¿NEUTRALIDAD O RUPTURA? ¿REFORMA O REVOLUCIÓN? EL DEBATE PREVIO A LA FUNDACIÓN DEL
PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL
DA...
14 downloads
704 Views
603KB Size
Report
This content was uploaded by our users and we assume good faith they have the permission to share this book. If you own the copyright to this book and it is wrongfully on our website, we offer a simple DMCA procedure to remove your content from our site. Start by pressing the button below!
Report copyright / DMCA form
¿NEUTRALIDAD O RUPTURA? ¿REFORMA O REVOLUCIÓN? EL DEBATE PREVIO A LA FUNDACIÓN DEL
PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL
DANIEL CAMPIONE
INDICE Introducción
3
La política nacional y la formación del Partido Socialista Internacional
4
La discusión en torno a la neutralidad argentina y la posición frente al gobierno
4
El P.S en el Parlamento y los cuestionamientos a la línea reformista
5
La línea crítica a la dirección: Accionar prolongado y cuestionamiento global
6
Los internacionalistas frente al grupo parlamentario
7
Los parlamentarios socialistas frente a la guerra.
9
Del “Monte Protegido” al telegrama injurioso del embajador Luxburg
9
IV.
La renuncia de los diputados
11
V.
El debate al interior del Partido Socialista. La discusión en los comités locales
13
Pronunciamientos y debates de los centros locales
14
Hacia el desenlace del conflicto
19
VI.
El aspecto organizacional de la lucha: La disputa por el control del partido
22
VII.
Conclusiones
24
Notas
26
I.
II.
III.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 2
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, se han publicado algunos trabajos históricos que han logrado reconstruir un relato de la fundación del Partido Socialista Internacional más veraz e imparcial que el que apareció en el Esbozo de Historia del Partido Comunista en los cuarenta, y que durante décadas no había dejado lugar a investigaciones superadoras, sino a anti-historias que pese a su afán crítico no avanzaban demasiado en el conocimiento de los hechos.1 Hoy gracias a Emilio J. Corbiére, Alberto J. Pla y otros historiadores,2 tenemos un conocimiento más ajustado de quiénes y por qué causas fundaron el Partido Socialista Internacional en enero de 1918.
¿NEUTRALIDAD O RUPTURA? ¿REFORMA O REVOLUCIÓN? EL DEBATE PREVIO A LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL
DANIEL CAMPIONE
*
* Miembro del Comité de Redacción de Periferias. Revista de Ciencias Sociales.
Aquí nos interesa particularmente centrarnos en el debate inmediatamente previo a la fundación del nuevo partido, aquél en el que se gestó y puso en práctica la decisión de la conducción partidaria de excluir a los disidentes enrolados en una corriente de izquierda que llevaba varios años de desarrollo, y la correlativa de éstos de fundar un nuevo partido, que sería antecedente inmediato del Partido Comunista de la Argentina. Es entre los meses de septiembre y diciembre de 19173 que ocurren los acontecimientos que nos ocuparán principalmente. La elección de este apretado lapso se debe a que en ese período que se inicia con la violación de las disposiciones del III° Congreso Extraordinario del PS (celebrado el 27 y 28 de abril de 1917) por el grupo parlamentario, votando por medidas que iban en contra de la neutralidad, y se cierra con la decisión de la fracción minoritaria de apartarse del PS y fundar un nuevo partido. La actitud del bloque parlamentario suscitó una amplia discusión, que rápidamente rebasa al diario La Vanguardia, órgano partidario oficial y a los ámbitos de conducción del partido para 'derramarse' sobre sus organizaciones de base. Estas protagonizarán una suerte de proceso asambleario, en el que muchas veces matizan e incluso re-interpretan las posiciones de los bandos en pugna. Todo ese debate en la que participaron las grandes figuras del partido y además centenares o miles de militantes anónimos, desenvuelto en muy poco tiempo, no ha sido tratado de manera pormenorizada. En éste artículo nos ocupamos centralmente de la reconstrucción y análisis de este debate, tratando de visualizar no solamente lo explicitado en la discusión, sino también las posiciones de poder que se dirimían dentro de la organización y las estrategias que ambas tendencias desplegaban para imponerse en la discusión o al menos salir en los mejores términos posibles de la misma. A través de ese debate y de la actitud adoptada por la dirección del Partido Socialista en el mismo, es que quedó en claro la imposibilidad de que ambas
tendencias coexistieran en la misma organización. También se evidenció el funcionamiento de mecanismos de democracia interna y la disposición a dar una discusión rica y apasionada, en la que ni las consideraciones teóricas ni las referencias concretas a la realidad mundial y nacional de la época estuvieron ausentes. Una vez analizada la discusión, nos detendremos en ese punto, sin avanzar en la vida de la organización que poco después se afiliaría a la III° Internacional, y pasaría a llamarse Partido Comunista de la Argentina, porque ello nos introduciría en otra problemática, e incluso en un momento histórico diferente.
I. LA POLÍTICA NACIONAL Y LA FORMACIÓN PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL
DEL
La discusión en torno a la neutralidad argentina y la posición frente al gobierno Es importante ubicar la gravitación del contexto nacional de la época sobre el choque de tendencias que se produce en el seno del Partido Socialista de la Argentina a lo largo del año 1917. Para ese año, la guerra era un tema central, en cuánto se había convertido en una cuestión tanto de política nacional como internacional, a partir de la posición activamente neutralista del presidente Yrigoyen, y la organización de todo tipo de pronunciamientos y actos a favor o en contra de la ruptura de relaciones con Alemania, incluyendo manifestaciones callejeras, algunas de ellas multitudinarias. La discusión se da al comienzo desde las páginas periodísticas, pero luego tanto rupturistas como neutralistas se agrupan en sendas asociaciones (la Asociación Pro Neutralidad y el Frente Patriótico Popular, después llamado Comité Nacional de la Juventud, partidario de la ruptura)4, mientras que también había nutridas manifestaciones de apoyo a la ruptura. El mantenimiento o no de la neutralidad se había convertido en un tema de política nacional de importancia,5 en un debate público que ganaba los medios de prensa y las calles, con actos públicos muy concurridos, e incluso llevó a la comisión de acciones violentas, en repudio a los actos bélicos de Alemania.6 En cuanto a las presiones de origen externo a favor de la ruptura de relaciones tuvieron su punto más alto en la ‘visita’ de una escuadra norteamericana del Atlántico, que permaneció varios días anclada en Buenos Aires y recibió muestras de simpatía de un total de doscientos mil manifestantes, según los periódicos de la época, una cifra enorme aun hoy.7 Todas las fuerzas políticas, desde los conservadores hasta los anarquistas, tenían posición tomada sobre el asunto, y la llevaban adelante de un modo activo. Participaban en los actos públicos, publicaban notas al respecto, y el PS no era el único partido atravesado por discrepancias internas sobre la actitud a tomar. Entidades sociales y ‘notables’ del mundo intelectual se pronunciaban al respecto y el propio radicalismo en el poder no pudo conciliar una posición orgánica unificada, ya que los miembros de su ala más liberal tenían posiciones pro-aliadas. Por lo tanto, no es válido suponer que la discusión al interior del socialismo sobre la guerra mundial constituyera un tema abstracto y lejano, copiado de la discusión europea que había conmovido a la IIª. Internacional, en la tónica de las caracterizaciones
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 4
que suelen hacerse de los debates internos de la izquierda. La polémica estaba instalada en el centro de la escena, y ‘el país’ político e intelectual participaba activamente en ella. El ejercicio de la presidencia por Hipólito Yrigoyen condicionaba, a su vez, los alineamientos de política internacional. Si bien la aliadofilia podía constituirse en un instrumento útil a la hora de tener un motivo adicional para combatir al gobierno del presidente Yrigoyen, una parte no desdeñable de la oposición era neutralista, lo que incluía desde los anarquistas en la extrema izquierda, hasta algunas figuras ilustres del conservadorismo, como Estanislao Zeballos, y órganos de prensa como el diario católico La Unión a la derecha. Pero los socialistas, fuertemente contrarios a Yrigoyen, al que identificaban con los vicios de la ‘política criolla’, y sin que ningún vínculo con Alemania los impulsara a la neutralidad, se inclinaban en buena medida por el bando de ‘las democracias’. La posición de los socialistas internacionalistas, de decidido antibelicismo, intentó ser desprestigiada con el argumento de que coincidía objetivamente con los intereses ‘más conservadores y reaccionarios’ e incluso se los acusó abiertamente de estar ‘vendidos a los alemanes’, a semejanza de lo que, casi al mismo tiempo, se afirmaba de los bolcheviques en la Rusia revolucionaria, también a raíz de su oposición a la guerra.
II. EL P.S
EN EL
PARLAMENTO
Y LOS
CUESTIONAMIENTOS A LA LÍNEA REFORMISTA
La presencia parlamentaria de los socialistas había cobrado relieve a partir de la Ley Sáenz Peña y la consecuente ampliación de la bancada socialista. Una vez promulgada la ley, el Partido Socialista obtuvo dos bancas de diputados en 1912 (Alfredo Palacios y Juan B. Justo), dos más en 1913, mediante una elección complementaria (Nicolás Repetto y Mario Bravo) , y sube a 9 bancas en 1914, cuando logra la mayoría de Capital Federal por una diferencia de 5.000 votos sobre la U.C.R. Ingresan entonces Angel Giménez, Enrique Dickmann, Francisco Cúneo, Antonio Zacagnini y Antonio de Tomaso). Al mismo tiempo, alcanzará una banca de senador por la Capital, en 1913, titularizada por Enrique del Valle Iberlucea.8 De ese modo, a partir de 1914 se convirtió en un grupo medianamente numeroso, dotado de alta visibilidad en los debates y con capacidad de ejercer influencia efectiva en algunos temas. Las nuevas condiciones para la emisión del sufragio habían producido un virtual boom electoral para el Partido en la Capital, y por más que este crecimiento explosivo fuera un fenómeno local, sin correlato en ninguna de las provincias, marcaba una nueva época para el Partido Socialista. El problema de la ruptura de relaciones con Alemania obraba como condensación de buena parte de los cuestionamientos pre-existentes al grupo de conducción, hechos por una corriente minoritaria pero con presencia importante en la estructura partidaria, tales como la acusación de reformismo, las abdicaciones ante el nacionalismo, la adopción de una política por el grupo parlamentario a espaldas de las resoluciones del partido, etc. El casus belli brindado por las votaciones de la bancada socialista frente a los incidentes diplomáticos con Alemania, concentraba los 'agravios' contra una línea política cada vez más signada por el crecimiento electoral e incluso por la perspectiva futura de ingresar al gobierno nacional. Al salir al choque contra esta actitud de los legisladores, los internacionalistas defendían las ideas contrarias a la guerra según lo aprobado en los congresos de Zimmerwald y Kienthal,9 pero también se pronunciaban de alguna manera contra la actuación de la dirección partidaria de los últimos años. El clima político general que vivía el país, en los inicios de un proceso de ampliación del sufragio, era especialmente favorable a la exacerbación de una ‘desviación parlamentaria’ entre los socialistas. La dirección del P.S se mostraba cada vez más influida por el liberalismo europeo y norteamericano y se sentía alentada por el ejemplo de prestigiosos partidos socialistas y laboristas europeos que ingre-
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 5
saban a gobiernos 'burgueses', y no profesaban ya ni la 'ortodoxia' marxista ni la pretensión de una transformación revolucionaria de la sociedad.10 Por otra parte, el fundador y teórico principal del P.S argentino, Juan B. Justo, siempre había abrevado en una vertiente evolucionista del socialismo, que tomaba a Marx como una referencia teórica entre otras posibles y siempre se había mostrado propenso a adoptar políticas moderadas y reformistas. En consonancia con ese modo de pensamiento, su aspiración principal era contribuir mediante la ampliación del sufragio y el perfeccionamiento de las instituciones democráticas, a mejorar la condición de las clases populares y a la modernización del país.11 Lo que se manifestaba en las conductas concretas de la dirección socialista, era el afianzamiento de una modalidad de conducción partidaria basada en las cualidades de un grupo de dirigentes cuya mayoría eran graduados universitarios, con mayor preparación y prestigio intelectual que el resto del partido, que se ‘aburguesaban’ progresivamente en sus ideas pero sobre todo en el estilo de su actuación política, asentada en los editoriales de La Vanguardia y los discursos parlamentarios aunque también en las constantes alocuciones ante afiliados y simpatizantes, en locales partidarios y tribunas callejeras.12 Las aptitudes retóricas, tan valiosas en el parlamentarismo burgués, pasaban a ser también decisivas en el P.S argentino.
La línea crítica a la dirección: Accionar prolongado y cuestionamiento global. Como ya se ha consignado en relatos anteriores de este proceso,13 desde 1911 se puede rastrear la existencia de una fracción disidente en el Partido Socialista,14 cuyas primeras manifestaciones se dan sobre todo en la demanda de constituir una organización juvenil, que desde el primer momento levanta la bandera del combate contra la 'degeneración reformista' en el Partido Socialista argentino.15 Esta disidencia se desarrollará acompasada con el acomodamiento del socialismo a un régimen político orientado a la ampliación del sufragio y la representación, aprovechando las oportunidades brindadas por la Ley Sáenz Peña. Los izquierdistas trataban de generar proyectos político-organizativos fuera del ámbito parlamentario y de las organizaciones partidarias controladas más o menos directamente por el Comité Ejecutivo. Ejemplos de ese esfuerzo fueron el Centro de Estudios 'Carlos Marx', la organización de la juventud partidaria, el proyectado Comité de la Capital, y ya en vísperas del estallido del conflicto final, la puesta en circulación de un órgano periodístico propio, La Internacional.16 Cada uno de estos campos de acción
se tornaba a su vez un eje de debate entre la corriente reformista y los disidentes de izquierda, ya que estos últimos trataban de politizar ámbitos que el PS prefería despolitizados (juventud, sindicatos), y la dirección partidaria procuraba neutralizarlos o disolverlos. Los disidentes se afianzarán también en la oposición a una línea que sostenía que la acción sindical y la política debían estar cuidadosamente delimitadas una de otra, y que no se justificaba la existencia de organizaciones partidarias orientadas al trabajo en los gremios obreros. La formación del Comité de Propaganda Gremial, en 1914, es por lo tanto otra manifestación en el sentido de la constitución de esa corriente, y daría lugar incluso a una polémica con los sindicalistas revolucionarios, en la que el silencio de la dirección del Partido operaba como respaldo de las opiniones del sindicalista Sebastián Marotta, partidario de la separación entre ‘sindicalismo y política.’ 17 En el periódico La Internacional, vocero de las fuerzas que luego convergieron en el Comité de Defensa de las Resoluciones del III° Congreso Extraordinario, junto con el debate por la posición ante la guerra y sobre los procedimientos de la dirección partidaria y las violaciones a la disciplina, se presentan elementos de análisis de largo alcance y profundidad teórica de la posición estratégica de la conducción reformista. Valgan como ejemplo algunos pasajes de un editorial titulado “¿Hacia un gobierno socialista?”: Ya el diputado Dickmann [...] lo dice bien claro: “Nosotros no queremos ser siempre oposició n, queremos ser gobierno.” [...] En buena hora que lo sean. Indiscutiblemente podrí an ser muy ú tiles en el gobierno. Pero que no comprometan al Partido, que el error no haga desviar al movimiento socialista hacia la negació n de su polí tica de clase, de su misió n histó rica que consiste en orientar la clase trabajadora hacia su emancipació n integral y no en procurar su tutela solidarizá ndola con la clase capitalista, hacié ndola copartí cipe de un gobierno burgué s, puesto que un gobierno socialista só lo será posible cuando llegue la hora de que las clases desaparezcan.” 18
Se denuncia aquí que la idea de ‘acceso al gobierno’ coexistiendo con la de ‘sociedad sin clases’ aparece ajena a Marx y se formula la pregunta: Hacia donde irá el partido ¿hacia el gobierno o hacia el socialismo?
Es la impugnación de la aspiración del convertirse en partido de gobierno por vía electoral, constitutiva del reformismo. Esta es una línea de debate conexa, al problema de la guerra, y que de algún modo fundamentaba y expandía el sentido de la posición de los “internacionales”. El ú nico sentido posible de las palabras de Marx al referirse a la conquista del poder, es la conquista revolucionaria para establecer la dictadura proletaria a fin de realizar la transformació n histó rica que el socialismo persigue.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 6
El papel de suplencia que fatalmente ha debido realizar el partido corre el riesgo de cambiar la naturaleza del socialismo, transformá ndolo en un simple partido de gobierno al estilo radical europeo o en una especie de Partido del Trabajo, a usanza de Australia.19
Se le reconoce así al socialismo la ‘suplencia’ de un partido radical al estilo europeo, ausente en el panorama político argentino, pero se le reprocha que esa sustitución haya cubierto todo el espacio de la acción política, que desdibuje el papel anticapitalista, revolucionario, de un partido que se atribuía la representación de la clase obrera, mientras divorciaba la posibilidad de acceso al gobierno de la conquista del poder por la clase obrera y la construcción del socialismo. Con todo, existen ciertos elementos comunes a los ‘mayoritarios’ y a los internacionalistas: Ni unos ni otros ubican las consecuencias del arribo del capitalismo a su fase imperialista, las diferencias entre los países del capitalismo avanzado y las colonias y semicolonias, las alianzas de clases sociales de origen pre-capitalista con los nuevos intereses capitalistas, locales y trasnacionales. El análisis de los internacionalistas tiende a reducir la lucha de clases en la existencia de burgueses, proletarios y una clase media, sin mayores especificaciones, sin incorporar el problema de la penetración imperialista. Y consecuentemente, condenan todo nacionalismo, todo patriotismo, con una visión en el que el patriotismo degenera necesariamente en chauvinismo belicista y en subordinación a la clase burguesa y a su estado. Ello hace que algunas de las fundamentaciones, de sus críticas al grupo de dirección tengan claras deficiencias.
