Monólogo del phallus
Adiel Cañizares
Colección Literatura Erótica
www.librosenred.com
Dirección General: Marcelo Perazolo Dirección de Contenidos: Ivana Basset Diseño de cubierta: Emil Iosipescu Diagramación de interiores: Federico de Giacomi
Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright. Primera edición en español en versión digital © LibrosEnRed, 2005 Una marca registrada de Amertown International S.A. Para encargar más copias de este libro o conocer otros libros de esta colección visite www.librosenred.com
ÍNDICE
Presentación
7
Prólogo
9
Introducción
10
Uno
12
Dos
22
Tres
25
Cuatro
33
Cinco
37
Seis
43
Siete
47
Ocho
50
Nueve
53
Diez
55
Once
57
Doce
60
Trece
63
Acerca del autor
67
Editorial LibrosEnRed
68
El pene es un asta donde hondean unos labios en un clímax de felicidad.
Para Marbella, mi esposa, quien tiene un phallus mejor que el mío, y una vagina con vida propia que me subyuga.
PRESENTACIÓN
“El placer sexual es el más fuerte de los placeres. Por eso está en condiciones de crear las ligazones más fuertes. Si alguien nos da un gran placer erótico,trataremos de encontrarlo de nuevo, una y otra vez”. Sigmund Freud
Este libro no se terminará de escribir sin su participación, por eso necesita de su invaluable colaboración para crecer y crecer hasta convertirse en una gran perfoliata; en tal sentido, es de vital importancia para su culminación que cada lector dé su sincera opinión. Igualmente, quiero dejar bien claro que las opiniones contenidas en cada tema no son infalibles ni inmutables, en consecuencia, amigos lectores, mis opiniones virarán de sentido cuando su acertada opinión así lo aconseje; o en todo caso, su divergente opinión será presentada a los demás lectores para que la analicen y lleguen a conclusiones personales. Es tan cierto esto que, con el tiempo y su intervención, espero que este libro también cambie su título de Monólogo del Fhallus, por: Millones de Monólogos del Phallus. Ahora bien, como en toda propuesta sometida a la consideración de terceros es seguro que se levantarán voces de justificados desacuerdos, aunque sé que también se oirán voces de singular empatía, y todos serán tomados en cuenta. Sin embargo, lo más importante es que logre motivarlo a expresarse, yo le garantizo que una vez que haya leído este libro tendrá algo que decir. El tema, como se verá en su desarrollo, nos incumbe a todos, por tal, su participación fluirá de la manera más espontánea. Para estar seguro de su participación, la publicación de este libro se hará en la red; es decir, a través de Internet; y así, todos tendremos la oportunidad de saber cuánto sabemos sobre un órgano fundamental de nuestro cuerpo, y no sólo eso, sino qué opinamos sobre el phallus y qué placer sabemos obtener de el. Sé que puede parecer chocante la afirmación de que “todos los seres humanos tenemos pene”, no obstante, es lo tajante de esa propuesta la que me garantiza su opinión personal.
7 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
De otro lado, también tengo que advertir al lector que este libro no es una disertación científica sobre el tema, pero tampoco cae en la obscenidad ni la pornografía. De igual modo, su contenido no pretende ser en un sentido literal: erótico, sexual ni sensual; sino más bien, es un guiño poético, un santo y seña, una picaresca dedicatoria al phallus. Así que, relájese, lea con inquisitiva atención, y opine. ¡Ah fabulosa oportunidad! ¿No cree? Su edad o sexo es lo de menos, así que no se asuste, pues, a pesar de que existe un arraigado tabú sobre el particular, será como hablar sobre lo mucho que sabe sobre sus manos, pies, cara, pelo…; o en el mejor de los casos, aproveche la oportunidad para saber qué opinan otros sobre el pene. No obstante lo antes dicho, debo decir que este Monólogo del Phallus, está referido, concretamente, al phallus masculino. Quizás, lo más sensato es que hubiese hecho una encuesta antes de presentar cualquier opinión sobre el pene; sin embargo, es muy engorroso, embarazoso, difícil, comprometido, espinoso afrontar a un hombre para preguntarle sobre su pene –sobre todo si se trata de un desconocido–, esto a pesar de que los hombres siempre hablamos abiertamente sobre la sexualidad; pero, cosa distinta es abordar a alguien para que hable de su pene y de sus experiencias, ya que, de seguro, lo primero que va a pensar es que está frente a un pervertido o un invertido. Y ni se diga de pedirles la opinión a las mujeres que siempre se escudan en su recato para no hablar sobre cualquier tema sexual. No obstante, muchas de las opiniones están amparadas por las conversaciones sostenidas en reuniones de hombres donde se habla sin mucho tapujo sobre relaciones sexuales; pero que por lo general están más referidas a la fanfarronería masculina sobre potencia viril y la exageración del tamaño del miembro. Sin embargo, el gran sondeo se hará con su participación a través de la red; como lo comprobará, la totalidad de los temas planteados están diseñados con interrogantes para que usted, amigo lector, opine. He de dejar muy en claro que este libro no pretende competir o disentir con el extraordinario libro Monólogos de la Vagina, de la estupenda escritora Eve Ensler. Su tema resultó ser fascinante porque permitió a muchas mujeres redescubrir sus vaginas. Por el mismo camino espero que redescubran sus phallus (pene-clítoris). Por último, desde el punto de vista masculino, grupo al que pertenezco, es bastante lo que sé sobre mi pene; en tal sentido, aquí les dejo mi opinión. Advertencia final: El sexo es un tema inagotable, y las experiencias son tan personalísimas que nadie más que uno mismo está en capacidad para evaluarlas; es como el cuento de nunca acabar, pero donde todos tenemos la última palabra. 8 LibrosEnRed
PRÓLOGO
En cuanto a sensaciones y placeres sexuales aún queda mucho por decir.
Esta página estará en blanco por ahora; pues ha de ser escrita por usted. Es la primera oportunidad que le doy para que participe de la realización de este libro. Muy pronto habrá un prólogo en esta página, y llevará su nombre. ¡Escríbalo, por favor!
9 LibrosEnRed
INTRODUCCIÓN
“La belleza es la carnada con que el deleite seduce al hombre para aumentar la especie”. Edmund Spencer
Todos los seres humanos tenemos pene. Y esto no es ninguna afirmación fútil; pero para entender mejor esta afirmación tan rotunda tenemos que describir la anatomía de los penes. Entonces, tenemos que: “El pene masculino es un tubo cerrado, formado por tres haces de tejido vascular unidos por tejido conjuntivo y cubiertos por piel laxa. Dos haces grandes de tejido, los cuerpos cavernosos, forman la parte superior del pene y contienen numerosos compartimentos que se llenan de sangre durante la excitación sexual, lo que provoca la erección y rigidez del pene y que permite su introducción en la vagina para la eyaculación de la esperma. Los nervios sacros controlan el flujo de sangre hacia el interior de los cuerpos cavernosos, debajo de éstos se encuentra el tercer haz de tejido: el cuerpo esponjoso. Este haz está perforado por la uretra por donde circulan el semen y la orina. El extremo del pene ostenta un ensanchamiento en forma de bellota, muy rico en terminaciones nerviosas sensitivas que recibe el nombre de glande, el cual está cubierto por una capa cutánea retráctil llamada prepucio. El pene cuelga libre cuando no está erecto”. Pues bien, ahora descubramos el pene femenino, veamos qué es el clítoris: “Pequeño órgano erógeno y eréctil, muy vascularizado e inervado, equivalente femenino del pene, aunque mucho más pequeño; se localiza debajo de los labios menores, su glande es de 3 a 5 mm, está cubierto por una caperuza similar al prepucio, y es anterior al orificio vaginal, pero independiente de la uretra. Al igual que el pene, cuando se estimula sexualmente experimenta erección, y es una de las zonas más importantes de excitación y placer sexual en la mujer”. Según el diccionario, phallus se deriva del latín, y era aplicado antiguamente para identificar indistintamente tanto al pene como al clítoris. La similitud entre el pene y el clítoris es consecuencia de su origen en la determinación de la formación sexual en el útero; esto es, que surgieron del mismo órgano cuando se determinó la sexualidad. 10 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Con lo anteriormente expuesto, creo que no hay lugar a dudas sobre la realidad de que todos los seres humanos tenemos pene, salvando, no obstante, algunas pequeñas diferencias anatómicas y de funcionalidad. En tal sentido convengo con los antiguos, quienes se percataron y definieron indistintamente al phallus como un mismo órgano (pene/clítoris). Ahora bien, si nos avenimos en esta afirmación, todos tenemos algo que decir sobre el pene, ya que todos lo conocemos desde siempre, nacimos con un pene; por consiguiente, siempre ha estado ahí al alcance de nuestras manos, y bien o mal, siempre nos hemos servido de el. Aunque, como se dijo anteriormente, aquí quien va a hablar es el pene masculino; pero, como son ellas quienes se sirven de dicho phallus, en consecuencia, no puede existir mejor perito para dejarnos saber sobre sus experiencias: buenas o malas; veamos, entonces, qué opinan ellas sobre el pene masculino. No obstante, retornando a la afirmación inicial de la introducción, donde se afirma que todos los seres humanos tenemos pene, las reto a que redescubran ese órgano echado al olvido; está ahí al alcance de la mano. Así que, si no queréis opinar sobre el phallus de él, de seguro algo tendréis que decir sobre el phallus vuestro; que dicho sea de paso, es muy poco lo que se escribe, y ni se diga habla, sobre el clítoris. Motivo por el cual, el último apartado está dedicado especialmente al clítoris/pene.
11 LibrosEnRed
UNO
“El deseo sexual es el alfa y omega de todos los deseos”.
El principal motor que mueve las acciones del hombre está referido a la sexualidad. El sexo marca y determina todo nuestro comportamiento emocional y psicológico desde mucho antes de nacer. En consecuencia, el anormal desarrollo de algunos patrones sexuales influye y determina el comportamiento emocional o psicológico de los individuos, siendo la causa de muchas de las desviaciones, fobias o traumas que subyugan a los adultos. Al respecto, Sigmund Freud afirma: “Lo más alto y lo más bajo se hallan más intima y enérgicamente reunidos que en ningún otro lado como en la sexualidad.” Ahora bien, la historia de la aparición de la vida es tratada desde el punto de vista religioso y científico con distintos enfoques, así tenemos dos teorías: creacionista y evolucionista. La teoría evolucionista no será tema a tratar aquí. La teoría creacionista, contenida en el Génesis, nos habla de la creación de Adán y Eva por Dios, y es de la unión de este primer hombre y esta primera mujer de donde desciende toda la raza humana. Una de las cosas que más llama la atención es lo relativo al llamado pecado original; es decir, la forma como Eva es engañada y luego induce a Adán a cometer el mismo acto pecaminoso –con lo que se trata de justificar, consecuencialmente, la desaparición del Jardín del Edén (Paraíso), la pérdida de la gracia de Dios, el surgimiento de una humanidad inmoral y su merecido castigo; así como la conversión de la tierra en el mundo hostil, y la vez hermoso, que conocemos–; sin embargo, no es claro el Génesis sobre las razones que motivan al demonio-serpiente a inducir a la hembra humana a comerse la susodicha manzana. ¿Qué había en esa inofensiva fruta? ¿Por qué una manzana? Además, ¿por qué se comprometió la serpiente en tan infernal embrollo? Y, por último, ¿por qué Dios dejó al alcance de la mano de los humanos tamaña tentación? Dígame eso: “El árbol de la ciencia del bien y el mal” Sin ánimo de parodiar el Génesis me atrevo a disentir del medio utilizado por el señor de las tinieblas para hacer pecar a los humanos, así como los motivos. En consecuencia, aquí el 12 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
motivo es la venganza, y el medio utilizado, el sexo. Esta propuesta no resuelve ninguna de las interrogantes sobre la conducta sexual humana, es sólo una inquietud personal salvada por la magia de la imaginación. Nada en serio. Pero no deje de prestarle atención a esta propuesta de creación apócrifa y profana, tal vez convenga conmigo en que hay algo que los sabios teólogos no han querido revelarnos. ¿Será que son conniventes los científicos en ello? Es probable que esté pensando que este libro se inicia con un tema que no tiene nada que ver con la propuesta inicial sugerida en el título ni con su presentación o introducción; sin embargo, como el propósito del libro es plantearle algunas propuestas que lo muevan a participar en la realización del mismo, dígame si está de acuerdo en que cambiemos la fruta del árbol de la ciencia del bien y el mal, por la fruta de Eva que sabe bien y no es nada mal, ¡claro!, una vez que haya leído el tema que sigue.
Anoche tampoco fue mi noche. ¡Qué largas son las noches del insomnio!, ¿verdad? Larga noche, noche larga. Noche de vueltas y vueltas y más vueltas en el lecho. La cama amanece hecha un nido, las almohadas retorcidas y las ojeras renegridas. En los brazos mortificantes del insomnio uno se devana los sesos entretejiendo toda clase de pensamientos absurdos e inútiles, incluso el absurdo de cerrar los ojos y contar ovejas; hace y deshace miles de ideas, entretanto, se revuelca en su cama. Añora una lágrima de sueño, aunque sea un sueño ligero. Si al día siguiente se tiene que trabajar, entonces uno cae en desesperación y repite una y mil veces: «¡Tengo que dormir, tengo que dormir, tengo que...!» Anoche, después de recorrer sin cesar la geografía de mi lecho, de haber ido innecesariamente al baño muchas veces, de haber revisado sin ningún objetivo el refrigerador otras tantas; por fin, al último grito de la aurora, cuando los gallos ya estaban desgañitados de tanto gritarle al viento, unos hilos dorados entretejieron mis ojos cuando el mazo del ogro insomne dejó de golpearme, me dormí; pero, entonces raudo me arrullé en los brazos de la subconciencia onírica. Soñé. Soñé que soñaba el primer sueño del hombre. Era Adán que soñaba. Dios soñaba para Adán y él soñaba para mí. Algún día quizá alguien diga que fue una revelación; otro, una herejía. Yo sólo soñé. Mi sueño me reveló la génesis de todas las cosas, concretamente, los primeros y únicos días de la existencia del Paraíso. Ahora les cuento sobre un Génesis apócrifo, pero lo soñé así, o al menos, es como lo recuerdo.
