LA RSE ANTE EL ESPEJO Carencias, complejos y expectativas de la empresa responsable en el siglo XXI
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LA RSE ANTE EL ESPEJO Carencias, complejos y expectativas de la empresa responsable en el siglo XXI Fernando Casado Cañeque Presentación de Víctor Viñuales Prólogo de Ramón Jáuregui
FICHA CATALOGRÁFICA CASADO CAÑEQUE, Fernando La RSE ante el espejo : carencias, complejos y expectativas de la empresa responsable en el siglo XXI / Fernando Casado Cañeque. — Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006 166 p. ; 22 cm. — (Ciencias Sociales ; 59) ISBN 84-7733-866-3 1. Responsabilidad social de la empresa. I. Prensas Universitarias de Zaragoza. II. Título. III. Serie: Ciencias Sociales (Prensas Universitarias de Zaragoza) ; 59 658.011.14 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni su préstamo, alquiler o cualquier forma de cesión de uso del ejemplar, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
© Fernando Casado Cañeque © De la edición española, Prensas Universitarias de Zaragoza 1.ª edición, 2006 Con la colaboración de Fundación Ecología y Desarrollo y Fundación Carolina Ilustración de la cubierta: José Luis Cano Colección Ciencias Sociales, n.º 59 Director de la colección: José Manuel Latorre Ciria
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A Fernando y Salomé. Simplemente por todo Y a Blanca e Inés. Por una nueva generación que siga creyendo que es posible
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El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen. Johann W. Goethe
El mayor peligro de engañar a los demás está en que uno acaba inevitablemente, por engañarse a sí mismo. Eleonora Dose
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PRESENTACIÓN Fernando Casado ha escrito un libro que se lee con facilidad —se nota su experiencia como periodista— y conduce al lector hasta el lindero mismo de las preguntas esenciales acerca de la responsabilidad social empresarial (RSE). En ese sentido, es un libro para subrayar con cierta abundancia y que avivará, seguro, las cavilaciones de quienes se acerquen a sus páginas. Es un libro con abundante bibliografía pero, contrariando algunas costumbres, se nota que está bien digerida, que las ideas de unos y de otros autores están bien trabadas en el texto del libro, que las citas son las pertinentes… Además, es un libro necesario en la España actual. Y es un libro necesario por varias razones. En nuestro país mucha gente tiene la impresión de que la responsabilidad social corporativa (RSC) o la responsabilidad social empresarial (RSE) es una creación de las grandes empresas multinacionales que en las últimas décadas han dado con un nuevo argumento de ventas. Sin embargo, el autor muestra los orígenes de la RSE, su anclaje en el siglo XIX, sus avances y retrocesos en el siglo XX. La RSE se suele discutir desde una visión bipolar en nuestro país: unos discuten de la RSE con los pies anclados en la tradición mas conservadora de la empresas, contemplando los problemas de la sociedad como un mero paisaje en el que las empresas actúan. Otros, extramuros de la empresa y de sus limitaciones e historia, e interiorizando una visión muy negativa acerca de la posibilidad sustantiva de inyectar en el ADN de las empresas algo distinto a la codicia, creen que si se trata de construir una sociedad más libre, más justa, más ecológica… las empresas poco tienen que decir y que hacer. En realidad, ambas posiciones, aparentemente tan enfrentadas, comparten una misma profecía: las empresas «deben» limitarse a buscar la maximi-
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zación de los beneficios para el accionista, dicen unos. Las empresas sólo «quieren» la maximización de los beneficios para el accionista, dicen otros. Fernando Casado no niega la pragmática empresarial, pero afirma la necesidad de contar con las empresas para resolver los desafíos de la sostenibilidad del planeta. Una sociedad sostenible precisa de empresas responsables y sostenibles. El autor engarza lo macro, los problemas del planeta, con lo micro, los problemas de gestión en la empresa. Y anuda en un telar argumental razonado y razonable el cambio empresarial y el desarrollo sostenible. Su trabajo en Naciones Unidas le ayuda a contemplar los problemas con una perspectiva global, porque global es el mundo en el que actuamos. Porque globales son muchos de los problemas que hemos creado y porque también una parte de las soluciones es global. La Fundación Ecología y Desarrollo, hace ya años, con un enfoque similar al del autor, percibió que una enorme palanca para construir el desarrollo sostenible era promover el mercado de la sostenibilidad. Dicho de otra manera, que las empresas que producen bienes o servicios más sostenibles, mejores que la media, que no es lo mismo que decir las empresas éticas o las empresas buenas, sean recompensadas por el mercado. Es decir, que vendan más que sus competidoras o capten mas inversión que sus competidoras. Es sencillo enunciarlo y un poco mas difícil lograrlo en nuestro país. En España, pareciera como si sólo hubiera dos caminos para construir un desarrollo sostenible: o la coerción, que promueven las administraciones públicas con las regulaciones que aprueban, o la convicción de los propietarios o gestores de las empresas, conmovidos por las heridas del mundo. Nuestra fundación defiende que, sin negar la pertinencia de ambos caminos, el que comparativamente está infradesarrollado en nuestro país es el de crear incentivos económicos que premien a las mejores empresas: bien a traves de la inversión socialmente responsable o a través del consumo responsable (público o privado). Por eso nuestro esfuerzos, además de ir dirigidos desde hace años a promover las «fuerzas internas» de la empresa para que, por convicción, se enfoquen hacia la RSE, además de animar a las autoridades públicas, «fuerzas externas», para que creen un marco regulatorio estimulador de la RSE, nos hemos focalizado en promover activamente las dos grandes «fuerzas tractoras» de la RSE: el consumo y la inversión responsables.
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Ambas prácticas están muy poco extendidas en España. Apunto una tesis para explicar esta situación. Los españoles, cuando nos preguntan, sí que declaramos, en un número abundante, nuestras buenas intenciones hacia la sosteniblidad. Sin embargo, cuando las estadísticas reflejan los datos de nuestras compras o de nuestras inversiones nos quedamos desnudos frente al espejo y finalmente éste nos devuelve nuestra real imagen: practicamos muy poco nuestro discurso… nuestros hechos desmienten nuestras palabras. Y al final, mal que nos pese, no somos lo que pensamos, somos lo que hacemos. Para nuestra fundación la RSE es una palanca para incorporar a las empresas a la construcción de un desarrollo sostenible. Estamos convencidos de que las ONG somos muy eficaces en crear nueva cultura. Pero para generalizar las prácticas y las conductas sostenibles son imprescindibles las empresas. Ese mismo convencimiento tiene Fernando Casado. Por eso desde el principio queríamos colaborar en la edición de este libro. En él se reflexiona sobre la empresa real, la que está inserta dentro de un mundo real: nuestro planeta, nuestra biosfera, nuestra tecnosfera… Hay mucha reflexión endogámica dentro de los cada vez más abundantes textos sobre RSE. En las páginas de este libro, sin embargo, los problemas de la empresa y los problemas de la sociedad dialogan, se encuentran… Fernando Casado lleva a la RSE ante el espejo. Pero éste devuelve, con la habilidad habitual de los espejos, un doble escenario futuro con el que el libro acaba: «[…] que sea simplemente una estrategia de autoempleo para los departamentos RSE, los consultores y los auditores sociales, o se convierta en una herramienta transformadora de la cultura empresarial y la sociedad en que vivimos». En realidad, desde mi punto de vista, el potencial germinativo de la RSE depende un poco de lo que ocurra dentro de los edificios empresariales y depende muchísimo de lo que hagan los consumidores, los inversores y las administraciones públicas. La respuesta, como diría Bob Dylan, está en el viento… y el viento somos nosotros, los ciudadanos, la gente común. Víctor VIÑUALES Director de la Fundación Ecología y Desarrollo
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PRÓLOGO ¿Qué es la RSE? ¿A qué responde? ¿Cuáles son las fuerzas que la impulsan? ¿Cuáles sus carencias y obstáculos? ¿Cuál será su futuro? ¿Será simplemente una cuestión pasajera? ¿Es una moda? ¿Es una técnica de gestión? ¿Corresponde a un nuevo invento de un gurú de la gestión empresarial o responde a fuerzas más estructurales y por tanto de mayor proyección? A estas y a otras muchas preguntas trata de responder el libro de Fernando Casado, La responsabilidad social ante el espejo, que tengo el honor de presentar. Es un tema que me interesa desde hace años. A comienzos de este siglo, el debate de la responsabilidad social de las empresas invade los foros y los espacios de reflexión sociolaboral y sociopolíticos, además de los debates sobre gestión empresarial de todo el mundo. La RSE aparece como una cuestión imprescindible en cualquier proyección estratégica de las empresas y arrastra consigo un importantísimo debate respecto a las actitudes que deben mantener las administraciones públicas y los Gobiernos respecto a su promoción y su fomento. La responsabilidad social de las empresas puede ser abordada desde muchos puntos de vista. Hay quienes se acercan al tema por simple evolución de lo que fue una actitud más o menos paternalista de algunos empresarios hacia el mundo de los empleados o de la comunidad que los rodeaba. Hay quienes lo hacen como una derivada lógica de las viejas estrategias de mecenazgo. Los hay que se han acercado a la responsabilidad social como consecuencia de la enorme importancia que adquiere el marketing en la nueva sociedad. Las marcas y los logos comerciales se adhieren a la estrategia de comunicación con una importante dimensión de marketing social y creen que con ello se han incorporado a la responsabilidad social. Los hay también que se adhieren a esta cultura desde una concepción ética de la vida de las personas y de las empresas, porque desean que
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la empresa rinda servicios al conjunto de la comunidad, no sólo beneficios al conjunto de los accionistas o a los promotores del negocio o a los propietarios de las acciones, sino también al conjunto de la sociedad a la que sirve. Pero simplemente se trata de una actitud de ética personal que incorpora a la proyección de la empresa ese prisma. También los hay que acceden a la cuestión de la responsabilidad social desde una perspectiva de modernidad social, concibiendo la empresa mucho más involucrada en un conjunto globalizado, muchísimo más comunicado con todo un conjunto de entornos a los cuales la empresa tiene que prestar atención. Es simplemente una concepción técnica de los factores que influyen en el fluir de las empresas, que se acogen a la cuestión de la responsabilidad social desde una concepción que exige la innovación, y el compromiso constante con los nuevos elementos que configuran la gestión empresarial en una economía globalizada. Se trataría de una concepción muy ligada a las exigencias de la competencia, como pudo estarlo hace quince o veinte años las exigencias de la calidad en la competitividad. Pero hay otra forma de abordar este tema. Es aquella que surge de quienes pensamos que la responsabilidad social de las empresas surge en gran parte como consecuencia de la revaluación de su poder y por el impacto profundo que tienen las empresas en el entorno medioambiental y en el modelo social resultante de su actividad. Efectivamente, si echamos la mirada atrás descubrimos que la sociedad que hemos conocido a lo largo del siglo XX es consecuencia de una dialéctica surgida de un delicado equilibrio. Es aquel que se estableció entre tres grandes poderes cuya tensión interna alimentó el motor del progreso: el Estado, los sindicatos y las empresas. Pues bien, las fuerzas que configuraban ese equilibrio se han desestabilizado. Es muy evidente que los sindicatos han perdido una gran capacidad de acción, que sus fuerzas se han debilitado en el marco de una sociedad globalizada en la que el capital, las empresas, tienen un margen de maniobra infinito, universal, para deslocalizarse, para responder a los movimientos de presión del mundo sindical con una flexibilidad geoeconómica absolutamente planetaria. A su vez, también los Estados van declinando su poder, su capacidad legislativa para fijar leyes laborales o fiscales, para establecer políticas macroeconómicas específicas. Pues bien, la consecuencia de ese desequilibrio es que las empresas han emergido como el poder más importante en el nuevo concierto internacional. Son las empresas las que pueden influir sobre los Estados para establecer determinadas
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políticas fiscales, económicas, laborales o financieras. La influencia de las empresas sobre el poder político es incuestionable, pero a su vez lo es también sobre el conjunto de la vida de las personas y de los ciudadanos en general, de las comunidades incluso. Cuando una empresa está decidiendo una inversión, por ejemplo, se produce una verdadera carrera de ofertas entre las ciudades del mundo por atraer esa inversión. O cuando ocurre al revés y una gran empresa decide deslocalizarse y abandonar un país, pongamos del primer mundo para ubicarse en cualquier lugar de la India o de China o del sudeste asiático o del este de Europa, dejando a la comunidad afectada en una situación gravísima por la repercusión socioeconómica y sociolaboral que produce el cierre de una determinada planta. Pero no es sólo eso lo que explica el crecimiento del poder de las empresas. En los últimos años la economía global ha ido produciendo un proceso encadenado interminable y probablemente irreversible también de concentraciones empresariales en todos los sectores y en todas las actividades económicas. La economía global está imponiendo grandes compañías globales. Esta concentración del mundo empresarial en todos los sectores de actividad está produciendo grandes holdings, grandes oligopolios económicos con una capacidad de decisión o de intervención en la vida pública y en la vida social y en la configuración geopolítica del mundo más importante que muchísimos países de nuestro planeta. En conclusión, es un hecho que las empresas han revaluado su poder en la sociedad globalizada, y por tanto su impacto, su importancia en relación con las políticas públicas, con los países, con las comunidades y con los ciudadanos es cada vez mayor. El otro gran elemento de reflexión que está en el telón de fondo del debate sobre la responsabilidad social es el que se deriva del hecho de que, a su vez, las empresas tienen una mayor capacidad de impacto en la sociedad en la que operan. De una parte, porque los procesos productivos tienen cada vez más importancia respecto al medio ambiente y a los efectos que esos procesos productivos pueden tener en la configuración de un planeta sostenible, de un desarrollo medioambiental que no perturbe el futuro de las próximas generaciones. De otra, porque el impacto de las empresas en la configuración sociolaboral resulta cada vez más decisivo. Una de las características más notables del sistema productivo que está imponiendo la economía global es la producción encadenada en procesos de subcontratación. Lo que se ha venido en llamar el sistema de outzourcing o de externalización de la producción es ya un fenómeno absolutamente
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imparable que está configurando una nueva organización internacional del trabajo y está determinando un sistema sociolaboral consecuente. De todo ello se deriva un marco sociolaboral distinto en cada uno de los países, que aprovecha las ventajas competitivas de legislaciones laborales menos exigentes o de marcos más flexibles o sencillamente de costes laborales más bajos, que van estableciendo un marco general de relaciones laborales o de niveles económicos en los diferentes países. Son las empresas las que están determinando en gran parte estos hábitats sociolaborales en la mayoría de los países del mundo, en función de sus decisiones de producción, de subcontratación, de deslocalización, etc. En definitiva, se trata de afirmar algo que resulta evidente, y es que el impacto sociolaboral de las empresas en el mundo es cada vez mayor. No hay que olvidar además que este conjunto de cambios se está produciendo en un contexto ideológico concreto en el que cabe hablar del triunfo de la economía de mercado una vez desaparecido el comunismo, y en el que una fuerte ofensiva neoconservadora en lo político y neoliberal en lo económico ha colocado a la izquierda socialdemócrata en una compleja situación. La empresa no es ajena a estos cambios, y a la desaparición de la vieja «lucha de clases» se añade ahora una nueva cultura de la cooperación y de la corresponsabilidad, en la que están más presentes los elementos colectivos de comunidad empresarial o la importancia de la comunidad de intereses dentro de la empresa. No quiere esto decir que en la empresa ya no hay conflictos entre trabajadores y empresarios o intereses antagónicos entre ellos, pero lo que sí parece evidente es que el viejo conflicto social, cargado de ideología, que arrastraba un cuestionamiento de la empresa misma y del capitalismo en general, ha desaparecido. Aumenta así la legitimación de la empresa y del emprendedor ante la ciudadanía y desde luego ante sus propios trabajadores. Cabe decir, pues, aunque la simplificación es siempre exagerada, que ha desaparecido el antagonismo de clase y ha surgido la corresponsabilidad de intereses en el seno de la empresa. Hay dos nuevos elementos que debemos citar respecto a los cambios estructurales que atraviesan la ecuación entre empresa y sociedad. El primero de ellos tiene que ver con las nuevas formas de participación de la sociedad en las empresas. Efectivamente, la empresa hace ya mucho tiempo que dejó de ser de un solo titular o de un solo propietario. Salvo las empresas de titularidad familiar, la mayor parte de las empresas son empresas de millones de accionistas. De manera que la sociedad en su conjunto, muchísimos ciudadanos a través de acciones en la bolsa o de fondos de inversión o de fondos de pensiones, etc., participan
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en la propiedad de las empresas. Y esto hace que haya surgido una ecuación, todavía sin desarrollar suficientemente, sobre lo que llamamos «ciudadanía corporativa» y que requiere una profundización importante, no sólo en términos de buen gobierno y de transparencia, sino en términos de progresiva participación de los ciudadanos en el devenir de la empresa. El segundo se refiere a la aparición de nuevos agentes que interfieren en el ámbito de la empresa y que han convertido en vieja y simplificada aquella clasificación que otorgaba a las empresas relaciones sólo con sus accionistas, sus empleados y sus clientes. El resto del mundo no existía. Hasta hace no mucho tiempo las empresas eran entidades casi secretas, cerradas sobre sí mismas, ocultas a las demás empresas, e inclusive a la información en general, sobre sus métodos de producción, sobre sus tecnologías o sus estrategias empresariales. Suele decirse que eran como cajas de caudales, espacios de intimidad profesional. Pero desde hace ya varios años las empresas son como los invernaderos, de cristal: todo el mundo las mira, todo el mundo las observa, todo el mundo puede saber todo sobre ellas. Y esto les obliga a ser empresas transparentes. No solamente porque tienen que rendir cuentas, como antes decíamos, a un conjunto de accionistas y de ciudadanos cada vez mayor, sino también porque hay muchos agentes que las observan y analizan. El crecimiento de los periódicos económicos y de los programas informativos en radio y televisión es una buena prueba de ello. Pero no es sólo eso. Además hay nuevos agentes que están instalados en la sociedad de la información. ONG que investigan comportamientos empresariales. ONG que denuncian prácticas contra los derechos humanos de una multinacional en un país o en otro. La red de internet, que puede informar sobre actuaciones letales para el medioambiente o violadoras de derechos humanos, a las cuales las empresas son cada vez más sensibles. Los consumidores, que pueden desarrollar una campaña de castigo contra una compañía por cualquier razón a la que sea sensible la ciudadanía, como por ejemplo una mala conducta en relación con el trabajo infantil o una actuación medioambiental lesiva. De manera que las empresas son especialmente sensibles y vulnerables en la nueva sociedad de la comunicación, al mismo tiempo que buscan una empatía social a través de sus logos comerciales. Es todo este conjunto de cambios el que configura un camino de transformación de la ecuación entre la empresa y la sociedad a lo largo del próximo siglo y que motiva esta nueva concepción de la empresa en la nueva sociedad. Por eso decimos algunos que la RSE no es una moda o una cuestión de gestión empre-
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sarial, ni una simple actitud ética de algunos de los dirigentes de las empresas, mucho menos una cuestión de marketing social o de mecenazgo perfeccionado y desarrollado. No. Es algo más profundo. Responde a una corriente de fondo más transformadora, más estable, más seria. Y en ese sentido es en el que situamos la RSE como una renovación conceptual, ontológica del ser de la empresa, de sus fines y de sus objetivos en una nueva sociedad. Es todo esto lo que hace pensar que la responsabilidad social de las empresas acabará resultando un componente fundamental de una empresa sostenible y de una empresa competitiva del siglo XXI. Es la convicción de que una sociedad madura y exigente acabará presionando a las empresas para que encuentren una relación armoniosa y conciliada con todos sus grupos de interés, una relación honrada y transparente con accionistas, con trabajadores, con proveedores, con clientes, con comunidad, con su entorno ecológico. Es todo este conjunto de exigencias el que acabará imponiendo una especie de pacto implícito entre empresa y sociedad que inspirará una estrategia responsable en la gestión económica, productiva, medioambiental y de recursos humanos. En definitiva, una concepción tan profunda de la responsabilidad social de las empresas implicará una práctica voluntaria, eso sí, pero superadora de los mínimos exigidos por las leyes, que buscará la excelencia en sus comportamientos internos y externos. Será, pues, la responsabilidad social de la empresa una práctica que promoverá la defensa activa de los derechos humanos y que establecerá condiciones laborales dignas para sus trabajadores, respetando también el medio ambiente. Todas estas definiciones aparecen, desde luego, en el libro de Fernando Casado. La RSE ante el espejo no es una obra de aproximación técnica a la responsabilidad social de las empresas. Ya hay muchos libros sobre las reflexiones teóricas de la gestión empresarial o de los aspectos técnicos de la responsabilidad social. El libro de Fernando Casado nos ofrece una visión que incluye también una mirada ideológica o social de la responsabilidad social, es decir, que integra la empresa en un análisis más poliédrico, más sociopolítico, incluso geopolítico, y describe el fenómeno con una visión más integral que la que se desprende de los enfoques técnicos y de gestión empresarial, algo que podríamos llamar enfoque economicista de la responsabilidad social. Me apresuro a señalar que no excluye esta obra los elementos técnicos que implica el tema. Porque, es evidente, hay un buen número de aspectos que son puramente técnicos a la hora de concebir la manera de implementar una política de responsabilidad social. Por ejemplo, cuando hablamos de herramientas de gestión,
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de sistemas de reporte o cuando se habla de los diferentes métodos de verificación y control de la RSE. Pero la obra que tienen ustedes en sus manos integra esos elementos en una concepción filosófica y sociopolítica, en mi opinión imprescindible, para hacer un enfoque correcto de esta cuestión compleja. Están ustedes ante una obra que puede cumplir perfectamente las funciones de manual de la responsabilidad social. Sus primeras páginas, por ejemplo, contienen una descripción conceptual completa de la cuestión, porque prácticamente se pueden ver todas las definiciones que al respecto se han ido produciendo en los últimos años respecto de la responsabilidad social, integrando entre ellas las más importantes y significativas, no sólo de autores particularmente destacados, sino también de los organismos públicos que han hecho una definición de la materia, ya sea la Unión Europea o la OCDE o el Foro de Expertos de España. Es también interesante la referencia a la introducción histórica de la RSE, muy ilustrada por la experiencia norteamericana del autor. Esa misma visión se hace presente también en las constantes referencias a Naciones Unidas como uno de los organismos internacionales que más y mejor están trabajando en favor de la responsabilidad social de las empresas. La vinculación profesional del autor con Naciones Unidas, especialmente con su programa de lucha contra la pobreza, caracteriza también las implicaciones del libro. Son también de interés las referencias a las herramientas de gestión de la RSE. El libro nos ofrece una serie de cuadros y guías de referencia, imprescindibles para aproximarse a la cuestión técnica de la RSE. En la segunda parte, al tratar las carencias de la RSE, se introduce en una reflexión crítica sobre los problemas de desarrollo de la RSE. Y aquí su visión está cargada de realismo, especialmente en el análisis que nos ofrece el autor sobre los problemas de implantación de la estrategia de RSE en las empresas, bien por razones de rentabilidad económica, es decir, de costes, como por los retrasos culturales que todavía se dan en los equipos humanos de gestión de la RSE. Son particularmente acertadas también las referencias a la limitación de las herramientas y de los sistemas de reporte y verificación de la RSE. En su último capítulo, «La responsabilidad de la empresa moderna», el autor nos introduce en una reflexión más personal sobre lo que podríamos definir como una descripción geopolítica del mundo, en la que destaca cuatro fenómenos: la situación socioeconómica; la incertidumbre de seguridad ante la aparición del terrorismo; la problemática energética; y la presión demográfica. Sin duda, ésta es una descripción muy realista de los problemas del mundo, aun-
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que otros muchos podrían incorporarse a esta relación limitada de problemas. Con todo, el autor se atreve a aventurar sobre el futuro de la RSE en este escenario y en el marco de las carencias y dificultades antes señaladas. La RSE ante el espejo es precisamente el núcleo del libro, que nos ofrece en sus últimas páginas un análisis sobre lo que puede ocurrir con la RSE en los próximos años. Éste es el tema con el que querría acabar esta presentación, porque coincido plenamente con Fernando Casado en la idea de que la RSE sólo acaba de empezar. También coincido con él en la idea de que la RSE será lo que la sociedad quiera que sea. Efectivamente, no creo que pueda establecerse un pronóstico sobre la evolución de la RSE todavía. Podríamos decir que estamos en una fase de fortalecimiento de la idea y de expansión de esta reflexión, pero que todavía no están definidos los parámetros del terreno de juego donde se va a dilucidar su futuro. Personalmente creo que existen cuatro grandes obstáculos a la expansión de la cultura de la RSE en las empresas. El primero vendría marcado por los problemas de costes en la implementación de las políticas de responsabilidad social. Tenemos que admitir que una política de excelencia en todos los planos que configuran el quehacer de la empresa implica un crecimiento de los costes, que pueden resultar inasumibles en términos de competitividad. Es por eso que, en muchas ocasiones, la responsabilidad social está siendo una práctica de las empresas con beneficios y que buscan una mejora de las ventajas competitivas que caracterizan a la RSE, pero nunca hasta el límite de poner en riesgo su rentabilidad. En ese sentido, no podemos dejar de reconocer que el clima macroeconómico general va a ser un elemento definitivo que condicionará el futuro de la RSE. Dicho de otra manera, una evolución negativa de la economía mundial o de los marcos macroeconómicos del país de la empresa puede resultar decisiva respecto de la expansión, o no, de esta cultura. Como bien dice el autor en uno de sus comentarios a este respecto, un horizonte de crisis económica mundial podría resultar fatal para la idea de la RSE, que es todavía una idea incipiente y que podría resultar en la práctica abandonada si las dificultades económicas del mundo empresarial se acentuaran en los próximos años. El segundo factor que conviene citar respecto a las dificultades de expansión de la RSE es el que se deriva de la confusión existente en torno al reporte y a la verificación de las memorias sociolaborales y medioambientales de las empresas. Desgraciadamente existe una proliferación y un desorden bastante notables en esta materia que impiden que existan referencias o parámetros homo-
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logables para todo el mundo sobre lo que es, o no es, una empresa responsable. No hay que olvidar que el fin último de una política de RSE es que la sociedad pueda distinguir a las empresas en función de su comportamiento social y por tanto pueda premiarlas y castigarlas en sus inversiones o en su consumo. Pero si la definición o la etiqueta de responsabilidad social está preñada de confusión respecto de los sistemas que otorgan esa calificación, es probable que la sociedad acabe por despreciar toda esta cuestión y desentenderse absolutamente de esta materia. Un tercer factor de influencia en el futuro de la RSE es el que se deriva de los sistemas de producción externalizados que caracterizan, hoy en día, la producción de todas las empresas en el mundo entero. En la medida en la que el número de proveedores de las empresas principales es enorme y que la mayor parte de los servicios que acompañan el proceso productivo de las grandes compañías se externalizan, es imprescindible tener en cuenta que la expansión de la RSE sólo avanzará en la pequeña y mediana empresa si las grandes empresas incluyen códigos de exigencia de RSE a sus proveedores. Ésta es una cuestión también incipiente, en la que muy pocas empresas que presumen de políticas integrales de RSE están entrando. En la mayor parte de las memorias y de los informes sociolaborales y medioambientales que se ofrecen por parte de las grandes compañías se contiene la información correspondiente a la empresa principal, pero las informaciones y las verificaciones respecto a la cadena de proveedores, en general, brillan por su ausencia. Por último, entre los elementos que debemos analizar en la reflexión sobre el futuro de la RSE, hay que hablar de la sociedad misma. La capacidad de premiar y castigar a las empresas dependerá en gran parte de una sociedad capaz primero de conocer cuál es el comportamiento social o medioambiental de las empresas y, en función de su conocimiento, la capacidad discriminadora que tenga en sus inversiones o en su consumo. Desgraciadamente el conjunto de agentes que hemos descrito como impulsores de una nueva sociedad informada y por tanto capaz de influir sobre las empresas, en función del comportamiento de éstas, es más débil del que deseamos. Las ONG, los sindicatos, las organizaciones de consumidores, los medios de comunicación, etc., no responden a una única dirección. Por ejemplo, los medios de comunicación, que son la base de la pirámide de una sociedad informada, no informan sobre el comportamiento de las empresas con la profundidad y con la objetividad que sería deseable. Los medios de comunicación per-
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tenecen también a poderosas empresas, cargadas de intereses cruzados con los grandes grupos económicos y eso produce contraindicaciones informativas concretas. Pero, además, no existe todavía una práctica de análisis, de seguimiento crítico y de investigación sobre el funcionamiento económico sociolaboral y medioambiental de las empresas. Si la información no es suficientemente objetiva, suficientemente crítica, es muy difícil que los ciudadanos puedan tener una información propia como para poder juzgar a las empresas. Aunque hay miles de ONG, y algunas están desarrollando un notable trabajo en materia de RSE, las organizaciones cívicas son todavía débiles. Lo mismo ocurre con el movimiento de los consumidores, desgraciadamente a la baja en algunos países en donde constituyeron poderosas palancas de presión social. En otros muchos países son todavía organizaciones sin el crédito ni la fuerza suficiente como para mover en determinadas direcciones el consumo o las actitudes en masa de los ciudadanos a la hora de consumir. Toda esta situación se produce en un marco conceptual demasiado confuso sobre la RSE. La responsabilidad social no está suficientemente expandida en la ciudadanía y es una materia que despierta sólo el interés de los investigadores y de los expertos, pero no de las grandes masas, porque no se ha convertido todavía en una materia popularizada, ni siquiera de formación universitaria o de educación cívica. Todo lo cual nos lleva a la necesidad de reflexionar en profundidad sobre cuáles deben ser los instrumentos de una política pública a favor de la RSE. Quizás sea ésta la cuestión más importante. De la voluntariedad como condición intrínseca a la responsabilidad social de las empresas derivan algunos la innecesariedad absoluta de cualquier intervención pública. Por el contrario, otros pensamos que una política de apoyo a la RSE es necesaria para fomentar y favorecer esa cultura empresarial. Hay que abortar la simplicidad del debate entre voluntariedad y obligatoriedad en relación con la RSE. Ya lo hemos dicho, hablamos de empresas que cumplen los mínimos legales y, por tanto, hablamos de empresas que practican voluntariamente una política de responsabilidad social porque lo consideran necesario, y lo hacen lógicamente de manera voluntaria. Pero una vez dicho esto y una vez aceptada la condición voluntaria de la RSE, la intervención pública en esa materia se abre a otros temas. Empezando por la conveniencia de construir un discurso público, de hacer una pedagogía política a favor de la responsabilidad social. Las autoridades públicas pueden también coadyuvar al
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pensamiento y a la reflexión que se ha iniciado ya en la sociedad civil y pueden ayudar a definir conceptos, a normalizar actuaciones, a homologar conductas, a ordenar el sistema de auditoría de la responsabilidad social, entre otras muchas cosas. Deben hacerlo de acuerdo con las empresas en una tarea común de partenariado como el caso, interesante sin duda, de algunos países que han constituido órganos mixtos de gestión de la RSE. Una política de RSE también puede favorecer la responsabilidad social en la negociación colectiva o establecer, en algunos casos, obligaciones legales de información sociolaboral y medioambiental para las empresas cotizadas. Favorecer instrumentos que puedan generar fondos éticos o inversiones responsables también puede requerir medidas legales. Los países deben ayudar a la expansión de la RSE en la medida en que consideren que la RSE es buena para sus empresas y buena para sus sociedades, y en ese sentido se explican las políticas de fomento, estímulo e impulso a la RSE, incluyendo en su caso medidas de apoyo fiscal a las prácticas de RSE de las empresas. Algunos se oponen a esto, pero, de la misma manera que se establecen medidas de estímulo en materia de seguridad laboral a las empresas que más avancen en la reducción de la siniestralidad laboral o de la misma manera que se pueden establecer estímulos fiscales para la investigación, el desarrollo y la innovación, también podrían establecerse estímulos fiscales para aquellas empresas que acrediten comportamientos de responsabilidad social especialmente estimables. En fin, el futuro de la RSE, como decíamos, dependerá en gran parte de lo que entre todos queramos hacer con esta materia. Si nuestras sociedades se despreocupan completamente de estos valores, si a los consumidores les importa un bledo cómo se han producido los productos que ellos compran, en qué condiciones laborales o con qué impactos medioambientales, si todo esto resulta completamente accesorio y colateral al consumidor o al inversor, o a los medios de comunicación que analizan el comportamiento de las empresas y a la sociedad en general, muy probablemente la RSE irá decayendo como un bello intento de unos pocos que quisieron aportar ética a la empresa desde un bello sueño moral. Pero si la sociedad se informa mejor, ejerce su enorme poder, cada uno de los ciudadanos desde su propia individualidad, en una sociedad con valores, articulada, con capacidad de decisión y esos valores se hacen colectivos y se ejercen respecto de acontecimientos que nos importan y nos afectan, y si todo eso se convierte en una corriente de valor que importa a la sociedad y que configura actitudes y comportamientos humanos, las empresas serán sensibles a todo ello. Si los consumidores premian y castigan a las empresas en función de su compor-
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tamiento y de su imagen corporativa, no porque nos engañen con la publicidad, sino porque efectivamente alguien nos informa de la realidad de sus comportamientos sociolaborales y medioambientales, las empresas serán sensibles, porque sentirán en su cuenta de resultados la influencia de una sociedad que valora esos elementos. Es por eso que una política de RSE tampoco puede dejar de lado la importancia de fortalecer a la sociedad civil y a sus agentes, hacer fuertes a los consumidores, a las ONG, a la información objetiva sobre las empresas. Hacer fuertes a los sindicatos y favorecer los comportamientos de las empresas en esta dirección que estamos señalando. Todo eso ayudará a que la sociedad sea una sociedad más cohesionada, una sociedad más justa, una sociedad más digna, y en ese sentido el papel de la empresa será cada vez más importante en la consecución de esos objetivos colectivos. Por eso la responsabilidad social tiene una importancia también como elemento configurador del futuro de la sociedad porque, como decíamos al principio, si estas, las empresas, son cada vez más importantes y más influyentes en la vida de la sociedad, en la medida en que sean más responsables, más cohesionada socialmente resultará la sociedad como consecuencia del impacto de sus actuaciones. Se han escrito muchos libros sobre responsabilidad social empresarial. En los últimos cinco años no dejan de aparecer nuevas aportaciones sobre esta materia de manera incesante. El libro de Fernando Casado no es uno más. Es un buen libro. Es una magnífica aportación a esta materia, hecha desde criterios de rigor y de profundo conocimiento, que servirá al lector para obtener un encuadre y una aproximación informativa muy precisa sobre la responsabilidad social. Está construido sobre las mejores aportaciones teóricas que hay sobre la materia y responde a un enfoque ideológico cargado de interés por el futuro, de la RSE en la nueva sociedad del siglo XXI. Fernando Casado muestra así su compromiso con un futuro mejor, con una sociedad digna, con un mundo en el que la revolución tecnológica y la globalización sirvan y beneficien a la sociedad y acaben de una vez con la indignidad de la pobreza o del subdesarrollo. En definitiva, Fernando Casado piensa, como pensamos muchos, que la RSE puede ser una oportunidad y una herramienta para que las empresas colaboren y coadyuven en la búsqueda de una sociedad más justa. Ramón JÁUREGUI
AGRADECIMIENTOS Después de presentar la tesis doctoral en la Universidad Central de Barcelona, me prometí no volver a escribir sobre Responsabilidad Social Corporativa o el papel de las empresas y su impacto socioambiental. Fueron más de cinco años dedicando gran parte de mi tiempo libre a esta investigación, y quería profundizar en otros temas. Pero poco después, en los pasillos de la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo, conocí a Víctor Viñuales, Sandre Benbeniste y Ramón Pueyo, de la Fundación Ecología y Desarrollo. Al poco rato, contagiado por su entusiasmo y su convicción de lo necesario que era hablar de forma crítica de estos temas en España, ya estábamos hablando de publicar una actualización. Quisiera pues, ante todo, agradecerles los ánimos y el interés que pusieron, ya que sin ellos este libro nunca se hubiera publicado. Asimismo, del equipo de la Fundación, quisiera agradecer especialmente la paciencia y la persistencia de Ana Mastral, por no abandonar nunca ni perder el interés. Y a Antonio Pérez Lasheras, director de Prensas Universitarias de Zaragoza, que acogió el tema con interés y lo apoyó desde el principio. Este libro es una actualización de lo que fue parte de la investigación de la tesis doctoral y, por lo tanto, quisiera agradecer a todos aquellos que me asesoraron y ayudaron durante la elaboración de la misma. Entre ellos incluyo a mi tutor de tesis, el Dr. Jaime Gil Aluja, y a mi director, el Dr. Pere Fullana, que fue la persona responsable de que orientara mi formación de economista ambiental a temas sociales. De la Universidad de Barcelona, doy las gracias a su rector Joan Tugores, y de forma especial al Dr. Diego Ramírez, a Amelia Díaz y a Marta Anguera.
