza y peso después de recibir la misma dieta en el espacio de una semana; los cerebros de todos los que vivían en Alemania comiendo chorizo con shugrutt y 52
tomando la misma cerveza eran iguales en cualquier mesa de disección, además la raza judía se mezcló tanto con la germana que era la raza con la que más se confundía, tanto así que era bien difícil saber quién era o no era judío; había judíos completos, tres cuartos de judío, medio y un cuarto de judío. Nuestras conclusiones clínicas fueron entregadas a la gestapo a través del coronel Schöeder, quien después de leer varias veces el informe, empezó a mostrar un disimulado disgusto en el semblante, sus músculos faciales se contraían incontrolablemente, su cara se retorcía haciendo muecas siniestras aumentando su disgusto, sus pupilas se dilataron desnudando su enojo, sus bigotes vibraban mostrando su fastidio, sus labios se movían solos como hablando a ellos mismos, sus párpados se sacudían mostrando su estado de ánimo, sus ojos se desorbitaron mostrando su furia, su cuerpo agitado mostraba su estado preconvulsivo, una saliva espumosa le chorreaba de su boca entreabierta evidenciando su repugnancia, sus dientes castañeteaban debido a su falta absoluta de control, se mordió la lengua indicando un grado máximo de indignación y se aflojaron sus esfínteres debido a su inmensurable angustia y nos meo de pies a cabeza, de palabra y obra; su ser fue indefensamente invadido por la ira, sacudido por la cólera, convulsionado por la furia, arrebatado por la rabia, molestado por la indignación, partido por el enojo, exasperado por el coraje y una vez que la adrenalina circuló por todo su cuerpo, le estallaron sus sentidos y explotó como una granada haciendo volar la pieza. Una vez que recuperó su control, una vez que adquirió cierta calma y la placidez regresó a su desfigurado rostro, tomó su bastón de mando en la mano izquierda y con él empezó a golpear la mesa con tanta violencia que lo partió en dos y la mesa en cuatro, al mismo tiempo comenzó a proliferar toda clase de improperios, utilizó sus mejores insultos, nos afrentó y ultrajó delante de los demás miembros de nuestro grupo científico, y en medio de sus injurias nos dijo: "Con esta clase de investigadores no podremos llegar a la meta propuesta por Himmler, no dudo de que ustedes son tan inteligentes y capases que llegado el momento no podrán diferenciar entre el cerebro del führer y el de un perro Doberman", y se alejó parsimoniosamente. Dos días mas tarde fuimos llamados a las oficinas principales de la gestapo y su médico jefe, el Dr. Gretchen, nos dijo que esto no podía seguir así, que él creía que habíamos 53
fallado en nuestra investigación, porque estábamos realizando disecciones en cerebros de cadáveres formolizados, en ellos el cerebro estaba más muerto que el mismo muerto y no podía hablar, o sea que cualquier disección en estas circunstancias era completamente inútil, habría que utilizar para nuestras disecciones cerebros vivos, casi vivos, a medio morir o apenas muertos. "A partir de mañana, antes de realizar una disección, obtendrán la historia clínica de las personas, y por primera vez utilizarán la Mullervivisección, el interrogatorio se llevará acabo en la misma mesa donde ustedes realizan sus disecciones forénsicas, una vez que hayan tomado una buena historia médica y obtenido toda la información necesaria, que les servirá para correlacionar la fisiología a la anatomía, en tres segundos y sin que la víctima se dé cuenta, inyectarán al corazón de los enemigos de Alemania una inyección letal de fenol, inmediatamente realizarán sus disecciones, sin esperar que los sujetos mueran y sin dejar que se les escape el alma, entonces estarán en la posición de no sólo comprobar si el sujeto interrogado les habló la verdad o les había mentido, sino que localizarán sus fallas anatómicas. Con la operación de Müller, estoy seguro que en el cerebro fresco y caliente de los enemigos del pueblo, encontrarán la respuesta que tanto buscamos, sin poderla encontrar. Dr. Müller a nombre de Himmler y del führer le doy permiso para comenzar con sus experimentos en personas vivas, yo asumo toda responsabilidad, todo el que no piensa como nacional socialista tiene que estar enfermo, tiene que tener problemas anatómicos en su cerebro que no le permite ver la verdad, raciocinar normalmente, ni mucho menos entender la grandeza de nuestros cometido". Sus órdenes fueron terminantes, al día siguiente comenzamos a realizar historias clínicas y seleccionamos cerca de diez gitanos machos y cinco hembras, cinco judíos machos y diez hembras, trabajamos todo el día arduamente y mandamos los cortes a los patólogos. Cada día seleccionábamos más víctimas y así estuvimos trabajando por varios meses ininterrumpidamente, al final de nuestro estudio, que comprendió el análisis sistemático y meticuloso de mil especímenes humanos, no encontramos ninguna diferencia anatómica, la única diferencia era que la raza judía tenía circunvoluciones cerebrales tan o más profundas que las encontradas en otros grupos de humanos. Los patriotas muertos en combate presentaban cerebros iguales al de los judíos 54
muertos en combate, llegándose a la conclusión definitiva que la forma de pensar de una persona no estaba relacionada a la forma anatómica de su cerebro, ni a ninguna anomalía fisiológica y que los comunistas no tenían alteraciones que los hacia pensar como comunistas, ni los socialistas como a socialistas y que cada cerebro podía pensar como bien les plazca, así un cerebro determinado podrá pensar como comunista, nazifascista, sionista o como se le antojase. Horrorizado con el cambio que estaba experimentando la vida en Munich, preocupado por la persecución diaria de los opositores del régimen y la de otros individuos y arrepentido por los experimentos en los que me vi envuelto sin saber leer ni escribir, tomé la resolución definitiva de dejar Alemania y retornar en cuerpo y alma a mi Polonia nativa, a trabajar en mi patria y a vivir con mi familia. Con mucho temor pedí permiso a Müller para viajar a Polonia aduciendo que mi madre se encontraba enferma. Müller se puso furioso, ya que lo dejaba en un momento muy difícil, pero no había nada que hacer, nadie puede contra el mal de una madre, ni la angustia de un hijo y me dio permiso para viajar. Llené mi maleta con lo que pude, mi maletín de mano con salchichas, tocinos, queso, cerveza y el cerebro intacto de mi mejor amigo para entregárselo a su familia y escapé del Instituto Nacional de Anatomía Patológica y Genética Experimental tal cual había venido, instituto que se convirtió en un lugar de tortura continua y suplicio eterno, donde el dolor, la angustia y la congoja caminaban del brazo, provocando en los detenidos pesar en el alma y temblor en el cuerpo. Partí en el tren nocturno que me conduciría de Munich a Varsovia, en todo el trayecto el cerebro conversó conmigo, no sólo me contó el miedo que le produjo la idea de morir, sino también el horror que sintió durante su asesinato y la calma que adquirió después de muerto, interrumpida a veces por la desesperación de no poder ver a su mujer ni conversar con su familia, me contó del más allá y por primera vez en mi vida pude oír lo que se siente después de muerto y cómo es el más allá; había cielo, existía el purgatorio y no faltaba el infierno. Müller pidió más cirujanos y empezó una investigación en masa, la lesión quirúrgica del nervio olfatorio o primer par traía como consecuencia en el individuo sometido a la operación la pérdida del sentido del olfato. La lesión del II par o sea del nervio 55
óptico, traía la pérdida de la vista en el lado del nervio seccionado. Con la lesión del III par se observó la dilatación de las pupilas y la inhabilidad del individuo para enfocar hacía abajo, a los lados y al mismo tiempo se producía la caída del párpado superior en el lado del nervio dañado. La lesión del nervio troclear o IV par producía visión doble. Donde obtuvieron mucho éxito fue al lesionar el trigémino o V par, ya que los pacientes presentaron una anestesia extensa sobre la cara, conjuntiva, cuero cabelludo, mandíbula, los dos tercios anteriores de la lengua, las mucomembranas de la nariz, de la mejilla y de los labios, en el lado de la lesión los músculos de la masticación estaban completamente paralizados. La lesión del VIII par con sus dos componentes, el vestibular y el auditivo, resultaba en sordera por lesión de la sección auditoria y trastornos en el equilibrio por lesión en la zona vestibular, además de la pérdida total de su balance, acompañado de vértigo, náusea y un zumbido insoportable del oído que los enloquecía. La lesión del vago o X par, paralizó la laringe y el paladar, si los dos nervios fueron lesionados se presentaba taquicardia, o sea el aumento en el número de contracciones cardíacas por minuto, al mismo tiempo se podía observar disminución en el número de los movimientos respiratorios, los pacientes no podían hablar, ni respirar por falta de inervación nerviosa. La extracción de la tiroides produjo el mixedema dando a la cara la característica expresión del idiota satisfecho, el paciente adquiría edema facial, con caída de sus párpados superiores, disminución de la capacidad intelectual, cambios de personalidad y le llegaba el olvido. Con la lesión en el cerebelo se demostró inestabilidad del equilibrio y la locomoción, acompañada de mareos severos, ataxia o sea la incordinación en los movimientos de las extremidades. Al obstruirles los conductos del cuarto ventrículo se producía hidrocefalia en los niños, con disminución del grosor de los huesos del cráneo, aumento en la presión intracraneana y muerte segura. También se empezó a experimentar con el cambio de actitud en los pacientes: los hombres esterilizados, presentaban molestias temporarias pero no perdían su libido sexual como cuando los castraban, al cortarles los nervios de los testículos los pacientes presentaron imposibilidad de llegar al orgasmo, al obstruirles las venas presentaban edema del escroto y al cortarles la circulación en las arterias necrosis o pérdida de ambos testículos. En la mujer, la 56
ligadura de trompas las volvía infértiles, pero no les producía los cambios menopaúsicos observados en las que sufrían ooforectomia bilateral o extracción de sus dos ovarios. La extracción de su clítoris no alteró su respuesta orgásmica, pero lo que les producía una depresión profunda e irreversible era el perder la vulva y la vagina y ser condenadas "ad eternum" a no disfrutar del placer sexual. Con la amputación de la mama encontraron algo fascinante: la amputación de ambos pechos producía menos trauma psicológico que la amputación de una sola mama y en los hombres la amputación del penis los trastornaba más que la castración. Con todos estos experimentos exitosos el hospital del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental parecía el infierno de Dante. Los presos que hablaban, hablaban a los que no los podían oír, los que podían oír, no podían hablar, los que veían, no podían oír ni hablar y los que podían hablar y oír no podían ver, o sea que los reclusos estaban como en el Arca de Noé, no se entendían los unos con los otros. Algunos presos perdieron totalmente el olfato, otros el gusto, otros la vista y otros el tacto. Algunos podían mascar, pero no deglutir, los otros podían deglutir, pero no mascar, algunos no podían orinar, y los otros orinaban todo el día, vivían con pañales. Muchos prisioneros políticos hablaban continuamente, sin descanso, adquiriendo la verborrea o mejor dicho la diarrea hitleriana. Ambos grupos empezaron a enflaquecer hasta llegar a la caquexia, o sea la pérdida total de la grasa y parcial de los músculos del organismo, algún comedido que se ofrecía a mascar la comida para los que podían deglutir pero no mascar, era sometido inmediatamente a una extracción dental completa y sin anestesia, para darles un escarmiento definitivo; ya que en el futuro no podrían mascar su propia comida, muchos pacientes empezaron a morir ahogados, los alimentos ingresaban a sus pulmones y obstruyendo las vías aéreas superiores les provocaba falta de oxígeno y muerte por anoxia; gran número de pacientes no coordinaba, se mantenían todo el tiempo en movimiento sin poder alcanzar su objetivo, los que se paraban no podían caminar y los que caminaban no se podían sentar; un gran número de presos se agarraba la cabeza y lloraba a gritos por los dolores terribles de cerebro, así como por el vértigo y el zumbido en sus oídos, llegando en su desesperación a arrancarse los cabellos y estrellarse de cabeza contra la pared, hasta romperla o rajarse el 57
alma. Como los 1720 prisioneros políticos ocupaban mucho campo y su rol de conejos de experimentación había concluido, el Dr. Müller, previa autorización de los jefes de la gestapo, los devolvió a sus respectivas casas, porque ésa era la forma más económica de deshacerse de ellos, ya que se trataba de un grupo aniquilado de la población, completamente inútil física e intelectualmente y que ya no constituía una amenaza para la estabilidad del gobierno, no podían opinar, hablar, trabajar, oponerse, ni mucho menos auto abastecerse, se convirtieron en la "Cruz del Gólgota" para sus familias; todos fueron devueltos en grupos de a diez, entrega a domicilio, en menos de veinte minutos. La repartición de presos fue más exitosa que la distribución de la "Pizza Dominó" en los Estados Unidos: se contactaba a la familia y en el tiempo ofrecido el paciente estaba en casa. A los familiares se les explicaba con muy buenos modales lo que desgraciadamente había ocurrido, explicación en alemán médico y latín incorrecto que los confundía completamente: "el strees de la prisión junto al remordimiento espontáneo que sufrió el preso al haberse convencido que estaba atentando en forma inconsciente contra su madre patria lo había llevado a ese estado terminal y a pesar de haber sido tratado nada más ni nada menos que por el profesor Müller y haber recibido la mejor medicina del mundo no pudo recuperarse del mal que lo afligía", los familiares se desmayaban al verlos y lloraban como niños, porque no solo perdían a un esposo, esposa, padre o madre, hermano o hermana, sino, que tendrían que cargar con ellos hasta la muerte. En menos de dos meses, el hospital estaba lleno nuevamente. Los experimentos anatómicos fueron un éxito formidable, Müller fue ascendido al grado de coronel y se le dio la Cruz al Mérito de la Investigación Científica, o sea la mayor condecoración a la que puede aspirar un investigador en tiempo de paz. El coronel Schöeder, que ignoraba la relación entre Müller y el führer, fue dado de baja y enviado al Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental, pero esta vez como paciente y su cirujano fue el diestro matador profesor Müller, quien lo castro sin anestesia, le amputo el penis haciendo gala de su magnífica técnica taurina y le realizó una vivisección, en su cerebelo encontró un tumor que le invadía el alma. Igual tumor encontraron en otros tantos sádicos que trabajaban para el gobierno y cayeron en desgracia por uno u otro motivo, todos 58
presentaban un tumor en el cerebro que les invadía el alma, llegándose en forma clara a la conclusión de que es el tumor el que convierte a una persona en sádico y no el sadismo el que genera los tumores. Otro grupo de pseudocriminales, ocultos bajo el sagrado manto de la medicina científica, se encontraba trabajando parcialmente mimetizado y activamente oculto, en el "Sanatorio de Berlín" donde estaban experimentando con los locos para descubrir las bases anatómicas, fisiológicas y genéticas de su locura y poderlas reproducir en los enemigos del Estado. El aspecto importante de su investigación científica consistía en tratar de encontrar la anomalía genética que produjo el comportamiento anormal del paciente, así en el futuro se podría condicionar a un embrión a nacer con un mal psiquiátrico determinado. La investigación en los prisioneros políticos que fueron admitidos al nosocomio mental permitió a los médicos nazis analizar el por qué cada persona reacciona en forma diferente ante un mismo estímulo. Gracias a la combinación de productos químicos, golpes eléctricos, baños helados, torturas exquisitas, martirios sabrosos, padecimientos insoportables, tormentos prolongados, presiones metódicamente sostenidas y aislamientos temporales, combinados a una mala alimentación y ejercicios interminables, se logró reproducir personalidades histéricas, antisociales, paranoicas, obsesivo convulsivas, esquizoides, dependientes, psicópatas y narcisistas; al mismo tiempo a los pacientes propensos al alcohol se los convirtió en alcohólicos empedernidos y se los empujó tanto hasta hacerlos llegar por peso propio al "Delirium Tremens", a otros se los drogó sistemáticamente hasta que lleguen a una dependencia total al opio, la heroína y la morfina, dichos drogadictos en forma celosa, escrupulosa y seria requerían dosis cada vez más alta de mantenimiento, hasta llegar a la dosis progresivamente ideal, la dosis de la muerte. A los que no sucumbieron al experimento se los devolvió a sus familias respectivas y se les indicó lo que tenían que hacer en caso de un ataque por falta de droga y la importancia de reportarse al sanatorio cuatro veces al día; mediante la prensa se informó a la población interesada en observar de cerca el efecto nocivo que produce en el cuerpo humano el uso indiscriminado de las drogas y del alcohol, que lo único que tenían que hacer era dirigirse a las puertas del 59
"Nosocomio de Investigación Mental" de Berlín, donde podrían comprobar con sus propios ojos el grado de degeneración alcanzada por los enemigos internos y eternos de Alemania. Los que acudieron al sanatorio pudieron observar cerca de 4OOO pacientes mentales y drogadictos degenerados, esperando desesperadamente por sus dosis de mantenimiento, los síntomas que se presentan en el organismo humano por la falta de la dosis de mantenimiento, o sea la administración de la cantidad determinada y puntual de una determinada droga. Los curiosos observaban espectáculos macabros, fúnebres y lúgubres y preguntaban qué era eso que veían y se les explicaba que eran drogadictos y estaban siendo tratados por el gobierno humanitario de la Alemania nazi, para que dejen de constituirse en una amenaza a la población civil. La noticia de los drogadictos fue tan exitosa que atrajo a miles de curiosos; las dos primeras semanas el ingreso fue gratuito, después se cobraron entradas, más gente acudía a ver a los miles de degenerados que al zoológico de la capital, ver un drogadicto en pleno ataque era más interesante que ver a un mono haciendo piruetas en la barra, o comiendo un plátano, tanta gente acudió al sanatorio que tuvo que intervenir la policía para organizar el tráfico. En tres meses y tres días, 330.000 personas desfilaron; las encuestas publicaron que un 77% de los entrevistados manifestaron que se divirtieron horriblemente con los espectáculos, a un 15% les dio pena ver tanta gente degenerada y el resto se abstuvo de comentar. En el sanatorium, gracias a un arduo trabajo, bien programado y magníficamente bien ejecutado, se logró en pocos meses formar una legión de transvestistas, zoofilicos, pedofilistas, exhibicionistas, masoquistas, sádicos y homosexuales. Una vez que los individuos estaban bien acondicionados se los daba de alta, pero eran vigilados las 24 horas del día hasta que cometieran algún delito y se los cogía con las manos en la masa, especialmente a los que cometían crímenes sexuales, entonces sí, estaba justificado el castigo ejemplarizador, se los esterilizaba mediante el uso de radiaciones, se los castraba con hormonas o se los amputaba quirúrgicamente. Cuando Peter llegó a Polonia, encontró que la situación en su país estaba de lo más inestable y se comentaba en forma insistente la posibilidad de una invasión nazi. Se tenía evidencia de que Alemania desde tiempo atrás se estaba preparando para 60
una nueva guerra y que podían atacarlos en cualquier momento. Como ejercicio preparatorio para un posible ataque aéreo, el gobierno hacía sonar las sirenas cada dos horas, día y noche se apagaban las luces de las calles, la gente acudía a los refugios subterráneos y de allí a los templos a rezar a Dios, arrepentirse de sus pecados y pedirle un milagro, pero en forma increíble no les preocupaba tanto la noticia de la eminente invasión germana, como la de deshacerse de los judíos a cualquier precio y en el menor tiempo posible. Cuando llegué a mi casa entré gritando : "Ya esta lista la cena mamá?" Mi vieja madre salió de la cocina y después de limpiarse sus cansados ojos me vio y parece que le tomó un momento convencerse, que era verdad lo que miraba, vi iluminarse su rostro, vi cómo la felicidad invadía su cuerpo hasta lograr transformar su fisonomía de invierno triste en una dulce y tierna de primavera florida, su piel cansada y sudorienta renació fresca y lozana, se puso como se veía durante los contados segundos felices de su vida, radiante y bella y me miró con una ternura indescriptible, pero esta vez como el que sabe ver, con los ojos bien abiertos y el corazón henchido de amor. "Mi adorado Peter, no puedo creer que hayas vuelto, creí que te olvidaste de tu madre". Corrí a sus brazos y después de mucho tiempo volví a sentir su calor, me hundí dentro de su pecho como cuando era niño y disfruté de la dulzura de sus besos y la ternura de madre, la abracé contra mí lo más fuerte que pude y sentí sus lágrimas correr sobre las mías, yo también lloré, ya no me acuerdo cuánto, fue tan lindo sentir esa emoción de amar y ser amado, que quise que el tiempo no pasase, entre sus brazos me sentía fuerte y protegido y una paz increíble embriagaba mi cuerpo; ante sus ojos de madre, sería siempre un niño. "Te amo mamá" le dije. "Peter, mi pequeño Peter, te extrañé tanto". "Yo también mamá, pero vamos, cuéntame de mis hermanas". "Todas se casaron, estoy llena de nietos". "Y el tío?" Mi madre se puso a llorar. "Lo mataron". 61
"Pero cómo?" "Estaba pasando por la "Biblioteca Nacional" e ingresó a devolver un par de libros que se había prestado, cuando uno de los jóvenes polacos que andan en pandillas de maleantes lo reconoció y le dijo: no creas que por haberte bañado y afeitado podrás pasar inadvertido, hueles a judío y ese olor te delata, él trató de evitarlos y siguió caminando, le advirtieron que la biblioteca y los libros eran sólo para los polacos y no para los marranos y que se marchase, él siguió caminando, pronto varios pandilleros le cayeron encima diciendo que su trabajo consistía en mantener las bibliotecas limpias de judíos y le propinaron tal paliza que lo encontré en la emergencia del "Hospital de la Caridad" agonizando. Apenas tuvo tiempo de hablar conmigo unos minutos y murió ante mis ojos. Era tan bueno con nosotros, cuando teníamos frió nos abrigó, cuando teníamos hambre nos alimentó, cuando necesitamos techo, nos trajo a su casa y nos trató como parte de su familia. La Policía me entregó el reporte del incidente en el que se leía claramente que la culpa fue enteramente suya, ya que él provocó a los muchachos ingresando a la biblioteca, sabiendo que dicho ingreso estaba prohibido a los judíos. Una a una fueron llegando mis hermanas y con cada una de ellas estuve conversando animadamente, qué emoción tan dulce siente el cuerpo y qué bien uno se encuentra junto a un hermano, es una sensación indescriptible, pero lo que me contaron ellas me preocupó muchísimo, parece que el gobierno polaco estaba resuelto a expulsar a los tres millones de judíos que vivían en Polonia y eran tanto o más polacos que los polacos mismos, puesto que habían vivido en Polonia por muchos siglos. Con mis ojos de niño contemplaba caer la nieve en los cristales, los días fríos oprimían mi alma, la lejana memoria de mi padre a quien a pesar de haberlo visto después de haber nacido y haber sentido en mi cuerpo sus afilados dientes, vino a mi mente; no lo recordaba directamente, aunque su olor quedó impregnado en mi olfato para siempre, pero debo admitir fielmente que lo poco que sé de él, lo escuché de los labios de mi madre; fue el tío, el que con paciencia y con cariño supo llenar el vacío que dejó en mi vida la muerte de mi padre, él me llevaba a pasear, me sacaba a la sinagoga, me conducía al colegio, se preocupaba de mi educación, festejaba mis buenas notas, nunca se olvidaba de mis cumpleaños y fue el que primero me regaló una pelota de fútbol, el me 62
contaba la historia de nuestro pueblo y me dijo que los judíos llegamos a Polonia invitados por los reyes para ayudarles a desarrollar su comercio y mejorar sus ciudades, ese cuento era el que más me gustaba y me lo hacía repetir mil y una veces... invitados por los reyes... Los primeros que lucharon contra nosotros fueron los miembros de la iglesia católica, que llegando a Polonia mucho después que nosotros, el año 966, tuvieron miedo de que la presencia de gente próspera y de una religión diferente los perjudicase en la enseñanza del catecismo y la propagación de su fe y promulgaron una ley en la que se prohibió, bajo pena de excomunión perpetua e infierno eterno a sus feligreses, el mezclarse con los judíos, invitarlos, compartir la misma mesa, vivir en el mismo barrio, o trabajar juntos. La primera masacre que sufrimos se produjo en la ciudad de Posen, donde uno de nuestros rabinos y trece judíos fueron acusados de haber sobornado a una mujer polaca, para que los dejase robar tres hostias consagradas, hostias que para poder morir tuvieron que ser apuñaladas de a trece veces; el arzobispo católico de la ciudad dirigió en persona el juicio inquisitivo, donde el tribunal era compuesto por tres obispos, tres sacerdotes católicos y tres feligreses de la misma religión para que el fallo sea justo e imparcial, el juicio duró tres días, tres horas y tres minutos. El veredicto fue el por todos esperado: culpables, de infamia en tercer grado, ya que las hostias no son para apuñalar, sino para comulgar y desde ese día cualquier judío encontrado apuñalando una hostia consagrada, recibiría el mismo castigo, los culpables fueron sentenciados y condenados a morir comiendo hostias sin consagrar, de tres en tres, y murieron indigestados. Los mercaderes polacos una vez que aprendieron de nosotros el arte de trabajar y adquirieron cierta fuerza económica empezaron a restringir nuestras actividades hasta llegar a prohibirnos definitivamente intervenir en el comercio. En algunas localidades, la municipalidad se encargo de limitar los barrios en los que podíamos vivir, de algunos pueblos se nos expulsó completamente y en Varsovia comenzó el destierro masivo de judíos el año 1483. Mediante el uso sistemático del boicot y el terror se facilitó la implementación de nuevas leyes en las que se nos prohibía trabajar en nuestras profesiones sin capacitarnos para trabajar en otras. A los pocos días de haber vuelto a Varsovia, me dirigí a la universidad para ver si tenían alguna plaza vacante en 63
la cátedra de Anatomía Patológica y Genética Experimental. Me enteré de que, en efecto, tenían dos plazas libres, y pedí los formularios para llenarlos. Una vez que los completé, lo leyeron, lo archivaron y me rechazaron en el acto, arguyendo de que yo no había estudiado en Polonia y el título de médico obtenido en Alemania no servía para nada y no se lo podía revalidar, ya que yo no era polaco. Les mostré mi partida de nacimiento y mi pasaporte polacos, lo leyeron, discutieron y me dijeron en coro: "No por que el gato para en el horno sus hijos habrán de ser pan, son gatos", o sea que no por haber nacido en Polonia usted deja de ser judío. No valieron de nada mis protestas. Los amenacé con iniciarles un juicio de discriminación racial; los que me atendían se rieron otra vez en coro y me aconsejaron salir de allí más rápido de lo que había entrado, por que si no, ellos no serían responsables de lo que podría sucederme, les pedí me devolvieran mi aplicación y se negaron, ya está en el archivo me dijeron; como venia de Alemania nazi, entendí el significado de sus palabras y me alejé rápidamente, a poco de salir de las oficinas del rectorado vi una turba de malandrines empedernidos, armados de palos, rebenques de goma, cuchillos, machetes, revólveres y pistolas correr hacía las oficinas en las que me encontraba, nos cruzamos sin incidente alguno porque ellos no me conocían, iban sin lugar a dudas a molerme los huesos si no me retiraba a tiempo. Al día siguiente leía en los periódicos que el objetivo principal de la juventud polaca, inspirada en la juventud nazi, era el de quitarnos la ciudadanía, expropiar nuestras pertenencias y sacarnos del país. Las semanas subsiguientes estuvieron llenas de incidentes; vi con mis propios ojos al populacho liderado y alentado por las milicias armadas atacar las tiendas de comestibles de los judíos y, después de apalear y masacrar, a los dueños, llevarse todo lo que había dentro. Apenas la población se enteraba de que había una "tienda abierta" en tal zona, acudían por cientos para robarse el resto de la mercadería y dejarla limpia, lo mismo hicieron con los otros negocios; al mismo tiempo, incendiaron casas, colocaron bombas a algunas fábricas y las hicieron volar, luego salieron los directorios profesionales de médicos, abogados, arquitectos, dentistas, ingenieros y otros profesionales, en los que se sindicaba e identificaba a todos los profesionales judíos y se advertía a la población de no entrar en trato ni contrato con ellos, so pena de ser apaleados, multados, perseguidos y enjuiciados, 64
cuando pescaban algún polaco recibiendo atención médica o consejo legal de un judío, apaleaban a los dos, cuando los pescaban comprando o vendiendo, confiscaban la mercadería y se apropiaban del dinero. La población fue adquiriendo conciencia de la presencia armada de las milicias y por miedo a sus represalias se abstuvieron en el futuro de consultarnos evitando todo trato y contrato. Una mañana en que acompañaba a mi madre al mercado a adquirir algunas provisiones vi en las paredes de las casas y en las casas sin paredes, en la puerta de los autos y en los autos sin puertas, en los puentes que cruzan los ríos, en las aguas de los ríos que corren debajo de los puentes, letreros frescos, recién pintados de rojo, color de sangre, con sangre, en la que se leía "mate un judío y haga patria". Los días se sucedieron, pasaron varias semanas y la situación no mejoró, milicias armadas acompañadas de perros y mal entretenidos atacaban y perseguían a los judíos como si estos fuesen animales, los perseguían por las calles, por las plazas, por los prados y los jardines hasta agarrarlos. Una vez que los agarraban los llevaban al estadium o al hipódromo donde empezaba la fiesta popular, los sometían a toda clase de pruebas, los hacían correr disfrazados de caballos, con números grandes y apostaban a ellos: el caballo ganador tenía derecho a retirarse en paz, los perdedores morían a palos en manos de la chusma. Los vestían de perros y corrían numerados y apostaban a ellos: el perro ganador tenía derecho a retirarse en paz, los perdedores morían a palos victimados por la chusma. Los vestían de gladiadores y tenían que pelear a morir o a matar, sin pena ni gloria, quedando sobre la arena un sólo vencedor, el que podía retirarse. Los disfrazaban de cristianos y les soltaban leones para que se los comieran, de ratones y los perseguían con gatos, de hormigas y se los comían los osos hormigueros, de toros y comenzaban las corridas en las que los picaban para que sangrasen, perdieran la fuerza y los mataran con espadas taurinas, a los toreros el público les concedía una o dos orejas si su actuación fue buena, a los toros heridos o muertos se los estiraban de sus colas fuera de la arena y repartía su carne entre el pueblo, a los judíos restantes los disfrazaban de sapos y les prendían fuego, cada sapo tenía su color y número diferente y corrían apuestas, las carreras al fuego vivo eran las más aplaudidas y las que mejor pagaban, ganaba el sapo que corría más rápido y moría más lento. Los policías que pasaban cerca no veían nada y como siempre 65
ocurre en las sociedades anárquicas, el perseguir y matar judíos se convirtió en el pasatiempo favorito de las juventudes malentretenidas, para luego convertirse en el deporte nacional del pueblo, más practicado que el fútbol y el que más multitudes atraía, los judíos se defendían de los ataques del populacho armado y de las embestidas de la policía utilizando tan sólo piedras para su defensa, defensa simbólica que no significaba nada ante las balas. Al mismo tiempo el gobierno autorizó el ingreso de 15O.OOO polacos que habían vivido en Rusia por 5OO años, para reemplazar a los judíos desplazados, muertos o heridos y para dar trabajo a los inmigrantes siguiendo instrucciones del gobierno, los dueños de las fábricas, la industria, el comercio y las pequeñas empresas empezaron a colgar letreros en las ventanas de sus edificios donde se leía: "Hay trabajo sólo para polacos, nada para bellacos" y nos empezaron a despedir en masa. A pesar de que nuestro sueldo por hora era siempre muy inferior al de los polacos no judíos, por lo menos contábamos con seguro médico al encontrarnos incluidos dentro el sistema nacional de salud. Como consecuencia lógica a todo lo que ocurría llegó la prohibición tan temida y esperada, ningún patrón podría en lo sucesivo dar trabajo a los judíos y la ley se implementó en todo su rigor, sintiéndose su efecto principalmente en la industria de la construcción, que era donde más nos empleaban. El presidente de la universidad polaca de Varsovia, me envió una esquela muy conceptuosa en la que se me invitaba a ocupar la cátedra de Anatomía Patológica y Genética Experimental, mi alegría fue inmensa al recibir ese nombramiento la sola idea de poder empezar a trabajar en mi profesión y enseñar en mi patria me llenó el alma de dicha; me bañé cuidadosamente, me vestí con mi mejor traje, me puse las últimas gotas de la loción 4711 que traje de Alemania y me dirigí a la universidad. La invitación me llegó a muy buen tiempo, ya que los pocos ahorros con los que volví se estaban acabando, era un viernes por la mañana cuando ingresé a la universidad que un día me cerró sus puertas para que no pudiera estudiar y hoy me las habría para que pudiera enseñar. Acudí temprano a la cita para aceptar el nombramiento y agradecerle al presidente la invitación que tuvo a bien enviarme y por supuesto a posesionarme de la cátedra. En el camino estudie mi discurso de agradecimiento y lo repetí varias 66
veces para no olvidarme de las palabras más importantes, usaría las más finas y sofisticadas, las más científicas y apropiadas, las más fuertes y cabales, le iba a hablar con un vocabulario impactante y poderoso, mis frases sacudirían al rector como sacuden los huracanes la Florida, al mismo tiempo que le mostraría mi formación perfecta, mis sólidos conocimientos, mi buena dicción, la coherencia de mis ideas, la riqueza de mi vocabulario y la fuerza de mi personalidad. Una vez que llegue al rectorado, hablé con una de las recepcionistas a quién explique el motivo de mi visita, enseñándole la carta de invitación. Muy cortésmente me pidió que tomase asiento y esperase un momento, el presidente me estaba esperando pero se encontraba al presente en una reunión imprevista de consejo directivo, no pasaría una hora de espera cuando salieron dos individuos de la sala del rector y dirigiéndose a mí, me pidieron mis papeles, documentos y la carta de invitación. La leyeron y se la guardaron rogándome tenga la amabilidad de esperar por cinco minutos, e ingresaron a las oficinas del rectorado. A los pocos minutos aparecieron varios milicianos armados hasta los dientes y me pidieron papeles y documentos, les expliqué que los había entregado a los empleados del rectorado, junto a la carta de invitación y estaba esperando me llamasen para mi entrevista con el presidente de la universidad, para que me administrase la posesión en la cátedra de Anatomía Patológica y Genética Experimental. "A quien presentó sus credenciales?" me preguntaron. "No me acuerdo, mejor dicho no les pregunté sus nombres". "Y como así es que usted entrega documentos tan importantes a individuos que no conoce, sin preguntarles su nombre y exigirles un recibo?" "No, no exigí ningún recibo". "O sea que usted entrega títulos e identificaciones sin saber el nombre de las personas a quienes les entregó, y no recaba recibo alguno?" "Oigan esta, muchachos, aquí tenemos otro profesor indocumentado que espera al presidente". "Ja.. ja..". "O es que entregó sus documentos a los fantasmas?" Una fuerte carcajada precedió a las consabidas palabras de levántese y camine. 67
"Pero la señorita secretaria vio que entregué mis papeles". "No nos interesa quien vio o quien no vio y no le estamos preguntando, el asunto aquí es muy claro. usted no trae documentos, es un indocumentado y nosotros sólo estamos cumpliendo con nuestro deber, que es el de detener a todos los que no tienen documentos en orden". "Pero yo soy el Dr. Stein, soy médico". "Sí que bueno, yo soy el Dr. Frankestein", dijo otro. Y se mataron de risa, quise volver a hablar pero sentí un fuerte golpe en mi boca y caí al suelo de espaldas, recibí varias patadas bien dirigidas y perfectamente aplicadas que se encargaron de que rodase las gradas del rectorado hasta la calle, como pelota de fútbol, de donde me levantaron y me tiraron como a una bolsa de papas a la perrera. Una vez dentro traté de nuevo de explicarles que yo era médico, "no dudamos de que usted trabaje, todos nosotros trabajamos, verdad muchachos", otra carcajada siguió a cada uno de mis argumentos; uno de los milicianos, el más degenerado, desgraciado, malentretenido y malintencionado se me acerco y me dijo: "No se preocupe tanto, ya explicará todo lo que me está diciendo al señor comisario de turno, pero usted debería saber muy bien que no se puede transitar sin documentos, cómo sabemos nosotros de que usted no es alemán, o un espía nazi? "Pero no me ven que soy polaco?" "Polaco?, bellaco dirá" me contestó otro, "desde cuando los judíos son polacos?" Y diciendo esto me dio tal golpe en la boca del estómago, que perdí la respiración y caí desmayado al suelo. Cuando volví en mí, desperté en una celda completamente oscura y fétida. Por el idioma que allí hablaban me di cuenta de que eran compañeros judíos. Al ver que despertaba me ayudaron a incorporarme y me explicaron que me encontraba en la "Penitenciaría del último Derecho" porque allí terminaban nuestros derechos y comenzaban nuestras obligaciones y me informaron que estuve inconsciente por dos días y una noche. "Qué día es?" les pregunté. "El domingo de la mala suerte" me contestaron. O sea que posiblemente al día siguiente seríamos interrogados y vueltos a la libertad. "Pero qué hiciste para llegar aquí? mataste algún polaco?" 68
"No, soy médico y fui a la universidad a invitación del rector, para posesionarme de la cátedra de Anatomía Patológica y Genética Experimental" les dije. "Pero acaso usted no se enteró que mataron a Nowicki durante la intervención universitaria, la semana pasada?" "No me enteré de nada", les contesté. Como sentía dolor de estómago y al mismo tiempo tenía ganas de mover mis intestinos, les pregunté donde quedaba el baño. Mi pregunta les causo risa. "Baño aquí? estamos en una celda mugrienta, alíviese donde pueda". Recién me di cuenta que ese calabozo inmundo estaba lleno de mierda, estábamos andando sobre ella, posiblemente dormí dos días y una noche sobre ella y me encontraba completamente embadurnado, traté de contenerme pero no pude, la necesidad tiene cara de hereje y las ganas de mover mis intestinos eran tan fuertes que tuve, que hacerlo y con tanta fuerza que casi hago volar el edificio. "Por el olor y la fuerza ha debido usted llegar de Alemania no?, se siente a la legua el condimento de los chorizos germanos, mezclado con shugrutt y cerveza Boecks". Me di cuenta de que aquel grupo de judíos, tenía experiencia en calabozos y eran tan o más maleantes que los que me habían arrestado. "Pero anda, cuéntanos a quién mataste?" "A nadie, Dios no lo mande". "Pero porqué estas aquí? aquí solo estamos los que hemos matado algún cerdo polaco". "Yo me limpié a uno" dijo el primero, "yo solo a dos" dijo el segundo, "yo maté a tres", dijo el tercero, "yo me tiré a la madre y me violé a su hija", dijo el cuarto. O sea que me encontraba en el lugar destinado a los presos más peligrosos. Malditos cerdos, esta vez me la jugaron sucio. Al día siguiente vinieron con una buena taza de café caliente y nos dijeron que podíamos bañarnos, cambiarnos ropa limpia y lavar la celda maloliente. Nunca un baño me cayó mejor que esa mañana; la ropa que nos dieron era a rayas, ropa de preso, pero me consolé al pensar que por lo menos era limpia, sorbimos el café caliente y devoramos el pedazo de pan que nos sirvieron, una vez que la
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celda estuvo brillando preguntamos a que hora se nos interrogaría para después soltarnos y uno de los guardas nos dijo: "No piensen en pajaritos preñados, aquí a uno lo interrogan cuando les viene la gana, o cuando les toque el turno y como ustedes sabrán, la gana viene cuando llega y el turno cuando le toca, a ustedes les tocará el turno cuando llegue la gana y le toque el turno al turno, o le dé gana a la gana, en una, dos, o diez semanas, además de qué se preocupan, a partir de hoy día lo único que no les falta es tiempo". "Pero cómo? no tenían derecho de tenerme en una celda tanto tiempo, sin que haya cometido ningún delito". "Eso no depende de mí, yo no sé si cometió o no algún delito, pero por algo estará aquí, por algo lo trajeron no? o es que llovió del cielo como un meteorito?" Y diciendo esto me cerró la puerta en las narices y así pasé tres semanas y tres días, hasta que un día se me anunció que había llegado el turno de mala gana, tenía audiencia con el comisario. Me condujeron esposado y allí delante del "Tribunal del Pueblo" compuesto por la chusma, conformada por mañazos, zapateros, vagabundos, malentretenidos y milicianos, o sea la flor y nata de la población del hampa, leyeron que mi delito era el de ser judío y el andar indocumentado, les traté de explicar lo que había pasado, pero sin dejarme hablar me preguntaron: "De dónde es Ud.?" "Polaco" conteste. "Judío dirá". "Bueno soy polaco judío". "Basta" dijeron, "culpable confeso y comprobado, porque todo el que nace judío es culpable de nacimiento, culpable de por vida, culpable hasta la muerte". Y el fallo fue unánime, culpable de andar sin documentos, culpable de nacer judío. "Judío comprobado", dijo el comisario, "Es siempre castigado" contestó la chusma en coro, "seis meses de cárcel, que pase otro canalla", en vano trate de hacerles entender. A empujones, a golpes y a patadas, en medio de la risa del tribunal y del público presente fui sacado del cuarto de la comisaría, aquello era una fiesta y terminé en el camión que me condujo directo, a dónde más que a los campos de trabajos forzados. En el campo no nos trataron mal, la única angustia que devoraba mi alma era el haber sido apresado, juzgado y 70
condenado sin falta alguna, sólo por ser judío y me atormentaba el echo de no poder avisar a mi madre dónde me hallaba. Rogué a los guardias que le avisaran dónde me encontraba, pero se negaron, nos está prohibido, dijeron, ya que si avisamos a las madres dónde se encuentran sus hijitos, no tardarán en llegar por cientos, como moscas, y permanecerán todo el día y toda la noche junto a las mallas de alambre, no se moverán de ellas de día ni de noche, saldrá el sol y las encontrará donde las había dejado la luna y llegará la noche y las encontrará donde el día las había abandonado y así pasarán semanas, meses y años y las malditas madres seguirán pegadas a las mallas de púas como púas, y por más que les demos de palos, les pasemos corriente eléctrica, que les echemos agua, que las despidamos, que las botemos hasta Varsovia, volverán de nuevo como sólo vuelven las madres, volando como golondrinas: "volverán las oscuras golondrinas, de tu balcón, sus nidos a colgar" cantaron los soldados en coro y luego prosiguió: y a diferencia de ellas, no se irán cuando llegue el invierno, seguirán allí hasta que se les caigan los pies o se les congele el cerebro o hasta conseguir llevarse nuestra obra de mano gratuita, que son sus malditos hijos y ese negocio no es negocio, además no queremos tener publicidad adversa, ni queremos que se enteré de lo que estamos haciendo un curita católico que por ahí anda, y pasa como santo esquiando sobre la nieve y esquivando patrullas, volando como las aves sobre los prados para elevarse como un águila sobre los Alpes nevados derramando bendiciones y realizando milagros y del que dicen las malas lenguas que nació para ser el futuro Papa, porque si éste se enterara de nuestros trajines, nos acusará de malandrines y estaremos liquidados, moverá los cielos y la tierra y no se detendrá hasta conseguir vuestra libertad, o anotarnos en el infierno. Lo único que tiene que hacer usted es portarse bien, trabajar por primera vez en su vida como un judío decente para el estado y no para usted como siempre lo ha hecho, y listo, en seis meses será un hombre libre y podrá hacer lo que usted quiera, podrá viajar a la capital, podrá irse a Francia, a la China, la cochinchina o el Paraguay. A las cinco semanas de estar allí vi una inmensa caravana de campesinos que escapaban estirando sus carretas bien cargadas, en las que llevaban sus pertenencias. Las carretas venían llenas de muebles, objetos de casas y enseres domésticos, 71
bien arriba, cómodamente sentadas, viajaban sus suegras, ya que éstas de común acuerdo se negaron a correr, lo que demostraba que las suegras son suegras, en tiempos de paz y en tiempos de guerra, una vez que se montan sobre el lomo, nos cabalgan hasta la muerte, en la parte posterior de los carretones venían sus hijos, sus perros y sus gallinas, sus mujeres venían detrás arrastrando a los recién nacidos y cargando dentro el útero a los que no nacieron, ya que el ataque germano les cayó por sorpresa, no les dio tiempo a parir, seguían embarazadas; las monjas venían disfrazadas de civiles pero se las olía de lejos, ese olor a santidad mezclada con tostada líquida es característicamente deliciosa y las delataba, olían a incienso con sabor a sermón de viernes santo; los civiles venían disfrazados de monjas, los campesinos de curas, los sacerdotes con sus caras de hostia a medio consagrar escapaban vestidos de ciudadanos, los perros de gatos y los gatos de perros, los caballos de burro y los burros de mula, cada cual se sentía más seguro ocultándose donde no era, para no ser reconocido, una jauría de perros que hablaban perfecto alemán los seguía de cerca, los que andaban a pie corrían a la misma velocidad que los caballos y pasaron el campo tan rápido que no tuve tiempo de contarlos, escuché el ruido de los morteros, el rugir de los cañones, el tronar de las granadas, el sonido de las bombas, el estertor siniestro de los aviones, el grito de los heridos, el olor de los muertos, el hablar de los canes y el ladrido de los soldados, más el ruido infernal de las ametralladoras. Vimos que los guardias escapaban sin disparar, vi a uno de ellos matar a un prisionero, desvestirlo, tirar su ropa, vestirse con la ropa del preso y escapar volando, al ver que lo veía me dijo sin inmutarse es la única forma, en la guerra todo vale y desapareció y nosotros tras de ellos, logré colgarme a un camión y aparecí en Varsovia. Cuando llegué a la capital, ésta se encontraba desierta, no había un alma en las calles: la poca gente que circulaba caminaba sigilosamente, pegada a las paredes, como cuerpos sin sombras, o como sombras sin cuerpos, mimetizándose con los objetos, confundiéndose con las almas. Aprendieron a andar sin hacer ruido y sin ser vistas; desaparecieron los perros, se ocultaron los gatos y como augurio de mala suerte aparecieron las moscas cabalgando sobre las ratas. Cuando me dirigí a casa encontré que mi madre estaba de lo mas demacrada, el sufrimiento de mi desaparición y el hecho de darme por muerto como al tío, la hizo 72
envejecer cien años, disminuyó de tamaño y se pobló de canas, en la casa me enteré que venían los alemanes, nos declararon la guerra, no teníamos noticias de lo que ocurría en el frente y ya no sabíamos si quedaba frente. En un septiembre primero del año 1939 el poderoso ejército alemán invadió Polonia y la ocupó tan fácilmente como un macho se tira a su hembra, en forma diferente ya había ocupado Austria en Marzo del 38. La formación del eje Berlín, Roma, Tokio, empezó a preocupar a todo el mundo. Polonia fue invadida después de haber negado al gobierno alemán la construcción de una autopista militar a través del corredor polaco que desde la primera guerra mundial separaba la Alemania del oeste de las provincias de la Alemania del este, también querían los alemanas la cesión de la ciudad puerto de Danzig, situada en la costa báltica sobre el río Vistula, que recién le fue entregada a Polonia como parte de los acuerdos económico políticos que se sucedieron al término de la primera guerra mundial, como una recompensa de guerra y un compromiso de paz. La mezcla de la agresión brutal del ejército alemán con la complicidad soviética y la letargia franco británica, dieron a Hitler la luz verde que esperaba. A las 11 pm aprovechando la oscuridad de la noche, un ejército compuesto de 25O.OOO perros Doberman comandados por 25O German Shepards se deslizaron sigilosamente en medio de la las tropas polacas, aniquilaron uno por uno a los centinelas, rodearon completamente al grueso de su ejército y en el momento preciso lo atacaron por la retaguardia. El comandante Chienenko, general en jefe del ejército polaco estaba preparado para responder a un ataque de la infantería, a repeler un bombardeo aéreo, pero no estaba listo a un ataque de sorpresa por la retaguardia, ni mucho menos capacitado para afrontar a una jauría alemana. Sus soldados no estaban preparados para una lucha cuerpo a cuerpo, Chienenko quedó tan confundido que no atinó a dar orden alguna y en pocos minutos de su ejército no quedaba ni la cola, el comandante en jefe de los canes, el coronel Shepard, obtuvo la rendición total e incondicional del ejército polaco y se hizo entregar a perpetuidad la ciudad de Danzig; murieron en el combate 11.234 soldados polacos y resultaron heridos cinco perros Doberman a consecuencia de heridas a cuchillo, bayoneta y mordeduras menores, cayeron presos 33.546 soldados de los cuales 7OOO estaban malamente mordidos y se les tuvo que dar 73
el tiro de la desgracia, 7OO sólo fueron lamidos y 7O tan sólo meados. No fue esta la primera vez que se utilizaba un ejército de animales para ganar un combate: ya Aníbal logró derrotar a Escipión el africano utilizando un ejército compuesto de elefantes; los caballos, que tienen miedo a los elefantes huyeron despavoridos cuando se acercó el primer elefante. Escipión vio a su poderosa e invencible caballería escapar como alma que lleva el diablo y ahora Hitler derrotaba a su enemigo utilizando un poderoso ejército de perros. Los polacos, que tenían miedo a los perros huyeron despavoridos cuando se acercó el primer perro; cada perro pesaba 133 libras, ni una libra de más ni una libra de menos. Pasado el combate, siete perros fueron fusilados por delitos de guerra, se los acusó de haberse tirado perras de las razas perrunas inferiores que cayeron prisioneras, cinco perras eran polacas, una gitana y una judía. Las tropas alemanas que ingresaron a Polonia siguiendo a su jauría de ataques especiales cometieron atrocidades, violaron mujeres, mataron niños, asaltaron conventos y faltaron a los ancianos, pero no fueron enjuiciados ni fusilados, posteriormente asesinaron miles de ciudadanos envueltos en función de gobierno, empezó la persecución sistemática de los políticos opositores, el encarcelamiento de la gente importante del país y la concentración masiva de los judíos. Esa tarde nos proveímos de mercado para dos semanas, logramos conseguir bastante comida porque todos nos movilizamos; las colas eran largas y las tiendas empezaron a racionar provisiones ante el eminente ingreso de las tropas nazis a Varsovia; el temible ejército germano ingresó el primero de septiembre a suelo polaco y el cinco del mismo mes comenzó el primer bombardeo aéreo a la capital, destrozando todas las bases aéreas y los puentes. El estruendo de las bombas nos puso de lo más aprehensivos, la gente rezaba y lloraba en sus casas, nadie se atrevía a salir a la calle, días después comenzó el bombardeo más terrible que jamás haya visto la historia, olas de bombarderos azotaron la capital, con un odio y una saña terribles, parecía que Hitler eligió Polonia para demostrar al mundo su poderío aéreo. No sólo emplearon las bombas explosivas, que caían del cielo zumbando, sino también un nuevo tipo de bombas incendiarias que caían al suelo incendiando; como consecuencia de ellas, más gente civil que militar murió y las calles se fueron llenando de 74
cadáveres, las sirenas que nos martirizaron por semanas, durante los ejercicios de entrenamiento, no funcionaron en el momento crítico, o sea que el ataque nos cayó de sorpresa, al mismo tiempo su poderoso regimiento de infantería, la división Panzer, convergía en la capital. Cuatro semanas le tomó al poderoso ejército alemán el aniquilar completamente al ejército polaco, nuestra casa se libró por milagro, en cada barrio una a dos casas no fueron derruidas, el resto de la capital estaba destrozada. Dos días después del bombardeo la gente empezó a salir a las calles a ver cómo olas de 6O y 7O aviones echaban bombas y sembraban muerte, después ingresaron las tropas desplegando un gran poderío bélico, cientos de carros blindados y tanques medianos. Nadie hablaba en la casa, el pánico nos enmudeció y sólo atinamos a dar gracias a Dios por habernos conservado vivos. Los alemanes primero desarmaron al ejército vencido y lo hicieron marchar por la ciudad para que la gente los viera, con sus gorras al revés y sin pantalones, luego los sacaron de las ciudades, 25OO militares fueron fusilados en pocos horas y comenzó el reino del terror, las tropas rodearon los ghettos judíos, nadie podía entrar ni salir, vociferaban con altoparlantes dándonos las instrucciones a seguir, nuestro canciller Shwartz fue detenido en la cancillería, donde luchó heroicamente hasta el final, para ser luego aprendido, enjuiciado, condenado, amarrado y arrastrado por las calles para terminar colgado en un farol ubicado frente al palacio de gobierno, junto a la esquina de la catedral metropolitana. Lo colgaron completamente desnudo con un letrero prendido al cuello que decía: "Aquí yace inerte al que se lo llevó la muerte, no se olviden los judíos que correrán igual suerte". La policía militar se encargó de depurar a todos los civiles que constituían una amenaza para los alemanes; cada día, 2O paisanos fueron fusilados, pocos días después comenzó la cacería de los judíos, los alemanes ayudados por los milicianos polacos puestos al servicio incondicional de sus nuevos amos ubicaron a todos los miembros de la raza maldita, masacraron a los hombres y violaron a las mujeres, no perdonaron a los ancianos, ni respetaron a los niños y todos fueron conducidos a los ghettos, nuestras casas fueron requisadas, cualquier persona encontrada en posesión de una arma de fuego era automáticamente fusilada, una vez que volvió la calma a las calles, reinó la paz en Varsovia.
