, en tensión con su sociedad pero participantes en ella, construyen un modo de vida que realiza el imperio de Dios. La visión marginal y liminar del discipulado, de la vida en y hacia ese imperio sigue siendo desarrollada a lo largo del evangelio (Introducción, sección 10) 20 •
7,15-23 IDENTmCACIÓN DE LOS FALSOS PROFETAS 7,15 Otro imperativo introduce ~na nueva sección: Guardaos (así también en 6,1) de los falsos profetas. Estos son uno de los peligros o dificultades que pueden surgir en el camino. Hasta ahora no habían salido a colación los falsos profetas. Aparte de su reciente mención en 7,12, ha habido referencias positivas a los profetas (1,22; 2,5.15.17.23; 3,3; 4,14) al presentarsejesús haciendo la voluntad divina revelada por ellos (5,17; 7,12). Profetas <
20. Sobre el discipulado mateano como liminaridad permanente, cf. Carter, Households and Discipleship, 22-28, 49-55, pássim.
21. Reiling, <<Use of¡j;Eu8mrpo•, 147-56. 22. Los estudiosos suelen considerarlos: 1) oponentes judíos (como los fari~eo~), 2) oponentes cristianos (quizá seguidores de Pablo reacios a observar la Ley JUdi?- [cf. 5,18-19] o taumaturgos carismáticos), o bien 3) inexistentes, porque el versiculo podría constituir un aviso en términos generales de que surgirán falsos profetas antes del fin. Para debate, véase Betz, Sermon, 528, 534-35; Davies/ Allison, Matthew 1, 701-2.
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Se avisa a la comunidad porque los falsos profetas no son fáciles de identificar. Fingen autenticidad, escondiendo su identidad real (cf. 23,2526). Vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos voraces. El verbo vienen podría aludir a personas entradas de fuera en la comunidad, más que a las ya integradas en ella. Los disfraces de ovejas indican la adopción de una identidad aceptable para los discípulos. La oveja se emplea no raramente como metáfora del pueblo de Dios (Nm 27,17; Sal100,3; 1 Hen 89-90; para los pastores como líderes, véase Ez 34; Mt 2,6). Los lobos proporcionan la imagen de personas malas, portadoras de peligro y destrucción (Gn 49,27; LXX Prov 28,15 [NRSV «OSO>>]; Is 11,6; 65,25; Jr 5,6; Hab 1,8; Eclo 13,17 [un pecador]; TestEen 11,1; 1 Hen 89,10-27.55; 4 Esd 5,18; Epicteto, Disc. 1.3.7 [<>]; Mt 10,16). Ezequiel 22,27 compara a los jefes del pueblo con lobos dañinos, y 22,27 habla de profetas que ocultan los crímenes y robos de esos dirigentes con visiones fingidas y palabras falsamente recibidas de Dios. 7,16-20 El reto para los discípulos es reconocer a los lobos. Estos versículos proponen un método un tanto imperfecto mediante el que los discípulos pueden distinguir a los falsos profetas disfrazados. 7,16 Por sus frutos los conoceréis. Las metáforas de animales dan paso a imágenes de plantas y árboles, en la idea de que los seres humanos pueden aprender del orden creado (cf. 6,28-33; 5,45). El principio de que las prácticas y actitudes externas manifiestan adhesiones internas no es original de jesús (Eclo 27,6 [discurso]; Epicteto, Disc. 2.1.21-24). Sobre frutos como acciones que indican modo de vida, cf. 3,8.10; también Sal1,1-3; Os 9,16 [su ausencia]; Is 27,6;Jr 17,7-8 [los que confian en Dios]; 17,10; Ez 17,8-9.23; Arist. 232. En 12,33-37, el fruto consiste en palabras. Los frutos, o modo de vida, que evidencian la denunciada falsedad son contrarios a la vida que el reinado de Dios configura y el sermón esboza. Siguen dos ejemplos. Presentados como preguntas retóricas e introducidos con fl.TÍTL (meti), inducen a la respuesta negativa del público: ¿Acaso [¡.Li¡n] se recogen uvas de los espinos, o higos de las zarzas? La imagen es común e ilustra la idea de que de malas personas no pueden salir buenas acciones, de que cada cual genera lo que le es propio (Jr 13,23-24;Job 14,4; Sant 3,12; Séneca, Ep. 87.25) 23 • 23. La imagen se emplea también para esclarecer otras nociones, como hacen Plutarco, <<Sobre la tranquilidad de espíritu>•, en Obras morales 472F (una vida incompleta), y Epicteto, Disc. 2.20.18-19 (lo imposible).
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7,17-18
El principio se aplica ahora (del mismo modo) al árbol. Todo árbol bueno da fruto bueno. El árbol es reconocido como bueno por su fruto. A la inversa, el árbol malo da fruto malo. Los falsos profetas son parte del mal que impregna el contexto en que viven los discípulos. El v. 18 lleva adelante el argumento subrayando la imposibilidad de obrar contra la propia naturaleza: Un árbol bueno no puede dar fruto malo, ni un árbol malo dar fruto bueno. El tipo de fruto revela el tipo de árbol. El problema con este criterio es que los falsos profetas aparecen disfrazados de (verdaderas) ovejas (por volver a la imagen de 7,15). Pero no pueden engañar a Dios. 7,19
Aquí se relaciona el ejemplo más claramente con los falsos profetas, al describir el destino del árbol que da fruto malo. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego. Juan el Bautista empleó esta imagen del juicio en 3,10. El singular de todo árbol alude al destino de cada individuo. Se alude castigo dos veces. Primero al decir del árbol que es cortado, una imagen que los profetas utilizan para referirse a la caída de naciones poderosas (ls 10,33-34 [<
7,20 Este versículo repite 17,16a: Por sus frutos los conoceréis. Después de los ejemplos y la aplicación de 7,16-19, la repetición subraya el principio de la identificación de los falsos profetas por sus prácticas y estilo de vida. Es importante señalar, sobre todo por el frecuente mal uso que se hace de este texto 2\ que el énfasis recae en la identificación de los falsos profetas, no en su condena (así 7,1-6). El evangelio expondrá más tarde un proceso de rehabilitación para los miembros arrepentidos (18,15-17). Es dificil tarea identificar a los falsos profetas, y no sólo porque se disfrazan. El evangelio da muestra de muchas reservas acerca de la conducta Y las aseveraciones humanas. Repetidamente toca la cuestión de la hipo24. Véase Luz, Matthew 1-7, 1, 446-50.
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cresía. Es muy consciente de lo dificil que resulta a los humanos conocerse a sí mismos y los demás. Dados estos factores, el criterio para discernir la falsedad por los frutos tiene un valor limitado, ante la habilidad de los falsos profetas para la simulación y la poco fiable visión de los discípulos. Dios juzgará a los falsos profetas.
7,21-23 No es sorprendente, por tanto, que al finalizar la sección con el desarrollo de la referencia al juicio de 7,19 se ponga el énfasis en el papel de Cristo resucitado. Será entonces cuando tendrá lugar la verdadera identificación y condena de los falsos profetas (en coherencia con 7,1-6). Una tarea que no corresponde a los discípulos en el presente.
7,21 Este versículo enuncia un principio que Jesús resucitado empleará en el juicio para determinar quién puede entrar o no en el imperio de Dios. Empieza por indicar los límites de un criterio de juicio: No todo el que me dice <<Señor, Señor>> entrará en el reino de los cielos. Decir <<Señor, Señor>>, un modo de dirigirse a Jesús propio sólo de los discípulos, no garantiza que el falso profeta (ni cualquier otro) pueda entrar (véase sobre 7,13). Pero la expresión no todo deja abierta la posibilidad de que entre alguien que diga <<Señor, Señor>>. Lo que cuenta es que decirlo forma parte de un contexto más importante: sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Esto es, las palabras sin la correspondiente adhesión reflejada en adecuadas acciones, como las apuntadas en mediante la autorizada enseñanza de Jesús en el sermón, sirven de poco. Pero la cuestión no es que los falsos profetas no hagan nada: en el v. 22 mencionarán numerosas acciones, propias también de Jesús. La cuestión es lo que las acciones significan o realizan. Con ellas se debe hacer la voluntad de mi Padre celestial. Aunque Jesús se ha referido a Dios como <> con mucha frecuencia ( cf. 5,16.45.48; 6,1.4.6.8.9.14.15.18.26.32; 7,11; véase también 10,32-33; 11,27; 12,50; 16,17; 23,9), ésta es la primera vez que emplea mi Padre. Dios ha llamado ajesús «hijo>> (2,15; 3,17), designándolo como su agente o representante elegido, al igual que el rey (Sal2,7), o Israel (Os 11), o un sabio (Sab 2,13.15.18) era considerado como un agente de la voluntad divina. Por eso, tal término introduce correspondencia de relación y de función. Esto es importante aquí porque Jesús funciona en esta escena como el agente del juicio de Dios. La cercanía indicada por mi Padre subraya el papel de Jesús como revelador e intérprete de la voluntad divina en el sermón, y ahora como el que juzga con arreglo a esa voluntad revelada. Los discípulos deben distinguir en ambos papeles a jesús, quien aparecerá de nuevo como juez celestial (Hijo del hombre) en 25,31-45.
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7,22-23 El principio apuntado en 7,21 adquiere forma dramática en una descripción del juicio. Las escenas de juicio aparecen en textos egipcios, griegos y judíos (Sab 4,20-5,23, Dn 12,1-3; TestMo 10; 1 Hen 62-63). Hay revelaciones que permiten vislumbrar el objetivo de los planes divinos, las cuales aseguran que los malos serán destruidos y los buenos justificados. Teniendo una idea de lo que va a suceder en el juicio, pueden los discípulos vivir ahora de la manera adecuada. Aquel día evoca la tradición profética del «día del Señor>>, un día de juicio (ls 10,20;Jl2,1; Os 1,5; 2,21; Am 9,11; Zac 14,4.6.8.9.13.20; 1 Hen 45,3). La frase muchos me dirán recuerda la imagen del camino fácil y concurrido y la puerta ancha por la que muchos entran en 7,13 (en contraste de los pocos del camino difícil). Los muchos se dirigen a Jesús invocando relación con él (Señor, Señor) y enumerando méritos: ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, e hicimos en tu nombre muchos hechos de poder? Los falsos profetas han realizado acciones taumatúrgicas que parecen honorables y deseables. Otros profetizaron, como «los Profetas y la Ley hasta Juan» (11,13), señaladamente Isaías (15,7). Jesús expulsa demonios (9,33.34; 12,24-27), como tienen que hacer los discípulos (10,8), y realiza hechos de poder ( 11 ,20-23; 13,54.58). Tres veces afirman haber hecho todas esas cosas en tu nombre, lo que sugiere uso de su nombre como fórmula de poder (cf. Hch 19,13-17) o invocación de su autoridad. Pero véase Jr 14,14 y 27,15, donde Dios censura a los falsos profetas que mienten en su nombre.
7,23 Jesús los desautoriza: Y entonces les declararé: «jamás os conoCÍ>>. ¿Por qué esta desautorización, este rechazo? No puede ser por desaprobación de las acciones taumatúrgicas, puesto que el mismo Jesús, como numerosos maestros religiosos del mundo antiguo, las realiza (4,23-25; caps. 8-9) y habilita a sus discípulos para que también las hagan (10,7-8). Tiene que ser más bien que Jesús, de un modo reminiscente de la capacidad de Dios para penetrar en lo recóndito de las cosas (6,4.6.8), ve que esas acciones externas no son parte del estilo de vida comprometido a hacer la voluntad de mi Padre. Tales milagros no están acompañados de acciones misericordiosas y transformadoras, como las apuntadas a lo largo del sermón. No hay correspondencia entre las convicciones íntimas y las acciones ext~rnas de esos taumaturgos (6,1-18). Los milagros sin más no son sufiCientes para entrar en el reino. . El juicio conduce no sólo a la desautorización de los falsos profetas, smo a su expulsión de la presencia de Jesús: Apartaos de mi, agentes del mal. Véase 13,41-42. Jesús cita Sal 6,8-9 con pequeños cambios. Algunos han visto en la expresión agentes del mal (lit. «agentes de anomia>> [gr. civo1J.ia = ausencia de ley]) una descripción de los falsos profetas como los
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que enseñan que no se debe acatar la Ley, en contradicción con la declaración de Jesús en 5,17-19. Pero su uso aquí y en 13,41, 23,28 y 24,12, así como en Sal 6 (también Sal 5,5; 53,4), sugiere una referencia general a cuanto es contrario a la voluntad divina, incluidas las palabras falsas y las acciones desde un principio invalidadas por la falta de buena disposición interior.
7,24-27 LOS DOS CONSTRUCTORES Una tercera y última escena de juicio trata de garantizar que el auditorio entienda cuál es la meta del discipulado y cuál el modo de vida apropiado y necesario para alcanzarla. Aunque no se emplea aquí este término, se trata de una parábola 25 que, mediante dos breves relatos, contrasta dos respuestas a la enseñanza de Jesús y dos destinos escatológicos. La parábola avisa y exhorta (véase cap. 13).
7,24 El texto parabólico está estrechamente vinculado (Así pues) a los tres capítulos precedentes. Comienza con una descripción del discípulo receptivo y fiel: Así pues, todo el que escuche estas palabras mías y las ponga por obra. Lo que caracteriza a todo es la doble acción de escuchar y obrar. Y quienes escuchan y obran son los discípulos que se han reunido como auditorio en 5,1-2. <> como parte del sujeto repite 7,17.19 y sirve para crear una asociación entre escuchar y obrar con la imagen del árbol que refleja correspondencia de las acciones externas con los compromisos internos. Asimismo repite 7,21 con esa función, para recordar que quienes no hacen la voluntad de Dios no entrarán en su reinado. Laparábola forma parte de la idea eje de 7,13-27. El complemento directo, estas palabras mías, hace referencia a la enseñanza de Jesús en el sermón. El posesivo IJ.OV (mou, mías) subraya quejesús es la fuente. El mismo que juzga (7,21-23) proporciona la enseñanza que permitirá a los discípulos ser justificados, no condenados en el juicio. Escuchar no es sólo audición física, sino también sumisión al maestro (4,18-22), la cual se refleja en un modo de vida configurado por la enseñanza (escuchar es entender en 13,23). Ponerla por obra es hacer la voluntad de Dios (la acción ha sido subrayada en 7,21; también en 7,17.18.19.21.23; anteriormente en 5,19.32.36.46.47; 6,1.2.3; 7,12). Tenemos, pues, que lo que introduce la parábola y pone fin al sermón es un recordatorio de que Jesús ha expresado la voluntad de Dios: 25. Cf. Carter/Heil, Matthew's Parables, 1-22, 23-35.
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1) interpretando definitivamente la tradición (5,21-48); 2) oponiéndose a las prácticas indebidas de los hipócritas (6,1-18), de los gentiles (6,7.32), de los preocupados (6,25), de los que juzgan a otros (7,1-6) o de los falsos profetas (7,15-20), y 3) anunciando lo que Dios bendice, desea y hace (5,3-12.45.48; 6,1.4.6.8.14-15.18.26.30.32-33; 7,19.21-23). La finalidad de esta enseñanza es inducir a un modo de vida por el que se alcanzará la justificación en el juicio. El discípulo fiel y que discierne es equiparado al sabio, un personaje muy presente en la literatura sapiencial. El sabio no confía en su inteligencia; simplemente opta por apartarse del mal y temer a Dios (Prov 3, 7), ganando en entendimiento (Prov 14,6; 15,2.21; 18,15; 20,5}, corrección (17,10; 19,25}, educación (Eclo 21,21) y sabiduría para hablar con sensatez (Eclo 21,17.25). En la parábola de las diez vírgenes (concerniente a la imposibilidad de conocer cuándo acontecerá el regreso de Jesús), las cinco vírgenes prudentes o sabias (la misma palabra griega) están preparadas, esperando el regreso del novio (25,2.4.8.9}, y acaban disfrutando del banquete del imperio de Dios. Este hombre sabio (o prudente) construyó su casa sobre roca. La construcción es una imagen de ideas y compromisos (Eclo 22,16-18). La casa, en la literatura sapiencial, describe la vida humana como parte del mundo, que es ordenado en conformidad con la voluntad divina o en oposición a ella. La Sabiduría construye una casa (Prov 9,1-6; 14,1; 24,3), en la que están de manifiesto la inteligencia (Prov 9,6; 14,8; 24,3-4), la rectitud (14,2), el temor del Señor (9,10) y la vida y el entendimiento (9,6). Hay que buscar esa morada (Eclo 14,20-27). La casa del justo resiste (Sal 127; Prov 12,7; 15,6). La roca proporciona una base sólida. Aquí, la tradición sapiencial sufre una modificación cristológica para representar la enseñanza de Jesús, que los discípulos escuchan y sobre la cual construyen sus vidas. Puesto que se está pensando en una comunidad de discípulos (4,1822), la casa debe entenderse también como una referencia colectiva o eclesiológica. Esta dimensión se hará explícita en 16,18-19.
7,25 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre aquella casa. Aquí, la lluvia no es la lluvia benigna, vivificante que, misericordiosa e indiscriminadamente, Dios envía a todos (5,45). La imagen de una tormenta describe la difícil existencia del justo, atacado de div~rsas maneras por los malos (Sal 69,1-4; Prov 28,3 [«Gobernante que opnme al pobre es lluvia asoladora que deja sin pan»]). También describe el juicio de Dios (ls 28,2.17-18; 29,6; Ez 13,11-13; 38,20-22; Sab 16,16.22-24; Eclo 40,13) incluido el final próximo (2 Bar 53; 4 Esd 13,1-3; Mt 24,39 hace referencia al diluvio). Véase más adelante acerca de 8,23-
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27. La imagen presenta, pues, un discipulado objeto de ataques (el camino difícil de 7,13-14) mientras se acerca el final. Los discípulos deben mantenerse fieles y en la lucha en medio de arrolladores ataques y amenazas contra su misma existencia, en la seguridad de que el resultado será su justificación. Pero también alude al juicio, que los discípulos con casas construidas sobre la base adecuada superarán felizmente: pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca. La repetición de roca (cf. 7,24) subraya su importancia. El verbo cimentar frecuentemente alude a soportar cosas de gran significación, ya el universo mismo (Sal8,3; 24,2; Prov 3,19), Sión (Sal 48,8) o los muros del templo (Eclo 50,2). También aparece en escritos concernientes a educación, denotando las bases de la vida de una persona (Quintiliano, /nstit. 1, pref. 4-5; 7, pref. 1; 8.5.27; 8.6.63; 9,4.27; 10,3.3; 12.6.2; 12.8.1; Epicteto, Disc. 2.15.8) 26 • La enseñanza de jesús proporciona las bases para una vida de resistencia, que lleve a superar la prueba final. La presente vida de los discípulos tiene que responder a los criterios con que ellos serán juzgados en un futuro.
7,26 El contraste se establece ahora con todo el que escuche estas palabras mías y no las ponga por obra. Los que no ponen en práctica la enseñanza son comparados con el hombre necio, que carece de inteligencia (Eclo 21,14; 22,11), es insensato y desatinado (Eclo 16,23), irrespetuoso (Eclo 18,18), propenso a las habladurías y al discurso vano (Eclo 19,12; 21,16.26; 27,13), impío (Eclo 22,12), irresoluto (Eclo 22,18). El necio no busca a la Sabiduría y su casa, sino a la Necedad, mujer alborotada que construye una casa de muerte (Prov 9,13-18) y de maldad (Prov 2,18; 5,3-10; 7,5-27). Tal personaje carece de todos los rasgos propios de los discípulos (véase acerca de 5,13). En la parábola de las diez vírgenes, las cinco vírgenes necias (la misma palabra griega) no viven esperando el regreso del novio ni, en consecuencia, están preparadas para ese momento (25,2.3.8), por lo cual quedan excluidas del reinado de Dios. Un destino similar al del hombre insensato que construyó su casa sobre arena, no sobre la sólida base de la enseñanza de Jesús.
7,27 También en este caso sobreviene una tormenta (véase 7,25). Las fuerzas de la naturaleza se abaten contra la casa del necio exactamente del mismo modo que lo han hecho contra la del sabio. Pero con la diferencia 26. Betz, Sermon, 557-58.
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de que la casa del necio, no estando cimentada sobre sólida roca, cayó, y fue grande su ruina. Tal destino aguarda a la casa de los malvados e impíos que olvidan a Dios (así Job 8,13-16; también Prov 14,11; 15,25; Eclo 21,4; 27,3). La tormenta ha puesto de manifiesto la falta de una base adecuada. El camino hacia la perdición ha llegado a su final (7,13) con la separación de Jesús y de la presencia de Dios (7,23). Para los discípulos hay aquí un aviso de las terribles consecuencias de escuchar y no hacer. Pero también se les ofrece un estímulo: si escuchan y ponen en práctica la enseñanza de Jesús saldrán justificados del juicio. El contraste ofrecido en estos dos ejemplos y lo gráfico de su exposición tienen como objeto garantizar que el público al que van dirigidos conozca la meta del discipulado y los medios para alcanzarla.