Los internacionalistas frente al grupo parlamentario Los legisladores socialistas eran hombres de prestigio, conocidos por la masa de afiliados, buena parte de extracción social burguesa,20 la mayoría profesionales, algunos de ellos profesores universitarios, frecuentes columnistas del periódico en esos tiempos de prensa escrita como medio privilegiado de comunicación, permanentes animadores de los cotidianos actos callejeros, oradores consumados dentro y fuera del recinto parlamentario. Y entre ellos se encuentra el fundador y líder máximo del partido Juan B. Justo, junto con algunos de sus colaboradores de la primera hora.21 Los disidentes no pueden competir con éxito en ninguno de esos terrenos. Son más jóvenes22 y tienen menos nivel de instrucción, ya que frente al fuerte núcleo de abogados, y sobre todo de médicos, que forman la dirección de la corriente mayoritaria, ellos no cuentan con graduados universitarios, salvo algunas excepciones, como el ingeniero Car-
los Pascali,23 el profesor Alberto Palcos, luego destacado historiador,24 y el médico Aldo Cantoni.25 Su incorporación partidaria es más reciente, no son conocidos fuera de la esfera partidaria, y no han tenido acceso a bancas parlamentarias. Tratan de convertir ese conjunto de desventajas, en crítica al ‘aburguesamiento’ de los ‘doctores’ que dirigen al Partido. La pureza doctrinaria marxista, el mantener en la mira los intereses del proletariado sin sucumbir a tentaciones de convocatoria policlasista con finalidad electoral, y la voluntad de no capitular frente a ninguna de las formas, reales o simbólicas, del ‘nacionalismo’26 son invocadas, entre otros argumentos, en defensa de su posición. Al análisis del conflicto bélico que hacía la bancada legislativa, le reprochan ignorar el carácter clasista de la guerra, subordinarse a los intereses imperialistas, y tomar como ciertas las manifestaciones, a su juicio imposturas, que sobre la ‘defensa de la paz y la libertad’ impregnaban el discurso de las potencias aliadas. No sólo condenan la posición frente a la guerra, sino todo un conjunto de votaciones anteriores de los parlamentarios. En una publicación poco posterior a los hechos se afirma: La actuació n parlamentaria socialista es cada vez má s reformista. El principio de la lucha de clases, que solamente un diputado - el Doctor Justo - sostuviera en los comienzos de su actuació n, ha sido completamente abandonado.27
Se hace así la crítica de diversos proyectos legislativos. Se señala el abandono de la perspectiva clasista en aras de una progresiva identificación con el estado nacional (dejando al internacionalismo en un lugar subalterno) y de la confianza en ese propio estado como ámbito desde el cual posicionarse para lograr mejoras para la clase obrera, sea desde la oposición o desde el gobierno. En esta visión, se intenta trasuntar que la posición frente a la guerra no era una actitud aislada, sino una consecuencia de ese abandono del principio de la lucha de clases, que a su vez daba lugar para actitudes oportunistas y electoralistas como la que se describe. En el documento arriba citado, se sintetizan en ocho puntos las críticas a las actitudes de los parlamentarios, y la cuestión de la ruptura de relaciones sólo ocupa uno, por otra parte muy breve. La síntesis de las imputaciones que los ‘internacionalistas’ le hacen al grupo parlamentario es la siguiente: 1° El grupo parlamentario votó siempre los presupuestos de guerra y marina. 2° Pidieron en un proyecto la construcción de nuevos cuarteles, pretextando razones de higiene. 3° En otro proyecto aceptaban que la jornada de ocho horas de trabajo no rigiera en caso de guerra.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 7
4° Colaboraron en proyectar un nuevo Código Militar. 5° Colaboraron en la redacción de un nuevo Código Penal y su única disidencia fue en lo relativo al duelo. 6° Apoyaron un proyecto de legislación agraria en donde sólo contemplan la situación de los pequeños capitalistas y no la de los trabajadores rurales. 7° Votó la ruptura de relaciones con Alemania e incitó a adoptar una actitud bélica. 8° Presentaron un proyecto de divorcio en el cual se mantiene la cláusula reaccionaria de la separación de cuerpos. Asimismo, aceptaron que el divorcio sólo se podría cumplir en ‘matrimonios unidos sin la intervención de la Iglesia Católica’. 28 Esta es otra evidencia de que la cuestión de la guerra no concentra toda la polémica, sino que existe un cuestionamiento mucho más global. Es posible que en este documento dedicado a la fundamentación de la ruptura partidaria se haya procurado subrayar la existencia de un desacuerdo doctrinario y práctico global, pero de todas maneras es claro que el debate no se genera a partir de la posición frente al conflicto bélico, y tampoco se centra exclusivamente en ella, una vez suscitada. Los hombres de Juan B. Justo aceptan el estado y el principio de nacionalidad de la burguesía, contentándose con efectuar una crítica de sentido social que no pretende forzar los marcos del parlamentarismo. Los internacionalistas, en cambio, rechazan la idea de ‘nación’ porque la relacionan con el capitalismo expansionista y belicista europeo y norteamericano. Recogen la tradición del socialismo radical, maximalista, ‘ortodoxo’ en su marxismo, y desde allí hacen la crítica de la burocratización y ‘oligarquización’ de los partidos socialistas, articulan un pacifismo revolucionario y no un neutralismo reformista. También se procura allí relativizar los éxitos en el plano electoral y parlamentario: La conquista de la mayorí a en 1913 y 1914 no obedeció a que el electorado tuviera conciencia socialista; se votó por el Partido como una protesta contra el ré gimen conservador imperante. [...] Desde entonces fue pretensió n destacada del Partido Socialista conservar la mayorí a a toda costa, aun a expensas de los ideales socialistas. [ ...] Perdida la mayorí a en 1916 esperaba recuperarla en 1918, votando en el Congreso Nacional por la ruptura de relaciones con Alemania; calculaba contar con los votos de los aliadó filos.29
de la ‘política criolla’ en la visión de la conducción partidaria, parecía susceptible de ser mellada por la campaña ‘rupturista’, y esa perspectiva no podía sino entusiasmar a los dirigentes socialistas pensando en futuros comicios.30 El cuestionamiento se extiende al plano organizacional, en cuánto a la efectiva democracia interna, pues atacan la existencia de un grupo cerrado de conducción, que reúne una suerte de ‘suma del poder’ dentro del partido, al concentrar la mayoría del Comité Ejecutivo, la dirección de La Vanguardia, que era el órgano partidario oficial, y la representación parlamentaria.31 Como fondo de todo el conflicto, creemos, subyace la oposición a una clique selecta que retiene todos los resortes del poder. Ello se expresa como búsqueda de un recambio generacional y de clase, la derrota del poder de los oradores, de los ‘doctores’, para que el P.S recupere una línea más combativa, íntimamente ligada a las luchas sociales, y más orientada al ‘programa máximo’ de transformación revolucionaria de la sociedad.32 Entre otras cosas, se jugaba el papel rector o subordinado del grupo parlamentario respecto de la estructura partidaria. Los parlamentarios tendían a entrar en las combinaciones y concesiones propias de un órgano deliberativo y plural, y de la diaria convivencia con los legisladores de los partidos burgueses. Y además pesaba el compromiso con sus electores, y la búsqueda de su reelección, a través de posiciones que pudieran aparecer simpáticas a las mayorías. Ante la ausencia de un organismo partidario, autónomo respecto a ellos, que les fijara una ‘línea’ (no existía, porque los mismos parlamentarios controlaban el Comité Ejecutivo y la prensa partidaria), las posturas reformistas de los parlamentarios tienden a teñir todo el accionar partidario. Los internacionalistas aspiraban a generar órganos autónomos de la dirección partidaria, y de máxima, separar grupo parlamentario y Comité Ejecutivo, re-generando así la posibilidad de un predominio del partido sobre los parlamentarios, invirtiendo la relación de poder a la sazón existente.
Allí reside una impugnación muy fuerte: sería el oportunismo electoral el sustento último del viraje guerrerista de la conducción, posterior en pocos meses al retroceso electoral de 1916. La popularidad del presidente Yrigoyen, epítome de los vicios D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 8
III. LOS
PARLAMENTARIOS SOCIALISTAS FRENTE
A LA GUERRA.
Del 'Monte Protegido' al telegrama injurioso del embajador Luxburg. La conducción del PS sostuvo posiciones neutralistas desde el inicio del conflicto y las mantuvo hasta el año 1916 inclusive, mientras el presidente conservador De la Plaza y sus partidarios también eran favorables a la neutralidad. Sin embargo, el partido viró hacia posiciones aliadófilas a comienzos de 1917, contemporáneamente a la generalización de la guerra submarina por parte de Alemania, y al viraje del grueso de los conservadores.33 Puede rastrearse que dejan de sostener la neutralidad ya en febrero de 1917, tal como se manifiesta en algún artículo de esa orientación en La Vanguardia.34 La entrada de Estados Unidos en la guerra había generado un nuevo estímulo para definirse a favor de las potencias aliadas, al dotar de mayor verosimilitud a su presentación como confrontación entre democracia y autoritarismo e intolerancia. El presidente norteamericano Wilson había formulado una justificación ética para el ingreso de EE.UU en la contienda, que le daba el carácter de cumplimiento de una obligación moral, de compromiso en una lucha por la supervivencia de los principios de convivencia social y de organización democrática de los Estados.35 Al mismo tiempo, el ingreso norteamericano en el conflicto era presentado por los líderes europeos como la prueba de que no había fines de conquistas territoriales ni de obtención de nuevos mercados, debido a los antecedentes ‘no colonialistas’ de la república norteamericana.36 Por añadidura, en el mes de febrero, la primera revolución rusa había eliminado la chirriante paradoja de que la causa de la 'democracia, la libertad y el derecho' que se pretendía encarnada en la causa aliada, tuviera en el régimen zarista, la última monarquía absoluta y despótica de Europa, a uno de sus incómodos sostenedores.37 En suma, las condiciones estaban dadas para que los sectores más proclives dentro del P.S de Argentina a ignorar el carácter interimperialista de la conflagración, se vieran sustancialmente favorecidos a la hora de propiciar el compromiso del estado argentino en la contienda. En abril de ese mismo año, el hundimiento del buque mercante de bandera argentina Monte Protegido había sido el primer antecedente de intervención de tono guerrerista del grupo parlamentario socialista, en medio de una campaña nacional de la misma tendencia que ya hemos mencionado más arriba.38
Esa actitud había dado lugar al III° Congreso Extraordinario del P.S, en el que triunfó la posición contraria al apoyo socialista a la ruptura de relaciones u otros eventos que podían derivar en la guerra, derrotando las posiciones de Juan B. Justo y el grupo parlamentario.39 El mencionado ataque naval tenía la particularidad de convertir a Argentina en un país directamente agredido, pero esa agresión era aprovechada como pretexto para una toma de posición que muchos habían adoptado de antemano. La reacción en disidencia había llevado al III° Congreso Extraordinario y a una severa derrota política del grupo parlamentario,40 que a su importancia específica unió el efecto de lo inesperado. La moción apoyada por una minoría del Comité Ejecutivo (José Penelón, Juan Ferlini y Agustín Muzio) consigue 4.510 votos contra 3.570 de la moción de la mayoría, apoyada por casi todos los legisladores.41 A partir de allí, la dirección del PS podría haber seguido una política contemporizadora, respetuosa de las decisiones del Congreso. Por el contrario, decidió en seguida desafiar las decisiones del Congreso partidario, mantener su posición inicial, y así plantear un casus belli decisivo a la oposición interna, que propiciaba una confrontación abierta entre ambas tendencias. En septiembre de 1917,42 tras el hundimiento de otro barco43 y un incidente diplomático provocado por la intercepción de declaraciones ofensivas para la soberanía nacional por parte del embajador alemán, la discusión llegó de nuevo al Congreso Nacional 44, por vía de un proyecto de declaración de Joaquín V. González, senador del conservadorismo, presentado ante la Cámara a la que pertenecía. El proyecto, ante los incidentes provocados por el conde Luxburg, exhortaba al Poder Ejecutivo a suspender las relaciones diplomáticas con el imperio alemán.45 En esas circunstancias, todo el grupo parlamentario socialista, salvo el diputado Augusto Bunge (cuya posición frente a la guerra también era ecléctica entre neutralistas y rupturistas) se decide a contravenir la votación del Congreso Extraordinario y propiciar la ruptura de relaciones. La intercepción de los telegramas de Luxburg, en los que se llamaba ‘un notorio asno y anglófilo’ al canciller Pueyrredón y se convocaba a ‘hundir sin dejar rastros’ los buques argentinos,46 daba un cariz de ‘honor nacional’ mancillado al problema, apto para defensas de la ruptura de relaciones en vena patriótica. Pero también brindaba amplias oportunidades para atacar los abusos de la diplomacia secreta, un tema tradicional del socialismo a nivel mundial, en su crítica a las prácticas políticas burguesas, y que fue utilizado hasta la saciedad por el sector favorable a la ruptura, como veremos más
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 9
adelante. Este argumento se sumaba a la defensa de la libertad de comercio,47 realzada por la elevada dependencia del pueblo argentino, y de las clases trabajadoras en particular, respecto a los bienes importados, por lo que el avasallamiento de esa libertad, se alegaba, amenazaba deteriorar seriamente el nivel de vida de los asalariados del país, lo que proporcionaba un matiz ‘obrerista’ a la posición sustentada.
Justo trata de dar a toda su fundamentación un tono realista y pragmático, orientado por conveniencias materiales y consideraciones económicas y no por el ‘honor nacional’ al que denomina un sentimiento ‘sutil y movedizo’. Reconoce que el IIIº Congreso Extraordinario votó una resolución según la cual
En el debate del Senado interviene el único miembro socialista de esa cámara, Enrique Del Valle Iberlucea, y en su discurso aparece una fuerte identificación con las posiciones del presidente norteamericano Woodrood Wilson, e incluso se reivindica a la Inglaterra ‘sin papa y sin aduana’ mientras se estigmatiza a la ‘barbarie alemana’ y se condenan las ‘tropelías’ cometidas en Bélgica y otros países. El senador parece propiciar no ya la ruptura de relaciones sino la adopción de medidas de guerra en contra de Alemania. La afirmación más fuerte en ese sentido fue sin duda la siguiente:
Pero la posible contravención de esa resolución, Justo la considera desvirtuada porque piensa que las relaciones están rotas de hecho:
[...] si bien yo no hago al poder ejecutivo la indicació n de que ocupe los barcos alemanes surtos en los puertos de la repú blica, para hacer efectivo nuestro comercio internacional, yo debo expresar la opinió n de que hay medidas má s eficaces para que una simple ruptura o suspensió n de relaciones internacionales para garantizar los derechos e intereses de la repú blica [...].48
También plantea una asimilación del alineamiento con la Entente a la causa universal de la libertad y la democracia: [...] mis simpatí as y sentimientos está n con la Serbia aniquilada y la Bé lgica ultrajada. Sentimientos y simpatí as que van para aquellos pueblos que en los sangrientos campos de batalla combaten por la independencia de las naciones y la libertad de los estados [...].49
La posición de Del Valle Iberlucea es la más agresiva y belicista entre todas las expuestas en el Congreso por los legisladores socialistas, ya que insinúa la adopción de medidas armadas, sin darse por satisfecho con la ‘simple ruptura de relaciones’. En Diputados, la voz cantante la lleva Juan B. Justo. Su intervención se orienta en un sentido distinto a la del senador, en tanto se centra en la defensa de la libertad de comercio avasallada por la guerra submarina, y hace hincapié en la elevada dependencia del intercambio internacional de nuestro país, lo que le agrega gravedad al ataque [...] somos individuos partidarios y sostenedores de la libertad de comercio entre las naciones y condenamos y repudiamos de la manera má s completa [el proteccionismo] [...] la guerra de submarinos ha sido amenaza fundamental para las condiciones de vida y de trabajo esenciales del pueblo de la repú blica...50
El partido debí a fomentar todas sus actividades en direcció n que nuestro paí s no intervenga en forma alguna en la guerra.
No tiene pues mayor significació n declarar rotas esas relaciones, y sin atribuir mucha importancia a nuestro voto, votarí amos eso como una resolució n má s o menos indiferente, por razones de mera comodidad o cortesí a con los ciudadanos que parecen anhelar esa declaració n como un gran hecho. 51
Nótese que buscando eludir toda argumentación de corte patriótico o que implique exaltar la ‘justicia’ de la causa aliada, el líder histórico del partido se desliza en este último párrafo al más explícito oportunismo, al plantear el voto favorable a la interrupción de relaciones como una concesión, una ‘cortesía’ hacia una opinión pública ansiosa de efectuar una declaración que él mismo juzga ‘indiferente’. Justo ya había propuesto un despacho conciliador en el congreso extraordinario de abril, como vimos más arriba, y ahora vuelve a ensayar una línea de contemporización, una exhortación a no tomar demasiado en serio el problema. Sobre la condena a la diplomacia secreta, en cambio, se apoya un artículo periodístico firmado por Enrique Dickmann, justificando el voto del grupo parlamentario. Hace eje en el repudio a la actitud de Luxburg, asigna a la ruptura un ‘significado moral’, acusa de germanófilo a Yrigoyen, asocia a la Iglesia y a los reaccionarios a ese criterio y sostiene que romper relaciones con el Kaiser no es hacerlo con el pueblo alemán. Por otra parte, la ruptura de relaciones no equivale a la guerra: El voto de los legisladores socialistas en la emergencia significa el repudio absoluto de la diplomacia secreta con toda su secuela de hipocresí as, mentiras, engañ os y crí menes ¿Y alguien, fuera de nuestros enemigos, puede criticar tal actitud? 52
El día 26, un editorial de La Vanguardia titulado “La situación internacional” retoma la argumentación de tono mas ‘mercantilista’ esbozada en el discurso de Justo, combinándola con consideraciones más específicamente políticas: El ideal del sincero y prá ctico pacifismo no puede ser conservar la paz “ahora” y “con el imperio alemá n”. En la misma medida en que se nos crea comprometidos con el imperio alemá n y obligados a disimular sus faltas ¿no apareceremos divorciados de los paí ses del continente, con los cuales debemos mantener las má s fá ciles relaciones polí ticas? [...] es
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 10
una noció n elemental que las relaciones diplomá ticas está n en todo caso supeditadas a las comerciales. No se concebirí an las relaciones diplomá ticas como una simple cuestió n de cortesí a. ¿que valor tiene entonces el mantenimiento de las relaciones diplomá ticas sobre todo con el gobierno imperial? ¿Podrí a justificarse acaso que por el deseo de mantener estas ú ltimas se empañ aran las primeras? Considerando pues la ruptura de relaciones desde cualquier punto de vista, ella se impone cada dí a con mayor apremio: ya para mayor facilidad de nuestro intercambio o, como lo desean otros, como castigo por el atentado contra nuestro derecho a la vida que realizan los submarinos por orden del gobierno imperial alemá n.53
Como se ve, aquí se ‘administran’ sin definirse por una de ellas, las dos posiciones que convergen en el apoyo a la posición de ruptura. La más marcadamente aliadófila, de tono ‘principista’, y la más pragmática y de fundamentos económicos, que rehuye hacer concesiones al nacionalismo.
IV. LA
RENUNCIA DE LOS DIPUTADOS.
