MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ
GIUSEPPE CAMPUZANO
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Eduardo —La Duda— Bermejo Alva
A Enma Espinoza de Campuzano
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MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ
GIUSEPPE CAMPUZANO
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Eduardo —La Duda— Bermejo Alva
A Enma Espinoza de Campuzano
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MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ © Giuseppe Campuzano, autor-editor Primera edición: diciembre 2007 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2007-10582 ISBN: 978-9972-33-588-4 Impreso en el Perú Esta publicación ha sido posible gracias al auspicio del Institute of Development Studies
ANEXOS 124
ESTADÍSTICA 121
ARCHIVO 90
GLOSARIO 82
MUESTRARIO 14
PRÓLOGO 6
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PRÓLOGO 6
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Artesano huancaíno Máscara para chonguinada y tunantada – detalle 2004
GIUSEPPE CAMPUZANO
To d a peruanidad es un travestismo 8
L
os museos han sido desde sus inicios espacios de memoria y reflexión, como también sacralización y dogma, donde las obras coleccionadas surgen y fluyen, pero dentro de un canon que asimila o desecha. Como musas travestidas, alentamos la interpretación e impugnamos la autoridad. Lo travesti se plantea entonces como subversión de la condición espuria que tanto el museo tradicional, como los presupuestos sociales, le endilgan. Al respecto, contextos históricos tan diferentes como el Perú prehispánico y el marco propuesto por Magnus Hirschfeld durante la República de Weimar, admiten todo un rango de posibilidades entre los extremos de lo masculino y lo femenino. Travesti por la recuperación de su centro; no titubeo ni protagonismo, sino equilibrio; contienda que sólo nosotras podemos librar —la «vedette» como «soldat».
El MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ nace de la necesidad de una historia propia —una historia del Perú inédita—, ensayando una arqueología de los maquillajes y una filosofía de los cuerpos, para proponer una elaboración de metáforas más productiva que cualquier catalogación excluyente.
dioses, vírgenes y santas—, ha de volverse a encontrar. Un ritual librado en su propio cuerpo. Nueve atributos travestis pautan un muestrario plagado de trastocamientos temporales que evidencian la imposible disección del travesti– todo, cual pacha de partes recíprocas.
Museo «falso» —como el apelativo de «falsa mujer» con que este lenguaje maniqueo nos adjetiva. Museo embozado, cuyas máscaras —la artesanía, la fotocopia, la gigantografía, el «banner», esos sistemas de producción en masa— no ocultan, sino, al contrario, muestran. No camuflan, sino travisten.
Emperifollarnos —ávidas «misses» en concurso— es alistarnos para la batalla por la ansiada banda de la ciudadanía.
El MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ se traviste a través de tres momentos explícitos, y otro tácito que recorre e insufla cada una de esas instancias. I. El muestrario explora la huella del travestismo y de sus símbolos en el contexto peruano. El propósito
El autor compone el muestrario travistiéndose en sus textos, tributándole obra, también a partir de su cuerpo, que a su vez entrega para que otros elaboren la propia. Este muestrario–travesti se manifiesta barroco —maquillajes–máscaras, vestidos–disfraces, accesorios no accesorios— como un Perú contenedor de todos los mundos posibles.
agotarse, se enriquece: más que conceptualizarlo, se busca exponer su inasible alteridad. Cuerpos nuestros; cuerpos indígenas cual no–lugar ignorado; cuerpos colonizados por el discurso que los rechaza; cuerpos contemporáneos cuando un legado irrumpe. III. Asimismo, la prensa —usando y generando íconos y resonancias— ha escrito una biografía tan cargada de arbitrariedades como sin par. Una colección de recortes —un kiosco deconstruido en cuatro secciones— constituye el archivo. Museo que, travestido de papel periódico, posibilita un nuevo careo entre texto e imagen para obtener el identikit del travesti cotidiano. Posteriormente, este material es procesado y presentado cual estadística de acoso y merma. El recuento de una persecución tan indolente 9
es revisar tanto los roles que han sido adjudicados convencionalmente al travesti como aquéllos que le han sido arrebatados, y que subyacen a la oposición complementaria entre colonialismo —tanto imposición como herencia— y encuentro —sus imbricaciones y restauraciones. Así se postula un análisis, tanto histórico como hermenéutico, de la iconografía y los textos; y, evitando la esterilidad de estudios aislados, se procede a un trabajo multidisciplinario que trasciende la historia lineal —la que sólo permanece en la naturaleza de su soporte gráfico. Distintas disciplinas se mestizan al interior del muestrario, en un viaje a través de los tiempos, espacios y fuentes más disímiles —de las culturas pre–Incas a las post–industriales, de las colecciones de arte a los diarios chicha. El travesti es puente entre imagen y texto, entre tiempos y espacios, donde, heredero de un linaje de mediadores —chamanes,
II. El lenguaje cubre los textos —desde legajos hasta poesía—, pero también los textiles y coreografías, antiguos y contemporáneos. Discurso aculturado e ícono polisémico como dos caras de la misma moneda, ésos que Arguedas llamó «mistura», como también interrupción de toda pertenencia tradicional. En esta generosidad de niveles, el discurso travesti corre el riesgo de extraviarse en su propia terminología. Ante ello, el MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ se plantea como glosario al organizar sistemáticamente aquellas voces que designaron y signaron al travesti. El glosario es también centro de la circularidad que Saussure propone, y Lacan gira para enunciar que bajo las mutantes apariencias de lo representado —el significante— nada existe. Sin embargo, en este proceso, lo travesti lejos de
como aquella glosa periodística que la denuncia, como la ficha técnica que mesura la obra a ofrecer. Al rescatar el patrimonio travesti, el museo se convierte en herramienta de empoderamiento, no pedido sino demanda de transformación e inclusión social. Del espacio simbólico–colectivo a las libertades individuales. IV. El MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ es, finalmente, exploración de la propia experiencia del autor. Ser un travesti peruano es una eterna transfiguración en un Perú que, en su proceso de búsqueda de identidad, construcción y contraconquista, también se traviste —constante que es ya su esencia. Es el retorno de la Inkarri que no ha parado de viajar subterránea, y llega para conciliar las vertientes que transcurren paralelas en nuestro interior.
MARIO BELLATIN
Te n e r a la mano lo que no está llamado a ex i s t i r 10
M
i enfrentamiento con un Museo–Milagro me llevó a un sueño. Supuestamente cerca de las playas de Chincha existe una isla donde se ha montado una gran factoría para tratar la carne de las ballenas que se cazan en los alrededores. Es un lugar poco conocido. Siempre envuelto en una suerte de bruma. Alrededor de sus costas se encuentran acoderados una serie de herrumbrosos y gigantescos barcos pesqueros. Hasta esa isla suele ir ciertas noches el autor del M USEO T RAVESTI DEL P ERÚ , Giuseppe Campuzano, en compañía de su amigo Eduardo, quien en la época en que estaba vivo era integrante del grupo conocido como Los Clones. Suelen
llegar a la isla en un pequeño bote a remos y desembarcar en una playa oculta detrás de un roquedal. Es bastante intenso el olor del proceso industrial que en esa isla se lleva a cabo. Muchos hombres anónimos, venidos de diversas partes del mundo, trabajan en la factoría con los gigantescos cuerpos de los cetáceos muertos. Otros permanecen en sus barcos fantasmas. Sin embargo, nadie en los alrededores ignora que algunos días de la semana, y a cierta hora de la noche, desembarcan de un pequeño bote dos sombras que se pierden entre la escarpada costa. Todos los hombres, tanto aquellos que laboran, como los que permanecen en
tal vez, sea conseguir lo imposible. Proferir el grito necesario para contar el horror en cuatro dimensiones. Las que puede ofrecer un espacio que se sitúa más allá de lo que un libro es capaz de ofrecer. La llamada de atención necesaria. En el caso del M USEO T RAVESTI DEL P ERÚ de Giuseppe Campuzano se tiene en la mano lo que no está llamado a existir. Te doy como obsequio un museo, podemos expresar de ahora en adelante. Te regalo un museo es similar a afirmar que es posible que alguien transmita un milagro. He tratado de imaginar a distintas personas con un prodigio semejante entre las manos.
que allí se establezca una suerte de hecho sobrenatural. O la aparición del arte, que es algo similar. No hay ninguna condición real para que este Museo exista. Para que se decida su creación, su carácter portátil, su forma en libro. Ese es el verdadero milagro. Tangible. Concreto. De bolsillo. Donde se puede concentrar el universo entero a partir de unas cuantas imágenes y de ciertos fragmentos, restos, que siempre estuvieron presentes pero que nadie pudo detenerse —hacía falta el milagro para que esto sucediera— y contemplarlo en toda la fascinación que su oscuridad luminosa produce. 11
sus barcos, conservan en sus bolsillos unas pequeñas estampas que parecen religiosas. Muestran a un par de vírgenes barrocas, con sus mantos extendidos, apostadas cada una en los extremos de la isla. Una de las imágenes aparece en colores refulgentes. La otra se limita a presentarse en blanco y negro. Una de las razones de ser de un museo portátil —como la pieza donde Duchamp pretendía hacer portable la historia del arte o Beuys intentaba resumirla en una sola lección— es poder convivir en simultáneo con todas las épocas en él registradas. Otra,
Han pasado frente a mi mente muchos semblantes. He imaginado diferentes reacciones. Pero la más terrible que viene a mi recuerdo creo que es la de cierto escritor de los años 80, supuestamente comprometido con la causa del pueblo, quien en cierta ocasión me mostró una pistola que guardaba en su auto con la cual, según me dijo, limpiaba en las noches las lacras de la ciudad. ¿Por qué yo tenía relación con un sujeto semejante? Que alguien se atreva a hacer no un libro sino a crear su propio museo, es una misión tan fuera de toda lógica que hace posible
Se trata de un Museo —es que es imposible, insisto, que exista este Museo— donde el horror se instala en la mirada del otro y no en el de sus protagonistas. Es de tal magnitud el espanto que no podemos dejar de sorprendernos a cada momento con una mueca de sonrisa congelada en nuestros rostros. Las imágenes y los textos van evolucionando en su propio pánico hasta convertirnos tal vez en alguno de aquellos hombres que trabajan con la carne muerta que se procesa en esa extraña isla situada, dentro de mis sueños al menos, frente a las costas del sur. Las auras que quedan al final del recorrido saben que lo único que se puede poseer es lo que está llamado a no existir.
GUSTAVO BUNTINX – SUSANA TORRES — MICROMUSEO («al fondo hay sitio»)
E
s significativo que en estos postmodernos tiempos el interés por la clásica imagen de la prostituta —paradigma cultural de la modernidad, de la penetración del capital en los recodos más íntimos de la experiencia humana— haya derivado hacia la del travesti como figura emblemática de alteridad: casi una alegoría de la mutación permanente de identidades inasibles que sería el signo carnal de nuestros tiempos. No las oposiciones distintivas sino, como diría Baudrillard, la reversibilidad seductora. La feminidad asumida como principio de incertidumbre. La seducción como estrategia de las apariencias. El maquillaje como puesta en duda de las equivalencias de sentido, de la representación misma. («Seducir es morir como realidad y producirse como ilusión», Baudrillard dixit).
ANDREA CORNWALL — INSTITUTE OF DEVELOPMENT STUDIES
a las convenciones sexuales de otrora. En su agenda política la idea ya trillada del deseo se radicaliza por la fulgurante necesidad subversiva de Ciudadanía, ese otro gran Deseo reprimido nuestro. El resultado es una recopilación distinta y una reescritura aguda de nuestra historia y de sus representaciones, de sus escritos y de sus miradas. El incisivo rescate del otro lado, lo otro latente en la sexualidad literalmente embozada de las imágenes. Desde los ceramios prehispánicos hasta los impuros pinceles de nuestros más jóvenes pintores. Y el DNI travestido del investigador mismo. La transgresión de género se ve así potenciada por otras tal vez más inquietantes.
E
xisten pocos países donde aquellos que transitan los géneros puedan vivir libres del acoso, la discriminación y el abuso. Perú no forma parte de esta excepción. Las personas transgénero se encuentran entre las más marginadas y oprimidas dentro de la sociedad peruana. Sujetos a abusos diarios, incluyendo los de la policía y otros agentes del orden, muchos travestis peruanos viven vidas precarias, constantemente amenazadas como consecuencia del prejuicio y la discriminación implantados. El MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ registra el revolucionario trabajo de Giuseppe Campuzano, quien reivindica los derechos de los travestis al recuperar la valiosa tradición histórica asociada a las identidades transgénero en el Perú, alcanzando a quienes
activistas, orientadas a lograr más de los potenciales vínculos entre la sexualidad, los derechos humanos y el desarrollo. Nuestro trabajo comenzó por reconocer que de todo el apoyo a la «participación de los pobres y marginados», en el que las agencias de desarrollo se habían concentrado durante la década pasada, poca atención había sido puesta en la discriminación y exclusión del ejercicio de la ciudadanía, enfrentadas por aquellos cuyas identidades sexuales y de género no se ajustaban a las normas sociales dominantes. Las demandas para intensificar la participación de «la comunidad» o de «la gente» parecían indiferentes ante la posibilidad de que tal participación podría poner en peligro adicional los derechos humanos y ciudadanos de las personas marginadas debido a sus identidades sexuales o de género no–normativas.
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Contra lo que se suele suponer, sin embargo, el travesti no implica entre nosotros la irrupción de una presencia nueva, sino la emergencia destellante de algo siempre existente pero subterráneo y oscurecido. Tras el sobregiro de rutilancias en la actual explosión de travestismos asoman compensaciones no sólo sexuales (fantasías de castración reparada) sino también históricas: la necesidad impetuosa de salir del closet, exponerse a la luz, sacar los trapitos al sol. Soltarle la trenza a esa historia con frecuencia encorsetada —y oculta cual limeñísima «tapada». El MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ de Giuseppe Campuzano introduce un inusitado filo crítico en esa vocación desesperada por el exceso. Un calmo rigor que trasciende los ya convencionales cuestionamientos
Contra los facilismos de la historia general, Campuzano propone una historia crítica del arte y sus representaciones. Una historia–problema que selecciona y analiza sus objetos y temas desde preguntas puntuales y perturbaciones específicas. Contra la museología como una de las variantes de la asepsia, Giuseppe levanta un reto nuevo a la idea misma del museo en el país. Ya no la cámara de tesoros o la acumulación de curiosidades, estéticamente descontextualizados, sino el reordenamiento crítico de una visualidad conocida pero generalmente ignorada en la complejidad profunda de sus sentidos y quiebres. En sus fantasías. (También la ilusión es poder).
dentro de la sociedad peruana habitan identidades transgénero, para afirmar sus identidades y validar sus historias como parte de esta sociedad. Esta reivindicación también incluye al público en general, para enterarle acerca de las tradiciones pre– coloniales y cuestionar prejuicios y malentendidos contemporáneos acerca de quienes transitan los géneros. Este trabajo sobre derechos del género es único y ofrece una estrategia que otros activistas transgénero alrededor del mundo, encontrarán afirmativa e inspiradora. El IDS Participation Group (Grupo de Participación del Instituto de Estudios para el Desarrollo), con la ayuda de Sida, SDC y DFID, ha apoyado durante varios años la investigación y las publicaciones de los
Plantear un enfoque basado en los derechos humanos, implica la posibilidad de encauzar el potencial de la participación hacía una noción de desarrollo en donde los derechos de todos a la autonomía sexual —a elegir su propio género y su propia sexualidad, así como a gozar de relaciones sexuales libres de coerción, violencia o abuso— sean considerados derechos humanos fundamentales. El activismo artístico de Giuseppe Campuzano ofrece la promesa de un futuro en el cual los travestis puedan gozar tanto de estos derechos como de los otros: sociales, económicos, culturales, civiles y políticos, a los cuales las mayorías heterosexuales tienen actualmente acceso privilegiado y exclusivo.
MUESTRARIO
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Artesano cusqueño Virgen (aparición para vestir) – detalle 2006
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i. terapéutica
MOCHE BOTELLA S. IV–V D. C. TIERRA COCIDA Y PINTADA 21.6 X 14.9 X 11.7 CM. MUSEO LARCO, LIMA
U
n personaje tendido luce trenzas, de género femenino, como también taparrabo y rodillera, éstos masculinos. Dicha combinación de características, en el contexto de la iconografía moche, da pie a la tesis de que se trata de un «berdache» —persona que desempeña un género otro, distinto del femenino o el masculino. Otro individuo, postrado, luce asimismo taparrabo y rodillera, además de tocado felino y cinturón de serpiente, todos
atributos femeninos y masculinos se combinan, como el nexo simbólico con lo mágico [i.1b]. Los cronistas que atestiguaron estas prácticas, muchos también sacerdotes, cumplen la paradójica tarea de trocar a la casta «berdache» en travesti —su poder andrógino, sumiso al del falo— mientras nos legan su descripción. Un peluquero acicala a su congénere, asistido
i.1b MOCHE BOTELLA S. V–VII D. C. DIBUJO DE CHRISTOPHER B. DONNAN MOCHE ARCHIVE, UNIVERSITY OF CALIFORNIA, LOS ANGELES
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atributos masculinos; mientras el colmillo de felino y, otra vez, el cinturón de serpiente, le confieren una cualidad sobrehumana [i.1a] (Arboleda, 1981: 100–103). Tanto la característica última del personaje postrado como el tenor ritual de la escena —la cópula y la preparación de una sustancia alucinógena (ésta en el dibujo correspondiente a una segunda botella), ambas destinadas a lograr el éxtasis—, establecen al «berdache», en quien los
por una diversidad de imágenes tutelares, padres acéfalos incluidos, y recortes de revistas. «Unisex» como identidad sincrética, y el travesti, nuevamente centro del ritual para una deidad imperecedera: la Belleza [i.2]. El terapeuta, ya cósmico, ya cosmético, subsiste, retroalimentado en su reflejo recíproco.
Verdad es, que generalmente entre lo serranos et Yungas ha el demonio introduzido este vicio debaxo de specie de sanctidad. Y es, que cada templo o adoratorio principal tiene vn hombre o dos, o más: según es el ydolo. Los quales andan vestidos como mugeres dende el tiempo que eran niños, y hablauan como tales: y en su manera, trage y todo lo demás remedauan a las mugeres. Con estos casi como por vía de sanctidad y religión tienen las fiestas y días principales su ayuntamiento carnal y torpe: especialmente los señores y principales. Esto sé porque he castigado a dos: el vno de los indios de la sierra, que estaua para este efecto en un templo que ellos llaman Guaca de la prouincia de los Conchucos, término de la ciudad de Guánuco: el otro era en la prouincia de Chincha indios de su magestad. A los quales hablándoles yo de esta maldad que cometían, y agrauándoles la fealdad del pecado me respondieron: que ellos no tenían la culpa, porque desde el tiempo de su niñez los auían puesto allí sus Caciques, para vsar con ellos este maldito y nefando vicio, y para ser sacerdotes y guarda de los templos de sus Indios. Pedro de Cieza de León, Crónica del Perú, 1553 / 1995: 199–200 i.1a
El complejo ámbito de la identidad sexual fundamenta su línea especulativa en torno al enigma de lo femenino, viéndose radicalizado a partir de la representación directa de homosexuales —particularmente travestis— y las peluquerías y/o centros de belleza. «Los cuadros de peluquería los uso para hablar del Perú en general. En el centro de estética sentía que era donde se preparaba o se cocinaba la belleza. Donde estaba el concepto de lo que es belleza en el ser humano peruano». [...] En algunos de los cuadros de peluquería especialmente en aquel titulado «Estética Center» es fundamental el espejo del tocador representado y las relaciones que articula lo que en él se refleja. Ese desdoblamiento plantea al menos dos niveles o realidades: el primer plano, donde aparece el personaje principal y sus enseres, y el segundo, donde vemos el reflejo de aquello que está detrás del mismo. En el primero, instrumentos de belleza y estatuillas de santos y toda una parafernalia devocional conformando una especie de altar privado; una apropiación de imágenes sacras para la protección personal y el amparo de una existencia signada por la marginalidad y el rechazo. Y en el reflejo del fondo las láminas de modelos femeninas que se constituyen en el paradigma a imitar. (Además, el título del cuadro y la razón social de estos establecimientos coinciden: Estética Center [o Centro de Estética]. Un oblicuo modo que sobrepasando el juego de palabras, incluso la superación de la ligazón de dos idiomas constantemente en pugna, parafrasea irreverentemente los conceptos de estética en tanto categoría filosófica o ciencia de lo bello. Estética «artística» y estética «cosmética» en confrontación). Manuel Munive Maco, El deseo místico, 1999 Con púdica delicadeza de niña, Manos Voladoras, guardó el dinero y, en una cargada atmósfera de miel de colonia, invitó: —El que sigue, por favor. Don Lucho, el dueño del billar «La Estrella», quitándose el saco, avanzó al gran sillón, a través de reflejos azulinos. —Corte alemán, como siempre. Manos Voladoras con mirada provocativa y gesto resentido, contestó: —Ya lo sé, Don Lucho. Conozco el gusto de mis clientes. Corsario levantó la cara por encima del chiste que estaba leyendo y con ojitos pícaros, rió. Los que esperaban turno sonrieron, deshonestos. —¡Jesús con estos muchachos! Para ellos todo, todo, todo tiene doble sentido. Diligente como dueña de casa desplegó un paño blanco, blanco. Limpió acomedido máquinas y tijeras. Abrió un frasco de perfume y aspiró, goloso, y, con disimulo coquetón, se miró en el espejo. Don Lucho, entre tanto, prendió un inca. La claridad violeta de la peluquería se enturbió con el humo denso de tabaco negro. Fuera, a pesar de ser casi las cinco de la tarde, hacía oscuro: los días seguían nublados, irremediablemente. Después de muchos arreglos y aderezos de cirujano, Manos Voladoras, se dispuso a trabajar.
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Oswaldo Reynoso, El Príncipe, 1961: 29–30
i.2
CHRISTIAN BENDAYÁN ESTÉTICA CENTER 1998 ACRÍLICO SOBRE MADERA 150 X 250 CM. COLECCIÓN HUGO MARTÍNEZ, LIMA
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ii. poder
—El primer hombre no fue hombre, fue mujer, me dice Don Javier enmarañándose en risadas hondas [...]
U
n «huaco retrato» moche es distinguido como único, debido a sus trenzas y collar de género femenino, entre una mayoría masculina, así como por su maquillaje y expresión singulares. El supuesto de que represente a una curandera, ante sus numerosas representaciones en la cerámica moche, plantea a su vez la disyuntiva de que se trate de una mujer o, siguiendo una
del género —el sexto hombre travestido— explicita tal restitución de su fuerza dual [ii.2a]. Un rito que se ejecuta en tres actos: la instantánea de aquellos atributos travestis —hasta una cuádruple vagina dentata: escarapela, cartera y pendientes— [ii.2b]; su calco, amplificado, en bandera [ii.2c]; y una materialidad efímera que sólo potencia la fuerza de sus símbolos [ii.2d].
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constante del chamanismo en América, de un importante hombre travestido [ii.1] (Hocquenghem, 1977: 118–119). Doce apóstoles, improbables convidados a una cena; doce candidatos a un sillón presidencial que, inalcanzable, se hace fetiche. Sus distintivos particulares travestidos bajo los atributos del poder. Dicha acción mimética no pretende representar al poder fálico ausente sino transformarlo, la subversión
La libertad con la que el autor se pinta en opulento detalle, sustituye a aquélla quien guió las revueltas parisinas en el lienzo de Delacroix [ii.3a]. El nuevo encuadre incide en la propia autonomía, que, desaparecido el fondo, se halla todavía en proceso: bandera aún hilándose y pueblo por reunir [ii.3b].