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Hitler y su ministro de relaciones exteriores Joachim Von Ribbentrop ingresaron a la capital, en uno de sus autos Mercedes Benz descubierto, de seis ruedas. Hitler estaba parado en el asiento anterior derecho del carro. Por primera vez lo vi de cerca; olía a cuero nuevo, traía su gorra militar de cuero, su abrigo de cuero, sus guantes de cuero, sus botas de cuero, lo único que no era de cuero eran sus bigotes característicos, que fueron confeccionados con alas de mosca. La gente fue obligada a salir a las aceras a saludarlo en forma efusiva, Hitler recibió el saludo del pueblo con una alegría indescriptible y lo contestó vehementemente, parecía creer realmente que el pueblo polaco lo quería y salió en forma espontánea a recibirlo. Supimos que ese día visitó la capital, obligó a los encargados de espectáculos públicos a cumplir rígidamente con sus programas, a trabajar en forma normal, allí no pasó nada, debían continuar con el teatro, la ópera y la farsa, deberían proseguir sus actuaciones. El Teatro Nacional de la Opera haría su debut con "Salomé", Hitler asistió: ingresó por la puerta principal acompañado de su séquito, la ópera le encantaba, en el momento cumbre del espectáculo la cabeza decapitada del Bautista fue presentada a Salomé por los guardias de Herodes, emperador de Judea, entonces Salomé apasionadamente besó los labios del Bautista y Hitler se dio cuenta de que la cabeza que allí se encontraba era sólo un maniquí y dijo: "Un momento carajo, a mi nadie me engaña, traigan esa cabeza", la inspeccionó meticulosamente y sus dudas se confirmaron, inmediatamente ordenó a sus guardias decapitar al actor que trabajaba de Juan el Bautista e hizo colocar la pálida cabeza del santo, con su melena negra como la noche y sus ojos confundidos con las tinieblas tristes de los minutos finales condenando al público presente, porque seguían vivos, la sangre a borbotones lo abandonaba a su suerte, chorreaba del cuello, hasta rebalsar de la fuente y regarse por el suelo, y obligó a Salomé a besarlo en sus labios y el público de pie aplaudió en medio de lágrimas alegres y vómito triste, el espectáculo macabramente magnífico, y celestialmente dantesco; Hitler manifestó: "Así ocurrió realmente, está escrito en la Biblia y mientras yo viva nadie se hará la burla del libro de los libros". Herodes ordenó a sus guardias matar a la princesa y para que su orden se cumpliera, dispuso que varios miembros de la SS, estuvieran presentes en la ejecución y ayudaran en ella, y es así como murieron el mejor 76
tenor y la mejor soprano de Europa. Una vez que terminó el acto, Hitler aplaudió frenéticamente, y en persona estrechó la mano de cada uno de los artistas. Las actuaciones subsiguientes fueron reales y vívidas, y en el hermoso teatro de la ópera murieron diez bautistas y otras tantas salomés, hasta que no quedaron actores que pudieran representar ese difícil papel. Al día siguiente Hitler nominó al coronel Schmidt comandante general de Polonia, y después de pasear con él por los jardines del palacio de gobierno se dirigió a presenciar el desfile militar en la "Avenida de la Victoria". Mientras nosotros nos encontrábamos con hambre en el cuerpo y frío en el alma, con ese frío que lame el corazón y muerde el alma, él sentía el calor que produce la embriaguez de la victoria que agita el corazón y exulta el alma. Los oficiales de la SS recibieron instrucciones directas de Berlín para confinar en ghettos a todos los judíos de Polonia, los médicos alemanes justificaron esta medida, explicando a la población que implementaban ciertas regulaciones higiénicas, para cumplir con las sagradas leyes de la medicina preventiva. Para tratar de contener las epidemias que azotaron a la población por falta de agua fresca y servicios sanitarios y mientras pudieran confinar a los campos de concentración a los 4OO.OOO judíos que vivían en Varsovia, ciudad que tenía una población de un 1.2OO.OOO habitantes, se colocaron letreros en los tranvías y colectivos de la capital, prohibiendo a los portadores de gérmenes utilizar los transportes públicos, quedando los judíos excluidos de éste servicio tan necesario. Todos los ghettos fueron cerrados con mallas de alambre de púas y nadie podía entrar ni salir, sin permiso, se nos expropio hasta nuestras bicicletas. En la ciudad de Lodz 15O.OOO judíos fueron encerrados en un ghetto, el ghetto quedó herméticamente sellado, como una botella de frutas al jugo, casi perfecto, no permitía el ingreso de las ratas ni la salida de los ratones. Los periódicos alemanes en primera plana hicieron grandes elogios a esa solución temporal al problema judío, los ghettos mal provistos de alimentos frescos, agua potable y las mínimas necesidades de higiene dieron el resultado previsto, la peste y la plaga campeaban, las epidemias ingresaban y salían de las casas, cada día llegaban mil nuevos judíos a los ghettos contaminados y salían 2OO muertos, las epidemias fueron cobrando más víctimas, principalmente de tuberculosis y fiebre
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tifoidea y todo el ghetto fue declarado en cuarentena y ésta vez con razón. Esa noche no dormí nada, el hombre era siniestro, con la experiencia que obtuve en el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Munich, desfilaron ante mi vista los cerebros seccionados, separados de sus cuerpos y los cuerpos tratando de recuperar a sus cerebros, los cuerpos que podían encontrarlos se los volvían a colocar, los cuerpos que no podían encontrar a sus cerebros los buscaban frenéticamente, al final quedaban solo tres cerebros para siete cuerpos y comenzó la lucha de los cuerpos para apoderarse de cualquier cerebro y los cuerpos empezaron a matarse los unos a los otros, vi a los cirujanos castrando gente, vi a los soldados violando mujeres, vi a los perros comiendo niños, empecé a ver a todos mis vecinos andar como los que andaban en el instituto, sin coordinación alguna, unos gritaban por el dolor de cabeza, otros hablaban y mostraban sus ojos sostenidos en ambas manos para que la demás gente los viera y fuera testigo de lo que les hicieron, ya que ellos mismos no los podían ver, porque quedaron ciegos, los otros agarraban su lengua en una mano y sus huevos en la otra, algunos cubrían sus genitales sangrantes llorando de dolor y de impotencia, varias veces desperté gritando y siempre mi madre que velaba mis sueños, calmaba mi angustia con su dulzura exquisita, "Duérmete mi Peter, no te pasará nada, yo arrullaré tus sueños". A la mañana siguiente sentí fiebre y comenzó el vómito con sangre, posiblemente era una úlcera duodenal o del intestino delgado, producida por la angustia continua en la que viví la última temporada y el mal me postró en cama, dos días después pasaba unas heces negras, las que confirmaron mi diagnóstico, me mantuve con dieta blanca, blanda y tomé antiácidos por varios días y fui mejorando. Una tarde a las cinco de la tarde, ... "a las cinco en punto de la tarde", como en los versos de García Lorca, golpearon la puerta, cuando acudimos a ella para abrirla, varios miembros de la policía militar y de la gestapo se hicieron presentes, venían a requisar la casa, ingresaron con sus armas y sus perros, para horror de mis sobrinos que empezaron a llorar de miedo y cuanto más lloraban los niños, los perros se ponían a gruñir más fuerte, parecían comprender el miedo que producían sus ladridos y dientes, gozaban con el pavor que provocaban, hasta que uno de los perros se soltó o lo soltaron y se comió a 78
nuestro pequeño David, que tenía sólo tres años. Todos saltamos a librarlo de entre las fauces del perro, pero pronto sentimos los golpes de la policía militar y la gestapo sobre nuestros cuerpos, golpes que nos tumbaron al suelo bañados en sangre, "hay que dejar a los perros comer en paz", dijo uno de los guardias, "ojalá no se enferme nuestro perro comiendo a un judío contaminado" contestó el otro, el terror nos sacudía, una sudoración fría invadió mi cuerpo y no supe qué hacer. "Quién es el jefe de la casa?". "Yo" respondí. "Cómo se llama?" "Peter Stein". "Hable más fuerte cabrón, no le oigo". "Peter Stein" dije más fuerte. Y recibí un corto en el estómago. "No tan fuerte hijo de puta, no soy sordo, qué hace usted?" "Bueno yo soy médico y trabajo de cirujano en el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Munich con el profesor Hans Müller". "Y qué hace aquí en medio de estos cerdos judíos?" "Yo también soy cerdo, mejor dicho judío". "Me lo temía, cómo es que logró usted trabajar en el instituto?" "Estudié en Colonia y me fui a la docencia en Munich, vine solo de vacaciones para ver a mi madre que es viuda y a mis hermanas". "O sea que trabaja con el profesor Müller.. ja?" uno de los de la gestapo susurró al oído del otro y salieron al carro a hablar por radio, pocos minutos después volvieron a la casa y nos dijeron: "Disculpe doctor, el profesor Müller nos dijo que fectivamente usted trabaja con él y lo está esperando, instruye que le digamos que parta a Berlín lo antes posible". "A Berlín?" "No sabe que el profesor fue promovido al cargo de Director Nacional del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental?" Y diciendo esto se retiraron. Nadie podía hablar, todos lloramos en silencio y dentro de las circunvoluciones cerebrales 79
perdidas, en el jardín de los recuerdos, cabalgaba el jinete de la angustia, sobre la solitaria montura del cerebelo descalzo, hasta llegar a las montañas de la protuberancia y precipitarse en el barranco del bulbo de la muerte, jamás se borraría la escena que presenciamos, un enorme perro pastor alemán de 13O libras comiéndose por pedazos al pequeño David, que pesaba 33 libras, primero lo agarró del cuello, lo mordió bañándolo en sangre, lo arrastró y sacudió en el suelo, hasta matarlo, luego lo descuartizó en pedazos y lo devoró con rabia, ante los ojos pasivos de aquellos monstruos apocalípticos, nacidos para el infierno, se lo comió poco a poco y al terminar su festín lamió la sangre del piso y no quedó de David ni una gota de evidencia. Tres días pasaron y nadie hablaba, el incidente nos enmudeció, en vano traté de consolar a la familia, cómo podía consolarla? si yo mismo no podía consolarme. Traté de tranquilizarme, entrar en calma, traté de conseguir que la paz se apoderase de mi atormentado cuerpo, traté de encontrarme conmigo mismo, para poderme ayudar y ayudar a mi familia, sin poderlo obtener, estábamos liquidados; los alemanes volvieron, realizaron el censo, nos dieron un número de identificación y nos dijeron: "Estos son sus pases para circular dentro del ghetto, lo tienen que tener con ustedes a todo tiempo, el que pierde su identificación es hombre muerto". Y me recordaron que tenía que viajar a Berlín al día siguiente a las 7 de la mañana. Faltaban diez minutos para las siete y uno de los carros de la SS tocó la bocina, me despedí de mi madre conteniendo mis lágrimas con ese sabor amargo de la angustia cuando se atora en la garganta, presentía que nunca más retornaría, y que jamás la volvería a ver, y ella tenía el mismo temor, ya que lloró igual que yo. La despedida con mis hermanas y sobrinos fue corta, una mirada en los ojos y un adiós para siempre y levantando mi maleta salí de la casa a la que nunca más volvería. Un soldado de la gestapo me abrió la puerta, subí al asiento posterior del auto, dos motocicletas con policías militares me escoltaban y pronto me encontré en un campo lleno de judíos, hombres todos y aparentemente intelectuales, bájese, me dijeron y así lo hice, bien pronto comprendí, que mi destino no era Berlín, sino el infierno, si es que entre estos dos sitios había diferencia, pero por lo menos traía la alegría de que mi madre creyó como yo por un momento que me necesitaban en Berlín. Hay momentos en 80
la vida en que creemos las mentiras que nos convienen y nos sentimos indispensables, insustituibles, necesarios, imprescindibles y muy pronto nos convencemos de que no somos nada, sólo polvo, fácilmente reemplazables, ya que la tierra es lo único que nunca falta. Esa misma tarde salimos de Varsovia a pie, arreados como bueyes al matadero. Seríamos unos mil prisioneros; empezamos la marcha forzosa, caminado lo más rápido que podíamos y empezó nuestro calvario, sentíamos azotes y golpes por todos los lados, se nos propinó patadas y se nos llenó de injurias, a los que estaban cansados los pinchaban con sus bayonetas y con unos trinches especiales hechos de ramas de árboles secos, como los que usan los campesinos para aventar el trigo. Marchábamos al centro de dos columnas de verdugos amaestrados, que se encargaron de hacer de nuestro viaje, un viaje inolvidable. Algunos prisioneros ya sea por cansancio o por valientes trataron de responder y afrontar a los de la SS, pero fueron prontamente acallados, rápidamente reducidos, y definitivamente terminados a golpes. "No vale la pena gastar un cartucho en estos hijos de puta, hay que matarlos a golpes como a perros", decían, y como a perros a golpes nos mataban, alguien que quería ayudar a un infeliz compartía la misma suerte, le caían encima cinco miembros de la SS y un par de perros con hambre y después de pocos segundos sólo sus huesos quedaban, se lo comían como pirañas, y el que quería ayudarlo tenía que escapar lo más lejos posible para ayudarse así mismo, pero como los perros corrían más rápido que ellos terminaban siempre entre sus fauces. Después de un viaje agotador de cuatro días y cinco noches, en el que apenas descansamos siete turnos de a 23 minutos y en los que se nos dio agua y pan como único alimento, para mitigar en algo aquel tormento, llegamos solo 964 hombres a un campo de concentración inmenso rodeado de alambres de púas. Había dos torres para los guardias ubicadas a los lados de la puerta principal, muchas barracas de madera rústica se encontraban dentro del campo, una barraca mejor acabada y más pequeña para los de la SS. Una vez dentro nos dimos cuenta de que de allí no había posibilidad de escape, el lugar era más seguro que la prisión de "San Quintín", apenas arribamos nos colocaron en líneas de a diez para contarnos. Una voz ronca y autoritaria dijo: "Aquí faltan 36". 81
"Murieron en el camino", contestó el miembro de la gestapo encargado del viaje. "Felicidades, trabajo bien ejecutado es por todos admirado". Vimos al dueño de la voz encaramarse sobre una tarima para que pudiéramos verlo mejor, luego nos habló desde la misma. "Me llamo coronel Joseph Tarnoff, soy el jefe del campo de trabajo de Treblinka, a partir de este momento, en que les doy la bien venida, quiero advertirles que tendrán que comportarse bien, obedecer todas las órdenes de sus superiores y hacer lo que ellos les digan, cualquier acto de indisciplina o insubordinación será drásticamente castigado, creo que ya han podido observar durante el viaje lo que pasó a los 36 que se dispararon, no se olviden del dicho alemán que dice: mas vale un perro vivo que un león muerto, conviértanse todos en perros y manténgase vivos. Aquí yo soy la verdad y la vida, y por qué no decirlo, yo soy la muerte, nada ni nadie se mueve, nace ni se muere sin mi autorización, yo doy la orden para que se levanten y el permiso para que se acuesten, permiso para que coman y para que descoman, permiso para tomar y permiso para mear, en fin, permiso para vivir y permiso para morir". Tarnoff fue adquirido por la SS de una de las prisiones en Munster, donde estaba condenado a cadena perpetua por el asesinato y violación de tres mujeres y de una niña. Como era un hombre fuerte y sin escrúpulos, fue entrenado fácilmente para su puesto y aprendió lo poco que le faltaba para ser un buen miembro de la SS y desde entonces, gracias a su valor sin límite, su sadismo increíble, su resistencia física inagotable y el placer que demostraba al torturar a sus prisioneros políticos, escaló rápidamente como un águila en vuelo al grado de coronel asimilado. En efecto, en Treblinka él era el jefe máximo, la última palabra, la ley inquebrantable, el maestro supremo, el dueño del universo, por él salía el sol y se ocultaba la luna. Sus dos ojos se incrustaban como puñales en lo más profundo del alma; sin moverse del puesto donde se encontraba, nos fue mirando uno por uno y en pocos minutos nos conocía a todos más que la madre que nos parió, sus órdenes se cumplían en forma matemática y minuciosa; uno de sus asistentes, el jefe de bloque, era alto, delgado, microcefálico y vermifoide, apenas lo vi, lo bauticé con el apodo del capitán Lombriz, sobrenombre que le duró hasta su 82
muerte, ya que, a partir de aquel día, hasta los miembros de la SS lo llamaban así, Lombriz era cuadrado como todo buen componente de aquel grupo humano superior, Lombriz empezó a decirnos: "Hoy comenzarán con un pequeño ejercicio, ejercicio que les sentará bien, les sacará la fatiga que llevan dentro del cuerpo". Muchos ayudantes suyos que eran judíos que cooperaban con los nazis para sobrevivir y eran llamados kapos, ingresaron al campo armados de fuetes, palos y garrotes y empezaron a inspeccionarnos cuidadosamente; cualquier pequeño detalle que les llamaba la atención los irritaba muchísimo y la víctima de su enojo caía al suelo abatida por una tempestad de insultos, sacudida por una tormenta de palos y humedicida por una lluvia de golpes, que lo dejaban inconsciente y limpio, ya que lo enjuagaban en su propio sudor después de bañarlo en su propia sangre; cuando el capitán Lombriz nos dio sus instrucciones tuvimos que realizar cien ejercicios de tenderse y levantarse, muchos no lograron llegar a 4O y fueron sádicamente maltratados, una vez que terminó el baile había en el suelo más de cincuenta heridos, los heridos fueron estirados de sus colas, como se estira a los toros después de una fiesta taurina, fuera del ruedo, cubiertos tan sólo de sangre y arena; sin darnos mucho tiempo a descansar, el capitán Lombriz comenzó nuevamente: "Acostarse, levantarse, acostarse, levantarse, arrastrarse por el suelo, levantarse, perrito y gato, mariposa y lechón". Hasta que el último de nosotros quedó en tierra liquidado, los SS y los kapos caminaban sobre nosotros repartiendo patadas y distribuyendo golpes, a diestra y siniestra, en forma equitativa, a cada cual lo que le correspondía, pero ya nada importaba, estábamos más muertos que vivos y los muertos no sienten dolor. Como un trueno que baja del cielo se oyó la voz del coronel Tarnoff: "El que no se levanta es hombre muerto". Y todos los heridos y los muertos nos levantamos, aún los que murieron días antes, porque esa voz ronca y autoritaria, podía resucitar cadáveres y los cadáveres le obedecieron y se confundieron con nosotros; absolutamente todos nos cuadramos y empezamos a caminar, si nosotros no sabíamos si estábamos vivos o muertos, cómo lo iban a saber los demás?, todos éramos exactos, osamenta cubierta por piel, como paridos por la misma 83
madre, como una imagen en el espejo, o como un retrato del alma y como no llevábamos letreros en la frente que dijeran "vivos o muertos" se hizo imposible aún para los miembros de la gestapo el poder distinguir a ciencia cierta con quien trataban. Pueden ingresar a sus cabañas, tomar un baño, cambiarse ropa y descansar, mañana comenzaremos a construir más barracas so berracos, nos dijeron. Estaba tan cansado que no atiné a andar, mi cerebro ordenaba a mi cuerpo, que fuera a los baños a bañarse, pero mi cuerpo no le obedecía, una vez que mi cerebro se cansó de ordenar a un cuerpo que no le respondía, algo raro ocurrió: me abandonó el alma con un dolor inmenso, se escapó de la cárcel de su cuerpo, el caso es que ese cuerpo sin alma parecía un cuerpo en pena y empezando a andar solo llegó al baño, se desvistió y tomó una buena ducha, la mitad del agua entró a su boca para saciar su sed y la otra mitad corrió sobre su piel para bañarlo, utilizó un jabón chiquito que tenía un olor especial, olía a grasa humana, eran las burbujas vivas de los que no tuvieron la suerte de bañarse al llegar a su campo de concentración, habiendo sido inmediatamente procesados para que otros se bañasen con ellos. En el cuarto de las duchas existían uniformes de varios tamaños; mi cuerpo escogió el que mejor le quedaba y una vez vestido corrió hacía mi muy satisfecho. Una vez que recuperé mi cuerpo corrí a la primera cama que vi y caí muerto de cansancio. No sé cuántas horas dormí, no recuerdo a que hora me acosté, pero si me acuerdo de la hora en la que desperté, ya que después de recibir un buen golpe en la cabeza, oí que me decían: "Cerdo, es que has venido a dormir aquí?, levántate y trabaja". De un salto me puse en pie y corrí a la línea donde estaban repartiendo café caliente y un pedazo de pan, el café me pareció delicioso, tenía la fragancia y el sabor exquisito del café colombiano; poco después empezamos a construir una barraca más grande que la nuestra, a media cuadra de distancia de la que nosotros utilizábamos. Al terminar el primer día de trabajo, que comprendía 14 horas, estábamos volviendo, cuando vimos horrorizados los cuerpos de cuatro compañeros nuestros: estaban irremediablemente muertos, recostados en su espalda, ubicados en línea como teclas de piano o como bolsas de papa, recostados como los habían colocado, lado a lado, con sus manos cruzadas sobre el pecho y sus ojos abiertos como interrogando al cielo, "¿por qué nosotros?" Mazur nos dijo: 84
"Los maté con mis manos a golpes y esa será la suerte del que trate de escapar, estos cuatro granujas, que no servían para nada de vivos servirán de muertos, servirán para enseñarles a permanecer vivos, de aquí no escapa nadie cabrones y si tienen alguna buena idea, primero consúltenla conmigo para que les diga si vale la pena, o no se las aconsejo, y diciendo esto, escogió a 24 hombres voluntarios que llevaron a enterrar los cuerpos, para que no se descompusieran, ya que empezaron a hincharse, después de cavar una fosa común bastante profunda fueron aventados al fondo y cubiertos con tierra. La sopa caliente que nos sirvieron me pareció deliciosa, era consomé de espinaca, con algas verdes y papa alemana, además tuvimos dos rajas de pan integral y un buen vaso de leche de vaca holandesa; pasada la cena me fui a dormir o a morir, o lo que primero llegue. A partir de esa noche, lo único que me pertenecía era mi cuerpo, ya que hasta el reloj de bolsillo que traía puesto y al que quería entrañablemente por haber sido regalo de mi madre, me lo quitaron porque les gustó. Cuando me lo estaban arrebatando les explique que era un recuerdo de mi vieja, y se rieron, este niño tiene madre dijeron, les pareció muy chistoso, se mofaron y se fueron. Esa noche tuve una pesadilla horrible: soñé que comía sopa de espinaca con carne de judío vivo. A la hora del desayuno, empezó una pelea entre varios prisioneros y como si se hubiesen enloquecido peleaban a matarse, una vez que casi se habían destrozado, aparecieron varios guardias con trinches de palo, guardias que en lugar de separarlos los empezaron a punzar con ellos incitándolos a seguir peleando. Al final de la pelea, lo único que quedó de los combatientes fueron sus colas. Se acercó uno de los guardias, las levantó y botó al basurero. Uno de los locos que vino conmigo era un rabino del ghetto de Varsovia, el que trataba de convencerme que todos esos asesinatos y muertes repentinas que ocurrían en el campo, estaban sucediendo sin el conocimiento de Dios y sin el permiso del führer. "Estoy seguro de que si denunciamos a Tarnoff a sus superiores, estos lo van a castigar, e incluso pueden someterlo a un tribunal de guerra y fusilarlo", decía, los que lo oíamos no podíamos sino reírnos de su ocurrencia, las instrucciones venían de arriba y estos no hacían más que cumplirlas, en seis semanas terminamos el campo, tendimos una doble malla de alambre trenzado y otra de alambre con púas, luego dos presos 85
electricistas les conectaron corriente eléctrica y para ver si funcionaba escogieron dos voluntarios viejos, soltándoles los perros encima; los viejos empezaron a correr como cuando eran jóvenes, para acabar saltando sobre las vallas procurando escapar de las fauces de los canes y ese fue el último salto de sus efímeras vidas, llamado vulgarmente en el campo, "salto mortal", quedando completamente carbonizados. Como a uno de los perros le fallaron los frenos también corrió la misma suerte, lo que produjo una consternación profunda entre los miembros de la SS y lo enterraron con todos los honores militares otorgándole después de muerto "La Cruz de Perro en el Grado de Perseguidor Sublime". A partir de esa fecha se bajó el voltaje conectado a las mallas, las que en lo sucesivo podían electrocutar solo a los prisioneros y no a los perros. La nueva barraca quedó completamente separada de la nuestra; presentaba una puerta ancha que permitía el fácil ingreso de un camión del ejército a sus instalaciones, a los lados se erigieron dos torres de control, desde donde guardias armados observaban, sin alejar la vista las 24 horas del día. Como premio a nuestro excelente trabajo tuvimos dos días de descanso, en los que nos preguntaron si tocábamos o no algún instrumento musical. Quedé sorprendido al enterarme de que más de 4O presos eran músicos consumados. Sacaron los instrumentos musicales nuevos que llegaron de Duseldorff y la orquesta comenzó. El propio Tarnoff la conducía y era música para los oídos: interpretaban composiciones magníficas, muy sentidas e inspiradas. Las piezas que más aplausos cosecharon fueron: "La Ultima Ducha", "El Gemido Inmortal", "Cuerpos en Pena", "Ronda de Almas", "Aquí se acabó mi Vida", "El Vals del adiós", "Corazón Desnudo", "Huesos Tristes", y "El Ultimo Judío", ésta última era tan triste que parecía brotar de las cuerdas musicales del violín de nuestras almas, nos llegaba tan, pero tan adentro, que nos conmovía enteros, sacándonos lágrimas de los ojos y suspiros de los labios, era sin lugar a duda una composición clásica, que si no se destrozaba durante el bombardeo de liberación hubiera sido eterna, algo así como la Novena Sinfonía de Beethoven o la Polonesa Heroica de Chopin. Esa noche nos sirvieron pan con chorizo alemán y una botella de cerveza por persona, buen trabajo dijo Tarnoff, así podremos avanzar fácilmente. Hacía tanto tiempo que me encontraba en el campo que perdí la noción del tiempo y del espacio, ya no sabía qué día 86
de la semana era y hasta los meses se me confundían. Una tarde aparecieron varios camiones cargados de mujeres y niños, eran los que iban a ocupar la nueva barraca. Efectivamente, alrededor de dos mil personas ingresaron al patio central, las mujeres con los niños fueron puestos en líneas de a diez y Tarnoff les dio la bienvenida, siendo el capitán Lombriz y su asistentes los tenientes Mazur y Mosca los que empezaron a escoger a las prisioneras: a la que Mosca se le asentaba, venía Mazur y se la llevaba. Primero separaron un grupo de unas 3O jovencitas entre 16 a 2O años, después unas 4O mujeres maduras y muy bonitas, algunas de ellas empezaron a llorar al ser separadas de sus niños pero las acallaron a golpes, varios kapos se llevaron a los niños entregándolos a otro grupo de mujeres denominadas "madres putativas", o sea que a partir de ese día se encargarían de los niños que quedaron sin madres, mientras que las verdaderas madres se encargarían de los niños grandes que necesitaban madres adoptivas, los niños de la gestapo. Aún me encontraba durmiendo cuando una voz vermifoide y horriblemente familiar me despertó, era el capitán Lombriz, "levántese y venga" me dijo, me levanté, bañé y salí volando con él. Lombriz me condujo a la barraca de los oficiales, al comedor del jefe. Tarnoff se encontraba tomando un buen desayuno: chorizo, huevos revueltos con cebolla blanca, tostadas con mantequilla, jalea de naranja y café sin leche, mientras que dos prisioneras ubicadas debajo de la mesa le lavaban y masajeaban los pies. "Quiere desayunar conmigo?" Por supuesto que acepté encantado, mientras devoraba el desayuno, me dijo: "Sé que usted es médico y estuvo trabajando con el profesor Müller". "Efectivamente", contesté. "Fui informado por este que es usted un buen médico" La palabra médico sonaba en mis oídos como un eco distante, era médico si en mi otra vida pensé, después volví en mí y contesté: "Sí". "Sí qué", me pregunto Tarnoff. "Sí nada", contesté. Porque perdí el hilo de la conversación.