7,28-29 REACCIÓN DE LAS MULTITUDES 7,28-29 El sermón termina con una frase que también pondrá fin a otros cuatro importantes discursos de Jesús: Y cuando Jesús terminó de decir estas cosas (cf. 11,1; 13,53; 19,1; 26,1). Esta fórmula de cierre y de transición, que recuerda bastante la empleada para concluir el cántico de Moisés en Dt 32,45 y un tanto la de Dt 31,1, continúa las vinculaciones entre Moisés y Jesús como maestros de la voluntad de Dios (cf. Mt 5,1-2; también 8,1). En estos dos versículos conclusivos se subraya la respuesta de las multitudes que de algún modo han oído el sermón, no la de los discípulos a los que estaba dirigido (véase 4,25; 5,1-2) 27 • Se hace así hincapié en la existencia de dos grupos distintos. Aunque las multitudes no son asimilables a los discípulos, permanecen aquí abiertas al ministerio de Jesús como en 4,23-25. Se describe su reacción como que estaban asombradas de su enseñanza (sobre enseñanza, véase 4,23). El posesivo su mantiene a Jesús en el centro de la escena, efecto producido también por la reacción de las multitudes. El asombro no las lleva, sin embargo, a formular preguntas (como lo harán los maravillados fieles de la sinagoga en 13,54 y los asombrados discípulos en 19,25-27), ni es motivo de obediencia (véase 7,24-27). Ello no resulta sorprendente, puesto que Jesús ha advertido de que muchos (cf. 4,25, <>) ocupan el camino ancho y fácil, no el dificil y atribulado (7,13-14). . Alaban, sin embargo, la manera de enseñar de Jesús como alguien que tiene autoridad, no como sus escribas. Sobre la autoridad política y reli-
27. Crowds in Matthew's Cospel, 58-59.
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giosa, así como sobre el papel de conservar y apoyar desempeñado por los escribas, véase 2,4. Una característica del ministerio de Jesús (9,6.8; 28,18) va a ser su autoridad, que sus oponentes, los dirigentes religiosos, podrán en tela de juicio (21,23-24.27) y que él delegará en sus discípulos (10,1). Los capítulos iniciales han aclarado al público el origen y el objeto de esa autoridad. Procede de Dios, que ha encargado aJesús de salvar del pecado y manifestar su imperio salvífica (véase 1,21-23; 3,15-17; 9,8; 11,27; 28,18). Dios ha hecho partícipe de su autoridad a Jesús, quien la expresa («Pero yo os digo>> [5,22.28.32.34.39.44]; «mis palabras>> [7,24-27]) como revelador de la voluntad divina. Mas no la ejerce opresivamente, a la manera de los gentiles imperiales (20,25-28). El evangelio redefine la naturaleza del poder y los fines a los que está orientado. Las multitudes se dan cuenta ge que hay en Jesús algo diferente, aunque no sepan definirlo (cf. 9,8). El es superior a la elite religiosa, sus escribas (véase 2,4), que carecen de autoridad (del mismo modo que su justicia supera a la de ellos [5,17-20]; véase también 6,1-18). La áspera polémica contra los dirigentes religiosos judíos continúa, reflejando quizá la lucha de la comunidad con un grupo de la sinagoga después del año 70 (véase Introducción, sección 8). Si la autoridad procede de Dios, entonces la de los escribas es ilegítima, al carecer de autorización divina para enseñar (véase acerca de 2,4; 5,20; 15,12-14). Los escribas derivan la propia autoridad de sus conocimientos y preparación. También de su asociación con los dirigentes religiosos, poderosos también en el aspecto político (2,4; 16,21; 20,18; 21,15; 26,57; 27,41), los fariseos (5,20; 12,38; 15,1) y los ancianos (16,21; 26,57; 27,41). Ellos exhiben su autoridad con poder sobre las vidas de la gente. Pero Jesús no trae su autoridad de la estirpe (como los sacerdotes), ni de los conocimientos adquiridos (como los escribas), ni de la riqueza y el linaje (como los ancianos); su autoridad le viene de Dios y es expresada en sus palabras y acciones (caps. 8-9) 28 .Jesús seguirá estando en conflicto con la alianza de dirigentes religiosos a lo largo del evangelio hasta llegar a las ásperas y mordaces acusaciones de 22,29 y del cap. 23. Con su participación en la crucifixión de Jesús, los escribas se confirmarán como oponentes de los planes de Dios. El uso de sus distancia adicionalmente a las multitudes de los discípulos y de su maestro. No obstante, la disposición a escuchar que ellas muestran, al menos en esta escena, también las aleja de los escribas y el resto de la elite política y religiosa, que no tiene interés en el ministerio de Jesús (2,4). Las multitudes ocupan una posición media entre los discípulos y los adversarios, si bien el gentío pedirá la muerte de Jesús en la escena de 27,15-26, enJerusalén.
28. Soares-Prabhu, <:Jesus the Teacher••, 247-53; sobre los escribas, cf. Saldanni, Pharisees, 241-76; sobre su típico apoyo al statu qua como intérpretes de los textos sagrados y de las tradiciones, véase Kautsky, Aristocratic Empires, 326-27.
8. EL IMPERIO DE DIOS, MANIFESTADO EN LAS ACCIONES DE JESÚS
Después de tres capítulos de enseñanza, los caps. 8 y 9 describen a un Jesús activo en la realización de milagros y de acciones no taumatúrgicas'. Estos dos capítulos contienen diez relatos de milagros (8,1-4.513.14-15.23-27.28-34; 9,1-8.18-19/23-26.20-22.27-31.32-34), con dos pasajes de resumen en 8,16 y 9,35-36 2 • Seis de los milagros son curaciones (de lepra, parálisis [dos veces], fiebre, hemorragia y ceguera); hay asimismo dos exorcismos, un milagro de salvamento y epifanía, y una resurrección. Además, Jesús dialoga sobre el discipulado, tocando los temas de la fe (8,9-12, dentro de un relato de milagro), el coste del seguimiento (8,18-22) y la misión (9,37-38). También perdona pecados, llama a un discípulo, come con marginados y habla con los discípulos de Juan (9,1-17) 3 • Los capítulos presentan cinco aspectos de las acciones de Jesús: 1) Jesús pone de manifiesto el imperio de Dios (8,11-12; 9,35), en conformidad con su misión ( 1 ,21-23; 4, 17). Sus acciones desarrollan lo apuntado sumariamente en 4,17-25 al presentar a Jesús en la inauguración de su ministerio de manifestar la presencia salvífica de Dios (1,21-23) proclamando su imperio, enseñando el correspondiente evangelio, llamando a los discípulos y realizando curaciones •. Los caps. 5-7 se ocupan de su enseñanza (también el cap. 10), mientras que los caps. 8-9 describen las cul. Sobre los caps. 8-9, cf. Held, <<Matthew as Interpreter», 165-299; Kingsbury, <>, 274-87; Vledder, Conjlict in the Mirad-e Stories. 2. Davies y Allison (Matthew 1, 67-69; 11, 3-4) describen los caps. 8-9 como <> y los dividen (tomo 11, xxi) en tres <> (8,1-22; 8,23-9,17; 9,18-34). Pero tal percepción no parece acertada. La referencia resumida de 8,16 hace que los tres milagros de la primera tríada sean cuatro; la supuesta tríada final tiene también cuatro relatos (9,18-19/23-26; 9,20-22; 9,27-31; 9,32-34), con la curación de cinco personas; y la separación de 9,35-38, en que muchos son curados, es artificial. Véanse, en cambio, las úúles sugerencias de estos autores con respecto a otras estructuras (tomo II, 1-5). 3. He id ( «Matthew as Interpreter», 246-53) propone divisiones temáúcas para l
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SEGUNDA UNIDAD NARRATIVA (4,17-11,1)
raciones y otras actividades suyas 5 • Con sus acciones y palabras, Jesús cumple el encargo de manifestar la presencia salvífica y el reinado de Dios (1,21.23; 4,17). La cita escriturística de 8,17 confirma que Jesús hace lavoluntad divina. 2) Esa voluntad es explicada mediante tres declaraciones sobre los propósitos y la motivación de Jesús. En 9,13, citando Os 6,6, él identifica la misericordia como primordial. En 9,16-17 reconoce la acción recíproca entre lo viejo y lo nuevo. Y 9,36 señala que es la compasión por el pueblo vejado y abatido lo que motiva su obra transformadora. Su poder es un instrumento no de opresión y muerte, sino de misericordia y vida. 3) El despliegue del imperio de Dios choca con las afirmaciones sobre la soberanía de la potencia dominante. Ese imperio trae la perfección que los romanos no pueden proporcionar (8,5-13) y provocará el fenecimiento de Roma (8,11-12.28-34). 4) Las acciones de Jesús son cuestionadas por la elite. Los jefes locales le piden que se vaya (8,34). La oposición crece a lo largo del cap. 9. La elite religiosa rechaza toda pretensión de que su ministerio manifiesta la autoridad de Dios (9,3). Se preguntan por qué Jesús se relaciona con marginados (9,11). Atribuyen sus acciones al diablo, no a Dios (9,34) .Jesús se lamenta de que la gente no tenga quien la guíe (9,36). 5) En cambio, los que se hallan en los márgenes perciben que Dios está activo. Claman en su fe y son curados/salvados. Otros se hacen discípulos suyos (9,9). Los discípulos se esfuerzan por distinguir la presencia de Dios (8,25-27), los demonios reconocen que Jesús es agente de Dios (8,29) y la multitud percibe en él la autoridad divina (9,8).
5. Nótense estas palabras clave de 4,17-22 que reaparecen a lo largo de los caps. 8-9: 'IT]aoDs, Jesús (4,17; 7,28; 8,4.10.13.14.18.20.22.34; 9,2.4.9.10.15.19.22. 23.27.28.30.35); KT]púaanv, keryssein, <<predicar•• ( 4,17.23; 9,35); [3• ( 4,17.23; 8,11.12; 9,35); TTEpLpaTÉw, peripateo, <• (4,18.21; 8,4.14.18.34; 9,2.4.8.9.11.22.23.30.36); 8úo, duo, <<dos» (4,18.21; 8,28; 9,27); ácpLT]IJ.L, aphiemi, <<dejar, perdonar» ( 4,20.22; 8,15.22; 9,2.5.6); Ó.KoA.ou6Éw, akoloutheo, <<seguir» (4,20.22.25; 8,1.10.19.22.23; 9,9.19.27); KaAÉW, kaleo, <
EL IMPERIO DE DIOS, MANIFESTADO EN lAS ACCIONES DE JESÚS
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Relatos de milagros
Buena parte de la actividad de Jesús es de carácter taumatúrgico en esta parte del Evangelio. Los relatos de milagros se desarrollan de un modo previsible, ajustándose a un esquema cuatripartito con características comunes, que en los caps. 8-9 son las siguientes 6 : Introducción
Llegada del taumaturgo Aparición de la multitud Aparición de alguien angustiado Presencia de representantes Postración Invocación respetuosa Expresiones de confianza Petición de ayuda
8,1.5.14.28; 9,1.18.23.27 8,1.10; 9,23 8,2.14.23.28; 9,2.20.27.32 8,5; 9,2.18 8,2; 9,18 8,2.6.25.29(?); 9,27 8,2; 9,18.21 8,2.25; 9,18.27
Explicación
Descripción del caso Discusión Conflicto u oposición
8,6.14.24-25.28; 9,18.20 8,8-12.26.29-31; 9,4-6.28 8,29; 9,3.24
El milagro
Milagro por contacto Milagro mediante la palabra Milagro a distancia Confirmación narrativa del milagro Demostración del milagro
8,3; 9,25.29 8,3.13.26.32; 9,6.22.29 8,13 8,3.13.32; 9,7.22.30.32 8,4.15.26; 9,25.30.32
Conclusión
Asombro/ aclamación Explicación alternativa Despedida Orden de guardar secreto Difusión de la noticia
8,27; 9,8.32 9,34 8,4.13; 9,6 8,4; 9,30 8,33-34; 9,26.31
6. Así Theissen, Miracle Stories, 47-118, esp. 72-80.
304
SEGUNDA UNIDAD NARRATNA (4,17-11,1)
Esta estructura subraya el papel central de Jesús, la situación angustiosa y a menudo marginada de los enfermos, el significado del milagro y su efecto transformador, y las respuestas de asombro u oposición. ¿Qué función desempeñan estos relatos de milagros de Jesús?: 1) Como señala H. W. Pleket, el mundo romano daba un papel cada vez más destacado al poder (8úvajlLS, dynamis) de los dioses en la experiencia religiosa 7 • Tal actitud era adecuada en una época que ansiaba revelación, transformación y de adhesión personal (o comunitaria)". Los relatos muestran el poder del imperio de Dios. 2) Los relatos también ponen de manifiesto el carácter compasivo de ese imperio. En una época en que muchos creían que la enfermedad procedía del pecado, del demonio y otros malos espíritus, de dioses irritados y de enemigos humanos, Jesús evidencia que Dios tiene poder sobre tales fuerzas negativas (cf. 4,23-24; 8,15.16.28-34). El reinado o imperio de Dios, término que inicialmente sugiere gobierno destructivo y autoritario, es poderoso pero compasivo, transformador y vivificante. Altera las estructuras convencionales (8,21-22), manifiesta su superioridad sobre el opresivo orden imperante (8,23-27) y anticipa la desaparición de Roma (8,11-12.28-34). 3) Jesús anticipa con sus acciones el establecimiento de la nueva creación de Dios, caracterizada por la justicia, la abundancia y la salud ( 1,1; 14,32). Hace realidad la antigua expectativa de que el ungido, el Cristo, implantaría el reino de Dios destinado a acabar con la enfermedad en la nueva creación (2 Bar73,1-2). Anticipa también el tiempo en que el imperio de Dios será establecido de modo pleno (8,11-12). Esa era despunta ya en el ministerio de Jesús (4,17; 9,35). 4) Entretanto, el imperio de Dios tiene una repercusión social, política, económica y eclesial. G. Theissen apunta que las curaciones y exorcismos de Jesús atraen particularmente a personas de los estratos sociales bajos y a marginales 9 • Utilizando modelos de las ciencias sociales, cree ver en los exorcismos, por ejemplo, el indicador de que <<en las relaciones sociales existe una profunda fractura». La sociedad imperial jerárquica beneficia a la pequeña elite a expensas de la vasta y empobrecida mayoría. Pero las acciones de Jesús muestran que Dios prodiga sus bendiciones entre los pobres (5,3-12). Los caps. 8-9 están poblados de individuos no pertenecientes a la elite, de gentes situadas en los márgenes del <<sistema socioeconómico o religioso, como leprosos, mujeres, recaudadores de impuestos y pecadores>> 10 • Jesús hace objeto de sus acciones la enfermedad física, para transformar sus dimensiones destructivas de carácter económico (ex7. Pleket, <>. 10. Levine, Social and Ethnic Dimensions, 107-10.
EL IMPERIO DE DIOS, MANIFESTADO EN LAS ACCIONES DE JESÚS
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clusión del trabajo), social (aislamiento), político (opresión) y religioso (rechazo o maldición). Véase 4,23-24 11 • El texto de Mt 8-9 prosigue la labor de formación identitaria y de estilo de vida. La comunidad debe dirigirse a las víctimas de la sociedad imperial, presentes en todas partes entre la sordidez y miseria de Antiaquía '2 • Estos dos capítulos preparan para la ampliación del ministerio de Jesús en el cap. 10, donde los discípulos reciben el encargo de imitar aJesús realizando acciones curativas (10,7-8).
8,1-4 CURACIÓN DE UN LEPROSO 8,1 Cuando Jesús bajó del monte, lo seguían grandes multitudes. Las referencias al monte (cf. 5,1) y a las multitudes (7,28-29) unen las acciones de Jesús con su enseñanza de los caps. 5-7'". Palabras y acciones manifiestan el imperio de Dios. La frase cuando Jesús bajó del monte recuerda Ex 34,29, donde Moisés baja del Sinaí. Continúan, pues, los ecos de Moisés, que en los caps. 1-7 identificaron aJesús como revelador y liberador. Volvemos a encontrar multitudes (véase 4,25; 5,1, y 7,28-29) que lo siguen. Aquí el verbo denota movimiento físico, no un sumarse al discipulado tras la llamada de Jesús (cf. 4,18-22).
8,2 Y he aquí que apunta a algo importante (así también en 1,20.23; 2,1.9.13.19; 3,16.17; 4,11), en este caso la llegada de un nuevo personaje: se le acercó un leproso. La afección de la piel que padece este hombre 14 no es la contemporánea enfermedad de Hansen, cuyos síntomas difieren de los descritos en Lv 13-14 15 • El término lepra comprende toda una gama de afecciones dérmicas, diversas también en cuanto a la posibilidad de contagio.
11. Sobre <<enfermedad>> como <> como <>, 108-9. 12. Stark, <, 189-210. 13. Sobre 8,1-4, aparte de los comentarios, véase Kingsbury, <>, 342-49; Held, <<Matthew as Interpreter», 213-15. 14. El empleo del masculino en los vv. 3b y 4 del texto griego deja claro que se trata de un varón. Nada indica, en cambio, su posición social. . 15. Sobre la lepra, cf. Wright/Jones, <>, en ABD IV, 277-82; Pilch, <
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Siendo una enfermedad de la piel, la parte de una persona en contacto con el exterior, la «lepra•• era vista como una amenaza o una agresión externa contra la «integridad, salud y perfección de la comunidad y sus miembros» 16 . Una respuesta era el aislamiento social. Según Lv 13,45-46, el leproso estaba obligado a avisar a las demás personas para que evitaran el contacto con él, gritando: «¡Impuro, impuro!>>. El aislamiento social y cultual se hallaban prescritos en este caso (Lv 13,44-46; N m 5,2). Los leprosos debían vivir fuera de las poblaciones (2 Re 7,3-4) o en una casa separada (2 Cr 26,21; véase tambiénJosefo, Ant. 3.261, 264; Con. Ap. 1.281) hasta que ellos, sus ropas, sus muebles y su vivienda volvían a quedar puros (Lv 14). W. D. Davies y D. C. Allison señalan indicios de colonias de leprosos 17 . Sin embargo, en 2 Re 5, el poderoso Naamán, jefe del ejército del rey, no está, desde luego, socialmente aislado. Tampoco es claro que lo esté, con respecto a la multitud, este leproso de Mt 8,1. En Mt 26,6, Simón, que ha acogido en su casa a Jesús y sus discípulos, es descrito como leproso; pero no se dilucida si aún padece la enfermedad o si ésta pertenece al pasado. Digno de ser subrayado, como hace S. J. Roth, es que no hay prescripción alguna de cuidar a los leprosos 18 . Agravando aún más el sufrimiento de esos enfermos y su aislamiento social-y complicando las incertidumbres sobre la presente escena- estaba el hecho de que la lepra era vista como un castigo de Dios por el pecado (Dt 24,8-9; Nm 12,10; 2 Re 5,25-27; 15,4-5; 2 Cr 26,16-21). Pero aquí no se indica si la enfermedad del hombre es un castigo divino. En cualquier caso, Dios puede traer la curación (Nm 12,10; 2 Re 5,1-14 [Naamán; Elíseo es agente de Dios]). Sobre enfermedad y curación, cf. 4,23-24. El leproso se le acercó y se postró ante él. No se indica el nombre, ni la edad, ni la categoría social del enfermo. El verbo acercarse (rrpoaÉpxo~at, proserchomai), que a menudo denota en los LXX acercarse a Dios en adoración, frecuentemente significa respetuoso reconocimiento de la autoridad de Jesús (cf. 4,3.11; 5,1) 19 , como postrarse (cf. 2,2.8.11 [los magos]; 4,9-10) 20 . Ambos términos indican acercamiento a un rey o emperador21. Filón expresa desdén por la costumbre de la proskynesis en Roma ( Gaium 116-17). El leproso se acerca no a un emperador o a un miembro de la elite religiosa, sino al rey Jesús, que, como Emmanuel, manifiesta la presencia de Dios (1,21; 2,2).
16. Pilch, «Biblical Leprosy••, 111. 17. Davies/Allison, Matthew II, 11-12. 18. Roth, Blind, the Lame, and the Poor, 108-9. 19. Edwards, <<Use ofTTPOLEPXELSAl ''• 65-74. 20. Greeven, <
EL IMPERIO DE DIOS, MANIFESTADO EN lAS ACCIONES DE JESÚS
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Se dirige a Jesús llamándolo Señor, un título que sólo le aplican los que creen en él y dependen de su autoridad como agente de Dios. Es un título también usado para el emperador 22 • El leproso apela al poder transformador y a la compasión de Jesús: si quieres, puedes limpiarme 23 • Quedar limpio significa sanar fisicamente y, dependiendo de las circunstancias individuales, experimentar una rehabilitación social, económica y religiosa.
8,3 Él extendió la mano y lo tocó diciendo: <
ca de la disputa entre los judíos alejandrinos respecto a llamar al emperador «Señor» (sinónimo de OE<JPÓTllS', despotes); Kingsbury, Matthew: Structure, 103-13. Hay que señalar que el término se utiliza para Dios (1,20.22), pero también como un modo muy secular de dirigirse respetuosamente a un hombre (13,27). Pleket (<
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La elite religiosa debe confirmar la curación del hombre, según lo prescrito en Lv 14,4.10, para que sea posible su reintegración en la sociedad. Si las enseñanzas de Jesús son conformes a las tradiciones, lo es también su acción. El testimonio que el hombre va a darles a ellos constituye una identificación de Jesús (así en 11,5). Esa curación cumple la expectativa de que el ungido de Dios, el Cristo (cf. 1,1), acabará con la enfermedad al establecer el reinado de Dios en la nueva creación ( 2 Bar 73, 1-2). Si el testimonio no es aceptado se vuelve contra Jesús, algo que bien puede suceder, dada la actitud de los sacerdotes (2,4; 3,7-10).
8,5-13 JESÚS CURA AL SIERVO DEL CENTURIÓN Esta escena audaz, subversiva, ingeniosa reúne en sí dos imperios (el de Roma y el de Dios), dos culturas (la gentil y la judía) y dos hombres con diferente papel social (el centurión y Jesús) que, sin embargo, por distintas causas (la condición de extranjero y la de profeta), coinciden en ocupar los márgenes. El centurión es un agente del statu quo imperial y ayuda a sostenerlo, ya lo haga por cuenta de Roma o de Herodes Antipas. Se halla destinado en Cafarnaún para, con sus soldados, representar el poder imperial, mantener el orden público y recaudar impuestos de la actividad pesquera. Jesús muestra el imperio de Dios curando al siervo del centurión y afirma la supremacía divina realizando lo que no puede hacer el imperio romano, pese a las aseveraciones propagandísticas de Arístides y Josefo de que Roma ha curado a un mundo enfermo (4,23-24). La acción de Jesús es, sin embargo, limitada. Después de curar a un individuo esclavizado por el poder imperial no lo libera de la esclavitud, sino que lo devuelve en buenas condiciones fisicas, al servicio activo. En esta curación se puede ver una acción de apoyo al imperio, especialmente si, como algunos han argumentado, la parálisis constituye una protesta psicosomática contra el poder imperial (cf. 4,23-24) o es el resultado de malos tratos infligidos al siervo (véase 8,6). Pero la referencia de Jesús al imperio futuro de Dios (8,11-12) contextualiza la acción. La curación anticipa el muy diferente mundo y tiempo del imperio de Dios establecido sobre todo (2 Bar73,1-2). La ambigüedad rodea al centurión gentil. Representa a una potencia ocupante, es responsable del orden público y protege los intereses de la elite. Pese a ello, con respecto a la elite de Israel, ocupa los márgenes como extranjero y como modelo de fe. En su implorar ayuda y en su de-
qué Mateo omite algunas órdenes de guardar silencio e incorpora otras, mientras que insisten en que los discípulos tienen algún conocimiento de la identidad de Jesús antes de la cruz (cf. 14,33; 16,16). Para otro punto de vista, concerniente principalmente a Marcos, véase Pilch, «Secrecy in the Mediterranean World••.
