Oscar Wilde - Aforismos -
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Oscar Wilde - Aforismos -
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Citas y frases célebres d e Oscar Wilde ( Oscar Fingal O´Flahertie Wills Wilde ) P o e t a , dramaturgo, novelista, crítico literario y ensayista irlandés
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¿Qué e s la moda? D e s d e el punto d e vista artístico una forma d e fealdad t a n intolerable que nos vemos obligados a cambiarla c a d a seis meses. A veces podemos pasarnos años sin vivir e n absoluto, y d e pronto toda nuestra vida s e concentra e n un solo instante. Amarse a uno mismo e s comenzar un romance d e por vida. Antes del impresionismo no había sombras azules. Con la libertad, las flores, los libros y la luna, ¿quién no sería perfectamente feliz? Cualquier hombre puede llegar a ser feliz con una mujer, con tal d e que no la a m e . Cualquiera puede hacer historia, pero sólo una gran hombre puede escribirla. Cualquiera puede simpatizar con las penas d e un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima. Cuando hayamos descubierto las leyes que rigen la vida, nos daremos cuenta d e que el hombre d e acción s e ilusiona más que el soñador. Cuando la g e n t e e s t á d e acuerdo conmigo siempre, siento que debo haberme equivocado. Cuando s e e s t á enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y a c a b a por engañar a los demás. Esto e s lo que el mundo llama una novela. Cuando un hombre s e c a s a por segunda vez, e s porque adoraba a su primera mujer. D e s p u é s d e todo ¿qué e s la moda? D e s d e el punto d e vista artístico una forma d e fealdad t a n intolerable que nos vemos obligados a cambiarla c a d a seis meses. D e s p u é s d e un festín s e puede perdonar a todos. Discúlpeme, no le había reconocido, h e cambiado mucho. El descontento e s el primer paso e n el progreso d e un hombre.
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El difícil ser justo como lo que s e a m a . El drama d e la vejez no consiste e n ser viejo, sino e n haber sido joven. El escultor piensa e n mármol. El medio mejor para hacer buenos a los niños e s hacerlos felices. El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza. El número d e los que no envidian confirma nuestras capacidades. El patriotismo e s la virtud d e los depravados. El placer e s la única cosa por la que s e d e b e vivir. N a d a envejece como la felicidad. El progreso e s la realización d e la utopía. El secreto d e la vida s e halla e n el a r t e . El trabajo e s el refugio d e los que no tienen n a d a que hacer. El único deber e s el deber d e divertirse terriblemente. El único encanto del pasado consiste e n que e s el pasado. El valor d e una idea no tiene n a d a que ver con la sinceridad del hombre que la expone. El verdadero misterio del mundo e s lo visible, no lo invisible. E n asuntos d e vital importancia, lo vital e s el estilo, no la sinceridad. E n el a r t e como e n el amor la ternura e s lo que d a la f u e r z a . E n e s t a vida la primera obligación e s ser totalmente artificial. L a segunda todavía nadie la h a encontrado. E n los mejores días del a r t e no existían los críticos del a r t e . E s absurdo dividir a la g e n t e e n buena y mala. L a g e n t e e s t a n sólo encantadora o aburrida. E s b a s t a n t e difícil no ser injusto con lo que uno a m a . E s peligroso escuchar. S e corre el riesgo d e que le convenzan; y un www.lampre-editorial.com
hombre que permite que le convenzan con una razón, e s un ser absolutamente irracional. Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón. Estar alerta, h e ahí la vida; yacer e n la tranquilidad, h e ahí la muerte. Experiencia e s el nombre que damos a nuestras equivocaciones. H a b l a n mucho d e la belleza d e la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil d e la duda. Creer e s muy monótono; la duda e s apasionante. Hay dos tipos d e mujeres: las f e a s y las que s e pintan. Hay mucho que decir e n favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones d e los ignorantes, nos mantiene e n contacto con la ignorancia d e la comunidad. L a ambición e s el último refugio d e todo fracaso. L a caridad crea una multitud d e pecados. L a educación e s algo admirable, sin embargo, e s bueno recordar, que n a d a que valga la p e n a s e puede enseñar. L a experiencia e s un nombre, que c a d a cual, aplica a sus propios errores. L a g e n t e llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza. L a mejor manera d e librarse d e la tentación e s caer e n ella. L a rebeldía a los ojos d e todo aquel que haya leído algo d e historia, e s la virtud original del hombre. L a tierra e s un teatro, pero tiene un reparto deplorable. L a tragedia del pobre e s que no puede permitirse n a d a más que la abnegación. L a única diferencia entre un capricho y una pasión e t e r n a e s que el capricho suele durar algo más. L a vida e s simplemente un mal cuarto d e hora formado por momentos exquisitos.