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"Bueno, sin entrar en detalles, a partir de hoy día y hasta que llegue otro de Alemania, usted será el médico del campo de trabajo de Treblinka", me dijo. El nombramiento me llenó de alegría, si puede haber alegría en medio de tanta pena. "Su primera misión será realizar exámenes pélvicos a todas las prisioneras seleccionadas para servicio doméstico y me rendirá informe personal de cada una de ellas. Tenemos una pieza de examen con su pequeña mesa quirúrgica, en la barraca, y quisiera me acompañe". Tarnoff me mostró las salas de espera, de consulta medica, el pabellón de cirugía, todas estaban bien amobladas y minuciosamente equipadas, tenían hasta máscara de éter para anestesia. "Si necesita algún ayudante seleccione entre los prisioneros el que más le guste y empiece a trabajar. A las 6 de la tarde espero el primer informe". Me disponía a salir cuando Tarnoff me dijo: "Tendrá que cambiarse de uniforme". Y me entregaron pantalón y camisa quirúrgica, medias, zapatos y una bata blanca, al mismo tiempo que me regaló un estetoscopio nuevo y un revólver usado. "Müller lo quiere mucho", me dijo, "me mandó saludarlo". "Dónde esta él?" "Hitler lo nombró director del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Berlín", me dijo. Noticia que me confirmó la anterior, convirtiéndose entonces en noticias verdadera, no fue designado ministro pero por lo menos director. A las 9 de la mañana comenzaba a ver a la primera paciente. Tenía 16 años, era virgen, completamente limpia, no tenía enfermedad alguna y gozaba de una salud excelente. Ese día vi sólo 12 pacientes para hacer un buen trabajo; todas eran inmaculadamente puras, muchachitas solteras, muy buenas, estudiantes de secundaria y de universidad, presenté mi informe médico y el jefe se puso muy contento. “Después de tanto tiempo voy a comer faisán", dijo. Yo no entendí el dicho, parecía un chiste alemán que a pesar de parecerse mucho a los chistes polacos que son aún más 88
tontos, no lo pude entender, no agarraba la onda, pero por educación tuve que festejar la broma. Al día siguiente seguí trabajando y al tercer día acabe los exámenes y presenté los reportes. Ya no volví más a mi barraca, y fui promovido, ahora dormía con los oficiales y me enteré de que Tarnoff era un maníaco sexual y lo enloquecían las vírgenes. "Ya se tiró a la primera", me dijeron, "quiere ver cómo se las tira?" "No", les contesté. "Bueno", me dijeron, "quiera o no tendrá que observar el espectáculo, esta pared tiene muchas rendijas y dan directamente al dormitorio del jefe". Y sin desearlo esa noche contemplé a una de mis pacientes que ingresó al dormitorio como ingresaban los presos al crematorio, se llamaba Sarah y apellidaba Desierto, su piel era blanca, su cabello castaño, su mirada era clara, su sonrisa era dulce, sus colinas de carne, su tersura de luna, su cuerpo era gracioso, su andar el de una gitana, sus dedos castañuelas, sus besos sevillanos, su voz una guitarra, sus notas cantarinas, había en su conjunto cierta melancolía y dentro de sus caderas nacía un nuevo día. “Vamos siéntate" le dijo el jefe, "aquí no te pasará nada malo, quieres una copa de vino para saciar la sed de tu desierto?" "No gracias", contestó Sarah. "Entonces un trago fuerte?" "Tampoco". "Entonces tomarás vino" y diciendo esto sirvió dos copas y le dijo: "salud", se encontraba horrorizada, pero sacando fuerzas de su flaqueza, tuvo que beber y tomar hasta que estuvo bien cebada. Este pavo está listo, pensó Tarnoff y comenzó el asedio, la sitió por los cuatro costados y la atacó por el flanco izquierdo, por ser el punto débil al encontrarse más cerca de esa bomba sin tiempo llamada corazón, Sarah Desierto pretendió esquivar al toro con la capa de sus enaguas y defenderse de sus acometidas con movimientos felinos pero no pudo, era imposible, era como si el desierto del Sahara tratara de librarse del sol que lo calienta, del agua que lo calma, o de la lluvia que lo refresca. Fue hábilmente seducida, admirablemente debilitada y magníficamente acosada, el viejo zorro del campo la siguió desplumando con sus besos, debilitando con sus ruegos y desnudándola con sus labios hasta 89
arrancarle la última pluma que la protegía. "Ave desplumada" dijo, "es por todos deseada" contestó el coro de los mirones indiscretos, estaba lista para le olla y la condujo a su lecho, donde la siguió besando, al mismo tiempo que se desvestía, la muchachita lo miró con miedo, primera vez que observaba al enemigo de cerca, ya no había que hacer, estaba resignada y, por que no admitirlo, excitada, ya se lo advirtieron, esa noche sería su luna sin miel con el jefe, si lo satisfacía tendría acceso a pequeñas comodidades, sino pasaría el resto de sus noches de mano en mano, a disposición de los guardias siempre erectos y listos para el ataque, sin descanso como una rueda de ruleta en un casino sin ocaso. Tarnoff se deleitaba observándola y empezó a recorrer su cuerpo, beso a beso, mordió sus labios de durazno y se los comió en néctar de locura, acarició sus senos de paloma, hasta que vuelen los pichones del alba, los rozó suavemente y repicaron las campanas del alba, hasta que se perdieron en su boca, descendió por el vientre, subió al monte de Venus, desapareció en la selva de la pasión, embriagado por el olor delicioso de jungla virgen, le hablaba al clítoris, como se confiesa a un amante, hasta que el clítoris empezó a seguir los movimientos de sus dedos, como siguen los músicos la batuta del maestro, al cabo de una media hora también los labios respondían, el himen exhaló un suspiro y hasta el esfínter del ano que casi siempre permanece indiferente, rezagado y celoso, seguía el compás que su dedo le marcaba; acababa de conformar una orquesta genital y todos escuchamos el vals recién compuesto, "Esta Noche Yo te Rajo", música suave y dulce como exhalada por aquel cuerpo joven que recién se abría, como se abren las rosas, como se abre la vida, como se abren los libros y todas las cosas hermosas, e invadió el ambiente la música de un tango de Carlos Gardel, "Adiós Virgen Mía", ejecutada magistralmente por los magníficos debutantes, y esa música, qué música, qué tierna y que romántica, qué suave, qué profunda y delicada, qué sensual, que sinfonía más pura, que afectuosa y que dulce. Sarah era un bocado de cardenal, y él ebrio de amor y piando por cariño la hizo suya en la noche como un sutil amante y ella se fue como se van las reinas, desnudamente bellas, sin capa y sin corona. Y terminó el coloquio de los sexos, la batalla fue vencida, la resistencia destruida, la niña corneada y la fortaleza tomada. Después de dos horas de trabajo delicado, Tarnoff alcanzó el clímax, dando un grito tan fuerte con él que se rompió 90
la noche, su orgasmo fue tan intenso que se le volcaron los ojos quedando ciego. El alarido del triunfo despertó como un estampido de guerra a todos los que dormían en el campo, mostrándonos una vez más que en él todo era violento. Tarnoff cayó en la cama como muerto, donde descanso abrazado de ella, y en su cuerpo aún se notaba la satisfacción del triunfo y el aura de la victoria, una virgen menos, una puta más. Aparentemente las jovencitas eran su predilección, antes lo habían mandado a la cárcel por violación y aquí podía chingarse a la que se le antojase sin castigo y sin perdón. "Cómetela chiquilla, cómetela así, no la desperdicies es puro proteína, excelente para tus cabellos, buena para tu piel, además te dará ese olor delicioso de las que tiran, olerás a deseo". Tarnoff apagó la luz y a los pocos minutos se oían solo sus ronquidos como relámpagos en la noche. Tarnoff probó a todas las vírgenes del campo una por una y no se descuidó de las casadas; al final seleccionó tres vírgenes y dos casadas. Los huesos para los perros y entregó a las que no lo satisficieron en grado sumo a los de la SS. Esa noche fue un festín, a mi me tocó María, una encantadora joven de 23 años, que perdió a su hijo durante el bombardeo, su hijo murió en manos de su esposo y ella murió en las mías. La próxima semana me llamó el jefe y me indicó que debería proceder a esterilizar a las cinco mujeres que él había seleccionado para su servicio reservado y satisfacción sexual, ya que no sería buena idea tener mujeres embarazadas caminando en los campos de trabajo. La idea no me agradó mucho pero tenía que sobrevivir como fuera y procedí con las operaciones. Las esterilicé por la vía vaginal, las operaciones fueron exitosas, luego se me ordenó proceder con la esterilización de todo el personal de servicio y satisfacción sexual: después de una ardua semana de trabajo todas estaban esterilizadas. Luego comencé con los hombres y todos fueron castrados, para vendarles los ojos, conservé todos los testículos para mandarlos a Müller en la primera ocasión que se me presentase. El convertir en eunucos a los presos que las cuidaban era muy doloroso para mí, pero muy importante para el buen funcionamiento del campo, ya que nadie debería desear las mujeres del jefe y ese conjunto de eunucos las cuidarían sin cortejarlas. El coronel Tarnoff estaba contento con mi trabajo, frecuentemente almorzábamos juntos y me invitaba café. Durante nuestras charlas me preguntaba minuciosamente 91
sobre mis relaciones con el Dr. Müller y la relación de éste con el führer, una vez que se convenció de que verdaderamente Hitler asumió el poder gracias a la influencia de la poderosa y bien relacionada familia Müller, me prometió conseguirme pasaportes falsos de alemán y llevarme con él a Berlín y a todos sus viajes, oferta que yo acepté de mil amores, tenía que escapar de allí como fuera. Tarnoff estaba convencido de que mediante mi amistad con Müller y la de éste con el führer, podía entrevistarse con el maestro del universo. Mi vida de médico adquirió un rumbo agradable. Atendía a todos los reclusos con cariño y empecé a observar los trastornos que ocurrían en la actitud de los presos y de los guardias. Exactamente a los seis meses de vivir en el campo, todo el mundo cambiaba: los presos, después de sufrir tanta humillación y tortura, aceptaban su condición perruna, lamían las manos de sus amos y batían sus colas, no ponían en duda la superioridad total de los miembros de la SS, las palizas y torturas a las que eran sometidos las aceptaban como aceptan los niños las golpizas de sus padres, perdieron su identidad y orgullo, se volvieron sumisos, se convirtieron en soldados rasos, obedecían al pie de la letra sin analizar las órdenes. Al principio vivían para sobrevivir, al final sobrevivían viviendo, no reclamaban nada y aprendieron a andar en el campo sin que se los sintiera, a hablar sin ser escuchados, a mirar sin ser vistos, a robar sin ser descubiertos, a comer sin tragar, a pasar a través de las puertas cerradas sin abrirlas, a pasear en el campo delante de los guardias sin despertar sospechas, a ingresar a la barraca de los de la SS sin hacer ruido, a tirarse a las presas sin despertarlas, ni desvestirlas, a trabajar todo el día sin hacer nada, aprendieron a salir del campo por la puerta principal como si estuviesen entrando, a escurrirse a las oficinas de Tarnoff sin llaves y leer toda su correspondencia sin abrir los sobres, a robar gasolina de los camiones sin manguera. Los guardias recién llegados eran feroces, usaban de la brutalidad para mostrar su experiencia a los otros y para demostrar a sus superiores que en ellos sí se podía confiar, pero poco a poco se iban humanizando y sus castigos eran menos severos, pegaban sin golpear, gritaban sin levantar la voz, insultaban sin herir, hasta que varios de ellos llegaron a cultivar amistad con algunos presos. Muchos reclusos caminaban como si estuvieran acompañados, hablaban consigo mismos, se preguntaban y contestaban, se los 92
veía envueltos en amenas conversaciones y en discusiones violentas, gracias a los que pasaban varias semanas sin hablarse, parecían almas en pena en busca de su cuerpo, sin jamás encontrarlo, nunca se dieron cuenta de que era el cuerpo el que debía tratar de buscar a su alma hasta encontrarla y para eso lo único que tenían que hacer era dirigirse a la "Esquina de las Almas", en la "Plaza de los Espíritus Perdidos", donde había más almas que presos en el campo, las almas pasaban las horas platicando entre ellas, esperando a que sus cuerpos vengan a recogerlas, lo cual se volvía una tarea bastante sencilla para los que aún vivían, pero los más, ya habían muerto. Los guardias pasearon por todos los rincones tratando de encontrar su conciencia que la habían perdido al poco tiempo de estar trabajando en el campo. Algunos llegaron sin conciencia porque nacieron sin ella, uno que otro la buscó tanto que la encontró, pero todo el que la encontró, acabó suicidándose, los guardias se anoticiaron de este hecho peligroso y de la mala suerte que corría todo desdichado que por desgracia lograba encontrar a su conciencia perdida; a partir de ese día, nadie más buscó a su conciencia y las conciencias empezaron a andar sueltas cual almas en pena, empezando a reunirse en la "Esquina de la Conciencia", ubicada en la vereda norte de la "Plaza de los Espíritus Perdidos". Cada vez que llegaban prisioneros nuevos comenzaban las torturas y los abusos sistematizados hasta romperles el alma, doblarles la resistencia, sacarles su personalidad y dejarles sus cuerpos convertidos en vegetales sin rumbo y sus espíritus en animales tristes. Todas las personalidades bien planchadas y correctamente numeradas eran guardadas en la barraca de la personalidad; cuando algún soldado llegaba al campo y demostraba no poseer personalidad, se sacaba una personalidad fuerte y se le injertaba. También los guardias nuevos venían a entrenarse en los campos, venían a aprender las técnicas más modernas y las tácticas más sofisticadas para lograr romper la resistencia humana, además, su internado y residencia en el campo les servía para poder demostrar a sus superiores que eran de buena fibra. En otras palabras, los campos de concentración servían para proveer a la gestapo de un laboratorio humano en los que cientos de milicianos estaban aprendiendo las técnicas más sofisticadas para mantener el orden y romper en forma efectiva la resistencia civil de la ciudadanía, hasta quitarles 93
su propia individualidad y convencerlos de que eran parte del montón de personas que existen pero no viven, que cuentan pero no suman. Una vez que aprendían su cometido eran trasladados a trabajar en las ciudades recién ocupadas de Europa donde se desenvolvían con bastante éxito, el internado y la residencia en los campos era para ellos algo así como un diploma profesional, que acreditaba y garantizaba su excelencia en el cumplimiento de sus funciones y responsabilidad en el desempeño de su trabajo; los presos, al mismo tiempo, se convirtieron en una fuerza poderosa que se encargaría de martirizar, gasificar y cremar a nueve millones de personas que venían detrás. Los alemanes nunca hubiesen podido matar a tanta gente sin la decidida ayuda de sus presos judíos. Los campos de concentración también servían para aterrorizar a la población utilizando a los prisioneros como rehenes, para que la familia de los mismos se mantuviese callada y cooperase en todo lo que se le pidiera y para demostrar a los demás lo que les podía pasar si no trabajaban codo a codo con el régimen nazi. El trabajo en dichos campos permitió a los miembros de la gestapo deshumanizarse completamente y convertirse en celosos guardianes del orden público y los colocaba al mismo nivel y grado que los perros policías. Los presos llegaron a un grado tan formidable de obediencia y sumisión que si sus maestros les pedían que acusasen a su mujeres de adúlteras en presencia de sus hijos y de los demás presos, así lo hacían, si les pedían que las matasen con sus dos manos así lo hacían, si les decían que martirizaran a otros presos así lo hacían, cuando les pedían que se suicidaran obedecían a la primera insinuación, de mil amores, se volvieron robots bien entrenados, mataban para distraer a los guardias aburridos y para alegrar o complacer a los sádicos, los que festejaban ruidosamente todas las monstruosidades que allí ocurrían. En otras palabras, mataban para vivir, el hombre es el lobo del hombre y el judío se convirtió en el judío del judío. Cumplí mi primer año en el campo de trabajo de Treblinka y soplé mi primer horno, ya que no había velas que soplar y mi torta de cumpleaños fue aderezada con crema de leche, obtenida de judías recién llegadas al campo que estaban amamantando y a falta de huevos de gallina fue enriquecida con huevos de preso macho; unos nacen con estrella y otros nacen estrellados decía mi madre y qué verdad había en sus palabras: mi 94
vida fue un conjunto de noches interminables, de castillos inasequibles, de amores inalcanzables, de sueños irrealizables, de metas inadmisibles, de horas infinitas, de destinos siniestros, de utopías absurdas, de daños irreparables y de pasajes inolvidables. Una tarde de invierno mi cuerpo encontró a su conciencia, apenas la halló tuvo miedo de suicidarse como les ocurrió a todos los anteriores que tuvieron la mala suerte de encontrarla, pero no corrió la misma suerte. Después de mucho tiempo me visitó el pensamiento, mis recuerdos lo recibieron y empecé a recordar a mi madre y mis hermanas, ¿que sería de ellas? Pasó un año triste largo como un siglo, sin que oyera nada de ellas. Durante ese tiempo el campo creció muchísimo, hasta contar con 22 barracas, una de ellas para experimentación humana, otra de higiene, varias para torturas especiales y llegó la que debería venir tarde o temprano, la barraca de la muerte. Vi que activamente estaban construyendo un edificio inmenso, en la construcción participaban 15.OOO obreros en turnos de doce horas, trabajaban día y noche, nadie hablaba de la nueva barraca y flotaba en el ambiente el sabor amargo de la curiosidad en cópula eterna con la duda, para que naciera de ella el fruto del engendro, algo siniestro estaba en construcción. Cuando la nueva barraca estuvo terminada, el coronel Tarnoff me invitó a visitarla. "Tendrás que trabajar en forma diaria aquí", me dijo. No me animé a preguntarle qué clase de trabajo. La barraca gigantesca o bunker como ellos la llamaban, tenía seis chimeneas inmensas, estaba rodeada de un plaza grande, donde se daría la bienvenida a los que llegaban a ella. En la puerta de la nueva barraca se leía claramente el signo de "duchas y desinfección" escrita en varios idiomas. Una vez dentro, había un cuarto inmenso con casilleros para que los prisioneros se desvistieran y dejaran en forma ordenada sus pertenencias. La ropa la colocaban dentro unos carros especiales con veneno para piojos y pulgas. Una flecha indicaba el camino del sótano donde se encontraban las duchas, ingresamos a un cuarto inmenso donde cientos de regaderas colgaban del techo, pero me di cuenta de que no les habían conectado las cañerías del agua, que se proponían? No encontré la respuesta por más que me devané los sesos pensando; fuertes pilares de cemento sostenían el techo, el cuarto tendría unos 3OO metros cuadrados de extensión y posiblemente se podrían bañar al mismo tiempo unas tres mil personas, la 95
puerta se parecía a las puertas de las cajas fuertes de los bancos europeos y tenía una llave con clave para cerrarla en forma hermética como se cierran las esterilizadoras, una ventana circular de vidrio a prueba de balas permitía ver de ambos lados, como en los hornos modernos que nos dejan observar cómo se cocinan los pavos a 45O grados centígrados. "Muy bien construida mayor", le dijo Tarnoff al arquitecto Kominski, "hizo usted un trabajo excelente". "Muy funcional", contestó éste, "aquí los prisioneros quedarán completamente limpios y le prometo señor coronel que ni las pulgas ni los piojos se librarán de morir con el nuevo desinfectante que le he traído, se llama jabón "ciclón b", llamado así porque es un jabón que actúa como un ciclón y "b" porque bendice y purifica, es maravilloso, viene en cristales inmaculados como los ángeles del cielo, tan luminosos y radiantes como las estrellas, tan brillantes como los diamantes traídos del Africa, tan finas como las esmeraldas importadas de Colombia, trabajadas y cortadas por los joyeros de la famosa casa Stein de Río de Janeiro, pero a diferencia de los cristales verdaderos que sólo brillan, éstos hablan, bendicen, purifican el cuerpo, depuran los malos pensamientos y hacen resplandecer el alma, al ponerse en contacto con el agua desinfectan y perfuman a los que lo usan bañándolos con olor a santidad", los dos rieron a carcajadas. "Bueno usted ya vio bastante", me dijo Tarnoff, "puede retirarse, tengo que hablar con nuestro arquitecto". Yo me retiré con ese presentimiento de que algo malo habría de ocurrir allí, pero nunca me imaginé lo que mis azorados ojos hubiesen de contemplar a la mañana siguiente en medio de un mar de lágrimas. Nunca supuse que vería un espectáculo tan siniestro en mi vida, tan infame, tan macabro, abominable, asqueroso y repugnante, sabía con quién trabajaba, pero yo mismo no quería creer por un momento que los individuos con los que convivía eran siniestramente inhumanos y nunca pude concebir ni suponer que un hombre a sangre fría podría matar a tanta gente. Serían las 5 de la mañana cuando se me indicó que tenía que prepararme y llevar en la ambulancia un tanque de oxígeno y material de primeros auxilios. Tomamos desayuno y se nos dieron algunas instrucciones, se dio la bienvenida al kapo Hubbard, un experto en los baños que purifican el alma y matan los parásitos 96
de nuestro inmundo cuerpo, Hubbard era un doctor en "desinfección de piojos y pulgas", parecía un cerdo bien cebado, lleno de grasa, con su cara roja, sus labios cianóticos o violáceos y sus cabellos rubios peinados al estilo Gardel con bastante gomina, para que el viento no los moviera, vino directamente de Berlín recomendado por Himmler, con instrucciones especiales de las oficinas principales de la gestapo. Se lo veía contento consigo mismo, tranquilo y confiado, como los hombres que saben lo que hacen, de buenos modales y personalidad fuerte, ambicioso e inteligente, vivía atormentado con su reloj; para él, la hora era trascendente, vital y fundamental, pero lo más importante, era morir a tiempo, ni un minuto de más, ni un minuto de menos, "a cada cual lo que le corresponde" decía. Serían las 5.5O AM cuando salimos al patio principal frente a la barraca nueva y empezaron a llegar prisioneros por cientos. Se los veía sucios, emaciados, con sus huesos salientes y sus ojos bien abiertos como para abarcar el universo en su mirada, amplia y triste como la muerte, a través de sus pupilas por siempre dilatadas se podía ver la película de sus pobres vidas filmadas en blanco y negro. Una vez que formaron fueron contados, había exactamente 3OOO personas entre mujeres, hombres y niños. Con un parlante nuevo y bien instalado, el coronel Tarnoff comenzó a hablar: "Bien venidos al campo de trabajo de Treblinka, esperamos que su estadía en ésta sea mejor que en la anterior, veo que se encuentran un poco preocupados y, por qué no decirlo, asustados, o será que se encuentran demasiado cansados? pero puedo asegurarles que la peor parte de su vida ha terminado, a partir de hoy día ustedes producirán para el tercer Reich, la alimentación será buena y nutritiva, a los que fuman se les dará cigarrillos al fin del día y cerveza alemana a los que toman. He sido informado de que se los están comiendo las pulgas y los están devorando los piojos, esto no puede ser tolerado, antes de ingresar al campo de trabajo tendrán que purificarse. Como ustedes podrán observar, tenemos esta barraca ultra moderna que les permitirá desvestirse en forma decente, colocar sus documentos en casilleros numerados y su ropa contaminada en carros especiales para el efecto, no se olviden del número del casillero para no tener que perder tiempo buscando sus documentos al terminar el baño, vístanse con ropa limpia y fresca, 97
procuren buscar su talla o la que más se les aproxima, les repito una vez más, no pierdan sus documentos, ya que estos son muy, pero muy importantes, quisiera tener una leve idea de las profesiones que tienen ustedes, por favor levanten la mano las enfermeras", unas 3O personas levantaron las manos, "excelente" les dijo, "terminada su desinfección deberán presentarse con sus títulos profesionales a la enfermería del campo para que se les asignen turnos de a 8 horas de trabajo, el primer turno comienza a las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde, el segundo de las 3 de la tarde hasta las 11 de la noche y el tercero de las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana siguiente, un sábado sí, un sábado no, un domingo sí y otro no, el desayuno se sirve a las 6.3O AM y dura hasta las 7 AM. Después del trabajo podrán hacer lo que deseen tenemos una buena librería científica donde solazaran sus ojos al leer los últimos avances en la ciencia médica, les aconsejo revisar los artículos revolucionariamente nuevos de la mejor revista científica alemana llamada "Higiene Racial", cuántos médicos tenemos", había dos, "excelente, ustedes se presentarán al Dr. Stein quien trabaja con nosotros, el Dr. Stein es un eminente médico polaco, es un científico, un eminente científico, nacido en Varsovia y educado en Colonia, sí, ganó una beca de excelencia para dicha universidad y estaba trabajando con el eminente profesor Hans Müller en el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Munich, él estará a cargo de la salud de todos ustedes, estoy seguro de que él apreciará mucho su ayuda, en este campo no hay ni habrá un caso de tifoidea, la comida es fresca y pura; levanten la mano los ingenieros, los arquitectos, los dentistas, los profesores, los músicos, los artistas, los poetas", uno levantó su mano, "qué bueno venga a los estrados y declame uno de sus versos". Y aquel poeta pálido de mejillas salientes, de ojos de noche y corazón de luna, leyó su última composición titulada el "Poema de la Guerra" que electrizó a los presentes, pocos comprendieron el mensaje de aquel poema, algunos lo presintieron y los demás no lo captaron, una vez que declamó su poema y recibió un aplauso caluroso que casi llega a la ovación, agradeció reiteradamente a la concurrencia y sin ocultar su placer al haber sido admirado y reconocido por las autoridades y el público, por un segundo eterno creyó encontrarse como antaño en el Teatro Nacional de Polonia, recibiendo una vez más la "Banda 98
del Gay Saber", "La Corona de Laureles de Oro" y la "Flor Natural" después de haber obtenido en forma ardorosa y cristalina el primer premio nacional de poesía, levantó la vista y vio a las autoridades nacionales, al cuerpo diplomático y a la gran sociedad polaca lujosamente vestida, mandó besos y recibió claveles, echó saludos y cosechó suspiros, cuando bajó de los estrados y pisó tierra volvió a la realidad, "qué efímera es la gloria y que largo es el olvido", murmuró. "Bravo" le dijo Tarnoff, "qué talento tan formidable, qué sensibilidad tan exquisita, qué frases más sentidas, qué mensaje tan profundo, qué técnica tan depurada, qué maravilla, pasado el baño venga a mi barraca, leeremos juntos a Fray Luis de León y a Santa Teresa de Jesús y otros poemas escogidos para solazar nuestras almas", luego procedió, "los carpinteros", más de 3OO manos se levantaron, "excelente, les prometo mucho trabajo, y poco dinero, pero no se preocupen, todos los que pasan esa puerta no necesitan más dinero, el estado les proveerá lo necesario para que no les falte nada, disfrutarán de los equipos más modernos de carpintería del mundo, les parecerá que están trabajando en el cielo; para los matrimonios con niños tenemos habitaciones más grandes donde podrán vivir en familia, y les aseguro que a partir de hoy día, nada ni nadie, podrá separarlos, les ruego permanecer juntos, tenemos, como decía, guardería para los niños, para que mientras la mamá está trabajando, los niños reciban educación en alemán y en su propio idioma"; el miedo y la ansiedad fueron abandonando el campo, no había perros, ni gente armada de trinches, no se escuchaban gritos, el ambiente era cordial, amigable y por qué no admitirlo, era festivo. "Después de desvestirse ingresarán a las duchas donde se bañarán por cinco minutos con quince segundos, se vestirán y pasarán al patio numero dos o purgatorio para que se les reparta sus viviendas y se les administre sus vitaminas, quiero decirles que hemos resuelto alimentarlos en forma balanceada para que se recuperen y se vean fuertes, tienen que estar sanos y saludables para cuando venga la Cruz Roja Internacional a revisarlos, si tienen alguna queja les ruego buscarme a mí directamente, yo arreglaré sus problemas, les aseguro que a partir de hoy día se acabarán los piojos, morirán las pulgas, desaparecerán sus parásitos desterraremos las moscas y escaparan las garrapatas, nada ni nadie perturbará su calma cuando estén trabajando ni su sueño cuando se encuentren 99
durmiendo, ¿Tienen alguna pregunta?" nadie preguntó, "entonces los invito a tomar su baño y a desinfectarse". La orquesta comenzó a interpretar "El Baño Final en Si Húmedo y Suave" de Tarnoff y al compás de ella, como en el ballet del Bolshoi, ingresaron los presos musicalmente indiferentes y armoniosamente abandonados a su suerte, entraron como corderos a ser degollados, o como judíos a su sinagoga, los 3OOO prisioneros se desvistieron y en pocos minutos estaban en las duchas, nadie sospechaba que se encontraban en las famosas cámaras de gas, no hubo confusión, todos podían seguir las señales y llegaron sin problemas al cuarto de baño, donde se leía claramente "cuartos de desinfección". Se cerró la puerta, la orquesta comenzó a ejecutar "La Sinfonía de la Muerte" de Ludwig Von Beethoven; el coronel me dijo: "acérquese y verá el "Ballet del Adiós a la Vida". Como esta música era la señal para que soltasen el gas de "ciclón b", los cristales fueron insertados por el techo por los guardias que permanecían ocultos, provistos de sus respectivas máscaras antigás, esperando la orden que les llegó también musicalmente, junto al gas, repartido equitativamente, comenzó el "Coro de la Muerte" dirigida en forma magistral por la batuta del maestro Tarnoff. Una combinación de voces celestiales que provenían de las sopranos y los tenores acompañados de los gritos del infierno que provenían de los bajos y contrabajos, envueltos y revueltos por el coro angelical de los niños cantores, producían en su conjunto una magnífica sinfonía, una velada inolvidablemente borgiana y sublimemente dantesca, ese coro humano era superior al coro de los niños cantores de "Santa Cecilia" en Italia y mucho mejor que el coro de la "Filarmónica de Berlín", era una obra de arte en magnífica conjunción, la música del cielo en combinación perfecta con la música del averno, una simbiosis estéticamente armónica. La música era para no permitir que aquellos que no fueron invitados al baño y dormían plácidamente disfrutaran de esa melodía, y que se horrorizaran oyendo los golpes, gritos, alaridos, súplicas, llanto, desesperación y gemidos de las víctimas. La tos y la angustia colectiva de la gente comenzó cuando se apagó la luz y empezaron a sentir un olor especial que les inflamó los ojos y las vías aéreas superiores, aquel espectáculo fue dulcemente triste y largamente amargo, los pobres detenidos se dieron cuenta demasiado tarde de que su hora final había 100
llegado, habían caído en la trampa como caen los ratones, pero esta trampa no llevaba queso, ésa no era una ducha, era una cámara de gas, podíamos oír una combinación de llanto enternecedor con rezos iracundos, de plegarias fervientes y maldiciones siniestras; la gente corría hacia la puerta de entrada y al correr todos al mismo tiempo tropezaban entre ellos, cayendo al suelo y pisándose los unos a los otros, los que primero llegaron a la puerta daban golpes fuertes en medios de exclamaciones y súplicas: "abran por favor, les rogamos por su madre, no queremos morir, no queremos morir, por favor no nos maten, tengan piedad de nosotros, abran la puerta, abran la puerta por favor, malditos asesinos, homicidas, criminales, nazis hijos de puta, desgraciados, mal nacidos. Se oía como cientos de uñas arañaban las paredes de madera de la barraca, produciendo una música parecida a la de las castañuelas españolas, durante la ejecución de la jota aragonesa o las sevillanas; a los cinco minutos con quince segundos terminó de ejecutar la orquesta, el conductor se dio la vuelta y recibió una ovación cerrada de los asistentes, mientras que en la cámara de gas reinaba una paz celestial y un coro de ángeles cantaba la "Plegaria de las Almas en su Ascensión al Cielo" de Mozart. "No le prometí mi coronel" dijo Hubbard, no quedó ni un piojo vivo, ni una pulga hambrienta" "Lo felicito, fue excelente", le contesto Tarnoff, "he disfrutado horriblemente, es formidable el poder liquidar a tres mil hijos de puta en 5 minutos con 15 segundos". "Y lo más importante es que no quedan vivos ni los piojos" volvió a recalcar Hubbard. Tenía un nudo en mi garganta y dije: !oh Dios!, !oh Dios! como permites esto? me separé del grupo y empecé a vomitar todo el desayuno. "Parece que al doctorcito habrá que atenderlo" dijo Tarnoff. Y se rió. En sus caras de triunfo se podía ver la misma euforia que se veían en los rostros de los soldados al paladear los frutos que concede una victoria, después de una lucha encarnizada y fiera librada en los campos de batalla, o cuando después de asediar, bombardear y asaltar tomaban un fuerte o una ciudad; habían muerto tres mil enemigos del tercer Reich, sin disparar un tiro ni derramar una gota de sangre. 101
!Heil Hitler! dijo Tarnoff. !Heil Hitler! contestaron al unísono los guardias. Fallecieron tres mil seres humanos sin dejar evidencia alguna, Desaparecieron con sus piojos y con sus pulgas, murieron junto a sus ilusiones y a sus temores, fueron eliminados al mismo tiempo que sus parásitos, y serían enterrados con su idioma y sus costumbres, nadie notaría su ausencia, porque para la humanidad ellos nunca nacieron, nunca existieron, ni significaron nada, no se había perdido lo más mínimo, sus miserables vidas transcurrieron sin pena y acabaron sin gloria. "Algo muy importante también" prosiguió Hubbard, "se desvistieron solos, en Auschwitz ahí es donde se pierde mucho tiempo, y el tiempo es oro, no podemos desperdiciarlo en desvestirlos, además esto es lo menos que pueden hacer por ellos mismos, nosotros no somos sus madres para desnudarlos, dadas las circunstancias esta gente debería sentirse feliz con su destino, ahora están listos para la segunda etapa". Sesenta prisioneros bien entrenados y dirigidos por sus respectivos kapos abrieron las puertas, encendieron los ventiladores para que saliera el poco gas que quedaba y se ventilara la pieza y empezaron a levantar los cuerpos, para colocarlos en los trenes especiales que corrían por unas rieles de 14 metros que conducían hasta los hornos crematorios. Una vez en los carros, los cuerpos viajaron solos, la operación tomó 45 minutos, hora germana; parecía una fábrica de chorizos, por un lado ingresaban los cerdos caminando y por el otro lado salían los chorizos procesados. "también 45 minutos" remarcó el emputante Hubbard, que de tanto placer se le hinchó el pecho de oxígeno, parecía una paloma cortejando a su hembra, ya que el asma que sufría no le permitía exhalar lo respirado, respiró tanto y exhaló tan poco que sin darse cuenta se fue elevando, como un globo inflado con helio, caminaba sin tocar el piso; yo ordené que me llevaran dos prisioneros a la barraca de experimentación y procedí a la autopsia, Hubbard tenía razón, sabía de lo que hablaba, no había un piojo que se mantuviera vivo ni un parásito que no hubiera muerto. Para que ingresaran los cuerpos a los hornos crematorios Tarnoff dirigió la orquesta que interpretó la "Danza Húngara del Fuego en Caliente Sostenido". A partir de ese día llegaban los prisioneros siempre a horas convenientes, al amanecer o al anochecer, se trabajaba al 102
alba y al crepúsculo. Otro grupo de 4O prisioneros domésticos ingresó a las salas de gasificación, lavaron y limpiaron la pieza en tal forma que daba gusto, las cámaras de gas quedaron oliendo a limpio; los objetos personales de las víctimas fueron cogidos y distribuidos por los guardias al asalto; un grupo de presos entrenados por los dentistas se encargaban de extraer todos los dientes de oro de los muertos sin anestesia, echándolos a una bolsa, bolsa que era sometida a un proceso químico, donde la magia de la alquimia los convertía en oro; entramos a una etapa de la guerra de proporciones monstruosas. Cuando las almas se estaban despidiendo de sus cuerpos la orquesta tocó el "Jota Aragonesa del Adiós Eterno" del maestro español Granados, cuando la última alma se había retirado la orquesta terminaba su última sinfonía titulada "Macabra Finale en Do Mayor" de Albeniz. Durante los meses previos a los asesinato en masa de Treblinka, los prisioneros en forma directa o indirecta contribuyeron al éxito de las operaciones, los mecánicos judíos trabajaban arduamente para que todos los camiones funcionaran perfectamente bien, no había necesidad de que nadie los manejara, iban y venían solos, cargados de presos vivos y volvían con las cenizas, "cenizas de la solución final al problema Judío"; los ingenieros construyeron el crematorium más avanzado de la época, el más sofisticado, los carpinteros fabricaron la puerta y la cerraron en forma hermética utilizando la llanta vieja de un camión, los pilares de cemento armado estaban finamente acabados, los electricistas iluminaron todo el campo, colocaron los reflectores, conectaron corriente a las mallas de alambre para que los que tratasen de escapar murieran electrocutados y los albañiles convencieron a los arquitectos alemanes de que las chimeneas de los hornos debieran ser redondas y no cuadradas, ya que en esta forma permitían al humo salir más fácilmente, obteniendo un mejor tiraje. "no ven acaso que los cigarrillos son redondos y no cuadrados? les decían, a duras penas aceptaron esta sugerencia que iba en forma directamente opuesta a su forma de pensar y a la forma anatómica de sus cabezas, pero una vez que se convencieron, salió una ley por la cual a partir de ese momento, al igual que los hornos, las cabezas de los alemanes tendrían que ser redondas como una pelota de fútbol número cinco, ni un número de más, ni un número de menos, y en todas las salas de parto los 103
obstetras amasaban las cabezas de los recién nacidos hasta dejarlas redondas como Himmler lo había dispuesto. Los presos tenían buenas ideas para que los matasen, tratando de ganar ventajas con el jefe, le ofrecían toda clase de proyectos destinados a eliminar la mayor cantidad posible de judíos en el mínimo de tiempo; un preso decía: "dénles armas y se matarán entre ellos", otros decían: "regálenles cuchillos y se cortarán a pedazos, proporciónenles palos y se matarán a golpes". Una tarde apareció un preso llamado Imprudente Cohen quien con prudencia absoluta, moderación total, sabia reservación, discreción cautelosa, acierto completo, sigilo sagrado y guardando todas las reglas de la cordura y de la absoluta sensatez, habló con Tarnoff y después de una explicación minuciosamente cuidadosa le entregó los planos, ideas y proyectos para la construcción de los motores a propulsión a chorro que había descubierto, motores que colocados en los aviones de combate y en los bombarderos, hubiesen dotado a la fuerza aérea alemana de la aviación más avanzada y sofisticada de la época, con la que podía haber ganado fácilmente la guerra y dominado al mundo, además les hubiesen concedido el tiempo necesario para terminar de matar a todos los judíos. Los motores a chorro hubiesen dotado a la fuerza aérea alemana de una velocidad superior a la del sonido y la hubiesen convertido en la señora de los cielos, permitiéndole el poder combatir en igualdad de condiciones con la señora de los mares Inglaterra; los bombarderos podían haber bombardeado las islas del reino unido en 3 horas, pero como siempre ocurre en estos casos cuando la gente ignorante ocupa puestos que no van relacionados a su educación e inteligencia y sólo han sido alcanzados en mérito a su crueldad y servilismo, fueron echados a la basura por Tarnoff. Imprudente Cohen, que sobrevivió el holocausto, fue trasladado a California por los americanos a trabajar con la Boeing y construyó posteriormente los motores de propulsión a chorro, con que los aviones de guerra y comerciales operan hoy en día. Un sábado en la tarde, mientras Tarnoff recibía sus masajes cotidianos, concedió audiencia a Orbitario Cohete, otro de los prisioneros sabios que trabajaba día y noche haciendo dar vueltas la tierra, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, de arriba a bajo y de a bajo arriba; para lo que disponía de varios prisioneros encadenados a una inmensa esfera que era su "mapa 104
mundi", los presos trabajaban en turnos de 12 horas, para que el mundo no se detuviera hasta que un día repentinamente llegó a la conclusión de que fácilmente se podía fabricar cohetes y dirigirlos de una ciudad a otra e incluso de un continente a otro, también se les podía colocar una carga explosiva y atacar al enemigo sin necesidad de utilizar aviones, además de que los cohetes podían viajar más rápido y a menor costo, le mostró sus experimentos, sus ensayos y expuso sus argumentos, en fin le presentó el trabajo de su vida a aquel bellaco jefe del universo en el que él vivía. Le hizo las demostraciones prácticas, hizo amarrar a un prisionero a uno de sus cohetes y lo puso en órbita, la idea entusiasmó a Tarnoff, quien dejó los masajes de lado, y después de hacerle repetir diez veces el experimento y ver que sí trabajaba, se le ocurrió una idea formidable. "Qué cohetes ni qué cohetes, eso sería una traición a nuestras fuerzas aéreas, ¿qué harían nuestros pilotos si los reemplazamos con cohetes? imposible, jamás, pero sí veo otra gran aplicación a su proyecto, hay que poner a todos estos judíos de mierda en órbita", y llamó inmediatamente a Himmler, quien, se caracterizaba por el gran interés con que seguía todos los adelantos científicos que le permitiesen deshacerse en forma rápida de los judíos. A penas oyó el proyecto de Orbitario Cohen vino volando al campo de concentración, donde aterrizó sin problema, bajándose del avión militar que lo condujo, se dirigió al lugar de los experimentos, e inmediatamente hicieron volar 226 judíos, los vieron elevarse y los siguieron con sus binoculares hasta que ingresaron en órbita y hasta hoy en día, en las noches con luna, se los puede ver dando vueltas en el espacio, como satélites sin objeto; la idea no era mala pero costaba más que la gasificación, o sea que Himmler abandonó el proyecto, había que ahorrar dinero, Tarnoff nunca le presentó todo el proyecto de Cohen, mediante el cual Alemania podía atacar a sus enemigos utilizando cohetes y hacerlos desaparecer en pocos minutos. De esta forma, otro gran proyecto moría en manos de un imbécil maldito o de un maldito imbécil, malparido y malnacido. Cuando Atómico Neutrón se le presentó con los planos de la desintegración atómica en cadena que podía producir una bomba capaz de matar a todos los judíos en uno, colocándolos dentro de Polonia y hacer volar la Polonia entera, al compás de "La Polonesa Heroica de Chopin", Tarnoff lo sacó a patadas. 105
"Pendejo, carajo, a ti es al que voy a hacer volar" Y ordenó que lo cargasen de dinamita y lo hizo volar entero junto con sus disparatados proyectos. Todos los guardias eran unos hijos de puta, pero entre todos ellos había uno, uno muy especial, un temerario atrevido, apellidado Baggot, no era hijo de puta, era una puta madre, Baggot era de piel blanca, de cabello rubio, un poco calvo, medía cinco pies y diez pulgadas, pesaba 185 libras, de frente cuadrada, cerebro confundido: brillaba en alto impresionado a la gente o lucía opaco desilusionando a la misma, porque algunas veces se le pelaban los cables del cerebro los que al ponerse en contacto momentáneo le provocaban corto circuito haciendo volar sus fusibles y olía a quemado. Baggot se entretenía infringiendo dolor a los prisioneros, era un sádico empedernido de ésos de a tiempo completo, era sádico al despertar y sádico al acostarse, sádico al comer y al descomer, era sádico al reír y sádico al llorar, sádico al hablar y al enmudecer y hasta para el amor era sádicamente brutal, las rompía a todas, uno de sus placeres sexuales era el de colocar sus dos dedos mojados al zoquete de una lámpara sin foco. En el momento preciso en que la prisionera del campo y de sus deseos estaba a punto de llegar al orgasmo le pasaba tal descarga eléctrica que le provocaba placer de tercer grado, o convulsión completa que consistía en quemadura de tercer grado que no producían placer sino un dolor intenso. A diferencia de las convulsiones de primer grado que producen placer infinito y se presentan normalmente en el clímax, las de segundo grado son dolorosas pero vienen con placer, las presas pensaban para sí: "muchas veces me fui violentamente, pero como esta vez jamás". A una de las prisioneras encargadas del trabajo doméstico y de favores sexuales le preguntó si era masoquista y ella sin inmutarse le contestó : "No, pero tengo todo el potencial". Inmediatamente le proporcionó un orgasmo de tercer grado de las que producían quemaduras superficiales en la piel y profundas en las mucosas, a partir de ese momento Desdichadamente Feliz, como se llamaba ella, pasaba todo el día con sus dedos en el zoquete, disfrutando de los placeres carnales y quemaduras sabrosas. Baggot, como la mayoría de los de la SS, fue traído de la cárcel. Era un criminal avezado y mataba con un placer increíble: no había día en que no torturase y triturase una media docena de prisioneros. Sus tácticas sofisticadas y el ritual que empleaba eran dignos del infierno, era 106
un devoto apasionado de la "Virgen de los Suplicios y los Sagrados Tormentos", a la que rezaba varias horas al día, totalmente arrepentido de sus actos, completamente apesadumbrado por sus pecados y piadosamente consternado le ofrecía el sufrimiento ajeno, usaba como reclinatorio para hincarse el tórax de algún pobre preso. Al terminar sus rezos ofrendaba a la virgen su reclinatorio, al que le hundía sus costillas en un solo movimiento, clavándole las rodillas hasta el alma y matándolo en el acto con hemorragia interna y asfixia completa. Su colchón lo tendía sobre los cuerpos de seis presos colocados en tal forma que la cabeza del primero se encontraba a lado de los pies del segundo y los pies del segundo entre las cabezas del primero y del tercero. Cada noche escogía otros 6 prisioneros para dormir sobre ellos, a medida que pasó el tiempo fue adquiriendo tanta fama y respeto, que hasta los otros miembros de la SS le tenían pánico, su arrogancia y brutalidad fueron creciendo al pasar de los días, hasta convertirlo en un monstruo apocalíptico bicéfalo y unicorne. Dos semanas más tarde, llamado por mi curiosidad, no aflojé la vista de la ventana que permitía observar a los presos durante su holocausto, y ordené a los guardias que no apagasen la luz, para poder estudiar lo que pasaba adentro. Cuando se soltaba el gas, las víctimas empezaban a toser y tosían cada vez con más fuerza, el gas les irritaba sus vías aéreas superiores; como el gas caía al suelo, para luego elevarse al techo, la muerte venía de abajo. La gente, para escapar del gas se encaramaban los unos sobre los otros formando una montaña humana, tratando de permanecer arriba y vivir unos segundos más. Una tarde llegó la que nunca falla, la temida noticia, la que siempre esperaba sin querer que llegase y tuve que recibirla a mal de mis pesares; me enteré de que mi madre había muerto... recibió un tiro en la frente. Al salir de una pequeña tienda del ghetto, los soldados nazis la balearon, porque adquirió media libra más de azúcar de la usualmente permitida para alimentar una familia por el espacio de una semana; la muerte de mi madre me afectó más que todo lo que me pasó en la vida. Con esa muerte se acabó mí deseo de vivir, lloré como lloran los hombres, los hombres de verdad cuando pierden una madre, lloré de día y lloré de noche, lloré despierto y lloré dormido, lloré con el alma y con la vida, en fin, lloré tanto que quedé deshidratado y me tuvieron 107