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pendencia (rasgos del discípulo) sobrepasa la respuesta de muchos judíos. El relato, aparte de subrayar la autoridad de Jesús y la necesidad de la fe, afirma que los gentiles, como los judíos, tienen un lugar en los planes de Dios (cf. las mujeres en 1,1-17; 2,1-13; 3,7-10; 5,13-16).
8,5 En la Galilea dominada por los romanos (véase 4,14-16.23), al entrar Jesús en Cafarnaún, el pueblo donde reside (4,13), se le acercó un centurión. El término centurión designa una categoría de oficiales que tenía ya su equivalente (<jefes de ciento») en los ejércitos de Moisés, David y Judas Macabeo (Nm 31,14.48.52; 1 Cr 13,1; 1 Mac 3,55). Samuel avisa de que son vitales para las políticas opresivas de los reyes (1 Sm [LXX 1 Reinos] 8,12). En el ejército romano, un centurión era responsable de hasta cien soldados de a pie (Josefa, G]2,63; 3.124; Ant. 14.69; 17.282) 25 • Es el oficial quien inicia el encuentro (cf. 15,22). Como el leproso en 8,2, de manera respetuosa se acerca a Jesús. Sorprendentemente, se subordina a uno que, como judío, está bajo su autoridad, rogándole, verbo que denota petición de consuelo o ayuda (así 2,18 y 5,4) 26 •
8,6 Se dirige a Jesús con un tratamiento empleado habitualmente para el emperador, pero que los discípulos aplican aJesús: Señor (véase 8,2). Empleando este término asimila aún más su actitud a la del leproso (8,2). El centurión expone la cuita que su poder militar y político no puede solucionar: mi siervo (o hijo; así la BAGD, 604-5) 27 yace en casa paralítico, terriblemente atormentado. No se da razón alguna de la preocupación del centurión, ya esté motivada por humanidad o por un simple deseo de evitar molestias. Su acción en favor del siervo subraya la marginalización del esclavo: éste no puede hablar por sí mismo ni buscar su propia curación. Es una posesión de su amo, y tiene escasos derechos legales, carece de oportunidades económicas y es útil sólo para favorecer los intereses im25. Véase Dobson, <<Significan ce of the Centurion», 403-1 O; Davies, <> (2,16; 17,18 [cf. uí.ós, huios, en 17,15]; 21,15 [cf. v. 16]) como «Siervo>> (12,18; 14,2). La referencia a <<esclavo>> del v. 9 sugiere que, en efecto, se trata de un siervo. Una relación filial podría haber sido indicada con la palabra uí.ós (huios). Herodes Antipas tiene siervos (rrmaiv, paisin, 14,2). El siervo de un monarca o de un alto dignatario podía disfrutar de un considerable poder delegado (cf. 1 Mac 1,6.8).
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SEGUNDA UNIDAD NARRATNA (4,17-ll,l)
periales de su propietario (véase 6,24). Aunque no era insólita la compasión por un esclavo (cf. la preocupación de Cicerón por Tiro [Fam., libro 16]), no representaba la norma 28 • Tampoco se indica la causa de la parálisis que aqueja al esclavo. ¿Simboliza resistencia a Roma (4,23-24)? ¿Es obra de un demonio, como en TestSl18,11? ¿Proviene de una paliza o tortura? El adverbio terriblemente y el participio atormentado denotan intenso sufrimiento (así 8,29; 14,24; véase 4,24 para dolores). El verbo atormentar recuerda la tortura a que el tirano imperial Antíoco Epífanes sometía a los resistentes judíos 29 • Por otro lado, el maltrato a los esclavos y a los niños evidenciaba su posición marginal en la sociedad 30 • Podría entenderse, pues, que, al obrar la curación,Jesús contrarresta el daño infligido a corto plazo por el poder imperial y anticipa así la salud prevista como aportación del futuro reinado de Dios (2 Bar 73,1-2). Jesús cura paralíticos en 4,24 (y en 9,2.6). Para casa como lugar donde encontrar a jesús, véase 2,11. 8,7 Habiéndole sido expuesto el problema, jesús contesta renuentemente con una pregunta retórica, que expresa duda sobre si ayudar a un gentil: ¿Voy [= quieres que vaya] a curarlo? 31 Esa actitud remisa tiene que ver con su misión limitada a Israel (así 10,5-6; 15,24). S. McKnight percibe en los judíos posturas ambivalentes con respecto a los gentiles 32 • El verbo curar/sanar es el más común en el vocabulario mateano relativo a la actividad taumatúrgica (véase 4,23). 8,8 El centurión se encuentra ante un problema. jesús quizá no vaya, pero su siervo necesita ayuda. Por eso él, un representante de la potencia im28. Carter, Households and Discipleship, 172-92. 29. Cf. 2 Mac 1,28; 7,13.17; 9,6; 4 Mac 6,5.10.11; 8,2.5.27; 9,7.15.27.30.32; 11,16.20; 12,4.13; 13,27; 15,22; 16,3.15. 30. Patterson, Slavery and Social Death, 3-8, 46-51; Wiedemann, Greek and Roman Slavery, 9-11; íd., Adults and Children, 27-30; véase el catálogo reunido por D'Arms, <<Slaves at Roman Convivia», 175-76, 179. 31. Cf., p. ej., Levine, Social and Ethnic Dimensions, 111-13. 32. McKnight, Light among the Gentiles, 11-48. Hay apertura e integración (Dios creó a todos; gentiles lo adoran; educación gentil; matrimonios mixtos, coexistencia amistosa en pueblos y ciudades de la diáspora), pero también resistencia (diferenciación nacional y religiosa, prohibición de la idolatría y de los matrimonios mixtos; resistencia a la helenización impuesta; prosélitos; castigo escatológico de malvados pecadores gentiles).
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perial que supuestamente gobierna el mundo, se subordina todavía más a la autoridad de Jesús. La ha reconocido al tratarlo de Señor (8,6), lo mismo que hace ahora, al establecer en la súplica los límites de su propio poder y reconocer el muy superior poder de su interlocutor: Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Su estrategia de sumisión es manifiesta. No así la razón por la que se declara indigno de la visita. ¿Considera culturalmente inadecuado que un judío vaya a casa de un gentil? ¿Encuentra embarazoso que él, un agente del poder imperial, tenga que recibir a un personaje como Jesús? ¿Piensa que la visita podría rebajar aJesús, convirtiéndolo en una especie de cliente? 33 ¿Es una respuesta que le viene condicionada al evangelista por la declaración de Jesús de que su misión se limita en esta etapa a Israel ( 10,5)? Comoquiera que sea, el centurión sabe que, mientras que su poder no sirve de nada en esta situación, el de Jesús puede cruzar cualquier barrera política y étnica: basta que pronuncies la palabra, y se curará mi siervo. Véase 8,3 para curación por la palabra.
8,9 El oficial justifica su confianza absoluta en la palabra de Jesús refiriendo cómo ejerce la autoridad que le ha sido confiada: «Porque yo, que también soy un subordinado, tengo soldados bajo mi mando. Y digo a uno: <>. La explicación (yo también) reconoce una analogía con la autoridad de Jesús, encargado por Dios de manifestar su imperio sobre el pecado y la enfermedad (1,21.23; 4,17; 7,29). Así como el oficial hace que sus órdenes se cumplan, lo mismo Jesús: sólo tiene que pronunciar lapalabra sanadora. El reconocimiento de la autoridad de Jesús por el centurión separa a éste del resto de la elite reacia a él 34 • 8,10 Jesús aprecia la analogía (quedó maravillado), un raro atisbo entre las emociones suyas reflejadas en esta antigua biografia (9,36; 14,14; 20,34; 26,37). Más a menudo, quienes se maravillan son los discípulos o las multitudes (8,27; 9,33; 15,31; 21,20; 22,22; 27,14). A los que lo seguían, la multitud que lo acompaña fisicamente (cf. 8,1) y sus discípulos, comenta Jesús de manera solemne: En verdad (cf. 4,18.26; 6,2.5.16) os digo (véase 4,1822) que fe tan grande no la he hallado en nadie en Israel, el pueblo de la alianza de Dios. Este enfático contraste entre la fe del centurión y la de Is-
33. Malina/Rohrbaugh, Social-Science Commentary, 75-76. 34. Levine, Social and Ethnic Dimensions, 114.
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rael, tan favorable al primero, no significa que nadie en Israel dé muestras de fe ni que Israel esté excluido de los planes de Dios. Hay judíos creyentes (4,18-22 [discípulos]; 9,2), y Mt 8,11-12 indica que los planes de Dios incluyen a judíos y gentiles. Jesús identifica las palabras del centurión como una expresión de fe. El reconocimiento de la autoridad de Jesús, el entendimiento de su identidad y la confianza en su poder caracterizan a los discípulos. Tener fe o creer 35 es el medio de encontrar el poder salvífico de Dios en los milagros (8,13; 9,2.22.28.29; 15,28; 17,20; 21,21; 27,42). Ambos términos denotan además conocimiento y aceptación de Jesús (agente de Dios), así como confianza en él o en Dios (18,6; 21,22.25.32), expresado todo ello en un estilo de vida marcado por acciones misericordiosas y justas (23,23) 36 • No es algo que surja al instante, sino que va creciendo, desarrollándose («poca fe»: 6,30; 8,26; 14,31; 16,8). La fe, no el origen étnico, la posición (pertenencia a la elite religiosa o política), el nacimiento, la riqueza o el sexo, es lo que constituye la identidad y el estilo de vida de la comunidad de discípulos. 8,11-12 Jesús señala una implicación más: Os digo que vendrán muchos de oriente y de occidente y se recostarán a la mesa con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. ¿Quiénes son los muchos? La mayor parte de los comentaristas entienden que Jesús generaliza la fe del centurión para referirse a los pueblos gentiles que irán en peregrinación al banquete escatológico para adorar al Dios de Israel en Jerusalén cuando el reinado de Dios sea establecido sobre todo (acerca de esta visión imperialista, cf. Is 2,2-4; 25,1-9; Miq 4,1-8 [con inclusión de los cojos]; Zac 2,11-12; 8,20-23; Tob 13,10-12; 14,6-7; Mt 2,1-12 invierte el tema) 37 • W. D. Davies y D. C. Allison, sin embargo, restringen la referencia a los judíos de la diáspora 38 • Señalan lo siguiente: 1) La expresión de oriente y de occidente hace referencia a la reunión de judíos procedentes de todas las naciones (Sal107,3; Is 43,5; Zac 8,7; Bar 4,37; 5,5; Sa!Sl 11 ,2), especialmente de Egipto (occidente) y Babilonia (oriente).
35. El nombre TTLOTLS', pistis (<>) aparece ocho veces; el verbo, pisteu6 ( <
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2) Sólo en textos relativos al regreso de los judíos de la diáspora se menciona el banquete (Sal 107; Is 25-27; 49; Ez 37-39). Y concluyen que Jesús contrasta no judíos y gentiles, sino judíos privilegiados del país que no lo reciben a él (en Israel es una referencia geográfica, no étnica) y judíos de fuera, de la diáspora, a él abiertos. Pero si Davies y Allison apoyan con buenos argumentos la inclusión de los judíos de la diáspora, no logran refutar una referencia a los gentiles. Los textos proféticos no separan rígidamente a los gentiles y a los judíos de la diáspora: en los planes de Dios entran <
39. Levine, Social and Ethnic Dimensions, 126-30.
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8,13 Después de haber alabado la fe del oficial gentil (8,10),Jesús vuelve a dirigirse al centurión (nombrado por última vez en 8,5) y cura al siervo a distancia: Ve (cf. 8,4.32; 9,6); hágase contigo según creíste. Para otro milagro a distancia relacionado con un gentil, véase 15,21-28(?); para fe y curación, véase 9,2-7 (un paralítico); 9,29; 15,28.Jesús actúa prescindiendo de barreras étnicas (atiende a un gentil) y de posición (favorece a un esclavo). La curación anticipa el establecimiento del reinado de Dios sobre todo, incluidas la enfermedad y Roma. La noticia del feliz resultado (en aquella hora se curó el siervo) confirma la eficaz combinación de la autorizada palabra del Jesús y la fe del centurión.
8,14-17 JESÚS CURA A lA SUEGRA DE PEDRO Y A MUCHOS OTROS 8,14-15 El escenario de este tercer relato de milagro es la casa de Pedro (Cuando Jesús entró en la casa de Pedro) 40 • El nombre Jesús recuerda su misión de salvar de los pecados (1,21), realizada en parte en sus milagros (véase 4,23-24 sobre el pecado y los demonios como su causa). En 4,18-20 Pedro dejó la actividad pesquera para seguir a Jesús. Aunque parece que abandonó todo y a todos (cf. 19,29), esta escena sugiere una imagen más compleja. Pedro tiene una casa, posesiones y una familia. Su mujer no es mencionada aquí, pero sí en 1 Cor 9,5, y ya supimos de la existencia de un hermano, Andrés ( 4,18-20). Seguir a Jesús no significa huir de la sociedad, ni siquiera desentenderse de ella; es vivida en la existencia cotidiana (véanse los caps. 19-20). Cierta desvinculación de la sociedad pero con participación en ella forma parte del ambivalente estilo de vida de los discípulos 41 • Importantes acontecimientos suceden en casas (cf. 2,11; 5,15; 7,24-27; 8,6; 9,10.23.28; 10,12-14), y en casas se reúnen los seguidores de Jesús en Antioquía (Introducción, sección 7). Tales relatos legitiman este lugar de reunión y hacen surgir la esperanza de encuentros similares con Jesús 42 • Jesús vio (como en la llamada a los primeros discípulos, 4,18.21) a la suegra de Pedro en la cama con fiebre (literalmente, ardiendo). No se 40. Sobre la casa de Pedro, cf. Corbo, <
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menciona su nombre, sino sólo la conexión familiar. Su fiebre sugiere más que una indisposición física. El nombre fiebre denota en Dt 28,22 una enfermedad con que Dios castiga (véase también Filón, Sobre premios y castigos 143;Josefo, GJI, 656; Ant. 17.168 [Herodes]). En TestS/7,5-7; 18,20.23 hay demonios que causan fiebre. Josefo, después de caer del caballo en batalla, atribuye su propia fiebre a un demonio (OalllOVOS', daimonos, en Vita 402-4). Véase 4,24. Aquí no hay indicación de pecado ni de demonio. Pero curar una fiebre expresa la bendición y el poder de Dios y anticipa la salud y perfección que el establecimiento de su imperio traerá consigo (2 Bar73,1-2). ¿Es significativo que Jesús derrote la enfermedad a la que, según una tradición, sucumbe el emperador Claudia (Séneca, Apoc. 6)? 43 El hecho de que esta intervención suya concierna a una mujer judía después de una escena relativa a un gentil sugiere que hombres y mujeres, judíos y gentiles entran en los planes de Dios. Ella no habla. Habiéndose dado cuenta de su estado, Jesús procede a curarla. Tocó su mano (véase 8,3) y la dejó la fiebre. Su curación podría ser también una victoria sobre el pecado, puesto que el verbo griego cicpÍ.T]flL (ajiémi), que subyace aquí a <<dejó>>, se emplea con el valor de <> en 6,12.14-15 (y en 9,2.5.6; 12,31-32; 18,21-35). Puede sugerir también un exorcismo, dado que el mismo verbo expresa en 4,llla renuncia del diablo (<>) después de habérsele resistido Jesús (cf. 12,28). La reacción de la mujer (se levantó) atestigua el poder del reinado de Dios. El verbo es asociado con resurrección y vida nueva (9,25; 16,21; 28,6). Ella se puso a servirle. El verbo servir denota una vida entregada a hacer la voluntad de Dios, ya sirvan ángeles (véase 4,ll),Jesús (a quien los discípulos deben imitar, 20,28) o las mujeres (27,55), en contraste con una vida de dominación gentil (cf. 20,25). Curada por la acción de Jesús, la mujer responde con fiel servicio. El pronombre le mantiene a Jesús en primer plano. 8,16
Sigue una noticia resumida de numerosas curaciones llevadas a cabo por Jesús (cf. 4,23-24 y 9,35). Algunos enfermos van por su propio pie en busca de asistencia (8,1), otros son llevados ante él (véase 4,24; 9,2.32; 12,22; 14,35; también 19,13; 25,31-46). Le trajeron muchos endemoniados, y arrojó los espíritus con su palabra. Algunos creían que los demonios causaban enfermedades (véase 4,23-24; en TestS/, los demonios son agentes del diablo opuestos al reinado de Dios). Los exorcismos de Jesús expresan la victoria del reinado de Dios sobre Satanás (4,1-11; 12,24-28) y anticipan su instauración final. Sobre la acción de Jesús mediante la pala43. Tanto Suetonio (Claudio 44.2) como Tácito (Anl. 12.67.1) atribuyen su muerte a envenenamiento.
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bra, véase 8,3.8.13. La posesión demoníaca no raramente acompaña situaciones de dificultad política, social y económica (véase 4,23 e introducción al cap. 8). Catalogar a alguien de poseso puede ser un recurso de la elite para controlar una amenaza (como en 9,34; 12,24), mientras que la conducta que da origen a esa conceptuación puede ser un modo de resistir a un poder opresivo (véase acerca de 4,24). En el evangelio el exorcismo representa el desmantelamiento del statu quo, la liberación del poder imperial. Jesús triunfa sobre el poder de Satanás, que controla a las naciones (4,8), y anticipa el establecimiento pleno del imperio de Dios (cf. 12,28). La frase final, y curó a todos los enfermos, toma vocabulario de 4,24 (anticipando, por otro lado, 9,35); todos subraya el poder y la eficacia de Jesús; en cuanto a curó, véase 4,23.
8,17 Esto era para que se cumpliese lo anunciado por el profeta Isaías: «Tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades». El versículo ofrece la perspectiva desde la que considerar las curaciones de Jesús. Como los sucesos de su nacimiento (cf. 1,22-23; 2,15.17.18.23), su ministerio en general ( 4, 14-16) y su enseñanza ( 5, 17-20.21-48), son hechos conformes a la voluntad de Dios revelada en la Escritura (Esto era para que se cumpliese lo anunciado; véase 1,22-23; 2,15). La cita legitima la autoridad de Jesús para realizar curaciones entre los marginales (un leproso, un esclavo, una mujer) como voluntad de Dios. Reitera la perspectiva divina para que sus acciones puedan ser vistas en conexión con los planes de Dios, que entrañan la manifestación presente y futura de su imperio (4, 17). Desde esa misma visión se puede juzgar el error que comete la elite en su oposición y en sus análisis (9,3 [blasfemia]; 9,34 [agente del diablo]). Además, la cita prepara para la instrucción que en 10,7-8 dará Jesús a sus discípulos de realizar las mismas acciones (para términos afines a flaquezas, véase 10,8 y 25,36.39.43.44). Como en 1,23 y 4,14-16, la cita corresponde a lo anunciado por el profeta Isaías. Traduce el texto hebreo deIs 53,4, perteneciente al último de los cuatro cantos del siervo (ls 42,1-4; 49,1-6; 50,4-11; 52,13-53,12) 44 • El profeta (Deutero- o Segundo Isaías) se dirige al pueblo desterrado en el siglo VI por el poder imperial babilónico y les promete el regreso a la patria. Por lo general, el destierro era entendido como una consecuencia del pecado (ls 53,6; Mt 1,11-12). El regreso constituye un acto de salvación realizado por Dios, fiel y misericordioso. En Is 53, el profeta celebra los extraños y alternativos procedimientos divinos, que no imitan el poder militarista imperial. Describe no a un poderoso personaje militar, sino a un 44. Page, <<Suffering Servant>>, 481-97.
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siervo maltratado y desfigurado, quizá Israel o un grupo dentro de este pueblo. El terrible sufrimiento del siervo (ls 53,3) se incluye en los planes de Dios: «El Señor descargó sobre él la culpa de todos nosotros>> (53,6.10). Y beneficia al resto: «Fue herido por nuestras transgresiones, aplastado por nuestras iniquidades». La cita, aplicada a Jesús, da a entender que Dios actúa a través de él en medio del poder imperial y la enfermedad. Jesús es el siervo o agente divino, que sufre por el pueblo de Dios y para su beneficio. Tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. El posesivo nuestras apunta a la comunidad que comparte esta confesión, que discierne la presencia divina en las acciones de Jesús y que lo reconoce como agente o siervo de Dios. Para la palabra enfermedades, véanse los resúmenes de 4,23-24 y 9,35. Mientras que el siervo de Isaías se limita a sufrir, Jesús cura los padecimientos de otros. Lo que conecta las dos situaciones imperiales, la babilónica y la romana, es la afirmación de que Dios actúa a través de una figura que sufre en favor de los demás. Jesús pasa por encima de las barreras sociales, religiosas y étnicas para curar a los aislados y rechazados (8,1-4, el leproso), a los oprimidos e imposibilitados (8,5-13, el esclavo), a los enfermos y endemoniados (8,14-15.16.28-34). En los márgenes, no en el centro; mediante la palabra y el contacto vivificante, no el poder militar; a través de acciones que benefician, en vez de someter u oprimir, se encuentra el misericordioso (9,13), compasivo (9,36) y liberador poder del imperio de Dios, mientras Jesús va llevando a cabo la misión que tiene encomendada. Sobre el buen estado fisico como parte de la realización total de los planes divinos y como triunfo de Dios sobre el pecado y la muerte, véase 11,4-6; Is 35,5-6; 2 Bar73,l-2.