—No fue hombre, fue mujer, me está diciendo ahora, así me lo contó un mi compadre campa, un curaca que fue muy famoso y se llamó Inganíteri. Inganíteri, que en idioma de ashaninkas significa «está lloviendo». Hace más de diez años que Inganíteri ya no llueve más, decidió morir, se devolvió a la tierra. Poco antes alcanzó a informarme de qué modo nacimos los humanos. No fue como tú piensas, ya verás. Mi compadre Inganíteri me dijo que hace miles de lunas, cuando la misma luna no era más que un pedazo de tronco difunto, en ese entonces todo era ceniza. Dios no había nacido todavía siquiera, la tierra toditita era ceniza. Y la luz y las estrellas y el aire, fíjate: el aire mismo, y los bosques, las cataratas, las rocas, los ríos, los pajonales, la lluvia, los lagos pequeños y los que no tienen término, y la salud y el tiempo y los animales que se arrastran y los animales que vuelan o caminan, y los pedregales, las playas, todo lo que ahora existe a su manera, según su condición, lo que podemos ver, lo que no vemos, todo era nada. Y la nada también era ceniza. Mar no había: los océanos también eran sitios vacíos, de ceniza. Así se hallaba el mundo cuando en eso cayó un relámpago sobre un árbol de pomarrosa. Y la pomarrosa era ceniza, todavía no era pomarrosa. Y me contó Inganíteri que en ese instante, de aquel árbol, de aquella pomarrosa quemada y partida por el relámpago, ahí mismito brotó un lindo animal. El tronco de la pomarrosa se abrió en dos, como flor, y de su adentro salió el primer viviente verdadero, un animal que no tenía plumas, que no tenía escamas, que no tenía recuerdos. Y el primer shirimpiáre, el primer jefe brujo que ya vivía en esa época aunque todavía carecía de cuerpo, de todo carecía, disuelto en el aire, el primer shirimpiáre se sorprendió muchísimo y se dijo: no es pájaro, no es pez, no es animal–animal, no sé lo que será pero sin duda se trata de la mejor obra de Pachakamáite. Tú sabrás que Pachakamáite es el Padre Dios de los campa. Pachakamáite es Páwa, esposo de Mamántziki, hijo del sol más alto, el sol del mediodía. El primer shirimpiáre, entonces, se quedó largo rato pensando y al fin sentenció: tiene que ser humano. Así dispuso reflexionando fuerte el shirimpiáre número uno y decidió llamar Kaametza a ese animal. Kaametza, que significa en idioma campa La–muy–hermosa. Así fue que comenzamos, con Kaametza, una hembra.
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César Calvo Soriano, Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía, 1981: 139–141
Tres madres patrias travestis.
MOCHE BOTELLA S. I–VIII D. C. TIERRA COCIDA Y PINTADA 29 X 12.2 X 16.9 CM. MUSEUM FUR VOLKERKUNDE, BERLIN RÉPLICA DE WALTER ACOSTA, MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
ii.1
JAIME HIGA LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO 2003 INFOGRAFÍA SOBRE PAPEL 37.5 X 28 CM. COLECCIÓN DEL ARTISTA, LIMA
ii.2a
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CECILIA NORIEGA BOZOVICH EL ÚLTIMO BRUNCH PROYECTO: TODOS SOMOS PRESIDENCIABLES 2001 INFOGRAFÍA SOBRE PAPEL 8.5 X52 CM. FOTOGRAFÍA ORIGINAL 13 X 13 CM. ACRÍLICO SOBRE TELA (DETALLES) 300 X 1700 CM. COLECCIÓN DE LA ARTISTA, LIMA
Tout est fetichiste / Tout est politique rezan en paródico francés (mais oui) los manifiestos de la artista. Pero el fetiche es siempre la compensación por exceso de un vacío. Una carencia, una ausencia fálica. Una fantasía de castración reparada que Cecilia finalmente explicita en cierta formalización quizá culminante para su propuesta: la secuencia fotográfica de una apostólica docena de individuos de extracción popular posando por ordenados turnos en el rutilante sillón que además se reproduce, solitario y grandilocuente, al centro mismo del conjunto así articulado. El centro vacío que espera ser colmado por procesos varios de sustitución fálica. Intentos siempre insatisfactorios y fallidos pero por ello mismo tanto más ritualizados y fatuos. Como el sobredimensionado mazo/cetro de perturbadoras formas doradas y erectas —aunque sesgadamente femeninas al mismo tiempo— que algunos de los retratados y el propio sillón ostentan. Es revelador que once de esas personas provengan del entorno laboral y doméstico de la artista, portando casi siempre los atributos de su servidumbre y oficio (pala de jardinero, auto de chofer...). Y más significativo aún que el décimo segundo se exhiba travestido en colores patrios. Como de alguna manera lo están todos al verse sensualmente envueltos por una exagerada banda presidencial cuyos mórbidos pliegues se resuelven en una escarapela vaginal y abierta. Gustavo Buntinx, Omnia est vanitas, 2001
ii.2b
ii.2c
«Pintura para ciegos», la llamaste en algún momento. Me gusta esa fórmula porque resume la paradoja de trabajos que en un mismo gesto cuestionan todo lo que afirman sobre los modos del ver artístico. Y lo hacen cruzando actitudes estrictamente conceptuales con los impulsos más sensoriales. También en esto veo una estrategia de seducción y travestismo. Es como si se tratara de colocar en cortocircuito la percepción plástica misma, replanteando formas pictóricas establecidas en lenguajes que le son supuestamente ajenos. En realidad toda tu obra pareciera estar marcada por este contínuo desplazamiento de géneros. Artísticos y sexuales. Sí, pero eso es también parte del momento cultural. Ahora se frecuenta fusionar diferentes disciplinas artísticas y asumir roles sexuales entre masculinos y femeninos. La ambivalencia y la ambigüedad se dan tanto en las conductas como en sus representaciones.
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Gustavo Buntinx, Seducción y travestismo. Una conversación con Jaime Higa, 1990 ii.3a
ii.2d
Eugène Delacroix, La Liberté guidant le peuple, 1830, óleo sobre lienzo, 259 x 352 cm., Musée du Louvre, París
ii.3b
iii. dualidad
E
l mapamundi del Tawantinsuyu confeccionado por Guaman Poma, partió de los mapas europeos del siglo XVII para finalmente albergar los significados de dos cosmovisiones distintas, complementándolas en uno de nuestros primeros documentos sincréticos. Aquel mismo mapa que dividido en janan (arriba) y urin (abajo), donde la ciudad de Cuzco fue establecida como centro, plantea los principios de diferencia, también sexual, e intercambio, como arquetipos de la organización andina [iii.1].
binaria del dibujo; en éste también aparece Chukichinchay —cuya custodia correspondió a los hermafroditas, indios de dos naturas, siempre según Pachacuti— opuesto a Illapa, deidades meteorológicas tardíamente reunidas en la figura de Santiago Apóstol [iii.4]. Por su parte, el dibujo del dios judeo–cristiano de Guaman Poma, cuya ubicación y creación simétricas parece inferir del Wiraqucha de Pachacuti, incorpora es-
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La dualidad de la pacha se manifestó también en el hermafroditismo teogónico de otros dioses prehispánicos, tales como el felino–reptil bisexuado Chavín [iii.2]; el bifronte de Pachakamaq —cuya disposición dentro del espacio ceremonial, análoga a la distribución del Tawantinsuyu, posee asimismo una lectura de género— [iii.3]; y, ya travestido en dios creador, el Wiraqucha del altar mayor del Coricancha que Pachacuti traza, ubicando al dios de modo que, simultáneamente, abarque y evada la división de género
tratégicamente la palabra papa debajo de «Dios Padre», lo cual nos remite, otra vez, a Pachamama [iii.5]. Tal riqueza del género persiste en el travesti post–industrial —su origen agrícola ya extraviado entre ludismos—, fortalecida en el proceso de su identidad —hombre investido de mujer, pero mujer armada— [iii.6a], y en una supervivencia trastocada por la epidemia del sida [iii.6b].
iii.1 El mundo andino ubicaba el mundo masculino en la parte superior derecha y el mundo femenino en la parte superior izquierda. En la parte inferior derecha estaba lo masculino femenino y en la parte inferior izquierda lo femenino masculino. La parte inferior corresponde a la ambivalencia […] Estas categorías son aplicables al mundo pre–inca y al inca inclusive […] Moche ubicado en el Chinchaysuyo figura en el cuadrante que correspondía al mundo de los muertos, al mundo de abajo. En la cuatripartición es el cuadrante inferior derecho, o sureste, tomándose el Cusco por norte. Es posible que la ambivalencia expresada en lo femenino de lo masculino simbólicamente incida en la aceptación tácita y ritual de las prácticas sodomíticas más rituales y andinas colectivas. Y es posible que aquí vinieran a hacerse todos estos rituales más grandes de sodomía. Puerto Viejo, identificado por Cieza de León como lugar donde habían prácticas sodomitas, correspondería al Chinchaysuyo. Oscar Ugarteche, Historia, sexo y cultura en el Perú (una aproximación desde Foucault), 1989: 57, 60
PHELIPE GVAMAN POMA DE AIALA MAPA MUNDI DEL REINO DELAS INDIAS 1615–1616 TINTA SOBRE PAPEL 20.5 X 29 CM. DET KONGELIGE BIBLIOTEK, COPENHAGUE
Avisado tengo a vuestra Señoría la diligencia, que quedo haziendo contra Indios hechizeros, y principalmente en razon de vn Idolo de piedra de tres estados en alto muy abominable, que descubri, dos leguas de este pueblo de Hilavi, estava en vn cerro el mas alto, que ay en toda esta comarca en vn repecho que mira hazia donde nace el Sol, al pie del cerro ay mucha arboleda, y en ella algunas choças de Indios que la guardan, ay tambien muchas sepulturas antiguas muy grandes, de entierros de Indios muy sumptuosamente labrados de piedra de encaxe, que dizen ser de las cabeças principales de los Indios del pueblo de Hilavi. Estava vna plaçuela hecha a mano, y en ella vna estatua de piedra labrada con dos figuras monstruosas, la vna de varon, que mirava al nacimiento del Sol, y la otra con otro rostro de muger a las espaldas, que mirava al Poniente con figura de muger en la misma piedra. Las quales figuras tienen vnas culebras gruessas, que suben del pie a la cabeça a la mano derecha, y yzquierda, y assi mismo tienen otras figuras como de sapos. Estava esta Huaca del pecho a la cabeça descubierta, y todo lo demas debaxo de tierra. Tres dias tardaron mas de treinta personas en descubrir todo el sitio al derredor deste Idolo, y se hallaron de la vna parte, y otra delante de los dos rostros, a cada parte vna piedra quadrada delante de la estatua, de palmo y medio de alto, que al parecer servian de aras, o altares muy bien puestas, y arrancadas de su assiento con mucha dificultad, se hallò donde estava asentada la ara de la estatua, con vnas hogillas de oro muy delicadas, esparcidas vnas de otras, que relucian con el Sol. Mucho trabajo è pasado en arrancar este Idolo, y deshacelle, y mas en desengañar a los Indios.
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Ioseph de Arriaga, Extirpación de la idolatria del Pirv, 1621 / 1910: 53
iii.2
CHAVÍN OBELISCO S. VIII–II A. C. GRANITO 292 X 32 X 29 CM. DIBUJO DE JOHN H. ROWE MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA DEL PERÚ , LIMA
WARI PACHAKAMAQ S. V–XII D. C. MADERO DE LÚCUMO 234 X 21 CM. DIBUJO DE SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO MUSEO DE SITIO DE PACHACAMAC, LIMA
iii.3
JUAN DE SANTACRUZ PACHACUTI YAMQUI SALCAMAYGUA SÍMBOLO DE VIRACUCHANPACHAYACHACHIP O SÍMBOLO DE TICCICAPACPA O SÍMBOLO DEL QUE TIENE A TTUNAPA COMO MAYORDOMO O SÍMBOLO DEL QUE DICE ESTE SEA HOMBRE ESTA SEA MUJER ES PARA RECORDARLO A ÉL EL SOL DE LOS SOLES – TICCIMOYOCAMAC. QUIERE DEZIR IMAGEN DEL HASEDOR DEL CIELO Y TIERRA CA. 1615 TINTA SOBRE PAPEL 13.8 X 12.8 CM. BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA, MADRID
El rey mandó a llamar a su lado a todos los jefes de Judá y Jerusalén. Luego subió a la Casa de Yavé acompañado por toda la gente de Judá y Jerusalén. Fueron los sacerdotes con los profetas y todo el pueblo, desde el más chico hasta el más anciano. Estando todos reunidos, se leyó el Libro de la Ley hallado en la Casa de Yavé. El rey estaba de pie junto a la columna; pactó la alianza en presencia de Yavé, comprometiéndose a seguirlo, a guardar sus mandamientos y sus leyes, y a respetar sus ordenanzas. Se comprometió a mantener esta alianza según lo escrito en el Libro, con todo su corazón y toda su alma. Y todo el pueblo se comprometió con él.
Urbano, en su trabajo sobre los ciclos míticos andinos, analiza la palabra Viracocha a través de los diccionarios quechua y aymara y, después de citar los términos clásicos, sugiere que la voz Vira podría provenir del aymara: «vira, vel huasa huaa — el suelo o cualquier cosa que va cuesta abajo». huaaahuaa — baxada (Bertonio).
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[...] en González Holguín tenemos también la voz: Ticçu o Ticçuk que significa lo que está boca abajo o transtornado; ttiksy o ttiksu hiksulla al revés, lo de arriba abajo. ¿No podría indicar también esta palabra un concepto indígena de un desorden dentro de un orden previsto; un trastorno de las mitades de Hanan y de Hurin, de un caos? Quizá esta hipótesis sea demasiado aventurada, pero no olvidemos que muchas de las ideas indígenas se tergiversaron y se les dio una acepción que no tenían. Esta palabra unida al sentido que sugiere urbano para la voz Viracocha, de ir cuesta abajo, daría la explicación de un movimiento contrario, a la inversa. María Rostworowski de Diez Canseco, Estructuras andinas del poder. Ideología religiosa y política, 1988 / 2000: 35–37
iii.4
Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Helquías, así como a los sacerdotes de menor grado y a todos los porteros, que sacaran todos los objetos que se habían hecho para Baal, para Asera y para todos los astros del cielo. Los hizo quemar fuera de Jerusalén, en las tierras baldías del Cedrón, y arrojó sus cenizas a la sepultura común del pueblo. Los reyes de Judá habían establecido sacerdotes paganos que ofrecían sacrificios en los santuarios de lomas, en varias ciudades de Judá y alrededor de Jerusalén. Josías los suprimió, así como los que ofrecían incienso a Baal, al sol, a la luna, a los astros y a todo el ejército del cielo. El Tronco Sagrado que estaba en la Casa de Yavé fue sacado de Jerusalén, y llevado al torrente del Cedrón, donde fue quemado y sus cenizas echadas en la fosa común.
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El rey derribó la casa de los afeminados que se dedicaban a la prostitución (como se hace en la religión de Asera). Estaba dentro de los patios de la Casa de Yavé y en ella también las mujeres tejían velos para Asera. 2 Reyes 23: 1–7 Biblia Latinoamericana, 1972: 424
iii.5
PHELIPE GVAMAN POMA DE AIALA CRIO DIOS AL MVNDO. ENTREGO A ADAN Y A EUA 1615–1616 TINTA SOBRE PAPEL 20.5 X 14.5 CM. DET KONGELIGE BIBLIOTEK, COPENHAGUE
ANNIE BUNGEROTH LORENA 1995 LA CHUNGA CON LA CHARAPA 1997 SERIE: COMUNIDAD CRISTIANA DE TRAVESTIS DE LA VIRGEN DE LA PUERTA PAPEL CON EMULSIÓN DE PLATA 40 X 50 CM. COLECCIÓN DE LA ARTISTA, BARCELONA
Aquiles recordaba las tardes cuando desde la ventana de su cuarto en la Gobernación miraba la balaustrada donde la Nanay apoyaba sus senos. Por las noches, las ventanas del balcón se cerraban, pero podía entrever las sombras de sus clientes proyectadas en las paredes. Ahora el panorama se había invertido de derecha a izquierda. Frente al Paraíso, ve dormir en su habitación a los hombres de Silveira. A veces sentía que desde esa ventana lo espiaban, de la misma forma que él se escondía tras el marco para ver a lo lejos la espalda desnuda de la Nanay. Sólo cincuenta metros separan las dos fachadas y sin embargo, los paisajes eran tan diferentes. Era una cuestión de ubicación: por un lado, tener a su padre vivo, masturbarse y llevar pantalones, y por el otro, cerrar los ojos cada vez que la Nanay le empolva la cara. Era como vivir detrás del espejo, las cosas opuestas, al revés. Enrique Planas Ravenna, Orquídeas del Paraíso, 1996: 27 iii.6b
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iii.6a Rosita se acercaba a las gradas. Subió antes que nosotros; se detuvo un instante junto a la puerta de la celda del piurano, y luego entró resueltamente […] El piurano salió en seguida de su celda. —Hablar a las claras —dijo, ya afuera. Rosita se quedó de pie en la puerta de la celda. —Apártese de ahí —le advirtió el piurano. —Bueno —dijo el Rosita, y se arrimó a las barandas—. ¿Por qué vamos a hablar para los otros también? ¿Quiere usted una pelea a chaveta, o va a pedirle perdón a mi marido? —Vea usted… Yo no sé las costumbres d’este lugar. En mi pueblo nu’hay maricas. Cada hombre tiene su hembra, hembra desde nacida. ¿Qu’es usted? Ni Dios lo sabe. En cuanto al Sargento no’está pa’dispensar a naides ni yo pa’pelear con chaveta. Algún día saleremos di’aquí. Búsqueme en Chulucanas; usté con su chaveta, yo con mi cuchillo. Pidiendo perdón al pueblo, quizás yo lo destripo, o usté a mí. Aquí yo no me meto más con naides. Soy mismo que extranjero. Quédese tranquila. Mejor pa’usté qui’hayga sucedido lo d’esta mañana. El rosquete necesita hombre humillado, mismo que un perro. Así está el Sargento. Su boquita usté le cura pronto. —Si me va mal con mi marido lo marcaré para siempre y no lo reconocerá ni su madre —contestó Rosita. —¡No me diga, pues! Conozco a los hombres porqu’en mi pueblo hay bravos y maulas, como en todo lugar. El sargento y’astá bajo las sombras de usté, nada más. ¿Adónde va d’ir? Suerte de un rosca, encontrar varón grande, buenmozo, humildito… El otro más bien… —Ya lo sabe, ya lo sabe —dijo el Rosita y se fue. José María Arguedas, El Sexto, 1961 / 1986: 66–67
iv. plumaria
A
pesar de que durante el siglo XVII las plumas habían pasado de señalar un origen divino a ser extirpadas de la vestimenta indígena, Guaman Poma retrata a Manco Cápac ungido de emplumados atributos, como símbolos de un liderazgo religioso que también el texto revela: Y este Ynga ydeficó Curi Cancha, templo del sol. Comensó a adorar el sol y luna y dixo que era su padre. Y tenía suxeto todo el Cuzco cin lo de fuera y no tubo guerra ni batalla, cino ganó con engaño y encantamiento, ydúlatras. Con suertes del demonio comensó a mochar uacas
Asimismo, en el escudo de armas que el autor se fabrica, el halcón (waman) y el león (puma) nos remiten al Chinchaysuyu, ese «mundo de abajo», que el autor y el inca retratado comparten [iv.2]. Los wamink’akuna, o halcones guerreros fieles a Wiraqucha, mestizados con los ángeles apocalípticos de la contrarreforma, son dorados por la Escuela Cusqueña en cortesanos borbónicos, travistiendo así su auténtico come-
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ýdulos. Y se casó, dando dote al sol y a la luna con su muger que era su madre, la señora Mama Uaco, coya, por mandado de los uacas y demonios (Guaman Poma, 1615: 87). La desfavorable mención en el texto contrapuesta a la contundencia de la imagen, sugiere un doble propósito en el conjunto de la obra: los textos habrían estado destinados al pensamiento occidental de la época — intercediendo ante el rey para detener las injusticias en contra del pueblo inca—, mientras que las imágenes preservarían su historia, aún por desanudar [iv.1].
tido: combatir la censura de aquellas tradiciones coloniales que habían logrado acoplar las creencias prehispánicas con el catolicismo. Apropiación simbólica que hubo de materializarse con los arcángeles arcabuceros como cruzados emancipadores [iv.3].
Manco Capac y sus ayllus habitaron el Cusco bajo y su morada fue el templo de Indicancha, mientras que los seguidores de Auca se afincaron e instalaron en la mitad de arriba o hanan. La división por mitades tiene, en su contexto, un sentido de género y comprende una oposición y una complementariedad entre los bandos de hanan y hurin. Garcilaso de la Vega confirma ese criterio al decir que los hermanos mayores poblaron la parte alta, mientras que los seguidores de la «reina» eran hermanos segundos y poblaron Hurin Cusco. A través de las noticias de Garcilaso tendríamos que los varones de hanan eran masculinos / masculinos, y los de hurin masculinos / femeninos. En cuanto a las mujeres, las de abajo se clasificaban como femeninas/femeninas, y las de arriba femeninas/ masculinas. Maria Rostworowski de Diez Canseco, Tahuantinsuyu, 1989: 35
Historia del
En la versión que da Sarmiento de Gamboa, Manco Capac, caudillo juntamente con Mama Guaco, «traía consigo un pájaro como una cosa sagrada, o, como otros dicen, encantada, y pensaba que aquél hacía a Manco Capac señor y que las gentes le siguiesen». El texto sugiere que frente al carácter guerrero de Ayar Cachi y de Mama Guaco, en continua competencia, Manco Capac oponía un tipo de liderazgo más bien mágico–religioso.
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Max Hernández, Moisés Lemlij, Luis Millones, Alberto Péndola y Maria Rostworowski, Entre el mito y la historia, 1987 / 1991: 12
Las plumas, cuales rayos del Sol, perduran para travestir la histérica masculinidad contemporánea, y, en el proceso, mudar en cultura pop [iv.4].
iv.1
iv.2
PHELIPE GVAMAN POMA DE AIALA DE INGAS. MANGO CAPAC INGA ESCUDO DE ARMAS (DETALLE) 1615–1616 TINTA SOBRE PAPEL 20.5 X 14.5 CM. DET KONGELIGE BIBLIOTEK, COPENHAGUE
[...] los arcángeles arcabuceros virreinales con penachos de plumas sobre la cabeza son una imagen cristianizada de los huamincas o «valerosos soldados» de un dios Viracocha reinterpretado por los cronistas. Es probable, además, que la Iglesia virreinal apoyara el culto a los ángeles arcabuceros para reemplazar y absorber el prestigio y poder que los huamincas, o halcones guerreros incaicos, ejercieron sobre la población indígena.