que dar suero, lloré como uno llora cuando sabe llorar y expresa lo que siente; mi pena fue tan grande que hasta la misma pena se compungió de ella, y como ya no tenía un motivo para vivir, se me presentó un motivo más para morir, resolví morirme sin permiso, trataría de suicidarme. Aprovechando la confusión del alba, me introduje entre el gentío que en forma cotidiana ingresaba a tomar sus duchas purificadoras, y sin que nadie lo notara me interné al crematorium. Una vez dentro, sentí tanta paz y felicidad, me sentí tan contento que la dicha rebalsaba de mi cuerpo, al fin se acabarían mis penas y empezarían mis alegrías, estaría junto a mis padres para siempre. Cuando cerraron la puerta agradecí a Dios por todo lo que me había concedido, me arrepentí de mis pecados y cuando me iban a gasificar ocurrió algo insospechado, algo completamente imprevisto: Baggot miró por la ventana, me reconoció por los genitales y ordenó a la orquesta que cesara de tocar, abrió la puerta y me sacó de los cabellos, estirándome hasta su cabaña, donde después de triturarme a golpes dijo: "Te reconocí por los huevos, pendejo, ahora pagarás por donde pecas", y como castigo me obligó a acostarme con él por dos semanas; recién entonces me di cuenta de que él hasta era homosexual y como me la pedía tanto se la metí con fuerza, como se rompe una rosa o se quiebra un cristal. Baggot empezó a llorar de placer al principio, de dolor después y finalmente de pavor al darse cuenta que sangraba por el recto como por una regadera y empezó a desangrarse tanto que se moría y de rodillas me pedía que le parase la hemorragia y no lo dejara morir. El, que parecía tan fuerte era un cobarde, como vio que yo no me inmutaba, me levantó en sus brazos, llevándome con firmeza a la enfermería, utilizando para ello la última fuerza que le quedaba, se desvistió y se colocó en la mesa de cirugía para que lo auxiliase. Instintivamente, después de asegurarlo en la mesa quirúrgica con las correas de seguridad, lo anestesié con éter, para siempre, le ajusté la máscara lo mejor que pude a su cara, hasta matarlo. Esa fue la primera vez en mi vida que maté a alguien con placer y gusto, en los ojos de Baggot se veía la impotencia en contubernio con la furia: si sus ojos pudieran hablar, me estaban hablando, si sus ojos pudieran suplicar, me estaban suplicando, si sus ojos hubieran podido matar, me estaban matando, pero lo único que ahora podían hacer era morir porque se estaban muriendo. En 108
vano Baggot quiso zafarse de las correas utilizando su brío gallardo, que lo abandonó a su propia suerte, se fue con la hemorragia y como a cada cerdo le llega su san Martín, a éste le llegó su hora, murió como había nacido y había vivido, bañado en sangre; su muerte fue festejada por todos los prisioneros y los mismos guardias se alegraron. Se lo enterró bien hondo lo mejor que se pudo, pero cada mañana su cuerpo aparecía a flor de tierra, comido por los gusanos. Se lo volvía a enterrar y amanecía otra vez en la superficie, parece que las almas de todas sus víctimas lo desenterraban con sus uñas, hasta que resolvimos quemarlo cinco veces, para que las almas no lo reconocieran y esparcimos sus cenizas sobre el campo y a las almas les cortamos las uñas como medida preventiva, pero para espanto nuestro, Baggot sigue andando por el campo, y solo él sabe si está vivo o está muerto; nosotros, de puro miedo, no nos atrevemos a preguntarle. A partir de ese día, mi fama creció indescriptiblemente: todas las empleadas domésticas y los homosexuales querían acostarse conmigo, querían que los rompiera. Mi nombre corrió de boca en boca y se esparció en el murmullo de los vientos, y elevándose como el vapor del agua llegó a las nubes del cielo y se esparció cual llovizna por los campos, e ingresó a las ciudades, a los cuarteles, a los salones de fiesta y llegó hasta los oídos de Himmler, que a partir de esa fecha me refería damas aburridas de la suciedad nazi, viudas alegres y casadas infieles, recomendándolas de su puño y letra, para ayudarlas a salir de la monotonía absurda de sus miserables vidas. Cada 24 horas 3OO mujeres desfilaban por mi barraca como berracas en celo, venían a visitarme las mujeres de los militares, sus hijas y sus amantes, las mujeres de los miembros del gobierno sus hijas y sus amigas, y después las mujeres de todo el mundo sin distinción de clases, venían para que las rompiera o por lo menos para conocerla, tocarla, admirarla y disfrutarla, hasta que me dejaron prácticamente exhausto. Al fin del día había en mi barraca más mujeres muertas que en el crematorium, pero qué gran diferencia, estas morían de ganas y las otras morían sin ganas. De los pacientes con tifoidea empezamos a cultivar sus bacterias y comenzó la guerra bacteriana, miles de personas eran intoxicadas con el agua de la vida llamada vulgarmente "diarrea watter", en la etiqueta decía: "Agua Mineral de las Cataratas del Niágara", por el que la tomaba moría con una diarrea tan fuerte 109
como una catarata. Y así se pudo contaminar las cajas de agua potable de varios pueblos, aldeas y ciudades y comenzó por primera vez en la humanidad la guerra bacteriana. Se diseminó salmonelas a diestra y siniestra para provocar disentería. En muchos pueblos de Europa, la plaga, como un incendio, se fue esparciendo incontrolablemente, hasta hacer necesaria la intervención de la "Luftwaffe" que tuvo que usar sus bombas incendiarias para matar a las bacterias y a sus portadores y se terminó la plaga. Como medio de cultivo utilizamos sangre y grasa extraída de los pacientes vivos, antes de matarlos. También cultivamos bacilos de tuberculosis para inyectarlos endovenosamente a los prisioneros y producirles tuberculosis miliar diseminada. Después de haber recibido la condecoración de manos del führer y haber sido nombrado "Director Nacional del Instituto Alemán de Anatomía Patológica y Genética Experimental", pasando sobre todos sus profesores, Müller no se sintió a gusto, no podía mandar a los que lo mandaban, ni podía enseñar a los que le enseñaron; su nombramiento, en lugar de haberlo ayudado, lo hundió completamente, lo aisló de sus colegas y la vida se le hizo difícil: nunca más pudo entrevistarse con el führer, él le retribuyó los favores recibidos, había cancelado su deuda y no le debía nada. Fue entonces que se dio cuenta de que para Hitler todos eran un rollo de papel higiénico y una vez que los usaba iban a parar al excusado. Müller pasaba más tiempo en el palacio de gobierno que en su propio despacho, esperando por horas que le llegase el turno, para poder ver a su viejo amigo, pero parece que su turno no llegaba, o que Hitler estaba siempre ocupado con algo más importante, varias veces pasó por su lado mirándolo sin verlo, no lo reconoció, le escribió cartas, no le contestó, le dejó mensajes no le respondió, lo llamaba por teléfono y nunca lo escuchó. Pasó el primer año de su nombramiento durante el que 24.OOO minutos estuvo esperando en la antesala presidencial y el führer no tuvo tiempo de atenderlo. Cuando le tocaba el turno pasaba algo imprevisto: Hitler salía volando hacía Austria para su ingreso triunfal en Viena, le tocaba el turno y Hitler salía a visitar y recibir los honores de Polonia bombardeada, ya le tocaba el turno y Hitler tenía que partir a ocupar Checoslovaquia rendida, ya estaba por ingresar a verlo y Hitler salió a visitar París, conversar con Napoleón el Grande y ver a sus ejércitos desfilar 110
bajo el "Arco del Triunfo" y así, una y otra vez, sus entrevistas fueron pospuestas, preteridas y postergadas. Hans Müller nació en Munich, en 1886, hijo de una poderosa familia alemana y de alta alcurnia, pertenecía a las dos aristocracias: la del dinero y la inteligencia. Su abuelo fue el último que perteneció a las tres aristocracias: familia, talento y dinero, pero al sentirse enfermo dejó escrito en su testamento que se enterraría con su título de Von Müller y a partir de ese momento sus hijos y demás descendientes serían solo Müller: en vano su mujer e hijos trataron de convencerlo de lo contrario, pero él, como buen alemán se mantuvo inconmovible e impenetrable, imperceptible, enigmático, difícil y claro en su decisión: murió el mismo día que su título y se enterró con él, de pie junto al cañón. A partir de su muerte, la viuda jamás lo perdonaría, porque la pérdida del título, para ella, fue más dolorosa y terrible que la muerte de su marido, porque al perder al marido quedó viuda, pero al perder el título quedaba excluida automáticamente de la sociedad germana; "viejo perro", decía, "yo que lo he cuidado y matado sus pulgas, yo que he consagrado mi vida a su persona, yo que he velado sus sueños, fomentado sus ensueños y mitigado sus desvelos, yo que he compartido el fuego de sus deseos, la furia de sus delirios, el ardor del lecho y el calor de la recámara, yo que lo acompañé en la gracia y en la desgracia, yo que ardí como leña en el fuego de sus pasiones y padecí como Cristo en el calvario cargando su pesada cruz, yo que pasé por alto sus andanzas y mal andanzas, para que me pague así, para que se muera dejándome sin título, todos mis sacrificios y sufrimientos de nada me valieron, hoy se muere el desgraciado dejándome sólo sus sarnas"; la vieja llamaba así a sus hijos hombres, a los que nunca aceptó y con los que entabló un juicio que duró l4O años por la herencia del marido muerto, cuando iba al cementerio a visitarlo y llevarle flores terminaban peleando y volvía con sus flores, furiosa y llena de rabia, el marido de vivo y aún de muerto se negó a entregarle el titulo de Von, llevó al cementerio a sus cuñadas, para que le hablaran, al sacerdote para que lo hiciera entrar en razón, a los amigos para que le conversaran y trataran de persuadirlo, le llevó buen vino alemán para tratar de emborracharlo, pero a pesar de que el viejo tenía una sed horrible, prefirió morirse de sed estoicamente, pero íntegro, no llegaron a convencerlo, estaba por llevar a su amante, 111
para que tratara de hacerlo cambiar de actitud, ya que en sus últimos años de berraco, sólo a ella hacía caso, pero eso sería demasiado, no podía humillarse ante la arpía que la humilló, delante de todas sus amigas, de toda la sociedad germana, no podía pedirle un favor a su concubina, no podía abrir su corazón a la que mató el suyo, o sea que al final acabó conformándose a su suerte, vivir sin ser noble pero en forma decente; un día llegó a la vieja viuda o a la viuda vieja una noticia muy buena; su abogado le informó que uno de sus hijos aparentemente nunca fue bautizado, porque esperando a que el padrino tuviese tiempo para la ceremonia, se le fueron pasando los años. El padrino del recién nacido tenía que ser el Kaiser Guillermo II, que terminó muriendo sin que el bautizo se realizase, la vieja se alegró muchísimo y desheredó al hijo, y afirmó al tribunal de reconocimiento de hijos, que ese hijo no era suyo, no lo había concebido, llevado en su vientre, ni parido y apareció en la casa algún día, posiblemente el día de acción de gracias, llegó junto a un grupo de diplomáticos americanos que tuvieron la idea peregrina de festejar el pavo como lo hacían en América, invitándose a su mesa y cocinando ellos en persona, el hijo desesperado corrió donde la partera que atendió a su madre cuando él nació, para que declarase a su favor, pero ocurrió que ella había muerto 2O años antes y su madre que se enteró del deceso no descuidó el detalle y declaró con firmeza sin temor a que nadie la contradijera, por última vez y en forma categórica, que esa sarna no era suya, o sea que el tío Albert fue desheredado. Los otros hermanos trataron de hacerla entrar en razón pero no pudieron, porque ella no tenía razón, los hijos no se habían dado cuenta de que la vieja perdió la razón muchos años antes de que ellos la obtuvieran, perdió la cordura el día que se enteró que su marido estaba en cama con una amante rusa muy conocida y muy apetecida por los caballeros de la nobleza. Alinputova era más conocida que el caviar, no faltaba en ninguna fiesta, cuando se enteró de lo que sospechaba en forma incierta cayó del caballo en forma cierta, entrando en coma y quedando en cama; a los diez meses se recuperó casi entera, lo único que no recuperó fue la razón, cuando la vieja volvió a entrar en coma y en cama, esta vez sin caerse del caballo, se alegró toda la familia, al fin podrían echarle mano a la herencia, hacer y deshacer del emporio económico del padre, pero para que eso sucediera la madre tenía que estar muerta y no le dio la gana de morirse; le 112
tapaban la cara con la almohada tratando de asfixiarla por tres horas y la vieja no moría, podía vivir sin aire, tenía una gran reserva de oxígeno almacenado en sus pulmones, la desangraban con aguja grande pero su organismo reemplazaba la sangre perdida a medida que la iba necesitando, le sacaron el agua de sus células, pero ella las congeló preservándolas vivas indefinidamente, trajeron un alacrán de Arabia Saudita, llamado el infalible, porque persona a quien picaba moría en un segundo, el alacrán la pico cientos de veces muriéndose deshidratado, y la vieja ni sintió la picadura, ni murió tampoco, tuvieron que enterrar al alacrán a la costumbre árabe, con música triste y fiesta alegre, le inyectaron aire a sus venas hasta dejarla elevada en el techo como un globo, desde donde se desinfló lentamente a su cama, no le dieron de comer ni de tomar por varios meses y no perdió su peso, ya que desde hacía mucho tiempo ayunaba semanas enteras, la echaron por la ventana del tercer piso a la calle, pero como cayó tantas veces sobre el suelo infinito, rebotó sin moretes a su cama bendita, le partieron el cerebro de un golpe y se movió al otro lado para seguir descansando y así la vieja sobrevivió 25 atentados en 17 años y medio, en coma y en cama. En cama asistió al entierro de todos sus hijos; una vez que murió el último de ellos, se dio la vuelta y dejó de existir en paz y para siempre. Fueron recién los nietos que se pusieron a la cabeza de los negocios de la familia, eran dueños de la marina mercante, de las aguas termales de Babaría y del escudo nacional, que era el escudo de la familia "Von Müller", que su bisabuelo prestó al primer káiser y por olvido nunca se lo devolvieron. Hans se educó en los mejores colegios ingleses y suizos y aprendió a odiar a los ingleses, porque hablaban un alemán completamente distorsionado llamado inglés, se tituló de médico en Viena y volvió a Munich donde obtuvo fácilmente una cátedra en el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental, a la que modernizó con sus propios recursos. Una vez que Hitler se deshizo de sus enemigos políticos, la clientela de Müller empezó a mejorar en calidad y a disminuir en cantidad. Cada día le traían dos a tres burgueses, que los procesaban y distribuían al pueblo en forma de hamburguesas, de ahí proviene el nombre de la comida del pobre americano, cuando la mezclaban con queso se llamaba cheeseburguesa, o comida rápida, le traían banqueros, abogados, periodistas, ingenieros, 113
médicos, dentistas, ex-ministros de estado y toda clase de personajes del gobierno caídos en desgracia, en fin, venía gente muy importante para que él los operase; la técnica de Müller que hasta hoy lleva su nombre era la Mullervivisección o trepanación cerebral, realizada utilizando el motor de vibración de un picaflor conectado a un taladro delgado en forma de trompa de mosquito y cola de alacrán que ingresando suave en forma de gusano de seda a la zona del tálamo le aplicaba una descarga eléctrica obtenida directamente de la electricidad de los peces raya, y el ex-paciente estaba listo y empaquetado, los peces raya oriundos de los ríos montañosos germanos, eran cuidadosamente mantenidos y alimentados en grandes peceras llenas de algas venenosas, desde las que se trasmitía corriente envenenada y de alto voltaje a una batería condensadora de energía eléctrica, la batería mediante cables especiales enviaba la descarga con la que Müller destrozaba cualquier centro cerebral, siendo su preferido el de la inteligencia, transformando a los enemigos del estado en idiotas de solemnidad perpetua, una vez concluida la pequeña intervención, que duraba sólo dos horas, el paciente se recuperaba fácilmente y volvía a su casa en estado de "idiota a tiempo completo" para diferenciarlos de los "idiotas a medio tiempo" que estaban en función de gobierno" pero también éstos se le acabaron: ya no había nadie que se opusiera al gobierno, Himmler terminó con los enemigos de la patria y la patria se lo agradeció. Himmler, gracias a su hábil política, su dedicación total, su sumisión eterna e incondicional al führer y su falta absoluta de conciencia, devoró a sus enemigos más rápido que los pastores alemanes devoraban a los niños a vista de sus familiares, instigados y protegidos por la gestapo y el país ingresó a la segunda etapa, la "etapa de reconstrucción nacional", en la que se fomentó la ejecución de la higiene racial, como paso previo a la solución final, o sea la de la aniquilación en masa de los judíos, que eran el cáncer de la sociedad y eran los únicos que gozaban del privilegio indiscriminado de la igualdad absoluta, todos los judíos podían morir bajo el mismo techo, absorbiendo la misma calidad y cantidad de fenol intracardíaco, respirando el mismo gas y bajo las mismas condiciones, igual derecho a ser gasificado tenía un obrero que un intelectual, un campesino que un terrateniente, un gerente que un empleado, un alumno que un profesor, un extrovertido que un introvertido o un invertido, solo 114
tenían que ser miembros de la raza maldita o miembros de algún grupo igualmente indeseable, ésa era la democracia himmleriana. "Esta es la única democracia que yo conozco y en la única que creo", decía, "la verdadera democracia es la que garantiza y permite al individuo el derecho a morir en la cámara de gas sin distinción de clases". En Junio de 194O los aviones alemanes bombardearon ciertas instalaciones de París, como ser las estaciones de gasolina y algunos objetivos militares. Al día siguiente, la radio propagaba la gran noticia, Francia se rendía. París fue declarada ciudad abierta o ciudad tirada; abría sus piernas a los alemanes sin defenderse, no era una violación si no una entrega voluntaria, que por más de ser a la fuerza, no dejaba de ser voluntaria. Después de ocuparla, lo primero que hicieron fue cambiarle la hora, luego declararon estado de sitio por 48 horas. La policía motorizada cruzó la plaza Voltaire haciendo gala de sus magníficos uniformes, del poderío de sus armas y del ruido de sus sirenas, el ejército victorioso alemán ingresó a la ciudad mostrando un gran contingente bélico; los carros tirados por caballos llegaron tarde para no ser vistos, porque algunos alemanes que arribaron caminando venían tan cansados que llegaron agarrados y estirados de las colas de los caballos. Otros caballos ingresaron empujados o estirados de sus colas por los soldados, los animales que entre todos ellos eran los únicos sensatos, se negaban a ingresar a una ciudad de la que no leyeron nada, sabían poco e ignoraban el idioma. Los soldados que vinieron caminando tardaron un mes en llegar a la capital, los militares alemanes parecían ser de bronce o soldados de plomo, nadie entendía a ciencia cierta si ellos eran parte de los blindados o los blindados eran parte y continuación de ellos; escogieron los mejores hoteles, los desalojaron, los fumigaron, los ocuparon y allí se instalaron. El general Dentz, que aceptó la posición de gobernador de París con órdenes explícitas de no defenderla, observaba absorto el poderío militar germano desde sus oficinas que daban a la plaza de los inválidos, oficinas que estaban muy bien ubicadas y denominadas, porque hacían honor al valor del ejército francés, que parecía un ejército de inválidos, que se rindió sin disparar un tiro y se entregó sin combatir. Francia había sido conquistada y el ministro judío Mandel destituido y aniquilado. Las calles que permanecieron silenciosas y desocupadas por algunos días, se 115
fueron llenando de gente cuando se dieron cuenta que el ejército vencedor no entró a matar, si no a mamar, comer y tirar. En los cafés les servían gratis, a pesar de que los invasores querían pagar, en las tiendas compraban sin saldar, a pesar de querer cancelar, los dueños de los establecimientos no se animaban a cobrarles, a pesar de que ellos en forma religiosa querían abonar, las putas no recibían sus honorarios, cambiaban sexo por protección, a pesar de que ellos en forma devota querían retribuir. París que perdió tres cuartas partes de su población que escapó horas antes del ingreso de las tropas enemigas, se volvió a poblar: la primera semana había hora de queda desde las 9 PM, la segunda semana desde las 11 PM, la tercera semana se levantó el toque de queda, los cines se abrieron de nuevo, los periódicos se prostituyeron publicando propaganda nazi, los autos se guardaron por 4 años, las bicicletas se convirtieron en el vehículo más común, los alemanes en tres semanas purificaron el ambiente, el aire era limpio y claro, y comenzó la otra limpieza: empezaron a deportar judíos a los campos de veraneo o de concentración. Después de varios días de una propaganda intensa, un domingo 23 de junio, Hitler arribó a París a las 6 de la mañana, su avión aterrizó en la "Plaza de la Concordia" que desde ese día cambió su nombre y se empezó a llamar "Plaza de la Discordia", Hitler, como Atila holló la plaza sagrada donde nunca jamás creció una hierba, ni un arbusto, mucho menos un árbol. Este audaz aterrizaje horrorizó a los franceses, los que nunca concibieron que el enemigo aterrizara en sus plazas en lugar de hacerlo en los aeropuertos. Hitler empezó su ansiado paseo por la ciudad. La recorrió como la había estudiado días antes; en los últimos mapas que había inspeccionado. El plano de la ciudad era perfecto: todo estaba allí, lo único que faltaba era el centro o casco viejo. No se lo podía encontrar, pero como la ciudad se formó, se reformó y se deformó, hacía mucho tiempo que el centro había desaparecido. Lo buscaron infinidad de veces, hasta que la comitiva se cansó, y quedaron satisfechos al haber sido informados por uno de sus soldados de que el centro se había escapado de la ciudad, al enterarse de que ellos venían; centro hijo de puta se fue al campo para librarse de la ocupación germana, entonces ya no lo buscaron. Hitler fue a la famosa catedral de "Notre Dame". Al ingresar a ese monumento de la arquitectura gótica, vio a Napoleón tomar la corona de entre las 116
azoradas manos del Papa y coronarse él mismo, para luego coronar a Josefina. Hitler se vio por unos segundos coronándose y coronando a Eva, sintió el peso de la gloria, pero después reaccionó y dijo: "qué pendejada, si me corono me derrotarían los ingleses en Waterloo y terminaría mis días en las islas de "Santa Elena" y desistió definitivamente de la idea de coronarse. Contempló el Sena, vio la playa izquierda con la universidad y el instituto de Francia, vio la playa derecha que era la Meca de lo moderno y el centro del entretenimiento nocturno, visitó MontMartre, Saint-Germain-des-Prés, visitó los museos y galerías, subió a la torre Eiffel; un tanto nervioso visitó la tumba de "Napoleón el Grande", emperador de los franceses e ídolo suyo y sin darse cuenta inclinó su cabeza no para saludarlo sino para contemplarlo, bajó un piso y se acercó a la tumba y conversó con Napoléon. "Por qué hiciste que bajase mi cabeza, se te olvidó por si acaso que soy yo el vencedor". "Bien hiciste en inclinarte, que ante mi todos se inclinan". "Yo soy el vencedor de Francia y tu eres mi prisionero". "Prisionero ya lo fui, mas lo fui de los ingleses, y sólo por poco tiempo, yo te estuve analizando, estás cometiendo errores". "Errores yo?... estás loco". "Muerto estaré, nunca loco, tu estarás vivo, lo admito, pero eso de tu victoria... es un mito, crees haber triunfado y estas completamente engañado, terminarás derrotado, ocupaste mi país, sin disparar un cartucho, anda, pasea y vete, la derrota que te espera no la quiero para nadie". "De qué derrota me habláis empañando mi victoria?" "Yo te hablo de mi gloria y ya viste se esfumó. Siendo yo un italiano goberné a los franceses y tú siendo un austríaco gobiernas a los germanos. Quiero darte este consejo y quiero que bien lo escuches, nadie por más de que luche y se dedique a la guerra, podrá como Dios domina, conducir el universo, el universo es inmenso, el universo es perverso, no se deja dirigir, y vence sin combatir". "No vine a pedir consejos, los de Eva ya me bastan, vine por que te admiro y a rendirte mis respetos". "No me halagan tus palabras, las escuché muchas veces, no destroces mis ciudades, ni te lleves mis reliquias, no me despiertes la ira, que puedo darte un mal rato". 117
Hitler, muy nervioso, visiblemente alterado, rojo y enfurecido retrocedió varios pasos a delante y esta vez sin despedirse abandonó a la gloria de Francia, dirigiéndose a los "Campos Elíseos" hasta llegar al "Arco del Triunfo", al que ascendió estirado y empujado por sus soldados. Sobre el "Arco del Triunfo" pensó: que lindo era observar el desfile de la victoria, desfile por el que esperó varios años. Desfilaron los vencedores de Francia por el interminable espacio de 7 horas con 7 minutos. Durante dicho desfile algo raro le pasó: estaba viendo marchar a su ejército y su vista se nubló y borrosamente vio ingresar a Napoleón el Grande con sus ejércitos triunfantes, Napoléon cabalgando su caballo blanco, pasó delante de él sin saludarlo y "Desire" se paró sobre sus patas traseras, levantando sus cascos al aireen son de desafío y mal agüero. Pocos segundos después vio ingresar las tropas, pero ya no desfilaban, volvían arrastrándose. Vio que los muertos estiraban a los heridos por los suelos, vio un ejército derrotado, humillado y destrozado, volvían de su campaña en Rusia y desapareció el Arco y se esfumó el Triunfo, el que fue sustituido por el "Barranco de la Derrota". La vista se le aclaró de nuevo y vio sus tropas ingresar triunfantes, llevando sus estandartes, los vio con sus uniformes de gala, oyó el sagrado estruendo de los tambores marciales y el fragor estrepitoso del silencio ausente de la victoria y el ruidoso rumor de la caballería centelleante, se contempló a él mismo ingresando en un caballo más blanco que el de Napoleón el Grande, se le volvió a nublar la visión y vio a su ejército derrotado, destrozado y terminado volviendo de la Rusia maldita, arrastrándose, había más muertos que heridos, ese era el vestigio decadente de los escombros viles de la guerra siniestra, ese ya no era un ejército, entonces empezó a gritar, gemir y desesperarse y gritó tan fuerte que se rajó el Arco del Triunfo, cayendo violentamente desde esa alta cúpula al barranco de la derrota. El golpe lo recuperó por completo, le despertó los sesos y le aclaró la vista, permitiéndole contemplar extasiado el victorioso ingreso de sus vencedoras tropas, con lo que se le entró el alma al cuerpo. Además, no tenía de qué preocuparse, él nunca atacaría Rusia, no podía cometer el error de Napoleón que fue derrotado por el general invierno. Mientras tanto, su arquitecto privado Albert Speer ignorando el desfile, midió el ancho de los Campos Elíseos para proyectar en Berlín una avenida dos veces más ancha, que se llamaría la "Avenida de 118
la Victoria" que comenzando en la "Plaza de la Purificación" terminaría en la "Plaza Hitleriana", en la noche acudió a la opera de París y aplaudió frenéticamente la presentación de la obra "Los Miserables" de Víctor Hugo. Para no tener problemas con el jefe como ocurrió en ocasiones previas, los miembros de la SS ayudaron en el combate y ahí sí que murieron todos los actores. Fue una representación real y estupenda: el escenario olía a pólvora y sangre. A la mañana siguiente volvió a Berlín, no sin antes haber declarado a sus amigos que aquellas horas pasadas en París fueron las mejor de su vida. Durante el vuelo de vuelta a Berlín se lo veía preocupado porque presentía como un mal augurio la derrota que le predijo Napoleón. A pesar de la ocupación y de la visita de Adolfo, París floreció como en primavera, como sólo lo hizo durante sus mejores tiempos, se prohibió a los judíos el ingreso a los lugares públicos y se los empezó a perseguir y deportar hacía el infierno. En marzo 12 del 1941, Müller fue llamado a la central de la policía secreta y fue invitado a incorporarse a la SS con rango militar, invitación que no le causó mucha gracia, pero esa clase de invitaciones no se pueden ni deben rechazar. "Seguro estoy de que uno de estos hijos de puta que trabajan bajo mis órdenes tiene algo que ver con esto", decía, y muerto de rabia atendió a su invitación. Lo hicieron esperar varias horas en los jardines del edificio donde funcionaban las oficinas médicas del reclutamiento. El tiempo estaba muy lindo y comenzaba la primavera. Cuando le llegó el turno, completó el formulario médico, entregó su curriculum, fue sometido a un riguroso examen clínico a manos de unos practicantes recién graduados, que sabían tanto de medicina como de agronomía. Como salió apto en el examen físico, fue incorporado al wehrmacht o ejército alemán; recibió su identificación con foto en las oficinas del comandante del ejército; fue destinado a la sección IV, con el carnet número 121323. Lo felicitaron y le dijeron que podía retirarse hasta ser llamado de nuevo para que le dieran órdenes de trabajo. Cuando volvió a sus oficinas se dio cuenta que allí había fiesta. Su enemigo mortal, el Dr. Becker, había sido designado Director Nacional del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental y sus pertenencias habían sido removidas. Furioso, llamó al führer, pero no le pasaron la llamada, irritado pero con tono afable, llamó al decano para preguntarle en qué 119
andaba su situación en la cátedra; el decano, después de varias llamadas, le devolvió la suya y le explicó fríamente que por instrucciones superiores había sido removido también de la cátedra. Muerto de rabia, recogió sus libros, sus apuntes, sus manuscritos y todo lo que le pertenecía y se fue a su casa. Una semana después enviaba dos de sus artículos a la "Revista Científica de Herencia y Constitución Humana", sus artículos se titulaban "Trastornos Musculares y de la Coordinación Central Después de la Decorticación Cerebral" y "Cambios Fisiológicos en la Masticación Después de la Destrucción del Nervio Trigémino", pero pasaron varias semanas y nadie le contestó, ni lo contactó, como sucedía antes. Como no le respondieron, ni acusaron recibo de su envío, se apersonó para hablar con el editor de la revista médica, pero éste se ocultó y no pudo entrevistarlo. Finalmente, en mayo del 41 fue instruido a presentarse en las oficinas del cirujano general de la gestapo en Berlín y recibió su destino. Se le encomendó continuar sus valiosas investigaciones científicas, estudiando los efectos del gas cristalino "ciclón b" en el cuerpo humano, especialmente en los sistemas respiratorio y nervioso. Debía viajar esa misma tarde a reemplazar al Dr. Otto Hass que acababa de morir, víctima de fiebre tifoidea, adquirida al comer salchicha procedente de gallina viva infectada con pavo muerto del mismo mal. Müller pensaba: "yo que esperaba me nombrasen ministro o me enviaran de profesor a otra universidad, veo quebrarse mis sueños, pero no puedo discutir, ahora soy un soldado de la patria, un miembro importante del ejército y debo obedecer, aunque me cueste la vida y me conduzca a la muerte". Al salir de las oficinas del jefe me encontré con otro colega, el que en forma sarcástica me dijo, "o sea que hoy en día ni los profesores se libran de servir en la SS no?" y pasó por mi lado con una sonrisa pifiática de burla extrema. Al revisar el memorándum noté que me asignaron el grado de hauptscharführer, como miembro de la SS. Salí de la estación ferroviaria central de Berlín en el tren número 93O, de las 9.3O PM, después de viajar toda la noche arribé a Praga a las 6 am. El viaje fue uno de lo más incómodos de mi vida; el tren estaba repleto de viajeros y soldado de soldados. Apenas tenía campo para sentarme, viajé en medio de la chusma. En el camino paramos dos veces, el maquinista apagó las luces, ya que nos dieron alarma de bombardeo. En Praga me presenté al hospital militar de la SS y para mi 120
indignación, nadie me estaba esperando, ni tenían noticias de mi llegada. A los dos días de espera, el cirujano jefe sturmbannführer Klaufmann me recibió y me mostró el hospital, presentándome algunos de sus experimentos: había logrado que nacieran dos niños judíos con cola de perro y una niña gitana con cola de rata. Quedé fascinado con el experimento y quise averiguar los detalles, pero él se negó rotundamente a darme ningún pormenor de su trabajo, me mostró su laboratorio lleno de gatos con dos colas. Quise llevarme un par de gatos, mi pedido fue negado, sólo me regaló un par de colas. Luego me mostró cientos de gemelos de todas las edades y de todas las clases, gemelos idénticos y auténticos, gemelos machos y gemelas hembras, combinación de gemelos hembra con macho y macho con hembra, gemelos pegados por la espalda, gemelos despegados, siameses, gemelos con cola y sin cola, cabezas de gemelos con un cuerpo y un cuerpo no gemelo con dos cabezas, gemelos machos con genitales de hembra y gemelas hembras con genitales de macho, gemelos con genitales internos de un sexo y caracteres sexuales externos del sexo opuesto, llamados hermafroditas. Todos estos gemelos fueron genéticamente programados para ser clasificados y estudiados; les pedí un par de gemelos y no me quisieron dar, les rogué que me permitiesen tomarles por lo menos biopsias del hígado, páncreas y de los genitales, pedido que fue negado, les imploré que me regalaran un hermafrodita, ya que tenían seis, rechazaron mi pedido, quise al menos tocarlos, no me lo permitieron, quise tomar fotografías, me fue vedado, absolutamente prohibidas, tampoco quisieron compartir sus técnicas genéticas, las que estaban celosamente archivadas, en códigos secretos, sólo me dieron tres uniformes y dos pares de botas, camisas limpias, una docena de medias y calzoncillos; la comida fue exquisita comimos hígado de ganso silvestre a la cerveza, aderezado con hojas de alcachofa, arroz alemán y un vino tinto del Hin delicioso. Mi estadía en Praga fue muy interesante; fui a pasear por la ciudad, me impresionó mucho el casco viejo, ingresé al cine a ver una buena película, la que lamentablemente era continuamente interrumpida para darnos noticias de nuestra campaña en Rusia. En enero de 1942, fui elevado al rango de SS, unterstumführer y con sorpresa vi uno de mis artículos publicados en una revista científica completamente desconocida, "Revista Médica de la Liga de Médicos Nacional 121
Socialista", editada por Wagner; poco tiempo después, el profesor Berghoff de la universidad de Frankfurt me enviaba una carta conceptuosísima y me pidió que lo visitara cuando tuviera algún tiempo, para que diera una conferencia sobre el tema de mi publicación. Dos semanas más tarde, después de haber recibido clases teóricas y practicas salía de Praga a las 8 de la mañana, atravesando Trubau, Oderberg y la campiña checa, llegue a mi destino a las 5 de la tarde. Mi llegada no fue nada auspiciosa, el campo se encontraba en cuarentena, debido a la tifoidea. Recibí instrucciones secretas del garrison médico hauptsturmführer Ustoff y me alojaron en la pieza No 22 del club de la SS. El clima de agosto era subtropical, hacía 27 grados centígrados a la sombra y estaba lleno de moscas, nos dieron una buena comida, consistente en tomates rellenos con mayonesa, carne de gallina y papa, montados sobre una buena raja de carne de caballo joven con una zanahoria en la boca, muerto de cirrosis hepática causada por tomar tanta cerveza, ya que no había agua; el vino alemán era siempre bueno, no tomé nada de agua por miedo a la tifoidea, me lavé la boca con "agua seltzer". La mañana siguiente recibí mi primera inoculación para la tifoidea, también me sacaron fotografías para mi carnet de identificación en el campo. A las tres semanas de haber llegado al infierno y a pesar de todos los cuidados que tuve, caí con una diarrea de los mil demonios, parí huevos de tifoidea tan grandes como los huevos de una gallina californiana. Los huevos al caer al bacín se rompían con estruendo y por el calor se freían solos. Sufrí también un ataque de cólicos paroxísmicos en los intestinos, nausea y vómito acompañado de fiebre y escalofríos. Nunca me vi tan cerca de la muerte, pero los otros médicos me atendieron y me recuperé en dos semanas. Mi trabajo empezó a las 4 de la mañana de un lunes de septiembre, tenía que estar presente en la gasificación de un grupo de mil judíos. Fue un espectáculo dantesco ya que alguien les dijo que los iban a matar y no querían desvestirse; se negaban a morir. Tuvo que intervenir la jauría a falta de caballería, tuvo que ingresar la kapería a falta de infantería. Después del segundo ataque ingresó la artillería y el patio parecía un campo de combate, con más muertos y heridos que en toda la primera guerra mundial. A las buenas o a las malas, queriendo o sin querer, vestidos y desvestidos, vivos, heridos o muertos, los 122
presos fueron estirados y empujados dentro el galpón de las duchas, las mujeres lloraban, los niños gritaban y se prendían a sus madres, los maridos totalmente indefensos, tragaban la saliva de su impotente rabia y el galón de su amargura, no podían hacer nada, se aferraban a la vida de los pilares de la muerte, empezaron a pelear con los guardias, llamaron más refuerzos, vinieron más de cien judíos presos armados de trinches y laques por un lado y por el otro lado aparecieron más de cien perros sueltos, pastores que en forma resuelta y organizada acometieron a la muchedumbre. Pocos minutos más tarde comenzó una batalla campal, algunos perros se comían a los presos, algunos presos se comían a los perros, pero a golpe bala y perro los de la SS lograron meter 723 presos a la barraca de gasificación y los presos lograron meter 14 perros y un SS. Salió la orquesta y empezó a ejecutar música de campo, yo estaba sentado en el asiento delantero de la ambulancia, mis asistentes tenían máscaras y tanques de oxígeno listos para ser usados en caso de que algún miembro de la SS se intoxicara con el gas de la muerte. Cuando cerraron las puertas, comenzó el llanto desesperado de los que no querían morir, la gente gritaba, lloraba, gemía en su desaliento, se desesperaba, peleaban para vivir, cinco minutos después la orquesta seguía tocando pero ya sin coro, el coro había sido gasificado, fue silenciado para siempre, los perros murieron sin ladrar, el SS reía y disfrutaba al ver a los judíos agonizando, como lo hizo tantas veces, cuando se dio cuenta de que él también se encontraba dentro de la barraca y le esperaba la misma suerte se puso a dar de gritos, gimió, lloriqueó, sollozó e imploró, pero el mamporro lo cogió de un zarpazo, fue demasiado tarde. Vi cómo algunos heridos que lograron escapar de la plaza aprovechándose de la confusión fueron descubiertos; los cargaron medio vivos, medio muertos y los tiraron a los camiones como cargas de papa y de allí los llevaron a una fosa común donde fueron enterrados vivos, les echaron una capa de cal para cubrirlos y fueron devorados por la tierra seca, ávida y ardiente. Por esa tierra sedienta y nunca satisfecha. Tardaron más de tres horas en enterrarlos, los heridos se levantaban y había que romperles la cabeza con una lampa, para que caigan muertos. Uno de los guardias dijo: "qué fácil es enterrar muertos y que difícil es enterrar vivos". Cuando descubrieron que un miembro de la SS había sido gasificado, intervino todo el cuerpo médico tratando de 123
resucitarlo inútilmente, ya que el muerto estaba más que muerto, el masaje cardíaco y el oxígeno fue administrado en vano. En la tarde les tocó el turno a 8OO mujeres, llamadas "moslems" que quería decir esqueletos andando o huesos con piel. Al desnudarse se les salían sus cabellos y se les caían los dientes y empezó la marcha de los esqueletos, en medio de una música flaca compuesta por Tarnoff, titulada "Huesos sin Cuerpo", una mitad murieron antes de llegar a la barraca, unas cuantas apenas ingresaron, una que otra logró llegar hasta las duchas, pero todas se murieron antes de que las gasificaran. Se apagaron como se apagan los motores de los autos cuando se les acaba la gasolina, o como se consumen las velas encendidas en los altares para los santos, eran pobres mujeres a las que les quitaron primero el cuerpo y después el alma, la piel se escurrió sola y murieron sin necesidad de gas. Ese día descubrí algo nuevo, una lección que se grabó para siempre en la pizarra de mi alma: descubrí que los huesos se mueren solos, no hay necesidad de matarlos. La muerte espontánea de las moslems provocó la ira del comandante, quien después de una violenta discusión con los oficiales y guardias del campo firmó una orden por la que se prohibía so pena de vida perpetua, a cualquier desgraciada el morirse sola, sin esperar disciplinadamente su turno para ser gasificada. La orden fue inmediatamente implementada y germanamente ejecutada: ninguna más murió sola, preferían que las mataran a la terrible condena de seguir viviendo. A pesar de usar toda clase de insecticidas no pude terminar con las moscas, cuantas más moscas mataba, más huevos ponían y más moscas nacían, cuanto más moscas echaba, más moscas venían, hasta que me acostumbré a vivir con ellas, a vivir como ellas, nos acostábamos y levantábamos a la misma hora, nos bañábamos juntos, comíamos del mismo plato, trabajábamos al unísono; tanto anduve con ellas que aprendí su idioma, me volví como ellas, olía a mosca, aprendí a volar cuando nadie me veía y caminaba por los techos sin sufrir el efecto infrahumano de la gravedad. Adopté sus costumbres y sus señas. Lo malo fue que los del campo me empezaron a llamar el Dr. Mosca, para diferenciarme del mayor Mosca y no sin motivo. Una mañana de septiembre del 42 estaba en el asiento anterior de la ambulancia: había un grupo de judíos que llegó a 124
pie del campo de trabajo en Treblinka. Serían unos dos mil, se colocaron en líneas de a 1O y les estaban dando la rutinaria bienvenida, hablándoles e invitándolos a ingresar a desvestirse para la ducha purificadora, cuando no sé cómo vi una osamenta andando, a unos cinco metros de donde me hallaba. Completamente desproporcionado, dotado de un penis envidiable y unos huevos inmensos, que parecían pelotas de béisbol, que se salían de sus pantalones rotos, sus genitales eran tan imponentes que infundían respeto entre los otros genitales que los obedecían al pensamiento, los admiraban, les pedían su protección como al padrino, los seguían y les temían. Me baje rápidamente de la ambulancia y corrí hacia ellos los que parecían llamarme, los vi, los olí, los toqué, los observé, les hablé y me contestaron, "Hans", dijeron, qué alegría produjeron en mi ser esas palabras y qué caricia experimentaron mis oídos, al oír aquella voz tan conocida. Encontré a mi viejo alumno, al discípulo más querido que tenía, a mi único amigo y el mejor dotado, "a éste no", les dije, y lo hice conducir a la ambulancia y de allí directamente a mi cabaña, donde con amor materno lo amamanté con calor de madre, lo arrullé como a un ave, restañé sus heridas, limpié todas sus llagas, lo bañé como a un niño, lo hice recuperar con cariño y con paciencia, Peter no pesaba 8O libras. Una vez que se recuperó y adquirió fuerzas, le pregunté: "Cómo es que estás aquí?" Y me contó todo desde el principio, tratando de contener su propio llanto: "Cuando el coronel Tarnoff vio que no podía llegar al führer por mi intermedio, cambio su actitud hacia mi persona y cuando adquirí tanta fama entre las mujeres del campo y aún entre los mismos miembros de la SS, por andar tan bien dotado, empezó a sentir celos increíbles hacía mi persona y una noche me pescó tirándome a dos de sus objetos sexuales. En vano traté de explicarle que no fui yo quién las buscó, sino que fueron ellas las que me esperaron y cuando me encontraba desnudo, listo para acostarme me asaltaron a pinga dura y a mazo armado; tan violento fue el combate, tan fiero y ruidoso el ataque, tan intenso el placer y tan volcánico el orgasmo que se prendieron las luces, sonaron las sirenas, ladraron los perros, los guardias ingresaron en posición de ataque y Tarnoff llegó corriendo, dirigido al lugar por el ruido del orgasmo y el olor de la satisfacción sexual. Llegó antes que los perros porque su olfato 125
genital era superior al de los canes. Me vio, me reconoció y me mandó al calabozo más oscuro y pequeño, donde permanecí en posición fetal por seis días con sus noches, como dentro del calabozo no había luz aprendí a ver en la oscuridad y desde entonces puedo leer libros de noche, no necesito la luz del día, ni de la luz eléctrica. Cuando se terminó mi castigo y me sacaron del calabozo, tardé varios días para enderezarme y aprender a caminar, no podía ver la luz del sol, porque la luz hería mi vista, no podía ver en general, mirar en particular y mucho menos entender, quedé medio muerto, medio ciego y medio tonto: luego me empezaron a pegar día por medio y cuando mi alma estaba a punto de abandonar mi cuerpo me dejaban recuperar, para que ella volviera a sentarse en la "silla turca", que es la silla del alma. Debo confesarte que yo no creía que el alma tenía su silla, pero la vi, está colocada dentro de la cabeza y no es sólo una silla, es un verdadero trono tallado en el hueso craneano llamado esfenoides. Y aquí me tienes, estaba listo a ser gasificado, en medio de esa pobre gente que se encontraba atormentada, algunos sospechaban que pasaría algo malo, pero yo no quise decirles, que sus temores estaban bien fundados, para no hacerles más angustiosos sus últimos minutos". A mediados de septiembre me incorporé al equipo médico del campo de Concentración de Birkenau. Mi amigo Müller se encargó de que todos me tratasen con el respeto que demandaba mi grado académico y empecé a trabajar por segunda vez como su asistente. Cotidianamente teníamos que revisar a los presos a ser castigados, azotados y martirizados, antes de que comenzara el castigo, durante y después del mismo, para no permitir a nadie el derecho de morirse solo a causa del dolor y sin el permiso necesario. Entre cuatro y seis personas eran castigadas diariamente, de vez en cuando les dimos permiso a las almas, para que una vez por todas se fueran a platicar con sus otras compañeras, en la esquina de las almas y dejaran a ese escuálido y atormentado cuerpo descansar. Durante mi primer día de servicio trajeron 1233 personas al campo, escogieron 27 hombres y 4O mujeres para trabajar, 58 para sacarles sangre, los demás fueron gasificados. Cinco judíos fueron asesinados con tiros directos en la base del cráneo, usando arma de pequeño calibre para que las víctimas pudieran morir saboreando la vida bocado a bocado. El primer domingo que siguió a mis primeros seis días de 126
trabajo, escuchamos de 3 a 6 de la tarde la orquesta de los prisioneros, que nos deleitaron con música de cámara mientras nosotros disfrutamos de una buena comida acompañada de un exquisito vino alemán. El director de la orquesta era el famoso director de la sinfónica de Praga, profesor Edwin Weiger, que por ser judío se encontraba en el campo. No lo mataron porque querían exprimirle primero toda la música que llevaba adentro, hasta que se le acabase, pero cuanto más lo exprimían más música le brotaba. Cada vez que la música se le estaba agotando, su cuerpo se llenaba de más música, era como una esponja llena de vino musical. A manos llenas comenzamos a coleccionar especímenes de hígado fresco, páncreas, ovarios, testículos, tiroides, cerebros y demás órganos de los pacientes a ser ejecutados con inyecciones de fenol. Lo primero que hacíamos era tomar una buena historia clínica según protocolo, acto seguido procedíamos con las inyecciones y las disecciones. No nos descuidamos de sus pulgas, ni sus piojos: los empezamos a coleccionar debidamente; coleccionamos piojos de personas contaminadas con tifoidea y piojos sin tifoidea, a los piojos con tifoidea les sacamos su tifoidea y a los piojos sin tifoidea los contaminamos con tifoidea, exitoso experimento que nos permitió posteriormente dar el mismo trato a los humanos. A los enfermos sanos les colocábamos piojos con tifoidea y a los piojos sanos los alimentábamos con pacientes con tifoidea; muchos pacientes murieron alimentando piojos y muchos piojos murieron al alimentarse de pacientes, varios piojos importantes fueron fijados en el alcohol absoluto, otros menos importantes en alcohol relativo. En lo mejor de nuestros estudios tuvimos que ir a atender a uno de los comandantes del campo que se cayó de su caballo, estaba tan adolorido y tan confundido que cuando lo entrevistamos, la historia que de el obtuvimos fue de lo más confusa, no supo explicarnos si el caballo se cayó de él, o él se cayó del caballo, no recordaba quién montaba a quién, tampoco supo decirnos si estaba yendo o volviendo, si iba trotando o volvía galopando. Como su caso era tan grave, aprovechamos de su confusión y del desorden generalizado del momento y le practicamos una craniotomía sin que él, ni nadie se diese cuenta, tratando de estudiar y comprender los cambios que ocurrían en el cerebro de los que habían caído de un caballo. El cerebro, que aún 127