8,18-22 UN DISCIPULADO COSTOSO Después de tres relatos de curación (8,1-15), un resumen (8,16) y la cita escriturística (8, 17) vienen dos breves escenas sobre el seguimiento de Jesús que, aunque paralelas, contrastan entre sí 45 • La primera es negativa (8,18-20); la segunda, positiva (8,21-22). En ellas se subrayan dos temas: 1) La autoridad de Jesús agente autorizado de Dios (1,17 [Cristo], 2123; 2,15; 3,17) 46 , y 2) el alto e ineludible coste que tiene el discipulado como existencia marginal y contracultural y como camino dificil y angosto (7,14). Ambas 45. Además de los comentarios, véase Kingsbury, ••Ün FollowingJesus>>, 45-59;
B~rt?n, Discipleship and Family Ties, 140-55; Hengel, Chrismatic Leader, Vledder, Confhct m the Miracle Sturies, 187-92. 46. Hengel, Charismatic Leader, 15 y pássim.
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configuran la identidad y el estilo de vida de los lectores mateanos como seguidores de Jesús. 8,18 La frase de comienzo recuerda las multitudes de 8,16 (Y viendo Jesús grandes multitudes en torno a é1).Jesús inicia una retirada (mandó pasar a la orilla opuesta). ¿A quién se lo mandó? ¿A las multitudes para que lo siguieran como discípulos, o a los discípulos mismos para que preparasen la barca? Lo segundo es más convincente, puesto que mandar (KEAEÚW, keleuo) no implica llamamiento al discipulado (14,9.19.28; 18,25; 27,58.64) 47 • Aparte de que sólo una barca sale en 8,23. La orilla opuesta corresponde a la Decápolis y Gaulanitis, regiones administrativas al frente de las cuales había un prefecto agregado a la provincia de Siria, cuya población estaba formada por gentiles (sirios) y judíos (Josefa, GJ3.5&-58).
8,19 La primera escena muestra cómo no hacerse discípulo. Entonces se acercó un 48 escriba. Tres referencias anteriores a escribas como miembros de la elite religiosa son negativas (cf. 2,4; 5,20; 7,29). Con dos excepciones (13,52; 23,34), son también negativas las diecisiete menciones de ellos que vienen después (incluido su papel en la muerte de Jesús: 16,21; 20,18; 26,57; 27,41; véase Introducción, sección 8). El verbo acercarse reconoce la autoridad de Jesús (véase sobre 8,2.5), pero el escriba se dirige a jesús de forma inadecuada al tratarlo de maestro (en vez de Señor; así 8,2.5). Son los adversarios, no los discípulos, quienes utilizan ese término (12,38; 17,24; 19,16; 22,16; aunque véase 10,2425; 23,8; 26,18) 49 • Mientras que jesús y los maestros religiosos y filosóficos griegos suelen elegir a sus discípulos 50 , el escriba escoge a jesús como su maestro: te seguiré adondequiera que vayas. El escriba ha usurpado la autoridad de Jesús (véase 4,18-22; 9,9; 10,1-4). Sobre seguimiento, 4,18-22. 47. Así Kingsbury, «Ün followingJesus», 46-47, contra Barton, Discipleship and Family Ties, 142-43; Vledder, Conjlict in the Miracle Stories, 188-89. 48. Sobre ElS (heis) como artículo indeterminado, véase 21,19; 26,69. 49. Dada la vinculación existente entre sabiduría y enseñanza, algunos perciben en ese tratamiento un choque entre maestros adversarios, surgido de identificar a Jesús con la sabiduría. Véase Deutsch, Lady Wisdom, 23-27, 43-45. Para debate sobre la sabiduría y Mateo, cf. Pregeant, <<Wisdom Passages in Matthew», 197-232;Johnson, «Reflections on a Wisdom Approach», 44-64. 50. Sobre relatos de llamada en la tradición biográfica filosófica, véase Droge, <
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8,20 Al rechazar al escriba, tomando pie en su aparente disposición a seguirlo adondequiera que vaya, Jesús le informa: «Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza••. Con este contraste, Jesús podría estar destacando simplemente la aspereza de su vida y la dificultad de su seguimiento. Conviene recordar, sin embargo, que Suetonio llama zorro al avaricioso Vespasiano (Vespasiano 16,3), y que el mismo nombre recibe Herodes en Le 13,32, mientras que en Mt 13,32 las aves del cielo son los gentiles. Cabe, pues, la posibilidad de que mediante la comparación entre su situación y la de las zorras y las aves (cf. 6,25-34), Jesús esté contrastando su existencia alternativa, marginal, itinerante y de servicio (20,26-28) con la vida estable, cómoda y segura de la elite (véase el contraste entre Herodes y los magos en el cap. 2). ¿Cómo se debe entender no tiene donde reposar la cabeza? Probablemente no significa una falta de cobijo en sentido literal, puesto que Jesús posee una casa en Cafarnaún (9, 10.28; 13, 1.36; 17,25). Pero pone de relieve la itinerancia como característica básica de su ministerio. J. D. Kingsbury ve esa característica como resultado de rechazo 51 , similar a las retiradas que por necesidad tiene que efectuar Jesús (2,13-4; 12,14-15; 14,12-13; 15,12-14.21; 16,1-5). Así también en 8,34. En todo caso, su itinerancia ilustra una cualidad del discipulado: la preferencia por el movimiento frente al estatismo y la institución 52 , la opción por una existencia inestable, austera y a menudo en tensión con la sociedad dominante. Jesús vive como un «marginal voluntario» en solidaridad con los marginados y los menesterosos 53. La ambivalencia del discipulado significa separación de la sociedad, pero participación y misión en ella. Sin el apoyo de la llamada deJesús, tal estilo de vida es imposible para el escriba. El tratamiento que ese aspirante aplica a Jesús (maestro) contrasta con la expresión Hijo del hombre, utilizada por Jesús para referirse a sí mismo. Esta es su primera aparición en el evangelio. Puede hacer referencia a un ser humano que sirve a Dios (así en Ezequiel más de ochenta veces; cf. 2,1.3.6, etc.) o a una figura celestial (Dn 7,13) que afirma el reinado de Dios en el juicio final (1 Hen 37,71; 4 Esd 13). En Mateo se usa en relación con el ministerio de Jesús, su pasión y su futuro regreso en poder. Principalmente denota interacción de Jesús con el ámbito terreno, especialmente su frecuente rechazo, y su juicio del mundo 54 • Aquí, su empleo
51. Kingsbury, «Ün Followingjesus», 50. 52. Levine, Social and Ethnic Dimensions, 7-8, pássim. 53. Cf. Vledder, Conjlict in the Miracle Stories, 189. 54. Kingsbury, Matthew: Structure, 117; Luz, <<Son ofMan in Matthew», 3-21; Davies/ Al1ison, Matthew 11, 43-52; Hagner, Matthew I, 213-15; Carter, Matthew: Storyteller, 197-98; Deutsch, Lady Wisdom, 45.
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es apropiado, puesto que el escriba no entiende aJesús. A diferencia incluso de las zorras (Neh 4,3; Cant 2,15; Lam 5,18; 1 Hen 89,42) y de las aves (Dt 28,26;Jr 7,33 [carroñeras]), el juez celestial carece en el presente de cobijo.
8,21 Sigue en contraste una escena positiva. Y otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Por ser ahora un discípulo en vez de un escriba el que se dirige a Jesús, lo trata de Señor, no de maestro. Tiene la responsabilidad familiar de dar sepultura a su padre. El adverbio primero indica que ese acto es para el discípulo lo prioritario por el momento. En efecto, enterrar a los propios padres era una importante acción piadosa derivada del mandamiento de honrarlos 55• Desentenderse de ese deber suponía atraer sobre sí una maldición y la vergüenza (Dt 28,26; 2 Mac 5,10; 9,15; SalSl4,19-20; Josefo, Gj2.465; 4.317, 383-5). En Suetonio, Vespasiano asegura que sobre Lépido y Getúlico, conspiradores contra Cayo Calígula, cae el adicional baldón de <<Ser arrojados sus cuerpos sin enterrar» ( Vespasiano, 2.3). El cínico del que habla Luciano se muestra en desacuerdo con la gran importancia que se da al entierro (<<el hedor me enterrará») y está conforme con que su cuerpo sea devorado por los perros y por las aves, como «servicio a algunas criaturas vivientes» ( Vida de Demonacte, 65-66) .
8,22 La respuesta de Jesús es asombrosamente iconoclasta. Pero Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos>>, La petición de seguimiento repite las llamadas al discipulado de 4,18-22, que instan a reconocer la autoridad de Jesús como agente de Dios y a vivir en consecuencia con ello. La repetición pone de relieve un compromiso que debe ser constantemente renovado. Tiene la máxima prioridad, estando incluso por encima de los deberes y obligaciones de la piedad filial (cf. 10,37). A veces, la piedad expresa ese compromiso (como en 6,1-18; 15,120), pero a veces, como aquí, es incompatible con él. Jesús pide más que Elías, el cual permitió a Elíseo ir a despedirse de sus padres (1 Re 19,1921), pero lo mismo que Dios, quien no dejó que Ezequiel hiciera duelo por su mujer (Ez 24,15-24). La orden de Jesús de desentenderse del entierro del padre viola la práctica familiar de la cultura dominante. Está en la línea de una tradición 55. Ex 20,12; Dt 5,16; Tob 1,17-18; 4,3-4; 6,14-15; 12,12-13; 14,11.13; Eclo 38,16-17; 4 Esd 2,23;Josefo, GJ5.545; Filóstrato, Apolonio 1.13.
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filosófica y religiosa minoritaria que subordinaba los lazos familiares al compromiso religioso 56 y que veía en las divisiones familiares un indicio del cercano final de la edad presente y del despuntar de una nueva era (Miq 7,5-7; 1 Hen99,5; 100,1-2;jub. 23,16-17; 2 Bar70,6; Mt 10,34-39). Tácito expresa los temores de la elite de que religiones extranjeras como la de los judíos socaven las familias patriarcales enseñando a los convertidos a «desentenderse de padres, hijos y hermanos» (Hist. 5,5). Aunque jesús redefine la familia en 12,46-50 sobre la base no del nacimiento sino de la obediencia a la voluntad de Dios, considera vigentes muchas responsabilidades familiares, incluido el deber de cuidar a los propios padres (cf. 8,6.13.14-15; 15,1-9). Su cumplimiento puede expresar lealtad ajesús y obediencia a la voluntad de Dios (15,1-6). ¿Por qué le es negado a este seguidor ir a enterrar a su padre? Quizá habla jesús metafóricamente, o acaso de una manera ilustrativa, como en 19,21, cuando recomienda al joven rico -pero no a cada uno de sus seguidores- que venda lo que tiene. La alternativa de Jesús es dejar que los muertos entierren a sus muertos. ¿Quién tiene que enterrar a los muertos? Si son los muertos en sentido literal, estamos ante una tajante recomendación de desentenderse del asunto. Si se trata de una metáfora por los espiritualmente muertos, entonces la tarea es dejada a los que se niegan a seguir a jesús. En cualquier caso, el discipulado constituye un estilo de vida duro, contracultural, resuelto, marginado, dificultoso y liminal, de absoluta y continua adhesión a Jesús, y con participación en la sociedad 57 •
8,23-27 DISCIPULADO TEMPESTUOSO Y AUTORIDAD DE JESÚS Ser discípulo de jesús significa seguir el camino dificil y angosto (7,14). O, por cambiar de metáfora, es como navegar con jesús en una barca sometida a todos los embates de las fuerzas del infierno desatadas 58.
8,23 Después de las dos breves escenas de 8,19-22,Jesús vuelve a embarcarse (cf. 8,18). En este nuevo relato son patentes rasgos cristológicos y discipulares: Subió luego a la barca Qesús dirige) y sus discípulos lo siguieron.
56. Barton, Discipleship and Family Ties . . 57. Para la alternativa representada por familias que reflejan la presencia del remado, véase Carter, Households and Discipleship. 58. Bornkamm ( <<Stilling of the Storm», 52-57) interpreta la escena como un relato de discipulado. Feiler subraya los elementos cristo lógicos ( «Stilling of the Storm», 399-406).
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Sobre seguir, véase 4,18-22 (contrástese con el caso del escriba [8,19]); sobre discípulos, véase 5,1; 8,21. La barca simboliza la comunidad de discípulos amenazada por la maldad del mundo pero confortada por la presencia de Jesús (Tertuliano, De Baptismo 12).
8,24 Y he aquí que (indicación de un suceso especial; cf. p. ej., 8,2) se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca. En esta escena (compárese con Jon 1,4) 59 trasparece la antigua concepción próximo-oriental del mar como una fuerza caótica, terrible, sometida al control de Dios (Gn 1,6-10; caps. 6-10 [el diluvio y el arca de Noé]; cf.Job 38,11). Las fuerzas del caos se rebelan contra ese orden de creación divina. Pero Dios acaba sometiéndolas (Sal 89,8-11; 107,23-30; 1QH 3,13-18). El mar tempestuoso representa inestabilidad política (Plutarco, «Arte de gobernar», 19) y tiranía, sobre las que prevalece el poder divino. Dios separa las aguas para liberar al pueblo de la tiranía faraónica (Ex 14; 15,10). El Deutero-Isaías ve la liberación de la opresión babilónica como un nuevo éxodo (Is 43,1-2) en que Dios vuelve a someter al mar (cf. Is 51,9-10; también Sal 46,3, para el control de Dios sobre las naciones inquietas). Las aguas agitadas hacen pensar en la amenaza y la fuerza arrolladora del mal, o en situaciones caóticas, de las que Dios libra o salva (Sal 69,1-3.30-36; 124; también Jon 1 [cf. Mt 12,41]; TestNef6) 60 • Una tempestad (aELa¡.tÓS, seismos) puede representar las tribulaciones de los discípulos antes del regreso de Jesús (24,7; también 27,54; 28,2). Seguir a Jesús es una confrontación tempestuosa con poderes cósmicos, políticos, sociales, económicos y religiosos. Recordemos la puesta a prueba de las casas por las tormentas y riadas en 7,24-27. Los intentos de identificar la tempestad con la persecución de los cristianos por el emperador Domiciano en todo el imperio durante los dos últimos decenios del siglo 1 naufragan en una falta de indicios 61 • Mucho más perceptibles son las dificultades socioeconómicas generales del imperio, e igualmente las tribulaciones personales como la persecución local (5,10-12). Mientras bramaba la tormenta,Jesús estaba dormido (cf.Jon 1,5-6). El sueño no es aquí incapacidad ni negligencia como en 25,5 y 26,36-46, sino una muestra de confianza en el poder de Dios y en su protección (Sal 3,3-5; 4,8) 62 •
59. Véase Feiler, <<Stilling of the Storm••, 404-5. 60. Al lector contemporáneo le vendrán a la mente numerosas metáforas <
EL IMPERIO DE DIOS, MANIFESTADO EN LAS ACCIONES DE JESÚS
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8,25 En esas circunstancias inquietantes, los discípulos, con razón, buscan la ayuda de Jesús. Y acercándose a él, lo despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Sobre acercarse respetuosamente, cf. 5,1; 8,2.5.19; sobre Señor en función de tratamiento empleado por los discípulos para reconocer la autoridad de Jesús como agente de Dios, cf. 8,2.6.8.21. Estos términos, que aparecen también en 8,19.21, conectan las dos escenas. El grito/súplica de los discípulos, sálvanos, es coherente con la misión de Jesús (1,21). Véase Sa169,1 para la metáfora del hundimiento, y Jon 1,6.14 para salvar y [no] perecer.
8,26 En vez de actuar de inmediato (cf. 8,5-13), Jesús dirige un reproche a los que lo apremian: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?>>. La pregunta subraya el esfuerzo que les cuesta llegar a la fe, indicando que el temor, lo contrario de ella, domina su reacción en ese trance. No comparten su confianza en Dios, ni emulan la fe del centurión gentil (8,6-10). Están angustiados, no confiados (6,25-34). Pero Jesús quiere también confortarlos con su pregunta, reconociendo que tienen la fe suficiente para buscar su ayuda (sálvanos). Es una poca fe (6,30; también 14,31; 16,8) que ha de crecer (cf. 15,28, fe <>, 28). Valerio Flaco afirma que el deificado Vespasiano, sa_ncte pater («padre santo>>), controla las flotas de <>. Filóstrato presenta a Apolonio llamando a Domiciano <> (Apolonio 7,3), mientras que Juvenal lo llama <<señor de tier~as y mares y naciones>> ( Sát. 4.83-84). U na inscripción de Pérgamo se dinge al «hijo de un dios, el dios Augusto, el supervisor de toda tierra y 63. También de otros se dice que vencieron al mar, como Eneas (Virgilio, Eneida 4.555-83) o Julio César (Plutarco, César 38). Apolonio es llamado «señor de la tempestad» (Filóstrato, Apolonio 4.13).
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mar>> 64 • El presente relato impugna esas pretensiones imperiales, afirmando la soberanía de Dios.
8,27 Los discípulos estaban maravillados (cf.Jesús en 8,10), como las multitudes después de un exorcismo (9,33) y nuevas curaciones (15,31). Pero, a diferencia de las multitudes y de la elite (véase 9,33; 15,31; 22,22; 27,14), los maravillados discípulos no se quedan en el hecho en sí y pasan a considerar las implicaciones (como en 21,20). Se preguntan: ¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen? El público sabe que Jesús es el Cristo o Mesías, ungido para manifestar la presencia salvífica y el reinado de Dios (1,17.21-23; 4,17). Como agente o hijo de Dios (2,15; 3,17) cumple esa misión anunciando (4,17; caps. 5-7) y realizando (caps. 8-9) ese reinado. El público matean o ha de seguir a este Señor en medio de las adversidades de un discipulado tormentoso. Mas los discípulos están aún en proceso de descubrir la identidad de Jesús y, por tanto, su propia identidad y estilo de vida.
8,28-34 JESÚS EXPUlSA DEMONIOS Las manifestaciones de la autoridad de Jesús prosiguen con la primera escena de exorcismo (véase 4,24; 8,16; también 8,26) 65 • Con endemoniados, tumbas y cerdos que se precipitan al mar, la escena es como una sátira o una tira cómica de carácter político, que, con imágenes de muerte, se burla de las pretensiones del imperio. Expulsar demonios significa resistir y rechazar al diablo y su imperio principal, Roma (4,8-9), y anticipar el futuro triunfo absoluto del imperio de Dios.
8,28 Cuando llegó a la otra orilla (cf. 8,18.23), al país de los gadarenos 66 • La presencia romana era allí evidente en el comercio, en los edificios, en los 64. Deissmann, Light .from the Ancient East, 350. 65. Hollenbach, «Jesus, Demoniacs, and Public Authorities», 567-87;Johnson, <<Mark 5:1-20», 50-74. 66. Surgen tres complicaciones. 1) Mateo 8,32 sitúa claramente el episodio cerca del mar. 2) Las tradiciones manuscritas relativas a Mateo (así como las relacionadas con Marcos y Lucas) identifican tres lugares como escenario de este exorcismo: Gadara, Gerasa y Gergesa. Textualmente, Gadara parece la ubicación más probable; véase Metzger, Textual Commentary, 23-24. 3) Las tres localidades son pro-
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veteranos establecidos y en las tropas 67 • Josefo habla de una población siria y judía (Gj3.56-58). Como en otras zonas de la Decápolis, en Gadara había violencia entre judíos y gentiles a finales de los años sesenta del siglo 1, con asesinatos y propiedades incendiadas en ataques y represalias Oosefo, Gj2.458-60, 478). De todas las personas con que Jesús pudo encontrarse allí, la atención se centra en dos individuos marginales: dos endemoniados, saliendo de las tumbas, fueron a su encuentro. El catálogo de gente marginal va, pues, en aumento. Los dos endemoniados pertenecen a los prescindibles, el nivel más bajo de la sociedad (véase Introducción, sección 5). Sobre posibles conexiones entre posesión demoníaca y conflicto social y opresión, cf. 4,23-24 e introducción al cap. 8. Viven en las tumbas, fuera de zonas urbanas pero cerca de vías principales, que facilitan a los vivos ir a honrar a los muertos y ocuparse de ellos llevando alimentos y participando en comidas sacramentales para asístirios en la vida del más allá 58. Los dos hombres viven fisicamente en los márgenes, alejados del ámbito familiar, definidor de los roles sociales y de sexo, así como de la participación económica y política. Eran tan feroces que nadie podía pasar por aquel camino 69 • La palabra feroces (xa:\nrot, chalepoí) puede significar «violentos•• o <
8,29 A diferencia de los respetuosos acercamientos a Jesús de 8,2.5, éste es ruidoso (y gritaron) aparte de hostil (cf. TestSl5, 7). Los endemoniados le blemáticas. Gerasa está a unos cincuenta kilómetros al sudeste del mar de Galilea. Hay dos ciudades llamadas Gadara: una, la capital de Perea, se halla a ochenta kilómetros al sur de dicho <<mar» y cerca del mar Muerto (donde la New Oxford Annotated NRSV sitúa el lance), y la otra en la Decápolis, a unos diez kilómetros del mar de Galilea. Es dificil adivinar si se daba por supuesto que los lectores tenían alguna idea de esta geografia. Mateo se limita a ofrecer los datos necesarios para que el relato tenga sentido. ~7. _Harding, Antiquities of]())"dan, 79-85; Spijkerman, Coins of the Decapolis and Pro~zncza Arabia; cf. las referencias a Gerasa y Gadara en Sperber, City in Roman Palestzne, 195-96. 68. Jones, <<Burial Customs», 813-14; Ferguson, Religions of the Roman Empire, 134-35. 69. Cf. McMullen, Roman Social Relations, 4, sobre los peligros que corría quien se encontraba en despoblado.