13 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
LUZBEL, EVA Y ADÁN “Desde el cielo, a través del mundo, hasta el infierno”. Goethe-Fausto
Al inicio del tiempo: era el Paraíso una versión terrenal del cielo, un remanso de paz y gloria donde reinaba la armonía y abundancia de toda la creación. Este mundo había sido creado tan recientemente por Dios, que aún reinaba en el ambiente el divino aroma de su gloria; todo carecía de nombre, en consecuencia, la principal ocupación de Adán era descubrir y ponerle nombre a todo lo que estaba al alcance de cualesquiera de sus sentidos, y también poblar el mundo con su descendencia. Tampoco existía la experiencia de ninguna clase de sentimientos: ni buenos ni malos. Como todo estaba al alcance de la mano, Adán y Eva no tenían que hacer el más mínimo esfuerzo por conseguir nada. El mundo era en aquel entonces redondo como una naranja, y Pangea era una franja única de tierra firme que se extendía alrededor del Ecuador, y era plana como la palma de la mano. Pero una vez que Dios hubo terminado su creación y heredada la tierra paradisíaca a Adán y Eva, después de su partida, ocurrió un hecho extraordinario que nos ha dado este singular mundo que hoy disfrutamos y sufrimos. Como consecuencia de ese hecho, Dios enfureció y convirtió este planeta en un mundo convulsivo y feroz ahora dividido en enormes franjas de tierra separados por insalvables mares y océanos; con un inalcanzable y helado Everest, incandescentes volcanes, eternos casquetes polares, un ardiente Sahara y la cima que besa el cielo del Kilamanjaro. Ahora que, en cuanto al cuento de la serpiente del paraíso que engañó a Eva con la prohibida manzana, no es cierto que Dios haya cometido el descuido de dejar al alcance de la mano de la ignorante Eva y el idiota de Adán, el árbol de la ciencia del bien y el mal; si no que, es otro el cuento. Lo que en realidad ocurrió es que para aquel entonces el diablo ya andaba suelto; sí, como lo oyen, para el momento en que Dios tomó la decisión de crear la vida en este nuevo mundo y seres a su imagen y semejanza, ya se había producido un cisma en el cielo; por tanto, Dios andaba de malas con su lugarteniente, su comandante en jefe, su ángel principal y seguro heredero al trono, quien fue y será al tenor de los siglos su archienemigo, nada menos que Luzbel; y que eternamente ha de ser conocido por estos confines universales como el Rey de las tinieblas, Lucifer, don Satanás, Man-
14 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
dinga...; el único con la fuerza suficiente como para echarle a perder a Dios su obra de creación más cara, porque después Dios tuvo que sacrificar a su hijo único para enmendar el mal. En verdad no somos una obra planificada por Dios, sino una consecuencia fortuita, ya que, Él en su estado de desilusión y desengaño porque se había producida esa gran rebelión en su reino –el cielo–, la cual tuvo que sofocar con la expulsión de los revoltosos y el retiro de su gracia, se había dado a la tarea de recorrer sus dominios universales (algo así como el patio de su casa, pero que nosotros vemos como infinito universo); entonces fue así como, andando por ahí, de pronto se encontró con un ínfimo e insignificante sistema planetario con bolitas materiales como esta que llamamos tierra y su pequeña lamparilla luminosa llamada estrella; y fue su voluntad crear la vida; ¡claro!, previa creación de las condiciones indispensables para la vida como agua, oxigeno, y muchísimas más. Decidiéndose luego a crear una criatura a su propia imagen y semejanza, y otras de orden menor. ¡Enhorabuena, somos como Dios! Bien, fue de esa manera como vinimos a parar a este planeta azul. Ahora bien, conocido nuestro origen y las circunstancias que lo motivaron, ahora retornemos de nuevo al Paraíso. Tenemos a un macho y una hembra a su lado, recibida ésta como obsequio; digo, como compañera. (Las mujeres se enfurecerían hasta con Dios, si se llega a revelar que fueron dadas como regalo al hombre para que gozara y no se sintiera solito). Pues bien, la divina Eva que no tenía que hacer nada para sí ni para Adán, y que para aquel entonces ya está en pleno disfrute y goce del Paraíso, parece estar un tanto fastidiada, aburrida; pues, no hay otras mujeres para chismear ni de quienes sentir celos o envidia, tampoco hay nada que ambicionar: es dueña absoluta del mundo donde vive. Piensa ella que es patética su vida, ¡qué Paraíso tan aburrido! Realmente no entiende la apatía de Adán, quien la ignora casi todo el tiempo; esto es, que el muy tonto parece no percatarse que ella es hermosa y que anda como Dios la echó al mundo –ni siquiera se había inventado el traje de hoja de Eva–. Pero Eva ignoraba que Dios no iba a dejar cabos sueltos; razón por la cual, una vez hecha (no creada) ella de la costilla del hombre procedió a implantarle su ciclo menstrual para que se iniciara su proceso ovular, y después de haberles dado la orden inapelable de poblar el mundo con su descendencia, le dijo al oído a Adán que debía esperar hasta que su compañera menstruara, y que un olor muy especial le iba a indicar cuando podía realizar la cópula; entre tanto, debía dar gracias al Creador, su Dios, y dar nombre a todo ser vivo y a cada cosa material o inmaterial que se le presentaba. Así realizado esto; es decir, terminada toda su obra creadora (durante seis días más el descanso), Dios cogió todos
15 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
sus cachivaches, montó en su nave y se fue a echarle un vistazo al cielo que había dejado solo durante los siete días que estuvo haciendo la vida en este mundo, y los muchos otros días que estuvo haciendo lo mismo en otros mundos y dándose una paseadita por su enorme universo; pero que en tiempo de omnipresencia divina es ya, ahora, al instante. Pero como reza el dicho: “Que nunca falta el diablo a misa”; Dios que coge vuelo al cielo y el angelito Luzbel que llega. Vino, en realidad, sólo a echar un vistazo para ver qué era lo nuevo que había creado su antiguo jefe por estos rincones del universo. En medida de tiempo luciferino eso fue al instante, así: ¡zas! Pero, en tiempo terrenal, ya habían transcurrido varias fases lunares, y esto para Eva era más que suficiente para aburrirse de tanta vida inactiva, tanta pasividad; sobre todo, nada de aquello... Corría el día treinta y tres después de la creación, hacía ya varios días que a Eva se le había quitado la regla. Ella estaba plácidamente recostada sobre un lecho de hojas que Adán le había construido bajo la fresca de un frondoso panjí que estaba a orillas de un cristalino río, –entretanto, se despereza voluptuosamente en su cama de hojas, y suspira profundamente mientras se saca los piojos y los tritura con los dientes–. En las proximidades pacían el cordero junto al león en edénica armonía, –todavía los gatos negros, murciélagos, cabras, chacales, cuervos, sapos, culebras, el chupacabras..., no eran bichos malos–; su oído era deleitado con el hermoso trino de los pájaros del Edén. Aunque todavía no se había inventado el amor ni el erotismo, su cabeza estaba llena de pensamientos extraños que le estremecían el cuerpo; pues, su vulva se había hinchado un poco y estaba enrojecida y húmeda, y despedía un excitante hálito que ya empezaba a inquietar al ingenuo de Adán, quien se pasaba el día entero reconociendo los alrededores e inventando sonidos nuevos para identificar cada ser vivo o cosa que veía. Lo que ella no sabía es que Dios le había dicho a Adán antes de irse para el cielo que el estro de Eva, al igual que el de los otros animales, le iba a indicar el momento preciso de cumplir con la orden de la reproducción; era por ello que Adán estaba cumpliendo la orden de ponerle nombre a todo. Eva estaba entregada a sus pensamientos y todo era divinamente apacible en el Jardín del Edén; cuando de pronto: ¡zas!, y el demonio que aparece. ¡Pero claro que no fue cualquier pobre diablo el que se materializó, sino Luzbel en persona, Mefistófeles de carne y hueso, sí señor, además, con un mundo de diabluras en su cabeza! En verdad, él sólo quería echar un vistazo para ver cuál era la novedad de Dios en este mundillo, sólo por mangoneo; ahora que, no fue que tuvimos la mala suerte de que Luzbel se apareciera donde estaba Eva, sino que el muy poderoso señor de las tinieblas también tiene el poder de la omnipresencia, y lo primero que hizo fue clavarle el ojo
16 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
a Eva, quien muy inocente se estaba revolcando voluptuosamente sobre su lecho como gata en celo y estaba teniendo pensamientos impuros. ¡Claro!, que al primer golpe de vista enseguida se percató Luzbel de quienes eran los favorecidos de Dios, y de inmediato se le ocurrieron sus diabólicos pensamientos. Por supuesto, nada personal con Adán y Eva, sino viejas rencillas que saldar con Dios. Entonces chasqueando los dedos se dijo: «¡Ay papá, ya sé, me tiro a Eva, y me cago en Dios y su nuevo mundillo!» Así fue. Siendo Luzbel un ángel lleno de belleza deslumbrante cuando se hizo presente ante la nueva semejanza de Dios quedó horrorizado por la fealdad que Él había puesto a sus nuevas criaturas humanas, y no cabía duda de que todo había sido adrede, pues, no guardaban la más mínima semejanza con sus huestes celestiales. En verdad que Eva estaba muy lejos de la lindeza, puesto que tenía una cabellera enmarañada que le caía hasta las nalgas (con más de treinta días sin peinarse), ya estaba algo gorda por todo lo que se había tragado en el Paraíso; era cejuda, color endrino, ojos oblicuos y pies aplanados; tenía las uñas largas y llenas de mugre, mal aliento, olía a cebollas porque ya había desarrollado sobaquina; era torpe y sin gracia en el andar, pues caminaba semierguida. También hay que decir que tenía el sexo abrupto y almizclero, e igualmente tenía pelos en casi todo el cuerpo; era baja de estatura y no sabía ni cocinar agua; es decir, que tampoco era buena ama de casa; el pobre Adán vivía a régimen de frutas silvestres, miel y los mendrugos de maná que no llovían con regularidad, tal vez por descuido del ángel encargado de proveer las raciones, y que más bien parecían sobras de los opíparos banquetes celestiales ya que algunos estaban mordisqueados. Pero bueno, hay que decir a favor de ella que todavía no se había inventado el fuego y que vivían bajo el techo del cielo a la buena de Dios. Por último, hay que decir que para ese entonces a la hembra humana le empezaba su época de celo (al igual que los otros animales), y por tal, ella ya empezaba a despedir el olor sexual de celo; esto es, su estro natural. Algo que olía así como una mezcla de huevo podrido revuelto con queso rancio, leche cortada, pescado piche, mierda de gato, orines de caballo, almizcle de zorrillo, mariscos podridos y cebollas maceradas con ajos; todo coronado con el olor dulzón de lirios, alelíes, azucenas y canela. Ese aroma que acabamos de describir sería el delicioso y excitante olor sexual de una mujer en celo, olor que según la historia inicial del Paraíso los hombres percibiríamos a kilómetros de distancia, así podríamos saber cuando una hembra estaba receptiva y nos volveríamos locos de pasión por ella, y andaríamos con las pingas erectas tratando de copular, donde sólo las más fuertes lo obtendrían. Pero hoy día, sólo los ricos. Ya saben, cuestión de interés; es decir, asunto de mujeres.