estaba temblando, nos dijo muy nervioso, que estaban galopando y al tratar de saltar sobre un grupo de prisioneras, se tropezó el caballo y el comandante cayó sobre una de las prisioneras y que otra de las prisioneras cayó sobre el caballo, el comandante no se golpeó nada, el caballo se golpeó de cuerpo entero y murió al instante de contusión cerebral y hemorragia generalizada. El comandante cayó directamente donde caen los que saben caer, sobre la polaca en movimiento, mientras que sobre el caballo cayó la otra polaca como las que no saben caer, sobre un caballo quieto. También nos explicó que en las caídas como en los amores, se producían dos clases de contusiones: las llamadas del alma que se manifiestan con el cuerpo y las llamadas del cuerpo que se manifiestan con el alma, y así como las caídas del cuerpo se sienten en el alma, las caídas del alma se sienten en el cuerpo; el amor del cuerpo se encontraba ubicado de la cintura para abajo y el amor del alma de la cintura para arriba, con el amor del alma, él amaba a su caballo y con el amor del cuerpo, a cualquier otro cuerpo que le permitiese amarlo; el comandante sació el amor del cuerpo con la trabajadora sobre la que cayó, en presencia de todas las que allí se hallaban, no fue la caída del caballo la que lo puso tan grave, sino el esfuerzo inmenso que realizó al chingarse a la polaca contusa por dos horas, consumiendo para ello su resistencia sexual almacenada, sus deseos ocultos y sus mejores polvos. Como la prisionera era fuerte como una mula y resistente como un tanque de guerra, el comandante no pudo con el tercero y salió de allí completamente adolorido, físicamente exhausto, mentalmente confundido y totalmente atolondrado, salió como salen los buenos comandantes después de que los pisan los tanques. Una vez que obtuvimos la información necesaria y los cortes anatómicos requeridos, el cerebro fue colocado en el cráneo del comandante sin que éste se diera cuenta. El comandante recuperó y a los dos meses estaba muy bien, pero cambio de carácter; todo le provocaba risa, reía de que saliese el sol, reía de que no saliese, reía al amanecer, reía al anochecer, reía al vestirse, al desvestirse y al desvestir, reía al tomar su desayuno, al almorzar, al comer y al tomar vino, reía al ver caminar a la gente, reía al ver morir a la gente, incluso rió cuando le avisaron que sus padres habían muertos víctimas de una apedreadura a manos de un grupo de sionistas militantes en las afueras de Varsovia; el comandante también empezó a caminar hacia atrás y 128
caminaba muy bien, nunca se tropezaba, porque sus ojos aprendieron a ver a hacia donde su cuerpo iba. Al principio todos creyeron que él estaba haciendo un chiste, pero después se convencieron de que fue efecto de la caída; nunca nadie supo a ciencia cierta la etiología del cambio que sufrió: unos decían que el cambio experimentado se debió a la caída del caballo, otros opinaban que fue debido a su caída sobre la prisionera polaca, sólo nosotros sabíamos que el comandante quedó como terminó porque le sacamos accidentalmente el centro del dolor y el de la tracción delantera. De todas maneras, el comandante mayor del campo nos dio instrucciones definitivas: a partir de ese día era prohibido caerse del caballo y en caso de caerse, había que caerse al suelo como una persona inteligente, para sufrir daños menores y no sobre una polaca indefensa como una persona indecente, para sufrir daños mayores, ya que la caída al suelo, a pesar de ser muy peligrosa, era menos dolorosa que la caída sobre una prisionera, que era menos dolorosa pero más peligrosa, lo único que podría ocurrirnos al caer al suelo era sufrir una fractura de huesos, una rajadura de huevos y un sacudón del alma, y lo que podía sucedernos al caer sobre una polaca era una rajadura de huesos, una rotura de huevos y un terremoto en el alma. Además, cualquier fractura por mas mala que fuese osificaría en pocas semanas y no quedaríamos como el señor comandante, riendo todo el día y caminando hacia atrás. También se prohibió a las polacas la mala costumbre que tenían de caerse sobre los caballos y matarlos violentamente de concusión cerebral y de hemorragia interna. Una noche en que comíamos "Pavo Robado", no era un plato especial, eran pavos robados, el comandante caído estaba riendo tanto que un pedazo del pavo robado se le atragantó en la garganta e ingresó directamente a su tráquea obstruyendo sus pulmones. Demás está decirles que murió en forma horrible, atorado con una pechuga de pavo. Su muerte fue muy sentida, ya que da lástima ver morir a un buen comandante del ejército alemán, atragantado con una presa de pavo, en lugar de morir como un comandante valiente en un combate heroico, a la cabeza de sus tropas derrotando al enemigo, recibiendo varios tiros en el cuerpo y muriendo sólo con una cápsula mortal escondida dentro uno de sus dientes; apenas se atoró, lo hicimos llevar directamente a nuestra barraca de experimentación científica, donde antes de 129
que terminase de morir le sacamos el cerebro vivo, le realizamos los cortes necesarios y lo preservamos vivo en una solución fisiología salina con dextrosa al 5% y enriquecida con tuétano de pollo y proteínas provenientes de los presos de la raza inferior. Terminada la craniotomía, notamos que la pieza de pavo estaba atorada en las puertas de la tráquea, al alcance de nuestros dedos y que bien podíamos haberle salvado la vida si hubiésemos estado interesados en ella y no sólo en nuestros experimentos científicos. Esa presa de pavo podía haber sido removida fácilmente por cualquier médico, estudiante de medicina o monja de la caridad; la pena fue que durante la guerra desapareció la caridad junto a las religiosas, a ninguna de las dos las pudimos ubicar por más de haberlas buscado en forma insistente. Desde ese día, cada que ingresábamos al laboratorio, el comandante nos pedía noticias de lo que estaba ocurriendo en el frente y algunas veces nos daba noticias por nosotros ignoradas de lo que estaba pasando en el campo y que a él se la contaban otros cerebros recién llegados. El entierro del comandante fue muy sentido y como no se le pudo dar ninguna medalla al mérito de guerra por no haber muerto en combate, se le dio la condecoración de "La Cruz de Bronce al Pavo Heroico" y desde ese día, en todo el ejército alemán, a los que mueren atorados comiendo cualquier pedazo de carne aunque sea pescado se les otorga dicha condecoración póstuma. Inmediatamente después salió una orden en la que se prohibía morir atorados con pechuga de pavo robado. La cinta en la que se colgó la cruz sobre su pecho fue blanca, el cadáver antes de enterrarse adquirió la majestuosidad pavuna, imprimiendo una solemnidad impresionante al sepelio, comparable solo al augusto silencio con el que se entierran los pavos de raza después de sucumbir a buche lleno en un combate sangriento. El 18 de octubre día de mi cumpleaños, cumplía 35. Mi regalo fue el poder presenciar el fusilamiento de 1O dirigentes bolcheviques sorprendidos en una reunión clandestina y la de 14 soldados soviéticos capturados en pleno combate. Murieron en la única forma decente de morir para un soldado, de pie, con los ojos abiertos, desafiando las balas y besando a la muerte ante un pelotón de fusilamiento. Me conmovió el hecho de que los cuasi fusilados me cantaron antes de morir el "happy birthday to you". Una vez que terminó el canto conformado por tenores y bajos de primera clase dotados de una voz magnífica, aceptaron las balas 130
como aplausos y murieron con la sonrisa en los labios. Terminado el fusilamiento, hicimos conducir sus cadáveres a nuestra barraca para tratar de estudiar los efectos producidos en el cerebro de la gente que muere delante de un pelotón de pelotones, pero lamentablemente, los cerebros se encontraban completamente destrozados, ya no hablaban, pero mediante señales reclamaban su pedazo de pastel de cumpleaños. De todas formas, aunque hubiesen estado intactos, no entendían alemán ni polaco; tuvimos que contentarnos con sacarles sus hígados y páncreas y encontramos que los hígados sí se encontraban completamente indignados, llenos de una bilis verdusca y picante, no les gustó morir antes de que terminase la fiesta de cumpleaños. Los siguientes soldados soviéticos capturados en el frente de batalla y que tenían que ser fusilados nos sirvieron muchísimo en nuestros experimentos. Los hicimos matar con un tiro en la pata izquierda para que la agonía fuese larga y derecha y antes de que murieran les sacamos sus cerebros. Los especímenes eran formidables, pero lamentablemente ninguno de ellos hablaba alemán, ni polaco y nosotros ignorábamos el ruso y el preso que hablaba ruso y que lo trajeron del campo de concentración como intérprete para que tradujera lo que los cerebros nos decían en sus últimos minutos de vida, se murió de un infarto cardíaco al ver ese espectáculo macabro, 1O cerebros de soldados siberianos dispuestos para el combate y listos para el ataque, como se encontraban en el momento en que fueron capturados. Al prisionero que acababa de morir le sacamos el cerebro y descubrimos que los que mueren con infarto sufren de lesión isquémica en la zona 127 del cerebro, zona que presenta necrosis inmediata, o sea que llegamos a la conclusión de que no mataba el infarto por daño cardíaco, sino cerebral. Este hallazgo fue confirmado en otros catorce casos y empezamos a escribir un trabajo que seguro iba a revolucionar la ciencia médica. "La Importancia de la Zona 127 en los que Mueren de Infarto Cardíaco". A seis prisioneros soviéticos que llegaron, les sacamos la zona 127 del cerebro y después les ligamos sus arterias coronarias y a pesar de que no pasaba ni una gota de sangre al músculo del corazón, los soldados no murieron nunca y caminaban por el patio, comían y descomían, tiraban y los tiraban, hablaban, jugaban y reían sin ningún problema. Entonces escribimos la conclusión de nuestro experimento: "Todo individuo que tenga factores de riesgo para ser víctima de un 131
infarto, como ser la hipertensión, la arteriosclerosis, el colesterol y los triglicéridos altos, la diabetes, la obesidad, el exceso de cigarrillos, combinados a la falta de ejercicio, debería ser sometido a una Müllervivisección y se le debería sacar la zona 127, que está cerca al aérea de Broca y el acueducto de Sylvio como medida preventiva al infarto". Si el gran profesor Sabin salvó millones de vidas al descubrir la vacuna para la poliomielitis y ganó el premio Nobel, nosotros acabábamos de realizar un descubrimiento de la misma magnitud, pero de mayor importancia, que libraría a millones de personas de morir víctimas de infarto cardíaco; desde ese día empezamos a esperar que nos otorgasen el premio Nobel de medicina. Enviamos nuestros artículos científicos a Estocolmo dándoles la dirección de Birkenau para que nos comuniquen la fecha en la que deberíamos viajar a Suecia para recibir el ansiado premio, una vez enviado nuestro trabajo, empezamos a escribir las cartas de aceptación al mismo, hasta que quedaron perfectas. El único detalle sobre el que no pudimos ponernos de acuerdo fue el de qué hacer con el dinero a obtener; ¿quedarnos con él para abrir nuestro propio laboratorio en Munich pasada la guerra?, o repartirlo entre los familiares de las personas vivas en las que realizamos nuestros experimentos. La tarde del 19 de octubre, día después de mi cumpleaños presenciamos un cuadro de lo más triste: deberían ser fusiladas tres mujeres acusadas de espionaje y de favores sexuales, tanto lloraron e imploraron por sus vidas diciendo que harían cualquier cosa para que las dejasen vivir, que no las mataran en nombre de Dios y en nombre del führer, que el comandante mayor se compadeció mucho de ellas y les conmutó su pena y para demostrar que era fuerte en la derrota y magnánimo en la victoria ordenó que no las fusilaran, las perdonó y en un momento de bondad extrema resolvió enviarlas a la barraca de las recompensas sexuales por trabajos bien realizados, llamada vulgarmente la barraca del último polvo, o bloque número 26, previa contaminación con gonorrea inyectada al cuello de la matriz, al recto y a las glándulas de Skene. Desde ese día se empezaron a formar colas interminables de prisioneros premiados para obtener unos minutos de recompensa sexual frente a dicha barraca donde las prisioneras, tenían que tener relaciones sexuales durante el espacio de diez y ocho horas diarias. Tres días después, 132
los primeros que tuvieron la suerte de disfrutar del placer sexual empezaron a tener que hacer largas colas delante de los meaderos para parir meando, habían adquirido la enfermedad de los franceses, llamada en el idioma médico gonorrea. Una de las tres prisioneras se suicidó porque prefirió morir antes de seguir trabajando tanto; inmediatamente, le sacamos su cerebro y comprobamos que no había relación directa entre el cansancio cerebral y el agotamiento sexual. El cerebro estaba fresco, no estaba agotado en lo más mínimo. Desde ese día, empezamos a buscar el centro del agotamiento sexual y un día lo localizamos donde menos lo buscamos: se encontraba en el ganglio de Frankenhauser. Dicho centro lo bautizamos con el nombre de "Cerebro Sexual de Müller-Stein" y empezamos a escribir otro trabajo científico. Después de operar 32 prisioneras a las que les sacamos dicho cerebro, comprobamos que podían tirar 24 horas seguidas, día tras día sin presentar signos de fatiga sexual. Tarnoff, que se dio cuenta de nuestro descubrimiento, vino a la barraca y tuvimos que operarlo. Desde ese día se la pasaba tirando día y noche sin presentar signos de cansancio sexual, adquiriendo la posición horizontal que es la más decente, aunque la de franciscano es la más santa. Entusiasmados por los grandes descubrimientos que estábamos realizando y los magníficos resultados que estábamos obteniendo, empezamos a trabajar con más ahínco, nuestro trabajo estaba médicamente justificado, ya que si al sacrificar unos cientos de prisioneros podríamos salvar a la humanidad entera, bendito sacrificio bien venido sea. Se le ocurrió a Hans buscar el centro de la muerte y lo estuvimos buscando por mucho tiempo, pero no la pudimos encontrar, parece que la muerte no tenía centro, sino que estaba dispersa por todo el cuerpo como el líquido linfático o el plasma, pero yo fui el que se dio cuenta de que no podríamos encontrar el centro de la muerte en una persona ya muerta, porque dicho centro abandona el cuerpo y se va con el alma y había que empezar a buscarla entre las personas vivas y empezamos a seleccionar nuestros especímenes entre los judíos y prisioneros de otras nacionalidades que venían a gasificarse, realizándoles Mullerectomías o vivisecciones. Después de trepanar cien personas, localizamos el centro de la muerte, que se encontraba oculto y mimetizado bajo el centro de la vida y rodeado por los centros del miedo, de la alegría y de la victoria. Una vez que lo 133
localizamos, lo bautizamos con el nombre del "Centro de la Inmortalidad" y lo numeramos con el número 888. Como el acontecimiento fue tan mentado, ese día hubo fiesta, nos agasajaron con la mejor comida y los vinos más añejos, los postres más delicados: "crepé susset" y "torta de chocolate", la música más suave y el ambiente más exquisito. Durante el banquete y la recepción que le siguió anunciamos a través de la prensa oral y escrita, a nuestros colegas y al mundo en general, que acababan de presenciar un hecho científico impresionante, inolvidable, increíble, inmensurable, que iba a dividir la historia de la humanidad en dos: antes y después del descubrimiento del centro de la muerte. Los periodistas nos acosaron a preguntas, los de la SS y la gestapo nos rogaron que los mencionáramos como colaboradores en nuestro trabajo científico, ya que sin su decidida ayuda no hubiésemos logrado localizar un centro tan importante, y como su demanda nos pareció justa, incorporamos sus nombres al trabajo. A la mañana siguiente todos los periódicos del mundo, olvidándose de la guerra, incluían en sus primeras planas grandes comentarios, relacionados a nuestros descubrimiento, comentarios más grandes que la esperanza: "Profesores Müller y Stein descubrieron el centro de la muerte"", "Al fin el hombre será inmortal", "Hallazgo científico sacude al mundo", "Se acabó el cielo, terminó el infierno". Desde las 4 de la mañana del día siguiente escogimos diez prisioneros entre los más gorditos, cosa que no fue difícil puesto que casi todos eran flacos, una vez desnudos caíamos sobre los gordos, tan rápido como cae el cóndor a su presa. Los diez gorditos completamente desnudos ingresaron caminando en fila a nuestra barraca de anatomía patológica y genética experimental y les quitamos el centro 888. Los operados se recuperaron rápido y no les encontramos ningún cambio en su personalidad, en el nivel de su inteligencia, en la claridad de sus pensamientos, la profundidad de sus sentimientos, la rutina en su diario vivir, la tristeza de la separación: estaban perfectos. Entonces los llevamos a tomar su baño de desinfección, conseguimos que el baño fuera esta vez privado, para que nuestros especímenes no fueran maltratados, heridos, rasguñados o contaminados por la chusma, que al empezar a correr despavoridos, huyendo de la muerte, podrían malograr nuestro ganado. Ante una nutrida e importante concurrencia, los gorditos fueron introducidos a las duchas, les 134
cerramos la puerta, se les echó la dosis cabal de "ciclón b" y empezamos a observar sus reacciones. Los gorditos empezaron a hablar y a reír amigablemente, no tosían, ni mostraban signo alguno de molestia. Uno de ellos, al ver que no salía agua de la supuesta ducha, quiso arreglar la cañería, pero no pudo conseguir que funcionara, entonces se acercó a la puerta a decirnos que no salía agua, esperaron otros dos minutos y así pasaron los cinco minutos con quince segundos y no murieron. Algo andaba mal. Nosotros, creímos que los cristales de "ciclón b" estaban pasados, los reemplazamos con otros recién llegados y les administramos una segunda dosis. Se veía el gas, pero no pasó nada, seguían vivos, volvieron a la puerta y nos gritaron: "las duchas están mal". Al ver que no morían, les abrimos la puerta para que salieran, junto a ellos salió el gas en concentración monstruosa, capaz de matar a un antediluviano, el gas nos inflamó los ojos y empezamos a toser por media hora a pesar de haber escapado del lugar lo más rápido posible. El comandante que se caracterizaba por sus soluciones rápidas a los conflictos largos, dijo: "los ahorcaremos" y los ahorcamos, pero seguían vivos, a pesar de haber permanecido en la soga bastante tiempo, los llevamos a la silla eléctrica, los electrocutamos varias veces bajo el cielo finito hasta que se quemaron los fusibles y los gordos no murieron, los fusilamos cinco veces y a pesar de que las balas hicieron impactos certeros dejándolos más agujereados que una espumadera no murieron, los descuartizamos y decapitamos y no murieron seguían hablando y moviéndose, entonces comprobamos irrefutablemente que para morir hay que tener el centro de la muerte intacto; los llevamos a las mesas de cirugía y les volvimos a colocar sus centros de la muerte y murieron instantáneamente. El coronel Von Holand insistió que quería que lo operásemos de inmediato, por que él no estaba listo para morir, quería vivir eternamente. No quisimos operarlo porque no teníamos tiempo que perder, estábamos encontrando los secretos más recónditos de la vida y había que seguir trabajando. Además, si lo operábamos a él, todos los de la SS querrían la misma operación y necesitaríamos quince años de trabajos forzosos y continuos para terminar con tanta gente, y si a eso se sumaban los miembros de la gestapo, no acabaríamos nunca, no tendríamos tiempo para gozar de la victoria. Además, si los operábamos, qué haríamos con ellos de que se acabe la guerra?, Von Holand tanto insistió 135
para que lo operásemos, que terminamos operándolo. Lamentablemente, en la parte más delicada de la intervención se cortaron las luces, y tuvimos un pequeño accidente: al sacarle el centro de la muerte se lesionó irremediablemente el centro de la alegría. Von Holand se recuperó perfectamente bien, pero se volvió tan triste, que conmovía a la tristeza, empezó a llorar por todo, lloraba antes de gasificar a los presos y después de gasificarlos, de tanto llorar le creció una inmensa cola y adquirió la fisonomía de los cocodrilos descalzos, llorando igual que aquéllos. En noviembre viajamos por tren a Berlín donde nos recibieron como a héroes nacionales; no nos echaron mixtura porque cayó mucha nieve, Alemania y el mundo entero sabía que habíamos logrado describir los secretos de la vida descifrar los códigos de la muerte. A nuestro arribo al palacio de gobierno, el führer nos besó en la mejilla izquierda y Himmler en la derecha y nos condecoraron. Hitler en persona leyó un decreto por él dictado y firmado, por el que me declaraban, a partir de ese día, gentil y alemán, me impusieron la condecoración "Al Mérito de la Investigación Científica", aparecimos haciendo noticia en todos los periódicos y dictamos varias conferencias. El führer nos regaló uno de sus autos Mercedes Benz de seis ruedas, blindado y con chofer, en el que volvimos a Birkeneau. Durante el viaje de retorno, en los asientos del automóvil reconocí el cuero de mis hermanas y me puse a llorar desconsolado, Hans pensó que era la emoción del triunfo, "ya te acostumbrarás" me dijo, "uno se acostumbra a todo, hasta a la gloria". "Que los fusilen a todos, aquí no se libera a nadie, que no se larguen los vivos, que no se escapen los muertos", dijo el teniente coronel Manfred Shoemaker, jefe de la gestapo en el campo de concentración de Birkenau. El mayor Turow salió volando de la barraca a ejecutar las órdenes, las había recibido y tendría que cumplirlas, con disciplina germana. Como salió tan rápido, se olvidó ponerse sus pantalones; en menos de media hora fusiló 350 presos, pero a él también le llegó su hora y lo fusilaron en calzoncillos. Un fuerte estampido me volvió en mí, me asomé a la ventana y vi cómo los alemanes estaban escapando en carros y camiones. Ya no había forma de alcanzarlos, pero como siempre en los momentos difíciles de mi vida, obré con inteligencia y sin 136
perder la calma; tenía que mantenerme vivo a cualquier costa. Divisé a un sionista preso que servía de doméstico capado acercándose a mi cabaña, "que pasa? le pregunté. "Estás jodido" me dijo, "los ucranianos del primer ejército están liberando el campo, te harán mierda y me alegro", marrano pensé y sacando el viejo revólver del cinto le planté sin dubitar un tiro en la cabeza, haciéndole volar la tapa de los sesos. Lo desvestí rápidamente, para vestirme con su ropa que me quedaba pintada, sólo el pantalón me ajustaba los genitales. Con mi mejor bisturí me rapé el cabello y salí al campo tirándome en el suelo; no pasarían dos minutos cuando los ucranianos me liberaron. A partir de ese día ya no era un preso, me trataron muy bien, me dieron vodka y queso de rusa blanca, el queso provenía de la leche que donaban las rabonas que acompañaban al ejército y amamantaban a sus recién nacidos utilizando tan solo una mitad de la leche producida. Los libertadores del campo reunieron a todos los presos que se libraron de ser ejecutados por falta de tiempo. Nos subieron a los camiones y fuimos transportados a París. Allí, en el hospital militar americano fuimos examinados, tratados, alimentados y socorridos. A los pocos días estaba libre caminando en París y en primavera. Por uno de los periódicos me enteré que Hitler se había suicidado y la guerra había terminado. Sólo yo y Hans sabíamos que Hitler no estaba muerto, no podía morir. Después de nuestro ingreso triunfal a Berlín donde recibimos los más grandes honores a los que un científico pueda aspirar, volvimos al campo de concentración, donde nunca se acababan las sorpresas ni el jabón, y cuando un día de ésos nos disponíamos a almorzar, nos anunciaron la visita del führer, vino decidido a operarse, quería que le extirpáramos el centro de la muerte, y como sus deseos eran ordenes, tuvimos que operarlo. La operación duró siete horas con cuarenta minutos y fue un éxito: el führer se recuperó en dos semanas y se marchó por donde vino. "No puede ser", exclamó Hans, "su cerebro casi no tiene circunvoluciones, son muy superficiales, no hay ninguna diferencia entre este cerebro y el de un perro Doberman". Ordenó a uno de nuestros asistentes sacar un cerebro de Doberman de una de las botellas de colección y los comparó varias veces con el cerebro del führer. Tanto los vimos, los observamos, los medimos y los pesamos que al final los 137
confundimos, no sabíamos cual era el cerebro de Hitler y cual el del Doberman, puesto que no les pusimos nombre, de todas maneras el más gordito lo colocamos al führer, no sin temor de confundirnos. Nosotros sabíamos que la inteligencia estaba directamente relacionada a la profundidad de las circunvoluciones cerebrales y las de Hitler no eran muy profundas. "Su cerebro se parece al de un perro Doberman", volvió a repetir Müller, "ni más ni menos", además encontramos que él sí tenía toda clase de anormalidades anatómicas: le faltaban los centros de la paciencia, de la humildad, de la humanidad, del amor, de la ternura, de la compasión, del perdón, de la paz, del respeto, de la decencia y se encontraban terriblemente hipertrofiados los centros del resentimiento social, del odio de razas, de la perversidad morbosa, del crimen en masa, de la megalomanía, de la persecución continua y el centro de la paranoia. Al operar bajo estas condiciones tuvimos bastante dificultad tratando de localizar en forma precisa el centro de la muerte, ya que a él le faltaba el centro de la alegría, que era un punto de referencia bien importante, pero logramos ubicar el centro de la muerte. Mas, al sacarlo sufrimos un accidente: le dañamos el centro de la victoria. Durante la operación sospechamos dicho accidente, que recién se confirmó horas más tarde cuando terminamos de estudiar al microscopio el tejido obtenido. Varias veces tratamos de contactarlo, pero nos fue imposible, no había caso de informarle lo que había ocurrido y pedirle que volviese para una segunda intervención, nuestros intentos fueron vanos. Un día anunciaron que hablaría por radio. Preocupados como estábamos con el accidente durante la intervención, captamos la radio Berlín y escuchamos: "Esta es radio Berlín, la voz de Alemania, para Alemania y el Mundo, tenemos el placer de comunicarles que el führer y padre de la patria nos dirigirá la palabra", pero la radio se calló por unos segundos que nos parecieron siglos y en los que escuchamos ladridos de perro. "Carajo estamos jodidos", dijo Müller, "le colocamos el cerebro del perro." Había que escapar de allí y entregarse a los ingleses lo antes posible para tratar de salvar nuestras vidas, pero gracias a Dios Hitler empezó a hablar. Los ladridos que escuchamos y que nos helaron el alma, provenían de un perro pastor alemán que 138
pasaba frente a nuestra barraca y al olerme judío me reconoció y ladró. Cuando Hitler habló nos dimos cuenta de que lo hicimos mierda, hablaba paja y le temblaban las manos, comenzó con la enfermedad de Parkinson. Hitler perdió no por que lo derrotaron los aliados, sino porque nosotros le sacamos el centro de la victoria. A su regreso a Berlín, empezó a dar órdenes de guerra disparatadas, órdenes que iban en contra de toda lógica y atentaban contra los planes estratégicos que le hubiesen permitido a Alemania salir victoriosa de la contienda. Discutía torpe y acaloradamente a sus almirantes y generales, rompía los planes de combate, atacaba regiones que nadie las defendía y defendía regiones que nadie las atacaba. Luchaba contra un enemigo invisible; cuando había que fortificar los puntos que el enemigo iba a atacar, retiraba sus tropas y fortalecía otra región que no iba a ser atacada, incluso hizo lo que nunca hubiese realizado si no lo operábamos, ordenó invadir la Unión Soviética olvidándose por completo de los consejos de Napoleón; como el alto mando alemán no se enteró de la operación a la que fue sometido y en el que perdió por accidente el centro de la victoria, creyeron que la guerra lo había terminado de enloquecer y resolvieron matarlo. Cargaron su auto con bastante dinamita como para colocarlo en órbita, su automóvil voló en mil pedazos y de sus acompañantes no quedó nada, él se sacudió el polvo de la ropa, se limpió las cenizas y convencido de que había sido el blanco de una bomba arrojada desde un avión aliado siguió a pie su camino llegando a su destino un poco más tarde, causando pánico entre los generales complotados que lo daban por muerto y festejaban su liberación definitiva de aquel engendro humano que los estaba llevando a la hecatombe. Todos los que lo vieron, escaparon lo más rápido que pudieron del bunker y por el horror de tener que enfrentarse con él, se suicidaron. A la semana siguiente, cuando paseaba por Saint-Matre, me encontré con uno de sus asistentes, quien me relató las últimas horas del führer. Sucedió que después de que su amante Eva Braun se suicidó y éste le dio el tiro de la desgracia, Eva, como buena amante murió llena de amor, eternamente agradecida y permanentemente satisfecha y se entregó a la patria como un laurel de gloria. Hitler quiso hacer lo mismo, mordió la primera cápsula, sintió un sabor amargo en su boca pero no pasó nada, esperó cinco minutos, mordió la segunda cápsula y esperó 139
nuevamente, tampoco ocurrió nada, mascó varias píldoras a la vez y se cansó de esperar. Entonces comprendió que esas píldoras de la muerte no podían matar al maestro de la muerte, no eran para él, sólo servían para matar a los míseros mortales, olvidándose de que él pertenecía a la clase de los inmortales y ordenó a sus asistentes que lo fusilaran. Lo fusilaron varias veces y no murió, les ordenó que lo colocasen junto a Eva y que usando cognac francés les prendieran fuego hasta convertirlo en cenizas, pero después de una hora de un fuego intenso, Hitler se cansó de quemarse y se paró sin morir, estaba completamente ennegrecido, incinerado, olía a cognac pero seguía vivo. Fue recién que recordó que no podía morir porque no tenía el centro de la muerte. Entonces escapó en su automóvil Mercedes Benz convertible de seis ruedas abandonando la patria como un laurel sin gloria y se fue tan rápido que nadie pudo seguirlo. Para evitar el ser visto o descubierto se fue por entre los campos, cruzó los ríos y salió de Alemania, recorrió Francia, ingresó a España y de allí a Sud América por barco, terminando en Buenos Aires; durante el viaje le creció cabello nuevo y su piel volvió a retoñar con fuerza, como retoña el pasto cuando termina el invierno. Para horror suyo, le creció el maldito bigote, que permitiría a los judíos el reconocerlo fácilmente; fue entonces que acudió a un cirujano plástico amigo suyo que trabajaba en la avenida de Mayo para que le hiciera una cirugía cosmética y quedó también que tuvo que presentarse varias veces a sí mismo en el espejo, para convencerse de que era él y acostumbrarse a su nueva cara. "Carajo éste no soy yo, me confundieron con otro". Pero para convencerse de que era él y no alguno de sus amigos o muchos de sus enemigos, le preguntó a su alma la verdad, y su alma le contestó que si, desgraciadamente. Todo el dinero que depositó en bancos argentinos bajo diversos nombres se encontraba intacto y empezó a comprarse casas y huertas, autos, ropa y una hermosa hacienda en el Paraguay, que era un pueblo abandonado, uno de los más atrasados de América del Sud, donde se encuentra feliz sin que nadie lo moleste. Cuando vio que todo estaba perdido, Himmler se suicidó y se estaba elevando para ponerse órbita cuando un comando de espíritus judíos lo interceptó en el camino y lo devolvió a su cuerpo y fue entregado en cuerpo y alma al populacho que después de martirizarlo por cincuenta días y cuarenta y nueve noches lo 140
castró, le hizo comer sus propios genitales y jugó con su cabeza un partido de fútbol en la que perdió Alemania por 5 a 2 ante un seleccionado de la Unión Soviética, Checoslovaquia y Polonia. Dos meses pasaron de la llegada de Peter a París y todos los esfuerzos que realizó para volver a Polonia fueron inútiles. Fue cuando se dio cuenta de que la situación en su país no había cambiado. Polonia pasó de un amo al otro y entre el uno y el otro no había diferencia, entonces fue que recordó las palabras de su tío Pablo, palabras que le zumbaban en sus oídos como le zumbaron las bombas al caer sobre Varsovia. "Nunca te olvides, Peter, de que en política la extrema izquierda se junta con la extrema derecha, porque el mundo es redondo y los políticos una mierda". Trató de viajar en tren pero no le vendieron boletos, no tenía papeles y era judío, trató de ingresar en camión lo detuvieron en la frontera y lo devolvieron por que no tenía licencia para conducir y era judío, trató de ingresar en bicicleta y lo reconocieron, se vistió de mujer y le hicieron examen pélvico, se disfrazó de gentil y lo olieron, quiso infiltrarse de cura y le quitaron sus hábitos, quiso ingresar de militar y le sacaron sus botas, quiso ingresar de carretilla y le extrajeron su rueda, se disfrazó de toro y se lo tiraron las vacas, quiso ingresar de tren y lo descarrilaron, quiso ingresar de avión y lo derribaron, quiso hacerles creer que estaba saliendo para que lo tomaran preso y enviaran a Polonia de vuelta, pero uno de los guardias se compadeció y dijo: "pobrecito que se escape" y no pudo reingresar; de tanto ir y venir se encontró con un vecino polaco que vivía dos cuadras más allá de su casa. Era el dueño de la tienda "Hoy No Se Fía, Mañana Sí, Trampas Afuera Menos Aquí" ubicada en su ghetto de Varsovia y él, sin que Peter se lo preguntase, le dijo a boca de jarro, como un escopetazo en medio de la noche. "Te mataron siete hermanas, sólo te queda la Octavia, las mataron de tres golpes y se las llevó la mula, la que tira la carreta, la carreta de la muerte, esa mula es del partido no se cansa de jalar, va y viene siempre llena, su carga siempre de muertos. Una tarde, se detuvo en mi puerta y yo escapé lo más rápido que pude, lo más lejos que pude, a donde pude y como pude, sospechaba que en la mula no había de confiar; al ver que me le escurría abandonó su carreta y me siguió a todas partes, preguntando por 141
mi a los vecinos y a los dueños de las tiendas. Me buscaba en los negocios, en la peluquería, en los teatros, en los salones, en los conventos, en los galpones, en la estación del ferrocarril, a la salida y a la entrada del barrio, dentro los maizales y fuera de los trigales, entonces me di cuenta que la mula no solo trabajaba de mula sino también de agente de represión: era un alto miembro del servicio de inteligencia de la SS. De tanto indagar se encontró con un perro bellaco y callejero que se llamaba Silencioso. Silencioso era un hocicón, de esos que se las saben todas y logró dar con mi paradero, en menos de que cante un gallo, una noche en la que dormía bajo un puente sentí que me mordían del traste y me levantaban al aire. La reconocí por su risa: era la maldita mula que me encontró infraganti y me entregó a los nazis. Silencioso como premio recibió un hueso fresco de ternera recién asada, un traje nuevo Piere Cardin y el grado de teniente de información en la división tercera, con sueldo y pensión". Peter no dormía de día por andar y no dormía de noche para poder andar, su cerebro trataba de entender lo que su cuerpo no podía comprender, que es lo que había pasado, ¿cómo los nazis lograron convertir a la masa de médicos en asesinos de masas? Recordaba que aún antes de la ascensión de Hitler al poder, los médicos prestaban un apoyo increíble a la causa hitleriana; nueve médicos fueron elegidos al parlamento en representación del partido nazi. Ya en 1929, en el congreso del partido en Nuremberg, un grupo de médicos compuesto por cuarenta y cuatro hombres y dos mujeres fundaron la "Liga de Médicos Nacional Socialista", para coordinar los pasos a seguir para poder purificar la asociación médica alemana de la influencia nefasta que en ella ejercían los médicos judíos. Además, para implementar el concepto de la higiene racial, los miembros de este cuerpo serían el equivalente a los "storm troopers" dentro de su asociación. Los médicos, por la mala situación económica en la que se encontraban y por la amenaza funesta de socialización de la medicina bajo el régimen democrático alemán, resolvieron matar tres pájaros de un tiro: liquidarían la socialización de la medicina, expulsarían de ella a todos los médicos judíos y terminarían deshaciendo las oficinas del control de la calidad médica. Además, por orgullo nacional, orgullo perdido con la capitulación de la primera guerra mundial, donde murieron 1000 médicos heroicamente en las primeras líneas de combate, 142
cumpliendo con su deber. El 21 de marzo de 1933, a las ocho semanas de haber tomado el poder, Gerhard Wagner, führer de la liga médica recién creada se entrevistó con Alfons Stauder, jefe, de una de las dos asociaciones médicas alemanas. Nadie sabe que pasó en esa reunión. Lo cierto es que a los pocos días, las dos asociaciones médicas que estuvieron peleando por años se unieron y juraron lealtad colectiva a Hitler y se declararon sirvientes de la salud del pueblo. El 24 de marzo en manifiesto conjunto renunciaban los jefes de las dos asociaciones y reconocían como su único jefe al Dr. Wagner; cinco días más tarde, la asociación de farmacéuticos se les unía. En abril 5 de 1933, Hitler, en un emotivo discurso les dijo a los galenos: "Ustedes, ustedes los médicos nacional socialistas, son los personajes más importantes del nuevo gobierno que devolverá a Alemania la dignidad perdida, yo no puedo hacer nada sin la ayuda decidida de ustedes, sin ustedes no podría vivir un día, ni una hora, ni un minuto, si ustedes me defraudan, todo esta perdido, porque la salud de nuestro pueblo está en peligro, quiero que la profesión médica, la más digna y sacrificada de las profesiones se coloque una vez más a la vanguardia científica y a la cabeza de la higiene racial: tienen que reemplazar el cuidado de la salud por el liderazgo en la salud, la medicina curativa por la medicina preventiva, la higiene individual por la higiene racial, y yo les prometo que destrozaré completamente todo intento de socialización de la medicina y haré mierda a las compañías de seguros, ustedes no tendrán que asegurarse para poder practicar, meteré a la cárcel a todos los abogados que se han convertido en leonas y a ustedes los ven con cara de cebras y no paran hasta agarrarlos del cuello, chuparles toda su sangre y comérselos a pedazos, destrozaré el hocico de todo el desgraciado que los llame proveedores, ustedes por haber defendido a su patria en la primera guerra mundial, están sufriendo, junto con ella, los sinsabores de la derrota, exulta el corazón y rebosa el alma el verlos unidos, empujando el carro de la victoria que nos conducirá a la gloria". Hitler fue largamente aplaudido, Wagner consolidó su poder, no sólo era dirigente máximo de la liga, si no el hombre más poderoso dentro de la medicina alemana. Se convirtió en la cabeza de los médicos de la cámara médica del tercer Reich, les devolvió la dignidad que se las había arrebatado y una vez más, la más sagrada de las profesiones adquiría el sitial que le 143
correspondía. Wagner era el jefe absoluto de la asociación médica alemana, jefe médico de los seguros privados y del estado, el oficial del partido en el departamento de salud pública, el representante médico en la dirección del partido, el oficial que determinaba y dirigía las operaciones de la oficina de conducta racial y el jefe máximo de las investigaciones científicas nacionales. Todas las revistas médicas pasaron a sus manos, promulgó la ley de censura científica por la que todo artículo médico antes de ser publicado, debería ser estudiado y aprobado: todos los editores deberían ser alemanes, los que escribían tenían que ser alemanes y los que leían podían no ser alemanes, empezaron a aparecer más y más artículos médicos en higiene racial, genética, biología criminal, medicina de guerra e industrial, al mismo tiempo promulgaban las nuevas leyes raciales. Antes de que Hitler subiera al poder, el partido contaba con 28OO médicos entre sus filas. En octubre del 1933 contaban con 11.OOO y poco después con la mitad de la población médica compuesta de 4O,OOO miembros. ¿cómo así los que nacieron para curar vivieron para matar?, ¿cómo los médicos se convirtieron en la última palabra? o mejor dicho, los que obedecían hasta la última letra, e implementaban las nuevas leyes impuestas por Himmler quien decidía quién vivía y quién moría. Los médicos al servicio de Himmler se convirtieron en el juicio final; lo único que hacían era buscar dentro el arsenal de su cerebro un diagnóstico para el detenido y escribirlo en su historia médica, el asunto estaba terminado; ellos decidían si los mandaban a los campos a trabajar o a las cámaras a descansar, decidían quiénes eran aptos para la investigación, quiénes para medio de cultivo, quiénes para jabón, quiénes donaban sangre, a quiénes les cortaban el cabello al ras y a quién lo desangraban. El 20 de marzo de 1933, con una gran fiesta acompañada de champagne, caviar y baile de gala, se abre el primer campo de concentración en Alemania. Himmler es el anfitrión, Hitler la figura principal, todos los mozos eran judíos, asisten los miembros principales del gobierno y el cuerpo diplomático acreditado, también asistieron todos los enemigos del estado en calidad de "primeros presos" y participaron de la fiesta, al estar incluidos en el menú, La gente podía contemplarlos de cerca y saborearlos, "Criadillas Frescas al Vino Tinto", aderezadas con salsa de hongos a la pimienta. Los animales a ser expuestos 144
pertenecían a las razas inferiores, comunistas, socialistas, gitanos, católicos y judíos. Los enfermos mentales y los enemigos del estado ya fueron purificados, se encontraban definitivamente liquidados, ya nunca más en su vida corromperían a la raza aria, porque su estro se encontraba muerto, se lo comieron los invitados y al comérselos les entró tal deseo sexual que se tiraban los unos a las otras y las otras a los otros. Casi se chingan al führer. La secuencia nazi que comenzó con la esterilización coercitiva, terminó con el asesinato en masa. Se establecieron las leyes que permitían y justificaban médicamente la eutanasia, que desde el punto de vista nazi se confundía con el genocidio, se comenzó a eliminar a los niños defectuosos que andaban en sillas de ruedas en los hospitales, se continuó con los niños defectuosos que andaban sin silla de ruedas en los hospitales o en sus casas, para seguir con los que no andaban y finalmente con cualquier niño que no fuera ario; luego se siguió con los adultos incapacitados, con los enfermos psiquiátricos, con los epilépticos, con los portadores de genes anormales capaces de trasmitir enfermedades hereditarias, luego con sus familiares, para terminar con los enemigos del estado que al ser declarados por los médicos nazis débiles mentales, incompetentes o morbosamente peligrosos calificaban científicamente para las cámaras de gas, donde se usaba el monóxido de carbono que mataba sin matar. Era un gas tan débil como el que pasan los autos a través de sus escapes. La gente, después de tratar de morir por varias horas, se recuperaba para terminar muriendo con un tiro en la cabeza. Todo esto comenzó a los seis meses de la ascensión de Hitler al poder y de que Himmler fue designado jefe de la gestapo. Dicho individuo nefasto, sin parangón en la historia decía: "Quiero que la humanidad me recuerde no como a un asesino, sino como a un patrón de la medicina", porque siempre estaba muy interesado en cualquier método científico que le permitiese matar la mayor cantidad de judíos en el menor tiempo posible. Aún oía en mi cerebro, donde se encuentran grabadas para siempre las palabras de Frick, ministro del interior de Alemania en 1933, "Introduzco la ley de esterilización coercitiva como un medio de proteger a la raza aria superior contra la contaminación que sufre a manos de la raza judía inferior", estábamos llegando a un punto tal que en pocos años más sería prácticamente imposible 145
saber, a ciencia cierta, quién es un alemán puro y quién un alemán contaminado. "Al fin contamos con una buena legislación genética, que servirá de modelo para las otras naciones del mundo civilizado, todo médico tiene la obligación moral y ética de reportar a las oficinas de salud pública los nombres y direcciones de la gente que atiende y que califica bajo las nuevas leyes para la esterilización coercitiva, en la misma forma en la que reportan a los portadores de enfermedades venéreas, so pena de perder su licencia profesional. Pero para no ser injusto, también establezco las cortes de salud hereditaria, compuestas de dos médicos nazis y un miembro del partido, así nunca nadie podrá decir que los acusados no tuvieron la oportunidad de defenderse, en juicio imparcial y justo". En 1935 nació la famosa "Ley de Nuremberg" que fue parida por un monstruo bicéfalo, que se complementó más tarde con el requerimiento imprescindible de la licencia médica para el matrimonio, mediante la que se prohibía el matrimonio de arios con judíos, así como cualquier otro tipo de contacto sexual. El profesor Wagner de la universidad de Berlín decía: "La ley de Nuremberg preveía el caso de que algunas pacientes no sólo debían ser esterilizados sino también castrados, capados y amputados, no solo mediante la extirpación quirúrgica de sus ovarios o testículos, si no también mediante la histerectomía, la vulvectomía, la vaginectomía y la amputación del penis, ya que el esterilizarlos no era suficiente, había que quitarles el deseo y la competencia sexual. Muchos hombres arios, al saber que las pacientes judías estaban esterilizadas, podrían tener con ellas relaciones sexuales, ya que no corrían el riesgo de impregnarlas, sin darse cuenta de que corrían el peligro de contraer enfermedades venéreas". El secretario privado de Hitler, Martín Borman, instruyó a las autoridades pertinentes el incluir entre las enfermedades dignas de esterilización coercitiva, el comportamiento anormal, ya sea moral o político de algunos individuos, que atentaban contra la seguridad del Estado. En cumplimiento estricto de la nueva ley se esterilizaron y castraron 36O.OOO personas y 152.OOO canes. Ernest Rudin, el gran psiquiatra suizo asociado a Alfred Ploetz, estableció en Alemania el concepto de la higiene racial, precursora de la genética actual. Su misión era la aplicación estricta de las leyes mendelianas de la herencia genética, descritas 146
magistralmente por el sacerdote católico del convento Agustino de la ciudad checoslovaca de Moravia, Gregorio Mendel, pariente cercano del otro gran Gregorio de la corte rusa y también monje, Gregorio Rasputin. Rudin no era un Rasputin sexual, era un Rasputin genético, Rudin no era un nazi fanático, era un fanático genetista. Rudolf Ramm, profesor de medicina de la universidad de Berlín decía, cada médico ya no podía ser sólo un curandero, sino un verdadero cultivador de los genes normales, de los genes limpios de enfermedades transmisibles y de ideas políticas erradas, tenía que ser un idealista del nacional socialismo en el campo de la salud pública. "Los médicos tienen la obligación de proteger a la raza aria superior, a la cual pertenecen y a la cual sirven, siguiendo fielmente las revolucionarias y modernas leyes de Nuremberg que son la ley del estado. El médico tiene que ser un soldado biológico, o un soldado al servicio de la biología y tiene que participar en la eutanasia, que es y será la salvación de nuestra raza y así como el cirujano extirpa del organismo humano un apéndice infectado, purulento y gangrenoso, así tendremos que trabajar todos los médicos arios, para salvar nuestra raza, de este apéndice infectado, purulento y gangrenoso que es la raza judía". El Dr. Rudolf Hess, decía: "El nacional socialismo no es nada más, ni nada menos, que la biología aplicada, tenemos que entender su doctrina desde un punto de vista genético, tenemos que convertirnos en evangelistas biológicos, hay que germanizar eutonizando". Robert Grawitz, jefe médico de la gestapo en Berlín decía: "Debemos ser los protectores del auto de la vida y los conductores del carro de la muerte y así como los soldados nos defienden del enemigo peleando, nosotros tenemos que pelear como soldados, protegiendo la integridad de la raza aria superior". Joachim Mrugrowsky un oficial médico de alto grado en el instituto de higiene de Berlín decía: "Nosotros tenemos que mantener la llama sagrada de la vida, nuestra misión es divina", y empezó a distribuir en persona el nuevo gas "ciclón b" en Auschwitz y los otros centros de exterminio, para permitirles trabajar más rápido y más eficazmente; con el nuevo gas morían sin revivir. Himmler lo condecoró con el premio a la ciencia y violando los acuerdos de la convención de Ginebra del año 1925, le pidió apresurar la síntesis del nuevo "gas del sistema nervioso", gas que se materializó 45 años más tarde con tecnología germana en la república del Irak; el gas nervioso en estado líquido puede 147