JAIME ROMERO KEN–EL 2002 MUÑECO DE VINILO, MECANISMO MUSICAL, RAYÓN, PELUCHE, ENCAJE, CINTA, GRECA Y LAMINADO 34.9 X 21.5 X 18 CM. COLECCIÓN DEL ARTISTA, LIMA
[...] el culto diciochesco de ángeles guerreros, representados como guardias del virrey, como los ángeles custodios del emperador hispano o como las virtudes guerreras de la monarquía divina toman un sentido inusitado. Sus indumentarias borbónicas delatan el ambiente afrancesado de la época pero los ángeles arcabuceros parecen representar la resistencia ortodoxa eclesiástica al nuevo despotismo ilustrado. Desde tiempos de Carlos V el culto a los ángeles guerreros había estado asociado a una monarquía hispana y a una filosofía escolástica de corte neo platónico. Cuando Carlos III expulsó a los jesuitas del Nuevo Mundo y promovió su despotismo ilustrado en la América española se suprimieron los modelos políticos del antiguo orden y con ellos todo discurso angélico. El nuevo racionalismo y empirismo francés era difícilmente accesible a las realidades ontológicas del Espíritu. A pesar de ello, no deja de ser significativo que el culto a los ángeles arcabuceros involucrara un florecimiento de la filosofía escolástica que, según Stoetzer, sirvió de marco ideológico para la Independencia.
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Ramón Mujica Pinilla, Ángeles apócrifos en la América Virreinal, 1992: 206–207, 211
ESCUELA CUSQUEÑA ARCÁNGEL ARCABUCERO S. XVIII ÓLEO SOBRE LIENZO 90 X 80 CM. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA DEL PERÚ, LIMA
iv.3
iv.4
v. preceptiva
D
os ordenanzas del oidor González de Cuenca en 1566 —originadas en sendas prácticas judías del Antiguo y Nuevo Testamentos— instauran la prohibición del travestismo en el Perú. Tales disposiciones inician las históricas relaciones entre estado y control del cuerpo —adelantándose a la afirmación de Michel Foucault de que tal sujeción surge en Europa en el siglo XIX—, cuyo proceso de aculturación procuró segmentar el continuum de género indígena, en «masculino» y «femenino», al suprimir la alteridad (Horswell, 2005: 16–28) [v.2].
En el ocaso del denominado «Siglo de las luces», los maricones —hombres travestidos, femeninos, o dedicados a oficios considerados mujeriles— fueron encausados por la Real Audiencia, como la expresión de una burguesía transgresora del absolutismo aún en pie [v.3]. Con la Revolución Sexual, los diarios consignan la cada vez más reiterada detención de travestis, una violencia que se acrecienta. La prohibición bíblica infunde intacta tales sentencias y crónicas.
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Asimismo, la manifestación de tapadas —mujeres y hombres cubiertos a la usanza de la mujer musulmana— fue tenazmente prohibida por ordenanza de los virreyes Diego López de Zúñiga (1561) y Francisco de Toledo (1571); también por un capítulo del III Concilio Provincial Limense (1582–1583) —presidido por el arzobispo Toribio de Mogrovejo—; otro capítulo de las Cortes de 1586 —ya expresamente respecto de los tapados—; las Pragmáticas Reales de 1594, 1600 y 1639; y ordenanza de los virreyes Juan de Mendoza y Luna (1609), Diego Fernández de Córdoba (1624), Luis Fernández de Cabrera, Pedro Fernández de Castro y Baltasar de la Cueva Henríquez.
Durante la guerra civil de la década de 1980, muchos travestis fueron asesinados en el nororiente. Con la nueva década los crímenes se propagan a Lima, donde la intolerancia respecto del trabajo sexual [v.1] se topa con el temor al contagio —que muda pronto en más odio— sumando aún más muertes a aquéllas resultantes de la epidemia del sida [v.4]. En 2003, el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación consigna cuatro de tantos episodios. Ello, si bien es oportuno, no logra equilibrar siglos de abuso y culpa, ante los cuales la ciudadanía travesti se erige en demanda [v.5].
v.1
Aún tambaleante debido al primer alucinógeno, Diosa estira una pierna fuera del auto. El primer silbido le da fuerzas y la pierna tatuada de aspas asienta en el pavimento la enorme plataforma blue car patpu, Legs de ZZ Top. Gemela le ha seguido. De pronto se erigen en las Twin Towers, se hacen siamesas, una: diosa encañonada por el spot, por las miradas. Mientras su alguna vez auto se pierde entre la Ciudad de los Balcones Restaurados. Giuseppe Campuzano, Saturday night thriller, 1999: 9
GIUSEPPE CAMPUZANO LA CARLITA 2004 OBJETO ENCONTRADO 15 X 9.2 X 23 CM. C/U ZAPATOS DE CARLA AUCAYLLE QUISPE, MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
Juzguen ustedes mismos: ¿les parece decente que una mujer ore a Dios sin velo? El mismo buen sentido nos enseña que para el hombre es vergonzoso dejarse crecer el pelo, mientras que una larga cabellera es el orgullo de la mujer, y precisamente le ha sido dada para servirle de velo.
Ha venido a tal estremo el vso de andar tapadas las mugeres, que dello han resultado grandes ofensas de Dios, y notable daño de la República, a causa de que en aquella forma no conoce el padre a la hija, ni el marido à la muger, ni el hermano a la hermana, y tienen la libertad y tiempo y lugar a su voluntad, y dan ocasion a que los hombres se atreuan a la hija, o muger del mas principal, como a la del mas vil y baxo, lo que no seria si diessen lugar yendo descubiertas a que la luz dicirniesse las vnas de las otras, porque entonces cada vna presumiria ser y seria de todos diferentemente tratada, y que se viessen diferentes obras en las vnas que en las otras: demas de lo qual se escusarian grandes maldades y sacrilegios, que los hombres vestidos como mugeres y tapados sin poder ser conocidos, han hecho y hazen.
I Corintios 11: 13–15
Cortes de Castilla, 1586 / 1590: 21–22
La mujer no llevará vestido de hombre, ni el hombre vestido de mujer, porque el que hace tal cosa merece la reprobación de Yavé. Deuteronomio 22: 5
Biblia Latinoamericana, 1972: 245, 322
v.3 v.2
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REAL AUDIENCIA DE LIMA CAUSA 1192 1803 MANUSCRITO ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, LIMA
—Yten si algun yndio condujere en abito de yndia o yndia en abito de yndio los dichos alcaldes los prendan y por la primera vez le den çient açotes y los tresquilen publicamte y por la segunda sean atados seis oras a un palo en el tianguez a vista de todos y por la terçera vez con la ynformaçion preso lo remitan al corregidor del ualle o a los alcaldes hordinarios de la Villa de Santiago de Miraflores para que hagan justiçia dellos conforme a derecho (5 r).
—Yten que de traer los yndios cauellos largos como las yndias es causa que no anden limpios y tengan enfermedades de cabeça y porque aya diferençia de los varones a las mugeres y por otros ynconvinientes que dello se sigue se manda que los yndios traigan cortados los cabellos por cima de la frente y por los lados debaxo de las orejas y las yndias por la frente y los dexar creçer so pena que si los traxeren largos como hasta aqui sean tresquilados publicamente (20 r – 20v).
AUDIENCIA DE LIMA ORDENANZAS PARA EL REPARTIMIENTO DE JAYANCA, SAÑA CA. 1566 MANUSCRITO ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, SEVILLA
Vistos, con la confecion del Reo Francisco Pro y en conformidad delo espuesto asu vista por el señor Fiscal: teniendo concideracion al numeroso concurso, enque ha cido aprehendido con Avito Mugeril, a los antecedentes indicios, y aun ala notoriedad publica de Maricon, deque deponen los soldados aprehensores; para contener el progreso de tan pernicioso abuso, y sus funestas consecuencias por via de pronta providencia y sin prejuicio dela continuacion dela Causa, saquese al Reo a berguensa publica por las calles acostumbradas, con la misma Ropa con que fue aprehendido, cortandole antes el pelo apunta de tijera [...]
Catorce «vulnerables» que lucían pelucas postizas, y muchos vestidos de mujer, trataron de huir por una ventana, mientras proferían gritos histéricos. Pero los guardias de la 16 Comisaría de Lince, tenían cercado el local [...] Al son del ritmo go–go y en medio de un ambiente saturado por sustancias aromáticas, «ellas» estaban celebrando la instalación de lo que llaman su club «E». Los policías, tuvieron que echar abajo la puerta del local. Todos los vulnerables, hoy al medio día, antes de ser puestos a disposición de la justicia, acusados de fomentar escándalo público; perderán sus cabelleras. Última Hora, «Poli agua fiesta de vulnerables en salón de belleza», Lima, 10 de diciembre de 1966: 5
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v.4
Un elemento muy importante que deseché en forma radical fueron los espejos, que en su momento multiplicaban con sus reflejos los acuarios y la transformación que iban adquiriendo las clientes a medida que se sometían al tratamiento de la estilística y del maquillaje. A pesar de que creo estar acostumbrado a este ambiente, me parece que para todos sería ahora insoportable multiplicar la agonía hasta ese extraño infinito que producen los espejos puestos unos frente a otro. Mario Bellatin, Salón de belleza, 1994: 21
CHRISTIAN BENDAYÁN TODOS POR ALGUIEN LLORAMOS 2000 ÓLEO SOBRE TELA 100 X 420 CM. (DÍPTICO) COLECCIÓN DAVID MÁLAGA, SANTIAGO DE CHILE
El 31 de mayo de 1989, un grupo de seis integrantes del MRTA ingresó violentamente al bar conocido como las Gardenias en el Asentamiento Humano «9 de Abril» de la ciudad de Tarapoto, departamento de San Martín. Los subversivos aprehendieron a ocho ciudadanos a los que acusaron de delincuencia y colaboración con las Fuerzas Armadas y Policiales. Las ocho personas, que eran travestis y parroquianos del bar, fueron asesinadas con disparos de armas de fuego. A los pocos días, el semanario Cambio, órgano oficioso del MRTA, reivindicó la acción como una decisión del grupo subversivo debido a que las fuerzas del orden supuestamente amparaban «estas lacras sociales, que eran utilizadas para corromper a la juventud». Los miembros del MRTA activos en la ciudad de Tarapoto hicieron similar apología de la masacre a través de mensajes en las radioemisoras locales. El semanario, al mismo tiempo, mencionaba un crimen similar ocurrido en febrero, cuando el MRTA ejecutó «a un joven “homo” muy conocido en Tarapoto». La CVR ha recibido un testimonio que corrobora este crimen y señala que el cuerpo de la víctima fue abandonado con un cartel que decía «Así mueren los maricones». El semanario Cambio justificaba los hechos alegando que los subversivos habían condenado en febrero las actividades de «todo homosexual, drogadicto, ratero, prostituta» y les había instado a que «enmienden su vida», pero que las víctimas «olvidaron el ultimátum», por lo que el MRTA decidió demostrar «que no advierte en vano». Según esta justificación, los actos del MRTA se debían a que ninguna autoridad «hacía algo por evitar una negativa influencia en la población juvenil» y evitaban cumplir un supuesto deber de castigar a estas personas debido a su orientación sexual [...] El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) ha denunciado que crímenes similares ocurrieron en el departamento de Ucayali entre mayo y julio de 1990, cuando tres travestis fueron también asesinados por el MRTA [...]
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Las ocho personas asesinadas en Tarapoto, de acuerdo con distintas fuentes, fueron César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbe Rodríguez y Jhony Achuy. En la época en que estos crímenes se cometieron, el mando regional del MRTA era Sístero García Torres, quien luego se acogería a la Ley de arrepentimiento. La comisión de estos condenables asesinatos, su reivindicación explícita por parte del MRTA y el hecho de que esta línea de acción de terror se mantuviera a lo largo de un lapso de tiempo considerable, permiten afirmar que el grupo armado en cuestión tenía una conducta intolerante, que buscaba legitimarse ante la población estimulando los prejuicios sociales contra la homosexualidad y que buscaba crear un sentimiento de zozobra entre las personas pertenecientes a minorías sexuales. Comisión de la Verdad y Reconciliación, Informe Final, 2003: 428–429
GIUSEPPE CAMPUZANO DNI (DE NATURA INCERTUS) 2004 INFOGRAFÍA SOBRE VINILO AUTOADHESIVO 110 X 144 CM. FOTOGRAFÍA CARNÉ DE CÉSAR DELGADO WIXAN, MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
v.5
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vi. epopeya
L
a virilidad ha sido el rasgo clave del héroe peruano. Una virilidad idealizada como noble, sobrehumana y única, que lo producen, remontando al mito más allá de sus hazañas. Diversos nombres han liderado nuestras revoluciones, todos seriados sin embargo bajo un idéntico maquillaje masculino. Una plástica de trazos enérgicos pero transparentes surge como respuesta, también política, de raíces prehispánicas: el ritual que hace suyas aquellas imágenes viriles —repetidas hasta el hartazgo mas siempre ajenas— travistiéndolas al grabarlas
Y en este tiempo el dicho Pachacutiyngayupangui parte para su çiudad de K’uzco, en donde halló que su padre Viracochampayncanyupangui que estaua ya muy uiejo y enfermo. Al fin, llegado, haze la fiesta de su llegada, y tras desto haze la fiesta solemne de capacraymi de Pachayachachi, con gran alegria; y al viejo le presenta a su hijo, su nieto, y después haze la fiesta del nacimiento del infante, y se llamó Amarottopoynga, quiere dezir que en su naçimiento que todos los animales más fieros ocultos fueron echados de la comarca del Cuzco. Y entonçes los curacas y mitmais de Carabaya trae a Chuquichinchay, animal muy pintado, de todos los colores, dizen que era apo de los Otorongos, en cuya guarda da a los ermafroditas, yndios de dos naturas. imagen del segundo, ya mudado en ícono de la virilidad; y, finalmente, la restitución de aquella dualidad legada, donde la reparación, a través de un necesario mestizaje con diversos ideales femeninos —Dina Paucar [vi.1a], Farrah Fawcett [vi.1b], Marilyn Monroe [vi.1c]—, ya no es sólo racial sino también de género.
Juan de Santacruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, Relacion de antiguedades deste reyno del Piru, ca. 1613 / 1968: 299 vi.1a
JAVIER SOTOMAYOR ORIGINAL II: FARRAH–AMARU ORIGINAL III: DINA–AMARU SERIE: LA FALSIFICACIÓN DE LAS TUPAMARO 2006–2007 GRABADO DIGITAL SOBRE PAPEL 100 X 75 CM. C.U. COLECCIÓN DEL ARTISTA, LIMA
vi.1b
Ya anteriormente el mohín colorado de la Monroe había sido superpuesto al de Mao Dze Dong, pero entonces el lunar maoísta, su imagen toda, era quien dominaba [vi.2a]: dos Marilyns, una ideología
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con un maquillaje otro. Sólo entonces entiende como propia la violencia, antes insólita e incontrolable, contenida en esos íconos. Travestir a nuestros héroes —antiguos, modernos, peruanos o foráneos, pero siempre víctimas de su masculinidad— equivale a deconstruir sus mitos. Humanizarlos en un proceso inverso, invertido, de personajes a personas. Así, una «falsificación» es perpetrada en cuatro momentos gráficos: los descuartizamientos, también simbólicos, de los Tupamaro; la invisibilización del temperamento no bélico sino ceremonial del primero; la
travestida y el cambio de paradigma. Un nuevo José Carlos Mariátegui es el resultado de su enfrentamiento con la androginia de David Bowie, cuyas sucesivas versiones depuraron esa misma dualidad: una Kali —«fuente del ser» y «devoradora del tiempo»— de lengua horizontal [vi.2b]; José María Arguedas es enfrentado a un referente también musical —esta vez el punk criollo— que deja intactos los labios para transformar otro lunar: el grave mechón cano teñido de amarillo, el penacho de un indio crow [vi.2c]. Sólo entonces diosa y berdache han de conceder su lectura travesti de nuestras sangres y realidades.
JAVIER SOTOMAYOR ORIGINAL I: MARILYN–AMARU SERIE: LA FALSIFICACIÓN DE LAS TUPAMARO 2006 GRABADO DIGITAL SOBRE PAPEL 100 X 75 CM. COLECCIÓN DEL ARTISTA, LIMA
Una serigrafía con la efigie casi mística de Mao Dze Dong, no recreada sino reconstruida a partir de la repetición en serie de una sola y cargada imagen periodística [...] Pero la opaca solemnidad del retrato se ve violentada por un toque irreverente de color. Sobre la escueta boca de Mao aparecen impresos —justamente en rojo encendido, rojo bandera— los sensuales aunque estereotipados labios de una vedette o starlet. Un osado maquillaje en el que — para decirlo peruanamente— la «pinta» o «pintada» política (el graffitti) confunde su identidad con la «pinta» o «pintada» sexual (la cosmética). Dos estereotipos de signo opuesto, paradójicamente entrelazados. Incluso en su codificación técnica: de la condición gráfica hecha deliberadamente visible en los puntos que componen la imagen principal, al efecto «pictórico» logrado por la sólida mancha cromática de los labios [...] estamos ante una estrategia de apropiación ambivalente, donde señas emblemáticas de sistemas visuales distintos o incluso antagónicos se ven deliberadamente confrontados en un mismo trabajo. La coexistencia de lo irreconciliable. Es casi como si el offset clandestino de Sendero hubiera sido superpuesto a una de las glamorosas silkscreens en las que Warhol plantea variaciones aparentemente lúdicas sobre el mismo retrato. (O viceversa). [...] Mao Dze Dong, el ícono peruano más exaltado y perseguido del momento, se materializa en esta estampa [...] Una de las maneras en que, para los NN, el travestismo funciona en tanto imagen, pero sobre todo como metáfora y como sistema [...] Los NN parecen condensar todo este largo proceso en una sola obra, acentuando sobre el rostro del presidente chino aquellas irreverentes marcas que relacionan su imagen con la de la diva norteamericana. Los propios grabadores señalan como una de sus fuentes de inspiración/reflexión el carácter ya maquillado de la fotografía oficial del líder comunista. Podrían también aludir a la facilidad con que Warhol reduce el rostro —y la sexualidad— de Marilyn a sus rasgos más cosméticos, hasta el punto de multiplicar sobre un lienzo su sola y pintada sonrisa.
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NN MAO SERIE: MITO–MUERTO, PROYECTO: NN–PERÚ (CARPETA NEGRA) 1988 SERIGRAFÍA SOBRE FOTOCOPIA A–3 (42 X 29.7 CM.) MICROMUSEO, LIMA
vi.1c
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Tal vez este grabado debería intitularse Maorilyn. En todo caso el verdadero nombre no está muy lejos de ello: «Viva el maoísmo», con las comillas incluidas para indicar su intención retórica/paródica. Un detalle que demuestra el interés de los autores por las consecuencias políticas de la pérdida del aura artística. Como también queda revelado en el código de barras comercial —el fetichismo de la mercancía— que acompaña a su firma: los números escogidos coinciden con los del decreto ley que tipifica y penaliza el delito de apología del terrorismo, la norma jurídica que algún funcionario alucinado podría invocar para reprimir la obra misma que lo ostenta. Gustavo Buntinx, El poder y la ilusión. Pérdida y restauración del aura en la «República de Weimar peruana» (1980-1992), 1995
vi.2a
vi.2c NN MARIÁTEGUI ARGUEDAS SERIE: MITO–MUERTO, PROYECTO: NN–PERÚ (CARPETA NEGRA) 1988 SERIGRAFÍA SOBRE FOTOCOPIA A–3 (42 X 29.7 CM.) MICROMUSEO, LIMA
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vi.2b
vii. mestizaje
L
a anexión de distintos pueblos al Imperio Inca estuvo signada por el trueque, que preservó en buena medida las identidades regionales. Con el arribo de los españoles, un destino paradójico sobrevino a tal diversidad. Mientras el nuevo paradigma suprimió del discurso autorizado todo rasgo divergente de lo masculino y femenino, esa misma España —asimismo compleja y previamente mestizada— aportó sus propias identidades alternativas. La tapada continuó aquel proceso al trocar clausura en prerrogativa, descubriendo siempre dentro del vestido, la equidad negada. Luego de tres siglos existencia, su ya
mientras su imperturbable mirada se pierde en el ascendiente compartido [vii.2]; dos Ilustraciones: el americanismo de la Comisión Científica del Pacífico (1862-1866), primer viaje mediado por la fotografía —el lente de Castro, su autorretrato mismo— como reflexión de nuestros lazos [vii.3]; y el despotismo antagónico, del cual la literatura fue síntoma y, no obstante, vigente dato etnográfico; dos maricones —los «otros» negros—, uno compone la simetría de Angrand [vii.4], el otro, pintado por Fierro, es el vivandero Juan José Cabezudo [vii.5], que, también
La historia de la moda femenina durante la colonia es una historia peculiar que contiene los elementos de las mejores producciones satíricas de la época: elementos de rebeldía, desobediencia, y sobre todo, de duplicidad como mecanismo de sobrevivencia ante una autoridad lejana y severa. Aunque la conquista fuera una empresa militar y espiritual protagonizada por frailes y soldados, no fueron pocas las mujeres que llegaron clandestinamente en aquellos barcos en que viajaban franciscanos, dominicos y torvos conquistadores, para desempeñarse como soldaderas o rabonas. Estas mujeres, muchas de ellas de sangre mora y sin estatus social en sus pueblos de origen, fueron las primeras españolas que se establecieron en el Virreinato del Perú, a pesar de la existencia de una ley de Indias que prohibía la inmigración de españolas solteras en las colonias [...] Las primeras mujeres españolas en el Perú empiezan desde muy temprano a establecer antecedentes de independencia y heterodoxia femenina, que su sucedánea, la criolla, con el transcurrir del tiempo va refinando, interiorizando y decantando. Francesca Denegri, El abanico y la cigarrera. La primera generación de mujeres ilustradas en el Perú 1860-1895, 1996: 54–55
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idealizada representación fue innovada por Merino: dos tapados conversan —una de espaldas, rotundamente postizas, el otro con capa larga y chambergo, también vedados—, la tercera nos enfrenta mientras su talle, prolongado por el trazo del maestro, se coteja con el de sus acompañantes [vii.1]. Durante la República, la propia mirada— estratégicamente embozada— y la ajena —tan relevante como reductivista— componen el cada vez más complejo crisol de identidades. Un cantante de ópera china, cuya cultura se malentiende y desdeña
fotografiado [vii.6], se topa con aquella diva oriental en el legado de los Courret. Ya en el siglo XX, el «Tour du Monde» de la Coccinelle —el primer transexual mediático— deja una fotografía carné de su paso [vii.7], otro plumazo para el travesti chicha en quien los mundos confluyen, y que finalmente se mira, se toca, a sí mismo [vii.8]. El Perú travesti: indias, moras, negras, chinas, españolas, católicas, drogadas, teatrales, paganas, circulando desde las carabelas a los self–services y de un sexo a otro (Barthes 1980: 5).