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lanzan dos preguntas. La primera (¿Qué tienes que ver con nosotros, Hijo de Dios?) emplea una expresión que subraya la diferencia entre Jesús y sus interrogadores y la menor autoridad de éstos 70 • Tratan a Jesús, no al emperador71, de Hijo de Dios y lo reconocen como agente de la divinidad (1,21-23; véase acerca de 2,15; 3,17; 4,3.6). La segunda pregunta (¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?) revela conocimiento del papel de Jesús como eljuez escatológico (así 3,11-12). Según algunas tradiciones apocalípticas judías, los demonios permanecerían activos hasta el juicio y el establecimiento de la nueva creación e imperio de Dios (1 Hen 16,1-2; ]ub. 5,10-11; TestLev 18,12). El tiempo deljuicio se manifiesta ya en el ministerio de Jesús (12,24-28), aunque aún no de manera plena. Sobre el verbo atormentar, véase 8,6 («terriblemente atormentado»).
8,30 Jesús no les responde. La atención es dirigida a una gran piara de cerdos que hozaba a alguna distancia de ellos. La proximidad de los cerdos indica un contexto gentil. Para muchos judíos, los cerdos eran impuros y, por tanto, no aptos para servir de alimento (Lv 11,7-8; Dt 14,8). Gentiles como el tirano seléucida Antíoco Epífanes se burlaban de tales creencias (1 Mac 1,41-50; 2 Mac 6,18; 7,1.7.42; Tácito, Hist. 5.4;Juvenal, Sát. 6.15960; 14.96-99; Epicteto, Disc. 1.22.4; Filón, Gaium 361-62). SegúnJosefo, Antíoco sacrificó cerdos en el templo de Jerusalén (Ant. 12.253; 13.243). Hay noticia de que Vespasiano, o acaso Tito, arrojó una cabeza de cerdo al altar de los holocaustos tras la caída de Jerusalén (Abot de Rabí Natán 4.5). Los gentiles utilizaban los cerdos para varios fines: 1) Los soldados romanos los criaban para el propio consumo y para venderlos (Tácito, Anl. 13.54-55) 72 , como hacían los pueblos en su producción agraria organizada (Columela, De re rustica 7.9-11; Varrón, De re rustica 2.4.7 [sobre porcicultura]). 2) Los cerdos eran utilizados en ritos religiosos con los que se buscaba la bendición divina para la producción agraria 73 ; también en ritos sepulcrales, para alimentar a los muertos, santificar una tumba o ganar el favor de los antepasados (Cicerón, De leg. 2.55-57).
70. Mainard, <<TI EMOI KAI LÜI ••, 582-86. 71. Véanse los datos recogidos en Kim, <
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3) El cerdo era símbolo de la Legión Décima Fretensis, estacionada en Siria, y que en la guerra de 66-70 luchó contra Jerusalén 74 • En literatura talmúdica posterior, Roma está simbolizada en el cerdo 75 • Por eso la subsiguiente destrucción de la piara del relato no es sólo una pérdida económica, sino que sugiere una alusión al fenecimiento de Roma.
8,31 Los malos espíritus que poseen a los dos hombres tratan de obtener una gracia. Reconocen que jesús tiene poder sobre ellos (Si nos expulsas) y solicitan una nueva morada: mándanos a esa piara de cerdos (cf. 12,43-45; sobre exorcismos, véasejosefo, Ant. 8.4549; Gj7.185; Filóstrato, Apolonio4.20).
8,32 La primera palabra de Jesús en esta escena demuestra palmariamente su autoridad: Id (así también 8,4.13). La reacción es inmediata: Y salieron, y entraron en los cerdos; y he aquí que (así 8,2.24.29) la piara entera se lanzó por el precipicio al mar, y perecieron en las aguas. El imperio de Dios destruye a los cerdos, símbolos del poder comercial, religioso y militar romano (véase acerca de 8,30), poseído por demonios, agentes del reinado del diablo (4,8) 76 • El agua podría ser un lugar donde controlar, no destruir a los demonios (así 8,26), hasta el juicio ( TestSl5.11; 11 ,6; sobre demonios y lugares deshabitados/ desérticos, cf. 4,1; 12,43). Los representantes del poder de Roma acaban como los ejércitos del faraón (Ex 14,2315,5). El relato celebra el liberador reinado de jesús, que refuta con sus actos las afirmaciones de los poderes imperial y religioso y apunta a la soberanía de Dios sobre Roma.
8,33 Los porquerizos huyeron y, llegados a la ciudad, lo contaron todo, también lo sucedido a los endemoniados. La huida de los cuidadores de los cerdos pone el acento en el perjuicio derivado de la actuación de Jesús. Él ha beneficiado a los dos endemoniados, pero ha destruido un medio de vida, ha eliminado unos animales utilizados para diversas prácticas religio-
74. Michon, <<Mélanges III. Note sur une inscription de Ba'albek et sur les tuiHes de la legion Xa Fretensis••, 101-5 y lám. l. 75. Wiesenberg, <
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sas y ha cometido un ultraje contra una mascota que representa el poder político/imperiaL Los porquerizos son testigos. Heródoto (Hist. 2,47) señala que en Egipto eran tan despreciados los cuidadores de cerdos que tenían que casarse con personas de familias dedicadas a esa misma actividad. 8,34 Introduce el conflicto la locución Y he aquí que (véase 8,2.24.29.3~) 77 • La conmoción es general: toda la ciudad salió al encuentro de Jesús. Esta no es la amistosa bienvenida a una celebridad o a un magistrado romano en su adventus (véase 21,1-11) 78 ; corno en 8,28, el verbo griego que subyace a salió al encuentro tiene un sentido hostiL Oponiéndose a Jesús, la gente de la ciudad, de la que los dos posesos habían sido fisicarnente aislados, ahora se comporta con Jesús corno ellos. En 2,3, cuando «toda Jerusalén>> se inquieta respecto al nacimiento de Jesús, la elite que se siente amenazada decide por <> la ciudad, probablemente corno aquí (y en 27,25). El conflicto tiene múltiples vertientes: económica, puesto que los cerdos son una fuente de alimento y de ingresos por venta e impuestos; política, ya que Jesús ha dejado incontrolada la piara y destruido un símbolo del dominio imperial romano; social, al haber tornado Jesús partido por los prescindibles, a costa de la elite; étnica, siendo él un judío que afirma su autoridad entre gentiles; religiosa, dado que Jesús ha destruido animales de una clase importante en ritos cultuales. Cuando lo vieron (el singular dirige la atención a Jesús, prescindiendo de los ex endemoniados), le rogaron que se marchase de su término (cf. 8,20). Responden a la perturbadora presencia de Ernmanuel (1,23) no aplicándole un tratamiento respetuoso (8,2.5), ni clamando a él en busca de ayuda (8,2.25), ni dándole muestras de fe (8,5-10.26), sino presentándole resistencia, corno hizo la elite de Jerusalén (cap. 2). Para otros usos de rogar (rrapaKUA.Éw, parakaleo), véase 8,5.31. La existencia alternativa propia del discipulado supone conflicto, ya que seguir aJesús en su actuación en beneficio de los marginales representa una amenaza contra los intereses personales de la elite urbana.
77. También Vledder, Conflict in the Miracl,e Stories, 197-98. 78. Sobre el adventus, cf. Kreitzer, Striking New Images, 155-86, 212-19.
9. ACCIONES DE JESÚS E IMPERIO DE DIOS
9,1-8 JESÚS CURA Y PERDONA A UN PARAÚTICO
*
9,1 Jesús vuelve a Galilea (8,28-34). Las palabras habiendo subido a la barca, cruzó el mar recuerdan el suceso revelador ocurrido en la barca en 8,23-27. Fue a su ciudad. Entre los episodios anteriores están el encuentro con el centurión gentil (véase 8,5) y el cambio de residencia de Jesús a Cafarnaún en 4,13, interpretado en 4,14-16 como la llegada de la luz -la presencia y el reinado de Dios- a las tinieblas de la angustia y la muerte causadas por la dominación imperial. Esta retrospección ofrece el marco interpretativo para 9,2-S.Jesús realiza su misión de manifestar la presencia salvífica de Dios. Una persona marginal se beneficia de esa actividad, mientras que la elite religiosa muestra su oposición.
9,2 Una vez más abre la escena la locución Y he aquí que (NRSV: «Y justo entonces»), anticipando algo especial 1• Le traían un paralítico postrado en una camilla. Aunque no se especifica el antecedente de ese <<ellos» implícito, probablemente la referencia es a parientes o vecinos. El imperfecto traían sugiere una acción prolongada; sobre sus dos usos anteriores para indicar la dependencia socioeconómica de personas enfermas, cf. 4,24; 8,16. Dos veces ha curado Jesús a un paralítico; véase acerca de 4,24; 8,6.13. Los que no pueden moverse debidamente 2 están excluidos del sacerdocio (Lv 21,18), pero tienen prometida la curación futura (ls 35,6). Jesús interpreta (ve) la acción de traer al hombre como una expresión de la fe de ellos. Este pronombre puede incluir al paralítico, aunque en 8,5-13 no hay mención de la fe del siervo. Sobre fe como dependencia del poder de Jesús, véase 8,10.13.26. Fe significa también adhesión a Jesús vivida (18,6; 21,25; 23,23; 27,42) .Jesús conforta al paralítico: <> (9,22; 14,27). Este mismo verbo es utilizado por Moisés para infundir confianza a los israe-
* Para el presente capítulo sirven los comentarios introductorios efectuados en el cap. 8. l. Véase 1,20.23; 2,1.9.13.19; 3,16.17; 4,11; 7,4; 8,2.24.29.32.34. 2. Roth, Blind, the Lame, y the Pom-, 107-8.
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litas sobre el poder salvífica de Dios antes de que sean liberados de los egipcios a través del mar (Ex 14,13; 20,20 [Sinaí]). Similarmente, Ozías alienta al pueblo antes de que Dios se sirva de Judit para librarlo del tirano imperial Holofernes Qdt 7,30). La palabra hijo expresa afecto (2,18; 3,9; 7,11). Jesús toma la iniciativa (cf. 8,14-15) para anunciar: Tus pecados son perdonados. La declaración es en principio extraña por cuanto no ha habido mención de los pecados de ese hombre. Pero Jesús hace suya la común vinculación entre enfermedad y pecado (cf.Jn 9,2; Mt 4,23-25). Perdonar es quitar el pecado y curar. La curación anticipa el establecimiento del reinado de Dios (2 Bar73,1-2), que incluye la supresión del pecado (ls 35, 1-8). El empleo del verbo en presente de la voz pasiva indica acción de Dios ejercida en las palabras de Jesús (cf. Ex 34,7 [éxodo]; Is 43,25 [destierro]). Jesús realiza su misión recibida de Dios de salvar del pecado (1,21; 20,28; 26,28). La escena explicita qué significan las curaciones por Jesús del leproso (8,1-4), del siervo del centurión (8,5-13), de la suegra de Pedro (8.14-15), de los <<muchos» (8,16), de los endemoniados (8,28-34; también 8,17) y las curaciones de 9,18-38: que el poder salvífica de Dios se encuentra en las acciones de Jesús (1,21-23).
9,3-6a Por primera vez, los dirigentes religiosos y Jesús chocan abiertamente. Y he aqtú qu~ (véase 9,2; NRSV, <<entonces») algunos de los escribas dijeron para sí: <<Este está blasfemando». Sobre los escribas, cf. 2,4; 5,20; 7,29; 8,19. Como miembros de la elite religiosa, además de autoridades en las tradiciones e intérpretes de ellas, no perciben a Dios activo en Jesús. Blasfemar es agraviar a Dios (Lv 24,10-16; ls 52,5; Tob 1,18; 1 Mac 2,6; 2 Mac 8,4; cf. Mt 12,31; 26,65). Presumiblemente, los escribas creen que Jesús agravia a Dios anunciando un perdón para cuya concesión, según ellos, no está autorizado 3 • Desde su perspectiva teológica, Dios no se sirve de seres humanos como Jesús para anunciar perdón. Pero el público mateano sabe que Dios ha asignado aJesús ese cometido (1,21).Jesús rechaza la muda acusación de los escribas, su autoridad para juzgarlo y la visión teológica desde la que lo hacen. La disconformidad de ellos con la mediación deJesús para encontrar el perdón de Dios puede reflejar debates de la época subsiguiente a 70 d. C., relativos a cómo experimentar la expiación una vez que el templo ha sido destruido (véase Introducción, sección 8). 9,4 De nuevo, Jesús ve más allá de las acciones. Si en 9,2b percibió fe, aquí percibe sus (malos) pensamientos (cf. 12,25; 22,18). Entes religiosos como 3. Sand, Das Evangelium nach Matthiius, 192.
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el oráculo de Apolo Clario (Tácito, Anl. 2,54) y Dios (Mt 6,3-4. 7-8; 1 Sm 16,7;Jr 11,20; 2 Cr 6,30) conocen los pensamientos humanos. La percepción de Jesús demuestra la presencia de Dios con él, pero los escribas no pueden captarla. «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?>>, les dice Jesús claramente. Lo que ellos consideran una fiel defensa de sus tradiciones es visto como mal. El mal resiste los planes de Dios con respecto a Jesús. Procede del Maligno (el 6,13), que quiso tentar a Jesús para apartarlo de los designios divinos (4,1-11), que está activo entre los discípulos y del que ellos suplican ser librados (6,13). Jesús identifica a los escribas como agentes del diablo (cf. 16,1; 19,3) 4 • Sobre corazones y voluntad y pensamiento humanos, véase 5,8.28; 6,21. 9,5-6
Siguen las preguntas: ¿Qué es más fácil: decir «Tus pecados son perdonados>> o «Levántate y anda>>? Fácil no es lo uno ni lo otro, pero lo segundo es visible. Ahora bien, Jesús no ofrece una alternativa. Puesto que pecado y enfermedad están vinculados ( cf. 4,23-25), también lo están curación y perdón. La curación indica que se ha sido perdonado. Jesús opugna la idea de los escribas de que sólo Dios puede perdonar, demostrándoles, como a los sacerdotes en 8,4, que Dios lo ha autorizado para ser agente de su perdón: Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice entonces al paralítico-: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa>>. Véase Is 35,6 para curación de deformidades fisicas como signo del reinado de Dios. Saber es en este caso conocimiento directo; sobre Hijo del hombre e interacción de Jesús con el mundo, cf. 8,20; sobre autoridad, cf. 7,29. La localización en la tierra supone quizá un contraste con la función futura del Hijo del hombre en el cielo como juez escatológico (1 Hen 41:K8; cf. Dn 7,13-14). Si es así, lo que hace es subrayar que en la tierra, la esfera de los humanos donde ha de hacerse la voluntad de Dios (6,10.19), el perdón se encuentra ahora, después de la caída del templo en 70 d.C., tan sólo en Jesús (1,21; 12,6; 26,28).
9,7 La reacción del paralítico sigue de inmediato a la orden de Jesús en 9,6b: Y él se levantó y se fue a su casa. Tal curación deja patente la autoridad de Jesús para perdonar. La curación por Vespasiano de un cojo con la ayuda de Serapis expresa favor divino y aumenta el prestigio del emperador (Suetonio, Vespasiano 7.2-3). 4. Sobre la desafortunada demonización de oponentes, cf. 4,1-11, así como la Introducción, sección l.
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9,8 La respuesta de los testigos del milagro, típico elemento conclusivo de esta clase de relatos, viene no de los escribas, sino de las multitudes, distinguidas de los discípulos en 5,1; 8,18.23 (véase 4,25; 5,1; 7,28-29; 8,1.18) 5 y mencionadas aquí por primera vez en la presente escena: Cuando las multitudes vieron esto se llenaron de temor/admiración. Véase 1,20; 2,22 para temor/miedo como inquietud ante la presencia divina (cf. 17,6; 38,5.10). Aunque no tienen siquiera la <<poca fe» de los discípulos (8,26), han podido, a diferencia de los escribas, entrever la acción de Dios en lo obrado por Jesús: Glorificaron a Dios, que había dado tal autoridad a los hombres (cf. 5,16). Este plural (hombres= seres humanos) indica queJesús no es único. Su papel se extiende a la comunidad de discípulos, que también ejerce el perdón (5,21-26; 6,12.14-15; 18,15-35) y obra curaciones (10,1.8) como señal del imperio de Dios y de la misericordia y salvación divinas.
9,9 JESÚS LLAMA A MATEO 9,9 La llamada de Jesús a Mateo se parece a los relatos de vocación de 4,1820.21-22: 1) Jesús va andando; 2) ve a alguien, cuyo nombre se expresa, entregado a sus quehaceres diarios; 3) lo invita a seguirlo como discípulo; 4) el llamado responde de manera positiva e inmediata. Tanto en las llamadas anteriores como en la de Mateo se mencionan ocupaciones de interés para el mundo imperial: la pesca (4,18) y la recaudación de impuestos. La llamada de Jesús supone un trastorno de esas actividades. Seguirlo significa encontrar el imperio de Dios. El relato legitima el discipulado como un modo de vida alternativo con origen en el ministerio de Jesús. El nombre de Jesús (Y partiendo de allí, Jesús, al pasar) recuerda su misión de salvar de los pecados (1,21) y proporciona el marco interpretativo. Jesús toma la iniciativa (vio a un hombre llamado Mateo ... y le dijo) como en 4,18.21 (cf. 8,14-15). Mateo aparece en octava posición en la lista de discípulos de 10,3 y ninguna vez más en el evangelio. Quizá el pre-
5. Carter, <>, 54-67.
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sente relato legitima al autor del evangelio como compañero de Jesús, como alguien cuyo nombre es teológicamente significativo (<<don de Dios>>), como un discípulo ejemplar en el seguimiento de la llamada deJesús o como uno cuyo nombre simboliza a un <> (Mateo suena en griego como <> y < [9,13]; véase Introducción, sección 4) 6 • Está sentado en la oficina de los impuestos, una construcción pública 7 situada en el mismo Cafarnaún o en sus proximidades, junto a un camino principal. Mateo (cf. 10,3) no recauda capitaciones ni impuestos sobre bienes raíces (de lo cual se encarga la administración romana o la local), sino derechos sobre mercancías transportadas. Los recaudadores como él se comprometían a ingresar una determinada cantidad; todo el dinero percibido que la superase era para ellos. Los impuestos servían a la clase gobernante del imperio (Tácito, Anl. 3,52-54; Josefa, GJ 2.372). Aseguraban una infraestructura en tierras conquistadas para consolidar y extender el poder de Roma (caminos, puentes, poblados, ejércitos; véase Arístides, Discurso a Roma, 101; Tácito, Anl. 1.56, 61) y garantizaban el confortable estilo de vida de la elite pagando importaciones de objetos de lujo, alimentos, vestidos, materiales de construcción, etc., así como juegos, espectáculos y otros entretenimientos (Arístides, Discurso a Roma, ll; Tácito, Anl. 233; 12.43) 8 • Tácito refiere la alarma provocada por el plan de Nerón de abolir los impuestos indirectos; se pensaba que, de ser llevado a efecto, provocaría sin duda <> (Anl. 13.50). A nivel local, el sistema fomentaba la codicia y la explotación de los campesinos y otros pequeños productores (p. ej., pescadores) que transportaban sus géneros a los mercados. Los recaudadores de impuestos pertenecían a la clase dependiente de la elite (véase Introducción, sección 5); pero, aunque tenían algún poder político y económico, su estatus social era muy bajo. Los evangelios y otros escritos de la época atestiguan hasta qué punto se los despreciaba asociándolos con gentes tan poco estimadas como los mendigos, los ladrones, los extorsionistas, los dueños de prostíbulos, los adúlteros y los funcionarios corruptos (Mt 5,46; 11,19; Le 3,12-13; 5,29-30; 7,34; 15,12; 18,11; Cicerón, De off. 1.150 9 ;Josefo, Gj2.287; Dión Crisóstomo, Disc. 14.14; Filóstrato, Apolonio8.7.11) 10•
6. Véase Carter, Matthew: Storytelkr, 15-34, esp. 26-28; Kiley, <<Why "Matthew"?,,, 347-51; Duling, <<Matthew», en ABD IV, 618-22. 7. Snell, <
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El socialmente despreciado Mateo pertenece, pues, a la clase de las personas marginadas que aparecen en los caps. 8-9. Jesús le dice: Sígueme (cf. 4,18-22), una llamada que le da la bienvenida al imperio salvífico de Dios. Su inmediata respuesta, se levantó y lo siguió, indica el encuentro de ese imperio y el comienzo de un nuevo estilo de vida. Tal reacción significa abandonar los intereses personales (cf. 6,19-24), dejar un modo de subsistencia basado en la codicia y la explotación, y desatender la estructura imperial que la actividad recaudatoria sostiene. No recaudar impuestos equivale a menoscabar el modo de vida y el control del imperio 11 • El padre de Vespasiano y abuelo de Tito y Domiciano (emperadores cuando fue escrito este evangelio) recaudaba impuestos. Suetonio ( Vespasiano 1) subraya que no hay nada vergonzoso en ese origen y asegura que el abuelo realizó una buena carrera militar (aunque existe alguna duda al respecto). En ciudades de Asia había inscripciones que lo honraban (<
9,10-13 A LA MESA CON PECADORES Esta escena muestra que la llamada a Mateo es una acción típica deJesús, la cual expresa la misericordia de Dios hacia los marginales y forma una nueva comunidad. Pero la oposición hacia las acciones de Jesús y el conflicto con los dirigentes religiosos no hace sino crecer (cf. 9,3-6).
9,10 Jesús da una comida: Estando él reclinado a la mesa 12 en la casa, en Cafarnaún (4,13; 8,14 [¿quizá la casa de Pedro?]). Actos importantes tienen lugar en casas: adoración (2,11), curaciones y estrechamiento de relaciones interpersonales (8,6.14; 9,6-7). Las casas simbolizan la fidelidad o infidelidad de las respuestas a la voluntad de Dios revelada en Jesús (7,24-27).
11. Tácito (Anl. 13,50) refiere que Nerón pensaba abolir los impuestos indirectos, pero sus consejeros lo disuadieron de tal idea porque ponerla en práctica habría supuesto el hundimiento del imperio. 12. Smith, «Historicaljesus at Table», 468 n. 7; íd., «Greco-Roman Meal Customs», en ABD N, 650-53; Smith/Taussig, Many Tables, 21-35.