ser fácilmente cargado a un misil y dispersado como vapor o nube muy delgada sobre el territorio enemigo, 6OO libras de sarin pueden saturar una milla cuadrada en un día calmado, pero si los vientos están fuertes se necesitarán diez toneladas para realizar el mismo trabajo. Este gas inhibe la actividad de la colesterinasa, paralizando el sistema nervioso parasimpático, los bronquios de las víctimas se llenan de mucosidades, se vuelven incontinentes, entran en convulsión y mueren por insuficiencia respiratoria. En otras palabras, les produce una muerte rápida. El nuevo gas nervioso sería designado y producido para matar en segundos por inhalación y en horas por absorción cutánea, este nuevo gas sería diez veces más fuerte que el "ciclón b". Esparcido desde el aire en compartimientos relativamente grandes como para llevar 18OO libras, podría sembrar muerte inmediata treinta millas a la redonda, cayendo a la tierra en forma de lluvia ácida. El gas mostaza irrita los ojos, produce ampollas en la piel y grietas en el alma. La exclusión de los judíos de la práctica médica fue posible gracias a un plan bien coordinado de propaganda, intimidación y legislación. Desde el año 1934 los médicos judíos fueron eliminados de todas las dependencias de salud del estado, en 1937, los médicos judíos ya no podían tomar exámenes para obtener su licencia y en julio 25 del 1938 el capítulo cuarto de la ley de inmigración revocaba todas las licencias de los médicos judíos. A partir de ese día ya no eran médicos sino proveedores de servicios médicos, cómo consecuencia de esta ley, los médicos fueron expulsados de sus cargos en la policía, en el correo, en las instituciones de ayuda pública y en las universidades. Rudolf Ramm, en 1942, anunciaba con orgullo que a partir de esa fecha ningún alemán perteneciente a la raza aria era atendida por un proveedor judío. El Gobierno organizó rápidamente la cámara de los médicos del tercer Reich; todo médico, para ejercer la profesión tenía que recabar un carnet del partido que lo acreditase como a tal. Para obtener dicho carnet había que calificar, uno de los requerimientos más importantes era la pureza genética: automáticamente, perdieron su diploma médico todos los judíos, por impuros y por judíos, que en algunas ciudades como Berlín constituían un cincuenta por ciento de los profesionales médicos, porcentaje increíblemente alto, ya que los judíos eran sólo un seis 148
por ciento de la población germana. Se introdujo la "acción especial de tratamiento 14f13", que era la aplicación de la eutanasia, en contubernio con el genocidio. Elegibles para el "tratamiento especial" eran algunos pacientes, que llegaban a las cámaras de gas con la historia médica que justificaba su eliminación coercitiva. Todos los enemigos del estado traían la misma historia, morían por prescripción médica, por un mal político, morían antes de tiempo, morían legalmente con papeles ilegales, morían sin estar enfermos, morían por pensar distinto, morían por nacer judíos, morían por ser un peligro a la seguridad del estado; otros llegaban con una historia política en la que se leían sus aberraciones sociales y sus crímenes contra el gobierno; los judíos calificaban automáticamente, el gas les pertenecía por derecho, lo heredaron al nacer, nadie podía negarles el privilegio sagrado de morir gasificados, el hecho de ser judíos les garantizaba el poder ser conducidos a las cámaras de gas y purificados sin gasto alguno; la mayoría traían sus expedientes con sus fotos en las que se leía: judío inflamatorio, judío inflamado, judío hostil a Alemania, judío flojo e insolente, judío flojo no insolente, judío insolente no flojo, judío sefardita, judío moscovita, judío sucio con barba, judío sucio sin barba, judío limpio con barba, judío limpio sin barba, judío que camina, judío que ya no camina, judío que anda, judío que mal anda, judío agitador y judío agitado, judío fanáticamente anti germano, judío inveteradamente comunista, basura de judío y la peor calificación era la de judío sionista. No se puede negar que, durante esta época nefasta también hubieron algunos descubrimientos científicos importantes, como los realizadas por el investigador médico polaco Adolf Pokorny, que descubrió en una planta silvestre, una substancia llamada "caladium seguinum" que poseía la extraordinaria cualidad de esterilizar al instante, lo que vino a ser un hallazgo científico de magnitudes inmensurables, se podía esterilizar a tres millones de bolcheviques presos en pocas semanas, y una vez castrados servirían sólo para arar. Al igual que los bueyes, no podrían reproducirse. Dicha substancia se la usa hoy en día, para castrar animales y envernarlos. Otro polaco descubre que el golpe eléctrico curaba a los esquizoides y los alemanes empezaron a volver esquizoides a todos los judíos, a plan de golpes eléctricos, o les aplicaban este tratamiento con el 149
diagnóstico de esquizoides. También lo utilizaban como premio millonario para ser administrado a los otros enemigos del estado en lotería semanal. Hasta que apareció en las revistas médicas, la única noticia que faltaba, la implementación de "la última solución" que era la instrucción de liquidar a los 35O.OOO judíos que quedaban en Alemania. Cuando Peter lograba dormir, sus noches se convertían en una pesadilla continua, soñaba siempre lo mismo, las mismas escenas se repetían, en su cerebro, el que funcionaba como los hornos crematorios del campo de concentración, de día y de noche, no se apagaba nunca y en él los muertos y más muertos, siempre los muertos, cuantos más mataban más aparecían. Su cabeza se convirtió en una barraca y su cuerpo en un crematorium y cuanto más pensaba, más oía el gemido de los muertos y en su sistema acústico como en disco rayado, radio Berlín trasmitía y trasmitía, no se callaba nunca: "Los judíos son los destructores de nuestra cultura, los judíos constituyen un tipo de contaminación ambiental, una tuberculosis racial, los judíos son los parásitos que infestan nuestros cuerpos, los vampiros que chupan nuestra sangre, son la manifestación asquerosa de una raza inferior comparable a la de los monos, son la sarna, son una úlcera duodenal, son una colitis ulcerativa, son una pulmonía bacteriana, son una enfermedad sexualmente trasmitida, son los portadores de los genes enfermos. Cuando matemos a todos los judíos de Europa la raza blanca y en especial la aria superior, se curará para siempre y una vez más será saludable. Los judíos son nuestra mala suerte, los judíos son nuestra falta de suerte, hay que aplicar el racismo científico al problema judío, hay que erradicar una vez por todas la intromisión del judaísmo en este estado netamente cristiano; los médicos judíos realizan abortos en nuestras jovencitas alemanas, no sólo les cobran por el servicio sino que las violan, ya que sus tarifas dicen 3OO marcos alemanes, más favores sexuales ilimitados, a las que no pagan y tiran hasta saciarles su hambre de mujer aria superior, no las abortan, no hay que permitir que estos marranos aborten y se tiren a nuestras mujeres, tenemos que tirarlos a ellos, hay que lincharlos, no hay que permitir que ningún judío trate a un paciente blanco ario perteneciente a la raza superior, ni hay que dejar que ningún médico perteneciente a la raza aria superior trate a un marrano de la raza judía inferior, los médicos alemanes no somos veterinarios 150
y los veterinarios judíos no son médicos, son proveedores de salud. El 6 de junio de 1944 amaneció nublado, mal comienzo para un buen día. Era el día D, que a la larga fue el principio del fin y el fin del principio, las tropas aliadas, compuestas por ingleses y canadienses desembarcaron en Normandía sufriendo grandes bajas, las tropas americanas lo hicieron en la península de Cherbourg, en las playas de "Omaha". El tiempo nublado jugó una mala pasada a la aviación norte americana, la que debía bombardear los puestos defendidos por los alemanes, pero como no veían nada debido a la intensa neblina, bombardearon tres millas más adentro matando muchas vacas, innumerables ovejas e infinidad de cerdos. Las vacas y las ovejas protestaron enérgicamente, nosotros no estamos en guerra dijeron, así no se nos mata. Cuando salió el sol había más americanos muertos que vacas, entonces se calmaron los ánimos entre las vacas, los cerdos murieron sin protestar, igual da morir a cuchillo que a bala, dijeron; a pesar del severo bautizo de fuego al que fueron sometidas, las tropas americanas lograron desembarcar y tomar las trincheras y fuertes defendidos por las fuerzas nazis después de una heroica y prolongada lucha cuerpo a cuerpo; si Hitler escuchaba a sus almirantes que le informaron que habían interceptado comunicaciones de los aliados, indicando la hora y fecha en la que desembarcarían las tropas, hubiese cambiado el curso de la historia, pero Hitler no sólo que no los escuchó, pero se puso furioso y dijo: "Aquí mando yo carajos, están equivocados, los aliados no desembarcarán en Normandía ni muchos menos en Omaha, ¡Ja!, ¡Ja!, lo que pasa es que ellos estaban llamando al estado de Nebraska y ustedes entendieron mal, retiren el 9O% de los efectivos que defienden esos fuertes y trasládenlos inmediatamente a Danzig por ahí les comenzamos nosotros y por ahí nos terminaran a nosotros". Si Hitler no se operaba: los aliados no hubiesen matado ninguna vaca y los alemanes ningún americano. En abril 12, de 1945 Franklin Delano Rooselvelt murió víctima de una hemorragia cerebral masiva, pero murió convencido en el triunfo de los aliados. Hitler se alegró mucho de las buenas nuevas, pero la alegría le duró muy poco, nadie sabe quien se la prestó, porque él no la tenía, le faltaba el centro de la alegría, algunos pensaron que la alegría pertenecía a Eva y ella se 151
la brindó. Pasado un momento reaccionó pensando, por que casi siempre pensaba sin reaccionar y la mayoría de las veces reaccionaba sin pensar, "Carajo, así no vale, o éste es un truco siniestro para tratar de confundirme o es que se mueren sin esperar a que les gane la guerra". El 3O del mismo mes, después de destituir a Goring y a Himmler, se casó con Eva Braun. La torta de matrimonio fue aderezada con cianuro, el champagne francés traído de París contaminado con infusión de venenos de serpientes cascabel, especialmente invitadas para la solemne ocasión desde el Brasil ingresaron a ritmo de zamba; la música "El vals del adiós" y como bajativo cognac Napoleón al fuego vivo, que los hizo arder por horas; el jardín fue el único testigo del matrimonio y de la cremación subsecuente, nadie se cremó antes que él en la cancillería de Berlín, los alemanes decentes se cremaban en el cementerio. En mayo 7, el general en jefe de las fuerzas armadas alemanas Alfred Jodl, se rindió ante los aliados terminando así una guerra que duró 2.O76 días y sus noches, el doble de lo que duró el libro de Ali-Babá. Los japoneses se rindieron sólo después de que Trumann, el presidente atómico bombardeo Hiroshima y Nagasaki. Las almas de los nipones se elevaron a su propio cielo pero no fueron aceptadas, porque los porteros celestiales no las reconocieron: parecía que eran almas de negros sud africanos, disfrazadas de japoneses y tuvieron que volver a tierra, donde después de muertas se irradiaron por el espacio de tres meses, tiempo que les tomó recabar sus credenciales y obtener sus pasaportes. Dichas almas desarrollaron cáncer posteriormente y hasta el día de hoy están en juicio con los que echaron la bomba atómica. Cuando terminó la guerra, la felicidad enloquecida bailó en París y en toda Europa, el baile ingresó a todas las casas y a todas las cosas, se bailaba en las calles, en las plazas y plazuelas, se bailaba en los jardines, en los hoteles y en los moteles, en los salones de fiesta y en los salones sin fiesta, se bailaba en el suelo, en los cuartos, en las camas, en las paredes, en los techos, en los árboles y hasta en las salas de parto, bailaban los niños, bailaban los viejos, bailaban los cuerpos, bailaban las almas, bailaban los ricos, bailaban los pobres, todos bailaban, hasta los tanques y los carros de asalto danzaron hasta el amanecer, la alegría era 152
generalizada; en medio de tanta fiesta yo me encontraba solo, no me invitaron al baile y me invadieron los muertos, gracias a esa invasión pude ver y comprender el grave problema que tenían los prisioneros que murieron antes de ser admitidos a los campos de concentración: como no les extendíamos certificado de defunción no los dejaban ingresar al cielo, no traían papeles, estaban indocumentados. Entonces vinieron a mi pieza en filas de a diez, primero a pedirme y después a exigirme los certificados y por el lapso de tres semanas les estuve extendiendo certificados para su último viaje, sin pasajes de retorno. En un momento de iluminación divina, se me ocurrió una idea peregrina, la de extenderme un certificado de defunción a mi mismo y me fui con los últimos niños que salían de mi pieza, pero una vez que llegué a las puertas del más allá, me devolvieron como si estuviese tratando de ingresar a Polonia. "Usted no pasa", me dijo San Pedro. "Y por qué no?", le contesté. "Por que está prohibido a un médico el extenderse un certificado de muerte a si mismo, esto se prestaría a abusos colectivos y sería un mal precedente, un muerto por más médico que sea esta muerto y los muertos no escriben". "Algunos si", le contesté. "Quiénes?" "Los muertos de hambre; pero pasando a otro asunto, cómo me reconoció?" Y un coro de ángeles me contestó: "Serás enano, serás lampiño, pero esos huevos no son de niño". En el camino de regreso a la tierra me encontré con las almas del valeroso grupo de "La Rosa Blanca", estudiantes de la Universidad de Munich, que denunciaron al mundo las atrocidades que se estaban cometiendo durante el gobierno de Hitler. Una vez que fueron descubiertos, se los mató en masa y se los enterró sin papeles, envueltos en sus propios panfletos. Recién ahora ingresaban en grupo, traían un certificado colectivo firmado por el rector de la universidad, que fue aceptado, por san Pedro a pesar de que él sabía que este individuo no era médico. Los componentes del grupo ingresaron al cielo en su propio carro alegórico, la carroza de la rosa blanca, estaba formada por pétalos de rosa, era alba, tirada por libélulas y conducida por gomos. 153
Uno de mis amigos judíos en París me empezó a llevar a sus reuniones sionistas. Al principio asistía por no tener otra cosa que hacer, después asistía para hacer alguna cosa, posteriormente porque me convencí de que la única solución para nosotros era contar con un estado propio, en la Argentina, en Palestina, en la China o en el Japón. Jamás consideré Rusia y me convertí en un sionista ferviente; en un grupo fuerte de cien sionistas nos fuimos al Brasil, de ahí pasamos al Uruguay y posteriormente a nado a la Argentina cruzando el río de la Plata. Al pisar suelo argentino empezamos a cantar al unísono: "¡Ah! este es mi último viaje días de oro están cerca, las nubes se disiparon la hora que esperé está cerca como un tambor el eco me repite, aquí estamos". Carlos Gardel nos contestaba: "Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver". Gardel cantaba en los salones de la Boca, que amanecían despiertos, para respirar las olas junto a la brisa del mar. La Boca de Buenos Aires recogió mis ilusiones dispersas y mis ganas de vivir. Con nuestra llegada renació el empuje sionista, se encendieron las velas del espíritu, revivió la esperanza y resucitaron nuestros corazones mustios, los árboles reverdecieron y las flores de los rosales nos regalaban su aroma. Los judíos en Latino América constituían varias comunidades. Después de los 12 años de Hitler (1933 a 1945), dichas colonias fueron adquiriendo más importancia. Durante los años 19O8 a 1914, 20% de los judíos de la Argentina volvieron a Europa, días antes de que estallara la primera guerra mundial y cayeron en la trampa. Entre 1933 a 1945, 4O.OOO judíos ingresaron a la Argentina y en menor escala a los demás países como ser Bolivia, Paraguay y México. Los que se asilaron en la Argentina en forma ilegal, se beneficiaron de la amnistía de 1948, que favoreció a 1O.OOO judíos. La recesión antes de la segunda guerra mundial afectó a todo el mundo y también a la Argentina; los judíos no tenían trabajo, se morían de hambre pero solos, sin que nadie los ayudase, peleaban entre ellos porque no tenían contra quién pelear y a pesar de que nadie los perseguía, ni amenazaba con echarlos, querían marcharse. Por segunda vez, el gobierno argentino abrió el "Hotel de los Inmigrantes" donde los descontentos entraron en huelga de hambre, como si la que traían no fuese suficiente, hasta conseguir que las comunidades judías de Europa les mandaran 154
dinero para ese viaje que habría de ser sin retorno y se fueron a Europa días antes de que estallara la segunda guerra mundial, cayendo por segunda vez en la misma trampa. Por tres años estuvimos trabajando infatigablemente. Hicimos tantos viajes como fueron necesarios, gastamos tanto dinero como fue preciso, pagamos a tanta gente como era menester, que al final de cierto tiempo el mundo se dividió en dos: judíos y los que trabajaban para ellos; nos ubicamos en todos los periódicos importantes como corresponsales y columnistas, no sólo para volcar la opinión pública mundial hacía nuestra causa, sino hasta convertirnos en la opinión misma, la opinión pública internacional. Nos infiltramos en todas las organizaciones internacionales y llegamos a controlar las naciones unidas. En un 14 de mayo de 1948, por esas extrañas coincidencias del destino, cerca de dos mil años después de la conquista de Jerusalén por los romanos, nacía el tercer estado judío, cuando moría el tercer Reich alemán. David Ben Gurión nuestro líder, no se cansaba de repetirnos: "El estado de Israel tiene que ser el amo de su propio destino, el centro del mundo judío, el sionismo ha triunfado y su victoria ha conseguido formar un país soberano, independiente, austero, ético y justo, que a la larga demostrará al mundo la grandeza de la civilización hebrea. El sionismo es el nacionalismo israelita, pero un nacionalismo bien entendido, democrático y bien llevado, siendo el hebraísmo nuestra herencia intelectual. La gente de Israel será el foco principal de la vida espiritual de nuestro estado, nuestras fronteras delimitaran nuestra madre patria, madre patria que está dispuesta a cobijar a todos los judíos del mundo". Después de la guerra de Yom Kippur, fui invitado a fundar el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental en la universidad de Tel Aviv y me dotaron con los laboratorios genéticos y anatómicos más modernos del mundo, pedí permiso para viajar a Nueva York y traer a mi profesor, el eminente sabio, científico e investigador, doctor Hans Müller, pero fui informado que gracias a la policía secreta del estado y los comandos especiales israelitas, cualquier profesor podía llegar a Israel en 72 horas. Sin necesidad de que yo viajase, el profesor llegó a Tel Aviv en 72 horas; posteriormente me enteré que le hicieron una propuesta que no pudo rechazar; nuestro encuentro fue muy emotivo, por tercera vez juntos y esta vez hasta la 155
muerte. Me contó lo bien que le iba en el país del norte, donde acumuló una gran fortuna, patentó e instaló todos los hornos de cremación de basura para las fábricas, los edificios del gobierno, las universidades, los bancos, el comercio, las viviendas colectivas, las particulares y principalmente en los cementerios, donde empleaba obreros sólo de nacionalidad judía, ya que les tocaba el turno de cremar e incinerar sin ser cremados ni incinerados. Stein, a pesar de la condecoración recibida, del gran éxito personal, de la fama y reconocimiento mundial que estaba alcanzando y de sus magníficos descubrimientos, no era un hombre feliz. Las pesadillas no lo dejaban en paz, sus noches eran un infierno, veía a los judíos en los ghettos de Varsovia, se enteraba cada día de los doscientos nuevos casos de tifoidea, oía a los nazis decir "Cuando los judíos contaminados son atendidos por médicos no judíos que al mismo tiempo están atendiendo a otras razas no contaminadas, se corre el riesgo de que éstos puedan trasmitir las enfermedades de los judíos a los no judíos", se acordaba de cómo el contacto con los judíos fue declarado una amenaza para la salud publica; gracias a esa premisa cuando se veía a un judío escapando de un ghetto se lo mataba en el acto. Se acordaba de la biología criminal que hizo coincidir la forma anatómica del cráneo, la forma de la cara y la distribución del cabello de la raza judía con la de los individuos predispuestos a cometer cualquier tipo de crimen o acto violento; los preocupaba que los criminales se estuviesen reproduciendo más rápido que los no criminales, se acordaba del congreso de biología criminal realizado en Hamburgo el año 1934 en la que se predijo que la ley de esterilización a ser dictada disminuiría la cantidad de criminales morales en un 6%, de criminales sexuales en un 30% y en la que se concluyó en forma rotunda y categórica que sólo los negros estaban más predispuestos que los judíos a forzar sexualmente a las blancas, se acordaba de la ley de castración de 1935 y de cómo Himmler ordenó el examen genético y genealógico obligatorio de todo individuo que era encarcelado, hasta convertirlo en parte importante de la investigación criminal. Se acordaba cómo apareció una mañana en todos los periódicos que los judíos eran más propensos que los gentiles a nacer con pie plano, mayor número de enfermedades mentales, como la histeria y como los desórdenes sexuales eran cien veces más frecuentes en 156
ellos, los judíos se declaraban en bancarrota más comúnmente que los no judíos, distribuían más material pornográfico que los no judíos, manejaban más casas de prostitución que los no judíos y vendían más drogas a la población que los no judíos. Stein empezó a gritar en medio de su pesadilla cuando recordó de Phillip Bouhler, quien quería irradiar tres millones de judíos para que no se reprodujeran más y siguieran trabajando, como trabajan los bueyes; veía como los funcionarios del estado obligaban a los judíos a llenar formularios frente a unas ventanillas especiales, en forma de escritorio, mientras los empleados del gobierno los irradiaban a través de la madera, cada individuo recibía 6OO roentgen si era hombre y 35O si era mujer, 3OOO a 4OOO judíos eran esterilizados semanalmente; lo vio al coronel Friedrich Mennecke jefe del hospital estatal de "Eichberg", quien en enero de 1942 empezó a incluir a los judíos sanos en las listas de los candidatos a ser gasificados, o a sufrir lobotomías, "lo único que necesitan es un diagnóstico" decía, y entregó la lista de los diagnósticos conocida vulgarmente como la "lista de la muerte" a los médicos, donde estos podían marcar fácilmente una (x) en el lugar preciso y asunto concluido. El judío estaba con el diagnóstico y calificaba para las cámaras de gas, en la lista se podía leer: gitano, comunista, antisocial, alcohólico, prostituta, droga adicto, vagabundo, psicópata y al final judío. Lo oía a Rudin decir que la población alemana contaba con un 1O por ciento de homosexuales, de los que 7O% eran judíos y el resto sospechosos, hecho que demostraba clara y contundentemente que la homosexualidad era genéticamente trasmitida y determinada, o sea que nuestros cuerpos estaban programados para nacer pervertidos, veníamos genéticamente destinados, anatómicamente condicionados y socialmente condenados; los individuos que no producían deberían ser destruidos, costaba mucho mantenerlos. La noche del 3O de junio de 1934, conocida posteriormente como "La noche de los cuchillos largos" todos los líderes de la SA fueron eliminados por los SS, incluyendo Ernst Rohm, como parte de la operación limpieza de los homosexuales, el tercer sexo sería eliminado de Alemania, miles de individuos fueron identificados como homosexuales y fueron conducidos a las cámaras de gas, bastaba que algún enemigo personal lo acusara a uno de homosexual y ni quien lo salve, terminaba 157
convertido en ceniza negra en los hornos crematorios, justificando las denuncias de los líderes musulmanes negros americanos que predicaban que al crear al hombre Dios utilizó polvo negro y la prueba de que al principio éramos todos negros estaba en que, al final de nuestras vidas, el color de las cenizas de los blancos, de los pelirrojos y la de los amarillos terminaba negra, el color blanco, así como los otros colores eran un truco óptico, los blancos eran blancos porque que les faltó más color, eran pobres en melanina y paupérrimos en espíritu, pero en realidad todos éramos negros. El gobierno dijo que todos los homosexuales alemanes tenían antepasados judíos, o sea que eran genéticamente judíos queriendo pasar de arios; los gitanos y los judíos eran culpables del 9O% de la transmisión de enfermedades sexuales entre los adultos, vio con horror a sus camaradas judíos tomando agua de mar, sometidos a experimentos simulando las presiones que sufre el cuerpo humano en las grandes alturas y profundidades, veía los trasplantes de extremidades, los experimentos que realizaban colocando los miembros de una mujer a un hombre y la de un hombre a una mujer, vio como extirpaban las extremidades de los judíos para trasplantarlos en los soldados que perdieron las suyas en el frente de batalla, veía llegar a los cojos a escoger y medirse muslos, piernas y pies, veía a los mancos medirse manos, brazos y antebrazos, esta mano me gusta y me queda muy bien y esa mano era amputada del dueño legítimo injertándosela al nuevo dueño, los injertos eran perfectos no sufrían rechazo alguno, ni se infectaban, los donadores estaban tan mal nutridos que no tenían anticuerpos, muriendo a consecuencia de la amputación. En Dachau, en 1939, comenzaron las primeras experimentaciones humanas en masa. Fisher ordenó infectar a pacientes judías con bacterias tóxicas, bacilos gaseosos y estafilococos, y murieron todas las pacientes, empezaron a usar judíos en los campos para probar vacunas contra la fiebre de las Montañas Rocosas y la escarlatina, vio a muchos miembros de la SS que al ser acusados de deslealtad murieron con inyecciones de fenol y gasolina endovenosa o intra cardiaca, como dichos individuos al ser miembros importantes del grupo de seguridad, tenían que ser expuestos en funerales públicos, presentaban un serio problema para el gobierno, el que no sabía como explicar el olor a fenol o a gasolina que exhalaban dichos cadáveres y la 158
gente murmuraba que a estos o los confundieron con autos y les llenaron sus tanques o los obligaron a tomar gasolina hasta matarlos, o sea que ese método quedó completamente abandonado y fue reemplazado por la inyección de bacilos vivos de tuberculosis y los pacientes morían con tuberculosis diseminada o miliar, sin oler a nada más que a muerto, que era un olor tolerable. Vio aparecer los programas de esterilización y los de destrucción psicológica de los presuntos enfermos mentales, vio florecer la eutanasia, como florecen las flores en primavera. Al despertar, o cuando despertaba, empezaba a descansar, sus pesadillas eran tan frecuentes que por miedo a dormir aprendió a dormir sin dormirse, luego a dormir despierto y finalmente a no dormir y es así que en las últimas 478 noches durmió sin dormir una sola noche y no tuvo pesadillas. Después de un examen riguroso en el que participaron 1OO médicos recién graduados en el estado de Israel escogimos 14 realmente brillantes y los incorporamos al instituto, entre esta crema de la intelectualidad médica había uno que era realmente excepcional. Nació con el nuevo estado, su padre era inspector de mercados, de mala reputación y de conducta dudosa, se casó con la madre de Luciano Azote después de haber tenido una hija ilegítima con otra señora mayor que él, la que murió en forma misteriosa, sin enfermedad, ni entierro; poco tiempo después emprendió con una camarera de un hotel de tercera clase, con la que tuvo un hijo, la camarera murió en el parto, sin enfermedad pero con entierro, le dejaron la placenta adentro hasta que pierda la última gota de sangre. Tres años después de haberse casado con una campesina palestina nacía Luciano, quien desde muy niño sufrió los inmisericordes castigos de su padre, quien lo azotaba día por medio, haciendo honor al apellido que llevaba, Azote azotaba al hijo y a su perro, el perro meaba de dolor, Luciano, en forma estoica, aguantaba los treinta y cuatro azotes, sin derramar una sola lágrima, ni emitir ningún sonido. Su hermana mayor murió de tuberculosis y su hermano se escapó de la casa, para huir de los castigos, a su padre se lo comieron los guerrilleros árabes comandados por Arafat que tenían un magnífico estómago y una digestión a prueba de balas. Azote era extremadamente inteligente, tenía un temperamento fuerte y una voluntad de hierro, soñaba con ser un gran médico, pintaba con mucho talento y escribía poemas muy 159
bien logrados. A pesar de su talento no fue aceptado a la "Academia de Bellas Artes" de Tel Aviv por su espíritu rebelde y su conducta altanera; la muerte de su madre lo llenó de amargura y lo afectó muchísimo, amaba a su madre con locura. Cuando nació, su lengua era tan grande que no cabía en su boca, con el tiempo le crecieron las mandíbulas hasta que su órgano principal, la lengua, encontrase fácil acomodo. Luciano empezó a trabajar y a mantenerse vendiendo pinturas, gracias a un amigo que le enseñó el negocio. Poco después, acusó a su amigo de estafa y no descansó hasta meterlo a la cárcel por 99 años. Cuando se le terminó su inspiración a la par que su dinero hizo una solicitud para obtener ayuda pública y obtuvo una buena suma mensual que le permitía sobrevivir. Le encantaba autorretratarse como vino al mundo, y se contemplaba extasiado por días enteros. No tomaba, ni fumaba, y la falta de mujer aparentemente no le molestaba, a falta de hembras se entregaba a la lectura y al estudio en forma disciplinada y ardiente, amaba la música clásica y lo enloquecía la ópera, admiraba a Wagner, el genio musical que triunfó sobre su propia desventura y le encantaba su racismo. Odiaba a Golda Meir por honesta, se alistó al ejército para la guerra de los seis días, en los que demostró un valor increíble, salvó la vida a dos de sus comandantes y tomó muchos prisioneros. Conocía la zona de combate a la perfección y dirigió el ataque de varias unidades, corría al frente de una unidad llamada "Aquí Mueren los Camellos". Al concluir la guerra fue condecorado con la "Medalla de Bronce al Valor de Guerra y la Velocidad Militar". De conversación autoritaria y fluida, brillaba nítidamente en la política y la pintura. Sus finas manos contrastaban con el inmenso tamaño de sus pies, como si hubiese nacido con las manos de un cuerpo y los pies del otro, o como si se hubiesen equivocado al construirlo. El inmenso tamaño de sus pies le permitía correr a una velocidad de 52 millas por hora; como se desplazaba 7 millas más rápido que los tanques egipcios podía fácilmente alcanzarlos, golpearles la puerta del techo y una vez que le abrían, les echaba una granada lista para explotar y los tanques volaban como camellos sedientos. Azote hizo volar más tanque enemigos que la aviación de las fuerzas aéreas de los países unidos que participaron en el combate. En la universidad atraía multitudes y estaba envuelto en todas las huelgas, paros, protestas y discusiones, siendo el líder nato de todos los disturbios 160
y combates. Pasada la guerra, siguió en el ejército donde aparentemente encontró el hogar que nunca tuvo, pasaba largas horas del día declarando en contra de los soldados que escaparon de miedo al ver a los combatientes sirios, que luchaban hasta matar o morir con gloria, hasta conseguir que los condenaran y los fusilaran. Los que lo conocían y principalmente los oficiales jóvenes decían de él que era un símbolo viviente del amor a la patria. Armó un grupo de jóvenes y se dedicó a perseguir árabes. Los perseguía con tanta convicción y convencimiento que dicha persecución se convirtió en uno de sus pasatiempos favoritos, mayores que el ajedrez y la pintura, pasatiempo que fue popularizándose por el pequeño estado hasta convertirse en el deporte nacional, más practicado que el fútbol. Dirigía el equipo de ingenieros y les mostraba los mejores lugares para los futuros asentamientos en las zonas ocupadas. Le gustaba atacar a los palestinos cuando estaban durmiendo; sus inmensas topadoras pasaban sobre las casas de sus enemigos sin que éstos se diesen cuenta, mucho menos despertaran. Cuando así lo hacían, ya estaban muertos y enterrados. Entre los libros que más lo impresionaron se encontraban "La Montaña Mágica" de Tomas Mann y "Mein Kampf" de Hitler, a este último lo odiaba con todo su amor, lo rechazaba con deseo, lo presumía con admiración, lo leía con desprecio, Israel necesita otro Hitler, decía, pero esta vez judío, y ese judío soy yo. Cuando Stein terminó su primera conferencia preparatoria para el examen al que deberían ser sometidos los candidatos para ser aceptados al instituto, vio al joven Azote por primera vez, lo observó envuelto en una acalorada discusión, argüía en forma violenta, tenía una voz extraña y gutural, discutía casi solo contra la mayoría de los presentes y los fue silenciando uno a uno, hasta llegar a convencerlos completamente. Hablaba con una pasión indescriptible: sus ojos echaban chispas y sus orejas humo. Ya desde sus años de colegio decía a sus camaradas de estudios: "Israel es un país seleccionado por Dios y los sionistas los predestinados para dirigirlo, los judíos somos los elegidos, los biológicamente superiores, nuestros antepasados vivían sacrificándose, privándose, ayunando, consagrándose a Dios, arrepintiéndose por sus pecados, renunciando a todo, nosotros deberemos vivir de aquel sacrificio y explotar el holocausto, para 161
alcanzar nuestros fines y disfrutar de los frutos cogidos de los árboles plantados por nuestros padres, debemos olvidar las desventuras que no nos tocan, pecar sin sufrimiento, comer hasta indigestarnos, lo del ayuno son cuentos, tenemos que auto abastecernos y no depender de nadie; debemos mostrar a los árabes cómo es una nación civilizada, hay que dinamitar sus casas, hay que echarlos de ellas, hay que expulsarlos de sus villas, de sus pueblos y sus ciudades. Hay que comenzar con lo de Gasa; de los 12O.OOO que vienen cada día a Israel como limpia cloacas, barrenderos, cosechadores de fruta, ayudantes de albañiles y lavaplatos hay que reducirlos a 4O.OOO primero y después a cero, hay que reemplazarlos con una inmigración masiva de judíos traídos de la Unión Soviética, antes de que caiga Gorby del poder, hay que hacer de sus vidas una agonía más lenta, los árabes deben levantarse a las 4 de la mañana con el sol, ingresar a Israel para trabajar y acostarse con la luna, deberán volver cada noche a Gasa, hay que pagarles sólo 15 dólares al día, cobrarles 1O por el transporte, con los 5 que les quedan no podrán tener buenas ideas, les alcanzará sólo para comer, hay que aglutinarlos en un verdadero campo de concentración, frío y compacto, pero al mismo tiempo disimuladamente grande, tiernamente inmenso y alegremente triste, algo hasta ahora nunca visto. No hay que descansar hasta que la miseria se acueste con ellos, hay que establecer un puesto de control de ingreso en Erez para que nadie entre sin salir, no hay que permitirles dormir en Israel, porque ahorrarían el transporte y contaminarían el medio ambiente, deben vivir en estado de sitio permanente, en zozobra continua, en angustia perpetua, en hambre eterna, hay que sacarles toda la grasa que llevan en el cuerpo para que no les aumente el colesterol, que es malo para el corazón y terrible para sus arterias, hay que castigarlos más duro para sacarles lo poco que les queda adentro; a todo el que se queje hay que convertirlo en arena y mezclarlo con la del desierto; lo mismo debe ocurrir en el banco occidental y en las alturas del Golán, Israel para los israelitas, Siria para los sirios y la muerte para los palestinos. Si los Estados Unidos no nos dan 1O billones de dólares, en préstamos no pagables, hay que amenazarlos con continuar las construcciones y proseguir con los asentamientos, no hay que votar por Bush hasta obligarlo a que las naciones unidas proponga una resolución que diga que el sionismo, a diferencia del nazismo, 162
del fascismo y del comunismo, no es una forma de racismo, ni de discriminación racial. Hay que seguir dominando y conquistando; la conquista purifica a los pueblos, los hace grandes, les permite poder respirar para vivir y vivir respirando. No hay mejor palestino que el palestino muerto, hay que utilizar la energía atómica en los hornos crematorios de nuestros campos de concentración mezclándola al sistema de los hornos de micro ondas, para cocerlos mejor y más rápido; lo único bueno que tienen los árabes son sus camellos, su cabeza sólo sirve para jugar fútbol con ella. Hay que matar a Tamarin y botarlo desde el segundo piso de la universidad, no podemos permitir la existencia de traidores dentro nuestra patria, no hay que dejar que nuestra juventud se corrompa con ideas foráneas, con ideas diabólicas, hay que practicar el racismo nacionalista, hay que perseguir a todos los criminales de guerra, hay que encontrarlos, hay que traerlos, juzgarlos, castrarlos y matarlos, para que nuestros amigos nos respeten y nuestros enemigos nos teman, hay que programar nuestros embriones, hay que seleccionarlos, hay que injertarles las células blancas superiores, hay que inculcar al recién nacido el racismo supremo y el amor a su patria, hay que vivir matando, hay que pelear para vivir, hay que vivir para matar". Azote organizó y participó en todos los secuestros y extradiciones de los nazis hacía Israel. Tenía un sentido común increíble, una orientación estupenda, un poder de deducción inigualable, una lógica irrefutable, una fuerza de organización incontenible, un poder de trabajo incomparable, analizaba dos o tres informaciones y sabía exactamente dónde se encontraban los nazis ocultos, los olía con un olfato superior al de los mejores canes, viajaba a la Argentina y se traía consigo 23 nazis, iba a Bolivia y volvía con 11, viajaba al Paraguay y traía 7; el único que se le escapó fue Klaus Barbie, "El carnicero de Lyon", porque Siles Suazo, el presidente boliviano lo vendió y se lo compraron los franceses, para que se muriera en Francia con leucemia, hablando por horas sin decir nada, contestando preguntas sin responder, dándose golpes en el pecho sin arrepentirse y principalmente sin delatar a nadie, mucho menos complicar ni avergonzar a sus camaradas del ayer, los gobernantes de hoy; fue a México y retornó con 16 y así fue llenando las cárceles de criminales de guerra, donde meticulosamente se encargó de que cada cual sufriese las mismas torturas que infringió a los judíos que estuvieron a su cargo en los 163
campos de concentración. Preparó personalmente toda la evidencia de los crímenes de los que se los acusaba; para ello reunió a varios sobrevivientes del holocausto con quienes tramó, proyectó, elaboró y preparó todos los detalles de los juicios; a los que se acordaban lo que les pasó, los entrenaba para contestar las preguntas con respuestas contundentes y lapidarias y les enseñó a actuar, a los que se olvidaron, los ayudó a recordar y para los criminales que no tenían testigos entrenó dos docenas de testigos falsos, que acusaban a todos de todo, ante el tribunal de la muerte; a los que reconocían a sus verdugos los hacía convivir con ellos para que tomasen revancha y a los que no los reconocían los hacía mirar y remirar mil y una veces hasta que queden completamente convencidos que esos fueron los que los torturaron cincuenta años antes. El único problema serio e insoluble que se le presentaba era el de que el número de judíos muertos a manos de los nazis era dos veces mayor al número total de judíos en el mundo durante la época de la guerra. Poco después publicó sus primeros libros, "Las Bases Genéticas de la Medicina" y "Caza de Nazis". En el primer libro vuelca todo su odio hacía la raza árabe y en el segundo hacía la raza alemana. Un equipo de científicos recién llegados de California se unió a nuestra investigación. A la cabeza des este equipo humano se encontraba el profesor George T. Marcus, ingeniero genético de la universidad de Berkeley, experto en computadoras, quien estaría encargado de reproducir el código genético del cuerpo humano en su integridad. Marcus, quien pertenecía a la segunda generación judía nacida en los Estados Unidos, no vaciló dos veces en aceptar el puesto que se le ofrecía, ya que se cansó de trabajar en el instituto nacional de salud, donde no le permitieron aplicar los descubrimientos que realizó en animales de experimentación a las personas humanas y completamente frustrado, totalmente deprimido y definitivamente desengañado con esa burocracia estúpida que no trabajaba, ni dejaba trabajar, volvió a su cátedra en la universidad de Berkeley. En Tel-Aviv, podría poner en práctica todos sus experimentos en una masa humana compuesta de cien millones de conejos de experimentación; Marcus se proponía encontrar la formula para alcanzar la célula genética superior que convertiría a la raza judía, no sólo en la mejor raza, sino en la única inmune a las enfermedades y anomalías cromosómicas transmisibles: sería una 164
raza intelectualmente superdotada y anatómicamente perfecta. Marcus había removido exitosamente los linfocitos enfermos, que no podían trasmitir las órdenes de alerta al sistema inmunológico del cuerpo, y reprogramando su código genético los convirtió en linfocitos portadores de órdenes de guerra que, inyectados en el organismo, inducirían la reproducción de las células de defensa que destrozarían fácilmente a las células enemigas del cáncer. A los pocos días de su llegada, se le puso a disposición cien pacientes con cáncer terminal, esta vez no solamente árabes, sino de todas las nacionalidades. Se le suministró también pacientes con leucemia en los que habían fallado uno o dos trasplantes. De estos últimos, Marcus extrajo los genes bacteriales para marcar las células de la médula ósea y descubrir el porqué de dicha falla. Una vez que logró corregir el defecto, los pacientes con leucemia recibieron trasplantes sin rechazarlos. La alegría de Marcus fue indescriptible cuando tuvo el honor de conocer a los profesores Müller y Stein, hombres cuya reputación científica había transpuesto los límites del tiempo y del espacio, igual los leían los científicos en ciernes, que los científicos que murieron hacía veinte años. Como todos sus colegas, él había leído y saboreado sus múltiples artículos cromosómicos hasta aprendérselos de memoria, ya que su avanzada y revolucionaria teoría genética los convertía en la Biblia y la inspiración de la juventud genetista mundial. Los genes insertados a los pacientes trabajaron perfectamente bien, dichos genes correctores fueron introducidos en células blancas especiales llamadas células "T", denominadas así por ser la abreviación de Thomas, que era su segundo nombre, George Thomas Marcus. Esta célula "T" fue obtenida de los jóvenes que sufren enfermedades genéticas letales debidas a una deficiencia de adenosina deaminasa. Su tratamiento fue un éxito completo y total, los dos pacientes traídos al instituto de Europa estaban completamente curados. Este hecho de trascendental importancia le abría las puertas secretas del código genético, Marcus, al abrir las puertas de las bóvedas que encierran los tesoros del organismo humano, se puso tan contento como se ponen los ladrones que asaltan exitosamente un banco y llegan a sus bóvedas, o como se puso Satán Hussein cuando asaltó Kuwait. Marcus demostró al mundo científico internacional que su teoría era correcta: las células por él descubiertas eran las células maestras del sistema inmunológico, las que ponen en 165
funcionamiento el ejército de defensa del organismo humano para empezar a fabricar anticuerpos que combatirán al invasor. Müller se encargó de entrenar a los genes con disciplina germana, los instruyó, educó, adoctrinó y aleccionó convenientemente. Los hacía desfilar de día y de noche, hasta que aprendieron a marchar marcialmente y a mostrar un magnífico paso de parada; viéndolos a través de su microscopio atómico, corrigió sus tácticas para el ataque, su eficiencia en el combate, su ubicación en la defensa, los dotó con mejor equipo bélico, con buenos uniformes de cuero legítimo, mejoró sus movimientos en la lucha cuerpo a cuerpo y logró que los genes funcionasen como un verdadero ejército. Las células "T" o células "Marcus" son las células que están afectadas en los miles de pacientes contaminados y enfermos con SIDA, corrigiendo estos genes, el SIDA pasará a la historia como la sífilis y la gonorrea. A los pacientes con cáncer les inyectó supergenes, poderosos en la pelea y temibles en el combate; los genes desarrollaron el factor necrótico tumoral, una proteína potente del sistema inmunológico, que mató a las células cancerosas en singular combate, utilizando por primera vez para el ataque el gas nervioso, cargado en cohetes fabricados en Rusia a base de proteínas, llamados Skuda. Como las células cancerosas no contaban con máscaras antigás y el equipo necesario para protegerse contra la guerra química, sucumbieron sin resistencia. Las células del cáncer humano, mediante sus representantes acreditados, denunciaron ante la "Asamblea Mundial de Células Humanas" el genocidio ocurrido. La asamblea condenó severamente la guerra química, recordando a sus miembros que durante la primera guerra mundial fueron los humanos los que utilizaron estos materiales, habiendo sido enérgicamente condenados y sancionados por el comité respectivo en la convención de Ginebra, organismo internacional que ordenó a todas las naciones del mundo abolir ese método de guerra inmediatamente. Si las células "T" no obedecían, el poderoso ejército americano los bloquearía por aire, mar y tierra, y bombardearía sus instalaciones en forma limpia o quirúrgica, hasta volarles sus carreteras, destrozarles sus puentes, deshacerles sus fábricas de alimentos bajo el pretexto de que se tratarían de fábricas de gases nocivamente criminales, sus estaciones de purificación de agua y sus plantas de producción de leche para los niños, Kuwait y Arabia Saudita pagarían los gastos bélicos. Los 166
miembros de la asamblea acordaron por unanimidad condenar enérgicamente lo acaecido y, por primera vez en la historia de la asamblea de las naciones unidas, las células blancas, las rojas y las amarillas votaron del mismo lado. Entusiasmados por estos avances científicos, el gobierno israelita autorizó y financió la fabricación de la primera computadora genética atómica y del primer super microscopio atómico, dotado de un aguja tan, pero tan pequeñita que podría remover un gene particular sin tocar los que se encontrasen a su lado y reemplazarlo por otro en forma automática en décimas de segundo. Marcus descubrió que algunos atletas mueren súbitamente al estar jugando básketbol debido a una cardiopatía hipertrófica, que produce agrandamiento del corazón y defectos en la transmisión del impulso nervioso, desde el marcapaso situado en la pared anterior de la aurícula izquierda, hasta los ventrículos, a través del has de His. Esta enfermedad es causada por la presencia de un gene anormal que podría ser removido a tiempo para salvar muchas vidas o injertado al embrión para provocar muertes súbitas en algunas personas pertenecientes a las razas indeseables. Muy pronto la Asamblea General de las Naciones Unidas pasó una resolución considerando al sionismo una forma de racismo, resolución que trajo repercusiones mundiales. Azote fue enjuiciado en dicho organismo mundial por crímenes contra la humanidad, pero después de hablar por 333 horas ininterrumpidas y 666 horas con pausas, convenció a las naciones del mundo de que todo aquello de que se lo acusaba era sólo una propaganda antisemita, y ayudado por la prensa principalmente en los EEUU y el resto de Europa occidental que estaba controlada por nuestros miembros, logró acallar todo intento que iba dirigido contra la seguridad nacional del estado de Israel. "Hay que matar a la Pantera Negra, los enemigos de Israel se han incrustado en los negros, se oponen en forma abierta a los tres billones de dólares de ayuda que recibimos, él se encuentra en la Meca", dijo el coronel Turkey, jefe de inteligencia del gobierno israelita para los Estados Unidos. "Pero de quién está usted hablando?" preguntó el Dr. Stein.