Verás ciertos maricones, Plaga del clima limeño, Con voces afeminadas Cotillas y barbiquejos. Verás que lavan, planchean, Almidonan con esmero, Y estiran, cuando debieran Estar estirados ellos. Verás el odio implacable, Y sumo aborrecimiento, Que tienen á las mujeres, Y ellas los están queriendo. ............................................. Jamas á mujer tapada Vayas á echarla requiebros, Que puede ser una negra O algun horrible esqueleto. Simon Ayanque (Esteban de Terralla y Landa), Lima. Por dentro y fuera, 1797 /1854: 88–89, 188
vii.1 IGNACIO MERINO TAPADAS 1854 LITOGRAFÍA 9.8 X 7.3 CM. BIBLIOTECA MANUEL SOLARI SWAYNE, LIMA
vii.3 FOTÓGRAFO LIMEÑO CANTANTE DE OPERA CHINA (DEL ÁLBUM «RECUERDOS DEL PERÚ» – COURRET HERMANOS) CA. 1870 PAPEL ALBUMINADO 8.5 X 5 CM. (CARTE DE VISITE) COLECCIÓN LUIS EDUARDO WUFFARDEN, LIMA
Los chinos habían alquilado un teatro (el Odeón), y se representaban allí piezas que duraban ocho días, tal como en los escenarios de Pekín. Concurrí una noche. Los que no hace hacía mucho eran mozos de cordel, ahora maquillados, vestidos con damascos admirables, asumen allí papeles de hombres o mujeres, representan a príncipes y sacerdotes y mandarines de botones de toda clase. La orquesta china, instalada en el escenario, hace oir una música wagneriana que transporta al auditorio sibarita que se pavonea en las butacas, mientras fuma opio y conversa en voz baja. Fuertes golpes de gong avisan a los espectadores cuando un pasaje más interesante reclama su atención. Se hace silencio, entonces, y apenas si se escucha la voz lastimera de los actores y las vibraciones estridentes, continuas, monótonas, implacables, de los instrumentos de cuerda aserrados, limados, rascados, pellizcados, por músicos sin entrañas. La dirección es en general excelente; sólo ciertas situaciones crean ciertas necesidades: espectadores y actores —no hay mujeres— se desembarazan, después de la minuciosa búsqueda, de las innumerables pulgas que asaltan a los asiáticos. Las violentas e incesantes picaduras de estos insectos tornan muy ingrata la permanencia en este templo de una Melpómene de ojos oblicuos y pómulos salientes.
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Un aspecto innovador de la Comisión Científica del Pacífico fue el de equipar con una cámara fotográfica al dibujante de la expedición Rafael Castro y Ordóñez. Como consecuencia de esa decisión, durante los dos años que duró su viaje americano la labor de ese artista fue encomiable, digna de un pionero. Su producción abarcó diversos géneros: desde retratos de estudio a tomas de vistas. Su obra se puede inscribir en la fotografía de viajes científica, en la estela de los grandes fotógrafos que, a fines de la década de 1850, empezaron a fotografiar los grandes paisajes naturales, las ruinas de monumentos antiguos, las ciudades o los tipos humanos americanos. Servidor de información World Wide Web de la Comisión Científica del Pacífico (II): Sistemas de difusión digital del patrimonio cultural, 2001–2003
Charles Wiener, Perú y Bolivia. Relato de viaje, 1880 / 1993: 482
vii.2
RAFAEL CASTRO Y ORDOÑEZ RAFAEL CASTRO EN TRAJE DE MÁSCARA 1861 PAPEL ALBUMINADO 8.5 X 5.6 CM. (CARTE DE VISITE) BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA, MADRID
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LÉONCE ANGRAND ESCENA DE CALLE – HERMANO LEGO DEL CONVENTO DE LOS RECOLETOS PIDIENDO LIMOSNA POR LA CIUDAD – MULATO MARICÓN CON GRAN TRAJE DE CALLE – ESTUDIANTE DE FILOSOFÍA DEL COLEGIO SAN CARLOS O DE LA UNIVERSIDAD DE LIMA CON GRAN TRAJE DE PARADA 1836–1837 ACUARELA SOBRE PAPEL 22.8 X 28 CM. BIBLIOTHÈQUE NATIONALE DE FRANCE, PARIS
Amado Leandro: no puedo ménos que admirar la prontitud con que exîges de mí noticias sobre las costumbres de los moradores de esta Capital […] Entre los raros y agradables objetos que aquí se presentan á cada paso, me ha hecho la mayor impresion una especie de hombres, que parece les pesa la dignidad de su sexô; pues de un modo vergonzoso y ridículo procuran desmentir á la naturaleza. ¿Que dirían nuestros conciudadanos, si viesen un ente de esta clase que intenta imitar en todo á las mugeres? El ayre del cuerpo, el garbo, los pasos, las acciones, hasta los menores movimientos, todo respira en ellos una afeminacion ridícula y extravagante. Su empeño en contrahacer los accidentes mugeriles, es excesivo. No se, si te movería más la indignacion, ó la risa el ver uno de estos. La lana que en lugar de cabello les concede la naturaleza, reducida hasta la mitad en menudísimas trensas, la reunen en un lazo, de modo que en la extremidad forma una encrespada poma: algunos pequeños risos artificialmente dispuestos les cuelgan á los dos lados de la frente, sin faltarles los parches, ó medias babas en las cienes. El descote, las manguitas altas que dexan todo el brazo descubierto: la chaquetilla, el fomento que abulta del modo posible la ropa por detras: todas estas y mil otras menudencias les sirven, ya que en público no pueden renunciar del todo al vestido viril, para modificarlo de tal suerte que el ménos perspicaz ve un hombre adornado con la ropa de ambos sexôs. Asi se presentan en tan extravagante trage: la mano en la cintura, embozados en la capa con ayre mugeril, la cabeza erguida, y á manera de un molinete en continuo movimiento, ya reclinada sobre el un hombro, y ya sobre el otro: miden los pasos á compas; hacen mil rídiculos contoneos con el cuerpo: dirigen ácia todas partes sus miradas con un desmayo afectado, y con tales ademanes que pueden excitar la risa al mas consumado meláncolico: hablan como un tiple y remilgándose: se nombran, y se tratan como si fuéran unas ninfas, siendo así, que sus costumbres por ventura son mas bien de sátiros; y... pero mi pluma no acostumbrada á semejantes retratos, por mas que la esfuerce, sin duda dexaría el quadro imperfecto: la célebre aventura que he presenciado en estos dias hará que la copia se aproxime al original.
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Ocupada mi imaginacion de semejantes visiones, no pude menos quando ví á mi huésped que manifestarle el asombro que me habia causado tan raro fenómeno. Él ya hecho á mirar las gentes de esta especie, me respondió friamente que depusiese mi admiracion, pues estos defectos no llegaban aun al exceso; y que si quería divertirme, y formar una idea cabal del modo de pensar de esos hombres singulares, me llevaría esa noche á un sarao que se hacia por el cumple años de uno de ellos. vii.4
Acepté gustoso la promesa, y llegado el instante que esperaba, partímos á la casa del festín. Esta presentaba una entrada destruida por el tiempo: pasado el patio, llegamos á una sala que no tenia por techo sino el mismo cielo, ni mas aliño que las paredes carcomidas: luego se seguía la quadra, la que estaba regularmente adornada, é iluminada con algunas luces; y á un lado se dexaba ver un aparador cubierto de muchas vasijas de plata: pero lo que arrebató toda mi atencion, fué un largo estrado donde estaban sentadas muchas negras y mulatas adornadas de las mas ricas galas. No me dexó de admirar este trastorno de las condiciones, pues veia como Señoras las que en nuestra Patria son esclavas; pero mas creció mi admiracion quando unas tapadas que se hallaban próximas á nosotros, se decían mutuamente: ve allí á la Oydora, á la Condecita de… á la Marquesita de… á Doña Fulanita de... & c. de suerte que iban nombrando quantos Títulos y Señoras principales habia en la Ciudad [...] saco mi anteojo, lo aplico á los tostados rostros de estas señoritas; y al punto ¡que admiracion! las veo cubiertas de mas espesas barbas que la infeliz Condesa Trifaldi: á este tiempo llegaron de fuera unas madamitas de este jaez, y levantándose del estrado á recibirlas, enseñaron unos pies tan grandes, como serían los de Polifemo, pero bien hechos. ¡Que es esto! Le digo á mi huesped. Que ¿en esta tierra hay tal clase de mugeres? [...] me dice: estos son del número de aquellos, cuyas gracias y donayres me refirió V. esta mañana; aquí no temen á nadie: y por eso están adornados con todos los vestidos y galas del bello sexô; pero las tapadas que V. ve, como vienen de lexos se contentan con traer la cabeza matizada de jazmines y una mantilla, no despojándose del trage de hombre en lo restante. Apénas había acabado estas razones, quando llegó el Alcalde con sus minístros, los que con bastante diligencia tomaron todas las salidas, y formando una sarta de Condecitas, Marquesitas, y Señoritas, hicieron un botin del refresco que estaba preparado, y las conduxeron á la cárcel, en donde á sus Señorías por aliviarles la cabeza, con gran prolixidad les quitaron su precioso pelo, aplicándoles al mismo tiempo el confortativo de una buena tostada [...] Bien veo, querido Leandro, que estos rasgos excitarán en tí la risa y la indignacion al mismo tiempo: pero creo, que mi pronta condescendencia á tus insinuaciones dará mas incremento á la fina correspondencia del afecto con que te ama Filaletes. Androginópolis y Agosto 10 de 1773. Mercurio Peruano, «Carta sobre los maricones», 1791: 230– 232
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El maricon Juan José fué el mas renombrado cocinero que hasta 1850 tuvo Lima.
FOTÓGRAFO LIMEÑO EL VIVANDERO ÑO JUAN JOSÉ 1860 COPIA MODERNA – ARCHIVO HERMANOS RENGIFO 22 x 18 CM. ARCHIVO COURRET, BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ, LIMA
Su puesto de vendimia estaba bajo uno de los aros del portal de Escribanos Lo afeminado de su voz y modales le conquistáron el sobrenombre de maricon Muchas veces llegó a juntar, de sus ganancias, quinientas onzas de oro; pero tenia la pasión del juego y las perdía, En breve, sobre un tapete verde en Chorrillos. Trabajaba con gran tesón durante once meses del año, y el restante se iba á veranear en Chorrillos y á derrochar lo ganado. Murió, casi mendigo, en Chorrillos, en 1860, y cuando ya otros cocineros habian eclipsado su fama. Ricardo Palma
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vii.5a
vii.5b
PANCHO FIERRO ÑO JUAN JOSÉ CABEZUDO (Á) EL MARICON EL MARICON JUAN JOSÉ CA.1860 ACUARELA SOBRE PAPEL PINACOTECA MUNICIPAL IGNACIO MERINO, LIMA
vii.6
FOTÓGRAFO LIMEÑO COCCINELLE 1970 FOTOGRAFIA CARNÉ MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
vii.8a vii.8b
Cae una luz difusa sobre tu rostro y entonces te pregunto qué opinas sobre los difusos problemas del «tercer sexo». Quejándote del calor que hace, me contestas que buenos o malos esos problemas deben tratar de ser resueltos de la manera más normal del mundo; dices que no ves por qué hay tanto prejuicio al respecto cuando esas son cosas de la naturaleza; que a todo problema de la homosexualidad se le deberían dar soluciones científicas y humanas. Hay algo extraño en la conducta de los hombres contra ese problema, afirmas luego, e intentas salir al balcón de tu suite del Bolívar
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Dominical (semanario de El Comercio), «La “Coccinelle”: mujer al fin», Lima, 17 de mayo de 1970: 14
Pues nada, que esa cosmogonía en ciernes atrajo, chupó mundo. Como un imán debajo de un río los anzuelos, o como un aspirador en un pollero las plumas, así el binomio Auxilio–General chupó todo lo que había alrededor, y claro está, chupó a una negra y a una china: así se completó el curriculum cubense. Estaba ya el cuarto elemento que es siempre la Pelona Innombrable, estaba pegado al tercero, que siempre está heroizado en el sentido de la fuerza, pues bien, acudieron los dos que faltaban. Allí llegaron, piedras gemelas, peces de ojos iguales, a prenderse en el pelo y las medallas, a enredarse con Auxilio Concepción del Universo: 1. una asiática, empolvada con cascarilla, diva de la Ópera del barrio del Shanghai, 2. una negra de redondas nalgas y pechos, muy semicircular, muy cosena, apretada toda en una tela rojo vivo y con el pelo recién planchado como un río de lianas. Así es que, vistos desde arriba, desde un espejo imaginario [...] el conjunto es un trébol gigante de cuatro hojas, o un animal de cuatro cabezas que miran hacía los cuatro puntos cardinales, o un signo yoruba de los cuatro caminos: el blanco de la peluca y la casaca, la china de la charada y el gato boca, la negra lamesca, y la última —que fue la primera—: la impostura pelirroja, la Cerosa, la Sola–Vaya. Caemos pues, en las cuatro partes de que habla el lechosito de la Selva Negra. Socorro —¡Sí, el único que le ha puesto la tapa al pomo! Allí os los dejo. Cuatro seres distintos y que son uno solo. Ya se van zafando, ya se miran. ¡Qué graciosos! Severo Sarduy, De donde son los cantantes, 1967 / 1980: 20–21
vii.7
CHRISTIAN FLORES 4 SERIE: TÚ Y YO 2002 INFOGRAFÍA SOBRE VINILO AUTOADHESIVO COLECCIÓN DEL ARTISTA, AREQUIPA
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viii. coreografía
C
iertas danzas ancestrales conservan uno de sus rasgos característicos: el ritualista travesti, cual mimesis de aquello desconocido, transformándolo como al propio cuerpo. Danzante hecho centro que complementa nuestra estética de opuestos —síntesis de nuestras cosmovisiones en trance. Dos pueblos idólatras que se encuentran. La wak’a es penetrada por el dios católico —como Pachamama por Illapa— fecundándose de señores, vírgenes y santos mestizos, alumbrando nuevas danzas travestis cuando el rito, ya espectáculo, reanuda. Cada coreografía germina en determinado momento —pauta y no condición para una transformación tenaz y pendiente— y localidad —expandiéndose a otras
Dama en los Diablos; la Sicaína —que Silva capta con careta levantada, otro atributo de Momo [viii.6a]—, la Chupaquina o Huanca y la Jaujina en la Tunantada, hombres indígenas como mujeres blancas [viii.6b], verbo hecho afeite [viii.6c], instrumentos europeos generando coreografías andinas, travestismos que también preñan la Chonguinada; ambas emparentadas con los chunchos «enemigos», los antisuyukuna travestidos de Guaman Poma [viii.7]. Las diablas postcoloniales, mitades esenciales de toda tullida deidad: la Cachodiabla en la Morenada [viii.8], la Ch’ina Supay en la Diablada y la Ch’ina Saqra o Luzbel en los Saqras, que opuesta a la Imilla (doncella, papa
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para potenciar sus significados y estéticas. De los regionalismos hacia la historia compartida. Tras la vorágine subyacen dos cuadrillas matrices. Las sátiras arcaicas llevando una muñeca, símbolo del dios Momo y mamasara transfigurada, travestis envejecidas para germinar: Doña María en los Parlampanes —danza europea con mestizos de rosadas caretas [viii.2], frente a otra con barbados españoles travestidos de indígenas [viii.3], Martínez Compañón y su Truxillo de dobles travestismos—; María Rosa, Marica o Mariquilla en los Negritos —la vieja pintada por Fierro [viii.4] y el travesti del limpiacequias [viii.5]—; la Awila en la Kullawa; la Chacua en el Pulipuli, la Viuda o
temprana) del Qhapaq Qulla, complementan la dualidad de la Virgen del Carmen de Paucartambo. El Marín en la «herranza» [viii.9] y otros danzantes travestis en los Corcóbados, Tuytuy, y Wititi, completan la tropa inconclusa. Hijas, todas, del danzante enmascarado rupestre: el primer travestido [viii.1]. Del chamán propiciador de embates naturales al danzante travesti que resiste la dominación —exotizado mas aún protagonista—, y hace de su inversión norma. Cuerpos que lejos de corresponder a una histerizada lectura freudiana, coreografían su identidad incontrolable. Las performances travestis contemporáneas —del Pregón a los drag queens chicha—son sus reales depositarias [viii.10].
WARI DANZANTES ENMASCARADOS (DETALLE) TORO MUERTO, DISTRITO DE URACA, PROVINCIA DE CASTILLA, REGIÓN AREQUIPA S. VII–XV D. C. PETROGLIFO SOBRE DACITA FOTOGRAFÍA DE MAARTEN VAN HOEK
«Aquella vez, por ejemplo, yo bailé la chola. Entonces de mí, de la chola, dos cholos se trenzan pues. “Mi novia”, diciendo. Los dos pues se trenzan. Unos cuadros lindos se ven. Entonces había entrado al puesto. El puesto, los guardias habían tenido una botella de pintura para los zapatos, para que se lustren. Uno de ellos nos había hecho, como ensangrentado; unos cuadros lindos hay. Entonces a mi, yo tenía buena pantorrilla, me habían dicho que le apuesto que aquella chola es mujer. Vea usted no saben ni quien, qué cosa, ni quien baila, ni nada. Entonces habían apostado aquella vez cincuenta soles cada uno. “Yo te apuesto tanto; te apuesto que es mujer.” “No es hombre.” Por fin entonces me llevan a mí. Como preso me llevan al puesto, entonces le dicen: “a ver, sáquese la máscara.” Entonces era hombre pues. Entonces esa apuesta pues, el que ha dicho que era hombre ha ganado. El que decía mujer, había creído que era mujer.» (Entrevista a danzante, 1989).
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[...] la dinámica de apropiación que resulta del uso de la máscara en Paucartambo permite la multiplicidad como parte de la identidad de la persona, lo cual resulta contrario a una conceptualización de la identidad de una persona en términos unívocos e individualizantes como sucede en sociedades donde la identidad no está materializada en la máscara, ni ésta cumple las funciones que he descrito para el caso paucartambino. La multiplicidad de caras de una persona no es vista como contraria a su integridad, ni autenticidad. Por lo tanto, la representación de identidades ajenas no es contradictoria con la definición de una identidad propia. Esto implica, como he venido afirmando, una lógica de apropiación del «otro» para la consolidación del «yo». En este sentido, la representación a través de la máscara no oculta una identidad verdadera, ni es un reflejo falso de la realidad. Es aquí donde quiero referirme al tema del engaño como motivo central en la mitología y rituales andinos, así como a su relación con la máscara. Gisela Cánepa Koch, Máscara, transformación e identidad en los Andes. La fiesta de la Virgen del Carmen, Paucartambo–Cuzco, 1998: 292–293, 330 viii.1
BALTASAR JAIME MARTÍNEZ COMPAÑÓN DANZA DE LOS PARLAMPANES DANZA DE HOMBRES VESTIDOS DE MUGER 1782–1785 ACUARELA SOBRE PAPEL 22.8 X 16.5 CM. REAL BIBLIOTECA, MADRID
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viii.2
viii.3
MARIQUILLA. Personaje vestido de mujer, con LAPA en la cabeza en la danza de los NEGRITOS en Sechura. Junto con el NEGRO VIEJO, baila entre farolitos el día de la vigilia de Navidad, diciendo coplas en las esquinas o atrio de la Iglesia ridiculizando con sus ocurrencias a alguna persona, autoridad del pueblo o a un hecho insólito.
LIMPIACEQUIAS SANTIAGO APÓSTOL – COMUNIDAD DE AUCO, DISTRITO DE YAUYOS, PROVINCIA DE YAUYOS, REGIÓN LIMA 2006 FOTOGRAFÍA DE HAROLD HERNÁNDEZ
Esteban Puig T., Breve diccionario folclórico piurano, 1985 /1995: 145
La máscara de los mulatos a la Santa Rosa. Sábado 9 de Agosto de 1682, a las nueve de la noche, salió una máscara de más de 80 mulatos de gala y redículos y con dos carros, donde venían muchos de ellos en hábitos de mujer, bailando y con mucha algazara al són de arpas y guitarras y con muchas luces; y anduvieron por la plaza alrededor de ella. Y el señor Virrey y la señora Virreina con toda su familia estaban en los balcones, y toda la gente de la ciudad en la plaza y por las calles donde anduvo la máscara. Josephe de Mugaburu y Francisco de Mugaburu, Diario de Lima (1640 – 1694). Crónica de la época colonial, 1918: 134
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PANCHO FIERRO DÍA DE LA VIEJA S. XIX ACUARELA SOBRE PAPEL COLECCIÓN MÁX JACOBI, LIMA
viii.5 [...] no sé si por necesidad en determinado tipo de fiesta no hay travestismo y en otro determinado tipo de fiesta sí lo hay; pero veo que la tendencia es a que aparezca en espacios donde la fiesta es de referente cosmológico, del paso de un tiempo a otro; por tanto de carácter carnavalesco. Es decir, de «inversión de», como por ejemplo de tiempo (lluvia-seca o seca-lluvia). Por tanto, la necesidad de incluso en lo social, por ejemplo también en lo sexual, marcar el cambio o inversión.
viii.4a
[...] Es un desvío (menos de una hora de camino) de la carretera a Yauyos, una hora antes de llegar al pueblo de Yauyos. Es fiesta de limpia de acequias. Fui improvisadamente, y con un interés por la imagen del patrón Santiago en la limpia de acequias y no en el travestismo obviamente. Pero me pareció interesante la presencia de «negritos», que remite a cierta inversión del mundo, en este paso de seca a inicio de lluvias. Los negritos, luego de la limpia hacen juegos violentos; y el personaje de travesti se manifestaba marcadamente festivo. Era importante en el retorno de la limpia de acequias.
PANCHO FIERRO DÍA DE LA VIEJA S. XIX ACUARELA SOBRE PAPEL 23.5 X 18 CM. BANCO DE CRÉDITO DEL PERÚ, LIMA
Harold Hernández, com. pers., 2007 viii.4b
TUNANTADA SAN SEBASTIÁN Y SAN FABIÁN – DISTRITO DE YAUYOS, PROVINCIA DE JAUJA, REGIÓN JUNÍN 1996 FOTOGRAFÍA DE JAVIER SILVA MEINEL, UCP BACKUS Y JOHNSTON, LIMA
viii.6b
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viii.6a
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ARTESANOS HUANCAÍNOS MÁSCARAS PARA CHONGUINADA Y TUNANTADA 2004–2006 MALLA METÁLICA, ACRÍLICO, PANA, CABELLO SINTÉTICO Y HUMANO 20 X 17 X 10 CM. C/U MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
VICTOR MACHACUAY PAYTA LLIKLLA PARA TUNANTADA 2004 PANA BORDADA, RAYÓN Y YUTE 90 X 96 CM. MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
La fiesta de los Ande Suyos desde el Cuzco hasta la montaña y la otra parte hacia la lamar del Norte es cierra. Cantan y dansan uarmi auca, anca uallo. Son muy mucha gente ynfiel. Cantan y baylan los Antis y Chunchos, dici así: «Caya caya, cayaya caya, caya caya, cayaya caya, cayaya caya.» Al son desto cantan y dansan y hablan lo que quiere en su lengua. Y rresponde las mugeres a este son: «Cayaya caya, cayraya caya», y uan tocando una flauta que llaman pipo. Y al son dello hazen fiesta; andan al rruedo acidos las manos unos con otros. Se huelgan y hasen fiesta y baylan uarmi auca, todos los hombres bestidos como muger con sus flechas. Dize ací el que tañe tanbor: «Uarmi auca chiuan uaylla uruchapa panas catana anti auca chiuan uaylla». Y otros cantan cada uno en su ayllo su natural; desde Tanbo Pata tienen sus taquies y hayllis y arauis de las mosas y de los mosos, pingollos.