17 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Al momento de la aparición de Luzbel, Eva se quedó como petrificada; en ese instante creyó que había provocado la ira de Dios por sus pensamientos impúdicos y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Ante sus ojos estaba un ser hermosísimo, era un varón de radiante belleza, espectacular y deseable, ¡humm! –Lo primero que había hecho Luzbel era hacerse desear por Eva–. Él tampoco tenía puesta ninguna vestidura, era alto y atlético, de ojos azules y enigmáticos como el mar, y era rubio como el sol; así mismo, se sabía dueño de un poder tan grande como el de Dios mismo, y no lo ocultaba. Pero había algo más: exhibía un hermoso miembro erecto entre sus piernas que perturbaba a Eva y la tenía embelesada y le hacía explayar los ojos; además, el muy hijo de..., estaba moviendo las caderas a ritmo de tambores africanos que sólo Él oía. Entre tanto, sonreía feliz y dejaba al descubierto la albura de sus dientes luciferinos, cuyos incisivos estaban forrados en oro de infernal esplendor. Eva, que no era ni tan caída de la mata, enseguida comprendió que semejante ricura no iba con ninguna encomienda de Dios, sino que, sus intenciones eran otras... Lo comprendió también porque un extraño escalofrío la recorrió por todo el cuerpo, algo extraño le causaba un desasosiego lujurioso, y una humedad incontrolable le empezó a correr por la entrepierna aumentando el olorcito que venía teniendo; era algo nuevo e indescriptiblemente maravilloso, ¡qué placer, Dios! Ella sintió el impulso y la necesidad de arrojarse a sus pies, bueno, no era precisamente eso lo que quería, sino echarse en sus brazos y que ocurriera lo que Dios quisiera, digo, lo que al diablo le diera la gana. Aunque la verdad es que no estaba pensando en Dios, a quien suponía en su reino divino; ni en Lucifer, porque desconocía su existencia; ni en Adán, pues no sabía dónde se hallaba, cosa que tampoco le importaba en lo absoluto; sino que su pensamiento volaba con las alas doradas del deseo y el amor profundo, es decir, amor en carne viva. Toda su atención seguía centrada en ese ser maravillosamente bello y deseable que estaba ante sus ojos, ¡hummm, ñam, ñam!, ¡qué rico mango, papito lindo! Nada parecido al bobalicón de Adán que era bajo y de hombros caídos, cara peluda, pómulos anchos, nariz gruesa, cejudo y con ojos pequeños como de gorila; también era bembón y andaba con la boca siempre abierta escurriendo babas; tenía las piernas gruesas, cortas, cascorvas y peludas; y para colmo de males ni siquiera se fijaba en ella. En ese momento pensó Eva que Dios no tenía muy buen gusto para esculpir, aunque nunca le había visto la cara, mas si ésa era su semejanza, era evidente que Dios no tenía espejos en el cielo; pero, a lo mejor Dios estaba tan anciano y decrépito para entonces que le fallaba el pulso y por eso no puso mucha gracia a su figurilla de barro. Lo que Eva ignoraba es que Dios los había creado así ex profeso, ya que, Él había puesto demasiada belleza a sus Ángeles, Arcánge18 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
les, Querubines y Serafines, siendo esa la principal causa de las rivalidades en el cielo; ahora que, por ser Luzbel el ángel más bello e importante, había sido éste quien inició la revuelta que lo hizo caer arrastrando consigo una buena legión de compatriotas celestiales; es así como la belleza ha venido a ser una de las principales armas del diablo para causar perturbación. Pero también había algo que le producía una gran inquietud a Eva, y era que Lucifer exhibía su hermoso animal toreado, su unicornio de oro, cosa que ella quería evitar mirar de frente acaso para no parecer una descarada, (lo que instintivamente ha sido transmitido a las mujeres, pues, no parecen tener interés en mirar lo que hay en la entrepierna de un hombre desconocido); sin embargo, desde el primer golpe de vista ella se había percatado de su encabritada postura. Así que, se hacía la remolona y parpadeaba, luego bajaba la vista y en ese intervalo miraba eso que le estaba causando un desosiego incontrolable en todo el cuerpo y la inundación que le bajaba por los muslos provocándole unas ganas inmensas de que él se le echara encima y le hiciera algo que ella estaba segura que se podía hacer. Las sensaciones que estaba experimentando la inocente Eva las provocaba de propósito Luzbel, quien se había propuesto cambiar la obra de Dios, y para tal fin, nada más apropiado que pervertir a los nuevos seres terrícolas. Luzbel aún no había pronunciado palabra alguna, sólo mantenía una sonrisa arrobadora que dejaba al descubierto su luciferina dentadura, y Eva no podía escapar al embrujo de tan llamativa expresión de afabilidad y cordial invitación a la amistad y confianza. Él estaba satisfecho por el efecto que causaba en ella, esa era su intención, en consecuencia, no le extrañaba. Sabía que con su poder omniscio podía darle un vuelco al Jardín del Edén, luego hacer de él un nuevo paraíso terrenal diabólicamente divino; es decir, un mundo a su fruición; pues, no entendía ese gusto tan insípido del Creador de mantener a sus hijos en perpetua alabanza y adoración, y él quería ponerle un poco más de pimienta a la vida, cosa que parecía fácil, ya que Evita estaba dando señales de querer una vida distinta... Cuando Luzbel se dirigió a Eva, esto fue lo que le dijo: (Lo sabemos porque el flirteo se ha transmitido a través de todas las generaciones, siendo un lenguaje que ellas, a cualquier edad, entienden a la perfección porque está grabado en sus almas femeninas y es su esencia; los hombres llevamos una eternidad tratando de entenderlo y todavía no sabemos por qué las mujeres son así. Al menos hoy sabremos cómo se inició el asunto y, tal vez, el porqué; aunque todo comenzó de la manera más inocente. ¿La coquetería femenina es un don divino legado a las mujeres? ¿Tuvo algo que ver Luzbel?) ― ¡Hola preciosa! –dijo Luzbel. 19 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
― ¡Hola, señor! –respondió Eva. ― ¿Qué hace una mujer tan linda aquí solita? ― Es que no hay nadie que me acompañe. ― Bueno, ¡qué tal si yo te acompaño, Evita! ― ¿Y cómo sabe mi nombre? ― Pues..., me lo dijo un pajarito. ― No sí, ya le creo. ¿Y usted quién es? ― Soy un Ángel de Luz. ― ¿Y por qué está aquí? ― Porque vi una mujer linda muy solita, y me dije que quizá querría algo de compañía, digo... ― ¿Seguro que vino sólo por eso? ― ¡Claro linda!, ¿por qué otra cosa iba a ser! ― No sé. Pero si usted lo dice, así será –dijo Eva. Despertada su curiosidad femenina, quiso saber más, y acuciosa e inquisitiva inquirió: –Y, ¿qué quiere de mí? ¿Por qué me mira así? ― ¿Tú qué crees maja? –respondió Luzbel conspicuo, epicúreo y sicalíptico. Como del dicho al hecho hay poco trecho, quiso Luzbel pasar de las palabras a los hechos, entonces se acercó a Eva y tocó sus carnes, concretamente, colocó su dedo medio en el phallus de ella, y fue como derramar una gota de roja tinta sobre una fuente de agua cristalina, la cual se expande en un radio rápido e indetenible manchando todo a su paso; lo mismo ocurrió en el cuerpo de ella, ya que, una corriente sensitiva se expandió por todo su cuerpo convirtiéndola toda en un mapa erótico. Luego abrió sus oídos al idilio, pues, le dijo toda suerte de palabras románticas y sensuales que marcaron su corazón y su razón, y quedó para siempre jamás predispuesta al romance, así ha sido trasmitido al tenor de los siglos a las féminas. Las emociones y sensaciones que experimentaba Eva eran provocadas adrede por el sibarita Luzbel; las cosas cambiarían para siempre, la obra creadora no sería la misma nunca jamás. Sometida la voluntad de Eva bajo el dominio de sus excites carnales fue presa incondicional en su entrega; la cópula fornicante se producía con desenfreno. El íncubo saturnal se estaba consumando, y Él era uno y era legión. Este acto lúbrico se estaba cometiendo cuando llegó Adán, mayor no pudo ser su sorpresa ante tal liviandad. Pero, Luzbel indujo a Eva a que se
20 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
mostrara voluptuosa ante Adán, y ella le mostró su conejo abierto en canal, su corazón partido, su animalito rajado y famélico; entonces Luzbel abrió los ojos de Adán, y éste vio tan apetitosa fruta que para siempre jamás ha podido dejar de desearla. Para concluir su obra corruptora, Luzbel convirtió a Adán y Eva –y descendencia– en seres concupiscentes, cuyos placeres serían su propio erebo; igualmente, para que no tuvieren ciclo de celo eliminó el estro de ella y encegueció la nariz de él, esto para que fornicaran cuando les diera la gana. Para garantizarse de que fuere así para siempre, en el vientre de Eva había sembrado el aciago germen, él sería el hacedor de su primigenia descendencia, luego todo se mezclaría y entremezclaría sin fin. Dios descubrió enseguida el pecado, pero ya era demasiado tarde. Entonces enfureció, echó a Adán y Eva del Paraíso, les quitó la gracia divina, hizo la tierra un planeta convulsivo y feroz y los dejó a su merced. Pero como habían sido engañados les dio una promesa de redención. Era el año quince después de la creación cuando un lamentable accidente truncó la vida de Abel al caerse de un manzano, y, un día después, una serpiente venenosa acabó con la vida de Adán. Fue así como la Muerte nació a la vida en este mundo, y sólo de un día para otro ya había hecho dos muescas en su hasta entonces inmaculado mapa de la muerte. Caín, el primogénito de Eva, quedó a cargo del nuevo clan humano que estaba compuesto por Eva, que era apenas diez meses mayor que él, de sus doce hermanas y de un escuincle de pecho llamado Set; como el único hombre de la familia tuvo que hacerse cargo de la situación, y continuar con la propagación de la descendencia humanal. Fue así como lo soñé.
21 LibrosEnRed
DOS
“El amor es lo único humano que siente al animal”.
Al momento de concluir la revisión de este libro estoy compartiendo la mesa con una pequeña mujer, mi hija de doce años. Estoy seguro que ella ya tiene su propia idea formada de lo que va a tratar este escrito: el pene. Ahora bien, todo lo que aquí se diga, mejor dicho, se escriba; será contado por el rey del sexo, bueno eso tiene sus matices, porque él es un rey como el del ajedrez, ya que quien tiene el poder, –si por poder entendemos la libertad de movimientos–; es la dama, en verdad es ella la que manda. Pero eso no es lo que importa ahora, sino que nos puede dejar saber el pene a través del siguiente monólogo. Creo que no es desacertado que les dediquemos el monólogo del phallus a ellas, que en fin de cuentas, un pene es también asunto de mujeres; no sólo por ser un producto para damas, sino porque es un órgano que compartimos. En consecuencia, no puede haber mejor destinatario que las dulces, hermosas, profundas, insaciables, bellas, voluptuosas, sensuales, seductoras, deliciosas, sagaces, dominadoras, complacientes, sensibles, delicadas, amorosas, y pare usted de contar, mujeres; porque a ellas les podemos dedicar casi todos los adjetivos que se nos puedan venir a la mente; en fin, para todas las hembras del mundo. Para empezar, una dedicación muy especial a la mujer más importante que un hombre tiene en su vida, ésa que sólo nos puede sentir salir; el caso de Edipo es detestable, ¿verdad? Y da igual así sea sólo un complejo. Cuando era niño escuchaba un cuento que era como una versión distorsionada del Complejo de Edipo. Contaban que un hombre muy desconfiado de la fidelidad femenina decía que no había mujer fiel, que por ambición eran capaces de todo; dudaba de la probidad hasta de su propia madre, cosa que quiso demostrar a todos; entonces partió un día de su hogar; es decir, se hizo trotamundo. En sus correrías participó en guerras y muchas otras tropelías mundanas logrando amasar una gran fortuna. Después de veinte años regresó al que fuera su hogar y se encontró con la noticia de que su padre había muerto, además, que su familia 22 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
estaba en la ruina; su madre que siempre había disfrutado de la buena vida aún se conservaba joven y bella. Entonces él enamoró a su propia madre logrando vencer sus negativas sin mucho esfuerzo. Cuando estaba a punto de consumar su teoría dijo: «voy a ver si puedo entrar por donde salí un día». Fue entonces cuando ella cayó en la cuenta de que estaba a punto de entregarse a su propio hijo. Dejando de lado ese cuento de mal gusto quiero dedicar este poema a las madres del mundo, hoy también es el día de mamá, al igual que todos los días.
CUANDO EN TU VIENTRE MORABA Quisiera dormirme en tus entrañas en la alberca tibia de tu vientre, ser parte íntima de tu cuerpo y beber la sabia de tu amor en gestación. Y retozar con sublime alegría haciendo piruetas de trapecista con el cordón que me sostiene por el medio de mi frágil anatomía. Y jugar mis diversiones preferidas: con tu vejiga, al fútbol solitario, y al box, con el carrete articulado de tus costillas desprevenidas. Sé que haré muchos cambios en tu figura y que no te verás hermosa y deseable; pero, pido poco, sólo paciencia y ternura, te prometo que cuando todo esto acabe llenaré tu vida de dulzura. Sólo quiero antes que el tiempo fenezca seguir inmerso en tus aguas florales, y al mismo tiempo que tu vientre crezca compartir tus pensamientos y ansiedades; ser la risa alegre en tus noches taciturnas, por mí, sin culpa, la ignota criatura. Que tú como Dios, en tu vientre demiurgo, diseñas, trazas y formas con la roja arcilla de tu vernácula sangre nutritiva al hijo de tus entrañas que darás a luz al mundo. Dentro, la vida es fácil; fuera, la vida es dura,
23 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
lo primero que hacen es cortar el hilo de la atadura. Al nacer algo acaba, todo empieza. La vida que sigue nos recibe con rudeza, pues, nada más asomar la cabeza alguien corta el hilo de vida y hace ligaduras, y como el que sale al mundo llega a oscuras no puede verle la carnicera mirada al desalmado que le da la nalgada. ¡Ni te creas que eso es todo, camarada! Te sigue un baño de agua helada. Pero en verdad yo no sabía que, entrar a la vida es cosa tan extraordinaria. ¡No es algo fácil salir de la nada! Empezando por dos que quieran compartir sus ansias, el tiempo oportuno y las semillas filigranas; sigue la colosal batalla por la genitiva semilla X, donde competidores por millar en veloz carrera van como renacuajos viajando en tinieblas por viscoso canal en nado sin tregua, quien llegue y entre el primero: ¡la vida se lleva! Sí, era tú cuerpo el paraíso. Mas, Dios así lo quiso que en la brevedad de nueve meses terminara la magnífica obra que con un beso se iniciara. ¡Ah felicidad sublime, madre, cuándo en tu vientre moraba! ¡Había tintes de rosa por doquier miraba!
¡Ah!, pero antes de que pase al siguiente tema, si usted fuera jurado en un concurso de poesía y tuviera que calificar del uno al diez, dígame; ¿cuántos puntos le otorgaría al poema que acaba de leer?
24 LibrosEnRed
TRES
“El odio también sirve para que en nombre del amor los cónyuges duerman juntos”.