Luego del nuevo voto a favor de la ruptura en los debates de septiembre, es probable que los parlamentarios fueran altamente conscientes de la precariedad de su situación. No podía ser sino muy incómoda la posición del bloque parlamentario o de la conducción de un partido (y los legisladores socialistas eran ambas cosas a la vez) que había quedado en minoría frente al conjunto de sus afiliados en una cuestión de importancia central, cómo era la de la posición frente a la guerra. Las resoluciones del congreso extraordinario avalaban a los internacionalistas e inmediatamente después de producido el voto a favor de la ruptura de relaciones se levantaron críticas, y dos centros de la Capital Federal llamaron a condenar abiertamente la actitud del grupo parlamentario y a reclamar sanciones contra ellos. Se trata de los comités de la sección 18ª. y el de la 15ª (San Bernardo). Apenas producida la intervención en el Senado, la Sección 15º (San Bernardo) con fecha 20 de septiembre, repudia la actitud de Del Valle Iberlucea y pide su expulsión, y la del grupo parlamentario si adopta la misma actitud.54 Una vez que los representantes socialistas votan en el mismo sentido en Diputados, el primer pronunciamiento condenatorio es el del Centro de la 18º, emitido el 29 de septiembre y publicado unos días después por La Vanguardia. Solicita se convoque a un Congreso Extraordinario para tratar el tema, y convoca a una reunión de todos los centros de la capital para ‘desautorizar públicamente’ la actitud del grupo parlamentario. Fundamenta esas decisiones en: 1° Que la votació n del grupo parlamentario socialista, favorable al pedido de ruptura de relaciones, implica una graví sima violació n de la resolució n expresa y terminante votada por el III Congreso Extraordinario del Partido. 2°. Que esta injustificable actitud acusa, de parte del grupo parlamentario socialista, un absoluto desprecio por la opinió n de la gran mayoria de los afiliados del partido [...] infringiendo, a la vez, uno de los má s fundamentales principios de la doctrina socialista.
Ante estos planteos, una opción para los legisladores era proseguir la discusión en los carriles en que venía dada, proponer la revisión del alcance de las decisiones del congreso, y hacer el intento de replantear la cuestión de la ruptura de relaciones a la luz del ‘hecho nuevo’ constituido por la ofensa del embajador Luxburg. Pero esa actitud hubiera significado dejar en pie el importante triunfo logrado por la minoría en el Congreso Extraordinario, y mantener la discusión en términos de una actitud favorable o no a la ruptura de relaciones. Y les era indispensable reafirD. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 11
marse en su papel de conducción partidaria, y para eso, demostrar de alguna manera que seguían siendo mayoría y que la derrota en el congreso había sido meramente coyuntural.
cambiarse por artí culos necesarios para la vida y el trabajo de los trabajadores, no es producció n confiscada, como no lo es la parte de la producció n nacional que los mismos trabajadores consumen. 57
Los legisladores deciden entonces intentar la contraofensiva, poner en juego su prestigio personal y convertir el debate en un enjuiciamiento global a su actuación en el Congreso Nacional. Ya no estaría en discusión una sola, o a lo sumo unas pocas votaciones controvertibles, sino varios años de labor parlamentaria en los que habían logrado la aprobación de leyes favorables a los trabajadores, y muchas intervenciones brillantes, y sobre todo el aprecio de la masa del partido por los componentes del núcleo de dirección.
Una vez más se recurre a una combinación de la ‘línea Justo’, que defendía sin demasiados matices la concepción burguesa de la ‘libertad de comercio’, pero bajo la bandera de la defensa de los intereses del proletariado en tanto que consumidor, con la visión de tono más ético-político, que adhería a las justificaciones de la guerra de raigambre wilsoniana, al plantear una confrontación de alcance mundial entre democracias y autoritarismos.
Esto sólo se lograba por medio de la renuncia a sus bancas, con el sometimiento de la misma al voto general y ése fue precisamente el paso que dieron. A partir de ese punto, no avalar su actuación respecto a la guerra, equivalía a la pérdida de las bancas para el Partido Socialista, y a una desautorización general a los más destacados dirigentes partidarios. El texto de renuncia, publicado el día tres de octubre en La Vanguardia, defiende la actuación del grupo parlamentario, al tiempo que presenta una crítica bastante completa a la línea de los internacionalistas: No creemos que la guerra mundial - como dice el considerando primero de la resolució n presentada por la minorí a del Comité Ejecutivo y aprobada por el congreso extraordinario sea consecuencia simple y fatal de la propiedad privada y la producció n mercantil. 55 ¿Y hemos de ignorar o mirar indiferentes el conflicto de principios polí ticos y morales que caracteriza a la actual guerra? ¿No ha entrado en la contienda la gran democracia norteamericana, para combatir en nombre de la libertad y la paz al lado de la Inglaterra sin papa y sin aduanas?.56
El carácter democrático o no de los países en guerra, se convierte en el discurso de los parlamentarios en una divisoria de aguas más importante que el común carácter capitalista de los países en conflicto. Queda descartada así la posición de los internacionalistas, que visualizaba la guerra como un choque de intereses económicos y de búsqueda de ‘esferas de influencia’ y descreía del supuesto enfrentamiento ‘de principios’. La nota continúa argumentando a favor de la ruptura, pero ahora con el fundamento, caro a Juan B. Justo, de los efectos benéficos para los asalariados consumidores del comercio internacional: No creemos tampoco que el comercio exterior - como se desprende del considerando segundo de la misma resolució nconsista en llevar a mercados extrañ os la producció n confiscada al proletariado de cada paí s. Lo que sale del paí s para cambiarse por artí culos necesarios para la vida y el
Augusto Bunge, el único que había votado por el acatamiento a las resoluciones del Congreso Extraordinario, se suma a la renuncia colectiva, si bien presentando fundamentos propios. Comienza recordando que está a favor de la neutralidad, pero solidarizándose con sus compañeros de bancada, se declara a favor de una neutralidad vigilante y activa,58 siempre alerta en defensa de nuestra independencia nacional, de nuestras libertades internas y de los intereses vitales de la clase trabajadora.59.
Una vez presentadas las dimisiones, el paso siguiente fue someter su aceptación o rechazo al ‘voto general’ de los afiliados, lo que significaba adoptar un método de decisión que, cómo señalamos más arriba, incrementaba las posibilidades para el grupo parlamentario de revertir la derrota sufrida en el congreso extraordinario. Por esos días, desde las páginas de La Vanguardia se abunda en la defensa de la línea adoptada por los legisladores. Entre las notas publicadas destaca el editorial del 11 de octubre. Allí se expone, de modo contundente, la relación entre la posición frente a la guerra y la condena a la política de Yrigoyen a quién se compara al pasar con el propio emperador alemán. Se hace centro una vez más en el rechazo a la diplomacia secreta y se presenta la posición favorable a la ruptura como la que corresponde al ‘pueblo’ frente a las ‘cavilaciones’ del presidente, de espaldas a todo punto de vista que no fuera el propio: [...] ciego es quien no vea que hay en la cuestió n internacional, tal como se está planteando en nuestro paí s, un grave problema de polí tica interna - la lucha contra la absorció n de todo el poder de la nació n por el presidente, empeñ ado en monopolizar como el Kaiser, la polí tica exterior de la repú blica [...] el grupo parlamentario socialista ha dicho al presidente de donde no debe pasar, y ha condenado los manejos de la diplomacia secreta [...] no pudiendo ahora ampararla con una inexplicable tolerancia para sus crí menes [...] debe hacerse lo que el parlamento y el pueblo quieran, lo má s indispensable, lo má s cuerdo; no lo que el presidente cavile en el secreto de su gabinete, ni lo que le impongan las fuerzas ocultas, pero no desconocidas que en todo el mundo aparecen hoy aliadas contra la democracia, y que en el triunfo del bando beligerante
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 12
que encabeza el ká iser ve el mantenimiento de las condiciones necesarias para sus é xitos futuros.60
En suma, la posición rupturista es dotada aquí de un doble sentido. Uno de política interior, de defensa de la democracia y de la voluntad del pueblo frente a ese tema, 61 contra los manejos considerados autoritarios o al menos ‘oscuros’ del presidente, y otro de política internacional, que se juzga convierte en imperativo el alineamiento de las democracias contra el emperador alemán. La lucha contra Yrigoyen queda así adscripta al combate mundial por la democracia y la oposición al Kaiser, y de ese modo se pretende asignar una coherencia global a la política predominante en el P.S.
V. EL DEBATE AL INTERIOR DEL PARTIDO SOCIALISTA. LA DISCUSIÓN EN LOS COMITÉS LOCALES.
Una vez producidas las renuncias y el llamado al voto general, la polémica en torno al comportamiento de los parlamentarios veía modificados sus ejes. De una discusión sobre la disciplina partidaria de los parlamentarios, en torno al internacionalismo y la actitud frente a la guerra, dada sobre el telón de fondo de la acusación de haber incurrido en desviaciones electoralistas y reformistas, se pasaba a poner en tela de juicio la continuidad de un grupo de legisladores relativamente numeroso,62 cuya conformación era resultado de los éxitos electorales del partido y cuya actuación constituía la principal ‘vidriera’ para el P.S ante el resto de la sociedad. La táctica del grupo parlamentario apuntaba a dar vuelta los resultados del IIIº Congreso Extraordinario, y para ello apelaba a dos cartas fuertes: cambiar el mecanismo de decisión (de congreso a ‘voto general’, vale decir de la deliberación colectiva a viva voz al silencioso pronunciamiento vía sufragio secreto) y modificar su contenido, de posición frente a la guerra y modo de interpretar el internacionalismo, a virtual referéndum sobre la actuación del grupo parlamentario y de su propia permanencia en las bancas. Una vez re-planteada la discusión en esos términos, el proceso podría haber continuado sin mayores incidencias hasta la realización del voto general, y cerrar el debate con su resultado. Sólo hubiera quedado a la posterior decisión de los derrotados el alejarse del partido o permanecer en él sometiéndose a la posición mayoritaria. Algo muy diferente fue lo que en realidad ocurrió. Una vez producido el voto por la ruptura, las notas de rechazo emitidas por los comités de las secciones 15ª (San Bernardo) y 18ª, la renuncia y la subsiguiente convocatoria al voto general de los afiliados, se desató un proceso de autoconvocatoria de asamblea en los centros socialistas, en los cuáles se sostuvieron discusiones que, en muchos casos, revelaban independencia de criterio y la existencia de una fuerte cultura del debate. La mayor parte de los centros se expidieron sobre el debate en curso, adhiriendo a una u otra posición, pero no de un modo lineal. Por el contrario, sugieren ajustes y modificaciones en las decisiones tomadas o en el modo de plantear el voto general, se proponen sanciones no planteadas por la dirección, en algún caso se dan avales o condenas parciales a la actuación parlamentaria, o se piden mayores garantías de que las posiciones rupturistas no derivarán en abierto belicismo para aceptar avalarlas. En estas discusiones son muy raras las resoluciones tomadas por unanimidad. Se presentan diferentes
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 13
mociones, y el voto sobre las mismas da lugar a mayorías y minorías a veces muy ajustadas. A su vez, esta distribución de los votos varía cuando se presentan mociones distintas sobre diferentes problemas. Todo habla de un clima de discusión real, y no de una mera exteriorización de alineamienos previos, que logra muchas veces la difícil conjunción entre el apasionamiento y cierta actitud reflexiva, que procura eludir los riesgos de la identificación total y acrítica con una u otra postura. En los comités que resuelven expedirse se da lugar, como veremos en seguida con más detalle, a una amplia gama de posturas que recorren todo el arco posible: Desde el elogio apasionado a los legisladores que linda con la obsecuencia, hasta el repudio completo a su actuación, al voto general como solución, y el pedido de un congreso extraordinario que expulse a los legisladores. Entre ambos polos se insertan muchas posiciones intermedias. Este virtual proceso de ‘asamblea partidaria’ espontánea, que se desenvuelve en los centros socialistas de todo el país, nos parece el elemento más interesante de toda esta discusión de los socialistas. Muestra que a pesar de la existencia de un grupo reducido y prestigioso que dirige las principales instancias de poder, subsisten hábitos de discusión y democracia interna,63 y la posibilidad de que en el debate entre grupos de militantes, anónimos o casi, se construyan posiciones propias, o al menos fundamentaciones diferentes de las sustentadas tanto por el grupo parlamentario como por la disidencia internacionalista. De alguna manera constituye una evidencia de la fecundidad de los métodos de democracia directa, frente a la resolución sin debate, expresada en el voto depositado en un sobre, que los estatutos del partido preveían y el C.E del P.S adopta para la ocasión 64
Pronunciamientos y debates de los centros locales Hay que tomar en cuenta, en primer lugar, la manifestación de una corriente de fuerte deferencia hacia el grupo parlamentario, que se muestra muy claramente en una declaración del Centro Femenino, que será apoyada por otros centros. En ella no sólo se coincide con el grupo parlamentario sino que resuelven ‘votos de aplauso’ a su actuación y atacan con dureza a los objetores y piden sanciones contra ellos. Entre otros conceptos, la declaración del Centro Femenino expresa: Aplaudamos pues, nuestra propia obra, al aplaudir la de nuestros parlamentarios. Coloqué moslos de nuevo en sus bancas, por medio del voto consciente de todos y de cada uno de nosotros.65
Así, un conjunto de centros no sólo apoya al grupo parlamentario, sino que se adelanta a repudiar en
toda la línea a los disidentes y a pedir sanciones. Ejemplo de esta posición es el Centro de la Sección 5º de La Plata (Los Hornos) que se solidariza con el grupo parlamentario y condena a Bunge por ‘falta de claridad’ en su posición. Resuelve: 1°. Declarar que en los actuales momentos la neutralidad argentina se sustenta por la polí tica presidencial y por los elementos reaccionarios del paí s, que son por sí mismos la negació n de los principios socialistas. 2°. Declarar que en principio no queremos la guerra ni mundial ni local, pero tampoco queremos el mantenimiento de la farsa diplomá tica de dos naciones que, hoy por hoy, tienen intereses opuestos. 3° Aprobar la actuació n del senador y diputados socialistas que votaron la ruptura de relaciones con Alemania, por considerar que han afrontado una cuestió n nueva no prevista por el ú ltimo congreso del partido. 5° Pedir al comité ejecutivo solicite de los respectivos centros el juzgamiento inmediato de los afiliados que, sin esperar el resultado del voto general, hubiesen organizado mitines pro neutralidad o participado activamente de reuniones neutralistas donde se ha injuriado pú blicamente al partido y a sus parlamentarios.66
Aun así este centro agrega algo de su cosecha a las propuestas de los parlamentarios, con la condena por ambigua de la posición de Augusto Bunge. La condena al diputado Bunge se repite en el Centro de Talleres (provincia de Buenos Aires) que además pide la separación del centro de la 18º, en caso de no retractarse. La declaración es muy violenta en la condena al mencionado centro: [...] inventar [mentir] resoluciones que el tal congreso, de triste recordació n no tomó , [...] es por lo menos una impertinencia [al] protestar [al] desautorizar pú blicamente un detalle sin valor en la vida de fecunda e inteligente labor del grupo parlamentario socialista [...] los 33 adherentes de la 18° que votaron la cruzada quijotesca se han cubierto de ridí culo.