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Las mujeres e s t á n hechas para ser amadas; no para ser comprendidas. Las mujeres nos aman por nuestros defectos; y si tenemos bastantes nos lo perdonan todo, h a s t a nuestra inteligencia. Las mujeres nos inspiran el deseo d e ejecutar obras maestras, y después nos impiden llevarlas a cabo. Las mujeres tienen la mejor parte e n la vida; les e s t á n prohibidas muchas más cosas que a los hombres. Lo más inaguantable d e las mujeres e s eso: que nos quieran convertir. Les agrada conocernos malos, y e n cuanto nos convierten e n buenos nos dejan. Lo menos frecuente e n e s t e mundo e s vivir. L a mayoría d e la g e n t e existe, eso e s todo. Lo único c a p a z d e consolar a un hombre por las estupideces que hace, e s el orgullo que le proporciona hacerlas. Lo único que s e conseguirá diciendo siempre la verdad e s ser siempre descubierto. Los buenos terminan felices; los malos, desgraciados. Eso e s la ficción. Los hombres casados son horriblemente aburridos cuando son buenos maridos, y abominablemente presumidos cuando no lo son. Los hombres quieren ser el primer amor d e la mujer, las mujeres, más inteligentes, quieren ser el último amor del hombre. Los jóvenes, hoy e n día, s e imaginan que el dinero lo e s todo. Y cuando llegan a viejos, descubren que lo e s realmente. Los libros que el mundo llama inmorales son los que muestran su propia vergüenza. Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan y, algunas veces, h a s t a los perdonan. Los viejos lo creen todo; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben.
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M á s veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración. M a t a r e s una estupidez. Nunca d e b e hacerse n a d a d e lo que no s e pueda hablar e n la sobremesa. M e gusta contemplar a los hombres geniales y escuchar a las mujeres hermosas. Mejor ser un cohete caído que no haber resplandecido nunca. No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. No hay n a d a como el amor d e una mujer c a s a d a . E s una cosa d e la que ningún marido tiene la menor idea. No hay otro pecado que la estupidez. No hay preguntas indiscretas, suelen serlo algunas contestaciones. No soy t a n joven como para saberlo todo. No voy a dejar d e hablarle sólo porque no me e s t é escuchando. M e gusta escucharme a mí mismo. E s uno d e mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy t a n inteligente que a veces no entiendo ni una palabra d e lo que digo. Para conocer la especia y calidad d e un vino no e s necesario beberse todo el tonel. Para la mayoría d e nosotros, la vida verdadera e s la vida que no llevamos. Perdona siempre a tu enemigo; no hay n a d a que le enfurezca más. Puedo resistir a todo menos a la tentación. Q u e hablen mal d e uno e s espantoso. Pero hay algo peor; que no hablen. Q u e un hombre muera por una causa no significa n a d a e n cuanto al valor d e la causa. S e r natural e s la mas difícil d e las poses. Si uno dice la verdad, puede estar seguro d e que tarde o temprano será descubierto. Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la www.lampre-editorial.com
escuche. Siempre e s una tontería dar consejos, pero darlos buenos e s f a t a l . Sólo hay una clase d e la sociedad que piensa más e n el dinero que los ricos, y son los pobres. Los pobres no pueden pensar e n otra cosa. E n eso consiste la tragedia d e ser pobre. Sólo publican memorias aquellas personas que ya han perdido totalmente la memoria. Tengo gustos simples. M e satisfago con lo mejor. Todas las mujeres llegan a ser como sus madres; é s t a e s la tragedia. Todos matan lo que aman; el cobarde, con un beso; el valiente, con una e s p a d a . U n mapa del mundo e n el que no e s t é incluida la utopía no merece la p e n a ni mirarlo, ya que deja fuera el país e n el que la humanidad e s t á dispuesta a desembarcar e n todo momento, y cuando desembarca y mira a su alrededor encontrando un país mejor, larga velas. U n pesimista e s un optimista bien informado. U n pobre ingrato, no ahorrativo, descontentadizo y rebelde, probablemente e s una verdadera personalidad y lleva algo dentro d e sí. Por lo menos e s una saludable protesta. E n cuanto al pobre virtuoso, claro e s t á que s e le puede compadecer, pero ¿quién sería c a p a z d e admirarlo? U n sentimental e s un hombre que ve un absurdo valor e n todo, y no conoce el precio fijo d e n a d a . U n tonto nunca s e repone d e un éxito. U n a mujer no siempre e s feliz con el hombre que a m a ; pero siempre e s desdichada con el que no a m a . U n a sociedad s e embrutece más con el empleo habitual d e los castigos que con la repetición d e los delitos. Vivir e s lo más raro d e e s t e mundo, pues la mayor parte d e los hombres no hacemos otra cosa que existir.
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