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Agradecimientos
También, deseo expresar mi agradecimiento al profesor Charles Fombrun por acceder a ser mi tutor de investigación desde la New York University (NYU), así como a Thomas Gladwin, de la Universidad de Michigan, por haberme enseñado los principios de la sostenibilidad y el compromiso local. En Estados Unidos, la investigación fue apoyada por William Russell, Martha Parker, Lee H. Schilling, Hank Millsaps, Lynn Preston, Paul Shellabarger, Missy Green, Roger Skelton, Sharon Baker, Ellen Gallinsky. Y quisiera destacar la colaboración especial de Roberto Zurbano desde la Universidad de La Habana, en Cuba. A la hora de actualizar la investigación, ha sido preciso ser mucho más crítico con la implementación de la RSE y sus carencias que en el origen. Las organizaciones con las que he colaborado y los profesionales con los que he tenido la oportunidad de trabajar han sido esenciales para adquirir esta visión crítica y proactiva a la vez. Por lo tanto, doy las gracias a mis antiguos compañeros de la ONUDI, Wilfred Luetkenhorst, Kai Bethke, Francisco Sercovich e Irene Freudenschuss-reichl; a los del Global Compact, en especial a Georg Kell, Melissa Powell, Denise O’Brien y Susana Weyer; a Casper Sonesson, del departamento del sector privado del PNUD, y a Susan McCue, del mismo departamento del Banco Mundial. De manera muy especial, doy las gracias a mis compañeros actuales de la Campaña del Milenio, Eveline Herfkens, Marina Ponti, Jordi Llopart y Salil Shetty por todas las horas dedicadas al eterno discurso sobre el papel de la empresa en la agenda global del desarrollo, y por creer en mí a pesar de las discrepancias. Al regresar a España en el año 2004 estuve colaborando con el Instituto de Análisis de Intangibles en la valoración de herramientas para cuantificar el impacto de la RSE, y utilicé parte de esa investigación en la actualización de este libro. Por lo tanto, doy las gracias de forma muy sentida a Adrián Cordero y Oscar Corduras, y al grupo de expertos de RSC del IAI, formado por Justo Villafañe, Juan Ignacio Álvarez, Alfonso González, Germán Granda, Rosa Arce, Ignacio Sánchez, María Duch, Javier Garilleti, Olga Albaladejo, Cristina Sagredo, Josep María Oroval, Enrique Díaz, José Luis Lizcano y Luis Gallardo, entre otros. Otras personas que han participado directa e indirectamente, de manera formal o informal, en la actualización de esta investigación han sido
Agradecimientos
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Alfonso Cebrián, Carlos Campuzano, Manuel Escudero, Marta de la Cuesta, José Luis Blasco, Eva Ramos, Albert Andreu, Esther Trujillo, Juan Gimeno, Cecilia Carballo, Ignacio Santos, Isabel Tamarit, Isabel Vidal, Miguel Vidal, Francisco Abad, Manuel de la Iglesia Caruncho, Ignacio Valero y Aldo Olcese, entre muchos otros. También quisiera dar las gracias de manera especial a Ignacio Soleto y a su equipo de la CEALCI, Ana Rosa Alcalde, Jaime Atienza, Luis Alfonso Gamo Rodríguez y Tomás Mallo; así como a Rosa Conde y María Luisa Álvarez por su apoyo y sus ánimos desde la Fundación Carolina. Y sobre todo, deseo agradecer a Ramón Jáuregui el interés, el apoyo y el tiempo dedicado a apoyar la investigación. Por último, agradezco a los míos haber tenido paciencia y, de una forma u otra, seguir creyendo en mí, y a Ana Jiménez Dato estar presente cuando más lo necesitaba.
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INTRODUCCIÓN Algunos eventos a lo largo del último cuarto del siglo XX han cambiado irreversiblemente la historia de las multinacionales y su relación con la sociedad. En 1989, el accidente de la petrolera Exxon Valdez en Alaska vertió 110 000 metros cúbicos de petróleo que afectaron a 1900 kilómetros de costa, condicionando drásticamente el ecosistema y las vidas de las comunidades indígenas y pesqueras de la región. Fue, después de Bhopal, uno de los accidentes más notorios contra el medioambiente, y creó una consternación mundial sobre el impacto nocivo que pueden tener las empresas en su entorno. La gravedad del accidente quedó marcada por el suicidio del alcalde de una de las ciudades principales de la región, Bob Van Brocklin, pidiendo en su última declaración que se esparcieran sus cenizas en la zona del accidente. En un juicio legal sin precedente, Exxon fue declarada culpable por haber incumplido varias regulaciones medioambientales y se vio obligada a pagar 4500 millones de dólares para intentar mitigar el daño socioambiental; la mayor penalización económica por infracciones ambientales de la historia. Unos años después, el 10 de noviembre de 1995, el activista y escritor Ken Saro Wiwa y ocho miembros de la comunidad Ogoni, en Nigeria, fueron ejecutados por el Gobierno militar del general Sani Abacha. Saro Wiwa era presidente del Movimiento para la Supervivencia de los Ogoni (MOSOP), y lideraba un movimiento pacifista que denunciaba los daños ambientales en la región por parte de diversas multinacionales, especialmente Shell. En la declaración que escribió antes de ser ahorcado, Saro Wiwa declaró que él y sus compañeros no eran los únicos que estaban siendo juzgados: «Shell está también siendo juzgada […] y llegará el día en que
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la guerra ecológica que la empresa ha empezado en el Delta será llamada a justicia, y sus crímenes serán pagados». Las ejecuciones fueron contestadas con movilizaciones masivas en todo el país y con la expulsión de Nigeria de la Commonwealth. El Gobierno respondió de forma represiva y brutal. Se estima que se cometieron más de 2000 asesinatos y miles de personas se vieron obligadas a exiliarse. Por si fuera poco, ese mismo año Shell anunciaba la pretensión de hundir su plataforma de petróleo Brent Spar en el mar del Norte, generando la indignación de la sociedad civil y un boicot internacional liderado por grupos como Greenpeace. La involucración de Shell en estos dos eventos y la reacción de la ciudadanía global cambiaron su política corporativa para siempre. Eran otros tiempos, marcados por el triunfalismo neoliberal de los años ochenta, en los que predominaba un escepticismo acentuado ante cualquier sugerencia de que la empresa tuviera que responsabilizarse de sus impactos sociales o ambientales. Tanto Exxon como Shell intentaron desvincularse de las responsabilidades de estos eventos practicando una política de negación. Pero la indignación de la opinión pública a nivel global y el éxito de los boicots que se organizaron condicionando el consumo de las petroleras en todo el mundo les hizo reaccionar. Shell, mucho más que Exxon, cambió su política de empresa y desde entonces ha intentado liderar el movimiento empresarial que pretende reconciliar el desarrollo económico con el respeto al medioambiente y los derechos humanos. En una declaración autocrítica atípica en este tipo de empresa, en su informe anual de 1998, Shell reconocía que «nos hemos mirado en el espejo, y no nos hemos reconocido, ni nos ha gustado lo que hemos visto». Estos eventos sirvieron para poner el acento en la ética y los valores morales de las prácticas empresariales, centrando la atención de la opinión pública mundial en la violación empresarial de derechos universales. A raíz de ello, nuevos escándalos surgieron, y grandes empresas como Nike, Levis, Disney o Adidas fueron denunciadas por violar los derechos humanos, promover el trabajo infantil y contaminar el medioambiente. La globalización de la información permitió conocer las prácticas de estas empresas y su política de doble rasero en países en vías de desarrollo, y la opinión pública trasladó la indignación al consumo de mercados occidentales. Empezaron los boicots. Y a medida que las ventas bajaban y se reducía la demanda de productos, las empresas afectadas empezaban a relacionar violación de derechos
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humanos con cuenta de resultados, gestión ambiental con generación de beneficios, reputación de la empresa con consolidación de mercado. Algo parecía estar cambiando en los consejos de dirección. Empresarios como Ray Anderson, de Interface, o Ben Cohen y Jerry Greenfield, de Ben & Jerry’s, ya no eran categorizados como idealistas iluminados por hablar de integrar el impacto socioambiental en la gestión de la empresa. A Anita Roddik, de Body Shop, la invitaban cada vez más a dar conferencias sobre liderazgo empresarial, y el Foro Económico Mundial de Davos invitaba a gente como John Elkington, fundador de SustAinability y autor del libro Caníbales con tenedores, para que hablara de sostenibilidad corporativa y de la triple línea de resultados. Hasta los más escépticos y fundamentalistas del mercado parecían ceder. Se empezaba a hablar del fin del capitalismo agresivo, del nuevo renacer del capitalismo humanista. Anderson comentaba que después de leer el libro La ecología del comercio de Paul Hawken renació de sus penas de «pecador corporativo» y se empezó a dedicar a escalar la montaña de la sostenibilidad con el objetivo de llegar a cero emisiones y no dejar huella ecológica para el año 2020. Se convierte en el gurú de los empresarios de la sostenibilidad, dedicándose más a dar conferencias predicando su nuevo capitalismo humanista que a gestionar su propia empresa (se estima que en la primera mitad de la década de los noventa llegaba a dar más de 190 conferencias anuales). Y lo más curioso es que los empresarios empiezan a escuchar. Los consejeros de dirección toman nota y la empresa experimenta uno de los cambios más radicales desde su creación: la búsqueda del santo grial para garantizar la generación de beneficios respetando los derechos humanos sin contaminar el medioambiente. Desde entonces, más de la mitad de las empresas pertenecientes al Fortune 250 han publicado un informe social, los directores generales se sientan con ONG y predican las virtudes del desarrollo sostenible, y las adhesiones a declaraciones con principios y valores éticos, como el Pacto Mundial, sorprenden en España batiendo récords mundiales. La alta dirección de la empresa parece haber entendido el valor mediático que tiene la RSE: es positiva para la reputación y la imagen de la marca; consolida el mercado y evita el temido boicot de una opinión pública cada vez más formada y crítica con la situación en el mundo. Se crean divisiones de responsabilidad social, se asignan directores y se estructuran equipos de ges-
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tión para paliar los efectos negativos e internalizar las externalidades corporativas. Todo indica que llegamos a la nueva era de la RSE. Parece que, finalmente, se ha vencido la batalla a los Milton Friedman’s del mundo. Sin embargo, a medida que las prácticas y la aceptación de la RSE por parte de la empresa es cada vez mayor, también crecen las críticas y el escepticismo sobre la intención de las mismas. A pesar de todo, la RSE no ha conseguido que la sociedad civil acepte al sector privado. La opinión generalizada es que la empresa incorpora aspectos socioambientales en su gestión por intereses puramente estéticos, muy alejados de una preocupación real sobre su impacto en el medioambiente y en la sociedad. De hecho, muchos empiezan a cuestionar si la RSE es tan solo una moda pasajera fruto de la bonanza económica de los últimos años, y que tal y como se implementa actualmente nunca superaría una fase de recesión económica. El libro La RSE ante el espejo describe la evolución histórica de la RSE y las herramientas actuales disponibles para gestionar sus efectos, exponiendo que existen varias carencias que impiden que se logre integrar de manera armónica a la gestión diaria de la empresa. En el nuevo entorno global, ante los actuales retos a los que nos enfrentamos de crecimiento demográfico, consumo insostenible de recursos, terrorismo e inestabilidad política, y situación socioeconómica en la que vive un porcentaje tan alto de la humanidad, algunas empresas han entendido que tienen una responsabilidad moral a la hora de responder a los problemas globales, pero muy pocas son conscientes de que su supervivencia dependerá de su capacidad de resolverlos. Once años después de la ejecución de Saro Wiwa y sus ocho compañeros en Nigeria, el 11 de enero de 2006, miembros de un grupo armado de la etnia ijaw, autodenominado Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger (Movement for Emancipation of Niger Delta —MEND—), secuestraban a cuatro trabajadores de Shell (luego secuestraron a otros nueve), y anunciaban una campaña denominada «Operación Cambio Climático» con el objetivo de cometer atentados contra plantas de extracción y secuestrar a trabajadores extranjeros para proteger a la región de la explotación de las multinacionales. La campaña de extorsión, que también afectaba a empresas como la italiana Agip y la francesa Total, les obligó a evacuar a gran parte de su personal, y reducir las exportaciones de crudo del
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país significativamente. Kolawole Olaniyan, director del Programa Regional para África de Amnistía Internacional, denunciaba cómo, a pesar de la riqueza y los ingresos del petróleo (27 % del PIB), el 70 % de la población del delta del Níger seguía viviendo bajo el umbral de la extrema pobreza sin acceso a servicios sociales para llevar una vida digna. Por otro lado, el 17 de marzo de 2006, Anita Roddik vendió The Body Shop a la empresa L’Oreal a través de una OPA por un valor de 938 millones de euros. La empresa pionera y símbolo del movimiento de RSE, una de las primeras en demostrar que se puede combinar ética y comercio, y fuente de inspiración de millones de ciudadanos a través de sus buenas prácticas, pasa a ser opada y absorbida por una multinacional boicoteada por sus pruebas con animales y por no respetar los derechos humanos. Roddik argumenta en su página web que formarán a los ejecutivos de L’Oreal sobre valores éticos y comercio, y asegura que la marca Body Shop no perderá sus valores. Pero los movimientos sociales y asociaciones de consumidores parecen no creerla y acusan a Roddik de haber traicionado sus principios éticos y de haber vendido sus valores. Grupos como Naturewatch y Uncaged piden boicotear los productos de Body Shop, y de líder e inspiradora del movimiento social corporativo pasa a la lista negra de empresas prohibidas por los movimientos sociales. Ante todos estos eventos es preciso replantearse el papel que está jugando la RSE en consolidar la relación entre la empresa y la sociedad, valorar sus limitaciones y carencias e identificar las oportunidades que puede aportar en el nuevo entorno global. ¿Puede la RSE, por ejemplo, consolidarse en la gestión de la empresa y armonizar los valores éticos y morales con la generación de beneficios? ¿Puede convertirse en una herramienta que democratice la toma de decisiones empresariales para integrar a los agentes implicados? ¿Sería capaz de fomentar las economías locales y beneficiar a las comunidades en las que trabaja de manera sostenible? ¿Tiene sentido aplicarla en el sector de las pymes aunque no tengan capital para crear divisiones de marketing dedicadas a comunicar «imagen social»? Es preciso responder a todas estas preguntas replanteándose de nuevo el concepto original de la RSE, analizando en profundidad la necesidad y el porqué de la necesidad de integrarla en la gestión, y valorar si la involucración actual es realmente un intento de reconciliar estas necesidades generando un cambio cultural de la empresa, o simplemente una estrategia para
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ampliar las cuotas de mercado hacia el consumidor sensibilizado. Sólo así podremos saber si la RSE podrá sobrevivir a las recesiones económicas, y si, a través de sus modelos de gestión y de toma de decisiones, será capaz de convertir a la empresa en el aliado natural que debería ser de la sociedad. Ante los problemas actuales que afectan al mundo, la respuesta es urgente porque ya no es suficiente saber que la empresa no es parte del problema. Es necesario que sea parte de la solución.
CAPÍTULO 1 DEFINICIÓN E HISTORIA DE LA RSE 1.1. ¿Qué es la RSE? El boom RSE de los últimos años ha parecido consolidar definitivamente las políticas sociales dentro de la gestión de la empresa. Prácticamente, todas las grandes empresas ya tienen su división RSE formada y las pequeñas y medianas han adoptado estándares y publicado informes sociales en función de sus capacidades. Académicos, consultores, ONG, sindicatos y otros agentes han creado nuevas organizaciones, foros de expertos, clubes y asociaciones especializándose en gestión RSE y debatiendo, publicando y analizando esta nueva tendencia de responsabilidad corporativa. Se han formado sistemas de gestión, fondos de inversión, metodologías para formular informes de sostenibilidad, auditorias y estándares sociales para gestionar lo que parece estar dictaminando la moda en las últimas tendencias empresariales del momento.1 El concepto RSE abarca muchos aspectos e implica, directa o indirectamente, todo lo relacionado con la empresa. En sus contenidos no sólo confluyen áreas tan variadas como la seguridad laboral, la ética empresarial, los derechos humanos, las inversiones sociales o aspectos medioambientales, sino que afecta también a la productividad, la gestión de fondos y al proceso de toma de decisiones. Debido a ello, su gestión requiere una aproximación mucho más flexible y ambiciosa que cuando los sistemas de gestión
1 Cramer (2002: 9).
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Definición e historia de la RSE
ambiental, los estándares de calidad o los sistemas de seguridad solían gestionarse individualmente. Existen varias interpretaciones sobre lo que implica la RSE pero todavía nadie parece haber logrado una definición universal que satisfaga los intereses de todos los agentes involucrados. Según Henk van Luijk,2 las implicaciones que tiene la ética empresarial afectan a la esfera de su reputación y a su capacidad de ser equitativa e inspirar confianza. El autor comentaba en su libro La tecnología de la auditoría ética que la ética versa más sobre si los agentes de interés comprenden y están de acuerdo con lo que hace una empresa que sobre si lo que hace es algo bueno o no. La organización AccountAbility,3 por otro lado, definía el comportamiento ético y las relaciones sociales en los términos siguientes: Comportamiento ético: son las pautas de conducta o valores que expone la empresa y cómo actúa en referencia a éstos. En particular, se refiere al grado de adherencia de esos principios, en todos los aspectos de la toma de decisiones, como integrantes de una actividad social corporativa y a los medios por los que se resuelven los conflictos de intereses, los dilemas éticos y los aspectos más caducos o menos transparentes de la empresa. Relaciones sociales: referidas a la forma en que la empresa se relaciona con su entorno social y con la sociedad. Las empresas operan en la sociedad por la vía del contrato con la misma. De ahí que su supervivencia y prosperidad se basen en la oferta de un fin socialmente deseable para la sociedad en general, así como en una distribución de beneficios económicos, sociales o políticos a los grupos a los que dirige su poder. La dimensión social corporativa comprende un marco más amplio que la estricta actividad económica de las empresas y abarca también a un sector más amplio de agentes de interés. En el informe comisionado por BT,4 la Future Foundation definía la responsabilidad social como:
2 Van Luijk, Carmichael, Hummels y Klooster (1995). 3 Howard, Ighodaro, Page, Roberts y Turner (1998). 4 The Future Foundation (1998).
¿Qué es la RSE?
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comprender y tener en cuenta no sólo los intereses y puntos de vista de la gente, las empresas y otros partidos o grupos con los que se entra en contacto de una forma regular, sino también el entorno más amplio en el que se opera.
Quizá, el mayor consenso en torno a la definición y el ámbito de aplicación de la RSE es a través del Libro Verde de la Comisión Europea.5 Sus contenidos enfatizan que las empresas europeas fomentan cada vez más sus estrategias de responsabilidad social en respuesta a diversas presiones sociales, medioambientales y económicas con el objetivo de transmitir una señal a los interlocutores con los que interactúan: trabajadores; accionistas; inversores; consumidores; autoridades públicas y organizaciones no gubernamentales (ONG). Según el planteamiento del Libro Verde, el enfoque de la RSE es una inversión de las empresas en el futuro y esperan que el compromiso que han adoptado voluntariamente contribuya a incrementar su rentabilidad. En marzo de 2000, el Consejo Europeo de Lisboa apeló en particular al sentido de responsabilidad social de las empresas en lo relativo a las prácticas correctas en materia de aprendizaje permanente, organización del trabajo, igualdad de oportunidades, inclusión social y desarrollo sostenible.6 El Libro Verde define la responsabilidad social de las empresas como: un concepto con arreglo al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad mejor y un medio ambiente más limpio», y afirma que las prácticas de responsabilidad social implican «asumir voluntariamente compromisos que van más allá de las obligaciones reglamentarias y convencionales, que deberían cumplir en cualquier caso; las empresas que intentan elevar los niveles de desarrollo social, protección medioambiental y respeto de los Derechos Humanos y adoptan un modo de gobernabilidad abierto que reconcilia intereses de diversos agentes en un enfoque global de calidad y viabilidad […].7
Por otro lado, el Foro de Expertos en RSE estableció en su informe de definición y ámbito de la RSE que ésta tiene como objetivo la sostenibilidad basándose en un proceso estratégico e integrador en el que se vean identificados los diferentes agentes de la sociedad afec-
5 Comisión Europea (2001). 6 Comisión Europea (2000). 7 Comisión Europea (2001: 3).
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Definición e historia de la RSE tados por las actividades de la empresa. Para su desarrollo deben establecerse los cauces necesarios para llegar a identificar fielmente a los diferentes grupos de interés y sus necesidades, desde una perspectiva global y se deben introducir criterios de responsabilidad en la gestión que afecten a toda la organización y a toda su cadena de valor.8
Resumiendo el compendio de definiciones, e intentando llegar a un denominador común, podríamos remarcar que todas ellas implican integrar a un grupo más amplio de agentes de interés en la toma de decisiones de las empresas. Éste es un proceso crucial a la hora de definir el camino hacia la responsabilidad social de la empresa, y es donde, al parecer, confluyen todas las definiciones e iniciativas relacionadas con la RSE: aumentar el abanico de agentes involucrados, tanto externos como internos. El King Report on Corporate Governance9 define a los agentes de interés como cualquier persona, entidad o grupo que tenga algún tipo de asociación con la empresa, y define tres categorías: — Accionistas: aquellas personas que tienen una participación económica en la empresa y son titulares de parte de su patrimonio. — Aquellos que tienen una relación contractual con la empresa; por ejemplo, clientes, empleados, proveedores y subcontratados. — Aquellos que tienen vínculos extracontractuales con la empresa; por ejemplo, vecinos, autoridades locales, el gobierno o los cuerpos representativos. Entender los intereses de los agentes que forman estos tres grupos, y crear vínculos entre ellos y la empresa para integrar su participación en la toma de decisiones, debería ser una práctica común por aquellas empresas que se aventuran en el camino hacia la RSE. Pero ante la variedad de definiciones, y ante el amplio margen existente de interpretaciones, ¿cuál debería ser el camino a seguir a la hora de implementar una política de RSE? En El código de la responsabilidad corporativa, de Deborah Leipziger,10 se identifica un proceso evolutivo natural a la hora de adoptar la RSE basado en principios y valores. El proceso suele empezar por la definición de
8 Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2005). 9 King Committee on Corporate Governance (1994). 10 Leipziger (2003).
¿Qué es la RSE?
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valores de la empresa y acabar en la definición de estándares, pasando previamente por la definición de principios, códigos de conducta y normas (ver figura 1). FIGURA 1 EVOLUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CORPORATIVA
Cada grupo podría definirse de la forma siguiente: Valor: cualquier objeto o cualidad deseable como medio o como fin de sí mismo. Según la Real Academia Española, valor es la fuerza, actividad, eficacia o virtud de las cosas para producir sus efectos. Por ejemplo, en el caso de la responsabilidad corporativa, podrían ser valores como la diversidad y la honestidad. Principio: verdad fundamental o leyes éticas como base de razonamiento o acción. A diferencia de las reglas, los principios no forman parte del sistema jurídico por su origen o fuente, sino por razón de su contenido, lo que significa, en definitiva, una diferenciación entre el derecho y la moral. Según la Real Academia Española, es la norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta. Código de conducta: declaración formal de valores y principios. Un código enuncia normas mínimas y el compromiso de la empresa de cumplirlas y de exigir su cumplimiento a sus contratistas, subcontratistas, proveedores y concesionarios. Puede ser un documento complejo que requiera el cumplimiento de normas precisas y prevea un mecanismo coercitivo complicado o un simple listado de principios básicos. Norma: ordenamiento imperativo de acción que persigue un fin determinado con la característica de ser rígido en su aplicación. En un sentido más económico, norma es una regla, disposición o criterio que establece una autoridad para regular acciones de los distintos agentes económicos, o bien para regular los procedimientos que se deben seguir para la realización de las tareas asignadas. Generalmente, la norma conlleva una estructura de sanciones para quienes no la observen.
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Definición e historia de la RSE
Estándar: según la Real Academia Española, un estándar puede interpretarse como un modelo, patrón o referencia, a través del cual aspectos como la calidad, la excelencia, el respeto medioambiental o la seguridad son determinados. Existe cierta confusión sobre las diferencias entre un código de conducta y un estándar. Básicamente, el código de conducta suele ser una medida interna, aplicable a la gestión de la empresa o sector, y sujeto al escrutinio interno de la empresa. El estándar, por otro lado, es aplicable a diferentes regiones y sectores, suele ser monitoreado externamente y está formado por un mayor número de circunscripciones. Siguiendo el proceso evolutivo descrito, una empresa empieza definiendo sus valores, asume una serie de principios de actuación en función de esos valores, y pasa a crear un código de conducta interno. Esta estructura debería, como mínimo, permitirle cumplir con las normas legales en materia social y ambiental, aunque sería deseable que le permitiera cumplir con estándares que van más allá de las normas legales vigentes, asumiendo una responsabilidad en consecuencia con su entorno y sus impactos. A pesar de que la mayoría de las definiciones de RSE entienden este concepto como una integración voluntaria de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores, se debería enfatizar que ser socialmente responsable no significa sólo cumplir plenamente las obligaciones jurídicas, sino también ir más allá de su cumplimiento invirtiendo «más» en el capital humano, el entorno y las relaciones con los interlocutores.11 Además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la RSE debería considerar la integración voluntaria en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, medio ambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y los impactos que se derivan de sus acciones.12
11 Comisión Europea (2001: 366). 12 Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2005).
¿De dónde sale?
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Por lo tanto, a pesar de la indefinición de conceptos, está comúnmente aceptado que la RSE se caracteriza a través de los valores y principios que una empresa asume y por la manera en que es capaz de transmitirlos a través de sus sistemas de producción y comunicación, considerando los aspectos socioambientales de sus impactos e integrando a agentes de interés en su proceso de toma de decisiones.