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Y los Antis y Chunchos son yndios desnudos y ací se llaman Anti runa micoc. Estos yndios de la montaña y de la otra parte de la cierra, los yndios Anca Uallos tienen rropa como los yndios deste rreyno, pero son enfieles. Entre ellos tienen guerra y no puede pasar por acá, cino que se stán allá. Y los Andis tanbién son ynfieles. Phelipe Gvaman Poma de Aiala, El primer nveva corónica i bven gobierno, 1615–1616: 323 [325]
viii.6c Otro factor que se destacó por su aspecto extraño en la fiesta de la Cruz de la Libertad de Huancayo, eran los bailarines disfrazados de mujeres. Hemos mostrado que los antiguos peruanos personificaban las fuerzas que fomentan el crecimiento del maíz en forma de muñecas hechas del mismo maíz y vestidas con toda la indumentaria de la mujer aborigen. Entre las muchas danzas y bailarines que describen los cronistas no hay ninguna que podría semejarse a aquellos que toman parte en la fiesta de las cruces. Este hecho nos induce a creer que debe tratarse de una forma posterior a la Conquista. Perseguidas las mamazaras, ¿acaso los indios empezaron a representarlas, personificándolas en personas humanas, es decir, en mujeres? Actualmente, estas comparsas intervienen también en otras fiestas. Federico Schwab, La fiesta de las cruces y su relación con antiguos ritos agrícolas, 1943 / 1999: 166
PHELIPE GVAMAN POMA DE AIALA FIESTAS DE LOS ANDI SVIOS. CAIA CAIA VARMI AVCA 1615–1616 TINTA SOBRE PAPEL 20.5 X 14.5 CM. DET KONGELIGE BIBLIOTEK, COPENHAGUE
viii.7
En Santa María, el Santiago propiamente tal no se denomina así, sino Herranza; es doméstica y se celebra principalmente el 25; si no el 30, el 31, máximo el 1 de agosto. La Quiwa se celebra el día anterior a la celebración de la Herranza. Además, hay la visita de pandillas, llamada propiamente Santiago. En ésta participan algunos miembros de los barrios o pueblos, acompañados de cantoras, yunguristas y violinistas, todo ellos participan no como contratados, sino como parte de la pandilla del barrio. Visitan casas del mismo barrio o pueblo y luego parten hacia otros cercanos exigiendo que las casas les abran las puertas. Entran, bailan, son invitados con trago [...] Dentro de las casas bailan dos o tres letras de Santiagos [...] Incluye el baile una suerte de zapatear cuando interpreta el yungur. Si el amo de la casa no abre la puerta se hacen algunas «travesuras». Una típioca era tomar la muy pesada piedra del batán de la entrada de la casa, y llevarla a un lugar distante de la casa. ARTESANO PUNEÑO MÁSCARA DE CH’INA SUPAY 2007 LATÓN, LÁTEX, ESMALTE, PELUCHE Y GRECA 36 X 41 X 16.5 CM. MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
[...] Algo que se me refirió es que la víspera, a eso del medio día o 2 pm, sale una pandilla, en que hay un miembro varón que se disfraza de mujer y es llamado Marín. Jala a los que se cruzan para que se integren al baile y evita que haya desertores. Su comportamiento es ambiguo, algo violento, pero impone cierta autoridad. Este además en la noche integra las pandillas, y se mantiene con los ojos vendados, y es llevado o dirigido por dos miembros varones que lo guían. Harold Hernández, Fiesta de Compadres, 2000: 6
FIESTA DE COMPADRES SANTIAGO APÓSTOL COMUNIDAD DE SANTA MARÍA, DISTRITO DE HUACHOCOLPA, PROVINCIA DE TAYACAJA, REGIÓN HUANCAVELICA 2001 FOTOGRAFÍA DE HAROLD HERNÁNDEZ 70
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viii.8
«Lindos eran. Altos... los traíamos de la Central de Oruro. Nadie se molestaba, porque eran las figuras», sonríe Cristina mientras repasa fotografías en su casa. Y es que al comenzar la fiesta, las mujeres no participaban de la entrada —a no ser para cargar las plumas de sus maridos y en la diana— y las estrellas femeninas de la danza eran los «maricones». Estas figuras tenían un lugar muy especial en la danza y servían como un talismán. Al principio no existían calzados femeninos para la talla masculina de Barbarella, una de las figuras más emblemáticas del barrio de Chijini. Se dedicaba a la peluquería como actividad habitual, brillaba con su danza y maquillaje. Con el paso del tiempo, la figura llevaba polleras más cortas y vestidos más llamativos. Las trenzas dejaron paso a los peinados de moda, como el bombé. [...] un vecino de la zona, recuerda que en una oportunidad la Policía sorprendió a los gay en la elección de la reina del Gran Poder, provocando una serie de arrestos en que también se vieron involucrados los hijos de influyentes personalidades de la sociedad paceña. La Asociación también vetó la participación de los travestis.
viii.9
Fue recién el año 1982 que las mujeres [...] vistieron de gala y entraron junto a sus esposos [...] «Qué le íbamos a hacer», responde simplemente don Severo
También están vigentes aún, antiguos ritos de la siembra del maíz; de la «waka–tinkay» o yerra de vaca, con sus ritos. El último día del carnaval o «Wayllacha», despachan en el cerro «Uturunku», los hombres se disfrazan de mujer poniéndose en la cabeza cuernos de venado o de cabra, las mujeres se visten de hombres, cargando al «niño» carnavalón para votarlo al cerro.
La Razón, «Morenada. Los personajes que El Gran Poder se llevó», La Paz, 15 de mayo de 2005, edición digital
Alejandro Vivanco G., Apóstol Santiago Patrón de Pauza. Fervor religioso que integra la comunidad, 1988: 229
Quienes alcanzaban su libertad se volvían cimarrones (vivían en el campo) o libertos (en la ciudad). Éstos se dedicaban al negocio de venta de frutas, comestibles, dulces y platos preparados. Para venderlos, danzaban, se manifestaban gesticulando y cantando, para atraer al comprador hacia su propuesta. Luis Enrique Tord, Lima y sus pregones, 2007
PREGONERO CIUDAD DE BARRANCO, DISTRITO DE BARRANCO, PROVINCIA DE LIMA, REGIÓN LIMA 2007 FOTOGRAFÍA DE CLAUDIA ALVA, MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
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viii.10b GIUSEPPE CAMPUZANO CORTAPELO MAMACHA MARÍA – CIUDAD DE AREQUIPA, PROVINCIA DE AREQUIPA, REGIÓN AREQUIPA 2006 COREOGRAFÍA FOTOGRAFÍAS DE PAUL APAZA Y MIGUEL COAQUIRA, MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
viii.10a
ix. revolución
D
oña María, María Rosa, Marica, Mariquilla, Marín: maricones produciendo a sus vírgenes. Virgen de la Candelaria, del Carmen, del Socavón: cerros hechos santas, divinidades duales como sus cofrades; Mamachas devueltas a sus sacerdotisas durante la fiesta patronal. Marías de linaje intercesor: Semiramis, Ninlil, Mezzulla, Ishtar, Agni, Atenea, Fortuna, Uzza, Ashera, Mamapacha, Mamacocha, Urpay Wachak, Mamakilla, Mama Raywana, Mamasara... [ix.1].
Sarita —Virgen–niña— que sus devotas ornan con una obra, literalmente plástica, mientras se incorporan al panteón clandestino [ix.4]; Virgen de la Puerta temible pero indulgente, autista como todas ante el canon punitivo [ix.5]. Corporación religiosa cual causa de marginación y fe travesti como medio, y respuesta, inclusivos. Contrapunto de nuestras complejas identidades presentes.
ARTESANO CUSQUEÑO VIRGEN (APARICIÓN PARA VESTIR) 2006 TELA ENCOLADA Y PINTADA, CRISTAL, CABELLO HUMANO, ALAMBRE, RAYÓN, PANA, ENCAJE, GRECA, LENTEJUELAS, ABALORIOS, LATÓN Y MADERA PRENSADA 62 X 20 X 20 CM. MUSEO TRAVESTI DEL PERÚ, LIMA
La Virgen [...] cambiando a sus mil formas, literalmente desencajada, pasando de un rostro al otro: Virgen de Covadonga, Virgen de las Mercedes, Virgen Dolorosa, Virgen de la Ternura, Concepción Inmaculada [...] La Virgen sigue cambiando su aspecto, Torre de Marfil, Asunción, Candelaria, oh Virgen entre las vírgenes, quédate en una forma, siquiera por un momento. Carmen Boullosa, Jardín Elíseo, 1996: 32
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Virgen–retablo que entraña nuestra historia; Rosa travesti que es flor ayacuchana, o huanca; espina tallando a su autor [ix.2]. Ritualista que la nueva religión traviste, brotando de su crisálida barroca —sus atributos a la vez trastocados e idénticos—; Virgen delineada constantemente por las peticiones de su pueblo, Diosa a imagen y semejanza nuestra [ix.3]. El juego de los travestismos.
Travestis empecinadas en los rituales por un mundo que, cree, los ha superado, habiéndolos suplantado tan sólo. Virgen–muerte como historia nunca más intacta, que, no obstante, se reencuentra en el escenario de sus símbolos, donde figura y fondo —barroco y roca— equivalen. Dolorosa bajo cuyo manto el agua penetra la piedra, y hace germinar la semilla transformadora [ix.6]. El pachakuti travesti.
ix.1
En este retrato, el artista se autorrepresentó como una Virgen de cuello largo: travestismo sacro que adquiría un especial sentido precisamente por haber elegido como esquema compositivo la tipología escultórica de los artistas populares cusqueños Hilario y Georgina Mendívil, caracterizada por el singular alargamiento del cuello de sus figuras sagradas, y por retomar la ornamentación floral que podríamos rastrear desde la pintura cusqueña colonial [...]
CHRISTIAN FLORES LA VIRGEN DEL PAN 2001 ACRÍLICO SOBRE LIENZO 130 X 100 CM. COLECCIÓN DEL ARTISTA, AREQUIPA
El dramatismo casi barroco —que no hallan en la pieza popular cusqueña— proviene, en aquel cuadro, de la corona de rosas y espinas que hace descender hilillos de sangre desde la frente del artista. Esta corona a su vez establece relación con los atributos de martirio de Cristo y de Santa Rosa de Lima. [Es importante destacar que la idea original fue retratarse como Cristo, y que durante la ejecución fue derivando hacia esta dislocación de género.] En este cuadro se hallaban planteadas casi la totalidad de inquietudes que han estado presentes en los trabajos producidos hasta 1998: la especulación sobre la identidad sexual (incisivamente en torno a lo femenino), el cuestionamiento de lo sagrado (desde una percepción erótico / mística), la búsqueda de una identidad estética sustentada en la búsqueda dentro de la subjetividad de su imaginario personal y la asunción de una conflictual identidad regional (cultural) específica [...]
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La presencia de lo femenino se halla encarnada en diversas individualidades reales y quiméricas: la madre, la enamorada, la hermana, La Sirena, el travesti, la prostituta, la Virgen, la vedette, la flor. (La Sirena, imagen vinculable a la castidad, por la ausencia de genitales, y a la vez con los delfines de río, que en Iquitos suscitan toda una compleja mitología. La Virgen, designada justamente por su atributo sexual. La castidad adquiere así, visos de proeza). Manuel Munive Maco, El deseo místico, 1999 ix.2
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CHRISTIAN BENDAYÁN AUTORRETRATO 1997 ACRÍLICO SOBRE CARTULINA 69 X 50 CM. COLECCIÓN LALA REBAZA, LIMA
ix.3
ix.4 DEVOTAS TRAVESTIS EXVOTOS MAUSOLEO DE SARITA COLONIA, CEMENTERIO GENERAL DE BAQUÍJANO, CALLAO
ANNIE BUNGEROTH LORENA EN LA PROCESIÓN SERIE: COMUNIDAD CRISTIANA DE TRAVESTIS DE LA VIRGEN DE LA PUERTA 1996 PAPEL CON EMULSIÓN DE PLATA 40 X 50 CM. COLECCIÓN DE LA ARTISTA, BARCELONA
[...] el padre Miguel [...] pone cara de cómo se atreven a contaminar a la Virgen, fariseos y pecadores, cómo osan utilizar la imagen de la Madre de Dios so pretexto de atroces borracheras, cómo es posible que estos transgresores vestidos de mujer insistan en vivir al margen de los preceptos católicos [...] La Virgen entró escoltada por el pueblo y sus maricones. La Piurana, peinador responsable del cuaderno con la relación de mayordomos, se ocultó detrás de la Virgen. A su lado, silenciosos, observaban sus depilados amigos. En la tarde habían llevado el anda sobre sus hombros y parecían agotados [...] A la salida nos pusimos a observar el moroso discurrir del gentío con la Virgen al hombro. Se dirigían a La Floral, la calle de las drogas baratas, de las cantinas de maricones y de la chatarra en descomposición, pero también el lugar donde nació la Virgen [...] Así vimos que la Madre de Dios buscaba los salones de estética para que peinadores siempre rubios la adoracen y le ofrezcan chicha morada y cerveza [...] Observamos entonces que en este territorio el culto a la Virgen salva enormes y salvajes discriminaciones sexuales. El barrio tiene la oportunidad de contemplar que ellas también tienen una fe [...] La procesión es para ellas una oportunidad de reencuentro con una fe cuyos templos le niegan legitimidad, pero también es una adoración casi clandestina, capaz de levantar un escándalo mayor en la Iglesia, que podría censurar la procesión misma. Sin ese acto de fe, la vida perdería uno de sus sustentos [...] De pronto una trompeta toca un lamento. La Virgen se arrastra como un bulto hasta la fachadita de la casa de Antonio Ramos, la Mami Rosa. Hace una decena de años, salió de aquí la primera procesión con cuatro personas. En esta casa que entonces era cantina, el anciano travesti inició el culto. Aquí, hace cuatro años, mientras bordaba el manto de la Virgen, la Mami Rosa fue asesinada a cuchillazos. Luis Miranda, La Virgen de la floral, 2006 ix.5
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ALEJANDRO GÓMEZ DE TUDDO LA VIRGEN DE LAS GUACAS 2007 IMPRESIÓN CROMOGÉNICA 70 x 194 CM. COLECCIÓN DEL ARTISTA, ROMA
ix.6
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GLOSARIO
Artesano arequipeño Falda para Wititi – detalle 2006
andrógino
Chhullu CHHULLU
El chhullu es el elemento tensional dispuesto entre las mitades para así mediar el tinkuy —el encuentro de las mitades como escisión y convergencia simultáneas, afirmando la identidad de cada una mientras produce una nueva entidad (Salomon 1982: 15). Estas mitades opuestas que sin embargo se complementan (Platt 1978) —yanani en aymara y yanantin en quechua—, pueden actuar en conjunto o, al ser antagónicas, actuar por turnos. En dicho intercambio, tanto la jerarquía como la igualdad coexisten en una negociación constante, teniendo, sin embargo, siempre a la equidad como propósito (Canessa 1997: 237). El chhullu permanece además en otros lenguajes aún tangibles, tales como las coreografías de diversas danzas; y en el tejido, el texto andino más importante, como Verónica Cereceda explica a partir de la talega (bolso tejido de la comunidad aymara tradicional de Isluga, Chile): 84
El diseño de las talegas se forma principalmente a partir de largas franjas, sus colores son los de los matices naturales de los vellones de alpaca y llama. Acercándose, uno nota que los colores de las franjas se repiten, dos por dos, de tal manera que cada una tenga su par en la mitad opuesta del bolso, pero puesto que el número de franjas es siempre impar, una ha de permanecer desparejada, y actuando como eje central algunas veces […] Esta franja impar, localizada en el centro de las talegas se denomina chhima, lo cual significa «corazón» en el aymara hablado en Isluga. Este corazón es a la vez el lugar de reunión y la línea de separación de los dos lados, desempeñando el rol ambivalente de separador, creando dos mitades, siendo simultáneamente el nexo, el territorio «común» (1978 / 1986: 152). Este chhullu se hallaba encarnado en los guardas ritualistas de género alternativo (Horswell 2005: 18), los danzantes travestidos de las fiestas patronales contemporáneas.
, Androgino ANDRÓGINO
Con la muerte, los hombres y mujeres de la aristocracia andina se transformaban en seres dobles, compuestos por el mallki —la momia, mitad femenina que representaba la semilla— y la wak’a — la roca, mitad masculina y fálica, símbolo de la fuerza inseminadora (Duviols 1976). Hoy en Chuschi, Ayacucho, los muertos, aunque inicialmente mantienen su identidad, pronto mudan hacia la categoría andrógina de «antepasado» (Isbell 1997: 293). La totalidad andrógina es más grande que la suma de sus partes femeninas y masculinas. Así, en la dinámica del género, una parte puede dominar a la otra, alternándose —lo andrógino cual tinkuy entre lo femenino y lo masculino—, pero el todo andrógino será siempre el campo de referencia más amplio (Isbell 1997: 259). Así, todo es hombre–mujer —chachawarmi en aymara y qhariwarmi en quechua. Respecto de una teogonía andrógina, habría que volver sobre las teorías alquimistas acerca de la regeneración del mundo, cuya materia prima es hermafrodita y por tanto, se engendra a si misma: Chavín, Pachakamaq, Wiraqucha. Entonces, y ya respecto a una genealogía humana, la unión del hermano y la hermana (yuriy), en cualquiera de sus combinaciones (Salomon 1997: 301), simbolizarían el retorno a esta unidad primordial (Delcourt 1958 / 1970: 115–118). El análisis de los mitos andinos de origen, amplía esta unidad al binomio madre–hijo, mientras la pareja conyugal tanto como la figura del padre se hallan ausentes (Rostworowski 1988); así las dos prohibiciones fundamentales —incesto y parricidio— y la consiguiente interdicción paterna, son desconocidas (Rostworowski 1989: 35). Tales proposiciones constituyen una alternativa a la simbología de Lacan donde el patriarcado parece ser inevitable. La patrilinealidad por su parte, sería consecuencia de la combinación de dos especies de sesgo interpretativo: La una era inherente al proceso colonial de sonsaque, escritura, edición y recensión: dicho proceso —condicionado, como lo era, por el catolicismo de un periodo misógino en la historia europea— nos aleja de cualquier premisa andrógina, o centrada en mujeres, que la tradición oral hubiese podido encarnar. La otra es inherente a teorías modernas que exigen que se asigne uno u otro género a todos los actores, pero también a costumbres modernas que inclinan a tratar como masculinas, y de modo acrítico, las formas no–marcadas (Salomon 1997: 303).
Hay que tener en cuenta que tanto en el quechua como en el aymara, el género no–marcado, o neutro, es el femenino. Así, el cuerpo del ritualista de género alternativo prehispánico, no habría pretendido un trayecto de lo masculino a lo femenino sino un retorno simbólico hacía lo mítico–andrógino, intención que irreductible ante el esquema de género binario del conquistador, acabó siendo trastocada para sobrevivir en los danzantes travestidos del presente.
Las mugeres destos Indios por el consiguiente andan labradas, y vestidas ellas y sus maridos de mantas y camisetas de algodón: y algunas de lana. Traen en sus personas algún adornamiento de joyas de oro, y vnas quentas muy menudas a quien llaman Chaquira colorada: que era rescate estremado y rico. Y en otras prouincias he visto yo, que se tenía por tan preciada esta chaquira, que se daua harta cantidad de oro por ella (Cieza de León 1553 / 1995: 154).
Las personas intersexuales —antes denominadas hermafroditas— y travestis, comparten, en sus propios cuerpos y mentes, el agotamiento de aquel esquema, empero aun vigente. La genitalidad del intersexual y la exacerbación de un «ideal femenino» en los travestis, son sus consecuencias.
Llevaban conchas coloradas, de que hay en chaquira, id est sartales como los de las islas de Canaria que se venden al Rey de Portugal para el rescate de Guinea; e por estas dan los indios todo el oro e, plata e ropas que traen de rescate (Fernández de Oviedo 1549 / 1959: 12).
Por otro lado, el sincretismo cultural representado en la Virgen María —al reunir en su iconografía los atributos del cerro (wak’a) y la semilla (mallki)—, constituye la recuperación de aquella entidad andrógina, que, a través de rituales modernos oficiados por travestis, reestablecen asimismo el nexo entre dicha comunidad y sus tradicionales funciones simbólicas.
La práctica tradicional de sepultar a sus señores junto con los objetos y personas que más apreciaron incluyó a sus «muchachos», lo que denota la cuantía de los enchaquirados.
Enchaquirado ENCHAQUIRADO
La presencia de hombres ornados con atuendos rituales de chaquiras en la costa sur del Ecuador —la sociedad política Manteño–Huancavilca, conformada por más de veinticinco comunidades prehispánicas distintas—, es rastreada a partir de la crónica española del siglo XVI (Benavides 1999, 2006). Todos los más indios que habitan en la costa son sodomitas abominables, e usan con los muchachos, e los traen e andan ellos muy enchaquirados e ornados de sartales con muchas joyuelas de oro (Fernández de Oviedo 1549 / 1959: 98). Las chaquiras fueron ornamento valioso, atribuían gran importancia a quienes las llevaran.
[...] meten al difunto dentro destas sepolturas tan hondas: con el qual, si es señor o principal, ponen dos o tres mugeres de las más hermosas y queridas suyas, y otras joyas de las más preciadas, y con la comida y cántaros de su vino de mayz los que les parece [...] Esta costumbre de meter consigo los muertos sus armas en las sepolturas, y su thesoro, y mucho mantenimiento se vsaua generalmente en la mayor parte de estas tierras que se han descubierto. Y en muchas prouincias metían también mugeres biuas y muchachos [...] Y muerto el señor le echan su thesoro y mugeres biuas, y muchachos, y otras personas con quien él tuuo siendo biuo mucha amistad [...] y por estos valles se vsa mucho el enterrar con el muerto sus riquezas y cosas preciadas, y muchas mugeres y siruientes de los más priuados que tenía el señor siendo biuo (Cieza de León 1553 / 1995: 165, 166, 194, 197). Solían enterrarse con ellos vna o dos de sus mugeres, las que el más quería, y aun sobre esto algunas vezes auía pleyto entre ellas, y lo dexaua determinado el defuncto, y assimismo enterrauan consigo dos o tres muchachos de su seruicio, poniendo allí todas las vasijas de oro y plata que tenían (Zárate 1555 / 1995: 54).
enchaquirado
chhullu
andrógino
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wawsa, q’iwsa, ipa
WAWSA, Q’IWSA, IPA
Vno que vive, viste, habla, y trabaja como muger, y es paciente en el pecado nefando, al modo que antiguamente solia auer muchos en esta tierra (Bertonio 1612: 154).
Sin embargo, y siempre según Ludovico Bertonio, ipa y q’iwsa, se traducen como «el que es paciente en el pecado nefando» (176 y 196 respectivamente). La condición de género, sustancial en la primera acepción de Bertonio, queda entonces restringida al coito. Además, dichas definiciones evidencian el rol evangelizador que tuvo el aymara —así como el quechua— en tanto «lengua general». Por su parte wawsa, equivalente a «capado, castrado» (154), nos remite tanto a los eunucos de otras civilizaciones antiguas como a la crónica de Zárate: 86
Passada la línea equinocial azia el mediodia ay vna ysla de doce leguas de bojo muy cerca de la tierra firme, la qual ysla llaman la Puná [...] Y el señor de aquella ysla era muy temido de sus vassallos y tan zeloso que todos los seruidores de su casa y guardas de sus mugeres trayan cortadas las narizes y miembros genitales (1555 / 1995: 37).