La humanidad no tiene memoria exacta desde cuando el matriarcado perdió su hegemonía y ellas dizque fueron sometidas bajo la fuerza bruta; es decir, a partir de qué momento se invirtieron los papeles y ellos tomaron el control. Algunos creen que pudo ser desde que nos volvimos sedentarios; esto es, desde que dejamos la recolección y nos sometidos al ciclo de las siembras y la cría doméstica. Pero, ¿se produce realmente el cambio de poder? El ejercicio del dominio sobre el grupo social pudo haber sido cedido a conveniencia, o sólo en apariencia; es decir, ellas aceptaron someterse a cambio de protección y suministro alimenticio para sí y su descendencia; sin embargo, quizá siguieron dominando desde la casa, sobre todo porque ellas desarrollaron el lenguaje e impartieron las órdenes. Ahora que, desde el punto de vista sexual, ¿qué consecuencias tuvo ese cambio de dominio? Aunque, ¿verdaderamente ha habido algún cambio en el control del poder sexual? ¿Es qué no han dispuesto ellas siempre del embrujo de sus encantos y de sus añagazas femeninas? ¿Será qué hay una víctima real y efectiva en la interacción sexual humana? Durante buen tiempo ellas lo han asumido así. Pues bien, una vez que alguien platea una queja sobre algún maltrato se erige en víctima, en consecuencia, sólo nos queda encontrar al culpable. A continuación veremos los cargos que se le imputan al pene. Van desde quejas leves hasta imputaciones muy graves. Las listas de los cargos no son taxativas, sino meramente enunciativas; es decir, que las imputaciones pueden variar; más si las elaboró un hombre. En esta sección yo asumo la defensa en nombre de ellos, en consecuencia, les corresponde a ellas asumir la función acusadora. Y como dije antes, la lista de cargos lesivos puede variar porque aún no les he dado la oportunidad de participar en el acto acusatorio. Así que, mujeres, preparen sus argumentos, dejen oír sus voces, aprovechen para desahogarse. 25 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Si este libro llegare a tener alguna virtud consistirá precisamente en que lo culminaremos entre todos, en tal sentido, ruego a las mujeres que lo lean que nos dejen saber todo lo que piensan sobre el pene masculino. Bien, veamos los cargos.
Acusado, póngase parado, digo, de pie. Se oyen los cargos:
CAUSAS LEVES Ser externos Vergonzantes Feos Pendientes Despertar en público Tener hambre a destiempo Perder el hambre mientras come Flojedad Muy deprisa Perder el tiempo Salir en público Andar sin ropa Comer de madrugada Pagarse su alimento Salir de cacería Comerse la luz roja Quererlas a todas por igual No perder el tiempo en pormenores Saltarse el preludio Comer carne en cuaresma Penetrar en carne viva Vomitar mientras lo bañan para la cena Derretirse con el primer beso Falto de firmeza Estar tibio en momentos de calor Ser pequeño Entregarse por entero Ser un regalado, ofrecido, dadivoso... Querer estar siempre adentro 26 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Aceptar cualquier invitación a pasear Decir siempre sí No esperar en la puerta Irse de cabeza
CAUSAS GRAVES Golpear duro cuando se lo piden Andar buscando piedras sueltas Arrancar suspiros al alma Buscar gemidos a cualquier precio Bucear tras las perlas negras Meterse hasta el cuello Entrar y salir a toda prisa Hacer hasta lo inimaginable para que te vengas Amar con todo el cuerpo Elevar suspiros al cielo Buscar el llanto de las entrañas Caminar con firmeza en terreno resbaladizo Bucear sin casco de protección Acabar con la fiesta apenas empieza Escapar de casa y ser leño de otra hoguera Visitar casas de citas Querer comer a media noche Aceptar damas de compañía Quemar toda la pólvora en un solo tiro Dejar a alguien con hambre No esperar el tiempo necesario Evitar el para siempre Comer y volar Amanecer en nido de otro Dejarla como la pomarrosa: con la semilla suelta Hablar poco mientras comes No decir, te amo, sin fin veces Olvidar que eres flor que me vino del cielo Excederse en maromas de trapecista No encontrar el punto G No apagar el incendio que has causado Prender la hoguera para que otro ase su salchicha Mentir para que te den No ser rico ni famoso 27 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
No perdonar lo que tú mismo haces Vaciar la carga en la puerta Salirse No comulgar con la palabra orgasmo Olvidar que la piel toda es un mar de erotismo No decir palabras dulces Olvidar la ternura al acabar Olvidar que una palabra a tiempo es más valiosa que el oro Entrar y salir sin amor No llegar a tiempo Olvidar una cita Dar golpes duros a una flor encendida Despreciar el aroma del nardo enardecido No beber la miel que hiciste para mí No ver esa mirada que dice mucho Equivocar las insinuaciones No hacerla sentir la más importante Dejarla con ganas
CAUSAS GRAVÍSIMAS Entrar a la fuerza Comerse la manzana tierna Comer la fruta que tu mismo has cultivado Entrar en cualquier lugar sin protección y llevar peste a tu casa Estar contaminado Ser alcahuete en la venta de placeres Comprar amores tardíos Dejar un corazón partío No cumplir promesas Duplicar, triplicar, cuadruplicar edades. Aflojar resistencias con dinero Comer fuera de casa Utilizar la otra vía sin lubricar Sembrar incestos Ser invertido Desear tu propia imagen Complacerte a solas teniendo compañera Sentir lo mismo, pero con cosas Compartir con tu mejor amigo, lo suyo Complacerte en el dolor ajeno 28 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Construirte un harén Exhibirte en público Preferir golpes por sexo Amarte a ti mismo más que a nadie Dejar una novia vestida Comer carne inerte Matar para comer Romper y dañar lo que deseas Complacerte en otra especie Querer entrar por donde has salido.
EL ABOGADO DEL DIABLO Bien, ya hemos escuchado los cargos. Se ha colocado al pene en el banquillo de los acusados y oímos de qué se le acusa; toca ahora hacer el trabajo de la defensa. Por la cantidad de cargos casi que tendríamos que admitir su culpabilidad, pero nadie es culpable hasta tanto no se le pruebe la culpabilidad; es decir, se presume inocente hasta prueba en contrario. Pero, ¿quién quiere defender a un indiciado con tamaña lista de cargos? Alguien debe hacer el trabajo. En alguna parte tiene que estar el abogado del diablo. Presente. Defenderé al indefendible, al más odiado y amado, al presunto culpable. Ustedes serán juez, acusador y jurado a la vez, por lo que, la tarea de convencerlas será ardua. Para empezar quiero esgrimir en una sola frase todos los argumentos de la defensa, y consiste en que “el pene es bueno”. Con base en esto debo decir: ¡qué “bueno” es! Sí señor, ¡buenísimo! Sin ironías ni sarcasmos, pero nadie es tan bueno como el pene. Algunas veces se oye decir que es de pinga. Otras veces su magnanimidad sólo se puede expresar con un ¡oh!, ¡ah! Ahora bien, algo tan bueno no puede ser malo, ¿verdad? Si logramos ponernos de acuerdo en que el pene es bueno, ya no tendremos argumentos que desvirtuar, ya no vemos esa supuesta incubada maldad; no hay inquina en algo bueno, lo bueno sólo puede ser bueno. Ya se dijo antes que esta defensa se iba a basar en un solo argumento, convencerlas de que el pene no es malo, sino todo lo contrario: es bueno. Para este propósito tengo que ser un auténtico abogado del diablo, y hablando de diablo hay quienes se conduelen de él y dicen que es digno de lástima: “pobre diablo que perdió la gracia de Dios”. Bien, podemos decir esto del diablo, pero nadie quiere tomar en sus manos la defensa del inocente, dulce y bueno del pene. Tal vez sea oportuno pre29 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
guntarnos, ¿por qué el pene se ha hecho merecedor de tanto descrédito y odio-amor? ¿Quiénes se han encargado de hacerle tales señalamientos? Por principio, como abogado, siempre he creído en la inocencia del indiciado; aunque los cargos parezcan abrumadoramente infalibles. He elegido su defensa a conciencia, creo que me merecía ser su abogado; lo digo porque lo conozco a la perfección, sé qué siente y cómo siente; conozco sus gustos y debilidades; sé qué lo alegra y qué le entristece. También reconozco que no es bueno estar tan involucrado con el cliente; pero, en fin, sólo soy su defensor, no soy quien lo va a juzgar; por tal, no peco de parcial. También debo decir que mi defensa será férrea, me lo juego todo, la buena defensa de mi defendido será crucial para su vida futura. Ahora sí, manos a la obra. Ya dije que es bueno, no lo diré más; pero les pido que lo tengan siempre presente, es fundamental al momento de decidir, por ninguna razón vayan a dejar de valorar tan magnífica cualidad. He querido insistir en esto porque nada tan terrible en un enjuiciado que tener fama de malo. Todos detestamos la maldad, cualidad que sólo atribuimos a Lucifer. Aunque, Shakespeare dijo: “Nada es bueno ni malo, lo que pensamos es lo que hace que algo sea bueno o malo”. También ha dicho el Papa Juan Pablo II: «Lo que es bueno no es malo», claro, en otro sentido. Bien, digamos que el pene no es una blanca paloma. Pero tal vez nos equivocamos en la concepción o apreciación de los conceptos “blanca y paloma”; donde blanca no es sinónimo de inmaculada, y donde paloma no es sinónimo de mansedumbre, porque ningún animal es más sanguinario y rencoroso cuando pelea, pues, no deja a su adversario hasta convertirlo en pluma y pellejo ensangrentados, y todavía le sigue dando picotazos para cerciorarse de que está bien muerto (a). Ahora vayamos al análisis de los cargos, no se le puede juzgar por ser externo, y para algunos, feo. No será que no se le ha visto con buenos ojos, la belleza es muy subjetiva, es una sutil expresión estética que necesita ser vista con buenos ojos; es decir, con ojos de experto. Sí, ya sé lo que están pensando ellas. Bien, lo aceptamos, su forma no es la un corazón partido rebosante de amor, tampoco tiene la forma y belleza de la orquídea con ese rubor en sus labios que invita a la caricia, ni ese aroma que embriaga, ni ese pistilo apenas asomado que nos dice que ese pequeño botoncito manda más energía que dinamo de avión, ni esa pequeña gruta que nos invita a seguir el camino que lleva al cielo; pero si tiene la fortaleza del tallo donde ella crece. Es muy probable que por estar todo el tiempo expuesto a la vista de todos sea por lo que se ha dejado de apreciar su belleza, así como su clara inocencia e indefensión mientras duerme sobre sus dos tiernas gemelas; o la clara fuerza de triunfo cuando está despierto y listo para el
30 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
combate. Quiero pedirles que cierren los ojos por un momento y lo visualicen: primero, en la fragilidad de su inocencia mientras duerme; luego, en la hermosura de su figura erguida cuando esta listo para entregarse de cuerpo entero. ¿Verdad que es lindo? Ahora mírenlo como una pequeña, frágil e inocente criatura que llora de hambre. Definitivamente no hay nada malo en él. Había prometido no repetir que era bueno. Pero convengan conmigo, ¿verdad que es bueno? Lo digo en el más sutil y placentero sentido de la palabra. Sí, algunas veces la riega y acaba con la fiesta apenas empieza; otras, se duerme mientras come; o no consigue las piedras sueltas porque hay que martillar tan duro y tan deprisa que pierde todas sus fuerzas. Pero se han detenido a pensar por qué le ocurren tales cosas; creo que es oportuno decirlo ahora, pues bien, a veces las ansias lo traicionan, otras porque ha pasado por períodos depresivos o de angustia, exceso de trabajo o prolongadas hambrunas. ¿Qué pasa después de un día agotador por exceso de trabajo? ¿Qué creen que puede sentir después de haber sido despedido del trabajo; quedar arruinado en la bolsa; tener abrumadoras deudas; que le hayan robado el auto; ser presa de angustias, depresiones, saberse cornudo o sentirse un pobre diablo? Impotencia. Disfunción eréctil. ¿Qué creen que puede pasar después de meses sin probar bocado? ¿Qué creen que pueda ocurrir si es la primera vez que va a subirse al tren del amor? ¿Qué piensan que ocurre si de pronto obtiene el premio por el que tanto ha suspirado? Viaje rápido. Vergüenza. Eyaculación precoz. También ocurre a veces que almizcles muy rancios o túneles demasiado anchos o comidas muy repetidas o demasiada manteca alrededor o un pozo muy encharcado le quiten las ansias, entonces no se levanta el espíritu. No lo culpen por eso. A veces su ansia necesita ver las flores bien exhibidas, una palabra que levante el ánimo, el vuelo frágil de unas manos buceadoras y la seguridad de ser el único para que no falle la pólvora. Él necesita de ti para hacer bien su trabajo. La defensa reconoce que no es lícito forzar las puertas, gozarse en el dolor ajeno, contaminar la fuente limpia, comerse una fruta demasiado verde o la que uno mismo ha cultivado, atizar con su leño el fuego de otra hoguera, comerse la comida ajena, hacer de animal, invertir los cables; y, por último, lo más grave y censurable, matar por hambre y comerse una fruta que ha sido arrancada de la vida. En tal sentido, la defensa admite que se condene cuando se haya violado una cerradura, aunque sea difícil vivir con hambre cuando se ve tanta carne 31 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
disponible; ni que se golpee o se hiera, a pesar de que sea sugerido u ordenado; ni que se propaguen las sales contaminantes, cuando sea hecho a conciencia; ni que se cojan las manzanas antes de tiempo, aun con todo lo urgido que se pueda estar; o que se coma lo que se ha cosechado en casa. Sentencia condenatoria para el que caza, nada lo justifica; la flor que se arranca y macera con los pies pierde toda su belleza; por último, no comprendo a los carroñeros, no son excusables los necrófilos. Pero pido se redima al que busca fuera lo que se le niega en casa; pero si la presa es ajena, mala pata para el que no ha sabido cuidar lo suyo y alguien lo consigue. Igual para el que se complace consigo mismo o cambia los gustos; pido respeto por las preferencias ajenas. Para concluir, quiero decir que no ha existido jamás nadie tan incomprendido y vituperado como el pene. A él es fácil endilgarle toda clase de improperios, siempre ha sido fácil culpar al pene de todas las debilidades y bajezas imaginables. Hoy se le juzga y, quizás, se le condene. Pero he de decir a su favor que siempre ha trabajado por amor; ha sido convexo cada vez que ha habido un cóncavo que lo admita. Su entrega ha sido siempre de cuerpo entero, ha dado todo sin que le quede nada por dentro, hasta la última gota. Quienes más lo desprecian siempre han sido sus amas, dueñas y señoras; es un producto hecho especialmente para ellas, hecho a la medida de su más profunda satisfacción; en definitiva, objeto de su complacencia y felicidad. Pero bueno, que se le va a hacer, el mundo está lleno de malagradecidas. No obstante, ¡arriba esos ánimos! Señores, mantengan sus cabezas en alto, anden con sus cuerpos bien erguidos, ¡levantados siempre! Permanezcan despiertos, vamos, a pararse. Es hora de trabajar. Hay que dar golpes duros, como verdaderos machos. Duro duro; sólo así los prefieren. Bien, miembros del jurado, ¡decidan!