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En opinión de M. Douglas, las comidas expresan pautas de relaciones sociales: <<El mensaje es acerca de diferentes grados de jerarquía, inclusión y exclusión, límites e interacción a través de esos límites» 1'. En el mundo antiguo, las costumbres establecidas con respecto a las comidas reflejaban y reforzaban el orden jerárquico, las relaciones sociales y el estatus mediante las invitaciones, las diferentes cualidades y cantidades de alimento, los tipos de vajilla y cubertería, y el orden de colocación a la mesa (Plinio, Ep. 2.6). Algunos grupos, sobre todo de carácter religioso, filosófico y funerario (lsis, Serapis, cínicos), luchaban contra tales convenciones incluyendo esclavos y mujeres de diverso rango social en las comiqas 14 • Las acciones de Jesús corresponden a esa tendencia contracultural. El propugna un orden social diferente, inclusivo y más igualitario. Véase 6,11; 8,11 para la comida como símbolo de inclusión escatológica. Y he aquí que señala lo insólito (9,2.3): muchos recaudadores de impuestos y pecadores venían y se sentaban con él y sus discípulos. Sin embargo, comer con gente despreciada es normal en el caso de Jesús (9,1112). Sobre recaudadores de impuestos, véase 9,9; 5,46. ¿Quiénes son los pecadores? Una línea de opinión los identifica con los que no obedecen la voluntad Dios, como los gentiles fuera de la alianza (1 Mac 2,48; Tob 13,16; SalSll,1; 2,1-2; Mt 5,4M7) y aquellos cuya <<manera de vivir es básicamente antitética respecto a la voluntad divina» 15 • Entiende J. D. G. Dunn que la condición de pecador es lo que distingue no sólo al gentil del judío sino también al judío <> 16 • Pecador es un término polémico. Identifica, distingue y desaprueba a los que no viven de acuerdo con los postulados de un determinado grupo. Expresa la reprobación, la negación de pertenencia a la alianza y la convicción, por parte de ese grupo, de que a tales personas les aguarda el castigo. El término indica conflicto entre grupos (así 9,11 [los fariseos]). Pero la crítica que sigue en 9,11 es reformulada aquí como una afirmación. Jesús recibe a personas excluidas y reprobadas por otros, que las han juzgado dignas tan sólo del castigo de Dios, y encima come con ellas. En su calidad de agente de la presencia salvífica divina (1,21-23) da a entender que no hay nadie que no merezca la misericordia de Dios (9,13), exceptuados, si acaso, los que la niegan a otros. Ciertas acciones de Jesús constituyen una protesta contra decisiones sobre el destino futuro del prójimo (postura explícita en 7,1-5). El presente es la oportunidad de encontrar la presencia salvífica y el imperio de Dios. 13. Douglas, «Deciphering a Meal>>, 61, citado por Smith, <>, 469. 14. Smith, <>, 448-49. 15. Sanders, <<Sin, Sinners (NT) »,en ABD VI, 43: íd.,Jesus andjudaism, 174-211. 16. Dunn, Jesus, Paul, and the Law, 61-88, esp. 71-77; íd., «Jesus and Factionalism», 156-75; Smith, «Historica!Jesus at Table», 480-84; Corley, Private Women, Public Meals, 89-93.
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Basándose en la evolución de las prácticas grecorromanas relativas a las comidas y en la conexión entre los recaudadores de impuestos y las rameras efectuada en 21,31-32, K Corley apunta que aquí pecadores incluía probablemente mujeres de diversa condición social. Los defensores de las divisiones por sexo y estatus desaprobaban la creciente presencia femenina en las comidas públicas. Las mujeres que acudían a ellas solían ser catalogadas de «prostitutas» o <<esclavas>>, sin tener en cuenta su condición ni su papel en la reunión prandial. Plutarco acusa a los epicúreos de llevar prostitutas (Obras morales 1086E, 1129B) 17 • A la mesa de Jesús hay sitio para personas a las que otros grupos desprecian y marginan ya sea por su ocupación, sexo, (no) observancia religiosa, posición socioeconómica, acciones, etc. Jesús forma una comunidad/sociedad alternativa, abierta, inclusiva, no vertebrada según indicadores de estatus convencionales (origen, riqueza, etc.) y jerarquías de género, sino aglutinada en torno a él corno agente del imperio de Dios.
9,11 Los fariseos (véase Introducción, secciones 1 y 5; 2,4; 3,7; 5,20), integrantes de la alianza de dirigentes religiosos opuestos aJesús 18 , así como miembros de la clase gobernante empeñados en mantener el statu quo jerárquico e injusto, critican el modo de actuar de Jesús y el orden social inclusivo que él implanta. Prolongan así el conflicto de 9,3 (con los escribas) sobre el significado de las acciones de Jesús. En vez de abordarlo directamente, se dirigen a sus discípulos: <<¿Por qué come vuestro maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?>>. La designación vuestro maestro (véase 8,19) distancia a los fariseos de Jesús y sus discípulos (éstos lo tratan de <<Señor>>; cf. 8,2.6) y los asocia, en cambio, a los escribas (8,19). Como suele suceder, no es expresado el motivo de la oposición (cf. 9,3). Sin embargo, parece razonable inferir del evangelio que los fariseos entienden como querido por Dios un orden social más diferenciado y una mayor rigidez o <> en las prácticas religiosas 19• Apoyan la jerarquía imperial establecida (cf. 5,20) y se oponen al orden no convencional, más inclusivo y menos jerárquico que Jesús viene a implantar.
17. Corley, Prívate Women, Public Meals, 24, 79; íd., <1esus' Table Practice••, 44449. Es significativa la queja de Juvenal sobre la pérdida de las distinciones; véase Reekmans, <1uvenal's Views of Social Change», 117-61. 18. Kingsbury, Matthew as Story, 17-23; íd., «Developing conflict», 57-73; van Tilborg, Jewish Leaders; Saldarini, Pharisees, 35-49, basándose en los libros de Kautsky, Power and Privilege y Aristocratic Empires. 19. Aunque es posible conocer algo de las creencias y prácticas de los fariseos del siglo 1 (Neusner, From Politics to Piety; Saldarini, «Pharisees••, en ABD V, 289303), mi interés se centra en su presentación como personajes en la narración de Mateo.
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9,12-13 Los discípulos no responden, porque Jesús interpreta sus propias acciones (cf. 9,31). Al oírlo, Jesús replica con tres declaraciones que expresan su autoridad (cf. 9,6.8) para manifestar el imperio de Dios. La primera tiene forma de proverbio (véanse las parábolas contra los dirigentes de 21,23.28-22,14; 21,45; 22,15): No necesitan médico los robustos, sino los enfermos. Esta declaración proverbial (cf. Plutarco, «Dichos de espartanos>>, en Obras morales 230F; Diógenes Laercio, Vidas 2.70) recuerda el vínculo entre pecado y enfermedad supuesto en 4,24 y 8,16 y hecho explícito en 9,2-8, concibiendo el pecado como una enfermedad (cf. Is 1,56). Los enfermos son Mateo y los recaudadores de impuestos y pecadores con los que come Jesús. La palabra robusto sugiere poder y fuerza. Sin embargo, los dos anteriores usos del término griego que subyace a ella (laxupós-, ischuros) han sido negativos. En 5,13, la sal que pierde su sabor «no vale [lit. es fuerte] para nada>> y es arrojada fuera; en 8,28, los endemoniados eran tan feroces que «nadie podía [lit. era fuerte para] pasar por aquel camino>>. Estos empleos de laxupós-, relativos a no ser o portarse como es debido, implican una condena adicional de los fariseos. Como los escribas en 9,3, presentan fuerte resistencia a los planes divinos manifestados en Jesús (el médico), que realiza la voluntad de Dios de curar y perdonar (Sal 103,2-3; Os 5, 13; Is 53,4-5.10; Mt 8, 17; 9,6-7). En este proverbio, Jesús indica de nuevo qué es lo que le fue encomendado. Comiendo con recaudadores de impuestos y pecadores, lo mismo que curando y enseñando, expresa su misión salvífica (1 ,21-23; 4, 17). Al oponerse a Jesús, los dirigentes religiosos presentan resistencia a los planes y al imperio de Dios. 9,13 Una segunda declaración arroja luz sobre el motivo de Jesús y reafirma que sus acciones realizan la voluntad de Dios. Jesús responde a la pregunta de los fariseos (y posteriormente: 12,3-8.11-12; 15,3-9; 21,42; 22,2933.41-46) recordándoles algo que ya saben: Id a aprender lo que esto significa. La recomendación de aprender es irónica, puesto que a lo largo del evangelio los dirigentes religiosos no aprenden nada de Jesús. Él cita Os 6,6: Misericordia quiero, no sacrificio 20 • Los escribas en 2,46 y los escribas y los fariseos en 5,20-48 no saben interpretar las Escrituras 20. Hill, <>, 107-13. Para debate sobre la utilización de este texto por Yohanán ben Zakkai en la reconstrucción subsiguiente al año 70, véase Neusner, Developement of a Legend, 114, 130, que lo considera una adición posterior (ca. 130 d. C.), mientras que Davies ( Setting of the Sermon on the Mount, 307) lo sitúa en los años setenta del siglo 1.
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en relación conJesús. No aceptan la interpretación que Jesús hace de esos textos, que el evangelio presenta como autorizada (cf. 22,29). Ellos no pueden ser discípulos (aprender [¡wveávw, manthano] es un verbo afin al nombre discípulo [¡.wl1r]nís, mathetes]). En el siglo VIII a.C., el profeta del norte Oseas anuncia castigo a Israel, pero señala la posibilidad del arrepentimiento. El texto expresa el deseo de Dios de misericordia (}Jesed), de fidelidad de Israel a la alianza, fidelidad que ha de traducirse en vidas de confianza, justicia y obediencia generosa. El texto es elegido en parte por su énfasis en la misericordia (amor firme como parte de la lealtad al pacto), y también por su relegación del sacrificio. Confirma como válida la acción de Jesús en 9,1-8 de perdonar los pecados. Después de la destrucción del templo en 70 d. C., se practicaron varios modos de expiación. Las acciones de Jesús proporcionan el referente inmediato para misericordia. El contexto de Oseas sugiere que la misericordia es parte de un compromiso fundamental de fidelidad contraído a través de la alianza. Jesús cita, pues, el pasaje para apoyar su postura de que es conforme a lavoluntad de Dios que él coma con pecadores. El texto mateano tiene finalidades polémicas (Id a aprender) y formativas. Jesús indica que los dirigentes religiosos, que se oponen a sus acciones, carecen de misericordia. La defensa que ellos hacen de la comunidad estructurada sobre diferencias y no inclusiva, así como su resistencia a reconocer que la acción de Jesús de comer con marginales manifiesta el reinado salvífica de Dios, revelan que esos dirigentes no entienden que lavoluntad de Dios se centra en la misericordia y en el amor firme (Ex 34,5-6; Mt 15,13; 21,18-22,46). Tienen que aprender una fidelidad que realiza el indiscriminado amor divino que todo lo abarca y que destruye cualquier barrera, ya sea de sexo, origen o clase, ya de carácter religioso, político o socioeconómico. Misericordia no significa compasión o condescendencia. Consiste más bien en el ejercicio de la justicia de Dios, contraria a las prácticas y estructuras excluyentes propias del statu quo imperial, y que trata de establecer una comunidad vivificante, caracterizada por el compartir los recursos y por el apoyo mutuo (véase 5, 7.20; 6,3-4). Para el público del evangelio, la frase en cuestión legitima su peculiar estilo de vida. La tercera declaración de Jesús relaciona sus acciones con el obj~to de su vida: Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Este es el tercer texto de siete en los que la expresión he venido (5,17a.17b; 9,13b; 10,34a.34b.35; 20,28) da paso a una explicación de la misión recibida de Dios en 1,21-23 21 • Tres palabras clave, yo, llamar y pecadores, establecen esa conexión. Yo hace referencia a jesús, nombrado en 9,2.4.9.10 (cf. 1,21). El verbo llamar se emplea en 1,21b y 23 para dar nombre a Jesús y mencionar su misión de manifestar la presencia de Dios, que salva de los pecados.
21. Carter, <1esus' "I have come" Statements••, 54-57.
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llamar a los pecadores es hacer disponible esa presencia salvífica (1,2123). Salvar del pecado significa, por ahora, perdonarlo y, en el futuro, acabar con él por completo. Los pecadores (cf. 9,10.11), el objeto de la misericordia de Dios, son como designación un nombre afín a <> y que <
9,14-17 lA CUESTIÓN DEL AYUNO 9,14 Un nuevo grupo reemplaza a los dirigentes religiosos: Se le acercaron los discípulos de Juan. Al Bautista (véase 3,1-12.13-14) se le mencionó por última vez cuando fue arrestado (cf. 4,12-16). Pero de sus discípulos no hay mención anterior. Su modo de aparecer (se le acercaron) sugiere el reconocimiento de la autoridad de Jesús (véase acerca de 4,3.11; también 5,1; 8,2.5.19.25). Las comidas de Jesús suscitan interrogantes sobre el ayuno: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo, pero tus discípulos no ayunan? Implícita está la cuestión de la autoridad de Jesús para crear un modo de vida distinto (Jesús aborda este asunto en 9, 16-17). La inclusión de a menudo sugiere quizá un contraste no entre <>. La práctica (4,2) y la enseñanza de Jesús en 6,16-18 sobre el ayuno apuntan a esta conclusión. 9,15 . Jesús responde con tres analogías de tipo parabólico inspiradas en la VIda diaria. En la primera se aúnan elementos muy dispares: boda, duelo y ayuno. Se trata de una pregunta retórica que espera un «nO>> como respuesta (marcado por el j.lJÍ, me, inicial): ¿Acaso pueden los invitados a la
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boda hacer duelo mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio, y entonces ayunarán- El término novio es una rara imagen empleada para Dios (ls 62,5) 22 ; también describe al pueblo al que Dios reviste con «ropas de salvación>> y <<manto de justicia>> (ls 61,10). Si se le asigna el primero de estos dos referentes, apunta a Jesús, a través del cual se manifiesta la presencia de Dios ( 1,23). Si se le asigna el segundo, entonces alude a los que en los caps. 8-9 han sido revestidos con la salvación de Dios manifestada en jesús (cf. 1,21). En cualquier caso, hacer duelo no es la respuesta adecuada. En el contexto de la pregunta de los discípulos, hacer duelo equivale a ayunar. El ayuno está fuera de lugar por dos razones: 1) Acompaña circunstancias solemnes y angustiosas de arrepentimiento y confesión (1 Re 21,27-29; N eh 1,4; Dn 9,30). No hay tal clima en los caps. 8-9. Más apropiada es una alegre celebración para honrar la acción de Dios (ls 12,6; 25,9; 29,19). 2) Ayunar es inoportuno también porque lo que con el ayuno se busca -expiación y perdón del pecado (Dn 9,3; Sa/S/3,6-8; ApE/1,21), Cl}ración y exorcismo (ApEl1,21 )-está ya disponible en el ministerio de Jesús. El ha traído perdón, curación y exorcismo, evidenciados en los sucesos de los caps. 8-9. ¿Es adecuado alguna vez el ayuno? La pregunta retórica y la declaración subsiguiente prevén un tiempo en que será arrebatado el novio. Entonces habrá llegado el momento de ayunar. Jesús será arrebatado en su crucifixión. El tiempo entre su resurrección y su parusía o regreso en triunfo (24,3), el <
22. Designa más a menudo al novio en el Cantar de Jos Cantares. La mayor parte de los restantes usos hacen referencia a novios humanos, a menudo en situaciones de catástrofe.
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que de él deriva. La primera de estas dos imágenes plantea la improbable ocurrencia de utilizar paño nuevo para remendar un vestido viejo. Es sabido que nadie lo hace, porque el remiendo tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Lo mismo sucede con la manifestación por Jesús del misericordioso reinado de Dios. Crea un modo de vida diferente. Esto no significa que las tradiciones judías no supieran nada de la presencia de Dios, ni de su perdón, reinado o salvación; tales tradiciones constituyen la fuente de la visión mateana. Tampoco significa que la comunidad de discípulos esté fuera del judaísmo. En una perspectiva reformista hay continuidad y discontinuidad. La visión de Mateo, que comprende elementos de la tradición, es una concepción diferente centrada en Jesús, a quien Dios ha elegido (1,18-25; 2,15; 3,17). Es una realidad nueva que amenaza las interpretaciones teológicas y prácticas de la elite religiosa (9,3.11), así como su función de f~ar normas comunitarias.
9,17 La segunda de estas dos imágenes y tercera de la perícopa insiste sobre la cuestión. Evoca la también improbable iniciativa de echar vino nuevo en odres viejos. Con la fermentación los odres revientan, el vino se derrama y se pierden los odres. En lugar de eso, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan. Lo mismo vale para el ministerio de Jesús. El vino representa tanto el juicio de Dios (Sal 75,8; Is 24,7.9.11) como su misericordiosa salvación, ya sea en un regreso a la tierra prometida Gr 31,12) como señal de permanente fidelidad a la alianza y firme amor de Dios (ls 55,1-3), ya forme parte del banquete que celebra la salvación y el retorno del pueblo a Sión y la supresión de la muerte y las lágrimas (ls 25,6-10a). La salvación, incluida la manifestación de Jesús, no deja inalteradas las personas, las estructuras y las relaciones. Trae relaciones nuevas, lleva a compartir recursos y crea estructuras justas (odres). Esto no significa una religión nueva o aparte. El evangelio mantiene la continuidad con anteriores actos de salvación divinos (1,1-17; 1,22-23; 2,5.15.18). Pero sí significa una manera distinta de organizarse o una continuidad centrada en Jesús (4,18-22; caps. 5-7; 12,46-50; 16,18-19; 18,18-20; caps. 19-20) con prácticas distintas y misericordiosas.
9,18-26 JESÚS CURA A lA HIJA DE UN JEFE Y A UNA MUJER El capítulo vuelve a los milagros para manifestar el reinado de Dios y anticipar su futuro establecimiento pleno marcado por la abundancia y la salud (2 Bar 73,1-2). Jesús cura a cinco personas (9,18-34). En esta parte de Mateo (9,18-26) se emplea la intercalación. La curación de la mujer con hemorragias (9,20-22) aparece insertada en el relato de la resurrec-
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ción de la hija de un jefe (9,18-19.23-26). Esta técnica pone de relieve las semejanzas (dos mujeres, contacto manual [8,18.20.25], fe [9,22], impotencia, poder de Jesús) y las diferencias (edades distintas, curación y muerte, recurso a Jesús directo e indirecto, sufrimiento público y privado).
9,18 La construcción absoluta griega en genitivo, subyacente a Mientras él decía estas cosas, conecta las palabras de Jesús sobre el ayuno (9,14-17) y su acción de comer (9,10-13) con esta curación como un medio de cumplir su misión recibida de Dios (1,21-23; 4,17). Y he aquí que (indicando el inicio de un suceso notable; cf. 9,2) se presentó unjefe/gobernante 23 y se postró ante él. La aproximación es respetuosa (se postró), como las de los magos y el leproso (véase 2,2.11; 8,2; también 4,9-10). No se especifica qué clase de jefe/gobernante es, pero, en todo caso, se trata de un miembro de la clase dirigente. Mi hija acaba de morir. Como "el centurión gentil de 8,5-13, este dirigente carece de poder para hacer lo que realmente importa: devolver a una vida más plena o simplemente a la vida. Aparte de la piedad debida a los difuntos (Eclo 7,33), muestra misericordia hacia una persona insignificante desde el punto de vista social (sobre la categoría marginal de los niños, cf. 2,8), lo cual también lo asemeja al centurión (8,6-9). Confiadamente, busca la ayuda de Jesús: Ven a poner tu mano sobre ella, y vivirá. Sobre la mano como instrumento de la obra de Dios, véase 8,3; sobre intervención en favor de un niño, véase Filóstrato, Apolonio 3,38; sobre Dios como el único que puede ayudar a los muertos, cf. Sal 88,4-6.9-18; Is 26,19 24 • Vivir tiene un doble significado: vida fisica y participación en los planes escatológicos de Dios, que es el dificil pero remunerador objeto del discipulado (7,14). Tal comportamiento hace que este jefe/gobernante se distinga sobremanera de <
23. Conviene señalar que, por influencia de Me 5,22, la NRSV lo designa como <
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sugerir poder destructivo. Consciente de sus propios límites, busca a Jesús, lleva vida y beneficia a otra persona. Representa, pues, un modelo alternativo de autoridad, apropiado para la comunidad de discípulos 25. 9,19 Se levantó y lo siguió junto con sus discípulos. Aunque seguir suele denotar discipulado (cf. 4,18-22), aquí sigue Jesús. Puede ser un acompañamiento en sentido literal 26 ; pero este texto también describe a Jesús como un discípulo modélico en seguimiento de un dirigente que hace adecuado uso de su autoridad (cf. 10,24-25). En los caps. 8-9 Jesús presenta el modelo de la misión que él va a confiar a sus discípulos (10,7-8) 27 • 9,20 La acción se interrumpe para dar comienzo a un nuevo relato: Y he aquí que (cf. 9,2.18) una mujer que sufría hemorragias desde hacía doce años. Una mujer fue curada en 8,14-15, y seguramente otras están incluidas en las referencias sumarias a curaciones múltiples ( 4,23-25; 8, 16; 9,35). Nada indica el estatus de esta enferma; ¿representa un contraste con la elevada posición social del jefe/gobernante y su hija? 28 Tampoco se entra en detalles sobre sus hemorragias. El verbo (aÍ.IlOPPOÉW, haimorroeo) se emplea en Lv 15,33 para denotar flujos corporales (como el seminal y el menstrual) que son causa de impureza. Pero su significado no se limita a la secreción de semen, a la menstruación ni a ningún otro flujo vaginal; incluye también cualquier tipo de efusión sanguínea (Liddell y Scott, 39; Hipócrates, Coac. 292, 300). Está ausente también cualquier referencia a impureza u ostracismo social, tan frecuente en discusiones sobre este relato29. Lo que se pone de relieve es el sufrimiento de la mujer: doce años enferma. El poder de Jesús tiene que vencer el obstáculo de un padecimiento muy prolongado, frecuente en los relatos de curación (cf. Filóstrato, Apolonio 3.38 [«dos años» 1; 6.43 [«treinta días>> 1). No se hace mención de asistencia médica anterior. ¿Resultó ineficaz? ¿Es la enferma demasiado pobre? ¿Tiene siquiera familia? La mujer se acercó (sobre aproximación respetuosa, cf. 4,3.11; 5,1; 8,2.5.18.25; 9, 14.20) por detrás y tocó la orla de su manto. Esa orla (véa-
25. Levine, <
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se 14,36; 23,5) recordaba a quien llevaba la prenda las exigencias de la alianza, su identidad de persona apartada para el servicio de Dios, y la pertenencia a un pueblo salvado por Dios de Egipto (Nm 15,38-41; Dt 22,12).Jesús sirve a Dios recurriendo al poder divino (1,21) para curar a la mujer.