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"Pobres doctorcitos con ínfulas de científicos, no ven más allá de sus narices, no entienden que si nos cortan la ayuda, no podrán seguir jugando con los nenes". "Genes dirá usted, coronel", respondió Müller. "No les voy a discutir, ustedes sabrán qué son y qué hacen con todos los hígados, páncreas, cerebros, testículos, ovarios, árabes vivos y muertos que les voy trayendo, pero necesito viajar con alguno de ustedes en misión especial, porque a ése sí qué quiero exprimirle lo poco que tiene en el cerebro". "Podría llevar con usted al Dr. Conflicto". "No, ese habla mucho y me meterá en problemas, se la pasará discutiendo con todos de todo. Necesito llevar a alguien de mi confianza, qué le parece si voy con el Dr. Azote?" "Ni lo piense, está preparando su viaje a Nueva York, tiene que empezar su residencia en Ginecología y Obstetricia en el hospital del Mons Veneris de dicha ciudad". "Entonces llevaré a Komarov". "Bien pensado, ése queda a su entera disposición, es un hombre serio y maduro, pero todavía no me contestó quien era la pantera negra?" "Malcolm X el mulato de ónix, el hombre más peligroso de América, el único incorruptible, el último digno. Tiene una sonrisa iluminada que cautiva y emociona, es un aristócrata de su raza, es fuertemente temible, nadie despierta entre la gente blanca tanto odio, miedo, admiración y desprecio al mismo tiempo, es alto y buenmozo, más blanco que negro, es la esencia naciente del nacionalismo negro. Sus puntos de vista sobre el origen hombre blanco son desbastadores, atribuye la degradación del hombre negro a la obra de los blancos, él dice que la integración es un mito y un miserable fraude, cree que los negros deberían establecerse en su propio estado "El Estado Negro del Mar Naciente". Defensor del Islam como religión, fiel seguidor de Elijah Muhammand en su teoría de los orígenes del hombre y creador de las bases genéticas que demuestran la superioridad del negro sobre el blanco, lo único malo es que ni los alemanes ni los negros se enteraron de que nosotros, los judíos, somos la raza superior y la escogida por Dios. Pero bien, les seguiré informando: cuando aparece por televisión horroriza a la raza blanca. Su increíble habilidad para exponer lo que dice, las bases científicas sobre las que basa sus teorías, la lógica inquebrantable 168
e indestructible que utiliza en sus debates, hacen de él un hombre invencible, su dialecto diabólico es irrefutable y destroza a sus oponentes en minutos. Los negros lo idolatran y se ha convertido en una figura política nacional capaz de influir en el congreso y quitarnos la ayuda, sin la que no podremos subsistir un día en este desierto de mierda. Es puritano y honesto, no fuma ni toma, no podremos corromperlo, no podremos comprarlo, lo único que podemos hacer es matarlo. Nunca promete, cede, ni concede nada a los blancos, mucho menos a los judíos porque cree que somos el engendro. La Pantera Negra no cree en los que trajeron a los de su raza del Africa, encadenados. Como verán, o lo matamos ahora o estaremos muertos". Komarov se puso muy contento de ir en misión especial a la Mecca, se les consiguió pasaportes falsos, fueron, llegaron, fallaron y volvieron. La Pantera saltó a Nueva York: había que matarla en su propia cueva. El Coronel Turkey y el Dr. Azote se convirtieron en grandes amigos, se volvieron inseparables, tenían mucho en común, los unía el odio a los árabes y sus preferencias sexuales. Andaban juntos, iban y venían, nadie sabia por cierto que traían entre las manos, porque las mantenían siempre juntas, pero no era algo bueno, sino siniestro, compartían el mismo departamento. Un día desaparecieron y nadie los vio por más de una semana, durante la cual vimos en la televisión del domingo 21 de febrero, que la Pantera Negra fue mortalmente herida en Nueva York, y murió poco después de llegar al hospital más cercano, lo cocinaron a bala. Lo vimos todo, pero qué tarde lo vimos. Lo matamos sin entender que había cambiado, sin darle chance. No comprendimos que él ya no era un racista sino un apóstol, descubrió en sus múltiples viajes a la Meca, que la religión suya no enseñaba el odio sino el amor, no enseñaba la venganza sino el perdón, se enteró de que su padre era blanco y pensaba ir a aclarar algunos puntos teológicos a las oficinas principales de la separación de las razas, la que predicaba a los negros que los blancos eran sus enemigos y no querían integración sino segregación y que la única solución que les quedaba era la de volver al Africa a encontrar la dignidad que allí dejaron y nunca más la volvieron a hallar, tenían la obligación de volver para romper las cadenas históricas con las que fueron transportados a América como esclavos salvajes y volver dignamente libres. 169
Después de un año de estar trabajando en el Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Tel-Aviv, con todos los experimentos exitosos que tuvimos, el instituto parecía el infierno de Dante. Los presos palestinos que hablaban, hablaban a los que no les podían oír, los que podían oír no podían hablar, los que veían no podían oír ni hablar y los que no podían hablar y oír no podían ver, o sea que los reclusos estaban como en el Arca de Noé, no se entendían los unos con los otros. Algunos presos perdieron totalmente el olfato, otros el gusto, algunos podían mascar pero no deglutir, los otros podían deglutir pero no mascar, ambos grupos empezaron a enflaquecer hasta llegar a la caquexia más extrema, algún comedido que se ofrecía a mascar la comida para los que podían hacerlo, era sometido inmediatamente a una extracción dental completa y sin anestesia, muchos pacientes empezaron a morirse ahogados, otros se mantenían todo el tiempo en movimiento sin alcanzar su objetivo, los que se paraban no podían caminar y los que caminaban no podían sentarse, un gran número de presos se agarraban la cabeza y lloraban a gritos por los dolores terribles de cerebro que sufrían, así como por el vértigo y el zumbido continuo en sus oídos, llegando en medio de su desesperación a arrancarse completamente los cabellos y a estrellarse de cabeza contra las paredes del instituto. Como los 172O prisioneros políticos ocupaban mucho espacio, el Dr. Stein, previa autorización de las autoridades, los devolvió a sus casas respectivas, porque ésa era la forma más económica de deshacerse de ellos, ya que se trataba de un grupo aniquilado de la población, completamente inútil, física e intelectualmente y que ya no constituía una amenaza para la seguridad del estado. No podían trabajar, mucho menos conspirar y se convertirían en la cruz del Gólgota para sus familiares. Todos fueron devueltos en grupos de a 1O, entrega a domicilio. La repartición de presos fue más exitosa que la de la pizza Dominó en los Estados Unidos, se contactaba a la familia y en menos de 2O minutos el paciente estaba en casa. A la familia, con buenos modales, se le daba una explicación médica de lo que había ocurrido, explicación que justificaba plenamente la condición médica del paciente devuelto, en buen idioma árabe mezclado con latín para confundirlos más se les decía que: "La presión psicológica de la prisión, unida al arrepentimiento espontáneo del individuo al convencerse que estaba actuando en forma 170
inconsciente contra la madre patria que no solo lo protegía sino que le daba de comer, lo había llevado a ese estado terminal, y a pesar de haber sido tratados en persona, por el eminente profesor Peter Stein y de haber recibido la mejor medicina del mundo, no pudieron recuperarse del mal que los afligía. Los familiares se desmayaban al verlos, lloraban como niños, se los llevaron sanos y volvían como una sombra de su propia sombra, y otros como una sombra sin sombra. Los palestinos perdieron a un esposo, a una esposa, a un padre, a una madre, a un hermano, a una hermana, a un hijo o a una hija y tendrían que cargar con ellos hasta la muerte. En menos de dos meses, el hospital estaba lleno de nuevo. El "Muro de los Suicidios", ubicado en el hospital de nuestro instituto fue abierto al público y junto al "Muro de los Lamentos" eran los dos lugares más visitados y fotografiados de Israel. Además eran las dos atracciones turísticas más importantes y las que más dinero proporcionaban al estado. Los experimentos anatómicos y genéticos fueron un gran éxito, Stein fue ascendido al grado de coronel de las fuerzas especiales de seguridad del estado y se le dio la "Cruz al Mérito de la Investigación Científica", o sea la mayor condecoración a la que pueda aspirar un ciudadano en tiempo de paz. Müller, en ceremonia pública fue circuncidado, y se le entregó también la "Cruz al Mérito de la Investigación Científica". Azote ingresó el primero de Julio a la residencia de Ginecología Obstetricia del Mons Veneris de Nueva York y pronto se dio cuenta de que podría tomar ventaja de la vanidad médica de su jefe y de la ingenuidad de los médicos que editaban las revistas científicas, que aceptaban cualquier artículo, y empezó a escribir cientos de artículos científicos, copiando ideas, reproduciendo trabajos, inventando factores, adulterando notas, corrigiendo estadísticas, pero con una gran virtud, llegando siempre a la conclusión exacta. Azote terminó su residencia en forma cómoda y brillante, ni un solo turno de día, ni un solo turno de noche, vivió, comió y trabajó como un profesor. Azote volvió a Israel para tomar las últimas instrucciones para el plan que fue tan meticulosamente programado y que sería "La Solución Final" para el problema negro y "La Destrucción Masiva" para el problema árabe. Azote organizó los centros médicos en Chicago, los científicos genetistas llegaron a la gran metrópoli precedidos por 171
los dos grandes sabios intercontinentales, los profesores Müller y Stein, quienes eran tan, pero tan grandes que no cabían en el mismo avión y tuvieron que venir por separado. Pasaron cinco días de la llegada de Müller a Chicago y éste no hablaba a nadie, no escuchaba, no contestaba las preguntas, se sumergió profundamente en lo más hondo de los abismos llegando a la médula de sus propios pensamientos, al estado de la depresión total, que es la peor de la depresiones, ya que al quedar desprovisto, desguarnecido y desmantelado, no podía ni rebelarse, ni emanciparse de sí mismo como lo había hecho otras tantas veces; veía, oía, olía todo, pero no hablaba, ni comía. Una tarde, sin decir nada a nadie, se fue al museo de ciencia e industria, donde se dirigió al submarino alemán U-505, que fue el único submarino capturado por los americanos en la segunda guerra mundial. Lo observó, lo contempló y lo analizó, para decir fuerte: "hijos de puta, no estaban mintiendo, ahí está, lo exhiben como trofeo de guerra", y se puso a llorar como solo podían llorar los alemanes que lo visitaban. Ingresó al submarino varias veces y lo recorrió por espacio de tres horas y tres minutos y de sus ojos brotaron tres lágrimas, que se las limpió tres veces. Una vez que volvió a su departamento en el hospital le dijo a Stein lo que había comprobado y dijo: "América está jodida, están como estábamos nosotros antes de la llegada al poder de Hitler. He visto hambre, desocupación, inflación, recesión, he contemplado miles de negros de la raza sub humana inferior viviendo en ghettos, los negros de Misisipí, Alabama y Tennessee han ocupado la ciudad de Chicago. Hay epidemias y mucha pobreza, viven en estado de miseria absoluta, la droga se vende en las calles, están aumentando las enfermedades sexualmente transmisibles, han retornado la sífilis y la gonorrea, la clamidia está en auge y para terminar apareció el SIDA; hay promiscuidad y hacinamiento. La medicina esta jodida, los médicos ya no son médicos, son proveedores de salud, como eran los médicos judíos en Alemania, estoy seguro de que fueron estos cangrejos los que esta vez se adelantaron. No se harían coger dos veces, antes de que los declaren proveedores, declararon proveedores a todos los médicos sin distinción de razas, pero lo que no he podido descubrir es quien es el Dr. Wagner americano que está haciendo tanto daño a sus colegas, sin ayuda del gobierno; la asociación médica 172
americana no defiende a sus miembros, trabaja en contubernio con el legislativo, de quien acepta todo y no rechaza nada, hasta comen y beben junto a los enemigos de la salud y la medicina que son los abogados. Los seguros controlan todo y cada día están más ricos y políticamente más fuertes. Y para terminar la joda, han aparecido los HMO'S. La única salvación para el país del norte es el mismo norte; no sabes acaso, Stein que norte en inglés es North, muchacho valiente, enérgico, fuerte, magnético, atractivo y temerario. Ya hizo su plataforma como Hitler en el juicio del "Escándalo de Irán", al que lo sometieron durante el gobierno del presidente Reagan. Tiene adentro todos los condimentos esenciales, como ser el ajo, la cebolla y la pimienta para hacerlo un gran líder. Ahora lo que le queda es dar el golpe, este país necesita un dictador militar, necesita un hombre fuerte, una gran reforma; aquí no hay libertad, aquí hay libertinaje. Estoy seguro de que los primeros en ayudar al nuevo régimen van a ser los médicos, ya que son los más arruinados, ya no son médicos, son proveedores", volvió a repetir, "les han quitado su licencia médica. En forma bien orquestada han pisoteado su dignidad y su orgullo, el diploma médico no vale un carajo, si no viene acompañado del seguro contra litigios, y sin un contrato con los nuevos seguros inseguros es mierda de gato, su asociación no los protege, no los ayuda, ni los socorre, no los auxilia, no los ampara ni los acoge, no los preservan ni los resguardan, no los encubren, ni los apoyan, no los sostienen ni los respaldan, no pueden tratar a ningún paciente de los HMO'S, perdieron sus licencias para atender a individuos asegurados por este sistema, no son médicos para ellos; cómo lo hicieron, qué les hicieron, quién les ayudó a quitarles la licencia médica a los médicos?, la única solución es el coronel Oliver North. En el Aula Magna de la antigua y prestigiosa universidad de Crush, el famoso profesor alemán Hans Müller dictaba una conferencia maestra, ante un lleno completo compuesto por la crema de la profesión médica, ante un augusto silencio emanado y conformado por un bloque homogéneo de cerebros inteligentes, de la que los conocimientos rebalsaban a borbotones, como lava de volcán, manchando las alfombras persas de los lujosos corredores y salas de la más antigua y distinguida de las universidades. Ante un grupo de intelectuales conformado en su conjunto por centenares de profesores y profesionales que 173
formaban una multitud nerviosa, homogénea, ardiente, ávida de escuchar y ansiosa de aprender, temerosa de perder el más mínimo detalle, y por qué negarlo, recelosa temblorosa y preocupada, ya que temía no poder entender el lenguaje latinamente griego del profesor alemán. Impecablemente vestido, con paso firme, calculado y distinguido, en medio de una ovación cerrada y un aplauso estruendoso, se dirigía al podio principal el viejo sabio alemán, padre de la Anatomía Patológica y de la Genética Experimental. Llegó en medio de una tempestad de aplausos y una salva de vítores, después de recibir el homenaje de admiración de sus colegas, homenaje que llegó al delirio, cuando lo contemplaron por primera vez de cerca. Müller que se dio cuenta del temor, miedo, espanto, terror, pavor, pánico y horror que su presencia producía, agradeció el saludo y los aplausos, reclinado no por los años pero si por el terrible peso de las múltiples medallas de oro que le colgaban al pecho; una vez que logró asirse de la mesa pudo mantenerse en pie, una vez que logró adquirir la posición vertical, visiblemente emocionado y totalmente conmovido comenzó con una clase magistral que llenaría de noticias todos los periódicos, las revistas, las gacetas científicas y los libretas no solo de Chicago, sino de América y el mundo, por las próximas semanas y los siguientes meses. Con una voz suave y al mismo tiempo enérgica, con una postura humilde y al mismo tiempo altanera, con ademanes sencillos y al mismo tiempo estudiados, con movimientos fuertes y al mismo tiempo elegantes, con apariencia madura, deliberada y reflexiva, con palabra discreta, confiada y estudiada, mostrando su aristocracia innata y su carácter osado comenzó su conferencia, que cayó al público presente como una tempestad de verano, una tormenta de invierno o un torbellino de primavera y como un verdadero diluvio empezó a hablar y dijo: "Dos acontecimientos científicos sacuden el mundo en los años setenta", y sacudió el piso donde se paraba zapateando con tanta fuerza, que empezó a temblar el podio, se empezó a sacudir la tarima del escenario donde se encontraban los invitados especiales, el suelo del aula magna, las paredes, el techo, las lámparas y los cuadros, se sacudían las sillas y el público sentado en ellas, el remezón fue tan fuerte que alcanzó 8,2 en la escala de ritger, que la concurrencia pensó que se trataba de un terremoto, y dando de gritos y alaridos empezaron a correr hacia las puertas de 174
salida, para encontrar refugio, sobrecogidos de pánico, empujándose los unos a los otros, tratando de llegar a la calle lo más rápido posible. Varios cayeron al suelo y la multitud enloquecida les pasó encima rompiéndoles sus huesos, parecía la fiesta de los toros en las calles de Pamplona, hubo varios corneados, algunos muertos y muchísimos heridos, la policía los calmó haciendo uso de sus altoparlantes y les aseguró que no se trataba de un terremoto aconsejándoles que volviesen a sus puestos, les explicaron que era la fuerza magnética del profesor Müller la que sacudía las aulas magnas, los cines, los teatros, las ciudades, países y continentes, y les aseguraron que todos los fenómenos de la naturaleza se presentaban en cada una de sus intervenciones magistrales. Los invitados un tanto temerosos, algo aprehensivos y bastante avergonzados tomaron de nuevo sus asientos, visiblemente empequeñecidos ante aquel gigante de la oratoria y señor de las conferencias. El profesor continuó con voz queda, suave, moderada, sobria y parcamente prudente, "el alunizaje logrado por los americanos con ayuda de nuestros sabios alemanes permitió a los astronautas Armstrong y Aldrin abrir la era espacial y el nacimiento del primer niño en probeta ocurrido en Inglaterra gracias a los trabajos de mi discípulo el Dr. Stop y uno de nuestros biólogos de la universidad de Munich, este último acontecimiento abrió un mundo nuevo e ilimitado de investigación al alcance de la mano pródiga del científico" y levantó la mano pródiga tan alto que se agarró toda la ciencia. "Ya el año 1944 en mis laboratorios de Munich logramos las primeras fertilizaciones in vitro usando material fresco y no sintético; otros de mis discípulos se encuentran trabajando en este mismo proyecto en Australia, Austria, Francia, Alemania y los Estados Unidos. Reconozco que nuestro programa no es el primero en este país, porque todos sabemos que los esposos Jones asistidos por el gran médico hispano Jairo García de la "Eastern Virginia Medical School" situada en Norfolk, fueron los pioneros, dichos señores consiguieron que naciera el primer bebé en probeta de América, pero eso no nos quita ni nos da, nosotros fuimos, somos y seremos los primeros", y miró a la concurrencia de soslayo, visiblemente contrariado, irritado e iracundo. "Hoy en día existen mas de 2OO centros trabajando "In Vitro" y han nacido más de 15OO niños mediante este sistema. Pero nadie publicó la lista de los que no han nacido.. !Ja!! !Ja!" nadie rió del 175
chiste. "Después de bastante estudio legal bajo las órdenes de mi alumno el Dr. Azote, pudimos abrir nuestras puertas y ofrecer a los pacientes una forma nueva de nacer. Lamentablemente existen algunos grupos de activistas organizados que se oponen en forma sistemática al avance científico. Se opusieron a la inseminación artificial, a la fertilización In Vitro y se oponen a la experimentación en los embriones, se oponen a todo... no nos dejan progresar. Ahora bien la Santa Madre Iglesia Católica siempre combate en forma religiosa, filosófica y teológica todo método que no sea natural; se opusieron desde las época del Papa León XIII, (quien tomó ese nombre para recordar a los cristianos de los santos que fueron devorados por los leones) y del Papa Pío XII; se opusieron a la inseminación artificial y por supuesto se opondrán a la fertilización in vitro. Con todo el respeto que me merece la santa iglesia católica, creo que está bien que se opongan al aborto que es la muerte, pero sostengo que no deben oponerse a la fertilización in vitro que es la vida, siendo la primera llanto y la segunda canto. Pero esta vez yo no voy a permitir que se vuelvan a oponer, porque si así lo hacen, los voy a destrozar, los voy a aniquilar, los voy a deshacer, los voy a triturar, los voy a pulverizar, los voy a digerir, los voy a hacer desaparecer del mapa, los voy a poner en órbita, los voy a convertir en huevos y en espermatozoides, hijos de puta... malditos..." Y en medio de la cólera más violenta, del ímpetu más desencadenado y la ira más incontrolable, en la que todo su cuerpo no sólo vibraba, sino que trepidaba, oscilaba y convulsionaba, se empezó a arrancar sus cabellos, y en medio de un improntu veloz e incomprensible destrozó una silla, tirándola contra un hermoso espejo francés del siglo XV, qué se hizo trizas. En medio de gritos desesperados dijo: "cómo pueden oponerse a las lesiones tubáricas?, cómo pueden oponerse a la infertilidad de etiología desconocida?, se oponen sin conocerlas, cómo pueden oponerse a que la mujer en forma completamente involuntaria e inadvertida nazca con endometriosis? cómo pueden oponerse a la presencia de anticuerpos en el cuello uterino?, cómo pueden oponerse a que un hombre presente en forma casual y completamente involuntaria una cuenta baja de espermatozoides?." Los presentes cabizbajos lo escuchaban en silencio, visiblemente compungidos y en parte arrepentidos de haber permitido que esto sucediera.
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"Ahora bien, las candidatas para este programa serán las que tengan lesiones tubáricas irreparables, las que presentan infertilidad de etiología desconocida, las pacientes con endometriosis, las que presentan anticuerpos en el cuello uterino, los que presenten oligospermia y azospermia. Y aquí la Iglesia no suena ni truena, por que los embriones no son almas en pena, sino penas sin alma. Las pacientes que acuden a nuestro programa son sometidas primero a una entrevista de selección médica y económica, un grupo médico y otro económico analiza la factibilidad del procedimiento, una vez que la pareja califica para el programa se procede a confirmar la presencia de ovulación en la mujer y se revisan los espermatozoides en el hombre, se procede con una laparoscopía diagnóstica en la esposa, que preferiblemente debe coincidir con el día de la ovulación y, si esto es posible, se procede con la aspiración del primer folículo. Este complejo procedimiento médico hay que dividirlo en cuatro etapas: la super ovulación, la aspiración de los huevos, la fertilización in vitro y el trasplante del embrión. En la actualidad, los mejores resultados se obtienen con este sistema básico: La estimulación se comienza el tercer día del ciclo usando dos ampollas de HMG (gonadotropinas menopausicas humanas) llamadas Pergonal, ni un día de más, ni un día de menos" y empezó con otro ataque de ira, en el que se desfiguró completamente y sacándose un zapato dio terribles golpes sobre la mesa de conferencias, haciendo trizas el vidrio que la cubría y destrozándola completamente, para continuar apaciblemente, "cada ampolla tiene 75 U.I. de FSH y 75 U.I. de LH, las inyecciones son intramusculares y se las coloca a las 4 de la tarde, ni un minuto de más ni un minuto de menos", y esta vez su furia fue aún mayor y quitándose el saco lo rompió en pedazos, rasgó su camisa, despedazó su corbata y reventó el cordón de sus medallas arrojándolas una por una contra el público que lo contemplaba amedrentado y lo escuchaba acongojado, desolado y entristecido. Las medallas hicieron impactos certeros, y al haber sido arrojadas con la misma fuerza que las pelotas de béisbol a 94 millas por hora, hirieron a varios de los presentes, vaciándole el ojo a uno de los invitados. Llegaron los paramédicos y empezaron a extraer corazones de algunos desmayados al haber sido declarados prematuramente muertos sin derecho a reclamo y les quitaron rápidamente sus órganos transplantables y 177
desaparecieron a la misma velocidad con la que ingresaron. Hubieron varios heridos, un sin número de contusos y algunos muertos que, al haber sido privados del corazón, los riñones y el hígado, tuvieron que ser removidos del aula magna, ya que no se los podía resucitar, habían donado sin donar sus órganos y no llevaban llantas de repuesto. En medio de la confusión general, el profesor se comió los papeles de su conferencia. "las muestras de estradiol sérico se obtienen al tercer día del ciclo, a las 8 AM, ni un minuto de más, ni un minuto de menos" y empezó a dar de golpes a los que lo acompañaban en el podio, los que escaparon horrorizados rodando por las gradas del proscenio hasta el piso del aula magna, "lo que nos permite obtener el resultado a las 3 de la tarde, ni un minuto de más ni un minuto de menos" y a patadas destrozó completamente el resto de las sillas que se hallaban a mano, "hay que saber los valores de estradiól sérico para ver cuántas ampollas de pergonal usaremos esa tarde. A partir del sexto día obtenemos una sonografía diaria para controlar el crecimiento folicular, ni un día de más, ni un día de menos" ingresando en un nuevo ataque de furia, cólera e ira en la que acabo de sacarse los últimos cabellos que le quedaban, para continuar en forma mordaz y sarcástica, "para ver si uno o los dos ovarios se están estimulando, cuántos folículos se están formando y cuánto mide el folículo líder, hasta en los folículos debe haber un líder. El pergonal es inyectado diariamente, entre una a tres ampollas, dependiendo de la respuesta ovárica, se discontinúa su uso cuando el estradiol llega a 6OO pg/ml y el folículo líder mide 12 mm. ni un milímetro de más ni uno de menos", esta vez arrojó su llavero con tanta fuerza al público que le escuchaba, que destrozó los lentes al decano de la facultad de medicina y lesionó a su rubia secretaria, "una inyección de HCG (gonadotropina coriónica humana) 1O.OOO I.U. ni una unidad de más ni una de menos" y comenzó a zapatear aun más fuerte en el tablado rompiendo varias vigas de soporte, comprometiendo seriamente la estabilidad del escenario que casi se viene al suelo, "para producir una buena ovulación y mantener una buena cantidad de gonadotropinas en la sangre por el lapso de 1O días, asegurando a la fase lutea un soporte hormonal adecuado durante el período crítico de la implantación, esta inyección se la coloca 36 horas después del pergonal y 36 horas después se procede a la laparoscopía ni una hora de más ni una hora de menos, cabrones, 178
hijos de puta, aquí lo que importa es la hora, a los huevos que se los lleve el diablo. Para succionar los huevos, bajo visión directa se utiliza la aguja de aspiración a través de la laparoscopía o la monografía, con anestesia o sin anestesia, el laboratorista nos indicará si obtuvimos los huevos o no, si no se los obtiene se lava la cavidad folicular con una solución de Ham, no confundan la solución de Ham con "ham and eggs" ¡Ja!, ¡Ja!" nadie rió del chiste, "el líquido obtenido del lavado casi siempre contendrá el folículo o huevo, si el laboratorista pierde un huevo perderá el suyo también, huevo por huevo, diente por diente, la aguja de succión esta forrada por dentro con teflón para evitar adherencias del huevo a sus paredes, así como se evitan adherencias de los huevos a las pailas de teflón cuando hacemos huevos rancheros y huevos a la plancha, "sunny side, or easy over", al huevo se lo coloca en una cápsula de Petri en 1 ml de solución de Ham, oxígeno al 5%, anhídrido carbónico al 5%, nitrógeno al 90% y una humedad del 100%, la temperatura ideal 37 grados centígrados, el Ph 7.4 y la osmolidad 28O. Ahí permanece el ovum 7 a 1O horas, ni una hora de más ni una hora de menos, desgraciados, mal nacidos, trancas del infierno, desdichados... tiempo en el que se capacita; por el microscopio se observa el huevo que se mira como una princesa coronada con la capa del cúmulos ooforus de la corona radiada, se le quita la corona y deja de ser princesa, se le sacan las enaguas y deja de ser doncella, una vez que se encuentra en condiciones óptimas se continúa con el procedimiento, igual suerte corren los otros huevos, cada huevo en su propia caja, 5 a 7 horas después de haber obtenido los huevos el marido suministra los espermatozoides frescos, coleccionada en pipetas especiales, el semen es lavado en solución de Ham dos a tres veces obteniéndose 5OO.OOO espermatozoides ni uno de más ni uno de menos" y corriendo hacia un hermoso cuadro con la foto del fundador de la universidad de Crush la destrozó en pedazos y se comió la madera del marco y se limpió la boca con el lienzo. "los que también tienen que capacitarse en la misma solución, una vez que están capacitados, se los transfiere a la cápsula de Petri, donde espera la novia en una nueva solución de Ham enriquecida con suero materno al 2O%, se coloca la cápsula dentro el horno por 33 a 37 horas, ni una hora de más ni una hora de menos, capitalistas corruptos" y en un momento de furor indignado, se quitó sus 179
dientes postizos y los deshizo en el suelo con el zapato que le quedaba puesto, para continuar con calma absoluta y placidez completa, "como uds. verán, se nace dentro del horno donde también se muere, !Ja! !Ja!, los hornos, siempre los hornos, ellos fueron la causa de vuestra desgracia y ellos serán la causa de nuestra desgracia" nadie entendió el chiste, "los embriones están maduros alrededor de 38 horas, presentando una división de 4, 6 u 8 células, y pueden ser transferidos a la futura madre, se los coloca en su totalidad dentro del utero mediante una cánula especial. Los embriones, si tienen 8 células, se pueden dividir en 8 embriones con propiedades totipotenciales, si dividimos cinco embriones de a ocho células cuántos embriones tenemos?" y el público le contestó al unísono, cuarenta, "bien, si los volvemos a juntar cuantos tenemos?" y el público le contestó cinco embriones, "muy bien, pero muy bien" y emocionado se puso a llorar amargamente, y lloró tanto que la sala del aula magna se llenó con sus lágrimas y el agua alcanzó tres pies de altura y tuvieron que llamar a los bomberos a que la aspirasen, "claro está que esto no hay que hacer, no se puede experimentar con materia viva. Cada embrión podría ser rigurosamente examinado bajo el microscopio electrónico y se le podría realizar un estudio cromosómico prolijo, mediante pasos de microcirugía se podrían pero no se deben retirar algunos genes transmisores de enfermedades hereditarias, con lo que acabaríamos con los nenes genéticamente defectuosos, se los podría mejorar, pero esto no se hace, se les podría colocar genes de la raza aria, se les podría colocar ojos azules, cabellos rubios, piel blanca, cerebro de un cociente de inteligencia superior al de Einstein, unido a un cuerpo atlético, pero esto no se hace, se le podría utilizar para estudiar el por qué de todas las enfermedades genéticamente trasmitidas, pero esto no se hace, es ilegal y es inmoral, utilizando el "Fragile X Testing" que es un análisis especial que detecta enfermedades genéticas, las que podrían ser descubiertas a tiempo, quitarles el gene enfermo y evitar el nacimiento de un niño mentalmente retardado, que se presenta impajaritablemente en cada mil partos y termina siempre de abogado y el de una niña mentalmente retardada que se presenta en uno de cada tres mil partos, y que en forma infalible termina de profesora, pero esto no se hace, se podría estudiar el efecto de todas las drogas habidas y por haber en los embriones y ver las anomalías que producen cuando son 180
administradas al cuerpo humano temprano en el embarazo, pero esto no se hace, se podría estudiar los espermatozoides y los huevos por separado para ver si son portadores de genes enfermos capases de trasmitir enfermedades genéticamente transmisibles, pero esto no se hace, no nos dejan hacer biopsias del cuerpo polar, del blastómero, ni del trofodermo, se podrían realizar exámenes para determinar la paternidad y joder al que se tiró a nuestras pacientes, se podrían realizar exámenes forensicos para caer más rápido que un águila sobre los asesinos y malhechores, pero esto no se hace, se podría proceder con exámenes prenatales, exámenes antes de la concepción, pero esto no se hace, se podría hacer un estudio completo del embrión para ver si es perfecto, pero esto no se hace. Nuestros estudios demuestran que un 30% de los embriones presentan cromosomas anormales incompatibles con la vida, y no hacemos nada, dejamos que la paciente conciba destinada al aborto y permitimos en América un millón y medio de abortos espontáneos al año, a gran costo, dolor, sudor y sangre, y también por qué negarlo, de dólares, cuando se podría descartar a esos embriones anormales, y evitar ese embarazo condenado al fracaso. El futuro de la fertilización in vitro es brillante, pero habrá que proseguir con la experimentación total y la congelación absoluta. El futuro de la civilización está en juego, estamos yendo camino directo a la esterilización colectiva, habrá que dejar espermatozoides, huevos y embriones congelados como herencia a nuestros hijos, como el único medio para conservar la raza. Pero esto no se hace, por qué todo está prohibido, a qué llaman libertad? a qué llaman democracia? si en este país de la chingada nada se puede hacer y no se hace nada, se habla de libertad de expresión y no se puede correr a más de 55 millas, el poder correr es una forma de libertad, sino podemos expresarnos ¿podemos hablar de libertad?" y el público le contestó... no... "queremos nacer y no nos dejan, queremos morir y nos dejan, está prohibido, no creen en la eutanasia, no la respetan, es ésta libertad?" y el público le contesto al unísono y esta vez aún más fuerte... no... "entonces, de qué libertad nos hablan, será de la que esta parada en la "Ellis Island" frente a la ciudad de Nueva York y esa libertad es francesa, no es americana, lo que pasa es que la libertad aun no ha llegado a América, no ha entrado al continente, se ha parado en el camino, hay que mover la estatua a California, pasando por Chicago. Nosotros tenemos congeladoras en las que 181
se usa nitrógeno líquido a una temperatura de menos 80 grados centígrados, claro está que no estamos congelando nada humano, sino material de investigación en forma de conejitos de las Indias, donde se podrían guardar huevos, espermatozoides y embriones por 1OOO años. Con inmensa satisfacción les puedo decir que en nuestros laboratorios de Europa e Israel estamos descartando los embriones anormales, salvando a las mujeres un millón de abortos anuales, lo que significa un ahorro de billones de dólares, se imaginan cuánto podríamos ahorrar en América? pero no, ésta es una sociedad de consumo, ¿qué harían los hospitales sin pacientes? y los empleados sin trabajo? y los médicos sin operaciones? no, no vale la pena, que siga la joda y punto. Sabemos ya como funcionan las substancias teratogénicas, podríamos remover todos los genes anormales y nacerían todos los niños normales, ¿pero quién ocuparía las sillas de cuatro ruedas? ¿que pasaría a la gran industria que se enriquece con los incapacitados? se cerrarían sus fábricas, se clausurarían sus hospitales, la gente se quedaría sin trabajo, no vale la pena, que siga la joda y punto. Estamos cultivando embriones por varias semanas y estamos observando en vivo y en directo, mediante la filmación ininterrumpida, la formación del cuerpo humano, hemos observado también que recién a las 12 semanas ingresa el alma al cuerpo y se sienta en su silla turca y la hemos logrado sacar y volver a meter y aquí en esta jaula, dentro de esta magnífica aula tengo doce almas encarceladas y se las voy a mostrar y entregó la jaula conteniendo las almas en pena para la admiración de los concurrentes, lo que les produjo estupor y asombro, ya que ésta era la primera vez que en su vida médica podían ver un alma, un alma de verdad, las almas eran pequeñitas cabían en una mano, eran blancas como las nubes y se asustaban de los humanos. Estamos estudiando la división y la formación de los sexos, los padres podrían escoger el sexo para sus hijos, pero esto no se hace, no vale, la pena que siga la joda y punto. Estamos estudiando los procesos neurológicos hasta el cierre del tubo neural, estamos estudiando la formación de la placenta y su funcionamiento y les aseguro que en un futuro no lejano, las mujeres profesionales no tendrán que perjudicarse nueve meses con el embarazo; este se efectuará completamente dentro nuestros hornos orgánicos, ni tampoco desfiguraran sus cuerpos, no les crecerá la barriga, no se les romperá la piel con las estrías, ni se 182
les caerán sus pechos, no serán sometidas a trabajos de parto dolorosos, ni a episiotomías deformantes, mucho menos a operaciones cesáreas innecesarias solo por el dinero, nada de esto se realiza en América porque América no quiere progresar, no permite el experimento humano tan necesario, que se lo viene realizando desde las épocas de Moisés en todos los países del mundo. Moisés decía estúdiense los unos a los otros. Qué ha pasado con América? antes se experimentaba, se esterilizaba, se practicaba la eutanasia, se hacía mierda a los enfermos mentalmente peligrosos, se castraba a los criminales y eso hizo de este país un gran país, ahora ya no se hace nada, porque estamos presenciando la muerte de un gran imperio". La conferencia magistral del Profesor Müller terminó con una ovación cerrada, efectivamente se encontraban ante un hombre culto, erudito en la materia, fuerte en la exposición, perito lumbrera y pensador sesudo, nadie sabía que detrás de ese hombrecito siniestro había un plan que hacía honor a su nombre. El quedó tan exhausto que tuvieron que llamar a la ambulancia y se lo llevaron hasta su laboratorio, medio vivo, medio muerto, ya en la camilla se meó de pies a cabeza, ya que de tanta emoción se le aflojaron los esfínteres, los que ya no le respondían durante los últimos cuarenta años de su vida. Una vez que llegó a su laboratorio se recuperó rápidamente con el olor del mismo. El profesor Hans Müller y su asistente Peter Stein acababan de terminar de escribir dos libros, uno de "Malformaciones Congénitas Corregibles" y el otro de "Malformaciones Congénitas Reproducibles" que a la larga serían las dos Biblias de la experimentación genética. En los libros estaban perfectamente estudiados los genes integrantes de las 22 parejas de genes autosómicos y la pareja sexual o cromosómica estableciéndose definitivamente que el cariotipo normal del hombre consta de 22 pares de genes autosómicos y un par de cromosomas sexuales, haciendo un total de 46 genes siendo el par cromosómico sexual XY para el hombre, mientras que para la mujer es el XX. Su trabajo monumental fue el fruto de 5O años de sacrifico, dedicación absoluta y experimentación ininterrumpida en materiales vivos y frescos, gracias a los ensayos y pruebas de dos generaciones de científicos, ayudados y apoyados por sus gobiernos respectivos, en tiempos de paz y en tiempos de guerra.
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Una voz se levantó como un látigo del cielo, apareció un negro racista llamado Terminador Garganta, que desde el púlpito de todas las iglesias, desde el podio de todas las universidades, desde el escenario de todos los teatros, desde la gramilla de todos los estadiums empezó a denunciar lo que estaba pasando a los negros americanos y a predicar a miles y miles de simpatizantes y fanáticos el genocidio sistemático del que eran víctimas. Garganta comenzaba: "As-Salaam-Alaikum- No se olviden hermanos que Allah nuestro único y verdadero Dios, nos creó 2O.OOO años atrás o sea que somos los más antiguos pobladores del universo, los primeros en aparecer y los últimos en desaparecer, la única especie que es más antigua que nosotros es la de los monos, pero nosotros no descendemos de ellos como dice Darwin el gran racista en su "Teoría de la Evolución", nosotros somos los hombres originales, los poseedores de la tierra y los dueños del universo, somos la raza superior, la escogida por Allah para regir el universo, somos la civilización más grandiosa, Allah hizo los cielos y la tierra y cuando hizo al hombre dijo "polvo eres y en polvo de convertirás" pero en polvo negro, más negro que el carbón; el primer hombre que ocupó la tierra fue negro y se llamaba Adán Pérez, pero nada tiene que ver con Shimón Pérez que es judío y blanco y Adán era musulmán y negro. Adán fue Pérez porque cuando Dios lo echó del paraíso después de ocurrido el pecado original, le dijo: "del paraíso te echo y Perecerás", a lo que Adán le contestó diciendo: "del paraíso me botas y a Eva me endosas, o sea que Eva apellidaba Mendoza. Seis mil años después aparecieron los primeros blancos y así como aparecieron van a desaparecer, porque escrito está que el que llega después se va primero. Nuestra desgracia se remonta al año 1555, cuando el inglés John Mutton trajo a nuestros padres esclavos del Africa, encadenados, contra su voluntad y para terminar de destrozarnos nos dieron sus nombres y apellidos y fuimos vendidos y revendidos, comprados y recobrados tantas veces que ya no sabemos quiénes somos, de dónde vinimos, ni a dónde vamos; nos vendían por familias, por parejas, separados, por días, semanas, meses y años, nos vendían por libras y por kilos, a tiempo completo o a medio tiempo, para trabajar o para satisfacer, para entretener o para entrenerse con nosotros, nos trataron como a bestias, nos educaron como a bestias y vivimos como bestias, en este gran circo llamado universo. 184
Ahora bien la perdición de nuestra raza se debe a nuestra falta de estima personal; no nos amamos a nosotros mismos y como no nos amamos a nosotros mismos mucho menos podemos amar a los demás, ni a los miembros de nuestra misma raza. Esta falta de amor personal es el origen del odio que encerramos dentro, odio que no sólo nos está destrozando, sino que está destrozando a nuestros hermanos y familiares. Esta falta de estima personal y este exceso de odio se debe a que los judíos nos sacaron el centro de la estima personal antes de que hubiésemos nacido, o nos la sacaron al nacer, gracias a un plan diabólico y siniestro que se está llevando acabo en escala nacional en las clínicas y hospitales del Mons Veneris, que están proliferando como la mala hierba, hospitales donde nos están acondicionando a ser como ellos quieren que seamos, nos quieren negros, para que seamos sus esclavos y lo fuimos por 3OO años, nos liberaron hacen 1OO años pero solo parcialmente: seguimos de esclavos intelectuales y seguimos lustrando sus botas hasta que brillen, ya es hora de despertar, cada cual tiene que lustrar sus propias botas, no hay que permitir que nos eduquen los blancos porque no nos están educando como deberían educarnos, tenemos que empezar a educarnos a nosotros mismos, en escuelas completamente segregadas, sólo para negros, con profesores altamente capacitados y completamente negros, niños a un lado, niñas al otro, para evitar que nuestros niños se tiren a nuestras niñas a la fuerza en los cuartos de baño, a la entrada o a la salida de los colegios. En las pocas universidades negras como la "Howard University" de Washington D.C. los profesores blancos nos enseñan sí, pero no lo que debemos aprender, sino lo que no deberíamos saber. Nos educan a matar en las guerras, nos mandaron contra los coreanos y los vietnamitas, los que nunca comprendieron que hacíamos nosotros allí, ni por qué habíamos venido, ni quién nos mandó a un conflicto con el que nada teníamos que ver, ni en el que nada teníamos que hacer, nos están mandando a Arabia Saudita para matar a nuestros hermanos musulmanes iraquíes, para defender un petróleo que no nos llega, en lugar que lo defiendan los japoneses amarillos y los europeos blancos, ya que ellos son quienes se benefician con ese petróleo; nos educan sólo un poco para que no podamos competir con ellos, para que sigamos de mano de obra barata; nos educan para que no podamos conseguir empleos y vaguemos por las calles, pidamos 185
limosna en los parques y terminemos en las cárceles, dependiendo de ellos por los siglos de los siglos, amen. Nos hicieron fuertes para que produzcamos el doble y como en América las sociedades de protección para los animales no protegen a los negros, se oponen solamente a la crueldad contra los animales, a nosotros que nos cargue la trampa; nos usan de animales para divertirse y a falta de leones en los circos, a falta de gladiadores en las arenas, entramos nosotros a boxear hasta quedar como Alí, un vegetal andando; jugamos fútbol hasta quedar paralizados en sillas sin ruedas, porque las sillas con ruedas y con motores son sólo para los blancos, nos hacen jugar básketbol y béisbol sólo para que ellos se diviertan, porque las entradas a dichos espectáculos son tan caras que los negros no podemos comprarlas y aún si juntamos los dólares y queremos comprar un boleto no nos lo venden, los venden sólo a los blancos, nos hemos convertido en el pasatiempo nacional. Todos nuestros males comenzaron cuando aparecieron unos cuantos blancos hijos de puta, seguidos e inficionados por los judíos, los judíos, los mismo que crucificaron a Jesucristo nos están crucificando. Ellos son nuestros amos, los dueños de las casas y departamentos donde vivimos, de las fábricas donde trabajamos, de los equipos en los que jugamos, el piso por el que andamos, la ropa con la que nos vestimos, los autos que manejamos, la comida que consumimos, el aire que respiramos, el agua que bebemos, la luz que nos alumbra, el gas que nos calienta; hay que terminar con todo esto, hay que liberarse, no les estoy aleccionando al crimen ni les estoy pidiendo que desenvainen sus espadas, ni usen sus carabinas, les estoy pidiendo unidad, ya que si conseguimos la unidad de todos los negros, esta será nuestra mejor defensa, nuestra arma más temible, será un cañón más grande que el cañón del Colorado, con lo que podríamos ser fuertes e invencibles. Está escrito en la constitución firmada por los padres de la patria: "Cada ciudadano tendrá derecho a cuarenta acres de tierra y una mula", pero parece que se olvidaron de nosotros, o que la constitución fue escrita sólo para los blancos, o es que la leímos mal y la entendimos peor, lo cierto es que no nos dieron nuestros 4O acres, ni nuestra mula y más bien nos utilizaron a nosotros como a mula y cada blanco recibió sus 4O acres de tierra y un negro a falta de mula. No podemos ser libres si no poseemos la 186
tierra. Tenemos que producir para dejar de ser consumidores, tenemos que empezar a ser productores, tenemos que ser capases de extraer de la tierra el material crudo para producir alimentos y desarrollar nuestra propia industria. Nos enseñaron a tratar a nuestras mujeres sin respeto y lógico, si nosotros no las respetamos y ellas no se hacen respetar, mucho menos las respetarán los blancos, se las tiraran cuantas veces quieran y tendrán hijos hasta para el diablo, andarán solas por las calles hasta prostituirse. Están esterilizándonos en todos los hospitales y clínicas, en todas las oficinas de los centros de salud y de planificación familiar, les están ofreciendo a nuestras mujeres control prenatal, pero no les dan control prenatal: las están esterilizando. Esterilización no es control prenatal; ya no podrán darnos hijos, ya no podrán ser madres, quién quiere a una mujer estéril, a un árbol que no da frutos, a un rosal que no da flores, ningún hombre quiere una tierra árida como el desierto, no hay que aceptar este plan diabólico que nos está liquidando. Todos estos centros fueron propuestos administrados y financiados por los blancos para terminarnos, centros de fertilidad para las blancas y centros de infertilidad para las negras, es esto justicia?. La ley de control de partos está dirigida únicamente contra los negros y no contra los blancos, están tratando de destrozar nuestra raza destruyendo la fertilidad de nuestras mujeres, como hicieron los faraones del Egipto destrozando a la raza de Moisés, matando a todos los niños que nacían y Jesucristo tuvo que nacer oculto, síganme, que yo enseño lo que predica Allah, hay que arrasar, demoler, desmantelar y volar todos estos centros de exterminio. No dudo de que estemos a nivel de bestias, si son bestias blancas las que nos educan, tenemos que parecernos a ellas, los siervos se parecen a sus amos y como ellos solo se arrastran nos volvieron caracoles. Nos hablan de igualdad, de la igualdad que no existe, puesto que la única igualdad que yo conozco se quedó en la estatua de la igualdad que está en Grecia. Nuestra pobre gente está ciega, tienen ojos y no pueden ver, no pueden ver la luz de la verdad, no pueden darse cuenta de lo que nos está pasando, no pueden comprender que sólo en el Islam y en la voz de Allah está nuestra única tabla de salvación. Nuestra gente está sorda, tienen oídos y no pueden oír, no oyen la voz de los mensajeros de Allah, siguen aterrorizados con ese miedo que les injertaron los blancos desde la cuna. Allah condena la tortura, la explotación, el terror 187
sistematizado y a nosotros nos lo han injertado azotándonos, ultrajándonos, masacrándonos, matándonos. Pero no nos olvidemos de que están experimentando en nosotros y nosotros sabemos dónde y no hacemos nada. Ustedes tienen boca pero parece una tumba porque no habla y huele a mausoleo. Hay que lavarse los dientes y usar refrescantes bucales, hay que hacer gárgaras con mentol para combatir el mal aliento. A mi me llaman Garganta porque hablo, porque abro mi boca, porque les digo la verdad que no quieren oír y la verdad que ustedes oyen y no quieren entender. Los negros somos buenos de naturaleza, nos hacen malos a la fuerza, somos víctimas de las circunstancias, pero ustedes hijos de puta están más ciegos que un vampiro, y la lástima es que el vampiro tiene radar y ustedes no lo tienen. Los vampiros no tropiezan, ustedes andan de tumbo en tumbo, de caída en caída, de golpe en golpe, sólo tienen radios, para oír la música de Bruce Springsteen. Me comparan a Hitler porque digo la verdad, pero deberían compararme a Jesucristo por que él también decía la verdad y era negro, no les parece que realmente me parezco a él, algunos me llaman santo, otros me dicen diablo, ustedes no me entienden, no se puede servir a dos maestros, sirvan solo a Allah y déjense de bautistas, protestantes o católicos. Se imaginan que en 2OO años de independencia americana, nunca hubo un presidente ni un senador negro, ¿es esta la historia del país o la historia de los blancos?. ¿Se imaginan este país fundado sobre terrenos robados a los indios y a los mexicanos?. A los primeros los condenaron a campos de concentración llamados reservaciones, donde los obligaron a vivir aislados como animales salvajes, lugares donde mueren de hambre, de pena y de donde últimamente quieren echarlos. A los segundos que vivían en toda América los persiguieron hasta el oeste y los echaron al sud, quedándose luego con sus mejores estados. Los judíos, una vez más, están pisoteando las instituciones y las leyes del pueblo que los ha acogido; ocupan en América la misma posición que ocupaban en Europa antes de que Hitler subiera al poder, controlan la prensa oral y escrita, son nuestros abogados, médicos, profesores, dueños de las fábricas, la industria y el comercio, a Oliver North que se perfilaba, lo castraron, a Reagan le practicaron una Mullerlovivisección en el Mons Veneris de Rochester, le trepanaron el cráneo y lo llenaron con aceite de 188
auto, desde esa fecha ya no recuerda nada, ni el nombre de su mujer, no lo vieron saliendo del hospital a través de la televisión con su cabello recortado andando de costado, para terminar declarando, "no me acuerdo, que no me acuerdo, si esto es así, o esto es asa", la nueva mente negra debería estar fuera del alcance del control de la mente blanca y por primera vez en la historia los líderes negros tendrán que responder a sus masas negras y no podrán venderse a los blancos, porque yo los estoy controlando y los voy a denunciar ante sus constituyentes si se venden o no trabajan para los negros, por los negros y con los negros, amen. Hay que dejar de ser droga adictos, los blancos nos dan las drogas para que vendamos, para que compremos, para que consumamos, para que nos degeneremos, para que nos matemos y para meternos en forma legal a la cárcel, hay que vender "hope y no dope", el año pasado gastamos billones de dólares en alcohol, billones en cigarrillos, billones en drogas, nos han vuelto homosexuales y a nuestras mujeres lesbianas, o prostitutas; les pido que me escuchen: denme toda su plata yo se las administraré mejor que Jimmy Baker. He sido denominado antisemita, sólo porque les he hecho caer en cuenta que ellos no son la raza escogida por Dios, ni son la raza superior, lo mismo he hecho con los arios que son blancos porque son pobres en melanina. Hay que denunciar en las Naciones Unidas, ante las naciones del mundo el gran crimen que se ha cometido contra nosotros, en esta América grande y democrática, donde los amos blancos nos han convertido en subhumanos y han escrito hasta en la constitución que nosotros sólo somos 3/5 de hombre y 2/5 de animal. Pero como podrán pagar todo lo que nos han echo?. Cómo podrán resucitar a nuestros padres?. No se los puede resucitar, lo mejor será instruir a todas nuestras generaciones venideras que pidan los estados de Alabama y Misisipí para que al fin nos liberemos, para que tengamos tierra, para que produzcamos, para que nosotros seamos los amos y los pocos blancos que viven allá sean nuestros esclavos y vamos a ver si les gusta el sentirse dominados y el experimentar la sensación que sienten los árabes al ser despojados de sus haciendas, sus casas, sus villas, sus pueblos, sus ciudades y sus campos. Si esto no ocurre hay que volver al Africa pero hay que llevarse con nosotros unos 3O millones de blancos esclavos para que paguen los hijos por lo que hicieron sus padres. Pero somos muchos 3O millones de negros y qué país nos va a 189
aceptar? ustedes si fueran ciudadanos de un país del Africa permitirían que les manden de golpe 3O millones de inmigrante y sobre todo si son inmigrantes negros?" y la masa contesto...!Oh no!... imposible, jamás, "parece que no tenemos remedio, seguiremos vagando por las calles, mendigando por los parques, buscando trabajo durante el día y tirando por las noches, seguiremos ingresando al ejército para invadir otros pueblos y recibiendo nuestras tarjetas verdes. Estamos embromados, las cárceles son sólo para los negros, hemos sido programados para ellas, pobres de nosotros hijos de puta, porque ninguno de nosotros conocemos a nuestros padres, estamos llenos de odio, amargura, resentimiento y completamente desilusionados. El único negro que no anda jodido soy yo, primero por el buen préstamo que he recibido y segundo porque digo la verdad y no pago los impuestos, clamo por justicia y me levanto contra el opresor aunque sea con el sacrificio de mi propia vida. Yo estoy de acuerdo con Kadaffi y con Hussein: hay que pelear contra el gigante Goliat y deshacerlo, hasta que nosotros seamos los amos del universo, de un universo sin blancos y sin judíos. Así como Babilonia fue totalmente destruida porque no oyó a Allah, América será totalmente destruida porque no está oyéndolo. El que es enemigo de Allah, es mi enemigo, y enemigos tengo muchos. Los que me faltan son amigos y no los puedo encontrar. Los blancos no tuvieron profetas, entonces de qué hablan, ¿cómo pueden ser la raza escogida si no tuvieron quien los escoja?, los judíos eran los mercaderes de los esclavos y siguen siéndolo, hay que matarlos, todo el que se libró de morir a manos de Hitler deberá morir en nuestras manos, pero que no nos ocurra lo que le ocurrió a Hitler quien quiso matarlos demasiado tarde y ellos lo mataron. Yo sé que, gracias a éste santo sermón, me van a asesinar, como asesinaron a nuestra Pantera Negra, se puede matar al hombre, pero no a sus ideas. A mi no me quiere el alcalde de Los Ángeles porque dice que los ángeles del consejo municipal votaron en contra mía 11 a 0. No me quiere el alcalde de Washington, ni el alcalde Washington. El primero porque está amenazado por 15 blancos y es drogadicto y el segundo por que no está amenazado por nadie. me falló, él era mi última esperanza, tenía todas mis expectativas puestas en él. Los primeros 4 años no hizo nada por pelear y cuando ya no tenía con quien pelear se murió de aburrimiento. 190
Yo no soy un mentiroso, yo no he querido asesinar a Kadaffi, no he invadido Grenada, no he depuesto a Noriega, ni secuestrado al coronel Arce Gómez trayéndolo desde Bolivia en calzoncillos hasta Miami, ciudad que gracias a la cocaína y a la plata que ella genera se ha convertido en una gran metrópoli. Lastimosamente no cayó en nuestras manos, sino en la de los cubanos, Castro hijo de puta. Yo no reconozco la autoridad de Reagan, porque sólo tengo un maestro y ese es Allah", a la mierda, le contestó un blanco que por allí pasaba y se encontraba harto de oír tanta mierda en tan poco tiempo, los guardaespaldas del profeta se le echaron encima como pirañas y de aquel blanco no quedo nada, se lo comieron. Yo les pregunto a Uds. a todos los presentes y quiero que me contesten fuerte, ¿quieren un profeta vivo o un profeta muerto?" y la muchedumbre contestó...vivo, "bien, estamos de acuerdo, entonces al asalto, vamos a masacrar a los blancos y empezaremos por las clínicas y los hospitales, estamos en condiciones de tomar el poder en América, ¿están de acuerdo?" ...si...le contestaron, "bien lo tomaremos a las buenas o a las malas. As-Salaam-Alaikum", amen le contestaron. Una vez concluido el discurso, la multitud enardecidamente enfurecida, por ese diabólico discurso se dirigió por las calles rompiendo vitrinas, arrancando árboles, volcando autos, destrozando anuncios, incendiando negocios, hasta llegar a las clínicas del hospital "Mons Veneris" y no quedó de ellas ni el nombre. Empero, no pudieron atacar el hospital porque estaba completamente protegido. Lo protegía la policía, la guardia nacional, el ejército con 25O.OOO soldados y la marina. El Hospital estaba resguardado por 55O tanques de guerra, 4 acorazados, cinco porta aviones, y 1OO.OOO cañones cargados con Sarin VX, o el gas nervioso que recién se lo trajeron de la Alemania del oeste. Müller y Stein se encontraban en su lujosa suite dentro del Mons Veneris, observando en silencio los acontecimientos trasmitidos por el canal 9 de televisión en vivo y en directo, oyeron el discurso en el Grant Park. Vieron cómo la muchedumbre destrozaba vitrinas, volcaba autos, arrancaba árboles e incendiaba todas sus clínicas. ¡Carajo, estamos jodidos, nos destrozaron las clínicas y parece que nos harán mierda! dijo Müller.