Incluso pone en tela de juicio la procedencia de las renuncias y del voto general, lo que resulta una nota de originalidad, aunque opta por apoyar el procedimiento adoptado [...] si no fuera porque conviene aprovechar la oportunidad de ratificar elocuentemente la confianza que a la inmensa mayorí a del Partido infunde la capacidad y honradez ciudadana de sus representantes (...) este Centro pedirí an fueran retiradas las renuncias y se suspendiera el voto general por innecesario. 67
Nótense los efectos del cambio del carácter de la discusión; la votación parlamentaria se ha convertido para este centro en un ‘detalle sin valor’, que no puede empañar la trayectoria de los legisladores. Y el ‘voto general’ toma el sentido de una oportunidad para ejercer una virtual ‘aclamación’ hacia los parlamentarios. En un sentido similar, se pronuncia el Centro de la Sección 3º (Barracas): 111 votos contra 4 por el grupo parlamentario (nótese lo abrumador del re-
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 14
sultado de la votación). Condena además la ‘obra disolvente’ de algunos afiliados. Pide a los centros respectivos que juzguen la conducta de sus afiliados que sin esperar el resultado del voto general hubiesen tomado parte activa en reuniones llamadas neutralistas y firmado manifiestos donde se ha injuriado pú blicamente al Partido y a sus afiliados.68
Otro ejemplo de pronunciamiento que incluye el repudio expreso a los disidentes es el del Centro de Zárate, que incluso insinúa que la disidencia es resultado de una ‘infiltración’ deliberada: Entendemos que esa actitud, lejos de hacernos suponer un celo sincero por la buena marcha y la obra prá ctica de nuestro partido, nos autoriza a pensar que elementos extrañ os pueden muy bien haberse involucrado en nuetras filas para entorpecer la marcha progresiva de nuestro partido, sirviendo así a los intereses de las fuerzas reaccionarias69
Es éste uno de los escasos ejemplos de unanimidad: 14 votos, todos por la afirmativa. El Centro de la 7º, además de aprobar en todos los términos la actuación parlamentaria, condena al Centro de la 18° por haber ventilado el problema en la prensa burguesa: Expresar su ené rgica protesta por el procedimiento ilí cito empleado por el Centro aludido, al valerse de perió dicos burgueses y gubernistas para manifestar su disidencia con la actitud de nuestros parlamentarios, olvidando el elemental deber de recurrir al seno del Partido [...] y de no producir por su sola cuenta, actos pueriles que den al adversario armas o pretextos para su provecho.70
La 16º (Belgrano) apoya al voto parlamentario. A su vez vota la censura de los disidentes, por dar a luz pública el debate en la ‘prensa burguesa’: antes de plantear en el seno del Partido su disidencia con el voto del grupo parlamentario socialista acudiendo a los recursos estatutarios, pusieron vivo empeñ o en hacer pú blica ufanamente su discordia, dá ndole cará cter de querella, obedeciendo a mó viles repudiables bajo todas las fases, faltando abiertamente y con singular complacencia a la disciplina, esa norma honrosa que ha caracterizado siempre a las agrupaciones serias y honestas.71
En varios centros aparece esta explícita censura a la publicación en La Unión, que por la tendencia neutralista del diario, daba pábulo a la idea de que los internacionalistas podían ser ‘agentes de Alemania’.72 Las dificultades para publicar en el órgano partidario dominado por sus adversarios internos, llevó a los internacionalistas a realizar esa publicación, que a la luz de su utilización como argumento condenatorio, resultó un error táctico. Otro tema que reaparece una y otra vez en las declaraciones de los centros favorables al grupo parlamentario, es la condena a la diplomacia secreta como justificativo de la ruptura de relaciones. Ese hincapié busca constituir en una especie de ‘hecho
nuevo’ el telegrama del Conde Luxburg, en tanto creador de una situación imprevisible al tiempo de las decisiones del IIIº Congreso Extraordinario. En esa línea de razonamiento, el Centro Socialista de Ramos Mejía resuelve: [...] 1°. Aprobar la actitud del grupo parlamentario, por considerar que la ruptura de relaciones diplomá ticas no significa la declaració n de guerra, como no sea la guerra que especí ficamente llevamos enunciada en nuestro programa contra la diplomacia secreta con el ré gimen parlamentario de gobierno y la supresió n del senado. [...] 3° Desaprobar el temperamento seguido por el Centro de la 18ª , por cuanto la actuació n de los parlamentarios socialistas puede ser desautorizada ú nicamente por un congreso o por el voto general, siendo improcedente toda manifestació n pú blica que se haga en nombre del Partido por parte de algunos centros antes de conocer la opinió n de los afiliados manifestada en la forma en que lo establecen los estatutos. 13 votos a favor, 2 en contra y 3 abstenidos.73
El Centro Socialista de Pehuajó acordó dar un voto de aplauso y de adhesión a la actitud del senador y diputados socialistas, por encontrar la misma encuadrada en las tradiciones del Partido y en la resolución del tercer congreso extraordinario. Este Centro es uno de los casos claros de ‘deferencia’ hacia el grupo parlamentario, al dar el ‘voto de aplauso’ y luego sobrepasar la opinión de la propia conducción partidaria, al negar cualquier problema entre el voto de los diputados y las resoluciones del congreso. A su juicio, no se necesita apelar al ‘hecho nuevo’ del affaire Luxburg y la condena a la diplomacia secreta con que la conducción justificaba su actitud, en una defensa más cerrada de sus posiciones que la que hacían los propios dirigentes. El Centro de Lanús Este se pronuncia por 20 a 1 a favor del grupo parlamentario, de La Vanguardia y de las intervenciones de Justo y Del Valle Iberlucea: Este Centro protesta por la obra de los eternos disolventes que militan en el Partido, los cuales de continuo imprimen notas con el fin de producir una escisió n en su provecho.74
El mismo día, una declaración emitida por el centro de Bernal, hace la misma referencia al expresar [...] su ené rgica protesta por la obra disolvente que realizan algunos afiliados del partido, en pugna con los má s elevados principios del socialismo y las conquistas de las clases trabajadoras.75
En la Sección 8º de Capital hay una moción de desautorizar al grupo parlamentario y censurar a la dirección de La Vanguardia, pero sólo la votan seis personas, mientras que 39 lo hacen por solidarizarse con los parlamentarios, apoyar el voto general y lanzar un manifiesto al pueblo explicando que el P.S combate y combatirá toda diplomacia secreta de cualquier paí s, a fin de darle al pueblo el derecho democrá tico de dirimir las cuestiones internacionales sin intervenció n de cancillerí as. Ratifi-
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 15
car su propaganda pacifista y hacer acto de fe internacionalista.76
Algunos centros despliegan un lenguaje muy violento contra los disidentes, en el que critican su actitud de cuestionamiento al grupo parlamentario, no ya como un error sino como una ‘insolencia’ Es el caso del centro de Adrogué: [...] los eternos charlatanes que, por desgracia del Partido, está n afiliados a é l, y que todas sus obras son denigrar a los hombres má s sobresalientes de nuestras filas, quizá s con el ridí culo propó sito de quererlos reemplazar.77
Nótese que la pertenencia al partido del grupo ínternacionalista es considerada una desgracia, lo que denota que ya están pensando firmemente en su exclusión. Otros organismos apoyan la actuación de los parlamentarios y aprueban la decisión del problema por el voto general pero plantean la reformulación del carácter de las preguntas. Se trata de apoyos condicionados, con límites claros. El Centro de Caballito Norte propone volver a poner a votación toda la problemática internacional, modificando los términos del voto general. Mociona la inclusión de preguntas sobre si se debe declarar la guerra, y si en ese caso, se votarán créditos de guerra. Los términos generales de la resolución dicen: 1° Hacerse solidario con el grupo parlamentario socialista en lo que respecta a la ruptura de relaciones con Alemania, por entender que esa decisió n no implica una actitud bé lica. 2°. No solidarizarse con los fundamentos de las renuncias presentadas.
A su vez, estos pronunciamientos desatan algunas repercusiones en el órgano partidario en forma de notas escritas a título individual. Un ejemplo es una nota del afiliado Héctor Cometta,78 que sobre la resolución de Caballito Norte comenta: No halaga a nadie con votos de aplauso, ni censura tampoco: se limita solamente a colocar las cosas en su lugar, sin hacer declaraciones ni tomar actitudes que dejen traslucir intenciones no confesadas.†
Acerca del voto general, critica que se formule solo el sí o no a la renuncia: Basta analizar estas preguntas [las de Caballito Norte] para evidenciar de inmediato que ellas no dejan lugar a discusiones futuras, y sus resultados dará n claramente el camino que nuestra representació n deberá seguir sin vacilar en ningú n momento.
Considera que muchos afiliados pueden estar contestes en aprobar la conducta de los parlamentarios, pero no están de acuerdo con el fundamento de las renuncias. La pregunta
está formulada de una manera que parece se temiera la voluntad del Partido y se quisiera arrancar una respuesta bajo la presió n de las renuncias.
Es notable lo matizado de esta opinión, que no se pronuncia sobre el fondo de la cuestión, pero objeta indirectamente la actuación de algunos centros (los votos de aplauso o censura) y el modo de plantear el voto general, desentrañando la trampa explícita en su formulación. El Centro de Isla Maciel, por 7 votos contra 6, resuelve aceptar el voto general, pero proponiendo a su vez un cambio de las preguntas a efectuar: a) Al votar los parlamentarios la suspensió n de relaciones con Alemania ¿han violado la resolució n del tercer congreso extrordinario? b) En caso de declaració n de guerra ¿el grupo parlamentario debe votar por sí o por no? c) Declarada la guerra ¿votará n los parlamentarios los cré ditos de guerra?.79
En la votación de la sección 6º de la Capital, se plantea también la inclusión de nuevas preguntas para el voto, pero la moción no logra triunfar, y finalmente se condena la actitud de la 18º y resuelve ‘no ha lugar a deliberar’ sobre el voto general por 44 votos a 34. Las nuevas preguntas que se habían propuesto, se rechazan por escaso margen, 40 votos contra 35.80 La propuesta derrotada proponía preguntas muy similares a las de Caballito e Isla Maciel. Evidentemente, algunos centros aceptaban el voto general, pero trataban de dar un contenido más concreto al pronunciamiento, quizás con la intención de que el voto a favor de la ruptura de relaciones terminara siendo el límite de lo ‘tolerado’ a los parlamentarios, erigiendo una barrera para la declaración de guerra y la eventual votación de recursos para sostenerla. Los ecos de la defección de la socialdemocracia alemana81 se perciben claramente en estas manifestaciones, que buscan preservar al grupo parlamentario sin extenderles un ‘cheque en blanco’ para futuras decisiones. Se requiere tener en cuenta además que al parecer tanto la dirección socialista como quiénes sin formar parte de ella se pronuncian a su favor en el debate interno partidario, distan de asumir que la ruptura de relaciones pueda llevar más o menos directamente al estallido de hostilidades, pese a que el voto del senador y algunos discursos y artículos de De Tomaso se deslizaban claramente hacia esa posición.82 Otro caso de planteo de nuevas preguntas es el Centro de Vélez Sarsfield, que apoya el voto parlamentario (20 votos contra ocho), pero no se solidariza con Del Valle Iberlucea (21 contra 4) y propone agregar tres preguntas sobre declaración de ruptura, declaración de guerra y créditos bélicos, lo que se aprobó por veintiún votos contra seis.83
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 16
Algunos pronunciamientos son aprobatorios, pero contienen condicionamientos específicos orientados a impedir que la actitud favorable a la ruptura de relaciones se convierta en un apoyo a medidas de guerra. La Sección 5° de la Capital Federal resuelve: 1° Aprobar la conducta observada por el grupo parlamentario socialista en el asunto internacional. 2°. Comunicar al C.E que en ningú n caso el grupo parlamentario socialista debe intervenir de por sí en ningú n asunto parlamentario que signifique declarar la guerra a otra nació n, debié ndose citar en dicho caso a un congreso extraordinario del Partido, cada vez que se presenten asuntos de esas magnitud y concretos, para que dicho congreso dictamine sobre la conducta a seguir por nuestros parlamentarios en dichos asuntos.84
Por otro camino, va en la misma dirección que los que plantean enriquecer el cuestionario para el voto general, como en la declaración de Caballito Norte. En algunos casos, hay una suerte de ‘aval parcial’ a la actuación de los parlamentarios, que condena el voto más belicista de Del Valle Iberlucea, y aprueba el más moderado de Juan B. Justo. En esa forma se pronuncia el centro de la 15º (Villa Devoto y Villa del Parque), que se solidariza con los parlamentarios por 18 votos a 6, aunque aclarando que sólo con el voto de Juan B. Justo sin mencionar el discurso de Del Valle Iberlucea.85 La propuesta del Centro de Caseros es quizás la de mayor complejidad, en cuánto da un apoyo condicionado, amonestando a la vez a los parlamentarios y a los opositores por algunas actitudes tomadas. También aparece el posicionamiento simultáneo por el apoyo al grupo parlamentario y el rechazo firme a un posible ingreso en la guerra. Acepta el voto por 15 contra 3, pero aclarando que no adhiere a votos de aplauso y de repudio. Los fundamentos son muy interesantes: Que en ningú n caso es justificable admitir a los representantes de cualquier entidad una reserva sobre un punto dado, má s cuando esta actitud pueda perjudicarla o inducirla a error. Si el grupo parlamentario socialista consideraba que los fundamentos de la resolució n votada por el III° Congreso Extraordinario del Partido era erró neos y por lo tanto su conclusió n equivocada, debí an haber planteado su disconformidad en el acto mismo o inmediatamente, aclarando su situació n [...] pues un error trae otro error, llegando a perjudicar tarde o temprano a la entidad entera, como sucede en el caso planteado. Que si bien es cierto lo que antecede, no es explicable tampoco el encono y la perfidia de que hacen uso algunos afiliados al criticar todos los actos de los grupos dirigentes del organismo al cual pertenecen, olvidá ndose que han sido llevados a ese cargo por la mayorí a de los afiliados del Partido. Que leí dos los fundamentos de sus votos dados en nombre del grupo parlamentario y esperando sea recalcado por una declaració n pú blica en que se afirme su propó sito neto de realizar todo el esfuerzo posible a fin de que este pueblo no intervenga materialmente en la guerra
El Centro de Caseros resuelve apoyar al grupo parlamentario y el voto general, y solicitar de los afiliados que en la boleta del voto incluyan esta declaración: Si el grupo parlamentario, a pesar de su declaració n de oponerse terminantemente a la intervenció n del paí s en esta guerra, votase su aprobació n o fondos para el reclutamiento y enví os de fuerzas a los campos de batalla, quedarí an de hecho separados del Partido como legisladores y afiliados.86
Nótese la advertencia a los legisladores: Si no fueran consecuentes en su posición de que la ruptura de relaciones no equivalía a guerra, el centro proponía se los considerase expulsados. Previo a eso , considera el núcleo de la actuación de los parlamentarios en el problema de las relaciones con Alemania como equivocado, es más un voto de ‘tolerancia’ hacia un error que de verdadero apoyo. En el debate de los centros ya se perfilaba una reversión del voto pro-internacionalista del III Congreso Extraordinario, ya que la mayor parte de los centros avalaban, total o parcialmente, con entusiasmo o reticencias, la actuación de los parlamentarios, es decir que la táctica desplegada por la dirección iba encaminándose al éxito. Sin embargo, no faltaron las secciones que persistieron en la condena abierta al voto por la ruptura de relaciones y al voto general como procedimiento de decisión. En general, los centros que se pronuncian contra el voto de los parlamentarios presentan mayor homogeneidad en sus pronunciamientos, sin buscar mayores matices, como respondiendo a un acuerdo previo ya tomado. En línea con la protesta elevada por el centro de la 18º se pronuncia entre otros el centro de la 8º de Capital, dónde se va a votación y gana el repudio al voto parlamentario, por 26 a 22. La moción que resulta triunfante reza lo siguiente: 1. Desautorizar al grupo parlamentario. 2. Realizar un congreso extraordinario que juzgue su actitud. 3. Realizar conferencias pú blicas en el local o en la calle contra la intervenció n y la guerra. 4. Censurar a la direcció n de La Vanguardia por no tener en cuenta la resolució n del III Congreso.87
La 17º (Maldonado) adhiere a la 18º, y aprobó por unanimidad la siguiente moción: Desautorizar la propaganda que hace La Vanguardia en favor de la ruptura de relaciones.88
La Agrupación Gráfica, cuyo secretario era el chileno Luis Emilio Recabarren, futuro fundador del Partido Comunista chileno, se pronuncia en el mismo sentido: apoya a la 18º y resuelve que la agitació n antiguerrera que se realice tome el cará cter pacifista y socialista má s que neutralista.89
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 17
Nótese la diferenciación clara que se efectúa entre distintas formas de condenar la guerra. El pacifismo era de principios y no de ‘ocasión’ a diferencia del simple ‘neutralismo’, modificable a favor de conveniencias de coyuntura, que era lo que había hecho la dirección socialista desde principios de 1917. La 1º (Nueva Pompeya Norte) repudia al grupo parlamentario y propicia la convocatoria de un Congreso Extraordinario y auspiciar una agitació n antiguerrera, de acuerdo con los demá s centros de la Capital
por 18 votos a favor y 5 en contra.90 En parecidos términos se pronuncia el centro de la sección 2° de la Capital. El Centro de Ituzaingó produce un apoyo a los internacionalistas, y a la vez un llamamiento a la movilización contra el grupo parlamentario: Pedir a todos los centros y compañ eros que esté n disconformes con la actitud del grupo parlamentario intensifiquen sus esfuerzos a fin de que en el pró ximo congreso ordinario del Partido figure en el orden del dí a el tema “Nacionalismo e incompatibilidades”
y más adelante: Lamentar que la renuncia de los parlamentarios no se haya producido inmediatamente al III° Congreso ya que no está n ni estaban conformes con su resolució n.”91
El Centro de la Sección 15º (Villa Ortúzar y Mazzini) es otro de los que genera un pronunciamiento cuyos mismos términos denotan una aguda percepción de la situación. Se manifiesta en condena del grupo parlamentario, atacando que algunos de sus miembros tomen posición en nombre de un
el rechazo de la renuncia importarí a, sin haberla planteado, la justificació n de la conducta de los parlamentarios, dá ndole al mismo tiempo libertad para imprimir al Partido orientaciones nacionalistas. Por todo esto resuelve: rechazar el procedimiento empleado por el C.E por considerarlo incorrecto, debiendo el voto general plantear estas dos cuestiones: 1° Considera ajustada la conducta de los parlamentarios a la resolució n del tercer congreso extraordinario. 2°. Acepta la renuncia de los parlamentarios.92
El Centro de la 9° sección de Capital condena asimismo al voto parlamentario, pero con unos fundamentos que lo diferencian del resto de los que se pronuncian en esa dirección. Por 28 contra 26, aprueba un complejo despacho en el que rescata parcialmente la actuación de Justo, pero termina rechazando el sentido de la votación en una suerte de versión ‘moderada’ del apoyo a los internacionalistas: [...] ha visto con profundo desagrado las reiteradas transgresiones del senador E. del Valle Iberlucea a los principios y resoluciones adoptados por el Partido en sus congresos cuando orienta su conducta en sentido completamente distinto a las resoluciones adoptadas en los mismos. Las declaraciones formuladas en el senado de la nació n no se ajustan a la verdad sobre las causas y fines reales de la guerra, ni interpretan fielmente el pensamiento del Partido. Las manifestaciones hechas por el diputado Juan B. Justo interpretan las ideas y el pensamiento del Partido, excepto cuando dice: “no tiene mayor significació n declarar rotas las relaciones y sin atribuir mucha importancia a nuestro voto, votarí amos eso como una resolució n má s o menos indiferente, por razones de mera comodidad o cortesí a con los ciudadanos que parecen anhelar esa declaració n como un gran hecho.” Lo que implica un precedente peligrosí simo.