32 LibrosEnRed
CUATRO
“Soy grande, soy pequeño, soy un pene”.
ASÍ ES EL PENE Divino dios Príapo. Así soy. Simplemente soy así. Como cualquier cosa laga y cilíndrica. Falo que folla y falla, a veces. Algo largo y redondeado, así que, cada vez que veas algo con esa figura te puedes figurar que ese soy yo. Sólo tengo pata, cuerpo y cabeza, por eso cuando me voy de cabeza me llevo todo el cuerpo y me meto hasta la pata. Me acompañan mis dos inseparables compañeras depositarias de toda mi confianza y poder; sobre ellas reposo en mis horas de sueño, también las arrastro en mis embestidas. Algunas veces soy como Siberia, que todos saben donde está; pero que nadie quiere ver ni visitar. Como no soy vanidoso hablo poco de mí mismo, tampoco me gusta hacerme la víctima. Durante algún tiempo tuve mucho poder, de hecho fui el símbolo del poder, aunque he de confesar que fue un poder usurpado o sólo en apariencia; porque siempre ha sido otra quien ha dominado. Hoy día está claro quien manda, por supuesto... Hace tiempo ya que tres monjas hicieron una apuesta para salir de dudas de cómo era yo. Una decía que era un pellejo inerte; otra, que era un nervio duro; y la tercera, decía que era de hueso. Pues bien, para salir de la porfía me buscaron tras la bragueta de un borrachito. Entonces dijo la primera: «vean, no se los dije que era un pellejo flácido». Todavía dormía plácidamente. Luego me tomó la segunda entre sus manos e hizo que me despertara un poco, entonces dijo: «miren, es un nervio duro, no es ningún cuero flojo ni tiene hueso». Le tocó el turno a la tercera; ya para entonces me había despertado del todo, estaba levantado y duro; y dijo ella: «no les dije niñas que era un hueso, observen lo duro que está». Ella seguía frotando y frotando, razón por la cual dejé escapar toda mi sabia, por lo que ella se declaró ganadora y llena de júbilo dijo: «¡Yo gané, es de hueso, miren, le acabo de sacar el tuétano!» 33 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
La lista que leerá enseguida estará completa una vez que usted la haya aprobado e incrementado. Dé su opinión, ¡por favor!
SOY ASÍ, ASÍ SOY: Yang en la China Joni en la India Largo como suspiro de enamorados Como tronco de árbol Como una morcilla Como un chorizo Como una salchicha Como dulce de albaricoque Como pistilo de flor Dormilón como una perezosa Como un cuerno Rígido como un cadáver Ardoroso como clavo al rojo vivo Frágil como un pajarito Inofensivo Ávido de caricias Con dos corazones para amarte mejor Con la gorra siempre puesta Firme como soldado Siempre dispuesto Duermo como murciélago, colgado cabeza abajo Ciego y sordomudo Entregado por completo Más dulce que la miel Sueño de una noche de verano Complaciente Sensible a las burlas Queriendo llenar todos los espacios Dando siempre por millones A veces muy tímido Tomando siempre la iniciativa Mendigando ser aceptado Pidiendo algo de comer Avergonzado por no ser más grande De cuerpo esbelto y cabeza delicada Terminado en algo glande 34 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Neurótico cuando el ayuno es prolongado Espontáneo como risa de niño Fisgón si me dejan Fetichista, a veces Guerrero que sitia y toma su botín Argos alerta para ver lo que me gusta Guerrero que es derrotado en todas las batallas Luchador que emplea todas sus fuerzas hasta el desmayo Muerto de tristeza cuando no logro levantarme Un niño que llora y quiere ser feliz en tus labios Mariposa que pasa Pez vivo del mar muerto Pargo rosado del mar azul Pato que emigra Parchita, sin amarguras Sensible al vuelo frágil de tus manos Inocente como las manos de mi abuela en su plegaria Todo lo que has pensado Libre como un pájaro Incomprendido Arrugado en el frío ¡Vivo de leches! Explorador del túnel de la vida Desgarrador de hímenes Manguera de bombero Tirando sin ser arma de fuego Producto para hembras Indispensable en la reproducción Una vaca lechera Soy un perro que lame Soy feliz
¿IMPORTA EL TAMAÑO? El único primate que tiene un pene grande es el hombre –y la ciencia aún no sabe por qué ni para qué; debe de ser que no han oído a las mujeres–; sin embargo, la preocupación más común de la mayoría de los hombres sigue centrada en el tamaño del pene. Según lo ha comprobado la ciencia médica, el tamaño del pene de un hombre adulto es de veintiséis centímetros, de los cuales trece centímetros forman la base interna, y los otros 35 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
trece centímetros constituyen la parte externa del pene; es decir, el pene propiamente dicho. Quiere decir esto que un pene normalmente es de sólo trece centímetros de largo cuando está erecto, y eso es así en la gran mayoría de la población masculina, sobre todo la asiática; porque la población masculina negra constituye la excepción, pues, la parte externa es mucho más grande que la interna, llegando a medir entre diecisiete a veinticinco centímetros de largo cuando está erecto. ¿Para qué sirve un pene muy grande? ¿Es símbolo de gran potencia viril? ¿Realmente requieren las mujeres un pene inmenso para lograr el orgasmo? Los sexólogos, expertos en la materia, creen que la zona erógena que permite a las mujeres alcanzar el orgasmo está en los primeros cuatro centímetros de la vagina; pero, que principalmente lo alcanzan a través del clítoris, el cual es externo. Entonces, ¿importa el tamaño? ¿Mito o realidad? De todas maneras, los fabricantes de juguetes sexuales tienden a tener preferencia por los de gran tamaño. Mas, la verdad es que está comprobado que los penes grandes dejan de ponerse erectos mucho antes que los de tamaño promedio, esto es así debido a que paulatinamente dejan de percibir una buena irrigación sanguínea. Sin embargo, todos prefieren superar el tamaño promedio de los trece centímetros, ese logro genera mucha confianza varonil. Nadie quiere poseer entre sus piernas un miembro que pueda ser calificado de pequeño, menos aún uno que pueda ser considerado como mini, eso causa terror al hombre y, quizás, desilusión a la mujer. Porque, no nos andemos por las ramas, ellas son poseedoras de una gran voracidad vaginal y no les importa que los ovarios se los bombeen hasta el cuello. Aunque, probablemente sea cierta la aseveración que alguien hacía en un programa de televisión: el susodicho explicaba que la profundidad vaginal, debido a su elasticidad, podía alcanzar hasta treinta y ocho centímetros. Así pues, tiene sentido la afirmación de una linda, hermosa y famosa actriz y modelo de televisión, quien al responder sobre cuál era su tipo de hombre preferido, dijo: «El que es inteligente de la cintura para arriba, y burro de la cintura para abajo». Por último, forma parte de la creencia popular el suponer que es fácil descubrir a simple vista el tamaño del pene de un hombre por algunas señales físicas; en este sentido, se dice que un pie grande es garantía de un miembro grande, lo mismo se cree del hombre nalgón; asimismo, se ha creído durante mucho tiempo que los enanos lo tienen grande; pero, ¿es que no importa el tamaño del pie? Y, ¿usted qué piensa?
36 LibrosEnRed
CINCO
“Cuando la naturaleza llama para cumplir con la propagación de la especie, nace el amor”.
ESTÍMULOS: SEXO EN TODOS LOS SENTIDOS ¿Fisgón yo? Detesto que me llamen mirón, o en el peor de los casos, que mi necesidad de ver se le tilde de aberración, desviación o enfermedad. Me gusta ver. No sólo me gusta ver, sino que necesito ver; es mi debilidad y no lo puedo evitar; pero, no por eso se me califique mal, es algo que viene conmigo. Lo que a ellas les hace voltear la cara, a mí me embelesa. Lo que ellas ven con disimulo, yo lo veo con descaro; es decir, con petrificante obsesión. Justifico la exhibición porque yo quiero ver, ellas lo saben. ¿De dónde me viene tal afición? A lo mejor desde aquel remoto día en que estaba solo en el Paraíso y Dios puso delante de mí la escultural belleza de una Eva en su plácida desnudez. ¿Me comprenden ahora? Íngrimos en el Jardín del Edén, con tan caro regalo que Dios me dio, su orden inapelable de poblar el mundo, Eva en cueros, nunca jamás le he podido quitar los ojos de encima. Esa primera visión sembró el amor en mis ojos, incendió el erotismo en mi retina, y ahí se ha quedado por siempre; nada desde entonces me hace más feliz que la visión de la figura femenina; llegando, incluso, a conformarme con un mínimo atisbo, por eso no dejo de ver el picón de unas piernas cruzadas. No me imagino ciego, un mundo táctil u olfativo, es un mundo sólo femenino. Pues bien, quiero dejar claro de una vez y para siempre que en el orden de los estímulos que a mis sentidos despiertan, ninguno tan dominante, tan subyugante como la vista, por eso la he puesto en primer lugar. ¿A usted también le gusta ver? ¿Qué opina sobre el gusto de ver al sexo bello? Sin ánimo de restarle importancia a lo antes dicho, la verdad es que amamos con todos los sentidos; es decir, nos entregamos de cuerpo entero, nos involucramos por completo, vamos al amor con los cinco sentidos.
37 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Las propuestas que leerá a continuación también necesitan de su opinión para que lleguen a estar completas. Si no tiene una nueva sugerencia, por lo menos puede decir cuál de esas propuestas acierta a expresar con mejor precisión el placer o debilidad masculina por ver, acariciar, oler, escuchar, lamer e imaginar al sexo hermosísimo. Sin embargo, últimamente los clubes de “strippers” masculinos se llenan a reventar, ¿acaso algo está cambiando?, ¿ahora a ellas también les gusta ver?