1.2. ¿De dónde sale? La preocupación social de la empresa es milenaria, y allá donde existió una actividad empresarial, desde su más lejano origen, se podrían encontrar ejemplos de RSE. Si nos remontáramos a las prácticas de antiguos mercaderes de China, India o el mundo árabe, encontraríamos casos de responsabilidad social. Pero los primeros indicios de la RSE, tal y como la conocemos actualmente, se remontan a los tiempos de la primera industrialización, cuando un grupo de empresas cuáqueras pioneras de la era victoriana empezaron a imponer un concepto paternal de responsabilidad en la gestión de sus empresas. A lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, grupos de empresarios empezaron a asumir responsabilidades más amplias que las meramente comerciales. Por ejemplo, en Inglaterra, el cuáquero Joseph Rowntree (1836-1925) dedicó gran parte de su riqueza, obtenida a raíz de la industria del cacao, a fondos sociales y de caridad. George Cadbury (1839-1922), también cuáquero y empresario de la industria del cacao, creía firmemente que si uno protegía la salud y bienestar de sus empleados, ellos protegerían mucho mejor la empresa. Durante su vida como empresario, construyó casas con jardines alrededor de su fábrica para que cada empleado tuviera su propio huerto y centros recreativos para sus hijos. También construyó un hospital, salas de lectura y centros para lavar la ropa. Asimismo, redujo las jornadas laborales de los sábados, dio muchas más vacaciones que las oficiales y todos sus empleados recibían asistencia médica, que incluía seguro dental. Sus condiciones laborales fueron una revolución para el sector. Él siempre afirmó que la moral del trabajador es lo que determina su productividad y fidelidad. En Estados Unidos, a pesar de que las leyes siempre han sido más permisivas con el empresario, también se generaron casos interesantes de bue-
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Definición e historia de la RSE
nas prácticas para potenciar el impacto social positivo de la empresa. Quizá uno de los pioneros fue Henry Ford (1863-1947) con su famosa frase «para que mi negocio triunfe, los empleados han de tener un sueldo lo suficientemente alto como para comprar mis coches.» A pesar de prohibir que sus empleados se organizaran o que pertenecieran a un sindicato, aumentó sus sueldos a 6 dólares americanos la hora (algo que simbolizó un 50 % de aumento, nunca visto en el sector, y muy criticado por sus competidores) y les ofreció un plan de acciones innovador para compartir parte de los beneficios generados (algo también sin precedentes hasta el momento). Otro ejemplo es el de Robert Wood Johnson (1894-1968), de Johnson & Johnson, que a pesar de su actitud machista y temperamental, también aumentó el salario de sus empleados muy por encima de la media, creó la iniciativa de «las fábricas pueden ser bonitas», que promovía invertir en la arquitectura y diseño de los espacios productivos (ya que según él «las fábricas no sólo son estructuras de hierro y piedra donde los trabajadores producen, sino también sitios de ideas e ideales donde ellos crean y transforman la realidad») y acabó donando casi todo su patrimonio (más de mil millones de dólares de la época) a la Fundación Robert Wood Johnson para mejorar la salud y la calidad de vida de los ciudadanos americanos y asegurar que todos tuvieran acceso a asistencia sanitaria, convirtiéndose en la entidad privada dedicada a la salud más rica del mundo. Paralelamente a la actitud de estos empresarios pioneros, a finales del siglo XIX también comienza a nacer entre los trabajadores la conciencia de sus derechos y éstos presionan de manera cada vez más organizada para que se tengan en cuenta sus libertades y mejoren sus condiciones de vida. Por ejemplo, entre 1895 y 1925 los trabajadores británicos adscritos a sindicatos crecieron de 2 a 8 millones. Curiosamente, 70 años más tarde, en 1995, después de la política anti-sindicalista de Margaret Thatcher, los trabajadores pertenecientes a sindicatos británicos seguían siendo precisamente los mismos ocho millones (ver figura 2). Pero se tuvo que esperar a mediados de los años cuarenta para que se empezaran a realizar las primeras auditorías sociales a empresas privadas. En su origen, comenzaron como estudios académicos por parte de universidades y no es hasta bien entrados los años sesenta cuando la auditoría social se convierte en una práctica comúnmente extendida, promovida tanto por movimientos de consumidores como por consultoras privadas.
¿De dónde sale?
45 FIGURA 2
MIEMBROS PERTENECIENTES A SINDICATOS (1895-1995) 14 12
Millones aprox.
10 8 6 4 2
19 95
19 85
75 19
65 19
55 19
45 19
35 19
25 19
15 19
05 19
18
95
0
FUENTE: TUC (de la Future Foundation Background Report).
Uno de los grupos más activos en promover la RSE a mediados de los sesenta fue el movimiento de consumidores creado por Ralph Nader.13 Sus actividades se centraron en promover la auditoría social y publicar información sobre la acción social y la ética de las empresas. A raíz de este movimiento, nace en 1971 la organización Social Audit Ltd.14 con el objetivo de publicar auditorías sociales referenciando la relación de la empresa con sus empleados, sus clientes, la comunidad y el entorno. Sus informes fueron publicados en la Social Audit Quarterly a principios de los setenta. Fue una de las primeras empresas dedicadas exclusivamente a la auditoría social de otras empresas (ver tabla 1). A finales de los ochenta se convirtió en una compañía de menor envergadura y hoy se concentra en empresas del sector farmacéutico y en el uso y control de medicamentos en los países en vías de desarrollo. En el año 2000, Ralph Nader se presentó como candidato a la presidencia de Estados Unidos representando al único partido verde que jamás se haya pre13 Nader, Green y Seligman (1976). 14 Filial de periodistas del Transnational Institute.
(09-00).
46
Definición e historia de la RSE TABLA 1 PROYECTOS REALIZADOS POR SOCIAL AUDIT LTD.
Empresas y sectores analizados — — — — —
Tube investments Ltd The Alkali Inspectorate Cable and Wireless Coalite and Chemical Avon Rubber Company Ltd
Otros informes generales sobre: — Armamento e industria — Costes sociales de la publicidad — Reforma legal de empresas FUENTE: Bob Gray, Jan Bebbington y Diane Walters (1993), Accounting for the Environment.
sentado a las elecciones. Consiguió casi tres millones de votos y varios grupos demócratas le acusan de haber sido el culpable de que Bush y el Gobierno republicano llegara al poder. Paralelamente, en la misma época, se crea la Counter Information Services; una organización de objetivos más radicales y con un mayor interés en el fortalecimiento del trabajador. Es la primera organización que empieza a realizar «anti-informes» de empresas dando a conocer su mal proceder en asuntos sociales (ver tabla 2). TABLA 2 PROYECTOS REALIZADOS POR COUNTER INFORMATION SERVICES Empresas analizadas
Informes realizados
Rio Tinto Zinc Courtaulds Consolidated Gold Fields British Leyland Ford Motor Company GEC Unilever Lucas National Health Service
Sudáfrica Tecnología nuclear Queens Jubilee La mujer en la sociedad
FUENTE: Bob Gray, Jan Bebbington y Diane Walters (1993), Accounting for the Environment.
¿De dónde sale?
47
A finales de los años setenta, la RSE ya se había convertido en una práctica común generando interés en el mundo empresarial, en la ciudadanía e incluso entre los círculos sociopolíticos. El sector privado supo responder ante esta demanda y comenzaron a proliferar los informes corporativos de contabilidad social;15 incluso, se empezó a plantear si había llegado el momento de empezar a legislar las empresas en su gestión social.16 Existía la convicción de que la única manera de poder involucrar a un gran número de empresas en la preparación y publicación de informes sociales sería a través de una legislación que la hiciese obligatoria. Pero el único país que llegó a introducir leyes relacionadas con la publicación de informes sociales corporativos fue Francia, en 1972.17 La ley francesa obligaba a informar sobre una larga lista de indicadores que cubrían relaciones con los empleados y temas de seguridad y medioambiente, aunque no evaluaba el impacto directo de las actividades económicas en el entorno o en la sociedad.18 Pero llegaron los años ochenta y, con ellos, la desaparición casi absoluta de la RSE. El florecimiento de auditorías sociales se desvaneció completamente ante el creciente poder de las «nuevas» empresas basadas en ideología neo-conservadora, simbolizadas por la política de la era Thatcher y Reagan.19 Desde 1920 no se había hecho una defensa tan radical del capitalismo liberal. Encontraron justificación conceptual en los argumentos del economista y premio Nobel Milton Friedman, que afirmaba que cualesquiera que fueran las obligaciones morales asumidas por los empresarios como individuos, en lo que se refería a su trabajo debían ceñirse a una única responsabilidad: la maximización de sus beneficios económicos. Durante esa época, grupos empresariales de interés establecidos empezaron a considerar la RSE como una amenaza para su gestión. A ellos se unieron los sindicatos, ya que el reconocimiento público de la RSE amenazaba su condición de portavoces exclusivos como defensores de los derechos de los trabajadores ante la empresa.20
15 16 17 18 19 20
Hoffman (2001). Dierkes y Preston (1977). Chevalier (1976). Capron (1997). Broadben (1998). Hoffman (2001).
48
Definición e historia de la RSE
La globalización y la caída de las economías soviéticas también contribuyeron a crear un clima de economía de escala y competitividad de mercados que, de cierta forma, desbancó los temas sociales. La euforia del concepto de multinacional se estableció como objetivo crucial en la planificación de la empresa y el mantra clásico fue producir más, a menor precio y con menor coste, para abarcar el mayor porcentaje posible de mercado. Sin embargo, el vacío no duró mucho. Los fracasos financieros de empresas multinacionales como IBM, General Motors y Westinghouse en Estados Unidos, y los escándalos financieros de empresarios como Maxwell y Adir en Inglaterra, hicieron resurgir el debate sobre la necesidad de establecer códigos empresariales de conducta y promover la gobernabilidad corporativa, aunque sólo fuera para responder ante los accionistas en casos de corrupción. A partir de los noventa, los cambios políticos, sociales y económicos crean una necesidad creciente de realizar estudios en los aspectos no financieros de la actividad empresarial. El empresario se ve, pues, empujado a adoptar una serie de compromisos en su gestión para integrar a los diferentes agentes de interés, fomentar la transparencia (publicando informes corporativos sociales, estableciendo códigos de conducta y creando una declaración de valores) y reafirmar su respeto y compromiso con el impacto social de sus actividades. Accountability considera en su informe Ethical Social and Environmental Accountability21 que esta necesidad se debe a — Un creciente interés por la información relacionada con la empresa, derivado de la privatización y de la globalización de los medios de comunicación. — Diversos escándalos que causaron un impacto negativo en la reputación de las empresas y en su acción económica, como por ejemplo, salarios de directores, prestigio o solvencia financiera, ventas poco éticas, degradación medioambiental, calidad del producto, etc.
21 Howard, Ighodaro, Page, Roberts y Turner (1998).
¿De dónde sale?
49
— La toma de conciencia de la importancia de la reputación y el reconocimiento del importante papel que desempeñan en las empresas para su protección y valorización. — La creciente percepción del público de que el comportamiento empresarial no siempre corresponde a la imagen pública que la empresa da. — La creciente influencia del público y de los clientes como fuerzas de cambio. Elementos que antes ni siquiera estaban cerca de ser considerados como una prioridad empresarial son ahora cruciales para mantener una buena reputación ante el mercado. Asuntos como la destrucción ecológica, la violación de los derechos humanos, la discriminación de minorías étnicas y de la mujer, los impactos de los productos, o el trabajo infantil o forzoso, entre otros, ya no eran tolerados por un mercado global cada vez más preocupado por la justicia, la equidad y la dignidad humana. Como gusta decir a los directores de Shell, «los mercados globales operan en un mundo creciente de CNN. No se les puede dar la espalda». Este interés creciente de «humanizar» a la empresa, para que sea consecuente con los aspectos sociales que afectan al mundo, se ve también reflejado en las cumbres de conferencias internacionales de Naciones Unidas durante la década de los noventa. Muchas de esas conferencias enfatizaron la importancia que tienen las empresas privadas a la hora de asumir una mayor responsabilidad en el desarrollo humano (ver tabla 3). Debido a ello, es quizá en la década de los noventa cuando más proliferan los llamamientos a las empresas privadas para que unan esfuerzos «para la eliminación del despido, la reducción de la pobreza, la creación de la jornada intensiva, la promoción de la igualdad de oportunidades, el refuerzo del papel de la mujer, el establecimiento de mejoras en la libertad humana y la integración social y la protección de la infancia».22 Siempre es interesante pensar qué es lo que hace que un empresario empiece a preocuparse por temas sociales, sobre todo cuando se adelantan a la legislación de sus países e invierten para mejorar el desarrollo social sin ninguna necesidad u obligación legal. Entre las múltiples iniciativas e inves-
22 Gladwin, Krause, Kennelly (1995).
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Definición e historia de la RSE TABLA 3 CONFERENCIAS DE NACIONES UNIDAS A PARTIR DE LOS AÑOS NOVENTA DONDE SE HA ENFATIZADO EL PAPEL DEL SECTOR PRIVADO EN EL DESARROLLO HUMANO
Cumbre Mundial de la Infancia en Nueva York, 1990
Conferencia Mundial de Educación para Todos en Jomtien, 1990
Segunda Conferencia de las Naciones Unidas de los Países Menos Desarrollados, 1990
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, 1992
Conferencia Mundial de los Derechos Humanos en Viena, 1993
Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres Naturales en Yokohama, 1994
Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo, 1994
Conferencia Global sobre Desarrollo Sostenible de Pequeños Estados Isleños en Desarrollo en las islas Barbados, 1994
Cumbre Mundial del Desarrollo Social en Copenhague, 1995
Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, 1995
Segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (HÁBITAT II) en Estambul, 1996
Cumbre Internacional sobre la Alimentación en Roma, 1996
Conferencia Cumbre de la Tierra + 5 en Nueva York, 1995
Foro Mundial sobre la Educación de Dakar, 2000
Conferencia Mundial de la Mujer «Beijing + 5» en Nueva York, 2000
Cumbre Social +5 en Ginebra, 2000
Conferencia UNCTAD sobre Comercio y Desarrollo en Bangkok, 2000
Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los asentamientos humanos (HÁBITAT II) en Nueva York, 2001
Conferencia de Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados en Bruselas, 2001
Conferencia Ministerial de la OMC en Doha, 2001
Sesión Especial de Naciones Unidas sobre la Infancia en Nueva York, 2002
Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo en Monterrey, 2002
Conferencia Mundial del Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, 2002
Cumbre Mundial sobre la Alimentación + 5 en Roma, 2002
Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún, 2003
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información en Ginebra, 2003
Tercer Foro Permanente para Cuestiones Indígenas en Nueva York, 2003
Reunión del G8 para discutir sobre África y el Cambio Climático en Gleneagles, 2005
Conferencia Ministerial de la OMC en Hong Kong, 2003
Cumbre del Milenio en Nueva York, 2005
¿De dónde sale?
51
tigaciones que buscan razones de este por qué, el estudio realizado por la Future Foundation en su informe The Responsible Organization,23 establece tres motivos concretos (ver figura 3): la responsabilidad moral del patrono; un acercamiento paternal hacia las necesidades y derechos de sus empleados; y/o una visión clara de la relación entre las actividades económicas y una sociedad estable y próspera con la integración de los agentes de interés. FIGURA 3 IMPORTANCIA DE LA RSE
2. Optimiza el negocio
1. Moral/ética
3. Sociedad en la que vivimos
FUENTE: The Future Foundation (1998).
Se describe cada motivo de la forma siguiente: 1. Moral y ética: el hecho de que algunas empresas puedan tener creencias morales o éticas sobre distintos aspectos. Pueden provenir de la dirección de la empresa, de sus empleados, clientes u otras partes constitutivas de la empresa como los proveedores o accionistas. 2. Optimiza el negocio: cada vez más, el sector empresarial opina que existe una relación positiva entre la gestión de una empresa que tenga buena reputación y el aumento de la rentabilidad de la misma, por ejemplo, a través del aumento del valor de las acciones, de una mayor eficiencia en el mercado, o de un incremento de ventas por mayor aceptación de sus consumidores.
23 The Future Foundation (1998).
52
Definición e historia de la RSE
3. La sociedad en la que vivimos: la empresa puede sentirse responsable de dar algo a cambio a la sociedad en la que opera. Dado que se beneficia de una sociedad próspera, estable y cohesionada, no sólo tiene el deber de contribuir a ella, sino que también saldrá beneficiada de su contribución. Tal y como se ha visto en los ejemplos de los empresarios mencionados anteriormente (Rowntree, Cadbury, Ford, Jonson, etc.), parece predominar la creencia de que un empleado motivado, con buen sueldo, o inteFIGURA 4 PRIORIDADES DE RESPONSABILIDADES EMPRESARIALES SEGÚN SUS CONSUMIDORES 70 60
Porcentajes
50 40 30 20 10
FUENTE: The Future Foundation (1998).
Apoyo al arte
Apoyo a deportes
Regeneración urbana
Personas sin hogar
Ayuda a la comunidad local
Ayuda a los pobres
Derechos de los animales
Salud de la población
Educación juvenil
Responsabilizarse del desempleo
Derechos humanos
Comercio justo
Trabajo sin discriminación
Protección del medio ambiente
Formación laboral
0
¿Quiénes fueron las empresas pioneras?
53
grado en los principios de la empresa y partícipe de su gestión, puede acaba beneficiando la productividad y aumentando el beneficio de la empresa. Como ejemplo de las prioridades que los consumidores dan a las actitudes de las empresas, el mismo informe realizó una serie de encuestas para ver qué tipo de responsabilidades empresariales valoraban más (ver figura 4). Curiosamente, la formación laboral, la protección del medio ambiente y la discriminación laboral son los aspectos que se valoraron más, seguidos del comercio justo y los derechos humanos. Paradójicamente, artes y deporte, dos áreas importantes a nivel de promoción e inversión en publicidad en los negocios, fueron las menos relevantes para el público.
1.3. ¿Quiénes fueron las empresas pioneras? En los años noventa, distintas organizaciones empiezan a integrar contenidos sociales en su gestión e incorporarlos en sus estrategias de marketing y comunicación a través de informes sociales. Aunque debido a la falta de estandarización tanto de modelos estándares como de la propia definición de la RSE, los sistemas de gestión fueron muy personalizados y cada empresa los adaptó según los principios que más les convenían (ver tabla 4). Las aproximaciones descritas muestran las implicaciones sociales de las actividades empresariales y los énfasis que daba cada organización en función de sus prioridades. Un estudio de la New Economic Foundation en 199824 analizaba estas diferencias llegando a las siguientes conclusiones: Por un lado, existían muchas perspectivas diferentes y aún no había un enfoque común que permitía homogeneizar herramientas o mecanismos de gestión comunes. Por el otro, existían ciertos aspectos en común: todas las iniciativas enfatizaban la necesidad de identificar un grupo más amplio de agentes de interés, promover el diálogo con ellos, diseñar indicadores y análisis comparativos para cuantificar su gestión social, y promover una mentalidad de mejora continua, enfocada al público.
24 Zadek, Gonella y Pilling (1998).
54
Definición e historia de la RSE TABLA 4 DIFERENTES ENFOQUES DE LA RSE EN LOS AÑOS NOVENTA
Enfoque
Organizaciones
Descripción
Valoración del capital
Skandia
Un proceso regularmente publicado para entender, medir, informar y gestionar varias formas de capital (que podría incluir capital intelectual, humano, social, medioambiental, organizativo, estructural y financiero).
Informe de la participación en la comunidad empresarial
Diageo (Grand Met), BP
Descripción, ilustración y medición de políticas y actividades de participación ciudadana mediante informes puntuales. Este enfoque también puede contemplar el análisis comparativo con el rendimiento de otras compañías.
La contabilidad ética
The Body Shop International
Proceso regular, externo y verificado para entender, medir, mejorar e informar sobre el rendimiento social, medioambiental y de pruebas realizadas con animales, mediante el diálogo de agentes de interés.
Auditoría social
Van City Credit Proceso regular, externo y verificado para entender, medir, mejorar Union, Black Country e informar sobre el rendimiento social de la organización mediante Housing Association, el diálogo de agentes de interés. Coop. Bank
Balance social
Coop Italy, UNIPOL
La reconstrucción y agregación regular de los datos financieros entre grupos de agentes de interés que especifican los costes financieros asociados con «actividades sociales».
Declaración de principios y valores
Shell International
Declaración que desarrolla y describe los principios de una organización mediante la satisfacción de sus responsabilidades financieras, sociales y medioambientales.
Informe sobre la sostenibilidad
Interface
Proceso de la realización de un informe anual que evoluciona e identifica maneras de progresar e informar sobre el progreso de los principios de la sostenibilidad.
FUENTE: Making Values Count: Contemporary experience in Social and Ethical Accounting. Auditing and Reporting.
Tal y como afirmó Simon Zadek,25 había un grupo de empresas que creó estándares líderes pero no eran fácilmente reproducibles a otras organizaciones. Tal era el caso de Levis y de Ben & Jerrys. Otras empresas habían desarrollado un «liderazgo con método» (Tradecraft, The Body Shop, Shell y Cooperative Bank) y proporcionaron metodologías que podían replicarse a otras empresas.
25 Conferencia «Standards for the new millenium» realizada en Vancouver, B.C. Canadá. Octubre, 19-21, 1998.
¿Quiénes fueron las empresas pioneras?
55
TABLA 5 ORIGEN DE LOS INFORMES SOCIALES EN EL MUNDO EMPRESARIAL Compañía
Enfoque
Páginas
¿Verificado por auditor?
Comentarios
Ben & Jerry’s (EE. UU.)
Participación social
36
Sí
Una presentación muy clara
Body Shop (Reino Unido)
Relaciones humanas
134
Sí
Enfoque sobre casi todos los agentes de interés
GM (EE. UU.)
Temas de interés público
65
No
Lo han realizado durante 22 años
CRS (Reino Unido)
Objetivos sociales/prácticas empresariales
31
No
Parte de las celebraciones del 60 aniversario de la CRS
Grandmet (Reino Unido)
Responsabilidad de la corporación, ciudadanía
92
No
Detalla el apoyo del director no ejecutivo
Happy Computers (Reino Unido)
Rendimiento social
24
Sí
Una de los pocos informes que habla de la diversión
Italian Consumer Cooperative (Italia)
Impactos sociales, contabilidad
–
No
Evolución interesante sobre su integración
Sbn Bank (Dinamarca)
Contabilidad ética
26
No
Ha habido otros, pero ¡en holandés!
Tata Steel (India)
Responsabilidades sociales y morales
90
Sí
Informe realizado con un comité independiente
Traidcraft Exchange (Reino Unido)
Cuentas sociales y contabilidad
20
Sí
Discusión positiva de métodos
Van City (Canadá)
Comunidad, medioambiente y personal
6, en informe anual de 44 páginas
No
El informe de auditoría cubre el balance financiero
FUENTE: Tomorrow Magazine (1997).
La mayoría de empresas implicadas comenzó a publicar informes sobre sus sistemas sociales y la manera en que gestionaban los aspectos relacionados con temas sociales. La tabla 5, extraída de un artículo publicado por John Elkington en Tomorrow Magazine en 1997,26 describe las características de los informes sociales de algunas de ellas y sus distintos enfoques.
26 Elkington y Stibbard (1997).
56
Definición e historia de la RSE TABLA 6 HITOS EN EL BIENESTAR LABORAL INTRODUCIDOS POR TATA
Valores aprobados
Año de Año de aprobación aprobación Medida legal de Tata por ley
Día laboral de 8 horas
1912
1948
Factories Act (Ley de fábricas)
Asistencia médica gratis
1915
1948
Employees State Insurance Act (Ley de Seguro de empleados del Estado)
Constitución del departamento de bienestar
1917
1948
Factories Act (Ley de fábricas)
Centros educativos de niños
1917
Creación del comité de reclamaciones laborales
1918
1947
Industrial Disputes Act (Ley sobre conflictos laborales)
Baja con sueldo
1920
1948
Factories Act (Ley de fábricas)
Plan de fondos de protección laboral (seguridad social)
1920
1952
Employees Provident Fund Act (Ley de fondos de protección laboral)
Plan de compensación para accidente laboral
1920
1924
Workmen’s Compensation Act (Ley de compensación laboral)
Instituto técnico para la formación de aprendices
1921
1961
Apprentice Act (Ley de aprendices)
Prestaciones por maternidad
1928
1946
Bihar Maternity Benefit Act (Ley de prestaciones de maternidad)
Distribución de beneficios
1934
1965
Bonus Act (Ley de prestaciones)
Gratificación por jubilación
1937
1972
Payment of Gratuity Act (Ley de pago de gratificación)
Pago por accidentes de tráfico en el traslado al trabajo
1979
FUENTE: Corporate Communications Department, Tata Services Ltd. (Bombay).27
Una empresa que merece una mención especial por su fuerte compromiso con la comunidad y la influencia que ha tenido en la evolución que ha adoptado la RSE es Tata, de origen indio. Motivados por la persistente visión de su fundador, Jamsetji Nusserwanji Tata, revolucionaron el concepto fideicomisario o administrativo de la gestión empresarial. Jamsetji 27 Muchas de estas medidas fueron propuestas y adoptadas por Tata Steel, la casa matriz del Grupo. Bombay.
¿Se ha consolidado finalmente la RSE?
57
tenía el firme convencimiento de que, en una empresa libre, la comunidad no es únicamente otro agente social en el negocio sino el verdadero motivo de su existencia. En esencia, la filosofía de Tata planteaba que una empresa privada utiliza los recursos de la comunidad (humanos, naturales y financieros) para crear riqueza. Las empresas adquieren esta riqueza proveniente de la comunidad en forma de préstamo y, a través de una gestión responsable, la devuelven a la comunidad con un valor superior al inicial. Así, la empresa cumple su papel como ciudadano actuando como un prestamista público. En el campo del bienestar de los trabajadores fueron auténticos pioneros. La tabla 6 señala algunas de las políticas adoptadas por Tata que se adelantaban a la legislación laboral, tanto en la India como —en muchos casos— en Europa, mostrando un compromiso real por un cambio cultural de los principios de la empresa, priorizando los valores morales y éticos. Según Anant Nadkami, director general para iniciativas comunitarias de Tata: «como toda riqueza se genera en la comunidad, esencialmente debe permanecer en ella o retornar a ella».
1.4. ¿Se ha consolidado finalmente la RSE? La RSE siempre ha experimentado diferentes etapas de aceptación social en función de la situación política, económica y social de cada momento. Desde su primer auge de aceptación masiva a principios de los años sesenta, pasando por su casi total desaparición en la década de los ochenta, hasta llegar a su nuevo resurgir —con mucho más respaldo y consenso— en los noventa, su implementación ha sido volátil, respondiendo más a las demandas externas del mercado que a una iniciativa propia de empresarios con convencimientos éticos o morales. Aunque, como se ha visto anteriormente, existen excepciones. Tal y como explica John Elkington en su libro The Tripple Bottom Line,28 esta relación puede caracterizarse a través de lo que él define como las tres «olas»: 28 Elkington (2004).
58
Definición e historia de la RSE — Primera ola (1960-1980): se empieza a exigir una reducción del impacto medioambiental y una limitación de la demanda de recursos naturales. Surge la legislación ambiental. La empresa reacciona a la defensiva, y en el mejor de los casos, cumpliendo con la ley. — Segunda ola (1980-1990): creciente reconocimiento de que es necesario crear nuevos sistemas de producción, nuevas tecnologías y nuevos productos para garantizar el desarrollo sostenible. Se pone en evidencia que el sector empresarial ha de ser la principal fuerza motriz de este cambio. Algunas empresas empiezan a liderar el proceso hacia la sostenibilidad. — Tercera ola (1990-2000): se identifica la necesidad de que para alcanzar el desarrollo sostenible se requiere un cambio profundo en la gobernanza de las empresas, así como en todo el proceso político de la globalización. El papel del sector público y la sociedad civil adopta una importancia creciente. Las empresas se centran en la creación de nuevos mercados y en generar valor.
Existen muchos factores que determinan la necesidad empresarial de adoptar políticas RSE. Resumiendo las tendencias determinantes que han influenciado esta adopción en la última década, se puede llegar a las siguientes conclusiones: Auge de la sociedad civil organizada: los movimientos de sociedad civil organizada y la democratización de la información con herramientas como internet han fomentado una conciencia social preocupada por el desarrollo humano y la justicia universal. La creciente influencia de la opinión pública, que en los últimos cinco años ha pasado a ser un actor indispensable en el balance del poder, ha generado un cambio indiscutible en cómo la empresa está siendo percibida, obligándola a dar contabilidad sobre sus impactos sociales y gestionar sus procesos de forma transparente e integradora. El nuevo mercado global: la globalización ha creado un mercado global competitivo, que por un lado crea una legislación cada vez más exigente, y por el otro, obliga a la empresa a satisfacer a un consumidor cada vez más sensible, más informado y más exigente. Las nuevas tecnologías de la información: a través de las nuevas tecnologías es posible monitorear y comunicar actitudes empresariales en zonas lejanas teniendo un impacto directo en el mercado de origen de la empre-
¿Se ha consolidado finalmente la RSE?
59
sa. Asimismo, han permitido crear redes virtuales uniendo a diversos grupos de la sociedad civil, y facilitando la comunicación sobre las actitudes poco éticas de las empresas. El valor de la reputación: a raíz de diversos escándalos que causaron un impacto negativo en la cuenta de resultados, como por ejemplo, salarios de directores, prestigio o solvencia financiera, ventas poco éticas, degradación medioambiental, calidad del producto o prácticas laborales poco solidarias la reputación empieza a considerarse como un intangible importante que hay que gestionar y potenciar. La dimensión de las empresas: actualmente, 51 de las 100 economías más grandes del mundo son empresas privadas,29 y el poder creciente que está adquiriendo el sector privado en el orden internacional lo convierte en un agente cada vez más esencial a la hora de garantizar ciertos bienes públicos y establecer unas reglas de juego que mantengan los valores de justicia, respeto a los derechos humanos y aseguren la sostenibilidad medioambiental. Este nuevo papel también ha generado más expectativas externas sobre la actitud social de la empresa, y por lo tanto, más exigencias por parte de la sociedad. Independientemente de la razón que sea, se ha demostrado que las responsabilidades de las empresas van más allá de simplemente complacer a los inversores. Tal y como el director ejecutivo de la British Petroleum Corporation, John Browne, reafirmó en una conferencia dada en el Council of Foreign Relations en Nueva York:30 Indudablemente tenemos la habilidad de tomar decisiones independientes o autónomas que afectan a otros; decisiones en inversiones que proporcionan trabajo y rentas de modo que pueden afectar a la riqueza de comunidades y gobiernos, y decisiones en el modo de hacer o trabajar de la empresa que puedan afectar a la sociedad de la que se forma parte. Es por ello que la pregunta sobre cómo se usa el poder es legítima.
Anita Roddick, Presidente del Body Shop International plc,31 afirmó que […] el concepto de la Nueva Responsabilidad Corporativa es tan complejo como cambiar nuestras nociones básicas de lo que nos motiva como empresarios, y lo
29 Anderson y Cavanagh (2000). 30 Browne (1997). 31 Roddick (1994).
60
Definición e historia de la RSE que nuestras metas de negocio deberían ser. Esto sorprende a mucha gente: piensan que es una idea radical considerar cualquier otra cosa que no sea beneficios financieros […] Nosotros, como líderes empresariales, podemos y debemos cambiar nuestra visión y nuestros objetivos.