Esta dualidad de opiniones obliga a desautorizar las declaraciones del senador E. del Valle Iberlucea
que lo será para algunas clases sociales, pero que está en completa contradicció n con los ideales que sustenta el socialismo".
en cuanto a las votaciones producidas en ambas cá maras, entiende este Centro que no se ajustan al espí ritu de la resolució n adoptada en el ú ltimo congreso, y en consecuencia, ve con desagrado esta actitud extemporá nea e iló gica con las manifestaciones del diputado Justo, y recuerda especialmente al grupo parlamentario que debe cumplir las resoluciones de los congresos del Partido.93
Junto con esa resolución dicta otra que apunta al núcleo mismo de la maniobra efectuada por los parlamentarios con su renuncia, y pone la preocupación fundamental en el avance de posiciones nacionalistas a partir del aval obtenido en un voto general que alteró los términos de la discusión, alejándola de su verdadero centro:
Como dijimos, sólo unos pocos centros no se pronuncian, remitiéndose directamente al voto general de los afiliados. De todas maneras, esa remisión al ‘voto general’ entrañaba una implícita adhesión a la dirección partidaria, ya que los disidentes rechazaban la opción del ‘voto general’ y proponen un nuevo ‘congreso extraordinario’.
a) Que al ofrecer los parlamentarios su renuncia al Partido sin antes previamente someter a la consideració n del mismo su actitud en el parlamento de hecho se produce esta consecuencia; que muchos afiliados que no estará n de acuerdo con la conducta de los parlamentarios, trepidará n no obstante ante la perspectiva de quedarse sin representantes ante el congreso por sus consecuencias de orden polí tico y moral y sin excluir las de orden financiero para el Partido, etc. y por lo tanto votará n por el rechazo producié ndose este hecho: que
Por ejemplo, el de la 17ª (Palermo) considera que no corresponde pronunciarse, por estar la cuestión sometida al voto general de los afiliados. Tampoco se pronuncia la 13º, sometiendo la discusión al voto general. Lo mismo la 10°. La 14º remite todo al próximo congreso ordinario que se celebre, sin mencionar el voto general. El Centro de Los Hornos (Bernal) pide resuelva el voto general.
nacionalismo sano y fecundo
aduciendo
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 18
El Centro de Las Conchas produce un pronunciamiento inclasificable, ya que se opone al voto general por razones estatutarias, y considera que solamente los centros de Capital Federal deben resolver las renuncias ya que de ellos son mandatarios los diputados.94
Hacia el desenlace del conflicto Con fecha 14 de octubre de 1917,95 y cuando la secuencia de pronunciamientos de los centros ya preanunciaba la definición del conflicto a favor de las posiciones de los legisladores y la mayoría del Comité Ejecutivo, los disidentes resuelven darse una dirección provisoria, al margen de los organismos formales de conducción del partido. Lo denominan Comité de Defensa de las Resoluciones del III° Congreso Extraordinario, y en su primera declaración realizan una severa requisitoria contra toda la trayectoria del grupo parlamentario:96 Quieren (el sector mayoritario), ostensiblemente, llegar al gobierno de la Repú blica, ser ministros y presidente si es posible. Para ello necesitan aceptar leyecitas de complacencia, transigir con có digos penales y militares, de cepa genuinamente burguesa, congraciarse con una fracció n poderosa de la burguesí a, loar a la patria y el honor nacional, embanderar el frente del Comité los dí as de fiesta nacional, entregar a manos extrañ as el movimiento gremial, salirse, en una palabra, del cauce del internacionalismo y del terreno arduo y fecundo de la lucha de clases, siguiendo las huellas de la polí tica oportunista y acomodaticia de Palacios.97
Bajo el título “Una extraña organización”, en un editorial de La Vanguardia se repudia la formación del mencionado Comité de Defensa: La organizació n de un Comité defensor de las resoluciones de los congresos del partido, cualesquiera que ellos sean, significa sencillamente una enormidad, porque supone en algunos ciudadanos la pretensió n de atribuirse una misió n que no les corresponde mas que a los demá s miembros del partido [...] y por ú ltimo, un ataque a la disciplina y la seriedad del Partido mismo, que siempre ha vivido la democracia por el ó rganos de las asambleas de los centros, de los votos generales o de los congresos. [...] Fraguado en tenidas secretas,98 que tardí amente se transforman en actos má s o menos pú blicos, el comité de que nos ocupamos es la negació n de toda democracia, en cuanto pretende crear una é lite de salvadores de la fe socialista, que debe estar defendida por la conciencia y la capacidad del Partido en pleno. Esa pretensió n es tanto má s audaz [...] cuando que la mitad de los componentes del mentado comité son ciudadanos de tan corta residencia en nuestras filas [...] que parece hubieran entrado en ellas só lo para llenar la tarea en que está n empeñ ados.99
Se cuestiona la antigüedad y se insinúa una conspiración, en forma de una infiltración de ‘elementos extraños’ al partido, introducidos en él para perturbar su vida y desenvolvimiento. Esta versión de la infiltración irá a aparecer una y otra vez en las acusaciones a los disidentes.
Se da a publicidad en La Vanguardia una nota del afiliado Esteban Monteagudo, del Centro Socialista de la 13° que relata una reunión secreta de la fracción disidente, contribuyendo a crear el clima de que el P.S se enfrentaba a un grupo de conspiradores que intentaban sustituir con un golpe de mano a la conducción partidaria: El dí a 11 de octubre, viniendo yo del Centro Socialista de la 13a. al cual pertenezco, dirigié ndome a mi domicilio a las 12 de la noche, pasé por el local de la sociedad Unió n Obreros de la direcció n del Puerto y noté que estaba el local iluminado [...] Abrí entonces la puerta [...] Grande fue mi sorpresa al ver que [...] eran afiliados al Partido. Me enteré en seguida que estaban deliberando en una de esas llamadas sesiones secretas, o de conspiració n contra las personas má s sinceras y má s í ntegras de nuestro partido.100
Relata luego que se lo expulsa de la reunión, y que notó la presencia de Carlos Pascali, Zibechi, Alberto Palcos, Cartey, Valle y su hermano, Docal, De la Fuente, Argueso, Ramón Suárez, Ducase, Miranda, González Mellén, Pouzas, Villalobos, Germán Fernández y muchos otros afiliados. Varios de los mencionados son efectivamente activistas de cierta importancia entre los disidentes. Una vez notificado de la formación de la organización de los disidentes, el C.E se pronuncia en tono de censura, en resolución tomada por unanimidad, a la constitución del Comité de Defensa, pero sin tomar ninguna medida por sí mismo sino transfiriendo a los centros la responsabilidad de ‘juzgar’ a quiénes se habían sumado: El C.E, ante la prá ctica antidemocrá tica, aná rquica y disolvente que significa la constitució n de comité s especiales, sustituyé ndose a la conciencia del Partido [...] está convocado a un voto general; y cumpliendo con su deber de velar por la disciplina y unidad de nuestra agrupació n, resuelve: llamar seriamente la atenció n de los centros sobre ese acto de sus afiliados e incitarles a que lo tomen en consideració n de inmediato, a los fines de juzgarlos de acuerdo con las prescripciones estatutarias.101
Esa primera actitud parece indicar el deseo de la conducción partidaria de que las instancias locales ‘depuraran’ a los afiliados que, en minoría dentro de sus organizaciones de base habían adherido al Comité, o bien retomaran la conducción de los centros en manos de los disidentes y los expulsaran. A medida que se siguen pronunciando centros, y queda claro que la mayoría lo hacen, con reservas o sin ellas, a favor de la dirección, los ataques que los columnistas de La Vanguardia descargan sobre los disidentes pierden en argumentación reflexiva y adquieren el tono de diatriba. Entre ellos hay un artículo notable, por su lenguaje cargado de términos de origen médico, como si ya no se tratara de una disputa política y de ideas sino
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 19
de un problema en el que se requería que asomaran el rostro del higienismo que el estado utilizaba profusamente por esos días como mecanismo de control social. Se trata de “Por la salud del partido”, un artículo firmado por Basilio Vidal, que insiste una y otra vez en la idea de la ‘depuración’: El grupito conspirador y disolvente, que se agita en el seno del Partido haciendo tabla rasa con todo cuanto é ste tiene de má s respetable y digno en obra y hombres, es una pú stula que nuestra agrupació n exhibe, la que a pesar de sí misma, no ha podido substraerse a la descomposició n polí tica ambiente. Y organismo vigoroso, el Partido Socialista, para restablecer su plena salud debe eliminar por los ó rganos apropiados las substancias mó rbidas y extrañ as, que, si lo afiebran, por un cuarto de hora pasajero no hacen peligrar la vida y robustez a que tienen derecho por su musculosa complexió n. Lo que estorba no sirve. Y lo que no sirve estorba. Cuide pronto de su propia salud el Partido.102.
Se trata a los disidentes con una terminología que ya no pertenece al ámbito de la lucha política, y que inviste a la conducción partidaria de una disposición ‘terapéutica’, desde la que no hay nada que discutir: Se necesita eliminar ese ‘cuerpo extraño’ que ‘infecta’ al organismo partidario. La voluntad de discutir y reflexionar parece agostarse definitivamente y la ruptura ya es un hecho no solamente inevitable, sino abiertamente deseado por muchos de los partidarios de la dirección. Un artículo firmado por Esteban Dagnino, miembro del Ejecutivo, multiplica el sarcasmo y la condena sin matices contra los disidentes: [...] nos sorprende el hecho inaudito de haberse formado en el seno del partido una suerte de Comité de Salud Pú blica carnavalesco, que se arroga la misió n inconducente, absurda y ridí cula a la vez, de ejercer la tutela de los fueros de la agrupació n [...] el Partido [...] en ningú n momento ha de tolerar que nadie, con ningú n pretexto, se sustituya a la libre manifestació n de la voluntad de la mayorí a con excusas má s o menos capciosas y oscuras.
Y al terminar, nuevamente el lenguaje médico: Es necesario que los compañ eros reflexionen sobre el asunto y se decidan a cortar por lo sano, para acabar con esa gangrena, si es que el Partido Socialista ha de seguir siendo como hasta aquí una escuela de democracia y de verdad, y no una feria de apetitos innobles donde hagan su agosto los histriones y los mentecatos que forman en todas partes la resaca de la polí tica burguesa.103
Es llamativo como en estas y otras intervenciones, la conducción del PS no contesta a las objeciones de desviación parlamentaria, y de concentración del poder partidario, y los defensores del grupo parlamentario y la mayoría del CE se centran una y otra vez en la valoración del incidente Luxburg, para pasar luego a la reconvención por la ‘falta de disciplina partidaria’ orientada primero a la divulgación del conflicto en la prensa burguesa y después en la formación del que llaman, en tono burlón, ‘Comité
de Salud Pública’, insinuando que los augustos ejemplos de la revolución francesa sólo pueden aplicarse a la disidencia en tanto que parodia. No hay disposición a dar el debate sobre reforma o revolución, ni sobre nacionalismo e internacionalismo. Se trata de circunscribir la discusión a una cuestión de forma, administrativa (la disciplina partidaria, la publicación de declaraciones fuera de la prensa partidaria, la formación de grupos fraccionales) y a otra de contenido: la actitud frente a las agresiones alemanas. De este modo, cerraban el paso a un cuestionamiento más global, además de que simplificaban el problema de una forma que les facilitaba el obtener consenso, hacer pesar nombres y prestigio, y mostrarse como ‘los más aptos’ para dirigir el partido, y proseguir su avance hacia una fuerza política plenamente ‘civilizada y moderna’. Cuando el conflicto llega a límites altos de tensión, aparece una y otra vez ese lenguaje, caro a la tradición del positivismo, que llama a una cirugía reparadora: [...] El partido es fuerte y vigoroso, y aunque en el transcurso de su vida y desarrollo le salgan algunos granos purulentos, sabemos manejar a las mil maravillas el bisturí [...] es imprescindible obrar con prontitud para evitar que la gangrena se extienda y haga nuevos estragos.104
Por esos mismos días del final de octubre, renuncian al Comité Ejecutivo dos de los miembros del C.E, José F. Penelón y Juan Ferlini, que se constituirán luego en dirigentes de primera línea del nuevo partido que van a fundar los internacionalistas. En su nota de renuncia fundamentan con una requisitoria contra la conducción parlamentaria. El 30 de octubre, una nota firmada por un afiliado que no forma parte de la conducción, llama con claridad inigualada hasta ese momento, a la expulsión sin más trámites de los miembros del Comité de Defensa: En el asunto que tiene hoy abocado el Partido no hay má s que un camino a seguir: proceder a la separació n inmediata de todos esos malos afiliados sin miramientos ni contemplaciones de ninguna clase. He oí do decir por ahí que algunos compañ eros pretenden y creen que antes de expulsarlos hay que oí rlos y permití rseles que se defiendan. No comparto esa opinió n. Se han defendido y se defienden má s que lo necesario por medio de los diarios radicales, clericales y burgueses.105
En el mismo artículo se va a dejar caer la acusación de que los internacionalistas están infiltrados por la policía, sino directamente a su servicio. Varios afiliados que pudieron asistir a la reciente reunió n celebrada por los disolventes en el saló n de la Garibaldi, noches pasadas, tuvieron oportunidad de ver como empleados de la comisarí a de investigaciones, distribuidos convenientemente, saludaban a cada rato el paso de Pascali, de Zibecchi, de Peneló n, de Ferlini cuando estos llegaban junto al pesquisa.106
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 20
Es notable como el elevado tono de debate y la preocupación por la fundamentación racional que despuntara en muchas asambleas de los centros, se iba esfumando en las páginas de La Vanguardia, a medida que se preparaba el clima para la expulsión definitiva del grupo ‘rebelde’. En los primeros días de noviembre, el Comité Ejecutivo ingresa decididamente en la fase de sanciones a los disidentes que no aceptaran volver a someterse a las autoridades. Una reunión del CE, del día 6 resuelve disolver los centros de la 12º, 15º, y 18º, iniciadores del alzamiento, y anular los carnets de quienes no pidan la reafiliación. Se fundamenta la medida En atenció n a la disciplina y unidad del Partido, porque significa sostener a comité s especiales, que se han creado para sustituirse a la conciencia del Partido.107
Y un par de semanas después, ya la sanción se extiende a los centros que apoyaron a los iniciadores de la disidencia o se negaron a expulsar a los adherentes al Comité de Defensa que se hallaban en sus filas. La reunión del CE del 20 de noviembre resuelve la disolución de los centros de Lincoln, 17º (Maldonado), 1º (Nueva Pompeya Norte) y Agrupación Gráfica y se entra a considerar la situación de Lomas de Zamora.108 En La Vanguardia del 26 de Noviembre se dan a conocer los resultados del voto general, la instancia elegida por la dirección partidaria como cierre del debate. La táctica de la dirección había dado resultados evidentemente favorables para ella, invirtiendo completamente lo ocurrido en el voto general. La suma nacional de votos por la aceptación de la renuncia es de 1365, mientras que los sufragios por el rechazo superan los 7500 votos. Se nota que hubo ya un porcentaje de disidentes que no votan, probablemente por estar ya formalizada su expulsión o renuncia al partido. Afirmamos esto debido a que centros con mayoría disidente como el de Santiago del Estero o General Pico, se pronuncian en mayoría por la aceptación, lo mismo ocurre en Liniers o Nueva Pompeya Norte. Un solo centro de Capital se expide por los disidentes, el de la 15° San Bernardo. En Santiago del Estero , votan 5 por la aceptación y 53 por el rechazo. En Capital ocurre lo propio con el Centro de Liniers, 1 por la aceptación, 25 por el rechazo, o Nueva Pompeya Norte, 6 por la aceptación y 32 por el rechazo de las renuncias, cuando se habían expresado en sentido contrario en las asambleas. Los totales que publica La Vanguardia son 5345 por el rechazo, 899 por la aceptación y 72 abstenciones en todo el país, excluyendo Capital Federal y 2005 por el rechazo, 456 por la aceptación, y 30 abstenidos en la Capital.109
relieve la superioridad de recursos, y la connivencia con el establishment burgués de la dirección socialista: El Grupo Parlamentario tení a el ó rgano oficial a su disposició n, la direcció n del Partido, el prestigio de sus hombres [...] los recursos de su posició n social y econó mica, sus tí tulos profesionales: disponí an de los empleados a sueldo que trabajaban para ellos, de los fondos del Partido, de los periodistas de La Vanguardia, su influencia llegaba hasta la prensa burguesa, como La Nació n.110
Pocos días después, perdido el voto general y sancionados con la disolución los centros que le respondían y con la expulsión de muchos de los afiliados que los respaldaban, asumen lo definitivo de la ruptura, y emprenden el camino para formar una nueva organización política, un partido que asumiera la defensa de la perspectiva marxista e internacionalista. Para ello, el Comité de Defensa deja lugar a un "Comité de Relaciones de los Centros Socialistas disueltos y minorías expulsadas", que es el encargado de convocar a un Congreso de Expulsados del Partido Socialista para el 5 y 6 de enero de 1918.111 Los internacionalistas harán, llegado el momento, el balance de la acción en disidencia, considerándola originada en la necesidad de proteger los ‘principios fundamentales’ del socialismo, y que ello forzó la ruptura con los parlamentarios: Los parlamentarios socialistas, autores y actores de esta modalidad conciliatoria [...] han provocado forzadamente la disidencia; primero en el seno mismo del partido [...] y finalmente fuera expulsando del partido a los que con el derecho de pensar y de hablar vení amos señ alando la desviació n y reclamando que el partido no abandonara su principio fundamental.112
Pocos días después, el grupo internacionalista comentará el resultado del voto general, poniendo en D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 21
VI. EL ASPECTO LA DISPUTA POR
ORGANIZACIONAL DE LA LUCHA: EL CONTROL DEL PARTIDO
En la confrontación entre la conducción y los internacionalistas, junto con los aspectos que se suelen llamar ‘de fondo’ existía una lucha por las posiciones e influencia relativa dentro de la organización partidaria. Una mirada complementaria indispensable sobre todo el conflicto está dada, creemos, por el modo en que la estructura partidaria, sus mecanismos de decisión, la 'forma' de la organización fue objeto de un combate librado en simultáneo, y en conexión, con el más específicamente político-ideológico. Desde este punto de vista adquiere un fuerte significado el hecho de que en el voto general cuya realización comienza a cerrar el debate y el camino sin retorno de la división partidaria, se incluyera junto al virtual ‘plebiscito’ sobre el grupo parlamentario, una reforma sustancial del estatuto de la organización. En suma, al mismo tiempo que cursa el debate sobre la guerra, se libra un combate más orientado a la conquista y/o defensa de posiciones de poder en la organización. Aunque huelga decir que esta última discusión también tiene determinantes ideológicos, lo que predomina son los intentos de los internacionalistas de construir espacios de poder propios, y los del C.E de ‘desactivar’ los ámbitos dirigidos por los internacionalistas o dificultar la formación de otros nuevos. Cada bando pretendía diseñar la estructura del partido y establecer los procedimientos de decisión, de modo que pudiera afianzar el poder ya obtenido, por parte de la conducción, o, en el caso de los disidentes, minar las posiciones del adversario. Desde su constitución el grupo conocido como ‘marxista’ o ‘internacionalista’ procuraba ‘rodear’ a la conducción con organizaciones que le respondieran. Con esa táctica se articulaba la de ‘politizar’ lo más posible a las organizaciones partidarias que actuaban en el campo juvenil y sindical, ambas controladas a la sazón por los internacionalistas y sus simpatizantes. Los disidentes se inclinaban a ligar más la lucha política y la del movimiento obrero, haciendo perder con ello gravitación relativa al quehacer parlamentario. En la misma dirección querían asignar un rol político más fuerte a la juventud. La organización juvenil a la sazón les respondía, y desenvolvía una campaña antiguerrerista y antimilitarista desde las páginas de su periódico, Adelante.113 La conducción partidaria procuraba neutralizar al Comité de Propaganda Gremial (al que llegó a disolver) y a la juventud, despolitizando sus objetivos y actividades. En este campo, la divergencia en cuánto a métodos
de organización existía, pero por cierto también el ataque directo a los dos principales ámbitos partidarios conducidos por los internacionalistas. A ello se agregaba la propuesta, por parte de los internacionalistas, de constituir una Federación Socialista de la Capital Federal, ya que el distrito porteño dependía directamente de la dirección nacional. Casi al mismo tiempo que se produce el ‘estallido’ en torno al voto de los diputados, se estaba dando en las páginas de LV una polémica sobre la formación de esa Federación, impulsada por Recabarren y combatida por otros afiliados. En un artículo que integra esa polémica, el ya veterano dirigente Carlos Mauli114 afirma que quiere y aprecia a los compañ eros del grupo parlamentario y del CE, y que por ello no deben seguir soportando todo el peso de la direcció n, y que no deben temerse las divergencias.115
El Comité de la Capital, de constituirse, hubiera privado de una base territorial bajo su dominio directo al C.E, y esto se potenciaba por el hecho de que la Capital, para el partido Socialista, era por lejos el distrito fundamental, ya que sus fuerzas se concentraban de un modo desproporcionado en los límites de la ciudad, único ámbito en el que conseguían bancas parlamentarias. Una eventual toma de control del Comité de la Capital por los disidentes podría haber servido para generar una situación de virtual ‘doble poder’ en el partido, y forzar un cambio de rumbo. En cuánto a los mecanismos de decisión al interior del partido, los internacionalistas deseaban conservar la gravitación de asambleas y congresos frente al ‘voto general’, herramienta propicia para hacer jugar el prestigio de los parlamentarios y aumentar la incidencia de los afiliados pasivos frente a los efectivamente militantes, ya que era similar a la figura del referendum con los sobres depositados en la urna con las respuestas a preguntas cerradas formuladas desde ‘arriba’. La dirección, en cambio, buscaba reducir al mínimo los ‘congresos y asambleas’, que eran los espacios que habían permitido a los disidentes alzar su voz y cometer la ‘impertinencia’ de cuestionar activamente a la conducción partidaria. Las dos tendencias eran conscientes de este correlato organizacional de la confrontación política y desplegaron sus líneas de acción respectiva en ese terreno. El C.E respondió a la mencionada táctica de los disidentes de ‘rodearlo’ con organizaciones que le respondan. Disolvió el Comité de Propaganda Gremial, y puso a consideración un proyecto de estatuto que limitaba las funciones de la ‘juventud’, y restringía la organización de base gremial, al mismo tiempo que ignoraba la demanda de formar una Federación Local de la Capital Federal.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 22
El proyecto de reforma, redactado por el diputado Augusto Bunge, es presentado durante 1917 y fue sometido a voto general junto con la renuncia de los parlamentarios. Se impuso la afirmativa por amplio margen (sobre 5651 votantes, alrededor de 4500 a favor y poco más de 1000 en contra.)
nos indirectos, encarnado aquél en el voto general y destacando que
Las principales reformas aprobadas eran: [Art. 7°]. En cada localidad o pueblo no podrá haber má s que una agrupació n de oficio o ramo determinado, adherida al Partido.