ME GUSTA VER Desnuda, que tu figura es sólo hermosura Desnuda, que tu hermosura es mejor desnuda El camisón que se desliza por tu espalda Tu entrega, así sea en otros brazos La cascada de tu cabellera derramada por la almohada Esa mirada que dice tómame Ver como enloqueces cuando me cabalgas A otros cuando lo hacen Unas piernas cruzadas que muestran algo y nada Ese contoneo de comadreja cuando caminas El vaivén de tus caderas cuando bailas Esas colinas con que adornas tu pecho Tus labios entreabiertos listos para el beso La placidez de tu cuerpo desnudo mientras duermes Mirar entre tus piernas Las piernas abiertas en ángulo de 90° El brillo de tu concha excitada Tus labios interiores cuando están hinchados Verte en cuatro Tu cara sonrosada y distorsionada por el orgasmo Esas poses, gestos y miradas que me insinúan algo Esa mirada que dice atrévete
ME GUSTA DE SENTIR Tu mano trémula buscando en mi bragueta Tu lengua cuando nada entre mis fauces Ese aliento tibio en mis orejas El recorrido húmedo de tu lengua por mi cuello
38 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
El mordisqueo juguetón por mis nalgas flacas y escurridas Ser barquilla entre tus labios Que me lubriques con saliva Que succiones con cariño Que no olvides lamer el par de bombones Tu mano aferrada a mi tallo endurecido Tocar tu pubis de rosa Recorrer con la yema de los dedos tus labios rasurados Sentir entre mis manos la almohada mullida de tus hirsutos bellos enmarañados Tocar esos labios hinchados y húmedos Mojar mis labios con tus jugos viscosos Bajar al pozo cuando tus ansias están desbordadas Bañar mi cara con el mar de tus entrañas Hundir mi cara entre tus pechos Lamer la fresa ardiente de tus pezones Recorrer con mi lengua la geografía de tu garganta Entrar de cuerpo entero en tus entrañas Cabecear el cuello de tu útero con mi glande Entrar y salir y entrar y salir en dulce vaivén Llenar la ansiedad de tu vagina que grita de espasmos en el mortal y sublime momento del orgasmo Descubrir con la lengua la fragilidad de tu clítoris y la ternura de esos labios abiertos en flor El calor que me brinda tu cuerpo
ME GUSTA COMO HUELE Tu piel recién bañada El marisco fresco de tu concha Y es aroma: A almizcle A queso A orquídea A ansias A leche cortada A rosas rojas A piel de bebé A cielo azul que se abraza con el mar A animal en canal 39 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
A mar abierto A sexo puro A puerto de pescadores A luna llena A piel erizada de deseo A entrega sin límites A perfume de hembra en celo A cosa profunda y buenísima A jardín de confites A queso de mano de mi abuela A dicha infinita A felicidad suprema A la única fragancia del mundo que excita A ti
ME GUSTA COMO SABE El sabor indefinido de tu lengua El trigo maduro de tu piel El jugo cristalino de tus entrañas Esos melones coronados con duraznos La fresa delicada de tu clítoris La dulzura infinita de tus labios interiores El mar que ocultas dentro de ti El jazmín de tu saliva La llama encendida del lóbulo de tu oreja La lozanía de tus muslos La cuenca de tu cuello cuando la cabalgo con mi lengua Me gusta cuando sabes: A mariscos A queso A agua fresca A primavera A piel encendida A guayaba madura A manjar salado A agua de coco A coñac en noche de invierno A champaña de aniversario A vino de Italia 40 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
A almizcle narcotizante A sueños infantiles A helado de chocolate A chocolate caliente A paella española Al Paraíso después del pecado original A miel de África
ME GUSTA OÍRTE Tu voz será siempre canto de Ninfas, será el mejor estímulo a mis oídos, no pares de hablar mi amor. Tu voz es música a mis oídos, por eso, háblame cuando callas, susúrrame tus emociones al oído; dime las palabras que me hechizan, dime algo sencillo y profundo a la vez, empieza por: Sí Tómame Hazme tuya Sí, para siempre Quiero hacerte feliz Abrázame fuerte Quédate esta noche ¡Oh, sí! Te espero ¡Vente mi vida! Eres fuerte Estás tan duro ¡Oh, qué caliente! ¡Más profundo, mi amor! ¡Te extraño! Entra ¡Métemela toda! Soy tuya Mi amor eterno Eres el primero No quiero compartirte con nadie A tu lado soy feliz Estás dentro de mí
41 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
TAMBIÉN ME GUSTA A veces tengo que buscar el estímulo que está siempre al alcance de la mano, no piense nadie que la autocomplacencia es lo que más me satisface; prefiero pensar que mis manos me ayudan a encontrar el placer, y no quisiera mencionar ese calificativo que parece algo feo, enfermizo, aberrante, pecaminoso y sombrío. Masturbación le dicen los entendidos; el pueblo llano le dice hacerse la paja; pero en realidad es el primer recurso de la adolescencia y un desahogo para los momentos de soledad o de falta de pareja. También hay momentos en que me recreo con el recuerdo de lo que hicimos, lo que deseo que hiciésemos, o en definitiva, con lo que sueño poder hacer contigo, o con cualquiera otra. De igual modo, a veces me complazco con alguna pertenencia tuya y hago de ella mi objeto erótico. No soy pornógrafo, pero me complace ver No soy machista, pero sueño con mi harén No soy fetichista, pero me excita oler tus bragas No soy sádico, pero me gustaría morderte las nalgas No soy masoquista, pero me gusta que me cabalgues No soy violador, pero me provocas pensamientos oscuros Ahora, dígame, ¿cree que debemos agregar estos estímulos como algo enteramente normal? Ya sabe, en cuanto a gustos y colores nada está escrito. Las fantasías eróticas son interminables e incognoscibles; pues bien, ya existes, luego imagina y siente.
42 LibrosEnRed
SEIS
“No hay hombres impotentes, sino mujeres sin maña”.
MIS TEMORES, MIS TERRORES… Este apartado está dedicado especialmente a los hombres que por alguna circunstancia padecen disfunción eréctil, motivo por el cual, amigo lector, le ruego que si se siente aludido nos haga saber su experiencia. Nada es tan auténtico como la erección del pene. En consecuencia, nadie puede fingir nunca una erección. La erección se tiene o no se tiene. Ellas jamás tendrán ese problema; no obstante, no comprenden y se irritan, y no lo perdonan. Es definitivo, no puede haber penetración si el pene no está erecto, o al menos, semierecto; pero de todas formas requiere la firmeza necesaria para poder penetrar; lo podemos comparar con el hecho de tratar de enhebrar una aguja con un hilo demasiado largo, necesitaríamos de una magia especial para que la hebra de hilo se mantenga extendida, estirada, recta para introducirla en el ojo de la aguja. Algo así como el famoso acto de magia indio, ingeniosidad donde una cuerda se eleva desde un cesto obedeciendo una música especial y luego una persona trepa por ella. Nunca podrá haber mayor vergüenza y frustración para un hombre como la de comprobar que no consigue la erección. Hoy le decimos disfunción eréctil, algo así como que el mecanismo de erección no funciona. ¿Cuál mecanismo? ¿Hay alguna máquina dentro de nosotros que se apaga y se enciende por medio de un interruptor? ¿Qué es lo que falla? Probablemente las mujeres jamás lleguen a comprender cuanto padece un hombre su falta de erección. Es posible que sientan conmiseración y traten de consolarnos; pero no alcanzarán nunca a entender ese estado de frustración e impotencia que experimenta un hombre ante el penoso fracaso sexual. En definitiva, ¿se puede hacer el amor sin que haya penetración debido a imposibilidad de erección? Algunos entusiastas opinan que sí. Pero eso sería algo así como asistir muerto de hambre a un suculento almuerzo 43 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
y limitarse sólo a mirar la comida y beber agua. ¿Qué tal, eh? ¡Cómo la ves! ¡Pobre consuelo¡ ¡Qué suerte tienen las mujeres! Ellas no necesitan que un colgajo nervioso forrado con un pellejo arrugado reciba una descarga de sangre a toda presión para que salga de su estado inerte, flojo, fofo, flácido y se ponga erecto, y luego se mantenga así durante largo tiempo, o al menos, el tiempo necesario para el coito. A pesar de que una erección es la cosa más natural del mundo, algo que ocurre con mucha frecuencia y de forma espontánea, instintiva, y en ocasiones, casi involuntaria; no obstante, a veces se requiere del estímulo preciso, el momento oportuno, la persona adecuada y la condición física necesaria. También somos sensibles. La cuestión es, ¿somos iguales o hay marcadas diferencias sexuales? Una mujer puede iniciar el coito sin ninguna excitación, sólo un poco de lubricación que puede ser saliva; sin embargo, terminar en un placentero orgasmo. Un hombre jamás lo podría hacer, porque necesita la dureza necesaria para la penetración; un pene sin erección es una cosa flácida que sólo se podría refregar, untar, pasar como una brocha. Las mujeres asocian el amor con el deseo erótico, y éste con la erección, en consecuencia, si un hombre la ama, también la desea profundamente, por consiguiente tiene excelente erección; en caso de que la relación sea ocasional, al menos espera despertar un gran deseo erótico. Definitivamente, ellas siempre esperan que la erección sea excelente, que al momento de la penetración el pene esté bien duro; pero, además, que esté así mucho tiempo. Una erección prolongada le sugiere un deseo prolongado, es más, le garantiza su propio placer. Si la erección falla es porque no hay amor ni deseo, y eso las irrita mucho. El hombre ante la falta de erección empieza por alarmarse, luego le da miedo, ese temor lo conduce a la angustia, la angustia lo desespera y lo frustra; y al final, eso lo mata. Somos vulnerables, no lo podemos evitar; en realidad somos más débiles que ellas. Nuestra fuerza sexual es sólo una coraza de hojalata tan quebradiza como una galleta; por consiguiente, una mínima burla, una risa despectiva, una mirada insidiosa o un reto nos pueden desbaratar como un castillo de arena. Como nuestra sexualidad es externa, la erección debemos exhibirla en toda su magnitud, a ojos vista, se demuestra con hechos. No obstante, las fallas se presentan. Respondiendo a la incógnita de por qué fallamos, a continuación veremos una serie de propuestas que tratan de recoger las posibles causas de disfunción eréctil, así como los sentimientos de frustración que esta ocasiona 44 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
en el hombre. Su orden es aleatorio, esto es, que no reflejan, por ahora, un orden prioritario ni cardinal de las causas que producen las fallas del pene. Sé que la lista que usted leerá enseguida no recoge en su totalidad las causas de disfunción eréctil, en consecuencia, se requiere de su experiencia personal, es por eso que se le pide su sincera opinión. Pero, también puede participar eligiendo entre las propuestas del autor y así tendremos en el futuro un orden prioritario de las causas de la falta de erección del pene, ya sean ocasionales o patológicas.
EL CUÁNDO, CÓMO Y POR QUÉ... La maravillosa primera vez Por miedo La primera vez con alguien El miedo al miedo Una mala experiencia anterior Complejo de inferioridad Me cuesta creer que lo haya conseguido No lo sé Mis sentidos no andan bien Estaba muy ebrio Tal vez tenga algún problema Fue tan fácil que temí enfermarme Estaba pensando en mi pareja Me aterra el sida No era de mi total agrado Su almizcle era muy fuerte Parecía que había algo podrido ahí abajo Soy muy tímido Era tremenda hembra, me asusté Estaba angustiado, era casada y estaba en su casa Había echado un polvo hacía poco Estuve trabajando muy duro todo el día Era muy gorda No me gustó cuando la vi desnuda Temía preñarla Sentía que era poca cosa Estaba tan desesperada que me asustó Nunca he podido con putas Era tan tímida que me enfrió Estaba tan niña que me aterré 45 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Desde que la besé y no sentí nada, ya sabía que no iba a poder Creo que ya me estoy poniendo viejo Estuve mucho tiempo sin hacerlo No lo necesito, soy marica y no me importa Mi corazón falló, y eso también Mi mujer me dijo que soy poco hombre, ahora no puedo con ninguna Pienso que ella se va a enfurecer si no llega al orgasmo, eso me atemoriza y predispone Ella me baja la autoestima con su crítica a mi tamaño.
46 LibrosEnRed
SIETE
“Ningún perfume me excite más que el tuyo”.
El pene pertenece al mundo de las cosas inodoras, esto es, no huele a nada, claro, lavado. Los hombres no tenemos almizcle, todo lo contrario de las vaginas que sí tienen su olor característico. Esto, por supuesto, sería absolutamente cierto si los orines fueran inodoros, el semen no tuviese un aroma específico, el glande no guardara bajo su prepucio un sebillo aromático y los testículos no se aromatizaran con el sudor. Pero en realidad el pene puede oler a lo que huele el dorso de la mano, la mejilla, la frente... No somos como ellas que parecen guardar algo del mar en sus entrañas con toda la gama de sus apetitosos olores. Pero... el pene huele a un sinfín de emociones. La lista que usted leerá a continuación requiere de su aprobación y, además, de esa sugerencia suya que incrementará las propuestas del autor. Ya sabe, este libro le permite no sólo votar por la propuesta que le parezca más atractiva, sino que, también puede proponer otras.
¿A QUÉ HUELE EL PENE? A vidrio Fuerza bruta A hierro candente Clavo ardoroso Cosa divina Fuego en las entrañas A Antonio Banderas A tigre A queso rancio A una noche de verano A tallo de nardo Hongos al vino A nada A agua salada 47 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
A mí Torre de Babel Pulpa de coco Arroz con leche Bacalao Noche en el desierto Tierra de titanes A azufre A ensalada de cebolla A bate de béisbol A caballo A condón ¡Diablo! Kalúa con brandy Vino tinto Whisky en las rocas Calorcito suave Cazuela de mariscos A toda velocidad Algo desconocido Perfume por descubrir Nido de gorila Fuente de placer Chupete y rechupete Tierra mojada Narcisos níveos Pájaro de cristal cortado Volcán en erupción Ristra de ajos Clavo al rojo vivo Collar de cebollas Sol de mediodía A ojo de tigre Merengue de frambuesa Barquilla derretida Chocolate blanco Cometa que pasa Marciano enamorado Yogurt natural Bahía azul Ostras alegres
48 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Risa de tiburón Perros anudados Al primer beso Amanecer llanero Salitre de Sodoma y Gomorra Incienso de naranja Orines, nada más Selenita enamorado de la luna
49 LibrosEnRed
OCHO
“En ningún hombre normal falta una agregación de carácter perverso al fin sexual normal”. Sigmund Freud.
VESTIDO DE FIESTA Sólo la imaginación nos puede salvar del hastío. El sexo, a pesar de ser la sal o la miel de la vida, no escapa al tedio de la rutina. Una de las principales causas de infidelidad es ocasionada por la monotonía sexual; dicen los versados. Pero es difícil saber qué es lo que prefiere tu pareja, a excepción de que expresamente haya una comunicación sincera sobre las fantasías eróticas; sin embargo, hay fantasías eróticas irrealizables –por equis razones–; esto por un lado, y por otro, el temor a la incomprensión impide la confesión sincera. Ahora que, la decisión de poner en práctica una fantasía erótica puede surgir como resultado de una disposición individual porque quieras sorprender, por pedimento de tu pareja o porque ambos lo convengan. No obstante, al final, debe existir el factor sorpresa para que dé los resultados queridos. Bien, si un día has de recibir o dar la sorpresa de un pene disfrazado, ¿cómo pudiera ser ese disfraz?, ¿de qué te gustaría que se disfrace?, ¿qué disfraz elegirías para sorprender? Las propuestas del autor están lejos de agotar la imaginación erótica; algunas son sólo una traza poética, en consecuencia, irrealizables en la práctica, pero no por eso dejan de complacer o satisfacer la fantasía erótica. ¿Querrías un pene disfrazado de tarde de toros o de largo suspiro? Sólo imagina. Ya existes, luego piensa. Como en todos los apartados de este libro, su conclusión está supeditada a que exprese su opinión, ya sea eligiendo entre las propuestas del autor o proponiendo otras. Esta es una fiesta de disfraces, elija el suyo.