Berdache BERDACHE
Es el término antropológico acordado para los roles de género alternativo en las sociedades americanas nativas. Su etimología se remonta a la raíz indoeuropea *wela– (atacar, herir), de donde deriva el iraní antiguo *varta– (atrapado, prisionero). En Persia se refería a un joven prisionero o esclavo, hombre o mujer. Posiblemente la palabra penetró los lenguajes de Europa Occidental a través de la España
sodomita
musulmana o como resultado del contacto con musulmanes. Ya en el Renacimiento su uso era corriente en español como bardaje o bardaxe. Con el tiempo, su significado empezó a cambiar, perdiendo su referente de edad y de los roles activo– pasivo, y se convirtió en un término general para homosexual masculino, mientras que en ciertos lugares perdió por completo su connotación sexual. A mediados del siglo XIX, su uso en Europa cesó (Roscoe 1998: 17).
Huvo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto ni toda la nación en común, sino algunos particulares y en secreto. En algunas partes los tuvieron en sus templos porque les persuadía el demonio que sus dioses recebían mucho contento con ellos, y haríalo el traidor por quitar el velo de la vergüença que aquellos gentiles tenían del delicto y por que lo usaran todos en público y en común (Garcilaso de la Vega 1609 / 1985: 26–27).
Constituye una anécdota interesante que un vocablo de origen oriental termine designando a los roles de género alternativo de la América pre–cristiana. Se trata de un término equívoco —no en su origen sino en las traducciones que Occidente le fue endilgando—, cuyos usos falocéntricos, contribuyen a prolongar ciertos arquetipos medievales ante «el otro» —ese «nuevo moro».
Partiendo del texto de Cieza de León, tal como lo hace Garcilaso, nos encontramos nuevamente frente a una definición restrictiva de género. La condición de género alternativa —esencial al carácter ritual de la descripción que Cieza nos transmite— es simplificada bajo la expresión «sodomita» (Horswell 2001: 88– 89), cuyo origen bíblico es ya de por si equívoco:
Aunque existan variaciones importantes en los roles del berdache, éstos comparten las siguientes cualidades. • Roles ocupacionales especializados: los berdaches masculinos y femeninos son descritos según sus preferencias y logros en las ocupaciones del sexo «opuesto» o en aquellas específicas a sus identidades. • Diferencia de género: además de los quehaceres, los berdaches son distinguidos de los hombres y las mujeres por su temperamento, vestido, estilo de vida y rol social. • Autoridad espiritual: es generalmente aceptado que la identidad del berdache deriva de la intervención sobrenatural bajo la forma de visiones o sueños, o autorizada por la mitología tribal. • Relaciones del mismo sexo: los berdaches a menudo establecen relaciones emocionales y sexuales con miembros no–berdaches de su propio sexo (Roscoe 1998: 8). Dichas cualidades definirían asimismo al chamán. Consiguientemente, el género prehispánico no estuvo definido por categorías contrarias, sino en términos de una diversidad gradual a lo largo del continuum entre lo masculino y lo femenino (Williams 1986: 80).
Sodomita SODOMITA
Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer, Lot estaba sentado a la entrada del pueblo. Apenas los vio, salió a su encuentro y se arrodilló inclinándose profundamente. Y dijo: «Sírvanse pasar a mi casa, para alojar y descansar. Mañana, al amanecer, seguirán su camino.» [...] Pero antes de que ellos se acostaran, todos los hombres de Sodoma, sin excepción, jóvenes y ancianos, rodearon la casa. Llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa anoche? Échalos para afuera, para que abusemos de ellos.» Lot salió de la casa, cerrando la puerta detrás de sí y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan tal maldad. Oigan, tengo aquí dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.» Pero ellos le respondieron: «Quítate de ahí. Has venido como forastero y ya quieres actuar como juez. Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.» Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta. Pero los dos hombres desde adentro estiraron los brazos, lo entraron y cerraron la puerta. A los hombres que estaban en la puerta los hirieron de ceguera desde el más joven hasta el más anciano, y no pudieron encontrar la puerta. Los hombres dijeron a Lot: «¿A quién más de los tuyos tienes aquí? ¿Un yerno? Tienes que salir de aquí con tus hijos e hijas y todo lo que te pertenece en este lugar. Nosotros vamos a destruir esta ciudad, pues son enormes las quejas en su contra que han llegado hasta Yavé, y él nos ha enviado a destruirla.» (Génesis, 19: 1–25).
, Maricon
maricón
, Wawsa, Qiwsa
sodomita
MARICÓN
La extensa causa criminal seguida por la Real Audiencia de Lima a Francisco Morel durante 1797, examina los significados del vocablo «maricón» durante tal época. La parte acusadora dedujo que las voces «maricón», «sodomita» y «nefandista» eran sinónimas, así la real y única diferencia recaería en el nivel de instrucción de quien las usa y no en el concepto mismo. El uso de esos trages femeniles, los afeites, perfumenes, mobimientos oblicuos, debilidad en el eco, y union con los de la misma profeción; de suerte que el con estos caractéres, es, para el ilustrado Nefandista ŏ sodomita; para el vulgar ō el plebeyo es Maricon y aun quando la vos sea dibersa el concepto es uno mismo, y en la misma querella con esta exprecion está enunciado este crimen, y esta es la inteligencia comun y general de la visitada vos de Maricon: De aqui es lo que los testigos han contextado bajo de esta exprecon el crimen ignorando la analogia entre las voses de Maricon Sodomita ó Nefandista, y sabiendo que el concepto de Maricon es trato torpe con hombre, cren que aquellos nombres qualifican ese mismo trato torpe; por esto qüando seles pregunta si le han obserbado algunos actos que conduscan al efecto de sodomia sobre vez la pregunta capciosa y de dificil contestacion por que ninguno se deja ver en estos actos reprobados, son sorprendidos por su misma ignoransia, y si fuesen tales que sus conosimientos igualasen los de un hombre ilustrado, ellos contestarian lo que correspondia, y dirian que esos mismos actos que lo constituyen en razon de Maricon, lo constituyen en razon de Nefandista, y de sodomita cuyas voses son sinonimas, y que los actos que corresponden alas disposiciones concomitantes del crimen: no son de facil percepcion. Por esta se retraen de la voz Sodomita en lo espesifico, creyendo que añada algo mas al concepto generico. Es decir āla geral acepcion para el Plebeyo – en las dispociciones prebias, y delas que efectivamente usan los dela profecion sodomitica (Archivo General de la Nación, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 84, c. 1032, año 1797).
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Ya inductivamente, la defensa sostenía que ser «maricón» no implicaba necesariamente ser «sodomita», mientras establecía los distintos niveles de infracción entre estos dos conceptos. [...] diferencia entre lo sodomita y lo Maricon negandole aquel caracter á mi parte, y atribuyendole este, aunque sin designar que actos son esos que constituyen lo Maricon para que se pudiere discernir si alguno está fuera de lo justo y permitido por las leyes; por lo que y en falla de esa especificasión el concepto de vosotros debe regularse por la explicasión que hacen mis testigos, y prcalmte. que la comun opinion, según la cual se llama Maricon al Mozo que pone sus mayores connatos en vestirse petrimete, usar olores, peinado, y demas cosas que son mas propias dllas mugeres y gente afeminada, que no del hombre que piensa con cordura. [...] que el traje que usa es el de pollera, y demas ropa de muger y olores. No hai duda que aunque esto no constituya crimen de sodomia ni la pruebe, induciria si fuese verdad otro delito aunque de mucho menos gravedad, pero reprehensible qual es el usar ó los hombres el traje de mugeres, ō estas el de aquellos: las leyes lo prohiven, y el buen osis de la sociedad lo detesta (ibid.). 88
Disquisiciones sin otra finalidad que librar al acusado de las penas de destierro y «vergüenza pública» y la consiguiente «muerte social». Durante su proceso, algunos años más tarde, Francisco Pro va más allá estableciendo las distancias entre habilidades y naturaleza «mujeriles»:
[...] al vestirme ansi no cometo delito alguno [...] porque al lugar donde se dirige las mugeres se disfrazan como onbres y los onbres se disfrazan como mugeres [...] y ansi se acostumbra cada vez que hay pública fiesta en este lugar [...] otros personajes de igual o mayor consideración [...] acen lo mismo [...] lugar indicado para executar los ánimos de nuestra naturaleza (AGN, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 98, c. 1192, año 1803).
convivió con los «tapados» y «tapadas», no obstante éstos fueron considerados ajenos y contaminantes por el reformismo borbónico. La Ilustración cual origen del control y descontento de las clases burguesa y pobre, así como de las transformaciones políticas posteriores.
Las mencionadas causas criminales infieren que tanto Francisco Morel como Francisco Pro se dirigían a festividades en el pueblo de Lurín; al mismo donde dos siglos atrás y mediante el sistema de reducciones, el virrey Toledo trasladó el centro ceremonial de Pachakamaq. De esta manera, Lurín se constituyó en la sede principal del más importante culto de la costa central durante el virreinato (Rostworowski 1988), en tanto los maricones criollos fueron los ejecutantes de este tinkuy transcultural.
La nota explicativa superior, tanto como la «Carta sobre los maricones», fechada en 1773 y publicada en 1791 en el Mercurio Peruano, corroboran el uso del término «maricón» para designar específicamente a hombres travestidos a finales del siglo XVIII; asimismo, el epígrafe de una «escena de calle» firmada por Léonce Angrand entre 1836 y 1837, refiere que dicha acepción continuó en uso hasta por lo menos la primera mitad del XIX.
Por otro lado, las vestimentas inculpatorias profusamente descritas en estas dos causas, eran disímiles. Así, el atuendo de Morel se inscribe dentro de una usanza francesa masculina: [...] una chupa ô chaqueta entera de Lama de oro con cuello y mangas toda entera, calsones de terciopelo. medias de sanga. y todo hecho atoda costa con la cabesa empolvada y con una castaña en la trensa (AGN, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 84, c. 1032, año 1797). Mientras el vestido de Pro correspondería al atuendo de tapada:
El origen del maricón no habría de hallarse en su etimología sino en el contexto de finales del siglo XVIII e inicios del XIX.
Saya de chamelote negra vieja y muy rota, un manto de seda negro viejo y compuesto de varios pedasos, un viso de sandalete rosado, una Pollera de Gasa llana con una bordadurita al pie de seda con ilado de plata puerca y muy usada, una cotilla de raso amarilla muy puerca, una camisa de coquiro tambien viegisima, un par de medias de seda con cintas y flores de varios colores muy viejas y casi inservibles y un par de zapatos de condoban de humbre tambien viejisimos (AGN, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 98, c. 1192, año 1803).
[...] aze quatro años pasados [...] fue detenido en el pueblo indio de lurin [...] mientras participaba en la fiesta en onor del patrón del susodicho pueblo [...] que el motivo para su prisión fue el aversele confundido con un sodomita [...] por vestir hermosos trages (AGN, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 84, c. 1032, año 1797).
Sin embargo ambas indumentarias habrían de coexistir en el imaginario de la época asociadas al «maricón», remontando cualquier contradicción histórica. Así, la moda francesa — trasplantada a las colonias con el arribo de los Borbón al trono español—, como pretexto para que algunos miembros de la elite limeña adoptaran el travestismo (Tantaleán 2001: 115),
Que por tener [...] la avilidad de cocinar, coser, labar que son exercicios de mugeres [...] le habían aplicado el nombre de maricon no por que haya dado algunos otros motivos pues no acostumbra en acciones movimientos ni otras afectaciones mugeriles separame el genero desu naturalesa, como executan los que realmente son maricones (AGN, Real Audiencia, Causas Criminales, leg. 98, c. 1192, año 1803).
Es lo mas ridículo que puede verse en hombre afeminados (Ayanque 1797 / 1854: 220).
Travesti
Drag Queen DRAG QUEEN
El término resulta del «polari» (argot usado por homosexuales de la clase obrera de Londres durante las décadas de 1950 y 1960), donde drag proviene de la sigla equivalente a «enters dressed as a girl» (entra en escena vestido como chica), que Shakespeare anotaba en los márgenes de sus libretos en tiempos del teatro isabelino, cuando los papeles femeninos eran representados por hombres; queen corresponde a homosexual afeminado. Lo drag puede corresponder a una profesión, pero no a un estilo de vida, como sí el travestismo. Otra de sus diferencias se halla en sus fines estéticos. Así, mientras el travestismo «mimetiza», lo drag «dramatiza» lo femenino. El travesti se desarrolla a un nivel cotidiano, mientras el drag queen lo «performa», y muchas veces lo rebasa, provisto ya de resonancias míticas —esto también es válido para el transformista, aunque los límites no son precisos. Desde su decisiva participación en los disturbios de Stonewall, los drag queens, que en 1969 combatieron los abusos de la policía de Nueva York —tales como el arresto de hombres travestidos—, conllevan una dimensión política. No obstante, en Lima y en otras ciudades del Perú, ésta faceta es dejada de lado, y el término es esgrimido para tomar distancia de lo travesti ante sus connotaciones peyorativas.
travesti
maricón
maricón
maricón
TRAVESTI
Persona que asume las características del «sexo opuesto». Éste, aunque un propósito legítimo, resulta en un compuesto de características masculinas y femeninas que, si bien toda persona posee en distintos niveles, el travesti explicita mientras comprueba las inadecuadas normas de género imperantes —lo masculino y femenino exclusivos. Varios sectores de la comunidad homosexual censuran lo travesti, así como otras identidades «visibles», por considerarlo perjudicial para su imagen y aprobación social. Muchas transexuales rechazan a los travestis por el temor de ser estereotipadas como tales, mientras que algunas feministas los juzgan como promotores de estereotipos femeninos. Todo ello puede encubrir una misoginia desplazada, constituyéndose además en una negación de la historia de la diversidad sexual así como de la crítica de los roles de género impuestos. El término transgénero —procedente del ámbito académico— englobaría una mayor diversidad al transcurrir de una identidad basada en el vestido hacia otra que discute el género, para incluir a toda persona que trasciende las definiciones convencionales de «hombre» y «mujer». No obstante, la partícula trans– (al otro lado, a través de) habría perdido su carácter nómade, renunciando designar a quienes transitan el género para transigir con lo binario y permanente, características del género imperante. Por su parte, la expresión «travesti» cuenta ya con una historia asociada a la comunidad que denomina, la cual ha asumido la carga social que el término conlleva, y así su propia historia, en un hecho político sin precedentes. La publicación presente propone ampliar el campo semántico de lo «travesti» —ya no del significante sino del significado— al recuperar su herencia prehispánica y explicitar sus calas históricas y simbólicas, con la consideración de que dicha herencia nunca ha dejado de estar presente, mas requiere recuperar su nexo con el consciente colectivo —el de la población travesti y en general. La fluidez de género primigenia, no fin sino medio, desprovista de las fijaciones presentes, se nos ofrece entonces como una nueva oportunidad.
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ARCHIVO
Giuseppe Campuzano Vihda (detalle) 2005
U
n análisis de los orígenes del travestismo en el Perú nos precede; sin embargo, la experiencia del fraccionamiento social contemporáneo como determinante para nuestra relación con el pasado hace posible plantearse: ¿existe tal vínculo entre las travestis de hoy y aquella historia?, ¿es posible un espacio en la sociedad para la travesti del presente? El Perú ya no como contenedor de todos los mundos sino encerrado en otros pequeños, inconexos entre sí. Ante ello es que ensayamos este nuevo estudio acerca de la travesti, echando mano de su único biógrafo actual: la prensa escrita.
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Se trata del examen de una prensa posterior a la Revolución Sexual —la crónica de una contradicción—, una sociedad enfrentada a la evidencia de su propia diversidad sexual que, incapaz de hacerla consciente, niega. El propio periodismo constata tal contradicción al consignar sucesos y víctimas a la vez que prejuicios e inexactitudes mientras, entre la denuncia y el consumo, redacta solitario su historia travesti. El proceso de restauración de estas notas periodísticas —su recuperación, de distintas hemerotecas, y liberación, de comentarios y subrayados, en pos de la legibilidad— es también la pauta para el análisis de sus contenidos: establecer la «verdad» particular de cada noticia, también por comparación con otras análogas, así como sus nexos con las demás, justificando su selección como conjunto, y teniendo siempre en cuenta el contexto cultural y político donde los hechos reseñados sucedieron. La paradoja que resulta del enfrentamiento de textos e imágenes contribuye también a este esclarecimiento: la trascendencia, en la mayoría de los casos, de las fotografías por sobre las palabras, de las que ya han dejado de ser simple ornamento para contradecirlas, nos proporciona la distancia necesaria para observar otra historia más fecunda siempre a través de su retícula.
EXPRESO Lima, 18 de mayo de 1974
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Una instantánea (La República, 20 de octubre de 1984) preserva la labor que muchas travestis desempeñaron a lo largo de dos décadas atrayendo al público a las picanterías de la playa Agua Dulce. Los usos de una ciudad y las opciones laborales de una comunidad como espacios sociales, hoy arrebatados. Ante el interés por la visita de la vedette travesti Gal Matarazzo, una entrevista al sexólogo Artidoro Cáceres (Extra, 19 de marzo de 1985) ensaya las variantes entre travestismo, transexualismo y homosexualidad, estableciendo el deseo por el atuendo femenino como única característica común a todas las travestis; así, el travestismo no derivaría de la homosexualidad ni la implicaría, tampoco supondría un rechazo a sus genitales o el «cambio de sexo» como finalidad, específicos del transexualismo. Contrastes pero sobre todo un punto en común: las definiciones contemporáneas de masculino y femenino como insuficientes para la sexualidad humana, cuyos «grupos» —incluida la «heterosexualidad»— observan variantes e imbricaciones inclasificables. Asimismo, la travesti como fetichista ha de ser contextualizada dentro de tal dicotomía, donde la sexualidad y la vestimenta como su símbolo han devenido en fijaciones. Un subtítulo: No todo está en el cuerpo sino en la mente manifiesta además que la fotografía no es siempre capaz de explicitar los deseos y cualidades revisados. Los imprecisos detalles de la detención de Rosa Rojas Llaranga (La Prensa, 16 de junio de 1967) y del juicio seguido a Maritza Cáceres Cortez (El Nacional, 6 de abril de 1988) coinciden en una premisa central, que, a través del tiempo, se antepone a las causas esgrimidas: la existencia o preexistencia de un pene, cual «documento de identidad» que determinaría los deseos, el comportamiento y la apariencia de las personas para calificar a las travestis y transexuales en un rango de ilegalidad que va desde la osadía al crimen. Lo femenino y masculino como categorías que se excluyen entre sí, donde el tránsito del género no se plantea ni siquiera como posibilidad.
Dos espacios de sociabilización travesti. Un campeonato de voley (Onda, 19 de setiembre de 1991) como momento excepcional en el que un «nacionalismo deportivo» se apertura para ese extranjero social que es la travesti; el público transcurre de divertirse a costa del otro a reconocer su valía, y ese otro compite no por un abstracto —el país, una asociación—, sino por la propia reivindicación social. El certamen de belleza (El Popular, 11 de julio de 1996) como espacio de reconocimiento, pertenencia y representación, donde ceñirse la banda es asimismo un acto de ciudadanía, una metamorfosis donde la travesti deja de ser una paria. Un cuerpo que se decide a «llamar la atención», relativizando la noción «mujer–objeto» al transformar el concurso de belleza en el espacio para reposicionarse como sujeto. Estos hechos, culturales y no fortuitos, que desde la seguridad del espacio propio se permiten ser auténticos y creativos, son reproducidos como posibles, y de modo excepcional, por la incipiente «prensa chicha» —en una dimensión inexplorada, más allá de las cortinas de humo—, planteándose como el proyecto en común de un segmento social al cual la palabra le es sistemáticamente negada; la irrupción de un «nuevo» lenguaje, desde quienes ya no son nuevos pero aún ilegítimos, como solución para pertenecer sin sacrificar la identidad. No obstante, una mirada más cotidiana de la prensa renombra permanentemente al sujeto travesti bajo una lista de calificativos, en su mayoría morales, que se sustantivan para exotizarlo. Travesti: aberrante, afeminado, anormal, callejero, degenerado, delincuente común, delincuente de alta peligrosidad, delincuente disfrazado de mujer, desvergonzado, desviado sexual, disfrazado, drag queen, elemento antisocial, ente de transmisión del VIH, escandaloso, falsa mujer, gay, gay callejero, gay minifaldero, hampón, hojita de té, hombre vestido de mujer, hombre con prendas femeninas, homosexual, homosexual callejero, homosexual vestido de mujer, indeseable, individuo extraño, inmoral, invertido, laberintoso, lacra social, loca, loca callejera, maleante, malhechor, malviviente, marica, maricatú, maricón, mariposa, minoría erótica, pederasta, pederasta pasivo, persona de dudosa conducta, personaje, personaje antisocial, personaje de los bajos fondos, pervertido, pintarrajeado, rareza, raro, ser ambiguo, ser marginado, soplón, tercer sexo, transexual, transformista, travestista, vulnerable… (Sigue en construcción).
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LA REPÚBLICA Lima, 20 de octubre de 1984
EXTRA Lima, 19 de marzo de 1985
EL NACIONAL Lima, 6 de abril de 1988
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LA PRENSA Lima, 16 de junio de 1967
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ONDA Lima, 19 de setiembre de1991
OJO Lima, 10 de setiembre de 1983
De reina a prisionera: una selección fotográfica transmite los sentimientos de contradicción, desasosiego y culpa a los que las travestis continúan siendo expuestas, ante una violencia que ya se ha hecho cotidiana. Los motivos alegados son muchos pero una sola la constante: la transgresión de los ya exiguos espacios travestis, públicos y privados, y la de sus propios cuerpos y mentes. El Código Penal del Perú no considera como delitos el travestismo, la homosexualidad o el trabajo sexual; sin embargo, los abusos y arrestos, tanto como su impunidad, se amparan en una disposición ambigua: Artículo 450º Otras faltas Será reprimido con prestación de servicio comunitario de diez a treinta jornadas: 1. El que, en lugar público, hace a un tercero proposiciones inmorales o deshonestas. El trabajo sexual tampoco es considerado un oficio (Hoy, 24 de julio de 1985), las trabajadoras sexuales travestis son entonces arrestadas por «delito de vagancia» y, ante su ejercicio en las calles, por «delito contra la moral y las buenas costumbres»; además el comportamiento delictivo de algunas se generaliza como rasgo del oficio y, ya posicionados la trabajadora sexual travesti como amenaza y el cliente como víctima, se completa la figura del delincuente. Se niega la marginación social de las travestis, reflejada en la carencia de opciones laborales y la nulidad de espacios para el ejercicio del trabajo sexual como problemáticas reales, y se propone el encarcelamiento como solución.