En el libro Corporate Citizenship,32 Macintosh, Leipziger, Jones y Coleman establecen los cinco principios para la ciudadanía corporativa: — La empresa es un jugador principal en la política internacional, y existe un nuevo equilibrio entre la empresa, el Gobierno y la sociedad civil. — La empresa y los individuos están pensando globalmente. — La empresa se dirige hacia donde la sociedad se dirige. — Para que la gente progrese, el planeta debe progresar. — Las empresas son comunidades de gente. Ya sea parte de otra etapa cíclica en la agenda corporativa, o se esté provocando un cambio indefinido en la gestión de las empresas, todo parece indicar que la responsabilidad social de la empresa es actualmente un factor crucial para reconciliar los diferentes requisitos de los agentes de interés de la empresa. Tal y como refleja un estudio de KPMG,33 el 52 % de empresas de las Fortune 250 ha realizado un informe separado o menciona los aspectos sociales en su informe financiero (comparado con un 45 % en 2002). Asimismo, un informe de Business for Social Responsibility34 realizó una serie de encuestas a directores generales líderes en materia de RSE obteniendo los siguientes resultados: — El 42 % de los directores generales afirmaba haber publicado un informe social (en comparación con el 28 % en 2003). — El número de informes que ha publicado información en sus prácticas filantrópicas, en la comunidad local o a través de actividades de voluntariado, ha aumentado en un 125 %. — El número de directores generales que define su empresa como parte intrínseca de la ciudadanía global ha aumentado en un 800 %.
32 Mcintosh, Leipziger, Jones y Coleman (1998). 33 KPMG Global Sustainability Services (2005). 34 Business for Social Responsibility (2005).
¿Se ha consolidado finalmente la RSE?
61
— El número de directores generales que evalúa y cuantifica sus actividades en materia de responsabilidad social ha aumentado en un 600 %. Es indudable que la RSE ha evolucionado significativamente creando múltiples iniciativas y herramientas para gestionar sus procesos. Pero cabe preguntarse si la empresa ha entendido la necesidad real de implicarse en la RSE o, por el contrario, se ve obligada a adoptar este tipo de políticas para adaptarse a las exigencias y expectativas de un mercado cada vez más sensible e informado. A raíz de los informes sociales publicados y el estado actual de la involucración de la empresa en la RSE, todo parece indicar que hasta el momento se han adoptado políticas puntuales a través de proyectos pilotos que quedan muy distantes de generar el cambio cultural y conceptual de la empresa que se proponía desde el punto de vista social.35
35 MaxGillivray (2002).
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CAPÍTULO 2 HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR LA RSE 2.1. Introducción a las herramientas de la RSE Hay una amplia variedad de metodologías y herramientas que se están utilizando con el objetivo de mejorar el impacto social de la empresa y consolidar su reputación. Muchos opinan que la RSE plantea un nuevo estilo de gestión y, debido a ello, requiere nuevos tipos de experiencia, de conocimientos y una nueva cultura organizacional. Como respuesta a estas necesidades, en los últimos años se han generado nuevos tipos de alianzas entre diferentes agentes e instituciones para promover una cierta estabilidad en el área de la innovación y en el diseño de estos nuevos mecanismos y herramientas que promueven prácticas sostenibles en la empresa. Los tres agentes principales (sector público, sector privado y sociedad civil) trabajan cada vez más estrechamente para poder satisfacer las crecientes expectativas sociales que demandan un proceso de monitoreo, con un marco robusto de indicadores, para evaluar los resultados en las áreas sociales, económicas y medioambientales. En este sentido, estos últimos años ha habido mucha actividad en la generación de herramientas RSE que ofrecen un amplio abanico de mecanismos con el objetivo de medir, evaluar, mejorar y comunicar la gestión de la RSE36 (ver tabla 7).
36 Comisión Europea (2003).
64
Herramientas para gestionar la RSE TABLA 7
ALGUNAS DE LAS HERRAMIENTAS PRINCIPALES A LA HORA DE GESTIONAR LA RSE FTSE4Good Criteria
IFOAM Organic Standards
Global Compact
Global Reporting Initiative
Investors in People
ISO14000
London Benchmarking Group
The Natural Step
OECD Guidelines
Responsible Care
SA8000
SIGMA
Sullivan Principles
WHO/UNICEF International Code on Marketing of Breast-milk Substitutes
AA1000 Series
Amnesty International’s Human Rights Guidelines for Companies
Association of British Insurers Guidelines
CERES Principles
DJSI
Eco-Management and Audit Scheme (EMAS)
EU Eco-label
Ethos Reporting Guidelines
European Foundation for Quality Management
Fair Trade Labelling Standards
Forest Stewardship Council
Existen varias maneras de clasificar este extenso ámbito de herramientas. Por lo general, se pueden agrupar en las siguientes clasificaciones: Guías de estándares y sistemas de certificación social: sistemas de gestión social que pueden ser certificados a través de un estándar. Algunos, como la EMAS, pueden ser aplicados a organizaciones; otros, como el SA8000, a centros productivos; y otros, a productos concretos. Estas herramientas permiten internalizar actividades relacionadas con la RSE y fomentar la credibilidad ante los consumidores a través de procesos de certificación y verificación. Guías de códigos de conducta o principios éticos: compendio de principios al que la empresa se puede adscribir, comprometiendo su comportamiento al respeto y cumplimiento de dichos principios. Por lo general, carecen de un sistema externo de verificación o certificación, aunque algunos de ellos establecen sistemas de evaluación interna. Guías de informes sociales o sistemas de información: guías prácticas para estandarizar la información que se presenta en los informes sociales corpo-
Introducción a las herramientas de la RSE
65
rativos, y mecanismos para incorporar sistemas de contabilidad social. No suelen definir objetivos deseables o resultados concretos, pero ofrecen un marco de información para responder a las preocupaciones de los agentes de interés en materia de gestión social, medioambiental y económica. Ratios e índices utilizados a través de agencias de fondos de inversión de responsabilidad social: un conjunto de ratios e índices utilizados por fondos de inversión social para identificar a las empresas responsables de cara a promover inversiones en empresas bursátiles que cumplan con requisitos de responsabilidad social. A continuación, se describen algunas iniciativas que se están implementando en función de su categoría y su objetivo final (ver tabla 5). FIGURA 5 PRINCIPALES INSTRUMENTOS PARA GESTIONAR LA RSE SEGÚN SU CATEGORÍA
Guías estándares y sistemas de certificación social
Guías de códigos de conducta y principios éticos
Guías de informes sociales o sistemas de información
Ratios e índices para fondos de inversión RSE
Dow Standard Index
El Pacto Mundial AA1000 CEEPA y el modelo SA8000 Guías ODCE multinacionales
FTSE GOOD GRI
Principios Sullivan
Existen varias guías de herramientas RSE donde se desarrollan detalladamente los contenidos y objetivos concretos de cada una de ellas (ver, por ejemplo, el Anuario sobre la RSC en España).37 La selección de las herramientas seleccionadas en este libro no pretende ser un catálogo de todos los instrumentos de la RSE, sino desarrollar una mayor comprensión 37 Fundación Ecología y Desarrollo (2003).
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de cómo algunas de ellas funcionan y qué componentes consideran. Las herramientas se han seleccionado en función de la representatividad en las categorías existentes, la difusión y utilización que han tenido a nivel internacional, y la disponibilidad de análisis comparativos existentes para poder comparar su capacidad de abarcar variables asociadas a la RSE.
2.2. Guías de estándares y sistemas de certificación social 2.2.1. CEPAA y el modelo de Social Accountability 8000 En Estados Unidos, a principios de 1996, se estableció el Social Accountability International (SAI) como una organización de derechos humanos para mejorar los puestos de trabajo y las comunidades en torno a centros productivos, desarrollando normas de responsabilidad social. Su división de prioridades económicas, denominada Council on Economic Priorities Accreditation Agency (CEPAA),38 reunió a un equipo de profesionales de diferentes ámbitos para asesorar sobre el diseño de modelos referentes a los derechos de los trabajadores. Representantes de organizaciones de derechos humanos y de la infancia, sindicatos, proveedores, universidades, fabricantes, contratistas, empresas de consultoría y asociaciones de industriales se unieron para crear la norma SA8000. El objetivo de la norma es el de mejorar las condiciones globales del trabajo. Basa sus principios en distintas convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y exige que las empresas respeten los principios establecidos en las siguientes convenciones internacionales: — Declaración Universal de los Derechos Humanos. — Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. — Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de toda Forma de Discriminación contra la Mujer. — Las siguientes convenciones y recomendaciones de la OIT: — Convenciones 29 y 105 (Trabajos Forzados y Esclavitud). — Convención 87 (Libertad de Asociación). — Convención 98 (Derecho de Negociación Colectiva).
38 (02-05).
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— Convenciones 100 y 111 (Igual Remuneración para Trabajadores y Trabajadoras, por Trabajo de Igual Valor y Discriminación). — Convención 135 (convención sobre los Representantes de los Trabajadores). — Convención 138 y recomendación 146 (Edad Mínima). — Convención 155 y recomendación 164 (Salud y Seguridad en el Trabajo). — Convención 159 (Rehabilitación Vocacional y Empleo de Personas Discapacitadas). — Convención 177 (Trabajo en el Hogar). — Convención 182 (Peores Formas de Trabajo Infantil). El estándar especifica requisitos para la responsabilidad social que permitan a la empresa desarrollar procedimientos para dirigir aquellos aspectos controlables y, así, demostrar a diferentes agentes sociales esas políticas y prácticas.39 El documento Guía para la Responsabilidad Social40 describe los contenidos del SA8000 dividiéndolos en 14 partes. Las tres primeras partes definen la panorámica general del modelo, los elementos normativos y su interpretación, y la definición de los términos clave utilizados en el SA8000. Las nueve partes siguientes se refieren a cada uno de los elementos descritos a continuación: 1. Trabajo infantil: procedimientos preventivos o de denuncia específicos para prevenir violaciones de los derechos de la infancia relacionadas con el trabajo infantil. La SA8000 aplica la definición de la OIT de edades mínimas de trabajo en función del desarrollo económico del país. Se diferencian los niveles de edades laborales entre: — países industrializados que hayan ratificado el convenio 138 de la OIT: 13 años para trabajos ligeros, 15 para trabajos laborales, 18 para trabajos más duros; — países con dificultades económicas como El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Guinea Ecuatorial, Nigeria, 39 Research report. Dec/Jan 1998. Council on Economic Priorities. Social Accountability 8000. 40 Guidance Document for Social Accountability 8000. Version 1998-1. Council for Economic Priorities Accreditation Agency.
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Herramientas para gestionar la RSE Ruanda y Togo: 12 años para trabajos ligeros, 14 para trabajos regulares y 18 para trabajos duros.
2. Trabajos forzosos: esta sección especifica procedimientos preventivos para prevenir situaciones de trabajos forzosos. El concepto de trabajo «esclavo» merece especial atención, cuando las deudas pueden ser utilizadas para mantener a los trabajadores en una situación de «esclavitud». 3. Salud y seguridad: sección referida a cómo una empresa debe tratar estas cuestiones de salud y seguridad en el lugar de trabajo. El modelo establece diferentes pasos a seguir para crear lugares de trabajo seguros e higiénicos incluyendo agua potable y dormitorios decentes cuando proceda. 4. Libertad de asociación y derecho a la contratación colectiva: el modelo prevé los derechos de los trabajadores en cuanto a libertad de asociación y contratación colectiva. Con el fin de obtener evidencias, se apoyan en copias de acuerdos firmados por los líderes sindicales, de negociación colectiva, y en los testimonios de los líderes sindicales y de algunos trabajadores. 5. Discriminación: en esta sección hay una matriz sobre los tipos de discriminación con un análisis de las diferencias entre discriminación y prácticas culturales. Esta distinción se hace porque algunas formas de discriminación son comúnmente aceptadas aunque violan los derechos humanos. 6. Prácticas disciplinarias: el SA8000 estudia el modo de asesorar sobre las prácticas disciplinarias con una descripción de algunas de ellas. Sostiene que el castigo corporal, la coerción física o mental, o el abuso social no deberían ser tolerados. 7. Horario laboral: se estudian aspectos del horario laboral y asuntos como las horas extras. En términos generales, el personal regular no debería trabajar más de 48 horas semanales y debería tener un mínimo de 24 horas no laborables por cada 7 días. Las horas extraordinarias no deberían exceder de 12 horas semanales por empleado y siempre deberían estar mejor remuneradas que las del horario normal. 8. La compensación: esta sección aborda la cuestión de cómo calcular si una empresa paga salarios que cubran las necesidades básicas y provean ingresos prudentes. Puesto que en muchos países el salario mínimo no cubre las necesidades humanas básicas, SA8000 ha desarrollado una fórmula para determinar si los ingresos llegan a este umbral mínimo o no.
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La fórmula de compensación de SA8000 es la siguiente: coste de la cesta de la compra básica (alimentación básica) × (1 % de la renta familiar media gastada en alimentos) × (0,5 de la media del tamaño familiar) × 110 % Como punto final de esta sección, se recomienda analizar la calidad de los datos y verificar los resultados usando la cesta de la compra determinada por el Gobierno, así como que la cesta de la compra se ajuste al estándar mínimo internacional de 2100 calorías por día y que los precios asignados reflejen correctamente la situación del mercado. 9. Sistemas de gestión: determina aquello que constituye un sistema de gestión apropiado para el SA8000. Se requiere que los auditores revisen archivos o registros y documentos, y hablen con trabajadores, ONG y grupos interesados. Las dos partes finales nos dan una visión genérica de las actividades a realizar antes de la auditoría y sobre cómo se debe desarrollar ésta. La complejidad de la creación de un modelo global aplicable a cualquier cultura y país ha generado mucha controversia. Un ejemplo de ello es la crítica al hecho de que la definición ofrecida por el SA8000 de un salario estándar que satisfaga las necesidades humanas básicas podría convertirse en el salario máximo ofrecido por los países desarrollados. De todos modos, el modelo ha hecho pensar al sector empresarial sobre las implicaciones sociales de sus actividades y es un buen instrumento de prevención y registro de su ejecución. A principios de 2006 existían 763 centros productivos certificados a través de 54 industrias representadas en 47 países (ver figura 6). FIGURA 6 PAÍSES QUE HAN CERTIFICADO CENTROS PRODUCTIVOS A TRAVÉS DE LA SA8000 Italia China India Brasil Pakistán Vietnam España Turquía Polonia Tailandia
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El estándar SA8000 puede ser adoptado por cualquier empresa y se aplica a todos los sectores como un análisis comparativo, asegurando que los derechos básicos son respetados a través de las cadenas productivas. Sus requisitos de implementación facilitan la selección de proveedores ya que establece un sistema común de respeto a derechos básicos en todas sus operaciones. El SAI también ha insistido en valorar los beneficios corporativos asociados a la implementación del SA8000. A través de diversos cuestionarios realizados a las empresas certificadas, se ha evaluado si ha existido un incremento en la generación de ingresos a través del incremento de ventas, de la disminución de días perdidos debido a mayor seguridad, de la creación de productos y servicios de mayor calidad, aumento de productividad y menor rotación laboral. En las encuestas realizadas, más de la mitad de las empresas reflejó un aumento considerable en cada uno de los aspectos mencionados.
2.3. Guías de códigos de conducta o principios éticos 2.3.1. El Pacto Mundial El Pacto Mundial surge en el año 2000 como una iniciativa promovida por Naciones Unidas para fomentar la responsabilidad corporativa en las empresas, enfatizando en especial el impacto que tienen a la hora de fomentar un mejor desarrollo mundial. Está constituido por diez principios (aunque originalmente eran nueve, hasta que se incluyó el de anticorrupción) y son de carácter voluntario y genérico, careciendo de códigos explícitos y de sistemas de verificación. Los diez principios que lo constituyen son los siguientes: Relacionados con derechos humanos 1. Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales, reconocidos internacionalmente, dentro de su ámbito de influencia. 2. Las empresas deben asegurarse de que no son cómplices de la vulneración de los derechos humanos.
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Relacionados con aspectos laborales 3. Las empresas deben apoyar la libertad de afiliación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva. 4. Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción. 5. Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil. Relacionados con medio ambiente 6. Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación. 7. Las empresas deberán mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente. 8. Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental. 9. Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Relacionados con anticorrupción 10. Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidos la extorsión y el soborno. Estos contenidos derivan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los principios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Por lo general, a la hora de participar en el Pacto Mundial, se requiere que las empresas envíen una carta al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, firmada por el director general de la empresa y aprobada por su consejo de dirección, apoyando la iniciativa y reflejando la voluntad de implementar los cambios necesarios para que los diez principios pasen a formar parte de la estrategia y cultura de la empresa. A su vez, se solicita que la empresa se convierta en un promotor de los principios del Pacto, y se recomienda que se publique un informe anual describiendo las maneras en las que promueve dichos principios, aunque siempre de manera voluntaria. Como iniciativa global y de ámbito generalista, el Pacto Mundial está constituido por una oficina central en la sede de Naciones Unidas de Nueva
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York, apoyada por las agencias especializadas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y, por último, la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas (ODCNU). Asimismo, está formada por un consejo de asesores y por un grupo de empresas adscritas, universidades, sindicatos, organismos de la sociedad civil y asociaciones empresariales (ver figura 7) que participan activamente en la formación de sus contenidos. FIGURA 7 COMPOSICIÓN ESTRUCTURAL DEL PACTO MUNDIAL
FUENTE: The Global Compact.
Para promover los diez principios éticos del Pacto Mundial, su oficina ha generado una serie de mecanismos de integración e involucración categorizados de la siguiente manera:
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Fórum de aprendizaje: este foro tiene como objetivo compartir buenas prácticas y desarrollar investigaciones que favorezcan la integración de los diferentes agentes de interés en la promoción de los principios del Pacto Mundial. Dentro de este foro se recopila información a través de tres sistemas diferentes: — Ejemplos: descripciones reducidas de acciones que han implementado las empresas para promover alguno de los principios del Pacto Mundial. — Casos prácticos: estudios más extensos sobre la manera en que se implementan los objetivos, con la involucración de un investigador externo. — Proyectos de alianzas: descripción de alianzas entre diferentes actores trabajando conjuntamente para promover los principios del Pacto. Foros de diálogo: estos foros se organizan para fomentar el diálogo entre los actores involucrados en el Pacto. Esta iniciativa tiene tres objetivos concretos: — Promover la comprensión entre las empresas, las organizaciones de sociedad civil, los sindicatos, el Gobierno y otros actores involucrados sobre aspectos relacionados con la globalización. — Generar un foro neutral que permita desarrollar una involucración constructiva para aportar soluciones prácticas que influencien el diseño de políticas y la actitud de los actores involucrados. — Promover el desarrollo de iniciativas que puedan orientarse a acciones concretas por parte de los participantes. Alianzas estratégicas: el Pacto Mundial también promueve alianzas estratégicas para promover los diez principios que proponen. En la formulación de sus contenidos, sugieren que las alianzas se inspiren en el Pacto Mundial, que contribuyan a los objetivos de desarrollo del milenio, que se lleven a cabo con otros actores no empresariales como agencias de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales (ONG), sindicatos o entidades del sector público y que, a ser posible, incluyan a más de una empresa en su implementación. Creación de redes y plataformas locales: el objetivo de estas redes es promover la educación continua entre empresas y responder a las necesidades
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e intereses específicos de los actores involucrados en la promoción de los principios. Las redes pueden ser organizadas a través de líneas geográficas (países, regiones, etc.) o a través de sectores concretos (farmacéutico, extractivo, textil, etc.). Actualmente, existen más de 2300 empresas adscritas al Pacto Mundial, coordinadas a través de más de 40 centros nacionales. La organización del Pacto Mundial está llevando a cabo un proceso para mejorar la participación de las empresas de manera que su adhesión tenga más contenido, se clarifique la responsabilidad y el papel que adoptarán los participantes, se implemente un nuevo marco de gobernabilidad que fortalezca los centros locales, y se asegure la sostenibilidad financiera a través de un modelo económico que genere fondos (a través de fondos locales).
2.3.2. Líneas directrices de la ODCE para empresas multinacionales y para la gobernabilidad corporativa En el año 1976, durante el primer auge internacional del concepto de responsabilidad social corporativa, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ODCE) diseñó unas guías de principios para orientar a las empresas en materia de responsabilidad social corporativa. En el año 2000, dicha guía fue actualizada para incluir aspectos de desarrollo sostenible e incluir los nuevos estándares laborales. La guía está dirigida exclusivamente a empresas multinacionales y a recoger un compendio de recomendaciones gubernamentales para que el sector privado adopte responsabilidades corporativas sociales en ámbitos tan amplios como la relación con empleados, la lucha contra la corrupción, la gestión del medioambiente o la transparencia de información, entre otros temas. Una de las exigencias de las directrices es que las empresas tengan plenamente en cuenta las políticas fijadas por los países en que ejercen su actividad y tengan en consideración las opiniones de otros agentes de interés. A este respecto, las directrices explicitan que las empresas deberán: 1. Contribuir al progreso económico, social y medioambiental con vistas a lograr un desarrollo sostenible. 2. Respetar los derechos humanos de las personas afectadas por sus actividades de conformidad con las obligaciones y compromisos internacionales del Gobierno de acogida.
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3. Estimular la generación de capacidades locales mediante una cooperación estrecha con la comunidad local, incluidos los sectores empresariales locales, desarrollando al mismo tiempo las actividades de la empresa en los mercados interiores y exteriores de una manera compatible con la necesidad de prácticas comerciales saludables. 4. Fomentar la formación del capital humano, particularmente mediante la creación de oportunidades de empleo y la oferta de formación a los empleados. 5. Abstenerse de buscar o de aceptar exenciones no contempladas en el marco legal o reglamentario relacionadas con el medioambiente, la salud, la seguridad e higiene, el trabajo, la fiscalidad, los incentivos financieros u otras cuestiones varias. 6. Apoyar y defender unos correctos principios de gobierno empresarial, y desarrollar y aplicar unas buenas prácticas de gobierno empresarial. 7. Desarrollar y aplicar prácticas autodisciplinarias y sistemas de gestión eficaces que promuevan una relación de confianza recíproca entre las empresas y las sociedades en las que ejercen su actividad. 8. Promover el conocimiento por los empleados de las políticas empresariales y su conformidad con ellas mediante una difusión adecuada de las mismas, incluso a través de programas de formación. 9. Abstenerse de tomar medidas discriminatorias o disciplinarias contra los trabajadores que elaboren, de buena fe, informes para la dirección o, en su caso, para las autoridades públicas competentes acerca de prácticas contrarias a la ley, a las Directrices o a las políticas de la empresa. 10. Alentar, cuando sea factible, a los socios empresariales, incluidos proveedores y subcontratistas, para que apliquen principios de conducta empresarial compatibles con las Directrices. 11. Abstenerse de cualquier ingerencia indebida en actividades políticas locales. Sus contenidos están estructurados en diferentes apartados que incluyen políticas generales, publicación de informaciones, empleo y relaciones laborales, medio ambiente, lucha en contra de la corrupción, intereses del consumidor, ciencia y tecnología, competitividad y fiscalidad.
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Estos principios son útiles a la hora de considerar aspectos de RSE por el gran abanico que abarcan; son un mapa para multinacionales que vislumbrará lo que se pueden encontrar en esta materia. Asimismo, promueven la ley internacional de la OIT como guía genérica, aunque en muchos países sea más ambiciosa que la legislación nacional vigente. Paralelamente al diseño de la guía para multinacionales, la OCDE preparó unas guías de principios para la gobernabilidad corporativa que se podrían aplicar a todo tipo de empresas (aunque se entiende que siempre van orientadas a empresas grandes). Estos principios, a pesar de ser muy genéricos, han sido acogidos como uno de los 12 estándares internacionales del Forum de Estabilidad Financiera, así como por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los principios representan los estándares mínimos en relación a la gobernabilidad y están estructurados en los siguientes cinco apartados: — — — — —
Los derechos de los accionistas. El trato igualitario a los accionistas. El papel que deberían adoptar los accionistas. El escrutinio y la transparencia de gestión. La responsabilidad del consejo de dirección.
A pesar del trabajo realizado a través de estas iniciativas, las líneas directrices de la ODCE no están muy reconocidas y apenas han tenido repercusión, ya que muy pocas empresas las están considerando. Aparte de asignar puntos nacionales de contacto (PNC) para promoverlas, no han tenido gran efecto. De los pocos casos en que se han utilizado, el Gobierno holandés fue el primero en obligar a las empresas solicitantes de créditos para la exportación a incorporar los principios de las guías. Más tarde, el Gobierno francés obligaba a las empresas de COFACE (Compagnie Française pour l’Assurance du Commerce Extérieur) a firmar una declaración conforme conocían la guía ODCE. Sin embargo, un informe de Rights and Accountability in Development (RAID) ya informaba sobre la escasa relevancia pública y el poco poder que otorgan los Gobiernos a los PNC.
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2.3.3. Principios globales Sullivan de responsabilidad social El afro-americano Leon Sullivan nació en 1922 en Virgina (Estados Unidos) en el seno de una familia pobre. A los diecisiete años se hizo pastor baptista y se dedicó a luchar contra los prejuicios racistas de la sociedad estadounidense y, más tarde, emigró a Sudáfrica para luchar en contra del Apartheid. En 1997 crea los Principios Sullivan, unos códigos de conducta para los derechos humanos y la igualdad de oportunidades para empresas americanas que operaban en Sudáfrica. El objetivo principal de los Principios Sullivan fue el de promover la justicia económica, social y política de las empresas, dondequiera que tuvieran actividades, para generar una política de empleo equitativa, al margen de la raza o cultura del trabajador. Leon Sullivan murió en el año 2001 pero su iniciativa continúa vigente y ha ido evolucionando apoyando a una gran variedad de iniciativas de la responsabilidad empresarial relativas a los derechos humanos, igualdad de oportunidades, ética comercial y protección del medio ambiente. Su credo se puede resumir de la siguiente manera: — Expresar apoyo hacia los derechos humanos universales y, particularmente, al personal local que trabaja en las comunidades donde se ejecutan los proyectos, así como a las personas con se hacen negocios. — Promover la igualdad de oportunidades para los empleados en todas las categorías de la compañía sin discriminación de color, raza, género, edad, pertenencia étnica o creencia religiosa, y contribuir a la mejora en el tratamiento inaceptable de la explotación infantil, la violación física, el abuso a la mujer, la servidumbre involuntaria o de otras formas de abuso. — Respetar la libertad del personal de asociarse y pertenecer a sindicatos. — Compensar la capacidad de los empleados conociendo sus necesidades básicas a fin de potenciar sus habilidades y capacidades para que éstos puedan reforzar sus oportunidades sociales y económicas. — Promover un ambiente de trabajo sano y seguro y promover el desarrollo sostenible y la competencia leal, incluyendo el respeto por la propiedad intelectual y el rechazo a ofrecer o pagar sobornos.
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Herramientas para gestionar la RSE — Trabajar con Gobiernos y comunidades en las que se hacen negocios para mejorar la calidad de vida de las comunidades —el bienestar económico, social, cultural y educativo— e intentar promover la formación y las oportunidades de los trabajadores con entornos desfavorecidos. — Promover la aplicación de estos principios a las personas con las que se hacen negocios y ser transparente a través de la divulgación y publicación de los compromisos.
Los Principios Sullivan son aplicables a todas las empresas y a todos los sectores. Sin embargo, la mayoría de las empresas que las han adoptado son estadounidenses. Dada la naturaleza y estructura de los Principios, se recomienda aplicarlos conjuntamente con el AA1000 o el GRI, así como con estándares que incluyan algunos elementos externos de verificación, como el SA8000. Algunos de los problemas que han tenido los Principios es que están demasiado orientados a la gestión y dejan algún vacío en las áreas que tocan. Por ejemplo, no mencionan el derecho de los trabajadores a pertenecer a sindicatos (en Estados Unidos es una situación polémica) y no especifican la definición de terminologías como «necesidades básicas» o «discriminación a la mujer».
2.4. Guías de informes sociales o sistemas de información 2.4.1. Assurance Standard AA1000 En 1999, El Institute for Social and Ethical Accountability (ISEA) diseña el modelo Accountability 1000 (AA1000) para implementar aspectos de responsabilidad corporativa. El modelo es un compendio de una serie de principios y procesos que tienen el objetivo de llevar la contabilidad social, realizar auditorías y formular informes sociales sobre la gestión de empresas. Tal y como está formulado, el modelo presenta una hoja de ruta que considera varios aspectos a tener en cuenta a la hora de implementar una política de gestión social. Asimismo, el modelo puede implementarse de manera individual o integrarse en la implementación de otros estándares, como por ejemplo la SA8000 o las guías para realizar informes del Global Reporting Initiative.
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La propuesta del modelo AA1000 presenta los tres siguientes principios: Principio I. Transparencia: este principio está orientado a conocer qué es importante para la empresa y para los agentes de interés involucrados con ella. Sus implicaciones obligan a informar a todos los agentes de interés y actuar con plena transparencia para que ellos puedan realizar valoraciones del comportamiento de la empresa y actuar en consecuencia. Principio II. Conformidad: el segundo principio está orientado a conocer qué impacto tiene la empresa y qué opinión se tiene externamente de las actividades que implementa. Este principio propone crear una comunicación de las políticas implementadas y de los resultados alcanzados. Principio III. Capacidad de respuesta: este tercer principio está orientado a demostrar la capacidad de respuesta que tiene la empresa. Implica desarrollar un compromiso para lograr la mejora continua en su grado de cumplimiento. Los procesos del AA1000 están estructurados en cinco fases (ver figura 8): Fase I: Planificación: la empresa se compromete a llevar a cabo una contabilidad de los aspectos sociales, así como a realizar auditorías sociales y elaborar informes de su impacto social. Asimismo, integra a los agentes de interés de la empresa para que participen en la estrategia de implementación. Fase II: Contabilidad: a través de una consulta con los agentes de interés, la empresa identifica aspectos relacionados con su gestión ética y social. Se define el objetivo de la auditoría y los indicadores que se utilizarán en el proceso. En esta fase también se recopila y analiza la información pertinente. Fase III. Auditoría y realización de informes: en esta fase la empresa prepara el informe social. Se recomienda que un grupo externo lo analice. La empresa distribuye el informe y recopila los comentarios externos para tenerlos en cuenta. Fase IV: Integración: la empresa crea los sistemas de gestión para fortalecer el proceso de manera integradora. Los sistemas que se adoptan son la gestión y obtención de información, la implantación de valores y la auditoría interna.
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Fase V. Integración de los agentes de interés: esta última fase es una constante en la implementación de la AA1000, donde la organización se mantiene en contacto permanente con los agentes de interés para que éstos formen parte intrínseca de todo el proceso. FIGURA 8 FASES DE LA AA1000
FUENTE: Accountability.