50 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
¿QUÉ DISFRAZ PREFIERE? Forrado en piel de anaconda De gato que duerme De palito chino Gemido prolongado Largo suspiro Inquietud visceral Báculo de Moisés Varita mágica Bate de Galárraga Obelisco Chupeta de cereza y chicle Envuelto en cuero negro De barquilla Anillado con donas Manguera de bombero Árabe con turbante De Batman Bañado en miel De viaje al infinito Una larga delicia Cohete rumbo a Venus Pajarito alegre Colina inalcanzable Hijo de puta Brandt Pitt Jeque Unicornio Tarde de toros Espada de Gladiador Explorador de grutas Serpiente domesticada Trompa de elefante Entrega incondicional Mío para siempre Algo que cauce dulce martirio Bienmesabe Cosa rica rica rica Listo para chupar Suspiro del alma
51 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Horizonte en mis manos Algo que te llene la taza Martillo para clítoris De rompe virgos África indomable Vaivén que estremece Bolero baila pegado Condón con espinas Una cinta roja Anillos de plata De perro caliente (hot dog) Salchicha alemana Bañado de chocolate Con un corbatín Un pañuelo de seda Lubricado con miel De Pedro Navaja Con lentejuelas de colores Con aceite de almendras De pintalabios rojo Envuelto en mi bandera Tatuado de tigre de bengala Empapado en licor dulce Con casco de guayaba y queso crema De muñeco de nieve con crema de afeitar Algo fácil de chupar Listo para hornear Cambur con leche condensada Palito Ortega Verdugo sodomita De huérfano que busca una buena mamá
52 LibrosEnRed
NUEVE
Soy un helado. Un helado cálido, tierno y sensible, soy esbelto y apetecible. Soy lo que quieras lamer o chupar; me hago grande en tu boca. Soy un pene.
Para mí constituye un premio muy especial recibir una caricia oral. Antes, durante y después del coito nada es tan grato como una buena... Me gusta, definitivamente que sí. Es maravilloso recibir una succión, no importa si es suave o fuerte, o sólo lamido, siempre será divino. ¡Ah divina fellatio! Es sublime y excitante ver subir y bajar una boca ansiosa, unos labios suaves, esa lengua húmeda y el aliento tibio; y ver como parte de mi cuerpo se pierde en tus fauces. No te veo como a una esclava cuando estás de rodillas frente a mi haciéndome sexo oral, muy por el contrario, eres la dueña de todas mis emociones, en ese momento tienes en tu boca toda mi fuerza varonil; eres mi dueña, me dominas: ¡ahhh!, me voy. ¿Usted qué opina? ¿Cómo lo prefiere?
¡AH DIVINA FELLATIO! Con almíbar de fresa Con leche condensada Con saliva pura Con ganas locas Despacio Boca ardiente Licor de menta Garganta profunda Con lamidos suaves Chupar sólo la punta Mordiscos cariñosos Como una becerra Sin parar Con lengua inquieta 53 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Con cerveza helada Una boca refrigerada previamente Crema de helado Sin olvidar las bolitas de chocolate Succionando, succionando Sin chicle Como quieras Con los ojos cerrados Como si estuviera por acabarse Con todas las ganas Con miel de abejas Con el dulce que tú prefieras ¡Como gustes! A tú elección Sin asco Con adoración Con ansiedad Con toques suaves de labios encendidos A cualquier hora No me importa A dos bocas Hasta que acabe No sé No lo he pensado Sin derramar nada Es un asco
54 LibrosEnRed
DIEZ
“A veces, una cosa vez, y otra es”. Refrán.
SEXO FUERTE La verdad sea dicha y aceptada sin pudor, somos verdaderos títeres en orden al poder y la fuerza sexual. Nos parecemos a un reinado meramente decorativo, donde el verdadero poder lo detenta otro. Es en esto donde definitivamente nos perecemos a un juego de ajedrez, somos el rey, pero un rey maniatado en movimientos; en verdad, toda la libertad de movimiento lo detenta la dama que, además, como un ave fénix cae y resucita sin importar las veces; mientras que el rey cae y listo, se acabó. Dependemos de una buena carga de testosterona, un excelente torrente sanguíneo, tranquilidad emocional, condición física adecuada y, esa oportunidad precisa y necesaria. Es cierto que durante muchos años hemos tratado de suplir o disimular esa inferioridad y dependencia haciendo uso de la fuerza física, el dominio a lo bruto, sometimiento a la fuerza. Eso ha aplacado nuestros miedos, ha sido una engañifa necesaria para disimular o esconder nuestra inferioridad. Pero lo hemos tenido que pagar con creces, pues, siempre nos ha asaltado el temor de que en un momento determinado se nos exija demostrar dónde esta el verdadero poder. Ellas siempre han estado conscientes de ello, sólo que nos han dejado alardear; sin embargo, como siempre han tenido ese conocimiento recóndito, ha sido inevitable que no hayan movido los hilos a su favor. La humillación de ver el alarde del poder hurtado, el uso continuado de la fuerza bruta, esa violencia soportada con estoicismo durante siglos: siempre ha sido sutilmente vengada; o en todo caso, soportada por el beneficio de la protección que siempre ha brindado el macho fuerte. Ahora bien, como siempre han conocido la debilidad del verdugo y, en consecuencia, conscientes del poder verdadero, ellas no han dudado en consumar su dulce venganza. Para ello no ha sido menester disponer de gran inteligencia, ya que, la mujer más inocua siempre ha sabido usar bien sus armas, y en esto ha demostrado una inteligencia superior al hombre. Y, ¿qué es lo que ha tenido
55 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
que hacer? Simple. Sólo usar su cuerpo, y ni siquiera es necesario disponer de belleza alguna. Es aquí donde la mujer más simple puede dominar y ser superior al hombre más culto y sensible. Sí, podemos aceptar que la belleza sea el arma principal de seducción femenina; pero para la ceguera erótica del hombre no es exclusivamente necesaria. Nuestra burda utilización de los sentidos nos vuelve presa fácil de la más simple argucia de seducción de la mujer; si bien nuestro erotismo depende en buena medida de la vista, no dejamos de ser miopes ante la más simple artimaña de la añagaza fémina. Ahora bien, en el terreno netamente sexual, al momento de la prueba máxima de dominio, siempre llevamos las de perder. Todo se reduce a mero alarde, puro cacareo; nos parecemos al pavo envalentonado que al menor enfrentamiento amaina la cola. ¿Será que fuimos hechos sólo para cumplir la función reproductora? ¿Somos tan básicos? Mientras que las féminas están capacitadas para la reproducción y el placer; por eso es que ellas pueden apreciar toda una gama de sensaciones y emociones ricas en placer, ya que pueden percibir todo un mundo de olores, fragancias, sonidos, sensaciones y palabras. Ellas van al acto amoroso con todos los sentidos alertos, conscientes de lo que hacen, es por eso que saben valorar y valorarse. Nosotros nos vamos de bruces, escasamente vemos el objeto erótico; esto es, el cuerpo. No obstante, se nos embotan los sentidos y se nos nubla la mente. Hablamos de cazar al tigre, pero al momento de la cacería lo queremos atrapar a manos limpias, luego terminamos en sus fauces. Somos sólo indefensos pajaritos a merced de la habilidad del gato, nuestra mejor defensa no es otra que la de estar atentos para comer y volar. También tenemos una emotividad de cristal. Si una mujer quiere desbaratar la demostración de alarde de un hombre, sólo le basta con una mirada de burla o conmiseración del pene, o un gesto de menosprecio. De otro lado, puede ser que le exija más, que lo rete a demostrar su virilidad, o que simplemente lo atosigue de ofrecimiento. Tenemos grandes carencias, no sólo en capacidad emotiva y sensorial donde Eros nos dejó de lado, sino que también físicas. No tenemos erecciones prolongadas y repetitivas ni eyaculaciones múltiples. El harén no es más que un infantil sueño erótico para disponer de variedad y no para demostrar virilidad. Ya resulta harto difícil tener contenta a una sola, qué tal un gran número. Mientras que, una mujer puede despachar a uno tras otro cuando así lo quiera, y todos contentos; o simplemente para humillar a su hombre, nada más tiene que pedirle o decirle que quiere más, y otra vez más, y ya, él no tendrá ninguna otra opción sino rendirse y aceptarlo, no puede. Ya es hora de que lo aceptemos sin pudor ni vergüenza, el sexo fuerte es cosa de hembras. 56 LibrosEnRed
ONCE
Por fin lo comprendo, las mujeres son de Venus.
COMO HACERLA FELIZ PARA SIEMPRE ¿Se puede hacer feliz a una mujer y no morir en el intento? Sí. ¡Claro que sí! Es la cosa más sencilla del mundo. Lo único que tenemos que hacer es dejar de lado a una insignificante categoría de mujeres imposibles; es decir, tenemos que olvidarnos de las histéricas, las ambiciosas, las inconformes, las neuróticas, las arribistas, las celosas, las ninfomaníacas, las heteras, las vanidosas, las andrólatras, las beatas, las religiosas, las presumidas, las prejuiciosas, las engreídas, las lesbianas, las marimachos, las sexistas, y sobre todo, las regañonas, las bravas (las cuaimas). Tal parece que la lista de exclusión se lleva el noventa y nueve por ciento. Se ve un tanto desalentador, no se preocupe, queda una de cada ciento, y ésa, es precisamente la suya. Bien, todo esto es exagerado, no en las cualidades, por supuesto, sino en la cuantificación. Por suerte es sólo un reducido grupo femenino el que reúne muchas de estas cualidades; esto es, que una sola puede reunir en sí misma muchos de estos bellos atributos, y ésa, es la que tenemos que evitar; o en todo caso, si usted tuvo la desdicha de que le tocara una en suerte, pues, hágase a un lado, no le conviene. Las demás son todas adorables. Pero, para que no se vuelva la vida de cuadritos tratando de conseguir la mujer ideal, lo invito a seguir este acertado consejo: “opinión fue de no sé que sabio que no había en todo el mundo sino una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena era la suya, y así viviría contento”. Cervantes-Don Quijote. Los hombres vivimos profundamente preocupados por la felicidad de ellas. De corazón deseamos verla feliz, eso nos proporciona mucha tranquilidad y estabilidad emocional. Pero la verdad es que somos ciegos, básicos, elementales; reducimos la felicidad fémina a que tengan satisfechas las necesidades ordinarias cotidianas: techo, comida, vestido y algo de sexo. Es innegable que somos seres emotivos, por eso vivimos bajo el dominio exclusivo de las emociones, siendo en consecuencia, nuestra cualidad humana 57 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
más cara; ahora bien, la racionalidad nos permite comprenderlo; pero no somos seres sólo racionales, de ser así, seríamos como máquinas pensantes; precisamente la emotividad nos aleja de lo instintivo de los animales y de la perfección y frialdad de las máquinas. Las mujeres dicen tener un grado de sensibilidad emocional más desarrollado que el hombre y se declaran sensibles; es decir, que sus emociones tienen una fragilidad muy especial que se quiebra fácilmente; por consiguiente, requieren de una atención constante y exclusiva para que sus emociones sean estables. ¿Será eso lo que los hombres no comprendemos? ¿O quizá esa atención perenne termina por agotarnos? Parece complicado, ¿verdad? ¿Tenemos que hacer un sacrificio extenuante para mantenerla contenta? Algunos, como se dice, no se lo calan y renuncian; otros, las tratan a las patadas, y ellas parecen felices; también hay quienes se parten el lomo tratando de complacerlas y lo único que consiguen es un mal trato. ¿Por qué son tan complicadas las relaciones afectivas entre parejas? Para resolver nuestras diferencias, desavenencias y desigualdades nos amparamos en un sentimiento difícil, frágil y escurridizo como lo es el amor. El amor todo lo perdona. Quien ama comprende, quien comprende todo lo perdona. Pero el amor necesita de una ceguera absoluta y un sacrificio constante; además de la renuncia incondicional del yo. Somos una sola carne; esto es, yo dejo de existir y soy lo que tú quieras. En el coincidencial momento en que ese sentimiento es recíproco, –ideal de todo el que ama– nadie duda de lo extraordinariamente maravilloso del amor. Pero dejemos de lado lo excelso y sublime del amor puro y recíproco, o idílico, o platónico o literario y vayamos a las complejas relaciones cotidianas de parejas ordinarias. Algo así como decir, bajemos de las nubes y pongamos los pies sobre la tierra. Esforcémonos por averiguar qué hace feliz a mi mujer y cómo conseguirlo. Como partimos del supuesto de que ya tenemos pareja, por tal, dejamos de lado la etapa de la seducción, eso, es etapa ya superada. Primer gran error masculino, por dos razones: una, para ellas la seducción debe durar toda la vida, (no olvidar los detalles y galanteos); y dos, porque debemos aprender que la mujer elige al hombre que ella quiere que la elija; que ¿cómo ocurre eso? Simple, ella se fija en ti, luego envía las señales y prepara la red. (Exceptuamos al gran seductor y al chulo; también a las grandes estrellas del arte y los millonarios). Sigamos, ahora digamos que si tienes pareja es porque alguna cualidad especial ha visto ella en ti después de haberte olido, sentido y presentido, gustado y degustado, palpado y sopesado, oído y analizado, medido y valorado; es decir, que después de un análisis profundo, consciente y emocional ella ha decidido ponerte a prueba. Pero ten en cuenta que la entrega femenina va en cuentagotas. No nos equivoquemos que porque una mujer nos ha abierto las piernas eso implica que su corazón
58 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
también está de par en par, nada va incluido, todo a su tiempo; he ahí el detalle de la continuidad que ella exige. Continuamos en el mismo supuesto de pareja, donde durante un tiempo todo parece diáfano, armonioso, comprensible y estable, pero... de manera casi imperceptible se han operado cambios. Puedo admitir que el amor se haya ido, lo que no me perdonaré jamás es no haberme dado cuenta que se estaba muriendo poco a poco. ¿Qué pasó? Pero si todo estaba bien, ¿cómo no pude darme cuenta? ¡Dios, qué hizo de mí la costumbre!