Los mecanismos de gobierno directo contrapesarían las tendencias a la ‘especialización y profesionalización’ de los dirigentes que considera inevitables, y propenden a la reelección de siempre los mismos.
[Art 8º . Los centros organizará n grupos juveniles] para fomento de la educació n moral, intelectual y fí sica y fí sica, la preparació n socialista y el cultivo de há bitos sociales entre los jó venes.
Los individuos que forman el conjunto no delegan entonces su soberaní a, como ocurre con el sistema representativo puro y simple, sino que la ejercitan directamente. La agrupació n en masa es su propio organismo director.119
Art. 11°. El 25% de los presentes en una asamblea podrá n pedir se someta al voto general de los que no hubieran concurrido.
Bunge da también curiosas definiciones sobre la demagogia:
Se quiere restar fuerza resolutoria a las asambleas, para dar participación a los afiliados que no concurren. El C.E podría por dos tercios de votos, someter a idéntica votación dichas resoluciones, excepto el nombramiento de delegados. [Art. 49°] Quedará de hecho separado del Partido el afiliado que [...] militara en grupos o centros polí ticos no incorporados al Partido, sean cuales fueren su denominació n y programa.116
Está claro que la reforma tendía a incorporar las modificaciones necesarias para perpetuar el dominio del grupo parlamentario y neutralizar los núcleos de poder de los internacionalistas. Se ‘despolitiza’ la organización juvenil, se limita la formación de centros por gremio, se prohibe la formación de cualquier organización partidaria ‘extra-oficial’, como las que habían venido formando los disidentes desde el Centro ‘Carlos Marx’ al Comité de Defensa de las Resoluciones del IIIº Congreso. Pero sobre todo, se quita poder a las asambleas de centro y a los congresos, cuyo poder de decisión tendió a ser reemplazado por la convocatoria a ‘voto general’. Aquellos eran los dos ámbitos dónde había revelado fuerza el grupo internacionalista, que primero había ganado el congreso y luego planteó en los hechos una alternativa al voto general por medio de las asambleas por centro, muchas pronunciadas en contra del grupo parlamentario, o bien con posiciones que no avalaban totalmente su accionar. Producido el voto general, Augusto Bunge, el autor del proyecto de reforma del estatuto, publica una serie de tres artículos defendiendo su visión de la organización partidaria, en los que queda en evidencia la concepción de la ‘construcción política’ con la que se hacía la reforma.117 Bunge justifica la reforma del Estatuto en nombre del imperio del gobierno directo sobre los gobier-
en centros [...] en que la mayorí a de la asamblea se habí a pronunciado en contra de las reformas, la consulta a la totalidad de los afiliados de los mismos ha demostrado que en su gran mayorí a estaban a favor.118
[...] es la democracia al revé s. Es la tiraní a desde abajo, peor que la tiranía desde arriba, es el desplante que pretende derribar las jerarquí as del mé rito para que se destaque la pequeñ ez en el rebajamiento general; es la guaranguerí a y la ineptitud obligatorias [...] Su peor enemigo es el gobierno directo, pues é l hace imposible que una camarilla má s o menos há bil se dé apariencias de mayorí a y que la seducció n o la coacció n ejercida por pocas personas arranque sus bienes a la conciencia de las masas.120
El modelo es claro, una dirección permanente, profesionalizada, integrada por parlamentarios y funcionarios de partido (o personas que reúnan los dos caracteres), y el voto de la masa de afiliados formulado en opciones simples, susceptibles de responder por sí o por no, como único barómetro de control. La existencia de organizaciones autónomas independientes de la conducción partidaria, o la introducción de mecanismos asamblearios, es pues a todas luces considerado inconveniente. Los mecanismos de decisión interna del partido son llevados a asemejarse a los de la institucionalidad democrático-parlamentaria, neutralizando los brotes de una organización específicamente proletaria. Esto, en los mismos días en que se aprestaba el traspaso al poder a los soviets en Rusia, marchaba sin rubores en la dirección contraria. El autor de la reforma acusa a los disidentes de defender su ejercicio demagógico, procurando que un congreso decidiera la reforma: La cuestió n era tener congreso, discursos detonantes, probabilidades de conseguir la elecció n de delegados propicios; la cuestió n era impedir a todo trance la deliberació n directa del asunto y su resolució n por todos los afiliados.
Y habla también de
la orientació n ambigua impresa a las juventudes confederadas [como una forma de la] afició n a las organizaciones aberrantes [la que] iba a conducir má s tarde a la formació n de ‘comité s especiales’ del cará cter militante mas extremo.121
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 23
La decisión de ‘todos los afiliados’ era la apuesta del grupo parlamentario y de la dirección partidaria, mientras que los disidentes tendían a limitar la decisión a los ‘militantes’, centrando la democracia directa en las asambleas y no en el voto general. La posición de los internacionalistas al respecto, está fijada en una declaración del Centro de la 18ª, que critica el proyecto Bunge de reforma, porque considera que hace primar al afiliado pasivo. Aclaran que reconocen la primacía de la mayoría, cuando esta es una mayorí a que discute y delibera, que observa y estudia, que se entera [.. .] De lo contrario es mil veces preferible una minorí a inteligente y activa.
Y también atacan la reforma al artículo 11 por considerar que permite a una cuarta parte de los participantes en una asamblea, vetar o nulificar en la práctica el resultado de la misma.122 Por su parte la organización juvenil participa del enjuiciamiento general al reformismo, y relaciona la actitud reticente hacia una organización de las ‘juventudes’ politizada y autónoma con la postura parlamentarista general, y con las abdicaciones del internacionalismo: y porque esto hicieron las juventudes en nuestro paí s, su acció n debí a, ló gicamente, chocar y desagradar en un partido que reducí a la finalidad toda del socialismo a la lucha electoral y a la conquista de bancas parlamentarias aun cuando para ello fuera preciso abdicar del internacionalismo, invocando fó rmulas de conciliació n sobre nacionalismo y patriotismo, aun cuando para el logro de tal objeto fuera necesario [...] claudicar de los má s caros principios del socialismo, votando la ruptura de relaciones con Alemania.123
El voto general entronizaba la reforma estatutaria junto con el pláceme plebiscitario a la actuación de la dirección partidaria. No sólo se derrotaba a la disidencia en la confrontación política, sino que se introducían los ajustes organizativos que se juzgaban indispensables para prevenir nuevas contestaciones y alzamientos y generaban una suerte de ‘parlamentarización’ de la democracia interna en el Partido, y sentaban las bases para perpetuar mecanismos de legitimación de las orientaciones partidarias más emparentadas con las propias de la democracia liberal.
VI. CONCLUSIONES
Desde 1912, la facción internacionalista del PS asistía a un proceso al que podríamos denominar la cooptación del partido por el sistema parlamentario. Ésta se efectuaba mediante la combinación de una ley electoral que permitía la participación ampliada, la acción de una derecha con pujos reformistas que acogía gustosa la integración de una corriente de izquierda moderada en el sistema político, y una conducción del PS que conformada en su mayoría por profesionales liberales de vasta cultura y buenas aptitudes para la oratoria, se encontraba como pez en el agua en la arena parlamentaria. La adopción de una línea reformista encontraba legitimidad adicional en su similitud con la que seguían por esos días partidos fundamentales de la II° Internacional como el francés y el belga, que no vacilaban, por esos días, en integrarse a los gabinetes de ministros de sus países respectivos. Por otra parte, la línea seguida por el fundador y principal teórico del partido, el Dr. Juan B. Justo, había estado siempre vertebrada por una apuesta a la profundización de la democracia parlamentaria y a la consecución de transformaciones sociales fundamentales por vía pacífica, por lo que difícilmente quiénes habían sido tradicionalmente partidarios del Dr. Justo y sus allegados en la dirección podían sentirse incursos en ‘desviación’ alguna al actuar de esa manera, inscripta en la línea partidaria al menos desde el IIº Congreso, celebrado en 1898. La ‘autorreforma’ conservadora que tenía como eje a la nueva ley electoral, apuntaba a establecer un sistema de partidos con predominio compartido, y el PS veía crecer su influencia en esa escena política ampliada que se había generado desde 1912, por lo que, medido con los parámetros de la dirección, el PS veía coronada por el éxito su experiencia de integración a las instituciones parlamentarias. En esa situación, los internacionalistas se sentían impulsados a seguir apostando por la vía revolucionaria y la ortodoxia marxista. Comenzaban a identificarse con la línea de Lenin en Rusia, y buscaban afianzar su influencia en el movimiento obrero y en la juventud. El éxito de la línea parlamentaria y reformista parecía marcar una tendencia a su progresiva marginación dentro del partido y consecuentemente de la esfera pública. Su alzamiento fue en la coyuntura contra la quiebra de la neutralidad, pero lo era también contra la dominación de los parlamentarios sobre la militancia que trataba de actuar en el movimiento social, las concesiones a la política burguesa que ello producía, y las reestructuraciones y reformas estatutarias que amenazaban a desplazarlos de las posiciones de poder logradas trabajosamente en la vida partidaria. La posición a favor de la ruptura de relaciones que asumen los legisladores socialistas y respalda el
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 24
Comité Ejecutivo, es claramente explicable desde el punto de vista del ala reformista. La evolución de la guerra había perfeccionado la apariencia de confrontación entre democracias y autocracias que, argüida desde el comienzo del conflicto por algunos socialistas, aparecía mucho más verosímil una vez producida la caída del zarismo y el ingreso de EE.UU en el conflicto (país sin colonias y con siglo y medio de instituciones republicanas, que aparecía ante el pensamiento liberal como indisputable campeón de la democracia y la libertad). Por el otro lado, la guerra submarina y sus consecuencias palpables en el hundimiento de buques argentinos, hacían aparecer afectado al comercio exterior del país, sumando perjuicios materiales concretos a los alineamientos ideológicos. Y el grosero telegrama del embajador alemán constituía una magnífica oportunidad de mezclar el muy burgués argumento del honor nacional ofendido con la condena a la diplomacia secreta tradicional en el socialismo, por tratarse de un mensaje cifrado que contradecía de modo flagrante los gestos explícitos del gobierno alemán. Y last but not least, el P.S cimentaba su línea política nacional en la oposición neta al gobierno de Yrigoyen y éste preservaba la neutralidad, mientras que la causa belicista había demostrado ser sumamente popular en las masivas demostraciones producidas a su favor, por lo que sostenerla podía ser un ‘buen negocio’ electoral.
tornaba más improbable la repetición de episodios como el de la virtual ‘asamblea espontánea’ lanzada por los centros, a la vez que buscaba neutralizar todos y cada uno de los ámbitos en los cuáles los opositores habían acumulado poder, desde los comités gremiales a los centros de estudios, pasando por la organización de la juventud con sentido político. La dirección del PS se inclinaba por excluir a los disidentes de la organización partidaria, en el entendimiento que ese era el precio para mantener estable su conducción y poder proseguir sin mayores tropiezos en el desarrollo de la intervención parlamentaria que, tanto en la teoría como en la acción política cotidiana, asumían como su vía principal de acción de allí en adelante. Algunos de sus partidarios no trepidaron en descender del debate de ideas a las imputaciones éticas cuando no criminosas, desde la dependencia del ‘oro alemán’ a la connivencia con la policía. Para los internacionalistas, quedó claro a su vez, a través del desarrollo de la crisis partidaria, que para seguir planteando un programa revolucionario, realizar un trabajo político dirigido al movimiento obrero y dotar de visibilidad pública a esas ideas, se requería un nuevo partido. Lo fundarían poco después, el 6 de enero de 1918, bajo el nombre de Partido Socialista Internacional, el futuro Partido Comunista de la Argentina.
Abierta ya la confrontación entre las dos tendencias, terciaron los centros socialistas locales, organizaciones de base que, contra los deseos de la dirección del partido, no esperaron pasivamente los resultados del ‘voto general’. Pero tampoco, en su mayoría, suscribieron la posición de los ‘internacionalistas’ sino que trataron de aportar sus propias ideas al debate, con mayor o menor claridad. La respuesta del partido no fue contemplativa: Los centros que apoyaron a los disidentes fueron disueltos aun antes de conocerse los resultados del voto general, y los adherentes a la fracción internacionalista conminados a retractarse so pena de expulsión. Con todo, la mayoría del Comité Ejecutivo, el grupo parlamentario y la dirección de La Vanguardia, lograron llevar la discusión a su terreno, tanto en los términos fijados para el debate, como en los mecanismos elegidos para decidirlo. El debate en los centros fue un interesante episodio de ‘democracia directa’ pero sin repercusiones prácticas sobre la decisión final, dada finalmente por un voto general planteado de acuerdo al paladar de la dirección, y que terminó siéndole ampliamente favorable. Por añadidura, y como vimos, la reforma organizativa, que se aprobó al mismo tiempo, remachaba las bases del poder partidario de la dirección y D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 25
Notas Nos referimos a obras como Historia del Stalinismo en la Argentina de Jorge Abelardo Ramos y Las Izquierdas y el Problema Nacional, de Rodolfo Puiggrós, en las que los autores estuvieron más preocupados por proyectar r sus propias visiones críticas posteriores sobre los orígenes del Partido Comunista de la Argentina que por investigar realmente los procesos que llevaron a su creación, en lo que no pasaron del Esbozo producido por la dirección partidaria muchos años después.
1
2 Los orígenes del comunismo argentino de Emilio J. Corbiére, CEAL, 1988, y un par de artículos de Alberto J. Plá, han sido los hitos fundamentales a ese respecto. También en el año 1988 se publicó una versión actualizada del Esbozo, aunque extendida sólo hasta 1928, coordinada por Eugenio Moreno, Paulino González Alberdi y Rina Bertaccini, entre otros. Sin hacer aportes novedosos, al menos despejaba las falsedades y omisiones más evidentes contenidas en la versión original y rescataba a figuras fundadoras como José Penelón y Juan Ferlini. Un debate anterior al que finalmente dio lugar a la conformación del nuevo partido, en el que la dirección socialista abrió las páginas de La Vanguardia para que el dirigente sindicalista revolucionario Sebastián Marotta confrontara su concepción economicista del sindicalismo con la concepción más 'política' de la organización obrera que defendía José Penelón ha sido analizado por A. Schneider y H. Camarero, La polémica Penelón-Marotta (marxismo y sindicalismo soreliano, 1912-1918, CEAL, 1988.
El punto de partida es la intervención y el voto del senador Enrique Del Valle Iberlucea, a favor de la ruptura de relaciones, el 19 de septiembre de 1917. El cierre del proceso que trataremos aquí está dado por el momento en que ya cerrado el debate, los internacionalistas se concentran en preparar el congreso que decida fundar un nuevo partido. 3
Los rupturistas lograron nuclear a importantes intelectuales y políticos como Alfredo Palacios, Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones, Joaquín V. González, Julio A. Roca (h.), Enrique Rodríguez Larreta, que escribieron en la prensa y fueron oradores de los reiterados mítines realizados, de los cuáles el más importante fue el del 27 de septiembre, en el que hablaron Palacios, Lugones y el constitucionalista J.C. Rébora, entre otros. Contaron asimismo con el apoyo de corporaciones empresarias como la Sociedad Rural Argentina y la recién fundada Confederación del Comercio, la Industria y la Producción (CACyP), y el continuo sostén del diario La Nación, que desde los primeros meses de 1917 se alineó con la ruptura contando para ello con la pluma de Leopoldo Lugones, el que en un artículo del 5 de abril de 1917 presenta la guerra como una verdadera cruzada por la libertad de América y el respeto de las naciones más débiles. (LN, 5/4/17). Ante semejante alineamiento de fuerzas, el argumento posterior del P.S de que el neutralismo concentraba las fuerzas más ‘conservadoras y reaccionarias’ aparece como sumamente frágil. 4
Los neutralistas tuvieron entre sus adalides al prestigioso orador Belisario Roldán, autor de una pieza oratoria que operó a modo de documento liminar de los partidarios de la neutralidad, y el veterano ex Ministro de Relaciones Exteriores y prestigioso intelectual Estanislao Zeballos. El interrogante que aparece al analizar el vigoroso ingreso del mantenimiento o no de la neutralidad en la ‘agenda pública’ en 1917 y no en los comienzos del conflicto requiere varios factores para ser respondido, algunos de los cuáles analizaremos en estas páginas. Pero un elemento subyacente a todo el problema es que la libertad de navegación de la que gozaron los países neutrales proveedores de Gran Bretaña y sus aliados, sobre todos los situados en el continente americano, entre los que se destacaban Estados Unidos y Argentina, fue un factor decisivo para que aquellos estados pudieran ganar la guerra, al abastecerlos de materias primas, alimentos y otros bienes esenciales. La anulación en la práctica de esa libertad de navegación por la guerra submarina generalizada emprendida por el gobierno alemán, hacía que la neutralidad de los países proveedores perdiera efectividad no como expresión de un principio pacifista, pero sí como estrategia para seguir exportando productos a Gran Bretaña, Francia e Italia. La neutralidad dejaba de ser rentable para quiénes la ejercían y para sus originales beneficiarios, los países de la Entente.