Actualmente existen alrededor de 50 organizaciones utilizando la AA1000 entre las que se encuentran British Airways, Barclays, BP, Co-operative Group, Danisco, Diageo, Halifax, Marks and Spencer o Novo Nordisk, entre otras.41 Una de las principales críticas que recibe es su extremada complejidad a la hora de ponerla en práctica. Permite mucha flexibilidad a la empresa a la hora de aplicarla y es compatible con otros estándares y herramientas de gestión social, pero sus altos costes de implementación y su complejidad de procesos han dificultado su adopción por parte del sector empresarial. Otra de las limitaciones de este instrumento es que no es una norma certificable, sino un sistema de integración de los agentes de interés basa41 Para una lista detallada de todas las organizaciones utilizando esta norma, ir a .
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do en dar garantías de contabilidad y de gestión social. Ofrece unas bases para fortalecer las relaciones entre la empresa y los agentes de interés basadas en la confianza mutua, pero carece de soluciones viables en caso de conflicto.
2.4.2. Guías para realizar informes corporativos sobre el desarrollo sostenible (GRI) El Global Reporting Initiative (GRI) tiene como objetivo asesorar a las empresas que estén interesadas en la publicación de informes para los agentes sociales externos sobre su actuación y progreso hacia los tres pilares de sostenibilidad: economía, medio ambiente y sociedad. Está siendo coordinado por la organización no gubernamental CERES e integra la participación activa de empresas, organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales, agencias de Naciones Unidas, consultorías, asociaciones industriales, universidades y otros organismos a nivel mundial.42 Se constituyó en 1997 como una iniciativa conjunta entre CERES y el PNUMA, con el objetivo de fomentar la calidad, el rigor y la utilidad de las memorias de sostenibilidad. Las líneas directrices del GRI tienen tres objetivos concretos:43 — Posicionar los informes de sostenibilidad a nivel global de manera estandarizada, como lo están actualmente los informes financieros, y rutinaria, como los informes de contabilidad y de auditoría. — Diseñar, difundir y promover informes estandarizados, medidas básicas aplicables a todas las empresas y medidas para sectores específicos; todo ello, reflejando la dimensión social, ambiental y ética de la sostenibilidad. — Asegurar de forma permanente el elemento institucional para apoyar y promocionar la elaboración de informes de sostenibilidad. Las directrices se presentan como un marco de orientación para que las empresas puedan preparar informes de sostenibilidad. Pretenden crear un marco estructurado, pero flexible, que siga una línea uniforme, con la debi-
42 (5-05). 43 Willis (1998).
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da consideración de los aspectos prácticos de recopilar y presentar información de modo que muestre eficazmente los informes sobre la sostenibilidad de la entidad en cuestión. Las directrices no proporcionan orientación para la recopilación de datos, sistemas de información o procedimientos empresariales para la preparación de informes sostenibles. Básicamente lo que pretenden es servir de ayuda para que las empresas tengan la iniciativa de mejorar la calidad y la consistencia de sus informes de sostenibilidad. La primera Guía para la Elaboración de Memorias de Sostenibilidad del GRI se publicó como un borrador en el año 1999 después de una fase de pruebas. Tras un proceso de corrección que se prolongó durante dos años, se presentó una nueva guía en junio de 2000, presentando una serie de principios revisados que combinan y amplían los conceptos que aparecían bajo los epígrafes de «principios fundamentales de la elaboración de memorias de sostenibilidad» y «características cualitativas de las memorias». La versión del año 2002 enumera 50 indicadores centrales, que son los que tienen mayor importancia para la mayoría de las organizaciones y mayor significación para las partes interesadas, y 47 indicadores adicionales, que pueden ser publicados a criterio de la organización que elabora la memoria. Los principios del GRI están estructurados según el objetivo que cumplen en el proceso de documentación de la información (ver figura 9). Incluyen las siguientes cuatro áreas: — La que constituye el marco de la memoria (transparencia, globalidad, auditabilidad). — La que afecta a las decisiones sobre qué incluir en la memoria (exhaustividad, relevancia, contexto de sostenibilidad). — La que pretende garantizar la calidad y la veracidad (precisión, neutralidad, comparabilidad). — La que afecta a las decisiones sobre el acceso a la memoria (claridad, periodicidad). Los principios establecidos en los contenidos del GRI son los siguientes: Transparencia. La exposición completa de los procesos, procedimientos y supuestos implicados en la elaboración de una memoria resulta esencial para su credibilidad.
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FIGURA 9 ASPECTOS ESENCIALES EN LA MEMORIA PROPUESTA POR EL GRI
FUENTE: Ana Isabel Balaguer Vegas e Isabel Caballero Caballero, Notas técnicas de Prevención del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Globalidad. Toda organización informante debería, sistemáticamente, implicar a sus partes interesadas en la mejora continua de la calidad de sus memorias. Auditabilidad. Los datos y la información presentes en la memoria deberían recopilarse, analizarse y divulgarse de modo que los auditores internos o los encargados de la verificación externa puedan avalar su veracidad.
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Exhaustividad. Toda la información esencial para la evaluación por parte de los usuarios del desempeño económico, ambiental y social de una organización informante debería aparecer en la memoria de una forma coherente con el marco temporal, el alcance y los límites manifestados. Relevancia. La relevancia es el grado de importancia asignado a un aspecto, indicador o dato concreto, y constituye el umbral en el cual la información adquiere la suficiente trascendencia como para presentarse. Contexto de sostenibilidad. Las organizaciones informantes deberían intentar situar su actuación en el más amplio contexto de restricciones o límites ecológicos, sociales o de otro tipo, en aquellos casos en los que ese contexto añada un significado importante a la información presentada. Precisión. El objetivo del principio de precisión es el de conseguir que la información presentada ofrezca la mayor exactitud y el menor margen de error posibles, para que los usuarios puedan tomar sus decisiones con un alto grado de confianza. Neutralidad. En toda memoria deberían evitarse los sesgos en la selección y exposición de la información, y se debería tratar de ofrecer un informe equilibrado sobre la actuación de la organización informante. Comparabilidad. Toda organización informante debería mantener la coherencia en lo referente a los límites y el alcance de sus memorias, dar a conocer cualquier cambio y volver a exponer la información presentada anteriormente. Claridad. Toda organización informante debería mantenerse al corriente de las distintas necesidades y experiencias de sus partes interesadas, y poner la información a disposición de los usuarios de manera que resulte inteligible para el mayor número posible de éstos, manteniendo un adecuado nivel de detalle. Periodicidad. Toda memoria debería ofrecer información con una periodicidad que se adapte a las necesidades de los usuarios y a la naturaleza de los datos. El GRI organiza los indicadores de desempeño de acuerdo a categorías, aspectos e indicadores respetando las tres dimensiones del concepto convencional de sostenibilidad: la económica, la ambiental y la social. En la guía de 2002 la jerarquía está estructurada de la siguiente manera (ver tabla 8).
Guías de informes sociales o sistemas de información TABLA 8 CATEGORÍAS DEL GRI Áreas
Categoría
Aspecto
Económicos
Impactos económicos directos
Clientes Proveedores de capital Sector público Proveedores Empleados
Ambientales
Ambiental
Materias primas Energía Emisiones Vertidos Residuos Transporte general Proveedores Cumplimiento Productos y servicios Agua Biodiversidad
Sociales
Prácticas laborales y trabajo
Empleo relaciones Empresa/trabajadores Salud y seguridad Formación y educación Diversidad y oportunidad
Derechos humanos
Estrategia y gestión No discriminación Libertad de asociación Negociación colectiva Trabajo infantil Trabajo forzoso y obligatorio Medidas disciplinarias Medidas de seguridad Derechos de los indígenas
Sociedad
Comunidad Corrupción Contribuciones políticas Competencia y precios
Responsabilidad del producto
Salud y seguridad del cliente Productos y servicios Publicidad Respeto a la intimidad
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Herramientas para gestionar la RSE
En la primera guía del GRI participaron 21 empresas que aceptaron estandarizar la metodología propuesta por el GRI como proyecto piloto. Las empresas que participaron son las reflejadas en la tabla 9. TABLA 9 EMPRESAS QUE PARTICIPARON EN LA PRIMERA GUÍA DEL GRI Empresas
Sector
País
Baxter
Productos y servicios médicos
EE. UU.
The Body Shop Bristol-Myers Squibb
Productos de belleza personal Sector farmacéutico
Reino Unido EE. UU.
British Airways Eastern Group Electrolux ESAB Excel Industries, Ltd. Ford Motor Company General Motors Henkel Chemicals ITT/Flygt KST Hokkaido NEC Corporation Novo Nordisk Procter & Gamble Riverwood International SASOL Shell Petroleum Sunoco VanCity Savings
Transporte aéreo Energía Aplicaciones eléctricas Equipamientos para la construcción Sector químico Producción de vehículos Producción de vehículos Productos de consumo Válvulas y bombas de extracción Construcción Tecnología de información Sector farmacéutico Productos de consumo Papeleras Petroquímico Energía Energía Sector financiero
Reino Unido Reino Unido Suecia Suecia India EE. UU. EE. UU. Alemania Suecia Japón Japón Dinamarca EE. UU. EE. UU. Sudáfrica Reino Unido/Holanda EE. UU. Canadá
El 31 de marzo de 2006 se inauguraba la tercera versión del GRI, denominada G3, y sus informes de sostenibilidad se han implementado en más de 900 empresas representantes de todos los sectores.
Ratios e índices para fondos de inversión de RSE
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2.5. Ratios e índices para fondos de inversión de RSE 2.5.1. Dow Sustainability Index Instaurado en 1999, el índice de sostenibilidad Dow Jones es el primer índice global que evalúa los resultados financieros de las empresas líderes en materia de sostenibilidad. Actualmente, más de 55 índices de sostenibilidad de Dow Jones están activos en más de catorce países gestionando varios productos financieros que incluyen fondos activos y pasivos, certificados y cuentas agregadas. En total, estas licencias llegan a gestionar 3200 millones de euros. El índice Dow Jones Sustainability Index combina tres socios clave: a la entidad que calcula los Dow Jones Indexes, a la entidad europea del índice STOXX Limited, y al grupo de inversión en proyectos de sostenibilidad SAM Group. TABLA 10 PRINCIPALES GRUPOS INDUSTRIALES VALORADOS POR EL ÍNDICE DOW JONES, 2004 Sector
Empresas líderes 2004
Empresas líderes 2003
Automóviles Bancos Recursos básicos Químicos Construcción Productos y servicios cíclicos Energía Servicios financieros Alimentos y bebidas Salud Productos y servicios industriales Seguros Medios Productos y servicios no cíclicos Minoristas Tecnología Telecomunicaciones Servicios públicos
Toyota (Japón) Westpac Banking Corp. (Australia) Alcan Inc. (Canadá) DSM NV (Holanda) AMEC PLC (Reino Unido) Philips Electronics (Holanda) Statoil (Noruega) British Land (Reino Unido) Unilever (Reino Unido/Holanda) Novozymes (Dinamarca) 3M (Estados Unidos) Swiss Reinsurance (Suiza) Pearson PLC (Reino Unido) Procter & Gamble (Estados Unidos) Marks & Spencer (Reino Unido) Intel (Estados Unidos) BT Group (Reino Unido) Severn Trent PLC (Reino Unido)
Toyota Westpac Banking Corp. Dofasco E. I. DuPont de Nemours CRH Philips Electronics British Petroleum British Land Unilever Novozymes 3M Swiss Reinsurance Pearson PLC Procter & Gamble Marks & Spencer Intel BT Group Severn Trent
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Herramientas para gestionar la RSE
El índice de sostenibilidad Dow Jones (DJSI) cubre el 10 % de las empresas más importantes dentro de las 2500 que cotizan en el índice global Dow Jones (DJSI World) y analiza su dimensión económica, medioambiental y social. Los índices Dow Jones STOXX Sustainability (DJSI STOXX) sirven de referencia para las inversiones sostenibles europeas y cubren el 20 % de las empresas más destacadas en términos de sostenibilidad de todas las que cotizan en el Dow Jones STOXXSM 600. La composición del índice obedece a un proceso definido por las guías DJSI y está basado en un análisis de criterios de sostenibilidad generales y específicos de cada sector.
2.5.2. Índice de sostenibilidad FTSE GOOD El índice de sostenibilidad FTSE GOOD es una iniciativa del FTSE GROUP para evaluar a las empresas que tienen un comportamiento líder en el ámbito de la sostenibilidad. La serie de índices FTSE4GOOD está formada a través de un análisis comparativo entre los índices FTSE All Share Index, FTSE All-World Developed Index, FTSE All-World Developed USA Index, y FTSE All-World Developed Europe Index, aplicados a su vez a los índices concretos de FTSE: FTSE4GOOD UK Index; FTSE4GOOD Global Index; FTSE4GOOD USA Index; y el FTSE4GOOD Europe Index. Por lo general, se excluyen las empresas que pertenecen a los siguientes sectores: — — — —
Productores de tabaco. Productores de equipos para sistemas de armas nucleares. Propietarios u operadores de centrales nucleares. Compañías involucradas en la extracción o procesamiento de uranio.
A la hora de aplicar el índice FTSE GOOD, las empresas son evaluadas según los tres aspectos siguientes: Sostenibilidad medioambiental: Se les asigna una ponderación en función del sector en el que operan y se establece una serie de criterios en función de las políticas, los sistemas de gestión y sistemas de comunicación y transparencia en el ámbito de la gestión medioambiental.
Ratios e índices para fondos de inversión de RSE
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Relaciones con grupos de interés: Las empresas son evaluadas en función de su capacidad de divulgar información en relación a unos indicadores acordados que, por lo general, suelen ser los siguientes: — Adopción de una política de igualdad de oportunidades. — Adopción de un código ético o principios de conducta empresarial. — Proporcionar evidencia acerca de sistemas de igualdad de oportunidades incluyendo monitoreo de la política y composición de la plantilla; y programas de conciliación de la vida familiar y laboral. — Proporcionar evidencia acerca de la existencia de sistemas de salud y seguridad incluyendo reconocimientos, detalles de formación en salud y seguridad o publicación de ratios de accidentalidad. — Proporcionar evidencia acerca de formación y desarrollo de empleados. — Proporcionar evidencia de sistemas para mantener buenas relaciones industriales, incluyendo acuerdos con sindicatos. — Capacidad de realizar donaciones superiores a los 50 000 euros y otras actividades de acción social. Derechos humanos: Al igual que en el ámbito medioambiental, las empresas también son evaluadas con diferente grado en función del sector al que pertenecen y al impacto que pueden generar en los derechos humanos. Suelen ser organizadas en tres grupos: empresas pertenecientes al sector de recursos globales (gas, petróleo, minería, etc.); empresas que tienen una actividad significativa en países vulnerables; y resto de empresas. En función de la pertenencia a estos sectores, la empresa es evaluada acorde con los siguientes principios: Política pública: Si la compañía ha publicado una política concerniente a los derechos humanos y esta política ha sido comunicada globalmente. — Asignación de responsabilidades: si la responsabilidad de la implantación de la política recae en algún miembro del consejo de administración o directivo que reporta directamente al consejero delegado. — Implicación con sistemas de gestión social: declaración de respeto a las convenciones fundamentales de la OIT sobre igualdad de oportunidades, negociación colectiva o uso de mano de obra
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Herramientas para gestionar la RSE infantil, entre otras. También cumplen este criterio firmantes del Pacto Mundial de Naciones Unidas, SA8000 o aquellas declaraciones que expresamente suscriben las líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales. Declaración expresa de apoyo a la Declaración Universal de los derechos humanos. — Directrices sobre uso de seguridad armada: directrices que regulen el uso de seguridad armada basada en los principios básicos de Naciones Unidas sobre uso de la fuerza y armas de fuego o el código de conducta para agentes de la seguridad pública.
2.6. Conclusiones Como se puede observar, las herramientas disponibles para gestionar la RSE son diversas y abarcan diferentes objetivos y finalidades. Algunas de ellas utilizan indicadores en las áreas económicas, sociales y ambientales para evaluar el impacto que tienen en su ámbito de aplicación. Sin embargo, con excepción del GRI y en cierta medida el AA1000, las herramientas disponibles no han incorporado un sistema de evaluación sólido para cuantificar el impacto que tiene la empresa en su entorno. Actualmente, con las herramientas disponibles, se puede identificar el compromiso de la empresa ante ciertos principios morales o éticos, cuantificar las emisiones contaminantes que la empresa genera, valorar en cierto grado el valor financiero otorgado a su comportamiento sostenible, e incluso certificar el comportamiento de la empresa ante su relación con los trabajadores. Pero no existen herramientas que evalúen o permitan gestionar todo el impacto socioeconómico o medioambiental de la empresa en el entorno en el que opera, ni ofrezcan un sistema de indicadores para contabilizar el beneficio que están generando sus inversiones en las áreas de RSE. Un estudio de KPMG señalaba el nivel de utilización de herramientas por parte de las Fortune 250 reflejando que la utilización de las mismas sigue siendo insuficiente. Esto se debe, por un lado, al desinterés empresarial reinante a pesar del auge de la RSE, y por el otro, a que las herramientas actuales no satisfacen las necesidades de la empresa ni las expectativas del sector (ver figura 10).
Conclusiones
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Los estándares más utilizados son los propuestos por Naciones Unidas (Pacto Mundial y la OIT), aunque no ofrecen ninguna opción para incluir la gestión con los grupos de interés o para ser verificados externamente (como el AA1000 por ejemplo). FIGURA 10 UTILIZACIÓN DE HERRAMIENTAS RSE POR LAS FORTUNE 250 0
10
20
30
Global Compact
40
50
35 % 19 %
OIT Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas Guías OCDE Principios de Ecuador Otras declaraciones de Naciones Unidas
16 % 7% 5% 4%
FUENTE: Elaboración propia con información de KPMG Global Sustainability Services (2005).
Las herramientas RSE pueden ser utilizadas de forma individual o combinada y otorgar los siguientes resultados a la empresa:44 — Legitimidad: está basada en el «contrato social» expresado en los consensos internacionales, o a través de la negociación con los principales grupos de interés. — Claridad normativa: proviene de las estrategias de análisis comparativos sobre el «buen actuar» corporativo. — Funcionalidad: provee unas herramientas fáciles de usar para ayudar a las compañías a poner sus reglamentos en práctica. — Bases para el aprendizaje y el compromiso: un proceso constante de mejoramiento, basado en el intercambios de experiencias. — Comunicaciones efectivas: que ayuden a la organización a cumplir sus obligaciones externas e internas.
44 Ligteringen y Zadek (2002).
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Herramientas para gestionar la RSE — Temáticos: colaboran con las empresas a asegurar que sus temas más relevantes se desarrollen correctamente.
Pero tal y como se ha visto anteriormente, los indicadores actuales, en especial los del área social, son todavía insuficientes para garantizar una cuantificación sólida del valor agregado de la empresa. Es de prever que en los próximos años se experimentará una integración de los códigos, herramientas y sistemas de estándares sociales para satisfacer las exigencias de la sociedad civil, aunque de momento, dicha integración no se está consiguiendo.
CAPÍTULO 3 LAS CARENCIAS DE LA RSE 3.1. ¿Por qué no es aceptada? A pesar del gran auge que ha experimentado la RSE en los últimos años, las buenas prácticas empresariales orientadas a garantizar un impacto social positivo, a promover valores universales de derechos humanos y/o a defender la sostenibilidad del medioambiente, generan mucho escepticismo ante la opinión pública y no parecen acabar de convencer a la sociedad. Estudios recientes demuestran que las empresas están fracasando en su propósito de transmitir sus buenas intenciones en materia de responsabilidad corporativa y, en general, se puede afirmar que el público es muy escéptico ante los resultados de la empresa en materia de impacto social o medioambiental. Una encuesta publicada en The Observer,45 por ejemplo, unía a más de 100 líderes de opinión de medios de comunicación, del sector educativo, del mundo asociativo y del sector público, señalando que la voluntariedad de las empresas en estas áreas no es suficiente, y las buenas intenciones de la empresa generan mucha desconfianza, en especial en épocas de recesión económica. El mismo estudio constató que el 95 % de los participantes opinaba que las obligaciones financieras no eran incompatibles con las res-
45 Cowe (2001).
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Las carencias de la RSE
ponsabilidades de la empresa hacia los agentes de interés y, sin embargo, la empresa no hacía lo suficiente para integrar sus valores. Mary Robinson, en su calidad de alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, recordaba en una conferencia en el Royal Society of Arts World en Londres, cómo el artículo 29 de la Declaración de los Derechos Humanos establece que «toda persona tiene deberes ante la comunidad […] y lo necesario es reconocer que la comunidad ya no es sólo nuestro vecino cercano, sino la comunidad global».46 Robinson enfatizó que las buenas intenciones no son suficientes. El sector privado debe centrarse no sólo en buenas prácticas de ciudadanía corporativa, sino en implementarlas a nivel práctico. A pesar del progreso realizado reconociendo la relación entre generación de beneficios y gestión social corporativa, muchos observadores siguen dudando que los compromisos de la empresa sean algo más que maquillaje externo sobre como actúan alrededor del mundo.47
La encuesta anual que realiza Globescan de la opinión pública global sobre el papel de las empresas reflejaba como el sector privado es el organismo que genera menor confianza (38 %) a la hora de aportar beneficios a la sociedad, en comparación con los medios de comunicación (43 %), los sindicatos (50 %), los Gobiernos (52 %), Naciones Unidas (65 %) o las ONG (68 %).48 Asimismo, enfatizaba que los ciudadanos de países ricos eran particularmente críticos con las altas expectativas de gestión social de la empresa, especialmente en relación a la seguridad y a la protección medioambiental (ver figura 11). Otra encuesta realizada por la organización Business for Social Responsibility y el Ministerio holandés de Asuntos Exteriores49 analizó la percepción de tres agentes principales (ONG, pymes y empresas multinacionales) sobre seis áreas concretas de la RSE: ventaja competitiva; el papel del Gobierno; la integración de la RSE; la transparencia y el escrutinio; el impacto del mercado; y el futuro de la RSE. 46 47 48 49
Naciones Unidas (1948). Robinson (2002). Globescan (2005). Business for Social Responsibility (2005).
¿Por qué no es aceptada?
95 FIGURA 11
2005
2003
2001
Gestión
Expectativas
EXPECTATIVAS DE LA SOCIEDAD VS. GESTIÓN DE LA RSE
FUENTE: Globescan (2005).
Una de las principales conclusiones de la encuesta fue que el nivel de integración de la RSE en las actividades tradicionales de la empresa es significativamente baja. Ante la pregunta de si se pensaba que las empresas habían hecho un buen trabajo en integrar la RSE en sus líneas de actividad tradicional, el 85 % de las multinacionales, el 90 % de las pymes y el 95 % de las ONG declararon que no (ver figura 12). La encuesta también remarcó que no existe la suficiente confianza en que el mercado sea capaz de generar los incentivos necesarios para motivar a las empresas a integrar la RSE de manera más completa, y se reflejó que la transparencia en políticas RSE y la integración de los agentes de interés en el proceso de toma de decisión eran áreas que han dado resultados insuficientes y deberían ser tomadas más en serio. Por otro lado, a pesar de los resultados negativos en cuanto al alcance y la profundidad de la RSE en la empresa, se evidenció un acuerdo unánime en que el concepto de RSE ya ha pasado su fase embriónica, es un eje esencial de la empresa, y que dentro de cinco años será todavía más importante.
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Las carencias de la RSE FIGURA 12
PORCENTAJE QUE AFIRMA QUE LA RSE NO ESTÁ INTEGRADA EN LA EMPRESA 100 90 80
95% 90% 85%
70 60 50 40 30 20 10 0 Multinacionales
ONG
Pymes
FUENTE: Business for Social Responsibility (2005).
3.2. Principales carencias Cuando se analiza la situación actual en relación a la RSE, surge una discordia clara entre las intenciones de las empresas y las percepciones de la opinión pública. Por un lado, las empresas están incrementando sus presupuestos sociales, valorando su importancia en el mercado, realizando informes sociales, creando divisiones para gestionar estos temas y abriendo sus foros de toma de decisiones a otros agentes de interés. Por el otro, parece ser que la opinión pública es cada vez más crítica con la empresa, acoge sus comunicados con mayor escepticismo y tiene menor esperanza en que se convierta en un agente de cambio que aporte soluciones a problemas globales. Todo apunta a un problema de base, que afecta al propio concepto de la RSE y a cómo es gestionada por la propia empresa. Acostumbrada a evaluar sus políticas estratégicas e inversiones en función de rentabilidad y beneficios generados, la empresa debería cuestionarse si ha amortizado su inversión en crear «imagen RSE» y si está obteniendo sus beneficios deseados. Cuando el responsable empresarial de RSE va al
Principales carencias
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consejo de dirección, debería ser capaz de demostrar a través de indicadores cuantitativos los beneficios obtenidos, presentar la estrategia de planificación y proyectar los beneficios esperados de su departamento. Aunque nos encontraríamos con un problema estructural: por lo general, el responsable RSE no acude al consejo de dirección porque suele ir su jefe, el director de marketing o comunicación. En el caso de que fuera, no sabría cuáles son sus beneficios porque desconoce qué tiene que medir o cuantificar. Si al margen de explicar el estado de la publicación de su informe social anual le dejaran presentar la estrategia de planificación, generaría varios rechazos y enemistades, ya que no contribuye directamente a la cuenta tradicional de resultados. Y no podría proyectar los beneficios esperados porque, por un lado, son intangibles, y, por el otro, son tan a largo plazo que están fuera del radar estratégico de la empresa. Bienvenido al mundo empresarial de la RSE. Debido a esta situación no debería extrañar que la RSE no convenza a la opinión pública, pero incluso se cuestiona si llega realmente a convencer dentro de la propia empresa. Existe un conflicto evidente entre la voluntad de la empresa en crear un diálogo abierto con los agentes de interés incorporándolos como parte intrínseca de su gestión y crear políticas sostenibles de RSE, y la implementación de la RSE para promover la «marca social» maquillando la gestión para satisfacer a un mercado cada vez más culto y sensibilizado. Esta realidad se ve reflejada a través de diversas carencias que impiden que la RSE pase de ser una herramienta de comunicación orientada a mejorar la imagen social de la empresa, tal y como se ejerce mayoritariamente ahora, a convertirse en un instrumento que cambie la cultura empresarial integrando a los agentes de interés en su toma de decisiones y convirtiéndose en una política de gestión válida a la hora de adecuar la empresa a su entorno y sus necesidades. Entre ellas, destaca el conflicto de intereses entre generar valor y aumentar la cuenta de resultados, el conflicto entre la visión a corto plazo y el desarrollo sostenible, la necesidad de cuantificar los intangibles (en especial los asociados a aspectos sociales y medioambientales), el papel que tiene actualmente el departamento de RSE dentro de la propia empresa y la estructura de propiedad de la empresa y la forma en que se toman las decisiones (ver figura 13).
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Las carencias de la RSE FIGURA 13 CARENCIAS ACTUALES DE LA RSE Estrategia de la empresa I) Conflicto entre generar valor vs. cuenta de resultados
II) Conflicto entre visión a corto plazo vs. sostenibilidad
Evaluación de sistemas III) Necesidad de cuantificar intangibles Implementación y estructura en la empresa IV) Marginación de la división RSE en la empresa
V) Los verdaderos propietarios de la empresa
1) Conflicto entre generar valor vs. cuenta de resultados La empresa siempre ha sido la fuerza motriz del progreso, creando nuevos productos, aumentando la productividad, fomentando la calidad, mejorando los bienes y servicios, y potenciando el desarrollo de tecnología. Su actividad ayuda a crear mejor acceso a los bienes de la sociedad a un precio razonable. El proceso empresarial está regido por la competitividad, y genera la necesidad de obtener beneficios a aquellos que arriesgan sus ahorros en inversión.50 Pero asumir que el objetivo y finalidad de la empresa sea generar beneficios y aumentar la cuenta de resultados sería confundir el medio con la causa. Tal y como comenta Dave Pakard,51 fundador de Hewlett-Packard: muchas personas asumen que la empresa existe solo para generar dinero. Mientras que es un resultado imprescindible para la existencia de la empresa, deberíamos profundizar y describir las verdaderas razones de nuestra existencia. Un grupo de personas se juntan y existen como una institución que llamamos empresa, y son capaces de conseguir algo trabajando colectivamente, que no podrían conseguir individualmente: realizan una contribución a la sociedad, frase que suena banal pero que es fundamental.
50 Handy y Handy (2004). 51 Packard (2005).
Principales carencias
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La RSE actual se limita a asegurar que su producción se realiza respetando los códigos morales y éticos a nivel laboral, respetando los derechos humanos, el medioambiente y luchando contra la corrupción. Estos son aspectos imprescindibles de una gestión socialmente responsable, y tarde o temprano serán regulados por la ley. Pero una empresa interesada en promover la RSE como eje transversal de su política debería cuestionarse el valor generado a los agentes de interés y su aportación a la triple cuenta de resultados,52 así como el valor añadido que aporta a la sociedad. Mientras las líneas estratégicas de la empresa no identifiquen objetivos en las áreas sociales y medioambientales, paralelamente a la cuenta de resultados tradicional, será muy difícil valorar el impacto de la RSE y si realmente está contribuyendo al progreso social. Para ello, es necesario reconceptualizar la manera en que se cuantifican los intangibles de la empresa, internalizar las externalidades e identificar los beneficios sociales y ambientales.53 Pero, ¿está la empresa preparada para asignar el mismo valor, o al menos valorar, a beneficios no financieros? Las iniciativas desarrolladas hasta ahora no han generado resultados positivos y, por lo tanto, existen varias carencias y cierta confusión en la definición del valor que se desea generar. 2) Conflicto entre visión a corto plazo y sostenibilidad El desarrollo sostenible es una meta inalcanzable con estrategias a corto plazo. El hecho de que uno de sus componentes básicos integre los intereses de futuras generaciones, obliga a considerar el consumo de recursos y la utilización de activos a medio y largo plazo. Asimismo, los beneficios sociales esperados de una buena política social, en especial en relación a la confianza y aceptación de la comunidad en que se trabaja, no puede lograrse con planes anuales. La confianza y el respeto mutuo, condiciones básicas para crear un marco de trabajo productivo y sólido entre los agentes de interés y la empresa, son bienes intangibles que deberán trabajarse a lo largo de los años, y las inversiones en estas áreas exigen amortizarse a través de proyecciones de futuro.