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"No te preocupes, aquí no ingresa nadie" , le contestó Stein. “Estamos a salvo, completamente protegidos, magníficamente resguardados, perfectamente mimetizados y magistralmente ocultos, no te olvides de que nuestra suite no figura ni en los planos de construcción del hospital y nadie más que nuestro propio servicio de inteligencia sabe las combinaciones y los pasajes para llegar aquí. Veían en vivo y en directo cómo la policía destrozaba las cabezas de los manifestantes y como la sangre bañaba sus rostros. "Esa combinación de colores me encanta, no hay como la mezcla del negro con el rojo, me recuerda a Alemania durante la gloriosa era del nazismo", dijo Müller. Una explosión hizo volar la puerta de ingreso a su suite e inmediatamente muchos hombres en uniformes de la compañía de transportes "Federal Express" ingresaron a la pieza y antes de que pudieran decir una palabra cayeron sobre los dos y los empaquetaron en sobres separados y horas más tarde aterrizaban en Asunción del Paraguay. Cuando nos sacaron de los sobres sin estampillas en los que viajamos por 12 horas continuas, no podíamos pararnos, nos dolían los huesos y nos dolía el alma. Nos dieron un buen baño y nos vistieron, la gente hablaba allí un idioma muy raro, parecido al castellano. Horas más tarde, aparecieron como vueltos del infierno seis miembros de la SS que nos explicaron de que se trataba. El führer quería que lo operásemos. Como su cuerpo fue siempre débil, quería adoptar para sí un cuerpo musculoso y fuerte, el cuerpo de un atleta, al que habría que colocarle su cerebro. El führer ya había escogido un cuerpo fuerte. La víctima era un oscuro mayor de las fuerzas del ejército paraguayo llamado por rara coincidencia Strongman que en idioma guaraní quería decir hombre fuerte, hijo de una india hermosa, mezcla delicada de diosa y pantera y de un caimán alemán tosco y bruto. El pequeño sauro nació proporcionado y ágil, una combinación perfecta, alto, fuerte, toda su fuerza estaba en sus músculos. Nadaba tan bien que trabajaba en el servicio de inteligencia fluvial, se desplazaba desde el río Paraguay sobre el que se encuentra la capital guaraní hasta llegar a los ríos bolivianos de Santa Cruz y el Beni y reportaba diariamente las actividades del valeroso ejército boliviano y de su fuerza fluvial. Todos los caimanes lo conocían, hablaba con ellos en su idioma 192
nativo, la mayoría de ellos trabajaban para él, contaba con una guardia de 46 caimanes que no sólo lo protegían sino que también le obedecían y se lo comían vivo a cualquier vivo que quisiera seguirlo, atacarlo o matarlo. Cuando nos llevaron a las oficinas privadas del führer, situadas en su hacienda ubicada a 45 millas de Asunción, ingresamos a una sala escritorio, donde se veía la foto de Adolfo Hitler, la bandera y el escudo alemán. Siéntense nos dijeron y a los pocos minutos salió un hombre al que nunca vimos, pero por su voz gutural y sus movimientos parkinsonianos lo reconocimos inmediatamente y tuvimos que pararnos para saludarlo. !Heil Hitler! "Bienvenidos al Paraguay, mis queridos amigos. Los estuve buscando largo tiempo sin poderlos encontrar, pero gracias a mis contactos con la policía secreta israelita de la que estoy adquiriendo armas, pude hacerlos traer, disculpen las incomodidades del viaje, pero ya la pasarán muy bien". Teníamos un nudo en la garganta y no podíamos hablar. Quisimos explicarle lo que pasó durante la operación anterior, pero no nos atrevimos. Aparentemente, por la forma en la que él nos trató, nunca se dio cuenta de lo que había pasado. "Tengo todo listo para mañana", nos dijo y se retiró. Ese día, sin salir de nuestro asombro, nos pusimos a descansar. Hermosas indias guaraníes ingresaron a nuestras piezas para hacernos compañía, darnos masajes de cuerpo entero y ayudarnos a relajar, tocaban el arpa como diosas y se vestían casi desnudas, cubiertas con hojas de plantas transparentes, provenientes de zonas ignotas de la selva amazónica. En medio de los masajes nos dormimos como sólo se puede dormir en Asunción. La operación fue exitosa; duró cinco horas y tres minutos. El cerebro del führer ingresó a la cavidad cranial del oscuro militar como un pie a su zapato. Como a Hitler le faltaba el centro de la victoria le injertamos el del mayor y al mismo tiempo le extrajimos el centro del infarto cardíaco. Al terminar nuestra obra maestra teníamos un hermoso espécimen: un hombre fuerte e inteligente, una combinación pocas veces vista. El cuerpo del führer fue arrojado a los caimanes pero éstos no quisieron comérselo. La carne les pareció malísima, esa carne para las pirañas, dijeron, las pirañas, ni cortas ni perezosas, se lo comieron 193
y murieron envenenadas. Seis semanas después estalló una revolución cruenta, con cientos de muertos y miles de heridos, el mayor Strongman tomó el poder después de un espectacular combate, en el que las fuerzas del gobierno tuvieron que rendirse ante un temible ejército compuesto por 25OO caimanes armados hasta los dientes. A pesar de haberse rendido, los soldados leales al gobierno depuesto no se libraron de ser el festín del día para los caimanes, quienes se los comieron con ropa y todo. La primera ley del nuevo gobierno fue la prohibición de cazar caimanes bajo pena de muerte, el caimán se convirtió en el símbolo nacional guaraní y fue incorporado a la bandera y al escudo nacional. El general Caimanote Cola Larga asumió coludamente la jefatura del ejército paraguayo. Pocas horas después de asumir el poder, sus asistentes le informaron que en todo el Paraguay había sólo 7OO judíos, y como no tenían hornos donde procesarlos los repartieron a los caimanes. Una vez que estos se hartaron, soltaron sus pirañas y sólo quedaron los huesos de los judíos y de los enemigos del estado. Los huesos arrastrados por las aguas de los ríos, llegaron sin contratiempo a Buenos Aires y a Montevideo para hundirse en el Mar del Atlántico. Aprovechando el incendio que ocurrió en la cancillería de Asunción Strongman, suspendió las garantías ciudadanas, declaró estado de sitio y comenzó la persecución de los enemigos del nuevo régimen establecido, hizo aprehender a todos sus enemigos políticos, los hizo conducir a sus nuevas instalaciones de seguridad e inauguró el 20 de marzo el primer campo de concentración de Sud América, con una gran fiesta acompañada de champagne, caviar y baile de gala. Fernández fue el anfitrión y Strongman la figura principal, todos los mozos eran judíos. Asistieron los miembros principales del Gobierno y el cuerpo diplomático acreditado, también asistieron todos los enemigos del estado en calidad de "primeros presos" y fueron parte de la fiesta, la gente podía contemplarlos de cerca y estaban en el menú, "Criadillas Frescas al Vino Tinto" con hongos a la pimienta. El partido "Colorado" resucitado por él, creció a la par que su policía secreta, el coronel Fernández se volvió jefe de la misma. Se procedió a confiscar los panfletos de los partidos opositores, se acalló a la prensa, se suprimieron los sindicatos, se intervinieron las fábricas, se persiguió en forma violenta a todos los enemigos del estado, se violó a sus mujeres y se empezó a destrozar los pilares básicos que mantenían la cultura 194
paraguaya. Se pisoteó la justicia y se perdió el respeto por la persona humana, rindiéndose culto a la disciplina y a la obediencia. Había que obedecer sin pensar y había que pensar obedeciendo, se mejoró la economía utilizando a los prisioneros políticos como obra de mano gratuita, se empezó a exigir la puntualidad y se obligaba la perfección en todo trabajo ejecutado para el estado. Se empezó a educar a la juventud física e intelectualmente, se cultivaron 25.OOO especímenes humanos perfectos: eran los nuevos modelos de la belleza masculina guaraní y serían los sementales que impregnaran a las jovencitas paraguayas para crear la raza guaraní superior. Se incitó a las jóvenes a dar niños al estado, no importaba si eran vírgenes, solteras o casadas. Se establecieron las tres cruces de la maternidad. La gente débil debería ser eliminada, todos los anormales y disminuidos físicamente sirvieron de alimento balanceado a los caimanes. Se fundó el primer instituto de anatomía patológica y genética experimental de Latino América. Todos los epilépticos, los portadores de enfermedades transmisibles y los psicópatas fueron eliminados. La autoridad de la fuerza bruta reemplazó fácilmente a la autoridad moral y a la inteligencia. Los conocimientos y los diplomas profesionales no valían nada si no venían acompañados del carnet del partido, no eran diploma, eran mierda de gato. Gracias al imperio del reino del terror los del partido Colorado, que eran una minoría bien organizada y aguerrida, sojuzgaron rápidamente a toda la mayoría que no aceptaba pero tendría que vivir dentro de las normas establecidas por la nueva filosofía política. La propaganda del partido se dirigió principalmente a la juventud paraguaya y obtuvo en ella gran aceptación y éxito completo. Todos los que no querían estudiar podrían ingresar al ejército o a la policía secreta, denominada control político y cumplir con los sagrados deberes a los que llamaba la patria. La perdida progresiva de la moral elemental trajo como consecuencia lógica la regresión espiritual del pueblo paraguayo, lo que les permitió posteriormente humillar a toda la América del Sud. Se estableció el eje Asunción-Santiago y a los dos años de estar en el poder el ejército paraguayo invadió el Chaco boliviano y declaró la guerra a todos sus vecinos y es así que después de cien años el Paraguay volvía a estar como en las épocas del general Solano López en guerra contra el Brasil, la Argentina y el Uruguay. Ante una gran concentración que llenó 195
completamente las instalaciones del Estadium de fútbol "Usurpadores del Chaco", el nuevo Presidente pronunció este discurso: "Camaradas Guaraníes: Hoy es el día de las definiciones, nuestra gente ha hecho conciencia de patria, se ha convencido que sólo el partido colorado pudo controlar el caos en el que nos debatíamos, e imponer orden y progreso. Nosotros fuimos siempre los mejores soldados de Sud América y nuestra gente la más estoica, la mas heroica. Nosotros llevamos en nuestras venas la gloria obtenida por nuestros antepasados en los campos de batalla, en los que nuestras armas alcanzaron la gloria de las glorias. Nunca se olviden de que gracias a la ayuda de Chile, Argentina e Inglaterra pudimos invadir el chaco boliviano y apoderarnos de él. A nosotros solos los bolivianos nos hubiesen sacado la tela. Hoy, nuestra generación tendrá que demostrar a las generaciones futuras que seguimos siendo la raza elegida para regir los destinos de esta parte del planeta, pese a quien pese y guste a quien guste. Cuando la patria está en peligro requiere el sacrificio de sus hijos y tendremos que acudir a su llamado, para luchar por ella hasta derramar nuestra última gota de sangre y hasta que muera el último soldado. No se olviden que la anarquía caminaba por las calles, dormía en nuestras plazas, trabajaba en nuestras fábricas y era parte del gobierno, gobierno débil que no podía dar respuesta a los males que nos aquejaban. No hay que olvidarse de que los judíos y los blancos son los enemigos de la raza guaraní superior y hay que aniquilarlos. Estos devoraban nuestras entrañas, socavaban nuestras instituciones, debilitaban nuestra fuerza, enterraron nuestro orgullo y atentaron contra nuestra estabilidad de patria. Los judíos estaban incrustados en el gobierno, en los sindicatos, en la prensa, en la banca, en la industria y el comercio. Estaban corrompiendo a nuestro pueblo como corrompieron Alemania. Controlaban las casas de putas, la bolsa negra, los lugares de juego, las de expendio de bebidas alcohólicas, las carreras de caballos, las peleas de gallos, las corridas de toros. Vendían pasaportes falsos, fomentaban el contrabando, aumentaban el precio a los artículos de consumo y primera necesidad, engañaban en el peso, mezclaban la leche con agua y eran la causa de todas nuestras desgracias. Los judíos son los destructores de nuestra cultura indígena, los judíos constituyen una especie de contaminación ambiental, una tuberculosis racial, 196
los judíos son los parásitos que infestan nuestros cuerpos, los vampiros que chupan nuestra sangre, son la manifestación de una raza inferior comparable a la de los monos, son la sarna, son una úlcera duodenal, son la colitis ulcerativa, son una pulmonía bacteriana, son una enfermedad sexualmente trasmitida, son los portadores de los genes enfermos. Cuando los matemos a todos, la raza guaraní superior será de nuevo saludable. Los judíos son nuestra mala suerte, son nuestra falta de suerte. No hay que dejar que ningún médico judío trate a una paciente perteneciente a la raza guaraní superior, ni hay que permitir que ningún médico perteneciente a la raza guaraní superior trate a un marrano de la raza judía inferior, los médicos guaraníes no son veterinarios y los veterinarios judíos no son médicos, son proveedores de salud. La multitud enardecida lo llevó en hombros, recorrió las calles, recorrió las plazas, las avenidas, las carreteras, ingresó a todas las ciudades, pasó de Asunción a Encarnación, de Encarnación a Exaltación, de Exaltación a Maldición y de Maldición a Usurpación del Paraguay, visitó todos los pueblos y lo llevaron en hombros a su silla presidencial. Müller y Stein fueron condecorados con la "Cruz de Bronce a la Investigación Científica" que es la máxima condecoración que se pueda conceder a un científico en tiempo de paz, y se les concedió la ciudadanía paraguaya. Stein fue nominado director del instituto y Müller fue nombrado ministro de higiene y salubridad, el sueño de su vida se hizo realidad, la lástima era que su título de Von no le fue devuelto, pero qué le importaba, si se encontraba en un país de mierda, lleno de indios ignorantes que de títulos no sabían nada, sepultado en medio de los arenales del Chaco y perdido en la selva del Amazonas, sin acceso ni comunicación alguna al mundo civilizado. Stein, con la ayuda de Müller fundó el primer Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental de Sud América y lo llenaron inmediatamente con 172 presos políticos, y las investigaciones continuaron. Cada seis meses los presos eran devueltos a sus casas. Un año más tarde el hospital del Instituto de Anatomía Patológica y Genética Experimental parecía el infierno de Dante, los presos que hablaban, hablaban a los que no les podían oír, los que podían oír no podían hablar, los que veían no podían oír ni hablar y los que podían hablar y oír no podían ver, o sea que los reclusos se encontraban como dentro el Arca de Noé, 197
no se entendían los unos con los otros. Algunos presos se agarraban la cabeza y lloraban a gritos por el dolor cerebral que sufrían llegando en su desesperación a arrancarse los cabellos y estrellarse de cabeza contra las paredes hasta caer muertos. Stein fue ascendido al grado de coronel de las fuerzas especiales de seguridad del estado y Müller en ceremonia pública fue guaranizado o sea convertido en guaraní y se le impuso la cruz al mérito en grado de caimán. El "Chicago Moon Times" denunció al mundo científico y al público en general la desaparición y secuestro de los profesores Müller y Stein y culpó a los agitadores musulmanes negros de ser responsables del secuestro, secuestro que indignó a la ciudadanía, la que con lágrimas en los ojos leyó su último mensaje: "Una revolución científica ha sido exitosamente realizada. Hemos logrado construir los planos genéticos del cuerpo humano, nuestra habilidad para localizar e identificar la patología molecular de los genes, o mutaciones y la habilidad para controlar y promover la secuencia del ADN que se encuentra junto a los genes y el poder activarlos, nos ha permitido el tratamiento de todas las enfermedades. Gracias a nuestros experimentos en miembros de las razas inferiores, negros y árabes, en un esfuerzo mancomunado entre los EEUU e Israel hemos logrado descubrir la base estructural genética de la vida humana; tenemos en nuestras manos los 1OO.OOO genes del genome humano, y hemos colocado en orden de secuencia los tres billones de códigos necesarios para crear a una persona con cuerpo y alma, cuando el embrión alcance una división celular mayor a la de 32 células podremos extrayendo el ADN descubrir a los portadores de algún defecto, curando las enfermedades antes de que se presenten, si los individuos no fueron tratados antes de formarse, obteniendo una pequeña muestra de sangre de un niño recién nacido podremos extraer el ADN e insertarlo a una computadora capaz de descifrar más de mil genes que son los responsables de las enfermedades más frecuentes, con lo que se podrá evitar que un individuo predispuesto a la obesidad llegue a ser obeso mediante dietas altas en fibra y pobres en grasa, o los expuestos al cáncer de piel la contraigan, evitando su exposición a los rayos del sol. Gracias a nuestras computadoras nucleares podremos conseguir la formación de la nueva biología, empleando nuestras técnicas de ADN, hemos logrado conseguir diagnósticos precisos, 198
las probes fueron señalizadas con material radioactivo compuesto de una substancia fluorescente, permitiéndonos seguir al gene que nos interesaba y estudiarlo en su totalidad, empleando cadenas de polimerasas en reacción, hemos logrado construir la bomba atómica intra celular, más potente que las que destrozaron ciudades del Japón, y por supuesto capases de hacer desaparecer para siempre el cuerpo entero del individuo bombardeado. Creando millones de copias genéticas hemos consolidado la caja negra, llamada así porque encierra toda la información genética de los negros y nos permite diagnosticar cualquier enfermedad humana en forma automática usando la saliva, sangre, sudor o semen de las personas. Este echo es de vital importancia en criminología, porque podremos decirles con mucha anticipación quiénes son los individuos propensos a cometer cierta clase de crímenes contra la sociedad y nos permitirá el retirarlos a tiempo, gasificarlos merecidamente o sentarlos en la silla eléctrica como les gusta a los americanos. Eliminaremos la ceguera, los sordos volverán a escuchar, los cojos podrán andar, los mudos podrán cantar, eliminaremos la depresión y morirá la tristeza. Las informaciones de Müller emocionaron a la pequeña población científica y horrorizaron a toda la población del mundo. Dos semanas más tarde, los profesores Müller y Stein fueron secuestrados por un comando israelí y transportados a Israel, donde informaron lo siguiente: Hitler se cansó de vivir en ese pueblo perdido, llamado Paraguay, donde amen de dar vueltas sobre el mismo circulo no había otra cosa que hacer y resolvió, en uno de sus actos de audacia invitar a Hussein a visitar Asunción, donde fue recibido con todos los honores. La entrevista a gran nivel entre ambos líderes megalomaníacos y paranoicos fue magnífica y como había una resemblanza increíble entre ambos, las conversaciones fueron de lo más amenas, se envolvieron en delirios de grandeza, diluciones e ilusiones sin tristeza y rindieron culto a la personalidad, hablaron de la importancia de colocar sus retratos en todas las oficinas públicas, las calles y las plazuelas, hablaron de la importancia que tiene el no reconocer más fronteras geográficas que las que conviene en determinados momentos. Los dos habían festejado sus cincuenta años y emprendieron la misma obra, la de conquistar el mundo y a cualquier precio, los dos tomaron los grados militares que se antojaron, participaron en asesinatos e intentos de asesinatos de 199
ministros de estado, Saddam en el de Abdul Karim Kassem, y Hitler en el del ministro de relaciones exteriores Walther Rathenau, organizaron sus milicias, hicieron fusilar miembros de la cúpula del partido opositor, bajo dudosos cargos de traición, corrompieron a sus seguidores, utilizaron gas contra las minorías étnicas. La vida humana no significaba nada para ambos, aniquilaron a la oposición, controlaron la difusión oral y escrita, procedieron con arrestos arbitrarios, detenciones, allanamientos, torturas, desapariciones y ejecuciones sumarias, gracias a su policía secreta, la que estaba sobre la ley y para la cual no existían los derechos humanos. Hitler comenzó la segunda guerra mundial y Hussein estaba comenzando la tercera guerra mundial. Sus puntos de vista eran exactos, sus métodos los mismos, ambos eran muy inteligentes y pragmáticos. Huérfanos de padre, estuvieron envueltos en movimientos socialistas, cayeron heridos en combate, organizaron sus policías secretas donde torturaron y asesinaron a sus enemigos políticos por cientos. Su conducta política, su nacionalismo a toda prueba, su audacia inaudita, su ambición ilimitada, su falta de respeto por la persona humana, su determinación inquebrantable, sus instintos criminales, los llevaron a situaciones similares: Hitler heredó el gobierno a la muerte del viejo presidente alemán Hindenburg y Hussein heredó el poder cuando se retiró Al-Bakr en 1979. Pero lo que más los unía era su odio por los judíos. El führer preparó todo y nosotros realizamos la operación: en tres horas con tres minutos, el cerebro de Adolfo ingresaba como un pie a su zapato en el cráneo de Saddam. Al cerebro de éste último le sacamos el centro de la información y del lenguaje, o sea que el führer sabría exactamente donde se encontraba cada objeto, reconocería a todos los miembros de su séquito, de su familia, sabría cómo dirigirse a los otros líderes del mundo palestino, conservaría sus conocimientos, podría cambiar el timbre de voz a voluntad, y sabría cómo comandar sus tropas. La llegada a Bagdad, la ciudad histórica donde se escribieron "Las Mil y una Noches", me fascinó increíblemente y quedé impresionado por su aeropuerto moderno, sus amplias autopistas; sus edificios occidentales no le quitaban nada a su fascinante encanto de ciudad oriental. Apenas regresó Saddam fue informado por sus 4O generales de que el plan estaba listo. Kuwait y Arabia Saudita serían invadidas y sometidas sin 200
resistencia alguna. Nadie más que Múller y Stein sabían que Hitler se posesionó del cuerpo de Saddam, revisó un millón de soldados, los puso bajo las órdenes de los generales alemanes que había traído del Paraguay, comenzó la implementación de un entrenamiento intensivo y los soldados adquirieron la disciplina y el valor germano, se revisaron los 55OO tanques, los 513 aviones de combate, los 6O barcos de guerra, se revisaron las plantas de gas venenoso, se pesaron las toneladas de los gases mostaza y nervioso existentes, cuya eficacia se comprobó ampliamente durante la guerra contra Irán y cuando en 1988 mataron a su propia gente, los pobres curdos en el pueblo de Halabja, después de haber sido acusados en forma injusta de que estaban colaborando con el enemigo; se cargó de gas nervioso los cohetes Al Abbas que tienen un alcance de 55O millas o sea 9OO kilómetros. Millones de alacranes venenosos, cientos de miles de víboras cobra se encontraban listas para ser cargados en compartimentos especiales de los cohetes porta animales y participarían combatiendo en "La Guerra Santa". Para dar fin con el enemigo, se emplazó los cohetes contra las principales ciudades de Israel y Turquía, se empezó a almacenar ingentes cantidades de comida, la suficiente para abastecer a la población de 17 millones de personas por el lapso de dos años, en caso de que los americanos bloqueen el golfo persa y el puerto de Amman en Jordania. La primera semana de agosto sus ejércitos atacarían y tomarían Kuwait, País que ocupa una situación estratégica importante para ellos, ya que les permitiría una salida amplia al golfo persa. Kuwait, con sus 2O.OOO soldados no ofrecería ninguna resistencia y sería ocupado tan fácilmente como Checoslovaquia. Irak se apoderaría de 275 tanques, de 36 aviones de combate y 3O barcos de guerra. La próxima semana comenzarán las reuniones para tratar de arreglar amigablemente varios puntos pendientes entre ambas naciones, Saddam quiere que los 2O billones de dólares que le debe a Kuwait le sean perdonados, quiere que se le preste o ceda la isla de Bubiyan o que la muevan a otra parte para que no le bloquee su acceso al golfo persa, como Kuwait no accederá principalmente al segundo punto, por que prestar o mover islas tan grandes cuesta mucho, entonces él tendrá el pretexto para invadir Kuwait. Además Saddam sostiene que Kuwait pertenecía al imperio de Ottoman y era una pequeña parte de la provincia de 201
Basra y por tanto era una provincia de Irak. Las noticias recibidas fueron informadas inmediatamente al departamento de estado americano, pero al igual que las noticias de Pearl Harbor, llegaron demasiado tarde, sería imposible movilizar 1OO.OOO soldados en menos de dos meses, mucho menos poder transportar el equipo pesado necesario para enfrentar al poderoso ejército de Irak. Eran las dos de la mañana del 2 de Agosto de 199O cuando sus ejércitos cruzaron la frontera con Kuwait, 6 horas más tarde, a la cabeza de 30.OOO miembros de su guardia republicana compuesta por lo mejor de sus soldados, Saddam cruzó la misma frontera, utilizando la misma carretera por la que avanzaron sus tropas horas antes. Esta carretera fue construida por Kuwait para unir las dos capitales, como un gesto de amistad. "Esta es la clase de amistad que yo aprecio" dijo Saddam, "la carretera es buena, pero podía haber sido mejor, a partir de hoy día se llamará "La carretera de la victoria ó la vía de la amistad". Sus 7O.OOO soldados dieron fin con la pequeña resistencia que encontraron en Kuwait, la que fue invadida por aire, mar y tierra. Durante el combate 17 camellos resultaron heridos, 2OO soldados de Kuwait muertos y toda la guardia y los habitantes del palacio del Emir murieron sin combatir, picados por los alacranes del ejército de operaciones especiales. Al comenzar la tarde Hussein ingresó al palacio del Emir, que por ser el corazón de Kuwait tenía la forma de la pasión, con sus piernas abiertas. Cuando ingresó al palacio sus dudas se confirmaron. El Emir tenía un cuarto lleno de fotos de mujeres desnudas, coleccionadas de todos los países de Europa, con la fecha y el lugar donde se había acostado con cada una de ellas; una mujer distinta cada noche. Tenía mujeres dispuestas en cada una de sus mil una habitaciones; las mujeres eran bellísimas y venían de todas las naciones del mundo, eran de todos los colores, de todos los sabores y de todos los olores. Parecían helados en el desierto, capases de saciar la sed más intensa y aplacar el calor más ardiente, fulminar los deseos más ocultos y sofocar las tentaciones más morbosas; tenía sus teléfonos y direcciones, poseía cientos de trajes, joyas, obras de arte, libros nunca leídos, jamás abiertos y sobre todo licores; todo lo que le contaron era cierto. El Emir, su familia y sus amigos eran el descrédito de los musulmanes. Se los veía en las capitales del viejo mundo escandalizando a todos con 202
su conducta libertina y gastando a manos llenas la fortuna de todo un pueblo; encontró a Fahd, el hermano del Emir, muerto, junto a los cuerpos inertes de cinco de sus amantes. Murió víctima de la picadura de nuestros alacranes de operaciones especiales sin sentir dolor, ya que estaba alcohólicamente intoxicado. Nuestros alacranes invadieron el palacio a las 2.O1 de la mañana, llegaron transportados en un cohete porta alacranes y se tiraron utilizando paracaídas hechos a medida, aterrizaron directamente en las puertas del palacio, tocaron tierra y ocultaron sus paracaídas para no ser descubiertos e ingresaron en combate. Toda la fuerza de ataque estaba dirigida por el coronel Alacrán Negro, quien en forma cuidadosa revisó la concentración de veneno de cada uno de sus combatientes, los que marcialmente presentaron sus colas en alto en señal de sumisión, lealtad, disciplina, acatamiento y saludo militar y en forma matemática organizó el asalto. Primero a los centinelas, dijo, y los centinelas murieron al unísono, después fueron atacados los guardias del palacio y corrieron la misma suerte, murieron picados sin darse cuenta. Cuando sintieron el dolor de la picadura y el ardor del veneno era demasiado tarde. Luego se incrustaron dentro del palacio y todos sus habitantes murieron al mismo tiempo, ni un segundo más ni uno menos. El coronel revisó todos los cuartos y una vez convencido de que allí nadie se movía informó directamente al asistente del "Ladrón de Bagdad", el general Alacrán Noticioso, que la operación alacrán I fue un éxito, y le rogó trasmitir esta noticia a su excelencia el presidente vitalicio de Irak. Dos alacranes fueron fusilados, después de haber sido juzgados por un tribunal de guerra, se los acusó de alta traición: eran los que avisaron al Emir que venían a matarlo y lo ayudaron a escapar; el Emir que no tuvo tiempo de vestirse, escapó igual que el coronel boliviano Arce Gómez. El primero llegó a Arabia Saudita y el segundo a Miami, ambos en calzoncillos. A las dos horas de haber llegado al Palacio del Emir, Saddam observó con sus ojos absortos el desfile de "cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar", como en los hermosos versos del gran poeta Rubén Darío. Venían cargados de presentes, consistentes en piedras preciosas y oro en barras, luego ingresaron 2OOO caimanes de su ejército motorizado con 14O billones de dólares en fajos de a mil.
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"Con esto ya pagamos la guerra con Irán y nos queda para otras dos" dijo Satán, echando humo por los ojos. Inmediatamente después desfilaron 4732 autos Mercedes Benz asaltados de las tiendas que venden autos importados, 12O Rolls Royce, 54OO Jaguares, 11.111 BMW, 12.343 Audis, 4O.OOO autos japoneses, 22.222 autos americanos. Saddam escogió 7 autos para él, 14 para sus amigos y el resto lo obsequió como un botín de guerra a sus soldados. "No se olviden de enviar algunos carros a nuestras embajadas" les dijo, "tampoco se descuiden con la comida". Sus 1OO.OOO soldados se dedicaron a saquear todas las tiendas, cargaron toda la ropa, víveres, muebles y todo lo que encontraron, las joyerías de la otrora famosa calle Amara fueron asaltadas y saqueadas, no quedó en ellas ninguna pieza de oro ni ninguna piedra preciosa. Se procedió al robo del siglo. Nunca ningún ladrón ni en las historias del libro de las "Mil y una Noches" robó tanto en tan poco tiempo: cientos de camiones iban y venían de Bagdad, venían vacíos y regresaban repletos. Los soldados ingresaron a los hospitales y desalojaron a los prematuros recién nacidos de sus bacinetes de cuidados intensivos, los prematuros se agarraban de los mismos para no ser desalojados por ese instinto tan temprano que lleva el hombre de sobrevivir, pero manos más fuertes que las de ellos los ganaron y sus bacinetes fueron cargados a los camiones. Los prematuros fueron muriendo a razón de 17 por minuto, en tres horas murieron todos. Luego comenzaron a desconectar el soporte de vida que llevaban los pacientes en las salas de cuidados intensivos y se llevaron todos los equipos médicos, todas las medicinas y hasta los catres eléctricos. Los pacientes murieron en el suelo, allí no quedó nada. Saddam volvió a Bagdad manejando un convertible rojo Mercedes Benz 199O, ricamente forrado por dentro con cuero blanco, igual al que maneja la princesa Diana de Inglaterra. El nuevo modelo de la Mercedes Benz era lo que él esperaba, magnífico, una obra de arte de la ingeniería alemana. Desde el teléfono de su carro conversó con el presidente de Austria y lo invitó a que lo visitase, le habló en alemán y el presidente tembló, lo reconoció inmediatamente. Sus temores se confirmaron; tendría que presentarse al führer. Cuando Saddam salió de la capital de la nueva provincia Iraquí comenzaron los desmanes: cada soldado se tiró entre dos a tres muchachitas, los homosexuales entre dos a 204
tres muchachitos, Kuwait había sido vencido, humillado, robado, ocupado y tirado, y todo el que quisiese defenderlo perdería una de sus extremidades superiores desde el hombro. A las pocas horas de la invasión, el mundo agonizante observaba cómo con un golpe de audacia, aquel hombrecito aumentaba 195O barriles diarios a los 31OO que el producía. Irak controlaba el 15% de la producción mundial de petróleo y Kuwait un 5% o sea que a partir de la fecha Satán controlaría un 20%. Como sus oleoductos estaban bloqueados Satán sólo podría vender su petróleo al infierno, para que ardieran mejor los que vivieron bien. Esta acción propinó un severo golpe al occidente: el precio del petróleo nunca más sería el mismo. Con ésta ocupación se sacudió el mercado internacional e ingresaron los países ricos del mundo en resección, quedándoles sólo dos alternativas: la militar o la diplomática. Cincuenta años atrás, mientras los bombarderos alemanes bombardeaban Inglaterra y los tanques de Hitler se encontraban frente al canal inglés, Franklin Delano Roosevelt decidió que EEUU se mantendría neutral pero ayudaría fuertemente a Inglaterra. Ahora cincuenta años después el presidente Bush decía "Read my Ships" e ingresaba volando y nadando a una guerra a la que nadie lo había invitado. Quinientos ochenta y siete años antes de Jesucristo, el Rey Nabucodonosor desde Babilonia la ciudad de los "Jardines Colgantes", destrozó Jerusalén y ahora Hussein estaba a punto de destrozar no sólo Jerusalén si no todo Israel y de reconstruir los "Jardines Colgantes". Una vez que Satán se apoderó de Kuwait, el presidente americano juró no sólo defender el golfo pérsico, sino obligar a Satán a abandonar Kuwait, quien no sólo no se retiró pero declaró una guerra santa en contra del imperialismo. Los americanos lograron consolidar la opinión mundial en contra de la ocupación de Kuwait y consiguieron que las Naciones Unidas revivieran después de 45 años para aplicar toda clase de sanciones contra Irak. Por primera vez en la historia la Unión Soviética, la China comunista y los Estados Unidos votaron juntos, una vez más los tres países se unían contra Hitler sin saber que contra él peleaban. Pocos días después, la liga árabe reunida en Egipto condenaba la ocupación de Kuwait y Arabia Saudita permitía a los aliados utilizar su territorio para operar desde su país. El Jeque de los 205
Emiratos Árabes Unidos realizó la misma maniobra. Arabia Saudita clausuró la salida de petróleo a través de su oleoducto, igual medida adoptó Turquía y comenzó el bloqueo total, "nada sale ni nada entra", dijo Bush y así se hizo. Los primeros en llegar a la zona de combate para proteger Arabia Saudita, fueron dos escuadrones de F-15 que volaron sin parar día y noche, desde Virginia con amor, al desierto con calor, luego se lanzaron en paracaídas los soldados del batallón 82 aéreo transportado, utilizando unos paracaídas mucho más_ grandes que los que utilizaron los alacranes, después empezaron a llegar en procesión de viernes santo, 5 AWACS, 225 aviones de combate y bombarderos, 2OO aviones F-16 y A-1O, varios barcos especiales que podían equipar y mantener un ejército de 17.OOO hombres, proveerles de 45 tanques, artillería pesada y alimento para 3O días. Después ingresaron los EA-4G y los EA-6B que tienen la capacidad de bloquear completamente todo el sistema de radar utilizado por los aviones y cohetes iraquíes, amen de los controles de comando y las comunicaciones, o sea que las fuerzas de ataque y de defensa tendrían que operar visualmente. Finalmente llegaron los submarinos atómicos. Para atacar Arabia Saudita desde Kuwait, Irak tendría que utilizar el callejón de la muerte donde todos sus tanques servirían de aperitivo al enemigo, y serían fácilmente destrozados por los americanos, sauditas e ingleses utilizando los cohetes antitanques A-1O Thunderbolts. El porta aviones americano "Saratoga" con su barco de guerra soporte "Wisconsin", armado de cohetes de largo alcance, 25OO kms, podrían atacar Irak desde el Mediterráneo, el porta aviones "Independence" con sus 6 barcos de ataque y sus 85 aviones de combate podrían atacar desde el golfo de Omán, los otros porta aviones americanos tomaron posiciones estratégicas en el Mediterráneo y el Mar Rojo. Los turcos movilizaron sus tropas a la frontera con Irak, al igual que los sirios. Los judíos hicieron lo mismo, pero no ingresaron en combate, se mantuvieron al rojo vivo, alerta general. Pero logísticamente hablando, la reconquista de Kuwait no estaba al alcance ni de los Estados Unidos ni de la Unión Soviética separados o en conjunto. Los famosos tanques M-1 Abrhams, que pesan 55 toneladas son los mejores del mundo y Hitler los admiró. Los aviones portadores de los cohetes mata tanques A-1O Thunderbolt también llegaron, al igual que 1OO.OOO soldados. Irak, para su defensa, utilizó un calor de 206
12O grados obligando a cada soldado aliado a tomar 6 galones de agua al día para sobrevivir. Después, utilizando unos condensadores solares aumentó la temperatura a l3O grados en el desierto de Arabia Saudita y los obligó a tener que tomar 8 galones al día. Tomaban tanta agua que al final cada soldado parecía una manguera con su pila abierta, donde ingresaba el agua por la boca y salía por los riñones y la piel. Los obligó luego a utilizar sus máscaras antigás, que en el desierto son muerte, ya que nadie podría estar dentro de las máscaras por más de dos horas sin perecer asfixiado. Luego, utilizando unos ventiladores gigantescos los atacó con arena del desierto. La arena se les metía a los ojos, boca, ropa, a sus armas, motorizados, tanques y aviones, luego agitó las olas del mar, y volcó a sus embarcaciones cuando volvían de Jaifa, y así murieron 72 soldados antes de que estallara el combate, después les lanzó su ejército de serpientes y alacranes, los que empezaron a avanzar desde la frontera, para posteriormente mandarles huracanes a la Florida y a Hawai. Cinco millones de alacranes se tiraron en paracaídas sobre los campamentos americanos, cada alacrán tenía su propio paracaídas, al aterrizar los alacranes ocultaron sus paracaídas lo mejor que pudieron. Ingresaron sigilosamente a los campamentos donde los soldados americanos sufrían los horrores de la digestión después de su opípara cena de la noche anterior. Al amanecer del siguiente día, cuando volvieron los soldados de sus patrullas encontraron al grueso de sus tropas irremediablemente muertas. Inmediatamente creyeron que sus camaradas murieron víctimas del gas nervioso y corrieron a colocarse sus máscaras antigás, escapando rápidamente de dentro de las carpas. a las 5.O3 AM, todos los soldados al mismo tiempo sintieron un dolor horrible en el cuello, lava hirviente les penetraba por sus venas lamiendo su corazón y mordiendo sus entrañas, a las 5.O4 AM, dieron un grito tan desgarrador que se rompió el desierto. Como al gritar tan fuerte abrieron sus bocas lo mejor que pudieron el segundo alacrán ingresó a su cavidad bucal fácilmente y los picó en la lengua ahogando en esta forma el grito de la muerte. Cuando las serpientes aterrizaron, ocuparon ordenadamente los tanques de guerra y todos los motorizados aliados, no tardaron en llegar los muchachos del ladrón del desierto y allí sólo quedaron los cuerpos desnudos de los defensores de Arabia Saudita. Les robaron hasta sus botas. El comandante del ataque, el famoso 207
alacrán Arido Tuerto, comunicó a Bagdad que la operación alacrán II fue un éxito. Otros contingentes de alacranes atacaron los portaaviones y las demás naves de guerra, alacranes especialmente entrenados, dotados de equipos acuáticos ingresaron a los submarinos, la arena y el calor del desierto se encargaron de producir grietas en todos los aviones de combate, inutilizándolos totalmente, ya que al llegar a los EEUU fueron declarados chatarra vieja. De esta manera, el general desierto derrotaba al invencible ejército aliado, sin ingresar en combate porque fueron enterrados vivos. Y una vez más se repetía la historia, los pobres judíos se encontraban a punto de ser gasificados por Adolfo Satán Hussien. De !Heil a !Heil, cincuenta años de infierno. Resignación, sacudiendo a Peter le dijo: "Despierta, son las once de la mañana, la gente espera por sus pedidos, otra vez te recogiste borracho y hace días que estás soñando". El carpintero abrió los ojos y comprendió que todo aquello fue una pesadilla más, una de menos, y sin bañarse salió a comenzar el trabajo de otro siglo.
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