¡CÓMO NO LO DIJE SIN FIN VECES! Te amo Te extraño Me haces falta Pienso en ti Estás siempre en mi mente La vida es difícil sin ti Necesito tu calor No me dejes Siempre a tu lado Hasta que la muerte nos separe Mi vida, esta noche sí Estás hermosa Nadie como tú Hasta que te encontré… Sin ti no soy nadie Te quiero y te querré Te quiero mucho, mucho, mucho... Todo el día he pensado en ti Sin tu amor me muero Me haces tan feliz Eres la persona que más amo en el mundo Mi vida, mi cielo, mi todo Contigo conocí el amor Te deseo Eres lo máximo Tengo la mujer más bella del mundo A tu lado no pasa el tiempo Estando contigo me olvido de todo Nunca me voy a separar de ti.
59 LibrosEnRed
DOCE
MACHO MACHO Las mujeres están siempre predispuestas a odiarse entre sí; sólo ahora entiendo por qué a veces nos llevamos tan mal: ellas odian la parte de mujer que hay en cada hombre.
¿Qué somos, otra variedad de mujer? Es amargo, pero no estamos destinados a ser hombres por completo sino otra forma de ser mujer; sólo el día que nos quitemos equis parte de nuestro cuerpo dejaremos de ser hombres a medias y resucitaremos machos por entero. Dios no se equivoca jamás, y, natura non facit saltus; sin embargo, hay una realidad que clama por una explicación convincente. ¿Será que en algún momento de la evolución la sabia naturaleza sí produjo un error de cálculo genético en el macho humano? Ahora bien, ¿ha existido el varón que no haya poseído el cromosoma X? Quizás Adán, quien no fue engendrado sino creado; ése si fue un macho verdadero. Pero a sus descendientes, ¿cómo nos afecta el cromosoma X? El sexo femenino (XX), ¿es el sexo perfecto? ¿Por qué ellas no producen óvulos con cromosomas XY, y así la determinación sexual sería más casual? Al respecto, la ciencia nos da la información precisa: en los humanos, las hormonas –en especial la testosterona– que intervienen en la diferenciación sexual y en el desarrollo son los andrógenos. “En los embriones cuyo sexo no está aún diferenciado, la testosterona estimula el desarrollo del sistema de los conductos de Wolff, precursores del aparato reproductor masculino. Más tarde, la testosterona, junto con las gonadotropinas secretadas por la glándula pituitaria, estimula la espermatogénesis. Asimismo, se cree que el sistema de conductos de Müller, precursores embrionarios del aparato genital femenino, se diferencia de forma espontánea, sin la intervención de un estímulo hormonal. Cuando el sexo de las hembras está ya definido, el estrógeno, que se produce en los ovarios y en la placenta, desempeña un papel preponderante en el desarrollo y en el funcionamiento del aparato reproductor femenino”.
60 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
Por lo visto, para que un óvulo termine siendo embrión masculino no es suficiente que un cromosoma Y lo fecunde; sino que debe producirse, además, un estímulo hormonal preciso; es decir, que es algo más complejo, pues, un gen llamado SRY del cromosoma Y debe estimular a las gónadas embrionarias destinadas a convertirse en testes, las cuales deben producir testosterona, hormona masculina de las llamadas andrógenos; en tanto que, para que se convierta en sexo femenino no se requiere ningún estímulo hormonal; es decir, que es espontánea. Por lo tanto, en la determinación sexual humana, lo predeterminado es ser mujer, en consecuencia, todo hombre lleva una mujer por dentro, y todo como secuela de equis parte femenina que llevamos por dentro. Derivación directa de ello es que la emasculación temprana produce un desarrollo físico femenino, e incluso, la castración después del desarrollo también conlleva a una regresión a la feminización. Los eunucos no sólo tienden a la homosexualidad, sino que adquieren una fisonomía andrógina. Los hombres estamos peligrosamente expuestos a la metamorfosis sexual; mejor dicho, a la regresión al sexo predeterminado. El peligro también puede estar determinado por un error hormonal, pues, una falla de testosterona en la etapa embrionaria hace que se imponga una producción de estrógeno que puede conllevar a un posible seudohermafroditismo, o quien iba a ser varón termina en una hembra con vagina, pero sin ovarios ni matriz; o quizá, un genuino marimacho; esto es, una mujer produciendo testosterona porque inicialmente iba a ser hombre; o tal vez, una mujer estéril porque sus ovarios están atrofiados, pues, de acuerdo a su fecundación (XY) iba a ser varón. Además, está tan arraigada la predeterminación femenina, que en cualquier momento de la vida adulta al hombre que se le suministre dosis de estrógeno puede producirle esa metamorfosis sexual; esto es, la conversión física al sexo femenino. Este es el recurso que emplean los transexuales. ¿Es que la naturaleza ha creado en los machos una hibridación sexual? Mire bien a su alrededor, es posible que esa hermosa hembra que acaba de ver sea en realidad un prototipo masculino frustrado por un error hormonal; o que sea un eunuco o un transexual. En la India hay una categoría social de apariencia femenina denominada hijra, que en realidad son hombres castrados en la niñez. Se dice que durante la edad media en los coros monásticos y catedralicios las voces altas las hacían los eunucos porque no les estaba permitido a las mujeres hacerlo; así mismo, las monarquías también han usado los eunucos como acompañantes de féminas. Un caso muy distinto lo constituyen los homosexuales que, sin ocultar su aspecto de hombre, sólo imitan la feminidad queriendo agradar a los otros 61 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
varones, ya sean homosexuales, heterosexuales o bisexuales. Pero, en fin, no es el caso que interesa en el presente tema referido a los machos machos. Sin embargo, dice Freud: «Mas aún: nos hemos habituado a reconocer en todo individuo cultural cierta medida de represión de impulsos perversos, de erotismo anal, homosexual, etc.». Ahora es su turno, ¿qué piensa del sexo masculino? ¿Somos tan varones como creemos? ¿Cree que debemos redefinir el concepto de macho? ¿Será verdad que llevamos una mujer por dentro?
62 LibrosEnRed
TRECE
El amor es el único afrodisíaco que no falla.
LO QUE NO SE HABÍA DICHO SOBRE EL CLÍTORIS O PENE FEMENINO (Advertencia: este apartado sólo podrá ser admitido o desmentido por ellas). Esto es lo que dicen los científico sobre el clítoris: “Pequeño órgano erógeno y eréctil, muy vascularizado e inervado, equivalente femenino del pene, aunque mucho más pequeño; se localiza debajo de los labios menores, su glande es de 3 a 5mm, está cubierto por una caperuza similar al prepucio, y es anterior al orificio vaginal, pero independiente de la uretra. Al igual que el pene, cuando se estimula sexualmente experimenta erección, y es una de las zonas más importantes de excitación y placer sexual en la mujer”. Sí, el clítoris o phallus femenino es la zona más importante de excitación y placer sexual en la mujer; pero, además, es el único órgano humano diseñado por la naturaleza exclusivamente para producir placer sexual, y no es ninguna otra su función. El clítoris es extremadamente sensible y juega un papel fundamental en la estimulación sexual femenina, así pues, es el responsable directo del 99% de los orgasmos femeninos; es decir, los orgasmos “clitorianos”, e indirectamente del 1% de los orgasmos vaginales, que por lo general son uterinos. (?) No obstante, con la penetración, la torpeza masculina se lanza de cabeza tras el insignificante uno por ciento. Quien tenga dudas de lo afirmado que se informe con el cada día mayor número de homosexuales femeninas, o con la incalculable cantidad de féminas que consiguen sus orgasmos a través de la masturbación; esto es, con las adecuadas caricias del clítoris. Dicho esto, tal parece que ellas no nos necesitan para nada, salvo para la reproducción, ¡por ahora! Sin embargo, las vaginas son profundamente felices con un pene en sus entrañas, en cuyos vaivenes se involucra el clítoris, y a veces, ¡zas!, orgasmo que vienen, que llega, que explota. ¡Definitivamente! La excitabilidad, sensibilidad y goce del clítoris están garantizados por ser el receptor de cuatro millones y medio (?) de terminaciones nerviosas y refle63 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
jos emocionales que confluyen en su diminuta estructura, –por eso manda más energía que dinamo de Jet–; mas su equivalente masculino apenas supera el tres por ciento de esa cifra. Asimismo, esa excitabilidad y sensibilidad extremas le permiten al phallus femenino responder al estímulo de cualesquiera de los cinco sentidos; así mismo, al sexto sentido de la imaginación y, al sin sentido del interés –lo que no justifica desde ningún punto de vista la afirmación de Freud, de que las mujeres sienten envidia del pene masculino–. Por consiguiente, muy a pesar del orgullo masculino, el clítoris o pene femenino es excepcional; esto a pesar de que tienen un origen común y que comparten mucha similitud, pues, lo que al clítoris le falta en tamaño, le sobra en funcionalidad. En consecuencia, el clítoris no sólo participa de la excitabilidad, sino que supera a su equivalente masculino en sensibilidad y placer. Si comparamos el pene masculino con el femenino, indudablemente, los hombres llevamos las de perder, encontraremos una diferencia abismal, veremos que nos lleva una morena; pues, sería como comparar un arcabuz con una ametralladora; luego comprobamos como el arcabuz es un arma de fuego antigua que dispara un tiro a la vez, a continuación hay que cargarla de nuevo para el siguiente tiro –si la pólvora no falla, por supuesto–; mientras tanto, con la ametralladora se hacen cientos de disparos sucesivos y sin ningún esfuerzo. ¡Así están las cosas! El clítoris ama con los seis sentidos y todas las inteligencias; particularmente, con el sexto sentido y la inteligencia emocional. Las afirmaciones: yo tengo un sexto sentido, y una corazonada, tienen una característica muy femenina; es decir, yo tengo un clítoris, en consecuencia, soy dueña de un superórgano; además, tengo un olfato muy certero para decidir sobre el amor. En definitiva, un clítoris sólo puede ser sinónimo de mujer, es el distintivo femenino por excelencia. El clítoris ama y odia con igual intensidad; llora de tristeza o de felicidad; es el esclavo incondicional que cumple todos los deseos de su ama; su autoestima, a un mismo tiempo, es frágil como el cristal y fuerte como el acero; asimismo, es capullo que florece feliz con el amor, pero si lo hieren sufre de ostracismo; es como un perro fiel que acepta todo tipo de caricias, y los golpes duros del vaivén copulativo; a veces, vive inadvertido hasta de su propia dueña; finalmente, para su desgracia, ha sido duramente castigado por tradiciones mutiladoras. Clítoris, ¡ah malaya uno! Sería maravilloso que en la parte final y superior del pene tuviésemos un clítoris uñoso, y que en el momento mortal del amor se produjese un contacto eléctrico entre ambos, y que al unísono, pudiésemos ver un universo de luces de colores. Todo clítoris constituye en sí mismo un gran misterio. Y, 64 LibrosEnRed
Monólogo del phallus
¿QUÉ HAY DENTRO? El secreto mejor guardado por la naturaleza El bello sino La piedra filosofal El misterio de la vida y la muerte Una rosa azul El mapa de los puntos eróticos La mar de felicidad Una noche cerrada sin puertas Un grito del alma Un volcán en erupción El universo sin tiempo El amor en carne viva Energía pura Un tesoro orgásmico Todo el oro de Venus El último unicornio Ninfas de ágata Afrodita con sus delicias Lo que nos quedó del Paraíso La nota que faltaba El sexto sentido Los secretos del Cama Sutra Los hilos que nos comunican con la luna La estela de un cometa La sabiduría de Salomón La espada de Damocles El Aleph del amor Un sendero sin fin La sonrisa de la Mona Lisa La musa que inspira Una cadena de gritos Una gota de amor y otra de odio Una ristra de gemidos El centro universal del placer El receptor de todos los sentidos Algo tan inflamable que se enciende con una mirada Un punto de locura El amor perfecto La caja de Pandora
65 LibrosEnRed
Adiel Cañizares
Toda la verdad sobre el Yin La fuerza gravitacional del Yang La verdad sobre el adroginismo de Apolo Un grano de barro de la costilla de Adán El asa de la taza Algo que se hincha de felicidad La última nota del amor Un átomo del Big Bang Una gota de perfume del Jardín del Edén El guardián de la concha Un jardín con mil aromas Un interruptor que lo enciende y lo apaga El punto G.
66 LibrosEnRed
Acerca del autor
Adiel Cañizares E-mail:
[email protected] Adiel Cañizares es abogado, graduado en la Universidad de Los Andes (Venezuela). Casado con Marbella Dugarte, tiene dos hijos: Radwin Orielso y Oriana Farah. Desde los dieciséis años escribe poesía y desde hace algún tiempo se dedica también a la prosa.
Editorial LibrosEnRed
LibrosEnRed es la Editorial Digital más completa en idioma español. Desde junio de 2000 trabajamos en la edición y venta de libros digitales e impresos bajo demanda. Nuestra misión es facilitar a todos los autores la edición de sus obras y ofrecer a los lectores acceso rápido y económico a libros de todo tipo. Editamos novelas, cuentos, poesías, tesis, investigaciones, manuales, monografías y toda variedad de contenidos. Brindamos la posibilidad de comercializar las obras desde Internet para millones de potenciales lectores. De este modo, intentamos fortalecer la difusión de los autores que escriben en español. Nuestro sistema de atribución de regalías permite que los autores obtengan una ganancia 300% o 400% mayor a la que reciben en el circuito tradicional. Ingrese a www.librosenred.com y conozca nuestro catálogo, compuesto por cientos de títulos clásicos y de autores contemporáneos.