52 Elkington (1997). 53 Doane (2004).
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Las carencias de la RSE
En este sentido, existe un gran vacío debido a la no complementariedad entre las estrategias anuales de la empresa y sus previsiones de inversión a corto plazo, y las necesidades de compromisos con el desarrollo sostenible a largo plazo. Generar una relación estable y de mutua confianza con los trabajadores de la empresa, con la comunidad local y con asociaciones relacionadas, a la vez que asegurar la sostenibilidad del medioambiente, no sólo requerirá un compromiso constante en el tiempo por parte de la empresa, sino que exige que todas las partes puedan proyectar un futuro común y compartido. 3) Necesidad de cuantificar los intangibles Por lo general, la empresa no tiene una idea clara de qué resultados desea obtener a través de su política de RSE. Se intuye el deseo de ser mejor aceptada en la comunidad en que trabaja, tener mayor aceptación en el mercado de consumidores y ser respetada por los agentes de interés. Pero muchas empresas diseñan políticas RSE sin tener un conocimiento profundo del impacto que desean generar. Es difícil cuantificar los resultados de una política si no se sabe lo que se desea. Debido a ello, la empresa suele cuantificar la información incorrecta sobre aspectos relacionados con su actividad que no informan sobre cómo es percibida a través de sus agentes de interés, y por lo tanto, no puede valorar si sus políticas están dando resultados positivos o no.54 La falta de concreción sobre qué se debería cuantificar, qué partidas deberían incluirse, cómo se debería informar y a quién debería incluir es una de las grandes carencias de la RSE. Actualmente, no existen herramientas que evalúen todo el impacto socioeconómico o medioambiental de la empresa en el entorno en el que opera. 4) La marginación de la división RSE en la empresa La gran mayoría de departamentos de RSE siguen dependiendo del área de marketing y su presupuesto suele surgir de las cuentas de comunicación. Esto demuestra que la RSE, en gran medida, se sigue considerando como una herramienta de comunicación; útil porque permite enseñar el lado más humano de la empresa y acceder al mercado más sensibilizado, pero con
54 Collaborative for Development Action (2005).
Principales carencias
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cierto deseo a nivel de dirección que no altere las líneas de negocio tradicional ni el funcionamiento usual de la empresa. El perfil del equipo humano del departamento RSE suele ser el de técnicos convencidos del potencial de su empresa en generar valor social, buenos oradores y comunicadores sociales, con grandes dotes de relaciones públicas, pero con poca incidencia en las líneas tradicionales del negocio, y en cierta medida, ignorados por su consejo de dirección. La voluntad del departamento RSE no suele tener incidencia en la estrategia general de la empresa y, por lo general, la siguen considerando como una asignación presupuestaria específica para mejorar la imagen corporativa, no para cambiar la cultura empresarial. 5) Los verdaderos propietarios de la empresa La revolución industrial se generó en un marco de alianzas público-privadas, donde los gerentes de las empresas eran propietarios de las mismas y trabajaban en estrecha colaboración con el sector público. A medida que las empresas crecieron, también lo hizo la necesidad de capital, y surgió la idea de que actores privados invirtieran en la empresa pasando a poseer un porcentaje de su propiedad. A finales del siglo XIX, esta práctica domina claramente el escenario industrial con un nuevo actor poseyendo la propiedad de las empresas: los accionistas.55 Pero esta relación de propiedad, tan comúnmente aceptada hoy en día, generó mucho escepticismo a la hora de aprobarse. El mismo Adam Smith criticó las empresas de accionistas por cómo amenazaban la protección de intereses sociales, fomentando el monopolio y las situaciones privilegiadas. Este conflicto incluso enfrentó a líderes empresariales, como Henry Ford y Owen D. Young, presidente de General Electric, con el Tribunal Supremo de Estados Unidos. En 1920, dos accionistas de Ford denunciaron a la empresa, ya que suspendieron los dividendos por priorizar la inversión en una nueva planta de producción. Al preguntarle a Henry Ford en el juzgado cual era el objetivo de su empresa, contestó: hacer el mayor bien posible, en todos sitios, beneficiando a todo el mundo… y de manera indirecta, generar dinero.
55 White (2005).
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Las carencias de la RSE
Ford perdió el juicio y se vio obligado a suspender sus planes de expansión para repartir dividendos a sus accionistas. Owen D. Young también perdió un juicio en un caso parecido dos años después, y en el juzgado se preguntó retóricamente: «¿A quién debo mis obligaciones como empresa?», respondiéndose: «La empresa debe un dividendo significativo a los accionistas, pero al mismo tiempo, sirve los intereses de los trabajadores, los clientes y el público en general».56 La problemática se ha acentuado a partir de los años ochenta debido a la participación cada vez mayor de los gerentes en las acciones de la empresa a través de las stock options. Si en 1980, la media del salario en stock options de directores generales era de un 2 %, actualmente es un 60 %. Las empresas tienen más interés en priorizar el alza de sus acciones a corto plazo que en crear una producción sostenible y coherente con los agentes de interés involucrados. Tal como señaló Paul Kennedy, las empresas hipotecan su futuro por una valorización de acciones en el presente.57 La falta de confianza que genera esta situación es evidente. Encuestas recientes reflejaban cómo el 90 % del pueblo americano no confía en los directores generales de empresa a la hora de defender los intereses de sus trabajadores, y el 43 % cree que su único interés es beneficiarse personalmente.58 En Gran Bretaña esta cifra llega al 95 %. Con este planteamiento, es común que los trabajadores se conciban como una propiedad de la empresa, y el resto de agentes de interés como sujetos pasivos que han de contribuir a ese enriquecimiento cortoplacista. Como cuestiona Ghoshal: si la creación de valor se consigue a través de la combinación entre accionistas y trabajadores, ¿por qué la distribución del valor generado sólo beneficia a los accionistas? ¿Por qué sigue predominando la teoría tradicional de maximizar únicamente el beneficio a los accionistas?59
Otra gran carencia de la RSE es la monopolización de la propiedad de la empresa por parte de los accionistas, jerarquizando el proceso de toma
56 White (2005). 57 Referencia del artículo de C. Handy en Harvard Business Review on Corporate Responsibility (2005). 58 Gallup Survey: Confidence on Institutions (2004). 59 Ghoshal (2004).
Volviendo a los orígenes
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de decisiones sin considerar a los principales participantes en el desarrollo del capital intelectual de la empresa, los trabajadores, o a los agentes de interés que interactúan con ella.
3.3. Volviendo a los orígenes Como se puede apreciar, todas estas carencias ponen en evidencia la amplia discordia existente entre las expectativas que genera la RSE y los resultados obtenidos. Para poder solventar estas carencias y promover políticas de RSE que sintonicen con las expectativas de la opinión pública y las necesidades de la empresa, es necesario volver a su origen e intentar desglosar las implicaciones que tiene definiendo sus contenidos esenciales. Tanto el Libro Verde de la Comisión Europea como el Foro de Expertos de RSE enfatizan el papel esencial de incorporar agentes de interés en el proceso de toma de decisiones, promoviendo un modo de gobernabilidad abierto que reconcilia intereses de diversos agentes en un enfoque global de calidad y viabilidad60
e identificando fielmente a los diferentes grupos de interés y sus necesidades.61
El World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) también hace hincapié en que la RSE es el compromiso de la empresa en contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con trabajadores, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar la calidad de sus vidas.62
Esto nos obliga a replantear una serie de preguntas sobre lo que se pretende con la RSE, en función de qué es lo que se quiere promover, a quién se quiere impactar y cómo se va a realizar (ver figura 14).
60 Comisión Europea (2001). 61 Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2005). 62 World Business Council for Sustainable Development (2004).
104
Las carencias de la RSE FIGURA 14 CUESTIONES ESENCIALES DE LA RSE
¿Qué?
Variables RSE
¿Quién?
Agentes de interés
¿Cómo?
Herramientas RSE
Es necesario empezar definiendo las variables RSE e identificando a los agentes de interés para valorar si las herramientas disponibles son suficientes para permitir su gestión como es debido.
3.3.1. Las variables de la RSE El punto de partida para evaluar el impacto social de las empresas es señalar cuáles serán las variables que forman parte de la RSE, y qué es lo que se pretende impactar a través de las políticas diseñadas en dichos ámbitos. A pesar de que puede incorporar múltiples variables, y por lo general, éstas dependerán de intereses particulares como la región en que se opera o la estructura y características del sector al que pertenece la empresa, algunas de las principales que siempre suelen incluirse son las siguientes: respetar y promover los derechos humanos; promover la gobernanza; asumir códigos éticos de buena conducta; promover el desarrollo económico local; promover principios de igualdad a través de la participación y el diálogo; aplicar normas de seguridad e higiene; y/o asegurar la sostenibilidad medioambiental (ver figura 15). 1) Respetar y promover los derechos humanos Las empresas cada vez se centran más en el impacto que tienen en los individuos, en la comunidad y en el medioambiente. Una de las variables clave que se ha de considerar a la hora de cuantificar la responsabilidad social es el impacto que tiene al asumir y promover el respeto de los derechos humanos. La mayoría de empresas ha reconocido que integrar este concepto es un imperativo moral e incluso algunas empiezan a proponer
Volviendo a los orígenes
105 FIGURA 15
VARIABLES ESENCIALES DE LA RSE Respetar y promover los derechos humanos Asumir códigos éticos de buena conducta
Aplicar normas de seguridad e higiene
EMPRESA Promover principios de igualdad a través del diálogo
Promover el desarrollo económico social
Promover la gobernabilidad
Asegurar la sostenibilidad medioambiental
que sea una herramienta esencial para mejorar la gestión y la eficiencia de la empresa.63 2) Promover la gobernanza La gobernanza es la forma en que se ejecuta el poder por parte de las instituciones, asegurando que tenga en consideración el bien común de la ciudadanía y no sea perjudicial. Esto incluye el proceso por el cual aquellos que ejercen el poder son elegidos, monitoreados y reemplazados; la capacidad de una empresa de gestionar efectivamente sus recursos, y el grado de respeto que tiene a los ciudadanos y a las instituciones públicas que gobiernan. A la hora de cuantificar la gobernanza, se debería tener en cuenta aspectos como el fomento de la participación ciudadana, la manera en que la empresa consolida su estabilidad en el país donde opera, el respeto y cumplimiento de la regulación vigente, el control de prácticas de corrupción y la promoción de la transparencia en las políticas y en la toma de decisiones. 63 Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) (07-05).
106
Las carencias de la RSE
Este último punto es una de las claves de la gobernanza, y asegurar la transparencia en la gestión, de forma que se convierta en una práctica común el ofrecer información válida a un amplio grupo de agentes sobre cómo se está operando, es esencial para asegurar las prácticas de buena gestión. 3) Asumir códigos éticos de buena conducta Los códigos de conducta hacen referencia a la declaración de la política empresarial a la hora de asumir valores y principios éticos en su gestión. Por lo general, dependen de la credibilidad de la empresa o del sector que los adopta. Son, básicamente, una declaración formal de los valores y principios que la empresa se compromete a cumplir y a promover entre sus contratistas, subcontratistas, proveedores y concesionarios. Es importante evaluar la manera en que se adoptan los códigos, se monitorea su cumplimiento y se comunica de manera transparente tanto interna como externamente. 4) Promover el desarrollo económico local El concepto economía suele considerar la producción, distribución y consumo de la riqueza en una sociedad. El impacto económico sugiere un aumento o disminución del potencial productivo de una economía.64 Cuantificar el impacto de la empresa en la economía local del entorno donde opera permite comprender y evaluar el valor añadido que genera en la sociedad, y por ello es preciso diferenciar el impacto directo (generación de empleo, sueldos, impuestos, etc.) del impacto indirecto (programas de formación, fomento de proyectos locales, distribución de productos y servicios, etc.). 5) Aplicar normas de seguridad e higiene Se estima que, cada año, alrededor de dos millones de hombres y mujeres pierden la vida en accidentes de trabajo y sufren 270 millones de accidentes laborales. La empresa ha de ser proactiva a la hora de establecer normas de seguridad e higiene internacional. Existen varios estándares que las regulan, aunque en algunos países los estándares legales no suelen llegar a los mínimos aceptables a nivel internacional.
64 Accountability, Business for Social Responsibility (2005).
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En este ámbito, la empresa tiene la obligación de garantizar la seguridad del trabajador y proporcionarle un ambiente laboral saludable. Hasta ahora los métodos de evaluación se han centrado en evaluar el cumplimiento en materia legal, pero no lo suficiente en cuantificar los esfuerzos de incorporar la formación como parte integral de sus programas educativos, como por ejemplo, produciendo materiales sobre cuestiones de seguridad e higiene, reuniendo y difundiendo información sobre legislación, convenios colectivos y prácticas aplicadas en distintos países, o haciendo campaña en favor del desarrollo de estándares ergonómicos destinados a evitar accidentes. 6) Asegurar la sostenibilidad medioambiental Cualquier decisión y acción que tome la empresa tiene un impacto sobre el medio ambiente, ya sea como entrada en su proceso de producción, a través del consumo de los recursos naturales en el proceso productivo (materias primas, energía, etc.) o como salida, a través de emisiones atmosféricas, vertidos de residuos, aguas residuales, etc. Las medidas de protección del medio ambiente han evolucionado en el transcurso de los últimos veinticinco años, pasando a tener una naturaleza horizontal y aplicarse a todas las políticas comunitarias. Al mismo tiempo, la experiencia demuestra que las empresas que desarrollan prácticas de protección medioambiental son, a medio y largo plazo, más competitivas en el mercado internacional, en la medida en que el respeto de las normas en este ámbito estimula la innovación y la modernización de los procesos y los productos, y fomenta el uso de tecnologías más limpias. Debido al efecto transfronterizo de muchos problemas medioambientales relacionados con las empresas, la responsabilidad social de las implicaciones ambientales es muy relevante ya que tiene un impacto directo sobre el desarrollo económico y social de países en vías de desarrollo. 7) Promover principios de igualdad a través de la participación y el diálogo Tal y como confirma la OIT,65 el diálogo social desempeña un papel crucial a la hora de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para conseguir un trabajo productivo y decente, en condiciones de libertad, seguridad y dignidad.
65 (07-05).
108
Las carencias de la RSE
Es importante que la empresa promueva la participación y el diálogo en la toma de decisiones entre representantes de Gobiernos, empleadores y trabajadores sobre cuestiones de interés común relacionadas con la política económica y social. A la hora de evaluar la capacidad de la empresa para promover esta interlocución, se debe considerar el intercambio de información entre los diferentes agentes involucrados, la capacidad de las partes para asumir un compromiso respetando las oportunidades de las partes y la capacidad para formular una negociación colectiva objetiva y tener en consideración las prioridades de todos los agentes involucrados.
3.3.2. Los agentes de interés Una vez identificadas las variables que se quiere impactar, el siguiente paso crucial para desarrollar políticas de RSE sostenibles es la identificación de los agentes de interés. Existen varias clasificaciones de éstos, muchas de ellas dependientes también del ámbito sectorial y geográfico donde opera la empresa. Los principales suelen ser los siguientes (ver figura 16): Empleado o trabajador: persona física que voluntariamente presta servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de la organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada empleador o empresario. Clientes: personas beneficiarias de los productos o servicios de la empresa. Proveedores: compañías e individuos que proporcionan los recursos necesarios para que la empresa y sus competidores produzcan bienes y servicios. Distribuidores: son aquellas empresas que han establecido una relación comercial apoyando en logística de distribución de los productos y servicios a los afiliados en sus requerimientos. Accionistas: propietarios permanentes o temporales de acciones de una sociedad anónima. Esta situación los acredita como socios de la empresa y los hace acreedores de derechos patrimoniales y corporativos. Sindicatos: asociaciones integradas por trabajadores en defensa y promoción de los intereses sociales, económicos y profesionales relacionados
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109 FIGURA 16
AGENTES DE INTERÉS RELEVANTES PARA LA EMPRESA
Proveedores y distribuidores
Agentes sociales
Accionistas
Organizaciones del conocimiento
Empleados EMPRESA
Comunidad Local
Organizaciones del sector
Administración Pública Sindicatos
Clientes
con su actividad laboral, con el centro de producción (fábrica, taller, empresa) y/o con el empleador con el que están relacionados contractualmente. Administración Pública: conjunto de órganos y personas que se encargan de aplicar las leyes y velar por los intereses públicos. Organizaciones del sector (competidores, asociaciones sectoriales, federaciones, cámaras de comercio): entidades que participan activamente en el mismo sector en que se encuentra la empresa. Estas entidades pueden variar y estar formadas por otras empresas competidoras que tienen el mismo objetivo comercial, por asociaciones de empresas del sector que actúan conjuntamente defendiendo sus intereses a federaciones o por cámaras de comercio que actúan conjuntamente en ámbitos comunes. Organizaciones del conocimiento (universidades, fundaciones de investigación, institutos, etc.): entidades dedicadas a la investigación y a desarrollar conocimientos en áreas que impliquen y repercutan sobre el sector y la actividad de la empresa.
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Las carencias de la RSE
Comunidad local: conjunto de personas, asociaciones de vecinos, grupos locales y miembros de la comunidad en general que se hallan en el ámbito geográfico donde opera la empresa. Agentes sociales: entidades y asociaciones organizadas que representan los diferentes sectores de la sociedad civil. Este grupo está formado por organizaciones no gubernamentales, asociaciones de jóvenes, plataformas de mujeres, organismos internacionales, asociaciones de consumidores, etc. Debido al nuevo papel de la empresa en el entorno global, cada vez existe una mayor demanda por parte de los agentes de interés de estar informados, ser consultados y participar conjuntamente en la toma de decisiones corporativas. Tal y como explica el informe «El compromiso con los stakeholders» realizado por el PNUMA, Accountability y el Stakeholder Research Associates,66 existen tres generaciones que describen la relación empresarial con los agentes de interés (ver figura 17). La primera generación responde a presiones externas, con un enfoque ad hoc limitado a ciertos temas que generan conflicto con los agentes. En la segunda generación se fomentan el entendimiento mutuo, se gestionan los riesgos y se resuelven los conflictos de la manera más efectiva posible. La tercera generación promueve valorar las contribuciones de la participación de los agentes en el aprendizaje y la innovación de productos y procesos, así como en el logro de la sostenibilidad de las decisiones estratégicas dentro y fuera de las empresas. En principio, estas relaciones de tercera generación son lo que permitiría alinear el desempeño social, ambiental y económico con la estrategia principal de la empresa. El informe enfatiza que los procesos de relación con los agentes de interés pueden ayudar a las partes a obtener conocimientos, superar desafíos y alcanzar metas que ninguna de ellas podría lograr de forma independiente. Es evidente que este tipo de relaciones no sólo ayudaría a las empresas a asegurarse el liderazgo en un contexto cada vez más complejo y cambiante, sino que permitiría producir los cambios necesarios que se han de llevar a cabo para garantizar una producción de bienes y servicios que respete los principios del desarrollo sostenible y los valores asociados a la RSE. 66 Naciones Unidas: PNUMA, Accountability y Stakeholder Research Associates (2006).
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111 FIGURA 17
TRES GENERACIONES DE RELACIONES EMPRESARIALES CON AGENTES DE INTERÉS
3.ª generación Relación integral y estratégica para logar la competitividad sostenible 2.ª generación Relación sistemática para gestión de riesgo y mayor comprensión de los agentes 1.ª generación Convocatoria bajo presión para mitigar el impacto a través de beneficios localizados FUENTE: Naciones Unidas: PNUMA, Accountability y Stakeholder Research Associates (2006).
Todo este proceso evolutivo de las relaciones entre la empresa y los agentes de interés surge debido a una serie de cambios y circunstancias que obligan a la empresa a darse cuenta de la necesidad que tiene de trabajar a través de alianzas con otros agentes para enfrentarse a retos comunes. El informe sobre los compromisos con los agentes menciona algunos de ellos: 1. Nuevas obligaciones. Nuevas obligaciones legales y voluntarias para difundir información y relacionarse con los agentes de interés. Por ejemplo: — La ley Sarbanes Oxley, las directrices de sentencias federales, el inventario de Emisiones Tóxicas y la ley de Reinversión Comunitaria, en Estados Unidos; así como la ley del Banco de Canadá en Norteamérica. — La ley de Revisión Operativa y Financiera y la ley de Pensiones en Gran Bretaña, las nuevas regulaciones económicas en Francia, la ley de Estados Financieros en Dinamarca, la ley Bilanzrechtsreformgesetz en Alemania, la ley de Cuentas Anuales en Suecia y la ley de Protección Ambiental en Holanda. — La ley japonesa de Promoción de Actividades Empresariales con Conciencia Ambiental, la ley de Reforma de Servicios Financie-
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Las carencias de la RSE ros australiana, y los requerimientos voluntarios de los mercados bursátiles de, por ejemplo, Sudáfrica y Brasil. — Mientras diversos Gobiernos en Europa han comenzado a desarrollar planes nacionales de responsabilidad corporativa, en los que las relaciones con los agentes de interés constituyen un ingrediente clave, las instituciones financieras internacionales (como la Corporación Financiera Internacional y el Banco Mundial) también requieren la participación de los agentes de interés en los proyectos de mayor envergadura. — El reglamento (CE) n.º 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 28 de enero de 2002, por el que se establecen los principios y los requisitos generales de la legislación alimentaria, se crea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y se fijan procedimientos relativos a la seguridad alimentaria. — La directiva 2002/14/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de marzo de 2002, por la que se establece un marco general relativo a la información y a la consulta de los trabajadores en la Comunidad Europea – Declaración conjunta del Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión relativa a la representación de los trabajadores.
2. Escrutinio. En la última década, más personas se han interesado en el desarrollo de los negocios: — La cantidad de ONG en el mundo ha aumentado de 3600 a 44 000 en las dos últimas décadas. — En Estados Unidos se invierte 1 dólar de cada 8 en función de algún criterio de contenido ético, social o ambiental. — Gracias a internet, una gran cantidad de información está disponible de forma inmediata. 3. Nuevos mercados. Las empresas tienen que entender a sus consumidores, trabajadores y comunidades que se concentran cada vez más en los mercados emergentes: — Dos de cada cinco personas viven en India o China. — El 50 % de la población mundial vive con menos de 1 dólar por día. — En 2015, habrá 2000 millones de habitantes más en el mundo, casi todos nacidos en países en vías de desarrollo.
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4. Expectativas de la sociedad. Cada vez más la sociedad espera que las empresas participen en las soluciones relacionadas con la equidad, la salud y la seguridad. En la última década: — Ha disminuido la intervención del estado o «el estado del bienestar en muchos países». — La inversión extranjera directa ha aumentado más de diez veces y es seis veces más grande que la asistencia internacional. — Las alianzas e iniciativas entre múltiples agentes de interés se han convertido en vehículos claves para la movilización empresarial en los del desarrollo. 5. Nuevas tecnologías. Las invenciones y aplicaciones tecnológicas plantean cuestiones éticas complejas y dilemas en su aplicación. En muchos casos, las empresas solas no tienen la respuesta y necesitan el diálogo con la sociedad y los agentes de interés para comprender, de forma conjunta, los niveles aceptables de riesgo. Por ejemplo: — — — —
Organismos modificados genéticamente (OMG). Nanotecnología. Energía nuclear. Tecnología de telefonía móvil.
6. Situaciones críticas. A menudo, las empresas han cobrado conciencia de la necesidad de contar con mejores sistemas para relacionarse con sus agentes de interés tras un incidente trágico. Por ejemplo: — La tragedia de Bhopal (India), llevó a las empresas químicas a relacionarse con sus agentes de interés para encarar el tema de los impactos ambientales. Se desarrolló la Iniciativa de Cuidado Responsable. — Shell se dio cuenta de que debía acercarse a sus agentes de interés más críticos después de enfrentarse a diversas campañas negativas por su gestión de la crisis de Brent Spar y el tratamiento del pueblo Ogoni en Nigeria. — Las investigaciones de la prensa sobre mano de obra infantil, trabajo forzado y condiciones de trabajo inhumanas en la las cadenas de compras de las industrias del chocolate, la indumentaria deportiva y la telefonía móvil llevaron a las empresas a recurrir a ciertas ONG para resolver estos problemas.
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Las carencias de la RSE — A raíz de la alta incidencia de accidentes industriales en todo el mundo, el PNUMA y el Consejo Internacional de Asociaciones Químicas desarrollaron el Programa de Concienciación y Preparación para Emergencias a Nivel Local (APELL). — Después del Prestige, la Comisión Europea ha adoptado una legislación para acelerar la introducción de normas en materia de doble casco o de diseño equivalente para petroleros de casco único. — Las campañas de ONG como la de Ropa Limpia de Setem, realizada en 2001, en la que se denunciaba la situación de ilegalidad en la que operaban algunos talleres de Tánger que trabajaban para grandes firmas españolas. Desde entonces, la situación ha cambiado y la mayoría de las empresas han creado códigos de conducta para sus proveedores y se concentran en auditar externamente a sus proveedores.
Existen varios beneficios a la hora de integrar a los agentes de interés en la toma de decisión de la empresa, como por ejemplo, crear una mayor facilidad para obtener licencias de actividad, una comunicación interactiva que fomenta la confianza, reducción de costes legales y consolidación de la reputación de la empresa, fortalecimiento de la generación de valor, permitir la combinación de recursos para resolver problemas concretos y/o alcanzar objetivos que las organizaciones no pueden lograr individualmente. El informe de agentes de interés del PNUMA, Accountability y SAR identifican algunos de estos beneficios (ver tabla 11). Sin embargo, a pesar de los beneficios y el avance experimentado por algunas empresas que están iniciándose en la tercera generación de relaciones con su entorno, la integración de los agentes de interés no suele ser una práctica común de la empresa, y aunque se menciona repetidamente como necesidad crucial para promover la RSE, hasta los propios directores responsables de estas áreas reconocen que su implicación con las contrapartes es todavía muy insuficiente. La encuesta realizada de KPMG67 demostraba que sólo el 6 % de las empresas cuantifican el grado de diálogo existente entre los agentes de interés, solo un 8 % responde a las peticiones o demandas de información que
67 KPMG Global Sustainability Services (2005).
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115 TABLA 11
LOS BENEFICIOS DE LAS RELACIONES CON LOS STAKEHOLDERS Las relaciones con stakeholders efectiva y estratégicamente alineadas sirven para: Facilitar una mejor gestión de riesgo y reputación. Permitir que las empresas aprendan de sus stakeholders lo que genera mejoras de productos y procesos. Desarrollar la confianza entre una empresa y sus stakeholders. Posibilitar la comprensión del contexto complejo de los negocios, incluso el desarrollo de mercados y la identificación de nuevas oportunidades estratégicas. Informar, educar e influenciar a los stakeholders y al entorno empresarial para mejorar sus procesos de toma de decisiones y las acciones que afectan a las compañías y a la sociedad. Conducir a un desarrollo social más equitativo y sostenible al brindar una oportunidad de participar en los procesos de toma de decisiones a quiene tienen derechos a ser escuchados. Permitir la combinación de recursos (conocimiento, personas, dinero y tecnología) que resuelva los problemas y alcance objetivos que las organizaciones no pueden lograr de forma independiente. FUENTE: Naciones Unidas: PNUMA, Accountability y Skateholder Research Associates (2006).
reciben de ellos, y tan sólo el 7 % identifica quiénes son los agentes de interés involucrados con las actividades de la empresa (ver figura 18). Por otro lado, el BSR y el Ministerio holandés afirma que el 74 % de las empresas reconoce que su gestión no satisface las demandas de los agentes de interés, y el 70 % que los esfuerzos que se realizan no son llevados a cabo de manera transparente.68 Por lo general, las empresas interesadas en promover el diálogo con los agentes de interés practican la comunicación unilateral, a través de la cual informan a los agentes sobre cuáles son sus intenciones. En algunos casos, aunque son breves, se genera una comunicación bilateral, en la que las empresas piden la opinión de los agentes sobre los temas que repercuten en su informe social. Pero la relación dista mucho de fomentar el diálogo que se necesita para que las consideraciones y sensibilidades de los agentes de interés tengan algún impacto en la toma de decisiones de la empresa y la planificación estratégica de sus prioridades.
68 Business for Social Responsibility (2005).
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Las carencias de la RSE FIGURA 18 INVOLUCRACIÓN DE LOS AGENTES DE INTERÉS POR PARTE DE LAS FORTUNE 250 0
20
40
60
Diálogo estructurado entre agentes
Empresa identifica agentes de interés Empresa cuantifica el diálogo entre agentes de interés en el informe
100
39 %
Agentes de interés reaccionan ante Informe social Empresa responde ante las demandas de los agentes de interés
80
57 %
Agentes de interés mencionados
32 % 8% 7% 6%
Aunque esta realidad es complementada con una gran confianza por parte del sector empresarial de que la transparencia y la inclusión de los agentes será un proceso crucial en el futuro de la RSE: el 73 % de los altos ejecutivos y el 77 % del personal de la empresa trabajando en RSE están convencidos de que en los próximos cinco años se generará una apertura en esta área y se fomentará el diálogo de manera más transparente y formal.69 Ernst Ligteringen, director general del Global Reporting Initiative, consolidaba este planteamiento asegurando que la involucración de los agentes de interés ha de ser el eje transversal de las políticas de RSE, aunque a muchas instituciones la simple idea les genera incomodidad y hace que se sientan amenazadas.70
Algunas predicciones van incluso mas allá señalando que las relaciones entre los agentes de interés y las empresas devendrán extremadamente sofisticadas y se convertirán en una de las áreas de ventaja competitiva, incluso involucrando el diseño de productos y la innovación de servicios a través de solución de problemas conjuntos.71 69 Business for Social Responsibility (2005). 70 Accountability Forum. Entrevista: The Future of Corporate Responsibility Standards: In Conversation with Ernst Ligteringen of the Global Reporting Initiative and Simon Zadek of AccountAbility. 71 Van City (2005).
Herramientas limitadas
117
3.4. Herramientas limitadas Analizando el conjunto de agentes de interés implicados y las diferentes variables que forman la RSE, es preciso recapacitar sobre las herramientas disponibles y su capacidad de ofrecer un marco de gestión válido para poder maximizar el impacto social. Se han realizado varios análisis comparativos entre estas herramientas para evaluar su aportación a la gestión de la empresa (ver tabla 12). Todas las herramientas orientadas a la RSE tienen como objetivo gestionar o informar sobre alguna o todas las áreas del desarrollo sostenible (aspectos medioambientales, económicos o sociales). Su función principal es reducir los «males» sociales, como pobreza, violación de los derechos humanos y degradación medioambiental, y «mejorar» los bienes sociales, como educación, biodiversidad o condiciones de habitabilidad. El éxito o fracaso de la herramienta debería evaluarse en función de su capacidad de ayudar a la empresa a conseguir su objetivo en estas áreas. TABLA 12 ESTUDIOS COMPARATIVOS SOBRE HERRAMIENTAS DE LA RSE Principales estudios de análisis comparativos de instrumentos aplicados a la RSE: Análisis Comparativos de la UE - División de Empleo y Asuntos Sociales: Analiza los principales instrumentos de RSE y compara la aplicación que tienen en las diferentes áreas. Comparación de Instrumentos de RSE. Business for Social Responsibility (BSR): Comparación de 7 instrumentos internacionales estratégicos. Base de Datos del OIT: ofrece una extensa base de datos de documentación sobre instrumentos de la RSE agrupados por sector, país y tipo de iniciativa. ODCE Inventario de Códigos de Conducta: corporativa evalúa más de 233 códigos de voluntarios. Iniciativas Privadas e Instrumentos Laborales. Una mirada global: La OIT revisó 215 códigos e instrumentos relacionados con las condiciones del trabajo. El SIGMA Instruments Overview, Sigma Project (2001): Ofrece un análisis comparativo de más de 21 instrumentos. U.S. Council for International Business Compendium of Corporate Responsibility Initiatives (2001): Identifica y compara los 20 instrumentos internacionales más representativos. Maquila Solidarity Network Codes Resources: Compara los códigos laborales de los principales agentes de interes involucrados.