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El desplazamiento de las travestis trabajadoras sexuales hacía el distrito de San Isidro (Extra, 18 de febrero de 1989) es el origen de contrastes sociales y nuevas manifestaciones de una misma violencia. El alegato de inmoralidad del acto llevado a cabo entre la trabajadora sexual y el cliente, cae en contradicción al ser ella la única arrestada. Así, la visibilidad travesti, lo femenino como el supuesto de una homosexualidad «real», sinónimo de desviación y embaucamiento; junto al factor socio–económico —parece que siempre se busca proteger a un sector ¿quién es el inmoral?, reflexiona Liana, una de las travestis trabajadoras sexuales entrevistadas—, establecen la real diferencia entre ser arrestado o no. La denuncia ante los sobornos y cupos periódicos exigidos por la policía suman la corrupción al arresto arbitrario. Un concurso de belleza intervenido por la policía fue tema de diversas crónicas; una de ellas (Onda, 2 de mayo de 1990) informa que la División de Licencias Especiales de la Policía Técnica sometió a pruebas de descarte para VIH a los detenidos, a la vez que divulga sus resultados. La Ley General de Salud contempla:
EL POPULAR Lima, 11 de julio de 1996
Artículo 25º Toda información relativa al acto médico que se realiza, tiene carácter reservado. El profesional de la salud, el técnico o el auxiliar que proporciona o divulga, por cualquier medio, información relacionada al acto médico en el que participa o del que tiene conocimiento, incurre en responsabilidad civil o penal [...] Se exceptúan de la reserva de la información relativa al acto médico en los casos siguientes: b. Cuando sea requerida por la autoridad judicial competente
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Sin embargo, dicha excepción se desvirtúa cuando se transcurre de obtener tal información con el propósito de implementar las medidas de prevención respectivas, a su exclusiva divulgación como hecho criminal, obliterando finalidades cruciales de la misma ley:
c. Debe preferirse aquellas medidas que siendo eficaces para el fin que se persigue, menos perjudiquen al principio de libre circulación de las personas y de los bienes, la libertad de empresa y cualesquiera otros derechos afectados.
Artículo 5º Toda persona tiene derecho a ser debida y oportunamente informada por la Autoridad de Salud sobre medidas y prácticas de higiene, dieta adecuada, salud mental, salud reproductiva, enfermedades transmisibles, enfermedades crónico degenerativas, diagnóstico precoz de enfermedades y demás acciones conducentes a la promoción de estilos de vida saludable [...] Artículo 118º En caso de epidemia declarada o de peligro de epidemia, la prensa, la radio, la televisión y todo otro medio de comunicación social debe colaborar con la Autoridad de Salud competente en la forma que el Poder Ejecutivo disponga. Artículo 132º Todas las medidas de seguridad que adopta la Autoridad de Salud en aplicación de la presente ley, se sujetan a los siguientes principios:
La libertad de tránsito de las travestis es restringida mediante un proceso que inicia con el acceso a ciertos distritos para evitar la «inmoralidad», hasta abarcar la ciudad en general para «frenar» la epidemia. La nota citada considera a la persona infectada como «víctima» pero también como única responsable —están deambulando y contagiando a los jóvenes de Lima—, atribuyéndole el contagio como decisión exclusiva. El temor se convierte en alegato de castigo, mientras el móvil de fondo continúa siendo la ignorancia, ratificada por una información cargada de inexactitudes: el departamento de Loreto como origen de la epidemia, la homosexualidad como agente exclusivo para su diseminación y el internamiento de los infectados en hospitales como remedio.
MARKA Lima, 30 de enero de 1985
LA REPÚBLICA Lima, 4 de agosto de 1985
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Dos años después de iniciados los asesinatos en serie de travestis en Lima y el Oriente, un reportaje (Expreso, 22 de setiembre de 1991) niega la existencia del «matacabros» y, junto con él, a todas las travestis asesinadas hasta la fecha; no obstante, revela la situación de violencia en la que el trabajo sexual se desarrolla en el distrito de San Isidro. El alcalde Carlos Neuhaus Rizo–Patrón admite que los serenos trasladan y abandonan a las travestis trabajadoras sexuales en las playas, mientras ellas agregan que también se les golpea y desvalija, o encarcela cuando no tienen dinero. Ante este reclamo Neuhaus recurre al Código Penal: Artículo 183º Publicaciones y exhibiciones obscenas Será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años: 2. El que, en lugar público, realiza exhibiciones, gestos, tocamientos u observa cualquier otra conducta de índole obscena. Nuevamente la falta de áreas adecuadas para el trabajo sexual, pero sobre todo una definición del travestismo como obsceno, inmoral o deshonesto ante el tabú de la existencia de una diversidad
sexual, que las travestis infringen al hacerla evidente. El prejuicio niega entonces la dinámica cliente– trabajadora sexual, al defender la probidad de los clientes, quienes se someten a los estereotipos de identidad impuestos mientras garantizan su mantenimiento y, en cambio, señalan a las travestis como únicas responsables para reprimirlas mediante mecanismos que van desde la violencia más explícita hacia otras propuestas inclusive más peligrosas —«La solución de este problema es reintegrar a la sociedad a los que se prostituyen»— al implicar el sacrificio de la propia identidad. El reportaje citado tiene como fondo la lucha de poder entre la policía y el serenazgo, cuyas únicas víctimas fueron las travestis. Tal enfrentamiento tuvo su desenlace en el mes posterior a dicha publicación, cuando el alcalde Neuhaus y el Director General de la Policía Nacional del Perú (PNP), teniente general Adolfo Cuba Y Escobedo, firmaron el «Convenio de Cooperación Mutua entre la PNP y la Municipalidad de San Isidro – Serenazgo», perfeccionando los sistemas de represión, aunque sin plantearse soluciones de fondo.
Es entonces pertinente una recapitulación de la problemática del trabajo sexual, para así esbozar propuestas más allá de las limitaciones morales analizadas. • El trabajo sexual no es inherente al travestismo, sin embargo, en tanto expresión libre de la sexualidad y realidad laboral para la mayoría de travestis, se constituye en elemento significativo de su identidad. • Una problemática concreta respecto del trabajo sexual no radica en el oficio en si mismo, sino en la carencia de espacios para ejercerlo, ante su condición informal, y el vacío legal al respecto; • El ejercicio del trabajo sexual callejero, origina a su vez una violencia no sólo impartida, sino también achacada, la citada sinonimia entre la travesti, el trabajo sexual y la delincuencia; interiorizada, y devuelta por las mismas trabajadoras sexuales. La misma violencia que penaliza selectivamente a la trabajadora sexual pero no a sus clientes. • Esta informalidad también determina su explotación por terceros, que puede abarcar desde el proxeneta hasta algunos policías, sin embargo su relación con la travesti debe ser analizada individualmente, ya en los casos de amistad, pareja o familia, implica también un componente emocional. Por su parte, la identificación del trabajo sexual con la «prostitución forzada» y el tráfico sexual —el traslado bajo persuasión o impuesto y la privación parcial o total de la libertad de una persona para su explotación—, tiene su correlato en la pobreza, las exiguas opciones de trabajo y la migración forzada. Lidiar con estos problemas implica partir siempre del testimonio de la trabajadora sexual travesti para determinar tal coacción; asimismo deben diferenciarse los puntos de vista de las mujeres y de las travestis respecto del trabajo sexual para, de este modo, plantear soluciones prácticas.
• La proliferación y desplazamiento del trabajo sexual travesti constituyen un pedido indirecto de espacios adecuados donde trabajar; pedido que se encuentra con la invocación de muchos políticos, pero desafortunadamente sólo como estrategia electoral. • La idea de la trabajadora sexual «rescatada» y «rehabilitada» para la sociedad, o la equiparación del trabajo sexual con la esclavitud, por parte de la Iglesia Católica, y de diversas agrupaciones defensoras de los derechos humanos, desempodera a las travestis trabajadoras sexuales y, al considerarlas como víctimas, hace aún más difícil pensar en su participación como parte de la solución y no sólo del problema. Se propone entonces: • Trabajar con aquellas personas directamente relacionadas con el trabajo sexual —oficiales de policía, proxenetas, clientes, y las propias travestis— con la finalidad de superar la situación de intraviolencia y hacía una capacitación en derechos humanos. • La aceptación del trabajo sexual como realidad laboral y la consiguiente demanda al gobierno para su regulación como actividad generadora de ingresos, que proveerá a las trabajadoras sexuales con una real condición de trabajadoras. Ello se verá traducido en: • La reducción del estigma como mayor acceso social, como también el incremento de las opciones laborales para quienes deseen abandonar el trabajo sexual. • Lugares apropiados y seguros para el ejercicio del trabajo sexual. • La disminución de la delincuencia, la persecución y los asesinatos. • Una remuneración estable y los beneficios complementarios: seguro de salud, pensión y vacaciones.
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HOY Lima, 7 de julio de 1988
HOY Lima, 24 de julio de 1985
EXTRA Lima, 18 de febrero de 1989
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ONDA Lima, 2 de mayo de 1990
EXPRESO Lima, 22 de setiembre de 1991
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Al día siguiente (El Nacional, 21 de julio de 1990), un nuevo asesinato rompe con el patrón de todos aquellos perpetrados hasta el momento: la travesti no se encontraba ejerciendo el trabajo sexual sino departiendo con amigos; el asesinato no ocurrió en las zonas de trabajo sexual, San Isidro o Miraflores, donde se iniciaron todos los otros crímenes, sino en el Rímac, en el propio barrio de la víctima; los criminales no pretenden convencerla para que aborde el auto, y luego asesinarla anónimamente, sino que deciden apearse y disparar frente a testigos, identificándose además como miembros de la Policía Técnica. Sólo una característica permanece intacta: la violencia específica en contra de las travestis.
LA REPÚBLICA Lima, 23 de setiembre de 1989
Observamos como se establece un paralelo entre la proliferación del trabajo sexual travesti y la epidemia del VIH–SIDA, que en la década de los noventa alcanza su incidencia más alta, a través de una política de desinformación que concibe a los trabajadores sexuales como únicos responsables de la propagación de la enfermedad, cuando, por el contrario, la discriminación es el agente propiciador del trabajo sexual y de la vulnerabilidad frente al VIH–SIDA. El desplazamiento de las travestis, a nivel interdepartamental e interdistrital, quienes terminan ejerciendo el trabajo sexual, genera en la población sentimientos de ser invadidos y contaminados, y termina justificando las acciones violentas de los servicios de serenazgo en Lima y las guerrillas en el Oriente, que implican además a la «Defensa Nacional», grupos paramilitares de derecha y civiles, en un muestrario que va desde «el ejercicio de la justicia con las propias manos» hasta el crimen organizado. Tal despliegue explicita que dichos grupos mantienen mayores nexos ideológicos que los comúnmente aceptados.
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Una histeria travesti que no es tal, sino la realidad que permanece en estas ediciones pasadas de diarios y ciertamente en muchas otras, vistas habitualmente como anécdota sensacionalista en aquellos archivos policiales que nadie ha vuelto a ver, mientras casi todos estos asesinatos han quedado impunes. Aquí sólo mencionamos a quienes se logró identificar, pues la necrología es ya bastante larga: Chavela, Patillo, Raquel, Vicky, Jhony Achuy, Antonio Bernardino Alama, Cristal– Rolando Bacho Deza, Sandra–Gilberto Cabrera Meléndez, Karina–Angel Pedro Castillo C., Olenka–David Cachay Capcha, César Marcelino Carvajal, Alberto Chong Rojas, Raúl Chumbe Rodríguez, Víctor Francisco Echevarría, Dulce Eva–César Neptalí Espinoza Jaba, Marcela–Luis Marcelo Fernández Cánepa, Rafael González, Marisol– Rafael Herrera, Reina Lony–Daniel Hurtado Saavedra, Azucena Sarita–Agustin Lara Campos, Freddy Guzmán López, Giovanna–Francisco Gutiérrez Navarro, Gregorio Jiménez Tito, Nicasio Mamani Gil, Luis Mogollón, Ricardo Javier Mondoñedo, César Monteverde, Giovanna–Francisco Navarro Gutiérrez, Juan Palomino Breña, César Pérez Guerrero, Max Pérez Velásquez, Carlos Piedra, Silvia–Aldo César Quiroz Malpartida, Roberto Quispe Larona, Daniela–Daniel Ramírez Torres, La Gitana– Jorge Luis Rojas Mimbela, Marilyn–Gregorio Ross Antenaza, Heidi Salim–Edgar Milton Salinas Luyo, Fabiola–Luis Segundo Sánchez Quintana y José Orlando Villacorta.
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Dos fotografías muestran distintos momentos de una misma circunstancia, las pesquisas en torno a los cadáveres de Cristal–Rolando Bacho Deza (La República, 23 de setiembre de 1989) y Fabiola–Luis Segundo Sánchez Quintana (La República, 14 de octubre de 1989). Uno de los transeúntes agrupados alrededor de ésta última, viste una chompa cuyo diseño repite la palabra inglesa «cheer» —vítor pero también consuelo—, sentimientos entre los que se debate la población mientras presencia impávida estos crímenes. Ya en Tarapoto, una nota justificadora (Cambio, 8 de junio de 1989) del asesinato de ocho personas cometido por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), denomina a las víctimas, entre ellas varias travestis, como «tradicionales personajes de mal vivir», a quienes previamente se había conminado a que «enmienden su vida». ¿Propicia este movimiento una real revolución del sistema de valores vigente? o, como argumenta el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (IFCVR), no se trata sino de la instrumentalización del prejuicio, no fin sino medio para legitimarse ante la población. Una y otra vez la misma estrategia empleada: el establecimiento de la diferencia y, con ésta, de las víctimas a sacrificar en nombre de las taras y la hipocresía de siempre. La misma nota
menciona el ataque del MRTA a diversas entidades estatales, sin embargo tales acciones no reciben la misma justificación moral. De vuelta a Lima, y ya luego de más de 15 asesinatos, un reportaje (Extra, 30 de junio de 1990) relata la historia del trabajo sexual travesti: una diversión convertida en oficio, la apropiación de un mercado antes dominado por mujeres, y su desplazamiento desde el Cercado de Lima hacia los distritos de San Isidro y Miraflores. Este último hecho sería el origen de una nueva escala en la violencia contra las travestis trabajadoras sexuales, que culmina con su asesinato. [...] son una pandilla de pitucos que continuamente les pegan a cadenazos, los torturan para luego asesinarlos, denuncia Angela, la trabajadora sexual travesti entrevistada, explicitando el enfrentamiento de dos segmentos sociales que propician las circunstancias. El registro de otro crimen atribuido al MRTA, esta vez en Pucallpa (Página Libre, 20 de julio de 1990), ensaya el caprichoso argumento del travestismo como evidencia de que la víctima se hallaba ejerciendo el trabajo sexual y no respecto de su identidad femenina, subterfugio que no cambia la penosa realidad de que un ciudadano haya sido asesinado.
LA REPÚBLICA Lima, 14 de octubre de 1989
CAMBIO Lima, 8 de junio de 1989
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EXTRA Lima,30 de junio de 1990
PÁGINA LIBRE Lima, 20 de julio de 1990
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EL NACIONAL Lima, 21 de julio de 1990
Dos primeras planas registran sendos momentos de un mismo evento: un grupo de travestis marchando hacía el Congreso (Expreso, 6 de diciembre de 1978) y su posterior audiencia con la Comisión Especial de Derechos Humanos de la Asamblea Constituyente (Oiga, 11 de diciembre de 1978), esta segunda portada muestra la fotografía de la vedette travesti Francis Day entrevistándose con el constituyente Lauro Muñoz, mientras un titular prestado reza reveladoramente: Sólo el diálogo salvará al Perú, pedido y exigencia que hoy resuenan con igual agudeza. Sin embargo, la nota interior sostiene la forma poco seria como las travestis presentaron su pedido, percepción siempre errónea de la identidad travesti, asumida como osadía y falsedad. Del documento entregado sólo queda el parafraseo elaborado por el semanario Oiga: Toda persona tiene derecho a la vida, a la integridad física y al libre desenvolvimiento de su personalidad. Nadie, en ningún caso, por su comportamiento sexual, puede ser sometido a torturas ni a penas o tratos inhumanos, humillantes o discriminatorios, pues merece todo el respeto y consideración a que tiene derecho cualquier persona. Toda persona que por su conducta sexual fuere afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en su honor por publicaciones hechas por cualquier medio de comunicación social, tiene derecho a que se le haga la rectificación correspondiente y dignificante en forma gratuita, sin perjuicio de la responsabilidad que fuere el caso. La solicitud fue recibida mas no incluida en la Carta Magna del año siguiente. El certamen de belleza de abril de 1990, ya anteriormente citado, es motivo de otra reseña (Ojo, 5 de mayo de 1990) ante la convocatoria para una nueva marcha hacía el parlamento —doce años después de la primera y con análogos fines ante las inminentes elecciones—; también se anuncia la formación de una asociación de travestis que tiene como fines el reconocimiento de derechos y el coto a las hostilidades, así como la asistencia a personas infectadas con el VIH–SIDA.
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Un reportaje (Onda, 27 de junio de 1993) con los detalles del juicio a Francisco Pro en 1803 y su condena al destierro perpetuo por vestir como «tapada», transmite el planteamiento del historiador Tito Bracamonte de reivindicar este hecho como símbolo de la celebración del «Día del Orgullo Gay» de 1993.
Dos volantes de las candidaturas de las activistas travestis Belissa Andía y Jana Villayzán, al Congreso y Parlamento Andino respectivamente, demuestran el esfuerzo hacía la asociación civil y política travesti en pos de mejoras para su comunidad; dicha presencia, sin embargo, no coincidió con el uso que los candidatos favoritos a la presidencia dieron al tema del género. Lourdes Flores, cuya convocatoria a las mujeres como «el capital fundamental que el Perú tiene», no incluía a aquellas que no consintiesen ciertos patrones morales, como la prohibición del aborto, y definitivamente no a las travestis, muchas de ellas autoconsideradas mujeres y viviendo como tales; Ollanta Humala por su parte, desarrolló una campaña que decía estar basada en la reivindicación de las identidades «indígenas» y desplazadas que, sin embargo, no tomaba en cuenta a las minorías sexuales, y terminó por revelar una manipulación de la homofobia y transfobia enraizadas en la población. Finalmente, el ya presidente electo Alan García incluyó en su discurso de apertura a mujeres, niños, analfabetos y pobres, mas no a las minorías sexuales, tal como si la postulación de dos travestis, un gay y una lesbiana, jamás hubiera ocurrido.
OIGA Lima, 11 de diciembre de 1978
Ésta síntesis de actos públicos demuestra que la presente no pretende ser sólo una antología de las víctimas, sino también de los sujetos como actores sociales, quienes interactúan con su medio, por más adverso que este sea, para resolver sus diferencias, y la violencia que estás generan, de manera crítica y creativa. El desentrañamiento de los símbolos del pasado como reivindicativos de una identidad travesti contemporánea, es uno de los fines fundamentales del primer capítulo de esta investigación; el capítulo presente, por su parte, tiene como propósito dar a conocer a los sujetos travestis modernos, revalorándolos desde una nueva lectura, para así establecer nuevos símbolos, en un sentido inverso pero con la misma finalidad: preservar las identidades travestis contemporáneas, enriqueciéndolas con la propia historia. ¿Existe acaso una herramienta de empoderamiento más eficaz?
EXPRESO Lima, 6 de diciembre de 1978
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OJO Lima, 5 de mayo de 1990
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OIGA Lima, 11 de diciembre de 1978
ONDA Lima, 27 de junio de 1993
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ESTADÍ JANA VILLAYZÁN Candidata al Parlamento Andino 2006
La división empleada es sólo metodológica y sirve para el ordenamiento de factores que en la práctica confluyen y se yuxtaponen: la identidad que se manifiesta y conquista entre arrestos y contraofensivas; la persecución y el asesinato que se imbrican, deviniendo del hecho aislado a lo cotidiano; y la contraofensiva que surge para contener a la violencia, perfeccionando su respuesta ante el ataque cada vez más artero. BELISSA ANDÍA Candidata al Congreso del Perú 2006
Esta es una historia contradictoria, con grandes tirajes que muchas veces dejan de informar y se limitan a reproducir estereotipos, mientras sus protagonistas transcurren de personas a personajes. Pero el material continúa allí, es posible entonces una relectura de sus textos e imágenes y, con ella, el inicio de un nuevo diálogo. Persiste también el renuente cuerpo travestido como propuesta, donde la sexualidad es un concepto clave: identidades complejas que a partir de sus diferencias verán florecer sus nexos, hoy negados. Hemos de elaborar entonces el identikit travesti, no el policiaco dispuesto para su arresto, sino aquel que contenga el arresto necesario para lograr una real transformación. Sus gritos resuenan como si fueran al encuentro de un objetivo impostergable, no conocen el significado de la derrota (Onda, 19 de setiembre de 1991), en este nuevo certamen que hoy es gesta y no más autocompasión.