9,21 Mediante un raro acceso al mundo interior del personaje se indica el carácter deliberado de su acto y lo que espera con él. La mujer conoce su necesidad y el poder de Jesús para ayudarla: Pues decía para sí: «Con sólo tocar su manto seré curada/salvada>>. Sobre tocar en vez de pronunciar una palabra (8,8-10; 9,6) para la transferencia de poder sanador, véase 8,3.15. Su intención de ser curada/salvada (aw(w, sozo) es acorde con la voluntad de Dios de salvar manifestada en Jesús (1,21; también 8,25).
9,22 La acción de la, mujer no pasa inadvertida: Jesús se volvió y, al verla [cf. 9,2], le dijo: «Animo, hija [véase acerca de 9,2], tu fe te ha salvado». Con un conocimiento como divino (así 6,3-4.8, que da a la escena cierto carácter de oración), Jesús sabe quién lo ha tocado, por qué y con qué efecto. Interpreta esa acción como fe o dependencia activa de su poder transformador (cf. 8,19; 9,2; compárese con la poca fe de los discípulos en 8,26). Jesús manifiesta el poder de Dios para salvar a la mujer de su enfermedad. El tiempo perfecto indica continuidad en las consecuencias de la acción (salud y un diferente modo de vida). Y al instante (lit. desde esa hora) la mujer fue curada/salvada. El tercer uso de curada/salvada en dos versículos subraya la importancia del hecho. Esa curación anticipa la salud que marcará la futura plenitud del imperio de Dios (2 Bar 73,1-2).
9,23 Se reanuda el relato anterior: Cuando Jesús llegó a casa del jefe (9,1819) y vio a los flautistas y a la multitud alborotando. De nuevo, el escenario es una casa (8,6.14-15; 9,10). Sobre flautistas y duelo, véasejosefo, GJ 3.437. Mientras que en 9,8 la multitud reconoció a Dios como fuente de la autoridad mostrada en la curación y el perdón de Jesús, aquí (a diferencia del jefe) no dedica ni un pensamiento a la transformación. Con su ruidoso duelo subraya que la niña está muerta y que la muerte es definitiva.
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9,24 La situación se deteriora. Jesús dice a toda esa gente: «Retiraos, pues la niña no está muerta, sino dormida» 30 • No teniendo la menor confianza (fe) en su poder para dar vida, ellos se burlaron de él. Tal postura escéptica y hostil los alía con los escribas (9,3), los fariseos (9,11) y los discípulos de Juan (9,14).
9,25 Nunca desalentado por reacciones negativas, Jesús ejerce su autoridad: Mas, echada la gente fuera, entró Jesús, tomó de la mano a la niña [cf. 8,3.15], y ella se levantó (lit., fue levantada, un empleo de la voz pasiva que indica acción de Dios). El verbo levantar/resucitar no sólo recuerda el relato de curación/perdón de 9,2-7 (donde se emplea tres veces: vv. 57), sino que además es preparatorio para la instrucción misionera dirigida a los discípulos en 10,8, para la afirmación por Jesús de su identidad mesiánica en 11,5 y para su resurrección (16,21; 17,23; 20,19; 27,52.63.64; 28,6.7). Como la niña,Jesús, también el hijo de un jefe (elJefe Supremo), morirá y será resucitado 31 • Las palabras de Jesús sobre lo nuevo (9,16-17) son equilibradas mediante esta intervención suya continua con las acciones de Elías ( 1 Re 17, 17-24; Eclo 48,5) y Elíseo (2 Re 4,32-37). Para otras resurrecciones, véase Plinio, HN 7.124; 26,14-15; Apuleyo, Metamorfosis 2.21-30; Filóstrato, Apolonio 4.45.
9,26 No se menciona ninguna reacción específica (de la niña, de sus padres, de la multitud). Simplemente, el relato concluye refiriendo que la noticia del suceso se divulgó por toda aquella tierra, presumiblemente la zona de Cafarnaún o, quizá, el conjunto de Galilea (4,15-16). La acción de Jesús manifiesta la luz del salvífica reinado de Dios (1,21-23) en la región de muerte y tinieblas (4,15-16). 30. Se trata de una declaración dificultosa. Es improbable el significado de que jesús sabe que está inconsciente, no muerta. El duelo lleva ya demasiado tiempo y no cabe el engaño a este respecto (aunque en Filóstrato, Apolonio 4.45, se resalta esta posibilidad). Además, el verbo de 9,25 («Se levantÓ••) apunta a la muerte, lo mismo que la noticia de 11,5 de que <
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9,27-31 CURACIÓN DE DOS CIEGOS 9,27 De nuevo en marcha (Y al partir Jesús de allí ... ). Su nombre, Jesús, indica que su itinerancia sirve a la misión que Dios le asignó de salvar de los pecados. Dos ciegos lo siguieron. Continúan apareciendo personajes marginales. En la antigüedad se pensaba que la ceguera era hereditaria o que estaba causada por veneno, luz intensa, enfermedad o guerra ' 2 • Como en el caso de otras afecciones e incapacidades fisicas, algunos la veían como castigo por el pecado por infidelidad a la alianza (Dt 28,29; Is 59,1-15, esp. 10; Arist. 316). Recuérdese el castigo divino y la violencia imperial en la extracción de los ojos a Sedecías en 2 Re 25, 7. Séneca entiende que la ceguera es un merecido castigo de gente mala, pero que todo debe ser aceptado como voluntad de Dios (De prov. 5.1). Los ciegos padecen exclusión religiosa al no poder ser admitidos para servir como sacerdotes (Lv 21,1620) y hostigamiento social como víctimas de crueldades (Lv 19,14; Dt 27,18; 2 Reinos [NRSV 2 Sm] 5,6-10). También económicamente vulnerables, tienen que depender de la ayuda familiar o sostenerse a sí mismos soportando la vergüenza de mendigar (Eclo 40,28-30; Me 10,46; Jn 9,8). Epicteto refiere cómo la gente se aparta de los mendigos sucios (Disc. 3.22.89). Job 29,12-17 asocia a pobres y ciegos y presenta la asistencia a estos últimos como obra de justicia. La curación por Dios se les promete para un futuro (ls 29,18-20; 35,'~6; 42,6-7; 2 Bar73,1-2), pero se trata de un proceso que ya está en marcha en el ministerio de Jesús (cf. Mt 11,5) ''.La ceguera puede ser una metáfora para la resistencia a la voluntad de Dios (13,13-17 [las multitudes]; 15,14; 23,16.17; etc. [dirigentes religiosos]). El seguimiento de Jesús por los dos ciegos cabe interpretarlo como una acción discipular (véase 4, 19). La ceguera y su curación pueden tener un significado literal (fisico) y metafórico (espiritual; cf. Is 42, 18-19) 34 ; pero una relación con el discipulado resulta dudosa en este caso, puesto que el seguimiento suele ser respuesta a una llamada de Jesús (4,19.21; 8,22; 9,9), que aquí no se ha producido 35 • El comportamiento de ellos al final (9,31) refuerza la duda. Un segundo rasgo de discipulado podría verse en lo que le imploraban gritando: <>, Su petición de misericordia no especifica lo que quieren; pero, como en la muda solicitud de la mujer en 9,21-22 de ser salvada, la misericordia es coherente con la misión de Jesús 32. Schrage <AÓS'>>, en TDNTVIII, 275-79, 281-82, 284-86, 291-93. 35. Kingsbury, <<Title "Son of David"», 599.
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(9,13). Misericordia no significa condescendencia o piedad por parte de Jesús, ni simplemente curación, sino una acción transformadora que abra al beneficiario a un nuevo modo de vida (véase 5, 7; 6,3-4). Un tercer rasgo de discipulado es el respetuoso título que los dos ciegos aplican a Jesús: Hijo de David 36• David es asociado con acciones milagrosas. Su música expulsó a un mal espíritu de Saúl (1 Sm 16,1423; Pseudo-Filón, 60;Josefo, Ant. 6.16&-68). Generalmente, el término hijo de David hace referencia en el AT al hijo de David Salomón 37 , que en tradiciones posteriores aparece como sanador y exorcista (véase Sab 7,15-22a, esp. 20; Josefo, Ant. 8.2, 5; esp. Testamento de Salomón; sobre el título, cf. TestSl1,00; 1,7; 5,10). En Testamento de Salomón (quizá influido por los evangelios), Salomón se enfrenta a demonios que matan niños (TestS! 9,5-6; 13,3; cf. Mt 9,1819.23-26), producen llagas purulentas (TestSl9,6; cf. Mt 9,20-22), ciegan (TestSl13,4; 18,7; Mt 9,27-31), vuelcan embarcaciones (TestSl16,1-3; cf. Mt 8,23-27) y paralizan ( TestSl18, 11; cf. Mt 9,2-8). El evangelio ha criticado en 6,29 el gobierno opresivo de Salomón, pero aquí evoca cualidades positivas. Jesús es hijo de David (1,1), el ungido (Cristo; cf. SalSl17,23.32) del linaje de David, a quien Dios promete un reinado eterno (2 Sm 7,12-13). Jesús representa el reinado de Dios, marcado por la justicia, que defiende a los pobres, libera a los débiles y aplasta al opresor (Sal 72,1-4.12-14). En esta escena, dos de los pobres y débiles, no la elite hostil (9,3.11), reconocena Jesús como el agente de Dios, cuyo imperio él realiza liberando a los débiles. En cambio, David atacó a los ciegos y a los cojos (2 Sm 5,6-10) y no pudo resucitar a un niño muerto (9,23-26; 2 Sm 12,13-23).Jesús es un Hijo de David fiel a los planes de Dios. 9,28
Siguen más rasgos de discipulado. Tras haberse puesto en marcha (9,27),Jesús llega a la casa (¿la sugerida como suya en 9,1.10? ¿Otra?), un lugar donde es encontrada la presencia de Dios (véase 9,10). Los ciegos se le acercan respetuosamente (véase 4,3; 9,14.20).Jesús les dirige una pregunta, dándoles ocasión de expresar su fe (cf. 8,7-13a.25-26; 9,2-6a): ¿Creéis que puedo hacer eso? Al igual que en 9,2 y 22, Jesús interpreta la aproximación de ellos como fe, como dependencia activa de su poder transformador, sin el cual no cambiarán las circunstancias de los dos hombres (cf. 8,10). Ellos manifiestan su fe, dirigiéndose a Jesús del mismo modo que los discípulos: <<Sí, Señor>> (cf. 8,2).
36. Duling, «Therapeutic Son of David», 392-410; íd., «Solomon, Exorcism, and the Son ofDavid••, 235-52; Kingsbury, «Title "Son ofDavid"••, 591-602; Loader, <<Son of David, Blindness and Duality in Matthew>>, 570-85. 37. 1 Cr 29,22; 2 Cr 1,1; 13,6; 30,26; 35,3; Prov 1,1; Ecl1,1; véase también Ahsalón en 2 Sm 13,1.
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9,29 Obra Jesús la curación tocándoles los ojos (véase 8,3.15; 9,18.20-21.25) y con la palabra (les dijo; véase 8,3.8.16.26.32; 9,6.22). La frase que pronuncia Jesús subraya la fe de ellos (cf. 8,13). Mientras que la fe se encuentra entre los marginados, no está presente entre la elite religiosa (8,10; 9,3.11), que permanece ciega a los planes y al reinado de Dios, manifestados en Jesús.
9,30 Sus ojos se abrieron. La devolución de la vista prometida por Dios es una realidad (ls 29,18-20; 35,4-6; 42,6-7). Numerosas deidades restauraban la vista, entre ellas Esculapio, Isis y Serapis, dios este último que cura a través de Vespasiano (Suetonio, Vespasiano 7,2-3; Tácito, Hist. 4.81; véase también Tob 3,16-17; Filóstrato, Apolonio 3.39) !lll. Todo lo que pueden hacer los dioses y el emperador puede hacerlo Jesús, y mucho más en anticipación del establecimiento pleno de reinado de Dios. Como en 8,4, Jesús quiere reserva: Les ordenó tajantemente: «Mirad que nadie lo sepa••. En 8,4 ha actuado de acuerdo con 5,17-20 para garantizar el testimonio a la elite religiosa. Aquí, la orden tiene dos finalidades: eclesial y cristo lógica. 1) Los seguidores necesitan formación antes de predicar y actuar. Los discípulos, llamados en 4,18-22, han recibido enseñanza (caps. 5-7) e instrucción práctica (caps. 9-8) al ver aJesús ejerciendo su ministerio (8,23; 9,10.19). Desarrollar la fe, el entendimiento y la capacidad para expresar palabras adecuadas (8,26-27; 9,11; 16,16-21) necesita su tiempo. Sólo más adelante se les explica en detalle aquello para lo que fueron llamados ( 4,19; cap. 10), y sólo después de la muerte y resurrección de Jesús van en misión (28,16-20) 39• 2) No dando publicidad a sus acciones, Jesús muestra humildad al realizar los planes de Dios (11,29; 12,16-21; 21,5), en contraste con los dioses, que exigen reconocimiento 40 •
38. Schrage <
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9,31 Mas a pesar de haber implorado la ayuda de Jesús mostrando percepción de quién es realmente (9,27), de haber confesado fe en él (9,28), de haberlo llamado Señor (9,28) y de haber encontrado el poder salvífica de Dios al recobrar la vista (9,30), los dos hombres no obedecen. Pero ellos, en saliendo de allí, lo dieron a conocer por toda la comarca. Véase 9,26.
9,32-34 CURACIÓN DE UN ENDEMONIADO MUDO 9,32 Cuando ellos (¿Jesús y los discípulos?, ¿los dos hombres?) salían, he aqtú que (cf. 9,2) le presentaron (sujeto no especificado; véase 9,2) un sordomudo endemoniado, otra persona marginal. El término Kws (kophos)41 designa a alguien incapacitado para oír y hablar (Sab 10,21; Hab 2,18; Filón, Spec. leg., 4.197-98) y a menudo va emparejado con <> (Ex 4,11; Is 43,8; Mt 9,27). Como los ciegos, los mudos han de recibir ayuda (Lv 19, 14) y tienen prometida la futura intervención de Dios para obtener el don del oído y del habla (ls 29,18-20; 35,5-6). Véase 4,24 para la mudez como efecto del control imperial. No oír puede ser una metáfora de hacer caso omiso de Dios (ls 42,18-19; 43,8; 44,11). La incapacidad de este hombre tiene origen en demonios (cf. 4,24).
9,33 Jesús realiza la obra de Dios dando el habla (Ex 4,11; 35,5-6). Y habiendo sido expulsado el demonio, habló el sordomudo, para confirmar que ya no lo habitaba el mal espíritu. Jesús lo ha salvado del reinado de Satanás (4,1-11; 12,25-28). Las multitudes, positivas en 9,8 pero negativas en 9,23-24, vuelven a cambiar de actitud. Se maravillaron (cf. los discípulos en 8,27), una respuesta reveladora de percepción (cf. Jesús en 8,1 O): Nunca se había visto en Israel cosa igual. Notan algo especial en Jesús, aunque no sean capaces de expresarlo ni de seguirlo a él. 9,34 Esa respuesta contrasta con la reacción negativa de la elite religiosa, los fariseos (véase 3,7; 5,20; 9,11.14).Juzgan: <
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los demonios expulsa a los demonios». Este género de imputaciones es una estrategia típica de la elite para desacreditar a los oponentes y poder así controlarlos 42 • Tal príncipe es Satanás, o Belcebú ( TestS/3,1-6), el enemigo por antonomasia de los planes de Dios (4,1-11; 10,25; 12,22-32). Una vez más, los fariseos son incapaces de distinguir esos planes en Jesús (1,2123; 4,17), quien les dará la réplica en 12,22-32.
9,35-38 NUMEROSOS MilAGROS Y COMPASIÓN DE JESÚS La última parte del presente capítulo tiene carácter retrospectivo y anticipatorio y sirve de transición al cap. 10. Resume los caps. 8-9 y el texto de 4,23-25 para destacar la acción de Jesús entre los marginales al poner por obra la misión recibida de Dios (1,21-23). Y anticipa el cap. 10 resaltando la gran necesidad de expandir el ministerio de Jesús con la colaboración de otros.
9,35 Este versículo repite el sumario del tripe ministerio de Jesús (enseñar, predicar, curar) de 4,23 (véase 4,23 para comentarios) 43 •
9,36 Al ver a las multitudes (9,2.9.22; 5,1) se le enternecieron las entrañas para con ellos (i. e., le inspiraron compasión; 14,14, 15,32; 18,27; 20,34; 4 Mac 14, 13), porque estaban lacerados y abatidos. Las entrañas o <
42. Hollenback, <1esus, Demoniacs, and Public Authorities», 577. 43. Cotejando 9,35 con el sumario de 4,23, vemos que se insiste en emplear el nombre Jesús en lugar del pronombre é~ para recordar su misión (1,21); que todas las ciudades y pueblos ha reemplazado a <>. 44. Allen, S. Matthew, 99.
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guerra y muerte (Jos 8,29; 10,27;Jue 4,22; 9,53; 1 Mac 5,43; 7,44; 11,4.51), así como de castigo divino por infidelidad (Is 22,18; 33,12; 34,3; Jr 7,15; 14,16; Sab 5,22; nótese el contexto del éxodo en Ex 7,9.10.12; 15,1.4.21). Jesús ve al pueblo agobiado, oprimido, apabullado y aplastado. Los contextos histórico y literario apuntan a Roma y a la elite religiosa como los que infligen maltrato social, económico, político y religioso con su mal gobierno (9,18.34). También lo indican los vínculos intertextuales del símil que acompaña a esa descripción de las multitudes: como ovejas sin pastor (N m 27,17; 2 Cr 18,16;Jdt 11,19). Las ovejas son el pueblo de Dios, y los pastores sus dirigentes (Sal100,3; Is 53,6;Jr 23,1-4; Ez 34,5-6; 1 Hen 90,6; 2 Bar77,13), a menudo infieles. En esta percepción están implícitas una crítica a la elite por su mal gobierno y la esperanza del cambio representado por Jesús (véase 2,6, donde se dice de Jesús que <> (34,4.17-19). Su mal gobierno ha puesto en evidencia que no hay pastor (34,8). Dios está en contra de los falsos pastores y destruirá a los <
9,37 Dijo entonces a sus discípulos: <
45. Heil, <<Ezekiel 34 and the Narrative Strategy••, 698-708.
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9,38
Ante la gran oportunidad y la falta de medios, la respuesta de Jesús (indicada con la conjunción continuativa) no es desesperar, sino orar. Rogad, pues, al Señor (Dios, 1,22; 2,15) de la mies que mande obreros a su mies. La existencia y el carácter misionero de la comunidad derivan del encargo de Dios puesto en obra por Jesús (así 4,17-22; cf. cap. 10). Ahora Jesús enviará sus discípulos a ese campo de misión.
10. SEGUNDO DISCURSO DE ENSEÑANZA DE JESÚS Misión
En 4,17-25 emprendió Jesús su misión, recibida de Dios, de manifestar la presencia salvífica divina (1,21-23) en un mundo de pecado dominado por la elite religiosa y el poder romano. Proclamó el imperio de Dios, llamó discípulos, predicó, enseñó y curó. Los caps. 5-10 explicaron esa misión, primero con la enseñanza de Jesús a la comunidad de discípulos (caps. 5-7) y luego, en los caps. 8-9, mediante sus acciones taumatúrgicas o no. Ahora, el cap. 10 desarrolla la llamada de Jesús a los discípulos a sumarse a su misión liberadora como «pescadores de hombres» (4,19). La escena final del capítulo precedente se centró en esta cuestión, subrayando la compasión de Jesús por las multitudes laceradas y abatidas (9,36), la gran falta que ellas tenían de obreros apostólicos (9,37) y la necesidad de rogar por el envío de esos trabajadores (9,38). En el presente capítulo, Dios escucha las plegarias de los discípulos mandándolos en misión. El capítulo se divide en cuatro secciones principales 1 • 10,1-4 10,5-15 10,16-23 10,24-42
Llamada y autorización de una comunidad alternativa Cuatro aspectos de la misión Dureza de la misión: la persecución, inevitable Valentía, efectos y recompensa de la misión fiel
La misión consiste en la relación de la comunidad de discípulos con su sociedad. 1) No hay huida de la sociedad, tampoco aceptación de la sociedad imperial como «el modo de ser de las cosas». l. Esencialmente sigo aquí (como haré frecuentemente a lo largo de este capítulo a Weaver (Matthew's Missionary Discourse, 14-16), quien destaca el empleo de la frase formularla <<en verdad os digo>> para declaraciones conclusivas (10,15.23.42). Davies y Allison (Matthew 11, 161-62) identifican siete secciones (también Hagner, Matthew 1, 262-3) y señala una estructura quiástica centrada en las palabras de ánimo de 10,26-31. Pero 10,24-25 y 32-33 echan a perder ese modelo. En el primero de estos dos textos, los discípulos imitan a jesús en la persecución, mientras que en el s_egundo Jesús imita a Jos discíp~los en la confesión. Además, Davies y Allison omiten 10,1-4. Morosco («Matthew s Formation>>, 539-56) propone una estructura b~ada en una forma de relato de misión de la Biblia hebrea, pero el discurso in~Irecto de 10,1-4 no es una «confrontación>>, por lo cual no hay la «objeción» que el señala como característica de ese tipo de relato.