5
En los diarios de la época aparecen reiteradas informaciones sobre ataques al diario neutralista La Unión , a empresas de capital alemán y entidades de esa colectividad.
6
La escuadra estadounidense del Atlántico, bajo el mando del contraalmirante William B. Caperton, arribó al puerto de buenos Aires en el mes de junio en un viaje de rutina por esos mares, ya que desde su entrada en la guerra los EEUU habían reemplazado a Inglaterra en el control de esas aguas. Esta no fue una mera visita de rutina ni tampoco se ajustó a lo acordado por la Convención de La Haya, en la que quedó establecida la limitación de 24 horas para que barcos beligerantes permanecieran en puertos de países neutrales. El Departamento de Estado y la marina norteamericana consideraron que si la escuadra permanecía en el puerto de Buenos Aires, provocaría tantas adhesiones del pueblo porteño que el gobierno de Yrigoyen se vería obligado a revocar su posición neutralista.
7
Cuando aparecieron los navíos norteamericanos en el puerto de Buenos Aires, los aliadófilos argentinos exteriorizaron con júbilo una profunda simpatía. Alrededor de doscientos mil porteños presenciaron el desfile que, armas en hombros, realizaron los marines por las principales avenidas de Buenos Aires. (cf. J. C. De la Vega, Consultor de Historia Argentina, tomo III. 1890-1930, Ed. Delma, Mendoza, pp. 173-174) La presión de EE.UU por la ruptura resultaba congruente con el deseo de ganar apoyo en el conflicto, pero no guardaba correspondencia con la actitud del propio gobierno norteamericano ante incidentes similares que lo afectaron. Alemania había hundido al buque estadounidense ‘Lusitania’ causando 128 muertos (no hubo pérdida de vidas en los ca-
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 26
sos del ‘Monte Protegido’ y el ‘Toro’) y EE.UU siguió manteniendo relaciones diplomáticas y al embajador conde van Bersnstorff a cargo de la embajada norteamericana por dos años. Cf. Harold F. Peterson, Argentina y los Estados Unidos. II. 1914-1960, Hyspamérica, 1985, p. 22. Se mantendrá en ese nivel hasta 1918 en que desciende a 6 bancas. Cf. D. Cantón, J. L. Moreno y A. Ciria, La democracia constitucional y su crisis; Historia Argentina volumen 6, 1° reimpresión, 1980, p. 96 y H. Spalding, La Clase Trabajadora Argentina Documentos para su historia1890-1912, Editorial Galerna. 1970, p. 128 y Dardo Cúneo, Juan B. Justo y las luchas sociales en Argentina, Ediciones Solar, 1997.
8
El ingreso en el Senado de la Nación se produce en 1913, cuando en una elección complementaria gana una banca Enrique Del Valle Iberlucea.(H. Spalding, ibíd.) Todo esto se lograba exclusivamente por el arrollador crecimiento electoral del socialismo capitalino, que no tenía acompañamiento en las provincias, ni siquiera en la de Buenos Aires (valga como ejemplo la elección presidencial de 1916, en que el PS consiguió el 41% de los sufragios en Capital Federal y el 4% en Buenos Aires y Mendoza, y porcentajes aun menores en el resto de los distritos); D, Cantón, etc. al. p. 88. En el caso de Capital es evidente que contribuía al crecimiento un vuelco a su favor del voto conservador y antirradical en general La mayoría de Zimmerwald, el primero de los dos congresos mencionados, se pronunció por “atribuir la culpa de la guerra a los gobiernos capitalistas reaccionarios y a los que los apoyaban, denunciando la apostasía de los socialistas probelicistas en los países beligerantes, y terminando con la demanda de una paz sin anexiones ni indemnizaciones y con un llamado a los trabajadores de todo el mundo a unirse 'por encima de las fronteras, los campos de batalla, las ciudades y los países devastados." G. D. H. Cole Historia del pensamiento socialista Tomo V. Comunismo y Socialdemocracia. 1914-1931. Primera Parte. FCE. 1961. p. 39. En esos congresos participó solamente el sector antibelicista del movimiento socialista europeo. En todos los países beligerantes, salvo Italia, había sectores del socialismo que se inclinaban por la guerra, y en los que había mayoría belicista (Gran Bretaña, Francia, Alemania, etc.) existía una minoría internacionalista, sólo en Bélgica el 'defensismo' era casi unánime. Cf. Ibídem, p. 45. 9
10 Dirigentes socialistas tan prestigiosos como el belga Jacques Vandervelde, e incluso de posiciones tradicionalmente ‘ortodoxas’ como el francés Jules Guesde, habían ingresado a los gobiernos de sus respectivos países una vez producido el estallido bélico.
Estas ideas de Justo habían predominado en el P.S. desde 1898, cuando se celebró el segundo congreso del partido. En el congreso constituyente del partido había triunfado la fracción de Leopoldo Lugones y José Ingenieros, expresada en el periódico La Montaña, reticente ante la acción parlamentaria que Justo privilegiaba como medio de acción política. Ya en el segundo congreso de la nueva agrupación, el enfoque justista se impone. La ampliación del bloque parlamentario socialista acentua11
ba la inclinación reformista, pero no fue la causa de su predominio, que databa de muy atrás. Cf. J. C. Portantiero, Juan B. Justo. FCE, Buenos Aires, 1999. El análisis más profundo sobre las ideas del Dr. Justo sigue siendo José Aricó, La hipótesis de Justo. Escritos sobre el socialismo en América Latina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999, si bien impregnado de cierto empeño de reivindicación retrospectiva del dirigente socialista. Basta revisar unos pocos números de La Vanguardia en esa época, para comprobar la amplia profusión de discursos y conferencias de Juan B. Justo, Nicolás Repetto, Enrique Dickmann y demás líderes partidarios. Alfredo L. Palacios, expulsado en 1915, actuaba en esos momentos en el Partido Socialista Argentino, y no retornaría al ‘viejo tronco’ del PS hasta después de 1930. 12
El Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina y los siguientes ensayos de historiografía más o menos 'oficial' del PC argentino, señalaban la aparición de una fracción defensora del marxismo y le internacionalismo ya en torno a 1911, lo que ha sido confirmado por los trabajos de Alberto Pla y Emilio J. Corbiére ya citados.
13
"Después del Centenario comenzó a perfilarse en las filas del Partido Socialista una tendencia política izquierdista que reivindicaba al marxismo y el carácter clasista del socialismo. Se trataba de un grupo numeroso de jóvenes, en su mayoría obreros manuales, que contaban con el apoyo de algunos intelectuales y estudiantes." E. Corbiére, op. cit, p. 16. Corbiére reproduce una declaración del Centro Socialista del Norte, que en una nota fechada el 7 de agosto de 1912, fundamentando la necesidad de organizar el movimiento juvenil a nivel nacional sostiene: "en el movimiento obrero y socialista de esta república ya se ha dejado sentir la influencia de un extremo no confesado 'revisionismo práctico' y que, ante ella, es necesario sostener y propagar los conceptos íntegros, netos, lógicos de la grandiosa concepción socialista de Carlos Marx, no como apriorismos y formulismos doctrinarios estrechos sino como juicios consolidados en la honda observación de la experiencia histórica, de imprescindible utilidad para la acción de la clase trabajadora." E. Corbiére, op. cit, p. 17. En 1912 este grupo crearía su primera organización propia dentro del P.S, el Centro de Estudios ‘Carlos Marx’. 14
En el primer número de Palabra Socialista, periódico vinculado a las primeras fracciones disidentes se afirma: “En desacuerdo con el pensamiento reformista del teórico socialista alemán Bernstein de que en la lucha por la emancipación obrera el movimiento es todo y nada lo que habitualmente se llama la aspiración final del socialismo, nosotros entendemos que este movimiento, para responder real y fecundamente a los trascendentales fines de la doctrina marxista, debe cultivar con firmeza las concepciones fundamentales del socialismo, o de otro modo, el ideal de la completa transformación social.” Citado por Oscar Arévalo, "Historia del Partido Comunista", en Todo es Historia , Nro. 250, abril de 1988, p. 250. 15
El primer número de ese periódico, órgano del grupo internacionalista, salió a la calle el 5 de agosto de 1917. 16
17 A. Schneider y H. Camarero, La polémica PenelónMarotta (marxismo y sindicalismo soreliano, 1912-1918, CEAL, 1988.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 27
Nota editorial titulada "Hacia un gobierno socialista", en La Internacional, .Nº 6, 27 de Octubre de 1917, p. 5. 18
19
Ibídem
20 Juan B. Justo o Repetto, entre otros, eran prósperos profesionales de un origen social elevado. De todas maneras sería incurrir en una seria exageración el pensar al P.S como un núcleo casi exclusivamente de capas medias o burguesía. No lo fue en el momento de su fundación, cuando participan numerosos dirigentes de extracción obrera, y tampoco lo era en 1917, cuando se produce la ruptura. El dirigente Esteban Giménez, miembro del C.E era de origen obrero, lo mismo que Francisco Cúneo, que era diputado en 1917. Ambos habían participado del Congreso Constituyente del Partido Socialista, el primero como delegado por la Sociedad de Mecánicos, y Giménez por una asociación llamada ‘Fomento Tipográfico’ cf. H. Spalding, pp. 175 y ss. Lo que sí puede afirmarse es que esos dirigentes no daban el ‘clima cultural’ predominante en el socialismo, cada vez menos ‘proletario’, y que ya daba cabida incluso a jóvenes de clase alta que mantenían sus hábitos, como Federico Pinedo, satirizado en una nota de La Internacional. 21 Angel y Esteban Jiménez, diputado y miembro del C.E, respectivamente habían sido delegados en el congreso fundador del partido. Francisco Cúneo, diputado, también fue delegado al congreso inicial. Algunos de esos hombres eran de origen obrero, como Cúneo y Esteban Jiménez, pero para 1917 ya tenían una amplia trayectoria en la dirección política partidaria.
Del grupo parlamentario el mayor era Justo, que en 1918 contaba 53 años (nació en 1865). Le seguía en edad Repetto, de 1871, Dickmann del 74, Cúneo del 75, Del Valle Iberlucea, de 1877, Angel Giménez, de 1878, Zaccagnini del 79. El resto estaba bien por debajo de los 40, como Mario Bravo, de 1882, o Bunge de 1887, y el delfín De Tomaso, que habiendo nacido en 1889 no llegaba a los treinta. De los diez parlamentarios, ocho eran profesionales: Cinco médicos (Justo, Bunge, Dickmann, Repetto y Giménez) y tres abogados (Bravo, Del Valle Iberlucea y De Tomaso). Por añadidura todos ellos eran periodistas y publicistas, autores de artículos, folletos y libros, incluyendo a los no profesionales. (Ver las biografías correspondientes en Diego Abad de Santillán, Enciclopedia Argentina, Buenos Aires, 1964) En cuanto a antigüedad partidaria, Justo, Repetto, Dickmann, Angel Giménez y Cúneo eran prácticamente del grupo fundador del partido, mientras el resto se había afiliado no mas allá de la primera década del siglo XX. La juventud, y sobre todo la 'falta de antigüedad partidaria' les será reprochada a los disidentes más de una vez a lo largo del debate. En la lectura de los viejos militantes socialistas, eran unos 'advenedizos' alzándose contra el grupo de 'padres fundadores'. 22
Una entrevista y una breve reseña biográfica de Carlos Pascali se encuentra en Emilio J. Corbiére, op. cit. 23
Palcos llegó a ser un destacado representante de la historiografía erudita, a que luego sería conocida como 24
liberal. Su libro más famoso fue una biografía de Sarmiento, y otra sobre Rivadavia. Llegó a ser académico de número de la Academia Nacional de la Historia. También estuvo relacionado con la psicología, disciplina de la que fue profesor en el Colegio Nacional de La Plata. Cantoni es el mismo que, a partir de los años veinte, sería junto con su hermano Federico líder de la Unión Cívica Radical Bloquista de San Juan. En 1923 fue electo senador nacional, y en 1926 gobernador de esa provincia. En 1930 apoyaría el golpe contra Uriburu, plegado al antipersonalismo. 25
Los internacionalistas se habían opuesto ruidosamente a utilizar la bandera argentina en los congresos partidarios. Hay que señalar que, además del componente de antinacionalismo que esto tuviera, encarnaba un reclamo contra la prohibición por el estado del uso de la bandera roja. 26
Partido Socialista Internacional, Historia del Socialismo Marxista en Argentina, 1919, p. 4. El escrito editado bajo ese título es un resumen de la evolución del socialismo internacional y de su ruptura con el P.S, elaborado como informe a la III° Internacional por la dirección del entones flamante Partido Socialista Internacional. 27
28
Cf. P. S. I Historia del Socialismo Marxista, p. 68-69.
29
Ibídem, pp. 3-4.
La oposición a Yrigoyen y a la UCR en general de los socialistas tenía costados electoralistas, pero descansaba en un basamento doctrinario: En la concepción de Justo, de ligazón directa entre clases sociales y partidos, el radicalismo, que no aparecía como partido orgánico de ninguna clase social, y que levantaba una mística muy ajena al racionalismo que los socialistas buscaban imprimir en la política nacional, era un factor de atraso, un problema en el camino de la toma de conciencia de los trabajadores urbanos y las clases populares del campo que aspiraban a impulsar y encarnar. (cf. J. C. Portantiero, op. cit, p. 49) 30
En el período a que nos referimos, cuatro de los diputados eran además miembros del Comité Ejecutivo: Mario Bravo, Augusto Bunge, Nicolás Repetto y Antonio de Tomaso. En la dirección de La Vanguardia, fundada y dirigida por J. B. Justo, se habían turnado él mismo, Mario Bravo y Del Valle Iberlucea, todos legisladores. En las listas de candidatos a diputados se repetían aproximadamente los mismos nombres desde los primeros años: Bunge ya había sido candidato en 1900, Repetto, Francisco Cúneo, Angel Giménez, en 1902. (cf. Cúneo, Dardo, op. cit, p. 222, 251).Aunque menos ‘institucional’ no era un detalle menor a la hora de que los opositores juzgaran que se había conformado una elite cerrada, el hecho de que Justo, Repetto y Adolfo Dickmann estuvieran casados con tres hermanas, de apellido Chertkoff. 31
No por casualidad al redactar el programa del nuevo partido, los internacionalistas virtualmente copian el programa mínimo del P.S, lo que parece constituir una 32
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 28
implícita manifestación de que no era en ese campo que se fundaban las discrepancias. 33 Recuérdense los intereses, económicos y bélicos, que tanto países en guerra como ajenos al conflicto tenían en el mantenimiento de la neutralidad de países que obraban como proveedores de los beligerantes, posibilidad que se vio seriamente dañada cuando Alemania comenzó a bombardear navíos de bandera neutral. Ver supra, p. 3.