1776
Don Agustín de la Encarnación Arrestado por los serenos; transferido al Tribunal de la Inquisición de Lima, donde su matrimonio con doña Isabel Fernández de Torres fue anulado. Ciudad de Lima, 8 de abril de 1776 AGN. Real Audiencia. Causas Criminales. Leg. 36, C. 430–A, Año: 1776 Don Francisco Morel Arrestado en el pueblo de Lurín en 1794. Capturado nuevamente en 1797, condenado por la Real Audiencia de Lima a la «vergüenza pública» y desterrado por un periodo de 3 años. Anulación de su matrimonio con doña Josepha Fernández por el Tribunal de la Inquisición de Lima. AGN. Real Audiencia. Causas Criminales. Leg. 84, C. 1032, Año: 1797
Manuel Arbulú Díaz, Sergio Gonzáles Vega, José Guerrero Burga, Fernando Hidalgo Hinojosa, Germán Hurtado Valdivia, Juan Kanashiro Kato, Luis Lurita Sergio, Tito Pandero Ferreira, Alberto Ríos Moncada, Humberto Sánchez Huasanando Arrestadas por la División de Licencias Especiales de la Policía de Investigaciones en un salón de baile de la calle Floral 500. La Victoria, 4 de diciembre de 1967 Diario «El Comercio» Chabuca–Arturo Cárdenas Riera, NN Arrestadas por la Guardia Civil durante una reunión particular en la calle Huancavelica 634, Monserrate. Cercado de Lima, 20 de mayo de 1968 Diario «El Comercio Gráfico»
Don Francisco Pro Arrestado por los Soldados de la Comisión de Capa en el Puente de la Alameda, condenado por la Real Audiencia de Lima a la «vergüenza pública» y desterrado a perpetuidad. Ciudad de Lima, 2 de agosto de 1803 AGN. Real Audiencia. Causas Criminales. Leg. 98, C. 1192, Año: 1803; Diario «Onda»
Humberto Albarracín Alva, Ernesto Antón Rumiche, Luis Bustamante Coloma, Enrique Castañón Ralph, Eduardo Febres Núñez, Eduardo Heredia Bonilla, Pedro Mesías Chávez, Luis Meza Santillana, Luis Sifuentes Herrera, Alfredo Simba Bello Arrestadas por la Guardia Civil durante una reunión particular en la calle Misti 279. La Victoria, 15 de julio de 1968 Diario «La Crónica»
La Intocable–Juan Barba Vargas, Lolita–Carlos Becerra Alavedra, Rudy–Carlos Cárdenas Gallardo, Vicky–Ramón García Sánchez, Xiomara–Humberto Flores Vilchez, Yuli–Manuel Calderón Barreto Arrestadas por la Guardia Civil en el parque La Huaca, Balconcillo. La Victoria, 3 de julio de 1966 Diarios «El Comercio», «El Expreso», «La Crónica»
NN Arrestadas durante una reunión particular en la cuadra 4 de la calle Miller. Callao, 6 de octubre de 1968 Diario «El Comercio»
Coccinelli–Jorge Gonzales Giraldo, La Portuguesa–Jesús Maria Portuguez Muchaypiña, Lula–Carlos Flores Penadillo, Reyna–Ceferino Romero, NN 14 fueron arrestadas por agentes de la 16 Seccional de Policía en el salón de belleza «La Portuguesa», en la cuadra 6 de jirón Risso, se les corto el cabello antes de ser juzgados. Lince, 9 de diciembre de 1966 Diario «Última Hora»
Pedro Cornelio Huertas, NN Arrestadas durante una reunión particular en la cuadra 3 de la calle Alberto Secada 320. Callao, 19 de febrero de 1970 Diarios «El Comercio Gráfico», «La Prensa» Rubén Malpartida Sánchez Asesinada de un balazo en la espalda, en el fundo «Mansilla». Barranco, febrero de 1970 Diario «El Comercio»
Betty, Nancy Arrestadas en un bar. Callao, 9 de diciembre de 1966 Diario «El Comercio Gráfico»
NN Arrestadas en el restaurante «El Buque» en la avenida de las Ninfas. Pucusana, 22 de marzo de 1970 Diario «El Expreso»
NN Arrestadas por la Policía de Investigaciones durante una reunión particular en la calle Floral 327. La Victoria, 14 de enero de 1967 Diario «El Comercio»
NN Arrestadas en el club «Zárate Kenyu» en el pasaje Santa Rosa. Chosica, 28 de febrero de 1972 Diario «El Comercio»
NN Arrestadas en el salón de peinados «Lucía» en la avenida José Leal 383. Lince, 5 de abril de 1967 Diario «El Comercio Gráfico»
Juanita Arrestada en una picantería de Ferrenafe. Lambayeque, 23 de noviembre de 1978 Diario «La Prensa»
José Guerrero Burga, Enrique Mairena Murillo, Oscar Moisella Chiroque Arrestadas por el Departamento de Licencias Especiales de la Policía de Investigaciones en un bar del jirón Ayacucho 277. Callao, 22 de mayo de 1967 Diario «La Crónica»
Erika, Katty, Rosada, NN Hasta 50 fueron arrestadas por la Guardia Civil en la avenida Arequipa, permanecieron por varias horas dentro del vehículo en el que fueron conducidas a la Prefectura de Lima, donde declararon que el hecho tuvo como propósito la extorsión. Cercado de Lima, 26 de abril de 1983 Diario «Marka»
Carlos Fernandini Saldaña, Luis Gutiérrez La Rosa, Juan Kanashiro Kato, Manuel Mejia Castañeda, Jorge Silva Gonzales, Julio Torres Gonzales, Fernando Vásquez Flores Arrestadas por la Guardia Civil durante una reunión particular en la calle Bogotá 210. Pueblo Libre, 25 setiembre 1967 Diario «La Crónica»
NN Hasta 100 fueron arrestados por agentes de la Guardia Civil, y sus perros «de ataque», de las comisarías de San Antonio, Surquillo y Miraflores, al mando del mayor Miguel Abanto y los tenientes Carlos Flores Lachipa y Luis Dávila, en los parques Domodosola, Fátima, Kennedy y otros. Barranco–Magdalena–Miraflores–Surquillo, 5 junio de 1983 Diario «Última Hora»
Cristhie–Willy Mejía Aznardo, Dulce Eva–César Neptalí Espinoza Jaba, Paula–Jesús Saavedra, Susan–Juan Carlos Vicente, Susy Wong–Juan Oswaldo Gallardo Arizaga, Nancy, Patillo, Vicky Cristhie, Paula y Susy fueron perseguidas; Susan amenazada con un mazo y Dulce Eva asesinada luego de abordar un auto en la cuadra 30 de la avenida Arequipa, todas por el mismo sujeto; Vicky y Patillo también fueron asesinadas y Nancy herida. Miraflores, julio de 1983 Diario «Extra» Yavita–Rubén, NN Hasta 100 fueron arrestados por la Guardia Civil en coordinación con la Prefectura de Lima al mando de Arturo Arrarte Congrains. Cercado de Lima–Lince–Miraflores–San Isidro, 9 de setiembre de 1983 Diario «Ojo» Luis Alva Mego, José Maicol Bendezú, Antonio Flores Uriarte, Carlos Limachi Huamán, Miguel Ostia de la Rosa, Jorge Luis Peña Gallegos, René Romero de la Cruz, NN Hasta 100 fueron arrestados por la unidad de radiopatrulla de la 29 Comandancia. Miraflores, 29 de enero de 1985 Diario «Marka» NN Más de 200 fueron arrestadas por agentes de la 32 Comandancia de la Guardia Civil al mando del capitán Carlos Flores Lanchipa y el teniente Jorge de la Piedra, en operativo coordinado por el coronel Angel Aguilar Guillén y el comandante David Berenguel Morgani, en las avenidas Arequipa y Larco, y en las playas del distrito. Miraflores, 1 de marzo de 1985 Diario «La Noticia» Azucena Sarita–Agustin Lara Campos Asesinada a golpes en la urbanización Piñonate. San Martín de Porras, mayo de 1986 Diario «Ojo» NN Hasta 10 fueron asesinados por Sendero Luminoso en Aucayacu, capital de José Crespo y Castillo, Leoncio Prado. Huánuco, 6 de agosto de 1986 «Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación», 2003 Lala–Juan Mendoza, Pepita–Julio Càceres Cortez, NN Acusadas por corrupción de funcionarios cuando intentaron sobornar a un guardia civil para que no las arreste en 1978, 10 años después Pepita fue juzgada ante el 6 Tribunal Correccional por el mismo delito. Marzo–abril de 1988 Diario «El Nacional» NN Durante batidas diarias coordinadas por las comisarías de Miraflores y San Isidro, 93 fueron arrestadas en el mes de marzo, 80 en abril, 90 en mayo y 90 en junio. 1988 Diario «Hoy» Doris–Rubén Farfán Ortiz, La Faraona–Francisco Olivares Riega, La Gata–Salvador Palomino Abad, La Gringa–Walter Acuña Plaza, Zoila–Carlos Moscol Villanueva 8 fueron arrestadas por la Guardia Civil al mando del mayor Julio Verne Medina, bajo la supervisión del fiscal de turno Lidio Marticorena, en los departamentos 73 y 74 del solar «El Ponce» en jirón Huánuco 920. Barrios Altos, 14 de agosto de 1988 Diario «La República» NN Hasta 8 fueron asesinados por Sendero Luminoso y arrojados en ríos y botaderos en La Hoyada, Pucallpa. Ucayali, 12 de setiembre de 1988
«Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación», 2003 Karina–Angel Pedro Castillo C. Asesinada a martillazos por José Eduardo Huaringa Ruiz. Miraflores, 12 de setiembre de 1988 Diario «Extra» NN Asesinada y hallada con el cartel: «Así mueren los maricones», en Tarapoto. San Martín, febrero de 1989 Semanario «Cambio»; «Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación», 2003 Jhony Achuy, Alberto Chong Rojas, Raúl Chumbe Rodríguez, Rafael González, César Marcelino Carvajal, Luis Mogollón, Max Pérez Velásquez, Carlos Piedra, NN Capturados por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en el bar «Las Gardenias» y asesinados a balazos en el jirón Manco Inca del pueblo joven «9 de Abril», Tarapoto. San Martín, 31 de mayo de 1989 Semanario «Cambio»; «Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación», 2003 Carmen Rosa–César Roberto Bejarano Urping, Lucero–Pedro Javier Quispe Blasto, Teresa– Demetrio Juan Hinostroza Desaparecidas. Carmen Rosa fue vista por última vez abordando un vehículo en el óvalo de la avenida Arequipa; Lucero y Teresa en el cruce de las avenidas Arequipa y Javier Prado. Miraflores–San Isidro, 20 de setiembre de 1989 Diario «La República» NN 100 fueron arrestados por la Policía General durante un concurso de belleza en una peña, en avenida del Ejército 1038. Miraflores, 24 de setiembre de 1989 Diario «El Nacional» Cristal–Rolando Bacho Deza, Daniela–Daniel Ramírez Torres, Fabiola–Luis Segundo Sánchez Quintana, NN Cristal fue capturada el 27 de agosto de 1989 en el cruce de la avenida Javier Prado y la calle Las Orquídeas, San Isidro; asesinada por golpe con objeto contundente y descuartizada por sus extorsionadores: Héctor Wilfredo Alonso Jiménez, Miguel Alberto Caballero La Torre o Luis Alberto Santander Pretell, Carlos Mendoza Gutierrez y Oscar Ulises Silva Napurí; fue hallada el 20 de setiembre en los Pantanos de Villa, Chorrillos. Daniela fue asesinada a balazos el 13 de octubre de 1989, y abandonada en la carretera Antigua Panamericana Sur, por los mismos delincuentes. Fabiola fue golpeada y asesinada el mismo día, con 6 disparos a quemarropa en el abdomen, cuello y cabeza, y arrojada desde un auto en la cuadra 1 de la calle Manuel de Las Casas, San Isidro, con el cartel: «Así mueren los sidosos». Otras 5 fueron descuartizadas y arrojadas en distintos distritos de Lima entre setiembre y octubre de 1989. Diarios «El Comercio», «El Nacional», «Expreso», «Extra», «La República» Lucy, Estrella Secuestradas en el cruce del jirón Salón y la avenida Guardia Chalaca. Callao, octubre de 1989 Diario «Extra» Chavela, Silvia–Aldo César Quiroz Malpartida, Gregorio Jiménez Tito Asesinadas a balazos. 1989 Diario «El Nacional» La Chueca–José Samy Sarmiento Linares, La Solterona–Víctor Armando Torreani Smith, Carlos Iriarte Copayra, NN Hasta 500 fueron arrestados por la 35 Comandancia y la Unidad de Servicios Especiales de la Policía General, bajo la supervisión del fiscal adjunto Hildebrando Saldarriaga Neira, durante un concurso de belleza en la peña «El Dique» en avenida La Marina 3423, posteriormente la División de Licencias Especiales de la Policía Técnica anunció que 20 eran portadores del SIDA y que serían internados en diversos hospitales. San Miguel, 29 de abril de 1990 Diarios «Hoy», «La Crónica», «La República», «Onda»
Giovanna–Francisco Navarro Gutiérrez, Marilyn–Gregorio Ross Antezana, Antonio Bernardino Alama, Víctor Francisco Echevarría, Freddy Guzmán López, Nicasio Mamani Gil, Ricardo Javier Mondoñedo, César Monteverde, Juan Palomino Breña, César Pérez Guerrero, Roberto Quispe Larona, José Orlando Villacorta Asesinadas. Freddy Guzmán en los alrededores de la Plaza de Acho; Ricardo Mondoñedo, a balazos, en la cuadra 4 de la avenida Javier Prado, San Luis; César Monteverde por golpes en la cabeza; y César Pérez en el Callao. Enero 1989–junio 1990 Diarios «Extra», «La República» Marisol–Rafael Herrera Arrojada el 17 de junio de 1990 desde el piso 6 de un edificio en Higuereta, Santiago de Surco, por Gonzalo Herrera, resultó con traumatismo en la mano. Cuatro sicarios intentaron atropellarla el 19 de junio de 1990 en Lince. Diario «Extra» Raquel, NN Raquel fue descuartizada por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, el 18 de julio de 1990 en Pucallpa, Ucayali, y hasta otras 8 entre mayo y julio, tanto en Ucayali como en Tarapoto, San Martín; dos fueron golpeados, amenazados de muerte, desvalijados y atados desnudos a un árbol. Diario «Página Libre»; informe «La Violencia al Descubierto: represión contra Lesbianas y Homosexuales en América Latina» del Comité Inter–eclesial de Derechos Humanos en América Latina, 1996; «Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación», 2003 NN Golpeadas, desvalijadas, maniatadas y amenazadas de muerte por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Callao, julio de 1990 Diario «Extra» NN Noventa y ocho fueron arrestadas por la 7 Región de la Policía General en el Cercado de Lima, Jesús María, Lince, Miraflores y San Isidro y trasladadas sin su consentimiento a las dependencias policiales para pruebas de descarte para SIDA. 8 de agosto de 1990 Diario «Onda» Sandra–Gilberto Cabrera Meléndez Asesinada a balazos en la cuadra 1 de la avenida Nicolás de Piérola. San Isidro, 21 de enero de 1991 Diario «El Comercio» Amanda–Raúl Távara Guaman Asesinada con tres disparos en la cuadra 2 de la avenida Argentina. Cercado de Lima, 24 de enero de 1991 Diario «El Comercio» Chora–Julio Cesar Gallufi Espinoza, Benito, La César, La China Chora fue asesinada con 4 disparos y La César y La China heridas, en la cuadra 6 de la avenida Francisco Pizarro, por 4 hombres que se identificaron como miembros de la Policía Técnica. Benito fue herido en Surquillo. Rímac, 20 de julio de 1991 Diario «El Nacional» Angela–Edwin, NN Angela fue golpeada y arrojada en la Costa Verde en junio de 1989; el 7 de marzo de 1990 fue abordada y violentada, al ser rescatada por la policía, se encontraron 4 cuchillos, 2 machetes y sogas dentro del auto. Otras también fueron golpeadas, desvalijadas, arrestadas o abandonadas en playas alejadas por el Serenazgo de San Isidro, coordinado por el coronel de la Policía Nacional Ricardo Ruiz, bajo el mando del alcalde Carlos Neuhaus Rizo Patrón. Sus denuncias no fueron atendidas por la Prefectura de Lima. Julio de 1989 – setiembre de 1991 Diarios «Expreso», «Extra» Ricardo Bazán Murillo Herida a quemarropa en ambos muslos y arrojada desde un auto entre las cuadras 24 y 25 de la avenida Arequipa. Lince, 29 de junio de 1993 Diario «Súper Ídolo»
NN 74 fueron arrestados por la Policía Nacional en un chifa en la avenida Inca Garcilaso de la Vega 1031, un oficial de la Policía Nacional especuló que la mayoría eran portadores de enfermedades venéreas y SIDA. Cercado de Lima, 11 de agosto de 1994 Diario «Onda»
NN Asesinada e incinerada, hallada el 26 de noviembre de 2004 en Surco por la policía, quienes declararon ignorar los motivos; el mismo día el noticiero televisivo «24 Horas» especuló que los asesinos traficaban drogas, y la prensa escrita concluyó que fue un ajuste de cuentas. «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Olenka–David Cachay Capcha Golpeada y asesinada a balazos en el cruce de las avenidas Alejandro Bertello y Tomás Valle. Callao, 9 de junio de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Vicky la Terrible–Hermogenes C. P. Abordada en la cuadra 24 de la avenida Arequipa, Lince; drogada, violada, golpeada y desvalijada en una vivienda cercana al Puente del Ejército, maniatada y abandonada en la ribera del río Rímac. 11 de agosto de 1995 Diario «Extra»
NN Arrestadas por la Policía Nacional del Perú y el Serenazgo del Callao en la avenida Tomás Valle. El lugar donde ejercían el trabajo sexual, conocido como «El Pantanal», fue destruido. Callao, 4 de enero–22 de febrero de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN Golpeadas en la discoteca «Achakes» de la avenida Alfonso Ugarte. Cercado de Lima, 18 de junio de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN 300 fueron arrestados por la Policía Nacional en las discotecas «1031», «Kanyu» y «Sagitario». Cercado de Lima, 26 de enero de 1996 Diario «Expreso»
Laura Condori, Gaby Mariño, Jana Villayzán, Carola, Magali, Toña, Valeri Amenazadas por el Serenazgo de Miraflores. 14 de febrero de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
La Gitana–Jorge Luis Rojas Mimbela Asesinada a golpes y arrojada desde un edificio de la cuadra 11 del jirón Cuzco. Cercado de Lima, 10 de julio de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Marcela–Luis Marcelo Fernández Cánepa Golpeada y asesinada con 12 cuchilladas en el rostro, cuello, tórax, abdomen, brazos y piernas, el 15 de Febrero de 2005 por Luis Fernando Soto Camacho, luego de una relación de 16 años. Descubierta el 19 de febrero en el interior «F» de una quinta en la cuadra 12 de la calle Miró Quesada en Barrios Altos, Cercado de Lima, por miembros de la «Comisaría San Andrés». Diarios «Ajá», «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN Arrestadas por la Policía Nacional, bajo la supervisión del Fiscal de Prevención del Delito César Celis y la prefecta Nilda Orrego Millones, en la discoteca «Encantos» de La Victoria, Chiclayo. Lambayeque, 17 de julio de 2005 Diario «El Norteño»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Zully–Skeyler Pachas Ocharán Golpeada y desfigurada con 1 vaso de vidrio roto por José Surichachi Vílchez, en la discoteca «1031» de la avenida Garcilaso de la Vega. Cercado de Lima, 11 de Marzo de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN Golpeadas por el Serenazgo de Lima en la avenida Du Petit Thouars, una fue retenida y rociada con gas lacrimógeno. Cercado de Lima, 22 de julio de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN 186 fueron arrestados por la Policía Nacional al mando del teniente Edgar Reyna Zelada, en coordinación con la Municipalidad y la Subprefectura de Lima, y los tenientes gobernadores de La Victoria, Lince, San Isidro y Villa María del Triunfo, en las discotecas «1031», «Imperio» y «Sagitario». Cercado de Lima, 1 de febrero de 1996 Diarios «El Comercio», «Expreso» NN Hasta 8 fueron arrestados por la Policía Nacional en las cuadras 12, 13 y 14 de la avenida Du Petit Thouars. Cercado de Lima, 17 de mayo de 1996 Diario «La República» NN Arrestadas por la policía y el Serenazgo de Lima bajo supervisión de Arturo Málaga Rubina en distintos locales. Cercado de Lima, 4 de julio de 1996 Diario «La República» NN Hasta 156 fueron arrestados por la policía y el Serenazgo de Lima en 6 discotecas, entre ellas «1031», «Kanyu», e «Imperio». Cercado de Lima, 8 de julio de 1996 Diarios «El Comercio», «La República» NN Más de 50 fueron golpeadas por la policía en las avenidas Aviación, Nicolás Arriola y San Luis, y trasladadas sin su consentimiento al Hospital de Sanidad de las Fuerzas Policiales para pruebas de descarte para enfermedades venéreas y VIH. La Victoria, 25 de febrero de 1997 Diario «Ojo» Greysi–Miguel Ramos Reategui, Reina Lony–Daniel Hurtado Saavedra Greysi fue herida en el abdomen y el tórax y Reina Lony asesinada de 1 balazo en la cabeza, en la cuadra 62 de la avenida Alfredo Mendiola. Los Olivos, 19 de mayo de 2003 Diario «La República» Heidi Salim–Edgar Milton Salinas Luyo Golpeada, atada y asesinada por asfixia con cinta de embalaje en la boca, por Luis Alberto Alegre Pérez, Luis Carlos Astete Córdova y José M. P., para desvalijar su casa. 12 de noviembre de 2004 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
José Gómez Castro, Ángel Hernández Amacifuén, Víctor Navarro Ruíz, Adrián Rivas Neyra Arrestadas, golpeadas y desvalijadas por la Policía Nacional, en las cuadras 12 y 13 de la avenida Arequipa. Los miembros de la «Comisaría Petit Thouars» no admitieron su denuncia y las golpearon nuevamente. Cercado de Lima, 29 de marzo de 2005 Diarios «Ajá», «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Alexandra, Fabiola, Tatiana, NN Golpeadas por el Serenazgo de Lima en la avenida Du Petit Thouars. Cercado de Lima, 4 de agosto de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Marco Díaz, Giovanni Portilla Arrestadas por miembros de la «Comisaría Cesar Llatas» en las calles Luis Gonzáles y Elías Aguirre, Chiclayo. Lambayeque, 7 de mayo de 2005 Diario «El Norteño»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Vanesa Golpeada varias veces con 1 botella en un hotel. Santiago de Surco, 22 de octubre de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN Desvalijadas por Johnny Avilés Gonzáles y Ángela Espinoza Serna, en la cuadra 2 de la avenida Guzmán Blanco. Cercado de Lima, 3 de junio de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Nicole, NN Golpeadas y desvalijadas por el Serenazgo de Lima en el cruce de la calle Ilo y el jirón Chota, Nicole fue además mordida por 1 perro del serenazgo. Cercado de Lima, 19 de noviembre de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
NN Más de 40 fueron golpeadas y arrestadas por el Serenazgo de Lince en las avenidas Arenales, Arequipa y Du Petit Thouars, y los jirones Enrique Villar, Manuel del Pino, Manuel Segura y Teodoro Cárdenas, y trasladadas sin su consentimiento al Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público para pruebas de descarte para VIH y hepatitis B. Lince, 7 de junio de 2005 Diario «El Trome»; «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima
Tatiana Desvalijada y golpeada por el Serenazgo de Lima en la cuadra 13 de la avenida Arequipa. Cercado de Lima, 31 de diciembre de 2005 «Informe Anual 2005. Situación de los Derechos Humanos de Lesbianas, Trans, Gays y Bisexuales en el Perú» del Movimiento Homosexual de Lima (Sigue en destrucción)
ÍSTICA
2005
ANEXOS 125
Giuseppe Campuzano La Carlita – detalle 2004
bibliografía
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Dibujo complementario Giuseppe Campuzano: portada, 61; Antonio Núñez Jiménez: 3, 7, 8, 10, 12, 13, 15, 16, 20, 24, 32, 36, 44, 50, 60, 74, 83, 91Fotografía complementaria Claudia Alva: retira de portada, 70; Giuseppe Campuzano: retira de portada, 51; Jorge Chávez: retira de portada; Sophia Durand: 26, 27, 34, 39, 52, 64, 67, 78; Kristy Li Puma: retira de portada; Carlos Pereyra: 6, 14-15, 21, 23, 35, 37, 68, 75, 82-83, 90-91, 124-125; Giovanny Romero Infante: retira de portada Retoque de imágenes Giuseppe Campuzano, Sophia Durand, Carlos Pereyra Traducción Giuseppe Campuzano, Dominique ScobryRevisión de estilo Gustavo Buntinx, Regina Contreras, Carlos Pereyra Diseño gráfico Giuseppe Campuzano, Sophia Durand Impresión Forma e ImagenEstuche Momoland, Etiquetas J. J.
Martín Acero Vivanco Walter Acosta Chrissy Tyche Alleyn Belissa Andía Paul Apaza Manuel Arboleda C. Archivo General de Indias Archivo General de la Nación, Sala de Investigación Guillermo Lohmann Villena Henry Armas Carla Aucaylle Quispe Banco de Crédito del Perú Mario Bellatin O. Hugo Benavides Christian Bendayán Det Kongelige Bibliotek Biblioteca Hugo Pereyra Sánchez Biblioteca Luis Eduardo Wuffarden Biblioteca Nacional de España Biblioteca Nacional del Perú Bibliothèque Nationale de France Biblioteca Pública de Lima Instituto Francés de Estudios Andinos, Biblioteca Museo de Arte de Lima, Biblioteca Manuel Solari Swayne Museo Nacional de la Cultura Peruana, Biblioteca Palacio Real de Madrid, Real Biblioteca Bordaduría y Artesanía La Incontrastable Carmen Boullosa Jorge Bracamonte Allaín Annie Bungeroth Hugo Campuzano Espinoza Javier Campuzano Espinoza Gisela Cánepa Koch Andrew Canessa Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán Verónica Cereceda Miguel Coaquira Familia Colonia Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú Creaciones Arte Católico Rosita Chávez Florindez César Delgado Wixan Francesca Denegri Pierre Duviols Editora SINDESA Empresa Editora El Comercio Empresa Periodística Nacional Grupo La República Prensa Popular
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A mi familia y amigos, en particular a Enma Campuzano, Andrea Cornwall, Carlos Pereyra y Susana Torres por su entusiasta e invaluable colaboración.
agradecimientos
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