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SEGUNDA UNIDAD NARRATIVA (4,17-ll,l)
2) La misión no es una actividad esporádica ni opcional para los discípulos, sino la misma razón de existir la comunidad. 3) Es un modo de vida comunitario que requiere ánimo, esperanza y la convicción de que los planes de Dios son una cuestión de vida o muerte. El capítulo prosigue modelando la identidad y el estilo de vida de la comunidad de discípulos. 4) La misión confronta el mundo romano de injusticia, avasallamiento, codicia, falsas lealtades y muerte con la misericordia y justicia de Dios. Se enfrenta a intereses creados, a pesar del conflicto, la división, el sufrimiento y el rechazo que de ello pueda derivarse. Ofrece una alternativa a la misión de Roma, que emplea la violencia militar y el imperialismo cultural, con el fin de «gobernar las naciones con su poder>> (Virgilio, Eneida 6.851-53; véanse los comentarios sobre 28,16-20). 5) Misión significa participación en el plan divino de transformar la existencia de los hombres salvándolos del pecado (9,25-38). La misión de los discípulos imita y refleja la de Jesús (1,21-23; 4,17). La respuesta a la misión tiene consecuencias escatológicas: salvarse o condenarse. 6) El seguimiento de Jesús mediante la proclamación y realización del imperio de Dios se caracteriza por «la itinerancia, la pobreza, la indefensión y el amor» 2 •
10,1-4 LLAMADA Y AUTORIZACIÓN DE UNA COMUNIDAD ALTERNATIVA 10,1
Plasmando la respuesta de Dios a la petición de 9,38 de obreros que lleven a cabo los salvíficos planes divinos, Jesús llamó a sus doce discípulos (4,18-22; 5,1; 9,10.37). Así como Dios llamó/autorizó aJesús para salvar de los pecados (1,21-23),Jesús llama/autoriza (forma compuesta del mismo verbo griego) a los discípulos para continuar su misión. La comunidad de discípulos no está basada en el nacimiento (a diferencia del sacerdocio), sino en la acción de Dios en Jesús. ¿Es restrictiva en composición en cuanto al sexo (varones) y a la etnia Uudíos)? Aunque en la lista ofrecida a continuación no figuran mujeres ni gentiles, el capítulo final presentará a unas mujeres como las primeras en anunciar la resurrección de Jesús y mostrará que también incluye a gentiles la e:J_!:pansión misionera. El número doce recuerda las doce tribus de Israel. Estas forman una confederación caracterizada por el autogobierno tribal, una estructura igualitaria y resistencia a las ciudades-estados cananeas'. La se2. Luz, Matthew in Histary, 54. 3. Gottwald, HefmJW Bible, 276-88.
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lección de doce discípulos apunta a la formación de una comunidad similar. La de Jesús ha de ser una comunidad alternativa marcada por diferentes modelos sociales, recursos compartidos y resistencia a estructuras opresivas (cf. caps. 5-7). El vínculo con la misión de Jesús es también evidente en que les dio autoridad. Jesús ha mostrado su autoridad recibida de Dios, al predicar y curar/perdonar (7,29; 9,6.8). Ahora, sus tareas son las de ellos: tienen autoridad sobre los espíritus impuros para expulsarlos (4,24; 8,16.26.28-34; 9,32-34) y curar toda enfermedad y toda dolencia (4,23-24; 8,1-4.5-13.1416; 9,1-8.18-26.27-31.35). Tienen que transformar la mugre y miseria de ciudades como Antioquía manifestando en esos actos el liberador reinado de Dios. (Para debate, véase cada una de esas referencias.) Los discípulos continúan una larga línea de figuras de primera magnitud que fueron autorizadas para desempeñar papeles clave en los planes de Dios: Moisés (Ex 3), David (1 Sm 16), profetas como Isaías (Is 6) y Jeremías Or 1). 10,2-4 Los doce (10,1) son llamados apóstoles. Derivado del verbo griego para <<enviar» (10,4), el nombre apóstoles subraya la autoridad de Jesús y la autoridad, identidad y tarea misionera (cf. 9,38) a ellos asignadas. Se procede a nombrarlos, empezando por un grupo de cuatro -primero Simón, también conocido como Pedro, y su hermano Andrés; Santiago hijo de Zebedeo, y su hermano Juan-, según el orden en que fueron llamados (4,18-22). Simón tiene un nombre doble en anticipación de 16,16-19 (Pedro); primero anticipa también su posterior preeminencia como portavoz. Sobre hermano como término eclesial, cf. 4,20. Se nombran los restantes, Felipe, Bartolomé, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo, más dos cuyos nombres van acompañados de sendas descripciones especiales: Mateo, el recaudador de impuestos (recordando 9,9.1013), y Judas lscariote, el mismo que lo entregó (anticipando la pasión: caps. 26-27).
10,5-15 CUATRO ASPECTOS DE LA MISIÓN 10,5a Una nueva indicación de la autoridad de Jesús, de la estructura comunitaria (A estos doce) y de la extensión a ellos de la actividad misionera (los envió) introduce enseñanza sobre cuatro aspectos de esa labor (después de haberles dado las instrucciones siguientes): campo de actuación (lO,Sb-6), tareas (10,7-Sa), apoyo material (10,8b-10), efectos (10,11-15).
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Respecto a los cínicos «enviados por Zeus como mensajeros al pueblo», véase Epicteto, Disc. 3.22.19-26 4 •
10,5b-6 Primero, el campo de actuación de la misión. Dos prescripciones negativas (no vayáis; no entréis) establecen que su misión no es entre los gentiles ni entre los samaritanos. Una recomendación positiva (id más bien), enfática por su posición final y su contenido contrastante, los envía a las ovejas perdidas de Israel. Como paralelo de los gentiles y los samaritanos, las ovejas perdidas no son un grupo dentro de Israel, sino todo Israel, mal gobernado y maltratado por falsos pastores, pero que tiene la promesa de Dios de un reinado vivifican te (véase 9,36; cf. Ez 34,4.16. [ovejas perdidas]; 34,30-31 [Israel]). ¿Por qué la exclusión de gentiles y samaritanos? Porque con este enfoque de la misión de los discípulos se imita la de Jesús en sus líneas generales (2,6; 4,12-9,38). Sin embargo, él ha sido abordado por algunos gentiles (8,5-13.28-34; 15,21-28) y llama a los discípulos <<sal de la tierra>> y <> (5,13.16). Estas imágenes anticipan la misión universal. El centrarse en Israel es, pues, transitorio: simplemente, Israel tiene prioridad temporal en la historia de la salvación dentro de los planes de Dios. Después de la resurrección, la misión de los discípulos se extenderá a los gentiles (10,18; 28,16-20). Sobre los gentiles, véase 5,47; 8,28.
10,7-Sa Segundo, las tareas de la misión. Los discípulos tienen que predicar, como haceJesús (véase 4,17.23; 9,35). Su mensaje es el mismo que el de Jesús (4,17) y Juan (3,2): el imperio de los cielos está cerca (cf. 3,2; 4,17). Tal predicación, que busca adhesiones humanas, supone una amenaza para todos los otros poderes, entre ellos el imperial romano y el ejercido por la elite religiosa. Anuncia que el reinado de Dios se encuentra en Jesús. Los caps. 4,17-9,36 han hecho ver que ese reinado trae vida, no muerte; que está comprometido con la justicia, no con la explotación y dominación de los pobres y débiles (Sal 72; Mt 5-7.8-9). Otras cuatro tareas, expresadas como órdenes, imitan las acciones de Jesús (cf. 10,1), ponen de manifiesto el vivifican te reinado de Dios y anticipan la perfección que traerá su instauración plena (Is 35,5-6; 2 Bar 73, 1-2). Las órdenes son: curad enfermos (cf. 4,23-24; 8,13.14-16; 9,2-8.20-22.27-31.35), resucitad muertos (9,24-26), limpiad leprosos (cf. 8,1-4), expulsad demonios (véase
4. Dice Epicteto que deben enseñar a los hombres «que en la cuestión del bien y el mal están errados y que andan buscando la verdadera naturaleza del bien y el mal donde no se encuentra» (Disc. 3.22.19-26).
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4,23-24; 8,16.28-34; 9-32-34). L. Keck señala que si bien sus tareas son las mismas que las de Jesús, no hay referencia a concesión de poderes por el Espíritu (véase, sin embargo, 10,20) 5 • IO,Sb-10
Tercero, apoyo material de la misión. Los discípulos tienen que llevar a cabo su misión sin coste para sus beneficiarios, a fin de poder llegar a los pobres (5,3): De gracia lo recibisteis, dadlo de gracia. Así procederán en consonancia con la gracia de su llamamiento por Jesús (cf. 4,18-22; 9,9; 10,1) y de la encomienda de Jesús por Dios (1,21-23). Además, tienen que viajar de la manera más discreta posible. No deben atraer la atención con indumentaria tradicional de viaje, a fin de reducir al mínimo la oposición prevista (véase 10,16-17). No toméis oro, ni plata, ni cobre en vuestras f~as; ni alfmja para el camino, ni dos túnicas (un lujo), ni sandalias ni bastón. El bastón ofrecía seguridad (Epicteto, Disc. 3.22-50; Diógenes, Epístolas 7) 6 • Vemos, pues, que les está vedado llevar también objetos «normales» en los viajes (cf. Ex 12,1l;Jos 9,4-5); los filósofos itinerantes llevaban alfmjas (Epicteto, Disc. 1.24.11; Diógenes, Epístolas 7; 13; 46) 7 • Según Josefo, los esenios viajaban sin nada, exceptuado un bastón para protegerse de los salteadores (Gj2.125). Reducir lo más posible los indicios de que se era un viajero aumentaba la seguridad. La orden inicial (no toméis) no sólo significa «no toméis con vosotros», sino también <
Cuarto, efectos de la misión: positivo (vv. ll-13a) y negativo (vv. 13b15). En su misión los discípulos deberán ser decididos, porque encontrarán división en su acogida. En la ciudad o pueblo donde entréis (como J esús en 9,1.35), averiguad quién hay allí digno. En el contexto, dignos serán
5. Keck, <<Matthew and the Spirit>•, 145-55; Charette, <<"Never Has Anything Like This"». 6. Isaías se quita las sandalias como medida previa al anuncio de castigo divino a Egipto y Etiopía infligido por medio de Asiria (Is 20,2-4). ¿Simboliza la ausencia de sandalias también el castigo que espera a los que rechacen la misión de los discípulos (así en Mt 10,11-15)? 7. Downing, <
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los que respondan con fe a la predicación y acciones de los discípulos. Quedaos allí hasta que partáis. Puesto que quienes se muestran abiertos reciben sin pagar, deben proveer a las necesidades de los discípulos. Las casas son importantes para la misión de ellos, como para la de jesús (véase 8,14; 9,10.23.28). El modo de discernir si en una casa vive gente digna es: saludadla ... y que llegue a ella vuestra paz. Como constructores de paz, los discípulos son abogados no de la destructiva paz romana, sino del misericordioso imperio de Dios, que trae salud y bienestar a pobres y los oprimidos (cf. 5,9; Sal 72). Saludar es proclamar el imperio de Dios. Los que son dignos reciben la paz o reinado de Dios, se benefician de ella y se comprometen con ella. 10,13b-14 La respuesta negativa (pero si no es digna) denota a los no dispuestos a creer y seguir, a los que no abrazan la paz de Dios, la cual es ofrecida mediante la predicación y las acciones de los discípulos. No recibir a los discípulos significa no escuchar sus palabras sobre el imperio de Dios (cf. 10, 7). En tal coyuntura, no deben forzar cambios de actitud ni buscar otros medios de sometimiento de la voluntad ajena. ¿Qué se les recomienda hacer? Dejad esa casa o ciudad. Deben, eso sí, ejecutar una acción que simboliza las consecuencias de la respuesta negativa: sacudías el polvo de los pies. Sacudir(se) algo puede constituir una invocación del castigo de Dios (Neh 5,13). También puede significar descargarse de responsabilidad y1o poner fin a una relación (Hch 18,6; 13,51). Con tal gesto los discípulos declaran haber sido fieles a su encomienda 8 •
10,15 Esta sección sobre las tareas misioneras (10,5-15) termina con una solemne advertencia de que quien rechace la misión de los discípulos se condena en el juicio. Con una fórmula de legitimación (En verdad os dígo), empleada para atribuir autoridad a sus palabras por alguien de más categoría que aquel o aquellos a los que se dirige (cf. 5,18.21-48) 9 , declara jesús: «El día del juicio habrá más tolerancia para Sodoma y Gomorra que para esa ciudad>>, Proverbialmente perversas eran las ciudades de Sodoma y Gomarra (Gn 18,20; Dt 29,23;Jr 49,18), que Dios destruyó (Gn 13,10; 19,24-25) por su gran pecado (Gn 18,29). Hay variedad de opinio-
8. Algunas tradiciones posteriores presentan a judíos que se sacuden las sandalias después de dejar territorio gentil (b. San. 12a; m. Oho. 2.3), acción reflejada aquí. 9. Aune, Pr()jlhecy in Early Christianity, 164-65.
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nes sobre cuál pudo ser esa culpa: infidelidad a la alianza, especialmente idolatría (Dt 29,15-29); injusticia social (ls 1,9-10.17; Am 4,1.11); inmoralidad (Jr 23,14; TestLev 14,6; TestBen 9,1), y no reconocer a los ángeles del Señor (TestAs 7,1). Pero en el anunciado día del juicio (momento de justificación y castigo; véase 7,22; caps. 24-25; también SalSl15,12;Jub. 4,19), Dios será aún más severo con las ciudades que rechacen a los discípulos. La comparación (más tolerancia para ... que para) indica que la misión de los discípulos ha brindado una mayor oportunidad de encontrar la presencia salvífica de Dios que la que fue ofrecida a Sodoma y Gomorra. El castigo será peor. Las palabras de Jesús revelan las acciones de Dios en el día del juicio, aún futuro.
10,16-23 DUREZA DE LA MISIÓN: LA PERSECUCIÓN, INEVITABLE 10,16 Las acciones y enseñanzas de Jesús demuestran que enfrentarse al sistema de intereses y de dominación de la elite acarrea conflicto y sufrimiento (véase 2,1-23; 5,3-12; 9,3.11; 16,21; caps. 26-27). Es algo que deben tener bien presente los discípulos: Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos. El verbo inicial, mirad, marca una nueva dimensión del autorizado envío de discípulos por parte de Jesús (cf. 10,1.2.5). Como ovejas, miembros del pueblo de Dios (véase 9,36; 10,6) desarrollan su misión en medio de peligrosos lobos. Esos lobos son la elite sociopolítica y religiosa, que oprime y agobia al pueblo (véase, 9,36). En Ez 34,5.10 las ovejas, oprimidas y sin guía, se convierten en presa de todas las bestias salvajes y de los mismos que habrían debido dirigirlas. (Eclo 13,17-19 habla de la dificil convivencia del cordero con el lobo, del rico con el pobre, y 1 Hen 56,5 de «reyes voraces como hienas entre sus propios rebaños».) Sobre lobos, véase 7,15; también Filóstrato, Apolonio 8.22; Filón, Sobre los premios y los castigos 86. Nótese el dicho <>, usado para recalcar la peligrosidad de los adversarios políticos (Suetonio, Tiberio 25). Epicteto llama «infieles, traidores y dañinos>> a los lobos humanos (Disc. 1.3. 7). Pero como la misión está dirigida también a todo el pueblo, la palabra lobos incluye aquí a cualquiera que reacciona con hostilidad hacia los discípulos. Paulo Freire llama la atención sobre la frecuencia con que los humillados y oprimidos se vuelven unos contra otros 10• ¿Qué tienen que hacer los oprimidos? Seguir la recomendación de Jesús Y~er prudentes como serpientes e inocentes como palomas en sus acciones misiOneras. La astucia de la serpiente para lograr sus fines es proverbial (Gn 3,1). Ser prudente significa escuchar y poner por obra las palabras de Jesús 10. Freire, Pedagogy ofthe Dppressed, 27-51, esp. 47.
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(Mt 7,24). Ser inocente como una paloma o «puro, sin malicia>> (Louw/Nida, 1, 746; Arist. 145), conocedor sólo del bien y no del mal (Rom 16,19), sugiere una entrega sincera a la misión. Esto no protegerá a los discípulos del peligro, pero garantizará su aplicación e integridad (cf. 5,48; 6,1-18.19-24).
10,17-18 Guardados de los hombres, se les previene, si bien el sufrimiento parece inevitable. Les ha de venir de dos fuentes: la primera judía, como conviene a la limitación establecida en 10,5; la otra gentil, en anticipación de la misión ampliada. 1) Porque (como hicieron con Juan [ 4, 12] y harán con Jesús) os entregarán (oración impersonal y, por tanto, no especificada la pertenencia étnica ni el papel y posición social de los agentes, pero véase 10,21), a los sanedrines (presumiblemente tribunales o consejos locales) 11 y os azotarán en sus sinagogas (cf. 23,34). La causa de este castigo de azotes, derivado de Dt 25,1-3, queda por definir' 2 • No es un castigo que deba tener consecuencias mortales. Ocasiona, sin embargo, intenso sufrimiento, como tendrá ocasión de experimentar Jesús, aunque no en una sinagoga (20,19; 27,26). Sobre conflicto con sinagogas, cf. 4,23; 6,2; 9,35; véase Introducción, sección 8. 2) Os llevarán por mi causa ante gobernadores (como Jesús será llevado ante el gobernador romano Pilato en 27,1.11.15.27) y reyes para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Una vez más queda por especificar bajo qué acusación se hará lo anunciado, aunque la razón es situada en Jesús (por mi causa; cf. 5,11), y será consecuencia de proclamar y mostrar el imperio de Dios, que supone una amenaza para el statu quo (10,7). Incluso ante gobernadores y reyes hay misión. Los discípulos dan testimonio ante ellos y, a través de ellos, llegarán con sus palabras a otros gentiles. Véase 8,4 sobre el testimonio que el leproso curado ha de dar a los sacerdotes. La persecución, consecuencia de la actividad misionera, es también una oportunidad para la misión.
10,19-20 Jesús promete ayuda para esa acción de <<decir la verdad al poder>>. Cuando os entreguen 10,17), no os preocupéis: los discípulos tienen que confiar en Dios (6,25.31.34), no recurrir a la venganza (cf. 5,44-45) o su11. Lohse, <>, en TDNTVII, 866. 12. Davies y Allison (Matthew 11, 183) especulan: 1) que la disciplina puede seguir a críticas contra los dirigentes religiosos, vistas como fuente de desórdenes (cf.Josefo, GJ6.302); o 2) que afirmaciones como que Dios ha autorizado ajesús para perdonar los pecados pueden ser consideradas blasfemas (9,2-8).
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cumbir a la intimidación .... de cómo vais a hablar ni de lo que vais a decir. Lo que tengáis que decir os será dicho en ese momento. La voz pasiva en os será dicho apunta a la intervención de Dios. Evoca a Moisés (Ex 4,12) y a Jeremías (Jr 1,6-10). Porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre, que hablará a través de vosotros. Así como el Espíritu facultó y autorizó a figuras clave y a Jesús (véase 3,16; 12,18.28; Is 61,1-2), también lo hace con los discípulos. La expresión vuestro Padre recuerda la nueva familia a la que pertenecen los discípulos como hijos de Dios (véase Mt 5,9.16.45.48; 6,9; 11,25; 16,17; 23,9; etc.). 10,21-22 Evocar la nueva familia es importante porque el escenario de buena parte de la lucha está muy cerca de casa. Las declaraciones de 10,17 se hacen ahora más específicas (El hermano entregará [10,17] al hermano ... y el padre al hijo) y señalan consecuencias más graves (a la muerte). Los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir. La locución verbal levantarse contra se usa relacionada con la acción de matar (Dt 22,26b) y en oposición al justo (Sal3,1). Véase también Miq 7,6 y Mt 10-34-36, infra. Sobre relación familiar ambivalente y redefinición de la familia patriarcal a causa de los planteamientos de Jesús, cf. 4,18-22; 8,14-15.21-22; 12,46-50; 15,1-20; caps. 19-20. Sigue la intensidad (Y seréis odiados), aunque el foco se ensancha (por todos). No hay, pues, refugio seguro ni escape. Tampoco ahora se da una razón específica, en este caso del odio, aunque de un modo genérico se apunta como motivo el fiel cumplimiento de la misión, ya que impugna y transforma el statu quo (a causa de mi nombre; 5,11; 10,18). El nombre de Jesús expresa su presencia, que manifiesta el imperio y la presencia salvífica de Dios expresada en la misión. Precisamente porque, por su fidelidad en continuar e imitar la misión de Jesús, los discípulos sufren. Ese sufrimiento constituye también una oportunidad, aunque por una razón añadida a la que se ofrece en 10,18.Jesús hace una promesa tranquilizadora: El que persevere hasta el f"mal se salvará. El f"mal es probablemente el regreso de Jesús Y la compleción de los planes de Dios el día del juicio ( 1O, 15.23; caps. 2425). Al menos, tal es el contexto en relación con el que se repite esta promesa en 24,13. Pero, en el contexto de 10,21, el f"mal puede ser la muerte del discípulo perseverante, antes del regreso de Jesús. En cualquier caso, salv~ es consecuencia de participar en la realización total de los planes de D1os, ya manifestados en la misión de Jesús (1,21) y por los discípulos. 10,23 Cuando os persigan (más que una posibilidad) vuelve al duro rechazo detallado en 10,17-18.21-22. El mismo verbo (8LwKw, dioko) designa en
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5,10-12 la persecución como una situación de bienaventuranza en que es encontrada la presencia de Dios (cf. 10,22b). Allí, os persigan acompaña a «OS injurien>> y «digan falsamente toda clase de mal contra vosotros», pero también a la promesa de recompensa (<> (10,16) significa saber discernir la estrategia apropiada. Huir es a la vez evitación del peligro y oportunidad (también en 10,18.22) de expandir la misión. Esta sección (10,16-23) termina, como 10,5-15, con una aseveración escatológica (cf. 10,15). Utilizando de nuevo la fórmula de legitimación (En verdad os digo) para subrayar su autoridad, Jesús declara: ciertamente no (ou 1-d¡, ou me, negación enérgica, enfática) {matizaréis las ciudades deIsrael. El verbo {matizar (NRSV, <