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Las carencias de la RSE
Las áreas de sostenibilidad están constituidas por diferentes dimensiones de impacto. Existen varias maneras de clasificarlas y su cuantificación y gestión dependerá del sector en el que la empresa trabaja y el ámbito geográfico en el que se encuentra. Las herramientas existentes, por lo general, no suelen abarcar las tres áreas de sostenibilidad de forma integrada, dificultando la evaluación del impacto global que tiene la empresa a través de sus actividades, o la relación entre unos impactos y otros, ya que frecuentemente se pueden generar incompatibilidades entre ellas. Cuando se analizan las dimensiones particulares de las áreas analizadas, las carencias de las herramientas se acentúan, ya que la mayoría de las áreas adoptan una visión más bien generalista de las dimensiones, y no suelen profundizar en el impacto concreto de la empresa (ver figura 19). Se puede afirmar que existe una amplia gama de herramientas con diferentes opciones, finalidades y propósitos, pero todavía se carece de un sistema consolidado que permita evaluar todas las variables implicadas en la RSE. El compendio de herramientas disponibles ofrece una serie de indicadores, metodologías y sistemas de medición que pueden ser útiles a la hora de conceptualizar un marco que permita a la empresa cuantificar su impacto social, pero impide tener una visión global de la interacción entre la empresa y su entorno. Para conocer en profundidad el impacto global es imprescindible asociar los agentes de interés definidos con las variables que se pretenderán potenciar. A nivel de cuantificación, como se ha mencionado anteriormente, las guías de informes sociales o sistemas de información como el AA1000 o el GRI, son las que ofrecen un sistema más completo de indicadores para cuantificar las diferentes variables. El GRI es el modelo cuantitativo más capacitado existente hasta ahora, ya que su objetivo es realizar informes sobre los diferentes impactos de la empresa en las tres áreas de sostenibilidad (sociedad, medioambiente y economía). De la manera en que se ha generado su estructura, como herramienta evolutiva en continuo proceso reformista, es de esperar que las próximas guías profundicen en las implicaciones que tiene la empresa a la hora de crear un impacto positivo en los agentes de interés. Pero, desgraciadamente, es una herramienta incapaz de ofrecer un marco de evolución coherente a la empresa de forma que le permita evaluar su impacto sostenible.
COBERTURA DE LAS DIMENSIONES DE RSE A TRAVÉS DE SUS HERRAMIENTAS
Herramientas Guías de estándares y certificación social SA8000 ISO 9000/14000 E MAS E U E co-Label Guías de códigos de conducta o principios éticos Pacto Mundial Códigos de Amnistía Líneas directrices de la ODCE Principios Sullivan Guías de informes sociales o sistemas de información AA1000 GRI Ratios e índices para fondos de inversión RSE Dow Sustainability Index FTSE GOOD
Desarrollo económico
Aspectos relacionados con consumidores
Derechos humanos
Relación con empleados
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Inversión en la comunidad
Calidad de aire Corrupción Biodiversidad y polución del ruido
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Residuos y recursos naurales
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Energía y agua
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√ √ √ √√ √√√
√ √ No inclusión Inclusión moderada Inclusión con cobertura Inclusión con extensa cobertura
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FUENTE: Comisión Europea (2003).
Financieros
Herramientas limitadas
FIGURA 19
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Las carencias de la RSE
Tal y como afirmaban Simon Zadek y Ernst Ligteringen, directores y creadores de las iniciativas AA100 y GRI, respectivamente, las herramientas utilizadas han demostrado ser inadecuadas, y a pesar de tener una jerarquía de estándares de medición e información, carecemos de una visión que nos permita ver como están conectadas y la relación existente entre ellas.72
La empresa está acostumbrada a gestionarse a través de balances cuantitativos entre ingresos y gastos, costes y beneficios. La gestión de la RSE y la manera en que la empresa responde a sus expectativas no debería ser diferente. Si analizamos los avances que ha habido en sistemas de cuantificación en el área de medioambiente, por ejemplo, podemos valorar como se ha producido una relación directa entre la inversión o coste en políticas medioambientales con el beneficio generado de estas políticas (ya fuera debido a reducción de costes de tasas de reciclaje, consumo de agua o energético, o debido a mayor productividad o cuotas de mercado). El principal problema es que las herramientas actuales de RSE todavía no se han encaminado a identificar el beneficio potencial de sus políticas, sino simplemente cuantifican o enumeran un comportamiento determinado y la capacidad de respetar una serie de valores y principios acordados previamente. El efecto intangible de beneficiar un cierto grupo de agentes involucrados (comunidad local o global, clientes, organizaciones civiles, etc.) no está considerado dentro de la contabilidad tradicional de la empresa, y por lo tanto, a nivel práctico en cuanto a estrategia empresarial, no existe. Es difícil incentivar a las empresas para que cuantifiquen su impacto social cuando sus resultados anuales siguen midiendo únicamente los beneficios directos económicos. El objetivo principal de las herramientas actuales de la RSE es evaluar y gestionar el comportamiento empresarial a través del cual se genera el beneficio económico, y están diseñadas para ayudar a la empresa a gestionar de manera más organizada los temas sociales que
72 AccountAbility Forum. Entrevista: The Future of Corporate Responsibility Standards: In Conversation with Ernst Ligteringen of the Global Reporting Initiative and Simon Zadek of AccountAbility.
Herramientas limitadas
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afectan a su producción y venta, por un lado, y a informar al público que no se ha cometido ninguna irregularidad políticamente incorrecta (en el área de derechos humanos, seguridad laboral, medioambiente, etc.) en la generación de ese beneficio, por el otro. Ninguna herramienta de la RSE hasta ahora ha pretendido cuantificar el impacto directo de la empresa en su entorno, en forma de beneficio adicional generado a los agentes involucrados en el proceso de su gestión. Actualmente, una empresa que quiera evaluar el impacto íntegro que tiene su actividad en la sociedad tiene las siguientes tres opciones: — Identificar las áreas que pretende evaluar y escoger los mejores indicadores disponibles de cada herramienta. A través de esta iniciativa se crearía un modelo particular en función de los sistemas actualmente disponibles. Debido a las carencias cuantitativas actuales, esta iniciativa no permitiría evaluar la totalidad del impacto. — Gestionar las actividades sociales de la empresa a través de diferentes herramientas, en función de su particularidad. Es el sistema más utilizado hoy en día. Las empresas certifican su gestión a través de la SA8000, ISO 9000, 14000 o EMAS, realizan un informe de GRI anual, aplican, en la medida de lo posible, la contabilidad de AA1000, y se adhieren a los principios del Pacto Mundial. Por lo general, este sistema es muy costoso y sólo se lo pueden permitir las empresas grandes que tienen áreas especializadas para gestionar estos temas. — Definir los objetivos de impacto que se pretenden conseguir en función de cada área y grupo de interés y poner en práctica iniciativas concretas para poder conseguir dichos objetivos. Esta tercera vía requiere concentrar la estrategia de evaluación en función de los resultados esperados, no tanto en el proceso de la actividad, y ampliar el concepto de «beneficio» empresarial para que integre también el valor añadido que puede generar la empresa a la hora de promover la RSE debidamente en su entorno. Las herramientas de RSE disponibles no acaban de satisfacer las necesidades empresariales a la hora de gestionar e integrar estos requisitos en su gestión interna. En palabras de Zadek,
122
Las carencias de la RSE se requiere toda una nueva generación de cambios y herramientas que se relacionen más con la gobernanza global y los problemas que amenazan nuestro entorno, como la pobreza y la inseguridad medioambiental, para poder establecer estándares operativos en la gestión de la RSE actual.73
73 Accountability Forum. Entrevista: The Future of Corporate Responsibility Standards: In Conversation with Ernst Ligteringen of the Global Reporting Initiative and Simon Zadek of AccountAbility.
CAPÍTULO 4 LA RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA MODERNA 4.1. ¿Qué es ser una empresa responsable en el siglo XXI? Parece evidente que el futuro de la RSE y su consolidación como práctica empresarial dependerá de su capacidad de integrarla en las líneas de negocio tradicionales, como parte esencial de la cultura de empresa. La empresa privada es un organismo activo que se nutre de su entorno para existir. Depende de trabajadores formados, consumidores para consumir, comunidades abiertas que la aceptan, de un medioambiente sostenible del cual se nutre, y de una coexistencia pacífica. Muchas empresas han entendido que tienen una responsabilidad moral a la hora de responder a los problemas globales que enfrentan a la humanidad, pero muy pocas son conscientes de que su supervivencia dependerá de su capacidad de resolverlos.74 La empresa no puede aislarse de los retos que afectan a la humanidad, ya que es parte intrínseca de ellos, y su futuro dependerá de cómo se resuelvan. De la misma manera, pocos negarán que el futuro global de la humanidad está inextricablemente ligado al futuro del mundo empresarial. Para que la empresa pueda responder a retos globales deberá superar su actitud filantrópica o de acción social actual e integrar las implicaciones 74 Kaku (2004).
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La responsabilidad de la empresa moderna
de la RSE en sus líneas de negocio: en la estrategia, gestión y gobernanza de su actividad empresarial. Es necesario tanto resolver como maximizar el potencial que tienen las empresas a la hora de generar bienes y servicios de interés público sin condicionar los activos esenciales del empresariado: creatividad, innovación y competitividad. Para ello, es preciso retornar al principio conceptual de las implicaciones de la RSE y cuestionarse los elementos básicos que forman el comportamiento de una empresa responsable. El Departamento de Comercio e Industria de Gran Bretaña los resumía en tres:75 — Una empresa responsable reconoce que sus actividades tienen un impacto en la sociedad en la que opera mayor del que controla. — Respondiendo a esta realidad, se responsabiliza de la gestión de sus impactos sociales, económicos, medioambientales y de derechos humanos alrededor del mundo. — Y, a raíz de ello, establece alianzas con agentes de interés para maximizar el beneficio y reducir las consecuencias negativas en estas áreas. La empresa se está enfrentando a una creciente presión de la sociedad para que se involucre en garantizar que los beneficios de la globalización sean distribuidos equitativamente. Esta demanda social va a ser cada vez más difícil de ignorar. Su responsabilidad ha de empezar por ser consciente del entorno en el que opera y actuar proactivamente para mejorar sus impactos de manera que se convierta en un agente de cambio positivo para el orden mundial.
4.2. El mundo en que vivimos El Décimo Foro Internacional de Empresa, organizado en septiembre de 2005 por el Banco Mundial e Inwent en torno a la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en Nueva York, analizaba el papel del sector privado en fomentar el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
75 Información obtenida del Informe «Mutuality and Social Responsability» preparado para The Building Societies Association, por The Smart Company (2002). Gran Bretaña.
El mundo en que vivimos
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(ODM).76 Stuart Hart, profesor en la Escuela de Gestión de Cornell Jonson y, junto a C.K. Prahaland, autor del libro La fortuna en la base de la pirámide77 inauguraba el foro expresando cómo la humanidad se enfrenta actualmente al mayor reto de la historia. Sin caer en la tentación de comparar la gravedad de los retos históricos a los que se ha enfrentado la humanidad, efectivamente, la situación socioeconómica y ambiental actual suponen unos retos de una magnitud enorme para nuestra generación. De manera sintética, se pueden agrupar en los siguientes cuatro grupos (ver figura 20). FIGURA 20 PRINCIPALES RETOS DE LA HUMANIDAD Presión demográfica
Terrorismo y seguridad
Consumo de recursos
Situación socioeconómica
1) Presión demográfica En los últimos cincuenta años, la humanidad ha experimentado un crecimiento sin precedente histórico. Desde 1950 se ha triplicado la población en la tierra pasando de dos mil a seis mil millones de personas. Mirando la proyección histórica desde 1950, la población tardó 250 años en triplicarse, teniéndose que remontar al año 1700 para experimentar este aumento.
76 Internacional Business Forum (2005). 77 Hart y Prahalad (2002).
126
La responsabilidad de la empresa moderna
Las proyecciones futuras estiman que en el año 2050 la población alcanzará entre ocho y nueve mil millones de habitantes. Por lo tanto, la población se habrá multiplicado por cuatro en tan solo cien años.78 FIGURA 21 CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DESDE 1950 9
Población (en miles de millones)
8 7 6 5 4 3 2 1 0 1950
1960
1970
1980
1990
2000
2010
2020
2030
2040
2050
Esta presión demográfica tiene un efecto devastador en la sostenibilidad del planeta, no solamente debido al alto consumo de recursos y al impacto que esto supone con respecto al calentamiento mundial, la deforestación, la creciente escasez de agua y la disminución de tierras de cultivo, sino también por la presión migratoria desde zonas rurales a urbanas (en 2007, se estima que la mitad de la población mundial será urbana) y desde países del sur a países del norte (el 85 % de los recién nacidos nace en países en vías de desarrollo). Por otro lado, la provisión de servicios sociales y garantía de servicios básicos debido a este crecimiento demográfico será una problemática de una magnitud preocupante, tanto en zonas urbanas densificadas como en comunidades rurales carentes de servicios.
78 Naciones Unidas. Fondo de Población (2004).
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2) Consumo de recursos El consumo es una de las herramientas principales del desarrollo humano, y genera oportunidades para acceder a una calidad de vida basada en una salud estable, con niveles de nutrición adecuados, empleo, capacidad de transporte y educación. La pobreza está caracterizada por falta de acceso al consumo, implicando falta de acceso a las oportunidades que puede ofrecer la vida. A pesar de sus beneficios a la calidad de vida, el consumo desmesurado, sobre todo cuando no se considera la capacidad regenerativa de los recursos naturales, puede generar desequilibrios medioambientales que amenazan la sostenibilidad del ecosistema. Durante estas últimas décadas, se ha experimentado un crecimiento en el consumo per cápita que ha aumentado a un ritmo superior al de la población. Por ejemplo, tan solo desde 1980 el consumo energético se ha triplicado, siendo la mayor parte de su origen recursos no renovables. La concentración de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera —como el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los halocarbonos o los halones— provocan el llamado «calentamiento de la tierra». Durante el siglo XX, el calentamiento global ha aumentado aproximadamente 0,6 ºC, siendo la década de los noventa la más calurosa del siglo, y los últimos nueve años los más calientes de la historia desde que se mantienen registros oficiales, en 1850. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambios Climáticos (IPCC) afirmó que «la mayor parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años es atribuible a las actividades humanas». El consenso de este grupo formado por más de 2500 científicos reconocidos estima que en los próximos cien años la temperatura puede aumentar entre 1,5 ºC y 4,5 ºC. Este calentamiento tiene efectos devastadores provocando tormentas cada vez más violentas, huracanes cada vez más intensos, sequías, fusión de los glaciares y las capas de hielos, inundaciones y aumento del nivel de los océanos con la consecuente desaparición de islas y zonas costeras. A su vez, alrededor de la mitad de los ríos del mundo están seriamente degradados y contaminados. El 60 % de los 227 mayores ríos del mundo han sido fragmentados intensa o moderadamente mediante presas y otras obras de ingeniería. Los beneficios han incluido un aumento en la producción de alimentos e hidroelectricidad, pero tierras pantanosas y otros
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ecosistemas han sufrido daños irreversibles y, desde la década de los cincuenta, entre 40 y 80 millones de personas han sido desplazadas.79 Un total de ochenta países, que suponen el 40 % de la población mundial, sufrían graves restricciones de agua a mediados de la década de los noventa y alrededor de 1100 millones de personas siguen sin tener acceso a agua potable segura, y 2400 millones a una sanidad mejorada. Mientras tanto, las estimaciones del PNUMA predicen que para 2032, más de la mitad de la población mundial podría vivir en áreas con un gran estrés por falta de agua si las fuerzas del mercado son las que dirigen el escenario político, económico y social del planeta, siendo la conflictiva región de la península arábiga la más afectada, donde el 90 % de la población vivirá en áreas con «graves condiciones de estrés por falta de agua».80 Las zonas de regadío también han aumentado pasando a ser de menos de 125 millones de hectáreas en 1972 a más de 175 millones. El riego excesivo y mal gestionado puede degradar el suelo debido a factores como la salinización (la acumulación de sales). Unos 2000 millones de hectáreas de suelo, equivalentes al 15 % de la capa de tierra del planeta, están hoy clasificadas como degradadas a causa de la actividad humana. Las implicaciones económicas de esta degradación tienen consecuencias drásticas en la economía del país. Tal y como indica el Informe del PNUMA 2003, India, por ejemplo, está perdiendo anualmente más de 10 000 millones de dólares EE. UU., o el 4,5 % de su producto interior bruto (PIB), a causa de la degradación de la tierra, que equivale a unos 2400 millones de dólares. 3) Seguridad y terrorismo El siglo XX está considerado como el más sangriento de la historia de la humanidad, marcado primero por guerras entre países (Primera y Segunda Guerra Mundial), luego por la guerra fría, enfrentando a las dos superpotencias, y después por las guerras regionales de la década de los noventa, libradas predominantemente en los países pobres con estados débiles o fracasados, con preferencia por armas pequeñas. A pesar de que hoy existen menos conflictos que en 1990, la cantidad de ellos en los países pobres
79 Naciones Unidas. Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (2005). 80 Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (2003).
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ha aumentado, así como las víctimas de la población civil. Después de los fatídicos atentados en Nueva York el 11-S, la inestabilidad del terrorismo internacional que se libraba desde hace una década en otros frentes, afectó dramáticamente la situación de seguridad y la realidad económica y social occidental. El atentado a las torres gemelas de Nueva York fue seguido de una oleada de atentados internacionales en Túnez, Daguestán, Karachi, Yemen, Bali y Filipinas (2002); Arabia Saudita, Casablanca y Estambul (2003); Moscú, Madrid, Yakarta (2004) o Londres (2005), entre otros. También se declararon guerras en Afganistán e Irak y se acentuó la violencia en Israel. Sin lugar a dudas, la guerra de Irak ha creado un efecto multiplicador del terrorismo internacional acentuando sus efectos. Según el polémico informe del Gobierno de Estados Unidos sobre tendencias del terrorismo,81 en 2002 se cometieron 198 atentados terroristas matando a 725 personas, en 2003, 208 atentados que mataron a 625 personas, y se estima que en 2005 se cometieron 651 atentados matando a 1907 personas (el informe anual de terrorismo se dejó de publicar en 2004 por la polémica que generaba). Pero tal y como define el Informe de Desarrollo Humano 2005, el problema con el actual plan de batalla es que tenemos una estrategia militar excesivamente desarrollada y una estrategia subdesarrollada para la seguridad humana.82 La naturaleza del conflicto ha cambiado. Edward R. Stettinius, secretario de Estado de Estados Unidos de América comentaba que «la batalla por la paz debe ser librada en dos frentes. El primer frente es el de la seguridad, en el cual vencer significa conquistar la libertad para vivir sin temor, y el segundo es el frente económico y social, en el cual la victoria significa conquistar la libertad para vivir sin miseria. Sólo la victoria en ambos frentes puede asegurarle al mundo una paz duradera».83 Fue precisamente a raíz de este planteamiento que Estados Unidos adoptó un papel central en la fundación de Naciones Unidas. Debido a ello, la amenaza del terrorismo no puede estar aislada de la problemática de seguridad humana. Según las estadísticas, desde 1988 el 81 US State Department (2005). 82 Naciones Unidas. PNUD (2005). 83 Naciones Unidas. PNUD (2005).
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terrorismo ha sido responsable de aproximadamente 20 000 muertes en el mundo. Sin embargo, en países como Sudán, más de 3,2 millones de personas se han convertido en refugiados, y en la República Democrática del Congo se han producido cerca de cuatro millones de muertes, la mayoría de las cuales no han sido creadas por terrorismo o violencia, sino por desnutrición y enfermedades. Estos conflictos generan trastornos irreversibles en generaciones enteras, revertiendo los logros del desarrollo humano e interfiriendo en los sistemas alimentarios, generando hambrunas, provocando la desnutrición y condicionando el progreso social. Y, aparte de los efectos devastadores en desarrollo social, el impacto económico también es crítico. Según el Banco Mundial, cada año de conflicto interno se reduce la tasa de crecimiento de la economía en un 2,2 %, y el coste promedio de un conflicto alcanza una suma media de 54 000 millones de dólares en un país de ingreso bajo.84 Por ejemplo, en el caso de Colombia, se estima que el conflicto armado entre las fuerzas del Gobierno y la guerrilla rebelde desde 1992 ha rebajado la tasa de crecimiento en dos puntos porcentuales anualmente.85 El conflicto violento genera reacciones en cadena que perpetúan y propagan las pérdidas económicas, ya que causan la fuga de capitales (se han dado casos de fugas que superan el 20 % de la riqueza privada)86 y el descenso de la inversión, con la consecuente pérdida de años de desarrollo a través de la destrucción de capital físico. 4) Situación socioeconómica Otro gran reto es resolver la condición en la que vive un gran porcentaje de la humanidad. Actualmente, siguen existiendo más de 1200 millones de personas viviendo por debajo de la extrema pobreza, con menos de un dólar al día; 800 millones padecen las secuelas del hambre; 120 millones de niños todavía no van ni siquiera a la escuela primaria y 1200 mueren cada hora por causas prevenibles, algunos de ellos simplemente por no tener acceso a agua potable o a una mosquitera de 3 dólares. 84 Collier, Elliot, Hegre, Hoeffler, Reynal-Querol y Sambanis (2003). 85 Fuentes (2005). 86 Collier y Hoeffler (2004).
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En septiembre de 2000, 147 jefes de Estado y de Gobierno adoptaron la Declaración del Milenio, proponiendo un conjunto de objetivos interconectados, con metas e indicadores concretos para contribuir a la evolución y seguimiento del desarrollo humano. Los objetivos definen una agenda común para reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre; conseguir que la enseñanza primaria sea universal y garantizar la igualdad entre los sexos; reducir la mortalidad de menores de 5 años y la mortalidad materna en dos terceras partes y en tres cuartas partes, respectivamente; detener la propagación del sida, el paludismo y otras enfermedades; y garantizar la sostenibilidad del medioambiente. Estos objetivos fueron adscritos a metas cuantitativas, asignadas a indicadores concretos, que tenían que lograrse en un periodo de veinticinco años, entre 1990 y 2015. Concretamente, se establecieron 18 metas y 48 indicadores, preparados en colaboración con Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y varios grupos representantes de la sociedad civil. TABLA 13 OBJETIVOS DEL MILENIO 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. 2. Lograr la enseñanza primaria universal. 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. 4. Reducir la mortalidad infantil. 5. Mejorar la salud materna. 6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
En septiembre de 2005, la Cumbre del Milenio volvió a reunir a jefes de Estado y de Gobierno en Nueva York para presentar una propuesta de reforma de la organización y evaluar el progreso realizado en estos últimos cinco años. Las conclusiones de la cumbre pusieron de manifiesto que los ODM no se están logrando y que los países han fracasado a la hora de encaminar las políticas de desarrollo hacia soluciones sostenibles.
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El objetivo uno, reducir a la mitad el número de gente que vive con menos de un dólar al día en términos globales, es uno de los pocos indicadores que se podrían conseguir para el año 2015. Pero si retiramos a China e India del censo, prácticamente no ha habido ningún avance, y la mitad de la población del África subsahariana sigue viviendo con menos de un dólar al día, la misma cantidad desde 1990. En cuanto al hambre —la segunda meta del objetivo uno—, tan sólo se ha conseguido reducir en un 3 % desde 1990 la población de países en vías de desarrollo que pasaba hambre (de un 20 a un 17 %), un ritmo de reducción preocupante para llegar a lograr los objetivos. De hecho, todavía existen 852 millones de personas desnutridas, la gran mayoría pertenecientes a países en vías de desarrollo: 221 millones en India; 142 millones en China, y 204 en África. En el caso del objetivo dos, conseguir la educación primaria universal para 2015, se han experimentado logros considerables. Latinoamérica y el Caribe, el norte de África, el este y el sudeste asiático ya han conseguido, o están muy cerca de conseguir, la educación primaria universal. En África, países como Benín, Eritrea, Gambia, Malaui, Malí, Ruanda, Senegal o Togo han aumentado significativamente su porcentaje de asistencia a la escuela primaria debido a la condonación de su deuda externa y a priorizar mejor sus inversiones. Pero aún existen 121 millones de niños, de los cuales 65 millones son niñas, que no van a la escuela y, por lo tanto, lograr la educación primaria universal sigue siendo un reto importante. El objetivo tres, asegurar la igualdad de oportunidades entre niños y niñas para el año 2005, desgraciadamente, ha sido el primer objetivo que no se ha logrado, ya que estaba destinado a cumplirse para el año 2005. El ratio de niñas sobre niños en la escuela primaria ha pasado del 87 % al 91 % desde 1990. Ha habido aumentos considerables en Bangladesh, Gambia, Mauritania y Nepal, pero en el caso de la educación secundaria, todavía menos de 80 niñas por cada 100 niños tienen acceso. Por otro lado, las mujeres están poco representadas en prácticamente todos los parlamentos nacionales del mundo y en tan sólo 14 países representan más del 30 %. Los objetivos cuatro y cinco, disminución de la mortalidad infantil de menores de cinco años y reducción de mortalidad de mujeres dando a luz, tampoco han experimentado el progreso deseado. La reducción de morta-
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lidad infantil tan sólo ha disminuido un 0,6 % en el continente africano desde 1990, y sigue habiendo más de 529 000 muertes de mujeres dando a luz por falta de asistencia sanitaria, las mismas que en 1985, que equivalen a una por minuto, y casi el 85 % en el África subsahariana y en el sudeste asiático. El objetivo seis, frenar la propagación del sida, la tuberculosis y la malaria, ha experimentado un progreso importante, aunque insuficiente. A través del Fondo Global se han conseguido alrededor de 5000 millones de dólares, aunque se estima que hacen falta 10 000 para poder frenar la propagación de estas tres enfermedades. Sin embargo, el problema es dramático y el sida sigue siendo la mayor amenaza para el desarrollo del continente africano. En el sur de África, entre el 18 y el 39 % de las mujeres embarazadas entre 15 y 24 años están infectadas con el virus, y de los 3 millones de muertos de sida en el año 2003, 2,2 millones lo fueron en el África subsahariana. El objetivo siete propone reducir las emisiones de gases atmosféricos, reducir la población que no tiene acceso a agua potable y mejorar las condiciones de las comunidades que viven en favelas. A pesar de que la emisión de gases por parte de los países industriales ha disminuido un 6,6 % entre el año 1990 y el año 2001 y la de los países en economías en transición un 40 %, la situación sigue siendo preocupante y la protección del medioambiente es un condicionante pendiente para lograr un desarrollo sostenible. En relación al acceso de la población a fuentes de agua potable, en el África subsahariana el porcentaje de población aumentó del 54 al 58 %; pero en las zonas rurales, donde vive la mayoría de la población africana, sólo el 50 % de la población tiene acceso, contrastado con el 80 % de la población en el sudeste asiático o el 66 % en Latinoamérica. Pero al margen de los indicadores concretos para cada objetivo del milenio, uno de los indicadores más representativos de la situación socioeconómica y de desigualdad que se vive actualmente es el de la mortalidad infantil. Actualmente mueren alrededor de 1200 niños menores de cinco años cada hora, 10 millones de niños al año, algunos por causas fácilmente prevenibles, como es el acceso al agua potable o a una mosquitera que tiene un coste de tres dólares. En un mundo con una generación de rique-
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za y recursos sin precedente en la historia, esta realidad es simplemente inaceptable. La Declaración del Milenio ha logrado un consenso histórico entre gobernantes al pretender resolver los principales problemas sociales, económicos y medioambientales de este siglo. El reto de lograr los ODM para 2015 sugiere crear un plan de acción orientado a erradicar la pobreza extrema a través de un desarrollo sostenible que permita superar la distribución desigual de los costes y beneficios de la globalización. Pero lograrlos no va a ser tarea fácil. Siguiendo las pautas actuales, se estima que la región africana, por ejemplo, no logrará la educación primaria universal hasta el año 2129, no disminuirá a la mitad la población que vive con menos de un dólar al día hasta 2147 y no reducirá en dos tercios la mortalidad infantil de menores de cinco años hasta el año 2165.
4.3. Hoja de ruta de la empresa responsable Todos estos retos, aparte de generar una situación ambiental y social insostenible, conllevan el riesgo de que generen una gran inestabilidad de los mercados de capital desencadenando crisis financieras que podrían propagarse rápidamente de un país a otro, acentuando la gravedad del problema. La situación es altamente compleja y no tiene soluciones fáciles. Stuart Hart la definía como el mayor reto al que se ha enfrentado la humanidad hasta ahora: Crear un crecimiento económico que genere empleo y oportunidades para una población creciente que puede alcanzar los 9 mil millones de habitantes en los próximos 40 años, a través de modelos de producción y consumo sostenible que no condicionen la capacidad regenerativa de los recursos naturales, en un ambiente de paz y seguridad que garanticen la estabilidad financiera, y a través de un modelo económico que integre las necesidades de las comunidades más vulnerables garantizando el suministro de servicios básicos.87
87 S. Hart. Conferencia de apertura al Foro Empresarial de la Cumbre del Milenio, 2005.
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Amartya Sen, premio Nobel de Economía, expresaba que la tarea principal que se debe confrontar es saber cómo aprovechar los notables beneficios que nos ofrecen las relaciones económicas y el progreso tecnológico de forma que se preste la debida atención a los intereses de los grupos menos favorecidos y los más débiles.88
Enfrentarse a este reto global es ante todo una asignación política que recae en las responsabilidades públicas de los Estados. Kofi Annan propuso generar un cambio drástico en las políticas de desarrollo para poder cumplir con la Declaración del Milenio y enfrentarse a este reto. Este cambio se presenta en forma de una alianza global para el desarrollo propuesta por el objetivo ocho del milenio. Por un lado, los países en vías de desarrollo se comprometieron a fortalecer sus instituciones; mejorar su gobernabilidad, generando mecanismos para luchar contra la corrupción; y diseñar una estrategia de desarrollo que priorice las inversiones en necesidades y servicios básicos y asigne más recursos domésticos a los objetivos del milenio. Por el otro, los países desarrollados se comprometieron a aumentar su ayuda oficial al desarrollo; a condonar la deuda externa de los países pobres altamente endeudados (PPAE); y a generar unas condiciones de mercado más justas que no discriminaran el acceso de productos de países pobres al mercado global. Todos estos compromisos fueron reafirmados también en el Consenso de Monterrey y en la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible en Johannesburgo. Pero los Estados son conscientes de sus limitaciones a la hora de ofrecer respuestas a los principales problemas que afectan a los seres humanos. Incluso las organizaciones internacionales, tanto la ONU como las instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), están experimentando el proceso transformador más significativo desde su creación después de la Segunda Guerra Mundial, ya que han entendido la necesidad de abrir sus foros de diálogo a nuevos actores. Kofi Annan enfatizó que, para ser un instrumento útil que ayude a los Estados miembros y a los pueblos del mundo a responder a los desafíos […], la Organización de Naciones Unidas
88 A. Sen. Conferencia sobre desarrollo humano ofrecida en el Banco Mundial, Washington, 1 de diciembre de 2004.
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La responsabilidad de la empresa moderna debe adaptarse plenamente a las necesidades y circunstancias del siglo XXI. Deben estar abiertas no sólo a los Estados sino también a la sociedad civil que desempeña, en los planos nacional e internacional, un papel cada vez más importante en los asuntos mundiales. Deben derivar su fortaleza de las asociaciones que establezcan y de su capacidad de hacer participar a sus asociados en coaliciones eficaces para impulsar el cambio en todas las esferas en que es necesario actuar para promover un concepto más amplio de libertad.89
La complejidad de lograr los ODM en tan sólo diez años exige trabajar a través de alianzas que aporten recursos, tanto públicos como privados, que sean capaces de transformar los recursos financieros y las capacidades técnicas y humanas para que permitan lograr objetivos comunes. En este sentido, el sector privado tiene un papel crucial en promover el crecimiento económico de un país y se ha convertido en un agente indispensable a la hora de erradicar la pobreza en los países más empobrecidos. Si en 2004 la ayuda oficial al desarrollo (AOD) alcanzó los 50 000 millones de dólares, el sector privado invirtió más de 100 000 millones en estos países, fomentando el crecimiento económico y contribuyendo enormemente a la erradicación de la pobreza, especialmente en India y China.90 Es evidente que estas inversiones deberían realizarse en un marco que garantizara criterios sociales y medioambientales, que no fomentara prácticas corruptas y que fueran orientadas a promover un crecimiento sostenible a largo plazo, fomentando el empleo local y la vida digna de las comunidades donde se opera, y asegurando la acumulación de capital en los países en desarrollo en vez de transferir los beneficios fuera del país. El papel de garantizar servicios públicos básicos excede los límites e intereses de la actividad empresarial y, debido a ello, es importante que los Gobiernos creen un marco regulatorio que limite y prevenga los efectos negativos que tienen las actividades empresariales en bienes públicos globales. Después de evaluar experiencias públicas y privadas de sistemas de seguridad social, salud, educación, agua y energía, Ernst Ulrico von Weizsäcker recomienda que no se debería privatizar lo que el sector público aún puede garantizar.91
89 Naciones Unidas (2005a). 90 Internationale Weiterbildung und Entwicklung GGMBH (InWent) (2005). 91 Weizsäcker y Oran Young (2005).