no haya sugerido, todavía, nada a algunos espíritus? Parece que sí. Hay socialistas que afirman de buena fe que en esta guerra no están en discusión ideales políticos y principios jurídicos que puedan interesarnos". El papel norteamericano en el conflicto es exaltado hasta el límite de lo apologético: “Felizmente para estos pueblos que no tienen la conciencia de sus intereses y deberes, la república norteamericana está defendiendo para ellos y para todos la libertad de los mares con su dinero y con su sangre.” LV, 23/10/17, p. 1. El hundimiento de ese buque fue el primer eslabón de una cadena de incidentes diplomáticos, que dieron lugar a una creciente campaña belicista que llegó a su apogeo después del episodio del embajador Luxburg que narraremos a continuación. 38
El artículo mencionado, titulado "Los neutrales y la guerra" se publicó en La Vanguardia del 4 de febrero de 1917, y se solidarizaba con la actitud del gobierno norteamericano de expulsar al embajador alemán y romper relaciones con Alemania. Citado por E. J. Corbiére, op. cit., p. 27. 34
Afirmaba Wilson: “La guerra submarina que Alemania ha iniciado contra el comercio civil de todo el mundo ha vuelto impracticable la política de neutralidad, y su sostenimiento resulta notoriamente ineficaz para asegurar el principio de libre navegabilidad de los mares. Por su extrema gravedad, la decisión del imperio debe entenderse como una declaración de guerra a todas las naciones que la ejercitan y, por tanto, como una amenaza a su libertad y a la misma paz mundial (...)Ante tal amenaza, Estados Unidos ha decidido su entrada en la guerra con el solo objeto de defender la paz y la justicia como fundamento del orden internacional y a los efectos de garantizar el desarrollo y la libre asociación de las naciones democráticas.” (Del Mensaje del presidente Wilson al Congreso de Estados Unidos reproducido en La Nación, 8 de abril de 1917) 35
Cf., Alfredo Pucciarelli y María Cristina Tortti, “La Construcción de la hegemonía compartida: El enfrentamiento entre neutralistas, rupturistas e yrigoyenistas.” En W. Ansaldi, A. Pucciarelli y José C. Villarruel (edit.) Representaciones inconclusas. Las clases, los actores y los discursos de la memoria, 1912-1946. Biblos, 1995, pp. 85 y ss. 36
37 Quizás la versión más acabada de la posición identificada con la ‘justicia de la causa aliada’ en general, y con los argumentos wilsonianos en particular, es la de Antonio De Tomaso, a la sazón en la doble condición de diputado nacional y miembro del Comité Ejecutivo, autor de una nota titulada “Los socialistas y la neutralidad", en la que bosqueja con elocuencia una posición identificada tempranamente con las fuerzas aliadas, pero que se siente mucho más cómoda en su ubicación con la revolución rusa y la entrada en la guerra de EE.UU: “La actitud unánime, firme y abnegada de los socialistas franceses y la participación espontánea que tomaron en el conflicto los trabajadores británicos...eran hechos dignos de reflexión a los fines de juzgar lo que podía haber en juego para la democracia en el tremendo choque. Pero el punto negro de Rusia y las anunciadas tentativas de aislamiento económico de Alemania, afeaban el cuadro de la alianza y planteaban a los países neutrales una duda o un interrogante. Pero desde el comienzo de 1917 la guerra tomó otro giro y presentó para todos los países que hasta entonces habían permanecido neutrales y para América un aspecto nuevo. Sostuvo a partir de entonces la necesidad de 'solidarizarse moralmente' con EEUU y protestar contra la generalización de la guerra submarina que había impulsado la ruptura de relaciones entre el país del Norte y Alemania." "¿Es posible que esa conducta de los Estados Unidos
Los despachos que se ponen en discusión en el Congreso en su parte resolutiva afirman, el de la mayoría del C.E: a) Manifestar que aceptará en principio cualquier medida de orden diplomático, portuario o de empleo de la armada que los poderes públicos decreten o aprueben por sus órganos pertinentes, y que puedan servir para garantizar la efectividad de nuestro comercio exterior, en forma de convenciones, vigilancias o protección. b) En caso de que, por la continuación de la guerra submarina, la necesidad de defender más ampliamente nuestro comercio, o como consecuencia de las medidas de protección puestas en vigencia, los poderes públicos adoptaran actitudes que tuvieran un significado más grave dentro del derecho internacional, el Congreso deposita su confianza en el grupo parlamentario nacional y el C.E para que las apoye, si las considera obligadas. (E. Corbiére, op. cit. p. 29). El de la minoría, elaborado por José F. Penelón, Agustín Muzzio y Juan Ferlini expresaba: “1) Que la guerra europea -a pesar de viejas concepciones- es una consecuencia de las relaciones económicas actuales, fundadas en la propiedad privada y en la propiedad mercantil. 2) Que la lucha de naciones contra naciones tiene su entraña en la necesidad capitalista de llevar a nuevos mercados la producción confiscada al proletariado de cada país. 3) Que el derecho y la justicia proclamados como finalidad de la guerra son conceciones engañosas, ya que el verdadero derecho y la verdadera justicia se miden por conquistas positivas que no son para el proletariado las de la guerra y si las de su acción de clase en la paz. 4) Que son estas conclusiones nuestra , desprendidas de los hechos, las que nos movieron siempre en contra de la guerra y, las que debemos reafirmar hoy frente el conflicto europeo extendido a nuestro país. 5) Que la campaña de los submarinos debe alentarnos a seguir combatiendo la guerra y no a apoyarla a favor de un bando... 6) Que es combatiendo la guerra como podremos sincerar luchas futuras en pro de la paz, que será una conquista del derecho socialista y no del derecho burgués. 7) Que no podemos ni debemos -como partido político del proletariado- ser más celosos defensores de los sagrados principios que los círculos políticos directores de hacerlo valer. 8) Que los intereses del país son los de la paz y el trabajo y no los de la guerra [...] es necesario alentar y defender medidas de prudencia en la acción del gobierno”. Por lo tanto resuelven "Que el partido y la dirección de 'La Vanguardia' orientan su acción en sentido resueltamente contrario a toda intervención del país en la guerra.” [Ibídem, p. 30] Durante el debate del Congreso, Justo propuso una declaración conciliatoria que declaraba que el P.S "1) No quiere ninguna declaración de ruptura de relaciones. 2) No quiere ninguna declaración de guerra. 3) Que la representa39
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 29
ción socialista en el Congreso Nacional no debe tomar iniciativa alguna respecto a la guerra.”. Esta declaración no prosperó. La propuesta de la minoría del C.E logró 4.510 votos y la de la mayoría 3.570” (Ibídem, p. 30 y ss.) Indudablemente, el III° Congreso Extraordinario marcó la ocasión en que la conducción socialista estuvo más cercana a perder su dominio del partido desde su fundación. Ese contraste, por otra parte inesperado, debe haber sido un alerta máximo en cuánto a la 'peligrosidad' de la disidencia internacionalista para la dirección, y un aliento para esta última en cuánto a su efectiva posibilidad de disputar mano a mano la conducción del partido. Creemos que la política seguida por cada tendencia en los acontecimientos posteriores quedó fuertemente signada por los resultados del congreso de abril. 40
Cf. E. J Corbiére, op. cit, p. 36. Lo inesperado del resultado lo refleja el diario La Razón del 28 de abril de 1917: "se anuncian debates acalorados porque no todo el mundo se halla de acuerdo, pero será difícil que pueda el Congreso formado en su mayoría por elementos jóvenes obreros, empleados, etc. dominar la fácil retórica de los parlamentarios, hombres de estudios hechos ya a la polémica y pertrechados de hábiles recursos para la discusión. No es difícil, pues, a pesar de los anuncios que el Comité Ejecutivo y los parlamentarios ganen la partida." (Citado por E. Corbiére, p. 31) Ocurrió lo contrario. 41
La discusión sobre la ruptura de relaciones llega al Congreso por la vía de un proyecto de declaración del senador Joaquín V. González, que reclamaba del Poder Ejecutivo Nacional la interrupción de relaciones con Alemania, lo que se discutió en el Senado el día 19 de septiembre y en Diputados el 24 del mismo mes. 42
43
Un velero denominado Toro.
al conde Luxburg casi de inmediato, el 12 de septiembre, pero no utilizó su conducta como justificación para la ruptura de relaciones, como querían los partidarios de esta última. Nuevamente se organizaron manifestaciones y asambleas populares favorables a la ruptura, en los que se destacó el Dr. Luis María Drago, autoridad eminente en materia de política internacional. Por su parte el gobierno germano volvió a presentar excusas, el 21 de septiembre y manifestó repudiar los términos de las declaraciones del ex embajador. Ibídem, p. 21. En una lucha de clases que se planteaba en el interior de la organización productiva derivada del modelo agroexportador, el librecambismo era una concepción que impregnaba a buena parte del movimiento obrero de la época. Las tarifas aduaneras fueron calificadas más de una vez por Juan B. Justo como signos de 'barbarie' Cf. J. Aricó, op. cit, pp. 102-103. De hecho, la tendencia internacionalista no se diferencia del 'justismo' en este punto. 47
48
L.V 19/9/1917,p. 2.
49
Ibídem. 20/9/1917, p. 1.
50
Ibídem. , 24/9/17, p. 4.
51
Ibídem. 24/9/17, p. 4.
52
LV. 30/9/1917, p. 1.
53
LV. 26/10/1917, p. 1.
54
. LV, 3/10/17, p. 1.
56 57
El gobierno alemán ofreció un desagravio por ese ataque similar al efectuado en ocasión del incidente anterior, y el 28 de agosto ante un virtual ultimátum del canciller Honorio Pueyrredón, acordó el reconocimiento de la libertad de los mares en que insistía la Argentina. Pero pocos días después se suscitaría un tercero y más grave incidente a causa del telegrama del conde Luxburg. (cf. Harold. F. Peterson La Argentina y los Estados Unidos. Vol. II. 1914-1960, p. 19.) 44
Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, 1917, II, p. 971-999, citado por A. Pucciarelli y M. C. Tortti, op. Cit, p. 96. 45
El día 8 de septiembre el gobierno norteamericano puso a disposición para su publicación por los medios de prensa estadounidenses, de tres cablegramas de Luxburg interceptados por los británicos y transmitidos al Departamento de Estado. La noticia llegó a Buenos Aires sorpresivamente, ya que la prensa porteña informó de los telegramas interceptados antes de que llegara el informe enviado por el embajador en Estados Unidos, Rómulo S. Naón acerca de su existencia y contenido. (cf. Harold. F. Peterson, op. cit. p. 20). Por el modo en que se desarrolló el episodio queda en evidencia que el gobierno norteamericano intentó instrumentarlo para forzar la ruptura de relaciones por parte del gobierno argentino. Por su parte el gobierno de Yrigoyen expulsó 46
LV, 3/10, p. 2.
55
LV, 3/10/17. Ibídem.
Nótese la similitud de la fórmula de Bunge con la neutralidad ‘activa y operante’ que predicaban Gramsci y otros socialistas de izquierda en Italia. 58
59
LV, 3/10/17, p. 1.
60
LV, 11/10/17, p. 1.
Los 200.000 manifestantes que había reunido la ‘visita ‘ de la flota norteamericana del Atlántico no puede sino haber impresionado vivamente a los ‘rupturistas’ en cuánto a la popularidad de la causa aliada., e impulsarlos a no cejar en su ofensiva Cf. De la Vega, op. cit. 61
Eran nueve diputados y un senador, todos por la Capital Federal, centro del poderío socialista. Los diputados eran Juan B. Justo, Antonio De Tomaso, Enrique Dickmann, Nicolás Repetto, Mario Bravo, Augusto Bunge, Angel Giménez, Antonio Zacagnini y Francisco Cúneo . El senador era Enrique del Valle Iberlucea. 62
Hobart Spalding señala la importancia de los mecanismos democráticos que mantenían la incidencia de los centros locales frente a la dirección: “El Partido y los centros operaban en base a una democracia mayoritaria. Cada afiliado tenía voto en las resoluciones tomadas, enviando cada centro un delegado al Congreso Nacional del Partido, donde todas las decisiones eran sometidas a una votación general. Del Comité Central o Nacional hasta los redactores del diario oficial, se sujetaban ca63
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 30
da año al voto de sus correligionarios." (...) “El partido, aunque jerarquizado conservaba un carácter democrático dejando lugar a un movimiento vertical dentro de su estructura; de igual manera exigió de sus representantes parlamentarios la responsabilidad al Partido y al programa.” ((H. Spalding, La Clase Trabajadora Argentina. Documentos para su historia-1890-1912, Buenos Aires, 1970, p. 66. 64 El voto general aparecía reglamentado en el Estatuto del P.S de la siguiente manera:
10° “Toda proposición presentada al Comité Ejecutivo Nacional por tres agrupaciones que requiera la aprobación general del Partido, será sometida al voto general. 11° “Sometida la cuestión a las agrupaciones, éstas podrán durante tres semanas presentar proposiciones de enmienda a la proposición primitiva, enmiendas que junto con la proposición primitiva serán votadas por cada agrupación reunida en asamblea, antes de los dos meses del primer llamado al referéndum. Cada agrupación comunicará el resultado numérico del voto en pro y en contra al Comité Ejecutivo Nacional, y éste hará el cuadro general del voto, y lo comunicará a las agrupaciones. La opinión de la mayoría es la opinión del Partido. 12° En el voto general tomarán parte todos los miembros del Partido, o sólo los que tengan los derechos políticos, según la naturaleza del asunto consultado.” (J. Oddone, Historia del Socialismo argentino l, p. 68. LV, p. 2. Es manifiesta la voluntad de identificarse totalmente con el grupo parlamentario.
65
66
LV. 8/10/17
67
LV, 15/10/17, p. 4
68
LV, 13/10/17, p. 3.
69
LV, 11/10/17, p. 4.
70
LV, 13/10/17, p. 4
71
LV, 6/10/1917, p. 2.
Ese diario era de orientación católica, y nucleaba en torno a sí a un conjunto de intelectuales nacionalistas, antibritánicos y de ideas tradicionalistas. (cf. Pucciarelli, Tortti, op. cit) LV, 5/10/17, p. 2.
75
Ibídem., p. 3).
76
LV, 28/10/1917, p. 3.
77
LV, 16/10/17, p. 2
78
LV, 18/10/17, p. 3.
79
Ibídem, p. 4.
80
LV, 10/10/17, p. 3
.LV, 11/10/17, p. 4
84
LV, 5/10/17, p. 2.
85
LV, 9/10/17
86
LV, 11/10/17, p. 4
87
LV, 8/10/17, p. 3.
88
LV, 6/10/17.
89
LV, 5/10/17, p. 3.
90
LV, 8/10/1917, p. 3.
91
LV, 23/10/17, p. 3.
92
LV, 22/10/17, p. 4.
93
LV, 8/10/17, p. 3.
94
LV, 10/10/17.
Esa es la fecha que lleva la nota que comunica la formación del nuevo comité, que dice: “En cumplimiento de una resolución tomada por una asamblea pública de afiliados al Partido, informamos a ese Comité que los compañeros participantes en ella, cuyos nombres se anotan al pie de la presente, han resuelto constituirse en comité defensor de la resolución sancionada por el tercer congreso extraordinario del Partido, que La Vanguardia reproduce en su edición del día 19”. 95
La Internacional comenta la creación del Comité de Defensa de las resoluciones del III° Congreso Extraordinario en el número 6 del 27/10/17, p. 3. Por los mismos días la información aparece en La Vanguardia a través de un comunicado que anuncia la creación de un centro de afiliados cuyo fin es defender la resolución del IIIº Congreso Extraordinario Coordinan: Rodolfo Schmidt, José F. Grosso, Victorio Codovilla, Carlos Pascali, Juan Greco, César Ferlini y Arturo Blanco. (LV, 19/10/1917, p. 6. La Internacional, año 1, n° 7.
Esa referencia a 'tenidas secretas' se apoya, en la misma edición de La Vanguardia, en la que se da a publicidad una nota, fechada el 15 de octubre, del afiliado Esteban Monteagudo, del Centro Socialista de la 13° que relata una reunión secreta de la fracción disidente: “El día 11 de octubre, viniendo yo del Centro Socialista de la 13a. al cual pertenezco, dirigiéndome a mi domicilio a las 12 de la noche, pasé por el local de la sociedad Unión Obreros de la dirección del Puerto y noté que estaba el local iluminado. Abrí entonces la puerta [...] Grande fue mi sorpresa al ver que...eran afiliados al Partido. Me enteré en seguida que estaban deliberando en una de esas llamadas sesiones secretas, o de conspiración contra las personas más sinceras y más íntegras de nuestro partido.” Relata que se lo expulsa de la reunión, y que notó la presencia de: Carlos Pascali, Zibechi, Palcos, Cartey, Valle y su hermano, 98
Como es sabido, el 4 de agosto de 1914, el parlamento alemán (Reichstag) se reunió para discutir y aprobar los fondos necesarios para la guerra. El bloque socialdemó81
83
97
LV, 9/10/17, p. 2.
74
Ver el artículo de Antonio De Tomaso citado en extenso en la nota 36 (23/10/17, p. 1). 82
96
72
73
crata del Reichstag, de más de 100 diputados, votó a favor del presupuesto de guerra y de la "defensa de la patria". Sólo se opusieron los miembros de la tendencia 'espartaquista', encabezada por Friedrich Liebknecht y Rosa Luxemburgo.
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 31
Docal, De la Fuente, Arguello, Ramón Suárez, Ducase, Miranda, Mellén, Pouzas, Villalobos, Germán Fernández y muchos otros afiliados." (LV, 19/10/1917, p. 2) LV, 19/10/1917, p. 1. Cuando reproduce el comunicado sobre la fundación del Comité, el C.E le adosa los datos de antigüedad de los afiliados que lo forman, cómo para avalar la versión conspirativa. El C.E añade a la nómina de firmantes incluida en el comunicado, las antigüedades de todos los firmantes. Reproducimos algunas fechas de ingreso: Arturo Blanco, 3/10/16, Victorio Codovilla, 6/2/ 1917., José F. Grosso, 6/ 4/1907. Aldo Cantoni, /13/6/ 1914., R. Schmidt el 16/6/1915. Rodolfo Ghioldi, 11/6/1915, César Ferlini, 25/11/1912., J. Ferlini, 12/8 1911, Cayetano Oriolo 8/1912, , Elías Karotky, 8/1/1917., M. Lorenzo Rañó, 12/5/1896, A Palcos, 17/4/1913, E. González Mellén, 1908., F. Docal, 11/1/16, Juan Grecco, 7/1/1916. LV, 19/10/17. La 'escasez de antigüedad' no pareciera tan flagrante como se la pinta. De 15 firmantes, hay uno, Rañó, que es prácticamente un fundador del partido, otros dos tienen cerca de una década de antigüedad, y tres más llevan cuatro o cinco años como afiliados. Sólo cinco tenían menos de dos años de pertenencia al partido.
99
100
LV, 15/10/17, p. 2.
101
LV, 19/10/1917, p. 2.
102
LV, 22/10/17, p. 1
103
LV, 26/10/17, p. 1.
nacionalismo, invocando fórmulas de conciliación sobre nacionalismo y patriotismo, aun cuando para el logro de tal objeto fuera ‘necesario’...claudicar de los más caros principios del socialismo, votando la ruptura de relaciones con Alemania” Adelante, año III, nº 10,. Enero de 1918, p. 1. Carlos Mauli no será fundador del Partido Socialista Internacional, pero se incorporará un par de años después con el grupo de los ‘terceristas’ que entre muchos otros incluía a Orestes Ghioldi, hermano de Rodolfo. 114
115
(L.V, 24/9/17, p. 4)
116
LV, 30/11/1917, p. 1-2.
Se trata de una nota dividida en tres partes, titulada "La consolidación de nuestra democracia. La experiencia de la oposición", publicada en las ediciones de LV de los días 30 de noviembre y 1° y 2 de diciembre.
117
118
Ibídem.
119
Ibídem.
120
LV, 1/12/1917
121
Ibídem.
122
LV, 15/10/17. p. 4.
123
Adelante, año III, nª 10. Enero de 1918, p. 1.
: "Ciertos puritanos" Nota de Cataldo Fiscardi, en LV, 5/11/17.
104
“Son ellos”, de Antonio 30/10/17, p. 3. 105
106
Mendes Lanusse, LV,
Ibídem.
(LV, 7/11/17, p. 1). En esa sesión del C.E votan a favor de las sanciones los miembros Bunge, Di Tella, Comolli, Repetto, Oddone, Dagnino, Muzio, Jiménez y De Tomaso. De los tres miembros de la minoría dos habían renunciado y el restante, Muzio aparece, a través de su voto, claramente re-alineado con la posición mayoritaria. 107
108
LV, 23/11/17.
109
LV, 26/11/17.
110
La Internacional 30 de Nov. de 1917, Nº 8, p. 1.
111
La Internacional, año 1, n° 9.
La Internacional, Número extraordinario, febrero de 1918, p. 3.
112
La juventud participa del enjuiciamiento general del reformismo, y relaciona la actitud reticente hacia una organización de las ‘juventudes’ politizada y autónoma con la postura parlamentarista adoptada en general, y con las abdicaciones del internacionalismo: “y porque esto hicieron las juventudes en nuestro país, su acción debía, lógicamente, chocar y desagradar en un partido que reducía la finalidad toda del socialismo a la lucha electoral y a la conquista de bancas parlamentarias aun cuando para ello fuera preciso abdicar del inter-
113
D. CAMPIONE, LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO SOCIALISTA INTERNACIONAL - 32