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Sin embargo, 51 de las 100 economías más grandes del mundo pertenecen a empresas privadas,92 y el poder creciente que está adquiriendo el sector privado en el orden internacional lo convierte en un aliado esencial en la lucha por la erradicación de la pobreza, ya que sin su participación no será posible garantizar un crecimiento económico global que permita distribuir los beneficios de la globalización. La Declaración del Milenio de 2000 fue consciente de la necesidad de integrar de forma más activa al sector privado en el proceso de desarrollo. Sin embargo, tan sólo se menciona en los artículos 20 y 30, donde los gobernantes se comprometen a establecer sólidas formas de colaboración […] y ofrecer más oportunidades al sector privado de contribuir al logro de las metas y los programas.93
La Declaración de la Cumbre Mundial de 2005 es más explícita e intenta integrar de forma más activa tanto la participación del sector privado como la de la sociedad civil.94 En los contenidos de la misma Declaración, los gobernantes se comprometen a «aumentar la contribución de […] la sociedad civil, el sector privado y otras partes interesadas a las iniciativas nacionales de desarrollo y a la promoción de la alianza mundial para el desarrollo» (art. 22 e); reconocen «[…] el valor de desarrollar fuentes innovadoras de financiación y el papel vital que el sector privado puede desempeñar en la generación de nueva financiación para el desarrollo» (art. 23 d y e); reafirman su empeño común en «[…] instaurar las políticas y concretar las inversiones necesarias para impulsar un desarrollo económico sostenido, […] promover la generación de empleos y estimular al sector privado» (art. 24 a); y a «encauzar las capacidades y recursos privados para estimular el sector privado de los países en desarrollo a través de medidas en las esferas pública, público-privada y privada para […] un crecimiento económico acelerado y la erradicación del hambre y la pobreza» (art. 24 d); entre otras menciones. Bamanga Tukur, presidente del African Business Roundtable (mesa redonda sobre los negocios en África) y portavoz del sector privado en la
92 Anderson y Cavanagh (2000). 93 Naciones Unidas (2000). 94 Naciones Unidas (2005b).
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cumbre, enfatizó en la clausura que la empresa es buena para el desarrollo y el desarrollo es bueno para la empresa, y remarcó que es necesario trabajar conjuntamente para abrir las puertas de la oportunidad y la generación de trabajo a través del desarrollo económico.
4.4. El dilema de la empresa Parece claro que el sector privado puede jugar un papel esencial para que se logren los ODM y, al parecer, tanto el sector público como los organismos internacionales solicitan un papel más activo del sector privado en el desarrollo. Pero la pregunta que formula el sector privado también es legítima y debería escucharse: ¿Por qué he de involucrarme en mejorar el desarrollo de la humanidad y cómo se verán afectados mis beneficios? El dilema del sector privado vuelve a recaer en el principio conceptual de la propia esencia de la RSE. ¿Es preciso involucrarse y responsabilizarse en generar un impacto positivo en el desarrollo respondiendo a valores éticos y morales? ¿Qué pasa cuándo la responsabilidad social amenaza la rentabilidad y la propia sobrevivencia de la empresa? ¿Puede existir una sintonía entre los intereses éticos y el objetivo principal de generar beneficios? ¿Podría la empresa generar productos y servicios que fueran a la vez lucrativos y contribuyeran a lograr un mejor desarrollo y aliviar la situación en la que vive un porcentaje tan grande de la humanidad? De hecho, sí que existe un interés concreto por parte del sector privado en proveer productos y servicios a las zonas más pobres del planeta, y a convertirse en un agente activo, con una presencia en países en vías de desarrollo que fomente su productividad a largo plazo y promueva el desarrollo humano en todos sus ámbitos. C. K. Prahalad y Stuart L. Hart ya demostraron el enorme potencial que representan las comunidades pobres a través de su «pirámide económica mundial,» segmentando la población humana en cuatro niveles en función de su ingreso per cápita (ver figura 22).95 El último nivel esta formado por la población con menos de 1500 dólares al año, que no puede participar de forma activa en la economía global. Esta esfera
95 Hart y Prahalad (2002).
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está constituida por 4000 millones de personas, el 60 % de la humanidad, y tiene el potencial de alcanzar los 6 mil millones en los próximos 40 años. FIGURA 22 LA PIRÁMIDE ECONÓMICA MUNDIAL
PODER ADQUISITIVO > US 15 000
POBLACIÓN EN MILLONES DE HABITANTES I SEGMENTO
US 1500 – US 15 000
800
1500 II SEGMENTO
< US 1500
4000 III SEGMENTO (base de la pirámide)
FUENTE: Hart y Prahalad (2002).
Tal y como afirmó Kofi Annan en la apertura del Foro Económico Mundial en 2002, existen muchas maneras positivas para que las empresas creen una diferencia en las vidas de los pobres, no sólo a través de filantropía, aunque esta sea muy importante, pero promoviendo iniciativas que, a través del tiempo, ayuden a crear nuevos mercados.96
El informe del WBCSD «Doing Business with the poor»97 (Desarrollando negocios con las comunidades pobres), señalaba una serie de razones por las cuales al sector privado le ha de interesar trabajar en regiones empobrecidas: 96 Annan (2002). 97 World Business Council for Sustainable Development (2005).
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La responsabilidad de la empresa moderna — Muchas empresas necesitan diversificar de mercados maduros y buscar oportunidades de crecimiento en mercados emergentes con poblaciones y economías jóvenes y dinámicas. — El marco de condiciones de países en vías de desarrollo está mejorando y muchos países y organismos internacionales están invirtiendo en el fortalecimiento de la gobernanza, de los sistemas legales y en inversiones en infraestructura. — Las comunicaciones y la interconectividad es cada vez más rápida y más barata, reduciendo las distancias y los costes de comunicación, así como la operatividad global de las empresas. — Las expectativas de la opinión pública son más exigentes y la sociedad civil se está involucrando activamente en aspectos sociales. Esto convierte la reputación de la empresa en vulnerable ante la actitud de las desigualdades del mundo. — Cada vez existen más aliados fiables y mejores contrapartes que permiten a las empresas trabajar de manera más integrada, combinando los intereses empresariales de competitividad y generación de beneficios con los intereses locales de abastecerse de sistemas de saneamiento, electrificación, educación básica y desarrollo de las economías locales. — La ayuda oficial al desarrollo y la inversión extranjera directa cada vez están más combinadas, generando una complementariedad que fomenta el desarrollo y facilita el progreso en las regiones receptoras.
La situación global, tal y como se ha descrito, ha creado un reto histórico, pero también una gran oportunidad para que las empresas adopten un papel catalizador que promueva la generación de ingresos para que los 4000 millones de personas que viven en condiciones de extrema pobreza superen su condición de pobreza y puedan aspirar a una vida digna. En palabras de Prahalad y Hart, se ha generado un nuevo reto empresarial a la hora de proveer a las comunidades pobres con productos y servicios que mejoren sus vidas, y que a la vez sean culturalmente respetuosos, medioambientalmente sostenibles y económicamente lucrativos.98
98 Hart y Prahalad (2002).
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Muchas empresas internacionales han sabido valorar esta oportunidad histórica y ven la necesidad de involucrarse activamente en el ámbito del desarrollo y generar oportunidades económicas a las comunidades más pobres, aunque existan ciertas dudas sobre qué deberían hacer exactamente, cómo se ha de concretar su papel, cuáles serían sus incentivos y qué tipo de beneficios y riesgos conllevaría. Como refleja el estudio realizado por el Banco Mundial sobre el papel del sector privado en el cumplimiento de estos objetivos, existen varias maneras a través de las cuales se puede contribuir al desarrollo.99 Entre ellas, el informe propone comprar artículos producidos localmente, convertirse en proveedor de servicios de las comunidades pobres asegurando costes asumibles, ofrecer donaciones a través de sus excedentes acumulados, dar apoyo financiero a organizaciones locales, contratar recursos humanos a nivel local, invertir en educación, infraestructura, I+D y tecnología, sensibilizar a través del marketing o promover el voluntariado a través de sus profesionales en comunidades necesitadas. Varias iniciativas y organizaciones han empezado a especializarse en identificar las diferentes acciones que puede desarrollar el sector privado para promover un mejor desarrollo. Uno de los primeros informes que vincularon al sector privado con el logro de los objetivos fue el estudio realizado en 2003 por el Foro Internacional de Líderes de Negocios Príncipe de Gales (IBLF, en sus siglas en inglés) junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El informe define las acciones que puede desarrollar la empresa para cada objetivo y las agrupa en tres: iniciativas que generan beneficio; inversiones sociales y filantrópicas; e iniciativas de incidencia política. En cada área ofrecían una amplia gama de casos prácticos.100 Otra iniciativa es el informe realizado por el Instituto Ethos sobre la relación existente entre los indicadores Ethos de Responsabilidad Social con los Objetivos de Desarrollo del Milenio identificando acciones concretas para la empresa en cada área (ver figura 23).101
99 Banco Mundial (2005). 100 Nelson y Prescott (2003). 101 Instituto Ethos (2005).
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Por otro lado, la Comisión sobre el Sector Privado y el Desarrollo102 identifica cuatro áreas concretas de acción para que el sector privado contribuya a la aceleración del desarrollo económico y a la mitigación de la pobreza: — Encauzar la iniciativa privada en actividades de desarrollo: orientar las políticas empresariales a actividades de desarrollo para potenciar la enorme contribución al desarrollo que pueden aportar debido a su conocimiento, especialización, recursos y relaciones. — Desarrollar los vínculos con grandes empresas nacionales y multinacionales para respaldar a empresas más pequeñas: potenciar estos vínculos para facilitar un canal eficaz que proporcione a las empresas locales acceso a mercados, financiación, capacitación y conocimientos técnicos. — Fomentar las oportunidades de negocio en la base de los mercados piramidales: desarrollar acciones orientadas a que tanto el sector privado nacional como el internacional reconozcan las necesidades de los mercados de la base de la pirámide y creen soluciones innovadoras para satisfacerlas. — Fijar normas de referencia: aportar un compromiso serio con el desarrollo sostenible, prestando especial atención a la gobernabilidad y la transparencia de las empresas. Pero para poder generar este tipo de servicios y productos, especialmente en los países menos avanzados (PMA), es preciso trabajar a través de alianzas con el sector público y la sociedad civil, ya que hay demasiados riesgos incurridos y carencias estructurales que desincentivan la inversión. Una de las conclusiones evidentes después de más de cuatro décadas de desarrollo y cooperación es que ningún agente (sector público, privado y sociedad civil) por sí solo puede crear un logro sostenible en la erradicación de la pobreza. Por tanto, será necesario fomentar alianzas que permitan generar una situación favorable para desarrollar dichos servicios. Aunque como explica Ethel M. Cormier, de Procter & Gamble, fomentar este tipo de alianzas no es en absoluto tarea fácil ya que, por lo general, los
102 Naciones Unidas (2005c).
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143 FIGURA 23
ACCIONES DE LAS EMPRESAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS DEL MILENIO
Objetivo uno: erradicar la pobreza extrema y el hambre — Promover la creación de empleo y la generación de ingresos — Apoyar la distribución de comidas en los colegios — Realizar acciones para combatir el hambre en zonas rurales y urbanas — Desarrollar programas educativos sobre la alimentación — Promover programas de voluntariado y para la inclusión de comunidades indígenas, minusválidos y otros grupos que sufren marginación; y fomentar la contratación de aprendices Objetivo dos: lograr la educación primaria universal — Promover acciones para combatir el trabajo infantil — Invertir en colegios y ONG que desarrollan proyectos educativos — Promover la educación de sus funcionarios y personas dependientes de sus actividades — Realizar proyectos educacionales complementarios — Y/o contribuir a fondos municipales de infancia y adolescencia Objetivo tres: promover la igualdad de los sexos y la autonomía de la mujer — Promover programas que fomenten el respeto y la valorización de la diversidad sobre género — Fomentar la generación de beneficios para mujeres que son cabezas de familia Objetivo cuatro: reducir la mortalidad infantil — Mejorar el acceso a medicamentos fiables y reducir costes de medicinas — Mejorar el acceso el acceso a agua potable — Ofrecer premios a proyectos exitosos en estas áreas Objetivo cinco: mejorar la salud materna — Mejorar las condiciones de trabajo y salud de la mujer trabajadora — Apoyar ONG que trabajan aspectos de género — Mejorar los servicios de salud Objetivo seis: combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades — Producir medicamentos eficientes a buen precio — Promover programas de educación, de prevención y de tratamiento en la lucha contra el SIDA y otras enfermedades — Apoyar otros programas en las áreas de salud Objetivo siete: garantizar la sostenibilidad del medioambiente — Gestionar el impacto medioambiental — Promover la formación sobre la utilización sostenible de recursos naturales y programas de gestión de residuos — Ofrecer premios a programas y proyectos exitosos — Garantizar el acceso al agua potable Objetivo ocho: fomentar una asociación mundial para el desarrollo — Promover el trabajo decente para jóvenes — Democratizar el acceso a tecnologías de la información — Fomentar la creación de alianzas para el desarrollo sostenible FUENTE: Instituto Ethos (2005).
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Gobiernos suelen asumir que el sector privado es totalmente indiferente a sus consumidores y al medioambiente y sólo está interesado en generar beneficios; y el sector privado suele acusar a los Gobiernos de ser burocracias incapaces de obtener resultados eficientes a corto plazo. Asimismo, con frecuencia se generan expectativas en exceso, ya que la sociedad civil y los Gobiernos pretenden que el sector privado se centre exclusivamente en proveer servicios y productos a las comunidades más pobres sin considerar sus propias necesidades lucrativas, y el sector privado suele pretender utilizar a los Gobiernos exclusivamente para acceder al público (a través de la producción, el marketing, la sensibilización y la distribución) en mercados desconocidos a los que no tienen acceso. El sector privado debería considerar este reto como una gran oportunidad. Por un lado, le permitiría expandir sus productos a este amplio mercado inactivo e invertir en una nueva área ilimitada para el diseño y la creación de nuevos productos. Por otro, involucrarse activamente en crear un mercado laboral estable y vigoroso en estas regiones permitiría fomentar la productividad y una mano de obra más formada, generaría un entorno social cohesionado que mejoraría la gobernanza y fomentaría la transparencia de la gestión pública, y se desarrollaría un entorno más favorable para la inversión.
4.5. La RSE ante el espejo Mirándonos ante el espejo de la RSE, lo primero que nos preguntaríamos sería ¿dónde estamos? y ¿dónde deberíamos estar? En principio, todo parece indicar que estamos bien. La RSE ha progresado mucho en esta última década y las empresas la han incorporado como política de gestión, participando activamente en su promoción, e incluso en muchos casos, liderando como expertos el debate sobre qué debe incluir y qué no. A través de su participación, las estrategias de RSE han sido adaptadas a un lenguaje comprensible y cómodo que las empresas entienden y que incluso han hecho entender a los propios accionistas. También parece haber un consenso general por parte de las empresas en participar activamente diseñando políticas y programas para contribuir a solucionar las amenazas más preocupantes de la sociedad global y, al parecer, todo planteado de una forma que no altera las líneas tradicionales de negocio de la empresa.
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Sin embargo, las estadísticas hablan por sí solas, y para muchos, la situación actual en cuanto al deterioro ambiental y la desigualdad social son tan graves, que la RSE, tal y como se entiende hoy en día, es totalmente incapaz de transformar la realidad cultural de la empresa y su papel como catalizadora de desarrollo social en el mundo. Por poner un ejemplo, la empresa Enron tenía una estrategia de RSE, un departamento entero dedicado a implementar sus prácticas e incluso una auditoría social en proceso (en el momento del cierre, todavía no había sido verificada). Esto no impidió que Enron se colapsara creando uno de los mayores debacles financieros de la historia. Existen obvias discrepancias y diferentes perspectivas a la hora de definir dónde estamos en relación con la RSE. Pero lo que parece quedar claro es que si en un futuro cercano la RSE es incapaz de convertir a la empresa en un agente activo trabajando conjuntamente con la sociedad civil aportando soluciones a los problemas de pobreza, polución, desigualdad o injusticia, será una herramienta inútil destinada a desaparecer de la gestión empresarial. Por lo tanto, las principales preguntas que nos deberíamos formular serían ¿qué habrá sido de la RSE en los próximos diez años?, ¿tenderá a incorporarse de manera cada vez más integral en la gestión de la empresa? O, ¿irá desapareciendo poco a poco debido a su incapacidad de ubicarla en torno a los retos y conflictos sociales de su entorno? Alan White ha definido tres escenarios posibles trasladándonos al año 2015, y aventurándose a lo que probablemente serán los principales retos del sector de la RSE en los próximos diez años:103 Escenario primero: Desaparición paulatina de la RSE: White describe un mundo caracterizado por una recesión económica, alimentada a través de crisis energéticas, saturación de las industrias extractivas, reducción de la inversión extranjera y fracaso de instituciones financieras y fondos de inversión. Las empresas multinacionales se fragmentan reduciendo la generación de empleo y los contratos con los proveedores. Predomina la actitud empresarial de sobrevivir económicamente y recuperarse de la crisis. La única prioridad es la cuenta de resultados tradicional, y la RSE desaparece paulatinamente, limitándose a su primera fase inicial: cumplir con requisitos legales y realizar aportaciones filantrópicas puntuales.
103 White (2005).
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White enfatiza que este escenario no sólo dependerá de factores externos, sino que la desaparición gradual de la RSE puede generarse si sus prácticas no son capaces de ofrecer respuestas a los principales retos del momento en las áreas sociales, medioambientales y de gobernabilidad. Escenario segundo: Integración de la RSE en la empresa: se describe un mundo en el que los escépticos y pesimistas de la RSE fracasan. La gestión RSE ha pasado a ser incorporada en la estrategia de la empresa y sus procesos productivos. El consejo de dirección, los directores generales y los principales gerentes ya no cuestionan el valor añadido de implementar prácticas de RSE y se demuestra su viabilidad económica a través de una amplia gama de ejemplos y casos prácticos. Las herramientas e instrumentos de RSE se utilizan cada vez más, y normas como las del Pacto Mundial, el GRI y los códigos laborales de la OIT son cada vez más frecuentes. Todas las empresas grandes y pequeñas consideran a la RSE en los procesos de I+D, diseño de servicios y productos, producción, marketing, finanzas y contabilidad de la empresa como uno de los pilares esenciales, y los informes anuales comunican sobre el progreso social y ambiental, paralelamente al económico. Escenario tercero: La RSE como transformadora del sistema: a pesar del progreso conseguido en derechos humanos, derechos laborales y gestión medioambiental, la presión generada al medioambiente y las desigualdades sociales obligan a replantearse el objetivo fundamental de la empresa. La desilusión de la sociedad global y la frustración de los principales agentes de interés crean un movimiento para promover el rediseño empresarial. El concepto de «accionista» y de «valor de la acción» es rechazado por su visión cortoplacista, y se reemplaza por «generación de valor» y la «gobernanza de agentes de interés». Esta noción se fundamenta en el principio de que los agentes de interés son realmente inversores del capital social de la empresa y participan en su gobernanza y en la toma de decisiones de la empresa. Se fomenta el debate en torno al papel que ha de ejercer la empresa cuestionando la asignación de los beneficios obtenidos a los accionistas. White aprovecha este escenario para plantear los seis principios que encaminarán a la empresa a promover sus instintos innatos de innovación y competitividad a la contribución del desarrollo sostenible y generación de valor social: — El objetivo de una empresa es utilizar los intereses privados al servicio del interés público.
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— Las empresas han de asegurar dividendos a sus accionistas, pero no como coste de los intereses legítimos de los agentes de interés. — Las empresas deberán operar de manera sostenible, satisfaciendo los intereses de las generaciones presentes sin condicionar la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer sus intereses. — Las empresas deberán distribuir su valor generado de manera equitativa entre aquellos que contribuyen a su creación. — Las empresas serán gobernadas de manera participativa, con transparencia y con principios éticos. — Los derechos de las empresas no deberán condicionar el derecho natural de las personas de gobernarse, ni infringir cualquier otro derecho humano universal. Pero al margen de los futuros escenarios y el papel de la RSE dentro de los próximos diez años, es obvio que las empresas actuales seguirán actuando en función de sus intereses y de lo que creen que han de ser sus responsabilidades en materia de RSE. En este sentido, la realidad de la RSE en el futuro dependerá de cómo la empresa reaccione en estos próximos diez años. Un estudio realizado por Van City presenta las cinco categorías de empresas en función de su actitud con la RSE. Empresas ligeras: estas empresas tendrán un compromiso superficial y marginal a la hora de mejorar las áreas de desarrollo social y medioambiental. Algunas adoptarán estándares mínimos de RSE pero no estarán interesadas en avanzar a través de este nivel. Empresas cumplidoras: se comprometerán en demostrar que sus operaciones cumplen con los estándares RSE y su objetivo será buscar el apoyo de los agentes de interés y asegurar su licencia para trabajar. Empresas estratégicas: adoptarán los estándares básicos de la RSE y fomentarán la generación de valor a través del diálogo de los grupos de interés, fomentando la diferenciación de productos y la innovación de servicios. Algunas de estas empresas serán conscientes de que su propia supervivencia dependerá de sus estrategias de desarrollo sostenible y sus prácticas de RSE, sin las cuales no sobrevivirían en el negocio. Empresas integradas: integrarán la RSE a través de sus modelos de negocio, no solamente como una ventaja estratégica en mercados concretos, sino para satisfacer su compromiso de reducir la «huella ecológica» y mejorar el impacto social de sus operaciones.
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Empresas profundas: adoptarán modelos de negocios en los que el principal objetivo será mejorar el desarrollo social y la situación medioambiental del planeta. Estas empresas convertirán la RSE en su principal razón de ser, y centrarán sus actividades en maximizar la triple línea de resultados, fomentando el consumo sostenible, la extracción de recursos sostenible, la equidad intergeneracional, o el comercio y las transacciones económicas justas. Ante la pregunta ¿dónde deberíamos estar?, tanto la opinión de expertos como la experiencia analizada nos llevan a las mismas conclusiones. En esencia, la RSE debería conceptualizarse como un proceso, y no como un destino en sí misma. Emergió como una respuesta a la desmotivación de la opinión pública sobre el papel de las empresas en el entorno global, y ha sido promovida, principalmente, a través de una combinación de movimientos de presión. Los últimos cinco años han experimentado un proceso de estandarización de herramientas y una involucración más consolidada del sector privado, pero las implicaciones siguen siendo limitadas y los resultados no han dado los frutos esperados La RSE debería encaminar la empresa a aportar soluciones globales y a ser un agente transformador de la sociedad y sus desequilibrios. Pero para ello ha de ser más ambiciosa con sus implicaciones y convertirse en un mecanismo correctivo de la cultura empresarial y de su proceso de toma de decisiones. Tal y como ironiza Handy, no tiene ningún sentido que en un siglo de democratización expansiva las empresas sigan perteneciendo a individuos anónimos externos (accionistas), la toma de decisiones se adopte de forma antidemocrática y el poder sea gestionado a través de un sistema dictatorial o, como mucho, oligárquico.104 En este sentido, es fundamental que los contenidos que la RSE integre a los agentes de interés, amplíe el concepto de beneficios incorporando el valor generado en el ámbito social y ambiental, y reconsiderar su relación con la sociedad en función de lo que recibe y los beneficios que aporta. Quizá por ello necesita tiempo y más experiencia para demostrar que es más que una estrategia de gestión transitoria. Como instrumento, tiene el potencial de convertirse en una herramienta que promueva el desarrollo sostenible y consolide el papel de la empresa en su entorno de manera armónica, pero será necesario mantener la presión pública, fomentar la innovación y
104 Handy y Handy (2004).
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creatividad empresarial y promover un papel más activo por parte de los Gobiernos en monitorear y regular las actividades empresariales. De ello dependerá el futuro de la RSE; de ello dependerá que sea simplemente una estrategia de autoempleo para los departamentos RSE, los consultores y los auditores sociales, o se convierta en una herramienta transformadora de la cultura empresarial y la sociedad en que vivimos.
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ÍNDICE DE ACRÓNIMOS AA1000 ACNUDH CEPAA CERES COFACE EMAS GRI ISEA ISO 14001 ODCE ODCNU OIT ONG ONUDI PNC PNUD PNUMA pime RAID RSE SA8000 SAI
Accountability 1000 Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos Council of Economic Priorities Acreditation Agency Coalition for Environmentally Responsible Standards Compagnie Française pour l’Assurance du Commerce Extérieur Eco-Management and Audit. Scheme Global Reporting Initiative Institute for Social and Ethical Accountability International Organization for Standardization Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas Organización Internacional del Trabajo Organización no gubernamental Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial Puntos nacionales de contacto Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente Pequeña y mediana empresa Rights and Accountability in Development Responsabilidad social de la empresa Social Accountability 8000 Social Accountability International
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ÍNDICE DE FIGURAS Y TABLAS Figuras 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23.
Evolución de la responsabilidad corporativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Miembros pertenecientes a sindicatos (1895-1995) . . . . . . . . . . . . . Importancia de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prioridades de responsabilidades empresariales según sus consumidores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Principales instrumentos para gestionar la RSE según su categoría . . Países que han certificado centros productivos a través de la SA8000 . Composición estructural del Pacto Mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fases de la AA1000 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aspectos esenciales en la memoria propuesta por el GRI . . . . . . . . . . Utilización de herramientas RSE por las Fortune 250 . . . . . . . . . . . . Expectativas de la sociedad vs. gestión de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . Porcentaje que afirma que la RSE no está integrada en la empresa . . Carencias actuales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuestiones esenciales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Variables esenciales de la RSE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agentes de interés relevantes para la empresa . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tres generaciones de relaciones empresariales con agentes de interés . Involucración de los agentes de interés por parte de las Fortune 250 . Cobertura de las dimensiones de RSE a través de sus herramientas . . Principales retos de la humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Crecimiento demográfico desde 1950 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La pirámide económica mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Acciones de las empresas para lograr los Objetivos del Milenio . . . . .
41 45 51 52 65 69 72 80 83 91 95 96 98 104 105 109 111 116 119 125 126 139 143
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Índice de figuras y tablas
Tablas 1. Proyectos realizados por Social Audit Ltd. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Proyectos realizados por Counter Information Services . . . . . . . . . . . 3. Conferencias de Naciones Unidas a partir de los años noventa donde se ha enfatizado el papel del sector privado en el desarrollo humano . 4. Diferentes enfoques de la RSE en los años noventa . . . . . . . . . . . . . . 5. Origen de los informes sociales en el mundo empresarial . . . . . . . . . 6. Hitos en el bienestar laboral introducidos por Tata . . . . . . . . . . . . . . 7. Algunas de las herramientas principales a la hora de gestionar la RSE 8. Categorías del GRI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Empresas que participaron en la primera guía del GRI . . . . . . . . . . . 10. Principales grupos industriales valorados por el Índice Dow Jones, 2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Los beneficios de las relaciones con los stakeholders . . . . . . . . . . . . . . 12. Estudios comparativos sobre herramientas de la RSE . . . . . . . . . . . . 13. Objetivos del Milenio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
46 46 50 54 55 56 64 85 86 87 115 117 131
ÍNDICE PRESENTACIÓN (Víctor Viñuales) .............................................
11
PRÓLOGO (Ramón Jáuregui) ......................................................
15
AGRADECIMIENTOS ................................................................
27
INTRODUCCIÓN.......................................................................
31
CAPÍTULO 1. DEFINICIÓN E HISTORIA DE LA RSE .......... 1.1. ¿Qué es la RSE? .............................................................. 1.2. ¿De dónde sale?............................................................... 1.3. ¿Quiénes fueron las empresas pioneras?........................... 1.4. ¿Se ha consolidado finalmente la RSE?............................
37 37 43 53 57
CAPÍTULO 2. HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR LA RSE 2.1. Introducción a las herramientas de la RSE ...................... 2.2. Guías de estándares y sistemas de certificación social ...... 2.2.1. CEPAA y el modelo de Social Accountability 8000 2.3. Guías de códigos de conducta o principios éticos............ 2.3.1. El Pacto Mundial................................................. 2.3.2. Líneas directrices de la ODCE para empresas multinacionales y para la gobernabilidad corporativa .. 2.3.3. Principios globales Sullivan de responsabilidad social.................................................................... 2.4. Guías de informes sociales o sistemas de información ..... 2.4.1. Assurance Standard AA1000................................ 2.4.2. Guías para realizar informes corporativos sobre el desarrollo sostenible (GRI) ..................................
63 63 66 66 70 70 74 77 78 78 81
166
Índice 2.5. Ratios e índices para fondos de inversión RSE ................ 2.5.1. Dow Sustainability Index..................................... 2.5.2. Índice de sostenibilidad FTSE GOOD................ 2.6. Conclusiones ..................................................................
87 87 88 90
CAPÍTULO 3. LAS CARENCIAS DE LA RSE............................ 3.1. ¿Por qué no es aceptada? ................................................. 3.2. Principales carencias........................................................ 3.3. Volviendo a los orígenes.................................................. 3.3.1. Las variables de la RSE ........................................ 3.3.2. Los agentes de interés .......................................... 3.4. Herramientas limitadas ...................................................
93 93 96 103 104 108 117
CAPÍTULO 4. LA RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA MODERNA........................................................................... 4.1. ¿Qué es ser una empresa responsable en el siglo XXI? ....... 4.2. El mundo en que vivimos ............................................... 4.3. Hoja de ruta de la empresa responsable........................... 4.4. El dilema de la empresa .................................................. 4.5. La RSE ante el espejo......................................................
123 123 124 134 138 144
BIBLIOGRAFÍA............................................................................
151
ÍNDICE DE ACRÓNIMOS.........................................................
161
ÍNDICE DE FIGURAS Y TABLAS ..............................................
163
Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Línea 2015, S. L., de Zaragoza, el 29 de noviembre de 2006